Historia de un disparate… tras otro.
Capitulo 6 (por Syry)
Sakuragi de la impresión dio varios pasos hacia atrás. Su mente funcionaba a mil por hora a la vez que gritaba a un zorrito perverso:
- Vade retro Satanás, no te acerques a mi maldito zorro.
- Mmm… no te resistas… serás mío… sé que lo deseas.
- "Mierda, lo que dice es verdad ¡no! Yo… yo amo a la repipi de Haruko… ¿desde cuando la llamo repipi? Joder… es que Rukawa… el kitsune ¡está para follárselo hasta con ropa! Nooooo, Sakuragi contrólate… por favor mini Sakuragi… ¡no despiertes!
Rukawa se acercaba peligrosamente a un acojonado Sakuragi… solo dos pasos más y lo tendría a su alcance, cuando…
Un ruido, entre extraño y común los alertó de que no estaban solos en aquel lugar, y encima les había interrumpido su sesión de…¿te amo y deseo pero no te acerques que no… ¿quiero?. Bueno, ambos decidieron dejar sus pensamientos a un lado, sigilosamente se volvieron y se quedaron atónitos:
Los dos grandes gorilas de la excursión, es decir, Akagi y Uozumi, se besaban ardientemente y sin descanso, sin reparar en que los estaban observando, sus manos recorrían ansiosas el cuerpo del otro, mientras trabajosamente intentaban quitarse la ropa… consiguiéndolo.
Cuando ambos estaban desnudos, y una ligera capa de sudor hacía que sus pieles brillasen bajo la tenue luz de la luna, abandonaron la boca amada, se tumbaron en el suelo, y se dispusieron a hacer la famosa postura del kamasutra: el 69… masculino totalmente.
Dicho acto provocó en los observadores unas ganas de vomitar tremendas, aunque tenían que aguantar también la risa pues era como observar a una pareja de gorilas follando en su entorno natural… Pero lo cierto es que un poco si que se excitaban, imaginándose a ellos hacerlo… ambos se sonrojaron por pensar en eso.
Un par de gritos ensordecedores se escuchó en el ambiente, los gori… digo capitanes se habían corrido en la boca ajena y tragado el elixir expulsado por sus miembros. Satisfechos, aunque agotados, la extraña pareja se levantó y vistió entre fogosos besos. Acto seguido se marcharon muy felices.
Sakuragi no sabía dónde meterse, ahora sí que estaba a merced del kitsune, y encima estaba terriblemente excitado. Se volvió y vio al kitsune que estaba de espaldas a él, todavía vestido con la ridícula falda.
Vio como mecía el viento, lentamente sus cabellos y aquella imagen le gustó, sabía que le gustaba un poco el moreno pero¿cómo reconocerlo?; sus amigos se reirían y el equipo le repudiaría, aunque dudaba que les echaran después de haber visto "eso", mas no podía arriesgarse. O sí. Sin pensarlo mucho, agarró del brazo a Kaede y literalmente lo estampó contra un árbol cercano a la par que lo acorralaba con su cuerpo.
- Auch... que demo...
Kaede no pudo seguir hablando porque Hana lo besó, entre rudo, dulce e inexperto. Kaede, aunque impresionado, se dejó guiar por esos labios, que siempre anheló besar. Rodeó a Hana por el cuello y se apretó contra él buscando mayor contacto. El pelirrojo rodeó la fina cintura con sus morenos y fuertes brazos y acarició con una mano toda la extensión de la espalda y, con la otra, masajeaba sus firmes, redondas y prietas nalgas.
Kaede nunca se imaginó ser el uke, de hecho, desde el principio decidió ser el seme pero, la verdad, no le molestaba eso de ser uke. Es más, le apetecía demasiado. Ansioso un poco por tener dentro de sí a Hana, deslizó las manos por el pecho sobre la camisa y al llegar hasta la cinturilla del pantalón, sacó por fuera la camisa y empezó a desabotonarla desde abajo hasta arriba.
Cuando la desabrochó del todo, hizo que resbalara por los hombros de Sakuragi y este, muy a su pesar, dejó de acariciar al zorro para quitarse completamente la camisa. Luego imitó al moreno, quitándole así la ridícula camisa con volantes rosa que llevaba, dejando a la vista el hermoso y blanquecino torso de Rukawa.
Abandonó la boca del ojiazul y atendió a ese manjar que se mostraba ante él. Beso, mordió, y chupó toda la piel que Rukawa le exponía, dedicando especial atención a las tetillas rosadas. Al llegar al filo de la falda, decidió que ya era hora de quitar tan estúpida e inservible prenda y, después de desabrocharla, dejo al moreno solo con unos graciosos slips decorados con monitos rojos (UU).
El moreno decidió que, aunque fuese el uke, no se quedaría atrás y procedió a despojar al pelirrojo de sus últimas prendas: el pantalón y el boxer. Hana no se quedo atrás y compartiendo la urgencia del moreno despojó a este de su slip. Por fin desnudos, se abrazaron y besaron intensamente. Ya estaban por fin, piel contra piel, sintiendo el uno al otro, como desearon estar desde hacía mucho, para un consciente y para el otro inconscientemente.
Hana deslizó una mano por el pliegue de las nalgas y, con un dedo, penetró al moreno para prepararlo. Al instante Kaede sintió un poco de molestia, de escozor, pero nada de dolor. Poco a poco, el inexperto dedo de Sakuragi le dilató, y también, poco a poco, la molestia se convirtió en placer.
Con un segundo dedo si que consiguió hacerle un poco de daño a Kaede, pues soltó un pequeño gritito. Intentó parar pero el ojiazul le instó a seguir. Así que con paciencia y cuidado siguió dilatándolo. El tercero, creyó Kaede que le iba a doler, pero su entrada se había acostumbrado a las invasiones anteriores lo suficiente para hacer que el tercer digito no le causase un gran dolor. En cierto momento, Hana toco con sus dedos la próstata de Kaede, haciéndole sentir una explosión de placer.
Ambos estaban ansiosos, la noche se cernía negruzca sobre ellos, y el tiempo se expiraba así que Hana, sin dejar de besar los labios de Kaede, saco sus dedos y se posicionó en la postura correcta: suspendiendo a Kaede en el aire, agarrándolo de las caderas y con las piernas de Kaede puestas (rodeando) firmemente sus caderas, su miembro en la entrada del moreno.
Poco a poco con delicadeza, penetró al pelinegro, que tenía cerrados fuertemente los ojos para contener las lagrimillas de dolor pues, aunque Hana era delicado, esa era la primera vez para el pelinegro y dolía mucho. El pelirrojo, espero gentilmente hasta que el ojiazul dio la señal, ondulando las caderas. Comenzaron con un interminablemente lento mete saca. Hana, besaba el cuello blanquecino del pelinegro mientras con una mano masajeaba el miembro de Kaede.
Cuando ambos sintieron la cercanía del orgasmo, Hana aumento el ritmo de los embates, tanto de su cadera como el de su mano. Al cabo de poco, ambos alcanzaron el climax por escasos segundos de diferencia y, agotados, se dejaron caer. Hana salió cuidadosamente del moreno y se tumbó a su lado.
Kaede, luego de regular su respiración, habló.
- Wow, eso ha estado genial, un poco doloroso al principio pero... wow...
- Sí, ha sido fabuloso...
- Oye Hana...
- ?
- ¿Qué sientes por mi?
Quinto capítulo por: Syry
N/A: (se ve a Syry detrás de una gran pared de hormigón, defendiéndose de las balas que lanzan las fans de la historia) -lo siento de verdad, se que me tardé mucho, no tengo perdón... también se que soy pésima escritora y la regue, pero... por piedad a las otras escritoras y un poco por mi dejen reviews y sigan leyendo la historia.
Syry
