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Reuniones.

26 de marzo, 1976

En la anterior navidad, cuando toda la comunidad mágica de Ottery st. Catchpole (es decir, casi que solo la extendida familia Weasley) estaban celebrando con comida, música, juegos y buena conversación; un par de personas entraron por la red flu a una de las casas a las afueras de la granja.

Eugenia Weasley nee Lestrange, su marido Edmund y sus hijos gemelos llegaron de esa celebración a vérselas con su casa medio destruida. Lo peor de todo, fue lo que encontraron en su sala. La gata de Eugenia fue… asesinada es una buena forma de no decir lo terrible que hicieron con el cuerpo de la pobre felina.

Nadie más salió herido o muerto. Es lo que se repetían cuando la familia se reunió alrededor de la joven familia. Eugenia estuvo inconsolable. Entre su llanto por su querida Selene, volvió a decir algo que repitió muchas veces después del ataque en el 72: que todo era su culpa.

Esa vez, no fue la única que dijo eso. El pobre de Xeno se sintió terrible. El mensaje escrito con sangre de la gata, daba a entender que lo hicieron porque se dieron cuenta de que ella estaba embarazada de nuevo. Noticia que él dio como nota social en El Quisquilloso.

Los aurores llegaron, hicieron sus averiguaciones… Y no dieron con los responsables. La información más fidedigna que tuvieron es que llegaron por el Caldero Chorreante, el cual estaba lleno de personas por su gran fiesta de navidad; y que se fueron con las escobas voladoras de esa misma casa.

Después de eso, y de otro ataque a una familia muggle al azar en Devon, Eugenia y su familia decidió irse a Francia, a vivir con uno de los hijos de Quartus, y Xeno dijo que nunca más iba a hablar de temas que pudieran enojar a los mortífagos con gente inocente.

Molly y todos los de la gran familia de Rosemary Fields, decidieron que debían poner mejores protecciones en su hogar.

Y, después de meses de investigación, los magos y brujas más preparados en la familia, habían dado con la respuesta. Inventaron la fórmula perfecta para mejorar las defensas mágicas alrededor de la granja. Dado que la misma se extiende por la mayor parte de tres pequeñas montañas o grandes colinas, no era una tarea fácil. Por eso, y por ciertos procesos astronómicos harán más fuerte sus protecciones, han decidido hacer la ceremonia en el solsticio de verano, en junio.

Ese es el resumen de lo que dice Sextus Weasley en la reunión semanal de "lugartenientes" de la Rosemary Fields. El hombre de mediana edad cierra el pergamino de donde lee, y mira a los demás con una sonrisa complacida:

―Mi niña Pandora está haciendo los vértices ahora mismo… ¡Ella prácticamente los diseñó sola! ¿¡He criado una genio o qué!? ―da una gran risotada de puro orgullo. De repente, levanta la mano―. ¿¡Quién conmigo en que mi Pandora se nos una a Tessy y a mí en el triunvirato!?

La gran mayoría levantan las manos, entre ellos, la misma Tessy. Molly asiente con una sonrisa, pero levanta las dos manos y pregunta:

―¿Pero no era que, para ser parte del triunvirato, se debe haber ido a un viaje del mago, y obtenido al menos una maestría en una rama de la magia aplicada?

―¡Pero si mi Pandis estuvo conmigo en la mayoría de mi largo viaje del mago! ¿No lo sabías, Molly?

Arthur asiente, y le explica a su esposa.

―Pandora no fue ni a Hogwarts. El tío Sextus la traía unas semanas antes, para prepararse e hiciera los TIMOS y EXTASIS a la edad correspondiente, junto a los demás estudiantes de Gran Bretaña que estudian en casa; y luego del verano, y con sus excelentes notas debajo del brazo, se devolvían al viaje… ¡Fueron pocas las navidades en que vinieron!Pero eso sí, los dos meses de verano se lo pasaban completo aquí porque…

Muchos dijeron lo siguiente a la misma vez:

―Seguían al sol.

Sextus asiente.

―¡Eso sí fueron excelentes años! Si por mí fuera, seguiría allá afuera, en el mundo. Pero mi Pandis cumplió los 19 años y ya siendo mayor de edad…

―¿A los 19? ―pregunta Molly―, ¿No a los 17, como todos?

―Pandora nació en Francia ―explica de nuevo Arthur―, allá la mayoría de edad es a los 19 años.

… Y como siempre pasa cuando se termina uno de los tantos informes que deben hacer en esa reunión, empiezan a hablar… de cualquier tema. Mientras Sextus, Molly y Arthur hablan sobre Pandora; los demás también conversan entre ellos de otras cosas.

En la Madriguera no están teniendo una reunión de negocios, si no una familiar. Por eso, no es de extrañar que estén sentados a la mesa de madera, rodeada de la cocina y a la par de la sala. Tampoco, de que entre sus pergaminos, tintas y plumas, hayan bocadillos y bebidas para amenizar el ambiente.

Unos minutos después, Molly está pensando seriamente en llamar a Gertry, para zanjar la cuestión de si los elfos domésticos se bautizan. Y si es así, que les gustaría ser invitados al del hijo menor de Gertry, Noky, que tiene poco más de dos meses de edad.

… Eso es lo que la hace darse cuenta de que han estado hablando por mucho tiempo, y que tienen que volver al "orden del día". Toma el pequeño martillo que su Arthur le regaló medio en broma, antes de la primera reunión que ella presidió. Desde ese entonces, lo ha tenido que usar más veces de lo que hubiera imaginado…

Da dos golpes en la mesa y unos segundos para que las conversaciones terminen del todo. Cuando están listos, se dispone a leer el penúltimo de los puntos.

―La tía Fiona, lugarteniente de otros negocios, nos va a hablar sobre cómo van las cosas con la clínica de la sanadora Hester. ―Molly mira hacia la susodicha y sonríe.

La tía Fiona asiente y le tiende un pequeño pergamino. Molly lo lee, mientras oye a la vez lo que la tía tiene qué decir.

―Empiezo por la boticaria. Por fin vemos un aumento en los pedidos de ingredientes extraídos de las flores. Además, y como siempre, las pociones anti-alérgicas se nos desaparecen apenas las terminamos de cocinar.

―… Aunque, como es gratis para la familia ―comenta Tessy― no es que hagamos mucho negocio. Pero, ―sonríe―, comida, techo y amor…

―Eso es lo que importa ―termina Fiona, y todos los demás asienten.

Era uno de los dichos más usados por el granny Allan en esas reuniones. Sobre todo cuando Ottery st. Catchpole está en uno de los momentos malos, en que terminaban bajando los salarios demasiado, por necesidad de sobrevivencia.

Después de meses, el recuerdo del granny Allan ya les hace sonreír con cariño y melancolía, más que con dolor.

Sin embargo, Molly algunas veces sigue recordándole con mucho dolor. Siente tanto agradecimiento que hasta puede llegar a convertirse en una culpa terrible… No pocas veces, ha tenido que llorar a solas (algunas, abrazada por Arthur) para sacar ese sentimiento de dentro de ella.

Después de eso, siempre termina llenándose de una gran motivación. Ese empuje de ser la mejor cabeza de familia que puede ser, además de la mejor madre y esposa. El granny Allan le dio esa oportunidad, a ella y a su niña. ¡Hace lo posible para no defraudarle!

Sonríe mientras comenta:

―Así que, nada fuera de lo común en las ventas… ―Molly le hace un ademán para que siga, mientras mira de nuevo el informe escrito.

―Mja… ―sigue Fiona―. Aunque, de nuevo y como desde el 72, no tenemos todos los ingredientes que antes solíamos tener, porque se venden con la comida… Así que, aunque hay una pequeñita mejora comparado con el año pasado, seguimos con salarios rebajados a la mitad.

Molly asiente. Ese casi que es el resumen de todas las situaciones alrededor de Rosemary Fields. Razón por la cual el dicho del granny Allan casi que es un mantra en ese lugar. También por eso es que el siguiente tema del que va a hablar Fiona, se ha convertido en una luz de esperanza para la familia.

―¿Qué hay de nuevo sobre la clínica?

―La sanadora Wellbeloved está muy feliz con el trabajo de Quartus al construir su clínica. Solo falta los lugares a los cuales se les debe poner más protecciones mágicas: el cuarto de pociones, una de las salas de parto y el cuarto de los bebés. Cuando esté hecho, ya empezará a pagarnos la mensualidad completa, supeditada a…

Una exclamación la hace callar y brincar a todos los demás.

―¿¡Qué!? ―Molly, que ha estado viendo el pergamino mientras oye a Fiona, levanta el rostro. Tiene los ojos muy abiertos― ¿En serio? ¿La sanadora Hester quiere traerla aquí, a escondidas, justo a ella? ―la pelirroja indica el nombre en el pergamino con fuerza, muy acusadoramente.

Fiona frunce los ojos, y se acerca a ella. Su tono es más bajo, y serio.

―Sí, como dice el pergamino, esa información es dada en confidencia. Y se espera que se tome en serio, por el bien de la propia paciente. Como cualquier paciente de un sanador, espera que este haga por él o ella. Así que, ¿hablamos de eso más tarde, Molly querida? ―Fiona hace un movimiento de cabeza para indicar alrededor.

Los demás "lugartenientes" están totalmente en silencio, y muy interesados en oír cualquier cosa del secreto… El primer instinto de Molly es exclamar que todos ahí son de confianza. A diferencia de esa, esa mujer cuya familia…

Se recuerda que es la misma familia de su suegra. Una buena mujer, con sus defectos, pero buena mujer… "No juzgues a las cosas y a las personas a la primera. Todo tiene diferentes lados." Le dijo una voz en su cabeza, parecida a la tía Fiona en una de sus tantas clases sobre diplomacia.

Molly cierra los ojos y se manda a respirar. Se siente muy frustrada consigo misma. ¡Lo ha hecho de nuevo! ¡Pensar con sus emociones en vez de con su cabeza!

… En serio que no está lista para pedirle la silla en el Winzegamot al tío Quartus. Por más que él no para de decir que necesita vía libre para irse de viaje de trabajo… Tal vez podría pedir a otra persona que sea el representante en el Winzegamot.

… Pero eso es un tema para después. Al menos, ya no está irritada con la situación.

Molly asiente, y mira hacia quien espera su respuesta:

―De acuerdo tía Fiona, hablaremos más tarde usted, yo y la sanadora Wellbeloved sobre… Esa paciente y porqué es urgente que empiece su tratamiento aquí. ―Molly levanta la voz, llena de energía y autoridad―: Por lo pronto, Bilius, una pregunta.

El aludido da un respingo y asiente.

―Sí señora.

―¿Cuando es lo más pronto que pueden hacer esa ceremonia?

Mientras los demás se preguntan entre sí, con susurros o miradas qué pasa, Bilius piensa en voz alta.

―Tendríamos que cambiar algunas runas, y la posición de los vértices… Perderíamos entre el 30 y el 40 por ciento de la fuerza en ella, pero si… ―deja de hablar por un momento. Toma su pergamino y escribe cosas en él frenéticamente. Empieza a hablar antes si quiera de terminar―: Si lo hacemos con 49 personas dando de su magia, en el amanecer y… Sí, solo perderíamos unos 10 por ciento de su fuerza. Solo necesitamos hacer los 49 ángulos… Así que, sí nos comprometemos a darles magia al anochecer todos los días, podemos hacerlo mañana mismo y solidificar en el siguiente equinoccio.

Molly sonríe, y asiente…

―Te encargo empezar con esos preparativos, Bilius. Tía Fiona, ¿podrías ver si la sanadora Hester y su paciente pueden reunirse con nosotros para hablar sobre la situación? Después de eso, decidiremos qué hacer al respecto. ―mira hacia uno de los tantos pergaminos frente a ella, lee y asiente―. Solo nos queda el reporte social…

-o-

Hasta después de salir de Hogwarts, ella se dio verdaderamente cuenta que la vida como una Black está llena de contradicciones.

Por un lado, siempre tuvo elfos domésticos que hicieran lo que ella quería y cómo quería. Y los magos y brujas de menor estatus (casi que todos) les debían pleitesía. Además de eso, tenían muchos galeones. Puede que más que el mismo Ministerio de magia. Y a la familia Black le gustaba mostrarlo: no había algo que no pudieran tener, viajes, salidas o lujos… Todo de la mejor calidad.

Por eso, no se siente cómoda en dónde está. Mira alrededor. Esa habitación tan pequeña, la sábana de la cama hecha con simple tela y el panorama por detrás de la ventana es de un simple espacio abierto… Todo eso la hace cuestionar, por enésima vez, que en verdad ese sea el sitio con más calidad para lo que ella necesita.

Pero está sentada allí, esperando. Si no fuera por sus siete años en Hogwarts, no habría aguantado ese ambiente con tanta paciencia.

El poder de su familia frente a las otras en Slytherin, y la pleitesía que recibía por ser mujer, hermosa y Black, le hizo soportar ese ambiente tan diferente a su casa. En sus primeros años le fue muy difícil. Por ejemplo, aún se cuestionaba ¿¡Por qué no podía llevar al castillo un elfo doméstico que estuviera a sus órdenes!?

Y eso que sus padres, hasta muchos de sus parientes, se lo habían advertido. Aún así, ¡su primer año fue terrible! Tener que peinarse sola, o ir hasta el gran comedor siempre para comer cosas que no eran de su total agrado, o tener que esperar a que algún Slytherin inferior le trajera su bocadillo; tener muchos compañeros y que el profesor no fuera para ella sola como en casa, no poder renegociar con ellos, caminar como una muggle más para llegar a las clases…

También fue allí donde se dio cuenta que algo que le habían dicho los adultos era verdad: solo algunas nobles familias mágicas pura-sangre tienen dignidad y sentido del decoro.

Los estudiantes en Hogwarts… ¡Se comportaban como… como niños! Reían, lloraban, se enojaban, hacían bromas, y hablaban y actuaban directamente sus emociones y pensamientos. Ella sabía que no fueron educados como se debe desde los cuatro años, como en las buenas familias pura sangre, pero eso… ¡Eso la hacía perder la paciencia!

Más porque, y eso es parte de lo que en ese momento entiende sobre las contradicciones de ser una Black; en esos momentos de debilidad infantil y juvenil, añoraba poder ser tan libre como los demás niños. Eso es algo que nunca, jamás le ha dicho a nadie… Y que entierra en lo más profundo de ella porque siente vergüenza al pensarlo.

Más porque su hermana Andrómeda hizo eso. Dejó las buenas maneras, lo que se esperaba y se pedía de ella por ser una Black. Más y más libre con cada año que fue a Hogwarts, al punto de que se convirtió en una extraña para ella.

Sí, seguía siendo la chica sarcásticamente inteligente de siempre, con un sentido del humor refinado y excelentes notas… Y podía enmascarar muy bien esa extraña que era en Hogwarts en casa, frente a sus padres, para no tener problemas. Tal vez por eso, creyó que todo era remediable, o que no era para tanto. Jamás vio venir que Apenas hizo sus exámenes EXTASIS, se fue de su casa para casarse con un novio secreto, aquel Hufflepuff sangre sucia que siempre la miraba de esa manera… Nunca creyó que ella le correspondiera.

¿Lo peor de todo? Las cartas que dejó para cada uno de ellos. Estaban llenas de odio y resentimiento por sus padres, y un total desprecio por lo que ellos le enseñaron.

Andrómeda fue quemada del tapiz familiar ese mismo día. También, todos en la familia los vieron a ellos con una mezcla de acusación y lástima. ¡Fue totalmente insufrible!

Tanto ella y su otra hermana, estuvieron de un humor terrible por semanas. Tal vez porque las cartas a ellas sí reflejaban el amor de Andrómeda hacia las dos, y la idea de que debían hacer lo mismo que ella, alejarse de su familia, para ser feliz… ¡Una desfachatez!

Solo años después, y más en esos momentos en que está sentada, esperando que una Weasley la juzgue para conseguir lo que quiere (¡Qué vueltas que da la vida, por la magia!) se dio cuenta de que Andrómeda no estaba tan errada.

Claro que la vida siguió después de esa huida y cartas. Todos, hasta ella, se comportaban como si Andrómeda nunca hubiera estado ahí. Ella jamás habló sobre los terribles accesos de añoranza que a veces sufría, o que varias noches soñaba con ella. Sin Andrómeda allí, se dio cuenta que los Black, que su familia, no daban ni cariño ni apoyo más allá del dinero. Solo certezas de que ella lograrían lo que ellos deseaban, lo cual se convertía en una solicitud de perfección. Sin Andrómeda, sus palmadas, sonrisas y momentos de ayuda, la familia y todo sobre ella se había convertido en una terrible carga.

Todo empeoró más o menos un año después. Pasó lo que hizo que su vida cambiara, y que terminara dándose cuenta que ser una Black… Podía ser tan terrible como Andrómeda lo había gritado en su carta y por su huida con aquel sangre sucia.

Un domingo cualquiera, en la columna semanal de anuncios sociales del Profeta, apareció un anuncio: "Los orgullosos padres Edward Tonks y Andrómeda Tonks, se complacen en anunciar el nacimiento de su hermosa primogénita: Nymphadora Tonks...", como en todas las demás notas de ese tipo, claro que se comentó más pero ella, no pudo leer más que el nombre de su abuela materna en un bebé de… Su ya no hermana.

Para ese entonces, desde finales de los sesenta realmente, muchos de los Black, su padre entre ellos, eran parte del aquelarre de Lord Voldermort. Ella estaba en Hogwarts cuando se dio la huida de Andrómeda, así que no sabe mucho de qué pasó con sus padres cuando se supo de eso en sus círculos. Pero sí, que desde ese entonces el respecto que le tenían a su lord, se convirtió en miedo (ella lo podía ver detrás de sus máscaras Slytherin) y que eran mucho menos ricos que antes.

Poco antes de saberse lo del nacimiento de la sangre mezclada de su no sobrina, se había dado otra escapada: Eugenia Lestrange se fue de casa y se casó con un Weasley. Ella tampoco sabe exactamente cuál fue el castigo a los padres y los hermanos de Eugenia por eso. Pero sí, que estuvieron varios días en recuperación después de la visita de su Lord… Y que la granja Weasley fue atacada en esos días.

Tratando de evitar algo por el estilo, su padre y madre decidieron aquel domingo que era hora de hacer algo más pro-activo, para evitar parte del castigo. Sabían que el ataque que lideraron el lunes, al pueblo muggle en que había crecido el sangre sucia a quién Andrómeda le dio una hija, no era suficiente. Ya no tenían tanto dinero como para usarlo para suavizar el temperamento de su Lord así que, usaron lo otro que tenían.

Decidieron que su hermana Bella debía dejar el torneo de duelo europeo (en el cual estaba entre los diez mejores todo el tiempo) para casarse con un Lestrange y, ella, casarse con algún otro mortífago joven, rico y leal a la causa.

Dos mujeres que huyeron para casarse, dos mujeres que debían casarse con verdaderos sangres puras en vez de ellas…

Sus padres le dijeron que se casaría con Lucius Malfoy en su séptimo año de Hogwarts, con el que se casó ese mismo verano después de graduarse y solo haberlo visto dos veces, una en Hogsmeade y otra en las vacaciones de pascuas.

Narcissa Black, como aún se piensa en privado, siempre supo que su primera y más viable opción era ser la ama de la casa. Como su madre y la mayoría de las mujeres Black.

Los Black no son empleados de nadie. Eso cierra muchas posibilidades de vida. Algunos se iban de viaje del mago, pero esos suelen ser excelentes académicos, lo que ella no es. Y los que tienen puestos de trabajo en la familia, supervisores de los negocios o el representante del Winzegamot, solían tener escogidos sus sucesores entre los hombres de la familia. Bien que mal, ellos no tenían la posibilidad de embarazarse y esa responsabilidad de cuidar hijos. Y, en las familias pura sangre, eso es muy valorado. Después de haberse casi extinguido, toda familia sangre pura siempre celebra a un nuevo bebé y, claro está, a su madre. Así que eran pocas las mujeres, como Bella, que habían logrado hacerse de algo por fuera de esas restricciones o que, en verdad, deseaban salirse de ellas.

Además, Narcissa siempre había idealizado la idea de de ama de casa. Tener una vida reposada, donde la casa, el marido, los hijos y alguna que otra actividad con las otras amas de casa, sería su vida. El ocio, el entretenimiento y los lujos estaría por descontado. También supo a los diez años cuando la tía Callidora, la tutora y solterona familiar, les explicó la forma de cortejo de los sangre pura, que ella se iba a casar por el bien de la familia, y que serían sus padres los que iban a decidir sus posibles esposos.

A ella siempre le pareció que no era la mejor opción. Aún así, como buena Slytherin, se imaginó que encontraría la manera de que en la lista, estuviera alguien que a ella sí le gustara. Lucius Malfoy sí le gustó cuando lo conoció.

… Por eso pensó que las pociones que la tía Callidora le enseña a todas los adolescentes Black, en sus clases de verano, no le serían necesarias. Pociones para olvidar las siguientes dos horas, para estar tranquila, para sentirse bien de ánimo… Lo necesario para tener unos buenos primeros años de matrimonio o un buen matrimonio, del todo.

Pero Lucius era un hombre interesante, que la trataba con la pleitesía que ella esperaba y a la que ella estaba acostumbrada en las pocas veces que se vieron; y le decía cosas bonitas, perfectas, en toda la correspondencia que le mandó.

Como buen Slytherin (¡y qué estúpida fue, lo debió haber visto venir!) había puesto la mejor cara de él frente a los demás, para conseguir lo que quería. En ese caso, a una mujer Black. Y ya que la obtuvo, casada frente a la magia y su familia, no tenía porqué seguir poniendo la máscara… Sólo conseguir embarazarla, que era lo último que tenía que cumplir de "su parte del trato".

… De repente, Narcissa se da cuenta de que ser una ama de casa Black va de aparentar que ella es ese ideal que siempre se creyó. Que si su casa no es perfecta, es por culpa de ella.

Más fuerte que la primera vez que fue a Hogwarts, dejó su vida de la niña consentida, para terminar en una posición que le habían querido advertir. Entendió que la tía Callidora, y sus incesantes lecciones sobre "lo vinculante de los contratos familiares" o sus pociones "para el buen vivir de la recién casada", le había querido explicar, a esa Slytherin manera, que ser ama de casa no era fácil, que era un contrato y no un cuento del Beddle el bardo.

¡Por eso la tía Callidora nunca se había casado! ¡Por eso había decidido ser la institutriz de la familia, casi que otra empleada… Pero con libertad en su vida privada!

Sobra decir que de puertas para afuera, todo es perfecto en la familia Malfoy. Narcissa quiebra su varita en dos antes que alguien se de cuenta lo tan estúpida y mal que se siente con su vida. Pero, de puertas para adentro, Narcissa ha usado varias veces las pociones que le enseñara la tía Callidora. Sobre todo para lidiar con la insistencia de su marido por hacer su parte del trato, y embarazarla.

Bella y ella se casaron en el verano del 74. Desde ese entonces, las dos han sido presionadas para dar a luz niños bien mágicos y muy pura sangre… Tantos hijos como Andrómeda y la tal Eugenia hayan tenido. Y esta última se fue a casar con un maldito Weasley, y ya tiene una pareja de gemelos y está embarazada del tercero, ¡la muy…!

Su hermana ni se ha embarazado alguna vez. Pero, ella sí tiene más habilidades de valor que ser ama de casa y posible madre. Es de las ejecutoras favoritas del señor tenebroso, y eso ha hecho inmensamente feliz a su hermana. Por eso, siempre que ve a Bella, siente una extraña combinación de envidia y preocupación.

Narcissa se demanda a no pensar en que también ha perdido a su otra hermana, aunque esta vez por la tan temida insanidad Black… Toma del té que un elfo doméstico le ha dado, y se sorprende del buen sabor que tiene.

Así que son cuatro los niños que ella y su hermana "deben a la causa" en ese momento. Y este embarazo, es el tercero de ella en menos de dos años. Haber perdido los dos anteriores fueron los peores momentos de su vida… Narcissa está desesperada, y su sanadora insiste en que esta es su mejor, su única opción para tener una posibilidad de tener a este bebe. Solo por eso es que ha terminado aceptando su idea.

Ya ha mentido a todos sobre cuál sería ese último recurso. Todos creen que ella y su sanadora se fueron a una poza de la fertilidad en India, y nadie los pone en duda por los meticulosos planes que ha hecho al respecto. Hasta galeones ha gastado en todos ellos… Pero era eso, o perder a su hija, ser de nuevo una decepción y tener que tomar una poción para olvidar "su castigo" por eso, o por ser encontrada pidiendo ayuda a los peores sangre sucia de Gran Bretaña.

Puede que fuera mejor que la mataran con un simple Avada Kedavra. No quiere más castigos. Aunque no recuerda nada de lo que ha querido olvidar desde que está casada, alguna veces y por pocos segundos, siente asco y dolor; y todo empezó después de su primer "castigo" dado por el señor tenebroso y algunos de sus ejecutores.

De nuevo, se demanda a no pensar en un tema. Y toma uno de los pastelitos que le habían traído. De nuevo, se sorprende de lo excelente que está… La puerta se abre.

Narcissa se pone en pie y suaviza su semblante. Sabe que a los Weasley, esos eternos Gryffindor y Hufflepuff, solo se les puede convencer si ellos ven emociones reales detrás de sus pedidos.

Lo más extraño de todo, es que a Narcissa no le cuesta abrirse. Eso habla de lo tan mal que está su vida en ese momento.

-o-

Lo que Molly decide, cuando regresa a casa de después de verse con la sanadora Hester y su paciente, es que necesitan hacer la ceremonia de protección lo más pronto posible.

Por eso, aunque no ha pasado ni una semana desde el bautizo de la tercera bebé Weasley, al día siguiente de la reunión semanal, varios de los vecinos de Ottery st. Catchpole mágico están levantados desde la madrugada.

Todos ellos, 49 adultos que viven y, muchos, trabajan en Rosemary Fields, se encuentran solos en medio de la nada en las montañas que conforman esa granja y Ottery st. Catchpole mágico.

Están en donde fuera que Pandora o Bilius les exigieron que estuvieran. Todos puntos importantes de la periferia de la granja, a excepción de Sextus que se encuentra en el centro de ella. Justamente, frente a "La Flor".

Arthur es uno de tantos que se encuentra de pie, y con la varita indicando una piedra como de treinta centímetros de altura. Tiene forma de pirámide, y está llena de runas que relucen en blanco y rojo en la oscuridad de la madrugada. Arthur lo agradece. No puede encender su varita con un lumos, y no le llega nada de luz del amanecer que inicia; porque está en medio del maizal que rodea a la casi terminada escuela.

"¡FIUUUU! ¡PAF!", el sonido sibilante de la bengala lo hace brincar un poco. Se siente tensar e indica con más fuerza hacia la pirámide. Para cuando escucha la explosión, y la luz dorada del fuego pirotécnico lo ilumina un poco, Arthur no duda en exclamar:

―¡Ánima! ―y un rayo de color amarillo con destellos azules sale de su varita, e impacta con fuerza en la pirámide.

Pero no le hace nada. Lo que hace la piedra, es empezar a brillar más… Más y más, hasta que de sus vértices, salen líneas relucientes de blanco con rojo, que se pierden en sus caminos, iluminando la oscuridad.

Sobre todo la que, con gran potencia, como si hubiera sido producto de un terremoto; sale de la punta de la pirámide y va hacia arriba al cielo, guiando el sol en su amanecer.

Arthur mira hacia arriba y a los lados. Puede ver, por el rabillo de los ojos, muchas otras líneas blancas que se alzan desde diferentes puntos de la Granja. Sabe que, en unos minutos, entre ellas se van a tocar para entrelazarse…

Siente perder un poco de su concentración, y el rayo de su varita pierde de su fuerza. Arthur baja la mirada y vuelve a exclamar "Ánima". No vuelve a ver hacia arriba hasta que, unos dos minutos después, vuelve a oír el "¡PAF!", de la segunda señal. Deja de hacer el hechizo.

… Casi se cae al suelo. ¡Nunca antes se había sentido tan cansado después de hacer magia! Pero lo entiende. Anima es el encantamiento que exterioriza tu magia pura, sin cambiarla para conseguir un efecto en especial. En sí, lo único que se logra con él es que te sientas cada vez más cansado a cuanto más lo usas.

Aún así, es uno de los encantamientos más usados entre los que trabajan con magia: es el que se usa para recargar objetos y hacerlos mágicos, con un efecto perdurable. Como las defensas de Rosemary Fields son enormes, y tienen que estar activas y fuertes todo el tiempo, con mucha más razón que necesitan tanta magia pura.

Unos diez minutos después, un nuevo fuego artificial les dice a los 49 magos y brujas, que la protección se ha terminado de implantar. Desde ese momento, solo deben usar el ánima por unos segundos, todos los días al anochecer, hasta que hagan la ceremonia final en el solsticio de verano.

Pero Arthur no está pensando en nada como eso. Instintivamente, usa la aparición para entrar a casa. Molly y él tienen un par de horas más de sueño antes de iniciar en serio el día… Gracias al humo de unas pociones que ayudan a dormir, que pusieron junto a sus camas (y cuna) para que sus hijos les dieran ese descanso.