Bendecido con el corazón de un héroe

Escrito por Magnus9284, traducido por Fox McCloude

Disclaimer: My Hero Academia, Konosuba y todos sus personajes son propiedad de Kohei Horikoshi, Natsume Akatsuki y Kurone Mishima. La historia original le pertenece a Magnus9284, yo solo tomo crédito por la traducción. Todos los derechos reservados.


Capítulo 17 – Especial bendecido I – Charla de chicas


Como siempre, el grupo del aventurero número uno se encontraba almorzando en el área de comedor del salón del gremio. A diferencia de la mayoría de veces, el joven Archidruida no estaba por ninguna parte. Había sido un largo día de exterminar manadas de goblins, lobos y osos gigantes y un par de monstruos de pesadilla, todos ellos víctimas de la furia de Izuku, una furia nacida de la estupidez de una Ladrona religiosa esa misma mañana.

- Nunca pensé que pudiera estar tan… enfadado. – habló Aela tras tomar algunos bocados de su comida.

Para la Cazadora, muchas de las peculiaridades de su grupo seguían siendo nuevas para ella, y difíciles de entender en el mejor de los casos. El amor de Izuku por los miembros de su grupo era algo obvio, pues su estatus y poder significaban que formar un harem era un paso obvio. Sin embargo, ese abrumador sentido de proteger a sus esclavas era desconcertante.

- El amor del amo es cálido… – murmuró Chika, ganándose algunos temblores de sus compañeras, que todavía se estaban acostumbrando a su voz. – ¡Chika está muy feliz de que la amen tanto!

Cuando Izuku las dejó a todas en el gremio, les ordenó a Liza y Chika que se quedaran allí también, dándoles el deber de proteger a Megumin mientras buscaba un momento de paz para sí mismo. En realidad, solo quería ir a visitar a Wiz, pues quería poner el huevo de Chika a buen uso en lugar de tener que lidiar con la idea de que alguien más pudiera echarle mano a un objeto tan preciado.

Aunque Chika había obedecido la orden con una sonrisa dudosa, Liza se había tensado inmediatamente, queriendo seguirlo para estar segura de que estaría a salvo. Al final, no pudo desobedecer, pero su cuerpo se quedó tenso desde ese momento, y el resto de las chicas sabían que la primera que la molestara probablemente no sobreviviría al primer golpe.

- Entonces… – Yunyun llamó la atención de todas, y su timidez social estaba brillando como un sol a mitad del día. – ¿Quién creen que le guste más?

Todo el grupo se quedó en silencio.

No era un secreto que Izuku y Megumin eran pareja, mucho menos que compartían un cuarto, pero al mismo tiempo, también se llevaba a sus dos esclavas durante la noche. Los rumores que volaban alrededor no eran menos que escandalosos.

- Quiero decir… él duerme con ustedes tres… – continuó Yunyun, tratando de tener su primer momento en una charla de mujeres. – Y es muy amable y cariñoso con todas nosotras…

Para el clan de los Demonios Carmesís, una sesión de charla entre chicas no era algo ordinario, ni un momento trivial de conectarse. Para ellas, significaba viajar por un campo minado peligroso donde una mentira podría ser tan desastrosa como la verdad. Era un campo de batalla donde la reputación privada y la imagen pública estaban siempre al borde de la aniquilación.

- Bueno, a mí no me vean. – replicó Aela rápidamente. – Yo soy la miembro más reciente, y he hecho muy poco para ganarme su afecto.

La Cazadora conocía su lugar. Ella era la chica nueva, y su ingreso a este grupo de élite había sido el resultado de que Izuku sintió pena por su miserable vida. El Archidruida no tenía razón para rescatarla, para acogerla cuando simplemente pudo mandarla a que trabajara su trasero en el mercado… tampoco tenía razón para darle ropas apropiadas y equipo de aventurera… o para enseñarle a usar sus habilidades y constitución.

Entonces ¿por qué hizo todo eso por ella?

- Quiero decir… es cierto que me liberó de esa deuda. – Aela comenzó a cambiar de marcha, y su voz adoptó un tono que denotaba duda. – También me rescató del hoyo en que caí por culpa del otro sujeto, enseñándome a pelear como se debe…

Entre más pensaba en ello la Cazadora pelirrosa, más resentimiento sentía por su antiguo líder de grupo. Kyouya le había dicho que la amaba, pero solo la quería para darle ánimos, para estar allí y hacerlo sentirse mejor consigo mismo. Izuku no había dicho nada sobre amor o deseo, pero la había vuelto fuerte y capaz, la había convertido de una simple animadora a una aventurera bien respetada.

Kyouya la había vestido como una muñeca, para verse bonita y poder recrearse su vista. Izuku le había dado equipo apropiado, con las herramientas para crecer en su propio ser, y la libertad para ser la mujer fuerte que deseaba ser cuando se marchó de su casa.

¿Eso sería… amor?

- ¿Ustedes creen que… yo le gusto? – preguntó Aela tímidamente, con la cara sonrojándosele totalmente. – No quiero perturbar el orden… solo… creo que… tal vez…

- El amor de un Santo no se traduce en deseos carnales. – interrumpió bruscamente Darkness, cuya voz sonaba sabia incluso luego de bajarse la mitad de su jarro de cerveza. – Él nos ama a todas, pero no tiene intención de meterse entre nuestras piernas…

Lo que la Paladín rubia no dijo era el hecho de que ninguna de ellas rechazaría tales avances del líder de su grupo.

- ¡Esperen! – gritó Yunyun de repente, con chispas en los ojos que le dieron un mal presentimiento por toda la espina a Megumin. – ¿Quiere decir eso que está bien que yo lo ame también?

La conversación inmediatamente se frenó en seco.

Hasta ahora, no habían hecho otra cosa que jugar con la idea, fantasear con el concepto. Pero ahora, empezaban a considerarlo como una opción. Los héroes y aventureros poderosos siempre gravitaban a formar un harem, o el harem gravitaba hacia su presencia.

Para Yunyun era la acción más obvia. No podía soportar la idea de interponerse entre su amiga y el lindo Archidruida, pero era muy importante presentárselo al clan, y realmente le encantaba que él la tratase como una querida amiga. Se conformaría con ser su concubina.

- ¿Por qué estaría mal eso? – preguntó Chika inocentemente. – ¡Chika piensa que todas deberían amar al amo!

Para Aela valía mucho la pena considerar la opción. Ella pensaba que Kyouya la amaba, pero comparado a todo lo que Izuku le había dado, ahora parecía un mal chiste. El líder de su grupo sin duda terminaría ganándose un título de nobleza, y cuando lo hiciera, necesitaría a una ayudante confiable que le apoyara en sobrellevar la carga de ser un noble, cosas que un Druida sin duda odiaría tener que atender. Proveerle esa ayuda en la forma de una venerable segunda esposa sería una manera maravillosa de pagarle por su amabilidad, y una oportunidad perfecta de lograr su meta.

- Matrimonio… – murmuró Darkness en voz baja, aunque la sola palabra golpeó a las demás como si fuera un ariete.

Para Darkness, la oportunidad significaba lograr muchas de sus fantasías mayores. Primero, sería destituida inmediatamente como noble debido a que Izuku no era de casta alta, y su nombre quedaría mancillado por el resto de las casas nobles al llevar a los hijos de alguien que ni siquiera tenía un estatus social reconocido, y aun así, estaría en la posición perfecta para proteger a su Santo. Los ángeles la tratarían como una igual por tomar tal responsabilidad, y su propio cuerpo se convertiría en un símbolo de pureza al ser el receptáculo del afecto y amor de un Santo. ¡Su linaje se volvería sagrado al mezclarse con la sangre de quien sin duda podría convertirse en la voz de este mundo!

- Más les vale que no estén pensando en ideas raras. – les advirtió Megumin a las demás. – Él es mío, su esposa voy a ser yo. Ya lo hicimos.

Megumin solo quería reafirmar su posición. No quería competencia, y si bien era cierto que con gusto compartiría a Izuku con Chika y Liza, sabía que las semihumanas no tenían absolutamente ninguna intención de destronarla. Pero al ver las miradas de envidia y rabia de las otras chicas, se dio cuenta que acababa de meter la pata.

- ¡¿QUÉ?!

- ¡¿CUÁNDO?!

- ¡¿CÓMO FUE ESO?!

Megumin se echó para atrás. Era obvio que exponer su pequeño secreto había sido un tiro por la culata de la manera más horrible posible.

- Así que aquí estabas…

Una voz masculina interrumpió la tormenta que estaba a punto de desatarse.

- ¿Otra vez tú? – preguntó Darkness en un tono fastidiado. – Mi respuesta no va a cambiar, Yavin. No voy a entregarle mi escudo, o mi maza, a nadie.

El joven que había interrumpido al grupo era un sujeto delgado con pelo rubio cortado en estilo de tazón, y ojos azules que se veían llenos de lujuria y avaricia. También estaba rodeado de tres mujeres guerreras con armadura de bikini.

Aela tuvo que luchar con un pequeño episodio de TEPT al ver al grupo.

- ¿Ni siquiera aunque te ofrezca el doble? – preguntó el hombre, entrecerrando los ojos con una incomodidad obvia.

- Ni por tu vida y tu alma. – replicó Darkness sin dudar.

Muchos le habían preguntado a Darkness sobres sus armas de corteza de hierro, y la mayoría habían solicitado trueques. El escudo y la maza que Izuku hizo para ella estaban clasificados como hechos de corteza de hierro, sin embargo, no actuaban como equipamiento hecho del mismo material.

La corteza de hierro, al ser manejada correctamente, demostraba propiedades similares al acero, con solo una fracción del peso. Era un material de gran renombre, pero no tan codiciado como el mitrilo, la adamantita o el oricalco. El equipamiento de Izuku, sin embargo, sobrepasaba incluso el mejor material conocido en todo el reino. La corteza de hierro que el Archidruida cultivaba era más dura que la adamantita, y resistía la magia como una aleación de mitrilo-oricalco, todo sin que pesara más que la corteza de hierro estándar. Las espinas que adornaban ambos objetos tampoco eran para presumir, pues hacían a ambas armas excesivamente peligrosas.

El hecho de que Beldia declarase que habían sido bendecidas por múltiples dioses solo había empeorado todo el asunto.

- Perra testaruda… – gruñó el rubio con desdén, pero fuera de eso no hizo mucho.

El hombre que molestaba a Darkness era hijo de un noble, y como tal, siempre buscaba ponerle las manos a cualquier artefacto o equipamiento poderoso para adornar a sus sexys seguidoras. Como hijo de nobles, sabía cómo empujar y mover hilos con su estatus para conseguir lo que quería, sin embargo, también estaba al tanto de cuál era su lugar en la jerarquía. Y eso era un mundo por debajo de Darkness.

Ser aventureros significaba que se podía salir con la suya en muchos comportamientos inapropiados, como echar insultos menores, o molestarla con peticiones constantes para un "trato justo". Pero no era capaz de levantar una mano en contra de ella. Si el hijo de un barón desafiaba a la hija de un duque, eso significaría la ejecución inmediata no solo de él, sino de toda su familia.

- ¿Qué hay de ustedes, lindas brujitas? – El tipo giró su atención a las dos Demonios Carmesís. – ¿Algún equipamiento épico y legendario que quieran mostrarme? ¿Tal vez la más desarrollada quiere unirse a mi grupo de élite?

El joven noble hizo la última pregunta echándole el ojo a Yunyun, o más bien, a sus pechos.

- ¡NO! – Yunyun entró en pánico mientras se cubría el busto.

Podría haber estado hambrienta de atención, pero los únicos ojos que podría tolerar que la miraran con lujuria le pertenecían al líder de su grupo, ¡no a un noble despreciable!

Antes que el pervertido noble pudiera decir otra palabra o incluso hacer un movimiento, Liza se interpuso entre él y las Demonios Carmesís. Su cara no revelaba ninguna emoción en absoluto, pero incluso alguien tan tonto como este hijo de barones sabía que no debía meterse con una semihumana cocodrilo que estaba vigilando a alguien.

Podrían ser de mente simple y lentos, pero también eran absolutamente mortales en combate.

- Amo Yavin, ¿qué tal ese épico Lanzadardos? – preguntó una de las mujeres que seguían al noble mientras señalaba a Aela. – Ese es el original, lo que significa que sería mejor que cualquier réplica que pueda hacer ese maldito enano.

La observación ayudó a que el idiota noble superase su miedo temporal. El animal estaba protegiendo a las brujas, no a las otras chicas.

- ¡Oye tú, plebeya! – dijo el idiota, ahora señalando a la Cazadora, que sintió pánico y abrazó su arma como si protegiera a un bebé. – Entrega esa arma épica, o sino…

- ¿O sino qué? – La voz de Izuku hizo que no solo el grupo invasor se congelara, sino todo mundo en el salón del gremio.

La pregunta había salido de la lengua del druida sin una pizca de su amabilidad usual.

- Yo… – El idiota no encontraba su voz. El Archidruida, el hombre que destruyó a Kyouya, mató a Beldia, y se deshizo de un Lich antiguo lo estaba mirando como si fuera poco más que un insecto que había asustado a sus amantes.

- Márchate. – le ordenó Izuku, con la ira embotellada, producto de haber tenido que lidiar con una ladrona fanática más temprano ese mismo día, y ahora estaba burbujeando.

El grupo invasor se fue tan rápido como pudieron llevarlos sus piernas. Después seguramente cambiarían los hechos para aparentar que tuvieron suficiente habilidad para escapar de la ira de un dios, no que a Izuku le importara nada de eso.

- ¿Se encuentran bien? – preguntó Izuku, ahora sí con la voz llena de amor por sus compañeras de grupo, tal como estaban acostumbradas. – ¿Ese sujeto intentó hacerles algo?

Antes que pudieran decir más nada, todas las chicas, a excepción de Darkness y Liza, se lanzaron para abrazar a su querido líder. Sin saber qué hacer o decir, Izuku trató de devolver los abrazos, haciendo uso de sus vides para inspirar una sensación de seguridad con sus queridas compañeras. Dicho abrazo también envolvió a Liza y Darkness, para su gran deleite.

Esta historia continuará...


Notas del traductor:

Y yo dije "ah, qué diablos, este es muy corto, subámoslo hoy, y mañana el último para estar al día". Con eso me la quito de encima esta misma semana. Además, en el original este ni siquiera estaba numerado como un capítulo (es decir que el siguiente era el verdadero capítulo 17).

La verdad, para ser tan corto fue entretenido ver a las chicas conversando entre ellas, sobre lo que piensan de nuestro rollo de canela de pelo verde favorito. Para estar claros, y por si se preguntan qué pasó con las súcubos, este capítulo cronológicamente se ubica en algún momento antes o durante el anterior (no podría ubicarlo con exactitud). Parece que Aela por fin está dejando atrás sus complejos por Kyouya y apreciando la amabilidad de Izuku. Y con Darkness, me sorprende que esté dispuesta a dejar de lado sus tendencias masoquistas por el chico. Hasta la Yunyun le quiere entrar al ruedo, pero Megumin está marcando su territorio. Ya le reclamó su "primera vez". después de todo.

En fin, me disculpo si no pasó nada emocionante. Gracias por el reviews a darkdan-sama. Con esto sólo queda un último capítulo para estar al día con la historia, que lo postearé mañana. Mientras tanto, aquí les queda el omake, y por el título ya se imaginarán lo que significa. Como siempre, ¡superen los límites, PLUS ULTRA!


Omake – Su primera vez.

En la privacidad de su cuarto en la posada, bajo la cobertura de la noche, Izuku y Megumin se encontraban abrazados. A diferencia de otras veces, esta noche había pasado algo muy especial. Habían dado un paso adelante en su relación, elevando el tono del amor que tenían uno por la otra.

- ¿E-estás b-bien? – tartamudeó Izuku, mirando tímidamente a la pequeña niña que se acurrucaba contra su pecho. – ¿No te sientes mal?

Sus preguntas eran algo incoherentes, pero era porque aún sentía las secuelas de lo que pasó unos minutos antes.

- Mmhmm… – masculló Megumin, todavía temblando por la intensa experiencia que acababan de pasar.

Todavía sintiendo ligeros temblores uno con la otra, la joven pareja continuó abrazada, bañándose en la realización de que su lazo se había vuelto aún más profundo. Megumin enterró su cabeza felizmente en el pecho de su asombroso novio, mientras Izuku sujetaba ferozmente a su querida novia, alternándose entre acariciarle el pelo y la espalda.

Le tomó un par de minutos a la pequeña maga finalmente acumular el valor de mirar arriba y ver a los ojos a su hombre. Ambos estaban sonrojados, pero no rompieron el contacto visual.

- Podemos… – Megumin dudó por un momento, con su rubor intensificándose. – ¿Podemos hacerlo… de nuevo?

Esta vez fue el turno de Izuku de tornarse más rojo. No pudo evitar asentir. Luego de experimentar a lo que sabía el amor, era imposible denegarle esa petición a la chica que amaba.

Tímidamente, ambos adolescentes se movieron para acortar la distancia entre sus rostros. Sus labios se conectaron, con delicadeza a le principio, y luego, lentamente comenzaron a presionarse uno contra el otro, buscando más de esa sensación de pertenecerse entre sí. La pasión comenzó a arder rápidamente, y sus lenguas chocaron en una suave caricia.

El estímulo fue demasiado para soportarlo, y se detuvieron. Igual que cuando empezaron.

Por fin se habían besado, y ese glorioso momento quedaría grabado para siempre en sus memorias y corazones.