Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer. La historia está basada en el libro "El Maravilloso Mago de Oz" de Lyman Frank Baum, en el libro "Wicked: Memorias de una Bruja Mala" de Gregory Maguire y en el libreto de la puesta en escena "Wicked: La Historia jamás contada de las Brujas de Oz" de Winnie Holzman. Yo solo quise hacer una interpretación diferente de las historias.

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Un año después

Con un desinteresado movimiento de su muñeca mandó al guardia volando a través del claro en el que había estado haciendo sus rondas.

Muchos días y meses había seguido esta misma rutina, de algún modo se enteraba de la ubicación de campamentos de "rastreo", como los había llamado el Mago. No eran más que trampas para capturar a los Animales que, aterrados, intentaban huir a tierras más altas para resguardarse.

Isabella aún no sabía exactamente qué le hacían a los Animales, pero una vez que salían del palacio, parecían ser solo animales normales, que después eran usados como bestias de carga e incluso para comer. La joven bruja nunca pensó llegar a ver este día… Oz se estaba convirtiendo en una tierra en donde los Animales no hablaban y eran usados como alimento. Algo totalmente atroz.

Bajando audazmente de la escoba, Isabella caminó hasta la enorme jaula en la que habían sido atrapados aquella familia de cabras. Tenía la esperanza de que supieran algo del profesor Carlisle Cullen, pero después de la primera (aterrorizada) impresión, la familia le agradeció enormemente y se sintieron mal por no poder dar ningún tipo de información.

Parecía que en algún momento conocieron al profesor, pero cuando este se mudó a Shiz para dar clases, no supieron nada más de él.

La familia le ofreció refugio a Isabella por algunos días antes de tener que partir hacia las montañas. Agradecida, Bella aceptó, pues en todo este tiempo había tenido que sobrevivir por sí misma en el bosque.

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Mucho se hablaba entre los Animales, que la tan llamada "Bruja Mala" parecía más bien su defensora, la única que se preocupaba por el destino de los Animales que el Mago, que los habitantes de Oz, que Oz mismo…

Se había corrido la voz de que como agradecimiento se le debían ofrecer algunos días de alojo en sus hogares. Sin proponérselo, Isabella se había convertido en un símbolo de esperanza para los desprotegidos.

La única que le haría frente al Mago.

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Parecía que todo Oz se encontraba reunido en el salón más grande del palacio de la Ciudad Esmeralda. Esperaban ansiosos la ceremonia de honor a Tanya y a Edward.

Fue una ceremonia hermosa. Primero, nombraron a Edward jefe de la guardia real, muchas personas habían guardado un ligero recelo al joven príncipe. No era ningún secreto que era simpatizante de la bruja malvada, había comandado muchas brigadas de búsqueda durante algunos meses y, solo cuando el Mago le ofreció un puesto a su lado, dejo de buscar a Isabella.

Edward creía que su nueva posición le ayudaría a encontrar más rápido a Bella, con los recursos que ofrecía el Mago, no debía ser tan difícil. Los más emocionados eran sus padres, Anthony y Elizabeth eran los más orgullosos durante la ceremonia, parecía ser un gran honor que siendo tan joven su hijo hubiera podido llegar al lado del gobernante de todo Oz.

Tanya, por el otro lado, estaba enormemente feliz. Por fin era el centro de atención, por fin las personas la volteaban a ver cuando entraba a una habitación y, con su enorme y esponjoso vestido azul, la joven bruja había aceptado su nuevo nombramiento "Tanya la Buena". Aunque con algo de remordimiento, era consciente de que solo era una pieza, como Isabella había dicho, un chivo expiatorio. Pero para la rubia no significaba un mayor problema y, al igual que Edward, tenía la esperanza de poder encontrar a Bellis y ayudarla a mejorar su imagen.

En un momento, el Mago había tomado la palabra y empezaba a explicar el peligro que representaba "La Bruja Mala" (como se referían ahora a Isabella), y relataba lo sucedido el día en el que ella superó la gravedad.

— Así no fue como me lo contaste. — Le susurró Edward de forma enojada. La indignación recorría el cuerpo entero del cobrizo. Las palabras del Mago eran totalmente diferentes a lo que Tanya le había contado.

— Luego te explico. — murmuró la rubia detrás de una falsa sonrisa. Tomó el brazo de Edward con suavidad al ver el enojo en su mirada, intentando tranquilizarlo.

— ¡Qué bueno que te tenemos, Tanya! — empezó a decir la señorita Esme al notar que el par empezaba a distraerse. — A ti y al nuevo capitán de la guardia. Creo que los habitantes quieren algunas palabras de su nueva protectora. — Esme sonrió cuando la gente empezó a aplaudir y a aclamar.

La pareja dudó antes de separarse, ninguno se sentía completamente cómodos en el palacio, ni en la presencia de Esme y el Mago. Con un carraspeo, Tanya se movió primero.

— Como la mano derecha del Mago, mi trabajo a partir de ahora es buscar la felicidad de ustedes. — miró a la gente que se extendía frente a ella, embelesados. — Y creo que… cuando por fin consigues algo que quieres, pues… significa que ganaste. Pero, si un sueño se vuelve realidad, también significa que pagaste el precio. Y yo me pregunto, ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar? — miró fijamente al triste rostro de Edward, para después mirar el tenso rostro de Esme. Tanya se resignó. — No puedo ser más feliz, ¿cierto? — miró al Mago. — Ni yo, ni Edward podemos ser más felices en este momento. Y, aunque por poco no es lo que esperábamos, ya estamos aquí. — suspiró temblorosamente, intentando retener las lágrimas. — Hoy no podemos estar más felices.

Esperó un momento a que la gente aplaudiera para después apresurarse un poco para llegar a los brazos de Edward. El cobrizo la abrazó apretadamente y besó su frente al entender la situación en la que se encontraban ambos, si bien tendrían muchos beneficios, quedaba la duda. ¿Qué haría Isabella al enterarse de sus nuevos puestos?

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Este capítulo es corto jaja así chafita como lo ven, me costó trabajo decidirme a escribirlo jaja pero me alegra que ya esté, también ya casi tengo listo el capítulo 12, pero esperaremos algunos días más para poder subirlo.

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¡Nos leemos pronto!