Capitulo 6

Heian

.-darthmocy - ¡Hola! Gracias por leer esta historia y sip, muy pronto sabrán que ideas locas rondan por mi cabeza. Todo tiene una causa y en este capítulo vas a conocer el porque de la novia tan seria. ji, ji, espero que te guste. Y el chico guapo ingles, le estoy preparado una buena entrada, muy pronto. Gracias por el apoyo

.-CollSaku - ¡Hola! Claro que te recuerdo, un gusto saludarte, gracias por leer esta historia. Sobre las reencarnaciones, bueno te diré la verdad sip, no se lo digas a nadie, ji, ji, ¿es tan obvio? En fin el chico de gafas sí aparecerá, muy pronto. Y Por fin termine de leer tu fic "La tierra en manos de príncipes y caballeros" a decir verdad esta interesante, al principio no entendía mucho pero poco a poco lo entendí. Me agrada mucho que Sakura tenga ese temperamento como una verdadera líder. Gracias por tu comentario.

.-Celina Sosa - ¡¡HOLA! cómo estas? muchas gracias por leer el fic. Si es un sys, bueno me gustaría que lo descubran poco a poco, aunque es un sys pero no se lo cuentes a nadie, ji, ji. Por cierto espero que pronto continúes tus fics que me has dejado en ascuas. EN fin espero que te guste este capitulo, lo hice para... bueno espero les agrade.

.-lady esmeralda - HOLA! me alegra que este fic te guste. Y sobre Clow y Sakura, bueno en realidad uno es el presente Sakura y compañía, y el pasado con Clow. Muy pronto pondré todo en claro, y vendrán cosas más interesantes, ji, ji. Muchas gracias por tu comentario.

.- serenity-princess – hola, SIP, claro que habrá peleas, sólo espera un poco más. Y pues en este capi veras el castigo de Shaoran, ji, ji, ji, espero que te guste, sino sólo avísame y conspiraremos contra él. Muchas gracias por leer el fic, hasta pronto.

MUUUCHAAAASSSS gracias a quienes se han molestado en hacerme llegar su opinión, me da muchos ánimos para continuar. También quiero saludar a mis amiguitas Mariana Metztli, Undine y Galatea. Si alguien me falta espero me disculpe. Espero que este capítulo les agrade y si no, me lo dicen, pero realmente AQUÍ empieza lo interesante, sólo les pido un poco de paciencia, haré lo posible para actualizar rápido. Su opinión es muy importante.

PD: Cualquier parecido con otros con la realidad (o con otros fics) es mera coincidencia o, cualquier parecido con la coincidencia es mera realidad (siempre me gusto esa frase)

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§§:§:§:§:§:§

.- ¡¿QUUÉ! - el grito era casi de terror por parte de la chica.

.- Le agradecería no exagerar con sus emociones, jovencita.

.- Lo siento - dijo con un rojo en sus mejillas.

.- Como decía, el señor Li se encargará de enseñarles a patinar - el entrenador comunicaba eso a cuatro nuevas chicas principiantes que deseaba aprender a patinar en hielo como ella. Y entre ellas precisamente esta a Meiling, Ikue, Tomoyo y ella. Nunca se hubieran imaginado que Shaoran sería su instructor.

.- Debe haber alguna forma de salirme de esto - pensó en voz alta Sakura.

.- Lo lamento no lo hay - le comunico Ikue - vamos será divertido - susurró a su amiga.

.- ¿Que hice para merecer esto? - pensaba angustiada.

No era ya suficiente tener que soportar a las miradas de superioridad de Meiling ahora tendría que soportar a Li como su entrenador.

Tres veces a la semana, una horas, hasta que aprendieran a patinar todas. ¿Acaso lo habían hecho a propósito? la paciencia no era una de sus cualidades, enseñar lo requería y además su alumna era la tal Kinomoto. Y era sin límite de tiempo, hasta que todas y cada una aprendiera. Y no eran las únicas, una vez que terminara con ellas, otras tantas se habían apuntado a aprender a patinar, no tanto por aprender, sino por ser él quien enseñaba.

Revolvía aún más sus alborotados cabellos castaños, mientras se preparaba para dar sus lecciones. Guardó sus cosas en el casillero y se dirigió a la pista de patinaje, afortunadamente a esas horas ya no había estudiantes, las clases terminaban. El equipo tenía reservada la pista para entrenar, pero como aún faltaba para las preliminares, entrenaban poco, así que no tenía que tolerar a un montón de chicos burlándose de su momentáneo puesto de maestro.

.- Listo para tus clases, maestro.

.- Cierra la boca Yamazaki, si no quieres que te tengan que hacer otra - caminaban por el pasillo hacia la pista.

.- Vamos Li, será divertido. ¿Qué te parece? Por el día de hoy te acompañare.

.- Tienes trabajo.

.- Lo haré, lo prometo, sólo déjame ayudarte esta vez. Sólo hasta que te acostumbres. No quiero que las pobres salgan corriendo en la primera clase.

Shaoran dio un gruñido en forma de respuesta.

Llego con las tres chicas que lo esperaban con los patines en mano.

.- No tengo opción - pensó resignado.

.- Buenas tardes, empecemos... - la clase comenzó.

Una angustiosa hora después termino.

.- Lo ves no fue tan malo - decía Ikue a Sakura mientras se quitaban los patines y terminaban de arreglarse para salir, mientras Tomoyo se había ido a despedir de Li.

.- Si crees que haberse caído 7 veces en una hora no es malo, no se que será - se quejaba sobando sus partes afectadas, sobre todo las asentaderas, rodillas y manos - ustedes sólo cayeron una vez.

.- Y eso que Yamazaki se ofreció a ayudarte - comentaba Ikue.

.- No sé que hubiera pasado si me quedo con Li.

.- Por cierto... - ese tono ya lo conocía Sakura era hora de un buen chisme - te diste cuenta de como miraba Meiling a Shaoran, creo que hay gato encerrado y la única vez que se cayo, fue "accidentalmente" sobre Shaoran.

.- No me di cuenta - dijo Sakura con ojos interrogantes.

.- Claro estaba muy ocupada tratando de mantenerte en pie, jalando al pobre Takashi.

.- Pero insisto, tenemos que vigilar a esa chica.

.- No creo que sea de nuestra incumbencia, Tomoyo también lo vio.

Ikue sólo hizo un gesto gracioso - Tomoyo no es posesiva con él y le da muchas libertades, pero no por eso vamos a permitir que le sea infiel.

.- ¡IKUE! como puedes pensar tales cosas - enrojeció de repente.

.- ¿Qué?... - llevo su mano al mentón y con aire reflexivo comento, como toda una experta - Debemos desconfiar de los chicos, si sienten que ya te tienen, suelen buscar otras "emociones".

A Sakura sólo le surgió una gota. Esa amiga suya era todo un caso.

.- ¿Nos vamos? - llagaba Tomoyo

.- Sip.

Las tres salieron, en cuanto Ikue tuvo oportunidad le dijo a Tomoyo lo sospechosa que había estado Meiling.

.- Entre Shaoran y yo, hay mucha confianza. Estoy segura que si algo llegará a suceder él me lo diría - sin duda Tomoyo y Shaoran tenían una buena comunicación, o eso parecía.

.- ¿Que les parece si vamos por un helado? - cambio de pronto la conversación.

.- YUPI - sonrió Ikue - quiero un beso de ángel.

.- Si, yo uno de chocolate - comentaba una animada Tomoyo.

Sakura las observaba.

.-Me gustaría que tener una relación así de linda, luego las alcanzó.

.- Valla Li, no pensé que la señorita Lie estuviera interesada en ti. Toda la población femenina de la preparatoria lo esta, pero ella no había mostrado interés en ti.

.- ¿De qué hablas?

.- No me dirás que no te diste cuenta de su "accidental" caída sobre ti.

.- Fue sólo un resbalón - dijo indiferente.

.- Si claro, siendo una gran deportista y con excelente condición física, tuvo una caía justo sobre ti.

.- Basta Takashi, esa chica no me interesa.

.- Pues te advierto que con Kinomoto tendrás mucho trabajo.

.- ¿Por qué?

.- Lo ves, ni te diste cuenta que estaba ahí. Se cayo unas 5 veces y no pudo mantenerse mucho en pie.

.- Pero según me has dicho tú y Tomoyo es muy buena gimnasta.

.- Si - sonrió divertido - pero no da una en patinaje. Pero si no estas dispuesto a ayudarle conozco a muchos chicos que sí.

.- ¿De que rayos hablas?

.- Eres muy despistado es esas cosas. Hay varios chicos que con gusto tomarían tu lugar, es una chica muy agradable y con el baile de la otra noche se hizo más popular. Escuche que a varios chicos los ha rechazado cuando la invitan a salir. Incluyendo a Enae Kusho, es popular con las chicas parece interesado en Kinomoto.

.- ¿Cómo lo sabes?

.- Fácil, me preguntó sobre ella, y por lo que sé no soy el único al que le ha pedido información.

.- No sé que le ven.

Takashi sonrió - si quieres puedo hablar con el maestro para que uno de ellos o Kusho te sustituya, después de todo es muy bueno patinando.

.- No digas tonterías. No me quitarás el gusto de ser yo quien le enseño a patinar a la mocosa.

.- No es una mocosa. Tiene nuestra edad y es toda una señorita, muy bonita por cierto.

.- Si te parece tan "linda" ¿por qué no la invitas a salir?

.- No es mala idea - comentó pensativo Yamazaki.

.- Tienes a Chiharu, no creo que le agrade la idea.

.- Es sólo para darle celos, ¿crees que se encele?

.- Cállate Yamazaki, tenemos cosas que hacer.

.- Sería genial ver su rostro - imaginaba Takashi a una malhumorada Chiharu con humo saliendo de sus oídos.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

Estaba en la biblioteca le gustaba ese lugar estaba lleno de paz y en ocasiones le ayudaba a pensar. Tenía un enorme ventanal que daba hacia el bosque. Había una amplia alfombra sobre el suelo con figuras caprichosas en tonos dorados, pocas personas tenían acceso a ese lugar. Cientos y cientos de libros acomodados en los diferentes estantes, guardando en su interior conocimientos, ideas y mucho más.

Ahora tenía un libro en sus manos y lo leía interesada, esa historia era muy interesante, aún no llegaba al final le faltaban unas cuantas páginas pero lo parecía hermoso lo que el autor describía.

.- My lady - no escucho cuando abrieron la puerta, pero no le tomo importancia.

.- ¿Qué pasa? - sin despegar su mirada de las letras respondió un tanto molesta, habían interrumpido su lectura.

Al no escuchar respuesta volteo hacia la puerta.

Estaba parado frente a ella y la miraba. Con aquel porte que lo distinguía de los demás caballeros.

Dio un respiro profundo, tratando de que fuera discreto, dejo el libro en un pequeño escritorio que estaba cerca, se levantó de su lugar, lo miró un segundo y decidió salir de ahí. Con la mirada fija en la puerta que la llevaba al uno de los pasillos, camino con fingida calma.

.- Por favor - susurro la voz masculina, y al escucharlo un escalofrío recorrió su espalda.

Se detuvo cuando ya lo había cruzado y tenía a escasos centímetros la puerta.

.- Debo irme - dijo con tono serio y siguió adelante.

.- Por favor - escucho decir una vez más, cuando la tomo por el brazo.

.- ¿Qué hace? - dijo con voz entrecortada, mientras sentía la mano aferrada a su brazo.

Escucho un suspiro y vio la figura del hombre frente a ella, instintivamente bajo la mirada, no deseaba verlo a los ojos. Se quedaron unos instantes así, él no la soltaba.

Sentía su presencia, pero no sólo era eso, era como si su presencia la rodeara, como si la acariciara. Era tan extraño sentir todo aquello tan sólo con tenerlo más cerca.

.- Déjeme ir - parecía que ordenaba, pero las palabras apenas y salían de su boca con temblor.

.- Espera - de nuevo esa voz que ahora escuchaba hasta en sus sueños.

La soltó del brazo, y ella no se movió, y luego con dulzura él tomo su mentón y la obligo a verlo. Ella sintió su calida mano sobre su cara y comenzó a sentir miedo, tenía miedo que le pasará lo que ya había ocurrido otras veces, perderse en su mirada profunda y tierna, sabía que si lo hacía entonces, estaría perdida.

Él lo logro de nuevo y pudo verse reflejado en lo hermosos ojos azules. Le sonrió y ella supo que estaba en sus manos. Su cuerpo perdió fuerza, perdió los deseos de salir corriendo, sólo sentía su respiración unirse a la de él y el corazón latir a mil por hora.

Pérdida en su mirada, en esa mirada que parecía penetrar hasta su alma, desnudarla y poseerla, sólo con esa mirada.

El corazón palpito más al sentir como lentamente él se acercó y deposito en sus labios un tierno beso.

Sólo se quedo quieta sin mover un sólo músculo, sólo su corazón comenzaba a latir más y más rápido. Él la miró de nuevo, se veía radiante, era un verdadero ángel, un ángel al que deseaba besar de nuevo. Se acercó lentamente a su oído.

.- Me gustas mucho, demasiado.

.- Y tu a mi - decía su corazón.

.- No, no NO - gritaba su cabeza, pero sus labios no decían nada, estaba sorprendida, jamás pensó siquiera que se atrevería.

Estática, sólo sintiendo como lenta y delicadamente la rodeaba en un dulce abrazo. De nuevo lo vio alejarse y acarició levemente sus mejillas, haciendo que se sonrojaran. Él sólo sonrió dejándola indefensa.

Sintió que se acercaba de nuevo y con ternura nunca antes sentida se impregnaba de sus labios. No lo pensó, pero su cuerpo reaccionó a lo que decía el corazón y poco a poco comenzó a responder el beso.

Él lo sintió de inmediato y su corazón se lleno de alegría, ya no era un beso robado era correspondido. El beso se prolongo apenas unos segundos, cuando la sangre de ambos comenzó a circular con fuerza, él con caricias muy leves pero llenas de emoción en el rostro de ella.

.- No - dijo aún con sus labios sobre los suyos.

Y con fuerza salida sólo de la razón, se alejó.

.- Esto no esta bien - dijo sin verlo a los ojos, cuando las neuronas de nuevo mandaban, luego sin decir más salió lo más rápido que caminaron sus piernas.

Él sólo se quedo con una sonrisa en los labios, aún sintiendo un agradable cosquilleo en su sonrisa.

.- Me corresponde - dijo bajito, se dirigió a ver el libro que la emperatriz leía.

.- "Romeo y Julieta" - leyó en la portada - Shakespiare, ese romance no terminó nada bien - luego salió tras ella.

La emperatriz aún con el corazón latiendo fuerte y respirando entre cortadamente llego a su alcoba agradeciendo no haberse encontrado a nadie, cerrando la puerta, porque seguramente él la seguiría.

El comandante Heian era su guardián personal. Clow permanecía mucho tiempo en las negociaciones con otros reinos para aliarse contra el enemigo, en los últimos días había viajado mucho.

Tal vez sea por eso que Heian se había acercado más a la emperatriz, pero sin siquiera darse cuenta poco a poco empezó a enamorarse de ella.

Pero para la emperatriz él no le era indiferente.

Lo noto aquella vez en que...

Flash back.

La emperatriz como siempre era cuidada por algunas doncellas, pero ante la guerra Clow insistió en que Heian se hiciera cargo de ella, así que se había vuelto su sombra. Lo que la incomodaba mucho, pero lo había aceptado ya que Clow había insistido demasiado.

En ocasiones quería perder a ese hombre, se metía entre los pasillos tratando de perderlo, pero era difícil esconderse siendo una emperatriz. Como pocas veces pudo perderse aquel hombre, así que salió a los jardines, solo a pensar y recordar. Pensaba que Esmeralda sería mejor emperatriz, le gustaban las cosas del gobierno y se llevaba incluso mejor con el emperador. Anhelaba por un lado su pasado y a sus amigos, que ahora habían regresado a sus tierras.

Se sentó en una pequeña banquita se recargo en sus manos para ver el cielo, limpio y azul que jugueteaba con algunas nubes. Escucho un ruido y volteo, girando sobre la mano. En ese momento le dolió, olvido el ruido y se concentro en su mano, había olvidado que al caerse de las escaleras se había hecho daño. Sobo su mano, pero eso sólo empeoro el dolor.

.- ¿Esta bien majestad? - escucho la voz seria de su guardián.

.- Si - ni siquiera volteo a verlo, pero en su rostro había muecas de dolor.

Muy despacio el Comandante se acerco a ella y se sentó a su lado, viéndola con los gestos de dolor y sobando su mano.

.- No lo creo - sin esperar permiso tomo la mano que se sobaba.

.- ¡Hay! - se quejo ella cuando la tomo.

.- Creo que sé como curarla - quitaba de la mano de su emperatriz el guante que lo cubría.

.- Con su permiso, majestad - dijo cuando ya tenía la mano desnuda en sus manos.

Ella sintió el contacto cálido de sus grandes manos. Según su imagen, parecía ser frío y no calido. El comandante la miró y le sonrió, luego continúo con su labor comenzando a mover la mano.

.- Seguro que sabe lo que hace - dijo desconfiada - seguro sería mejor llamar al doctor real.

.- Sólo confié en mí - con voz extrañamente calida.

El comandante después de sobar tomo su mano y la giro a un lado y luego al otro rápidamente.

Le dolió pero no se quejo, sólo frunció un poco el ceño.

.- Listo.

La emperatriz movió su mano y ya no dolía.

.- ¿Cómo lo hizo?

.- Es un secreto - dijo él.

Se vieron a los ojos, a Zafiro ese hombre le parecía un misterio en ocasiones era muy frío incluso más que Yue. Hasta Yue había comenzado a tratarla con más familiaridad. Pero Heian siempre le causaba una serie de emociones que nunca había sentido, tan sólo, tan sólo con la mirada y más con su cercanía.

Muy diferente a lo que sentía por Clow.

Se quedaron perdidos en sus miradas y él comenzó a acercársele, ella estaba sólo esperándolo y viendo como sus ojos eran cálidos de pronto. Reaccionando se alejo.

.- Debo irme - apenas dijo para salir de ahí.

Esa sólo fue la primera de más veces que él se acercaba de esa manera a ella.

Fin del Flash back

Pero nunca la había tocado de nuevo, hasta ahora.

No le había dicho a nadie ni siquiera a su hermana. Simplemente no sabía lo que pasaba con ella.

Quererlo o no, comparaba lo que sentía con Clow y con su guardián.

Cerca de Clow se sentía segura.

Cerca de Heian se sentía nerviosa y confusa.

La mirada de Clow era reconfortante y amable.

La de su guardián era intensa y parecía ver su alma.

Los besos de Clow le parecían tiernos y cariñosos.

Este beso de él lo sentía lleno de pasión y deseo.

.- Por los cielos - se reprochaba.

Se miró en el espejo y la sensación de culpabilidad la invadió. Ni ella lo podía creer, ¿se estaba enamorando? ¿de él? Lo que ahora sentía es lo que todos llamaban amor. O ¿qué pasaba con ella?

Ni ella lo podía creer, llevaba sintiendo esa sensación tan especial desde que lo conoció y ahora parecía crecer a cada instante. Pero que podía hacer. Se enamoro perdidamente de una persona a la que ni siquiera podía pronunciar su nombre Heian, su guardia personal, el comandante de las fuerzas armadas del imperio, el hombre de mayor confianza para el emperador.

.- TRAICIÓN - era la única palabra que había en su mente.

Estaba traicionando al emperador.

Se tapo la cara.

.- ¿Qué hago? - se preguntaba mientras pequeñas lagrimas salían de sus ojos.

.- Sé que esta prohibida - pensaba.

Estaba frente a la puerta de la alcoba real, vigilando.

Pero como evitarlo, desde el primer día que la vio, sintió algo muy dentro de él. Sintió una atracción poco común hacia ella, deseaba conocerla más, deseaba acercarse a ella. Y su cargo como guardián lo hizo posible, en ese tiempo había podido conocerla más, le agradaba su personalidad, sus miradas, todo parecía perfecto en ella.

Recordó algunas semanas atrás...

Aquel día la emperatriz estaba sola, Clow había salido.

.- ¿Dónde están las caballerizas? - le preguntó, deteniéndose en medio de un pasillo.

.- Tras el palacio.

.- ¿Hay una salida?

.- Sí, pero...

.- Muéstremela - se volteo mirándolo decidida.

.- ¿Piensa montar?

.- Si - dirigió su mirada rumbo a sus habitaciones - no quiero llevar escoltas, así que puede quedarse, no me alejaré demasiado.

Ella llegó a su alcoba, y sin pedir ayuda de nadie se cambio, con un atuendo mucho más sencillo que le permitiría montar sin problemas.

Al salir se encontró de frente con el Comandante.

.- Lo lamento, mi deber es protegerla, el emperador se molestaría su la dejo sola - le sonrió en una forma que ella no pudo interpretar.

Tratando de mantener la cabeza fría sólo dijo.

.- Pero sólo usted.

.- Así será.

Ambos fueron hasta las caballerizas, donde muchos de los sirvientes del palacio la saludaron con alegría. En aquel lugar había caballos de todos colores y tamaños.

.- Son hermosos - decía mientras caminaba frente a ellos.

.- Sin duda - dijo él sin mirar más que a ella.

Ella se detuvo bruscamente, él la miro extrañado y luego miró a donde ella veía para luego sonreír

.- Es el mejor - lo dijo con orgullo.

Un esplendido animal, era lo que ella admiraba. De tamaño considerable, músculos resaltados y frondosos, pelaje acomodado y reluciente, color negro azabache, un pura sangre, de ojos brillantes, altaneros y orgullosos. Tal vez lo que más llamo la atención de ella, es que no era un animal normal, parecía más un animal salvaje, sus patas estaban cubiertas por un largo pelo del mismo color. Sin duda había sido salvaje.

Ella se acercó queriendo tocar a aquel precioso animal, de inmediato el animal respondió con un resoplido y se alejo.

.- No creo que sea buena idea - dijo el comandante a sus espaldas.

Ella lo ignoró y caminando más lento y tratando de encontrarse con los ojos del animal, se acercó muy lentamente. Aún así el animal parecía desconfiar y se alejaba también, pero contactando unos segundos los ojos de ambos, ella comenzó a hablarle lo más tranquila y tiernamente posible.

El comandante la iba a detener podría ser peligroso, pero la actitud el animal cambio, dejo de retroceder, para quedarse parado y sorprendentemente se dejo acariciar por ella. Él lo miró muy extrañado.

.- Después de todo es un buen chico - dijo ella, contenta de por fin tocar uno finos y sedosos pelos negros del animal, que sólo la observaba.

.- Es increíble lo que puede hacer - dijo él acercándose también.

A diferencia de ella, el comandante se acercó y el animal pareció reconocerlo.

.- Esta bien, Kiio - acarició al animal y estaba de lo más normal, ella lo miró extrañada - tiene algunos meses que lo capture y parece que no llevamos bien - dijo sonriéndole - aunque me costo mucho trabajo convencerlo que sólo quiero ser su amigo - dijo recordando cuantas veces lo había tumbado de su lomo, al tratar de domarlo.

.- Pero con usted, fue mucho más rápida - le sonrió en forma un tanto ¿seductora?

Esto logro que enrojeciera.

.- ¿Cu..cuál es el que puedo montar? - mejor miró a su alrededor.

.- Espere por favor - dijo el chico.

En seguida regreso con un precioso caballo, no tan impresionante como el otro pero igual de figura. El de ella era un caballo blanco en su totalidad, de ojos azules y era muy manso.

.- También fue capturado cuando era muy pequeño - explicó.

.- Sabe mucho de esto - apunto a decir ella.

.- ¿Qué puedo decir? Me gustan.

Ambos se encaminaron a la salida, siendo saludados por algunos pobladores salieron del palacio. Él jalaba a ambos caballos, caminaron en silencio hasta llegar a un campo abierto. Estaba por comenzar el invierno y el frío se comenzaba a sentir.

Por primera vez en mucho tiempo ella, salía del palacio. Era reconfortante sentirse libre de nuevo y cabalgar era una de las cosas que más extrañaba.

.- Aquí es perfecto - dijo regresando por el caballo que el comandante llevaba.

.- Estoy de acuerdo - dijo él.

Ella camino y se dispuso a subir en el caballo, que muy manso sólo cooperaba, pero la emperatriz se encontró con un pequeño problema, el caballo era demasiado alto. Podía subir a uno normal, pero uno así no. Le salió una gotita ¿Y ahora?

Adivinado un poco y observando el rostro de la chica por otro rápidamente el comandante se dispuso a socorrerla.

.- La ayudaré.

Sin esperar respuesta, suavemente la tomo por la cintura y la levantó sin esfuerzo alguno. Pero al hacerlo sintió como su corazón latió más fuerte, y sentir su tenue y bello perfume, lo hicieron arrepentirse de no haber esperado su respuesta.

Ella estaba igual o peor, de pronto ser levantada fácilmente, su cuerpo no parecía reaccionar del todo, mientras su rostro se sonrojaba ligeramente.

Se quedaron unos segundos así, ella aún desconcertada veía hacia los ojos del chico que parecía embobado, luego y como si de nuevo su cabeza funcionará, se subió al caballo.

.- Gr..racias - apenas puedo decir, tratando de despegar su mirada de él.

.- Es un verdadero placer - dijo él muy bajito, tanto que ella no lo escucho, seguía sin poder despegar su mirada, sonrojándola aún más cuando él sonrió.

El caballo azabache, relincho, viéndose de nuevo en el campo, eso atrajo las mirada de ambos.

.- Vamos - comenzando a cabalgar.

Él hizo lo propio y pronto la alcanzó.

.- No sabía que supiera cabalgar... majestad.

.- Hay muchas cosas que no sabe de mi..., comandante - trato de ver al frente y ser lo más formal con su guardia.

.- Eso tiene solución, puede contármelo - dijo viéndola. Tenía una tremenda curiosidad por aquella mujer, que de pronto había entrado a su vida.

.- Ahora no es el momento, ni el lugar - dijo ella aún sin verlo y haciendo que el animal aumentará la velocidad.

Cabalgaron un buen rato, ella sintiendo aquella libertad de la que ya no sentía que tuviera. Tratando de disfrutar al máximo y se notaba en su actitud, dejando que el viento acariciase su rostro, y los pocos rayos del sol bañaran su frágil figura, escuchando a los últimos pajarillos cantar antes de partir. Pareciera que el tiempo se desvaneciera y sólo era ella y la inmensidad del mundo que la refugiaba, amaba mucho esa sensación.

Él ya deseaba regresar, parecía que el clima comenzaba a ser más frío y la noche no tardaba en llegar, por más que le gustara verla disfrutar aquello, era más importante su seguridad.

.- Majestad, debemos regresar.

.- Esta bien - tuvo que regresar a la realidad.

Dieron vuelta y regresaron lentamente. En su camino, las últimas hojas de los árboles decoraban el sendero.

.- Me recuerda las tierras en donde nací - dijo ella en un suspiro.

.- Estoy seguro de que la naturaleza extraña su presencia - dijo él en tono dulce.

Ella lo miró y sonrió.

El viento comenzó a hacerse más fuerte.

.- Será mejor apresurarnos - aumentó la velocidad - sólo asintió y lo siguió.

El sol estaba a muy cerca de ocultarse completamente y aún faltaba para llegar al palacio. Cuando...

.- ¿Es nieve? - preguntó la emperatriz viendo que trocitos blanquecino caían.

.- Así es y si no nos apresuramos... - no termino de decir el Comandante y acelero.

Los caballos cabalgaban con rapidez, de pronto la emperatriz pareció desconcertada no recordaba como regresar, pero el comandante si, ¿cierto? Así que sólo lo siguió.

.- ¡Rayos! - dijo el chico.

La nieve comenzaba a caer cada vez con más fuerza y no parecían llegar al palacio. Ella comenzó a sentir más frío y él trataba de aumentar la velocidad. Pronto la emperatriz temblaba de frío, el comandante que iba tratando de reconocer el camino lo noto.

.- ¿Esta bien majestad?

.- Sí, sólo tengo algo de frío - su piel estaba más blanca de lo normal, de sus labios salía vapor y su cabello ya estaba cubierto de nieve.

.- Demonios - se maldijo, debían haber regresado antes. Los árboles comenzaron a moverse, el viento comenzaba su labor pareciera que no tardaría en caer una tormenta.

.- ¿Qué hace? - pregunto ella al notar que cambiaban de dirección.

.- Sólo sígame - dijo casi en orden. No llegarían así, la tormenta seguramente los alcanzaría, y aún faltaba mucho.

Pero ella lo obedeció, tenía frío y su cuerpo comenzaba a entumecerse. Más adelante se detuvo el comandante, frente a lo que parecía ser una cueva. Bajaron de los caballos y se introdujeron en ella. No era muy amplia pero cabían en ella.

Mientras tanto fuera el frío y la caída de nieve aumentaban. Ninguno dijo nada, sólo observaron al exterior, la noche pronto llegaría.

La emperatriz trato de tranquilizarse y se sentó. Se sentía cansada.

.- No se preocupe, todo estará bien - la voz de su guardián de pronto no pareció ser tan molesto como otras veces.

Ella lo miró y asintió. Su rostro estaba más pálido y sus labios temblaban. De pronto vio como el comandante se acercaba y quitándose la parte superior de su uniforme la cubrió. Quedándose hincado frente a ella.

.- Pero... - comenzaba a protestar.

Él le sonrió como nunca antes lo había hecho.

.- Nunca me perdonaría que se enfermara - hubo un corto silencio en que ambos sólo se observaban entre sí, sintiendo entre el frío la calidez que desprendían sus cuerpos - el emperador me despediría - termino de hablar él y se sentó a su lado.

.- Espero que no le moleste, pero tenemos que mantenernos juntos. No puedo hacer una fogata, así que sólo nos tenemos a nosotros mismos - era mentira, claro que podría hacer una fogata, pero no podría desperdiciar la oportunidad de estar cerca de ella y sentir esa calidez.

Los minutos de hacían eternos, la tormenta aumentaba afuera junto con el frío.

.- ¿Cómo es que siendo tan joven es Comandante? - no le agradaba estar tan silenciosa, sólo escuchando pensamientos negativos sobre el futuro que le esperaba de no ser encontrados a tiempo.

.- Es una historia larga - su voz era calmada.

.- Tenemos tiempo antes de que nos encuentren - cerró los ojos y trato de pensar en algo que no la hiciera sentir el frío.

.- Esta segura de querer escuchar una historia de un simple plebeyo - había algo de duda en su voz.

.- Nadie es superior a nadie, a menos que así lo desee - eso era lo que su padre siempre decía - El hecho de tener sangre "real" como algunos llamaban a los títulos de los nobles, no es suficiente para ser superior o inferior.

.- Bien - dijo Lang después de todo el frío también lo estaba afectando, pero si tenía en la mente algo, probablemente lo olvidaría.

Igualmente cerró lo ojos, recargo la cabeza sobre la pared de la cueva, recordando y tomando aire comenzó el relato.

.- Perdí a mis padres y familia cuando tenía 6 años, fueron víctimas de una plaga que azotó la aldea en donde vivía...

La emperatriz abrió los ojos asombrada, la manera en que lo decía la sorprendía más, pues parecía que no le afectaba en nada - lo siento.

.- Si me interrumpe no sabrá el resto de la historia murmuro él, sin cambiar de posición o abrir los ojos.

Ella no dijo más y regreso a tener los ojos cerrados, abrazándose.

.- Como único sobreviviente me dedique a vagar por otro pueblos en busca de algunos parientes lejanos, pero nunca los encontré. En cambio de los tantos lugares que visite, de pronto me hallé dentro de un grupo de ladrones y asesinos. Estuve con ellos algunos años, aprendía como robar, engañar, incluso aprendí a matar y a traicionar. Era uno de los mejores, pero un día ellos me traicionaron, me entregaron a un pueblo por la recompensa de mi cabeza.

.- Estaba a punto de morir, tenía apenas 16 años y sólo esperaba al verdugo para que de un tajo cortara mi vida, los aldeanos gritaban de alegría ante mi muerte. Estaba frente a la muerte, pude ver mi vida correr ante mis ojos comos si de una película se tratase. Entonces me di cuenta que había fallado al tratar de sobrevivir e hice mucho daño a los demás. Justo cuando el verdugo aparecía y mi cabeza era colocada en el tronco donde sería cortado algo pasó.

Unos segundos de silencio siguieron, la emperatriz pensaba preguntar pero...

.- Lo cierto es que no sé como, pero después desperté en un desierto muy débil y apenas recordaba lo que había pasado. Vague otros días hasta que llegue a un pueblo no muy lejano, con harapos, pero en mi limosna por algo de comer llegue a una cantina, donde el tabernero me ofreció una copa. Y ahí lo conocí.

.- ¿A quién? - preguntó intrigada abriendo los ojos para verlo y esperando respuésta. Noto que sonreía.

.- a Yue. Sí, estaba en una taberna, ahora no lo creería pero así me conoció. No estoy seguro de lo que paso después sólo sé que empecé a pelear con alguien, horas después amanecía en el palacio, donde me cuidaron y Yue me dio la oportunidad de ser un soldado del imperio.

Sus habilidades habían impresionado a Yue y por eso le había ofrecido el empleo.

La emperatriz escuchaba con atención, observándolo. Los últimos rayos del sol se desvanecían, pero podía verlo con claridad.

.- Todo lo que los ladrones me enseñaron, me ha servido para defender al imperio y con el tiempo y entrenamientos. Llegue a estar en el puesto que ahora ocupo. Comandante del ejército de Haruko. Pero en realidad lo que busco no es quedar bien con Yue o el emperador. Lo que quiero es enmendar mis errores, todo los pecados cometidos.

Unos minutos de silencio siguieron después.

La emperatriz lo observaba con algo de preocupación.

.- No me mire así - dijo él, abrió los ojos y la vio de frente.

.- Nadie debe sentir lástima por mí.

.- Es cierto - dijo ella sosteniéndole la mirada - nadie debería sentir eso por usted.

.- Creo que el único sentimiento que puede despertar es admiración. Pocos pueden reconocer sus errores, menos pueden tratar de redimirlos y muchos menos podrán superarlos.

.- En realidad pensaba que contaría una historia llena de éxitos y triunfos - pensaba para sí misma, bajo la mirada y no quiso hablar más.

Él hizo lo mismo. De pronto la cueva no parecía la misma no había tanto frío. A partir de ahí, ninguno hablo, los caballos se mantenían quietos, sólo se movían ocasionalmente. Pero por extraño que le parezca a ambos, el silencio no los incomodaba, al contrario parecía reconfortante. No se miraban pero sentían muy fuerte su presencia.

Paso muy poco tiempo para que fueran rescatados, Esmeralda organizo una búsqueda y pronto los encontraron, pero aquella sensación y aquel incidente quedo muy grabado en sus corazones, no hubo más que sentir la presencia del otro aquella vez.

Él sonrió.

No lo dudaba, la amaba. Se dio cuenta muy pronto, y ahora al besarla, sólo lo confirmo. No pudo evitarlo, todo en ella le parecía tan maravilloso y hermoso. Sabía que estaba casada con su emperador, más que el emperador, su amigo. Pero no podía resistirse a eso que nacía en él y que gritaba y anhelaba estar al lado de su emperatriz.

Su deber de protegerla, ahora parecía una bendición y su más grande anhelo.

.- Majestad - susurró acercándose a la puerta y toco levemente - ¿esta bien?

Dio un brinco cuando escucho su voz

.- ¿Majestad? - insistió el joven.

.- S..si estoy bien - trataba de sonar lo más normal que pudo.

.- Yo... bueno yo... - no sabía si disculparse o gritarle lo que sentía, pero con la puerta de por medio era difícil.

.- Puede marcharse no pienso salir - se acerco a la puerta y trato de escuchar si se alejaba.

.- Majestad, por favor quiero hablar con usted - era más una suplica que una petición.

.- No... no hay nada de que hablar.

.- Por favor... - su voz se hizo un ruego que dificilmente podría ignorar.

No contestó pero abrió la puerta lentamente. Ni ella exactamente lo que hacía.

.- Majestad - el chico hizo una reverencia - sólo serán unos instantes - por fin sus ojos hicieron contacto, dejándolos en silencio unos instantes que parecieron una eternidad a la emperatriz.

.- ¿De qué desea hablar, Comandante? - apenas recobró el habla, trato de ser fría y cortante con él. Pero inconscientemente dio dos pasos atrás y cuando se dio cuenta decidió romper el contacto visual y se alejo dándole la espalda.

Sintió que recién controlaba su respiración, cuando escuchó la puerta cerrarse, con suerte se había marchado.

Pero su agitada respiración lo delato.

.- ¿En que puedo ayudarle? - camino hacia el balcón sin mirar atrás, el silencio no cesaba.

.- ¿Cómo puedo hablar si la persona que me escucha no me mira? - esa respuesta la dejo desconcertada.

Tomo aire, prometiéndose que no caería de nuevo se dio vuelta.

.- Lo que paso hace unos momentos fue un error que no volveré a cometer - con orgullo lo miró a los ojos.

Él permanecía serio. Luego dio dos cortos pasos hacia ella, sorprendiéndola, pero sin dejar de mirarla sólo sonrió.

Era la sonrisa más hermosa que hubiera visto en él.

.- No trates de ocultarlo - dijo con voz ronca y suave - sé lo que sientes... y siento lo mismo.

.- No sé a lo que se refiere, se lo repito lo que paso hace unos momentos fue un error que no volveré a cometer. Tengo un esposo a quien amo y me ama, no se haga ilusiones por un simple beso - sonaba orgullosa - que le hace pensar que no estoy jugando con usted.

Trataba de sonar lo más convincente, le haría creer que estaba jugando con él. Tal vez así se alejaría de ella, odiándola.

Se sorprendió de nuevo cuando simplemente se acercó a ella y la abrazo. Era mucho más alto, así que podía escuchar claramente el corazón del chico latir con fuerza.

.- Esto - dijo el hombre, se separó lentamente de ella y clavo su mirada en su rostro - el sonrojo en tus mejillas - las acarició levemente - el temblor de tus manos - las tomo con delicadeza y las beso casi con devoción - además - la miró de frente - tus ojos son más expresivos de lo que crees, ellos me dicen lo que sientes.

.- ¿Qué dicen? - susurro apenas.

.- Que no te desagrado como quisieras - lentamente acariciaba sus brazos subiendo sutilmente - que lo que paso no fue un simple beso, hay algo más, y pude sentirlo - las caricias terminaron en el rostro de ella.

Por más que quisiera moverse, no podía, su cuerpo no respondía.

.- Mienten - dijo con el poco aliento que le quedaba.

.- Los ojos son los espejos del alma, jamás mienten.

.- No por favor - susurraba para si, pero no podía hablar más, apenas abrió un poco la boca.

Y eso fue como una invitación a Heian, pareciéndole una visión demasiado tentadora para rechazarla. Así que se inclino y de nuevo la beso, esta vez fue mucho más intenso, más cargado de deseo. Y de nuevo ella lo correspondió sintiendo que tocaba las estrellas y el paraíso, pero no se movió. Mientras él disfrutaba de sentirla temblar al abrazarla.

.- ¿Lo ves? - susurro al separarse apenas unos centímetros para respirar - tus ojos jamás mienten.

.- No, esto no debe ser. Estoy casada, Clow es el emperador. Eres... mi guardián...

.- Y puedo ser más - sus ojos mostraban la verdad de sus palabras.

.- Es imposible, yo... yo amo a Clow - esta vez se le hizo más difícil decirlo por alguna razón.

.- Podemos intentarlo. Podemos huir juntos, dejaremos el imperio, a Clow y Haruko, donde nadie nos conozca y podemos intentarlo...

No pudo evitar sorprenderse. Ninguno de los dos en realidad. Él jamás se imagino diciendo eso a la emperatriz, esposa de su amigo, más que emperador. Ahora no importaba la guerra, la magia, no pensaba en la amistad o en las consecuencias sólo en la verdad que había en su corazón.

Ella por que por un segundo pensó en decir sí, inmediatamente. Pero luego recordando donde se encontraban, en la alcoba real, en la habitación que estaba la cama que compartía con su esposo.

.- Esto no puede ser - se alejo lo más que pudo - No - dijo asustada de sus propios pensamientos.

Si llegará a escapar con él, no sólo estaría fallándole a Clow y al imperio y a su padre, sino a ella misma.

.- Por favor - el comandante simplemente se inclino ante ella - considérelo, si su respuesta es positiva nos iremos de inmediato, sé como desaparecer. Si es negativa - se inclino aún más poniendo una rodilla sobre el suelo - no volveré a buscarla y... me iré para siempre.

Levanto la cabeza mostrando unos ojos orgullosos y una sonrisa sutil.

.- ¡Zafiro! - entro casi derrumbando la puerta su hermana - ¿dónde estabas? Te estaba buscando.

.- Esmeralda... - sus mejillas estaban sonrojadas - no debes entrar sin llamar - por un segundo imagino que hubiera pasado de haber llegado segundos atrás.

.- ¿Por qué? - preguntó aún sin notar al chico que estaba ahí.

Zafiro lo hizo notar.

.- Ya me retiraba, majestad - se levanto - Condesa - hizo una nueva reverencia y salió.

.- ¿Que hacía el comandante aquí?

.- Él... él sólo me proponía algo - dijo sin pensar.

.- ¿Qué?

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

¿Se lo esperaban?

Saludos y hasta pronto.