Creí que esta semana no iba a actualizar la historia, pero me hicieron el favor de traerme mi computadora a mi cuarto, porque estoy encerradita hasta descartar si tengo COVID o no, y psss de mientras me quedo aislada. Y como tenia que tomar clase, psss me subieron mi compu.
Nuevamente agradezco a los que me brindan su apoyo en esta historia, me ayudaría mucho que pudieran darme su opinión acerca de esta historia, me gustaría mucho leer sus reviews
Sin más por el momento, los dejo con el capítulo 15 de esta historia
Descargo de Responsabilidad: Los personajes de Resident Evil que aquí aparecen pertenecen a Capcom, solo la idea original de la historia y personajes originales que aquí aparecen son de mi autoría (y algunos prestados para trabajar aquí)
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CAPITULO 15
Nikolai había engañado con demasiada facilidad a Carlos y a Mikhail, había perdido demasiado tiempo con ellos jugando a ser el tipo bueno y preocupado de sus compañeros cuando la realidad era otra muy distinta.
La operación del UBCS había sido una farsa desde el inicio, Umbrella había mandado a esos hombres pare reunir datos de combate de sus armas biológicas. Habían llamado a la operación "Mad Jackal", y habían infiltrado agentes en la ciudad, el incluido. Umbrella retiraría a los agentes cuando considerara que tenía los datos suficientes.
Era un trabajo arriesgado, pero la paga era muy buena, y eso era por el disco de información de un solo agente, ¿qué pasaría si una sola persona sobreviviera al incidente de la ciudad y casualmente tuviera los discos con la información de los demás? Obviamente que esa persona seria asquerosamente rica, y era lo que el pensaba hacer, tenia más información de la que la empresa le había proporcionado, conocía los nombres y las caras de los demás agentes, y también en donde debían de enviar sus informes periódicos y cuando debían hacerlo, si era rápido, los alcanzaría para eliminarlos.
Además, estaba otro pequeño bono extra, la captura de la chica, Engel. Umbrella había sido muy cuidadosa en no revelar demasiado de ella, simplemente habían dejado muy en claro que era peligrosa, aun si no estaba armada. Lamentablemente no había podido averiguar por qué aquella chica era tan importante para la empresa, pero al menos le proporcionaron un retrato de ella, no sería tan complicado distinguirla si llegase a topársela de casualidad.
Regreso para ver cómo se encontraban sus "camaradas", el juego se había puesto interesante ahora que había dos personas más en él, era satisfactorio ver como Mikhail perdía poco a poco su capacidad de razonamiento mientras moría lentamente por su herida. Incluso podría ofrecerse a ir al hospital por insumos, tenía que llegar ahí de todas maneras, el Dr. Bard, otro de los agentes infiltrados estaba ahí, trabajando en la vacuna contra el virus, otro pequeño extra a su trabajo, ¿cuánto pagaría Umbrella por la única muestra existente de la vacuna?
Para cuando llego al tranvía, Carlos ya se había marchado, Mikhail estaba tumbado en los asientos, solo pudo decir entre gruñidos que Carlos se había marchado a buscar piezas de repuesto para poner en marcha aquel viejo armatoste. Una fuerte explosión estremeció al tranvía e ilumino el cielo, si mal no recordaba en aquella dirección se encontraba la gasolinera, uno de los puntos marcados en los mapas que les habían proporcionado de la ciudad. No había certeza de que aquello lo hubiera provocado Carlos, pero podía apostar a que si había sido él, y lo más probable es que fuera un trozo de carne chamuscada en esos momentos. Así que, si quería llegar al hospital lo más pronto posible, tendría que ser él en persona el que buscara los repuestos de aquel viejo trasto.
Reviso la estación, encontró una caja de fusibles y un bidón de casi 20 litros de combustible, lo suficiente para poner a andar aquel vehículo. Aunque lamentablemente no contaba con ningún cable para reparar el faltante, y los fusibles que había escogido no eran los indicados. Supuso que debería de volver al parking donde había encontrado a Mikhail, recordó haber visto una caja con piezas de repuesto
Bajo del tranvía, estaba comenzando a cansarse con ese ir y venir constante. Levanto la mirada, observo tres figuras que se aproximaban lentamente hasta su posición, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, se percató de que Carlos había sobrevivido después de todo, y venía acompañado por dos mujeres, posiblemente de las que les había hablado. Noto la piel enrojecida de los tres, no había estado tan equivocado al pensar que efectivamente él había causado la explosión de hace unos momentos. Se aproximó a ellos, fingiendo ser el camarada preocupado.
— ¡Carlos ¿que sucedió?! ¿Acaso estas herido? ¿Alguno de ustedes lo está?
— Estamos bien — respondió un jadeante Carlos — La gasolinera exploto — agrego — Jill estuvo desorientada un minuto o dos...amm, esto... Jill Valentine, Zafiro Engel... él es el sargento Nikolai Zinoviev, UBCS. — los presento, aunque claro estaba que no había tiempo de algo mas formal
— Solo llámenme Nicholai — dijo, pero ambas chicas solo se quedaron mirándolo con una expresión indescifrable.
Pudiera ser que a la señorita Valentine no le interesara hacer nuevos amigos, eso le agradaba, aunque no sabía por qué, llevaba una .357 en la mano, y una 9mm metida en la cinturilla de una falda bastante, bastante ajustada, por su parte la otra, llevaba dos 9mm cada una en una pistolera que llevaba en cada pierna, ademas de una MP5 colgada de un hombro y vestía pantalones de camuflaje en un tono azul, ideal para infiltrarse en una zona urbana de noche, y una blusa bastante ceñida a su generoso busto. Y por si eso no fuera poco, se trataba de la misma chica que Umbrella quería encontrar a toda costa, y era más atractiva que en la foto que le habían proporcionado, en realidad ambas mujeres lo eran.
— Agradecemos por contarle a Carlos sobre la existencia de este tranvía — dijo con fingida amabilidad — dígame señorita Valentine, señorita Engel ¿acaso son de la policía?
— Los policías están muertos — respondió Jill secamente
— Eso, o fueron inteligentes y huyeron antes de que esto se pusiera peor — agrego Engel
— Ambas somos miembros de STARS, el Escuadrón de Tácticas Especiales y Rescates — finalizo Jill, dando por sentado que no quería continuar conversando
— ¿Cómo está Mikhail? — pregunto Carlos tratando de cortar la creciente tensión
— No muy bien, debemos marcharnos cuanto antes si queremos que tenga posiblidades — respondio Nikolai en todo serio — Mikhail dijo que ibas por piezas de repuesto a la tienda de refacciones, ¿encontraste algo?
— No, Todo voló por los aires, no quedo absolutamente nada — respondió Carlos
— ¿Y que hay de ti? ¿Conseguiste los explosivos? — pregunto Jill con seriedad, mirando fijamente a Nikolai — ¿dónde están?
No había sido una pregunta hostil, o al menos había intentado que no sonara de ese modo. Lo último que Nikolai sabía de los STARS era que habían descubierto la verdadera naturaleza de las investigaciones de Umbrella en la mansión Spencer. Por supuesto que nadie había creído en ellos, pero Umbrella llevaba tratando de deshacerse de ellos desde entonces, si los demás eran tan suspicaces como ella, entendía por qué demonios no lo habían logrado todavía.
— No, no encontré explosivos, solo cajas vacías — dijo con la mayor seriedad que pudo, mirando a Jill a los ojos, decidió presionar un poco más, para ver qué tan franca podría ser esa mujer — ¿hay algo que le preocupe señorita Valentine? Parece... tensa
— Creo que todos estamos algo tensos — balbuceo Carlos parándose en medio de ambos — Lo importante es salir de aquí cuanto antes, Mikhail lo necesita
Nikolai le dirigió una mirada molesta a Carlos, como si estuviera furioso por haber llevado a aquella mujer tan desconfiada, finalmente asintió.
— Bien, si te encargas de conseguir el cable, yo me hare cargo del fusible, hay una central eléctrica no muy lejos de aquí, y me pareció ver cables de batería en donde encontraos a Mikhail — Indico — nos veremos aquí en media hora, encontremos las cosas o no — dijo, Carlos asintió — iré a echarle un vistazo a Mikhail antes de marcharnos — agrego subiendo al tranvía.
Nikolai sonrió, Carlos iría a buscar el cable por orden suya, mientras que el solo tenía que regresar a la estación y buscar el fusible correcto en la caja. ¿Se preguntó qué pensarían de él? Era obvio que la mujer, Jill desconfiaba de él, pero solo por ser de Umbrella, en cambio la otra, Zafiro, no había dicho palabra alguna, pero se la había pasado escrutándolo con la mirada todo el tiempo, como si pudiera ver a través de sus intenciones. Ya les daría tiempo, con suerte ambas serían tan ingenuas como para confiar en él, incluso podía ser que llegasen a caerse bien, y de no ser el caso, mataría a Jill como lo haría con los demás, o podría usarla para convencer a Zafiro de acompañarlo, y después la mataría. Todo marchaba bastante, bastante bien.
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— No tenías por qué ser tan cortante — murmuro Zafiro caminando a su lado
Sabia porque Jill actuaba de esa manera, a pesar de la situación en la que estaban, no podían darse el lujo de bajar la guardia, ella tenía mucho que aprender de Jill en esa situación, le habían advertido que la USS tenía órdenes de atraparla, y el hombre que había traicionado al equipo de Nath también sabía que Umbrella estaba pagando un alto precio por ella, no sabía con exactitud quien más lo sabía, y hasta averiguarlo, lo mejor es que empezara a dudar hasta de su sombra por el momento.
Además, no es como si ese tal Nikolai se viera del todo confiable. No podía asegurar por qué, pero no le daba muy buena espina, al menos había sido prudente en quedarse callada mientras estaban con él, o tal vez hubiera sido más cortante que Jill.
— No pude evitarlo — susurro Jill en un tono de voz muy bajo, tratando de que Carlos no las escuchara.
Carlos caminaba delante de ellas algo tenso por la situación que acababa de suceder en el tranvía, no podía culparlo por sentirse de ese modo, desde un principio se notaba que el todo lo que quería era ayudar, y salir de ahí. Quería ser uno de los chicos buenos en todo momento.
Inocente de ti
Suspiro, ella había pensado igual cuando llego a Raccoon la primera vez, no dudaba de nadie y pensaba que su padre estaba algo paranoico por dudar de las intenciones de cualquier persona nueva que se acercara a ella. Pero aquella burbuja de irrealidad se había desvanecido después de la mansión, entendió la constante lucha de su padre por mantenerla protegida. Entendió el alcance real del poder de Umbrella, y era algo que la aterraba.
De estar sola me hubiera derrumbado, ¿cómo fue que Jill soporto todo este tiempo?
— ¡Eh! ¡Yo conozco a este tipo! — exclamo Carlos devolviéndola a la realidad — Creo que era ¿Smith? No... Seeker — murmuro revisando el cadáver en una esquina, dejante de él había dos criaturas obscuras, muy similares a una cucaracha o una pulga con grandes garras. — lo conocí en la oficina de reclutamiento cuando me contrataron.
— Carlos, lamento lo de tu amigo... — murmuró Jill colocando una mano en su hombro — Pero tenemos que seguir...
— No, no era mi amigo — murmuro palpando las ropas del muerto en busca de munición — En realidad solo lo vi ese día, este sujeto era una especie de agente secreto, un antiguo militar o algo así, y estoy seguro de que no vino con nosotros a Raccoon City... eh, ¿qué es esto?! — exclamo sacando una pequeña agenda con tapas de cuero, se trataba de un diario del tamaño de un libro de bolsillo. Paso a las ultimas anotaciones — esto es de hace dos días... deberíamos de mostrárselo a Nikolai, tal vez sea importante, estoy seguro que como jefe de escuadra lo conocía más.
— ¿Si creemos que es importante no deberíamos de verlo nosotros? Quizá diga algo de Nikolai, o de Mikhail — protesto Jill
— Sé que Nikolai es un tipo distante y estirado — respondió Carlos tratando de permanecer tranquilo — pero el acaba de perder a toda su escuadra esta tarde, y lo más seguro es que fueran hombres que conocía de hace años, ¿por qué no le das una oportunidad? Todos estamos algo tensos, y entiendo que ustedes más por la situación con… nuestro amigo de negro
Zafiro suspiro, que oportunidad les había dado Umbrella a los miembros del equipo Bravo que habían muerto por causa de sus experimentos, que oportunidad había tenido Joseph. Además, ya habían tenido suficiente de agentes encubiertos de Umbrella en el pasado, sobre todo ella.
— ¿Por qué no le echamos un ojo a eso mientras Jill consigue los cables? — dijo fingiendo una sonrisa — si dices que era un agente de Umbrella y que estás seguro de que no vino a Raccoon con ustedes, me causa intriga saber qué es lo que pensó en sus últimas horas, a ustedes no? — pregunto tratando de calmar los ánimos, miro a Jill fijamente, como advirtiéndole con la mirada que tratara de relajarse un poco o no conseguirían nada — Además, dices que las ultimas anotaciones son de hace dos días ¿no?, él estaba aquí desde antes que la UBCS llegara
Carlos la miro con algo de recelo, finalmente asintió permitiendo que la tensión se desvaneciera entre ellas, Jill suspiro y asintió también, avanzo por las sombras sin hacer ruido. Para tener aquel sigilo hacía falta un entrenamiento bastante estricto y constante. Y Jill era la clara muestra de lo riguroso que debió haber sido el entrenamiento de los STARS.
— Bien Seeker, veamos que tienes que decirnos entonces — murmuro Carlos revisando las ultimas anotaciones.
Zafiro se colocó detrás de él leyendo las anotaciones del diario. Efectivamente Hennings era un agente infiltrado de Umbrella, había llegado a Raccoon poco después del primer brote en los bosques que rodean a la ciudad.
Me escogieron entre muchos para la operación Mad Jackal. Nos infiltraron en la ciudad justo después del primer escape de virus, por si acaso, pero no todo el mundo fue elegido. Me dijeron que estaba más «comprometido» que los demás, que yo no me derrumbaría si veía morir a otros. ¡Dos hurras para mí! De repente, todo sucedió de golpe. No he dormido desde hace tres días, y todo el mundo sigue gritando hasta que los devoradores de carne los alcanzan y las víctimas mueren o también comienzan a comer.
He intentado contactar con algunos de los demás, con los infiltrados, pero no puedo encontrar a nadie. De todas maneras, sólo conozco a unos cuantos, a cuatro, en concreto, de los elegidos para convertirse en «Jackals»: a James Jackman, a Martínez, a ese ruso espeluznante y al doctor pervertido del hospital. A lo mejor están muertos ya, a lo mejor han conseguido escapar, a lo mejor todavía los tienen que enviar. No me importa. No he informado a la central desde anteayer, y por mí, Umbrella se puede ir y acabar ardiendo en el infierno. Estoy seguro de que nos veremos allí.
He elegido pegarme un tiro en la cabeza para no volver hecho un zombi. Ojalá hubieran dejado que me ejecutaran. Me lo merecía. Nadie se merece esto. Lo siento. Si alguien encuentra este diario, por favor, créanme.
El resto de las páginas estaba en blanco.
— Tenemos que volver — murmuro Zafiro, mientras Carlos examinaba el cadáver
¿Ese ruso espeluznante? ¿A cuántos rusos espeluznantes se podría referir? Estaba segura de que Nikolai les debía explicaciones de la operación "Mad Jackal", estaba segura de que era a aquella operación secreta a la que Saine se había referido antes.
— ¿Qué sucede? — pregunto Jill repentinamente, traía varios cables de diferentes calibres en su mano — ¿encontraron algo útil? ¿o por qué tan pálidos?
— Creo que te debo una disculpa súper poli — murmuro Carlos poniéndose de pie, sintiendo un nudo en el estómago, Nikolai había encontrado a Mikhail en medio de todo aquel caos justo después de que alguien le pegara un tiro al jefe de pelotón. Curiosa coincidencia que no se había detenido a pensar.
— ¿Por qué? ¿Qué sucede? — pregunto Jill extrañada
Carlos se guardó el diario en el bolsillo del chaleco de asalto mientras se ponía de pie, sujeto el rifle con tanta fuerza que sus manos temblaron un poco.
— Te contaremos en el camino — murmuro — regresemos, Nikolai debe de estar esperándonos ya, démonos prisa
Zafiro permaneció unos momentos de pie ante el cadáver, tal vez, pudieran atrapar a Nikolai con la guardia baja, hacerlo que confiara en ellas, y después...
¿Desde cuándo los agentes infiltrados de Umbrella son estúpidos...? ¿es que no aprendiste nada con Albert?
— ¿Zaf?! ¡Date prisa! — la llamo Jill
— Lo siento... me distraje un momento... — se disculpó andando para darle alcance a ambos
La radio en su cinturón emitió un pitido.
— "Reaper! ¡Aquí…Crux!... problemas en el Obelisco... USS... nos haremos cargo... sigue el plan! ¡Cambio y fuera!"
— ¿Qué sucede? — pregunto Jill
— Nada que no puedan manejar... nosotros seguiremos con nuestro plan — murmuro pasando al lado de ella — ¡Salgamos de aquí!
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Nikolai coloco el fusible adecuado de nuevo en el panel de control, regreso a la estación a ocultarse, la mayoría de las ventanas estaban rotas, cualquier conversación que se desarrollara en el andén podría percibirla con facilidad, tenía mucha curiosidad en saber que tendría que decir Valentine acerca de él, estaba seguro de que ambas STARS le darían consejos al inocentón de Carlos acerca de Umbrella, quería escuchar qué clase de cháchara paranoica le darían ambas chicas.
Ya se reuniría con ellos cuando subieran al tranvía, les diría que solo estaba echando un vistazo al edificio y vería como pasaba todo a partir de ahí. Podría viajar en grupo, usar de excusa que debían buscar un sitio para dormir, cooperar para buscar suministros, y después, podría matarlos mientras duermen. O podría atraerlos al hospital y hacerlos que enfrentaran a los nuevos prototipos de Hunters que desarrollaban ahí. Por supuesto, siempre manteniendo su boleto premiado seguro.
La vida de los tres estaba completamente en sus manos, aquella era una sensación de poder demasiado placentera. Por primera vez se sentía libre de hacer lo que él quería.
La puerta del callejón que llevaba al andén se abrió, Nikolai retrocedió unos pasos ocultándose en las sombras, los tres jóvenes quedaron a la vista, caminaban con sigilo revisando muy bien la zona, quizá se habían encontrado ya con el juguete de Umbrella, de ser así, Nikolai no tendría remordimiento en hacerse a un lado para dejar que matara a las chicas, aunque sería una lástima, la empresa pagaba más por Zafiro si la entregaban con vida, aunque el precio por ella muerta tampoco estaba tan mal.
— Despejado — dijo Zafiro, Nikolai sonrió, los escuchaba con toda claridad
— Es extraño, Ya debería de haber regresado, a menos que se haya encontrado con esas criaturas
La sonrisa de Nikolai se borró de inmediato, ¿estaban peinando la zona por él? ¿que había cambiado? ¿Que estaba sucediendo?
— Acerquémonos por ambos lados como si no supiéramos nada y obliguémoslo a que nos dé el rifle, también lleva un cuchillo con el — murmuro Carlos — así que deberemos quitárselo
— Déjeme a mi hacer las preguntas — dijo Jill — creo que podré hacerle creer que sabemos todo de la operación Mad Jackal
— Si eres convincente súper Poli, no se molestará en ocultar nada — sonrió Carlos — Hagámoslo así, y mantengan las armas preparadas, por si tiene prepara alguna sorpresita
— Yo me hago cargo — respondió Zafiro bastante confiada
La furia que se apodero de Nikolai fue casi incontrolable, poco le falto para lanzarse sobre ellos y acribillarlos con el rifle, tuvo que hacer un enorme esfuerzo por controlarse, ellos estaban preparados para repeler su ataque, pero aun así el deseo de acabarlos era más fuerte. Permaneció quieto en la obscuridad apretando los puños, mientras trataba con todas sus fuerzas no gritar de rabia mientras observaba como subían al tranvía, Zafiro se quedó atrás unos momentos, podría dispararle en ese momento y dejar de tratar de entregarla con vida. La chica volteo a ver hacia el interior de la estación, era imposible que pudiera ver algo, dentro estaba completamente obscuro. Creyó estar alucinando cuando los ojos azules de la chica emitieron un destello rojizo y dorado.
— ¡¿Zaf?! ¿Qué sucede? — pregunto Jill asomándose
— No es nada... creí ver algo — murmuro desviando su mirada de la estacion
— ¿Ahí adentro? ¿Estás loca? No se puede ver nada — exclamo Jill — Sube ahora, tenemos que preparar el plan. Y controla ese destello en tus ojos... creí que ya podías hacerlo a voluntad. Si Carlos te ve se asustará y tendrá muchas preguntas que no podemos responder en este momento.
— Lo sé, iré enseguida — murmuro sus ojos volvieron a la normalidad cuando volteo de nueva cuenta al interior de la estación
¿De verdad podía ver dentro de la estación? ¿Qué clase de cambio había sido ese? Ahora entendía por qué Umbrella ofrecía tanto por ella, y a que se refería cuando mencionaron que era peligrosa, la chica no era normal, y comenzaba a pensar que ni siquiera era humana.
Finalmente alejo la mirada y subió al tranvía. Nikolai permaneció quieto, apretando los dientes, sus planes se habían ido al demonio. Habían averiguado de la operación, sabían que les había mentido y que no era una persona de fiar. El sonido del tranvía encendiéndose momentos después lo devolvió a la realidad. Se habían resignado a dejarlo atrás.
Sus planes, su dinero, eran solo suyos, y no dejaría que un trío de novatos los arruinara, encontraría un modo de hacerlos pagar. De eso estaba seguro. Los haría suplicar, y él se reiría a carcajadas mientras ellos gritaban de dolor.
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Jill observaba las ruinas de la ciudad pasar mientras el tranvía avanzaba, pequeños incendios aquí y allá que nadie apagaría, cristales rotos, ventanas tapiadas con madera, escombros por doquier, y la luna que brillaba en el cielo iluminaba todo con su luz fría dándole un aspecto aún más lúgubre. Podía ver aquellas sombras tambalearse en cada rincón. Aquello días antes había sido su hogar, ahora no eran más que ruinas.
Carlos se encargaba de los mandos del tranvía, manteniendo la vista al frente.
— No vayas muy rápido — murmuro agotada — si las vías están obstruidas y vamos muy rápido… podríamos estrellarnos
— Relájate súper poli — sonrió con tranquilidad — Ya había pensado en eso, confía en mi — respondió — descansa un poco, yo me encargo.
Jill sonrió de medio lado, la verdad era que estaba demasiado cansada y sentía el cuerpo magullado, era increíble todo lo que había pasado desde que se había despertado esa misma tarde.
Avanzaron lentamente por las vías, Jill deseaba con todas sus fuerzas tumbarse en los asientos del tranvía y descansar como se lo había indicado Carlos, pero estaba segura que de que el también estaría agotado por todo lo que había pasado, lo mínimo que podía hacer era estar de pie acompañándolo unos momentos más.
Zaf estaba recargada en la puerta que comunicaba con el otro vagón, donde Mikhail descansaba, revisaba unos mapas guardaos en un PDA que llevaba en una riñonera, se preguntaba qué tan prevenida había llegado a la ciudad, y aun así las cosas se le habían ido al trasto a las pocas horas.
Solo un poco más, y podremos abandonar este lugar de una vez por todas.
El tranvía se estremeció de un fuerte golpe, el sonido de cristales rotos provenientes del otro vagón las puso en alerta, Jill se preparó para ir a revisar, pero Zafiro le gano el paso al estar más cerca, observo a Carlos de reojo, el asintió con la cabeza.
— ¡Mantenlo en marcha! — le dijo atravesando la puerta, Zafiro le daba la espalda
— Jill márchate de aquí! — le ordeno Zafiro de pie delante de ella impidiéndole el paso
Aquella escena la dejo helada de terror, aquel monstruo, el Némesis las había encontrado, los fragmentos de cristal aun caían por sus prendas obscuras. Mikhail estaba en el suelo, recargado en la pared justo al lado de la puerta disparando contra la criatura, y Zaf estaba delante de ella, eran lo único que se interponía entre el Némesis y ella.
— ¡Jill! ¿Acaso no escuchaste? ¡Vete! — repitió Zafiro disparando con la MP5
— ¡Pero Zaf! — exclamo, el cargador se le terminó en ese momento — no entiendes que también eres su presa
— ¡Prometí que te sacaría de aquí! Le prometí a Chris regresaría a Francia contigo — gruño — y por eso debes sobrevivir
— ¡¿que acaso no vez que te matara también?!
— ¡Que lo intente! — murmuro, sus ojos se tornaron de un color rojo brillante y sus pupilas se rasgaron tomando un aspecto de felino.
Se lanzó contra el Némesis el cual solo rugía ante los ataques de la chica, no dudaba que aquellos golpes que Zaf le plantaba eran fuertes, y sin embargo la criatura no se inmutaba en absoluto. Intento atrapar a Zafiro con sus enormes manos, pero la velocidad de esta era muy superior.
Finalmente Némesis atrapo a Zaf cuando esta intento plantarle una patada en el pecho, rugió con furia lanzándola hacia donde se encontraba Jill. Esta trato de atraparla en pleno vuelo, pero la fuerza con la que Zaf había sido lanzada las arrojo contra la puerta del tranvía, la cabeza de Zaf dio de lleno en contra del cristal, estrellándolo.
— ¡Valentine saca a tu compañera de aquí! — ordeno Mikhail
— ¡Pero ese monstruo…!
— Me encargare — dijo sosteniendo una granada de fragmentación RG34 en su mano, Jill sabía que en cuanto aquello golpeara al monstruo estallaría, pero debido a la poca distancia que había entre Mikhail y el, sería inevitable que el también fuera alcanzado por la explosión.
— ¡Mikhail! ¡¿Estás loco?! ¡Sera un suicidio!
— ¡Yo ya estoy muerto Valentine! ¡Ahora… márchense!
Jill se mordió el labio inferior, el monstruo acorto la distancia que los separaba a la mitad de un solo paso, tomo a Zafiro en sus brazos y la arrastro al siguiente vagón cerrando la puerta tras de sí.
— Mikhail — susurro
— Fuera de mi Tranvía maldita escoria de mierda — gruño Mikhail lanzando la granada contra el monstruo
La explosión sacudió todo el tranvía, Carlos había decidido dejar los mandos para ayudarlas, la velocidad a la que avanzaban aumento considerablemente por el impulso de la explosión. Carlos intento recuperar el control nuevamente. Jill sujeto a Zafiro con fuerza para evitar que se golpeara aun más.
— ¡Tenemos problemas! — exclamo Carlos — cada vez ganamos ms velocidad y justo al frente hay una santa curva cerrada! — agrego- los mandos no responden... creo que tenemos que saltar!
— ¡No podemos saltar con Zaf inconsciente! — exclamo Jill
— ¡¿Que sugieres?!
Jill pensó rápidamente, dejo a Zaf recostada en el suelo y se aproximó a la consola de mandos buscando con rapidez, tomo su 9mm y golpeo el cristal que bloqueaba la palanca de freno de emergencia y tiro de ella con todas sus fuerzas.
El tranvía se sacudió de un lado otro, los frenos arrojaron chispas tratando de detener el pesado vehículo, pero aun así se descarrilo, avanzo por el asfalto golpeando coches y barricadas improvisadas y uno que otro infectado que se atravesó por el camino.
— ¡Cúbrete! — exclamo Jill tomando nuevamente a Zaf en sus brazos para protegerla, Carlos se situó a su lado, cubriendo a ambas con su cuerpo. Si morían, al menos no sería en manos de ese monstruo.
Todo término rápidamente, el tranvía había chocado de lleno con una pared de ladrillo, derribando buena parte de esta e invadiendo un jardín.
— ¿Están bien? — pregunto Carlos jadeante
— Estamos vivos de milagro — susurro Jill — pero Zaf aún sigue inconsciente
— Que viajecito, he sentido crudas mejores que esto — murmuro
Jill se puso de pie, aproximándose a la parte frontal del tranvía, los cristales se habían estrellado, pero no habían saltado sobre ellos, lo cual era una fortuna. Jill observo el jardín que habían invadido, y poco a poco levanto la mirada quedándose helada.
— Un ángel guardián nos vigila Carlos — murmuro
— Dile a tu ángel que nos saque de la ciudad entonces — respondió tomando a Zaf en su espalda
— Tal vez lo haga — murmuro señalando el exterior
La obscura silueta se recortaba en el cielo nublado, y en lo más alto brillaba una cara blanca con números romanos y unas elegantes manecillas que indicaban la media noche. Habían llegado a la torre del reloj de Saint Michael.
— Lamento decir esto súper poli, pero la puerta está demasiado golpeada y se niega a abrirse por completo — murmuro Carlos tirando de la puerta
— Entonces abrámonos camino por nuestra cuenta — respondió Jill terminando de romper el parabrisas, retiro los cristales con cuidado para no herirse cuando salieran
— Iré primero — murmuró Carlos pasándole a Zafiro — así la sostendré cuando la saques
— Bien — respondió Jill
Carlos salió con facilidad, Jill se colgó el subfusil de Zaf para poderla sacar por el parabrisas, cuando fue su turno cayo de pie sobre una pila de escombros. Permanecieron viendo unos momentos la enorme silueta de la torre.
— Solo hay que hacer sonar las campanas y largarnos de aquí — Carlos sonaba entusiasmado, Zaf se quejó un poco comenzando a removerse — tranquila, estarás bien no te apures
— Espero que encontremos algo con que vendar su cabeza, esa herida debe de doler — murmuro Jill bajando al jardín
Atravesaron la zona con paso lento, buscando señal alguna de infectados. El graznido de varios cuervos le puso la piel de gallina a Jill.
— ¡No puede ser! Carlos corre! — exclamo echando a correr hacia las puertas principales de la torre, para su mala fortuna estaba cerrada
— ¡¿Y ahora qué?! — pregunto Carlos con Zaf en su espalda
— Creo que puedo abrirla, ¡cúbreme! — murmuro metiendo su mano en su riñonera y sacando un juego de ganzúas
Demoro menos de lo esperado, abrió la puerta y tiro del brazo de Carlos para hacerlo entrar, cerró la puerta detrás de ellos, la puerta se estremeció con decenas de picoteos.
— ¡¿Que rayos era eso?! ¿Loros asesinos?
— Olvidas la parte de zombis — respondió Jill tratando de recobrar el aliento — un miembro de STARS fue asesinado por cuervos infectados en la mansión Spencer — susurro, Carlos no dijo nada más por temor a incomodarla
— ¡Ji...Jill! — se quejó Zafiro aferrándose a los hombros de Carlos
— ¡Zaf! ¿Estás bien? — le pregunto, Carlos la recostó en las elegantes escaleras de mármol verde que tenían justo enfrente — ¿Zaf?
— Me duele horrible la cabeza — gimoteo abriendo los ojos lentamente
— Tal vez te pasaste de copas — respondió Jill tratando de sonar calmada, noto que los ojos de Zafiro aun eran de un tono dorado rojizo
— ¡Wow! ¿Qué demonios pasa? — pregunto Carlos confuso — ya me había parecido ver algo así cuando las encontré en el almacén, pero creí que alucinaba por la explosión
— Carlos ... hay algo que deberías saber — Jill se mordió el labio, indecisa si seguir hablando o no — realmente queríamos decírtelo antes, pero no estábamos seguras de sí podríamos confiar en ti realmente o en tus compañeros... en especial en Nikolai
— Y veo que ya decidiste que si soy digno de confianza
— Lo siento tanto, lo sentimos, pero de verdad es algo muy serio — respondió Jill intercambiando miradas con Zafiro — Carlos, Zaf está infectada con el virus que causo todo esto
— ¿Infectada? Pero eso...
— No se infectó hace poco... ella está infectada desde que era una niña, su abuelo le inoculo el virus tratando de curarla
— Mi cuerpo se terminó adaptando al virus, y brindándome una especie de poderes que no controlo, con este bello efecto secundario — respondió Zafiro, cerró los ojos un momento, cuando volvió a abrirlos eran de nuevo de aquel tono azul como mar del Caribe. — Umbrella me está buscando, por ello tampoco puedo revelar esta habilidad con facilidad... y debo tener cuidado en quien confío, tampoco puedo decirle a medio mundo que soy un monstruo
— Oye, oye, oye, tú no eres como esas cosas de afuera... — murmuro Carlos de manera tranquilizadora, si bien la noticia lo había tomado por sorpresa, no le costó entender que Zaf no era peligrosa realmente, a menos que fueras su enemigo — En realidad ni tú ni Jill son como nadie más, ambas son únicas — le sonrió de manera cálida — ¿qué tal te sientes ahora?
— Me siento mareada — murmuro — es normal supongo
— Después de semejante golpe, sí, creo que es normal
Jill observo la estancia, la enorme escalera en la que se encontraban subía al rellano de la segunda planta con ventanales de colores, había una puerta de madera a cada lado de donde se encontraban, 5 mesas de madera, y lo más desagradable, 5 cadáveres, un infectado y 4 con ropas del UBCS, 3 de ellos medio devorados y el ultimo con un tiro en la cabeza. Suspiro, no es que de verdad hubiera pensado que la torre sería un santuario impenetrable y más por estar tan lejos del centro de la ciudad, pero se dio cuenta que de verdad lo había esperado.
Se aproximó a Zafiro para revisar su frente mientras Carlos recorría la estancia, tenía que hacerse a la idea de que a donde quiera que fuera, aquella escena se estaría repitiendo. Zafiro la miro directamente a los ojos, tratando de darle ánimos únicamente con la mirada. Sonrió de medio lado revolviendo el cabello de la chica y levanto el rostro, observo a Carlos pasearse en medio de los cuerpos, tal vez los conocía, aunque fuera de vista.
Pudo observar como tomo las asas de una bolsa de lona situada entre dos de cadáveres, comenzó a arrastrarla dejando un rastro de sangre en las baldosas blancas del piso, parecía pesada, y podía escuchar el sonido del metal chocando.
— ¿Es lo que creo que es? — pregunto acercándose a Carlos para ayudarlo a tirar de la bolsa y subirla a una de las mesas.
Comenzaron a revisar el contenido, la alegría que los invadió fue inevitable, era como ser un niño y despertarse la mañana de navidad solo para ver el montón de regalos bajo el árbol. En esos momentos ambos se sentían exactamente igual al ver el armamento que tenían enfrente.
Media docena de granadas de mano como la que había usado Mikhail, 8 cargadores de 30 proyectiles para el M4A1 de Carlos, 3 cargadores de 30 tiros para la MP5 de Zaf, y algo que jamás había soñado tener, un lanzagranadas M79 y un puñado de proyectiles de 40mm. Carlos tomo uno de los proyectiles del lanzagranadas, analizándolo con cuidado mientras soltaba un silbido.
— Granadas de metralla, estos mandarían a volar a cualquier cosa bastante lejos de aquí, incluido a un ex novio molesto — bromeo guiñándole un ojo a Jill — o a ese espantajo de Némesis... ¿quieres llevarlo tu súper poli? ¿O que tal tu Zaf?
— Estás loco — protesto Zaf — con este dolor de cabeza te dispararía por accidente — bromeo — Jill es mejor con ese tipo de armas que yo, pero ese par de cargadores para mi MP5 me caerían de maravilla
Jill sonrió de medio lado mientras tomaba el lanzagranadas, sabía que Zaf se lo dejaba solo porque de ese modo ella se sentiría ligeramente más segura, Zaf tenía los poderes que le brindaba el virus, y ella ahora tenía una buena arma de alto calibre para hacerle frente a aquel que trataba de exterminarlas.
— Ya que insisten tanto, me lo llevare yo entonces — respondió con una amplia sonrisa — ¿que hay de ellos? ¿Los conocías?
— Todos son soldados del UBCS, los había visto en la oficina un par de veces, pero no los conocía — respondió encogiéndose de hombros — estoy seguro que no sabían ni donde se metían al aceptar trabajar para Umbrella, como yo.
— Nadie jamás sabe dónde se mete cuando acepta trabajar para Umbrella — murmuro Zaf — ¿y bien? Pongamos a sonar esas campanas para largarnos de aquí... y tratemos de no morir en el intento
— ¿Cómo te sientes? — pregunto Carlos mirándola con preocupación
— Menos mareada en estos momentos, al menos me puedo poner de pie
— Vamos arriba entonces — respondió Jill
Todo estaba por acabar, al fin saldrían de ahí.
—
Zafiro subió detrás de ellos, de verdad aún se sentía mareada por el golpe que había recibido, pero desafortunadamente no habían encontrado insumos médicos para vendarle la cabeza y hacer un poco de presión. Pero un dolor de cabeza era lo que menos le importaba en esos momentos, solo quería poner a sonar esas campanas y largarse de ahí, le había dado instrucciones a Nath por medio de la radio, y esperaba que las hubiera recibido sin que alguien más las haya interceptado.
Percibió de reojo una sombra delante de ellos, Carlos levanto su ametralladora, el corredor estaba vacío.
— ¿Qué pasa? — pregunto Jill alarmada
— No es nada — murmuro confuso — creí ver una sombra
— ¡No puede ser! — Exclamo Zafiro, Jill la observo de reojo — No miren ahora, pero creo que hay algo en el techo
— ¿En el techo? — pregunto Jill levantando la mirada — ¡Maldita sea! — exclamo levantando la colt y disparando tres veces seguidas.
La obscura silueta cayo delante de ellas retorciendo sus múltiples patas mientras los chorros de sangre salían por los agujeros de las balas. Una araña, una maldita araña más grande que un perro, con sus peludas patas y su rechoncho cuerpo retorciéndose por los inminentes espasmos de la muerte. Zaf sintió como se le erizaba el vello de la nuca. Lamentablemente no tenía un periódico de ese tamaño para aplastarla.
— Lo lamento, pero odio a las arañas — murmuro Jill apuntándole aun al cadáver de la horrible criatura
— Yo pensé que no le temían a nada — se burló Carlos
— ¡Por amor de dios Carlos ¿es que no estás viendo a ese animal?! — un escalofrío recorrió la espalda de Jill mientras señalaba la araña
— ¿Habían visto algo como esto? — pregunto el latino de manera más seria
— Sí — respondió Zaf — En la mansión Spencer ¡pero estaba muerta! — agrego — aunque también era más grande ... mucho más grande… ¡puaj! — Zafiro se estremeció
— ¡Si cuando miden 2 centímetros son horribles! — mascullo Jill — ahora con ese tamaño... ¿a que científico loco de Umbrella se le ocurrió hacer pruebas con arañas?
— No creo que una mariposa se hubiera visto peligrosa — respondió Carlos aguantando la risa
— Pero... ve ese cuerpo rechoncho y esas peludas patas — se quejó Jill estremeciéndose de nuevo — suficiente, quemémosla y arrojémosla al rio
— No tenemos tiempo, hay que hacer sonar unas campanas — murmuro Zafiro rodeando el cadáver de la araña tratando de ni siquiera rozarla.
Afortunadamente para ellos no había más arañas en el resto de la balconada, pero la inmensa cantidad de telarañas los inquietaba, incluso le causaba escalofríos a Zafiro si alguna hebra llegaba a rozarle los brazos.
Salieron a una cornisa en el exterior de la torre con un par de focos apagados y macetas con plantas marchitas, el aire frio soplaba ligeramente cargado con el aroma de la lluvia que se avecinaba, las nubes en el cielo revoloteaban llevadas por las corrientes. Se veía una abertura como de una puerta un piso más arriba, pero no había modo de llegar a ella
— ¿Y cómo vamos a llegar allá arriba? — pregunto Carlos asomándose por la cornisa, pudo observar el tranvía destrozado que aun arrojaba algo de humo
— Ustedes vigilen que los cuervos no regresen — murmuro Jill inspeccionando una placa de metal incrustada en la pared
— ¿Qué es eso? — pregunto Carlos observando como Jill metía la mano a su riñonera sacando un pañuelo envuelto
Zafiro se recargo en la cornisa observando el paisaje que se extendía ante ellos, el muro destrozado, la ciudad iluminada con diversos incendios, las sombras de los infectados tambaleándose aquí y allá.
Nadie tuvo el valor de oponerse a Umbrella cuando aún había tiempo, y ahora ellos han destrozado sus vidas, acabaron con la ciudad, y asesinaron a todos, y, aun así, Umbrella se está aprovechando del accidente para recabar datos de combate de sus bestias...
Hizo una mueca de asco, tan solo quería largarse de ahí para planear su siguiente movimiento en contra de Spencer, reunirse con el resto del equipo. Percibió un grupo de sombras acercándose peligrosamente rápido hacia ellos.
— ¡Al suelo! — exclamo lanzándose sobre Carlos y Jill
El cuervo pasó a escasos centímetros de ellos, graznando de frustración. Zafiro se puso de pie de un salto sacando el cuchillo de combate oculto en una de sus botas.
— Ahora si ya me tienen harta — gruño, sus ojos cambiaron de tonalidad nuevamente
Uno a uno los cuervos se lanzaron contra ella con la intención de perforar su piel y comer carne fresca, salto sobre la balaustrada manteniendo el equilibrio mientras derribaba a todos los cuervos que se aproximaban a ella. Los enormes cuerpos sin vida cayeron delante de Carlos y de Jill.
— ¡Ay virgencita! en verdad que las habilidades que le dio ese virus son aterradoras...
— Pero útiles de vez en cuando — murmuro Jill levantando la cabeza — solo no la hagas enojar
— Despejado — comunico Zafiro sentada en la balaustrada, el cuchillo estaba completamente lleno de sangre, incluso su blusa blanca tenía algunas gotitas que habían salpicado.
Sintió una punzada terrible en la cabeza, sus ojos regresaron a la normalidad repentinamente, y comenzó a tambalearse.
— ¡Hey! Relájate — exclamo Carlos poniéndose de pie de un salto para sujetarla del brazo — te esforzaste de más Zaf
— Estoy bien — murmuro — Bien, bien mareada
Jill la reviso solo para asegurarse de que se encontraba bien y continúo analizando la placa de metal, saco una de sus ganzúas y se puso manos a la obra.
Demoro poco tiempo, un clic metálico se alcanzó a escuchar, momentos antes de que una escalera de aluminio descendiera desde el hueco en la parte superior.
— Yo iré, quédense aquí y vigilen el área — murmuro Jill — No permitas que Zaf se desmaye
Jill subió con agilidad la escalerilla de aluminio, Zafiro cerró los ojos un momento, saldrían de ahí pronto, le daría la orden a Nath de abandonar la ciudad antes de que el helicóptero llegara, si estaban cerca podrían sacar al equipo Crux también. Las punzadas en su cabeza disminuyeron poco a poco. Abrió lentamente los ojos, Carlos aun la sostenía, Jill estaba de pie delante de ellos, con un semblante serio, entonces se percato de que las campanas no estaban sonando.
— ¿Que sucedió? — pregunto Zaf
— Falta un engranaje en el mecanismo que hace sonar las campanas — murmuro Jill
— ¿Falta un engranaje? — gruño — Iré arriba y las hare sonar por mi cuenta
— Analice el mecanismo, no hay modo de hacerlas sonar manualmente
— ¡Y no creo que haya una tienda de refacciones cerca de aquí! — protesto Zafiro
— No, pero estoy segura que el engranaje está en la torre — murmuro — encontré esto pegado al mecanismo — agrego mostrándoles una postal con tres pinturas, en la parte de atrás ponía La Torre del Reloj de Saint Michael. Raccoon City. y en la parte de enfrente, en la esquina superior estaba escrita una frase «Entrégale tu alma a la diosa. Pon las manos juntas para rezar ante ella.»
— Entonces la pieza que falta esta donde se encuentran estas pinturas, ¿y que esperamos para buscarlas? — exclamo Carlos, noto la seriedad de ambas chicas — ¿qué sucede? ¿Acaso les preocupa la parte de rezar? ¿O la de entregar el alma a la diosa? Sea lo que sea que signifique eso
— Carlos... Si encontramos estas pinturas, estoy segura de que el engranaje no estará a la vista, resolvimos varios de estos acertijos en la mansión Spencer
— Bien, soy malo con los acertijos — murmuro Carlos
— Eso es lo de menos, para eso tenemos a Jill — respondió Zaf — pero deberías saber que muchos de esos acertijos trataron de matarnos.
