"Blabla" -- Diálogo
Bla,bla --POV de Kaoru
Anhelo
Capítulo 4
¿Ángel o demonio?
Un súbito golpe y el agudo relinchar del caballo me sacaron del abismo de tinieblas en que estaba sumergida. Sentí un revuelo afuera y sin poder aguantar mi curiosidad, miré por una de las ventanillas del carruaje.
Sangre. Mis ojos se llenaron con la sangre del caballo y del chofer decapitado. Sentí miedo, mucho miedo, incluso más del que sentí cuando supe que yo habría de ser la paga que desendeudara a Kurosawa. Ver la muerte tan cerca, me hizo entender a Misao y sus palabras 'Amo la vida, Kaoru y mientras la conserve conmigo, yo intentaré sonreír siempre. Lucharé por esta vida que amo y que conozco, lucharé por lo que quiero y si he de morir luchando, lo haré mientras sonría'. Ahora lo comprendía.
A pesar de que la oscuridad había cubierto con su velo negro el cielo, podía distinguir a cinco personas, que peleaban en medio de un mar escarlata. Los cuatro horribles hombres que viajaron conmigo y una sombra negra que se movía con una velocidad terrorífica. Me asusté, y más cuando me di cuenta de que la sombra se divertía a costa de los cuatro samuráis, éstos a duras penas podían seguir en pie, mientras que la sombra se movía ágilmente entre ellos, hiriéndoles, pinchándoles con sus espada, sin llegar a hacerles alguna herida mortal.
Uno de los samuráis cayó. Su cuerpo, partido en dos. Me horroricé al pensar que no me había dado cuenta de cuando la sombra asesina le cortó con su espada. No pude mirar más. Me alejé de la ventanilla y se arrebujé en mi asiento, cerrando fuertemente los ojos, deseando que todo fuese una pesadilla producto de mi mente cansada. No quiero, morir, no quiero...
Pronto, el barullo allá afuera cesó, permanecí encogida en una esquina mientras notaba que mi oído cobraba una agudez impresionante, tanto, como para poder percibir las suaves pisadas que se dirigían hacia el carruaje y el chirrido de la puerta al abrirse lentamente multiplicado por cien.
Cerré los ojos con fuerza y cubrí mis oídos con las manos. Grité mientras sentía las lagrimas calientes correr por mis mejillas. Sentía nauseas y la vista poco a poco comenzaba a cansarme, por un momento creí que me desmayaría, pero no fue así.
La sombra... esa sombra asesina... era un hombre de carne y hueso, se acercó a mí por detras y sin decir nada me alzó en vilo y salimos de la carroza. Estaba demasiado asustada como para hacer algo, el miedo carcomía mis entrañas y amenazaba mi corazón. Las ropas negras del hombre estaban cubiertas de sangre, las nauseas volvieron acompañadas de un mareo. Sentía mi cuerpo agotado, no podía verle la cara al hombre. Mientras nos alejábamos, pude alzar un poco la cabeza, kami... ojalá no lo hubiera hecho: el cuerpo del conductor y del caballo, descuartizados sobre un espeso mar rojo; dos samuráis había sido decapitado, otro tenía un corte que atravesaba su pecho en diagonal, el cuarto samurai yacía bocabajo, con diversos cortes en todo su cuerpo. Sentí unas ganas horribles de vomitar y sin saber porque me contuve.
En eso, el samurai que yacía inerte bocaabajo comenzó a moverse, estaba vivo. Por alguna razón el hombre-sombra le había dejado con vida. ¿Porqué¿Acaso se apiadó de él?
"La carroza debía ser entregada" -dijo el hombre-sombra, como si leyese mis pensamientos, tenía una voz fría y ronca- "no hará falta mas que uno para que lo haga. La herida del caballo es superficial, aguantará hasta el palacio"
Oh, no... Me pregunté que destino me esperaba a mí. Pronto lo sabría
"Pero ahora duerme"
Instintivamente alzé la cabeza, un delicado olor comenzó a inundarme y poco a poco sentía caer en un profundo sopor. Mis párpados pesaban cada vez más y en segundos ya no pude mantener abiertos mis ojos. Me sumíde nuevoen la más densa obscuridad.
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El terrateniente Seijuuro Hiko esperaba ansioso la llegada de la carroza de Kurosawa que traería en su interior a la bella Kamiya Kaoru. La desesperación comenzaba a poseerlo y ni siquiera sus igualmente hermosas geishas lograban distraerlo con su danza. Muy pronto Kaoru opacaría con su jovialidad y belleza a esas chicas, seguían siendo hermosas y lo serían por mucho tiempo, pues los tratamientos de la sacerdotisa Megumi harían que conservaran su belleza, pero la libido de Hiko comenzaba a cansarse de ellas, siempre las mismas, siempre lo mismo. Necesitaba algo diferente, y por eso mismo deseaba con desesperación la llegada de la jovencita.
"¿Más sake, mi señor?" -preguntó una de ellas acercándose a él y arrodillándose a su lado
Hiko tan sólo alargó la mano y la geisha le sirvió elegantemente un poco de sake. Se lo llevó a los labios y lo bebió, permitiéndose un segundo sin pensar en Kaoru para poder disfrutar del sabor del sake. Para él, simplemente delicioso. Hiko podía alardear de muchas cosas, pero lo que lo enorgullecía sobremanera era la calidad del arroz que se obtenía en sus tierras y del sake de aún mejor calidad que fabricaban con él, una de las principales fuentes de comercio con otras tierras.
La noche ya estaba bastante avanzada y cada momento la desesperación del libidinoso terrateniente se incrementaba. Soplaba una brisa fresca y a él no le agradaba la idea de pensar en su futura bella geisha durmiendo en la incomodidad de una carroza de tan mala calidad como las de Kurosawa.
Seijuuro Hiko se dió cuenta inmediatamente de que alguien se acercaba rápidamente a la pieza en donde él se encontraba, segundos después, las finas puertas de arroz se corrieron lentamente y Sanosuke entró con la cabeza inclinada.
"El carruaje de Kurosawa-sama está entrando en estos momentos por las puertas de palacio" -informó- "¿Desea que encaminemos a la chica a su habitación?"
"No"
Sanosuke pareció un poco sorprendido por esto.
"Yo mismo le mostraré su nueva habitación" -añadió, a la vez que esbozaba una sonrisa maliciosa
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Una sombra amorfa avanzaba rápidamente por el bosque, aprovechando el abrigo de la noche y el denso follaje de los árboles y arbustos. Las sombras que la luz de la luna formaba se mimetizaban con aquél extraño hombre formando nuevas y caprichosas formas, formando una especie de danza infinita.
Llegó a un claro donde la hermosa luna proyectó su luz sobre él, iluminándole y dejando ver las hermosas aunque demacradas facciones de la mujer que sostenía en sus bazos. Se tomó un minuto para mirarla y admirarla.
Cerró sus ojos y de nuevo se adentró en la oscura espesura del bosque. Y mientras él entraba en su humilde hogar, en el palacio, el terrateniente Hiko enrojecía de ira.
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Había cosas muy sospechosas en el carruaje que en esos momentos se acercaba al patio delantero del palacio. El caballo cojeaba y goteaba un líquido oscuro, que pronto reconocieron como sangre. No había conductor, pero sí un samurai que tomaba las riendas y encogía su cuerpo, como si sintiera un agudo dolor en él.
No había rastro de los demás samuráis que Kurosawa prometió como escolta y Seijuuro había prohibido que estuvieran dentro con su preciada Kaoru. Cuando el carruaje se detuvo, el caballo cayó muerto, pobablemente desangrado.
El samurai bajó lentamente y se postró ante Seijuuro Hiko. Las diversas heridas alarmaron a la escolta de bienvenida del palacio.
"Emboscada..., sombra..., mis compañeros, muertos..., la mujer..." -y se desvaneció, pálido a causa de la pérdida de sangre
Hiko saltó por encima del hombre y se abalanzó como loco sobre la puerta de la carroza. Las oscuras manchas de sangre secas no le inmutaron, solo esperaba que su bella Kaoru estuviese viva. Abrió la puerta poniendo todas sus esperanzas en su corazón. Vacío. Kaoru no estaba por ninguna parte.
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Las estrellas estan brillantemente vestidas aquella noche, y Sanosuke gustaba de observarlas. No podía evitar sentirse un poco preocupado por la chica que no llegó al palacio, víctima de una emboscada. Tenía sus sospechas, no creía que habían sido la 'envidia de los pueblos vecinos', como dijo Seijuuro quién lo tomó como una ofensa personal que le hubiesen robado a su tesoro. Al menos las sospechas de Sano tenían un fundamento válido. Al amanecer haría una visita a la sacerdortisa Megumi, ella tendría que explicarle unas cuantas cosas sobre la supuesta emboscada.
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Continuará...
Sé que tardé bastante y que el capítulo está bastante corto. No quería retrasarme más, así que lo escribí lo más rápido que pude... y es que nunca había tenido un bloqueo como este. (Además de la maldita falla en la conexión). Fue extraño. No fue que no tuviese ideas o que la Srita. Inspiración (hay que halagarla, jeje) decidiera escapar por un momento, sino que simplemente no podía escribir. Literalmente, era como si de repente no tuviera ni idea de como redactar ni estructurar un escrito. wee... raro.
Hace una semana que entré a facultad, waa! Mis clases son realmente fascinantes, creo que nunca había pasado dos horas de clase sin mirar el reloj, ni había estudiado con tanto entusiasmo ni gusto. Es genial. Me gusta, me gusta mucho ) ¿Cómo les va a ustedes?
Hace poco vi un documental, reportaje (o como se le llame) en la tele sobre una cirugía fetal y sobre el parto exitoso del feto que habían operado. NUNCA había visto un parto así en la tele, me sorprendió que no lo censuraran (porque no censuraron nada). Era impresionante (e impactante), ver la cabecita saliendo de la madre y cómo las manos enguantadas de los médicos recibían a la beba. Waa, fue tan bonito.
En fin, sólo quería comentarles algo de mi monótona y solitaria vida... Gracias por la paciencia que se requiere para esperarme.
Y también gracias a:
gabyhyatt (T.T leí tu review y me sentí horriblemente mal por haber tratado así a Kao y a Misao), mer1, sakura-hop (jeje todo a su tiempo), Anne, Minue (tienes razón, la libertad no le sirve a Kao, lee y verás), Ghia-Hikari (y realmente los hizo puré, se lo merecían), Tatsuki shinomori (tu review me puso muy, muy feliz arigato, arigato, arigato ) ), michel 8 8 8 (sería difícil conseguir todas las direcciones¿no lo crees? no podría contestarles a unos síy a otros no, me sentiría injusta), Mitsuki Himura (¿romántico? wua... y yo que creí que era tipo drama), ishidora (muajaja ya ves como terminaron esos malnacidos :D), Kao, KaOrA-FGV-16 (estoy estudiando medicina nn, felicidades por tu examen ¿que estudias tú?), Abvenger (¿oro¿mi servilleta?) y a MartaBattoussai.
Muchas gracias, la única retribución que un escritor pude esperar es que su fanfic sea del agrado de sus lectores. Si algo no les parece, no duden en decírmelo, onegai.
Karura Himura
