Y vengo a dejarles la actualización de esta historia, ahora sí, entramos de lleno a los acontecimientos ocurridos durante Resident Evil 3 Nemesis, como se podrán ir dando cuenta conforme avancen, esta parte de la historia también está basada en el juego original de Play Station.
Nuevamente agradezco a los que me brindan su apoyo en esta historia, me ayudaría mucho que pudieran darme su opinión acerca de esta historia, me gustaría mucho leer sus reviews
Sin más por el momento, los dejo con el capítulo 14 de esta historia
Descargo de Responsabilidad: Los personajes de Resident Evil que aquí aparecen pertenecen a Capcom, solo la idea original de la historia y personajes originales que aquí aparecen son de mi autoría (y algunos prestados para trabajar aquí)
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CAPITULO 14
Nath aseguro la cuerda antes de descender, comenzaba a arrepentirse de haber dejado que Zaf entrara sola en la ciudad, si tan solo el imbécil de Saine se hubiera comunicado antes, ahora resultaba que uno de los hombres que consideraba de confianza los había traicionado. Umbrella había comprado su lealtad, y Zaf podría estar en peligro, o bien rumbo a un helicóptero de Umbrella como rehén.
— Estamos listos teniente — uno de sus hombres lo saco de su trance
Nath dio la orden y descendieron sobre el tejado del hospital. Seguirían el plan y esperaría a que Zaf supiera cuidarse sola, repaso los puntos básicos del plan con sus hombres, descenderían y comenzarían a asegurar el área lo más que pudieran.
Sus radios emitieron un pitido, Nath la tomo enseguida, pudiera ser Zaf pidiendo ayuda, o Jill.
— "Aquí Carlos O..., miembro del...quipo UBCS de... brella, escuadra ..., pelotón delta. Estoy... sede del periódico... Raccoon City. ¿... oye alguien? ... hemos quedado aislado... resto del pelotón, y necesitamos…, necesito ayuda... licito ayuda inmediata... puede oír esto, por favor, responda.
— ¡Parece que los chicos de Umbrella han tenido problemas muchachos — murmuro Nath — muy bien equipo Crux... en marcha! — dio la orden
Más le vale a esa mocosa estar a salvo.
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Jill estaba por abandonar la oficina de los STARS cuando la radio al fondo de la oficina comenzó a emitir un pitido, alcanzo a percibir las palabras "Carlos...pelotón... aislados... periódico... Raccoon City... ayuda... respondan..." se apresuró a pulsar los mandos de la radio
— Aquí Jill Valentine del escuadrón de tácticas especiales y rescates, no lo recibo muy bien... repita... ¿dónde se encuentra? — pregunto
Se esforzó por escuchar algo, fue entonces que noto que la pequeña luz de transmisión estaba apagada, Jill pulso los botones, pero la lucecilla se negaba a encenderse.
— ¡Maldición! — chasqueo mordiéndose la uña, no tenía idea de cómo hacer funcionar ese aparato, así que no sería ella quien lo arreglara en ese momento.
Apretó con fuerza la Colt Python 357 Magnum, que acababa de encontrar en el armario blindado de armas, bendijo a Barry por haberlo olvidado, así como unas cuantas balas para el revolver que encontró en el fondo del armario, además de un cargador lleno de 9mm, no encontró ningún cartucho para la escopeta, pero al menos el viaje hasta la estación había merecido la pena.
Solo tenía que salir de la ciudad mientras esquivaba a los zombis, los animales salvajes y al Tyrant asesino de STARS, si tomaba en cuenta las nubes que se cernían sobre la ciudad, solo le faltaría una gran explosión para que fuera una gran noche. Se sorprendió que aquello la hiciera reír, comenzó a cargar la Colt, y guardo el resto de los proyectiles en la riñonera, era hora de salir de ahí.
Bajo por las escaleras, preguntándose si valía la pena revisar el cuarto de revelado, tal vez hubiera un chaleco de fotógrafos con muchos bolsillos, le serian útiles para los proyectiles de la Colt.
La ventana que quedaba justo al frente de las escaleras salto hecha pedazos cuando ella pasaba cerca, una sombra enorme y negra entro acompañado de la lluvia de cristales.
¡El Tyrant asesino de STARS!
Jill salió corriendo hacia la oficina oeste, escucho los cristales partirse debajo de los enormes pies de aquel monstruo al tiempo que lanzaba su característico rugido. Jill no se quiso detener para voltear a ver qué tan lejos estaba de ella, o si la seguía, los escritorios se volvieron un borrón cuando paso a su lado, la puerta por la que acababa de entrar salto hecha astillas.
Jill salió al vestíbulo de la estación, fue entonces que lo escucho, algo cortando el aire y dirigiéndose hacia ella, el mármol del piso a escasos centímetros de sus pies salto hecho pedazos.
¿¡Esta armado!? ¿En serio?
Abrió las pesadas puertas de la estación con fuerza que no sabía que tenía, y atravesó a la carrera el patio, saliendo por la oxidada puerta, uso la escopeta para atrancar la puerta y corrió calle abajo, ya no importaba la dirección, simplemente quería alejarse de ahí lo más que pudiera, a lo lejos escucho el rugido de frustración del Némesis, recordándole que iba tras ella.
—
El pitido de su radio la saco de su trance, titubeo un poco para tomarlo, apenas y pudo escuchar el mensaje del chico que decía llamarse Carlos, suspiro y vio la sangre seca de su brazo, sintió asco de nuevo, pero no podía quedarse ahí toda la vida, se puso de pie y marcho a la oficina de STARS le pareció haber escuchado el sonido de una puerta abrirse, pero no había nadie más ahí.
Solo estoy alucinando
Abrió la puerta de la oficina, estaba tal cual la habían dejado meses atrás, a excepción de unos papeles regados en el piso. Suspiro tratando de concentrarse, algo llamo su atención, la puerta que daba al cuarto del armario blindado de las armas estaba abierta, entro a inspeccionar, supuso que tal vez habían sido los policías buscando munición, o armas, pero no parecía que hubieran revuelto mucho las cosas, se agacho buscando en la parte de abajo, se sintió afortunada, dos cargadores completos para la MP5, lamentablemente no había nada para su 9mm, pero no habría problema.
Algo llamo su atención antes de salir de aquella habitación de seguridad, una caja de madera en una estantería alta dentro del armario, la tomo llevada por su curiosidad, reconocía esa caja, una caja grabada con el escudo de STARS y el logo de Kendo Gun Shop. La abrió llevada por la emoción, dentro de ella se encontraba su samurái Edge, la reconocía por un pequeño raspón en la empuñadura. Además de ello estaba cargada, y había aparte un cargador extra. Considero que tan prudente seria llevar dos pistolas con ella, Aunque la realidad era, que no quería abandonar su Samurái en la ciudad. Así que la decisión estaba tomada.
Rebusco en el resto del estante, encontrando la pistolera de su Samurai cerca de donde estaba la caja, se quipo lo más rápido que pudo, colocándose la pistolera en la pierna libre, se sentía extraña llevando dos pistoleras, pero terminaría por acostumbrarse, distribuyo los cargadores que llevaba entre ambas pistolas para equilibrar un poco el peso.
Hora de irnos de aquí y buscar a Jill
Guardo la samurái edge en la pistolera y apretó con fuerza el subfusil, salió de la oficina y regreso por donde había venido, saltaría por la parte exterior de las escaleras de aluminio que daban a la azotea en la otra ala de la estación, al menos había un autobús atravesado muy cerca, podría llegar a el de un salto y eso le ayudaría a no caer desde tan alto.
Abrió la puerta doble de madera de la biblioteca, el rugido que escucho le helo la sangre y le erizo el cabello de la nuca, era un rugido que, aunque era la primera vez que lo escuchaba, internamente sabia de que se trataba.
¡El Tyrant... si está aquí... oh por dios Jill!
Salió apresuradamente de la biblioteca, apoyándose en la balaustrada de madera, vio un agujero en el piso de mármol, las puertas de madera abiertas, y a aquella enorme figura caminando lentamente hacia el exterior, era peor que el Tyrant de la mansión, su piel parecía una enorme cicatriz de quemadura grave, vestía completamente de negro y llevaba consigo... ¿un lanza misiles?
Esto es más complicado de lo que esperaba
Némesis rugía de frustración, supuso que su presa había escapado de él, posiblemente Jill corría para alejarse de él.
Si no lo detengo ahora, no le costara nada salir de aquí para buscar a Jill
Zafiro levanto la MP5 y disparó un par de veces contra aquel monstruo desde la parte alta de la escalera, si su misión era asesinar a los STARS, entonces estaría interesado en ella también. Sus ojos cambiaron de color cuando la criatura se giró hacia ella.
— Stars — gruño levantando la pesada arma y disparando contra ella
Lo esquivo con cierta facilidad, y bajo con rapidez saltando el último tramo de la escalera de mármol. El Tyrant justo frente a ella, sus ojos emitieron un destello rojizo y se lanzó en carrera contra el monstruo, el cual rugía listo para darle caza. Salto contra él, plantándole una fuerte patada, pero el Tyrant apenas y retrocedió un paso. Némesis trato de atraparla con sus enormes manos, Zafiro retrocedió, tenía que sacarlo y buscar otra manera de entretenerlo.
Trato de golpearla de nuevo, dio un salto hacia atrás y apunto con el subfusil, observo la puerta abierta, si lo atraía al patio de la estación no habría riesgo de destruir el interior de la comisaria, se dio la vuelta para salir de ahí, volteo sobre su hombro para comprobar si la seguía o si se preparaba para disparar, lo que vio fue un tentáculo dirigirse directamente hacia ella, salto hacia un lado para esquivarlo.
— ¿Ahora resulta que además tienes esas cosas?! — se quejó encarándolo, nuevamente fue atacada por aquel asqueroso y viscoso tentáculo
Escucho el golpe en el piso de roca del patio, justo donde había estado momentos antes, levantó el rostro, Némesis corría hacia ella con sus pesados pasos retumbando en el suelo. Apenas y tuvo tiempo de hacerse a un lado, dejando que aquella enorme y pesada masa negra pasara de largo.
— Eres demasiado pesado para detenerte de golpe — sonrió — ¿por qué no bailamos un rato? — murmuro cortando la distancia entre ellos en un instante — sería divertido acabar esto al ritmo de Thriller, pero no traje mi reproductor conmigo — bromeo plantándole una patada en el abdomen
— Stars! — gruño tratando de atraparla
— ¡Inténtalo! — lo reto esquivándolo — ¡eres lento Némesis! — bromeo lanzándose contra el de nuevo
El monstruo soltó un manotazo contra ella, arrojándola a un lado, el golpe había sido lo sufrientemente fuerte como para aturdirla, cualquiera se hubiera desmayado.
— Stars
Se giró hacia ella lentamente, extendiendo el brazo derecho en su dirección, sintió el latigazo en su espalda obligándola a caer al suelo. Era fuerte, aún más que el Tyrant de la mansión, además parecía aprender lentamente. Némesis la tomo con su enorme brazo sujetándola del cuello. Se había confiado, había subestimado a su enemigo, confiando en que con su poder podría contenerlo ella sola. Estaba equivocada, aun no era lo bastante fuerte para ello.
Comenzó a asfixiarla, sujeto aquellos enormes dedos con su mano, vio el rostro deforme del monstruo y aquella macabra y eterna sonrisa. Gruño, no podía morir ahí, no moriría ahí.
Sus ojos resplandecieron con un color rojo intenso, sujeto con fuerza la mano que la asfixiaba intentando sacársela de encima, poco a poco la presión cedió, pero no la soltó, pataleo tratando de huir, plantándole una fuerte patada con dirección al rostro, dando de lleno en el ojo izquierdo.
El monstruo la soltó y retrocedió un par de pasos, Zafiro cayó de rodillas, tosiendo. Se lanzó contra Némesis de nueva cuenta, embistiéndolo con su cuerpo, Némesis retrocedió cayendo sobre una jardinera con descuidados setos.
Era hora de largarse de ahí, considero que había ganado suficiente tiempo, se giró a la puerta metálica de la estación, vio la escopeta atravesada en los grandes tiradores de la puerta por la parte de afuera.
Si no me matan, ¡recuérdenme agradecerle a Jill!
Némesis comenzó a mover sus enormes manos, no tenía tiempo que perder, entro de regreso a la estación, dirigiéndose a la planta alta del ala este, seguiría su plan original, y esperaba que el monstruo no la siguiera en poco tiempo.
—
Jill entro al restaurante Grill 13, las mesas estaban volcadas y había varios papeles regados por el suelo, empuño con fuerza la .357, avanzo lentamente por entre las mesas con el arma en alto, escuchaba un ruido en la cocina, posiblemente un infectado.
Había llegado ahí después de huir de la comisaria, palpo la riñonera sintiendo la forma del cristal azul que había encontrado mientras buscaba la llave de la oficina de STARS en el cuarto de evidencias, aquel cristal formaba parte de un intrincado mecanismo que sellaba la puerta del ayuntamiento, se trataba de un reloj con 12 joyas de cristal que mantenían la puerta abierta, si alguna llegaba a faltar, la puerta se cerraría. Alguien, durante el caos de la ciudad, había robado dos de esas joyas pensando que podrían valer algo, parecía que al darse cuenta que solo se trataba de vidrio de colores había dejado de lado las otras 10, pero por la situación de la ciudad habían dejado el caso de lado, días después el dueño de Grill 13 llego buscado refugio y había sido abatido a disparos horas después cuando se había transformado, entre sus ropas llevaba el cristal azul, solo restaba el cristal verde. Había pensado en dejar la joya donde la había encontrado hasta que recordó el tranvía que estaba más al norte, pasando por el ayuntamiento de la ciudad podría ser su única vía de escape, solo si encontraba la otra que estaba perdida. De lo contrario tendría que seguir con su plan de dirigirse hacia el sur de la ciudad, por el área donde había visto al hunter.
Espero encontrar esa joya verde
Después de haber huido, trato de ubicarse, y había avanzado directamente hacia el restaurant, si el dueño tenía en su posesión la joya azul, posiblemente la verde estaría en el establecimiento. Escucho ruidos en la cocina, se acercó con sigilo, esperaba ver un zombi devorando a alguien, pero no esperaba ver era a un joven vestido con ropas militares sosteniendo un rifle M4A1, aquel chico de cabello castaño y alborotado, era completamente humano, y estaba vivo.
— Baje el arma señorita — dijo con un acento latino — no soy un zombi ¿está bien? — dijo bajando el arma — Me llamo Carlos Oliveira
Jill suspiró y bajo el revólver.
— Jill Valentine — respondió ella, estaba por preguntar algo más, pero escucho el rugido en la parte de atrás del restaurant.
No había tiempo de charlar, ni siquiera había tiempo de preguntarse cómo demonios había hecho ese monstruo para encontrarla tan rápido. Regreso al salón comedor, encontró una lamparilla de aceite, quizá el fuego lo ralentizaría, aunque fuera un poco.
No lo pensó demasiado tiempo, tomo la lamparilla y la arrojo contra el monstruo justo cuando doblaba la esquina de la cocina. El tiempo pareció ir más lento, la lámpara se hizo añicos a los pies del monstruo, el aceite y los cristales se desparramaron, Carlos grito algo y se echó sobre ella tomándola de la cintura y tirando de su cuerpo. El movimiento los hizo caer a ambos al tiempo que se escuchaba un gran estallido y un brillante resplandor anaranjado iluminaba todo el lugar. El mismo estruendo que había escuchado unas horas antes en el edificio de apartamentos volvió a ensordecerla. Carlos le mantuvo a cabeza abajo tratando de protegerla, al tiempo que murmuraba algo en español que no alcanzo a entender bien.
¡¿Por dios?! ¿De nuevo? ¡A este paso toda la ciudad volara en pedazos!
Se quedó aturdida unos momentos hasta que recordó respirar. Aparto el brazo de Carlos y se asomó a la cocina, la cual estaba completamente hecha pedazos, los utensilios estaban regados por todos lados, al fondo había unas bombonas de gas, era obvio que una de ellas había sido la causante de la explosión, ya que estaba completamente abierta como si se tratarse de una flor metálica enrollada sobre sí misma.
— Chica, no quiero ofenderte... pero ¡¿estás loca?! — exclamo Carlos — ¡pudiste hacernos barbacoa!
— Estoy bien — chasqueo Jill apartando al joven a un lado
— ¿Espacio personal? — bromeo el chico — muy bien
Jill se puso de pie, observando el cuerpo del monstruo, Némesis estaba derribado en el suelo del restaurant con la ropa chamuscada, no se movía en absoluto, Jill lo observo unos segundos mientras apretaba el arma con manos temblorosas, en su experiencia sabía que aquello no funcionaria, y efectivamente, el monstruo movió los dedos.
Se le erizo el cabello a causa de los nervios, quería estar fuera de ahí, lo más lejos que pudieran. Dio media vuelta sin pensárselo más de dos segundos.
— Vámonos de aquí — susurro echando a correr, con el joven recién llegado siguiéndola de cerca.
Corrieron por la calle despejada, pasaron al lado del cine y de una fuente ornamental, Jill doblo a la derecha entrando a una especie de almacén, Carlos no había dicho nada aun, solo se concentró en seguirle el paso. Noto como levantaba el arma para comprobar el área.
— Esta despejado — murmuro Jill tratando de recobrar el aliento — debería estarlo, pase por aquí hace unos minutos
Escucho pasos en las escaleras metálicas del fondo del almacén, no podía ser un zombi, los pasos no eran lentos, además dudaba que siquiera tuvieran la inteligencia de subir o bajar escaleras. Tampoco podía ser el Némesis, era absurdo, y las pisadas se escuchaban menos pesadas.
Jill levanto el arma aproximándose con pasos lentos, Carlos cubría sus espaldas. Esperaba ver cualquier criatura, pero no aquellos brillantes ojos azules que la observaban con sorpresa al tiempo que el cañón de una MP5 la apuntaba.
— Jill... — susurro con sorpresa
— ¡Zaf! — Jill no pudo evitar conmocionarse
— ¡Jill... oh dios! ¡Estás viva! — exclamo la chica abrazándola con lágrimas en los ojos, soltando el subfusil, dejándolo colgar de la correa con la que lo llevaba — temía que... que ese monstruo... entre aquí y escuche la explosión hace unos minutos… creí que... — sollozo
— Tranquila, estoy bien — la consoló revolviendo su cabello —¿Qué haces aquí? ¡¿Cuándo regresaste a la ciudad?!
— Vine a buscarte en cuanto me entere de lo que sucedió... — le dijo apartándose de ella y limpiando sus ojos, no podía ocultar su sonrisa de alivio y felicidad — Jill lo siento tanto... debí volver cuando te lo prometí, debí llegar a tiempo y no demorarme esos días... tenemos que irnos de aquí antes de que…— Zafiro se quedó callada de pronto al percatarse de la presencia de Carlos
Supuso que el joven moreno de cabello alborotado y vestimentas militares tendría muchas preguntas, así como ella las tenía en ese momento con el señor Oliveira.
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Carlos esperaba ver a otro de aquellos monstruos con los que se había topado en la ciudad, sin embargo, lo único que habían encontrado era a otra linda chica apuntando a Jill con un subfusil MP5. Ambas chicas se miraron sorpresa, parecía que se conocían, y que lo que menos esperaban era verse en esos momentos la una a la otra.
Carlos la observo mientras ambas charlaban, era obvio que ambas tenían entrenamiento, tal vez fueran policías, o algo así, la manera en la que sostenían las armas le daba a entender que estaban demasiado familiarizadas con ellas. La nueva chica estaba vestida con pantalones de camuflaje en tonos azules y una chaqueta similar atada en la cadera, además del subfusil, llevaba consigo dos M92f, cada una en una pistolera en cada pierna, además de una radio colgada al cinturón, junto a una riñonera.
Noto que ambas chicas lo miraban, paso saliva algo nervioso de que lo hayan descubierto observándolas con tanta atención.
— Ah, un gusto, me llamo Carlos Oliveira — murmuro rascando su mejilla, la recién llegada sonrió
— Soy Luna Zafiro Engel, puedes llamarme Zaf — se presentó cordialmente, aunque un poco a la defensiva
— Por cierto... me gustaría hacerte una pregunta si no te importa — dijo Jill, trataba de no sonar violenta
— ¿No me digas? ¿Quieres salir conmigo eh? — bromeo — ¿es el acento verdad? Todas dicen que es el acento
Ambas chicas lo miraron con sorpresa, Carlos se quedó serio, posiblemente lo habían malinterpretado, estaba por disculparse, decirles que había sido una broma. Noto como una sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de ambas, él sonrió a su vez, pero recordó las bromas que había compartido con su compañero de pelotón antes de llegar a la ciudad, el cual estaba muerto, él tuvo que matarlo después de que este se transformara en uno de esos zombis. Noto como la sonrisa de ambas se había borrado, posiblemente también recordaron algo doloroso.
— Me pareció que habías dicho que no eras un zombi — dijo Jill un poco divertida — pero si ese chiste es lo mejor que puedes hacer, me replanteare la decisión de no haberte disparado
Sonrió un poco, al menos no lo habían tomado a mal, y la chica, Zafiro pareció contener la risa. El tono de Jill fue menos amistoso cuando volvió a hablar de nueva cuenta.
— En realidad, ¿quería preguntarte si eras el mismo Carlos que envió el mensaje hace una hora más o menos?
— ¡¿Lo recibiste?! — exclamo — como nadie respondía pensé que...
— Solo escuche una parte — respondió — no podía trasmitir desde donde estaba, pero mencionaste algo de un pelotón ¿hay más como tú?
— No lo creo, todos en mi pelotón están muertos — respondió — esas cosas nos atacaron
— ¿Quiénes son ustedes? ¿La guardia nacional? ¿Vendrán más refuerzos? — insistió, no quería esperanzarse
— No vendrán más refuerzos — respondió terminando con las ilusiones de Jill — No lo creo, los zombis acabaron con todos, puede que algún otro soldado haya sobrevivido, pero por lo que se, están hablando con el último superviviente del UBCS.
— ¡UBCS! — exclamo Zafiro retrocediendo un par de pasos llevando su mano a una de las pistolas
— Servicio de Contramedidas Biológicas de Umbrella — respondió Carlos extrañado por la reacción de Zafiro
— ¡¿Trabajas para Umbrella?! — exclamo Jill
Carlos observo sus expresiones muy similares a las del asco, Zafiro lo apunto con la 9mm, no entendía del todo que sucedía en esos momentos.
— Nos enviaron a rescatar a los ciudadanos... — murmuro sin quitarles la vista de encima
— ¡Corta con eso quieres! — gruño Zafiro
— ¿Estas de broma? — espetó Jill — ¡Fueron los de Umbrella causaron esto en primer lugar, Fueron ustedes! — agrego, se escuchaba bastante molesta — ¿que vinieron a hacer realmente a Raccoon City?
— ¿Cuáles son sus órdenes? ¡¿Por qué los envió Umbrella a este lugar?! — insistió Zafiro — Responde Carlos, si es que de verdad te llamas así...
— Ya se los dije, solo somos soldados, en realidad no somos más que mercenarios, y nos mandaron a ayudar a los ciudadanos, no tenemos nada que ver con la empresa además de nuestra paga — respondió confundido — Me quieran creer o no, yo solo vine aquí a ayudar a los civiles como me ordenaron, y si veo un superviviente lo ayudare, si no, solo me quiero largar de aquí. — dijo con algo de molestia, por un momento pareció notar un resplandor rojizo en los ojos de Zafiro, debió alucinar, tal vez la explosión le seguía afectando, los ojos de la chica seguían siendo azules, Jill le dio un codazo para que bajara el arma. — Y hablando de quién es quién ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Que era esa cosa que voló en el restaurante?
— También yo quiero salir de aquí — respondió Jill — Esa "cosa" es un monstruo enviado por tus jefes para matarme... para matar a los S.T.A.R.S., y dudo mucho que este muerto, y me perseguirá hasta cumplir con su objetivo... — agrego algo cortante — supongo que también te persigue a ti — le dijo a Zafiro
— Ambas somos ex agentes de STARS... — respondió Zafiro guardando el arma.
— Llegue al restaurant buscando una especie de llave — murmuro Jill
— ¿Qué clase de llave? No vi ninguna en el lugar cuando lo revisé momentos antes
— No es una llave como tal... es una joya verde con forma romboide, como esta — le mostro el cristal azul — es parte del intrincado mecanismo de la puerta del ayuntamiento, encontré está en la estación de policía, y pensé que la otra pudiera estar en el restaurante.
— En ese caso, creo que si había algo como eso en el sótano del restaurante — respondió pensativo — la verdad no vi muy bien, no pensé que fuera importante
— Carlos, ¡tenemos que volver a comprobarlo! — exclamo Jill emocionada
— ¿Ahora no dudan que me llame así? — pregunto mirando a ambas chicas, especialmente Zafiro
— Lo siento — murmuro Zafiro tocando su brazo — De verdad no debí decir eso, pero... veras... Umbrella y yo, es decir, y nosotras no nos llevamos muy bien — agregó — Es normal, considerando que tratan de matarnos con cualquier recurso que tengan a la mano.
— ¿Perdónanos sí? — se disculpó Jill
Carlos se ablando un poco al sentir el calor de la mano de Zafiro en su brazo ¡por dios! Era un completo tonto que le gustaba cualquier monada de una linda chica, y vaya que ambas eran atractivas, y esperaba que también solteras.
— Carlos Oliveira... a su servicio señoritas — dijo haciendo una reverencia sobreactuada, Jill sonrió. — Aunque no me gustaría marcharme sin antes buscar a alguno de los demás, quizá, alguien aparte de mi sobrevivió. — murmuro — vi esa puerta de la que hablabas, creo... ¿es la que está cerca del edificio del periódico no? — pregunto — Reunámonos ahí, ¿está bien? O mejor aún, en el tranvía
— Bien, Zaf y yo volveremos al restaurante y buscaremos la joya — susurro Jill — cuando pases la puerta sigue a la izquierda, veras los letreros que te indicaran hacia donde está el Lonsdale Yard.
— Tenemos una cita — bromeo Zafiro — no llegues tarde — le guiño el ojo
— No se vayan sin mí — dijo tratando de sonar divertido
— No nos hagas esperar demasiado — respondió Jill con una sonrisa
Ambas chicas salieron en dirección al restaurante, Carlos permaneció unos momentos de pie, mientras desaparecían detrás de la puerta, considero la opción de ir con ellas en lugar de vagar por un par de manzanas de la ciudad, pero estaba claro que ambas aun desconfiaban un poco de él, si de verdad odiaban tanto a Umbrella, era normal que no quisieran estar muy cerca de uno de sus hombres ¿verdad?
Vamos Oliveira, saben cuidarse solas, mientras no vuelen una cocina estarán bien.
Sonrió por su propio chiste antes de salir por la otra puerta del almacén.
—
Zafiro permaneció vigilando la destruida cocina del restaurante mientras Jill bajaba al sótano a buscar la gema verde, tenían que darse prisa, según Jill el Némesis debía estar tumbado en esa cocina, pero a su regreso ya no había nadie.
Y dudo que se haya ido a beber un café
Llevo su mano a su cintura, la herida que le habían hecho había dejado de sangrar desde antes de que, abandonada la estación de policía, pero aún le dolía, se preguntó cuántas horas tardaría en sanar esta vez completamente. Jill asomo la cabeza por el hueco del sótano, sacándola de sus pensamientos.
— ¿Hubo suerte? — le pregunto curiosa — o tendremos que buscar como estallar esa puerta... creo que te estas volviendo experta en eso últimamente — se burló— ¿acaso ahora quieres ser sándwich asado de Jill?
— ¡Cierra la boca! — protesto apenada saliendo del hueco, abrió la palma de la mano en la que sostenía la gema verde — Afortunadamente no tendremos que volar la puerta...
— Démonos prisa entonces — dijo Zafiro dirigiéndose a la puerta trasera del restaurante
— ¿Cómo te hiciste esa herida? — pregunto Jill revisando su riñonera para sacar la joya azul — no parece que te haya atacado una criatura de Umbrella
— Una criatura no, solo uno de sus agentes — respondió Zafiro mirando su mano, aun sentía la sangre caliente escurrir por ella, durante su huida había encontrado un hidrante roto que apenas arrojaba un minúsculo chorro de agua, pero fue suficiente para lavar la sangre seca de su brazo.
— ¿Un agente de Umbrella? ¿Te refieres a un hombre del UBCS? ¿Por eso reaccionaste así con Carlos?
— Era alguien distinto — murmuro mirándola de reojo — no solo la UBCS está en la ciudad... además hay un escuadrón especial de Umbrella en la Raccoon, están aquí por diversos motivos, y uno de ellos es buscarme. — dijo avanzando por los sinuosos y oscuros callejones, hablaban en voz baja atentas a lo que pudiera estar oculto en las sombras.
— Creí que ya no tenías que ver con Umbrella — levanto una ceja
— ¿Y qué te hace pensar que quieren salvarme? — pregunto — es la oportunidad perfecta para Spencer de matarme... — agrego restándole importancia — no creas que está muy contento después de las negociaciones, además si no me mata... hará que me secuestren para hacer investigaciones conmigo... sigo llevando el virus en mi sangre, a fin de cuentas
— ¿Por qué regresaste realmente? — pregunto, ¿de verdad solo había vuelto por ella? — Zaf, estabas segura en el exterior ¿Por qué volviste a Raccoon?
— Jill, volví para buscarte, no mentía en eso — respondió — obtuve información de que Umbrella había mandado a un Tyrant a asesinar a los STARS, no podía permitirlo... Umbrella ya mato a demasiados miembros del equipo, no podía dejar que te matara a ti también, ni a los demás que quedamos, son como una familia para mí... ustedes me hicieron sentir como en casa, me hicieron ver a esta ciudad como mi hogar... y Umbrella lo ha destruido todo... no puedo dejar que destruya lo que me queda...
— El Némesis asesino a Brad — murmuro Jill apretando los puños, avanzo hacia una puerta al final del callejón que las llevaría justo frente a la puerta del ayuntamiento
— ¡¿Brad?! ¡Pensé que habría huido cuando empezó todo!
— Pensé lo mismo hasta que lo encontré... estaba aterrorizado por el monstruo — murmuro — aun así, me advirtió que tuviera cuidado, y trato de advertirme que huyera cuando llegue a la RPD — suspiro — de cierta manera… me salvo
— En ese caso tendremos que salir de aquí cuanto antes — respondió Zafiro — no dejaremos que Umbrella se lleve a ningún otro miembro de S.T.A.R.S.
Salieron a la desierta calle bloqueada con autos y un par de autobuses, el área lucia completamente despejada, Jill atravesó a la carrera la poca distancia que los separaba del reloj de piedra del ayuntamiento, Zafiro se colocó detrás de ella, cubriendo sus espaldas mientras regresaba las joyas a su sitio. Una serie de luces ilumino la cara del reloj, y la puerta se abrió con un chasquido metálico.
Ambas se miraron y asintieron con decisión, atravesaron el umbral de las puertas del ayuntamiento, el corredor se veía despejado, avanzaron sigilosamente.
—
— ¿Qué opinas de Carlos? — pregunto Zafiro — ¿podremos confiar en él aunque trabaje para Umbrella?
— Creo que él sabe menos que nosotros acerca de lo que está pasando aquí — respondió Jill — Realmente creo que solo es un mercenario que tuvo la mala suerte de verse enredado en las artimañas de Umbrella.
— Me preocuparía tenerlo de compañero — murmuro Zafiro
— ¿Acaso te enamoraste a primera vista y no te puedes concentrar? — se burló Jill
— ¿Qué?... estás demente — se defendió apenada — no es por eso, pero ¿qué sucederá si él está en el camino de Némesis?
— También considere en eso, después de todo, está claro que ese monstruo trata de matarnos
Escucharon el rugido como si se tratara de una cruel broma del destino, avanzaron un poco, el pequeño patio proporcionaba una acústica extraña, el sonido de los pesados pasos comenzó a hacerse más claro, justo en donde el camino se dividía en dos, ahí estaba el delante, a la izquierda, bloqueando el sendero que iba al tranvía.
— Y hablando del diablo — bufo Zafiro
— ¡Staaaaarsss! — rugió
— ¿Ahora qué? —exclamo
— ¡Corre! — respondió Jill
— ¿Correr? ¿A dónde?
— ¡A donde sea! — exclamo Jill corriendo a sendero de la derecha
El sonido de las pisadas de ambas quedo ahogado por el ruido de las pesadas botas emprendiendo carrera hacia ellas, llegaron a la puerta de rejillas al final del sendero, aquella puerta las llevaría a una manzana repleta de coches creando un laberinto, también había una gasolinera adjunta a un taller de reparaciones, y después... Jill no podía recordarlo, si la calle estaba despejada podrían correr por la zona industrial de la ciudad, siempre y cuando no se toparan con un grupo de zombis, pero si habían levantado una barricada ahí, estaban jodidas si aún tenían al monstruo detrás de ellas, les resultaría imposible saltar por encima de una barricada con el Tyrant siguiéndolas de cerca.
Dejaron que sus cuerpos entrenados hicieran el resto, caminaron semi agachadas entre el laberinto de coches y autobuses que se encontraban en la calle, se fundieron con las sombras tratando de esquivar al monstruo, tenían que ser evasivas y escurridizas, entre más decidido estuviera su enemigo a matarlas, ellas tendrían que ser más evasivas si querían sobrevivir.
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Carlos avanzo por un par de manzanas más, paso por lo que pudo ser un estacionamiento en su tiempo, estaba por darse por vencido y volver con las chicas, cuando escucho el sonido de disparos cerca de ahí. Quizá fuera alguien de su escuadra.
Apretó con fuerza el M4A1 y salió del estacionamiento, justo delante de él había un infectado con el cráneo reventado, y en un rincón oculto por las sombras estaban dos miembros del UBCS, ambos capitanes de otras escuadras, suspiro de alivio aproximándose a ellos.
— ¡Soy el cabo Carlos Oliveira, escuadra A, pelotón delta! — dijo — ¡Demonios, me alegro de verlos! — exclamo
Pudo notar la herida de Mikhail Víctor, el capitán de la escuadra B, lo había visto en el helicóptero que los había llevado a la ciudad, jamás había hablado con él. El otro hombre, un ruso de cabello blanco cortado a rape, Nikolai no sé qué, no había podido aprenderse su apellido, era un tipo bastante serio y espeluznante, pero si había sobrevivido, estaba seguro que no había sido de pura suerte.
— Veré si encuentro algo para tratar esa herida señor... — dijo Carlos tratando de sonar calmado
— Dejemos los formalismos de rango muchacho... estamos iguales en esta situación de mierda
— Está bien se... digo Mikhail... volveré en unos minutos... pase por una oficina de administración hace unos momentos... quizá haya algo útil
Rebusco en la oficina abriendo todos los cajones, logro encontrar una botella de agua y un rollo de cinta aislante, además de un par de vendas en un botiquín de oficina, pensó en que debería de considerarse afortunado, después de todo eso era lo más cercano a suministros médicos que encontraría en esos momentos.
Regreso a donde estaban los dos hombres, lavo la herida y comenzó a vendarla con las tiras, la herida de Mikhail seria mortal si no recibía tratamiento adecuado, pero supuso que aquello bastaría al menos por un tiempo.
— Esto está listo se... digo Nikolai — indico, observo que el ruso revisaba algo en un ordenador portátil que había sacado de su mochila. — hay manera de usar eso para salir de aquí? — pregunto
— No lo creo — respondió cortante, guardándolo de nuevo — encontré esto en la comisaria, esperaba que fuera útil para salir de aquí, o al menos para saber la ubicación de las barricadas, pero parece que no es así. Nuestra mejor opción es tratar de llegar a la torre de reloj de Saint Michael
— ¿Para qué a la torre del reloj? — pregunto Carlos mirando a ambos hombres
— Por la evacuación, se suponía que debíamos llevar ahí a los refugiados y hacer sonar las campanas para que nos evacuaran.
— Creo que mi capitán murió antes de terminar de explicarnos el plan — suspiro
Carlos permaneció en silencio un momento, supuso que a las chicas no les importaría tener a otro par de soldados entrenados a su lado, aunque fueran del UBCS, también eran mercenarios, y Umbrella los había jodido también a ellos.
— Hay un tranvía que nos puede llevar cerca de la torre del reloj — dijo al fin
— Si las vías están despejadas, podríamos llegar hasta ahí y hacer sonar las campanas — dijo Nikolai — ¿estás seguro de que funciona?
— En realidad, no lo he visto... me encontré con un par de agentes de policía, ellas me dijeron de él, están de camino para comprobarlo, y me esperaran ahí. Yo solo quería ver si encontraba a alguien más antes de marcharme — confeso — Como sea no podemos quedarnos aquí a descubierto, al menos en el tranvía tendríamos un refugio — agrego — debemos ponernos en marcha — le dijo a Mikhail
Carlos y Nikolai levantaron a Mikhail, repartiéndose su peso para ayudarlo a caminar, Nikolai se detuvo repentinamente, mencionando algo de unos explosivos en un edificio que estaban demoliendo cerca de ahi. Acordó reunirse con ellos en el tranvía antes de marcharse.
—
Ambas habían llegado a la gasolinera y habían logrado colarse por una puerta lateral, la cortina del taller estaba bajada, y parecía bastante resistente como para que un ladrón entrara, mucho menos lo haría un zombi. Pero estaba segura de que el Némesis si lo haría si se lo propusiera.
— Supongo que solo esperaremos — murmuro Jill recostándose un poco sobre el mostrador.
— Si Némesis no se presenta en 5 minutos deberíamos de irnos de aquí... no es bueno estar tanto tiempo sin movernos — respondió Zafiro— Y tal vez Carlos llego al tranvía antes que nosotras — se quejó descolgando la radio de su cinturón
— ¿Qué hay de eso? ¿Puedes solicitar ayuda con él?
— Pensé que podría — suspiro — hay demasiada interferencia, y comienzo a pensar que es por causa de los laboratorios de Umbrella... lo mismo paso en la mansión, como sea no puedo pedir un helicóptero para irnos, pero con suerte sabremos si la zona norte esta despejada
— ¿Y quién respondería? ¿Los perros? ¿Los cuervos? — pregunto con sarcasmo
— ¡Líder Crux, aquí Reaper... — dijo Zafiro apretando el botón de comunicación — Líder Crux responda! Cambio... — suspiro — Encontré al objetivo, nos dirigimos al norte, cambio y fuera — colgó el radio de vuelta en su cinturón — Solo espero que me haya recibido
— ¿Líder Crux? Qué diablos es eso...
— Mi niñero — respondió — no me dejaría entrar en la ciudad sin el...
— ¿Un niñero? ¿Es broma?
— No.… es un militar que trabaja bajo las ordenes de mi familia, su misión es mantenerme segura, pero le encargue otro trabajo en la ciudad, asegurar una vía de escape, y ayudar a los refugiados, con suerte él y sus hombres nos esperan con un vehículo para largarnos de aquí
— ¿Me estás diciendo que hay un escuadrón de hombres entrenados al norte de aquí?
— No muy grande... y me preocupa que puedan estar en problemas, el UBCS también eran hombres entrenados, y por lo que pudimos ver solo queda Carlos con vida.
El sonido en la cortina metálica las puso en alerta, eran golpes, no tan fuertes como para ser de Némesis, el gemido les puso la piel de gallina, eran al menos una docena de infectados golpeando la cortina, como si afuera hubiera un letrero de neón que dijera carne fresca. Su plan de largarse con sigilo se había ido al demonio, y si no pensaban algo pronto, tendrían que salir a repartir disparos a diestra y siniestra.
— Podría usar mis poderes y eliminarlos... lo cual sería asqueroso, por cierto
— ¿Que no te desmayabas después de usarlos mucho? — pregunto Jill — lo que menos nos falta es que te quedes inconsciente mientras Némesis nos persigue
— ¿Entonces qué sugieres?
— No lo sé... estoy pensando...
— Abramos la persiana y disparemos contra ellos... — dijo Zafiro levantando el subfusil — ¿llevas tu Samurái Edge no? es suficiente para ellos
— Bien... hagámoslo — suspiro Jill, era una jugada precipitada, pero no podían hacer mas, tampoco se le ocurria otra cosa
Zafiro se colocó delante de la persiana, abriría fuego para cubrir a Jill cuando la cortina se levantará, Jill paso saliva. En ese justo momento ambas escucharon el traqueteo de una ametralladora. Ambas dieron un salto cuando alguien golpeo la puerta.
— ¡¿Hay alguien ahí?! Los zombis están muertos — dijo el marcado acento latino de Carlos
— ¿Carlos? soy Jill Valentine, Zafiro también está conmigo — dijo Jill abriendo la puerta, la expresión de felicidad en el rostro del chico la hizo apenarse un poco.
— Me alegro de ver que están bien... cuando no las vi en el tranvía, pensé que quizá ustedes...como sea, me alegro que estén bien
El modo protector en que Carlos hablaba la tomó por sorpresa y no supo cómo reaccionar, ¿debía irritarse por ello? ¿Por qué la trataran como alguien vulnerable? No se sentía irritada. De hecho, el que alguien se preocupara por ella en esos momentos, sobre todo si se tenía en cuenta la situación en que se encontraban, era agradable.
Y el hecho de que ese alguien sea alto, moreno y atractivo no está mal tampoco. Por favor Jill compórtate
Zafiro sonrió al verla, dándole un ligero codazo en las costillas, ella se había percatado de su reacción, eso causo que se apenara aún más. Jill reprimió aquellas ideas de manera casi inmediata, fuera o no atractivo, en esos momentos luchaban por su vida, ya después pensaría en esas cosas, si lograban salir con vida de ahí.
— ¿Qué hacen encerradas aquí? — pregunto Carlos, parecía no darse cuenta de la incomodidad de Jill
— Nos desviamos del camino, ¿de casualidad no has visto al monstruo de Frankenstein allá afuera verdad?
— de verdad que no parara hasta encontrarlas ¿cierto? — suspiro — ¿Les gusta eso en un hombre?
— Ni de broma — bufo Zaf
— Ese monstruo es un organismo que llaman Tyrant, tiene una fuerza impresionante y es difícil de matar
— Y para nuestra mala suerte, Umbrella encontró la manera de programarle una tarea en específico... en este caso matarnos
— Eso ya es demasiado, ¿Por qué los de Umbrella las quieren matar a toda costa?
— Es un tanto complicado y largo de contar — respondió Zafiro tratando de dar por zanjado el tema
— Lo más rápido y para fines prácticos es porque sabemos demasiado. En fin, estábamos escondidas aquí y después...
— Ese grupo de zombis las rodeo y atrapo aquí, entiendo — asintió — son demasiado famosas en este barrio ¿eh?
Jill asintió sonriendo apenada
— Dijiste que habías llegado al tranvía, ¿qué haces aquí entonces?
— Encontré a dos miembros de mi equipo — respondió — a uno de ellos le habían dado un tiro, creo que quedo en fuego cruzado o lo confundieron con un zombi, al menos parece que no está empeorando, pero necesita atención médica, ese es Mikhail — respondió — el otro, Nikolai dijo que sabía dónde conseguir algunos explosivos, así que Mikhail y yo nos adelantamos al tranvía a esperarlo, parece que hay un plan de evacuación, debemos llegar a la torre del reloj y hacer sonar las campanas. Y los helicópteros vendrán.
Carlos noto la expresión en el rostro de ambas chicas.
— Es lo que entendí del plan — respondió apenado — pero esas son buenas noticias, aunque para que el tranvía funcione necesitamos un cable y un fusible antiguo, Mikhail dijo que por aquí había una refaccionaria. Es uno de los jefes de pelotón, así que estudio a fondo los mapas antes de llegar aquí, tal vez debí echarles un ojo cuando tuve la oportunidad.
— Carlos, Mikhail, Nicholai...
— Umbrella no discrimina por nacionalidad a lo que vemos — murmuro Zafiro
Jill se mordió el labio inferior, estaba segura de que Carlos era un buen chico, pero que había de los otros dos, que garantizaba que también fueran hombres engañados por Umbrella, y además jefes de pelotón. Volteo a ver de reojo a Zafiro, ella tenía aún más problemas con los de Umbrella. Pero no tenían más opción.
Carlos ya se estaba alejando en dirección a un auto que había estado en reparación, reviso los cables con la mirada.
— ¡Eso es lo que ocupo! — exclamo estirando la mano hacia un cable
— Ten cuidado — dijo Jill viendo los cables, algunos estaban conectados a aparatos que no conocía, y otros tantos estaban regados en el piso, cubiertos de grasa y aceite.
— No te preocupes, solo completo idiota dejaría uno de estos conectado a...
El chispazo lo silencio de inmediato, aquella sola chispa se había esparcido sobre la grasa del piso y había levantado inmediatamente enormes llamas que no dejaban de crecer.
— ¡Qué demonios hicieron! — exclamo Zafiro
— ¡Cierra la boca, vámonos! — le reclamo Jill — por aquí, rápido — dijo saliendo por la oficina de atención, la sangre se le helo de inmediato, si el fuego llegaba al depósito de combustible del coche eso iba a ser lo de menos, todo el sitio estaba lleno de latas de grasa, y botellas de aceite. Eso sin mencionar los tanques de combustible debajo de los surtidores de la gasolinera.
Corrieron lo más rápido que pudieron por el sinuoso laberinto de coches amontonados. La primera explosión se escuchó demasiado cerca, aun no se habían alejado lo suficiente. Instantes después sintieron la onda expansiva a sus espaldas y la ausencia de todo sonido. Un momento estaban corriendo por sus vidas, y al otro estaban en el sucio asfalto. Zafiro había saltado sobre ellos derribándolos para protegerlos de los cristales rotos del coche que había a su lado.
— ¡Debo de estar maldita — se quejó Jill frotándose los oídos — por dios, siempre hay algo explotando cerca de mí!
— Sándwich asado de Jill es el menú de esta noche — bromeo Zafiro jadeando
— ¿Cómo estás? — pregunto al ver los pequeños raspones en sus brazos
— Sanare — murmuro — ¿qué hay de ustedes?
— De milagro no me reventaron los oídos — se quejó Carlos tallándose una oreja — Ouchh
— A este paso volaremos todo Raccoon — suspiro Jill poniéndose de pie.
