Hola! hace un montonaso que no pongo un capitulo nuevo, lo siento u.u prometo escribir más seguido. Aqui traigo, por fin el tercer capitulo! xDDD que lo disfruten!
Capítulo tres: En busca de Will
Will y Elizabeth estaban dormidos. Ambos estaban de costado y Will abrazaba a la muchacha. Eran como las 3 de la mañana, cuando sonidos de disparos y botellas rompiéndose hicieron que el joven Will se despertara sobresaltado. Sin despertar a Elizabeth, quién no se había inmutado, se levantó, se puso su chaqueta, sus zapatos y salió a ver qué sucedía fuera.
Al salir, vio muchas personas peleándose con botellas, revolver y puños. Supuso que eran borrachos, así que se dirigía de regreso al hotel cuando una mano extraña le tapó la boca y lo echó hacia atrás, donde había un callejón.
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Débiles rayos de sol entraban por la pequeña ventana de la habitación. Algunos rayos golpeaban a Elizabeth en el rostro. Ésta se giró para poder dormir con tranquilidad, pero un portazo la sobresaltó. Jack había entrado a la habitación, con una botella de ron en la mano.
Miró a Elizabeth sola en la cama. Intercambiaron miradas durante unos segundos y luego Jack dijo:
"donde está William?"
Elizabeth, quien no se había percatado de su ausencia, miró hacia todos lados.
"Estaba aquí hace unos minutos" – dijo Elizabeth levantándose de la cama. Buscó en toda la pequeña habitación, en el baño, pero sin resultados.
"Hay que buscarlo fuera" – respondió. Se dirigió a la salida, donde estaba Jack, pero éste la detuvo.
"No pensarás salir así, no?"
Elizabeth tenía la enagua del vestido, pero no al que va por encima de la enagua. Lo miró enojada.
"Iré a averiguar a la taberna, tú mientras cámbiate" – dejó la botella de ron en la mesada y despareció.
Elizabeth comenzó a cambiarse. Se colocó el vestido que llevaba el día anterior, uno color verde agua, y unos zapatos. Luego se peinó un poco y ya estaba lista. Se disponía a salir cuando observó la botella de ron. Automáticamente la tomó y vació su contenido en el retrete. Luego dejó la botella donde estaba anteriormente. Fue a buscar su chaqueta y Jack ya estaba de regreso.
"Averiguaste algo?" – le preguntó
"Si, averigüé varias cosas. Una de ellas es cómo hacer para no romper la botella cuando…"
"Algo sobre WILL" – hizo que la última palabra se destacara.
"Ah, lo siento" – sonrió un poco y enseguida volvió a cerrar la boca – "Un viejo tabernero me dijo que a eso de las 3 de la mañana se desató una pelea entre borrachos y…"
"Eso que tiene que ver con Will?"
"Ustedes nunca escuchan toda la historia antes de preguntar, verdad?" – Elizabeth no se dignó a responder. – "Bueno, como sea, el tabernero me dijo que vio a un chico parecido a Will que salió a ver qué ocurría, pero vio que una persona lo arrastró hacia un callejón. Ya está, ese es el fin de la historia, ahora si puedes preguntar lo que quieras, amor."
Elizabeth lo miró frunciendo el seño.
"Ahora qué vamos a hacer?"
"Seguir las pistas" – respondió Sparrow y sonrió de costado.
Estaban saliendo cuando Jack quiso tomar su botella de ron, pero estaba vacía.
"MI RON!" – gritó
"Ah, si, lo tiré por el retrete" – respondió la chica sin girarse y sin mirarlo.
Jack sacó su espada y por un momento sintió una furia incontrolable, pero se contuvo y la guardó.
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Ya estaban fuera. Jack le señaló el callejón que había dicho el tabernero y fueron allí. No había nada fuera de lo común, excepto el horrible olor.
"A qué apesta aquí!" – gritó Elizabeth tapándose la nariz.
"A Lorkassa"
"A quién?"
"Lorkassa! Del que te conté"
"Tú me dijiste Joel!"
"Se llama Joel Lorkassa!"
"Y qué vamos a hacer?"
"Sé donde encontrarlo" – respondió Jack mientras se volteaba y caminaba. Elizabeth lo siguió.
"Y a donde vamos ahora?"
"A buscar a la tripulación, partimos en seguida"
"Partimos? Hacia donde?"
"Broncow"- le respondió Jack sin parar de caminar y sin mirar hacia atrás.
Una vez que Sparrow consiguió reunir a toda la tripulación, exclamó:
"Damas y caballeros, partimos hacia Broncow!"
"Y qué haremos allí?" – preguntó uno de los piratas.
"Rescatar a un amigo, pero mientras podemos disfrutar de lo que esa isla nos brinda! Tesoros, fiestas, mujeres y más!"
Todos los piratas vitorearon y se dirigieron a sus puestos en el Perla Negra.
Una vez que estuvieron listos para zapar, lo hicieron.
"Para qué me aventuré otra vez!" – dijo Elizabeth – "Ahora Will está en problemas…"
Elizabeth estaba en su camarote. No podía contener la preocupación. Caminaba de aquí hacia allá, pensando en su amado Will.
Recordaba cuando lo conoció, cuando se besaron por primera vez, cuando pasaban la mayoría de su tiempo juntos, recordaba todo. Pero un golpe a la puerta la hizo volver a la realidad.
"Pase" – dijo y Gibbs apareció.
"Señorita Elizabeth, le aconsejo que se quede aquí tranquila. Jack me dijo que la encierre en su camarote porque ha decidido que nos amotinemos de un barco que viene hacia nosotros."
"Pero, Will…!" – protestó la chica, caminando hacia Gibbs que se había asomado a la puerta. Pero el hombre cerró la puerta y la trabó con una llave. Elizabeth golpeó la puerta.
"Lo lamento mucho, pero el capitán me lo ordenó, no quiere que le ocurra nada" – pudo escuchar del otro lado. Acto seguido escucho pequeños pasos que se alejaban.
"Hubiera bastado con que me lo digan y ya!" – gritó Elizabeth contra la puerta.
Golpeó una vez más la puerta y se sentó en la cama. Sin saber qué hacer, se quedó allí, sin hacer nada, solo sentada…
En cubierta, se acercaban al barco que querían amotinar. Gibbs se acercó a Jack y le dijo:
"Todo listo, capitán"
"Muy bien hecho. No quiero que le pase nada a esa niñita de papá" – respondió.
En el camarote de Elizabeth, reinaba el silencio puro. Pero, en un momento escuchó disparos, cañones, gritos y mucho movimiento. Se inquietó mucho. Se pegó a la puerta de madera de su camarote y se quedó a escuchar.
Los fuertes ruidos no duraron tanto como ella esperaba. En un rato todo fue silencio. Luego comenzó a escuchar movimiento, pero movimiento común, de gente caminando, llevando cosas de aquí hacia allá, charlas, …
Golpeó un par de veces de la puerta. Nada. Golpeó de nuevo. Sin respuesta. Miró su camarote. Constaba con una cama demacrada, una mesa de luz con una vela en un candelabro y un armario. Elizabeth se dirigió al armario y lo abrió de par en par. Estaba lleno de ropa reluciente, no parecía pertenecer a ese cuarto.
"Si no puedes contra ellos, úneteles" – se dijo a si misma y se sumergió en ese mar de ropa.
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"Capitán"
Jack giró y se encontró con Ana María.
"Capitán, qué haremos con la Señorita Swann?"
"Oh! Claro, casi me olvido de ella. Ve y…"
Jack no pudo terminar su frase. Se escuchó un disparo y la puerta del camarote de Elizabeth se abrió de par en par. De la puerta, apareció una Elizabeth totalmente cambiada, no parecía la señorita que solía ser. Estaba vestida con unos pantalones y botas de pirata, camisa y chaleco de cuero, tenía el cabello suelto y un poco revuelto y usaba un sombrero estilo pirata.
Elizabeth se dirigió hacia donde estaba Jack guardando el revólver que llevaba en un costado de su pantalón.
"Mi barco!" – gritó Jack
"Pensabas tenerme ahí encerrada todo el viaje?" – contestó ella
"Solo un poco más. Que llevas puesto?"
"Ropas que encontré en el camerino. También encontré un revólver y una espada. Demostraré que puedo ser toda una pirata si quiero."
Jack aguantó un poco la risa que lo invadió por unos segundos.
"Como desees." – Contestó el capitán – "Ya casi llegamos a Broncow"
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Will abrió los ojos. Todo estaba muy oscuro, no veía nada. Sentía que estaba amordazado con un pañuelo en la boca y con las manos atadas a la espalda. Tenía un fuerte dolor de cabeza, producido, seguramente, por un golpe. No recordaba lo sucedido, lo único que recordaba era que alguien lo empujaba hacia un callejón, luego de eso su mente estaba en blanco.
Esperó un poco hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad. Pudo notar que se encontraba en una especie de calabozo, construido de piedra y con una puerta metálica. No había ventanas y parecía ser una especie de círculo. El calabozo solo constaba con unas camas de metal sin colchones y unas esposas colgadas de la pared.
Will se encontraba en un costado, sentado en el suelo. Escuchó pasos, y observó que la puerta se abría un poco. Observó a una mujer de cabellos largos, ondulados y negros, vestida con un vestido rojo oscuro, que lo miro por unos segundos y luego volvió a cerrar la puerta. A los cinco minutos, la misma mujer regresó, esta vez, con un plato de comida, un pedazo de pan y un vaso con agua. La mujer entró y cerró la puerta tras ella.
"Hola" – dijo, dejando la comida en un costado. Will intentó hablar, pero no pudo, al tener un pañuelo en la boca. La mujer se lo desató. Will notó que la muchacha tenía las manos muy suaves y sedosas. Era hermosa. – "Siento el inconveniente, pero quería ver como estabas y te traje un poco de comida, supuse que tendrías hambre".
La voz de la muchacha era muy suave y tierna. Will no habló, pero asintió con la cabeza. La muchacha también le desató las manos, para que éste pudiera comer.
Will comenzó a probar la comida. Estaba deliciosa. Cuando terminó le dio las gracias a la muchacha y preguntó su nombre.
"Sophie" – respondió ésta.
Escucharon unos pasos que se acercaban. Sophie recogió el plato de comida vació, volvió a amordazar a Will y abrió la puerta para retirarse. Pero antes de cerrar la puerta tras ella, miró nuevamente a Will y dijo:
"Lo siento"
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Jack estaba en el timón, cuando se le acercó Elizabeth.
"Cuánto falta?" – preguntó
"No mucho, descuida, llegaremos pronto."
Hubo unos segundos en silencio, hasta que la muchacha volvió a hablar.
"Desde qué edad estás en el mar?"
"Desde que tengo memoria. Mi padre era un pirata y marinero de gran orgullo, mi madre se enamoró de él apenas se conocieron. A los dos años de haber nacido, mi madre falleció. Crecí con mi padre, y me retiré a hacer mi propia vida apenas tuve edad."
Hubo otros segundos de silencio.
"Seguros crees que mi vida es una vida de oro, no? Que siempre tuve lo que quise, que era una niña mimada y que tuve una vida muy feliz siendo rica. La verdad es que no, todo lo contrario. No llegué a conocer a mi madre, mi padre nunca estaba en casa, siempre me cuidaba una mucama. Nunca fui feliz. Hasta que, conocí a Will. Se que éramos muy chicos, pero lo recuerdo perfectamente. Fue una luz brillante en medio de mi vida oscura. Él siempre me apoyó en las buenas y en las malas. Siempre estuvo conmigo."
"Parece que ambas vidas tienen su lado malo y su lado bueno, no?" – respondió Jack. La miró y le dedicó una de sus más lindas sonrisas.
"Tierra a la vista!" – gritó un marinero.
"Muy buen, caballeros!" – miró a Elizabeth – "y muchachas! Llegamos a destino!"
