Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer. La historia está basada en el libro "El Maravilloso Mago de Oz" de Lyman Frank Baum, en el libro "Wicked: Memorias de una Bruja Mala" de Gregory Maguire y en el libreto de la puesta en escena "Wicked: La Historia jamás contada de las Brujas de Oz" de Winnie Holzman. Yo solo quise hacer una interpretación diferente de las historias.

.

.

.

Tanya entró al enorme salón del trono dentro del Palacio Esmeralda, no podía dejar de pensar del enorme grimorio que había escondido muy precariamente debajo de su cama. Ahora, sentía que su misión de vida era cuidar del conocimiento que contenía.

Miró distraídamente hacia el Mago y la señorita Esme, quienes hablaban acaloradamente. El hombre mayor estaba sentado en el trono (como siempre) y Esme daba vueltas de forma incansable a su alrededor.

— No sé por qué se ve tan triste. — estaba diciendo Esme. — Todos se fueron más que felices con todas las cosas que les dio. — continuó recordando a Renesmee y sus amigos, el León cobarde, el hombre de hojalata y el espantapájaros. Por fin notaron la presencia de la rubia. — Tanya, creí que estarías por ahí festejando con todos los demás. — dijo desdeñosamente en su dirección, ella era perfectamente consciente de lo que Isabella significaba para ella, siempre lo había sabido.

El simple pensamiento de su mejor amiga, le hizo bajar la vista a la pequeña botella verde que aún aferraba entre sus manos. El cuerpode Tanya tembló.

— Era de Isabella. — susurró a nadie en particular.

— ¿Cómo? — frunció el ceño la señorita Esme.

Tanya también frunció el ceño, pensando. No era posible.

— ¿Qué dices? — quiso saber el Mago.

— E-Era de su m-madre, ella la guardaba como recuerdo, ella misma me lo dijo. — lentamente, levantó la vista, hacia el hombre que había arruinado todo. — Y solo recuerdo haber visto una botella igual… — miró hacia el excesivo traje del Mago, hacia el bolsillo que, sabía, siempre mantenía lleno con… — aquí. Usted me ofreció un trago de ese líquido verde.

El Mago tragó saliva y, temblorosamente, llevó su mano hasta el bolsillo, sacando una botella idéntica a la que sostenía Tanya.

Un recuerdo le golpeó entonces.

Toma un trago más, ojitos lindos, tengo una noche para ti… Que rico está el licor que yo te ofrezco, un brebaje verde, fuerte y fresco… Dale un rico trago, rica niña, anda y ven hacia mi…

Me voy al anochecer… aprovechemos el tiempo.

— ¿Era de la madre de Isabella? — murmuró desarmado por aquella desgarradora noticia. — Qué horror. — dijo, ahora más alto, dándose cuenta de todo lo que había sucedido desde aquella insignificante noche sin sentido para él, de aquella hermosa joven llena de vida que se había entregado a él sin reservas. — Yo soy un gran sentimental… — empezó a recordar todo lo que alguna vez le dijo a Isabella, lo poco que pudo contarle durante el breve tiempo que estuvieron juntos. — No fui papá… y es una pena… — comenzó a llorar.

La señorita Esme le hizo una seña a los guardias para que salieran, dejando al trío completamente solo.

— Así que… ¿era su hija? — se atrevió por fin, Tanya, a decirlo en voz alta. — ¿Todo este tiempo…? — ¿alguna vez Bella lo supo? ¿alguna vez tuvo siquiera una idea de lo que…?

— Por supuesto. — habló de repente Esme, asustándolos a ambos. — Por eso tenía tanto poder. Era… una hija de dos mundos.

Aquella noticia pareció asentarse con dificultad en la sala del trono.

Tanya se aferró al último recuerdo que le quedaba de su amiga, alzó la barbilla.

— Quiero que se vaya de Oz. — le dijo gravemente al Mago. — Que se tome una 'indefinida ausencia'. — no tuvo misericordia ante lo destrozado que lucía el hombre, ahora muy lejos de ser maravilloso. — ¿Oyó lo que dije? — exigió saber.

Con dificultad, el Mago se puso en pie.

— Si, su bondad. — le dio una floja reverencia a Tanya y salió caminando lentamente.

¡Guardias! — llamó Tanya con voz potente. Un grupo de hombres entraron al —escuchar el llamado. — Ayuden al mago a preparar el globo en el que llegó.

Aunque algunos parecían confundidos, ninguno se atrevía a cuestionar o contradecir a Tanya La Buena. Así que solo siguieron sus órdenes.

Esme vio su futuro pasar frente a sus ojos… y no le gustó nada lo que vio en él.

— Tanya, hija… — comenzó a decir melosamente. — sé que hemos tenido nuestras pequeñas diferencias… — decía con una ligera sonrisa. Como si estuviera hablando del clima.

— ¿Señorita? — le interrumpió Tanya, acercándose a ella. — ¿Ha pensado en lo que sería de usted en cautiverio?

Esme se atragantó con sus palabras.

— No le comprendo muy bien. — tartamudeó un poco. Tanya le sonrió.

— CAU-TI-VE-RI-O… — dijo lentamente la rubia, como si le estuviera hablando a uno de esos monos voladores que siempre acompañaban a Isabella. — ¿La cárcel? — recordó las palabras que Esme le había dicho alguna vez. — Personalmente, no me la imagino respondiendo correos.

Esme asintió, creyéndose salvada.

— Y-Yo tampoco…

— En mi opinión personal, usted no es apta para el puesto… — siguió hablando la rubia como si no hubiera escuchado nada. — Espero me demuestre lo contrario…

— Mira, niña…

— ¡Pero, lo dudo! — finalizó sin decir nada más. — ¡Llévensela! — algunos guardias que habían quedado tomaron a la señorita Esme por los brazos y la arrastraron hasta los calabozos del Palacio.

Tanya suspiró, hubiera querido hacer algo más para que aquellas dos horribles personas hubieran recibido su merecido, pero era todo lo que podía hacer por ahora. Más adelante, se dijo, era solo cuestión de tiempo para que se le permitiera volver a hablar libremente a los Animales y para que el nombre de Isabella pudiera ser limpiado de todas las atrocidades falsas que se habían dicho alguna vez.

Todo será por el tiempo que no pudimos tener, Bellis.

Escuchó, entonces, cómo todas las personas se aglomeraban en la plaza central de la Ciudad Esmeralda. Todos habían escuchado acerca de la partida del Mago. Todos querían saber qué sucedería ahora.

Y Tanya lograría ser lo que ellos necesitaban.

Por Bellis.

Por Edward.

Por ella misma.

.

.

.

¡No puedo creer que ya solo nos falte el epílogo! Le tengo mucho cariño a esta historia jajaja estoy por ponerse sentimental.

Díganme qué opinan, ¿de acuerdo? Hasta ahora he disfrutado mucho de sus comentarios y sus lindos mensajes, me alegra que puedan disfrutar de la historia tanto como yo.

No se olviden de dejar un lindo comentario y pasarse por nuestro lindo grupo de Facebook 'Twilight Over The Moon'.

¡Nos leemos pronto!