Capítulo 9: "Sinceridad"

Estaba recostada contra el tronco de un añoso árbol intentando contener el estómago de nauseas, pues aún todo le daba vueltas, aunque eso no era nada comparado con el dolor que sentía en casi todo el cuerpo, incluso hasta el simple echo de respirar le causaba un gran esfuerzo. Y no era de extrañarse, lo último que recordaba era haberse soltado de la mano de Inuyasha y dirigirse casi directo contra un árbol. Luego no supo más. Hasta que abrió los ojos y lo vio... jamás olvidaría aquel rostro del hombre, vulnerable, acongojado y a la vez absorto, por ella...

Cerró los ojos sintiéndolos pesados, aquel vértigo que sentía le causaba más deseos de querer dormir que estar despierta. Y entonces sintió por fin un tenue calor en sus mejillas, cuando abrió los ojos la fogata ya estaba encendida en frente suyo. ¿Cuanto tiempo había pasado? ella creía que sólo segundos, pero tal vez había dormido un buen rato. Se movió sólo un poco intentando acomodarse, estaba sentada sobre una manta y alcanzó a ver también su rodilla vendada. ¿Cuando él se la había curado? tal vez mientras dormía, o tal vez momentos después de haber despertado, aún se sentía demasiado aturdida con el golpe que realmente comenzaba a asustarse.

- ¿Cómo te encuentras?

Ella levantó la vista y él le tendió un vaso humeante. Arrugó el ceño y luego lo recibió. El agradable olor a café le llegó a sus narices y entibió sus dedos acalambrados del frío.

- Gracias. Me siento... mareada...- Dio un sorbo a su bebida y percibió con gran alivio como el líquido pasaba por su estómago trayendo un agradable calor que la hizo sentirse bastante mejor. Cerró los ojos y sonrió aliviada, recostando la cabeza nuevamente en el tronco del árbol. El mundo podía caerse ahora, ella no sería capaz de moverse.

- Es comprensible... debiste chocar contra un árbol y el golpe te dejó aturdida... no debí soltarte... jamás...

Su voz se había tornado demasiado ronca y susurrante, que por supuesto no dejó indiferente a Kagome. Ella abrió los ojos y lo observó en silencio. El joven se había sentado en el pasto húmedo y sus ojos dorados estaban clavados en las llamas ondulantes de la hoguera.

- No fue tu culpa... además estoy viva- Sonrió ella y él la miró-... y eso es lo que cuenta.- Agregó con una pequeña sonrisa.

- Estas viva... es cierto...- Murmuró Inuyasha con lentitud y otra vez su mirada se perdió en las llamas de la hoguera. Kagome se turbó ¿qué le pasaba ahora?. Arrugó el ceño y lo observó intentando entenderlo, luego de unos segundos se dio cuenta que él siempre sería un enigma para ella.-... lamento todo lo que dije allá en el tren- Agregó de pronto atrayendo nuevamente la atención de Kagome y esta vez la miró con seriedad que sus pupilas se clavaron en las suyas. Aquella forma de mirar que parecía querer adentrarse en su alma la hacía quedarse sin aliento. Sintió un leve calor que abrazaba su cuerpo y entonces se movió otra vez, incómoda.

- Eh... bueno yo... también dije algunas ofensas...- Murmuró desviando la vista y recordando que el haberle llamado "idiota sin corazón ni sentimientos" había sido algo extremo. Sus ojos bajaron y vio el vendaje cuidadosamente vendado en su pierna derecha. Realmente debió estar muy mal e inconsciente si no recordaba en qué momento la había auxiliado.-... y gracias por vendar mi pierna ¿era muy grande la herida?

Inuyasha la miró sin pestañear¿que si era grande la herida?. Grande como un puño y bastante profunda que él creía demoraría en cicatrizar. Sus manos comenzaron a hormiguearle cuando recordó el momento en que tomó su pierna para inspeccionarla mejor. El maldito deseo corroyó su cuerpo igual a la otra vez, en su habitación ¿porqué ella lograba despertarlo también de esa forma? reprimió el deseo de acariciar aquella extremidad tan suave y tersa sólo para concentrarse en curarla.

- ¿Inuyasha?

El se sobresaltó, estaba sentado con las piernas cruzadas y los brazos de la misma manera, de una forma tan típica cuando solía meditar, que por un momento perdió la noción de tiempo. Todo era culpa de ella ¿cómo evitarla si se estaba convirtiendo en una obsesión?

- ¿Eh?

Kagome arrugó la frente. Definitivamente él era un enigma. No había caso. Suspiró derrotada mientras volvía a apoyar la espalda contra el duro tronco del árbol.

- No es nada- Suspiró nuevamente. Tal vez había que dejar las cosas así. Ella se había estado haciendo demasiadas ilusiones con él o tal vez había malinterpretado sus acciones o quizás nunca debió haber tomado las cosas tan en serio. En fin, fuera lo que fuera, había sido una equivocación mirarlo con otros ojos, mirarlo de la forma romántica en que lo había hecho. Inuyasha debía ser bastante popular entre las mujeres, no cabía duda por su atractivo ¿porqué él tendría que fijarse en una chica huérfana que fingía ser una sacerdotisa? Alzó la vista, el cielo negro y plagado de estrellas la hicieron emocionarse. Jamás había visto un cielo tan limpio que hasta podía distinguir las constelaciones. Era una ventaja estar lejos de la ciudad para observar semejante espectáculo. Las cigarras y el ulular de algún búho era todo lo que se dejaba escuchar, sin contar con el suave sonido de las hojas movidas por el viento. Un paraíso, pensó. Volvió a arrugar la frente ¿paraíso? estaban escapando de asesinos, personas frías y sin escrúpulos que sólo deseaban hacerse de una antigua joya. - ¿Crees que estemos a salvo aquí?- Volvió ella a preguntar intentando sonar calmada pero el sólo hecho de pensar que deberían pasar la noche así la hacía estremecer.

- No creo que haya problemas... de cualquier modo, vigilaré mientras duermes- Respondió Inuyasha levantándose del pasto y yendo hacia su bolso de viaje que no estaba muy lejos.

- ¿Dormir yo?- Kagome rió levemente mirando atenta cada uno de sus movimientos. Cuando él volteó traía una gruesa manta que acomodó en el regazo de la muchacha, ella se ruborizó cuando el joven levantó la vista hacia ella. Tan cerca y a la vez tan separados, pensó.

- ¿Porqué?... ¿no confías en que vigilaré?- Su pregunta iba acompañada con la duda y el dolor, ella lo reconoció enseguida. Movió negativamente la cabeza con rapidez intentando aclarar el asunto.

- No, no es eso...- Respondió y bajó la vista porque él la observaba tan atentamente que creía que el corazón le saldría por la boca.-... es que hace mucho que no duermo como debería... es sólo eso...

- ¿No duermes?... ¿porqué?- Preguntó intrigado. Kagome hizo una mueca y levantó la vista al fin.

- Porque... desde que un extraño entró a mi habitación y me amenazó para que no buscara la perla... pues la noche... digamos... no es algo que me haga sentir cómoda...

Inuyasha palideció súbitamente y la miró con ojos absortos, ella lo observó con curiosidad, su reacción era extraña, bastante. El joven se levantó de súbito y le dio la espalda.

- Iré a buscar algo de leña... estaré cerca, cualquier cosa me llamas- Murmuró y se alejó entre los arbustos.

Kagome suspiró nuevamente. Él era un enigma, estaba convencida que jamás lo conocería. Miró su reloj de pulsera y se sorprendió de que ya era pasada medianoche. Un ave pasó bajo asustando su inquieto corazón, definitivamente estar en medio de un bosque, alejado de la civilización no haría que esta vez pudiera dormir bien. Intentó ponerse en pie afirmando ambas manos a sus lados pero enseguida el dolor se hizo presente como si fueran mil agujas clavándose en todo el cuerpo, y sobre todo en su pierna herida. Cayó pesadamente mientras resoplaba y arrugaba la frente de dolor. Luego de unos instantes en que intentó recobrarse miró la venda con horror. ¿Y ahora que se encontraba así de lastimada, como iban a caminar si ni siquiera podía ponerse de pie? Y debían llegar lo antes posible a la ciudad de Osaka... sólo esperaba que la carretera estuviera cerca aunque sabía que no lo estaba, puesto que no había escuchado el ruido de un motor de automóvil en todo el rato. Levantó la vista al cielo esperando que Kami escuchase su plegaria... que mañana amaneciese sin dolor en la pierna... o de lo contrario sólo sería una carga...

Él salió de entre la espesura sólo para encontrarse con la muchacha que cabeceaba de vez en cuando y despertaba para luego de unos segundos volverse a dormitar. Apretó la mandíbula de impotencia. Aquello de no dormir no era nada bueno, sabía que había personas que enfermaban por la falta de sueño. Y ella ya estaba bastante enferma. Cuando se acercó, Kagome abrió los ojos y le sonrió, sintiéndose aliviada por su presencia. No quería admitirlo, pero cuando él no estaba se sentía demasiado sola y... desprotegida... sus ojos se detuvieron en la espada que estaba cerca de su bolso, tendida sobre el pasto. Ella supuso que a él no le hacía falta aquella arma para defenderse como una fiera...

- Deberías dormir.. no es bueno que te quedes en vela- Murmuró Inuyasha dejando algunos leños en el suelo y echando otros a la hoguera avivando más su fuego. Kagome se movió inquieta sintiendo que la posición la estaba torturando y sólo hizo una mueca.

- Ya te dije que no puedo dormir... además... hablas como mi madre.

El chico sonrió y volteó, caminando hasta donde estaba ella se sentó a su lado, demasiado cerca para Kagome, y acomodó la manta de su regazo también sobre sus rodillas. Ella pestañeó confundida y lo miró casi con la boca abierta. ¿Se iba a quedar a su lado así, toda la noche?

- Si estoy aquí, a tu lado... ¿podrás dormir al fin?- Preguntó el joven de pronto mirándolo como un niño inocente que la chica se quedó con las palabras atragantadas en la boca.

¿Dormir?... sintió que el cuerpo se tensaba, él le provocaba muchas cosas y tenerlo cerca precisamente no era un relajo... ¿cómo iba a intentar dormir ahora si incluso sus cuerpos se tocaban?

- Yo...- Murmuró bajando la vista avergonzada-... no estoy muy segura...

- Podemos hablar de algo mientras tanto...- Sugirió Inuyasha con la voz suave, pero el aliento le chocó en su oreja, estaba segura que se había inclinado a propósito para hacerlo. Ella apretó los labios y volteó el rostro enfrentándose a la mirada dorada demasiado cerca. Lo sabía, él estaba inclinado hacia su altura y cuando ella arrugó el ceño el joven tragó con dificultad y se enderezó. Era cierto... se había prometido que no seguiría con esas actitudes con la muchacha pero estaba actuando ya casi sin pensar las cosas.

- Claro... hablar...- Murmuró Kagome con ironía y concentró su vista en el joven- No es necesario que hagas esto, ya estoy acostumbrada a no dormir...

- ¿Quieres que me aleje?- Preguntó Inuyasha contrariado. Ella se atragantó.

- No quiero que hagas las cosas por obligación ni deber, eso es todo.- Respondió rápidamente.- Creo que el hacerme dormir no esta estipulado en tu contrato de trabajo- Agregó con ironía mirándolo directamente.

- Oh, sí, es cierto... tengo que hacer sólo de guía ¿no es cierto?- Él también le respondió con ironía y eso la hacía hervir de rabia ¿porqué le llevaba siempre la contraria?- Entonces le comunico, señorita Higurashi, que este guía no ha hecho para nada su función, pues todo el trayecto ha sido un maldito mapa y las palabras de una extraña anciana que nos ha guiado...

- ¿Y que sugieres entonces?- Preguntó ella enojada, levantando ambas cejas y con las mejillas encendidas.

Él concentró su vista en sus ojos castaños que le evocaban toda la ternura y calidez que jamas había visto, eran hermosos sin lugar a dudas a pesar de que la muchacha estaba aparentemente enfadada. Sonrió y en ese momento Kagome creyó que veía visiones ¿se estaba riendo de ella?

- ¿Estas burlándote de mi?- Preguntó nuevamente sintiendo que las mejillas esta vez ardían. Lo miró con fiereza y se cruzó de brazos. - Siempre lo haces y eso no me gusta.

- ¿Qué no te gusta?

Kagome volvió a enmudecer y se alejó casi instintivamente de él. Inuyasha aun sonreía y ella creía que a él le gusta verla enfadada.

- Tonto...- Murmuró desviando el rostro y mirando la hoguera de fuego.

- Ya comienzas a insultarme...- Murmuró el joven con un dejo de decepción que a ella le provocó más indignación.

- Lo eres... si sólo te esforzaras en ser un poco más... normal... y sincero... haces una cosa luego te retractas... - Aludiendo perfectamente a su actitud romántica con ella-... te comportas como todo un caballero y luego como una bestia...

Bueno, la ultima palabra no era la más adecuada pero ella tenía la desventaja (o ventaja) de siempre decir lo primero que se le venía a la boca. Él la miró con los ojos muy abiertos y luego arrugó el ceño.

- ¿ Prefieres que sea sincero?

- ¿Te cuesta mucho?

- ¿Quieres que sea completamente sincero?- Repitió él elevando la voz y acercándose más a ella que la inquietó por unos segundos. Enfrentamiento. Esa fue la palabra que se le vino a la mente a la joven esta vez.

- Pues sí. - Respondió rápidamente la muchacha mirándolo desafiante. Se asustó un poco al ver que el color de sus ojos se volvían más dorados que nunca, con tenues toques anaranjados que a ella le recordó las llamas de una hoguera... o del infierno... ¿Tanta rabia sentía porque le había dicho que debía ser sincero?... ¿era un pecado tan grande para él?

- ¿Sabes que sucedería si soy sincero ahora con lo que estoy sintiendo?- Preguntó Inuyasha de pronto pero contrario a lo que pensaba, su voz no era agria ni irritada, sino que casi aterciopelada, incluso provocativa que la hizo estremecer y mirarlo atónita.- ¿Quieres saber?- Volvió a preguntar y ella sentía que el corazón se le saldría del pecho. Cuando el joven esbozó una pequeña sonrisa esperando su respuesta, Kagome se estremeció nuevamente y ladeó el rostro intentando parecer enojada.

- No, no quiero saber.- Respondió cerrando los ojos pero en el mismo instante que terminó la frase sintió unos dedos deslizarse por su cuello hasta posarse tras su nuca atrayéndola hacia él. Ella abrió los ojos e intentó soltarse, pero el agarre era fuerte y tampoco Kagome estaba segura de querer que la soltara.

- Te lo diré, insisto.- Murmuró Inuyasha mirándola muy serio que a la chica le quitó el aliento, sus pupilas se clavaron en las suyas y ella agradeció estar sentada, si estuviera de pie seguro sentiría que las piernas cederían y caería.- Sinceridad es lo que intento evitar desde el momento en que te conocí... sinceridad es lo que he estado reprimiendo y ocultando... porque... estoy loco por ti...

Kagome lo miró sin poder creer lo que estaba escuchando, sus labios se entreabrieron pero no fue capaz de decir nada, ni siquiera sabía bien si seguía respirando.

- ... Y ya que me pediste sinceridad lo que quiero ahora es besarte y que me respondas de la misma manera...- Prosiguió dejando la frase en el aire y mirando con intensidad los ojos de la chica, haciéndole saber a través de su mirada que sus palabras eran ciertas, a pesar de que temía que no fuera lo correcto para él, pero había cosas que se escapan de las manos, él, que siempre estaba acostumbrado a mantener todo bajo control y esta vez resultaba totalmente en vano. Kagome no dijo nada, aun seguía casi en shock por sus palabras, los dedos de Inuyasha entonces comenzaron a acariciar la curvatura de su cuello lo que a ella le provocó escalofríos. El joven bajó la vista, se detuvo en sus labios entreabiertos y se lamió los suyos, demasiado ansioso por un beso de ella. Entonces se acercó cauto al principio, pero para su alivio Kagome no hizo nada, y sus labios rozaron levemente los de la muchacha. Cuando se apartó y enderezó, la chica seguía en la misma posición, con sus ojos muy abiertos y sus labios entreabiertos. ¿Te comieron la lengua los ratones? quiso preguntar él sonriendo ante el pensamiento. Eso sería absurdo decir ahora. Y volvió a acercarse rozando una vez más y luego otra los labios de ella, hasta que finalmente abrió su boca y atrapó casi con ferocidad sus labios que a Kagome sobresaltó, recién dándose cuenta de lo que estaba sucediendo. Él estaba con sus ojos cerrados, muy concentrado, y su mano tras la nuca la instaba más a acercarse. Kagome alzó sus manos hasta el pecho del joven y se detuvo cuando sintió su lengua explorando su boca, entonces cerró los ojos dejándose llevar. Los labios de Inuyasha acariciaban los suyos con suavidad y luego fiereza que le provocaba una sensación de completo deleite, jamás experimentado.- Bésame...- Susurró él de pronto entre sus labios casi jadeante, presionando con su otra mano su espalda, atrayéndola más hacia su cuerpo. Y ella le respondió, porque al fin y al cabo, la sinceridad era lo que estaba en juego ¿no?. El tiempo dejó de ser importante y ni siquiera supo cuanto rato llevaban así, besándose con una pasión descontrolada y casi hambrienta, como si aquello lo hubieran estado esperado por demasiado tiempo que ahora no eran capaces de detenerse. A Kagome los labios le hormigueaban , pero seguía entre sus brazos casi sintiendo que el cuerpo se deshacía entre él. Incapaz de controlarse o reprimirse. Inuyasha terminó con su boca y siguió con sus mejillas y luego el cuello, la lengua se deslizó por su blanca piel y ella exhaló un ronco suspiro. Sólo en ese instante el joven se detuvo y ella abrió lentamente los ojos.

- Ahora puedo decir... que eres un hombre muy sincero...- Musitó al fin, sonriendo levemente y recostándose entre sus brazos. El calor que había sentido en su cuerpo se fue disipando poco a poco y se acurrucó más en el pecho de Inuyasha. Sintió un ultimo beso en la frente, un beso húmedo y ardiente que la hizo nuevamente sonreír-... muy sincero...- Agregó cerrando los ojos y percibiendo por vez primera, desde hacía ya mucho tiempo, que dormiría la noche entera...

Continuará...


N/A: Este capítulo me gustó ... Gosh! bueno, pero ustedes deben juzgar jaja, como ven ya estoy de vuelta, la recaída no fue gran cosa, menos mal, así que estoy fuerte como mi Inulindo jeje.

Bueno, muchas gracias por sus reviews amigas (y amigo jeje, gracias triple G ) y espero me sigan dando sus comentarios, ya saben alimentan mi alma jiji.

Nos vemos ;)

Lady.