Capítulo 15
Encuentros
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Las incesantes practicas ahora demostraban su efecto, se movía con tal sigilo que nadie podría verla deslizarse entre las calles, o mejor dicho sobre los techos de los edificios.
Estaba tranquilamente en su cama queriendo conciliar el sueño, cuando un presentimiento llegó a su cuerpo, una sensación un tanto extraña pero curiosamente familiar, como si alguien la llamara. Decidió no molestar a nadie y para asegurarse de que nadie se despertara lanzó un leve hechizo de sueño a los habitantes de la casa de huéspedes, Ikue, Hisaki, Yamazaky incluso Kero cayeron en un profundo sueño. Eriol había partido unos días antes con la promesa de mantenerla al tanto, así que se fue sola.
Buscó en el techo del edificio alguna entrada pero no la había, sin embargo como un gato, calló al frente de un edificio abandonado, se aseguró de que nadie la viera y sacó una ganzúa, abrió la puerta y se introdujo.
Con suerte era sólo una falsa alarma, pero casi nunca lo eran.
Iba vestida con un traje pegado su cuerpo negro que le permitían gran movilidad, traía puestos unos guantes especiales y unos zapatos de tacón alto que la hacían ver mucho más alta, su cabello estaba escondido bajo una especie de gorra del mismo material que el traje, su cara cubierta con una especie de mascara negra que sólo dejaba al descubierto los labios que habían sido pintados de color oscuro. Sus ojos antes verdes ahora estaban azules gracias a los lentes de contacto. Una gabardina completaba su atuendo, en ella cargaba una buena cantidad de herramientas que le pudieran servir.
Se interno en el oscuro lugar mientras sentía que la sensación aumentaba a cada paso, pero no sentía ninguna energía, estaba completamente vació, sólo unos cuantos muebles deteriorados se interponían es su paso. Las luces de las calles se colaban por los orificios de las ventanas rotas.
Simplemente se dejó guiar por su instinto.
Al fondo a la izquierda estaba el elevador y a un lado las escaleras, tomo las escaleras y pegada a la pared subió manteniendo sus sentidos alerta, algo le decía que tal vez no debió ir sola pero continuo. El sexto piso y se detuvo, había menos iluminación, pero las ventanas dejaban entrar la luz de la luna llena.
Espero unos momentos, la sensación desapareció, eso la dejo desconcertada, pero decidió investigar. Había varios pasillos y lo que alguna vez fueron oficinas, no había nada. Sólo el ruido de unas ratas que trataban de encontrar algo de comer.
La última puerta llevaba a un salón enorme, pero aún nada.
- Parece que se fue - pensó, trato de relajarse y se dirigió a una enorme ventana que daba en dirección a la casa de huéspedes. La casa como todo el vecindario estaba de lo más tranquilo.
Suspiro, pero el polvo del lugar la hicieron estornudar.
- Después de todo, no eres tan resistente - Esa voz, esa maldita voz.
Sintió que la sangre le hervía, él de nuevo. ¿Era una trampa?
- O tal vez sí, pensé que estabas muerta, la última vez casi lo logre.
Se dio vuelta y lo vio, parado a un lado de la puerta. Con un traje muy parecido al de ella, sólo que él tenía un extraño gorro verde oscuro, que le tapaba toda la cara, menos los ojos que brillaban en color castaño, también traía una gabardina más corta que la de ella y unas botas negras muy toscas.
Los dos estaban parados uno frente a otro, con mirada retadoras.
- No moriré en tus manos.
Se conocían, en combates anteriores se encontraron de frente, jamás se habían visto las caras, pero cada vez que se encontraban un terrible batalla comenzaba, casi siempre tenían el mismo nivel. La última vez hacía como un año, ella perdió y tuvo que emprender la huida, al mismo Eriol le había costado mantener una pelea. Pero ahora, ahora era diferente.
Siempre se encontraban en ciudades en donde sus investigadores les decían que estaba el legado de Clow, era una permanente competencia en quien llegara primero y venciera a los grupos enemigos obtendría el preciado poder del legado.
- ¿Qué te hace pensar que esta vez me ganaras? Nickté –
Nickté fue el nombre que ella le dio. Con pasos seguros se dirigió hacia ella deteniéndose a escasos centímetros.
- La última vez fue un descuido, ahora será diferente. Xiao - Xiao, aquel nombre que maldecía desde hace años. Lo reto con la mirada.
- Y ¿dónde están tus amiguitos? El tonto de túnica y el leoncito - su voz era muy grave y tosca.
- Conmigo es más que suficiente - ella la disfrazaba haciéndola más aguda y fuerte.
Sólo un pequeño viento paso entre ellos y de un segundo a otro, ambos se amenazaban, ella con una especie de puñal con extraños símbolos y él con una espada.
- Has mejorado - comentó algo sorprendido, la última vez ese movimiento la hubiera matado.
- Entonces estoy en lo cierto, el legado esta aquí.
- Si no fuera así, ninguno de los dos lo estuviera.
Una ráfaga de viento fuerte movió sus vestimentas y ambos entraron en combate cuerpo a cuerpo. Mientras detenían golpes lanzaban otros, eran muy rápidos y ágiles.
- Si que has mejorado - dijo él verdaderamente sorprendido, pero disimulándolo.
- O tú te has vuelto débil.
- Para calentamiento eso estuvo bien que te parece un poco más de acción - esquivo el puñal que paso a escasos centímetros de su cuello.
- Esta vez serás tú el vencido.
Él tomo su espada, brillo unos segundos y se hizo más larga y ancha, en su empuñadura había un dragón dorado, símbolo de la familia, ella saco de su gabardina un báculo largo, rosado que terminaba en una estrella, en cuyo centro se fundían un sol y una luna.
La lucha comenzó de nuevo y a cada segundo parecían ira más y más rápido.
Ahora su fuerza era tal que ambos ya tenían rasgaduras y cortes en sus vestimentas, la mascara de ella estaba levemente rota, no podía esquivar todos sus golpes, él tenía pequeños cortes en sus piernas.
Pero su respiración era tranquila a pesar de todo, demostrando su condición física. Chocaron de frente y forcejeaban para derribarse. Sus ojos estaban clavados en los de su contrincante quería matarlo ahí mismo y dejar ese juego.
Eran tan sigilosos que sólo escuchaban el ruido del báculo y la espada chocando.
- ¿Qué te parece si lo hacemos más interesante?
Ella no contesto y de su báculo comenzó a surgir un aura rosada.
- Exacto - de su espada brillo un aura verde.
- Adelante, esta vez no será igual - el de ella una rosada.
Encendieron su aura para luchar con todas sus fuerzas.
Poco le importaba morir, desde muy chicos ambos estuvieron dispuestos a hacerlo, desde que asumieron el liderazgo de su grupo. Ahora sólo importaba una cosa y era: acabar con todo aquel que se interpusiera en sus planes.
Ella lanzó el primer hechizo, una espesa niebla se extendió por el salón.
- viento, fuego ataquen - las cartas cobraron forma de llamas y se dirigieron hacia Xiao a gran velocidad.
- escudo - pronunció él - sabes que con esto no me vencerás - grito invocando - dios de los elementos ven.
Una extraña ola dorada se dirigió hacia ella.
Corrió tratando de esquivarla pero le fue inútil.
- Protección - grito poniendo al frente su báculo que la cubrió y evito el golpe, pero perdió energía al defenderse.
- No esta mal - la voz de Xiao estaba tras ella.
La rabia la invadió, eso provoco que de su cuerpo brotara un resplandor que hizo retroceder a Xiao. La niebla se disipaba mientras Nickté reflejaba en sus ojos una gran ira, su entrenamiento no era suficiente. Y Xiao la veía calmado, como si supiera que en el momento que quisiera la podría acabar.
De pronto de entre las luces que se colaban por las ventanas se comenzaron a formar sombras.
- Espectros - dijo Xiao – Así que es una trampa – pensó mientras se preparaba para atacar.
Eran seres de oscuridad, el último grupo que peleaba por obtener el legado. Almas descarnadas, que por sus actos malvados cuando tenían vida fueron condenados a sufrir por la eternidad, lamentando sus acciones pasadas, sintiendo a cada momento el sufrimiento que en vida causaron.
Las sombras se comenzaron a levantar del suelo y se formaron humanoides encorvados, oscuros y lo único que se podía observar eran ojos rojos. No eran muy peligrosos siendo pocos, pero cuando era demasiados podían absorber la energía vital de las personas.
Ambos dejaron de lado su batalla y comenzaron a pelear con las sombras que insistían en robarles la energía.
- ¿No me digan que no me pensaban invitar a su fiesta? - una sombra cobriza observaba a lo lejos con los brazos cruzados.
- Juke - lo reconoció ella.
Un demonio de alta categoría que deseaba poder más que nada. Habían vencido a los que antes que él había manipulado a las almas en pena y pequeños demonios que les servían. Era un demonio muy fuerte, tenía en sus manos a almas poderosas, sólo una vez se enfrentaron con él, pero en aquella ocasión el demonio se retiro de pronto, así que no sabían de lo que era capaz.
Nickté y Xiao comenzaban a pensar en retirarse, los demonios pequeños no eran problema, pero enfrentar a Juke solos era diferente.
- Sólo faltan los Wongi para completar la fiesta - dijo él acercándose a los chicos.
- No te preocupes por ellos, ya no serán un estorbo en nuestra competencia - dijo ella despectivamente mientras lanzaba varias sombras a la oscuridad.
- Así que ya terminaron con ellos, eso esta mejor - dijo complacido Juke.
Xiao quedo algo sorprendido, habían sido capaces de acabar con los Wongi, de reojo le lanzó una mirada seria. Invocó la luz que como un remolino trago a todas las sombras, pero no inmuto a Juke.
Ella invocó el poder se su báculo y se ilumino su cuerpo. Las sombras siguieron apareciendo a su alrededor.
Xiao pensaba en llamar a Meiling o Yamazaky. Pero, ambos quedaron paralizados, cuando de un segundo a otro Juke cayo a los pies de una sombra mucho más alta.
- Pero ¿Qué...? - apenas protestaba, cuando la otra sombra mucho más oscura que la misma noche lo levanto del cuello.
- Si crees que con eso me acabaras, te equivocas - decía Juke, a un demonio no lo pueden acabar destrozando su figura.
- Sé como hacerlo - una voz hueca, salía de aquella sombra - comenzó a hacer un sonido como si estuviera aspirando y pronto Juke sintió terror, lo estaba absorbiendo. Invoco conjuros sin ningún resultado y pronto era parte de aquel ser.
Al terminar sus carcajadas provocaron un escalofrío en Nickté. Xiao tomo más fuerte su espada. ¿Quién era ese tipo¿Qué poder tenía que acabo con Juke en segundos?
Las sombras retrocedieron, esa cosa había acabado con su jefe. Según sus leyes, ahora esa cosa era su líder, era la ley del más fuerte.
Ambos Nickté y Xiao despertaron su aura y lo llevaron a su más alto nivel.
- BASTA - una voz hueca retumbo en el edificio - no pelearé con ustedes, no ahora.
Una luz naranja ilumino el salón y lo pudieron observar.
Un hombre de unos 45 años, vestido con una túnica negra con extraños símbolos. En lugar de ojos había huecos que pronto se llenaron con unos rojos ojos brillantes.
Era muy alto y con rasgos occidentales, en su mano llevaba un báculo que terminaba en una hoz. Lo más extraño es que no se podía sentir ni su aura, ni su presencia o su poder.
- Nos volvemos a encontrar - dijo a ambos como si fuesen viejos amigos.
Pero ellos sólo estaban seguros de que esto se pondría peor.
- Nickté
- Xiao.
Ambos lo miraron con desconfianza y tomando posiciones de defensa.
- Oh, lo lamento Aún no saben quienes son... o quienes fueron.
Sin comprender lo que aquel hombre decía Nickté lanzó un hechizo, pero sólo reboto. Xiao lo ataco con su espada, pero no le causo daño alguno.
- Tal vez deba decirles toda la verdad, antes de que sea tarde - comento el hombre y se acercó a Nickté, quien puso un hechizo de protección a su alrededor.
Pero que no sirvió de nada ya que el extraño hombre lo traspaso, levantó la mano para tocar la cara de ella.
Nickté sentía rígido su cuerpo y no se podía mover.
De pronto el hombre se detuvo en seco. Dio una mirada al techo, dibujo una sonrisa en su rostro y desapareció, las sombras al no ver a su nuevo líder, desaparecieron.
En medio de la confusión ella recupero la movilidad y aprovechando la distracción de Xiao, se escapo del lugar.
Xiao al verse sólo, trato de seguir las auras, pero todas habían desaparecido por completo así que decidió regresar.
¿Qué demonios fue todo eso?
En el techo del edificio el mismo hombre apareció.
- Así que me siguieron - dijo al aire.
- No permitiremos que suceda - una voz femenina pero muy fuerte contesto a
Apareciendo de entre las sombras.
- Vamos, no pueden evitarlo, hagan lo que hagan el destino esta escrito y ganaré.
- No me subestimes.
- No lo hago, sólo quiero divertirme con Sakura y Shaoran.
- Sabes que no lo permitiré.
- Sentí el hechizo que lanzaste para que no pueda aproximarme a ellos, no te preocupes por ahora no lo haré.
- He venido a separarlos y tú no me lo impedirás, Sakura y Shaoran jamás estarán juntos, eso te lo aseguro - dijo la chica.
- ¿En realidad estas dispuesta a hacerlo?
- Estoy dispuesta a todo.
- Esta bien, por ahora, sólo por ahora dejaré esto así. Pero sé esperar y en cuanto tu poder disminuya les diré lo que les espera en su futuro.
- Ellos no terminarán juntos, la maldición no se cumplirá - dijo la chica y se fue.
El hombre la vio partir pero no hizo nada para detenerla, sabía que tenía ventajas y no las desaprovecharía. Pero por ahora tenía una niña que lo había invocado y su deber era "ayudarla" después de todo ella lo había llamado sin pensar en las consecuencias.
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Eriol había llegado con Touya ya habían hablado sobre lo que paso en el bar. La reencarnación de Clow estaba muy intrigado, esperarían hasta el día siguiente para enfrenarlos. Sentía que un momento muy importante en su vida se presentaría y lo esperaba casi ansioso.
Y para no molestar el sueño de Touya ya que dormía por las mañanas por su nocturno trabajo, salió del departamento que el hermano de Sakura ocupaba. Se dedico a camina por las calles que eran más solitarias de lo que esperaba. Era una zona habitacional en donde casi nadie caminaba por las calles, sólo autos iban y venían.
Con ese presentimiento extraño camino, conociendo el lugar.
Tras él y muy discretamente caminaba una chica de apariencia agradable, al lado de un chico.
- Entonces ¿será pronto? - preguntó el chico.
- Mañana por la noche. Recuperará su memoria, Fuu.
- Seika - suspiro - no creo que debas intervenir.
- No te preocupes, sé lo que debo hacer, sabes que tendré cuidado de no afectarte - y con esas palabras pareció dar fin a la discusión.
- Ya lo estas haciendo - pensó, callando sus inquietudes. Después sus ojos se posaron en el chico que caminaba adelante muy sumergido en sus pensamientos. Seika dibujo una sonrisa en sus labios.
Fuu se sorprendió, hacía ya muchos años que no la veía contenta.
- ¿Qué pasa?
- Pensó que era una gitana en verdad.
- Eres buena actriz.
Ante los comentarios de su amigo sonrió.
- Me alegro verte contenta de nuevo - desde la muerte de sus padres no había más que sombras en su rostro.
- Ahora hay una nueva oportunidad y hacer que todo cambie - en sus palabras realmente podría escucharse la esperanza.
- Serán felices y eso es suficiente para mí.
Él sentía que no podría convencerla que no hiciera lo que tenía planeado, menos ahora que volvía a sonreír después de tanto tiempo.
Fuu estaría con ella hasta el final y la protegería aún de sí misma.
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Daba gracias al cielo que era domingo, al abrir los ojos sólo sintió un pequeño dolor en todo su cuerpo. Con pereza tomo el reloj y noto la hora 11 de la mañana, y sentía que apenas había dormido unos segundos, se levanto y abrió las cortinas, el paisaje era de una mañana de invierno algunas nubes habían tapado el sol, logrado hacer la ilusión de ser más temprano.
Kero aún dormía en su cama, el hechizo de sueño aún hacía efecto, todos los habitantes de la casa estaban igual. Susurro un conjuro y todos comenzaron a despertar con una sensación de haber dormido una semana. Se sentían bastante bien.
- ¿QUÉ HICISTE QUEEE? - El grito de Kero se escucho en toda la habitación de
Sakura quien corrió a tapar la boca del guardián.
- Silencio, o todos te escucharan, no exageres, no paso nada grave - tapó de inmediato la boca del guardián.
Kero pasó de un rojo a un verde y luego a blanco.
Soltó a al peluche que ahora lloraba a chorros.
- ¿Cómo pudiste? Después de todo lo que he hecho por ti.
- Kero no exageres.
Unos golpes en la puerta hicieron que Kero corriera a esconderse en su "habitación".
- Sakura ¿estas bien? - preguntó Ikue al ver salir a Sakura.
- Claro.
- Me pareció escuchar a alguien que gritaba.
- Je, je es sólo la radio.
Ikue levantó una ceja.
- Esta listo el desayuno, te esperamos.
- Gracias.
Sakura entro y encontró a un Kero muy entretenido con un dulce que encontró.
- Bajaré a desayunar, te traeré dulces.
Kero la ignoro.
- Kero por favor no seas infantil.
El guardián le dio la espalda.
- Kerito, te prometo que no lo vuelvo a hacer.
El peluche sólo negó con la cabecita.
- ¿Me perdonas si te traigo dulces? - comenzaba a sentirse culpable.
Una gota surgió en su pequeña cabecita.
- También traeré pasteles y muchos juegos de video - dijo emocionada, sabiendo que el pequeño era sobornable con dulces.
El guardián se rasco la cabecita.
- Sólo con una condición.
- La que quieras.
- No lo vuelvas a hacer.
- Esta bien.
El guardián voló hacia su ama y la abrazo.
Ella lo tomo con cariño.
- No te preocupes Kero. Pase lo que pase todo estará bien - esas palabras dichas por ella era muy alentadoras, así que por unos momentos Kero se quedo contento.
- Después de ir a casa de Li a practicar iré a la pastelería, la dulcería y a comprar el video juego.
- Ese tonto Li - dijo enojado el guardián.
- Kero.
- Ahora lo defiendes - la vena de la cabeza se Kero se incremento.
- Por supuesto que no - se dio vuelta y cepillo un poco su cabello para bajar.
- Por culpa de ese mocoso, pasas muy poco tiempo conmigo.
- Vamos Kero es por poco tiempo, sólo ganaré la competencia y adiós a Li - le decía metiéndose a cambiar al baño.
- Eso espero - susurro para sí mismo.
Una contenta Sakura bajo a desayunar con sus compañeros. Paso una agradable mañana con sus amigos. Como siempre Hisaky soportaba las ocurrencias de Ikue, Chiaky había vuelto de un viaje, así que Yamazaky la ponía al tanto de las nuevas noticias, claro agregándole emoción.
- ¿Entonces participaras en la competencia de patinaje? - Chiaky se mostraba muy sorprendida por lo que Yamazaky le acababa de decir sobre Sakura, llamando la atención de todos.
Kinomoto respondió con una sonrisa.
- Es increíble - decía emocionada.
- ¿Qué pasa Chiaky? - preguntó Ikue ante la reacción de la chica.
- Sabía que la competencia sería en el colegio, pero es fabuloso. Escuche que esa competencia es una de las más importantes.
- ¿Por qué? - a decir verdad Sakura no sabía mucho del tema.
- Veras, el intercolegial es como la plataforma a niveles mayores, a los ganadores se les hacen ofrecimientos muy importantes. Pueden llegar a participar en competencias como competencias mundiales y hasta juegos olímpicos - estaba tan emocionada que había brillo en sus ojos.
- Pero... - el brillo desapareció.
Lo que provocó que a Sakura le recorriera un escalofrío.
- ¿Si? - preguntó Ikue.
- Escuche que vendrán los mejores patinadores colegio francés, el ruso, el estadounidense, el austriaco y otros muy buenos. Deben manejar una excelente técnica e interpretación. ¿Quién los entrena?
- La profesora Zu - respondió Yamazaky, pues Sakura aún estaba en shock.
- Es cierto, ella fue una gran patinadora, es posible que tengan un buen lugar.
- Se ve que sabes de eso Chiaky - comentó Hisaky.
- La verdad es que por algún tiempo practique, quería llegar a ser una gran patinadora pero... - una sombra cubrió su rostro unos segundos - lo deje. Pero sería fantástico que ganaran - cubrió su tristeza y sonrió.
- ¡Ya sé! - gritó Ikue emocionada - podrías darle algunos consejos a Sakura.
Chiaky asintió emocionada con la idea.
- A mediodía practicaré con Li ¿Te gustaría acompañarnos? - dijo una vez que se recupero.
- Claro.
Después del desayuno y de cambiarse Chiaky y Sakura caminaban hacia la pista.
- La profesora Zu regreso hace unos días y le estamos practicando las rutinas.
Esta muy emocionada.
- Lo entiendo, ama el patinaje.
- Los que me sorprenden son Meiling y Kusho, son muy buenos.
- Tengo entendido que el joven Kusho tiene experiencia patinando, debe ser bueno.
Llegaron a la pista donde ya la esperaba Li, Meiling y Kusho practicaban y la profesora daba indicaciones.
La rutina de Meiling y Kusho era muy buena, la técnica era la que se esperaba, pero les hacía falta algo.
- Por favor chicos, no lo hagan como si esto fuera una tortura - corregía la profesora.
Tanto Kusho como Mei, ponían cara de pocos amigos al estar patinando y sus movimientos eran un tanto rígidos. Lo técnico era muy bueno, pero lo artístico dejaba mucho que desear.
Lo cierto es que ambos se estaban hartando, la actitud de soy perfecto de Kusho no congeniaba con el orgullo de Mei. En los días de ausencia de la profesora se pelearon varias veces y dejaban las prácticas a medias. Kusho estaba muy enojado con lo que paso con Sakura, así que se la pasaba maldiciendo a Shaoran.
Mei estaba considerando muy seriamente dejar la competencia, pero la profesora Zu regresó tan emocionad que no se atrevió a decirlo. En cambio Kusho sólo estaba obsesionado con ganarle a Li, y eso se reflejaba en la pista.
La profesora a pesar de todo no perdía el optimismo.
- Esta bien para la primera ronda - dijo cuando terminaron.
La competencia tendría sólo dos rondas. En la primera se pondría más atención a los elementos técnicos de la ejecución y la segunda a lo artístico.
Se acercaron a Sakura y compañía.
- Hola profesora Zu - saludo Chiaky.
- ¿Cómo estas Chiaky? - siguieron saludándose, mientras...
- Mi preciosa Sakura ¿cómo te va? – preguntó Kusho acercándose mucho al rostro de la chica.
- Bien, gracias - ese chico la ponía nerviosa.
Li sólo observaba desde lejos con un leve seño fruncido.
Meiling mantenía a Li muy vigilado, había notado cambios en él y comenzaba a preguntarse el porqué.
Sakura se alegro al ser su turno de practicar y alejarse de Kusho.
Iniciaron con su rutina y mientras los observaban.
- Son muy buenos - comentó Chiaky.
- Así es, pero... - dijo la profesora.
- ¿Qué pasa?
- Siento que falta algo.
La rutina terminó y la profesora pidió que la repitieran.
- Creo que ya vi lo que pasa - comentó Chiaky - pasan mucho tiempo separados, es una competencia de parejas y deben estar más tiempo cerca, la sincronía es buena pero creo que pasan mucho tiempo con eso.
- En parte es por el nuevo reglamento, pero creo que tienes razón, pero... - una enorme gota surgió en sus cabeza - si pasan más tiempo juntos terminaran saliendo de la competencia.
- ¿Por qué?
- Se pelean demasiado.
- ¿Tanto? - Chiaky sonrió divertida. La profesora asintió con una gota en la cabeza.
- Pero creo que encontré a una esplendida ayudante.
- ¿Qué dice?
- Serás mi ayudante y daremos los toques finales a las rutinas, la competencia esta a tan sólo unos días¿qué dices¿Aceptarías?
- Será un placer.
Y así fue Chiaky ayudaba a la profesora. Uno de sus primeros consejos fue que Sakura y Shaoran, practicaran separados de Meiling y Kusho, pues la rivalidad y el acoso de Kusho no ayudaban en nada.
Después se hicieron algunas modificaciones en las rutinas y en las melodías.
Tomoyo trabajaba a marchas forzadas, tenía el vestuario de una de las rutinas pero faltaba la otra, además practicaba canto para la inauguración de la competencia, estaba muy ocupada pero feliz.
Después del suceso en el que Xiao y Nickté se enfrentaron había reinado una muy extraña calma, como la que precede a una tormenta. Todos los grupos estaban alertas sólo esperando el momento.
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La oscuridad de la noche hacía relucir las luces de la ciudad, las calles estaban tan concurridas como siempre. En una de las partes más periféricas, la noche parecía ser como cualquier otra, menos para dos personas que caminaban en busca tal vez, de una batalla.
Yukito caminaba mientras hablaba con Mitzuki quien a pesar de su apariencia tranquila e inocente cargaba bajo sus ropas armas mortales para sus enemigos.
Lo mismo Yukito, que escondía un férreo guardián tras su mirada tranquila y apariencia confiable. Nadie pensaría que se dirigían a una pelea, sólo parecían dos amigos que fueran a divertirse.
Entraron siendo recibidos por un joven que ya conocía a Yukito y era parte del equipo de los Li. Un joven alto de mirada inquisitiva.
- Adelante - reconoció a una de los miembros más importantes del los Li, Kaho Mitzuki que ahora laboraba como una simple profesora tenía a su cargo trabajos de identificación de magia.
Ambos entraron y se colocaron en la mesa que regularmente utilizaba Yukito, al parecer el mesero aún no llegaba y decidieron esperar. Ambos tomaron una copa, mientras el mesero entraba por la puerta lateral del bar y se preparaba para trabajar, todo el día había tenido un extraño presentimiento y ahora sus sentidos parecían estar al máximo. Cuando un compañero suyo accidentalmente dejo caer unas llaves el reacciono poniéndose en defensa, luego se recrimino a si mismo por no poder controlarse y decido comenzar el turno.
Hizo lo de siempre con las mesas cercanas a la entrada, servir a unos ejecutivos.
Noto de inmediato a aquellas personas sentadas en la mesa del rincón, no vio el rostro de la mujer pero al chico lo tenía bien identificado. Tenía algunos días que no había puesto un pie en el lugar después del incidente en el que se encontraron.
Cuando se dirigió hacia ellos para pedir su orden, la cual ya se sabía por parte del chico, pero la mujer no.
- ¿Qué les sirvo? - una voz plana y sin emoción alguna salió de sus labios, ni siquiera los vio al rostro.
- Lo de siempre - comentó y le regalo una diminuta sonrisa al mesero.
- ¿Y la señorita?
- Sólo agua mineral - la profesora no percibió ninguna presencia mágica en él.
- Un momento por favor - se alejó por los pedidos.
- No logro ver nada en especial en él - comentó Kaho.
- Sólo espera - Yukito se recargo en la mesa como solía hacerlo.
Touya trajo el pedido y se retiro.
Los minutos pasaban y Kaho no lograba entender de qué hablaba Yukito.
- Sólo espera y lo veras por ti misma - había dicho el chico.
Los minutos se hicieron horas y a medida que la media noche se acercaba Kaho comprendió.
Con disimulo seguía los pasos del mesero que servía y limpiaba algunas mesas.
Poco antes de las once de la noche la mirada capacitada de Kaho pudo distinguir que alrededor del chico se observaban diminutas lucecillas que lo seguían. Nadie más lograba verlas pero su ojo experto si lo hacía.
- Espiritus..., tiene magia espiritual - dijo la profesora.
- No es sólo eso - dijo Yukito - espera la hora de su salida comienza a buscar en los pisos de arriba. He logrado interceptarlo y hacer que regrese pero es muy insistente, en un descuido y podrá encontrarlo que busca con ese tipo de poderes.
Kaho siguió estudiando al hombre que se movía de un lado a otro. Parecía totalmente conciente de que era presa de su escrutinio, pero no parecía importarle en lo más mínimo.
Pero a Kaho la manera de moverse de él y su forma de tratar a los clientes de inmediato la hizo recordar a alguien, alguien muy especial que conoció en el pasado, un chico.
- No puede ser - dijo en voz alta atrayendo la atención de Yukito.
- ¿Qué pasa?
- Lo conozco.
Al mesero le quedaba perfectamente claro que el chico había llevado ayuda. Pero no le intimidaba en lo más mínimo.
- ¿De dónde lo conoces?
- Lo conocí hace algunos años en Japón. Cuando estaba en busca de las cartas.
Ambos tendríamos unos 16 años, en el templo Tsukimine. Un noche escuche a alguien que hablaba solo, cuando lo vi me impresiono el poder que tenía. Estaba cubierto de espiritus de personas muertas y todas ellas lo torturaban hablándole, él estaba sumido en una profunda tristeza y esos espiritus le estaban robando la energía.
- Cállense - murmuraba la voz del chico, mientras aprisionaba con sus manos su cabeza intentando inútilmente dejar de oír lo que los espiritus decían - ¡BASTA! - pero ellos no cesaban, le gritaban cosas horribles mientras consumían lentamente su energía.
De sus ropas, Kaho saco un pergamino con un hechizo de protección, susurro una oración y lo dirigió hacia él. De inmediato los espiritus se alejaron, pero el chico seguía repitiendo lo mismo.
- ¿Estas bien? - se acercó a él, pero no respondió nada.
- Aléjense - decía casi suplicante.
- Ya no están - le toco la cabeza y como si se tratara de un niño pequeño comenzó a acariciarle los negros cabellos hasta tranquilizarlo.
Tardó algunos minutos en reaccionar, parpadeo y volteó a ver a su salvadora con una mirada de extrañeza.
- ¿Quién eres tu? - se alejo de inmediato - ¿Cómo lo hiciste?
Ella le sonrió - Soy Kaho, sacerdotisa de este templo.
- Pensé que no había nadie - su mirada cambio de nuevo a una mas tranquila casi vergonzosa.
- Al igual que tu tengo habilidades "especiales" - se sentó en una banca cercana y le hizo un ademán para que la acompañara.
- ¿Cómo lo hiciste? - una mirada de desconfianza, negándose a sentarse.
- Ya te lo dije soy sacerdotisa, conozco esto y creo saber porque te atacaban.
- Siempre los controle - dijo más en forma de reflexión para si mismo - no sé que paso.
- Es simple, me sorprende que no lo sepas teniendo el nivel que tienes - él la observó sin decir nada.
- Cuando una persona tiene situaciones fuertes, es decir sufre cambios emocionales muy fuertes es reflejado en su energía y en su espíritu. Y en las personas con habilidades especiales son más peligrosas las consecuencias. Al alterar tu estado emocional tu energía se desequilibra, y eso llama la atención de los espiritus parásitos y oportunistas.
Él se mantuvo en silencio - ¿también los ves? - se animo a preguntarle.
- No de la misma manera en que lo haces tu, supongo que los vez con el cuerpo que una vez tuvieron no es así?
El chico asintió, es así como veía siempre a su madre.
- Yo los veo en forma de pequeñas luces a los espiritus protectores, a los parásitos los veo como luces rojas, pero también puedo sentirlos.
Un silencio le surgió.
- ¿Como te llamas? - pregunto ella.
- Touya - dijo simplemente.
- Yo soy Kaho.
A partir de entonces ambos se veían con una vez por semana. Kaho supo que la razón del ataque fue porque acababa de sufrir una perdida, su padre había muerto y eso lo dejaba subordinado a los espiritus. Llegaron a ser buenos amigos después de un tiempo, pero fue entonces que en china la familia Li la mando a llamar, y ella se fue sin despedirse del chico.
- No lo culpo si no desea verme - se decía a medida que las manecillas del reloj casi daban las 2 de la mañana.
- Nunca pensé encontrarnos en esta situación.
Yukito le miró serio.
- ¿Crees que tenga alguna relación con los espíritus?
- No lo creo, lo protegen espíritus buenos.
- Tal vez pertenece a los Wongi...
- No, su energía es diferente...
Kinomoto siguió con sus labores normales. Las horas pasaron Yukito y Kaho salieron del bar.
- Esperaremos su hora de salida y entonces lo interceptaremos.
El chico de la entrada, los seguía atento.
- Esta noche, déjalo cerrar, nos haremos cargo - susurró al joven que obedeció mansamente.
- Llámenme si necesitan ayuda.
Touya sintió alivio al verlos salir, pero sabia que la noche aún continuaba y esta vez si obtendría lo que deseaba. Seguramente la presencia de la mujer no era coincidencia, las posibilidades de obtenerlo disminuían, era ahora o nunca
La hora de cerrar por fin llego y le ordenaron cerrar el lugar, algo demasiado sospechoso pero no lo desaprovecharía, así se quedo sólo. Cuando se aseguro que nadie había ya, se dirigió a las escaleras y subió al tercer piso, donde lo detenía una enorme puerta con símbolos mágicos.
Ya la había estudiado así que de inmediato la abrió, más adelante unas escaleras le llevaron a un quinto piso. No había absolutamente nada, ni a donde ir.
Pero se sentía muy cerca de su objetivo.
Las luces se apagaron y frente a él, un hermoso ángel apareció.
De inmediato tomo posición de combate.
- Sabemos lo que deseas - el ángel tenía una expresión fría y le dio a entender que hablaba muy enserio.
- No me iré con las manos vacías, me canse de esperar - dijo con el mismo tono frío, sin impresionarle el guardián.
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¡HOLA¿Cómo estan?
Disculpen la tardanza se supone que este capítulo sería publicado antes, pero hubo problemas con mi PC. En fin espero les haya gustado. Pero les tengo una buena noticia. El siguiente capítulo será un ESPECIAL, en él muchas dudas quedaran aclaradas.
Y en el siguiente cap. 17 vendrá la competencia de patinaje. Je, je ¿qué puedo decir? Estoy contagiada de los juegos invernales, no sé mucho de eso pero lo haré lo mejor posible y si hay alguna ayuda que me quieran dar se los agradeceré mucho.
- Zauberry – Que bien te gusto lo del beso, sólo se me ocurrió, no es muy común que Sakura le robe un beso a Azoran, je, je. Muchas gracias por continuar leyendo este loco fic. Hasta pronto.
- CollSaku – Hola, je, je bueno mi pequeño problema de salud fue una operación, nada de que preocuparse pero tengo que cuidar mas mis ojitos. Gracias por escribir. Por cierto y tu fic, sigo pendiente de él, continúalo pronto me dejas en ascuas. Cuídate.
- Celina Sosa – ¿Cómo estas? Gracias por escribir, je, je tengo un leve presentimiento de que el siguiente capítulo te gustará, sobre todo por ser un especial del 14 de febrero (atrasado). En fin, cuídate y hasta pronto.
- Megumi-chan – Hola, gracias por escribir. Si te gusto el beso espera el sig capitulo, je, je. Espero que esta historia te este agradando. Hasta pronto.
- Basileia Daudojiu - Hola, muchas gracias, 14 capítulos de un tirón espero no hayan sido agotadores. A mi también me gusta la pareja de E&T. Gracias por el review, hasta pronto.
- darthmocy – Hola amiguita ¿cómo estas? Sólo te quería saludar, espero que pronto continúes con tus fics, por cierto creo que en uno de los capítulos anteriores no te agradecí tu review, lo siento mucho, en ocasiones no sé donde traigo la cabeza. Pero sabes que eres muy importante para esta fic. Cuídate y hasta pronto
- Ropna - ¿Hola? Todavía andas por aquí, je, je, sólo quiero preguntarte algo el fic que esta a tu nombre es tuyo? No me dejes con la incógnita, quiero saber si tu lo escribes.
Espero que nadie me falte. Por cierto espero que hayan tenido un feliz 14 de febrero (ya sé estoy atrasada, pero más vale tarde que nunca)
-- La amistad es como el mar,
se ve el principio pero no el final.- Desconocido
-- Amor no es mirarse el uno al otro,
es mirar juntos en la misma dirección.- Antoine de Saint-Exupéry
Gracias a todos por su apoyo, créanme que en ocasiones me desanimo y pienso en dejar de escribir por el trabajo que tengo, pero al ver sus reviews, no me puedo negar a seguir escribiendo y enredar más las cosas. Saludos y hasta pronto.
