Dame

Capítulo 4

Los chicos se revolvieron con el sonido del despertador. Al principio se miraron extrañados, pero en seguida recordaron lo ocurrido el día anterior. Se habían confesado sus sentimientos y ahora por fin estaban juntos.

Algo sonrojados, se quedaron mirando durante algunos segundos, hasta que por fin Sora, algo inseguro por lo irreal de su actual relación, deslizó tímidamente sus dedos entre los cabellos de Nao. Éste cerró los ojos disfrutando del contacto.

-Debemos ducharnos e ir a clase- susurró Sora.

-Lo sé...vamos.

-Bueno, en realidad...- sus mejillas se encendieron –si nos duchamos juntos, podemos entretenernos un rato...

Sunao sintió cómo el calor se agolpaba furiosamente en su rostro. Aún así, bajando la mirada a la sábana, asintió con la cabeza.

-Vamos, entonces...

Se hicieron con todo lo necesario y fueron juntos a las duchas. Por suerte, aún era temprano y no había llegado nadie más. Se desnudaron evitando mirarse completamente sonrojados y se anudaron una toalla a la cintura. Buscaron una ducha apartada en un rincón y fueron juntos hacia ella.

-Bueno...¿vamos juntos?

-Si...

-¿Puedo?- dijo Sora agarrando un extremo de la toalla de su acompañante.

-V-Vale...

El trozo de tela cayó al suelo y el cuerpo de Nao quedó completamente al descubierto. Sora, tratando de relajarle un poco, tomó la gomilla que sujetaba los cabellos del chico y la soltó, acariciando su rostro después con ternura. Éste, un poco más confiado, desató también la toalla de la cintura de Sora y puso ambas en un perchero al lado de las duchas.

Los dos, ahora completamente al descubierto el uno para el otro, se miraron cohibidos. Hashiba abrió la puerta de la ducha tras de sí, agarró a Sunao por la cintura y lo hizo entrar, aprovechando para pegarlo a su cuerpo. El calor aumentaba por momentos, y las manos de ambos comenzaron a acariciar la piel caliente.

Sora abrió el grifo y un chorro de agua templada se deslizó colándose por los huecos que se formaban entre sus cuerpos. Sus labios se buscaron uniéndose en un beso húmedo y entregado. La excitación de pensar que no eran Ran ni Yoru, por una vez, los que buscaban un contacto tan íntimo como el que estaban teniendo, hacía nacer una felicidad dentro de ellos que nunca habían experimentado.

Ambos estaban excitados y se apretaban fuertemente el uno contra el otro, haciéndose ver que se necesitaban. Sora tomó algo de jabón y comenzó a frotarlo por el cuerpo de ambos con dedicación.

Su mano descendió por el trasero de Nao y acarició su entrada, presionando levemente, obteniendo un gemido de éste, que se aferró a sus caderas con fuerza cuando Sora introdujo un dedo en su interior. Comenzó a moverlo consiguiendo así el estremecimiento y los gemidos de su koi. Pudo hacerse paso hasta con tres dedos fácilmente gracias al agua con jabón que cubría sus cuerpos.

-Ahh...Sora...por favor...

-..¿estás listo...?

-...si...-y dicho esto Sora abandonó su interior.

Sora agarró a Nao por las nalgas y, ayudándose con la pared, consiguió subirle lo suficiente para que se enlazara en su cintura y se agarrase a la puerta de la ducha. Con cuidado y con la ayuda de Sunao, pudo por fin introducir su miembro en la cavidad de éste. Por un momento, se quedaron quietos, hasta que el propio Nao apoyado con una mano en el hombro de Sora y la otra en la puerta de la ducha, comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo con lentitud. No era virgen, por lo cual aquello apenas le dolía un poco.

Sora se sentía mareado por las sensaciones que le envolvían, y más por instinto que por propia iniciativa, empezó a embestir a Nao cada vez más rápido, haciendo que su amante aumentara considerablemente el tono de sus gemidos y comenzara a tocarse.

-S-Sora...no puedo más...ahhh...

-Tranquilo...yo también estoy cerca...

Sunao arqueó la espalda contra la pared de la ducha llegando al orgasmo y cerró rápidamente su mano contra su erección impidiendo que el líquido blanquecino escapara. Poco después, Sora se derramó dentro de su cuerpo, apoyándose contra él y contra la puerta de la ducha. Bajó a Nao cuidadosamente al suelo y se abrazaron.

-Gracias...

-¿eh?¿por qué?

-Por hacerme esto...por sustituir el recuerdo de lo que me hicieron Ran y Yoru por algo real entre tu y yo.

-Baka...- sonrió –no te pega decir esas cosas.

Terminaron de asearse y se anudaron las toallas a la cintura de nuevo. Al abrir la puerta de la ducha y salir, se tornaron pálidos. Allí, mirándolos con sorna, estaban Matsuri y algunos otros chicos de la clase. Su palidez se volvió de un rojo intenso y no fueron capaces de articular palabra alguna.

-Bueno, supongo que ya no hay motivo para preocuparme por vosotros...¿o si?- dijo el rubio.

-Vámonos, Hashiba- le agarró Nao de la mano tirando de él.

-Vamos, ¡no os enfadéis!- rió por lo bajo.

Los dos chicos se alejaron y se vistieron rápidamente.

-¿Cuánto tiempo han escuchado...?- se mordió Sora el labio.

-Prefiero no saberlo...- suspiró pesadamente –de todas formas, me da igual...ha sido genial, ¿no?

El peliazul le dedicó una amplia sonrisa.

-Si...

Los dos muchachos agarraron sus cosas y salieron de las duchas cogidos de la mano. Ahora que estaban juntos no lo esconderían a nadie. Por fin, después de tantos años, Fujimori Sunao había cumplido su verdadero sueño: conseguir el amor de Kuu-chan. Pero eso era algo que le contaría más adelante.

Fin