Capítulo 4. cazadores y cazados.

Clic, clic, clic…..gotas de agua cayendo en un recipiente metálico. Escuchó voces, animadas conversaciones suenan sobre mi cabeza, en el piso de arriba. Alguien pasa hojas de papel mientras lee. Abro los ojos. Miró a mi alrededor algo desorientada. Angelus deja en la mesa el periódico que tiene en sus manos y me observa. Sonríe de un modo extraño. Estoy tumbada sobre el banco. Me siento distinta, tranquila, en total calma, y por alguna extraña razón fuerte; como si una gran energía me recorriera por dentro. Me incorporo. El cuello me duele un poco, busco la herida que Angelus me hizo al morderme pero para mi asombro no la encuentro, en su lugar noto una cicatriz casi imperceptible el tacto.

-¿Qué hora es?

-Faltan pocos minutos para la media noche.- me acerca el periódico abierto por una pagina en concreto -¿Eras una chica popular...no es cierto?

Lo cojo y miro la fecha: 6 de diciembre.

-¡Oh señor, ¿Cuánto tiempo llevó aquí?

-Casi 48 horas, es tu segunda noche, la noche de tu "renacimiento".

-Todos estarán preocupados por mí…..-digo en voz baja

-Así es, todo Londres se ha hecho eco de la noticia. Lee el periódico.

Comienzo a leer. "…La extraña desaparición de Angela Parker- Green, primogénita de Sir Robert Benjamin Parker, consejero de su majestad la Reina Victoria…. Hoy es el segundo día sin noticias de ella….preocupación por parte de la familia y los allegados….podría tratarse de un secuestro…..la familia no ha querido pronunciarse, tan solo han expresado que albergan esperanza de que la joven se encuentre viva y a salvo por el momento…"

-¡¿Dios mío que he hecho!. Llevo dos días desparecida, mi padre tiene que estas destrozado y mamá… y Claire…. ¡pobre Claire!–exclamé cerrando el periódico súbitamente.

- Ya te dije que no aceptaba reclamaciones así que no me vengas con quejas, preciosa.

-Me temo que ya da igual si me quejo o no, no hay posibilidad de enmendarlo.

Negué con la cabeza mientras pensaba en las consecuencias de todo esto. Me sorprendí mirando a Angelus de un modo extraño, no podía enfadarme con él, no era culpa suya, yo le había pedido que me convirtiera; además por alguna extraña razón comenzaba a parecerme un hombre muy atractivo, había dejado de tenerle miedo y un sentimiento insólito hacia él estaba naciendo en mí. Era una especie de afinidad; algo físico. Desde luego no me estaba enamorando de él, ¡¡eso era inconcebible!. ¡Era un vampiro por Jerome, no iba a olvidarme de él por una estúpida atracción física!

¿Te ocurre algo, no dejas de observarme...

¡oh! –dije muy avergonzada mientras bajaba la cabeza.- No, es nada.

Angelus rió mientras se acercaba a mí. Sujetó mi barbilla con su enorme mano y levantó delicadamente mi cabeza. Evité mirarle a los ojos, esos ojos oscuros que eran capaces de hipnotizarme y hacerme cometer actos muy poco dignos para una mujer de mi clase.

-Yo sé exactamente lo que te pasa Angela. A veces ocurre en estos casos….no te preocupes, no es culpa tuya, no somos capaces de controlarlo….pero yo estoy aquí para lo que TÚ necesites, no dudes que puedo darte todo lo que quieras….

-No quiero nada de ti Angelus,- dije de forma cortante, y giré la cabeza bruscamente para que me soltara la barbilla - Ya me has ayudado en lo que te pedí y te he pagado por ello, no necesito nada y desde luego no tengo nada más con lo que pagarte.

Angelus sonrió de modo sarcástico.

-Esto si que no me lo esperaba, creo que eres la primera que me ha rechazado.

-Me alegro, al fin soy única en algo -contesté sarcásticamente.

-Desde luego eres muy distinta del resto que conozco, eso es seguro. Tal vez por eso me gustaste cuando te vi y te convertí en lo que eres.

Me levanté del banco y caminé hacia el fondo de la habitación. Estaba claro que Angelus era un hombre capaz de ponerme nerviosa con mucha facilidad así que lo mejor era intentar esquivarle tanto física como emocionalmente.

-¿De que hablas?-dije fríamente- Te pagué por tus "servicios", y no ha nada más que decir al respecto.

-¿De veras crees eso, Solo hay dos motivos por los que actualmente un vampiro se toma la molestia de convertir a una persona: el primero es una gran suma de dinero, el segundo una razón más "intima" para hacerlo….Y desde luego en tu bolso no cabían tantas libras como tú pareces creer.

-Tal vez seas tú el crea que eran pocas. Además; lo de la otra noche…el beso…y todo lo demás…¿era realmente necesario?

Angelus rió con aire de superioridad. Ladeó la cabeza mientras me miraba y se encogió de hombros.

-Digamos que me gusta disfrutar con mi trabajo.

Me enfadé un poco ante tal afirmación. Era cierto, era una muñequita entre sus manos, llevaba jugando conmigo desde la noche en que le conocí y parecía disfrutar mucho con ese doble juego. Pero a mi no me gustaba jugar, y no iba a darle nada de lo que él insinuaba. Intenté cambiar de tema.

-¡Ay!- grité sujetándome el estómago- Jamás había tenido tanta hambre….¿por que me siento así?.

- Eso también es normal. La sed de sangre pronto dominará tu vida, debes aprender a controlarla.

Asentí.

-¡Ah, casi me olvido de algo muy importante, necesitas un nombre…humm…eres una chica importante, la hija de un consejero real ni más ni menos….¿que te parece Dama Negra?

-¿Como la reina del ajedrez? Me gusta. Mi padre y yo solíamos jugar a menudo…

La puerta se abrió y William entró con una copa en la mano.

-Buenas noches pequeña dama de la corte, al fin has despertado, me alegro. He supuesto que tendrías sed…. - y me acercó la copa y me la entregó con una divertida reverencia a mitad de camino entre el respeto y la sorna.

Observé su contenido con desagrado, removí la copa mientras miraba como el espeso líquido se pegaba a las paredes del recipiente de cristal.

-¿pero esto es….lo que me imagino?

Ambos asintieron casi al unísono.

Probé un pequeño sorbo, no se me hizo desagradable al paladar. Vacié el resto del contenido de un sorbo.

¿Donde hay más?

Angelus me miró complacido, William rió" se está despertando tu sed de sangre. La primera vez siempre es la peor, pronto sabrás dominarla"

Habían pasado algunas semanas, algunas cacerías, varias salidas al teatro y alguna fiesta nocturna, claro que, bastante menos encantadoras y con gente de menos calidad a la que yo estaba acostumbrada. Desde luego no podía presentarme en un gran salón tras haberme dado por muerta y atormentar a aquellos que me conocieron en vida. Hubiera sido una locura, lo mejor era esconderse o por lo menos ocultarme a sus ojos, hasta que averiguara donde estaba Jerome y poder ir en su busca.

Una noche de Enero. Caminábamos por la zona de Covent Garden, cerca de la Royal Opera House mientras buscábamos algo que llevarnos a la boca. Yo iba delante con William; tras conocerle un poco era un hombre mucho más interesante…siempre y cuando se olvidara de recitar sus horrendos poemas. Detrás de nosotros iba Angelus con Drusilla y Darla (una de las chicas rubias que estaban en el pub. la noche de mi conversión)

Oh mirad- dijo Dru.- cuatro victimas calentitas para la hora de la cena.

Y en efecto había cuatro personas a unos 30 metros de nosotros, la noche era fría y llevaban capas pero aún así pude determinar de que se trataban de dos hombres y dos mujeres. La calle estaba desierta a excepción de nuestra "cena" lo cual era una gran suerte. Nos aproximamos a ellos para seguirles más de cerca. Unos metros más delante William hizo la señal y les rodeamos, yo me quedé a su espalda con Dru y William. Darla y Angelus se pusieron frente a ellos cortándoles el paso. Al principio ellos creyeron que pretendíamos robarles, y desde luego se equivocaban.

Darla fue la primera en atacar, se abalanzó sobre una de las chicas, una muchacha rubia a la cual se le cayó la capa con la fuerza del ataque de la vampiro. Cabello liso, ojos marrones, ¡¡Oh señor se trataba de Claire, no tardé más que unos segundos en reaccionar, pero para entonces Angelus ya estaba sobre la otra chica; William y Drusilla forcejeaban con uno de los chicos. Aún quedaba uno libre, mi supuesta víctima pero….yo no podía pensar en nada que no fuera Claire.

Corrí hacia Darla y la sujeté intentando que soltara a mi hermana. Ella estaba enrabietada y me costó mucho apartarla de ella, por suerte aún no había conseguido morderla. Sin pensarlo empujé a Darla y esta cayó rodando por el suelo.

¡Corre muchacha!-Dije a Claire-¡ vete a casa!.

La pobre muy asustada me hizo caso. El único chico que estaba libre empujó a Angelus mientras emprendía su huída, corrió detrás de Claire y le tomó de la mano, ella miró hacia atrás un segundo y luego ambos desaparecieron tras doblar la esquina. "Creo que era James Bradbury, el oficial del ejército" – me dije. Sonreí una décima de segundo y me giré cortándoles el paso a los otros por si pretendían seguirles.

Darla se levantó del suelo con cara de pocos amigos.

¿Te has vuelto loca o sólo eres estúpida? Esa era mi cena ¿sabes?

Pues ahora ya no lo es. –contesté desafiante.

-¿Se puede saber que demonios ha pasado aquí?-dijo William soltando al chico al que habían atacado, este estaba aturdido en el suelo, sin duda le habían golpeado en la cabeza.

- Conocía a esa joven, si se te ocurre seguirles tendrás que vértelas conmigo Darla.

-Vaya, la muñequita tiene carácter- me dijo en tono burlón.

- Déjala en paz Darla, hay más gente para atacar- Exclamó Angelus.

-Claro, ¿como no, Angelus defendiendo a su favorita. – Darla era de lo más sarcástica.

- ¿Pero su favorita no era yo? – Preguntó Drusilla con voz de niña buena.

No dije nada más. Me agaché junto al cuerpo del chico inconsciente, no quería más enfrentamientos en el grupo. Rebusqué en su bolsillo y encontré un espejito de plata. Me miré en él y no encontré mi reflejo, aún así pretendía llevármelo: "Maldito Percy, tu y tú vanidad, no pienso ayudarte, me trae sin cuidado lo que te ocurra esta noche". Miré a la otra chica, no la conocía más que de vista, me sonaba haberla visto en alguna fiesta pero no era capaz de recordar su nombre, de todos modos parecía que estaba muerta, Angelus ya había sacado de ella todo lo que se podía sacar.

Me levanté ante la mirada asombrada de todos. "Creo que hay demasiadas mujeres aquí" – indiqué y me alejé.

-¡ANGELA! – Gritó Angelus mientras me iba.

- ¿Ya eres el esclavo de la pelirroja, estará contenta con un escabel tan complaciente y servicial. Seguro que no encontró a un caballero tan atento ni en Buckingham.– las palabras de Darla se clavaron como puñales en Angelus.

- ¡Cállate estúpida, eres puro veneno!

Regresé a "The Lair", estuve pensando durante mucho tiempo si mi hermana hubiera sido capaz de reconocerme antes de huir junto al Sr. Bradbury. Si eso era cierto mi familia no tardaría en mandar a buscarme por todo Londres, y al final acabarían dando conmigo. Si mi padre se proponía algo estaba claro que lo conseguía.

Cuando Angelus llegó yo estaba apurando una pinta de Guinness negra en la mesa más oscura de todo el pub. Se acercó a mí. "¿puedo sentarme?". Asentí con la cabeza sin mirarle.

-¿Puedo preguntarte quien era ella?

- Es mi hermana…quiero decir, lo era. Mi única hermana.

-Entiendo, una decisión difícil. Enfrentarte al grupo o perder dolorosamente parte de tu pasado…

- No podía verla morir, si volviera a ocurrir volvería a enfrentarme a quien fuera por salvarla.

- Ya lo he visto, pero debes entender que ya no eres quien eras, ahora eres alguien diferente, ella no es tu hermana aunque lo creas, sólo es una joven cualquiera, una víctima más.

- Para mí no lo es, siempre será mi pequeña Claire. Aunque mi corazón ya no palpite ella está dentro de él. Y mataré a cualquiera que pretenda hacerle daño.- Me acabé la cerveza de un sorbo y golpeé con el vaso en la mesa.- ¿Ha quedado claro?

Él asintió.

Lo que yo debería hacer es alejarme de aquí, no quiero causaros más problemas.

¿Lo dices por Darla, no te preocupes es que se pone celosa con facilidad…pero es inofensiva con nosotros.

Eso espero. De todos modos si Claire me ha reconocido no tardarán en empezar a buscarme, corro peligro en Londres. Si al menos tuviera una pista del paradero de Jerome.

En realidad si que la tienes….bueno la tengo yo….pero digamos que la he ocultado deliberadamente.

¿Qué? Sabes a donde ha ido y no me has dicho nada hasta ahora, ¿Por qué has hecho algo tan mezquino?

Tenía la esperanza de que te olvidaras de él….y así tal vez…..nosotros….

¡No hay ningún nosotros Angelus! –dije totalmente fuera de mí.- ¡Estoy harta de tus juegos!.- Lágrimas de rabia comenzaron a asomar en mis ojos sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo.- ¿Vas a decirme donde está o disfrutas torturándome?

Sí, sí, te lo diré – parecía muy avergonzado- Cuando Darla le convirtió dijo que iba a irse a América. Nos habló de ti durante los pocos días que estuvo entre nosotros, nunca nos dijo tu nombre pero parecía muy afectado por tu rechazo. Se sentía despechado y pensó que la mejor manera de olvidarte era alejarse de ti para siempre. Creo que tenía intención de irse a Nueva York.

Nueva York, América. –Dije limpiándome las lágrimas.- ¿Tan lejos?

Sí, al menos eso fue lo que él dijo. La última vez que le vimos se dirigía a Portsmouth, para tomar un barco.

¡Maldita niñata estúpida! Por que no le dije que sí desde el principio. No seré capaz de encontrarle jamás. – Comencé a llorar de nuevo.

Angelus se levantó de su silla y se sentó junto a mí, en el banco.

-Tenía que habértelo dicho desde el principio, has perdido semanas por mi culpa.

- El resto también lo sabía y tampoco dijeron nada.

-Yo les dije que no lo hicieran. Soy un egoísta y un aprovechado, todo lo hice por mi propio beneficio….y de todos modos no he logrado nada.

En ese momento odiaba a Angelus pero de todos modos era el único que había demostrado algo de interés por mí al venir a buscarme. Además no había nadie más allí así que no me quedó otra que abrazarle. Ningún otro iba a venir a consolarme, mejor un traidor arrepentido que aquellos a los que no les importaba lo más mínimo.

-Ya no habrá más juego Angela, a partir de ahora voy a ayudarte, yo mismo te acompañaré a Dover. Allí tomarás un barco. Tienes que encontrar a Jerome.

Dos días después tomamos el ferrocarril a Canterbury, de allí a Dover era tan sólo una noche en coche de caballos.

"Angelus y Angela, casi parece un trabalenguas, creo que estabais destinados a conoceros". Dijo William cuando nos despedíamos con una sonrisa en los labios. Drusilla parecía contenta con mi marcha, Darla por el contrario no abrió la boca ni para despedirse, su cara reflejaba sus celos y desde luego yo intenté no provocarla aquella noche. Cogimos el tren nocturno y llegamos a Canterbury a primera hora de la tarde. Por suerte en enero anochece pronto y pudimos salir de la estación de trenes en algo más de tres horas.

El viaje a Dover se me hizo largo, tal vez porque estaba ansiosa por llegar. Aquella noche preguntamos en el puerto y nos dijeron que al día siguiente había un barco a Nueva York. Teníamos suerte, sólo salía uno cada semana. Angelus se empeñó en pagar mi pasaje. De todos modos yo no tenía dinero…. Aquella noche salimos de caza, iba a pasar muchos días encerrada en un barco, recluida en mi camarote durante todo el día, saliendo esporádicamente alguna noche para alimentarme… no podía ser muy codiciosa o sino llegaría a Nueva York un barco fantasma conmigo casi como única tripulante.

Tras un par de víctimas cada uno nos decidimos a despedirnos. Angelus me acompañó a las cercanías del puerto, entraría al barco y me acomodaría para el viaje, ya faltaban pocas horas para que zarpara. Y él tenía que encontrar un lugar en el que guarecerse antes de que despuntara el alba.

Te echaré de menos Dama negra. –dijo cogiéndome fuertemente las manos.

No sé si yo puedo decir lo mismo, Angelus…- Me miró preocupado.- Era una broma - exclamé riendo- claro que me entristece irme. Creo que ya he conseguido perdonarte...

Me alegra escuchar eso.

Ahora me espera un largo viaje y una búsqueda que no sé cuando tendrá fin. Sólo espero que acabe cuanto antes, y que acabe bien.

Mucha suerte pequeña.

Le besé en la mejilla, pero él no pareció muy complacido.

-Si esta es la última vez que voy a verte…..-expresó con timidez- Mejor algo más intenso ¿no?

Me dio un beso tan apasionado que me hubiera cortado la respiración de haber tenido. Cuando me soltó le miré aturdida.

- Un par de besos como estos y me quedo en el viejo continente para siempre...

Ambos reímos, pero sabíamos de sobra que eso no era posible, teníamos que separarnos.

-Tal vez volvamos a vernos- expresó Angelus al fin.

-¿Por qué no? Dicen que la eternidad es muy larga –contesté con una sonrisa, claro que yo misma dudaba de mis palabras, no confiaba en volver a verle de nuevo.

El viaje se me hizo largo y tedioso, solía pasarme las noches en cubierta, mirando el oscuro mar como una masa negra cubriéndolo todo. Si lo pensabas llegaba a asustar. Un pequeño barco en medio del inmenso océano… una insignificante mota de polvo en el mundo.

Tres personas sufrieron mi ataque durante la travesía, tuve la decencia de no morder al niño extraviado en cubierta aquella noche de luna nueva…aunque si es verdad, que me costó contenerme.

Un martes por la tarde llegamos al puerto de Nueva York.

Que vacía se encontraba Liberty Island por aquel entonces. Pocos años después los franceses regalarían a la ciudad de Nueva York la maravillosa estatua de la libertad.

Casi tres semanas buscando en los bajos fondos de la Gran ciudad emergente en la que se estaba convirtiendo Nueva York. Pocas pistas y demasiadas dudas aún por resolver. Una noche incluso me vi envuelta en una pelea, por suerte mi fuerza era bastante mayor que la de una mujer normal tras mi conversión, y gracias al cielo también aquella noche lo fue más que la de aquellos dos hombres que osaron atacarme.

Al fin una noche el destino dejó de jugar conmigo y conseguí descubrir donde solía refugiarse Jerome de la luz del día. Y esa noche mágica ha sido, ESTA NOCHE. Me dirigí hacia allí lo más deprisa que pude, unas calles antes de llegar a doblar una esquina vi a un hombre que era rodeado por otros cinco, le golpearon y le arrastraron entre varios de ellos llevándoselo a un coche, los caballos se pusieron en marcha y se alejaron de la calle. Me llevé las manos a la boca intentando contener un grito de angustia. Ese hombre era mi amado, ERA JEROME SIN LUGAR A DUDAS, pero la pregunta era otra ¿Quiénes eran esos hombres y que querían de él?. Crucé la calle sin dudar, corriendo tras el coche de caballos, no estaba dispuesta a perderle ahora que al fin había conseguido encontrarle... Iban demasiado deprisa, no podía alcanzarles.

¡Oh bendita fortuna! Un par de caballos atados fuera de una taberna, por supuesto desaté uno y cabalgué como alma que lleva el diablo tras el carruaje. Pararon. Bajaron a Jerome a rastras por el suelo hasta un edificio cercano, parecía inconsciente. Desmonté y até el caballo en un poste, quien sabe si podría volver a serme de ayuda. Me acerqué al edificio, La puerta estaba cerrada.

"Oh señor, necesito un plan o mucha suerte para salir de esta…."-me digo- "No hay tiempo para pensar un plan, tendré que confiar en la suerte por una vez..."

Llamo a la puerta. Solo después de haber vuelto a llamar alguien se acerca y abre.

-Hola –digo tímidamente- ¿podría ayudarme gentil caballero?

-Por supuesto señorita ¿en que puedo servirla?

Le empujo sin miramientos en cuanto se descuida, le echó contra la pared y le abro la cabeza de un golpe contra el suelo.

"Muérete maldito"- le susurro al oído que ya no es capaz de oír nada… Cruzo el oscuro pasillo de la casa, junto a la pared, intentando ocultarme en las sombras. Escucho ruido en la habitación del frente, la puerta está entreabierta. En su interior 3 hombres vestidos de traje, Jerome en el suelo, entre un pequeño charco de sangre. Parece que no se mueve. Uno le patea en el estómago, me revuelvo de odio, no puedo aguantar más. Entro como un huracán en la habitación. Para cuanto quieren reaccionar ya he matado al más cercano a la puerta, y estoy sujetando a otro por la cabeza, le parto el cuello con un fuerte chasquido que suena como el partir de una ramita. El tercero me mira horrorizado, suplica por su vida, "piedad"- dice el muy cobarde. Pero mi odio interior no escucha tal petición, en mis labios y en mi cabeza tan solo resuena una palabra "VENGANZA".

-¿hay alguien más aquí?

Niega con la cabeza. "por favor dejadme ir señorita"

Sonrío con aire sarcástico.

-¿Acaso quieres dejarme solita en un lugar tan oscuro?

El hombre está llorando de miedo. Mi cara se vuelve aterradora y mis colmillos hacen aparición mordiendo la carne de su cuello. Al poco cae muerto.

Me acerco a Jerome, "no respira"-pienso, al momento me doy cuenta- "es un vampiro, que no respire es lo normal". Le sujeto la cabeza, parece que vuelve en sí. Me mira extrañado a penas puede moverse pero cuando me reconoce se recupera un poco y se incorpora.

"¿Angela, no puedes ser tú debo de estar muerto…

-Lo estas, pero yo también – le sonrío.

- Tú has……tú….¿lo has hecho? - balbucea

- Vaya, tres meses alejado del parlamento y ya estás perdiendo tu don de palabra, Señor Morrow.

-¿De que sirven las palabras en un momento así?- me dice mientras se abalanza sobre mí y me besa apasionadamente.

Cuando nos separamos veo que hay una lágrima en su mejilla, se la limpio con el dorso de la mano.

-¿Quienes son estos hombre y por que te han traído aquí?

-Se hacen llamar "el consejo", por lo poco que sé son tan viejos como los vampiros, se dedican a exterminarnos…pretendían sacarme información antes de acabar conmigo.

-En ese caso he llegado justo a tiempo a la fiesta – contesto mientras le ayudo a incorporarse.

Jerome asiente con la cabeza

- Eres mi Ángel de la guarda pequeña, pero…¿Qué vamos a hacer ahora?

- Tenemos toda la eternidad por delante y se me ocurren un par de cosas que aún no hemos probado…..- sonrío alzando una ceja.

-En ese caso… ¿A que estamos esperando? – dice mientras me pasa la mano por la cintura y nos alejamos de la casa llena de muertos.