Disclaimer: los personajes no son de mi propiedad, pero la idea viene de mi alocada imaginación.
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Empire Bay, 1990.
Una mañana tranquila por el campus de la Universidad, la vida tomaba rumbos imprevistos y a veces innecesarios o muy traviesos.
En esté último aspecto destacaba la joven pelirroja, Anna Arendelle, una chica coqueta, divertida, ingeniosa, hermosa y muy pero muy traviesa.
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Aquel día que iba como viento en popa, ingreso la dulce muchacha a la habitación de su mejor amiga, Aurora, y le pregunto con curiosidad – Aurora, ¿Estás ocupada?–.
En tanto la chica rubia estaba sentada en su cama y leyendo uno de sus libros de una de sus clases, la misma le acabo respondiendo con – Puede que sí–.
Pareciéndole una aburrida la joven rubia, rápidamente la joven pelirroja le propuso como interrógate – Oye, ¿Podrías hacerme un favor? ¿Podrías colarte en la habitación de Kristoff?– mientras la colorada se ponía a jugar con sus pequeños y delicados dedos ante la propuesta, en ese instante provocó que la chica rubia la mirará con demasiada seriedad.
Era más que obvio que no le gustaban los juegos que su mejor amiga hacia; esas bromas en especial.
– ¿Por qué?– ante la propuesta, la chica rápidamente la cuestionó y sin más, se levantó de su cama y se dirigió hasta la chiquilla colorada.
Casi carraspeando al punto de ponerse nerviosa, de inmediato la chica pelirroja le justificó lo que le iba a hacer a su compañero – Le voy a jugar una broma y además voy a probar si es tan listo como realmente piensa que es–.
Pareciéndole una completa inmadura la colorada, Aurora en ese instante le termina rodando vagamente sus ojos y luego pegando un suspiro; diciéndole – ¿Jugarle una broma? Parece que nunca maduras, Anna–.
Ante lo dicho, la colorada decide defenderse y más por el tono de fastidio de su amiga – Claro que sí he madurado pero…– mordiéndose el labio y perdiéndose en sus pensamientos sobre las cientos de bromas y travesuras que ha hecho, lentamente intenta agregar más cosas para defenderse pero finalmente no puede.
Por su parte y otro lado, viéndola la joven Aurora a su amiga como una descerebrada, rápidamente le niega con su cabeza; pues en ese preciso momento se da cuenta que Anna siempre hace lo que quiere y todo con el fin de llamar la atención.
En la mente de la rubia termina abarcado la idea de que su novio está loco, sus amigos y amigas también están locos y locas, y algunos son unos pervertidos, pero aún más raro, termina abarcando la idea de tener que lidiar con chicas como su amiga Anna; inmaduras y estúpidas.
Nuevamente y pegando un suspiro pesado, finalmente le termina diciendo la chica rubia a su compañera – Solo por está vez. Es un monstruo cuando se enoja, Anna– añadiendo en ese instante y mientras se dirige a la salida de su habitación – Bien, ¿La broma es sobre tomar todas sus botas o solo las que tienen ese toque de Grinch?–.
Riéndose la quisquillosa amiga de la joven rubia, inmediatamente la colorada le dice con mofa – Oh, eres de mente tan simple como Elsa, pero tienes razón, ¡Vamos a reemplazar esas feas botas con estas!–.
Quitándose su mochila que llevaba y bajándola al suelo, rápidamente la joven pelirroja de su equipamiento extrae lo que le dejarán al chico.
Levantándose del suelo y sacando las botas con tacones de su amiga Cassandra, finalmente Anna se acaba riendo como una verdadera megalómana y más por imaginar lo ridículo que se verá Kristoff, una vez que se las ponga las botas.
Pareciéndole en ese instante una broma de mal gusto a la joven rubia, en ese momento termina expresando un completo disgusto y más porque el chico rubio es casi tan agresivo como un sargento.
Casi excusándose ante lo que su amiga quiere, de inmediato le pregunta insegura la joven rubia – Me pregunto, ¿Y por qué me necesitas para esto? ¿No había otra persona que quisiera hacer lo que tú quieres?–.
Mofándose de su comentario de su amiga y expresándole una justificación para nada sería, Anna le acaba confesando – Porque eres callada y eso es lo que me gusta, además, Kris tiene el sueño tan ligero que nunca podría colarme allí en su habitación sin despertarlo–.
Afirmándole suavemente y estando completamente de acuerdo con eso último, Aurora en ese instante le dice – En cierta medida, tienes razón– en tanto se agarra su brazo en señal de incomodidad y se mantiene un tanto disconforme, finalmente le pregunta – Bueno, ¿Qué hay para mi a cambio de que haga lo que me pides?–.
Queriendo obtener una recompensa a cambio de ayudar a su amiga con lo que quiere, finalmente la joven colorada le dice muy emocionada – ¡La alegría de engañar a Kristoff Bjorgman! Además es él, el objetivo perfecto para algo como esto. Kris se enojará, pero mientras la broma sea inofensiva como esta, se lo tomará como una buena diversión– agregando como confesión a lo que está diciendo la hermosa chica colorada – Hace unos meses cambié a Sven por un hámster, gracias a Leopold y la verdad no me fue muy bien que digamos. ¡Esté día será perfecto!–.
No dándole sensatez a lo que hizo la chica cobriza a la mascota del rubio, rápidamente la joven rubia le pregunta con una ceja alzada a su amiga – ¿Cambiaste a Sven por un hámster?–.
Sonriéndole en ese momento con una sonrisa torcida e incapaz de decirle lo que pasó, la misma colorada le dice avergonzada – ¡Sí! ¡Y también fui muy amable al respecto! Lo llevé al veterinario, pagué extra por cuidarlo, ¿Y cómo me lo agradeció? ¡Atándome a un árbol y estando solita, de cabeza y aterrada durante cuatro horas!–.
Casi rompiéndose en carcajadas, finalmente la joven rubia le dice a su compañera – Creo que te lo mereces en gran parte–.
Molestándose de inmediato la chica pelirroja ante eso último dicho, finalmente la toma de su brazo a su amiga y se la lleva hasta la habitación de su compañero.
Teniendo que ser ambas muchachas muy rápidas, al instante Anna le entrega las botas a su amiga y le ordena que entre a la habitación de Kristoff y le reemplace las antes mencionadas botas.
Mientras se mueve cuidadosamente por toda la habitación y en tanto se encuentra dormido el chico, Aurora hace el reemplazo de las botas viejas del chico con las botas de tacón.
Al mirar todo desde la puerta, Anna termina diciendo en un murmullo – Quién diría que Kristoff Bjorgman se preocupaba tanto por la moda– riéndose silenciosamente y escondiéndose mientras entrecierra la puerta lentamente.
No teniendo que esperar mucho para obtener los resultados esperados, finalmente Anna observa como su amiga abandona la habitación.
En tanto desaloja el sitio y se reúne con su amiga, la chica rubia hace un pequeño ruido al cerrar la puerta, lo que desencadena que en ese instante Kristoff exclamé un intranquilo jadeo sorpresivo y mientras aún duerme.
Casi queriéndole la chica colorada preguntarle que fue lo que pasó y a punto de que su amiga rubia le diga lo que sucedió, finalmente se escucha una fuerte exclamación y de parte del rubio – ¡¿Qué demonios?!–.
Ya casi a punto de salir corriendo y resguardarse en la habitación más cercana, Kristoff abre la puerta y aparece sumamente furioso y dispuesto a golpear si es necesario.
Pensando la chica pelirroja que esté último se pondría las botas y se lo tomaría como una simple broma, finalmente queda desilusionada y cambiando de opinión al verlo descalzo y dispuesto a atacarla.
– ¡Corre, no fue buena idea hacerle eso!– le acaba gritando asustada la joven rubia y una vez que el chico se prepara para lanzarle las botas a ambas muchachas.
Teniendo muy en claro la joven pelirroja que habría consecuencias más tarde y si se lo llega a topar al chico, finalmente se asusta mucho y decide obedecer a su amiga y en tanto ambas se retiran rápidamente hasta resguardarse en la habitación más cercana.
Sumamente furioso, finalmente Kris les acaba arrojando las botas a ambas muchachas pero fallando rotundamente y golpeando a un "inocente" Hans Westergaard que llevaba contemplando y oliendo las bragas de su ex novia Elsa.
Una ropa interior que el mismo colorado le había robado a su antes mencionada ex novia de su habitación.
Una vez que lo golpea a Hans, esté mismo no puede evitar entrar en conflicto con el joven rubio; empezando una discusión muy violenta en ese instante.
Solo escuchando toda la discusión desde la habitación en la que se encuentra y abrazándose ella misma, Anna finalmente llega a la conclusión de que no todos están de buen humor, en especial ese rubio loco, casi gigante y muy pero muy sexy como lo es Kristoff.
Terminando así este fic.
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Notas del autor:
Hola lector, nuevamente con ustedes.
¿Saben? Está actualización me pareció divertida y más por el final, je je je.
Bueno, espero les haya gustado, nos leemos pronto.
Cuídense y que estén bien.
