Capítulo 19
Futuro
¡¡¡Holitas a todas y todos!
Permitanme presentarme soy Ikue, si no me recuerdan soy una de las creaciones de la loca escritura yuen chan. El día de hoy me ha pedido que les diera la bienvenida. ¿Por qué? (susurrando) en mi opinión creo que no esta bien de la cabeza...
- IKUEE - se escucha voz muy fuerte salir de una oscura esquina.
- Ok, Ok. Les decía que yuen chan esta un poco ocupada y enojada. Porque resulta que perdió el archivo donde guardaba el último capítulo de esta historia, que si todo sale bien será el siguiente. Anda por todos lados culpando a todos de su... (susurrando) pésima memoria.
- Ikue, quieres terminar de una vez o llamaré a Kero si no puedes hacerlo. Tengo mucho trabajo date prisa.
- Bien, ya entendí. Qué humor. Lo que sucedió fue que llevó al técnico su PC y sólo Kami sabe que le hicieron que dejaron un desorden peor de lo que tenía, ji, ji. El punto es que esta muy enojada con todos y con ella por haberlo perdido. Y lo peor es que había comenzado un nuevo fic.
- Un saludo y muchos bechitos a todos los que leen a esta loca escritora, saludos a Celina sosa, gracias por tu review, fue una de las pocas cosas que le subieron el humor de ya saben aquien.
- Ikue...
- Ya voy (susurrando) definitivamente la afecto haber perdido el archivo. Bien los dejo con la historia. Besitos, abrazos y apapachos a todos mis admiradores y admiradores, sé que son muchos pero por su timidez no se atreven a decirmelo.
- ¡¡KERO! te tengo un trabajo.
- ¿Me vas a dar dulces? - se escucha la voz chillona del animalido del otro lado de la puerta.
- Todos los que quieras.
- Bueno, me voy mi jefa me habla y yo me porto bien, así que disfruten la historia.
- Mis dulces...
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
- Quiero hablar con ambos - dijo la chica.
- ¿Ambos? - ahora era Eriol quien fruncía el ceño. No confiaba en esa chica y el hecho de que pidiera hablar con Tomoyo no le agrado nada, podía usarla como señuelo.
- No es lo que piensa, no pienso hacerle ningún daño a la señorita Daidouji - aclaró Seika adivinando su pensamiento. Eso si que lo dejo perplejo, se supone que era él el que casi podía leer el pensamiento - no deseo hacerles daño, necesito su ayuda - se gesto se suavizo, demostrando la verdad de sus palabras.
- Vamos afuera - se dio vuelta y camino hacia uno de los jardines.
- ¿Quieres ir? - consultó Eriol a Tomoyo que se quedó algo sorprendida.
- Por supuesto - y fue la primera en seguir a la extraña chica, mientras se preguntaba si era curiosidad o celos lo que en ese momento la invadían. Pero no tenía por qué.
La chica los espero fuera, no muy lejos, sólo lo suficiente para que la música los dejará hablar.
Hikary dio un vistazo a Kyung que desde el techo de la casa donde se hacía la celebración los escuchaba. Dio un suspiro al ver parados frente a sí, a los que en un futuro se habían vuelto sus segundos padres y amigos adorados.
- Iré al grano - sentenció.
Vio el rostro de ambos y sintió un nudo en la garganta, no pensó que le sería tan difícil, después de todo en ese tiempo esos chicos frente a ella sólo la superaban por escasos años.
- Aunque no quisiera meterme en sus vidas debo decírselos, porque son los únicos que me pueden ayudar.
Ellos no pronunciaron nada y la observaron con curiosidad, nada de lo que hubieran hecho los hubiera preparado para lo que escucharían.
- Yo... vengo del futuro, de más de veinte años adelante - explicó.
Tomoyo y Eriol se sorprendieron, pero no dijeron nada y le dieron a entender que continuara.
- Mi tiempo se acaba, debo regresar. Quiero que ayuden a Sakura y Shaoran a encontrar la manera de romper la maldición que pesa sobre sus almas - soltó todo.
Eriol se sobresalto levemente sin hacerlo notar.
- Si - se dirigió a Eriol - sé que eres la reencarnación de Clow Li. Zafiro ha renacido en Sakura, la actual maestra de las cartas y Heian en Shaoran Li. El hechicero que los maldijo también esta aquí en su forma pasada y futura. Ahora se fusionaron, y busca el legado de Haruko y no tardará en obtenerlo, pero su dueño aparecerá en 6 años.
Tomoyo no entendía nada, pero se trataba de grabar cada palabra en la mente.
- Sakura descubrirá algo sobre su pasado y odiará a Shaoran por mucho tiempo, les pido que los ayuden y eviten que se separen - sus ojos se humedecieron - no permitan que la maldición se cumpla y que mueran... - no planeaba decirlo, pero no pudo contener las emociones que se arremolinaban en su cuerpo, con la sola esperanza de cambiar esa realidad que le tocó vivir.
Tomoyo pudo saber por su mirada que no mentía, aunque todo eso sonaba como sacado de una loca mente (NA: la mía), sonaba tan irreal, pero la mirada de la chica decía que no mentía y deseaba creerle por un lado pero por otro...
- ¿Cómo sabemos que dices la verdad? - Eriol no se quedaría sin una prueba.
Ella sonrió - no has cambiado – tenía esa misma actitud en el futuro - te lo demostrare.
Hizo un hechizo en voz baja y activo los cristales que había alrededor de ellos, tal y como lo hizo con las competencias, impidiendo que saliera o entrara alguien o alguna magia. De inmediato Eriol activo una protección para él y Tomoyo, sólo en caso de que fuera un ataque.
- Eso lo puede hacer cualquier mago - comento Eriol.
Tomoyo estaba un poco impresionada no sólo porque jamás había visto algo parecido sino porque sentía la magia a su alrededor y ahora podía sentir más claramente que a Eriol lo rodeaba una especie de energía que la cubría a ella también.
- No es eso lo que le quiero mostrar - cuando estuvo segura de que estaban protegidos, comenzó a desplegar su poder, color violeta intenso. Enorme, calido y sumamente poderoso, algo que jamás habían sentido, pero había una extraña sensación de tristeza en ella.
Tomoyo no pudo evitar un estremecimiento, con un poco de esfuerzo pudo ver el aura que imponente la rodeaba.
Eriol dio un paso atrás entre sorprendido y perturbado.
- Sin duda - de inmediato lo reconoció Eriol, ese era el poder del legado, sus memorias se lo confirmaban.
- Yo, soy la dueña del legado, en el futuro me fue otorgado. Pero pague un precio muy alto, mis padres se separaron para siempre y murieron, por eso regrese. Vine a evitar que cometan los mismos errores.
Tomoyo sintió que la sangre se agolpaba en su cabeza, después tuvo un mareo pero no quiso demostrarlo, algunas imágenes confusas jugaban en su mente. Una chica, un rey, un hombre, dolor, todas esas sensaciones. No puedo evitarlo y llevó sus manos a la cabeza sintiendo que le explotaría, sus rodillas temblaron y sintió por un segundo desvanecerse.
- Tomoyo - se alarmo Aurora, de inmediato oculto su poder y se acercó a Eriol que ya la sostenía.
- Lo lamento, no pensé que activaría sus memorias - se disculpó.
- ¿Memorias?
Al desaparecer su aura Tomoyo se recuperaba y se levantaba lentamente.
- ¿Entonces...?
Aurora asintió - en unos días lo descubrirían - Aunque se sentía preocupada por no saber las consecuencias de saberlo antes.
Tomoyo se levantó aún sostenida por Eriol.
- Por lo que acabó de sentir y aunque no entiendo mucho, estoy involucrada - sonrió Tomoyo para convencerlos de que se sentía mejor.
- Lo lamento - dijo suspirando, en realidad no deseaba que nadie sufriera. Dio una mirada a Kyung esperando que él no se molestara por lo que le paso a su madre. Desde lo lejos su amigo sólo asintió y le sonrió.
- No te preocupes - le sonrió como la Tomoyo del futuro.
- Sólo me queda una pregunta - dijo Eriol - ¿Qué tan poderoso es ese hombre?
- Mucho, ha sabido mantenerse con vida a pesar del tiempo. Yo no he podido derrotarlo a pesar de mi fuerza - una sombra de impotencia empaño sus ojos - Creo que complique las cosas. Pero estoy dispuesta a todo para cambiar el futuro.
- Entiendo - meditó unos segundos - tus padres deben ser magos o hechiceros muy poderosos tu poder es impresionante.
- Lo son.
- Bien - meditó Eriol - hay una condición para ayudarte...
- Pero ya les mostré mi poder – no podía creer que Eriol le hiciera algo así. En su tiempo era muy comprensivo con ella.
- Sólo quiero confirmarlo en realidad. Son Sakura y Shaoran tus padres.
Aurora suspiró - Si - dijo ella sonriendo, su sonrisa era idéntica a la de Sakura no había duda.
A Tomoyo se le agrandaron los ojos un instante y después de observarla mejor lo confirmo, tenía la delicadeza del rostro de su madre y los intensos ojos de su padre, cabellera de su madre. Era preciosa.
Unas estrellitas se asomaron en sus ojos sin poder evitarlo.
- Eres tan linda. Sakura y Shaoran tienen mucha suerte - dijo con alegría.
- Gra... cias.
- Supongo que no me puedes decir más del futuro.
- Lo lamento, pueden cambiar las cosas si lo saben - sin querer dirigió su vista a ella y Eriol. Cosa que él si noto y le dio cierta alegría, luego una fugaz mirada a donde estaba su mejor amigo - hay cosas que deben suceder - concluyó.
- Entiendo.
- Sobre todo necesito que los ayuden a comprender que deben perdonar el pasado.
- ¿Perdonar? - preguntó Tomoyo.
La chica asintió.
- Tiene mucho que ver con lo que sucederá, por favor traten de ayudarlos y... cuídense mucho. Nosotros estaremos cuidándolos. Intervendremos directamente si es necesario.
- ¿Nosotros? – Eriol levantó una ceja.
- Larga historia. Nos ayudaran.
- Lo haremos - la apoyo Eriol.
- Se los agradezco – se inclinó con gratitud reprimiendo las ganas que tenía de abrazarlos.
Eriol y Tomoyo regresaron al baile, Aurora sólo se quedo observándolos, ahí iban sus únicas esperanzas.
- Cuando sabes lo que te espera en el futuro, lo que puedes hacer es tratar de cambiarlo. La mejor arma es el libre albedrío – recordó las palabras de su abuela Ieran Li. Su amada abuela, fue una lástima que muriera cuando era pequeña, pero siempre la quiso mucho aunque fue igual de estricta que con su padre. Solía decir que ella era especial y que eso implicaba muchas responsabilidades, ahora entendía a lo que se refería. Luego bajo su mirada y levanto levemente su manga de su abrigo, encontrando la pulsera que Sakura le entregará a su padre el día anterior, sólo que más gastada.
- ¿Estas bien? - ni siquiera noto cuando Kyung llegó a su lado.
- Si, espero que realmente que me puedan ayudar - escondió la pulsera, era un tesoro muy valioso para ella, Kyung lo sabía.
- Lo harán. ¿Y ahora que haremos? - preguntó el chico con la mirada en los ventanales del salón de fiestas, donde las sombras que bailaban se reflejaban.
- Lo que hemos estado haciendo. Vigilar que Hyobe no se entrometa y no obtenga el cofre.
- Por el cofre no te preocupes, recuerda que tengo protegido el museo.
- Lo sé pero estoy segura que ese tonto se la ha pasado hurgando en las propiedades de tu familia buscándolo.
- Lo ha hecho pero aún no ha dado con él. Tranquila todo estará bien.
- Eso espero.
- No creo que estés considerando la oferta que te hizo, ¿o si? - se volvió hacia ella.
- No, pero aún no veo otras alternativas - sonrió.
- Me alegra que por fin pueda verte reír.
La chica se sonrojo, pero se alegro de estar en un lugar con poca luz y que él no la viera. En su interior sabía que para ella, él era mucho más que un amigo.
Él correspondió su sonrisa, la cual era muy parecida a la de Eriol igual de misteriosa, varonil y confortante, con el toque de calidez de su madre.
- Vámonos, no quiero que nos vean.
- Como quieras - ambos se ocultaron la oscuridad de la noche.
Dentro todas las parejas disfrutaban de las últimas melodías, Ikue y Hisaky estaban muy melosos en una apartada esquina del gran salón. Yamazaky por fin había convencido a Chiharu que fue un accidente, pero la chica no era tan fácil de convencer, así que sólo le concedió un baile más. Sakura y Shaoran no paraban de sonreírse, sólo Eriol y Tomoyo tenían una expresión pensativa.
De regreso a casa todos continuaban con las mismas actitudes.
- ¿Cómo te sientes? - preguntó Eriol a Tomoyo.
- Estoy bien - dijo seriamente, su atención no estaba en sus pasos sino en las palabras de la chica del futuro. Realmente alguna vez llegó a pensar que terminaría atada a la empresa familiar, como una solterona amargada e infeliz por impedirle sus sueños. Y otras se imagino lejos de su madre y como una mujer realizada. Pero ahora sabía algo de su vida pasada y un futuro no muy alentador, sobre todo para Sakura, esa chica que era tan buena con ella.
Levantó la mirada y vio a Sakura y Shaoran abrazados mientras caminando de regreso, ambos se veían tan felices.
- ¿Qué podemos hacer Eriol?
- No te preocupes - le puso una mano en el hombro y trato de sonreírle - nada malo pasará. No ahora que lo sabemos - sus ojos brillaron con la luz de la luna.
Ella asintió un poco hipnotizada por la mirada gentil y comprensiva de Eriol.
- ¿Fuimos amigos en nuestra vida pasada? - se atrevió a preguntar.
Él volvió su mirada al frente - si, buenos amigos - pero esa respuesta la intrigo aún más, la manera en que lo dijo y desvió la mirada.
- "Pues yo creo que no era todo" – pensó ella pero decidió callarlo, era mejor tratar de recordarlo todo para no cometer una imprudencia.
Por ahora era mucha información la que había recibido, así que Eriol decidió cambiar de tema.
- Cantaste hermoso.
- Gracias, en realidad quería que mi madre se diera cuenta que disfruto mucho cantar.
- Creo que lo lograste.
Atrás Yamazaky contaba toda clase de verdades tratando de contentar a Chiharu, y aunque lo había perdonado no desaprovechaba la oportunidad que por primera vez en mucho tiempo sólo hablará verdades.
La Profesora Zu y Chiaky se habían adelantado con Ikue e Hisaky, así que sólo ellos caminaban por las calles.
- Eriol.
- Dime.
- ¿Vas a estar ocupado el sábado?
- No.
- Es que... - dudo un segundo, pero sus ansias de saber - quisiera saber más de lo que nos dijo la chica - dijo en voz baja y asegurándose de que no los escucharan.
- Esta bien, te parece si nos vemos por la noche en el museo - comentó Eriol, lo cierto era que tenía muchas sospechas que lo llevaban al museo y aprovecharía para comprobar todo. Mientras tanto investigaría sobre la maldición, después de todo había tiempo o eso pensaba él.
- Claro - musitó Tomoyo. En su mente circulaban todas las palabras dichas por la futura hija de sus amigos - "Perdonar" - tal vez era la clave para evitar ese futuro desastroso.
Todos se despidieron y se dirigieron a sus respectivos domicilios.
Shaoran llegó a la mansión, se ducho y se dispuso a descansar, bajo por un vaso de agua cuando una sombra lo encontró en medio de un pasillo oscuro.
- Meiling, ¿Qué pasa?
- Creo que lo que te voy a decir te interesa.
Pasándola de lado siguió por su camino.
- Es sobre Kinomoto- él se detuvo en seco.
- ¿Que pasa con ella? - no pudo evitar fruncir el ceño.
Llegaron hasta la pequeña mesa de la cocina y se sentaron.
- No me digas que no lo notaste primo. ¿Acaso el amor te ciega? - estaba usando un tono bajo, pero reprochador.
- Habla de una vez.
- Acaso te diste cuenta de lo que hizo hoy, Shaoran una persona común no hace eso. Se necesitan años de entrenamiento físico para hacer esa clase de piruetas, ni siquiera yo puedo...
- Estas celosa.
- No Shaoran, esa chica tiene habilidades escondidas. Habilidades que las personas normales no tienen.
- Tu misma la investigaste, no hay nada extraño en ella.
- Es cierto, pero pude omitir algo.
- Por favor Meiling.
- No vez que puede ser una de ellos, el hecho de que ustedes tengan algo, no debe cegarte - no levantaba el tono de su voz, pero comenzaba a irritarse.
- Sé que hay algo especial en ella - dirigió una mirada profunda a su prima - pero no es lo que piensas, tal parece que somos reencarnaciones de personas que se conocieron en el pasado, eso es todo.
- No lo creo.
- Lo siento - se levantó y comenzó a caminar rumbo a su habitación - pero no quiero que te metas en esto - se detuvo en el umbral de la puerta - y en nada que tenga que ver con ella - sentenció.
- Espero que no te arrepientas - murmuró Meiling.
Shaoran se fue a descansar no deseaba creer en nada de lo que Mei le había dicho. No quería desconfiar de Sakura, era una buena persona, lo demostraba con sus actos. Aquellos tras el legado eran personas despiadadas dispuestas a matar con tal de conseguir sus fines, pero Sakura era sólo una chica con muchas habilidades y con quien tenía un pasado común. No deseaba desconfiar de ella, o algo que pusiera en peligro su relación y si eso implicaba ignorar a Meiling, lo haría.
Tomoyo por su parte llego a su departamento, las luces apagadas.
Decidió no despertar a su madre que dormía en su recamara, se preparó para dormir. Cerró los ojos cansada había sido un día muy agitado, pero al hacerlo algunos recuerdos llegaron a su mente. Finalmente el cansancio gano y durmió el resto de la noche soñando y recordando.
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
Lo que sentía ahora era el peor temor que había sentido en su vida. Su corazón palpitaba rápidamente estremeciendo su pecho, un vacío en su ser la abrumaba. No podría describir lo que sentía en esos momentos. Atados sus pies, sus manos en su espalda y su boca cubierta con un trozo de tela que desprendía un horrendo olor, que la hacía sentirse mareada, todo a su alrededor parecía borroso y era como estar en el límite de la conciencia y la inconciencia.
Sus sentidos estaban atrofiados no podía sentir más allá de su rostro bañado en sudor, su boca reseca y sólo escuchaba murmullos que parecían porvenir de un aparato descompuesto.
Un hombre entro a la bodega seguido de otros dos.
Sin ninguna consideración retiro de un violento movimiento la tela del rostro de la chica.
- Abre los ojos querida – reconocía esa voz.
Al desaparecer el olor lentamente abrió los ojos, poco a poco su mente regresaba a la normalidad recordando cada suceso que había vivido ese día, por fin diferenciando entre realidad, sueños y recuerdos.
El perdón. ¿Qué había en esa palabra? Mucho en realidad, supone que alguien hizo daño y alguien que fue víctima de ello por alguna razón, implica que quien provocó el daño arrepentido o no se atreva perdir perdón, es decir pedir que el otro lo absuelva de su culpa. Pero la victima aunque perdonara no podrían, ninguno de los dos, quitar el daño, esta hecho, pero sirve para calmar el alma de ambos.
Ese tipo de ideas habían rondado la mente toda la mañana en la cabeza de Tomoyo, tratando de descifrar lo que Seika había dicho. Toda la mañana había trabajado con su madre, y ella no había mencionado mucho sobre su participación en la competencia, sólo la había felicitado escuetamente, pero nada más. No había vuelto a insistir en que tomará su lugar en la empresa, como siempre estaba muy ocupada y su visita no tardaría mucho más tiempo.
Y este día en particular no la vería, así que ocupo su mente en otras preocupaciones.
La noche había llegado, ella esperaba casi impaciente que en cualquier instante entrara Eriol para la cita que habían concertado, cuando por fin lo vio entrar, con una sonrisa lo recibió.
- Buenas noches Tomoyo.
- Buenas noches Eriol me alegra que hayas podido venir.
- Espero que no estés muy ocupada.
Ella negó - a esta hora hay muy poca gente - lo llevó a la oficina de su madre y comenzaron a hablar. Eriol mantenía un semblante algo diferente, su habitual sonrisa calmada era reemplazada por una diferente que Tomoyo pudo percibir, pero prefirió ignorar.
La noche había caído en la ciudad y todos se retiraban a descansar.
- Eriol… Eriol… ¿estas bien? - preguntó al ver que el chico quedaba casi hipnotizado con el cofre frente a él.
- Tomoyo, ¿puedes sacarlo? – dijo señalando al cofre sin despegar sus ojos de él. Estaba en la sala donde se exhibían las cosas de Haruku justo frente al cofre.
- ¿Qué? – definitivamente no se esperaba esa petición.
- Sólo un segundo, por favor – finalmente se dio vuelta enfrentándola con una mirada que Tomoyo no supo interpretar tal vez desesperación, tal vez ansiedad como si fuera un sueño de toda la vida.
- Yo… - musitó aún sorprendida - bueno, es mi madre la que posee la llave – se disculpó.
Él negó con un movimiento de cabeza – si es tu responsabilidad cuidarla, sólo con desearlo podrás sacarla de ahí.
- ¿Eriol? – en esos momentos no sabía que pensar ¿por qué le pedía aquello? Incluso dudo que realmente estuviera escuchando aquello – lo lamento yo no puedo…
- Por favor, sólo inténtalo – se hizo a un lado dejándola de frente a la vitrina.
- Pero… - no pudo objetar nada más, sólo sintió como se colocó tras ella, muy cerca tanto que pudo percibir su cálida presencia. Tomoyo agradeció que ya nadie estuviera en el museo y sólo los guardias vagaban afuera.
- Inténtalo – le susurro al oído.
Ella observo al cofre tras la vitrina que tenía una alarma de seguridad, tan solo de tocar el vidrio se activaría una alarma silenciosa.
- ¿Por qué? O ¿Para qué? – se atrevió a cuestionar aun perturbada por lo que sucedía.
- Quiero que me demuestres lo que eres capaz de hacer por mí – esa respuesta dejo desconcertada a qué se refería.
Una parte de ella comenzó a sentir temor, pero ¿a qué? ¿a él? ¿qué le sucedía? Estaba algo extraño. Deseaba saberlo.
- No sé qué hablas – quiso darse vuelta y salir corriendo, pero ningún músculo de su cuerpo respondió a su pensamiento, su cálida presencia la envolvía.
- Sólo inténtalo – su sorpresa fue mayor cuando se acerco más a ella.
- Eriol… - nada mas salía de sus labios.
- Llámalo, dile que eres su protectora.
- Su protectora… - repitió ella casi de forma automática.
Justo al terminar de decirlo, el cofre dentro de la vitrina desapareció en medio de un destello, ella tuvo que cerrar sus ojos. Luego poco a poco los abrió, la vitrina estaba vacía, pero en sus manos había un peso que segundos antes no estaba. Al sentirlo, bajo la mirada y aún más sorprendida observo el cofre en sus manos. Pestañeo varias veces, no era muy pesado, pero había algo en él una extraña y familiar energía era desprendida por el cofre.
Segundos después se vio envuelta en una luz y una vida entera paso frente a sus ojos. Era como ver un película pero sintiendo cada sentimiento, cada alegría, cada angustia, cada lagrima, cada caricia, todo. Ella, en un lejano pasado había sido una condesa, con una hermana, un padre, amigos y un amor. Abrió los ojos lentamente después de algunos minutos, después de haber visto su muerte y de recordar su vida presente – Zafiro… - susurró. No todos los recuerdos eran agradables, su hermana había muerto aquel día, ahora todas las imágenes tenían sentido.
- Eriol – susurro sin saber que hacer o decir.
- Dime algo – su voz había cambiado levemente - ¿quieres cargar la responsabilidad de ser su protectora?
- ¿responsabilidad? – Todo se volvió confuso en esos segundos.
- ¿Quieres? - parecía exigir una respuesta.
- Yo… no lo sé – sin razón aparente temblaba de miedo.
- La protectora debe ser una persona muy fuerte, con sentimientos puros, sin rencor, sin errores, una persona pura.
- ¿Pura?
- Dime Tomoyo ¿eres pura?
- Yo... - ¿Por qué le preguntaba eso? De ninguna manera se sentía pura, sobre todo por las peleas con su madre, por el rencor por su padre, por la envidia de ser como otras personas, más libres, más bondadosas, más humanas que ella. Ella no se sentía pura.
- No - no pudo levantar la mirada.
- Entonces no estas capacitada - le susurró con suavidad - debemos encontrar a alguien con esa pureza.
Se sentía morir sólo de escucharlo, su tono no era reprochador pero sus palabras la herían.
- Creo que yo puedo ayudarte con esa responsabilidad.
Ella se atrevió a levantar la mirada, y se encontró en los ojos del chico.
- Lo único que debes hacer es cederme la responsabilidad y juntos cambiaremos el futuro.
- "Futuro" - pensó, la chica les pidió ayuda y tal vez lo que decía Eriol era para cambiarlo. Tal vez ella tuvo responsabilidad en ese futuro atroz.
- ¿Quieres? - preguntó ErIol.
- Si, si es lo mejor para todos, te lo entregare.
Eriol sonrió.
- ¿Que debo hacer?
- Decretarlo, di que es por tu voluntad que cedes la responsabilidad del cofre.
- Yo Tomoyo Daidouji encarnación de Esmeralda guardiana del legado de Haruko, por mi voluntad he decidido delegar mi responsabilidad a...
- Sólo entrégamelo - susurró el chico interrumpiéndola.
Ella asintió y se lo entrego - como único guardián del poder de Haruko... - al terminar de ceder la responsabilidad a Eriol, hasta entonces pudo percibir el aura extraña disfrazada de la de Eriol. Sus poderes apenas habían sido despertados y no los conocía lo suficiente.
- Por lo cielos - fue lo único que pudo decir antes de que el cofre pasara a manos de el chico frente a ella, una sonrisa burlona en sus labios y luego todo se borró. La engaño.
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
Shaoran frunció el ceño.
- ¿Por qué se me comunica hasta ahora? - golpeó con el puño el escritorio frente a sí.
Las dos personas frente a sí sólo bajaron levemente la cabeza. En realidad hubieran preferido decírselo antes, pero prefirieron buscar a los culpables ellos mismos, pero fracasaron.
- Pensamos que no debíamos preocuparte, comenzamos a buscar de inmediato pero no encontramos nada. Hasta ahora que todas las investigaciones apuntan a este lugar.
- Quisimos informarle personalmente… - dijo la mujer.
- Lo importante es que no se llevaron el diario - defendió el hombre de edad que respondía por el nombre de Wei.
- Lo sé Wei, pero eso sólo lo complica más – en su cabeza cientos de posibles razones divagaban. ¿Por qué dejar el diario en vez de robarlo? ¿Cómo traspasaron los hechizos de seguridad? ¿Ahora sabían todo lo escrito en él? La creación de las cartas, de los guardianes, su pasado, todo.
Yukito y Kaho se vieron entre sí, sintiéndose mal, incluso más que cuando recibieron los reclamos de la matriarca Li.
- Es mejor estar preparados, esta batalla no tarda en comenzar. Ahora vallan a descansar a partir de mañana comenzaran una investigación exhaustiva encontraremos a los culpables y tomaremos el legado de una vez.
Yukito y Kaho se despidieron y se retiraron.
- No debe perder la calma señor - a pesar de ser el director del colegio en el día, por la noches y en privado Wei obedecía y respetaba al heredero Li.
- Lo sé - Wei se despidió y salió.
La chica que había permanecido en las sombras dio unos pasos hasta Shaoran.
- Como sabes, tenía planeado marcharme con tu madre, pero creo que no lo haré.
- Creo que será mejor que lo hagas. Con Yukito y Kaho aquí no necesito más ayuda.
- Como quieras, sólo ten en cuenta lo que te dije - ya no era más la alegre Mei, se le veía desconfiada y muy reservada, en la última semana había cambiado mucho sobre todo con Li.
También se retiro minutos después.
Maldiciendo internamente se dirigió a ducharse y a su recamara, con desagrado se dio cuenta de su falta de sueño. Llegaron a su mente las insinuaciones de Meiling y de su cómoda sacó la pulsera símbolo del pacto con Sakura, la devolvió a su lugar y decidió salir a caminar, necesitaba despejar su mente.
Coincidencia o destino en su caminata llegó a la casa de huéspedes donde se hospedaban sus amigos.
La luz del cuarto de Sakura estaba encendida, así que decidió aprovechar.
De un limpio y certero brinco llegó hasta el balcón de la ojiverde, toco la ventana y ella se asomó, de inmediato desapareció al pequeño guardián dormido, para aparecerlo en la habitación de Eriol, sin que el pequeño Kero se diera cuenta.
- Hola – saludo él al entrar.
- ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías durmiendo te levantas muy temprano.
- En eso no nos parecemos…
Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, el chico ya tenía sus labios atrapados en un profundo beso, mientras posesivamente con un brazo la abrazaba por la cintura y con el otro empujaba suavemente la cabeza de la chica para casi devorarla de un beso. Ella apenas reaccionando cerro los ojos y llevo sus manos alrededor del cuello del chico, respondiendo con la misma intensidad. En la última semana apenas se habían visto, los exámenes y el trabajo se habían incrementado, así que no desaprovecharían las pequeñas oportunidades, como él solía llamarlas.
Tardaron unos momentos hasta que el aire se acababa en sus pulmones, separándose con la respiración agitada.
- Me alegra verte – susurro ella con el poco aire que tenía.
Él le sonrió – a mí también.
- ¿Sabías que me encantas? – le susurro al oído haciéndola estremecer.
- Tengo el presentimiento de que así es – dijo jugando.
Ambos sonrieron y una vez que sus pulmones tenían oxigeno suficiente de nuevo Shaoran reclamo los dulces labios de la chica de ojos verdes.
Aún abrazados y con caricias Shaoran la llevó por la habitación. Terminando acostados en la cama de Sakura. Muy pronto las caricias comenzaron a ser más y más placenteras.
Shaoran sintió como una sensación recorrió todo su cuerpo, verla así, movía sus más profundos sentimientos y emociones. De nuevo sus cuerpos se unieron en un abrazo, seguido de múltiples besos que aumentaban de intensidad, poco a poco él iba explorando con sus cálidas manos el cuerpo de Sakura y ella revolvía aún más su cabellera. Ella se embriagaba con su aroma y él con el de ella.
- Espera – dijo ella, cuando todo su cuerpo pedía más, y antes de que su cabeza fuera reemplazada por el deseo.
- Sakura – gimió él siguiendo con su tarea.
- Mi hermano no debe tardar en llegar y entra a mi habitación sin avisar – eso tuvo el efecto de detenerlo en seco.
Y es que había tenido el "gusto" de conocer al hermano de Sakura y no se arriesgaría a que los encuentre de esa manera.
De inmediato se separo de ella como si quemara.
- ¿Shaoran? – dijo con los ojos como platos, decir que se veía guapo, sexy y deseable era poco. Así con el cabello revuelto, mirada penetrante pero llena de ternura y deseo a la vez, con su camisa abierta en la parte de arriba mostrando parte de su bien formado pecho y es que ni siquiera se había dado cuenta que lo empezaba a desnudar.
Un violento sonrojo acudió a los ojos de la castaña cuando se dio cuenta.
Él también la observo y suspiro hondamente, tan hermosa con sus mejillas sonrosadas y pijama que mostraba sus atributos femeninos. Si ella no hubiera mencionado a su hermano seguramente aún continuaría. Se había dejado guiado por sus sentimientos y deseos.
Ella llegó hasta él y se abrió paso en esos masculinos labios y profundizo el beso, atrayéndolo a ella.
Pero las sensaciones cálidas fueron reemplazados de un golpe con una terrible sensación.
- ¿Qué pasa? - ambos sentían un vacío en ellos, como si el alma hubiera salidos de sus cuerpos para avisarles.
- Sakura - se olvido de sí mismo, al notar como la chica parecía enferma, con la piel muy pálida y ojos perdidos.
- Estoy bien - observó al chico y pudo ver en su mirada preocupación pero también que compartían la sensación.
Ambos parecieron estudiarse un segundo.
Segundos después, una explosión de magia no muy lejos de ahí, ambos corrieron a ver. Venia del museo.
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
- Vamos querida - insistía la voz.
Poco a poco recordó todo, sintiéndose horriblemente.
Él levantó su rostro.
- No eres Eriol - dijo apenas audible.
- Por supuesto que no.
Ese tonto apenas debe estarse recuperando de mi hechizo - sonrió.
- Hyobe - la estilizada figura de Eriol fue reemplazada con la de un hombre mayor vestido con una túnica marrón, su rostro estaba deformado con una sonrisa de venganza, sus ojos eran chispeantes.
- Es un honor que recuerdes mi nombre Tomoyo, o debería decir Esmeralda.
La chica buscó ayuda en los guardias que permanecían tras Hyobe, pero sus ojos estaban fijos, sin brillo y sin vida.
- Ellos no te ayudarán, ahora me sirven a mí.
Internamente Tomoyo se reprendió su error.
- Lo que hace el amor ¿cierto? - camino alrededor de la silla - me cediste el poder porque pensaste que era él, confías demasiado en las personas, chiquilla.
Se plantó frente a ella, noto como la chica permanecía con la mirada en el suelo, la tomo de la barbilla y lo obligó a verlo.
- Quiero que tengas un lugar preferencial en mi victoria. Mis invitados no tardarán en llegar – con un movimiento brusco colocó de nuevo la tela en el rostro de la chica provocando la misma sensación.
Ordeno a los guardias a la chica y colocarla frente al museo donde pudiera ver todo.
Desde ese lugar Hyobe convocó su poder y con una estruendoso ruido dibujo un círculo alrededor del museo una especie de protección.
- Ahora la diversión comenzará.
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
Sintió como la tierra se estremecía bajo su cuerpo, con dolor en todo su ser recuperó la conciencia. Estaba tirado en una calle solitaria, trato de recordar que estaba haciendo en ese lugar, imágenes borrosas acudieron a su mente. Caminaba rumbo al museo cuando un extraño lo interceptó, cientos de sombras de oscuridad lo atacaron sin piedad, lo inmovilizaron y pudo sentir como le robaba parte de su esencia y luego escapaban.
Sintió la energía recorrer el lugar y provenía del museo, un escalofrío recorrió su cuerpo y con la poca energía que tenía se puso en pie y comenzó a dirigirse en esa dirección.
Todas las personas con magia lo sintieron y de inmediato acudieron al lugar.
Al llegar Eriol se impresionó, el museo estaba totalmente rodeado con sombras demoníacas y uno que otro demonio de rango importante, todos en defensa. Aún así a lo lejos pudo ver a Tomoyo atada a una extraña silla y tras ella al mismo hombre que lo atacó a su lado.
- Hyobe.
Apenas comprendía todo, cuando dos estelas de luz se estrellaron contra la protección del museo.
- Maldito seas Hyobe - gritaba la chica del futuro cayendo al frente de Eriol.
El hombre sonrió - ¿acaso pensabas que en todo este tiempo había tomado vacaciones? "Querida" Mientras debatían la idea de que hacer, hice mi plan y adivina ¿qué? sé como vencerlos.
La chica que Eriol conocía como Seika, desplegó su poder tratando de destruir el círculo de protección pero no le causo ningún daño. Tomoyo estaba dentro y parecía estar drogada con la mirada perdida y su energía muy inestable, eso la alarmó.
- Ahora no tengo tiempo para ustedes, pero los dejaré con algunos amigos. ¡Ataquen! – ordenó.
Eriol y ella se enfrascaron en una fuerte lucha contra los seres del inframundo, Eriol con los demonios más pequeños y ella con los grandes. Él tenía experiencia en este tipo de batallas pero el robo de una parte de su esencia, lo debilito.
De la parte de atrás del museo, Kyung usando toda su fuerza formó una puerta por donde entró al círculo escondiendo su poder, con sigilo se dirigió hacía Hyobe y su madre.
Preparó un ataque pero al querer enviarlo fue interceptado por Hyobe.
- ¿Acaso crees que me podrías engañar?
Pronunció algunas palabras y las cadenas que mantenían presa a Tomoyo se torno más fuertes, y lo que eran cadenas se habían hecho cientos de espinas, en su semiconciencia ella apenas sentía un leve dolor. Pero podía ver las auras que se movían a su alrededor.
Pensó que era Eriol quien estaba en la lucha con Hyobe su energía era igual, aunque no sabía distinguir bien por su estado.
- Eriol - susurró.
Kyung normalmente calmado y prudente encendió su poder al máximo, Hyobe había provocado su ira con el daño que le provocaba a su madre y estaba muy conciente de que una de las pocas maneras de sacarlo de sus cabales.
Al ver el sufrimiento de su madre Kyung comenzó a pelear con todas sus fuerzas contra aquel hombre.
Estaban muy parejos, eso era previsible en sus batallas en el futuro así era o por lo menos eso pensaba el hijo de Eriol, tratando inútilmente de mantener la cabeza fría.
- Creo que te olvidas de algo. Aquí tus poderes se debilitan a cada instante y los míos en cambio crecieron con la muerte de Juke. Así que ahora no eres nada para mí - lo comenzó a herir gravemente, no conocía la piedad, no después de tanto tiempo de esperar ese momento.
- No me mancharé las manos contigo, además tengo cosas que hacer - susurro algunas palabras y un demonio de alto nivel se presentó. Era una figura no muy alta con unos poderes increíbles.
- Juega con el un rato y después mátalo – la figurilla del demonio asintió y se colocó en posición de ataque contra Kyung.
Antes de irse se dio vuelta antes de marcharse - y no olvides que antes de cortarle la cabeza se lo muestres a su madre - señaló a Tomoyo que luchaba por mantenerse en la realidad.
En otra parte del museo ya habían llegado Sakura y Shaoran que no importándoles como es que ambos sentían la magia, se dirigieron juntos al lugar que ya comenzaba a oler a sangre. El lugar los impresionó, sobre todo por la cantidad de demonios que la custodiaban, recordaron a Juke, pero estos demonios eran superiores a los que ellos acostumbraban acabar.
Los demonios no vacilaban en comenzar a atacar. Sin pensarlo Shaoran mostró sus poderes y comenzó a defenderse tratando de proteger a Sakura. Ella se mantenía demasiado sorprendida al ver el poder que poseía y que había ocultado tan bien todo ese tiempo. Pero no pudo pensar tanto, eran demasiados para que Shaoran los derrotara solo, así que no vaciló en mostrar los suyos ya ahora el sorprendido fue Shaoran.
Tardó muy poco tiempo para que sus peores temores se volvieran realidad, al reconocer el aura que emanaba el otro, reconociéndola como la de su enemigo.
Hyobe, abriéndose paso entre aquellos seres que se mostraban respetuosos les dio la bienvenida.
- Los esperaba - sonrió - ataquen.
Después de derrotar a algunos demonios se vieron entre sí, su mirada era indescriptible ahora comprendían todo.
- Por más veces que vea esto, no me cansaré- dijo Hyobe.
- Shaoran Li, antes Heian comandante de Haruko, te presento a Ying, jefa del grupo Kinomoto uno de los grupos más poderosos en busca del legado.
- Sakura Kinomoto, antes Zafiro te presentó a Xiao jefe de la familia Li, uno de los grupos en busca del legado, el asesino de tu padre.
Las últimas palabras daban vuelta en la mete de ambos.
- Creo que tienen mucho de que hablar.
Pero para ellos, todo a su alrededor había desaparecido.
- ¿Es cierto? - preguntó ella temerosa, sus preciosos ojos esmeralda reflejaban tristeza e ira.
En la mente de Shaoran se reconstruían las imágenes del que conocía como su enemigo muriendo frente a sus ojos para salvarlo, era en parte verdad, fue su debilidad lo que hizo no poder derrotar a aquel demonio.
No pudo hacer otra cosa que asentir débilmente.
- Sólo ver sus rostros ahora compensan mis años de espera, pero ahora no cometeré los mismos errores. ¡Ataquen! - los demonios obedecieron, pero sus ataque lo único que lograban era que la furia de ambos chicos fuera desviada hacía ellos.
Al verlo Hyobe puso en practica su plan, mientras ellos peleaban levantó una especie de neblina que los cubrió formando una cúpula de energía que los mantendría encerrados.
- No intenten salir - dijo antes de desaparecer.
Ellos continuaban con sus batallas, ella con el rostro bañado en lágrimas y él demasiado desconcertado para hacer otra cosa que no fuera asesinar demonios.
La persona a la que más odiaban, era la misma que más amaban.
- Es cuestión de tiempo para que se destruyan solos - se burló y se dirigió a recibir a sus últimos invitados. Sin prisas se dirigió frente al museo donde ya llegaban.
Touya llegó de inmediato a ayudar a Eriol que parecía bastante cansado, observó a la chica que no parecía tener dificultades con los demonios mayores, Destruyéndolos en cuanto aparecían, se guardó sus preguntas y se limitó a ayudar a Eriol.
Más sorprendidos estuvieron Kaho y Yukito al llegar y encontrarse a Eriol y Touya en plena pelea. Aquellos que casi se robaban su protegido diario.
- ¿Qué hacen aquí? - demandó saber Kaho.
- Lo mismo que ustedes - contestó secamente Touya.
- ¿Ustedes provocaron esto? – la helada voz de Yue.
- No, un hechicero tiene a Tomoyo - respondió Eriol - debemos salvarla.
Segundos después de les unió Kero - ¿Qué esta pasando? - preguntó al ver todo el desastre.
- Pero que alegría que hayan llegado - una resonante voz hizo que los demonios se apartaran.
- Creo que ya se conocen, han sido rivales durante décadas – el hombre se mostró a ellos - todos buscaban esto ¿no es así? - mostró el cofre en sus manos - el legado de Haruko.
- Tú – no perdieron tiempo y todos se lanzaron al ataque.
Entre toda la pelea lograron quitarle el cofre. Mientras Aurora degollaba al último demonio mayor.
Con algo de esfuerzo Kero se lo arrebató a Kaho. Y la lucha entre ellos comenzaba, mientras Hyobe se regocijaba de placer. Fue su sueño verlos pelear entre ellos hasta destruirse.
En ese momento llegó Yamazaky que no comprendía nada.
- BASTA - la voz femenina hizo eco en el lugar, Kero Yue que ahora se enfrentaban se detuvieron al ver a la extraña chica acercarse. Fue hasta entonces que notaron el increíble poder que poseía.
- Ustedes no deben pelear entre sí, cuando él - apuntó a Hyobe - el es su único enemigo.
Todos la observaron sin comprender mucho, con excepción de Eriol.
-Acaso no lo sienten, debemos ayudar a Sakura y Shaoran que ahora se enfrentan, también a mi amigo y a Tomoyo están en peligro.
- Bien dicho Aurora - aplaudió Hyobe.
- ¿Y tu quién eres para entrometerte? - exigió saber Kero.
- Vine a ayudarlos - le envió una mirada de que guardará silencio que a Kero se le hizo demasiado conocida.
- No seas grosera querida, diles quién eres o no te creerán.
- Cállate - camino hacia Hyobe.
De frente a él habló con los demás - jamás podrán quitarle el cofre, ya es suyo. ¿es cierto?
- Así es - con sólo un pensamiento recibió el cofre en sus manos.
- ¿Qué quieres? - no encontraba otra manera de detener todo aquello, sólo entregarse a ese odioso hombre.
-Ven conmigo - con toda calma camino de regreso al museo.
Ella suspiró.
- Repito: ¿Quién eres tú? ¿Y con que derecho te entrometes en lo que no te llaman? Mocosa tonta - gritó el guardián solar.
Ella se dio vuelta, su mirada era nostálgica mezclada con fuerza - aunque no lo crean me concierne más de lo que quisiera admitir, por ahora confíen en mí.
- Mitzuky y Kinomoto, utilicen sus poderes espirituales para sacar de esto a todos los habitantes del lugar no tardaran en darse cuenta, Yue y Kero, ayuden a Eriol después de todo son parte de su esencia, Yamazaky por favor evita que llegue algún humano a este lugar.
Los dejo sin palabras preguntándose como supo sus nombres y sus poderes y habilidades. Ella simplemente se dio vuelta para ir tras Hyobe mientras los demonios le habrían paso.
Se detuvo unos pasos antes de entrar al círculo - les prometo que haré lo que sea, para que todo esto terminé bien. Pase lo que pase todo estará bien - fue lo último que se escucho antes de entrar.
- ¿Quién se cree esa chiquilla para mandarnos? - vocifero Kero enojado, nadie tenía derecho a mandarlo, sólo Sakurita y nadie más.
- Debemos creerle, nos conoce bien. Por ahora dejaremos nuestra lucha y la ayudaremos a recuperar a Tomoyo - trato de conciliar Eriol.
Aurora siguió los pasos de Hyobe, verlo de espaldas le llenaba la cabeza de ideas de como lo estrangularía, todo lo que podría torturarlo si se atrevía a hacerles daño a sus seres queridos.
Por ahora tenía las manos atadas.
Llegaron donde Tomoyo se encontraba, no muy lejos de donde Kyung enfrentaba al demonio que parecía tener más fuerza a cada instante.
- Pobre - dijo Hyobe viendo a Kyung esquivando ataques cada vez más fuertes - no sobrevivirá.
- Sabe cuidarse solo - por dentro sentía hervir su sangre, pero confiaba en su amigo, y sabía que no se daría por vencido y que le daría una sorpresa en cualquier momento, después de todo era hijo de Eriol.
- Este es el trato - con la batalla y Tomoyo a sus espaldas y en sus manos el cofre comenzó a hablar - he descubierto que una de las leyes universales es la voluntad, cada ser humano tiene la voluntad de decidir su futuro y por eso acarrear sus consecuencias, absolutamente nadie puede imponerle una decisión.
- ¿Quieres dejar de decir estupideces? Eso lo sé, no necesito lecciones.
- Cierto, es mejor llegar a lo principal. Tomoyo por voluntad me cedió el derecho de proteger el cofre.
En esos instantes lo único que Aurora sentía era un profundo odio hacia el hombre y rencor hacia ese poder en el cofre.
- Ahora es momento de que hagas lo mismo con esto - le mostró el cofre.
- Y si no lo hago.
- Sólo observa a tu alrededor, en cuestión de minutos tu tío y tus amigos morirán. Por cierto te había comentado que tus padres no tardarán en morir - señaló el lugar y la chica pudo sentir como sus auras estaban en plena batalla con una notable baja en su poder - Sakura y Shaoran se mataran entre sí.
- La historia se repetirá, pero esta vez yo habré ganado.
Con los sentidos exaltados sólo repitió - la historia no se repetirá - todo a lo que una vez le causo horror podía verlo ante sus ojos.
- Esta bien - aceptó su propuesta escondió su mirada entre su cabello desordenado.
- Decrétalo - ordenó el hombre entregando el preciado cofre.
- Renuncio, yo Aurora Li Kinomoto, por mi voluntad renuncio al poder que me ha sido otorgado, a partir de ahora deja de pertenecerme - el cofre en sus manos emitió un leve brillo como acatando su voluntad y en mucho si era realmente su voluntad que ese poder nunca hubiese sido para ella - ahora el poder que encierra será a quien lo entregue - estiró los brazos hacia Hyobe que muy feliz lo recibió.
De inmediato lo abrió y aquella luz dorada lo invadió y entro en él. De nuevo como siglos atrás sintió que su poder llenaba cada célula de su cuerpo. Lo que antes era dorado ahora se torno negra como el vacío mismo.
- Ahora déjanos en paz.
- ¿Que dices querida? Jamás dije que los dejaría sobrevivir, así que no me vengas con eso. Ellos morirán.
- Mátenlos - ordeno a sus sirvientes.
§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§:§
Hola, como estan? Yo ahora estoy mejor creo que ya sé donde esta mi archivo perdido. Disculpen por dejarlos con Ikue pero era la única disponible, jeje. La verdad que no me gusto del todo este capítulo, pero si sigo corrigiéndolo actualizare en un mes. Quiero informarles que el siguiente capítulo es el último del fic, sip esto se acaba, y haré un anuncio importante. Hasta luego.
yuen chan
