-¿Estás decidida? El entrenamiento no será nada fácil. - Ukitake pregunto con una sonrisa. No podía evitar pensar que Rukia era la mejor para el puesto. Y estando él todavía con algo de energía podría formar y prepararla para la vida de un capitán. La cual no era fácil, no solo tenías el peso en tus hombros de los resultados de escuadrón, tenías que ver por tus shinigamis, tenías que soportar mucho y hacer lo correcto, aunque a veces eso te partiera el corazón. Después de la última guerra, se había sentido una paz que era tranquilizante pero si había aprendido algo era que en esos momentos donde te relajabas, pasaban las peores tragedias.

-Si - dijo firmemente Rukia.

-Me alegro mucho, Rukia-chan. Confío en que dejaré el escuadrón en buenas manos. -Rukia se sonrojó un poco. - También dile a Ichigo-kun que lo lamento mucho. Se que recién casados todo lo que quieres hacer es estar junto a esa persona pero me temo que no puedo retrasar más mi retiro. No sin entrenarte cómo debe de ser.

Rukia también había pensado en eso, con su nueva… dinámica, habría querido pasar más tiempo con Ichigo, en especial si iban a ser más físicos, pero tanto Ichigo cómo Byakuya confiaban en ella. Iba a estar a la altura de sus expectativas.

-Requerirá que te quedes en el escuadrón 3 o 4 días a la semana, los entrenamientos empezaremos antes del amanecer y tendrás que combinarlo con tus funciones normales. Por lo que puede ser demasiado gasto de ir y venir, habilitaremos una habitación solo para ti, no en las barracas, para que puedas tener privacidad y almacenar tus cosas. No te preocupes Rukia-chan, también podrás tener visitas de tu marido siempre y cuando sean…. Discretas - dijo con una sonrisa.

Rukia se sonrojó completamente pero no pudo evitar pensar que quizás eso fuera útil.

-G…gracias.


Kurosaki Ichigo era una persona con una reputación muy específica. Desde chico aprendió que la forma en la que te ven te tratan y, al crecer con su cabello, su estatura y rostro, todos lo trataban como si fuera un vándalo agresivo. Se dijo a si mismo que no importaba pero había un aparte de el que se cuestionaba, que habria sido diferente. Quizás habría tenido más amigos, quizás habría salido más a fiestas en su adolescencia y quizás, no habría terminado tan atraído a Rukia como lo estaba ahora. El estába muy conforme con como había terminado todo, peleas y salvar al mundo incluido. Quizás por qué nunca lo trataron de una manera especial era la razón por la que en ese momento se sentía tan incómodo. Desde que era Kuchiki Ichigo (aún no hacía las pases con el apellido) el trato había Sido ligeramente diferente. Algunas personas inclinaban su cabeza cuando pasaba, algunas se acercaban a él para hablar de cierta persona Kuchiki a quien estaba seguro no había conocido, y lo más raro fue cuando un hombre lo había desafiado para lograr entrar al clan, cuando era obvio que su nivel era muy inferior, se postro en el suelo y rogó una oportunidad. Definitivamente eso había si lo más incómodo y raro … hasta ese momento. Acababa de regresar de su escuadrón, más temprano de lo común, cuando fue interceptado en uno de los tantos salones de la casa.

Frente a el se encontraba una mujer, bonita y delicada, de rodillas, con su frente tocando en piso.

-S…sería un h…honor para mí - decía con una voz dulce y nerviosa - S…si me permite servirle el té.

Ahora, Ichigo distinguía entre las personas de la ayuda (que usualmente eran muy estrictas en sus tareas) y los miembros del clan. La mujer frente era una mujer de alta estima en el clan, se veía por sus ropas. No era una Shinigami, se veía demasiado delicada y no tenía la mirada dura de una persona que ha pasado por cosas terribles como la mayoría de las personas que habían estado en batallas o guerras. No, más bien parecía un estereotipo de cómo una mujer de la nobleza debería de ser.

-No es necesario - contestó tratando de no ser descortés -No soy muy fanático del te. Pero gracias.

-I…insisto Ichigo-sama. Sería el más grande honor para mi. Prometo que estará muy complacido. - ahora eso le hizo fruncir el ceño, la chica estaba obviamente nerviosa e incómoda pero no parecía querer salir de esa situación.

-Quizás a mi esposa le interesaría más - dijo rascando su cabeza - Ella sabe mucho más de esas cosas elegantes. Y apuesto que sería más cómodo para ti y eso.

Eso trajo la atención de la chica, se veía extrañada. Cómo si no esperara tanta oposición.

-Pero yo….. yo pensé - ahora Ichigo se estaba desesperado pero trato de serenarse y ser claro. -Pensé que …. Usted querría…

-Si, no soy muy buena compañía la verdad, pero mi esposa podría acompañarte. No tiene muchas amigas en general, con su puesto y todas las responsabilidades que tiene. - Ichigo sonrió ahora pensando en Rukia. Él sabía que no le molestaba, todos sus amigos era compañeros de batalla, pero quizás a esa chica le haría bien conocer a Rukia, quizás la haría más valiente, algo que quizás necesitaba si le ponía nerviosa hablar con él de esa manera. -Además, no creo que se vería muy bien si aceptará tu invitación siendo un hombre casado y todo eso.

La chica lo mira unos segundo y se puso de pie, ahora con el rostro más serio.

-Estima mucho a su esposa ¿Verdad? - Ichigo se sonrojo pero antes de que contestará pasó la cosa más extraña desde que se unió a la familia, definitivamente más extraña que un hombre rogando. La mujer, ahora decidida, había soltado el cinto de su kimono, y trató de quitarse la parte de arriba.

-Detente - dijo bruscamente y tomó sus manos para detenerla, al hacerlo la chica se estremeció cómo si hubiera esperado un golpe. - ¿Qué demonios estás haciendo? - gritó.

-Mi misión - dijo con la voz rota. -Yo… yo solo busco complacerlo, el clan Kuchiki…

-No se que tipo de persona crees que soy - dijo enojado- Pero esto no es necesario. Rukia es mi esposa. Es todo lo que quiero del clan Kuchiki - dijo muy seguro.

Kimiko se quedó sorprendida de lo que acababa de escuchar. Hasta hacía unos momentos estaba segura que Ichigo Kurosaki había estado enterado de todo.

-Lo siento mucho - dijo nerviosamente y comenzó a acomodarse el kimono. Unos segundo después rompió en llanto lo que le agregó otra capa de incomodidad a la situación. Ichigo se preguntó si podría solo irse, porque tampoco sabía cómo consolarla.

-Yo… yo solo quería … - Kimiko no podía parar de llorar, se había rebajado, actuó en contra de sus principios. En el Rukongai, es muy fácil para las mujeres tomar ese camino, después de todo cuando sobrevivir es la meta principal, tus ideales y moral se van deshaciendo poco a poco, y ahora ella lo había hecho. Era consciente que Ryuujin-sama esperaría resultados pero quizás… quizás podría hacer algo más. Ahora que sabía que ese hombre no estaba esperando nada de ella, que no sabía de la misión cambia su situacion. Podría engañarlos un tiempo y fingir que no podía concebir. Solo tenía que lograr que ese hombre se acercará a ella. Quizás lo había juzgado muy duramente antes, pero aún no podía confiar en el. Si jugaba bien sus piezas, podría salir de ese problema y quedarse con Komatsu-sama y Rumi-sama

-Por favor, si hay algo en lo que pueda ayudarle - ofreció ella ya más tranquila. -Lamento mucho este malentendido.

-Mm - asintió el Shinigami ya listo para irse.

-P…podrías acompañarme a mis aposentos - preguntó tímidamente. -Me siento un poco mal para ir sola.

Cuando el Shinigami acepto aprovecho para enlazar su brazo con el de el. El joven se veía muy tenso e incómodo pero era importante para Kimiko que cualquier persona notara esa interacción. Los chismes le ayudarían a dar la apariencia que algo estaba pasando, sabía bien que su reputación se iría al suelo pero era mejor que la alternativa. Quizás si Rukia Kuchiki quedará embarazada, Ryujin la dejaría en paz.

Fue el momento en que avanzaban por un pasillo que escucho que se acercaban personas que hizo su esfuerzo para que El Shinigami se relajara un poco.

-Por favor- dijo suavemente - cuénteme más sobre su bella esposa, casi no hemos coincidido por lo que no tengo el placer.

El shinigami se sonrojo un poco justo a tiempo para que dos docellas de la servidumbre lo observaran.

-Rukia… - la media sonrisa que expreso fue tierna hasta que empezó a hablar - es una enana testaruda y agresiva…- parece que Ichigo veía el asombro en su rostro pero inmediatamente cambió su tono- …me refiero a que tiene un carácter, es de los shinigamis más fuertes así que tiene sentido. También es muy inteligente, no habría llegado hasta aquí sin ella - finalizó ahora más enfocado en sus pensamientos que en lo que decía. Una parte de Kimiko se sintió mal por lo que hacía, pero sentía que no tenía alternativa. Quería seguir siendo parte de la familia Kuchiki, y sobre todo quería estar cerca de lo más cercano que había tenido como figuras paternas.

Una vez llegado hasta el pasillo que daba a su habitación Ichigo se detuvo.

-Creo que aquí está bien - dijo rascando su cabeza. Su sentido común decía que no era buena idea acercarse más.

-Muchas gracias Ichigo-sama- dijo haciendo una reverencia.

Ichigo solo asintió y regresó por dónde llegó.


Rukis se encontraba en la entrada de la mansión Kuchiki cuando vio a su esposo pasar, confundido y haciendo muecas.

-Idiota - llamo la atención - ¿que te sucede?

-Me acaba de pasar algo muy raro - dijo deteniéndose junto a ella.

-¿Raro? Me parece difícil de creer contigo - dijo sarcásticamente

-Cállate enana. Tu clan es el que es raro. -dijo antes de que Rukia le diera un golpe en el estómago ocasionando que se quedará sin aire. Se dobló por el dolor.

-Idiota, Nii-sama lleva el clan muy bien. -cuando Ichigo quiso protestar Rukia le soltó un coscorrón. - aww acaso Kurosaki-kun extraña su vida de soltero - se burló con ese tontito que sabía que tanto odiaba, pero a diferencia de otras veces, Ichigo cerro los ojos, cómo disfrutandolo.

-Dilo otra vez - pidió en voz baja. Rukia estaba a punto de preguntar cuando cayó en cuenta.

-Kurosaki - dijo sonriendo por la mueca que hacía el pelinaranja. Una parte de ella entendía el significado de ese nombre. A Ichigo no podía importarle más su apellido, Kurosaki, Shiba o Kuchiki. Lo que él añoraba era lo que había detrás de él. La familia Kurosaki fue, por mucho tiempo, la única identidad que tuvo, que tenían sus hermanas y su padre. Sin decir nada más tomo su mano y lo guío hasta su habitación.

-No es que el apellido Kuchiki está mal - se explicó el cruzando el umbral de su habitación. Los futones seguían juntos. -... Pero…

-Lo entiendo - interrumpió Rukia mirándolo a los ojos. E Ichigo estaba seguro que si lo entendía. Algo que incluso era tonto decirlo en palabras ella lo entendí. Y solo así viéndose a los ojos, pensó que era muy afortunado que Rukia podría leerlo a la perfección, pues no era bueno en comunicarse pero ella no necesitaba todo eso. Sintió la palma de Rukia en su pecho, justo donde está su corazón. Pasó un segundo después en ese trance cuando ambos cayeron en cuenta que hacía .

-Entiendo - continuó Rukia ahora burlándose - Tienes un extraño fetiche por tu nombre Kurosaki-san. ¿Prefieres que te diga Sr Kurosaki?

-Cállate enana.

-Pero Sr Kurosaki… -Ichigo aprovechó para tomarla de los hombros y clavarla en los futones de forma juguetona. Rukia aún riendo, sintió el peso de Ichigo sobre ella y aunque continuaban peleando, entendió que había cambiado algo en el ambiente. Los ojos del shinigamis, ahora con deseo pasaron sobre ella, fijándose primero en sus labios cuello y pecho, y Rukia lo sintió casi como una caricia. Era híper consciente de ella, y esa emoción y anticipación era algo nuevo y placentero.

-Rukia - suspiró Ichigo con un tono ronco y cargado de significado.

-¿Vas a tocarme ?- preguntó ella demasiado ansiosa de la respuesta. Su respiración se aceleró solo con pensarlo.

-¿Puedo?

-Idiota - dijo ella pero Ichigo lo tomo como una invitación. Era sorprendente como la palabra idiota podía tener tantos significados cuando salían de sus labios. Primero puso sus manos en la cintura, sintió como Rukia se estremecía. Su cintura era pequeña, así podía rodearla con sus dos manos, subió por su costado y costillas, lento pero disfrutando cada momento hasta que llegó a sus pechos. Podría sentir las capas de vendas y sus ropas pero no pudo evitar un gemido ronco al tocarlos. Rukia se estremeció y arqueo su cuerpo, cómo pidiendo más .

-Qui… quitalas - dijo en un gemido, cuando Ichigo comenzó a acariciar bruscamente sus pechos. Ichigo no sé hizo esperar. Primero desató su Yukata de shinigami, dejándola caer por sus hombros. A su parecer tomó demasiado pero al final dejó caer las vendas sueltas. Por un momento creyó que Rukia lo detendría, al igual que él, ella estaba nerviosa, pero también concentrada en las sensaciones.

El contacto piel contra piel hizo que ambos gimieran, nunca había sentido algo tan perfecto, eran suaves y firmes, del tamaño de su mano, cuando los acaricio y Rukia se arqueo, un sentimiento de satisfacción se apoderó de él. Parecía realmente sensible, y sus pezones estaban duros y rosados cómo pétalos de cerezo.

Paso de forma circular sus pulgares por ellos ocasionando un gemido más ronco de la shinigami. Casi involuntariamente sintió las caderas de ellas pegarse a sus vientre y comenzar a frotarse.

La erección en su yukata comenzó a latir, desesperada por ser tocada pero estaba teniendo demasiado placer con los pechos de su esposa como para hacer algo en ese momento.

-I..ichigo- susurro la pelinegra e Ichigo estaba seguro que nunca había escuchado su nombre sonar tan perfecto.

Casi instintivamente Ichigo acercó su boca a su pecho y lamió su pezón primero de forma experimental, y después volvió a repetirlo hallando placer al sentir el cuerpo de la pequeña shinigami estremecerse en su lengua. Rukia metió sus dedos a la melena naranja como para acercarlo más, así que sin pedirselo dos veces Ichigo colmo a ambos pechos con la atención de su boca, hasta que sintió las manos de Rukia empujándolo, y tratando de quitar su yukata al mismo tiempo. Ichigo tuvo que intervenir porque Rukia no hacía ningún avance, escucho las ropas rasgarse en algún punto pero no le importo, tan pronto como se deshizo de el estorbo usando solo sus boxers, observó a Rukia quien se había desecho del resto de la suya quedando solamente en unas diminutas bragas de Chappy.

El cuerpo de Rukia, a los ojos del ex-Kurosaki era perfecto, su cuello largo, sus pecho que encajaban perfecto en sus manos, su abdomen plano, sus muslos un poco más gruesos y unas piernas que no entendía cómo podían verse tan largas en una persona tan pequeña. Tenía algunas cicatrices delgadas en varias partes del cuerpo. Probablemente él estuvo presente en la mayoría. Admirandola toda sonrojada y un poco nerviosa por su inspección estaba seguro que siempre recordaría ese momento. Rukia con quién había sentido todo ese tiempo una conexión, se volvió tímida por un momento, agachó la cabeza y desvió la mirada. Algo que no había hecho en todo ese momento.

-¿Qué pasa? - preguntó Ichigo tocando su mentón para que lo viera a los ojos.

-N..nada -. Contestó ella.

-¿No quieres hacerlo? - pregunto tratando de sonar tranquilo y ocultando el tono de decepción que sintió.

-No es eso.

-Enana, dime. -Rukia le dió un pequeño golpe en el hombro por lo de "enana" sin fuerza.

-Tu no… - cómo Ichigo estaba viéndola Se sentía aún más nerviosa. -Tu no.. no me has besado - dijo susurrando. Ichigo sabía que era cierto, la última vez que la había besado fue durante el entrenamiento de la madrugada anterior antes de decidir explorar todo eso. Fijando su mirada en sus labios, no entendía cómo pudo haberse saltado tal acto, cuando era algo con lo que pensaba varias horas al día. Culpaba sus pechos por distraerlo. Rukia había cerrado los ojos.

-Hazlo tú - dijo él sorprendiendola. Rukia no lo pensó dos veces pero a diferencia de otras veces en el que Ichigo iniciaba y dirigía su contacto, está vez ella avanzó muy lento. De manera casi delicada al inicio posó sus labios en los de el.

Al inicio del beso fue un poco lento, aún intentando acostumbrar al ritmo del otro, pero conforme lo dominaban, más apasionado se volvía. Rukia no tardó mucho para morder el labio inferior del pelinaranja obligándolo a abrir su boca. Sus lenguas comenzaron una batalla que parecía no tener cuartel, y ambos lo sintieron en todo el cuerpo. Ichigo se estremeció cuando sintió el cuerpo de Rukia caer sobre el y acomodar su pelvis sobre su erección. Gimió con la sensación de presión en su errecion. Aun sin dejar de besarse, Ichigo la acercó más abrazándola, pegando sus cuerpo tanto como podían. Rukia aún recargada sobre su regazo comenzó a mover su pelvis encontrá de la de él, sintiendo como su erección se mecía contra su lugar más sensible. Y la sensación fue tan gratificante que tuvieron que separar sus bocas para gemir. Ichigo no la soltó, sentía todo su cuerpo restregándose contra él y no podía imaginar algo más placentero, todo el se sentía lleno de electricidad. Empezó a seguir ese movimiento tratando de incrementar la fricción, sus movimientos se volvieron más desenfrenados, sobre su ropa interior ya húmeda Ichigo podría jurar que estaba en el paraíso. Rukia había sentido placer antes, principalmente por su mano pero no sé comparaba al calor y la sensación de Ichigo debajo de ella, gimió cuando sintió que las manos de Ichigo bajaban por su espalda hasta su trasero, obligándola, de una manera un poco brusca a continuar con los movimientos. Sus respiraciones agitadas acompañadas de gemidos llenaban la habitación.

-Rukia - gemía Ichigo incapaz de detenerse y pensar.

-Ichigo, necesito …. Más - pidió sintiendo que algo comenzaba a construirse. Ichigo con su poco conocimiento de los temas metió su mano entre los cuerpos y comenzó a acariciarla sobre su ropa interior ya empapada. Supo que estaba haciéndolo bien porque Rukia comenzó a retorcerse, encajando sus uñas en sus hombros, y mientras más se retorcía, más restregaba sus pechos en sus pectorales y su erección sentía más presión. Él sabía que no iba a aguantar mucho, así que tomo su boca besándola y acariciándola con la lengua, mientras hacía a un lado la ropa interior e inserta un dedo dentro de ella, después de eso aguanto poco. Rukia follaba su dedo con total abandono y cuando llegó al clímax fue glorioso. El rostro de la Kuchiki en completo éxtasis, su cuerpo temblando y arqueadose, hiperconsciente de las palpitaciones alrededor de su dedo. Solo imagina cómo se sentiría cuando realmente la penetrara lo dejo al borde.

Al borde pero no ahí.

Rukia se encontraba ya un poco flácida en sus brazos y la verdad era que, aunque aún no tenía ninguna liberación, había sido la mejor experiencia de su vida. Otro nivel completamente. Las imágenes, los recuerdos y las sensaciones de cada segundo que había pasado iba a estar grabado en su cabeza para siempre.

Rukia comenzó a dar pequeños besos en su cuello para llamar la atención.

-Tu aún no…

-No te preocupes - dijo él aún con la voz ronca y sin aliento. -Me ocuparé de eso - dijo él seguro que no haría falta mucho para venirse. Su plan había sido mover a Rukia e ir al baño pero ella no lo dejo.

-Quiero verlo - dijo ella con voz autoritaria. Ichigo estaba seguro que no hablaba en serio, después de todo no podía ser atractivo para ella verlo hacerse una paja, pero sus ojos decían otra cosa. Con un poco de morbo de hacerlo frente a ella, saco su miembro del boxer, y con la total atención de ella comenzó a tocarse. Debía admitir que la mirada de Rukia le daba un nivel nuevo a algo que había sido habitual en sus años de adolescencia. Ver cómo lo miraba con deseo, cómo mordía su labio inferior.

-Ichigo - dijo Rukia con una voz tan seductora que casi quería cerrar los ojos solo para concentrarse en ella. - más rápido - ordenó - quiero verte llegar.

Y eso fue todo para él. Todo su cuerpo tembló, olas de calor y placer lo recorrieron completamente y Rukia lo vio todo, orgullosa de sí misma.

Lo vio romperse, derramar su semilla en ella y sí mismo y lo disfruto tanto, que estaba seguro que él no volvería a ser igual después de eso.


Unos minutos después de acostarse y descansar, hundidos completamente en la relajación del post orgasmo Ichigo sentía como poco a poco la cordura regresaba a él. No podía creer lo que había pasado, se sentía como si hubieran estado drogado y apenas las ideas comenzaban a aclararse.

Había tenido su primera experiencia sexual. Con Rukia. Y estaba seguro, y no era por presumir, que había Sido buena. Al ver a Rukia acostada a su lado con una pequeña sonrisa satisfecha no pudo evitar inflar su pecho con orgullo.

-Creo … - dijo Rukia por fin. - que mis piernas siguen temblando. No puedo ir a la ducha. - cuando volteo a ver a Ichigo se burló dándole un golpecito en el pecho, -Quita tu sonrisa orgullosa Ichigo.

-No sé de qué estás hablando.

-Lo sabes, pero ahora ayúdame a ir al baño - pidió no muy segura si sus piernas le obedecerian. Para su frustración Ichigo se tomó la requisición muy a pecho, así que la cargo estilo princesa algo que trajo los reclamos de la pequeña shinigami.

Cuando llegaron al baño la inseguridad comenzó otra vez en sus cabezas. Rukia tenía ganas de cubrirse e Ichigo dió media vuelta comprendiendo la intención de Rukia.

-Deberíamos ducharnos - dijo ella.

-¿Los dos? ¿Juntos?

- Me refería a separados - dijo ella, segura que el sonrojo ya se había vuelto permanente en su rostro. - O no…

A pesar de la incomodidad ambos entraron a la ducha. Después de unos minutos en silencio debajo de la regadera Rukia comenzó a hablar. Ambos entendían que ese era un tipo de intimidad nueva. Algo diferente a lo sexual. Estaban comenzando a acostumbrarse a sus cuerpos y a lo que implicaba acercarse de esa manera.

-...y entonces Ukitake-taicho habló conmigo.- dijo ella, una vez que Ichigo comenzó a prestarle atención a lo que decía, comenzó a relajarse y a disfrutar el baño. -Una vez que acepte, ya tenía listo un plan de entrenamiento.

-Suena que va a ser jodidamente pesado - dijo recordando cada uno de sus entrenamientos en el escuadrón 11, no se imaginaba como sería al nivel de un capitan

-Ukitake-taicho dice que lo es, tendré que quedarme en el escuadrón unos cuantos días a la semana, para dedicarme cien por ciento a ello.

Ichigo hizo una mueca pero no dijo nada.

-Descuida Pervertido-kun, Ukitake-taicho me dará una habitación de uso exclusivo para mí, y podrás pasar de visita.

-Bien - dijo él, - lo que sea para salir de este lugar, a veces me siento incómodo con todas las miradas.

-Ya estamos casados - dijo Rukia pensativa, - No entiendo que más quieren los ancianos.

Ichigo se quede extrañamente callado y desvío la mirada, pero Rukia estaba tan perdida en sus pensamientos que no lo noto.

-Como sea, estar en otro lugar será lo mejor. Me alegro por ti Rukia. Serás un gran capitán.

- ¿Y tú ? - pregunto ella, no muy segura de si era un tema que podría discutir con el. - que tienes planeado.

Ichigo se sentía incómodo al respecto

-He llegado aquí hace casi 4 meses, no he pensado mucho en eso. - Ichigo comenzó a lavar la espalda de Rukia aprovechando para darle un par de caricias distraídas. -Creo que quiero saber más del clan Shiba.

-Creo que es una buena idea. - apoyo ella ahora pidiendo a Ichigo que se agachada para lavar su cabello. Ichigo estaba en la posición más incómoda del mundo pero sentir las manos de Rukia por su cabello valía la pena.

Cuando terminaron de ducharse ambos con sus kimonos para dormir se prepararon para regresar al futón. Despidieron separar el futón dónde había experimentado anteriormente y acurrucarse los dos en el otro futón.

-Ichigo - llamo Rukia medio dormida - Gracias.

-¿ Por qué? - pregunto el muy seguro que era el quien debería agradecer.

-Por apoyarme - dijo recargando la cabeza en su pecho y abrazándolo.

Ichigo solo sonrió y la apretó más a su costado. ¿cómo podría no hacerlo?