7

La testarudez Weasley.

Unos días después de ese recibimiento, Arthur y Molly por fin se despiertan después de toda una noche durmiendo juntos. Los abuelos de la niña, después de aprender todo lo que debían saber para cuidarla bien, lograron llevarse a su casa tanto a la bebé como a sus hermanos. Todo con la finalidad de darles un fin de semana de privacidad a la pareja, por su aniversario de bodas.

Fue una noche especial, que los hizo reconectar y sentirse como esos recién casados que fueron. Y estar seguros en su amor y complicidad, de su capacidad de darse fuerza y tranquilidad el uno al otro, de que todo iba a estar bien porque iban a enfrentar la vida juntos.

No es como si no supieran la situación en que estaban. Saben que tienen una hija que necesitará cuidados especiales tal vez para toda la vida. Además, que él renunció a un trabajo estable para centrarse en un proyecto que ni saben si funcionará. Y ella enfrenta la posibilidad de tener que hacerse responsable de la administración de una granja. Todo eso enmarcado en una guerra contra los muggles, en donde familias con formas de ser… éticamente humanas como ellos, están peligro.

Pero en esa noche, era como si supieran todo eso, sí, pero lo revistieran de su confianza en el otro y en el futuro. Esa noche se van a dormir después de estar juntos, de amarse y con la tranquilidad de que, pase lo que pase, ahí estará su familia y el otro. Que sus tres hijos tienen todo para estar bien.

… O cuatro hijos desde esa misma noche. Pero eso no lo sabrán hasta dentro de unas semanas.

Molly es la que primero se despierta esa mañana. Aún adormilada, está a punto de levantarse, aunque no sabe ni a hacer qué, cuando recuerda. No hay niños qué cuidar. Se tira de nuevo a la cama, y se gira hacia su esposo. Intenta dormirse otra vez.

Pero los dos son despertados unos minutos después, cuando oyen el picoteo insistente desde la ventana.

Arthur se despierta con un salto.

―¡La poción de Ally! ―dice, sorprendentemente alerta.

―No, Artie, Artie… ―intenta refutarle Molly, pero está más dormida que despierta y, lo que murmulla, apenas se entiende.

Arthur parece no oírla en su estupor. Coge la gruesa cobija, se la quita de encima y se sienta.

Un estruendoso ulular lo hace ver hacia la ventana, en donde una lechuza marrón está "gritándole", con el rostro atrás de un ala. Es cuando Arthur se da cuenta de que tiene frío, y nada de ropa en su cuerpo. Vuelve a meterse bajo las cobijas, con las mejillas sonrojadas. Molly se acerca, lo abraza y se duerme en enseguida junto a él. Arthur coge su varita, que había dejado en la mesita de noche, y usa el alohomora en la ventana.

Apenas tiene el camino libre la lechuza vuela hacia él, tira una carta que tiene en su pata, se gira golpeándole sin querer (o puede que sí) el rostro con sus plumas, y sale por donde entró.

―Que tenga un buen día usted también ―dice con total ironía el pelirrojo.

Vuelve a usar la varita para cerrar la ventana y se acuesta. Abrazada a su esposa con un brazo y, con la otra mano y girando la nota en el lugar justo para ser iluminada por la luz de la ventana, lee:

"Querida Molly…

Arthur piensa si debería dejar de leer y despertar a su esposa. Pero la ve ahí, acostada contra su torso, el cabello un caos alrededor de su cabeza. A la luz de sol, su pelo pelirrojo parece hacer brillar la paz que irradia de su rostro dormido. Arthur sonríe.

―Si no viene en sobre y la dejó tirada en la cama, debe ser que no es privada. ―decide Arthur en un susurro, mientras le quita el cabello del rostro suavemente. Molly ni se inmuta.

Él le acaricia con el dorso de la mano su sien hasta su mejilla. Le da gracias a la magia por tenerla ahí, junto a él… Por un momento, recuerda la imagen de su amada Mollywaffles, tirada en el rellano de la escalera…

¡NO! Se demanda a no pensar en eso, vuelve a abrazar a su esposa y se dispone a leer la nota que no es para él:

"Querida Molly:

Supe por Drella que ella y Sept se llevaron a los bebés para darles un fin de semana tranquilos. Me parece excelente, y sé que usted y Artie lo necesitan y se lo merecen, después de todo lo que han pasado. ¡Ojalá que hayan pasado un hermoso día y noche ayer!

Desearía unirme a ese sentimiento de darles su justo espacio. De hecho, por eso mismo no me contacté antes. Pero, desafortunadamente, la vida no es de dar muchos descansos, y ya estamos en un momento donde debemos volver a seguirle el paso.

Por eso, siento que tengo que aprovechar ese momento en que no tienen que estar atentos a alguno de los niños, para hablar sobre la consolidación del enlace entre Rosemary Fields y la familia en la posición de cabeza de clan."

―¡Por las barbas de Merlín y la magia! ―exclama Arthur, y se vuelve a sentar.

―Vuelve a dormir ―le pide su esposa, con voz pastosa. Se gira hacia el otro lado, e intenta seguir su propio ejemplo.

Pero Arthur ni la escucha. Está metido en su mente, pensando en que eso es lo que Molly menos necesita. Tres hijos pequeños, una que necesita cuidados especiales, un esposo sin trabajo que se está centrando en hacer una escuela que no sabe si tendrá éxito y para la que no está cualificado, en medio de una guerra de terror en donde su familia es vista como "traidora a la sangre"…

Sabe que debería despertar a Molly para que lea la carta. Luego, se recuerda que él no ha terminado de leer y que, solo tal vez, las cosas no sean tan difíciles como él creía.

"Como ya lo hemos hablado, la administración de Rosemary Fields está aplazada porque la ceremonia del cambio de cabeza de clan no se ha terminado. Pues, aunque la magia familiar te ha aceptado, no se ha cerrado con tu aceptación del cargo.

Eso nos da espacio para escoger un nuevo cabeza de clan. Si el anillo acepta a otro, claro. Si no, me renuevo en lo que te he dicho querida, aquí estaremos yo y tantos otros para ayudarte con tu nuevo cargo.

En resumen, de hoy no pasa. Hoy tendremos un nuevo cabeza de clan, sí o sí.

Por eso, me permití llamar a todos los que creo que podrían ser aceptados por la magia familiar, para hacernos cargo de la ceremonia de una vez por todas. Estarán en mi casa a partir de hoy a las diez de la mañana. Comeremos un brunch, hablaremos de todo un poco y veremos a quién escoge el anillo de la familia Weasley.

Sea quien sea, Molly, ser cabeza de clan no es algo que se hace solo. Tendrá a toda la familia para apoyarle.

Con cariño:

Tessalia Weasley."

Arthur agradece el haber leído lo demás de la carta. Saber que van a intentar encontrar a un nuevo cabeza de clan le hace sentir alivio. No cree que ni Molly ni él están listos para más cambios en menos de dos años.

… Si supiera que, esa misma noche, ellos se trajeron otro cambio a su vida al que, en unos meses, llamarán Percy…

-o-

Cuando Molly lee la nota, tiene casi la misma reacción que su esposo. Pero con un poco más de nervios que de alivio. Los dos deciden comer alguna fruta, antes de darse un largo baño conjunto en la tina, para tranquilizar los ánimos.

A insistencia de Molly, aparecieron frente a La Flor unos quince minutos antes de las diez. Se quedan quietos y mirando la entrada por un par de minutos. Ahí, a la par de la puerta, está la mecedora del granny Allan, dándoles la bienvenida.

La voz de Tessy les llega desde un lado de la casa.

―Fiona dice que le gustaría convertirla en algo así como un masetero ―la anciana les dice mientras se acerca a ellos. Se está quitando unos guantes de las manos―. Bienvenidos Artie, Molly. Entren, entren. Aunque no lo crean, no son los primeros en llegar. Los legisladores y los Lovegood ya están aquí.

La mujer camina hacia la puerta, que se abre por sí sola. En la sala, están cómodamente sentados cuatro personas en los sillones, tomando té y comiendo bocadillos.

Dos de ellas son bien conocidos por los recién llegados. Pandora y su esposo, Xenophilius. Él solo les hace un ademán de cabeza como saludo, pero ella se levanta con una gran sonrisa. Camina hacia los dos, con su largo cabello lacio y rubio dorado "flotando" detrás de ella.

Arthur la vio crecer en los veranos en Rosemary Fields y de la mano de su amado padre el tío Sextus. Unos años mayor que él, e hija única, a Pandora le encantaba ser la hermana mayor de todos ellos y jugar cualquier cosa en las fiestas que hacía la familia, en medio de esas vacaciones.

Por eso, para Arthur y los demás primos, ella siempre será la prima Pandis. Nunca serán influenciados por la seducción natural que emana de Pandora. Algo que ella no ha podido mitigar del todo, aunque lo ha intentado con una de sus varias investigaciones en curso.

Su herencia al ser un cuarto de veela es fuerte en ella. Pero no tan fuerte como el cariño familiar entre dos primos que se vieron crecer, en un ambiente familiar lleno de amor. Así que Arthur no tiene ningún problema en abrazarla por un instante, antes de que ella se centrara en Molly.

Tessy les enseña en dónde sentarse y luego, se gira hacia los legisladores.

―Señores Bones, estos son mis sobrinos nietos de los que les hablaba. Arthur y Molly. ―dice, con ese deje de madre orgullosa―. Él es el que quiere abrir la escuela de Allan y, ella, es la cabeza de familia…

―¡Eh, eh, eh! ―dice el hombre de mediana edad, con grandes mejillas sonrojadas por detrás de un largo mostacho de un amarillo vibrante―. Que si no está escrito con magia, todavía no lo es. Para eso estamos aquí, ¿no? ―dice amablemente.

―Claro que sí, legislador. ―asiente Tessy―. Artie, Molly; ellos son Víctor y su hijo, Edgar Bones de la legislatura mágica Fawley, Macmillan y Bones. Ellos nos van a ayudar no solo con lo del cambio de cabeza de clan, también con lo de inscribir la escuela… ―la mujer se emociona de repente―. ¡Puede que también en el bautizo de Ally que se viene, ¿no?!

―Puede ―dice Edgar, con mejillas igual de sonrojadas que su padre, pero de cabello rubio oscuro y sin mostacho―. Aunque, ahora que estoy estudiando lo que llamamos "meta-entramados" con mi padre aquí presente, y haciéndome cargo de las familias mágicas casi extintas; no sé si tendré tiempo para eso. ¿O lo tendré, papá?

―Creo que no, pero porque tu Sue me insiste en que quiere volver al trabajo activo. Creo que unos buenos bautizos o bodas serán excelentes para que ella vuelva.

―Es verdad. ―Edgar decide dejar de centrarse en la conversación amena con su padre, y se gira a sus anfitriones― ¡Oh, por cierto! ¿De qué edad van a aceptar alumnos? Nuestro niño de cuatro años está lleno de mucha curiosidad y ganas de hacer amigos, puede que necesite una escuela. Sue dice que sus padres le llevaron a la escuela más o menos a esa edad…

―¿Qué es eso de meta-entramados? ―pregunta Xeno de la nada.

Todo ese tiempo había estado escribiendo en una libreta, sin ponerle atención a los demás, al menos en apariencia. Xeno mira hacia los Bones, como si nadie más existiera. Es más, Tessy se despide mientras él habla con los invitados, y el Lovegood ni se da cuenta.

Los legisladores, sintiéndose ufanos al ser el centro de interés, le respondieron e iniciaron, o siguieron, una muy animada conversación entre los tres. Pandora se gira hacia los esposos con una sonrisa.

―Ha estado así de emocionado desde que supo que íbamos a ver legisladores mágicos de alto rango. Como ven, Xeno está aprovechando para preguntar sobre las magias familiares. ―Mira con amor hacia su esposo―. Como la Exo subió mucho sus ventas cuando habló de la magia de los elfos domésticos Weasley como la salvadora de Ally y Molly, Xeno cree que puede volver a tener una subida de ventas si hace un número especial sobre las magias familiares de Gran Bretaña. Siente que es un tema que le gustará a toda la población en estos tiempos tan convulsos.

―¿Cómo así? ―pregunta Molly.

―Hacer un especial donde se habla de qué hace especial a las familias mágicas, le gustará tanto a los pro-Voldermort como a las familias como la nuestra, que simplemente se sentirá interesada y curiosa. ―explica Pandora.

En la mesa, y frente a Arthur y Molly, aparecen dos tazas de té y una tetera con un friso de diferentes dibujos vegetales. Molly la toma, aprieta el dibujo de la menta para servirse ella de ese té, y le da a su esposo del de manzanilla después de apretar esa flor. Los dos oyen a Pandora:

―Además, según he visto, no tienes que ser de las "Sagradas veinte y ocho" para que tengan magia familiar. Así que, en el artículo, va a hablar de todo tipo de magias familiares. Las positivas como las nuestras, las malditas como la de los Greengrass, o las bipolares como la de las Belby…

Si fuera por Pandora, ella seguiría hablando de las magias familiares; pero justo en ese momento llega Fiona Weasley.

La mujer, que siempre había sido seria y algo solemne, parece mucho más silenciosa en esas semanas. La muerte de Allan, uno de sus más queridos y antiguos amigos, le había afectado. Así que, la conversación termina apenas ella aparece un sillón y se sienta en él. Fiona nació en la familia Greengrass. Su único hijo heredó la maldición familiar debilitándole la salud desde niño. Murió en la treintena sin descendencia.

Así que, el tema de las magias familiares no es el más apto de hablar frente a ella. O al menos eso piensan los tres que se dan cuenta de su llegada. Xeno, y los dos legisladores Bones, siguen hablando sobre la relación del lenguaje, la magia, la matemática y los colores…

Molly es la que habla con Fiona después de que se dieran los saludos del caso.

―¿Vas a intentar el anillo, tía Fiona?

―No, no creo.

―¿Por qué no? Ya sabes que, desde la escogencia de Rosemary Weasley, nacida Longbottom; sabemos que las personas que se casan en la familia pueden ser cabeza de clan ―comenta Pandora.

Nadie dice algo de Molly y su escogencia. Todos saben que eso solo fue… condiciones especiales. Además, no quieren sacar el tema de la muerte de Allan frente a Fiona. La mujer de mediana edad baja la taza de donde había estado tomando té de canela, y responde:

―Estuve pensando en que quiero ser maestra en la nueva escuela. De hecho, espero con ansias el curso de preparación que dará Vivian. Arthur, ¿aún no sabes cuándo va a iniciar y en cuáles serán los horarios?

El aludido la mira con grata sorpresa, igual que Molly y Pandora.

―Todavía no, pero pronto ―responde Arthur―. Ya me entregó su plan, dice que el curso va a durar veinte horas, como mínimo. Hasta tiene pensando tareas y todo. Tenemos que decidir el calendario. Bien que mal, ella trabaja en la escuela de Ottery muggle y está muy ocupada.

―Tal vez sea más cómodo hacer el curso en las vacaciones de invierno ―comenta Fiona.

―De hecho, Vivian cree que es una buena idea hacerlo por esas fechas, y uno más extenso en las vacaciones de verano…

-o-

Las conversaciones, en medio de tazas de té y bocadillos esporádicos, fue lo que se encontraron los familiares que llegaron después.

Cuando entraron todos los Fawcett, justo a la hora en punto, Tessy tocó una pintura con su varita. Siguiendo la orden, la sala se expandió por sí sola. Todos los que estaban en pie se agarraron a las paredes, mientras el suelo de madera parecía expandirse solo, elástico. El fantasma Tercius rió y aplaudió divertido cuando un par de primos se cayeron, uno detrás del otro. Su madre lo regañó, bien asida al brazo de Primus.

Cuando ya tuvieron el espacio, hicieron aparecer varias mesas y sillones, iguales a los que habían estado usando los que llegaron temprano.

Pasadas unos quince minutos de la hora, ya con todos instalados en algún sitio, el legislador Víctor Bones se pone en pie.

―Buenos días, familia Weasley. ―el hombre está muy tranquilo de ser el centro de atención. Tal vez, hasta lo disfruta―. Para los que no nos han presentado, este es mi hijo Edgar y yo soy Víctor, el Bones de la legislatura mágica Fawley, Macmillan y Bones. ―Edgar solo asiente en silencio hacia la familia. Su padre sigue hablando con propiedad―. Estoy muy halagado de ser el nuevo legislador principal de tan magna familia, después del retiro de nuestra querida Viola Macmillan. ―Sonríe con alegría y se retuerce el mostacho―. Así que, mientras ella anda en su viaje soñado por la India con sus nietas, aquí estamos para servirles. Entonces, ¿qué quiere que hagamos primero?

Para la sorpresa de Molly, y casi que de nadie más, esa pregunta se la hizo a ella. La joven madre mira hacia varios, entre esos Tessy, Sextus, Celeste y Primus; que son referentes en la familia. Pero ellos no dicen algo en respuesta, solo le dirigen miradas de apoyo.

Molly siente como su esposo le toma con cariño la mano. Eso la hace perder las dudas y, aunque sonrojada y nerviosa, carraspea antes de hablar:

―Podríamos hacer lo de la escogencia del cabeza de familia, por favor.

―Me parece muy bien. ―El hombre mueve su varita sobre su mano, y un pergamino pequeño aparece en ella. Él se lo tiende a Molly―. Estas son las instrucciones para la ceremonia de prueba de compatibilidad con el anillo. Por favor léalo, pregúnteme lo que quiera sobre el mismo, lo practicamos y, luego, vamos a ello.

Molly asiente y abre el pergamino. Lo acerca a Arthur y él también empieza a leer… A la pobre le está costando concentrarse. El silencio, las pocas conversaciones y las miradas de más de cincuenta personas mayores de dieciocho años, se centran en ella. Eso la está poniendo cada vez más nerviosa.

―Esto puede durar su tiempo. Siéntanse libres de hablar entre ustedes y seguir con el brunch, que tan buen ambiente tenía ―dice Víctor de repente.

Xeno no los hace esperar:

―Me decía que tiene entre manos un misterio sobre la familia Gaunt, que creíamos extinta.

―¡Ah sí! ―le responde Edgar Bones.

Pandora sigue el ejemplo de su esposo, y se gira hacia Fiona:

―¿Con niños de qué edad le gustaría trabajar?

Y, en segundos, todos vuelven a hablar entre ellos, tomar té y comer bocadillos como si tal cosa.

-o-

En todo el tiempo que duraron haciendo las pruebas, solo dos personas decidieron irse antes. Los demás estaban muy interesados en ver lo que sucedía, tomar bebidas y comer bocadillos mientras conversaban entre ellos. Algunos pocos, hasta empezaron a hacer apuestas sobre los resultados. Knuts pasaban de unas manos a otras con cada nuevo intento.

La última prueba, la de Xenophilius Lovegood, fue la más larga de todas. Los dos Bones miraban una cúpula de colores, líneas y runas con mucho interés. Hasta se giraban alrededor de Molly y Xeno, cuyas manos tomadas estaban en el centro de la cúpula. Padre e hijo se susurraban entre sí cosas en inglés, pero que nadie entendía.

Al final, el mayor de ellos se gira hacia el joven reportero, se agacha un poco y le pregunta entre susurros que solo Molly y Xeno pudieron oír:

―Perdón por preguntar algo tan personal, señor Lovegood, pero esta es la explicación más sencilla. Por casualidad, ¿Usted posee una habilidad mágica extra desde que nació?

―¡Ah, es eso! ―exclama Xeno. Habla tan alto, que el pobre Víctor Bones da un brinco al haber estado tan cerca de él―. Sí. Sí, tengo la habilidad mágica especial de los Ollivander, por parte de mi madre.

Muchos se acercan con interés. Casi que todos han pasado por conocer a Garrick Ollivander y su… Forma de ser, mientras compraban su primera varita. Era como si él lo pudiera saber todo, o lo viera todo. ¿Y se dan cuenta, hasta ese momento, que Xenophilius puede tener… Lo que sea que tiene también el viejo Ollivander? ¡Qué misterio!

Que se quedó sin ser respondido.

―Así que, ¿Tengo la posibilidad de ser cabeza de clan? ¿Estoy aprobado o no? ―dice finalmente Xeno, haciendo caso omiso del cargado silencio a su alrededor.

Los dos Bones vuelven a hablarse entre sí, en susurros acalorados. Al final, parece que es Edgar el que tiene la palabra final al respecto. Vuelve a tomar aire y proclama:

―Según una de las reglas familiares estipuladas por Clotilde Weasley en 1711, se ha decidido que Xenophilius Lovegood, casado con Pandora nacida Weasley, no puede intentar la segunda ceremonia de prueba como líder del clan Weasley. Si el señor quiere pedir una recapacitación, podemos ir a ver el libro mágico de la familia Weasley y…

―No, no. No quiero. Con la competencia que tengo, no creo que sirva para algo. ―El mismo Xeno se quita el anillo.

La cúpula desaparece, pero el anillo sigue brillando. No deja de hacerlo hasta que está puesto en el dedo corazón de Molly.

La misma mira hacia los Bones, muy interesada en lo siguiente. Edgar vuelve a sacar un pergamino, leerlo muy cerca de su rostro, y a proclamar:

―Con esto, damos por terminada la prueba de compatibilidad de la magia de los Weasley y su descendencia, para dar con un nuevo cabeza de clan. Se han encontrado siete personas que podrían conseguir el título.

Víctor toma el relevo con un tono de voz más natural y ameno.

―Si quieren, podemos hacer un receso o, si así lo desean, pueden decidir no ser testigos de la ceremonia. Ahora mismo, la señora Molly Weasley necesita aprenderse el nuevo conjuro de sucesión y, nosotros, hacer el encantamiento de runas.

―¡Y mi cocina necesita un descanso…! ―exclama Tessy Weasley, entre broma y verdad.

Muchos entendieron la no tan sutil, aunque algo graciosa, indirecta. Las despedidas se sucedieron, los que se quedaron insistieron en que no perderían ningún detalle y los que se fueron, en que esperaban por el recuento de los demás.

Al final, además de los seleccionados por el anillo, los que se quedaron a la segunda parte de la ceremonia son Arthur, Tessy, Fiona, Xeno, Pandora, Septimus, Cedric y Tercius. El niño fantasma es el más ferviente animador de su querido hermano mayor Primus. Puede que solo por eso, el tímido Weasley no declinó la oportunidad de probarse el anillo.

Cedrella también se hubiera quedado. Pero dice que no soporta dejar, por un momento más, el bienestar de sus tres nietos en manos de los tres hombres Prewett y una anciana elfa doméstica.

A Molly le hubiera encantado que, la ida de Cedrella, significara que su padre podía estar ahí, con ella. Sin embargo, la flexibilidad de los Weasley no llega a tanto, como para considerar a su padre uno de ellos… Aunque muy posiblemente, tendrá sangre Weasley en su árbol genealógico por algún lugar. Pero, Molly se insiste, ya lo más complicado parece haberse terminado. Solo le queda esperar a ver con quién se va el anillo.

-o-

… Pero el anillo, nuevamente, regresa hacia su mano. Molly no lo puede terminar de creer. Hasta tiene la necesidad de moverse de donde está, evitar que vuelva a meterse en su dedo corazón de la mano izquierda. No lo hace. Saca pecho y la Gryffindor que tiene dentro. Se da la idea porque no tiene de otra. Después de todas las pruebas individuales, y otras dos grupales que, por insistencia de ella, repitieron dos veces; ya no se puede negar la evidencia. El anillo de cabeza de clan, en nombre de la magia de la familia Weasley, la quiere a ella como su líder.

―La tercera y última prueba comunal está terminada ―proclama Edgar―. Y la decisión sigue siendo la misma.

―Señora Weasley ―le releva su padre, amablemente―. Según las leyes de la familia Weasley, no hay más que se pueda hacer. La magia ha hablado ―sentencia.

Todos la miran. En muchos de esos rostros, donde antes había sorpresa, en ese momento hay resignación y buenos deseos. En el caso de Arthur, que solo le dejó de tomar la mano porque así la ceremonia lo pedía, un total apoyo. Aunque Molly puede ver que, por debajo de eso, hay nervios y hasta miedo.

Ella lo entiende. Molly quiere aparentar que se está tomando la decisión del anillo con la valentía propia de la Gryffindor que es. Pero, en el fondo, ella también está nerviosa, temerosa y sintiéndose totalmente fuera de lugar. No es para menos, ¡la magia le acaba de entregar un trabajo para la que no está calificada!

Arthur le toma la mano. Eso la hace darse cuenta de que ya nadie está en el círculo rúnico, y que ella era la única que faltaba para salir de allí. Cuando lo hace, la poca luz que quedaba del círculo aritmático y con runas, se apaga totalmente. Edgar coge un poco de agua de un cubo y, con un trapo y a lo muggle, empieza a limpiar el círculo. Mientras Molly es llevada por su marido hacia el sillón, ella espera que Víctor Bones vuelva a hablar. El silencio es grande… Siente un frío que le cala hasta lo más profundo de su ser, y pierde la respiración por un segundo. Se da cuenta de que algo aperlado y brumoso está frente a ella. Sabe qué, o quién es, por los regaños de Arthur.

―¡Tío Tercius, que no debes pasar por entre la gente así como así!

El fantasma niño no se da por aludido, mientras Molly se abraza a sí misma, y se acurruca junto a su esposo. Es más, el eternamente niño se centra en mirarla a la cara, flotando horizontalmente, con la mano en el mentón y el ceño fruncido. Finalmente, asiente con fuerza y se gira hacia su hermano favorito:

―Mouse, ¡Si la sientes de cerca, tiene un aire a la nany Rosey! ―va a hacia él―. ¡Con razón te ganó! ¡Tú no tienes eso de querer invitar a la gente a quedarse en casa, y llenarlos de comida hasta que se duerman sentados y contentos!

Muchos ríen con esas palabras. Los que tienen más edad, recuerdan entre sí a la matriarca Rosemary Weasley y a su gran corazón. Primus asiente, mientras palmea en el reposabrazos de su sillón, para que Tercius se siente junto a él.

―La magia sabe lo que hace, ¿eh, pequeño hermano?

―La verdad que sí… ―se ríe maliciosamente de repente―. ¡Aunque hubiera sido muy divertido verte tener que ir de reunión en reunión y hablar con personas todo el tiempo!

El aludido se sonroja un poco y baja la mirada, pero su voz es muy firme aunque divertida, al decir:

―¡Ah, pequeño bribón! ¡Sabía que por algo como eso era que me dabas todo tu apoyo!

Tercius solo se ríe con gran alegría, al parecer imaginando a su pobre hermano teniendo que socializar. Es una carcajada tan llena de infantil emoción, que el ambiente se aliviana mucho con ella. Hasta Molly se sonríe, aunque suavemente.

Pero Víctor Bones tiene que arruinarlo. Saca una hoja de alguno de sus bolsillos, se aclara la garganta y dice mientras lee:

―Bien, ya que terminamos con este primer punto de la agenda, podemos iniciar con alguno de los siguientes dos: la inscripción de la Granny Allan primary school como una institución educativa para niños de nuestra comunidad. O el acomodo del nuevo mapa de Rosemary Fields, por la incorporación de la Clínica perinatal Wellbeloved. ¿Sobre qué quiere decidir primero, señora Weasley?

Molly se regaña por esperar que él miraría hacia la tía Tessy cuando se refería a la señora Weasley. Siente que el anillo le pica, y no puede pensar en otra cosa más que: "¿Qué clínica de qué?". Así que no dice algo por algunos segundos. Al final, sí fue la tía abuela Tessy la que responde:

―Por mi parte, creo que hoy he tenido muchas emociones y necesito volver a mi vida de anciana pensionada. ¿Qué tal si terminamos la reunión con los legisladores aquí, querida Molly?

La aludida siente crecer un gran agradecimiento por esa gran y considerada mujer.

―Me parece muy buena idea, sí. ―gira la cabeza hacia el señor Bones, con renovada energía―. Muchas gracias por todo su excelente trabajo, señor Bones y ―ve hacia el más joven de ellos, que sigue borrando el círculo a un lado de la sala― señor Bones. Pero por ahora, estamos más que satisfechos con su trabajo.

El hombre, que no parece muy feliz, termina asintiendo y sonriendo:

―Si usted insiste, señora Weasley. Inscribimos su inicio de liderazgo en el libro mágico Weasley, y realmente habré terminado aquí.

Molly vuelve a dejar de sonreír. "¡¿Y cómo voy a saber dónde está ese libro?!", piensa con urgencia. Por detrás de esa frase, todo tipo de ideas sobre su incompetencia la hacen sentir de nuevo un gran miedo.

Arthur la abraza con más fuerza, y Fiona se pone en pie. Los mira con el aplomo de toda una dama de alta sociedad, como fue criada, y dice:

―Yo iré por él, y aprovecharé de pasar por cocinas… ¿Cuántos de ustedes quieren quedarse a almorzar?

Empiezan a darse despedidas, al punto de que solo los esposos Lovegood decidieron quedarse junto a Molly y Arthur. Fiona se adentra en la casa, y Edgar por fin termina de limpiar y vuelve a sentarse en el sillón.

Cuando la mujer regresa con un enorme libro, flotando frente a ella, los únicos en la sala son los esposos Lovegood, Weasley, y el padre e hijo Bones… Como cuando ella saliera por primera vez de dentro de la casa, allá hace poco más de cuatro horas antes, cuando toda esa reunión no había ni empezado.

Pandora hace que la mesa de té se convierta en un podium. Fiona le agradece y reposa el libro en el mismo.

Molly siente como el anillo se calienta ante el libro. Su mano izquierda se mueve hacia el libro levemente. Ante una extraña pero amable necesidad en su pecho, la pelirroja se pone en pie y se posiciona frente al libro. Lo mira atentamente, mientras lo acaricia con la mano que lleva el anillo. Se siente sonreír. Es casi como si viera a un viejo amigo después de muchos años, y se estuviera dando cuenta de lo tan diferente y, a la vez, igual que sigue siendo.

El libro es muy antiguo. Está encuadernado en grueso cuero, y aún le quedan algunos pigmentos rojos y amarillos en él. El escudo de la familia Weasley sí es muy visible, porque está hecho en relieve, directamente en el cuero. Grande, en el puro centro del libro, orgulloso de proclamarse un Weasley. Por más que tiene todas sus esquinas desgastadas, parte de su gran lomo también, y huela un poco a hongo y a guardado; ese enorme libro expira orgullo, fuerza y refugio.

Molly siempre había sido especialmente sensible para la magia. Con base a esa habilidad, pudo aprender de su querida elfa doméstica a hacer magia de casa, y en Hogwarts, fue de las primeras en hacer hechizos silenciosos de su generación. Por eso, no le extrañó sentir la gran y cálida sensación proveniente de ese libro. Ni, tampoco, el entender que le estaba dando la bienvenida. Simplemente, lo abrió sin más. Y, más o menos por el centro, en una página amarillenta, muy gruesa y que aún se le ven filamentos dentro de ella; puede ver algunas cosas escritas. Casi todas, por la letra esmerada del Granny Allan.

Molly siente un nudo en la garganta pero, también, una sonrisa en el rostro. Acaricia la página, es áspera en su mano, pero también cálida. Es como si varias pequeñas corrientes de aire, con diferentes texturas, temperaturas, colores y olores… Pero no tuviera lo necesario para entenderlas del todo. Solo sabe que están ahí, en el fondo, y que son cada persona de la familia, que termina convirtiéndose en la calidez en la página áspera.

Si Molly no fuera tan naturalmente sensitiva a la magia, y no estuviera acostumbrada a hacerla parte del "sonido ambiente", habría tenido un serio problema de confusión. Siendo así la situación, es otra cosa lo que le llama la atención: siente diversión al ver que las tintas son de colores, según el tema que trata lo que escribe.

―No sabía que escribir en código de colores era cosa de los cabeza de familia ―comenta Arthur.

Es cuando Molly se da cuenta que está detrás de ella, viendo el libro por sobre su hombro. Al parecer, la magia familiar de los Weasley sí le había causado más impresión de lo que había creído. Se enrojece. ¡Estaba tan absorta en el libro y en el destello de su magia, que había perdido de vista todo lo demás!

―La señora Macmillan cuenta que, de hecho, eso fue una introducción del señor Allan. Le explicó que esa era su manera de mantener todo organizado, y de fácil acceso. Una de nuestras secretarias lo empezó a usar, y en verdad es efectivo. Bromeamos con que, si no tuviéramos que mantener nuestra reputación de severos legisladores, pediríamos a todos que siguieran su ejemplo. Nos ayudaría mucho en nuestras búsquedas.

Una risa nasal los hace mirar hacia Xeno.

―O no, que ustedes cobran por horas. ¿Eso no les quitaría de sus honorarios?

Pandora le da un no tan sigiloso codazo a su esposo, y lo reprime con la mirada. Sin embargo, el mayor de los Bones solo se ríe con buen humor.

―Viéndolo así, no puedo negar su lógica señor Lovegood. ―Se gira hacia Molly con más seriedad, y le enseña un reloj en su muñeca. La pelirroja se extraña de ver que la hora que indica son las 2:26―. Terminemos antes de que inicien los siguientes diez minutos, ¿no, señora Weasley?

Molly lo mira con extrañeza, y Fiona carraspea.

―Que Molly sea la nueva cabeza de la familia, no termina el acuerdo que usted y yo tenemos al respecto de estas ceremonias, señor Bones. Soy una mujer de palabra ―saca de su toga una bolsa de cuero que tintinea, y mira hacia Molly―. No sientas que te tienes que apresurar, querida. Sé que las emociones y pensamientos de la familia deben ser difíciles de organizar, más con el libro tan cerca. Tú solo has lo que tengas que hacer, a tu tiempo.

Molly siente que un peso se le quita de encima, y se relaja.

―Gracias, tía Fiona ―dice, y vuelve a mirar hacia el libro.

Siente como Arthur toma de nuevo su mano, y se acerca para mirar mejor la página junto a ella. Ahí están consignados los bautizos de los últimos cuatro niños nacidos en la familia, en color dorado. Entre esos, están Billy y Charlie. Una nueva regla en rojo, en la que dice que la familia recibirá a buenos magos y brujas que sufren licantropía, siempre y cuando tomen la poción matalobos…

Lastimosamente, justo en medio de tan coloridos colores, están unas anotaciones totalmente negras: las muertes de los elfos domésticos, seguido de una síntesis de los daños recibidos en Rosemary Fields por el ataque de los mortífagos del 72.

Pasar de eso al color al naranja, con el que anota que se inventaron hechizos purificadores, es un cambio enorme. Más cuando la letra es grande y apresurada, llena de entusiasmo. Aún sigue siendo algo así, cuando presenta reglas comerciales en verde, las que tuvieron que poner a funcionar al instante, para no ir a la banca rota… De cierta manera, el color de las anotaciones no son solo designaban el tema, también dejaban ver, junto a la letra, parte del humor en que se encontraba el Granny cuando lo escribía.

"Nunca más podrá hacerlo...", piensa ella, con melancolía. Y se manda a ver la última anotación. Molly se extraña totalmente cuando ve que esta no consigna la muerte del Granny Allan. Las letras son en naranja y dicen: "Invención de un sortilegio rúnico para el equilibrio de la relación magia de la madre-magia del feto. Inventando por Sextus Weasley y Tessalia Weasley para Molly Weasley y su bebé no-nata. Consignado en detalle en el registro de las Magias originales".

… Se da cuenta de porqué esa es la última anotación. Es tan obvio, que siente la necesidad de darse una palmada fuerte en la frente. "El Granny Allan no está aquí para escribir más. Desde ahora en adelante, solo yo puedo escribir aquí…". El peso que se le había ido con las palabras de Fiona, regresa al instante.

Sin embargo, también regresa la magia Weasley. O se deja sentirla… Es como si las ráfagas que vienen desde el libro, y que lo hacen cálido, decidieran alzarse y rodearla. Molly se siente ligera gracias a ellas, como si en cualquier momento pudiera volar. Sin embargo, la pelirroja sabe para qué la magia Weasley la hace sentir así. Irguiéndose con energía, se dirige hacia los Bones:

―¿Cómo procedemos desde aquí?

Es Víctor Bones el que se acerca a ella, para explicarle.

―Apriete el anillo en el centro del libro. Hasta el fondo. Cuando sienta que algo contacta, levántela lentamente. ¡No la toque todavía!

Molly aleja su mano derecha de la pluma que acaba de salir de entre las hojas. Es tan larga como el libro, y sus filamentos parecen ser un ojo de búho, de colores marrones y dorados. La pluma en sí es de colores rojo con runas negras como enredaderas, vibrantes. El objeto irradia poder y autoridad. Y, a la vez, por lo cual Molly había sentido la necesidad de tomarla; invitaba a ser usada. Desea ser de ayuda… A la pelirroja le cuesta hacerlo, pero logra alejar su mano derecha.

―En serio que la magia familiar la ha aceptado como su cabeza, señora Weasley ―comenta Edgar, mirando hacia ella y los tres objetos mágicos con mucho interés―. Puede que no tengas que intervenir, padre.

―Puede que no ―responde él―. Señora Weasley, si toma la pluma puede pasar dos cosas. Una, es que la pluma la repele… Si eso pasa, no se preocupe. Pondremos hechizos suavizadores en el suelo y los muebles, así que no habrá problemas…

―Eso no se oye muy bien ―dice Arthur, preocupado. Molly le mira como pidiéndole paciencia, y luego pregunta:

―¿Y la otra posibilidad?

―Al tomar la pluma, sentirás un leve pinchazo. Esta tomará una gota de tu sangre, y la unirá a lo que sabe de tu magia. Es su manera de aceptarte como la nueva cabeza de la familia, de asegurar que solo usted puede escribir con ella en el libro.

―En lo personal ―comenta Edgar―, yo estoy apostando por esa opción. La magia Weasley sabe bien lo que quiere, eso nos ha dicho en horas de ceremonias. Esa pluma está deseosa de ser usada.

Para la sorpresa e indignación de Arthur, todos menos él y Molly se pusieron a hacer la apuesta. Tessy y Fiona, que creen que la pluma no la aceptará tan fácilmente, empiezan a poner los hechizos suavizantes.

La joven cabeza de familia no ha puesto mucha atención a eso. Ha estado entendiendo la magia del libro, de la pluma… Y más allá, la más sutil y difícil de sentir. Molly cree que es la de Rosemary Fields.

De repente, decide que es momento de dejar de sentir y ponerse manos a la obra. Deja de darle atención a la magia, la "pone" como "sonido de fondo", y se concentra en lo que tiene que escribir. Cuando ya tiene una idea, coge la pluma en su mano derecha, siente un pinchazo y la acerca a la pagina del libro. Es cuando…

―¿Y las tintas de colores? ―pregunta ella.

Todos los demás, menos Arthur, se giran para verla. Éste le sonríe.

―Están en el cuarto del Granny Allan. Voy por ellas.

Pocos minutos después, Molly tiene lista la pluma. Y, con la tinta negra, escribe:

"23 de setiembre, 1975. Allan Weasley muere a consecuencia de salvar a Molly Weasley nacida Prewett, y su bebé recién nacida".

Lo ha escrito con la mejor letra que tiene. Lo hizo lentamente, para no cometer ningún error, y luego mira hacia el mensaje que se seca rápidamente frente a sus ojos. Lo acaricia, da las gracias a Allan, enviándole todo el sentimiento que puede a la magia del libro y alrededor de ella. Vuelve a sentir que es abrazada por ella. Y eso, junto a la mano de su esposo abrazándole la cintura, le da la fuerza y la determinación para usar la tinta roja y escribir con igual esmero:

"Noviembre 23, 1975. Molly Weasley, nacida Prewett, es elegida por la magia familiar Weasley para ser cabeza de familia."

―Muy bien, Mollywoffles ―le susurra Arthur―. Y estoy seguro de que la familia, tanto como yo, haremos lo posible por aligerarte esa carga.

―Eso es lo que me detiene de desesperarme y dejar este anillo detrás… ―Sube la voz para los demás―. La magia sabe que esta familia es también mi familia, y que esta tierra se ha convertido en mi hogar. Pero esto de ser la cabeza… Si no fuera por ustedes, no sé si podría… ―Su voz se quiebra, pero ella parece tomar fuerza, sonreír y sacar su varita de su toga―. Iré a ayudar a Gertry con el almuerzo. Tía Tessy, siéntate y espera. Te haré esa crema que tanto te gusta, como agradecimiento por abrirnos tu casa a todos este día. Señores Bones, ¿se quedan a comer con nosotros?

Los dos aludidos deciden que, aunque la comida Weasley sigue siendo tan deliciosa como siempre, ya han abusado mucho de su hospitalidad. Además, comer en casa con sus esposas y familias un domingo es mucho mejor opción para ellos.

Pero los señores Bones no se fueron con las manos vacías. Tienen una bolsa llena de galeones con ellos, y no solo eso: una cita para el nuevo año, con el fin de poner todo en orden con la escuela de la Granny Allan y lo que hayan decidido sobre la oferta de Hester Wellbeloved; y la promesa de Xeno a Edgar, que va a investigar por su lado ese pequeño gran misterio sobre un heredero perdido en la familia Gaunt.

-o-

Una hora y media después, con la mesa ya limpia y habiendo hecho la conversación de sobremesa de rigor, Molly ve hacia Arthur. Los dos se entiendan con la mirada, y él abre la boca para decir que ya es hora de volver a casa, cuando Tessy se adelanta:

―Fiona, ¿podrías conjurar los papeles que preparamos ayer? Estas muñecas no son lo que eran, y estar en la cocina no les han hecho bien.

―Gertry le traerá su pomada, buena ama ―dice la elfa, que había estado sentada a la mesa por insistencia de Molly.

La elfa había estado trabajando en la casa y la cocina desde la mañana. Aunque quiso insistir en que ella estaba bien, y que no debía sentarse junto a los amos; verla caminar con las manos en la espalda por la gran barriga de su embarazo, fue lo único necesario para que Molly la mandara a descansar, comer y hablar con ellos… Por más que la pobre casi que ni podía hablar, ni levantar la mirada de lo tan embargada de felicidad y vergüenza que estaba.

Unos minutos después, Molly se ve con varios cuadernos y pergaminos sobre la mesa. Eso, para la desazón de Arthur, que quería pasar la tarde con su esposa, solos, antes de volver por los niños en la cena con sus padres; y los nervios de Molly, que creía que ya había hecho más que suficiente en su primer día como cabeza de familia… Pero, al parecer, no era así.

―… Y esos son los puestos de "lugartenientes". ―termina la detallada explicación Fiona―. Aunque no pueden quedarse igual, claro. Tía Tessy quiere dejar de hacerse cargo de la pequeña Boticaria, para ser directora de la escuela de Allan mientras entrena a Arthur para el puesto… ―se gira hacia el muy sorprendido aludido―. Si estás de acuerdo, Arthur. Bien que mal, la tía Tessy fue cabeza de su departamento en San Mungo antes de pensionarse, y en verdad creemos…

―¡No, claro, claro! ―dice Arthur con una sonrisa, cuando por fin entiende lo que le han dicho―. ¡Estoy agradecido por ello, en serio!

―Cuando Tessy regrese de mandar a Gertry descansar en su casa, se lo podrás decir a ella… ―dice amablemente, y se gira de nuevo hacia Molly―. Con eso, Eleonore se hará cargo de las pociones y la preparación de las plantas. Todos los demás pueden seguir en sus puestos. ―sonríe apenas―. Creo que si Primus dejara de ser capataz de la granja, tendríamos dos fantasmas por estas tierras… Sin embargo, eso nos deja con el papel del contador general. Allan ―carraspea―, se había hecho cargo de eso además de coordinar todo… Pero, creo que nadie de la familia tiene tanta cabeza para los números como él tenía…

Molly, que ha estado escribiendo notas después de pedir pergamino, pluma y tinta, comenta distraídamente mientras mira su resumen:

―Entre los Prewett sí. Mi primo segundo Demetrius, el nieto squib de la tía Muriel, siempre fue excelente con los números. Y es contador… ―aunque duda de su idea, la dice―: Puedo preguntarle a él si quiere llevar nuestras cuentas.

Fiona lo piensa, y termina asintiendo.

―Sí, creo que se puede intentar. A los goblins no les importa hacer negocios con personas sin magia, con tal que en verdad sean diestros con los números.

―Sé que fue a uno de esos colegios muggles para adultos, de esos que se especializan en entrenar en solo una profesión… ¿Cómo se llaman, Artie?

―Aniversidad.

―Aniversidad, sí. Y tuvo las mejoras notas. Hasta la tía Muriel lo cuenta en las reuniones familiares… ¿Podríamos darle un mes de prueba? Es que, si tenemos que contratar a alguien, prefiero que sea en familia…

Nerviosamente, mira hacia Fiona, esperando su aprobación. Ni se da cuenta que Tessy ha salido por la red Flu e ido a sentarse a la mesa, junto a Arthur.

―Puedes decirlo en la siguiente reunión semanal. ―decide la mujer de mediana edad―. Ya comenté cómo son las votaciones de los "lugartenientes". No creo que tengas problemas con esa idea, realmente. Lo más que puede pasar si no funciona, es que los goblins pidan algunos galeones por hacernos las cuentas, como hasta ahora.

―¿Problemas con qué votación? ―pregunta Tessy.

Mientras Arthur y Fiona le explican a la recién llegada, Molly mira de nuevo sus notas. Empieza a hablar consigo misma, pero los otros le terminan escuchando.

―Aquí falta algo, un lugarteniente… ¿Y la seguridad? Sé que el triunvirato mejoró mucho las protecciones después del 72; pero queremos hacer una escuela y nuestra consejera es una muggle… En estos tiempos, con esos terroristas sueltos por ahí llamándonos traidores a la sangre por tener moral, eso es peligroso. ¿Qué podemos hacer al respecto?

Y así, mucho más fácilmente de lo que Molly pensó, la nueva cabeza de familia empezó a hacer su trabajo.