Capítulo 16

Especial

Lo siento, Gomen ne, Im sorry, no sé como disculparme por no haber actualizado antes, pero buaaa, tengo un muy importante compromiso y no puedo dejarla de lado, el tiempo se me acaba y debo hacerlo. Lo siento mucho, pero estoy de vuelta.

Bien antes de empezar quiero advertirles algunas cosas:

Este capitulo es kilométrico, tarde hora y horas en hacerlo. Acerquen algunas galletas y leche o café, si son sentimentales algunos pañuelos.

Tiene un poco de todo y es parte de la historia, se supone que este capitulo no estaría incluido tal y como es, pero he decidido ponerlo, tal vez hay cosas que no entiendan en un principio pero les aseguro que lo harán al final.

Esta historia acabará pronto, si todo sale bien.

Y finalmente agradecer a mis estimadas lectoras, que me hacen saber sus opiniones y me dan ánimos con sus reviews. Para ustedes amiguitas, esta dedicado este especial con todo mi agradecimiento porque sin ustedes esta historia habría llegado sólo al tercer capítulo.

Espero les guste.

Disclaimer: Los personajes de Card Captors Sakura le pertenecen a Clamp, los demás son invención de mi cabeza.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

La competencia de patinaje había terminado.

Por primera vez en años Sakura permaneció en la escuela cuando el final del curso, se estaba organizando un baile de despedida. Todos estaban ocupados en los preparativos y en lo que seria su arreglo personal, todas las chicas comentaban sobre su vestido para el fin de ciclo escolar.

Eriol y Touya habían regresado, pero la reencarnación de Clow estaba muy extraño, demasiado. Parecía distante como si no fuese él mismo, Sakura estaba preocupada por él nunca antes lo había visto así, su hermano no sabía decirle que era lo que le preocupaba, no quería entrometerse pero conociéndolo bien era cuestión de tiempo y esperar a que él se decidiera a hablar.

- No te preocupes estoy bien – le había dicho con una dulce voz, pero mirada nostálgica.

Faltaban sólo dos días para el baile así que sorpresivamente para Sakura, su hermano estuvo de acuerdo en esperar el tiempo necesario, también se le notaba distante y pensativo, pero le había dirigido las mismas palabras que su amigo.

Aunque internamente se sentía excluida, decidió respetar sus decisiones, así que ocupo su mente en las cosas que las demás chicas hacían, ofreciéndose en ayudar en las diferentes actividades.

Asistirían todos los amigos y familiares de los chicos, así que esperaban una noche inolvidable. Touya que se rehusó a ir con el montón de mocosos inmaduros como les dijo, tenía cosas más importantes que hacer. Eriol aceptó sin mucho ánimo.

La noche llegó y una cansada Sakura dio las buenas noches a su amigo Eriol que contemplaba la media luna. Suspiro esperando que esa etapa de su amigo pasara para verlo de nuevo sonriendo, pero estaba algo desilusionada era la primera vez que no le confiaba sus preocupaciones.

Espero pacientemente hasta que sintió que el aura de Sakura descansaba, así que salió de manera sigilosa de la casa. El hermano de Sakura no regresaría hasta más tarde pues hacía una investigación que rehusó explicar a su hermana.

Estaban tan extraños desde que regresaron.

Con un poco de prisa el chico de mirada azulada se dirigió al museo central de China, si no se apresuraba podrían cerrarlo antes de que llegara. Para su alivio llegó cuando aún faltaban unos minutos para cerrar la mayor parte de las personas ya se estaban retirando, sólo alguno guardias hacían su rondín afuera.

Entro con naturalidad, llevaba un largo abrigo negro que le tapaba parte del rostro. Camino calmadamente hasta donde se encontraba la exposición de los objetos de Haruko y concentro sus ojos azules en el cofre de la vitrina, ahora sabía que había dentro y por qué estaba en ese lugar.

- Lo lamento señor, estamos por cerrar – la dulce voz lo sacó de sus recuerdos y se dio vuelta para observar a la dueña.

Tomoyo estaba ahí.

- Si me permites, quiero esta un poco más – fue casi un susurro en suplica, ocultando su mirada bajo sus negros cabellos, luego levanto la cara para verla de frente.

- ¡Eriol, claro – la dejo desconcertada, esa mirada, esos ojos no eran los mismos con del chico que conocía, un sentimiento de nostalgia, de alegría y ternura estaban mezcladas en esa profunda mirada azulada.

Una inexplicable sensación recorrió todo su ser desde su espalda hasta los pies y la cabeza.

Con un diminuto movimiento de los labios del chico le agradeció, y se volvió para continuar sumergido en sus pensamientos.

Tomoyo un tanto sorprendida por la actitud del chico, se dispuso a terminar sus labores, ahora que no tenía trabajo en la escuela no había pretexto para no ayudar a su madre. Los minutos pasaron y dio instrucciones de que nadie entrara al museo que se dedicaran a cuidar los alrededores, no deseaban molestar al amigo de Sakura.

Pero los minutos pasaban, dio un vistazo a su reloj el chico llevaba casi media hora y no se había movido de su sitio, empezaba a preocuparla. ¿Qué le había sucedido?

Camino lentamente hacia él, aún indecisa de preguntar, pero finalmente lo hizo.

- Eriol… Eriol… ¿estas bien? - él no contestaba, ni siquiera movió un músculo.

Esto la preocupo aún más, se atrevió a tocar su hombro. Aquel movimiento pareció provocar que el chico despertara, parpadeando algunas veces.

- Tomoyo¿puedo tocarlo? – dijo señalando al cofre sin despegar sus ojos de él.

- ¿Qué? – definitivamente no se esperaba esa petición.

- Sólo un segundo, por favor – finalmente se dio vuelta enfrentándola con una mirada que Tomoyo no supo interpretar.

- Yo… - musitó aún sorprendida - bueno, es mi madre la que posee la llave – se disculpo.

Él negó con un movimiento de cabeza – si es tu responsabilidad cuidarla, sólo con desearlo podrás sacarla de ahí.

- ¿Eriol? – en esos momentos no sabía que pensar ¿por qué le pedía aquello? Incluso dudo que realmente estuviera escuchando aquello – lo lamento yo no puedo…

- Por favor, sólo inténtalo – se hizo a un lado dejándola de frente a la vitrina.

- Pero… - no pudo objetar nada más, sólo sintió como se colocó tras ella, muy cerca.

- Deséalo – le susurro al oído, ella se estremeció al sentir su aliento rozando su cuello.

Ella observo al cofre tras la vitrina que tenía una alarma de seguridad, tan solo de tocar el vidrio se activaría una alarma silenciosa y los policías no tardarían en llegar, no podía hacer nada sin la llave de su madre.

- Si eres tú realmente, no necesitas nada más que desearlo – en su tono pudo notar algo diferente, era como nostalgia y esperanza a la vez.

- ¿Por qué? O ¿Para qué? – se atrevió a cuestionar aun perturbada por lo que sucedía.

- Quiero que me demuestres quién eres – esa respuesta dejo sorprendida.

Una parte de ella comenzó a sentir temor, pero ¿a qué¿a èl¿qué le sucedía? Pero internamente deseaba saberlo.

- No sé qué hablas – quiso darse vuelta y salir corriendo, pero ningún músculo de su cuerpo respondió a su pensamiento.

- Sólo inténtalo – su sorpresa fue mayor cuando se acerco más a ella, deslizando sus manos sobe sus delgados brazos hasta la altura de sus muñecas.

- Eriol… - nada mas salió de sus labios, simplemente no creía en lo que pasaba.

- Llámalo, dile que eres su protectora y que llego el momento de estar bajo tu cuidado, hasta que su dueño aparezca – coloco su mentón sobre su hombro mientras susurraba esas palabras.

- Su protectora… - repitió ella – hasta que su dueño aparezca… - casi de forma automática.

Justo al terminar de decirlo, el cofre dentro de la vitrina desapareció en medio de un destello, ella tuvo que cerrar sus ojos. Luego poco a poco los abrió, la vitrina estaba vacía, pero en sus manos había un peso que segundos antes no estaba. Al sentirlo, bajo la mirada y aún más sorprendida observo el cofre en sus manos. Pestañeo varias veces, no era muy pesado, pero había algo en él una extraña y familiar energía era desprendida por el cofre.

Pero ahora había algo más que llamo su atención, aquellas grandes manos que habían sostenido sus manos para llamar al cofre, ahora se deslizaban para rodeaban su estrecha cintura delicadamente, aquel cuerpo varonil tras ella, ahora la abrazaba con delicadeza. Podía sentir su calidez y algo más, era el aura, el aura del chico lo podía sentir y era extrañamente familiar.

El asombro aumento cuando sintió que él delicadamente acomodo su rostro muy cerca del de ella rozando la piel de su rostro.

- Eriol – susurro sin saber que hacer o decir.

- Dime algo – su voz había cambiado, ahora se parecía a la del antiguo Eriol, más alegre – dime si quieres recordar.

- ¿Recordar? – Todo era tan confuso en esos segundos, que aquellas palabras parecían lógicas.

- Lo que esta dormido en tu alma, lo que fuiste una vez, lo que provoco que ahora estemos aquí - No entendía nada de lo que él decía.

- ¿Quieres?

- Yo… no lo sé – gran parte de su ser decía que sí, pero la otra temblaba de miedo.

- Los recuerdos no siempre son bellos, pero son parte de nosotros, hay un destino que cumplir, pero tenemos el poder de elegir…- parecía que todo a su alrededor se había oscurecido, que nada más existía sólo ellos dos.

- ¿Puedo elegir?

- Todo el tiempo – dijo él, aflojando su abrazo.

- Si lo hago¿podré comprenderte? - no contesto con sonidos, sólo con un movimiento de cabeza afirmativo que Tomoyo percibió claramente.

Poco a poco él se estaba alejando de ella.

- Sí – dijo decidida – quiero recordar, quiero comprenderte.

Eriol sonrió quedándose muy quieto - ¿Qué debo hacer?

- Sólo pídeselo – dijo refiriéndose al cofre en sus manos.

- Sí – sintió la suave textura del cofre, deseo recordar y comprender.

Segundos después se vio envuelta en una luz y una vida entera paso frente a sus ojos.

Era como ver un película pero sintiendo cada sentimiento, cada alegría, cada angustia, cada lagrima, cada caricia, todo. Ella, en un lejano pasado había sido una condesa, con una hermana, un padre, amigos y un amor…

Abrió los ojos lentamente después de algunos minutos, después de haber visto su muerte y de recordar su vida presente – Zafiro… - susurró. Como Eriol le dijo, no todos los recuerdos eran agradables, su hermana había muerto aquel día.

Un poco confundida observo su alrededor, ahora tenía una nueva vida, una muy diferente. Noto que aquella calidez no la rodeaba, así que se giró temiendo que todo haya sido un sueño. Para su alivio él estaba ahí, pero su rostro había cambiado, sonreía.

- ¿Clow? – Él solo asintió.

Sintió como las lágrimas corrían por sus mejillas y corrió a abrazarlo.

- Esmeralda – dijo él aceptando y devolviendo el abrazo.

- Eres tú… eres tú – repetía ella con verdadera alegría.

- De nuevo juntos – después de tanto tiempo la tenía de nuevo a su lado.

Pasaban de las 10 de la noche, un viento frío corría por las calles casi desiertas de los alrededores del museo. Tomoyo había dado instrucciones precisas de no ser molestada, se habían encerrado en la oficina que su madre ocupaba.

Muchas preguntas rondaban en su mente, mientras le servía un poco de café para calmar el frío que se intensificaba cada vez más.

Ahora que recordaba su pasado, todo su pasado, el día que conoció a las hermanas, cuando entablaron amistad, la boda, las batallas, todo.

- ¿Por qué? – su repentina pregunta hizo que se quedara quieta con las manos en la cafetera, sin atreverse a verlo.

Pasaron unos segundos de silencio y luego ella siguió sirviendo el café, muy lentamente lo deposito en las manos del chico, con la mirada escondida en sus negros cabellos. Después tomo su taza humeante y se sentó a su lado, aún sin atreverse a verlo a los ojos.

- "Tal vez no lo recuerda del todo" – pensó ante el silencio¿estaba bien que la forzara a recordar?

La vio sorber un poco de café, también noto un leve temblor en sus pequeñas manos.

- No es necesario que contestes, yo… lo lamento no debí… - él tuvo tiempo para analizar todo su pasado después de recordarlo.

- Lo recuerdo todo, Clow – por fin le dirigió una mirada, pero el brillo de sus ojos era de melancolía.

- Recuerdo que después de la muerte se Zafiro – su mirada se desvió al café que ahora le calentaba las manos - huimos del imperio y nos refugiamos en un lugar recóndito. Decidiste no reconstruir nada y deseaste – observo por unos segundos el cofre que yacía en el escritorio de su madre - que la gente del imperio rehiciera su vida y que olvidaran que una vez existió tal imperio – sonrió levemente – pero tu deseo no se cumplió del todo, lo recordaron pero pensaron que era obra se su imaginación y lo convirtieron en leyenda.

- En aquel lugar comenzaste a desarrollar tus habilidades. Fue en aquel lugar que entendí las palabras del hechicero. Elegí a la hermana equivocada – dijo más para si mismo. Justo cuando supe lo que sentía por ti, cuando supe que siempre había estado enamorado de Esmeralda, entonces… - apretó la taza del café ya frío.

- Me fui – sorbió lo último del liquido que había en la taza – y me lleve el cofre.

- ¿Por qué? – busco su mirada, pero ella ahora la mantenía fija en el cofre.

- Mi misión era cuidar el cofre y su contenido hasta que el día llegara. Me dolió pero lo hice, ahora mismo no sé exactamente la razón, pero era lo correcto – en su voz no había nada de arrepentimiento, estaba segura de haber hecho lo correcto.

- Por eso, fue por eso que decidí borrar mi memoria y olvidar todo, que una vez fui alguien diferente, que alguna vez ame, pero antes escribí un diario que preservaría mis memorias y lo envié a mi única familia. Después cree a seres que jamás me abandonarían, cartas mágicas y guardianes, Kerberos y Yue, uno cuidaría las cartas y el otro el diario. Pero ellos despertarían de nuevo cuando el momento se acercara.

En silencio ambos recordaron su muerte, muy lejos uno de otro pero evocando su recuerdo hasta el último momento de su antigua vida.

- El momento ha llegado – dijo ella después de unos segundos – es hora de que el poder de Haruko elija a su dueño y… - los recuerdos palpitaron en sus mente - la maldición haga efecto.

Ambos se vieron de frente como si despertaran de sus recuerdos.

- ¿Dónde esta Zafiro¿Y Heian? – Si ellos habían reencarnado entonces…. - ¿reencarnaron?

- Sí, lo hicieron – afirmo él.

- ¿Quiénes son ahora?

- No lo sé.

- ¿Qué? – Tomoyo se levanto algo enojada y comenzó a dar vueltas dentro de la oficina.

Eriol se quedo sorprendido no sabía que ella pudiera reaccionar así. Tal vez había cometido un error al decírselo todo

- "No es posible¿Dónde estas Zafiro?" – se preguntaba Tomoyo en su vaivén.

De pronto se detuvo por que una mano le había tomado el brazo de manera firme pero sin lastimarla.

- Tranquila. Muy pronto sabremos quienes son y donde están.

- Pero ¿cómo…?

- Le he pedido a un amigo investigar, tiene poderes espirituales tiene toda mi confianza y ten por seguro que los encontrara.

- Pero… - sus ojos no ocultaban la preocupación que sentía – si no los encontramos a tiempo… la maldición…

- Confía en mí – utilizo todo su autocontrol para aparecer muy seguro de sus palabras, logrando finalmente convencerla.

Suspiro hondamente, mientras tomaba asiento de nuevo. Quien diría que apenas unos minutos antes su vida era diferente, las peleas con su madre era lo que más la preocupaban, pero ahora saber un pasado que desconocía, recordar a una hermana que ahora estaba en peligro, recordar todo eso.

Se tomo la cabeza tratando de acomodar sus ideas, pensamientos y sentimientos.

- Todo saldrá bien.

- Es una locura – susurro más para si misma.

No hizo más que posar su mano en el hombro de la chica, por primera vez no se sintió sola ante aquella situación. Él estaba con ella.

- No tanto – respondió a su comentario – según lo que sé, somos almas en evolución y debemos pasar por muchas vidas para aprender. De alguna forma nuestras almas se buscan y se encuentran – decía evocando sus conocimientos - si en nuestra vida pasada tuvimos algo que ver, en la presente también. A diferencia de los demás humanos nosotros si recordamos y tenemos habilidades especiales, podemos evitar cometer los mismos errores.

- Evitar errores – repitió ella, luego vio asentir al chico de negra cabellera.

- Así es – de nuevo el rostro de Eriol volvía a ser el que había conocido, una sonrisa adornaba su perfecto rostro masculino, brindándole tranquilidad.

- Gracias – susurro ella.

Eriol negó – gracias a ti por desear recordar, no sé que hubiera hecho si te hubieras negado – como a ella, todos esos recuerdos lo tenían perturbado, pero estaba decidido a terminar con todo aquello que comenzó siglos atrás.

- Creo que debo irme ya es tarde – las manecillas de su reloj marcaban altas horas – seguiré investigando y te informaré si encontramos algo.

Tomoyo asintió con un brillo de esperanza en sus oscuros ojos.

Ella lo acompaño a la salida. Sus miradas se cruzaron y no hicieron falta más palabras, él tomo el mentón de ella con delicadeza y acercó sus rostros. Ambos se sumergieron en las profundas miradas.

También esos sentimientos nacidos tiempo atrás, habían despertado de su largo sueño. Pero eran tan intensos como entonces.

- Te ame - dijo con voz ronca - hasta mi último aliento, y ese sentimiento no ha desaparecido – de alguna manera se sentía bien expresar lo que sentía - ahora como Eriol Hiraguizawa y como Tomoyo Daidouji… sigue vivo.

Tal vez era demasiado pronto para decirlo, pero su alma había esperado años ese instante, no volvería a cometer el mismo error, era preferible ser rechazado que seguir ocultándolo.

Ella se sintió incapaz de decir nada, sólo sintió que sus rodillas temblaban y una calida sensación en su cara, después observando aquellos azulados ojos clavados en ella, el palpitar de su corazón por fin sus labios se abrieron - Yo…, Esmeralda también amo a Clow con todas sus fuerzas desde el momento en que lo vio por primera vez… - fue suficiente para él, y sin dejar que terminará unió sus labios con los suyos en un tímido beso.

- Hace siglos que deseaba hacer eso – dijo Eriol una vez que se separaron, con una sonrisa que derretiría a cualquier mujer.

Ella aún sonrojada, pensó en lo mismo.

- Ahora debo irme – se dio vuelta, debía alejarse de ella, para no dejarse llevar por aquello que todo su cuerpo pedía.

- Te… - quería detenerlo y que no se fuera, pero por ahora era suficiente de emociones así que… - ¿te veré en la fiesta?

- Por supuesto – le cerro un ojo coquetamente y luego se fue.

Tomoyo suspiro profundo, casi no creía lo que acababa de suceder, se dirigió a arreglar los últimos detalles antes de ir a su departamento a descansar y a pensar y vaya que si tenía que acomodar sus ideas, era demasiado lo que acababa de suceder.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

Aquel tranquilo sueño pronto cambio, su respiración se agitó, gruesas gotas de sudor empañaban su piel, de su boca, inaudibles palabras brotaban, se movía de un lado a otro.

Por fin pudo despertarse, abrió los ojos deseando no volver a dormir con tal de no tener de nuevo ese sueño, se sentó y de su mesita de noche encendió la luz, noto que eran las 2 de la madrugada. Después de respirar profundo varias veces logro tranquilizarse.

Sin querer dormir se dirigió al ventanal de su habitación que daba a un pequeño balcón, vestida apenas con un ligero camisón y unos pequeños short a juego. El frío de la noche pareció no importarle, dejando que el viento jugara con su largo cabello castaño, rememorando cada escena en su sueño, escenas de muerte y destrucción.

Perdió su mirada en algún punto de las luces de la noche.

- "no más premoniciones" – pensaba que si seguía viéndolas terminaría loca.

Aquellas imágenes ¿eran futuras batallas¿por qué de pronto todos los grupos se habían calmado¿por qué Eriol y su hermano estaban tan extraños¿qué le ocultaban? Todas esas preguntas rondaban en su mente.

Una sombra de tristeza cubrió sus ojos verdes. Touya su única familia le ocultaba algo, como su madre cuando dejo a su padre. Su padre…

Muy pronto de la tristeza paso al odio – ese maldito lo pagará.

Su memoria evoco escenas guardadas en lo profundo de su corazón, amenazando con cubrirlo de oscuridad.

- Xiao, sólo cuando te vea muerto descansaré – sólo recordar hacía que su odio aumentara más.

Flash back

Era una dura batalla, en el sur Europa. Ella era aún pequeña, pero a escondidas fue a donde su padre sabía se encontraba el legado de Clow, acompañado únicamente de Kerberos, sin saber que su hija lo seguía.

Los Wongi también se dirigían a ese lugar y ella pudo percibirlo, así que mientras ellos vigilaban a su padre, ella no los perdía de vista eran solo dos y por lo que pudo percibir no era muy poderosos.

Se dirigían a un museo en las afueras de la cuidad principal, lo que nadie sabía, es que la madre de Tomoyo estaba en aquel lugar precisamente resguardando el cofre que durante generaciones había pertenecido a la familia.

También la presencia de Juke se acercaba, desapareciendo a escasos kilómetros del museo. Sin duda una terrible batalla se acercaba, Eriol estaba en camino, al igual que su hermano.

Aquella noche Xiao bajo el cuidado de Yue ya habían penetrado en el museo, sólo sabiendo que el legado se encontraba ahí, pero sin idea de cómo era en realidad.

Con el corazón latiendo a cada paso, vio internarse a su padre al recinto, Kero iba oculto en sus ropas, se supone que no entraría hasta la llegada de Eriol y Touya. Su cuerpo se tensó más cuando sintió la presencia demoníaca ocultándose dentro, y con horror en sus ojos vio entrar a los Wongi con grandes armas que sacaron de sus ropas, su poder mágico era pequeño, pero era compensado con terribles armas de destrucción.

Estaba nerviosa, debía entrar o no. Dentro del museo todo parecía tranquilo, demasiado para que todo estuvieran reunidos, sus sentidos estaba al máximo, tardo unos minutos así. Después todo paso rápido, vio una destellante luz salir por los ventanales, escuchó disparos de alto calibre, luego los cristales salieron volando y una gran cantidad de energía negativa. No lo pensó y corrió adentro, un nuevo estruendo y todo quedo en silencio, no veía a nadie, sólo sombras arremolinándose.

Ocultándose tras un pequeño muro que estaba destrozado busco la energía de su padre, estaba más adelante, con miedo sintió como empezaba a disminuir, sin duda estaba herido. Saco de sus bolsillos las cartas Sakura, aún no las controlaba del todo pero no había opción, cubrió su cara con un tapabocas que la protegía contra cualquier humo toxico, avanzo despacio hasta donde sentía a su padre. Sus ojos se abrieron enormemente al notar que no había fallado su padre estaba herido, sangrando de su hombro derecho y pierna, pero protegiendo con su cuerpo a un Kero muy mal herido. Al otro lado miles de sonidos se mezclaban, los Wongi peleaban con los espectros de Juke, y a Juke peleando con un ángel de mirada gélida, protegiendo a un chiquillo.

Su padre sintió el aura de su hija y con señas le dijo que no hiciera ruido, ella lo obedeció y se acerco.

- Debes salir de aquí – apenas podía hablar, parecía que sus heridas le quitaba fuerza.

- Vámonos padre – apenas podía contener las lágrimas pero sabía perfectamente que no era momento de llorar, debía demostrarle a su padre que los entrenamientos habían valido la pena.

- Debes irte – dijo con recuperando la voz, sonando muy enérgico y frío.

En ese instante el guardián regreso a su forma compacta.

- Esta muy débil, llévatelo – su tono cambio y deposito al peluche en los brazos de su hija – Touya vendrá pronto, estaré bien sólo aléjate.

Ante la orden de su padre asintió. Aún se escuchaba el ruido de la batalla del otro lado de la pared.

Se alejo tratando de no hacer ruido, con lágrimas en sus ojos, sabía que lo más probable es que si se quedaba sería más un estorbo a su padre.

No había avanzado más de 10 pasos cuando escucho otra explosión, lo único que hizo fue tirarse a un lado tras el escritorio que servía de recepción, ocultándose. De inmediato se asomo a ver a su padre, para su momentánea tranquilidad lo vio bien. Algo había hecho estallar la pared donde su padre se refugiaba pero era tan poderosa la explosión que los trozos de muro más grandes cayeron adelante, muy lejos de su padre que sólo tenía polvo.

Fujitaka, vio con horror que si hija no podría salir de ahí a tiempo y le hizo señas de que no se moviera, ella asintió.

- Así que aquí te ocultabas – la voz de Juke inundo el lugar, reconoció de inmediato al líder del grupo de humanos, apareciendo a unos metros de su padre, pero sin ver a Sakura que de inmediato oculto toda su aura.

Su estruendosa carcajada inundo el lugar – esta vez será mío y ni tu, ni nadie me lo arrebatara – se su cuerpo expulso una onda de energía tan fuerte que envió al cuerpo de la pequeña, estrellándose contra la pared perdiendo el conocimiento de inmediato.

Por el rabillo del ojo, el señor Kinomoto observo a su hija con preocupación, pero dio gracias al cielo que el demonio de la oscuridad no la haya visto. Con una mano en el sangrante hombro se levanto y lo enfrentó.

A Juke le parecía divertida la situación - ¿Qué harás¿me matarás? Veo que mágicamente eres fuerte, pero no pudiste con las armas mortales – su sonrisa se acentuó, al eliminarte, elimino mi último obstáculo, el poder esta aquí puedo sentirlo – no puedes defenderte – ya había acabado con los Wongi que se atrevieron a retarlo.

- Aún puedo – el demonio envió un ataque a Fujitaka, pero él lo detuvo formando un escudo.

- Eso no me detendrá – aumento la cantidad de energía, rompiendo la barrera finalmente.

- Lo ves, ahora muere – el ataque fue dirigido al corazón del padre de Touya y Sakura, quien estaba demasiado débil para huir.

Una brillante luz verde apareció frente a Fujitaka desviando el ataque de Juke.

- Tu pelea es conmigo – una voz energiza gritó hacia el demnio..

- Pensé que te había exterminado, chiquillo – dijo despectivamente Juke – había dejado a Yue muy mal herido y pensó que el chico había muerto.

Sorprendido el padre de Sakura vio que la persona que ahora estaba frente a él era apenas un niño, y aunque no le vio el rostro de frente, tendría la edad de su hija. ¿Qué hacía un niño ahí?

También noto que estaba muy herido, sus ropas estaban desgarradas en la parte superior de su cuerpo, sostenía con ambas manos una espada no muy grande, y una herida en la espalda emanaba mucha sangre.

Lentamente empezó a recobrar la conciencia, recordando donde estaba, le costaba mucho trabajo abrir los ojos, pero escuchaba perfectamente lo que ocurría. Quería ir con su padre pero su cuerpo no respondía.

- Así que Xiao quiere vencerme – el demonio se rió aun más.

Con mucho esfuerzo abrió los ojos, viendo aún muy borroso.

- Acabare con ambos de una sola vez – sentenció.

Abriendo los ojos lo más posible logro reconocer la figura de Juke lanzando una gran energía a donde se encontraba su padre.

- No – dijo en un balbuceo.

Después todo paso muy lento.

El señor Kinomoto reconoció el poder, no podrían detenerlo, el niño estaba agotado y él mismo sentía perder el conocimiento, así que sintiendo un gran amor por sus hijos y pensando que era lo mejor, tomo al pequeño y en un rápido movimiento cubrió su pequeño cuerpo con el de él.

Xiao sólo sintió un jalón, luego el poder golpeo el cuerpo que lo cubría. La sangre lo salpico, casi había traspasado el cuerpo de Fujitaka. Asombrado dirigió su vista hacia su protector, quien tenía una diminuta sonrisa en su rostro, le devolvió la mirada llena de paz y su cuerpo cayo de lado, sin vida.

Ella sólo pudo ver algo cayendo y como en segundos, el aura de su padre desapareció. Después la voz de Juke…

- Pero mira lo que haz hecho Xiao – dijo burlonamente Juke – has matado a ese hombre.

El pequeño sólo frunció el ceño.

- ¡Noooo! – el grito de dolor de la pequeña activaron las cartas que de inmediato, con el máximo poder. Un temblor, un incendio y un huracán aparecieron al mismo tiempo haciendo a los sobrevivientes huir de su furia.

Yue se llevó a Xiao y Juke fue derrotado por primera vez. Después ella perdió el conocimiento, recordando el nombre que odiaría por el resto de sus días. Xiao quién mató a su padre.

Fin del Flash back

Eso había pasado años atrás, pero últimamente se repetían en sus sueños imágenes parecidas que la obligaban a recordar aquello.

Suspiro tratando de olvidarlo, de que el viento que soplaba se llevara aquellos recuerdos y que dejara en su alma sólo paz.

En unas horas el sol aparecería de nuevo.

- Hola – una voz masculina llamo su atención.

Abrió los ojos como platos - ¿Qué haces aquí?

El chico brinco hasta llegar a su balcón.

- Vine a buscar a Yamazaky – pero tal parece que no esta.

- Él fue con los chicos a terminar de arreglar todo para el baile, dijo que se quedaría en casa de unos amigos. Pero… ¿querías verlo a esta hora?

El chico sólo asintió, lo cierto es que quería hablar con él sobre lo que les paso a Yukito y a Kaho y el diario.

- "Cuando lo vea, deseará no haber nacido" – pensaba, como se atrevía a relegar sus responsabilidades con la familia Li, por un tonto baile.

- ¿Shaoran? –paso su mano por su cara varias veces.

- ¿Qué?

Ella sólo le sonrió y eso fue suficiente.

Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, el chico ya tenía sus labios atrapados en un profundo beso, mientras posesivamente con un brazo la abrazaba por la cintura y con el otro empujaba suavemente la cabeza de la chica para casi devorarla de un beso. Ella apenas reaccionando cerro los ojos y llevo sus manos alrededor del cuello del chico, respondiendo con la misma intensidad.

Tardaron unos momentos hasta que el aire se acababa en sus pulmones, separándose con la respiración agitada.

- Me alegra que Takashi no estuviera – susurro ella con el poco aire que tenía.

Él le sonrió – yo también.

Durante la competencia ambos reconocieron sus sentimientos y habían comenzado una relación, casi desconocida, pues siempre estaban separados y en público se mostraban sólo como amigos, pero una vez solos, brotaban los sentimientos. Unas veces tan intensos que jurarían que no son de ellos.

- ¿Sabías que me encantas? – le susurro al oído haciéndola estremecer.

- Tengo el presentimiento de que así es – dijo jugando.

Ambos sonrieron y una vez que sus pulmones tenían oxigeno suficiente de nuevo Shaoran reclamo los dulces labios de la chica de ojos verdes.

Aún abrazados y con caricias Shaoran la empujo hacia dentro de su habitación. Terminando acostados en la cama de Sakura. Muy pronto las caricias comenzaron a ser más y más placenteras.

- ¿Sabes algo? – él interrumpió un momento.

- ¿si?

- Siento que he esperado mucho para estar junto a ti.

- Es extraño, pero siento lo mismo – susurró Sakura con brillo en sus ojos.

Shaoran sintió como una sensación recorrió todo su cuerpo, verla así, movía sus más profundos sentimientos y emociones. De nuevo sus cuerpos se unieron en un abrazo, seguido de múltiples besos que aumentaban de intensidad, poco a poco él iba explorando con sus cálidas manos el cuerpo de Sakura y ella revolvía aún más la cabellera de él. Ella se embriagaba con su aroma y él con el de ella.

- Espera – dijo ella, cuando todo su cuerpo pedía más, y antes de que su cabeza fuera reemplazada por el deseo.

- Sakura – gimió él siguiendo con su tarea.

- Mi hermano no debe tardar en llegar y entra a mi habitación sin avisar – eso tuvo el efecto de detenerlo en seco.

Y es que había tenido el "gusto" de conocer al hermano de Sakura y no se arriesgaría a que los encuentre de esa manera.

De inmediato se separo de ella como si quemara.

- ¿Shaoran? – dijo con los ojos como platos, decir que se veía guapo, sexy y deseable era poco. Así con el cabello revuelto, mirada penetrante pero llena de ternura y deseo a la vez, con su camisa abierta en la parte de arriba mostrando parte de su bien formado pecho y es que ni siquiera se había dado cuenta que lo empezaba a desnudar.

Un violento sonrojo acudió a los ojos de la castaña cuando se dio cuenta.

Él también la observo y suspiro hondamente, tan hermosa con sus mejillas sonrosadas y pijama que mostraba sus atributos femeninos. Si ella no hubiera mencionado a su hermano seguramente aún continuaría ¿qué paso con el imperturbable Shaoran Li? Se había dejado guiado por sus sentimientos y deseos.

Luego de reprocharse la vio levantarse y dirigirse a él, reflexionando que con gusto mandaría al diablo al imperturbable Li, por permanecer en esos brazos, por besar a esos labios, oler esa esencia a flor.

Ella se abrió paso en esos masculinos labios y profundizo el beso, atrayéndolo a ella.

- Debo irme – dijo él tratando de no seguirla.

- No te vayas, aún no amanece – paso una de sus delgadas manos por la cintura del chico y se abrazo a él, escuchando el acelerado ritmo que tenía.

- Debo hacerlo o tu hermano me asesinara y no quiero dejarte viuda antes de la boda – acarició sus cabellos con ternura.

- Que cosas dices – se sonrojo pero no se lo mostró.

Se escucho que alguien entro a la casa.

- Ya llegó – saltó ella.

- Me voy – avanzo hacia el balcón seguido de ella.

Los pasos siguieron y empezaron a subir las escaleras.

- Es mi hermano – dijo atemorizada, no quería imaginarse lo que pasaría si…

Su pensamiento fue cortado por un dulce beso depositado suavemente sobre su frente, un Shaoran muy sonriente se despidió, brincando desde el balcón y perdiéndose en las calles.

Segundos después escucho los pasos dirigirse al cuarto contiguo, al parecer era Eriol quien había llegado pues escondía muy bien su aura, cosa que hasta a Touya se le complicaba cuando de su hermana se trataba.

Recordó las preocupaciones de su amigo, pero cierto chico ambarino pronto robo sus pensamientos para el resto de la mañana.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

En el baile de fin de ciclo.

Sakura había impresionado con un precioso vestido rosado, ceñido a su perfecto cuerpo que ahora se desarrollaba a uno de mujer, el vestido mostraba en forma natural las dotes que poseía, dejando al descubierto parte de su fina espalda, tenía una caída hasta el suelo ampliándose ligeramente, su peinado era alto con una pequeña peineta plateada, lo mismo que pequeños y discretos aretes, una gargantilla hacía juego con un brazalete. Sólo había unos pequeños mechones que cubrían el rostro ligeramente maquillado de Sakura.

A muchos había dejado impresionados, incluyendo a Kusho y a Shaoran. Quien lucia espectacular con un traje negro azulado, cabello que en vano había sido peinado, pero lo que más le adorno esa noche era una mirada muy especial, sobre todo para cierta ojiverde.

Tomoyo no se quedaba atrás, luciendo una figura muy esbelta, piel blanca como la misma nieve, cabellos sueltos apenas recogidos por una preciosa y discreta diadema de brillantes, regalo de su madre. Un vestido que era sostenido sólo por el cuello por un precioso collar, ligeramente maquillada.

Yamazaky era acompañado de Chiharu que lo había dejado fascinado con un precioso vestido verde. Lo propio hecho por Ikue, que casi hace que Hisaky babee por lo preciosa que se veía con un hermoso vestido rojo, más a su estilo, se veía radiante y sexy. Chiaky era más reservada pero esa noche Ikue y Tomoyo hicieron que pareciera la más linda de las chicas, así que varios jovencitos la acosaban pidiendo que bailaran.

Estaban sentados en un rincón del enorme salón. Disfrutando de la velada

Shaoran permanecía muy serio, Sakura se mantenía con una sonrisa, Chiaky seguía acosada por los chicos. Eriol mantenía su habitual comportamiento, sólo que ahora unas miradas especiales eran dirigidas a Tomoyo, que levemente se sonrojaba.

La luna lucía hermosa en un cielo despejado salpicado de titilantes estrellas, pero a medida que se hacía más tardes, simplemente era más hermosa.

Ella salió a tomar aire ya había bailado con varios chicos, dirigió su mirada a la luna, como queriendo guardar en su mente esa bella escena que tenía frente a sí. Estaba frente a la fuente que adornaba el jardín del lugar, a unos metros del salón donde se celebraba.

- Alguna vez pensé que no era capaz de sentir la felicidad - escucho una voz varonil acercándose a ella, al mismo tiempo sus conocidos pasos se acercaban.

- Sabes que eso es mentira - respondió sin voltear a verlo.

- ¿Sabes quién me enseño lo contrario?

- Claro, fui yo - dijo orgullosa. Unos brazos bastante calidos le rodearon la cintura y sintió como su espalda se volvía calida al contacto de su cuerpo.

El día de la competencia sus memorias les fueron devueltas y actuaban como lo harían en sus vidas pasadas, aunque se reservaron la historia sólo para ellos. Pero en realidad sólo recordaban lo que sentían en uno por el otro, lo demás estaba difuso y a decir verdad no les importaba mucho, sólo disfrutaban lo que sentían.

- Tú has permanecido con tu cautivadora sonrisa, se me antoja besarte ¿Sabías?

- Sólo quiero disfrutar el momento.

- Debes entrar, hace frío no quiero saber que estas enferma - susurro a su oído.

- Sólo enfermare cuando te separes de mí.

- Lo lamento pero entonces serás eterna, por que jamás lo haré.

Ella puso sus manos sobre las de él.

Y se quedaron así unos momentos.

- Me interesa todo lo que tiene que ver contigo, Zafiro - Escuchar de nuevo ese nombre en los labios de él, hizo que le recorriera una onda calida en todo el cuerpo.

- Heian, le pido discreción no puede estar vigilándome las 24 horas del día.

- Claro que puedo, lo hice una vez y si me lo permite lo hará hasta mi último momento, mi reina.

Entre sus brazos se dio vuelta y tomo su rostro entre sus pequeñas manos.

- Por favor no me llames así - dijo con ojos suplicantes, busco refugio en su pecho y se abrazo de él.

- Te equivocas - dijo él - tomo su rostro y lo acercó al suyo – si eres una reina, pero MI reina por eso, sino porque eres ama y señora de mi reino, de mi corazón que clama tu presencia a cada instante, de mis pensamientos que están contigo desde el amanecer hasta el ocaso, de mi vida que a pesar de haber acabado una vez sigue amándote, y de mi cuerpo que responde a cada instante que estas conmigo o lejos de mi, por eso fuiste, eres y serás mi amada.

- Shaoran - susurro ella sintiendo la sinceridad de sus palabras, fundiéndose en un leve pero tierno beso.

Tras ellos Kusho observó la escena y maldijo el momento en que Shaoran Li había nacido. Días después encontraría un libro, el libro de los nombres muertos del que realizaría un hechizo llamando a uno de los espíritus del pasado que desearán venganza, por desgracia el que respondió al llamado era justamente aquel que siglos atrás había puesto una maldición en Heian y Zafiro, Hyobe. Pero esa noche simplemente salió del lugar.

Esa misma noche Eriol y Tomoyo acordaron estar siempre juntos y buscar a las reencarnaciones de sus seres queridos.

Es gracioso en ocasiones que buscamos algo que esta enfrente de nosotros y lo vemos hasta que es demasiado tarde.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

Habían pasado algunos días desde la fiesta de fin de ciclo y era cuestión de tiempo comenzar de nuevo las clases. El grupo de amigos no perdían tiempo y pasaban mucho tiempo juntos, como grupo y por parejas, para su desgracia cada día parecía pasar más rápido.

Pero una sorpresa les esperaba una de las últimas noches.

Sakura y Shaoran regresaban después de un día juntos. A Sakura parecía flotar de alegría, irradiaba una energía tan feliz, llena de amor y pureza que incluso aquellos que no poseían poderes mágicos lograban sentir. Eriol y su hermano estaban mejor y aunque aún no le habían dicho nada de sus planes secretos, ella ya no se preocupaba tanto.

Se despedían en la puerta de la casa de huéspedes, pues unas noches atrás se le ocurrió a la chica invitarlo a pasar provocando que Touya casi explotara de ira, por suerte estaban Yamazaky y Eriol que se lo llevaron a rastras, mientras la pobre Sakura calmaba a un Shaoran que despedía fuego por los ojos.

Un beso prolongado que ninguno quería terminar tuvo que interrumpirse, cuando ambos sintieron una gran energía negativa expandirse y su centro estaba cercano.

- Debo irme – dio un beso corto en la mejilla de la chica y salió corriendo en dirección a la mansión.

Eriol pasaba mucho tiempo con Tomoyo buscando a las presuntas reencarnaciones, y Touya no se encontraba.

Ella se apresuro a entrar, no había nadie. Dudaba que alguien lo hubiesen sentido no era demasiada energía podría sola.

Shaoran ya vestido con traje de batalla se encamino a la fuente de poder. Mientras Sakura explicaba al pequeño guardián y ambos se encaminaban al mismo lugar.

Ninguno de los dos, en el tiempo que llevaba juntos, hablaron sobre sus habilidades mágicas, tal vez simplemente porque estaban muy concentrados el uno en el otro que no había sido necesario. Pero ese error lo pagarían caro.

El espíritu con sed de venganza tendía su trampa y ellos habían caído. Hyobe cumplía su palabra después de siglos.

- Pero miren quien llego – lo recibió lo que parecía ser sólo un tonto fantasma vestido de monje.

- ¿Quién eres? – su voz sonaba grave bajo una máscara negra que le cubría el rostro.

- Heian, supongo. O debo decir Xiao

Shaoran frunció el ceño¿Cómo demonios lo sabía?

- No te sorprendas las almas vagamos por el mundo de los mortales y sabemos algunos de sus secretos, sé quién fuiste, quien eres y quien serás.

Él no decía nada sólo esperaba ubicar donde se encontraba ese sujeto, porque aquella figura frente a él era sólo un anzuelo.

- Sólo estamos esperando a que llegue otra persona y entonces la verdadera diversión empezara.

Eriol y Tomoyo estaba en el departamento de ella, haciendo los últimos intentos por encontrar al dueño del cofre. Que ellos llegaron a pensar era Heian o Zafiro, pero hasta ahora no había nada, el cofre era activado por la reencarnación de Clow y ella trataba de localizar al dueño sin ningún resultado.

- No lo entiendo – decía por tercera vez Eriol – se supone que el portador ya esta aquí, el cofre debería ir con él. Aunque se encuentre del otro lado del mundo, pero…

- Esta bien Eriol, pronto lo encontraremos – quería parecer segura de sus palabras aunque ni ella misma lo estaba, sólo quería encontrar a Zafiro, pero aún nada. Dio un hondo suspiro.

- ¿Estas bien? – el chico de cabello negro se acerco hasta ella – tal vez te haz agotado demasiado – y es que cada invocación y búsqueda reclamaba una alta dosis de energía mágica dejándolos agotados.

Ella asintió, mientras una extraña sensación se adueñaba de su pecho.

Así que ya estas aquí – el fantasma levanto un poco la cabeza y señalo un edificio cercano, sobre el techo se encontraba Nickté. Con una mascara y peluca para no ser reconocida.

- Ahora es el momento – la materia de aquel fantasma se comenzó a materializar hasta ser totalmente sólido.

Nickté bajo con precaución, pero no le importaba en lo más mínimo lo que aquel tonto monje que se materializo hiciera, tenía los ojos fijos sobre aquel que durante años había odiado. Ese maldito que arrebato la vida de su padre, tal vez era su oportunidad de exterminarlo de una vez.

- Así que fuiste tu – su ceño se acentúo observando a Xiao, que sólo levanto los hombros. Sabía que una nueva pelea comenzaría y era tiempo de medir fuerzas.

- Esta vez… – tomo pose de ataque – será la última – dijo Nickté a Xiao, en sus ojos se leía puro odio.

- Te espero – él también tomo pose de ataque.

La lucha comenzó y de nuevo sus habilidades salieron a flote, mientras el espíritu vestido de monje sonreía bajo la túnica.

- Kerberos – gritó Nickté, de entre sus ropas el guardián salió – encárgate de él – dijo refiriéndose al monje.

- Si – y otra pelea comenzó.

- ¿Qué pasa? – Eriol se alarmo al ver como repentinamente Tomoyo se ponía más pálida aún, mientras sus manos se aferraban a su pecho.

- Algo esta pasando – logro decir con un hilo de voz se levantó de golpe y se dirigió a la ventana. De inmediato ambos salieron buscando las energías que chocaban una y otra vez.

Kero estaba siendo derrotado Hyobe que parecía más un monje, la falta de práctica y exceso de dulces hacían estragos ahora, aquel ser poseía una gran cantidad de energía maligna que era difícil de esquivar. La lucha entre Nickté y Xiao era cada vez más feroz, ella iba en serio la sed de venganza la estaba dominando, mientras él estaba decidido a derrotarla de una vez.

El cuerpo de Kero salió volando quedando inconciente por unos instantes, el monje parecía muy divertido de ver como los chicos se peleaban. La sangre ya corría en el suelo y las construcciones abandonadas sufrían la furia de los ataques, parecía una autentica zona de guerra. La batalla de Nickté y Xiao estaba excediendo los límites esperados, incluso personas que se encontraban lejos lo sintieron, yendo a toda prisa.

Las heridas no importaban, eran nada a comparación del profundo odio que sentía en lo más profundo de su ser y que la impulsaba a seguir, a destruir a su contrincante. Él comenzaba a cansarse, se limitaba a defenderse, no veía otra salida que derrotar aquella chica que amenazaba su vida. Armas mortales, mágicas, artes marciales, todo se combinaba en aquella batalla.

Él tenía una profunda herida en la pierna derecha un poco más arriba de la rodilla, que le provocaba un terrible dolor al estar en pie, ella tenía casi inutilizada la mano izquierda, llena de pequeños cortes y su rostro bañado en sangre de un ataque que apenas logro esquivar y que le dio como resultado una cortada en la frente, sólo una cosa significaba, estaban peleando a muerte.

El monje sintió como unas energías se acercaban al lugar, seguramente los aliados, así que el momento había llegado, su venganza por fin.

Kero despertó de su inconciencia y se incorporo, tal vez se arrepentiría de eso por mucho tiempo.

De frente a su contrincante, se examinaban mutuamente.

- ¿Qué pasa Nickté¿Acaso no deseas vengar la muerte de tu padre? – el monje hablaba con gran placer, sabiendo como provocarla.

- Cállate, no te atrevas a mencionarlo – grito casi desesperada ella.

- Pero miren nada más – el demonio de grandes poderes se presentó – así que se divierten sin mi – dijo Juke que acababa de llegar – eso no es bueno – miró de reojo al extraño monje frente a él.

- ¿Quién eres tu¿También buscas el legado?

El monje sonrió – no eres bienvenido, lárgate, esto es entre nosotros – lo siguiente que supo fue que recibió un ataque de parte del demonio que casi lo destroza de no ser que reaccionó a tiempo.

- Maldito – grito furioso, se lo pagaría ese demonio lo pagaría.

Pero Juke pronto se quedo quieto, sintiendo al igual que los demás que varias energías se acercaban, los aliados de Xiao y Nickté no tardarían en llegar. Así que invoco a las almas condenadas para comenzar una nueva batalla.

Kero fue el primero en comenzar.

Hyobe aprovecho la distracción para finalmente cumplir su venganza, con un corte doble dirigió su ataque a ambos chicos que en ningún momento se habían movido.

El ataque fue exacto previniendo sus movimientos de defensa, corto la protección de Xiao y la de Nickté dejando al descubierto sus rostros. Y a medida que los trozos de mascaras caían al suelo los corazones se hacían trizas en sus pechos. Viendo finalmente a quien escondía la mascara se reconocieron uno al otro.

- Sakura

- Shaoran

Ahora podían ver que tanto daño podían hacerse, a ellos mismos y a la persona por la que sentían mucho más que cariño.

La fina cara de Sakura cubierta por líneas de sangre que se impregnaba a su ropa, una mano que casi no podía mover de la que goteaba sangre, cientos de pequeños cortes en su fina piel, la misma piel que sus manos habían acariciado y besado.

Shaoran también tenía varios cortes en el rostro y su pie herido no soportaba ya su peso, veía la sangre correr por su ropa para después cubrir el frío suelo.

- No es posible – seguramente estaban soñando, eso no podía ser cierto.

- "El mocoso" – pensó Kero, pero no se atrevió a hablar.

Absortos como estaban no se dieron cuenta que sus amigos habían llegado abriéndose paso entre las almas en pena. Menos aún de las carcajadas del moje que disfrutaba al ver los rostros asombrados, tristes y heridos de los chicos.

Viendo lo que ni en sus peores pesadillas podrían suceder.

Por un lado Eriol y Tomoyo, por otro Yue y Kaho, segundos después Yamazaky y Touya. Ahora ninguno había tenido tiempo de ocultar sus rostros.

- Por fin, la verdad sale a flote – Hyobe se regocijaba ante las miradas atónitas de todos los ahí presentes.

- Pero ¿qué tontería pasa aquí? – Juke era el único que no entendía nada - ¿por qué no seguimos peleando? – De las sombras otros cientos de espectros tomaron forma y atacaron a los recién llegados, sin piedad.

Ellos seguían sumergidos en su asombro recorriendo una y otra vez el rostro del que fue su contrincante, deseando como nunca que sus ojos mintieran.

Sakura dio un paso atrás, por fin reaccionando.

- Shaoran – susurró mientras una oleada de sentimientos contrarios la invadían, él Shaoran Li era Xiao, aquel chiquillo por el cual su padre murió. Se había prometido a sí misma no descansar hasta verlo totalmente derrotado, era él al chico del que ahora estaba enamorada.

No contuvo las calidas lágrimas que brotaron de sus ojos nublaron su vista y poco a poco limpiaban su rostro de sangre.

Él reaccionó hasta entonces, confirmándole que realmente era ella, Sakura Kinomoto quien se hacía pasar por Nitcké. A la que había lastimado no sólo el cuerpo también el alma. Su primer impulso fue dar un paso hacia ella, aún sin saber qué hacer.

- Sakura.

Eriol, Tomoyo, Kero cuidaban a Sakura de los seres espectrales, sin dejar de estar atentos a lo que sucedía, Yamazaky y Yue protegían a Shaoran. Sabiendo bien el terrible golpe que acababan de sufrir. Mientras Touya y Kaho se enfrentaban con Juke, por tener ambos poderes espirituales eran los únicos en poder derrotarlo.

- Nnoo... – tartamudeo ella – no es posible – llevó sus manos al pecho – de inmediato Kero y Tomoyo trataron de acercarse a ella.

- No lo hagan – ordenó Eriol – retrocedan. Pero era demasiado tarde el aura de Sakura comenzó a expandirse de manera alarmante, pero no era esa cálida aura que todos conocían, no era rosa era gris. Hizo una explosión que todos tuvieron que retroceder.

Sus ojos antes verdes ahora carecían de brillo y de color.

- ¿Qué se siente querida? – se burlaba el monje.

Sus piernas no lo soportaron más y cayo arrodillada miles de recuerdos pasados y presentes golpeaban su mente. Shaoran tenía la misma expresión vacía en sus ojos, sintiendo como el velo que cubría sus recuerdos caía pero ver caer arrodillada a Sakura lo hizo reaccionar, no dudo más y se acerco a ella.

- No te atrevas maldito – gritó Touya dejando de lado la batalla, pero la mano de Eriol lo detuvo y negó con la cabeza, así que Touya sólo cerró lo puños con fuerza, pero obedeciendo al chico – ayúdale a vencer a Juke – dijo refiriéndose a Kaho que peleaba con Juke que tomaba ventaja.

Con la mano temblorosa se atrevió a tocar el hombro de la chica, que automáticamente subió la cabeza para verse de frente.

- ¿por qué? – era lo único que podía decir ella.

Tuvo que bajar la mirada, sabía que no era su culpa que el padre de Sakura se había interpuesto en un ataque que era para él. Pero miles de veces se reprocho no haber sido más fuerte en aquella ocasión.

Mientras tanto el Hyobe examinaba a los recién llegados, le llamaron la atención el chico de cabello negro que protegía a una chica de ojos amatistas.

- Parece que hoy es mi día de suerte – susurró para si mismo - Clow y Esmeralda están aquí.

Reunió todo el poder que poseía y ataco.

Eriol se deshacía de los últimos espectros, cuando al voltear a ver a Tomoyo la vio atrapada en los brazos de Hyobe.

- Tomoyo – el monje tenía la mano alrededor de su cuello – No te atrevas – amenazó, no dudaré en quitarle la vida. Una vez ella lo hizo conmigo – dijo despectivamente – no dudaré en regresarle el favor.

Tardaron unos segundos en procesar la información, hasta llegar a la conclusión de quien se trataba.

- Hyobe – pensaron a la vez Eriol y Tomoyo.

- Exacto, Haruko esta en el pasado, es hora de pagar su deuda. Sé que lo tienen ustedes, así que más te vale que me regreses el poder de Haruko.

Eriol buscaba en su mente alguna estrategia para arrebatarle a Tomoyo sin que salga lastimada, pero no encontraba nada.

- No tengo tu tiempo Clow, he venido a cumplir mi venganza contra el comandante y la emperatriz – y por un instante dirigió su mirada a Sakura y Shaoran que seguía perdidos en la confusión.

- Zafiro – Tomoyo trato de mirar a Sakura, entonces era ella, su hermana de una vida pasada.

- Así es querida, y aún les falta lo peor a ellos. Pero por ahora quiero el poder de Haruko ¡Ahora!

Eriol estaba sorprendido por lo que ese monje acababa de revelar, pero tratando de mantener la cabeza fría para rescatar a Tomoyo.

La batalla con Juke estaba en su clímax, Touya y Kaho sin hablar habían hecho un acuerdo para derrotarlo, no era nada fácil mientras él lo distraía, la profesora colocaba sellos, derrotaba espectros y arreglaba una ritual para exterminar al demonio. El hermano de Sakura susurraba rezos en un idioma muerto. Ambos estaban ya muy cansados y heridos, Juke no jugaba y tenía en la mira a Touya que se hacía más lento debido al cansancio.

Kaho coloco el último elemento se coloco en posición, e hizo una señal a Touya para comenzar. Ambos se quedaron quietos en sus lugares primero susurrando el ritual poniendo una barrera de protección que no tardaría en ser destruida. Frente a Juke Touya y tras él, Kaho. Terminaron aquel extraño rezo y para cuando el demonio se dio cuenta de lo que pasaba era demasiado tarde, a su alrededor apareció un círculo marcado por los objetos que Kaho había colocado.

-No – presintiendo lo que pasaría, trato de desaparecer pero era en vano – Kaho y Touya dijeron una última palabra y el demonio se retorció en una luz que poco a poco lo destruía.

La explosión llamó la atención de Sakura, sus ojos poco a poco volvieron a ser los de antes, al igual que los de Shaoran. La chica sintió la mano de Shaoran en su hombro y se apresuro a quitárselo de encima con un fuerte empujón, cuando lo sintió la mirada de él regreso su mirada a Sakura, ella se levantó y como si acabase de despertar vio con asombro lo que ocurría a su alrededor.

Su profesora de Literatura y su hermano acababan de derrotar a Juke, Kero, Yamazaky y Yue terminaban con los últimos espectros. Y más allá casi detrás de Shaoran, aquel monje que tenía a Tomoyo atrapada y a Eriol con rostro preocupado. De inmediato quiso acercarse, pero la mano de Shaoran la detuvo.

- Sakura - ella se quedo quieta ante su contacto – lo lamento, yo…

- Shaoran – el tono que había usado para decir su nombre no tenía ninguna emoción – no...

Él la soltó presintiendo lo que venía después – no te lo perdonaré – lo último lo dijo casi con despreció que provoco que Shaoran tuviera la sensación de caer en un pozo sin fin.

Colocó el cofre frente a Hyobe y se retiró unos pasos, haciendo lo que este había dicho.

- Ahora, suéltala – gritó el chico.

- Ja¿crees que es tan fácil?

- Suéltala – ordenó una voz femenina acercándose también.

- Zafiro, te repones rápido – sabía que el tiempo se le acababa, los guardianes terminaban con su labor con los espectros y los otros jóvenes acababan de derrotar a Juke, y era cuestión de tiempo que Shaoran reaccionará para ayudarlos a rescatar a la chica que amenazaba, revaloró la situación y reunió todo el poder que le quedaba para hacer su última jugada, el cofre estaba a unos pasos de él.

Comenzó a recitar en susurro palabras que Tomoyo no supo descifrar, pero que le provocaron un escalofrío.

Absorber – fue la única y última palabra que dijo el monje, lo siguiente que la Tomoyo supo fue que sentía como las fuerzas la abandonaban, como si su alma estuviera siendo robada, pero no sería tan fácil, opuso resistencia con tal fuerza que ella misma se sorprendió. Pero su rostro palideció y su cuerpo se desvaneció en los brazos de Hyobe

- ¡Tomoyo! – gritaron Eriol, Sakura y Kero, llamando de inmediato la atención de los otros.

El monje mostró una sonrisa torcida, con una mano lanzó el cuerpo inconciente de Tomoyo y con otra lanzó un ataque que parecía una flecha justo al corazón de Sakura que por un segundo se quedo sin reaccionar. Y sucedió lo que Hyobe deseaba, Eriol fue en ayuda de Tomoyo, mientras Sakura sólo sintió un tirón, pero la flecha la alcanzó a la altura del hombro izquierdo, atravesándola.

Mientras el Hyobe aprovecho la situación, tomando el cofre y desapareciendo sin dejar rastro.

Sintió que la herida sangraba abundantemente, cuando escucho a quien la salvo y al ver sobre su hombro se encontró a Shaoran, al parecer también lo había herido en el brazo. Respiraba con dificultad y estaba cada vez más pálido, la observaba detenidamente verificando que aquel ataque no la hubiera alcanzado y para su tranquilidad había llegado a tiempo.

Observaron que Tomoyo estaba siendo atendida por Eriol, su aura había bajado considerablemente pero estaba bien, y el Hyobe no estaba, tampoco el cofre.

- Maldita sea – masculló.

Regreso su vista a Shaoran y no permitió que ese impulso de ayudarlo la dominara, se fue a ver como estaba Tomoyo, pronto los demás se acercaron. Con recelo en la mirada de Touya y desconcierto en la de los demás.

La noche pareció oscurecerse más, la tensión reinaba en el ambiente, por fin se conocían. Tanto tiempo peleando y ahora se veían las caras.

- Tomoyo esta bien, sólo un poco débil - dijo Eriol, rompiendo el silencio.

Sakura dio un leve suspiro de tranquilidad, pero la mirada del ambarino la trajo de vuelta. Recorrió con la vista a aquellos que consideraba sus más acérrimos enemigos y que resultaron ser personas que ella apreciaba.

Touya no despegaba la mirada de Shaoran, tenía ganas de destrozarlo al saber quien era, pero se dio cuenta que salvo a su hermana, por eso decidió tragarse el coraje. Kero estaba muy herido para armar un escándalo, Yue y Kaho permanecían muy serios, y Yamazaky estaba demasiado confundido como para decir alguna mentira.

- ¿Qué contenía el cofre? – interrogo a su amigo, logro sentir algo dentro de él pero no sabía qué era.

- Es una larga historia – dijo con un deje de nostalgia la reencarnación de Clow.

- Te escuchamos.

- Creo que ya lo saben, pero no recuerdan todo… - observó a Shaoran y luego a Sakura. Lentamente fue contando todo lo que en sus memorias tenía, todo. Llegando a la parte de la búsqueda de las reencarnaciones y la identidad del monje.

Todos escucharon atentos, mientras el nuevo día se acercaba – … es por eso que buscábamos al elegido y a las reencarnaciones, no sabíamos que eran ustedes. Sino, les hubiéramos dicho todo. Ahora él se llevó el cofre y no sabemos que pueda pasar.

- Creo que yo si – una voz se alzo con dificultad.

- Tomoyo – se alegraron todos al verla abrir los ojos.

- Él no puede hacer nada, si nosotros no pudimos él tampoco lo hará, si el elegido aún no esta, no podrá hacer nada – recordó las decenas de veces que trataron de utilizarlo para encontrar a las reencarnaciones pero se había negado - Ese poder tiene inteligencia propia y no dejará que nadie más la utilice.

Un suspiro de alivio, se escucho por parte de todos.

- Sólo cuando el elegido se encuentre será cuando él mismo lo buscará. No podemos hacer nada, sólo esa persona lo podrá hacer.

El cielo se pintaba de anaranjado, anunciando un nuevo día.

- Entonces no importa lo que hagamos, sólo hasta que era persona llegue, nadie podrá poseerlo – concluyo la voz de Kaho. Tomoyo asintió.

- Entonces no es necesario permanecer aquí – Sakura se dio vuelta hacia sus aliados – Nos vamos.

- Pero, Sakura por ese estúpido legado toda nuestra familia ha luchado, no podemos abandonar la misión – la voz de Touya iba de la ira a la nostalgia recordando a su padre y madre.

- Lo sé, pero has escuchado todo, no podemos hacer nada – endureció la voz – hemos estado peleando sin saber exactamente porqué, o para qué, ahora que lo sabemos nunca fue tan importante para perder vidas, hemos dañado a quienes apreciamos por ese tonto poder, cuando ya tiene un dueño y no podemos hacer nada – en ese momento odiaba aquel poder al cual tanto habían buscado.

Clavó una fría mirada que nadie le conocía a Shaoran – eso quedo en el pasado, pero por el presente y por el futuro aún podemos luchar. Tenemos otros asuntos que atender, así que nos vamos.

- Pero… - Touya simplemente no podía creer que generaciones enteras hubieran luchado tanto tiempo y su hermana se diera por vencida así.

- Touya – ahora esa mirada vacía fue dirigida a su hermano – aún soy la líder de este grupo, nunca he pedido nada y ahora, es una orden – nadie que la conociera podría creer que la tierna Sakura haya pronunciado semejantes palabras.

Touya dio un suspiro y decidió no llevarle la contraria, recordando el pasado mientras ayudaba a Eriol para llevarse Tomoyo.

Kaho, Yue y Yamazaky, esperaban las órdenes de Shaoran que aún asimilaba las palabras de Sakura, tenían mucho de cierto. Su familia había vivido lo mismo con aquel legado, encaprichándose a obtenerlo por ser de su lejana familia.

- ¿Estas bien Shaoran? – finalmente preguntó Yamazaky, él sólo asintió. Observo como los del grupo de Sakura se preparaban para irse.

Y sin dudarlo se acercó a ella.

- Necesito hablar contigo.

Ella se volvió para verlo, pero su mirada era tan fría, que internamente rogaba que no lo viera de esa manera.

- Te debo la vida, pero tú debías la de mi padre, así que considera saldada la deuda.

- Sakura.

- Olvida el pasado y… que nos conocimos – se dio vuelta para seguir a los demás – "sólo sé muy feliz"- pensó y se fue hasta desaparecer en la claridad del día.

- Así que esta es la maldición – pensaron ambos – no poder estar juntos.

Pero ¿era realmente esa?

- Ja, ja – retirado de el lugar Hyobe sonreía – salió mejor de lo que pensé.

Shaoran no soporto más y cayó desmayado, había perdido mucha sangre.

Lo siguiente que supo fue que estaba en un hospital.

Su mente divagaba entre el pasado y el presente. Cuando por fin veía una cara que no era de un doctor o una enfermera.

- Me alegra que estés mejor – se acercó y se sentó a su lado – todos están preocupados por ti – Yamazaky suspiro algo aliviado de verlo ya conciente.

- ¿Qué ha pasado?

- Mucho – escucho un suspiro de su amigo y se preparo para lo que viniera.

- Habla de una vez.

Los gestos de Yamazaky le dijeron que no era nada bueno – Por donde empezar… Bueno tiene tres días desde… aquella noche, quedaste en una especie de coma según el doctor. Kaho regreso a la mansión Li para informar de todo, Yukito y Meiling están afuera esperando verte.

- ¿Y Sakura?

Yamazaky permaneció en silencio, sabía que la pregunta llegaría.

- Ella…, es decir todos ellos se fueron.

- ¿Qué? – su primera reacción fue sentarse violentamente sin importarle los tubos conectados a él.

- Un día después, ellos se marcharon y no sabemos nada.

Su cabeza aún daba vueltas, pero quería salir de ese lugar e ir a buscar a Sakura, pero los recuerdos llegaron muy claros a su mente, ella le pidió que olvidara todo. Y tal vez, sólo tal vez era lo mejor, olvidar todo, ella no lo perdonaría. Se recostó de nuevo ante el asombro de Yamazaky, y respiro con pesar, por primera vez en mucho tiempo se sintió derrotado.

- Es lo mejor – se dijo a sí mismo – tal vez – dijo Yamazaky antes de salir de la habitación.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

Que rápido pasa el tiempo cuando se siente bien, cuando se siente que el mundo es para conquistarlo y sacar de él lo mejor, para llegar a eso que llaman: felicidad. Cuando el corazón se regocija de alegría de estar con los seres que amamos, cuando todo parece maravilloso y parece que todo será hermoso, un futuro prometedor.

Pero cuando sientes que haz perdido todo, tu mundo, ese que construyes con sueños y pequeñas acciones, ese al que tu familia ha dado su vida y que parece tan cercano, se destruye ante tus ojos y te das cuenta, que era una mentira, una maldita mentira. Por el que perdiste a tus buenos amigos y alguien especial, a que ahora no sabes si amar u odiar.

Eso le paso hace ya cuatro años a ella, a Sakura Kinomoto. Regreso a Tomoeda con sus amigos y trato de llevar una vida normal. No sabía que había pasado con sus amigos de la preparatoria, Chiaky, Hisaky, Ikue, Yamazaky, y los demás.

Cuatro años habían pasado y aún en sus sueños lo vivía, esa espantosa noche en la que todo se derrumbo. Pero no se rendiría, nunca. No iba a empezar a llorar su desgracia y la de su familia, NO. Ella reconstruiría su vida ya no alrededor de un sueño familiar, sino del suyo, ya no servía a los intereses de los demás, por primera vez quiso ser egoísta y luchar por lo que deseaba. Y lo logro, entro en la universidad en la carrera de relaciones internacionales, al principio fue difícil, pero su hermano estuvo ahí cuando lo necesito y se apoyaron mutuamente.

Touya regreso a estudiar también, administración, había encontrado una novia con la que parecía ir todo en serio. Kero seguía siendo el mismo comelón y dormilón, el guardián no tenía remedio. Tomoyo fue a vivir algún tiempo con ellos y junto a Eriol habían seguido con su relación, dos años atrás finalmente, aunque con la oposición de la madre de Tomoyo, se casaron y ahora tenían un hermoso bebé. Se mudaron a Inglaterra por cuestiones de trabajo de Eriol, quien heredó la fortuna familiar, cada 6 meses la visitaban.

Ella tenía un empleo de medio tiempo en un restaurante renombrado de la ciudad como mesera, y estaba muy cerca de teminar su carrera. Una parte de ella estaba contenta por cumplir sus sueños, aún entrenaba su magia, pero no tanto como antes. Encontraría un trabajo y tal vez iría a viajar al mundo.

Suspiro por centésima vez en el día, había acabado su último examen y pronto estarían de vacaciones. Que horribles recuerdos le traían, pero los hizo a un lado y continuo con su camino al trabajo, sus amigas la habían invitado a una fiesta, pero no le interesaba mucho ese tipo de cosas.

Cuando llegó al restaurante vio como había más actividad de la normal.

- ¿Qué pasa Jaki? – preguntó a una compañera de trabajo que también se cambiaba.

- ¿No lo sabías, Sakura eres muy despistada – dijo reclamando en forma graciosa – el día de hoy un grupo de empresarios han rentado el restaurante. Y ¿adivina que? – sin dar oportunidad de contestar prosiguió con ojos de corazón – son los más importantes del mundo, sería genial que uno de ellos se fije en una de nosotras – Sakura levantó una ceja – has visto a todas la chicas, ha pasado horas arreglándose, son hombres y mujeres muy importantes, y algunos chicos son solteros, puedes creer la suerte que tenemos.

- ¿En serio? – lo único que le importaba era que al día siguiente descansaba y tal vez iría al parque de diversiones del pingüino. Solo para distraerse y no recordar mejores tiempos.

Su jefe les había ordenado total y absoluto respeto a los importantes empresarios.

- Si realmente son importantes, tal vez se encuentre Eriol por aquí, pero lo dudo Tomoyo me dijo que vendrían en cuanto pudieran y me avisarían para ir por ellos al aeropuerto – cuando se dio vuelta su emocionada compañera ya no estaba, seguramente estaba de fisgona observando como llegaban.

Así que se limito a arreglar su uniforme que consistía en una pequeña falda azul marino, con una blusa blanca que tenía bordado el emblema del restaurante en un hombro y pequeña una pañoleta azul en el cuello. Odiaba el uniforme, pero lo cierto es que estaba así porque pagaban muy bien, ese tipo de eventos los había seguido de diferentes ámbitos y había conocido mucha gente importante sobre todo por su forma de ser alegre y calida que había conquistado a más de uno. Pero que con la misma calidez había rechazado a todos, se había prometido no volver a querer a nadie.

Dio unos últimos toques a su ligero maquillaje y se dispuso a servir. Todo iba normal, los hombres a los que atendía eran muya amables y estaba haciendo muy bien su trabajo. Sólo tenía la inquietud de una mirada aterradora que una joven le enviaba cada diez minutos, no sabía el porqué en su vida no la había visto, pero no le importo en lo más mínimo. Había muchas mujeres en ese lugar, todas muy elegantes y finas, pero la que la miraba feo parecía la más joven.

La hora de servir llego y en su mesa había un asiento vacío, preguntó si esperarían y ante la respuesta negativa de los presentes la comida comenzó.

- Ya viste – se acercó Jaki – parece que faltan algunos por llegar, mi mesa tiene dos sillas vacías.

Ella sólo levantó los hombros, para lo que le importaba.

La hora del plato fuerte y fue entonces que llegaron los hombre faltantes, disculpándose y saludando a todos. Sakura sintió una presión extraña en su pecho.

- Ya necesito las vacaciones – se dijo a sí misma cuando vio que un hombre se sentaba en su mesa – así que se apresuró a servirle.

- Buenas noches - saludo el hombre ella contestó automáticamente, termino de servir y cuando le iba a preguntar si deseaba algo más se dio cuenta del rostro del hombre. Le era tan familiar.

- Se le ofrece algo más.

- No gracias… – dijo cortes el hombre, pero por unos segundos se le quedo viendo, analizándola – ¿Sakura? – dijo leyendo el gafete de su uniforme.

Sin duda el hombre quedo impresionado. La chica se alejo a arreglar lo siguiente que era el postre, con esa extraña sensación.

El hombre comenzó a moverse un poco inquieto, buscando discreto con la mirada por todo el restaurante.

- ¡Ay! – daba pequeños grititos su compañera en la cocina.

- Y ¿ahora qué?

- No viste a los bombones que acaban de entrar. Los de mi mesa están para derretirse – mientras lo decía hacía graciosas muecas.

Pero a ella no le importaba lo único que deseaba es terminar su turno e ir a descansar.

Cuando recogía los platos sintió de nuevo esa mirada sobre ella, era bastante incomodo, pero decidió ignorarla. El hombre que acababa de llegar, la veía extrañado y por momentos parecía quererle hablar pero no se decidió, así que ella se retiró.

- Pasa algo Yamazaky – preguntó el hombre mayor sentado a su lado – el día de hoy a no nos has contado tus "interesantes historias".

- Estoy bien – le sonrió luego se disculpo con las personas con las compartía la mesa y se fue.

Sakura lo vio regresar cuando servía el postre. Ese hombre le parecía conocido pero ¿de donde? Había estudiado en tantos colegios que probablemente era uno de ellos.

De nuevo esa penetrante mirada sobre ella, ya la estaba cansando. Era muy sensible ante ese tipo de cosas y era normal que un hombre no le quitara la vista de encima, pero esa tipa realmente la estaba incomodando. Antes de retirarse, dio un vistazo hacia donde sentía la mirada insistente, fue entonces que sintió caerse, un hombre de su misma edad, de ojos ámbar y cabello marrón la observaba desde la mesa que su compañera atendía.

Como pudo se dirigió a la cocina.

- Por lo cielos – susurro tratando de calmarse, el tremendo latido de su corazón le de día que no había visto mal. Él estaba ahí.

- Son unos amores – daba brinquitos su compañera – son muy amables – le decía y viste al más joven de ellos, waw.

Aún faltaba recoger toda la vajilla del postre y ella no deseaba salir más. No quería sentir su mirada en su cuerpo, no de nuevo.

- Podrías… podrías levantar mi mesa, por favor – pidió a su compañera.

- ¿Qué¿No sientes bien?

Ella negó.

- Creo que mejor vas al hospital.

- No es necesario, sólo quiero salir de aquí, y… descansar.

- Le avisaré al gerente – dijo ella.

- Gracias – musitó, no era normal que Sakura tuviera ese tipo de problemas, así que sus compañeros la entendieron.

Y aunque se ofrecieron a llevarla a casa, ella se negó y se fue.

- ¿La viste? – preguntó Yamazaky a Shaoran.

La susodicha reunión había acabado y no la volvieron a ver el resto de la velada.

Shaoran asintió – era ella.

- Pero ya no regreso, otra mesera termino de servirnos.

- Tengo que encontrarla Yamazaky.

- Creo que sé la manera.

Las calles estaban concurridas, así que camino lentamente tratando de apartar todos esos recuerdos que golpeaban su cabeza una y otra vez. Así que decidió no ir a casa, iría a otro lugar.

Se sentó en uno de los lugares más apartados del escenario, donde se presentaban algunos artistas poco conocidos de diferentes géneros. Muchas personas ya la conocían, tal parecía que iba a ese lugar cuando necesitaba pensar.

Mientras en el escenario una joven daba su mejor esfuerzo en una preciosa danza contemporánea, ella estaba sumergida en sus pensamientos.

El anfitrión anuncio a una nueva chica, que según él era una promesa en el canto y muy pronto sería mundialmente conocida. Algo cohibida se sitúo en el escenario y agradeció al hombre que la anunció, atrás otra chica se ubico para hacer el coro. Una suave melodía invadió en ambiente.

- Tomoyo – susurró al tiempo que recordaba el pasatiempo favorito de su amiga.

Extrañarte es mi necesidad

Vivo en la desesperanza

Desde que tú ya no vuelves más

Sobrevivo por pura ansiedad

Con el nudo en la garganta

Y es que no te dejo de pensar

Poco a poco el corazón

Va perdiendo la fe

Va perdiendo la voz

Expresaba lo que tal vez ella no quería admitir.

Sálvame del olvido

Sálvame de la soledad

Sálvame del hastío

Que estoy hecha a tu voluntad

La hermosa voz y lo que decía la trajeron de nuevo, sacándola de sus pensamientos.

Sálvame de la oscuridad

No me dejes caer jamás

Me propongo tanto continuar

Pero amor es la palabra que me gusta a veces olvidar

Cerró los ojos ¿Por qué ahora que era tan feliz? Pero ¿realmente era feliz?

No, no lo era. Con o sin saberlo le había sido fiel, en todo momento, jamás beso a otro chico, jamás salió con alguien más, decía que era para evitar enamorarse, pero en el fondo de su corazón sabía la verdad, le era fiel hasta en sus sueños, no habría nadie después de él, nadie.

Sálvame de la oscuridad

No me dejes caer jamás

Sálvame - RBD

La canción termino y con los ojos aún cerrados llego a su nariz una deliciosa colonia varonil. Abrió los ojos y se concentro en la bebida frente a ella, sin pensarlo sorbió de ella, ya iban varias en realidad. Lo único que deseaba era desaparecer del mundo, o por lo menos no estar conciente, un nuevo sorbo y ya sentía los dulces efectos.

Sabía que no era la solución, pero ¡qué diablos! No estaba su hermano así que podría llegar tarde y nadie le reclamaría nada.

- Malditos sentimientos – dijo y se dispuso a un nuevo trago, pero su vaso quedo a centímetros de su boca algo sujetaba su brazo.

La mano de un hombre para ser exactos.

Con algo de miedo recorrió el brazo del hombre. Tal vez era George que ya le decía que regresara a casa, pero…

Al ver finalmente su rostro, casi deja caer su vaso, pero él fue más rápido agarrándolo en el aire y depositándolo en la mesa. Acto seguido se sentó en la mesa.

Sakura aún no salía de su asombro.

- ¿Cómo…?- Pero contestándose antes de hacer la pregunta.

Esa Jaki se las pagaría, esa compañera suya, con un guiño de un hombre y soltaba la lengua.

- Prometiste no beber más. Sobre todo si no hay nadie que te lleve a casa.

¿Por qué él¿Por qué ahora¿Acaso al destino no le bastaba con hacerlos sufrir en su vida pasada? Ahora en la presente aún la torturaba.

- ¿Qué quieres? – fue la pregunta que le hizo, sus ojos se hicieron fríos y su rostro parecía de piedra.

Él en cambio, la observaba embelesado, no era la jovencita de 16 años que conoció, sino toda una mujer, simplemente perfecta. Esos ojos verdes que a pesar de su rostro brillaban con vida propia.

Le sonrió, ella tuvo que reprimir un suspiro, se veía tan apuesto.

- Dime ¿qué quieres? O lárgate – quería ofenderlo, quería despreciarlo y no saber nada de él.

- Sakura… – escuchar su voz en sus labios, rompiendo toda la barrera que había formado alrededor de sus recuerdos, la hizo desviar la mirada.

Con un movimiento rápido tomo otro trago, él la observo sin decir nada y aprovechando la presencia de un mesero que servía cerca, pidió una bebida bastante fuerte. Tenía que hablar con ella, la había buscado, meses, años y ahora sentía que su corazón se detenía tan sólo de estar cerca de ella, necesitaba algo para tranquilizarse.

La función continuaba en el escenario, ahora tocaba un teclado un señor ya grande y lo hacía con gran maestría, sonaba en el ambiente "Y la amo".

El mesero cumplió con la orden e inmediatamente Shaoran se lo bebió.

- Habla y márchate – la voz había cambiado, sonaba más a la Sakura que él conocía.

- Sakura, gracias por dejarme hablar.

- Sé que no te iras sin que eso pase, así que sólo hazlo y vete, Señor Li – lo conocía muy bien para saber lo que haría o por lo menos eso pensaba.

Shaoran reprimió un suspiro. Por lo menos le daba la oportunidad.

- Sakura, sé que no puedo hacer nada para remediar el pasado. Pero créeme que jamás quise que tu padre muriera, él… él murió por protegerme. Pero sólo quiero que entiendas algo, fue su decisión no la mía. Él quiso protegerme.

Cuando levantó la vista sus preciosas esmeraldas emanaban lágrimas sobre un frío rostro.

- En verdad espero que me perdones. Por no haber sido fuerte, por no tener la suficiente fuerza para evitar que sucediera todo esto.

Cerró los ojos, entendiendo cada palabra. Ella lo sabía su padre era tan generoso que lo haría sin dudarlo, dar su vida por algún inocente.

- Yo… - su rostro se relajo – ya te perdone por eso – quiso que lo supiera.

Los ojos de Shaoran brillaron con esperanza, pero ella no lo veía a él ahora enjuagaba sus lágrimas en una servilleta.

- Y si eso es todo, te ruego que me dejes en paz y no me vuelvas a buscar – ahora su voz era dulce y era más que una petición una súplica.

Él sintió una sensación de opresión en su pecho.

- Sakura yo aún…

- Escúchame – cortó ella, jugando ahora con el poco contenido de su vaso – sólo vete y vive tu vida en paz.

De nuevo sus ojos estaban empañados por las lágrimas, pero no lloraría más.

- Sakura dijiste que podría hablar – no iba permitir que ella tomará esa decisión por él, durante mucho tiempo espero encontrarla y no se daría por vencido tan fácil, no ahora. Tiempo atrás ella tomo la decisión de alejarse, pero ahora no la perdería de nuevo. Tomo su tiempo para volver a hablar – aún te amo – lo soltó de una vez y buscó tocar la mano de la chica que quedo por unos momentos petrificada.

- Siempre te he amado, olvidaremos el pasado y comenzaremos de nuevo. No tiene por que repetirse.

No pudo contener más tiempo lo que su corazón dictaba. Las lágrimas corrieron a refugiarse en el cuello de la chica.

- Por favor Sakura debemos darnos una nueva oportunidad.

- No, estamos condenados Shaoran – atrapo su mano en sus pequeñas manos – la maldición pesa sobre nuestras almas.

- Claro que no, podemos romperla, sólo dime lo que sientes realmente. Yo te amo y eso es lo que importa, juntos venceremos.

Deseaba creerle, pero una parte de ella aún estaba renuente.

- No, déjame en paz – cambiando radicalmente de mirada y tono de voz, se levanto y salió a toda prisa.

- Sakura – tal vez estaba cometiendo un error al buscarla. Pero simplemente no había vivido un día, una hora en la que dejará de pensar en ella, tanto como Heian como por Shaoran, la amaba, tanto que la busco días, que se convirtieron en meses y años. Aún con la carga del negocio familiar se había encargado de buscarla. Investigadores, hechiceros, médium de todo contrato y ninguno le supo decir nada, y ahora por obra del destino de nuevo la había encontrado.

Dejo el pago en la mesa, preguntándose si ir a buscarla o no. Pero de nuevo el destino lo ayudaba, ella había dejado su bolso, no estaría lejos.

- Tonta – se repetía una y otra vez – "Por qué no te he olvidado, pero existe algo peor. No sabía cuanto amo"

Tomo el camino largo a casa, caminando, pues todo su dinero se encontraba en el bolso que dejo atrás.

Faltaban unos pasos para llegar a casa, cuando lo vio parado frente a ella, esperándola.

- Dejaste esto – levanto levemente el bolso.

Lo único que hizo fue arrabatarselo de las manos.

- Ahora ¿Podrías irte?

Él negó – te he buscado durante mucho tiempo y no estoy dispuesto a perderte.

- Basta¿por qué no me dejas en paz?

- Lo sabes, te amo y no te perderé de nuevo.

- NO QUIERO QUE TE ACERQUES A MÍ – gritó desesperada.

- ¿Por qué? Sakura sabes lo que siento – la sostuvo por los hombros.

- NO ME TOQUES – se deshizo de su agarre con un movimiento violento.

- Sakura- a pesar de que ella estaba furiosa, él le seguía hablando con cariño y su mirada era aquella con la que la enamoraba.

- VETE, SÓLO VETE – estaba perdiendo todo el autocontrol que tenía, sacó sus llaves del bolso y se dirigió a la puerta.

Él se acercó e intento tomarle la mano, pero ella se rehusó mientras en su nerviosismo se le cayeron las llaves. De inmediato él las recogió y se las entrego.

- Sakura… - repitió el hombre.

- QUE NO LO ENTIENDES – movió su cabeza frenéticamente de un lado a otro.

Shaoran suspiro, tal vez era tiempo de retirarse. Pero no se iría lejos y al día siguiente lo intentaría de nuevo.

- NO ENTIENDES QUE TE ALEJES, QUE DEBES IRTE.

Él bajo la cabeza apenado de incomodar tanto a la persona que amaba.

- No entiendes que… - aspiraba casi con dificultad – que te amo y si sigues cerca de mí, no podré alejarme de ti, nunca más – dijo lo último en un susurro.

Al escucharla y repetir varias sus palabras en su mente para asegurarse que no había escuchado mal, levantó el rostro y la vio llorar desconsoladamente, recargada en la puerta de su casa.

- Es ¿cierto? – se acercó a ella, de inmediato ella lo alejo, pero no pudo contestar y siguió derramando lágrimas.

- "Sigue siendo tan testaruda" – pensó al tiempo que con un movimiento rápido la abrazaba, esta vez no fue rechazado y dejo que llorara en sus brazos.

- Es cierto, no quiero que estés cerca de mí, porque te amo tanto que si te alejas moriría de tristeza.

- No lo haré, si no lo quieres jamás me alejaré de ti – acarició su cabellera sintiendo por primera vez desde hace años que estaba completo de nuevo.

No tardo en controlar su llanto y refugiarse en ese pecho y esos brazos que la recibieron con cariño.

- Shaoran, te extrañe tanto – sentía que la carga que durante años había llevado por fin la dejaba en paz.

- Y yo a ti, Sakura – casi no creía que realmente la hubiera encontrado y que correspondiera su amor, tantos años anhelándolo, soñándolo y por fin era posible.

Tardaron unos minutos hasta que ambos se relajaron.

Entraron a la casa, ya más relajados, ella lo invito a comer y él aceptó.

Mientras la ayudaba a hacer la cena platicaron de lo que había pasado en sus vidas. Shaoran le comentó sobre Yue quien como Yukito había hecho una vida propia, tenía una hermosa novia, a la que amaba y a la cual le había contado su historia y admirablemente ella lo acepto tanto como Yue como por Yukito. Yamazaky estaba con el en su empresa, estaba por casarse con Chiharu con quien se reencontró hacía un año. Meiling tenía algunos años de haberse casado y era madre por segunda ocasión. Kaho aún no se casaba y seguía enseñando en la preparatoria. Habían dejado atrás lo del legado, ante una renuente Ieran Li. Aquellos días sufrió mucho entre sus deberes, la presión de su madre, del grupo de hechiceros al que dirigía y de la ausencia de la castaña.

Ella le contó sobre lo que había pasado con Touya, quien sería el menos contento con la reconciliación, con Eriol y Tomoyo. Y Kero que pasaba la temporada con el matrimonio Hiraguizawa, ya que tenía tantas ganas de conocer al bebé que se fue con ellos y regresaría cuando la pareja la visitara.

Pero ahora sólo eran recuerdos de un mal pasado y tenían que construir un mejor futuro. Comieron muy poco en realidad, a cada momento se volteaban a ver, como si confirmaran que no era un sueño.

Pasaban de la 12 de la noche cuando Shaoran vio su reloj. Yamazaky probablemente estaría arreglando el cierre de un trato muy importante con los Li.

Pero realmente no deseaba pensar en eso, ahora sólo deseaba que el mundo a su alrededor desapareciera y quedarse con ella para siempre. Se quedo contemplando como lavaba la vajilla y limpiaba la mesa. Imaginando cuan maravilloso sería verla hacerlo todos los días, en su casa, como su esposa, sonrió ante el pensamiento, sin duda era su deseo.

- Listo – dijo una emocionada Sakura y se acercó a Shaoran quitándose un delantal con un Kero bordado a la altura del pecho.

Aunque sonreía, sus ojos aún seguían levemente hinchados, provocando un suspiro por parte del chico, que deseaba nunca más verla llorar. Así que deslizo sus manos sobre las mejillas de la chica logrando sonrojarla, acarició su piel como si de una flor se tratase.

- Sakura – si ella era Sakura, SU Sakura – aún no entiendo como después de tanto tiempo puedo amarte igual o más que hace cuatro años.

- Yo… tampoco entiendo como a pesar de todo, incluso de mi orgullo – bajo la mirada para luego fundirla con la de él - eres lo más valioso en mi vida, tan sólo tu recuerdo me mantenía viva.

-A pesar del tiempo.

- A pesar de la muerte.

- Te amo – dijeron al unísono, al tiempo que ese acto de amor tan puro y delicioso, despertaba en ellos ese otro sentimiento que suele acompañar al amor.

El deseo, la pasión.

El beso primero lento y tierno, fue cobrando vida y fuerza. Tanto tiempo esperando ese momento, estar juntos de nuevo, sentirse completos, felices.

Sintiendo ese cosquilleo en todo el cuerpo, el corazón gritando que por fin era feliz, la piel reclamando la del ser amado, el cerebro fundiéndose con el corazón.

- Sakura.

- Shaoran – pronunciaron cuando por breves segundos separaron sus labios para respirar.

Shaoran atrapo la cintura de Sakura quién paso sus brazos alrededor del cuello del chico para después comenzar a jugar con su rebelde cabello.

Ahora ambos estaban sonrojados y les parecía muy tierno. De nuevo los labios se juntaron y el deseo comenzó a recorrer su cuerpo. Deseando que cada milímetro de su piel sea acariciado por la piel del otro. Respirando el perfume de la piel, ese perfume que durante años guardaban en sus memorias.

Poco a poco ella bajo los brazos y los llevó al cuerpo de él, primero tocando su pecho aún cubierto por el saco, una corbata y su camisa. Con algo de temblor logro quitarle primero el saco luego la corbata. Mientras el juego de los labios continuaba, con el único problema que Shaoran era mucho más alto que ella y tenía que inclinarse.

Poso sus manos sobre la camisa y quiso sentir el corazón del chico.

- Sakura – pronunció con un brillo travieso en sus labios cuando se dio cuenta de que le quitó parte de su vestuario.

Ella se sonrojo como foco rojo, bajando la mirada.

- Lo siento yo… - se sentía realmente avergonzada – sólo quería sentir tu corazón y con esa ropa pues…

Él sonrió comprensivamente – sólo debes pedirlo - y lentamente desabotono la camisa.

En ese justo momento recordó lo que paso una vez años atrás, cuando al entrenar para la competencia de patinaje lo vio sin camisa, entonces no sabía lo que sentía por él pero ahora…

Le dio un vuelco el corazón cuando su pecho quedo al descubierto – anda puedes sentirlo.

Ella estaba casi verde de vergüenza, así que él la ayudo tomando su pequeña mano y colocándola a la altura de su corazón.

- ¿lo sientes?

Ella asintió, sentía claramente como su corazón estaba muy agitado. A ella le parecía que latía con un ritmo casi de melodía.

A Shaoran le parecía simplemente encantadora, empezaba a conocer otra parte de su Sakura, jamás pensó que le pidiera eso y realmente le agradaba que tuviera la confianza de pedirlo.

- Ahora ¿yo puedo sentir el tuyo? – dijo como broma, sabiendo que ella era demasiado vergonzosa.

Pero ella no lo dejaría de sorprender, ella tomo su mano y la colocó en su pecho.

También su corazón latía desbocado, ahora ella le dirigía una sonrisa.

- Ahora puedes sentir lo que le provocas a mi corazón.

Él sonrió, y Sakura sintió desfallecer. Pero no le dio tiempo para más pues su boca ya era reclamada por el chico.

La abrazo dulce pero firmemente, mientras ella suspiraba, entre besos acariciaba bajo la camisa la piel del hombre que amaba. Pronto esas dulces caricias eran pocas, era poco, sus cuerpos, sus mentes, sus almas deseaban más, cada vez más.

Comenzó a hacer calor en la sala.

- Shaoran… - dijo ella cuando él se dedicaba a besar un poco su cuello – vamos arriba – dijo en susurro.

Él se separó de ella para verla a la cara.

- ¿Qué?

- No preguntes, sólo… solo que no quieras subir.

Ciertamente no se lo esperaba, sabía lo que su cuerpo reclamaba, pero ella…

Sakura sonrió de una forma en la que se quedo perdido en sus ojos y su sonrisa y no hicieron falta más palabras.

Tomo con mucha facilidad su cuerpo y lo subió por las escaleras mientras ella acariciaba dulcemente su pecho y escuchaba el golpeteo de su corazón. Sabía que no se arrepentiría jamás.

- Te amo – dijo al bajarla, estaban en su recamara.

Ella no espero nada y se quito el ligero saco que portaba dejado al descubierto sus delgados brazos.

- Y yo a ti – se abrasó a su cuerpo de nuevo, parecía que de eso dependía su vida.

- No quiero perderte – dijo de pronto, aferrada a él.

- No lo harás – la alejo un poco para ver su rostro y luego lo beso con vehemencia.

Ella respondía de la misma manera.

Poco a poco la ropa se hizo un estorbo y poco a poco se deshicieron de ella. Sakura era muy inocente, así que Shaoran comenzó a guiarla a enseñarle como hacer las caricias. Sus cuerpos comenzaron a tomar brillo por el sudor, y el resto lo hizo el amor que sentían el uno por el otro. Dibujando con sus manos las formas y texturas del otro, aspirando y probando la deliciosa piel del otro.

Murmurando a cada momento sus nombres, cubriéndose sólo con la oscuridad de la noche que les proporcionaba el mejor cobijo. Su piel se estremecía ante cada nueva caricia y sus cuerpos experimentaban cosas que jamás habían sentido, por fin se hacían un solo ser, en cuerpo y alma.

No fue una sola vez sino varias en las que las emociones y sensaciones explotaron en la habitación, hasta que el sol apareció.

Despertar en los brazos de la persona a la que se ama es una de las emociones que se quiere repetir cada mañana, eso lo sabían y no renunciarían a ello por nada.

Cuando abrió los ojos escuchaba una leve respiración y un corazón que latía calmado, levanto levemente la cabeza, se había dormido en su pecho. Y era tan placentero, sentir su piel rozándose. Por un momento creyó que era un cruel sueño y que no tardaría en despertar, pero su corazón desbocado y mente le decía que era una hermosa realidad.

- Rompimos las cadenas del destino – pensó en voz alta - Estoy en ti, y tu en mi – susurró a su durmiente amor.

- Así será siempre – su voz ronca le indicó que había despertado.

- Lo siento no deseaba despertarte.

- No lo hiciste el solo alejarte de mi me alerto – le sonrió y ella cayo de nuevo a sus pies. Shaoran recordó algo que preparó para ese momento.

Shaoran hizo un gesto gracioso y estirándose alrededor de la cama busco su pantalón que yacía tirado a un lado de la cama, lo recogió sin sacar un solo pie de la cama, buscando algo en el pantalón.

- ¿Qué pasa? – seguramente olvido un compromiso del trabajo, fue lo primero que se le ocurrió.

Una media sonrisa ilumino el rostro masculino al encontrar lo que buscaba, saco del bolsillo una cajita roja.

- ¿Qué es eso?

Acariciando la caja forrada de terciopelo comenzó a recordar.

- Lo compre hace unos tres años, a la madre de Tomoyo. Era una reliquia de Haruko, tarde mucho en convencerla, no me la quería vender a ningún precio, pero al final la convencí – dijo sintiéndose orgulloso, había ofrecido una exorbitante suma por aquella reliquia y por fin la tendría la persona correcta.

- Sakura, sé que no es el mejor momento, pero… - se acomodo para quedar de frente a ella mirándola a los ojos – hemos esperado demasiado.

Ella sólo lo observaba sin entender, cubriéndose el pecho con la sábana.

- Te amo, y me… es decir nos demostramos que nos amamos realmente. Quiero que…

Sakura apenas comenzaba a sospechar.

- Me harías el honor de ser tu esposo – al mismo tiempo abrió una cajita que contenía una hermosa sortija de oro blanco, con una diminuto Zafiro incrustado.

- "Casados" – pensaba – "yo casada con Shaoran. No lo esperaba"

Sakura estaba muy asombrada, habían pasado minutos enteros y ella no se movía. Realmente estaba asustando a Shaoran

- ¿Sakura?

- Shaoran – por fin reacciono.

- Y ¿qué dices? – sonrió con nerviosismo, incluso noto como la cajita tembló.

- Si, si quiero ser tu esposa – diciendo esto se abalanzó sobre él cayendo sobre él.

Una nueva cadena de besos comenzó, y de nuevo se desataron las pasiones entregándose de nuevo con el sol como su testigo.

Y de nuevo termino recostada en el pecho de él, era tan feliz. Admirando el anillo que brillaba en su mano. Definitivamente le había encantado y eso hacía más feliz a su futuro esposo.

- Es el símbolo de que nuestro amor puede derribar obstáculos, – le había dicho cuando se lo coloco en el dedo – trascender el tiempo y la distancia, incluso los peores sentimientos – dijo refiriéndose a la maldición - no olvides que es el símbolo de que nada, ni nadie nos podrá separar.

Sonrió al recordarlo y por un segundo se lo quito del dedo para admirarlo mejor, simplemente hermoso, no lo recordaba en su vida pasada, pero que importaba. Le dio un último vistazo, pero entonces encontró una inscripción en el interior.

"Shaoran y Sakura, porque nos amamos"

Y es que su prometido era tan lindo, de nuevo lo colocó en su dedo.

- Shaoran.

- Mmm…- fue su contestación.

- ¿cómo sabías que aceptaría?

- No lo sabía.

Se levantó para observarlo con cara de no comprender.

- De hecho – dijo con aire de tristeza – no sabía si algún día te encontraría, pero desde el momento en que tuve la sortija le mande grabar eso.

Cómo podría ser tan dulce ese hombre con ella, después de lo que le hizo.

- Gracias por todo.

- No gracias a ti.

Después de eso el tiempo corrió rápido.

Los minutos se hacen horas, días y meses.

Eriol y Tomoyo llegaron de visita unos días, después presentando al heredero de los Daidouji y de los Hiraguizawa, el pequeño Kyung de apenas 2 años de edad. Al saber el gran suceso se pusieron felices y Tomoyo comenzó a preparar todo para la boda.

Conocer a los familiares de Shaoran no fue nada fácil, las siempre detestables hermanas de Shaoran, que a Sakura le parecían tiernas, los antojos de una siempre embarazada Meiling, las peleas del hermano de la ojiverde con su prometido. Las burlas de Eriol, que no perdía oportunidad en apenar a Shaoran. Si, definitivamente todo muy normal.

Se casaron un sábado de julio, después de intensos preparativos. Claro esta que para que Touya lo aceptara, primero tuvo que aceptar consigo mismo que su hermana se veía feliz con ese mocoso, y que o único que deseaba era eso, verla feliz.

La ceremonia fue el evento del año.

"Poderoso empresario chino, une su vida con una joven japonesa" – se leían en los periódicos de circulación internacional. Pues ahora el imperio Li no era por las tierras y un emperador con corona, sino por la empresa que se convertía en multinacional y colocaba a los Li como una de las familias más ricas del mundo.

Un hombre que parecía sólo un pordiosero leyó el encabezado. Hyobe maldecía a cada instante a aquellos que le habían vuelto su vida una porquería. Durante años intento sacar del cofre el poder, pero este se negaba y no le había dado nada.

- Esto apenas comienza – sonrió y se perdió en la noche.- Ahora la maldición se activara.

Nueve meses después la consecuencia de aquella noche de pasión tuvo su fruto. Una pequeña llegaba a la vida de sus padres.

- Es una niña y es hermosa – decía el doctor que después de varias horas de trabajo de parto pudo traer a la vida a la heredera de los Li, que lloraba para llevar aire a sus pulmones.

De inmediato fue llevada con su madre y el llanto cesó.

- Es hermosa – susurró Sakura acariciando el cabello castaño de su pequeña.

- Se parece a su madre – el padre de la pequeña depositaba in beso en la frente de su esposa.

Era una muy pequeñita parte de ambos, su corazón estaba feliz. Ahora lo tenían todo, se tenían a uno al otro y una hija que amar.

Llevaron a Sakura a su habitación y a la niña a los exámenes de rutina, mientras Shaoran la acompañaba. No tardaron demasiado en llevarle a la pequeña, que ahora dormía placidamente.

- ¿Cómo le llamaremos?

- ¿Qué tal Sakura? – propuso él.

- No lo sé¿qué te parece Aurora?

- ¿Aurora?

- Mejor Hikary, es luz, ella será la luz de nuestra vida.

- Pero Aurora es un nombre muy bonito, significa el renacimiento del sol, la esperanza de un nuevo comienzo – como escuchando la conversación la pequeña abrió sus ojitos, demostrando unos precioso ojos color ámbar, idénticos a los de su padre, pero la piel blanquecina como su madre.

- Creo que le pondremos ambos.

- ¿Que?

- Es nuestra esperanza, nuestra luz.

Ella asintió – Hikary Aurora – llamó a la bebe y esta hizo una mueca que su padre interpretó.

- ¿Lo ves? Le gusto.

Pronto escucharon un escándalo en los pasillos.

Casi tirando la puerta entraron todos los visitantes, mientras la enfermera trataba inútilmente convencerlos de esperar su turno.

Los primeros fueron Meiling que casi no podía con su barriguita, de nuevo esperaba un bebé.

- Es preciosa – chilló al verla.

- Shhh – se enojaron todos –jeje¿qué? Sólo digo la verdad.

Tras ella un Touya que asesinaba cruelmente a Shaoran con la mirada, ese mocoso había provocado que su hermana tuviera a una niña. Pero no tardo en sonreír al ver a su recién nacida sobrina.

Atrás y escondido en la chaqueta de Yukito, Kero se asomo a ver a la bebe – una mocosita – dijo en tono encelado, su querida Sakurita la iba a querer más que a él. Yukito se limitó a sonreír y felicitar a los contentos padres. Tomoyo cargaba su cámara y no se perdía de detalle alguno de lo que pasaba, atrás un Eriol con su hijo en los brazos sonreía al ver a su esposa tan emocionada. Todos estaban felices.

Debían disfrutar cada momento de felicidad, cada pequeño detalle que la vida les regalaba. Disfrutar al fruto de su amor que comenzó a crecer muy rápido para su gusto, pero que era parte de la vida misma, ellos cumplirían su ciclo y si hija sería el legado que dejarían al resto del mundo.

Ese día cumplía 10 años de vida, la pequeña y única hija de Shaoran era la viva imagen de su madre, sólo los ojos cambiaban, eran un poco más serenos. Su manera de ser en ocasiones se parecía a ella y en otras a él.

Su madre sonreía mientras preparaba todo para la llegada de los invitados. Hikary Aurora estaba feliz sabía que en esas ocasiones todos sus conocidos iban a visitarla y le llevaban regalos.

Sus tías, su abuela, sus padrinos Tomoyo y Eriol, los amigos de sus padres simplemente la adoraban. Era una niña tierna, inocente y hermosa como su madre, pero también firme, valiente e inteligente como su padre, sin duda había heredado lo mejor de cada uno.

Aquella tarde todos llegaron a la hora acordada, su madre parecía muy contenta a pesar que en los últimos meses se le veía preocupada no sonreía tanto como antes. Y lo que más le preocupaba a su pequeña hija es que ya no veía a sus padres juntos como antes, era pequeña pero también observadora, su madre enfermaba mucho. Y aunque tenían a los mejores doctores para ayudarla, parecía empeorar. Ese día se le veía alegre cubriendo sus ojeras con maquillaje.

El pastel se partió y los niños fueron a jugar.

- De nuevo tu padre llegará tarde – interrumpió los pensamientos de la pequeña que supuestamente se escondía, en el juego que habían organizado los hijos de Meiling.

- ¡Kyung! – me asustaste.

El chico de 12 años, hijo de Tomoyo y Eriol se había convertido en el mejor amigo de la pequeña, aunque pocas veces se veían. Pues él vivía en Inglaterra y ella en China.

- Lo siento, puedo sentarme.

La niña sólo levantó los hombros, así que el chiquillo se sentó a su lado, para ser más exactos en la rama de un árbol de uno de los cientos que había en la mansión Li. Los adultos hablaban en el salón de la mansión, mientras los niños jugaban.

- Creo que lo que te preocupa son tus padres – dijo el pequeño Hiraguizawa. Había heredado los poderes de sus padres, pero también su gran capacidad de observación y deducción.

- Sí, así es – se limitó a contestar bajando levemente su cabecita.

- ¿Ahora que pasa?

- Cada año es peor – dio un suspiro esperando que sus ojitos ámbar no se llenaran de lágrimas.

- Te escucho – esa pequeña era su mejor amiga y la quería mucho, desde pequeños habían congeniado más que los otros niños. Los hijos de Meiling eran un verdadero desastre, cuando se juntaban, sus padres juraban que tendrían que dar explicaciones a alguien. Su primo por parte de su tío Touya, era muy bueno, pero en ocasiones era un verdadero demonio y no podía confiarle ciertas cosas. Y los demás chiquillos eran demasiado pequeños.

- Todos los días después de que regreso a casa de la escuela, veo a mi madre triste, pero cambia su mirada en cuanto me ve, y no me quiere decir que le pasa. Mi padre no esta todo el día y regresa casi siempre cuando ya me dormí. En ocasiones me llevan a ver a mi padre, pero mi madre se niega a acompañarme, se la pasa trabajando. Ambos me demuestran que me quieren pero entre ellos… en estos meses no los he visto juntos…

- Entonces…

- Temo que se divorcien.

- ¿Qué?

- Mis compañeras de la escuela dicen que es normal, algunos padres se dejan de querer y se separan para buscar a alguien más – lo vio de frente, entonces Kyung pudo ver que su amiga sentía mucha tristeza – pero… yo sé que se quieren Kyung.

Ahora si que estaba sorprendido, Hikary no era una niña llorona si esto le preocupaba tal vez era muy grave.

Sin poder contenerse más sus ojitos derramaron lágrimas, sin poder hacer otra cosa sólo la abrazo y dejo que se desahogara. Pero sólo eran unos niños y los adultos no les decían nada, él pequeño había notado como sus padres entristecían cuando en la conversación se incluían a los padres de la pequeña Aurora.

Había algo que los adultos ocultaban y ahora se esforzarían por averiguar que era.

La noche llegó, los niños dejaron de jugar ya que Kyung y Hikary aparecieron como si nada, arruinando el juego. Shaoran llego y saludo a todos, por primera vez en meses también sonreía a alguien que no fuera su hija, su amada hija. Como cada año la colmo de obsequios muy caros y de todas partes del mundo, pero no se acerco a su esposa.

Cuando pidieron que se reunieran para una foto de todos juntos, Sakura se colocó en un extremo con una mirada triste y Shaoran al otro lado con la misma mirada. En el centro al lado de Kyung y a los pies de Tomoyo y Eriol estaba Hikary, más a los costados Meiling y su esposo, del otro Touya, su esposa y su hijo, a su lado Yukito con su esposa y al lado de Meiling, estaban Takashi y Chiharu con dos bebés. Todos sonreían, menos Sakura, Shaoran y su pequeña hija.

Ahora observaba esta foto, habían pasado 5 años desde que fue tomada. Y ahora era la única que conservaba, todas las había roto en un frenético momento de ira y tristeza. ¿Por qué su existencia estaba condenada¿Por qué? Odiaba todo, de que servía tener todo lo material si no tienes lo que más te importa lo que más amas en la vida.

Lo recordaba perfectamente hacía exactamente 2 años atrás su madre murió. Sakura murió, después de una larga y dolorosa enfermedad a la cual sucumbió ante la muerte. Su padre, el poderoso Shaoran Li no era el mismo, desde la muerte de su esposa, se había vuelto más cerrado y sólo hablaba para lo estrictamente necesario, entregando su cuerpo y alma al trabajo. Jamás había vuelto a ver sonreír y cada vez que podía se olvidaba de la realidad con alcohol, casi no hablaba con su hija y parecía un zombi sin vida.

Quería odiarlo, odiar a su padre, culparlo de todo lo que ahora sentía. Cómo fue capaz de apartarse de su madre, de abandonarla cuando ella más lo necesitaba, en sus noches de fiebre murmuraba el nombre de su esposo y de su hija. Pero él nunca estuvo ahí, para ella, ni para su hija, ni para su esposa. A pesar de todo y en las horas que su madre permanecía conciente, le rogaba no odiar a su padre, pues se amaban, pero simplemente no debían permanecer juntos. En sus noches de conciencia le contaba como se habían conocido, sobre sus memorias de sus vidas anteriores, sobre lo mucho que la amaban a ella.

Justo antes de morir, una fría noche de junio le entrego el anillo que desde siempre llevaba, un hermoso anillo con un Zafiro, dijo que pase lo que pase todo estaría bien. Por último le pidió perdón por no ser fuerte, pero que siempre estaría con ella. Después sus hermosos ojos verdes se cerraron para siempre.

Lloro amargamente mucho tiempo y al bajar se encontró con su padre que miraba fijamente la puerta en donde se encontraba su madre, ahora muerta. Realmente quiso odiarlo pero no pudo, los ojos de su padre lloraban aunque en ningún momento se movió.

Ahora dos años después todo parecía destruirse poco a poco. Sabía que su padre aún la amaba, pues en las noches al llegar lo primero que hacía era ir a verla, cruzar dos escuetas palabras para luego encerrarse en el estudio. O se ella se hacía la dormida y su padre se acercaba a su cama para depositar un leve beso en su frente.

El tema de su madre estaba prohibido.

Ahora se encontraba en un internado en un prestigiado colegio de Inglaterra, y pronto las vacaciones llegarían y debía regresar a casa. De nuevo a los recuerdos del pasado.

Su única compañía era Kyung que estudiaba con ella, unos grados más adelante. A sus 14 años era una chica solitaria, comprometida con los estudios, pero a la vez rebelde y atrevida cuando lo deseaba. Era una de las más hermosas en la escuela, pero pocos se acercaban a ella sabiendo el superior Kyung la protegía o al recibir sus desplantes.

Simplemente pensaba que su existencia era horrible, a pesar del apoyo de toda su familia, se sentía sola.

Guardo la foto en su maleta, lista para regresar a casa. Esta vez Kyung la acompañaría para pasar unos días, realmente le agradecía su apoyo y compañía. A pesar de que no podía negar que sus primos y amigos, hijos de los amigos de sus padres eran divertidos y se desvivían por hacerla sonreír, cosa que pasaba muy pocas veces desde la muerte de su madre.

Trato de apartar todo de su mente para ir a dormir.

El reloj sonó y su fina mano lo apago, tenía ya tiempo despierta así que tomo sus cosas y salió. A su paso todos sus compañeros la observaron, era cierto que era muy seria pero aún así lograba caerle bien a todos, pensaba que lo había heredado de su madre.

Se despidió sin ánimos y fue con Kyung que la esperaba en la salida.

El viaje en avión fue tranquilo y era cuestión de minutos llegar a la mansión Li, el heredero de los Hiraguizawa observaba la preocupación en los ojos de Hikary, sólo cuando regresaba a casa se ponía así. Trato de darle ánimos y ella le agradeció con una diminuta sonrisa.

Llegaron y ella se instalo en su recamara a Kyung y luego ella.

- Mi padre llegará tarde, como siempre –masculló por lo bajo.

El chico sólo asintió.

- ¿Qué te parece si me enseñas algunos lugares mientras tanto?

- Esta bien.

Salieron a caminar, mientras el sol poco a poco se rendía ante la noche. Ella le mostró el centro comercial, algunos lugares que los chicos de su edad utilizaban para divertirse y finalmente el parque Pingüino, donde su madre solía jugar con ella.

Se sentaron en los columpios mientras ella relataba los pocos recuerdos que conservaba de entonces.

Kyung le agradecía en silencio la confianza que le tenía.

Los focos de los alrededores se encendieron y las estrellas se asomaron en el cielo.

- Es mejor regresar – dio como finalizada la conversación Aurora.

- Creo que tu padre no tardará en llegar.

- Pero que sorpresa – una escalofriante voz recorrió todo el parque.

De inmediato Aurora y Kyung se alertaron.

Llego muy apurado a la mansión, sabía que ese día su hija habría llegado con Kyung y realmente se encontraba muy contento de verla de nuevo, aunque no supiera como demostrárselo.

Al llegar el ama de llaves le confirmó su llegada y le dijo que había salido.

Ese día en particular le parecía que los minutos pasaban muy lento. Y pronto esa desesperación se convirtió en un mal presentimiento, definitivamente algo mal pasaría o estaba pasando con su hija. Era la misma sensación que tuvo años antes cuando su amada Sakura murió.

- No – se repetía a sí mismo, no de nuevo. Ya había dejado morir a Sakura y ahora no perdería a su hija por nada del mundo.

Se subió a su auto y arrancó yendo en la dirección que el vigilante los había visto caminar. Lo único que lo mantenía más o menos tranquilo era saber que Kyung estaba con ella, tenía un buen nivel de poder y no permitiría que nada le pase. Aceleró rumbo al parque Pingüino donde rogaba que estuviera.

- ¿Quién eres? – Kyung se colocó frente a Hikary.

El hombre vestía de monje con la que se tapaba el rostro. Tenía poder, no muy alto pero podía ser de peligro.

- No es contigo que quiero hablar, muchacho. Deja a la hija de Sakura que hable conmigo.

Aurora sintió un escalofrío correr por su cuerpo a la mención de su madre.

- ¿Qué quieres? – levantó la voz y se coloco al lado de Kyung.

- Hablar sobre tus padres – dijo con simpleza a la vez que sus sucios dientes se mostraban.

- ¿Qué tienen que ver contigo? – preguntó frunciendo el ceño.

- Todo. ¿Sabías que todo lo que estas sufriendo es su culpa?

- Es mentira – gritó enojada.

- Por supuesto que no. Ellos cometieron un error muy grave en su vida pasada, y en la presenta otro peor, es por ellos que ahora no eres feliz.

- Calla, es mentira.

- Tranquila Hikary – le susurró Kyung – sólo quiere que te desequilibres y entonces atacar.

Ella asintió, respirando y tratando de controlarse.

- Pero es cierto – dijo el moje descubriéndose el rostro. Descubriendo a un Hyobe más viejo y acabado – O acaso niegas que tus padres te ocultaron la verdad sobre ellos.

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Acaso no te hablaron de la maldición que pesaba sobre ellos? Tal vez porque ellos mismos no lo recordaban. Te lo dije, cometieron el grave error de olvidar el pasado y eso condujo a tu madre a una muerte segura…, lastima era tan linda.

El poder de Hikary se encendió de un solo golpe.

- Tranquila – le susurraba Kyung, pero estaba sorprendido de la cantidad de energía que la chica emanaba, ella permanecía observando al hombre con fuego en su mirada.

Kyung preparo un ataque dispuesto a matar al sujeto, pero ella lo detuvo.

- ¿Qué sabes? – preguntó con voz neutra.

- Bien te lo diré, sobre sus almas pesaba una maldición. Ellos pensaron que había sido roto cuando de casaron, pero en realidad apenas comenzaba. La maldición se activaría cuando tuvieran una gran felicidad en sus corazones, es decir tu nacimiento.

Camino deteniéndose a unos metros de la chica. Kyung lo tenía bien vigilado y no permitiría que se acercara un solo paso más.

- Cuando tú naciste comenzó a hacer efecto, sólo que no tan inmediato como yo esperaba, tuvieron que pasar algunos años. Y cuando por fin lo hizo, tus padres supieron que jamás debieron olvidarme, tu padre me busco durante mucho tiempo para saber como romperlo, pero soy más listo y no me encontró.

- ¿En que consiste la maldición?

- Esperaba que lo preguntaras. Cada vez que ellos dos se acercarán dañarían al fruto de su amor. Cada vez que se acercaran, tú lo sufrirías, las primeras veces cuando eras apenas una niña de dos años eran moretones, luego profundas heridas, después simplemente tu corazón dejaría de latir, tan sólo con que se acercaran a menos de tres metros.

Hikary comenzó a recordar, era cierto tenía algunas cicatrices en la espalda y en los pies, que aparecieron misteriosamente cuando tenía apenas cinco o seis años. Fue cuando sus padres se empezaron a separar.

- Durante todo este tiempo he mantenido y fortalecido la maldición. Pero tu madre fue débil y murió, yo diría que de dolor – concluyó burlandose.

- Así que como puede darte cuenta es por tu culpa que tus padres no este juntos.

Shaoran a penas llegaba y alcanzó a escuchar lo que ese mal nacido hacía dicho, quedo petrificado al escuchar todo aquello, por primera vez se arrepintió de no haberle dicho la verdad a su hija y tuviera que enterarse por ese maldito.

- Es mentira – salió de la oscuridad para hacerle frente a su hija – Lo siento hija, siento no haberte dicho todo antes. En verdad perdóname por no haber tenido el valor de decírtelo – su semblante era cansado y parecía que le hubieran quitado un peso de encima – pero quiero que sepas que te amamos, tu madre y yo. No queríamos que te sintieras culpable por que no podíamos estar juntos – pudo notar las lágrimas en sus ojos – eso es mentira, no tienes culpa alguna. Nosotros no supimos enfrentarlo.

Su hija permanecía en una especie de shock tratando de entender todas esas palabras.

Sin esperar respuesta de su hija se volvió contra Hyobe, de golpe su semblante cambió a uno de odio puro - Por fin te encuentro infeliz – el padre de Hikary sonrió con maldad – después de tanto tiempo.

- Pero mira nada más, tu papi ha llegado, pero sabes algo no podrá contra mi – dijo dirigiéndose a la chica.

- Llévatela y cuídala – ordenó Shaoran a Kyung sin darle la cara.

- Pero… - sabía que ese hombre tenía mucho poder y que tal vez podría derrotarlo.

- Por favor – ahora sonó como suplica – cuídala.

- Si – tomo a la aún paralizada Aurora y comenzó a correr. La pondría a salvo y regresaría con el señor Li.

No habían corrido mucho tiempo. Ella sólo sentía que se tropezaba con cuanta cosa se le ponía en frente cuando por fin termino de asimilar todo.

- Regresemos – dijo al tiempo que se detenía, ocultando sus ojos bajo su espeso fleco.

- Tu padre dijo que te cuide y eso haré, no te preocupes regresaré por él.

- No lo entiendes, si lo dejamos sólo algo malo le pasara.

- ¿Qué?

Levantó su rostro bañado en lágrimas – si lo dejamos, él morirá.

Kyung permanecía con la duda, pero cuando ella decía algo así, era muy probable que sucediera.

- Es mi padre, no me quedaré con los brazos cruzados.

El chico suspiro – esta bien vamos.

Corrieron de regreso, Hikary rogaba porque su padre estuviera bien, cuando una honda de energía fue desprendida y aceleraron el paso.

Lo que vio al llegar, lo recordaría por el resto de su existencia.

Su padre caía con múltiples heridas, mientras Hyobe se regocijaba de gusto y placer.

- Lastima que Sakura no esta para verte.

Su padre se levantó una última vez y dirigió la mirada al lado contrario de donde había llegado su hija. Al dirigir su mirada Hikary sintió desfallecer, ahí estaba su madre ataviada con un precioso vestido blanco, sonreía mientras extendía los brazos hacia Shaoran y le dedicaba una sonrisa a su hija.

Luego vio el cuerpo de su padre caer.

La figura de su madre, ahora estaba acompañada de la de su padre, ambos se sonreían, luego la vieron a ella y movieron sus labios pero ningún sonido salió de ellos, pero claramente entendió.

- Siempre estaremos contigo – luego se desvanecieron.

Sintió como su cuerpo, su mente, su corazón y su alma se hacían trizas en un segundo. Un vació en todo su ser, miles de emociones se arremolinaron en ella, sus padres, había perdido a sus padres.

- ¡NOOOO! – su alma estaba siendo desgarrada.

Mientras tanto Kyung mantenía una pelea con Hyobe, que de pronto se había vuelto mucho más fuerte y le estaba causando problemas.

Cayo arrodillada y sus lágrimas se mezclaron con las de su padre que yacía en el frió pasto con una leve sonrisa en su rostro.

Un extraño y desconocido sentimiento nació y se alojo en su corazón.

Odio, el más puro odio.

Sus ojos perdieron el brillo, se levantó iluminada de una extraña aura gris.

De un fuerte empujo quitó a Kyung que peleaba quedando de frente a Hyobe.

- ¿Hikary? – Kyung noto el cambio en el aura y realmente sintió miedo.

- Eso es lo que quería querida – dijo calmadamente - Ahora ya puedo entregarte esto –hizo un movimiento y en sus manos pareció una esfera oscura, que se desvaneció.

- Cuando naciste quiso ir contigo, pero lo encerré. Lo he estado guardando por años y sé que tú eres su dueña – el cofre quedo al descubierto.

Inmediatamente el cofre se abrió y todo el poder que contenía entro al cuerpo estático de Aurora. Pasando de blanco a gris.

- Sabía que al saber la verdad tu corazón se corrompería con maldad y sentimientos negativos. Tal vez no pueda tener el poder en mis manos, pero puedo dominar a alguien con el corazón lleno de odio.

- Ahora eres mía – al sentir su alma llena de rencor podría controlarla como juguete. Había esperado años ese momento, el momento en que el poder de la hija de Sakura y Shaoran desarrollara una magia tan poderosa, que combinada con la del cofre y el odio la hacían una perfecta aliada o sirvienta.

- ¡Destrúyelo! – ordenó mientras apuntaba a Kyung que apenas se levantaba.

- Hikary – con angustia vio como se daba vuelta y con los ojos llenos de odio comenzaba a recitar uno de los hechizos más fuertes que poseía.

Si no hacía algo moriría en manos de su mejor amiga.

- Hikary, escúchame por favor, sé que estas ahí no permitas que te controle.

Pero fue inútil, casi sin saber si funcionaría puso un escudo protector que sólo resistió lo necesario y se rompió en mil pedazos. Uno de sus mejores hechizos había sido destruido con gran facilidad, tenía que hacer algo.

- Vamos chiquilla acaba de una vez – dijo Hyobe.

- Aurora – sólo la llamaba así cuando era algo serio y muy importante – recuerda que tus padres te aman y se pondrían muy tristes – la vio preparar otro hechizo – a ellos no les gustaría verte así, tu eres una persona muy dulce aunque no lo demuestres, valiente y decidi… - no pudo continuar por que el segundo ataque fue más poderoso y más eficaz, apenas pudo esquivarlo, pero había alcanzado el pie derecho.

Sintió como varios huesos se rompieron, y un indescriptible dolor.

Hyobe estaba sonriendo, ahora podría conquistar al mundo con tan sólo desearlo.

El hijo de Tomoyo había quedado tirado en el frío pasto - Hikary – el dolor y la perdida de sangre no le permitirían pelear, y por ningún motivo la atacaría, preferiría morir en sus manos – escúchame, eres muy fuerte eso no te podrá dominar, eres una chica fuerte, todos te apoyamos, no estas sola, nunca lo haz estado – con angustia la vio preparar su ataque más poderoso - ¡HIKARY! – gritó con el alma deseando que lo escuchara.

La chica terminó el ataque y lo envió a su amigo, pero algo paso, el hechizo se deshizo.

A su alrededor las cartas que ahora llevaban el nombre "Hikary" la rodearon. Con rostro desconcertado las observo a todas.

- Regresen – ordenó pero nada paso.

Luego las cartas brillaron a su alrededor haciéndola caer de rodillas.

- Pero… ¿qué demonios? – gritó Hyobe.

- La han desconocido – dijo Kyung – al no poseer el aura pura las cartas están tratando de ayudarla.

Dentro del círculo Aurora se tomaba la cabeza, una fuerte lucha interna. Escuchaba la voz de sus amigos, de su familia, de sus padres pidiéndole que luchara contra todo eso. Y a Hyobe decir que era su culpa todo lo que había pasado, sus ojos pasaban de un color gris a uno ámbar y luego al gris, sentía que su cabeza reventaría.

Su rostro se empaño en lágrimas de dolor y desesperación, pero finalmente el poder dentro de ella se purifico, las cartas y las voces de sus padres fueron más fuertes.

No quiero estar sola, desearía poder regresar atrás y evitar que esto pase – dijo en susurro, las cartas y el poder de Haruko una vez purificadas y siendo ese el más grande deseo de su dueña lo cumplieron.

Una enorme luz la invadió.

El chico de intensa mirada negra-azulada olvido sus heridas y corrió hacía ella para abrazarla.

- Kyung – pudo decir en un suspiro antes de desaparecer junto a él.

Aterrado Hyobe se lanzó antes de que la luz desapareciera, segundos después no había nada en el parque Pingüino, sólo el cuerpo de un hombre tirado con una media sonrisa en su rostro.

Vieron cientos de colores que se unían en un abismo enorme, lo único que atinó a hacer es aferrarse al cuerpo de su acompañante que con suma ternura la protegía con su cuerpo.

Después todo se volvió negro, lo siguiente fue sentir mucho frío.

Pero una parte de ella estaba muy calida, abrió lentamente los ojos con una extraña sensación en el estomago. Al ver que era lo que se sentía tan calido, sólo pudo agradecerle, Kyung estaba tirado a su lado aún inconciente.

Se levantó con cuidado e inspeccionó el lugar, se encontraban en la cima de un edificio. Regreso con Kyung y revisó sus heridas eran profundas y probablemente tardarían unas semanas en sanar. Luego recordó lo que había pasado y no había mucha lógica en aquello, lo único que recordó fue su deseo de evitar lo que había pasado.

No sabía donde estaba, así que buscó y encontró una habitación deshabitada en el techo, así que in dudarlo llevo a Kyung hasta el lugar. Bajo de un solo brinco y comenzó a buscar frenéticamente su casa o alguna farmacia abierta. Se encontró una abierta y compro vendas y lo necesario para cuidar a su amigo, mientras lo llevaba a un hospital, daba gracias al cielo saber un poco de enfermería.

Pero su corazón casi se detiene cuando vio el calendario del farmacéutico, se encontraban casi veinte años a tras, movió la cabeza sin creerlo. Desconcertada comenzó a caminar para llegar al edificio donde dejo a su amigo, tal vez por eso no reconocía nada, pero no podía preguntar a toda persona que se encontrara que fecha era.

Como respondiendo a su petición una tienda de electrónica, mostraba televisores que en ese momento transmitían noticias, y marcaban claramente la fecha diecinueve años atrás.

Movió la cabeza y pensó que le hacía falta descansar, no sentía ninguna presencia mágica, como cuando llegaba a su ciudad podía sentir las auras de sus amigos, sobre todo de la del hijo de su tío Touya que era uno de los más fuertes. Pero nada.

Llegó al edificio y al estar atendiendo a su amigo, este se despertó por el dolor.

- Tranquilo, todo esta bien.

- ¿Qué paso¿Dónde esta ese hombre? – al ver el rostro tranquilo de la chica miró a su alrededor y no encontró nada conocido - ¿Qué paso?

- Aún no lo sé – siguió con su labor lo más rápido posible tratando de no hacerlo sentir más dolor, él trataba de no emitir algún sonido, pero su rostro reflejaba que si le dolía. Se quedo dormido una vez que terminó, estaba muy débil

Ambos estaban muy cansados, pero ella lo acomodo en la cama vieja de la habitación y salió, tratando de reconocer algo. Pero nada, dio algunos saltos de un edificio a otro sin encontrar magia alguna.

Luego bajo y camino desconcentradamente, sólo sintió como tropezó con alguien.

- Lo siento - la otra persona se apresuró a disculparse, inclinándose varias veces.

Luego levantó la vista y Hikary sólo pudo musitar – lo siento – frente a ella estaba una chica de unos 16 años, cabello castaño, ojos verdes y sonrisa cautivadora.

- "No puede ser" – pensó, la chica frente a ella le sonrió por última vez antes de seguir corriendo.

Más adelante unos chicos la llamaban – Sakura apresúrate, sabes que a Shaoran no le gusta esperar.

- Hoe, ya voy – dijo la castaña para perderse entre la gente.

Hikary estaba petrificada, su madre Sakura Kinomoto años atrás – será un sueño – pero no podía ser, luego recordó su deseo, tal vez, tal vez si se lo habían concedido.

Tenía una oportunidad de cambiar el futuro, ese que no deseaba repetir, era su oportunidad.

Trato de seguirlos pero se le hizo muy difícil, no sentía sus auras, probablemente por que las ocultaban, cosa que no hacían en el futuro. Tardó horas, pero no encontró nada, llegó a pensar que tan sólo alucino ver a su madre. Así que decidió regresar con Kyung saltando por los techos, pero entonces sintió que su corazón le avisaba algo, así que se detuvo y vio que abajo, un chico cargaba a una chica en brazos. Sintió una punzada en el corazón, los vio entrar en una casa, se quedó ahí pensando, eran sus padres, luego vio como por la ventana se veía al chico acomodar a la chica en la cama y retirarse. Fue cuando vio a Kero salir del cajón del escritorio, era Kerberos el guardián de las cartas, sin duda esa era la habitación de su madre. Luego lo vio esconderse de nuevo y a su padre regresar con paños, revisar el escritorio y comenzar a quitar y poner paños en la frente de su madre.

Luego se sentó no muy lejos de la ventana, parecía cansado y a la vez preocupado.

Ella sonrió, era verdad desde entonces la cuidaba, aún sin saber su pasado la amaba.

Decidió regresar cuando sintió que su padre la descubriría.

Regreso mientras en su mente comenzaba a planear todo, cada paso que daría para que ese futuro del cual provenían nunca se repitiera. Primero cuidaría de Kyung y luego juntos lograrían hacerse un mejor futuro.

Se recostó junto a su amigo que dormía y agotada durmió, ahora veía hacia un futuro diferente.

Ahora tenía la oportunidad. Y haría lo que sea para evitar que sus padres llegaran a ese horrible futuro, incluso separarlos.

§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§

Por fin, son las 2 de la mañana y por fin terminé. 57 páginases un record.

Como les dije al principio, ahora quedo todo al descubierto.

Y ahora se entiende porque el summary es:

"Presente, pasado y futuro se conjugan en un mismo tiempo, amar. El destino de Sakura y Shaoran en manos de la persona más poderosa de todos los tiempos"

Es decir su hija. Y son los personajes que habían aparecido en los capítulos anteriores, la gitana que le dio el mensaje a Eriol, Fuu es Kyung, hijo de Tomoyo y Eriol, y Seika es Hikary hija de Sakura y Shaoran.

De nuevo me disculpo por la tardanza, pero espero haberlo compensado, disculpen si en algunos lugares (por no decir muchos) no di detalles pero si lo hubiera hecho esto no tendría fin.

Gracias de nuevo y hasta el próximo capítulo.

yuen chan