Capítulo 1:
Dentro de uno de los órganos más importantes del Wizenmont, estaba la oficina de Harry Potter. Si bien era considerado líder dentro de las divisiones y capitán de aurores, el aún tenía que seguir órdenes del alto mando dentro del DMC quien organizaba los distintos departamentos como los inefables, aurores junior, equipos de elite, entre otros. Asi que ahí estaba el héroe del mundo mágico (nombre que odiaba) sentado en su gran escritorio rellenando papeleo que su jefe le había pedido. Sin embargo, mientras escribía solo podía pensar en todo lo que le haría a su esposa el fin de semana, por lo tanto, prefería adelantar todo el trabajo posible para tener dos días completamente libres. Sus cuatro hijos estaban ya en Hogwarts y milagrosamente Ginny tenía unos días libres, asi que era el momento perfecto para recuperar la llama de pasión que se había ido perdiendo en su matrimonio desde hace algunos meses. En medio de firmas y lecturas un silbido llamo su atención, con rapidez alzo la vista y encontró un vociferador que estaba entrando por la rendija de su puerta, un lazo rojo, papel borgoña y el inconfundible perfume a rosas de su esposa. Con un suave movimiento lo abrio.
Amor, me acaban de informar que el periódico necesita que me quede unos días más en Noruega por el asunto del jinete de dragones perdido. Se que estarás escuchando esto con el ceño fruncido y te pido disculpas, pero sabes que mi carrera es importante para mí, te juro que te lo compensare apenas pueda. No te enojes y aprovecha esta oportunidad para ver a tus mejores amigos, hace semanas que no ves a Ron y Hermione.
Te amo.
Escucho todo con atención, estaba molesto, a pesar de que entendía ciegamente cuan importante era la carrera de Ginny, esta no era la primera vez que lo dejaba plantado y una parte de el se preguntaba si su mujer había notado que las cosas entre ellos ya no funcionaban como antes. Había tenido dos semanas agotadoras y esto había sido la gota que rebalso el vaso. Guardo todo sin ganas, negándose a la posibilidad de volver a su casa solo, decidió que iría a un bar y llamaría a Ron, sin embargo, aunque fuera su mujer amigo, cuando tenia problemas con su esposa aka su hermana, no se sentía cómodo contándole sus dificultades. Por otro lado, invitar a su mejor amiga, la bruja más querida dentro del ministerio, era mucho más tentador e imposible. Hermione Granger lucho desde el primer momento que piso el ministerio de magia por ser escuchada y abolir decretos de ley anticuados que estaban en contra de los magos y brujas mestizos, criaturas mágicas, malas praxis y más. Su carrera iba en ascenso, tanto que esperaba una promoción de parte de Kingsley en cualquier momento, pero, su mujer amiga hace dos semanas que no le dirigía la palabra, había suspendido sus almuerzos de los miércoles, no había querido molestarla porque alegaba que tenía trabajo, pero de alguna forma sospechaba que había otra razón. Tomo su abrigo para poder salir, cuando alguien abrio la puerta.
-Harry- saludo Hermione- ¿Ya te ibas?
Sorprendido respondió – justo iba para tu casa-
-Ah, qué casualidad, yo venía a invitarte a que fuéramos por algo de tomar o cenar- dijo con una sonrisa tímida la castaña. El asintió de inmediato.
- ¿Prefieres ir a tu casa, la mía o vamos a un restaurante? - pregunto el ojiverde. Hermione estaba cansada, había sido un día largo y decepcionante, no tenia ganas de hacer la cena justamente. Como siempre Harry leyó los ojos de la castaña y le dijo
-Podemos ordenar algo para comer, ¿Qué le apetece a Ron? Hermione suspiro y se sento en el sillón que tenía su amigo tenía en su gigantesca oficina.
-Ron no esta en casa- respondió molesta – Nuevamente tuvo que ir de viaje no se dónde por la transportación de algunos objetos "no ciertamente legales" de Sortilegios Weasley – explicó.
Harry comprendiendo exactamente como se sentía, le dijo – Entonces, vayamos a mi casa- la tomo del brazo, ella sabia perfectamente que iba a pasar, un estirón en el estomago y un escalofrió después, se habían aparecido en la mansión-no mansión- Potter.
Cansada Hermione se quito la chaqueta y la puso en la porta abrigos que estaba al lado de la puerta. Caminaron hasta el living mientras Harry dejaba un montón de prendas tiradas, sus zapatos, la corbata y el abrigo. Fue hacia el pequeño bar que se encontraba al lado de la chimenea y sirvió dos tragos, de reojo observo que Hermione con su varita enviaba las prendas a sus lugares, abrigo en la porta abrigo, zapatos en el estante y corbata en el closet. Con una leve sonrisa por las conductas obsesivas de su mejor amiga se sentó al lado de ella. La castaña, ya había prendido la chimenea y perdida en el juego de las llamas no se había percatado que su amigo le estaba tendiendo el vaso con whiskey de fuego delante de ella.
-Ginny tampoco esta verdad – medio preguntó- afirmó con los ojos cerrados. Era una dinámica que llevaban hace meses, ambos hermanos Weasley viajaban por trabajo, ellos se quedaban en Londres, pero cuando sus respectivos esposos estaban en Londres, ellos debían viajar por algún mandato del ministro de magia. Sus matrimonios estaban deteriorados y era una verdad que les estaba costando asumir.
-Está en Noruega – dijo Harry tomando de su trago - ¿Qué te apetece cenar?
-A veces pienso que merecemos esto – dijo Hermione con amargura – Antes me preocupaba de estar más en casa por mis niños, pero desde que se fueron a Hogwarts me he enfocado más en mi trabajo que estar ahí – dijo mirando a Harry. Este le devolvía una mirada intensa – sabes que eres una madre y esposa excelente, la culpa no es nuestra, es que solamente no hemos podido coincidir- dijo el azabache resignado – ahora dime cariño, que quieres cenar –
-La verdad no tengo hambre, solo no quería llegar a casa y encontrarla vacía, como todos los días por un mes- respondió cerrando los ojos de nuevo, estaba increíblemente cansada de esta situación.
Harry la miro suspirar con los ojos cerrados. La observo detenidamente, hace tiempo no estaban solos. Estaba más guapa, su cabello sedoso le caían alrededor de su cara y debajo de sus pechos, había cambiado tanto. Una gota del trago le estaba escurriendo la mejilla y pensó en secarla, pero, ella le había ganado. Sabia que lo que estaba pensando estaba mal. Habían prometido no volver a hablar de lo que habían hecho. Pero, quería probarla. De nuevo.
Sacudió la cabeza y se levantó, dándole la espalda, se sirvió más whiskey. Hermione había sentido el peso de su lado desaparecer y lo miro, se había sentido observada, entendía por lo que estaban pasando, no era extraño estar descoordinados de sus parejas, de alguna forma siempre lo habían estado. A Harry el alcohol le estaba nublando el juicio, quería besarla. Le ofreció más alcohol, pero se dio cuenta que el vaso de ella aún tenía. soledad, deseo, miedo, promesas retumbaban en la cabeza de azabache. La castaña por su parte pensaba que era una buena esposa, buena amante, buena amiga, buena madre y buena profesional. Era una mujer extraordinaria, tenia confianza en ella misma, después de ganar la guerra cambio y dejo de ser aquella niña insegura, por eso sabia lo que despertaba en los hombres y en Harry. Lo conocía como la palma de su mano y por eso cuando le sostenía la mirada, sabia en lo que estaba pensando. Una búsqueda, una noche, un beso, miedo a la muerte.
-Hermione, ¿te has planteado la idea de besarme? – preguntó con tono despreocupado pero expectante, se arrepintió enseguida, había roto la promesa.
-No estamos solteros Potter- atino a responder mientras se tomaba el ultimo trago de whiskey, sabia que el lo estaba pensando, asi que le extendió el vaso en señal que le sirviera más. Por supuesto le sirvió y se sento al lado de ella.
- ¿Por cuánto tiempo lo has pensado? - pregunto Hermione, al ver la expresión de sorpresa de su amigo dijo- Te conozco Harry- el azabache asintió y rio.
-No puedo ocultarte nada, pero vamos, enserio no te ha pasado por la cabeza- y con esa media pregunta media afirmación se termino de romper el pacto que habían hecho hace tantos años.
-Si estas hablando de esto solamente porque te sientes despechado, déjame decirte que es machista e injusto de tu parte. - Harry escucho a su amiga y sabia que tenia razón. Se dio asco por pensar en el daño que le haría a su esposa, mujer que había adoptado a su ahijado para que él tuviera la familia que siempre había querido, pero a la vez, sentía deseo, un deseo reprimido.
-Es más que eso Hermione- dijo levantándose para servir más whiskey. Hermione sabia como se sentía, la irritaba conocerlo tan bien y sentir lo mismo, ahora más maduros, más seguros, más, solo más. Ella lo había pensado también, en besarlo, hace meses había resurgido ese pensamiento, durante sus almuerzos del miércoles obligado, razón por la que los suspendió con el pretexto de su trabajo, después de su primera vez en el bosque de Dean en plena búsqueda, se habían dado cuenta que encajaban en más de una forma, pero Ron volvió antes de descubrir algo más y con ello el amor que ambos sentían por los Weasley, sus destinos estaban marcados y siguieron ese camino que era o al menos parecía el correcto. Tomándose el ultimo trago, lo miro a los ojos y Harry se sento a su lado.
Harry Potter se acerco a su mejor amiga, pensó en decirle cuanto la deseaba, pero sabía que decir eso implicaría mucho más, asi que solo le agarro la barbilla y miro los labios de Hermione.
-Harry…- jadeo Hermione, sabia que era una mala idea, pero la necesidad del contacto era más fuerte y sus quejas fueron opacadas por los labios del salvador y su sabor a fuego. El beso era tal y como recordaban, pero ahora, más intenso. El poso una mano en el cuello de la castaña para profundizar el beso, ella ladeo la cabeza para que su lengua entrara. Hermione agarro el cuello de su camisa y ambos cerraron el espacio que quedaba, pero con un movimiento rápido, Harry el agarro de los muslos, para cambiar la posición, pero ella sabia que si no paraban en ese minuto no iban a poder parar. Ambos alarmados, se separaron. Mierda masculló Hermione y se dio vuelta para mirarlo, estaba excitada, estaba deseosa y él le devolvió la mirada mientras lamia sus labios. De un segundo a otro comenzaron a besarse de nuevo, a tocarse, sus mentes gritaban, pero sus instintos eran más fuertes.
-Esto no esta pasando- dijo entre besos- esto no esta pasando- repitieron ambos.
Se besaban con furia y desenfreno. La lengua de Harry pasaba por los senos de la castaña y ella excitada le abría la camisa, el cinturón. Harry levanto la falda de su mejor amiga y desapareció su ropa interior, estaba mojada, él no podía esperar y mientras la observaba veía a una diosa. Ella gimiendo en su oído por la sensación de los dedos del azabache en su centro, le tomo la mano, ya no quería esperar más. El la entendió y escuchando la suplica que salía de los labios de su mejor amiga, se enterró en ella hasta el fondo de una sola estocada. El grito lanzado por la castaña estaba teñido de puro placer, ambos temblaban y se movían frenéticos para llegar al orgasmo, existían en una burbuja de placer, deseo, sudor y gemidos. Harry le susurraba al oído entremedio de jadeos que se viniera para él, que era hermosa, que lo mojara aun más, la tocaba como sabia que iba a funcionar y entremedio de los saltos que Hermione daba ambos se sintieron venir. Con la respiración entrecortada, después de un último beso, Hermione se levanto despacio, soltando un último gemido cuando el miembro de su mejor amigo la abandono. Ambos sentados, uno al lado del otro se miraron y las risas que antes habían tenido lugar, ahora se convertían en un gran sentimiento de culpa que les hervía en sus cuerpos.
Hermione dándose cuenta de lo que había pasado, se levanto de golpe, juntando sus prendas que estaban en el suelo, no sabia que hacer, no sabia que pensar, por Circe que el sexo había sido increíble. No se sentía de esa manera en años, desde que tuvo hijos el matrimonio con Ron había decaído, eran una gran familia por supuesto, ¿eran una gran pareja? No tanto. Harry por otro lado estaba en shock, siempre había tenido una buena conexión con Ginny en cuanto al sexo, su esposa era hermosa y sabia como utilizar su cuerpo, no era tímida, pero, cuando encuentras eso que habías perdido hace tanto tiempo, los instintos y las sensaciones son diferentes. Hace casi veinte años que habían abierto una caja de pandora, la cual rápidamente habían cerrado, tratado de olvidar para siempre aquellas sensaciones. Hoy la habían abierto de nuevo y sabían que tendría repercusiones, para Hermione por lo menos, ya no seria lo mismo.
-Dime que no hemos destruido nuestra amistad- rogó Harry mientras la miraba.
-Harry ..- comenzó a decir – esto…
Harry sabia a lo que se referia, pero tragándose sus sentimientos le dijo – esto no paso Hermione, volvamos a olvidarlo.-
Ella asintió ante la mirada de su mejor amigo, dos semanas sin verse habían sido horribles, prácticamente trabajaban juntos y debió decir muchas mentiras para permanecer apartada de la oficina del Auror, mandaba a su secretaria, ayudantes, a sus amigos, todo para no verlo. Se sentó resignada y dijo:
-Harry debemos dejar de vernos por un tiempo- Harry sabia que eso era lo correcto, que debian matar este sentimiento que los acongojaba, pero se prgeuntaba si realmente querían hacerlo. Verla asi despeinada, sonrojada, a medio vestir y con la respiración descontrolada aumentaba sus ganas de volver al bucle de tiempo en el que se habían envuelto hace unos minutos atrás.
-Pasemos el findemana juntos- rogó el azabache, mirándola a los ojos, implorando para que aceptará. Ella lo miró como si tuviera tres cabezas, su familia estaba en juego, sus amistades.
-Aceptemos que tuvimos química- le dijo y siguió – saquemos todas las ganas que tenemos en este momento y paramos, lo metemos de nuevo en una caja y lo olvidamos para siempre, sabes que deseas esto tanto como yo o ¿prefieres pasar el finde semana sola nuevamente? – terminó por decir mientras le corría un mechón de cabello de la cara. Hermione levantó su cabeza y exhalo pesadamente, no, no quería estar sola, pero se sentía asustada, sabia que esto no seria como cerrar un grifó, estaba en laberinto y hasta el momento no encontraba la salida. De repente sintió las manos de su amigo en su cuello para que bajará la cabeza y lo mirará.
-Que mierda Potter, realmente esto te parece una buena idea, estamos casados. – dijo enojada, y levantándose rápidamente.
-Discúlpame, pero enserio no te vayas, cenemos, no volvemos a beber, solo seamos Harry y Hermione – pidió. Hermione suspiró deseosa de poder olvidar lo ocurrido y también de tener a su amigo de vuelta, aquel que era un hogar, que la animaba a ser mejor y con el que podía hablar de cualquier cosa. Harta de estar sola, dijo:
-Spaghettis suena bien para ti – preguntó. Harry sonrió en respuesta.
