Y vengo a dejarles la actualización de esta historia, ahora sí, entramos de lleno a los acontecimientos ocurridos durante Resident Evil 3 Nemesis, como se podrán ir dando cuenta conforme avancen, esta parte de la historia también está basada en el juego original de Play Station, y no en el remake como tal.

Aunque, si hay algunas cosas del remake que se alcanzaron a quedar aquí en la historia, tanto como el hecho de que Brad medio quiso ayudar a Jill, o la apariencia y personalidad de Carlos Oliveira.

Nuevamente agradezco a los que me brindan su apoyo en esta historia, nuevamente me ayudaría mucho que pudieran darme su opinión acerca de esta historia, me gustaría mucho leer sus reviews

Sin más por el momento, los dejo con el capítulo 13 de esta historia

Descargo de Responsabilidad: Los personajes de Resident Evil que aquí aparecen pertenecen a Capcom, solo la idea original de la historia y personajes originales que aquí aparecen son de mi autoría (y algunos prestados para trabajar aquí)

CAPITULO 13

28 de septiembre de 1998

Zafiro espero a que descargaran su motocicleta del avión privado, Nath había llevado la motocicleta hasta Londres por petición de ella, obviamente la había llamado caprichosa, pero al final había hecho lo que le había pedido. Intento llamar nuevamente a Jill, pero las líneas seguían cortadas desde hacía horas, además estaba el hecho de que les habían prohibido aterrizar en el aeropuerto de Raccoon, tuvieron que aterrizar en el aeropuerto general de Milwaukee, en Wisconsin. A unas de horas de Raccoon.

— ¡Zaf! — exclamo Nath aproximándose a ella, parecía alterado

— ¿Qué ocurre? pocas cosas te alteran, ¿tu botella de ron se rompió durante el vuelo?

— No, pero tienes que ver esto — dijo entregándole un diario del día anterior

Zafiro lo leyó extrañada, las carreteras primarias de las montañas Arklay estaban vigiladas por los militares, toda entrada a Raccoon estaba prohibida, así como la salida.

— ¿Averiguaste algo acerca de las comunicaciones? — Pregunto sin despegar la vista del diario, todo aquello le daba muy mala espina

— Fueron cortadas desde ayer por la madrugada- respondió en voz baja

— Llama inmediatamente a Chris — murmuro tensa, trataba de no temblar, pero aquel mal presentimiento le oprimía el pecho — ¿pregúntale acerca de Jill? ¿si se ha comunicado? ¿o sí ha pasado algo?

Tranquila Zaf, Jill ya debió haber salido de la ciudad, debe de estar camino a Francia para reunirse con Chris y Barry

Nath regreso con ella minutos después, su semblante lucia completamente serio. Las noticias no eran buenas estaba segura de ello.

— Chris dice que no ha tenido comunicación con Jill desde antes de que cortaran las comunicaciones, menciono algo de un brote en medio de la ciudad — dijo, la noticia le helo la sangre — ... Jill está en Raccoon aun —agrego — y la ciudad está totalmente infestada — suspiro un poco ¿acaso había más malas noticias? — Saine acaba de comunicarse, de algún modo obtuvo las ordenes de la USS, el esquipo especial de Umbrella, tenían como misión recuperar las muestras del G del laboratorio subterráneo de Raccoon, eso fue hace una semana, perdieron comunicación con el equipo, lo último que supieron fue acerca de un monstruo.

— La pesadilla sigue — murmuro apretando los puños — debo ir

— Zaf, las órdenes del USS incluían encontrar al experimento T/000-Z, vivo o muerto, Spencer no se quedaría de brazos cruzados, sabía que volverías a Raccoon. y el brote es la oportunidad perfecta para encubrir tu asesinato — le dijo al oído — tienen tu descripción

— De igual manera debo ir, ¡Jill sigue allá! — Trataba de contener las lágrimas de frustración que amenazaban con asomarse — Encárgate de que no retengan demasiado mi motocicleta con las revisiones, ni mi arma, buscare algo de ropa útil. Consigue un mapa de Raccoon, y ve que Saine consiga información de los bloqueos militares, y una cosa más... trata de que los empleados del aeropuerto no se enteren de estos planes.

— ¿y a donde piensas ir en este momento? — protesto Nath

— A buscar ropa más útil — señalo su atuendo, su madre había sido muy insistente en que viajara con ropas de vestir, nadie cuestionaría si un ejecutivo bajaba de un avión privado, y la retendrían menos con el papeleo si se trataba de alguien importante — sabes que estas ropas no me permiten siquiera moverme con libertad

Zafiro se retiró tratando de tranquilizarse, los encargados del aeropuerto le habían ofrecido que descansara en un hotel cercano o que visitara alguna cafetería en lo que ellos acababan con el papeleo de rutina, mintió al decir que lo haría, pensaba buscar algo de ropa más cómoda y esperaba que cuando regresara, pudiera usar su motocicleta y ponerse en marcha rumbo a Raccoon, no importaba si tenía que sobornar a alguna autoridad del aeropuerto.

No le costó mucho encontrar una tienda de artículos tácticos y militares, escogió unos pantalones de camuflaje de rayas de tigre en tonos azules y una chaqueta a juego, además una blusa blanca sin mangas y un par de botas tácticas. Regreso al hangar privado después de haberse cambiado. Nath analizaba con calma un mapa de Raccoon pegado con cinta adhesiva en una pizarra improvisada.

— Al menos no tardaste tres horas como buena señorita — bromeo Nath al verla cambiada

— Que tenemos hasta ahora — pregunto ignorando su comentario, pudo notar que los empleados del aeropuerto ya no iban y venían del hangar, se habían marchado.

— Nuestro querido Saine consiguió datos de que el primer brote ocurrió en un partido de Futbol Americano hace tres días en el estadio Warren — dijo Nath señalando el estadio en el mapa — la infección se ha estado extendiendo como fuego en temporada seca... las comunicaciones con la ciudad fueron cortadas la madrugada de ayer, también sabemos que hay barricadas que construyó la policía dentro de la ciudad, y establecieron puestos de refugio, aunque desconocemos el estado actual de estos, o su ubicación exacta, pero dudo que la señorita Valentine se haya refugiado.

Zafiro permaneció pensativa unos momentos, Jill buscaría a los supervivientes y los llevaría a los refugios, esa sería la forma de actuar de ella, jamás correría a esconderse, a menos que, el trauma psicológico de la mansión fuera demasiado fuerte, y que eso le impidiera actuar, pero era de Jill de quien estaban hablando, ella no era así.

— Además, el gobierno de los Estados Unidos solamente ha declarado zona de cuarentena a Raccoon City —Agrego Nath — Pero no han enviado gente a ayudar, los militares solo bloquearon los caminos impidiendo el paso a las montañas Arklay. Burlarlos no será tarea fácil.

Nath reunió a sus hombres, 12 hombres perfectamente entrenados, Nath los había llevado esperando enfrentar un poco más de problemas con los enviados de Umbrella, pese a las negociaciones, Nath seguía sospechando que tratarían de matarla. Y ahora que estaba a miles de kilómetros de Paris, quien sospecharía del anciano si la secuestraban y asesinaban después. Su padre había insistido demasiado en ello, y por eso no quería que regresara a Raccoon.

La tensión en ella crecía, si tan solo el maldito agente que vigilaba a Jill se comunicara de alguna manera, pero lo último que supieron de él es que "la señorita Valentine estaba viva y ayudando a los refugiados". Y de eso habían pasado casi 2 días, la infección se extendía rápidamente.

Mientras solamente se trate de los zombis no creo que haya mayor problema

Pero no solo eran los zombis, Umbrella tenía monstruos más letales y menos torpes, si escapaban de sus jaulas crearían un caos en la ciudad, de eso estaba segura. Nath tomo la palabra, comenzando a poner a sus hombres al día.

— Muy bien señores, y señorita — dijo mirando a Zaf — presten atención que no lo repetiré, Raccoon City fue declarada en cuarentena hace menos de 24 horas, los militares vigilan las carreteras principales... nuestra misión es sacar a nuestra amiga, la señorita Jill Valentine de ahí con vida. — dijo en tono firme — El último informe que recibimos constato que estaba con vida en la zona este de la ciudad, buscando refugiados. – señalo la zona en el mapa — NOSOTROS iremos por ella — hizo énfasis en la palabra nosotros — ¡Y el tema no está a discusión Señorita Engel!

— ¡¿Qué?! — exclamo con sorpresa — ¡Nath, no puedes hacer esto! — protesto Zafiro — ¡Estas dejándome de lado!

— Escúchame, Saine logro hackear un satélite de Grumman y tomo estas fotos, además de interceptar varias transmisiones por radio — dijo dejando unas fotos de la ciudad y donde se ubicaban las barricadas de la policía — Sabemos que Umbrella desplego a la USS en la ciudad, probablemente con labores de limpieza, y con órdenes de capturarte, viva o muerta — le dijo mirándola fijamente a los ojos — haremos un primer intento de rescate, si algo sale jodidamente mal, te daremos luz verde para ingresar en la ciudad desde el sur.

— No puedes dejarme fuera de esto Nath... yo... — balbucio mordiéndose el labio — Yo tengo que sacar a Jill de ahí, no puedo dejar que otro S.T.A.R.S. muera por culpa de las investigaciones de Umbrella— sollozo

— Zaf, nuestra misión principal es protegerte — puntualizo — Eso nos ordenó tu abuelo — agrego sin duda alguna — Lo siento, pero no consentiré tus caprichos esta vez... Umbrella tiene sus mejores tropas en la ciudad, y ellos tienen tu descripción. Te capturaran, o te mataran, como se les haga más fácil

— ¡Deberán intentarlo! — gruño al tiempo que sus ojos cambiaban de color a un rojo intenso y brillante

— Buen intento, pero no funcionara conmigo — dijo Nath dándose vuelta para dirigirse a su equipo — entrare con un equipo de asalto nombre en clave Crux, si todo sale bien a las 1900 horas de hoy, entraremos al espacio aéreo de la ciudad, ya estoy consiguiendo un helicóptero, nos infiltraremos haciendo un descenso rápido en cuerda en el perímetro del hospital Spencer Memorial, de ahí el equipo avanzara unas manzanas al norte de la ciudad para asegurar un vehículo y una ruta de escape — indico señalando el hospital — Trataremos de contactar por radio con el escolta personal de la señorita Valentine para que la lleve a la torre del Reloj, cuyo nombre clave será Obelisco, si todo sale bien, abandonaremos la ciudad con la señorita Valentine a salvo, de lo contrario, Engel entrara por tierra, y nosotros pasaremos a labores de reconocimiento, si la señorita Engel debe ingresar a la ciudad, se comunicara por radio bajo el nombre clave de Reaper ¿entendido? — dijo observando los ojos rojos de una Zafiro molesta — Los objetivos son simples señores, el objetivo primario es asegurar un vehículo y una vía de escape y sacar a la señorita Valentine de ahí viva a cualquier costo — dijo haciendo énfasis en la palabra viva — el objetivo secundario, de ser posible, es sustraer cualquier información del virus G o una muestra del mismo, Sabemos que el USS fracaso por la información proporcionada por Saine, así que tendremos suerte si conseguimos algo. El objetivo terciario es asistir a cualquier superviviente que encontremos.

Zafiro observo como el grupo de hombres asentía, al tiempo que un ¡sí señor! resonaba en el hangar, escucho un sonido dentro del avión privado, subió a ver de qué se trataba.

— "Creí que se habrán marchado" — dijo la voz de Saine en un monitor, la imagen era muy mala a causa de la estática que nublaba la pantalla, pero alcanzaba a escucharlo perfectamente — "y me alegro que no lo hayan hecho"

— ¿Qué pasa? — pregunto de manera seria

— "Te tengo una buena noticia, una mala, una peor y.… una que no querrás oír princesa"

— ¡Habla! — insistió al tiempo que sus ojos volvían a la normalidad

— "La buena noticia es que los militares tienen órdenes de dejar de bloquear las carreteras, dudan que a gente entre a Raccoon. y si lo hacen no será su problema, lo cual es buena fortuna para ustedes" — dijo tranquilamente — "La mala es que, Umbrella desplego al equipo de mercenarios de la UBCS o el Servicio de Contramedidas Biológicas de Umbrella bajo la tapadera de ayudar a los supervivientes, y, además, según los informes que pude interceptar de la USS, Umbrella ha soltado a sus "macotas", así que, aquellas criaturas que viste en la mansión, vagan por la ciudad ahora, y a lo que parece, muchas más que no has visto"

— ¡Ósea que esos monstruos asesinos están sueltos! — exclamo

— "Eso no es lo peor... las oficinas europeas de Umbrella autorizaron liberar a varios especímenes de la serie Tyrant" — Zafiro se puso pálida al escuchar esto — "no son como el ustedes vieron en la mansión, estos especímenes si saben seguir un objetivo en específico, 5 de ellos de la serie T-103 fueron enviados para detener el avance de las fuerzas estadounidenses que intentaron ingresar desde el norte, uno más fue soltado para buscar los rastros del virus G"

— Ósea que tengo a 6 Tyrants paseando por la ciudad

— "Y aun falta lo que no querrás oir" — respondió Saine — "Han liberado además otro Tyrant conocido como el T-103 Némesis, este muchacho también es bueno para perseguir rastros... solo que no va detrás del virus G" — dijo haciendo una pausa — "Zaf, va detrás de los S.T.A.R.S."

— ¡Jill! — exclamo temblando

— "!Y también va detrás de ti! Zaf, entiende que está programado para eliminarlos, si entras a la ciudad y te topas con el..."

— ¡Envíame los datos ... ahora! — le ordeno sin dejarlo terminar la frase, ya sabia que pasaría si llegase a toparse frente a frente con el Tyrant.

— "Está bien, está bien... dame unos minutos, nos vemos" — dijo antes de cortar la llamada, la pantalla se llenó de estática

Bajo del avión y se encamino hacia Nath, el cual explicaba la mejor manera de abatir un zombi, y que, si alguno resultaba mordido por uno, les pegaría un tiro en la cabeza.

— ¡Habrá un cambio de planes teniente! — le dijo caminando hacia el — Iré yo por delante a buscar a Jill

— Engel ya habíamos tenido esa discusión! ¡Te dije que te quedabas aquí! — protesto Nath, el fax que habían conseguido prestado emitió un pitido

— Creo que no dirás lo mismo después de leer eso — respondió Zafiro mirando desafiante a Nath, el irlandés tomo los papeles, volteo a ver con sorpresa a Zafiro — Lo siento mucho, pero creo que soy la única que puede enfrentar cara a cara a un Tyrant con una mínima posibilidad de sobrevivir, así que no voy a mandar a tu equipo a una muerte segura. — puntualizo — Nath... me necesitas... y yo te necesito a ti — suplico tocando su hombro — Por Favor

Nath permaneció serio, mirándola fijamente con sus ojos verdes, Zafiro sabía que debatía con el mismo, pero esta vez no podía dejarlos solos.

— Sigue el plan — murmuro resignado, Zafiro solo asintió

— Entra a la ciudad por la zona noroeste y establece un punto de reunión, tratare de llevar a Jill a la torre del reloj cuando la encuentre, a menos que lo considere inseguro — hizo una pausa — tú y tu equipo mantengan despejada la zona, si la USS va detrás de mí, elimínenlos, mientras me concentro en buscar a Jill — agrego — Y ayuden a los supervivientes que encuentren

— Tu padre nos va a matar si se entera — suspiro Nath

— Solo dije que escape de tu estricta vigilancia — respondió guiñándole un ojo

— ¿Qué hay de la UBCS? — pregunto levantando una ceja — Umbrela también los mando a la ciudad, no creo que solo quieran salvar a los civiles.

— Casi podría apostar a que son solo la tapadera de Umbrella para parecer los tipos buenos — respondió

— Saine menciono que la UBCS está siendo usada para encubrir una misión de recolección de datos, no olvides eso

— En ese caso o me hago cargo de la UBCS entonces... si son un peligro... me encargare de ellos — respondió confiada

— ¿Tú? Con tu corazón de osito panda — se burló Nath — Escucha, matar monstruos es una cosa, y si dudaste en matar a tu primer zombi, dudaras más en matar a un ser humano, esto no es un juego de niños Zaf, debes entender que un agente de la UBCS, aunque sea empleado de umbrella, sigue siendo un ser humano. Dudar en matar o no puede costarte la vida

— Lo haré — respondió algo insegura — No dudare — agrego pasando saliva

— Solo lo entenderás cuando enfrentes esa situación — murmuro Nath — Y de verdad espero que no tengas que enfrentarla

— Señorita Engel — la llamo un empleado del aeropuerto — los papeles están en orden, pueden tomar sus cosas e ir a su destino, Suerte en Raccoon City, hemos escuchado rumores de que la ciudad necesita ayuda

El empleado se retiró del hangar, así que los rumores llegaban a la población, al menos ahora podía tomar sus cosas y salir de ahí.

— Que dos de tus hombres busquen donde establecerse y que no llamen mucho la atención — le dijo a Nath tomando el maletín donde tenía su Beretta que le había obsequiado su padre, se colocó la pistolera y el cinturón táctico y guardo los cargadores, guardo el arma después de comprobarla y asegurarse que estaba todo bien con ella — Dile a papá que me escape... — susurro tratando de esconder su miedo — Nath... si salimos vivos... te dejare ir a embriagarte a donde quieras, o te llevare a un café maid de Japón — agrego

— ¡Ten cuidado! — dijo seriamente

— También ustedes... líder Crux — dijo chocando los puños con el — son las 15:00hrs.… aún tengo un largo camino que recorrer por al menos dos horas — dijo dándose la vuelta para tomar su motocicleta

— ¡Espera! — la llamo Nath — al menos toma esto — dijo entregándole un Radio, y un PDA — infórmanos de tu posición cada que te sea posible — le indicio — el PDA tiene los mapas de la ciudad y la ubicación de las barricadas, no sabemos cuántas nuevas pueda haber ahora, pero te pueden servir para moverte más de prisa.

— ¡Gracias! — respondió Zafiro guardando el PDA en el bolsillo trasero de su cinturón de combate y se colgó el radio justo a un lado.

Observo al equipo preparándose, estaba por decir algo más, pero no sabía que, suspiro abriendo y cerrando las palmas de las manos, mentiría si dijera que no estaba asustada, tomo su motocicleta y salió de ahí, cuando llego a la carretera, acelero a fondo.

— ¡No!

Jill despertó sobresaltada de aquella pesadilla, la misma que la atacaba casi diario desde el incidente de la mansión, todos estaban muertos, el Tyrant la seguía, y ella no podía correr con demasiada rapidez.

Se quedó quieta en su habitación unos minutos tratando de regular su respiración, soltó poco a poco la beretta que estaba bajo su almohada, se había vuelto una costumbre desde que habían regresado, nunca sabía cuándo podría necesitarla.

— Lamentablemente no sirve contra las pesadillas — murmuro sentándose al borde de la cama llevando sus dedos a las sienes

Llevaba días hablando con ella misma, era lo único que la mantenía cuerda. Observo el reloj digital que estaba en su mesita de noche, aun había electricidad, por lo menos debería de sentirse contenta por ello, pero no pudo evitar sentir culpa, había dormido cerca de 6 horas, lo máximo que había dormido en los últimos 2 días. Pero con todo lo que estaba sucediendo afuera... sacudió su cabeza un poco, sabía que si se desmayaba de cansancio no podría hacer nada allá afuera

No podía pensar en eso, no todavía, había recorrido la parte este de la ciudad, durante las últimas 48 horas estuvo buscando supervivientes, escoltándolos a las zonas más cercanas a la RPD que habían habilitado como refugio, durante esos dos días se dio cuenta de la realidad, la ciudad estaba condenada, como los investigadores de la mansión. Menos de 24 horas después del ataque en el estadio Warren, habían ocurrido más brotes en la ciudad, los policías no pudieron contenerlos, 36 horas después la gente corría aterrada por las calles huyendo de los infectados, la policía levanto barricadas y trato de contener a los infectados en la avenida principal de la ciudad. Había sido una masacre, y la gran mayoría de los policías había muerto a causa de la gran cantidad de infectados. A esas horas la ciudad estaba prácticamente muerta, de los más de 100,000 habitantes que tenía la ciudad, habían muerto más del 90%, de eso estaba segura. Aquella pesadilla aun los perseguía, aunque escaparon a tiempo de la explosión, lo que vino después no era precisamente lo que esperaban, bien pudieron haber muerto aquel día.

¡Si tan solo nos hubieran escuchado! —apretó las sabanas con furia, quería creer que aquello hubiera podido cambiar algo, deseaba desesperadamente creerlo — Nadie en la ciudad nos hizo caso... se divirtieron a lo grande destrozando nuestra reputación… ¿y para qué?, la ciudad está completamente devastada ahora

Le costaba creer que todo hubiera sucedido solo dos meses atrás, los habían tratado como drogadictos y alcohólicos, habían estado investigando por su cuenta, sin ningún tipo de apoyo. Habían descubierto que Umbrella había estado sobornando a los altos mandos de Raccoon City para ocultar sus experimentos. Y sus temores de que hubiese más instalaciones de investigaciones clandestinas, habían sido confirmadas por Chris semanas atrás, y el temor de que se repitiera el desastre de la mansión, ahora se había vuelto realidad a una escala mucho mayor con la infección de la ciudad.

Todos se habían marchado antes del desastre, Rebecca había partido a investigar fuera de la ciudad, Barry había partido a Canadá para ocultar a su familia y mantenerlas lejos de Umbrella, Chris había partido a Francia para investigar por su cuenta la sede central, y Zafiro, había partido para terminar todos los lazos que unían a su familia con Umbrella, la última vez que hablo con ella le comunico que había tenido éxito en su misión, y volvería a Raccoon antes de terminar septiembre para reunirse con ella, tomar todo lo que había investigado en Raccoon y largarse de ahí para reunirse con Chris. Pero estaba sola en esos momentos, había estado sola durante la infección, y había visto morir a los ciudadanos de Raccoon City uno tras otro. Muchas de las personas que ella conocía, ahora estaban muertas, o deambulando en busca de carne fresca.

Apretó los dientes llena de rabia, tomo la Samurai Edge entre sus manos, empuñándola con fuerza, se permitió pensar por primera vez en la magnitud de lo que Umbrella había provocado, durante días había dejado de lado sus emociones, hasta ese momento... Tenían que pararlos, y para eso, ella tenía que irse de esa maldita ciudad llena de muerte.

Se puso de pie comprobando que hubiera una bala en la recamara del arma, estaba completamente dispuesta a dejar atrás su hogar, toda su vida hasta ese momento, debia salir de ahí, abandonar la ciudad, era su última oportunidad de sobrevivir.

Se vistió pensando en poder moverse con soltura, una blusa ceñida, una minifalda negra y unas botas, se ató un suéter blanco a la cintura, le serviría cuando saliera de la ciudad. Se dirigiría al sureste, tratando de evitar las avenidas principales, de igual manera la mayoría estaban bloqueadas con barricadas que habían levantado en un vano intento de retener a los infectados, trataría de entrar a los edificios cuando pudiera y no supusiera un peligro para ella. Saldría por la carretera hasta llegar a la autopista, con suerte podría pedir un aventón a alguien que pasara por ahí, y alejarse kilómetros de Raccoon. Aquello sonaba como un plan.

Salió de su departamento, se rio por lo bajo al darse cuenta que incluso se había molestado en echarle llave, como si de verdad importara. Bajo las escaleras lentamente, atenta a cualquier ruido que pudiera escuchar. Fue entonces que lo escucho, el inconfundible gemido de una de esas criaturas que antes eran humanas. Si solo era uno, podría con él fácilmente.

Levanto el arma, fue entonces que se percató de un fuerte olor a gas que venía de alguno de los apartamentos de la planta baja, lo mejor era salir de ahí, y abstenerse de disparar, se movió a través de los obscuros corredores del edificio, tratando de recordar la distribución de este. Escucho varios gemidos detrás de ella. Definitivamente no era solo uno.

Corrió por el pasillo, dejando atrás a los infectados, la recepción del edificio estaba justo a su derecha, corrió lo más rápido que pudo, pero, justo frente a la única salida había tres infectados más esperándola, los zombis gimieron al verla y alzaron sus brazos, acercándose lenta y torpemente.

Jill los rodeo lentamente, el olor a gas no parecía tan intenso en ese lugar, al menos eso esperaba, levanto el arma y disparó contra la infectada que casi tenia encima al tiempo que corría hacia la puerta de salida.

Sintió el calor en su piel al tiempo que la onda explosiva la arrojaba hacia afuera, los cristales saltaron en cientos de añicos y caían en el asfalto, sus oídos zumbaban al tiempo que el olor a carne y cabello quemado le llegaba en oleadas desde el interior del edificio.

Se levantó desorientada, delante de ella estaban los restos de una barricada improvisada hecha con coches aparcados y algunos tablones, y a su derecha había un infectado que ya comenzaba a acercarse a ella, Jill levanto el arma y disparo directo a la sien del zombi. El cuerpo se desplomo en el asfalto, justo detrás de él había un contenedor, parte de una barricada, y más allá, el distrito comercial, aquella zona posiblemente seria su mejor vía de escape.

Paso por encima del contenedor, trazando mentalmente los lugares a los que la llevaría aquella calle, lejos de los bloqueos de eso estaba segura, trato de escuchar si había peligro, pero sus oídos aun zumbaban por la explosión, lo más probable es que no escuchara una banda de guerra, aunque le pasara por enfrente en esos momentos. Bajo del contenedor, fue entonces que los vio, docenas de ellos a la izquierda y a la derecha, todos acercándose con ansiedad hacia ella, los más cercanos le impedirían volver al contenedor a tiempo.

Debo moverme, pero… ¿A dónde?

Delante de ella, una puerta, posiblemente la llevaría a un callejón trasero del algún lugar, no importaba, tenía que irse ya. Dio un par de pasos abalanzándose contra la puerta, mas no se movió, Jill golpeo la puerta con su hombro, no importaba como, pero tenía que largarse de ahí.

La puerta cedió al fin, estampándose contra los ladrillos del muro que había detrás, paso corriendo lo más rápido que pudo por el estrecho callejón, justo delante de ella había una nueva puerta, suplico por que estuviera abierta, tomo el pomo a las carreras y lo giro, la puerta cedió dando espacio a un amplio almacén bien iluminada.

Vio un hombre de pie, justo delante de ella, alzo la pistola, pero no disparo, aunque sus ropas estaban sucias, el sujeto tenía una mirada temerosa, como la de un pequeño ratón, no era un portador del virus, o aún no se transformaba.

No se había dado percatado de lo sola que había estado esos días, hasta que sintió alivio al ver a aquel hombre, una persona viva. Comenzó a hacer un nuevo plan, necesitarían un arma para él, tal vez juntos pudieran pasar sobre las barricadas.

— Escuche, señor, tenemos que salir de aquí — le dijo aproximándose a él con cautela — nadie va a venir a ayudarnos, al menos no en un tiempo... quizá podríamos...

— ¿Esta loca? — exclamo el hombre — no pienso salir con esos monstruos rondando el área — balbució entrando a un contenedor de un camión estacionado en el almacén

— Señor soy policía, puedo ayudarlo… podemos salir de aquí

— Pues estas haciendo un buen trabajo conteniendo esta locura — escupió sarcástico — ve y esposa a uno de monstruos si quieres, yo no pienso abandonar mi refugio — agrego, Jill supuso que aquel hombre estaba en estado de shock por el miedo.

— Escuche, esta es su última oportunidad — le dijo tratando de sonar calmada — Sé que tiene miedo, también yo lo tengo, pero si no salimos de...

— Escucha lindura, si quieres morir allá afuera, ve y hazlo sola — gruño cerrando el contenedor por dentro — ¡Así que déjeme en paz!

Jill contuvo la rabia, sería inútil tratar de convencer a aquel sujeto, solo estaría perdiendo tiempo valioso, observo la puerta por donde había entrado, repasando mentalmente el camino del distrito comercial, creía recordar que el dueño del bar J´s tenía una escopeta para defensa personal, no sabía si realmente la mantenía cargada, pero de igual manera podría buscar cartuchos para ella o al menos podría usarlo de garrote contra los zombis.

— Al bar J's entonces — murmuró en voz baja

El sol terminaría de ocultarse pronto, la silueta de la ciudad se recortaba en el cielo que poco a poco se tornaba de color azul y negro, y las columnas de humo que salían de diversos puntos de la ciudad ocultaban las estrellas.

No le había costado mucho llegar a Raccoon, solamente tenía el trasero dolorido por tantas horas conduciendo, pero, tal como Saine había dicho, no se había topado con ningún militar en el camino. Pronto se acercaría a Ema Street, con suerte tendría el camino lo suficientemente despejado por las calles secundarias del distrito comercial.

Entro a la ciudad sin ningún problema, al menos hasta la enorme barrera de autos y madera que se topó dos manzanas después, se detuvo unos momentos, no pensaba toparse con algo así de grande tan rápido, aquella barrera no estaba en las fotos que Saine había conseguido, lo que quería decir que tenía al menos un día ahí, o menos, probaría suerte con alguna de las calles secundarias, giro a su derecha, esperando encontrar el camino libre al menos hasta Jack Street, y de ahí, hacia el este, donde Jill había estado según el último reporte, y esperaba que no se alejara demasiado, tal vez iría al sur, para poder salir por alguna de las carreteras a la autopista, pero si las avenidas principales estaban bloqueadas del mismo modo que Ema Street, sería complicado saltar esas barreras estando sola.

Freno de golpe, justo delante de ella había al menos una docena de infectados que se giraron lentamente en su dirección al escuchar el ruido de la motocicleta. Eran demasiados para abatirlos a disparos, eran lentos, tenía que sacarles la vuelta, aunque eso significara regresar.

Escucho los pasos arrastrándose a su espalda, justo detrás de ella y había otros 4 bloqueando el camino de regreso a Ema Street, acelero rumbo a una pequeña callejuela, según recordaba la llevaría al sureste, y el algún momento toparía con Jack Street.

Avanzo un par de manzanas, pasando de largo a los infectados, torció a la izquierda al llegar a Jack Street, observo sobre su hombro, los zombis estaban lejos, Sonrió satisfecha, levanto su mirada al frente, justo a tiempo para ver un infectado en mitad de la calle, giro bruscamente para esquivarlo, perdiendo el control de la motocicleta, trastabillo un poco y cayó rodando al duro asfalto. La motocicleta se arrastro un par de metros, estrellándose en un auto que obstruía la calle.

Zafiro desenfundo el arma y disparó una única vez en la podrida cabeza del zombi, se puso de pie de un salto y avanzo hacia su motocicleta, el cabello de la nuca se le erizo completamente, al menos una docena de infectados avanzaba por ambos lados de la calle, no la dejarían tomar su motocicleta y huir a tiempo, además la calle también estaba bloqueada, y al menos en su motocicleta no tendría a donde ir. Empuño el arma con fuerza, observando su motocicleta volcada a un par de metros de ella, rodeada de infectados, el tapón del combustible estaba goteando, debió zafarse cuando se estrelló en el auto.

Respiro profundamente levantando el arma, apuntando directamente al tanque del combustible, con suerte eso bastaría. Disparo en 4 ocasiones, las chispas saltaron incendiando el combustible que goteaba, cuando el fuego llego al tanque, exploto, la explosión se llevó con ella a los infectados que estaban cerca de vehículo. Zafiro no pudo evitar sentirse mal por haber explotado su motocicleta, se había encariñado mucho con ella desde que la había comprado cuando llego a Raccoon.

Continuó su camino a pie, dando un ligero rodeo para evitar el enorme camión que se atravesaba en su camino, definitivamente la ciudad era cosa de locos, el hedor de los cuerpos en descomposición no era tan fuerte como en la mansión debido a que ahora estaban al aire libre, pero no por eso dejaban de oler horrible. Raccoon se había convertido realmente en la ciudad de los muertos.

Necesitaría más munición, de eso estaba segura, trato de hacer memoria mientras se sacaba la chaqueta de encima y se la amarraba a la cadera, froto sus brazos, podía sentir el frio de principios de otoño, pero consideraba que no se podría mover con soltura si se mantenía con la chaqueta puesta, o se quedaría atorada en alguna cerca que intentara brincar.

La estación de policía quedaba al norte, no es que esperara encontrar a ningún policía con vida, pero los oficiales tenían armas, y quizá habría algo de munición entre los cadáveres, y con suerte, alguna otra arma más potente que una pistola de 9mm. Echo a correr por la calle poniendo atención a las sombras y a las esquinas, no quería verse sorprendida de nuevo. Nath había mencionado que los infectados se veían atraídos hacia donde hubiera mucho ruido, si intentaba no disparar a menos que fuera estrictamente necesario, no llamaría la atención ni gastaría munición solo por no saber ocultarse.

Continuo por un par de manzanas más, subió al techo de un auto que le obstruía el camino, sabía que al otro lado se encontraba Ennerdale Street, y unos metros más adelante, la RPD.

Comprobó el área antes de bajar del cofre del vehículo, había pequeños incendios a su derecha, pero nada que pudiera extenderse. No había infectados cerca, pero lo que si había eran montones de cuerpos mordisqueados por todos lados rodeados de enormes charcos de sangre, encontró el cuerpo de un oficial justo al doblar la esquina, aun sostenía un rifle MP5 en sus frías manos, Zafiro tomo el rifle tratando de arrancárselo de los fríos dedos, suspiro sintiendo un ligero alivio de no conocer personalmente a ese oficial, sería mucho más difícil arrancarle un arma a el cuerpo de algún conocido, considero que tal vez, aquel hombre había tenido la suerte de haber muerto antes de transformarse en un comedor de carne. Había cometido el error de separase de los demás, posiblemente lo hayan rodeado antes de matarlo, las heridas de su cuerpo eran demasiadas para haber sido un único zombi.

Le dio un fuerte tirón al arma, separándola finalmente del cuerpo muerto, comprobó el cargador, 12 de los 30 tiros útiles que podía tener, no estaba mal, pero no era suficiente, se agacho de nuevo tanteando el cuerpo, quizá tenía algún otro cargador.

Resulto inútil, levanto la mirada para buscar algún otro policía muerto que quizá pudiera llevar munición, pero no había nadie además de los montones de civiles muertos, y los cadáveres de los infectados. Supuso que su amigo había tratado de huir en un ataque de pánico.

Levanto la mirada, justo frente a ella había un autobús haciendo de barrera en la acera de enfrente, y justo a un lado la entrada lateral a la estación, no estaría de más revisar el lugar, que mejor que una estación de policía para buscar armas, si es que no la habían saqueado ya.

Se colgó el rifle al hombro y cruzo la calle corriendo, el gemido de un infectado llamo su atención a su izquierda, el aroma a carne quemada invadió su olfato, levanto el arma, dudando un poco en si disparar o no, aún estaba lejos y se movía lentamente, posiblemente el disparo atraería más zombis, lo mejor era dejarlo donde estaba, ya lo consumirían las llamas.

Paso a la carrera al lado del autobús, la puerta de rejas metálica estaba justo frente a ella, tiro del pasador oxidado, que afortunadamente estaba abierto. El jardín lateral de la estación se había convertido en un cementerio improvisado, había varias fosas cubiertas por tierra removida, y muchas otras aun vacías, incluso una de ellas tenia al menos 3 cuerpos envueltos en mantas, aun no estaban sepultados, supuso que el resto de las fosas también contendrían al meno cuerpos cada una.

No hay tiempo para un funeral ni n entierro adecuado ¿eh?

Coloco el pasador de la puerta para evitar el paso de los infectados, se detuvo unos momentos al escuchar una ráfaga de disparos a lo lejos, parecían de un arma automática pero no estaba segura, y eran demasiados para tratarse de Jill, ¿pudiera ser que se tratara del equipo Crux?

Es imposible, Nath dijo que descenderían en la torre del reloj, eso es demasiado lejos de aquí para que sean ellos.

Eso la dejaba con pocas opciones, estaba la USS y la UBCS, y a ninguno de los dos le gustaría topárselos de frente, pero quizá fueran los militares que decidieron entrar para evacuar a los refugiados. Se rio ante esta idea, eso no pasaría, o al menos no pronto.

Continuemos, si son hombres de Umbrella lo mejor es mantenerte lejos... no importa que solo sean mercenarios, Umbrella trama algo ...

Atravesó el jardín lateral para llegar a la entrada principal de la estación, empujo las pesadas puertas de madera, el ambiente denso que se respiraba en el lugar le resultaba extraño, pudo notar que habían convertido la estación en un refugio, había camillas, mantas, cortinas divisorias improvisadas, vendas y gasas en varios botes de basura, pero no había ni un alma, supuso que los cadáveres estarían enterrados todos afuera. Saco el PDA de su riñonera. Había diversos informes, y algunos mapas de la ciudad, las ordenes de la USS, volvió a los mapas, revisando la ubicación de las barricadas, trazo mentalmente una ruta, podría salir por el lado este de la estación, usaría las escaleras de evacuación. De ahí, podría volver al sur, al distrito comercial, quizá Jill rondaba por ahí, o quizá ella iría a la estación a buscar munición también, o un arma de mayor calibre.

Muy bien, pero primero... lo que vine a buscar...

Jill atravesó las diversas callejuelas, recordando mentalmente el camino al bar, había evitado a los infectados la mayor parte del tiempo, avanzaba con la espalda pegada a la pared, tratando de hacer el menor ruido posible. Aquella callejuela la llevaría a un patio, si seguía de largo llegaría saldría a la calle que la llevaría a la parte trasera del Bar J´s.

Escucho el lastimero gemido de la criatura oculta en las sombras, Jill levanto el arma antes de que se dejara ver, tenía que dejar la lastima de lado, recordar aquello ya no era humano.

Pero, solo es una víctima mas

Disparo a la sien del zombi cuando estuvo a la vista, un solo disparo basto para que cayera derrumbado en el suelo, rodeado de sus apestosos fluidos. El pequeño patio quedo a su vista, había dos infectados más, pero sus ojos alcanzaron a percibir una sombra más que corría por un callejón, era demasiado rápido para ser un infectado, además pudo ver un pantalón de camuflaje, y una bota de asalto. Jill suspiro de alivio, era una persona, una persona viva.

Jill se apresuró, pasando de largo a los dos infectados que apenas y se movían, continuo por el callejón de ladrillo hasta llegar la puerta trasera del bar.

Entro con mucho cuidado, no quería tomar por sorpresa a nadie que posiblemnete estuviera armado, cuando entro vio una de esas criaturas moviéndose lentamente hacia una persona de camiseta clara, Jill levanto el arma y disparo, basto un solo tiro para lograr lo que el hombre no había logrado con 5 disparos de un arma de pequeño calibre.

Levanto la vista para observar a su acompañante, llevándose la sorpresa de que se trataba de Brad Vickers, el ex piloto del equipo Alpha de los S.T.A.R.S., el mismo que los había abandonado en la mansión, y había vuelto arrepentido, ¿pero que hacia ahí? Brad era un completo cobarde, incluso había llegado a pensar que había abandonado la ciudad desde que los habían suspendido, pero le había enviado una pizza y una nota un par de días antes del brote inicial, le sorprendía que aun siguiera en Raccoon después de lo sucedido en el estadio Warren, incluso después de lo sucedido los últimos 4 días, aunque realmente se sentía aliviada de verlo.

— ¿Brad, que haces aquí? — se abstuvo de preguntarle cómo es que seguía vivo, sobre todo armado con un pequeño calibre 22 semiautomática, además, Brad había sido el peor tirador de los S.T.A.R.S., con bastante diferencia. Aunque era muy buen piloto, eso se lo tenía que admitir.

— ¡Jill! ¡No sabía que siguieras con vida a estas alturas! — exclamo — que lio el de allá afuera ¿eh? — se sentó en uno de los banquillos del bar, respirando agitado

— Sí, bueno, creo que yo debería decir lo mismo — bufo con indignación — ¿qué ha pasado? Creí que te habías marchado, cuando es qué...

Se quedó callada poco a poco, parecía que cada palabra que decía, solo alteraba más al ex piloto, sus ojos estaban abiertos como platos, era obvio que estaba al borde de una crisis de pánico.

— ¿Brad que pasa? — pregunto al notar que comenzaba a retroceder

— Viene por nosotros Jill — murmuro aterrado — viene por los S.T.A.R.S., absolutamente todos los policías están muertos — agrego secándose el sudor de la frente con su mano, temblando, Jill lo miro confusa — tienes que irte con cuidado Jill... aunque no podemos huir

Definitivamente estaba al borde de la histeria, la frente de Brad volvía a estar empapada de sudor, y su mandíbula estaba apretada por la tensión, casi podía escuchar el rechinar de sus dientes. Salió del bar simplemente diciéndole que se mantuviera a salvo.

Jill permaneció de pie unos momentos ¿qué era lo que venía por ellos? ¿Por qué Brad estaba tan asustado? El piloto estaba seguro de que ella lo descubriría tarde o temprano. Suspiro, supuso que había cosas peores que estar sola, no podría cuidar de alguien presa del pánico y al mismo tiempo salir de la ciudad con vida, era mejor andarse sola, que llevando a alguien que se congelara de terror en cuanto escuchara el mínimo ruido.

Zafiro entro a la sala de detectives del ala este con el arma en alto, salto por encima del cadáver de un hombre delgado, que, si mal no recordaba, se trataba del consejero del jefe de policía, si es que Irons de verdad escuchaba consejo de alguien que no fuera él mismo y su maldito ego.

Comenzó a preguntarse si seguiría con vida, con lo cobarde que era, supuso que habría huido de la ciudad a la primera oportunidad, o con algo de suerte ya habría sido devorado, si es que algún zombi de verdad se atrevería a hacerlo, Irons era esa clase de persona tan detestable, que ni los zombis lo querrían.

Reviso los demás cuerpos que había en la sala, había encontrado un par de cargadores medio usados para la 9mm y otro cargador medio lleno para la MP5, considero sacar las balas y rellenar el cargador que ya tenía, perdería tiempo haciéndolo, pero al menos no llevaría tantas cosas encima. Relleno a mano el cargador, conto las balas, tenía 26 en total.

Volvió a revisar los cadáveres sin éxito, considero revisar la otra ala de la estación, o subir a la oficina de S.T.A.R.S., saco el PDA de nuevo, ya había perdido demasiado tiempo, a esas alturas el equipo de Nath estaría descendiendo en el hospital.

Solo la oficina

Salió de la oficina de detectives, dispuesta a volver a la recepción, escucho el gemido de varios zombis a la vuelta de aquel pasillo, eran 3… 4… quizá más, no se lo pensó dos veces, regreso a la recepción y pulso el botón para cerrar la cortina metálica que separaría esa ala de la estación de la recepción, eso le ayudaría a ahorrar munición.

Mejor encerrados que quedarme sin balas

Subió por las escaleras de la recepción del ala oeste, lamentablemente la entrada al pasillo que conectaba directamente con la oficina de STARS tenía la cortina abajo, además se notaba golpeada, aunque intentara levantarla no conseguiría nada, soltó un ligero gruñido y se dirigió a la biblioteca, era el otro camino más corto a la oficina.

Atravesó la biblioteca con el arma en alto, atenta a las estanterías y lo que pudieran ocultar, vislumbro una sombra que se movía entre ellas. Zafiro se preparó para disparar, pero aquella sombra se movía demasiado rápido para ser un zombi, y si fuera una de las mascotas de Umbrella ya se le hubiera echado encima. Tal vez fuera un superviviente.

— ¡Salga ahora! — ordeno tratando de suavizar su tono de voz — no pienso hacerle daño, vine aquí para ayudar — agrego bajando el arma.

Un hombre salió con los brazos en alto, Zafiro reconocía ese uniforme, era el mismo que había usado Nath el día que lo conoció.

— ¿Cómo te llamas? — pregunto mirándolo fijamente, buscando alguna herida, o algo que le indicara que pudiera estar infectado, mas no encontró nada

— Thomas Dawson — respondió el hombre, tendría unos 28 o 30 años a lo mucho — Señorita Engel

— ¿Tú, eres el escolta personal que ordene para Jill Valentine? — pregunto

— Así es, Nathaniel me asigno el cuidado de la señorita Valentine hace unos meses

— ¿Donde esta ella? — pregunto acercándose a él — Thomas ¿dónde está Jill?

— No lo sé, la perdí de vista con la invasión de los infectados, me oculte aquí con la esperanza de que la señorita Valentine llegara con los refugiados de este lugar... intente contactar al líder, pero no pude... las líneas de comunicación fueron interrumpidas. A veces solo se pueden recibir comunicaciones por radio. Pero creo que nadie ha recibido mis mensajes allá afuera.

— ¡En ese caso debemos salir y buscar a Jill!

— Lady Engel, lo más seguro es que ya este muerta a estas alturas — insistió Thomas — ¿No ha visto el infierno en el que se ha convertido esta ciudad? tengo que sacarla de aquí mi lady... Saine se comunicó por radio hace unos momentos ... apenas y pude recibirlo, como le dije, la comunicación con el exterior es muy limitada, aun así informo que la prioridad era su seguridad...

Zafiro lo observo fijamente, había algo que no cuadraba en todo eso, ¿la prioridad era sacarla a ella de Raccoon? pero si Nath en persona le había dado la indicación de ir delante de ellos, y la prioridad era encontrar a Jill y sacarla de ahí, esos eran los objetivos, además, ¿Había dicho que Saine se había comunicado por radio? El pelinegro había dicho que una vez dentro de la ciudad difícilmente se podría comunicar con ellos, y si lo hacía, sería solo en casos de extrema emergencia, eso si lograba establecer comunicación.

Zafiro retrocedió un par de pasos con desconfianza, no, definitivamente algo no estaba bien, los únicos que la querían fuera de la ciudad eran los de Umbrella, viva o muerta, pero la querían fuera.

— Ya veo — murmuró tratando de no titubear — creo que Nath se dio cuenta que escape de su vigilancia — agrego

— Y ese fue un acto irresponsable mi lady — le dijo de manera firme — ahora salgamos de aquí. Escuche que los polis que huyeron irían al Noroeste de la ciudad y escaparían por las carreteras llevando a los pocos refugiados que habían salvado, yo me quede atrás ya que no me refugie a tiempo, y sospechando de su rebeldía. Debemos salir, sígame — dijo tomándola de la muñeca izquierda.

Zafiro levanto el arma con semblante serio. Thomas la miraba con sorpresa.

— ¿Mi lady? — pregunto titubeante — ¿qué sucede? Es... es peligroso hacer eso

— ¿Cuánto te pagara Umbrella por llevarme con ellos? — pregunto sosteniendo firmemente el arma

— No sé de qué habla, mi principal misión es sacarla de aquí, órdenes del Teniente McCabe

— ¿Que ordenes te dio Umbrella exactamente? — insistió

Thomas agacho el rostro, una gran sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. Su mirada temerosa cambio a la de un asesino a sangre fría, la observo fijamente, si esa mirada fueran cuchillos, ya hubiera muerto, estaba segura de ello.

— Creí que serias más torpe — dijo con un tono de voz completamente diferente, como si algo le hiciera mucha gracia — ¿cómo te disté cuenta de ello?

— Porque tengo ordenes de estar aquí, no me retirarían ... además, es imposible que Saine se haya comunicado contigo, hasta hace unas horas, todo el equipo te daba por muerto

— Interesante, eso hace las cosas as fáciles para mí... estas sola, y tus perros guardianes no están detrás de ti esta vez

— ¿Cuánto te ofrece Umbrella por mí?

— ¿Muerta? Lo suficiente para vivir decentemente toda la vida... si te entrego con vida... viviré como un rey rodeado de lujos — dijo de manera fría

— ¿Dónde está Jill? — gruño — ¿Umbrella te ordeno hacerle daño acaso?

— Me ordeno dejar de vigilarla, el Tyrant se haría cargo de ella, a fin de cuentas, debía de concentrarme en que tu aparecieras por los alrededores ... supuse que al ser un hombre de McCabe confiarías en mi... aunque no pensé que fuera a dejar que te arriesgaras de este modo tu sola — dijo levando su mano al cinturón

Zafiro observo como sacaba un arma y disparaba contra ella, sus ojos se volvieron completamente rojos, y apenas esquivo el disparo, algo metálico se encajó en una de las estanterías detrás de ella. Aquello no era una bala.

— Umbrella me informo de tus "habilidades", aunque no las conocen del todo, esperaba una fuerza física impresionante, pero tu velocidad me toma por sorpresa — dijo apuntándola de nuevo — se buena chica, un poco de Ketamina no te hará daño... solo te hará una chica más dócil ... una linda chica dócil.

Disparo de nuevo, Zafiro lo esquivo apenas, no era lo suficientemente veloz como para evitar un disparo, si le acertaba todo estaría perdido, Nath no estaría para salvarla, y Jill quedaría a merced del Tyrant, no podía caer ahí, no con un traidor.

Su corazón comenzó a latir más rápido, podía sentirlo rebotar en su pecho, Thomas disparo de nuevo, esta vez veía el dardo más lento, lo esquivo con facilidad y se lanzó a atacar al traidor, el la miro con sorpresa cuando Zaf le planto un fuerte golpe en el estómago, que además de sofocarlo lo mando a volar un par de metros hacia atrás.

Thomas saco un arma de bajo calibre de su bolsillo, parecía que había cambiado de idea de entregarla con vida. Esquivo las balas una a una hasta que se quedó sin munición, se aproximó a él y lo tomo por la camisa, levantándolo sin mayor dificultad. Veía los ojos aterrados del hombre, sus manos temblaron un poco, aquel sujeto, aunque fuera un traidor, seguía siendo un ser humano, recordó las palabas de Nath, y supo que no estaba lista, no podía tomar una vida humana.

Thomas sonrió complacido, saco una pequeña navaja de bolsillo haciendo un corte en su muñeca para obligarle a soltarlo, después se lanzó contra ella, haciendo un profundo corte en su cintura. Zafiro lo miro con sorpresa, aquel ataque la regreso a la realidad, a ese sujeto no le importaría matarla, de eso estaba segura, los dos no podrían vivir. Thomas ataco de nuevo, la navaja rozo su mejilla, aprovecho ese momento para tomar el brazo del hombre, presionándolo con tanta fuerza que lo obligo a soltar la navaja.

El sujeto suplicaba perdón, pedía por su vida argumentando que solo había sido chantajeado por Umbrella, el jamás había tenido intención de dañarla, Zafiro sonrió por la ironía, solo un par de minutos atrás había intentado asesinarla sin remordimientos.

— Lo siento tanto — murmuro con los ojos llorosos

Atravesó el abdomen del hombre con fuerza y velocidad, la sangre tibia y pegajosa llenaba su brazo completamente, arrojo el cuerpo a un lado, haciendo muecas por el húmedo y asqueroso sonido que se había producido al retirar su brazo. Observo su brazo embarrado de sangre, las lágrimas le nublaban la vista, su cuerpo temblaba sin control. Finalmente, sus rodillas no pudieron sostenerla más, cayó al piso, llorando en silencio.

Soy un monstruo... no soy muy diferente a las bestias de Umbrella, no soy distinta al Tyrant.

Permaneció de rodillas observando la sangre en su brazo, y el cuerpo del hombre que había intentado asesinarla, ¿habría sido esa su intención desde que se unió a la cuadrilla de Nath? ¿O Umbrella había comprado su lealtad? Sintió nauseas, se cubrió la boca con la mano limpia para contener las arcadas, no vomitaría, ¡no debía vomitar!

Jill no pudo encontrar cartuchos para la escopeta calibre en el bar, pero de igual manera se la llevo, sus balas de 9mm no durarían para siempre, salió del bar quedándose helada al ver uno de los Hunters sueltos por la ciudad. Era ligeramente diferente a los que había visto en la mansión, pero aquella figura encorvada con manos tan largas que casi rozaban el suelo terminadas en afiladas garras, no era fácil de olvidar. La criatura paso corriendo por la calle al otro lado de unos contenedores y una furgoneta. La criatura no reparo en ella, Jill suspiro aliviada, le había llevado 15 tiros de una 9mm para asesinar a una de esas criaturas en la mansión, todas las del cargador, y no es que pudiera darse el lujo de quedarse sin munición.

Aquel encuentro había decidido su siguiente movimiento, necesitaba más munición, y supuso que encontraría algo en el armario blindado de la oficina de STARS, algunas 9mm, tal vez cartuchos de escopeta, y con suerte, uno de los viejos revólveres de Barry que solía dejar guardados.

Avanzo con cuidado, pasando de largo a varios infectados. Avanzo por los sinuosos callejones hasta llegar a la estación de policía, la calle estaba llena de coches destrozados, y frente a la estación una boca de incendios lanzaba chorros de agua, y formaba un enorme charco en el asfalto, el sonido del agua hubiera sido agradable en una situación completamente diferente, con los niños y varios miembros de los STARS jugando bajo el agua, sonrió de medio lado al pensar en quienes podrían ser aquellos agentes infantiles.

Observo la rejilla metálica del patio delantero de la comisaria, suspiro bloqueando sus pensamientos nuevamente, ningún bombero llegaría a arreglar eso, ningunos niños jugarían alrededor del agua, y además de Brad, ella era el único miembro de S.T.A.R.S. que quedaba en Raccoon City. Tenía cosas más importantes de las cuales preocuparse, como conseguir suministros.

Inspiro profundamente y abrió las oxidadas puertas de metal, comprobó que el patio estaba despejado, y se dirigió a las pesadas puertas de madera de la comisaria, la puerta metálica se abrió a sus espaldas, estuvo a punto de disparar antes de ver quien había entrado.

— ¡Brad! — exclamo, el ex piloto estaba gravemente herido, la sangre de su costado brotaba entre sus dedos

— ¡Jill huye! — exclamo

Jill se acercó un par de pasos hacia él para ayudarlo, repentinamente una muro negro oculto repentinamente a Brad, Jill tardo unos segundos en entender que estaba sucediendo, aquel ser emitía un claro aullido, se dirigió hacia Brad a grandes zancadas, el piso retumbaba a cada paso que daba.

— Stars

Aquella palabra había sido bastante clara, el monstruo estaba de espaldas a ella, pero no necesitaba verle la cara para saber de qué se trataba, aquello era un Tyrant, aunque no tenía la piel blanca, ni grandes garras en su brazo izquierdo, no por eso dejaba de ser aterrador, de hecho, era mucho peor que aterrador. El tiempo pareció detenerse un instante en lo que su cerebro procesaba todo lo que veía.

Media entre dos metros veinte o dos metros y medio, con musculosos brazos más largos que los de un humano normal, solo las manos y la cabeza estaba visible, el resto estaba cubierto de un tejido textil negro, similar al cuero, excepto por unos tentáculos, unos cordones de carne que palpitaban levemente y se ocultaban en la parte baja del cuello hasta perderse en las ropas. La piel de la cabeza y las manos tenía el color y la textura de una cicatriz mal curada, pero lo más inquietante de todo era su rostro, aquellos que habían creado a ese monstruo parecían no haber tenido el mínimo cuidado con la apariencia física, su rostro y parte del cráneo estaba atravesada por una enorme abertura solo unida con grapas, los huecos que correspondían a donde se encontraban los ojos estaban demasiado separados entre sí, apenas y tenía nariz, pero lo que más atraía su atención era la boca, o más bien la completa ausencia de labios dejaban al descubierto los dientes grandes y cuadrados, así como las encías de un pútrido color rojo obscuro.

El tiempo volvió a avanzar, aquel monstruo atrapo a Brad con su enorme mano, el ex piloto pataleaba y trataba de articular algo, un momento después, se escuchó un sonido desagradable, húmedo y resbaladizo. Jill vio el tentáculo saliendo por la parte de atrás de la cabeza de Brad, estaba muerto. Con un movimiento ágil arrojo el cuerpo del piloto a un lado, se giró centrando su atención en Jill.

STARS — gruño acercándose a ella

Jill sintió más terror del que había sentido en toda su vida, sabía que la beretta no serviría para nada, se dio la vuelta y entro corriendo a la estación, cerrando la puerta detrás de ella, el monstruo se estrelló haciendo saltar ambas puertas, las cuales resistieron de puro milagro. Espero unos momentos, afortunadamente el monstruo no volvió a lanzarse contra las puertas, Jill sentía la sangre palpitar su cabeza, sus oídos zumbaban por la adrenalina y el miedo, Brad tenía razón, iba por ellos, por los STARS, y con Brad muerto, ahora iba solo por ella.