Bueno, la verdad es que estoy agradecido contigo Brover, me pediste algo más simple que el año pasado, no te voy a mentir: antes de que me dieras tu idea el 31 de Marzo, ya había conseguido una idea interesante para tu historia, pero no me quejo, porque esto terminó siendo muchísimo más fácil todavía.

Espero te guste, y feliz cumpleaños, querido amigo.

Descargo de responsabilidad: Undertale es de Toby Fox, Glitchtale de Camila cuevas y Red es del usuario "Taxiderby". Yo solo soy dueño de mis acciones, y de qué final es canon en Mortal Kombat 11.

Multiverso.

"Desiguales por partes iguales"

Au: Glitchred.

Pareja: Frisk x Harem.

.

.

.

-[Fragmento 1: Verano con soluciones]-

CRUNCH~

El sol, en pleno verano, golpeaba con una brutalidad propia de los climas de aquella temporada. Chara Dreemurr, habiendo dado un mordisco sonoro y fuerte a su barra de chocolate, observó algunas líneas del líquido marrón a medio derretir bajando por sus manos, haciéndola gruñir con evidente molestia. La primer caída, bufando al observar su preciado dulce no resistir el calor.

"Con un demonio..."

Seriamente estaba pensando en utilizar su influencia como princesa de los monstruos para exigirle a Alphys y Gaster desarrollar alguna tecnología que hiciera el dulce resistente al calor, probablemente podrían patentarlo y hacerse ricos.

Su humor no estaba en el mejor estado en aquellos momentos, principalmente, porque había tenido deseos de ganar "terreno" sobre sus otras rivales.

Pero, tristemente, Frisk había preferido evitarse problemas no solo con ella, sino con Red, Muffet, Amber y Betty de igual manera, poniendo en medio algo que a todas luces no era nada más que una maldita excusa para evitar herirla y de paso quitársela de en medio por un rato.

La frustraba, no poco, sino mucho.

¿Quién iba a decir que tener un novio sería tan difícil?...

Alguna vez nunca pensó en encontrar pareja, pero la vida le daba muchas vueltas. Y con cada línea temporal que hacía al lado de su en aquel entonces, pequeño compañero, no pudo evitar desarrollar atracción por él. Siempre pensó en tener un camino libre para llegar a su corazón, le conocía mucho después de todo, pero al crecer llegaron los problemas.

Véase, las otras.

Y, como cualquier hombre con los sesos bien puestos, Frisk prefería tomar la ruta fácil, aplicando las lecciones de su madre de escapar.

"Necesito un plan..."

Dreemurr se sentó en la primer banca que encontró tras caminar un rato. Habiendo mordisqueado su delicioso caramelo hasta acabárselo, se pasó la lengua por los dedos para asegurarse de ingerir todos los restos posibles, hasta que no quedó nada. La princesa de los monstruos dejó su cabeza caer en el respaldo, cerrando sus ojos para protegerlos del sol.

El sonido de los pájaros cantar y la gente jugar o conversar a lo lejos era tranquilizador.

Le recordaba al jardín de su padre, abajo en su hogar.

¿Cómo podía acercarse al corazón de Frisk sin que ninguna de las demás interviniera y lo hastiara en el proceso?, ese era el principal problema. El octavo caído era un chico dulce y atento al borde de la adultez -y su posición como embajador y político honesto lo hacía un partido perfecto para todo tipo de arpías-, necesitaba invitarlo a salir y acercarse a él antes de que las cosas se pusieran aún peor.

Una gota de sudor cayendo de su frente hasta los párpados del ojo izquierdo la hicieron fruncir el ceño. La de orbes carmesíes frunció el ceño, limpiándose la gota con la manga al mismo tiempo que se acomodaba en su actual lugar de reposo: un pequeño puesto de chucherías cruzó su mirada. Tal vez otra barra de chocolate de camino a casa le iría bien.

Estaría mejor diseñando un plan en la soledad de su cuarto.

Chara: Quiero una barra de chocolate Sherkey's -sacando unas cuantas monedas de oro, las dejó caer en el mostrador sin mucha preocupación. El vendedor, un monstruo de pelaje anaranjado similar a un tigre con bastante edad, se ajustó los lentes en su rostro para luego tomar su pago, volteándose al pequeño paquete amarillento y entregándole su comida- gracias.

MUNCH

Inmediatamente pegó un mordiscón al tan preciado dulce, y el sabor de su postre favorito le trajo algo de paz. Aún con todo eso, Chara no pudo cambiar su expresión, cosa que su anfitrión temporal notó. El anciano alzó ligeramente una ceja, obviamente conociendo a la princesa, pero no las preocupaciones sentimentales de la misma. Más por cortesía que otra cosa, decidió preguntar.

"¿Te pasa algo, querida niña?"

La de orbes color rubí alzó la mirada para volver a ver al viejo, negando con la cabeza. ¿Debería realmente decirle algo de lo que le pasaba?, no conocía de nada a este tipo, y ciertamente, nunca fue el tipo de persona que dijera en voz alta sus problemas, he allí la estúpida idea que terminó matándola a ella junto a Asriel en su primera vida, pero...

Tal vez el viejo Gaster tenía razón...

No es como si pudiera ayudarla, pero quizás y solo quizás serviría de algo para relajarla.

Chara: no es nada, viejo... es solo... es tan complicado conseguir el amor de alguien, ¿sabes? -contestó con ligera dificultad, sus dientes volviendo a clavarse en uno de los deliciosos cuadritos marrones, triturándolo con cariño para luego su lengua empezar a hacer el trabajo. Ya sea por vergüenza o por el placer pecador de sentir los ingredientes empezar a derretirse por su saliva y esparcirse a lo largo de su lengua, sus mejillas naturalmente rosas se tornaron carmesíes- siento como si... todo el mundo estuviera imposibilitándome el ser feliz...

El tigre humanoide no cambió su expresión mientras escuchaba las perturbaciones de la adolescente. Una parte de él no pudo evitar sentir lástima, no era nada raro ver a alguien de su edad estar teniendo problemas relacionados al amor, después de todo estaba en la edad en la que experimentarlo era prácticamente inevitable, lejos de conocer o importarle quien podría ser el objeto de su tristeza, se puso a pensar.

Necesitaba ayuda, pero todos conocían la naturaleza cabezona de Chara, y su determinación de encontrar las soluciones a punta de caídas en lugar de palabras era algo que era parte de ella y su encanto.

Aún así...

"Creo que tengo algo que podría servirte"

Ahora fue turno de ella para impresionarse. Dándole la espalda una vez más, el anciano se encaminó al interior de su pequeño establecimiento; sus ojos viajaron por las estanterías, donde había algunos paquetes de comida, productos en exposición, de higiene, pero lo que estaba buscando era la sección de la lotería. Por un momento consideró ofrecerle un billete de la lotería común y corriente...

Pero Chara era una niña rica, o al menos con el dinero suficiente al ser hija de Asgore y Toriel para costearse lo que quisiera aún a día de hoy.

En su lugar, se concentró en una cajita de color rojo con la imagen de varios humanos acompañando a unos monstruos sobre un flotador rojo enorme, bajando por lo que parecía ser agua. El parque temático "Splishy splashy", perfecto para temporadas calurosas. Tomando dos billetes en cuestión, volvió hasta el mostrador para entregárselos a la de suéter verde con rayas amarillas.

"Toma. Quizás tengas suerte, y ganes una cita en el parque acuático para tu novio y tu familia. En días calurosos como estos, de seguro harás que se derrita por ti."

Inmediatamente Chara interrumpió sus mordidas, observando atentamente los dos trozos de papel que le habían sido otorgados. No era una gran creyente de la buena suerte, de hecho detestaba el azar como a nada en esta vida, pues con el azar venía la curiosidad, siendo esta la culpable de haber pasado 33 años metidos en el subsuelo gracias a su actual crush.

Pero, como no tenía nada mejor que hacer, agradeciendo cortésmente el gesto con un asentimiento, retiró una moneda de su bolsillo, aplastó el billete con la mano derecha y comenzó a pasarla por el dibujo de los asientos. Los trozos grisáceos comenzaron a esparcirse por la mesa, revelando un cuadro completamente blanco, primero una "P", luego una "E", hasta que la palabra en letras grandes "Perdiste" se hizo presente.

Casi como burlándose de ella.

Entrecerrando los ojos, no se sorprendió por el resultado.

"Aún te queda otro, vamos, no te rindas."

Alentó el de rayas negruzcas, la garra en su dedo índice tocó el último regalo que le dio. Si hubiera sido cualquier otro monstruo, o uno más joven, habría interpretado aquel apoyo como una trampa para hacerla comprar otro boleto, pero era más lista de lo que aparentaba. Nuevamente repitió el proceso, aplastando la moneda contra el papel y empezando a rasgarlo.

La letra "F" seguida de una "E" la hicieron abrir los ojos, y antes de que se diera cuenta, la palabra "Felicitaciones!" había aparecido, seguido de un número 6. Los dientes de la primer caída destrozaron de un mordiscón su dulce, el cual al no ser sostenido cayó hacia el suelo, destrozándose y convirtiéndose en alimento de alimañas.

Había ganado, con solo dos boletos.

"Santo cielo..."

Él fue el primero en hablar. Su arrugado rostro, portando una expresión de sorpresa desde hace unos segundos, cambió a uno de alegría. Chara, con movimientos mecánicos, agarró su boleto ganador y lo acercó a su cara. Lentamente sus labios se torcieron en una sonrisa, y no pudo evitar sobre-reaccionar.

Chara: ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!, ¡HAHA HAHAAAAAA!, ¡SI, MALDITA SEA, SIIIIII! -gritó con todas las fuerzas de sus pulmones, hasta acabarse el aire dentro de los mismos. Volviendo a exhalar con entusiasmo, la hermanastra de Asriel no pudo evitar brincar hasta abrazar al pobre viejo, estrujándole entre sus brazos con fuerza como si se tratara de un oso- ¡gracias, gracias, gracias gracias gracias!

Sus huesos crujieron ligeramente, haciendo que la castaña reaccionara y se apartara de él. Tosiendo repetidamente, negó con la cabeza sus disculpas incesantes, recuperando la expresión alegre que le había quitado.

"No te preocupes por mi, niña... te entiendo. Uno explota en ocasiones como estas. Vete; tu hombre te espera"

Asintiendo con la cabeza, quien fuera la "Esperanza de los monstruos y los humanos" dejó unas cuantas monedas de oro como agradecimiento sin importarle el cambio o que hubieran sido un regalo, saliendo a toda velocidad. Los ojos verdes del tigre reflejaron a la fémina desapareciendo a la distancia, su dicha aún podía sentirse desde ahí.

Sea quien fuera el chico por el cual había ignorando la muerte de su chocolate favorito, debía ser un hombre afortunado.

Después de todo, ¿quién no estaría muerto de ganas por salir con Chara Dreemurr?, el amor joven era algo bonito.

.


.

-[Fragmento 2: Las Ilusiones son solo eso]-

Tener un día de paz no era algo usual para Frisk Dreemurr luego de que su vida tomó un rumbo de ciento ochenta grados cuando salió del subsuelo. Primero y principal, Muffet se le había declarado usando un cupcake que casi lo asfixió, pues había tenido la brillantemente estúpida idea de esconder su cartita de confesión adentro del mismo pensando que lo comería a mordiscos.

Pero un pedazo del papel terminó atascándose en su garganta en compañía de una nuez en aquella ocasión, fue todo un desastre.

Luego vino Red, después su supuesta archi-enemiga, y la chica encerrada dentro de esta.

Verdaderamente, su infancia había sido un completo caos, con cinco chicas matándose por él.

¿Qué ven en mi?, ni que sea tan guapo.

Una pregunta que hasta el día de hoy, le costaba responder. De Chara podía entenderlo, porque habían pasado demasiado tiempo juntos viajando por el subsuelo, de Muffet, Red, Amber y Betty no. Quizás la peliceleste tuviera la excusa de haber encontrado una manera de restaurar su cuerpo con ayuda de Alphys, pero en cuanto a la rosada, la repostera y la estudiante estrella de Undyne...

Eran un misterio.

Suspirando, el castaño decidió concentrarse en sus documentos: ser estudiante y embajador al mismo tiempo era un verdadero dolor de cabeza, pero había sido él quien aceptó aquella carga y por supuesto que no iba a quejarse, todos habían luchado para llegar a ese punto y depositado sus esperanzas en sus hombros, era su deber cargar con ellas.

TOC TOC TOC

Frisk: ¿Uh? -determinación tercero detuvo sus labores cuando el tocar de su puerta llegó a sus oídos. ¿Visitas?, imposible. Toriel estaba en la escuela, así que no podía ser su madre, y por lo que él recordaba, se encontraba solo al Chara haber salido a pasear y Asriel asistir a una de sus clases particulares. Caminó hasta la puerta y la abrió, encontrándose con el rostro de su compañera.

Pero el detalle, era que estaba roja como un tomate, con las manos detrás de su espalda.

"Oh... volviste. ¿Estás bien, Chara?"

La mencionada, cuyos ojos se posaron en el rostro del octavo para detallarlo, temblaba. Si bien, Frisk y ella compartían hogar, familia y cientos de otras cosas más, aún cuando sabía de sus sentimientos por él, cuando estaban solos sin ni un rastro de las demás para incordiarla las cosas cambiaban rápidamente. Se sentía nerviosa, como una verdadera chica indefensa.

Después de todo, cualquiera con los sesos bien puestos tendría miedo al rechazo.

Pero no por nada era determinación: cerrando los ojos para poder concentrarse en su rasgo buscando valor, llenó sus pulmones de aire y el calor en su pecho la ayudó a dejar de ponerse nerviosa. Abriéndolos, estos canalizaron su magia con un tono brillante, tomándolo por sorpresa cuando la entrada ganadora se interpuso entre ellos. Frisk extendió su mano, tomándolo para poderlo leer.

"Gané esto hace un rato y pensé... ¿te gustaría ir conmigo, mamá, papá y Asriel a refrescarnos?, hace tiempo que no hacemos nada juntos"

Frisk: Un parque... ¿acuático? -la idea le pareció interesante. Aún con todas las cosas que tenía por hacer, sobre-esforzarse era un no rotundo. Además, ahora que se fijaba bien, mirando el estado tan... deprimente de su cuarto -cortinas cerradas al igual que las ventanas, su cama hecha un desastre, y varios papeles junto a sus libros- estaba aislándose del mundo.

Lo que menos necesitaba era ser un ermitaño amargado o caminar hasta ser un político rancio y solitario.

La de tez blanca llevó las manos a su pecho, observando al de ojos cerrados asentir, su corazón empezó a latir y el carmín de su piel se concentró en sus mejillas generalmente rosadas. Una parte de ella se sentía culpable por no haber ganado más entradas, pero esta era la oportunidad perfecta no solo para que su familia se acercara aún más.

Sino que, sin duda alguna, podría encontrar un momento en el cual preguntarle a Frisk si podría ser su novia.

Desgraciadamente, las ilusiones solo eran eso, ilusiones.

.


.

"¿Oh?~, ¿una cita para seis?, eso suena interesante..."

La voz melodiosa de Bete Noire resonó por en las cuatro paredes de su pequeña choza, remodelada según ella hacía bastante tiempo para asemejarse a un lindo nidito de amor. El no haber consumido almas durante tanto tiempo, habiéndola sustituido por comida hecha por monstruos había terminado despertando el funcionamiento humano de su cuerpo, he allí que hubiera requerido una cama.

Pero eso no justificaba el hecho de que hubiese añadido una ventana, reparado el techo y tuviera un cuadro con una fotografía de ella y Frisk muy, pero muy mal pegada utilizando cinta adhesiva. Miedo segunda, cuyos ojos brillaban en un tono más potente de lo habitual, dejó de utilizar la masa que siempre tenía escondida, habiendo oído más que suficiente.

Algunos dirían que estaba loca por espiar a su amor, pero no podía importarle menos. Sus almas estaban unidas por el destino que impuso su madre, aún si no eran enemigos a muerte, nada cambiaría aquel hecho.

Ciertamente, su mente ya había maquinado un plan sin falla alguna para sabotear los deseos de la segunda portadora del rasgo rojo, no había tiempo que perder. La guerra por el corazón del octavo requería paciencia, pero hasta ella sabía que era mejor tener más cerca a tus enemigos que a tus amigos. Y con las otras tres estando ahí para arruinar cada oportunidad que Chara obtuviera, sería un logro.

Después de todo, era la más explosiva de ellas.

Betty: Un plan grandioso, ¿no lo crees Kumu? -cuestionó a su otra mitad, el gruñido que pegó la esfera rosada flotando a su lado en admiración la hizo sonreír, la hija de Agate abrió la puerta de su hogar, cerrándola no sin antes asegurarse de dejar una masa guardiana por si las dudas. Ahora faltaba llegar a Ebott, comunicarle los planes de Chara a sus otras tres rivales, y tomar la delantera.

"Estaré encantada de acompañarte querido, y me aseguraré de que estés muy, muy fresco."

Fueron sus palabras, al mismo tiempo que Akumu iba a su cabeza para transformarse en un pequeño sombrero, después de todo, si en algo tenía que estar de acuerdo con Chara, es que Ebott en épocas veraniegas era el peor lugar para vivir, especialmente en el bosque, era lo único que envidiaba de la vida citadina: el maldito aire acondicionado.

.


.

-[Fragmento 3: Una cita explosiva]-

"WOOOOHOOOOO~"

Conforme el viento pasaba por los rostros, una joven de cabello dorado como el sol acompañada de un chico pelirrojo se mantenían sujetados fuertemente a su flotador; una de las tantas atracciones que poseía el parque Splishy splashy era una especie de montaña rusa que, en lugar de carritos, eran unos flotadores negros a poca altura que iban por unas vías con agua a su alrededor.

Ese era el momento perfecto pues, cuando descendían en dirección a la zona de salida, todo el viento y el agua comenzaba a pegarles en sus cabezas.

"KELLY, KELLY POR DIOS, ¡SUJÉEETAAAAAAMEEEEEEE!"

Gritó su pareja de cabellos color sangre, apegándose a ella en lugar de la barra en la cual sus brazos debían estar agarrados, el pobre cobarde cerró los ojos mientras el agua entraba en su boca ahogando su grito, todo su cuerpo empezaba a mojarse, sumado al viento atroz de la bajada, ahora era cuando venía el chapuzón más poderoso del viaje, pues literalmente se detendrían cerca de la entrada.

SPLAAAAAAASH~

Y, como era de esperarse, se mojaron por completo tanto ellos como todos en la fila de espera.

El agua salpicó por completo a la hija de Asgore y Toriel que, escupiendo el delicioso líquido vital para su cuerpo, sacudió su cabeza de lado a lado para quitarse todas las gotas de su hermosa melena marrón. Por suerte habían traído un cambio de ropa cada uno dentro de su inventario -exceptuando a la desagradable por supuesto- y ella obviamente, había cambiado su vestimenta por una más adecuada.

Unos shorts marrones y una camiseta negra, en situaciones como esta.

Pero...

Red: ¡No es justo que de todas nosotras, TÚ seas la única que no se moja! -Refunfuñó la espadachín de la guardia real, su mano derecha yendo hasta su rostro para quitarse el agua que había empezado a colarse por las fisuras de su maniquí. Ahora mismo, más que nunca, deseaba tener su máscara para poder no solo ocultarse de la abundante cantidad de gente alrededor sino también para evitar aquellas molestias.

Y es que Bete Noire, con todos los beneficios y desventajas de ser una cosa era Akumu, quien justo en el momento indicado se transformó en una barrera, protegiéndola del agua. Solo a ella, de resto, Muffet, Amber, Chara y Red no tenían defensa alguna. La de orbes rosados rió ligeramente de una manera algo egocéntrica con toques elegantes, mientras mantenía uno de sus clásicos rostros inocentes de niña buena.

Mientras la princesa estrujaba los pliegues bajos de su camiseta, no podía evitar preguntarse ¿cómo había terminado su hermosa cita familiar en esta desgraciada guerra acuática?

Oh... cierto.

Todo fue culpa de Miedo.

.


.

"¡INVÍTAME!"

Las voces de Amber, Muffet y Red le llegaron a los oídos de manera sincronizada. No habían pasado ni veinte minutos aquel día desde que le contó al octavo caído sobre su plan para la familia cuando, literalmente de la nada, las dos monstruos junto a la última Lightvale no tardaron en aparecer en el momento menos indicado. La boca de Dreemurr se abrió de par en par, cuando observó a Frisk llevando ambas manos hasta su pecho en forma de escudo para proteger su espacio personal.

El tono que Red había usado no era para nada sugerente como el de Muffet o suplicante como el de Amber, más bien parecía estar haciendo una exigencia.

Aún cuando quería rechazar la petición del trío, Frisk era un caballero por sobre todas las cosas. Incluso sus típicas excusas para salvarse no iban a ayudarle, pues acababa de salir de su casa -literalmente, cerraron la puerta hace menos de cinco minutos- y los ojos insistentes de sus enamoradas parecían intimidantes. Muffet, que sabía cuales botones debía presionar, no tardó en actuar.

Muffet: Ahuhuhu hu~ ¡Queridito! por favor, ambos sabemos que no serías capaz de romperle el corazón a una bella dama, ¿verdad? -habló la repostera, acariciando cariñosamente la mejilla derecha del de suéter azul. Su piel se tiñó de un lindo color carmesí encantador, aún con todos los años dándole un "no" indirectamente, su determinación no conocía límites- ¿ciertooo?~

Juguetona, coqueta y sonriente, la fémina no se dio cuenta de lo amenazante que sonaba su voz, no ayudaba que la mueca aparentemente "sexy" que ella creía estar empleando, dejara al descubierto los colmillos de su dentadura, los cuales brillaron con el sol. Eso, sumado al hecho de que tanto esta como todas sus compañeras arácnidas consumieran a su propia especie...

GLUP

La volvían atemorizante.

"Frisk."

Ya sea para su mala o buena suerte, la ayuda vino en camino: Red le sujetó del cuello de su suéter como si fuera un muñeco de trapo, arrastrándole lejos de la chica araña. Quien fuera llamada la miembro más fuerte de la guardia real encaró al humano que se volvió su amigo a la fuerza, el color carmesí de él contra el blanco de ella. Aún cuando trataba de parecer linda, femenina y dulce...

Lo cierto es que a parte del sonrojo en su cara, parecía estar lista para cortarle la cabeza.

Red: Me encantaría salir contigo ese día. Prometo no entrometerme entre ti, ni tampoco entre la realeza. Tómame a mi, por favor -la forma casi mecánica sin emociones en la que lo dijo dejó estupefacta a más de una. Especialmente, porque aparentemente no se había dado cuenta de que su última frase sonaba en extremo sexual. Aquellos ojos blancos parecían estar viendo directamente su alma, o al menos eso intuía por el par de corazones que tenían.

"¡ERES UNA BRUTA!, ¡Quítale las manos de encima, LOCA!"

WHAM

El fallido intento de coqueteo de la espadachina se vio interrumpido por la segunda alma roja, quien utilizó su escudo para estamparle la cabeza al mismo tiempo que esta perdía su agarre para nada suave del muchacho, liberándolo. La pelinaranja dejó ir a su enamorado, agarrándose la cabeza por el dolor no mucho después, empezando a discutir con la hija real.

Fue solo entonces que Amber le tomó de la mano, haciéndole voltear a verla.

Amber: E-esto... sé que es mucho pedir pero... ¿podría ser yo la que vaya con ustedes? -tímida y dulce, la más suave de todas no era quien tuviese las mayores esperanzas de ocupar el último puesto. Principalmente, porque si había algo que la mera existencia de Bete Noire evocaba en Lightvale era la falta de confianza, no solo en su propio ser sino en su actitud como persona.

De hecho, antes de que pudiera contestarle, los dedos femeninos soltaron los suyos, la peliazul miró al suelo, con el cabello cubriéndole el rostro.

"Está bien si no quieres, lamento mucho haberte molestado..."

Si bien fue Betty la que orquestó toda la guerra que había en frente a sus ojos, si había algo por lo que Frisk pecaba... era por su extremadamente blando corazón, y ver la flor marchita de ojos color esmeralda le hizo afligirse lo suficiente como para desear otorgarle un pequeño pedazo de felicidad, no solo a ella sino a todas. Aún cuando solo le traían problemas en sus incesantes peleas, sabía que eran buenas chicas.

Por ello... terminó cometiendo una completa estupidez.

Frisk: ¿Por qué no vamos todos juntos en una súper-cita? -Chara soltó la capucha de la muñeca poseída en el momento en el que escuchó su sugerencia. Dreemurr volteó a mirarle lentamente, casi como un asesino dándose cuenta de su presa oculta, hasta juró escuchar un "CRACK" tronar, para su gran horror. La de suéter verde había empequeñecido sus ojos, aún con unos cuantos metros separándole... podía ver su rostro reflejado en el color rojo.

Y por dios, se veía asustadísimo.

Como cereza del pastel, los labios de la primer caída se curvaron en una sonrisa como aquellas que solía dar en la ruta genocida, o cuando su paciencia sobrepasaba los límites. Los mechones de su cabello cubriéndole la cara fueron prueba suficiente para darle una expresión de ultratumba, los puntos carmesíes destellando de forma inhumana. Chara, quien tanto se había estado partiendo el alma y la cabeza para darles a ambos un tiempo a solas, no podía creer lo que había escuchado.

Definitivamente lo iba a matar, despellejándolo vivo centímetro a centímetro.

"Compañero, ¿qué acabas de-"

Muffet: ¡Es una grandiosa idea, queridito! -Pero justo antes de que la princesa cometiese fratricidio ahí mismo, la repostera vino al rescate. Sus brazos agarraron el cuerpo del octavo, apegándole a su pecho para que pudiese sentir el latir constante, mezclado con el perfume que se había puesto antes de salir. Aún con el olor dulzón penetrándole las fosas nasales, no podía quitarse de la cabeza esas luces rojas- Estoy seguro que a los padres de la princesita no le importará, ¿verdad?~

Red se unió con un "Estoy de acuerdo" no mucho después, para furia de la fémina con tez pálida.

Una vez el alma dual empezó a arrastrarlo lejos de su hogar, aún escuchando la incesante voz melodiosa e irritante de la pastelera desde ahí, fue que se calmó. Sus cejas se arquearon ligeramente en un rostro de tristeza, viendo la oportunidad perfecta desaparecer de inmediato, y solo entonces volteó a mirar a un costado de su hogar. Saliendo de la esquina del muro, con Akumu transformado en un pequeño listón para darle una apariencia inocente, su peor enemiga apareció mirándole con pureza.

"¿Por qué me miras así? si las miradas mataran, siento que ya habrías acabado conmigo una infinidad de veces."

Como la odiaba.

Miedo y Determinación segunda se encararon una a la otra, a salvo de las miradas inquisidoras del pacifista y también de las posibles interrupciones de las demás. Podía ser muchas cosas, pero no tonta, he allí que despreciara más que a nada en este mundo a Betty, y esta de igual manera correspondiera su odio con todas sus fuerzas disponibles. Consideró tomar ventaja para tratar de acuchillarla...

Pero, como si leyera sus pensamientos, la esfera rosada abandonó la forma de listón, posicionándose en la mano izquierda lista para cambiar.

"Todo esto... ¿fue tu culpa, no es así?"

Viéndose atrapada, y con las posibilidades de una batalla llegando a cero, Noire cerró los párpados y llevó sus manos juntas al frente de su cuerpo, moviéndose de adelante hacia atrás de manera adorable. Ignoró la pregunta durante unos segundos, manteniendo el movimiento como si realmente creyera en su acto de niña dulzona, hasta que abrió los ojos lentamente, sonriendo con todos los dientes.

Una sonrisa de tiburón, repleta de malicia.

Betty: Preguntar eso es estúpido a estas alturas, Segunda. -riendo un poco, Miedo no tuvo deseos de seguir conversando. Unas pocas palabras eran todo lo que necesitaban y, a esas alturas, no iba a cambiar absolutamente nada el que lo hicieran o no. Frisk ya había sugerido aquella estupidez, y la mayoría aceptó. Akumu volvió a transformarse en su sombrerito, y ella comenzó a caminar hacia la dirección en la que todos partieron.

Chara observó la espalda de su enemiga más grande, tenía razón... si tan solo pudiera asesinarla con los ojos, su vida sería más sencilla y amena.

"Te odio, Bete Noire..."

Refunfuñó la amante del chocolate, lo último que pudo escuchar de la rosada fue una risita. Ambas se dispusieron a buscar al embajador, manteniendo distancia, no diciéndose ni una sola palabra durante todo el camino.

.


.

"Parece que la fila va a tardar un buen rato... voy a buscarnos algunos dulces, ¡ya vuelvo!"

Frisk la trajo de regreso al mundo real cuando, antes de que pudiera darse cuenta, ya se había ido corriendo de la enorme multitud en la que estaban metidos. Aún si estaban algo cerca del lugar para ingresar, lo suficiente para mojarse, seguían teniendo que esperar a unos cuantos más. Para su gran incomodidad, se quedó sola con el resto de sus rivales.

Algo que todas notaron, mirándose inmediatamente. Muffet esbozó una pequeña sonrisa cuando sus ojos se posaron en ella, ¿la gota de sudor cayéndole por la nuca era por el escalofrío o por el maldito calor?, imposible saber. Nunca había sido una gran amante de las arañas, ni siquiera las del subsuelo, por ello ella seguía espantándola incluso cuando pertenecía a su gente.

Y es que, aquella chica de tez morada con cabello color carbón asustaba a muchos, si no es que a todos. Esa era su forma de vender sus porquerías en aquel entonces, y por supuesto no iba a cambiar su modelo de negocios aquí en la superficie.

"¿Qué sucede querida?, ¿me tienes miedo?~"

Irónicamente, eso sonaba más a algo que Betty diría. Primero se cerró el ojo del centro de su frente, y luego los otros cuatro comenzaron a cerrarse de uno en uno, de una manera asquerosamente desagradable. Negando con la cabeza, Dreemurr tragó saliva para intentar digerir los nervios, el temor y quizás las ganas de clavarle su cuchillo real en medio de la cabeza solo por seguridad.

La risa que soltó la repostera no fue un gran motivante para descartar aquella fantasía.

Red: espero que no haya sido una excusa para alejarse de mi -murmuró la espadachín, aún pasándose el dorso de su mano para quitarse unas cuantas gotas de agua que habían conseguido quedarse pegadas a su rostro. Una vez se sintió satisfecha y abrió los ojos, se encontró con las amenazantes miradas de sus compañeras, cosa que la hizo alzar una ceja- ¿qué?, es mi primer amigo. Me importa más que a todas ustedes, lo amo mucho.

"¿Oh?~, ¿no crees que te tienes a ti misma en muy alta estima, muñequita?"

Noire finalmente se atinó a hablar, buscando el peor rival posible. Si bien, la segunda usuaria del rasgo color sangre era capaz de contener sus ansias por arrancarle el alma de un cuchillazo, lo mismo no podía decirse de Red. Aún cuando sus reacciones no eran tan explosivas como las suyas...

"KGHT"

Las manos de la espadachín fueron a parar al cuello de Miedo segunda en un rápido movimiento, tanto así que Akumu no consiguió reaccionar a tiempo para poder evitarlo. La usuaria del rasgo invertido observó fijamente los ojos blancos de la pelirroja: su rostro impasible, imperturbable, como si fuera una estatua o un ser superior mirando en menos a una cucaracha.

Betty y la caperuza nunca se enfrentaron en la época donde rosa estaba haciendo destrozos... pero podía ver sus memorias perfectamente, y no debía ser una genio para saber que era igual de peligrosa que Undyne. Respirar empezaba a hacérsele difícil y, como era de esperarse, Betty también estaba empezando a perder su ya de por si muy limitada paciencia.

Lo único que contenía a Akumu de arrancarle el alma era lo decepcionado que Frisk estaría de ella.

"GRAAARGH"

Pero no evito que este rugiera amenazadoramente, demandándole soltar a su ama.

Red: No. Estoy segura de que soy tan importante para él como lo es él para mi. -replicó sin siquiera reconocer la treta del ser rosado, tomándola desprevenida, dejó ir de inmediato a la chica rosada, provocando que cayera aterrizando sobre su trasero. Mirándola petulantemente, negó con la cabeza. ¿Cómo pudieron tantas personas sufrir y morir por aquella alimaña?

Si bien, ya había dejado en ridículo a la bestia negra, aún tenía una cosa más dolorosa guardada para atacarla.

"Aún si no fuera cierto... estoy segura de que le importo más que tú"

...

No le contestó.

Amber, quien de inmediato comprendió la gravedad de las palabras de Red, se llevó las manos a la boca en un gesto de incredulidad. Muffet lentamente perdió su sonrisa, reemplazándola por una mueca seria, aún cuando eran enemigas en múltiples aspectos, Chara era capaz de hacerse una idea del daño emocional que había recibido su contraparte rosada.

Betty simplemente se puso de pie, mirando al suelo.

Era incapaz de responderle, ¿y cómo hacerlo? porque de todas ellas, era la única quien había intentado matarlo de verdad, después de todo, Miedo era lo único capaz de anular la posibilidad de rehusarse a morir. Un solo paso en falso y habría terminado con él permanentemente, y si bien ahora era una persona totalmente diferente, el hecho de que su sangre debió haber estado en sus manos por el destino...

La torturaba.

"¡Hola hola!"

Determinación tercero anunció su llegada en el momento más oportuno posible. Dreemurr, aún cuando había prometido unos cuantos dulces para la fila, terminó trayendo una pequeña bolsa de plástico: no dándose cuenta del pesado humor que había entre sus enamoradas, mantuvo la sonrisa estúpida con la que sin querer derretía el corazón de tantas, metiendo rápidamente su mano izquierda dentro de la susodicha.

Entre sus dedos, salió un pequeño postre de plástico con el rostro sonriente de un monstruo azul, Nice Cream guy.

Frisk: Sé que prometí dulces, pero pensé que por el calor serían mejor unos heladitos pequeños, así no se estropearán si vuelven a mojarnos y se pueden comer rápido -explicó sintiéndose orgulloso de si mismo por su gran idea, esperando halagos o alguna tontería similar no porque le gustaran sino por la costumbre, de hecho a veces se sentía como el mono cirquero de sus amigas.

Pero, los rostros para nada contentos de las cuatro hembras le recibieron. De todas, la única que no le devolvía la mirada era Noire, cuyo cuerpo estaba dándole la espalda tanto a él como a las otras.

Frisk Dreemurr podía ser algo tonto, pero no por nada era la peor clase de trabajador que podía haber, un político. Entreabriendo los ojos para dejar sus orbes al descubierto, el aire que le rodeaba cambió inmediatamente. No un chico bueno y gentil, sino el hombre que era y debía dar la cara por todos sus amigos a diario. Moviéndose un poco tras guardar el postre con los otros cinco, colocó una mano en el hombro de la bestia negra.

Como era de esperarse, sintió su determinación al instante.

"Betty. Mírame. Ahora."

Quizás esto fuera a meterle en problemas con todas las demás por estar, supuestamente, eligiendo favorita, pero prefería eso y ser constantemente ametrallado con sus estúpidas quejas a dejar una chica buena llorar. Ya suficientes pecados tenía sobre sus hombros como para que le añadieran tristeza a la pesada carga de la cual era víctima.

Bump bump bump~

Cuando la llamó, sintió como su corazón comenzó a latir. Sus rasgos eran opuestos, y aún cuando seguían coexistiendo nada rompería el lazo de rivalidad al que estaban destinados, he allí que interacciones como aquella le parecieran tan especiales, tan únicas. Pues no estaban hechos el uno para el otro, pero aún así lo intentaban aunque sea un poco.

Después de todo, las relaciones empiezan con la amistad, aún si ella del odio al amor dio solo un paso, ver a Frisk dar unos cuantos por ella la hacía feliz.

Haciéndole caso, Bete volteó a ver a su ex-enemigo, encontrándose con las pupilas carmesíes del susodicho. Su sonrisa no se encontraba en ninguna parte, y aún si era realmente ella quien tenía el poder de escudriñar almas para desentrañar secretos, ahora mismo, ese par de rubíes oscuros parecían estar observándola a ella, sin odio, sin ira, sin deseos vengativos ni asesinos.

Solo podía encontrar un carmesí atrayente, cálido.

Viendo que finalmente tenía su atención, el joven cerró sus ojos, sonriéndole ahora si como solo él sabía.

"No te pongas triste, ¿vale?, todos vinimos aquí a pasar un día refrescante, ¿por qué no nos mojamos juntos y reímos hasta que-"

SPLAAAAAASH

Antes de que pudiera terminar de consolarla, el todo poderoso concedió su deseo.

Con un grito perfectamente sincronizado, otra pareja -la última- descendió hasta el punto de salida, dejando caer agua encima del castaño de camiseta azul y sus otras compañeras, siendo Kumu y Betty una vez más los únicos sin haber sido víctimas de una sola gota. Frisk pegó un grito cuando el frío líquido empapó su cuerpo por completo, arruinando su intento por subirle los ánimos a la rosada.

Frisk: ¡AHHHHHHHHHH! -soltando la bolsa de helados que había comprado, se llevó las manos al cuerpo para propinarse un abrazo en busca de calor, haber estado unos cuantos minutos al sol secándose le hizo perder la costumbre y, una vez entró en contacto consigo, el agua se sintió aún más fría que antes. Siete monedas de oro se fueron directo al demonio, cuando observó los postres que trajo destaparse por el agua que se coló adentro de su bolsa, generando una masa rosa acuosa desagradable- ¡¿P-P-POR QUÉ JUSTO AHORA, DE TODOS LOS MOMENTOS POSIBLES?!

"¡JAJAJAJAJA!"

Incapaz de no reírse ante su mala suerte, tanto ella como Akumu empezaron a reír, bajo la atenta mirada del embajador. Ver a Betty reírse sin contemplación alguna, similar a una hiena, llegó a ser más gratificante de lo esperado. Aún cuando tuvo que sacrificar parte de su dinero y tiempo, aquella mano en su estómago, su pecho moviéndose de arriba a abajo al tratar de respirar.

Y el sonrojo en sus mejillas...

Llegaron incluso a parecerle algo adorables a Chara y las demás.

"oigan tórtolos, ¿van a subir, o se van a quedar echando raíces?"

Todo se derrumbó en cuestión de segundos cuando la voz grave y juguetona del peor comediante que haya pisado la tierra taladró los oídos del grupo. Chara estrujó sus puños, reconociendo la voz del vástago más irritante del científico real. Sans, quien hasta ese momento había estado detrás del mostrador oculto gracias a su pequeña estatura, alzó su cabeza lentamente por la ventana con un Blaster como plataforma.

Chara: ¿Qué estás haciendo aquí, comediante de mierda? -la sonrisa del esqueleto más bajo solo sirvió para hervirle la sangre aún más. Aún cuando su cuerpo estaba completamente cubierto por agua, Chara perdió el frío en cuestión de segundos, llegando incluso a sentir calor. Una de las cejas de Amber se alzó, notando algo de vapor empezando a salir del cráneo de la primer caída.

El hermano mayor de Papyrus, quien curiosamente tenía puesta una gorra negra con la frase "encargado" acompañado de un gafete en su sudadera, alzó los brazos, restándole importancia a su pregunta.

"¿qué?, ¿acaso nunca han visto a alguien con más de un trabajo?"

Ver a Chara gruñirle como si fuera un perro hizo reír a la morena, y entrecerrar los ojos al amante del kétchup, quien irónicamente, justo sacó una botella del interior de su sudadera, pegándole un trago. Con nada más que decir, movió su brazo libre en señal de que podían entrar; Betty fue la primera, seguida de Frisk, Red, Chara y Muffet. El pequeñito portón se cerró detrás del grupo, y uno a uno se pusieron el cinturón.

"bien, disfruten del viaje."

El esqueleto alzó ligeramente su mano, en señal de despedida, pero el octavo no tardó en notar que algo no estaba bien.

Frisk: Oye, oye oye... ¿no deberías de darnos las indicaciones? -aún cuando su expresión sonriente no dejó su rostro, el hecho de que no le respondiera le envió escalofríos, y le hizo pensar lo peor. ¿Era esta una pequeña venganza por lo de las rutas, o es que Sans simplemente estaba siendo Sans?, fuera como fuere, no pudo reclamarle nada porque le perdió de vista más rápido de lo previsto.

SPLASH

El agua conforme empezó el trayecto ya se coló en el interior de la balsa, una pequeña ola mojó las piernas de Amber, haciéndola temblar ligeramente. No fue la única, pues una segunda tomó la espalda de Muffet no mucho después, quien por suerte, no había venido con sus coletas hechas para evitar arruinarse el pelo. Betty, observando como los brazos de la pastelera se apegaron a su cuerpo para protegerse, esbozó una sonrisa socarrona.

"Ese esqueleto del demonio... que se joda, si nos pasa algo lo demando"

Gruñó la princesa, moviéndose mientras se agarraba a la madera para no caerse. Aún con un cinturón de seguridad, era mejor prevenir que lamentar. Red, contrario a sus competidoras, estaba tiesa como una estatua, con la vista fija en el humano de tez amarillenta, ignorando por completo las constantes corrientes golpeándola. Aún si tenía frío, haber competido con la guardia canina en Snowdin no era nada comparado con esto.

Ser un fantasma habitando una muñeca tenía sus beneficios.

SPLASH

Amber volteó a mirar hacia la izquierda, notando como empezaban a girar y subir: el recorrido se había hecho corto más pronto de lo que esperó. Ahora solo faltaba el descenso y, valga la redundancia... allí se encontraban. El pequeño transporte se detuvo unos segundos, permitiéndoles admirar la vista... no era una distancia considerable, pero aún así no podía ignorarse el hecho de que se podía ver casi toda la fila.

Agarrarse al brazo de Frisk fue un gesto involuntario por parte de la peliazul.

Chara: C-c-creo que estamos muy alto... -recalcó, aún cuando había experimentado cosas horribles gracias al control gravitacional del estúpido saco de huesos, ahora no había magia alguna. Claro que no iba a decir que estaba algo asustada, su orgullo jamás se lo permitiría. Pero ver el rostro blanco de su sucesor, junto al tembloroso cuerpo de Amber, terminaron por hacer mella en su valor.

Betty, Red y Muffet eran las únicas que estaban tranquilas; la primera porque una caída no la mataría, la segunda gracias a su entrenamiento y la chica de seis brazos, era una araña.

Cliiiiink~

El chirrido fue la señal.

Y antes de que Chara se diera cuenta...

SPSSSSSSSSSS~

"AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"

El viento ya le estaba golpeando la cara en compañía del agua. Betty esbozó una enorme sonrisa, disfrutando de la adrenalina: Akumu agarrado a su cuello tenía una expresión similar. El grito combinado de las voces de Amber y Frisk hizo reír a rosa, Muffet simplemente se rió, agarrándose firmemente gracias a sus múltiples manos. Red llevó una mano frente a su rostro, sustituyendo su máscara para protegerse del agua.

Como deseaba no tener un orgullo tan grande, para simplemente gritar en compañía de su amado y la chica de rasgo doble.

Frisk: ¡NOS VAMOS A ESTRELLLAR! -viendo acercarse a toda velocidad, su determinación desapareció, siendo reemplazadas por un gris muerto. Ya sea porque Betty estaba en su dicha máxima, incluyendo su rasgo, o porque su imaginación realmente estaba jugándole malas pasadas, si que creía muy posible el que este fuera su último viaje.

"¡FRIIIIIIISK!"

La humana con mejillas rosadas usó su nombre como excusa para dejar salir su temor. Parecía sonar enojada, pero en realidad tenía unas enormes ganas de abrazarse a él: si este iba a ser el final al menos quería tratar de decirle otra vez lo mucho que le amaba, y robarle un beso en frente de todas ellas. Cerrando los ojos, la cuarta Dreemurr le agarró la mano.

Era ahora o-

SPLASHHHHHHHHHHH

Todo se detuvo cuando una enorme ola los golpeó por completo.

Lentamente, Chara abrió sus ojos, encontrándose con Sans parado en frente del portón de salida, abriéndolo para dejarles libre el paso. El vago de Snowdin mantenía su clásica expresión despreocupada. Ver a tres de sus clientes pálidos como si fueran fantasmas le hizo reír, en especial cuando su ex-enemiga salió arrastrándose para abrazar al suelo, besándole como si estuviera loca.

"¡OTRA VEZ, OTRA VEZ!"

Rugió el hechizo, brincando de su asiento tras haberse quitado el cinturón. Ella había sido la única que disfrutó plenamente del viaje, aún cuando era un gesto en extremo infantil, no podía evitarlo: estaba eufórica no solo por la adrenalina sino también porque inevitablemente se había alimentado del miedo de Frisk, Chara y Amber, poniéndola de muy bien humor.

Claro está, que no volvieron a subirse por más que insistió.

.


.

-[Epílogo: Al final de todo, somos uno]-

"PRFFFFFFFT~"

Escupiendo por última vez la millonésima bocanada de agua que se había tragado por andar con la boca abierta, Chara estrujó con todas las fuerzas de sus manos la parte baja de su camiseta: agua cayó de la misma en dirección al suelo, creando un pequeño riachuelo. No fue la única que contribuyó, pues de igual forma el resto estaba haciendo su mejor esfuerzo para purgar el agua de sus prendas.

En un gesto hasta bizarro, Red se encontraba agitando su cabeza sostenida por su mano izquierda.

SPLASH SPLASH SPLASH~

Teniendo éxito en sacar tantas gotas como pudiera, volvió a colocársela en el cuello, girándola un par de ocasiones hasta escuchar el "click" necesario. Aún si había visto a otro tipo de fantasmas como Mad Dummy o Mettaton lograr maravillas con sus cuerpos respectivos, Red podía hacerse pasar por una humana hasta cierto punto y... como era de esperarse, su mente fácilmente sustituía aquella inocente escena por algo desagradable.

Lo suficiente como para hacerla sacar la lengua.

"¿Estás bien, querida?"

Amber quitó la vista de la pelirroja, fijándose en la pastelera quien prácticamente ya había terminado de exprimir el agua de su ropa gracias a sus múltiples manos. Lightvale negó con la cabeza un par de veces, Betty ni siquiera se había molestado en limpiar su ropa, usó una de sus múltiples masas para otorgarse unas ya secas, para desagrado de Chara.

Era trampa, después de todo.

Frisk: Ugh~ ya está empezando a hacer frío y se oscurece... -comentó el objetivo en común de las cinco, si bien la noche no estaba tan cerca, el hermoso color anaranjado del cielo ya era una señal acompañada a la gran cantidad de personas que salían del parque en cuestión. Si bien habían traído mochilas con ropa de cambio, tenía apetito y de seguro ellas también.

Por ello, no pudo tener una mejor idea que proponer una cena.

"¿Qué dicen si buscamos un sitio donde comer todos juntos?"

Chara adoró la idea de inmediato, tirándose a sus brazos. Aún cuando compartían hogar, y en esta ocasión no pudieron estar juntos como había querido, nada cambiaría el hecho de que tuvieron una cita, y una increíble. Él escudero llevó su mano a la espalda de su hermana adoptiva, observando con algo de vergüenza como la castaña clara restregaba aquella interacción en los rostros del resto.

Amber: Si... yo quisiera comer también... en un lugar caliente -continuó integridad/amabilidad, empezando a seguir al par. Su primer idea fue una pizzería, una de los inventos modernos de aquella era que, sinceramente, había cautivado su paladar por su simpleza pero al mismo tiempo deliciosa mezcla de sabores- ¿podríamos ir a comer una pizza caliente?... sería suficiente para todos nosotros.

"¡NI SE TE OCURR PENSAR QUE IREMOS CON PAPYRUS!"

Inmediatamente sus esperanzas fueron aplastadas por la princesa de los monstruos quien, volteando a mirar atrás parar encararla, parecía haberse vuelto a subir a la montaña acuosa en la que estuvieron al principio de su jornada. Papyrus había mejorado bastante como cheft, aún si no tenía lengua... pero una cosa era hacer spaghetti, y otra diferente era creer conocer todos los campos de la comida Italiana.

Muffet: Ahuhu hu~ si comida es lo que quieren, ¿por qué no los llevo a mi establecimiento? algunos croissants, donas o sidra de araña podrían dejarlos bien calentitos~ -propuso inmediatamente, pero el "ni hablar" que Red soltó sin esperar más que unos segundos le cerró la boca. Ir a comer a donde Muffet nunca era una buena idea, por culpa no solo de sus exorbitantes precios.

Sino porque era una tacaña de campeonato.

Betty: Bueno, entonces supongo que solo nos queda ir a Grillby's -sabiendo que había presionado un nervio, ver y escuchar gruñir a la chica araña la hizo sonreír. Especialmente porque no solo el bartender de fuego tenía unos precios más accesibles, sino porque además de ser rápido para preparar platos, su establecimiento era justo lo que necesitaban a esta hora luego de haberse pasado el día entero en aquel sitio.

Un lugar cálido donde secarse.

Clap~

Frisk abrió la puerta del coche en el que habían venido, Muffet, Amber, Betty y Red se vieron obligadas a sentarse juntas, tomando por obvias razones Chara el asiento de copiloto. Las puertas se cerraron, y una vez el motor se encendió, comenzó a dar marcha para dirigirse a la carretera.

Todas agradecieron en silencio que prendiera el aire acondicionado para acelerar el proceso, y además la radio.

El último de la familia Dreemurr observó por el espejo retrovisor los rostros tranquilos de las chicas que gustaban de él, su vista pasando ahora a su derecha para observar a Chara: la chica de ojos carmesíes tenía su cabeza apoyada contra el cristal, con los ojos cerrados producto del cansancio. Probablemente se iría durmiendo todo el camino hasta que llegaran a su destino.

Se veía linda, tranquila y pacífica, valga la redundancia.

Si, Frisk podía no entender por qué aquellas cinco le seguían a todas partes, desesperadas porque un día eligiera a una -o a todas, por lo insistente que se mostraban- pero había algo de lo que podía estar completamente seguro.

Y es que, sin ellas detrás suyo... la vida sería muy aburrida.

Fin.

Dedicatoria: Bueno Over, he aquí el tercer regalo que te he hecho desde que somos amigos. Una vez más me pediste un harem, y una vez más te lo he dado, como ya dije al inicio, ya tenía una idea para tu historia aquella tarde que me contactaste: iba a estar relacionada a un RPG y un calabozo, pero bueno, esto terminó siendo lo que me pediste. Lamento si las interacciones fueron muy pocas junto al hecho de que solo hubo una escena en el parque acuático, pero espero que la duración y la calidad lo hayan compensado. Feliz cumpleaños querido amigo, te veo luego, y mis mejores deseos para tí en este día tan especial.