Acotaciones

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&&&&& Cambio de escena

Luego de si visita con Kagura fue directamente al hotel que lo hospedaría para relajarse. Entró en la habitación e intentó leer y trabajar pero le fue imposible, sólo pensaba en Lin y en lo real de las palabras de la mujer de los ojos rojos que por más que las odiara eran demasiado ciertas, pero no había nada que hacer además de alejarse definitivamente de la chica de ojos castaños y eso por el momento no era una opción que pudiese tomar.

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El primer día Lin lo pasó en casa recuperando algo del tiempo perdido con su familia, ayudando a hacer la cena pero sobre todo pensando en el hombre ausente y en cómo podría decírselo a sus padres. Quería hacerlo para liberarse de todas las mentiras que siempre rondaban su conciencia pero sabía que nunca lo aceptarían y que ya estando sobre aviso le impedirían por todos los medios volver a verlo.

- ¿Y cómo está Kohaku? –preguntó su madre trayéndole al pensamiento el mal entendido que estaba provocando.

- Bien, como siempre.

- Últimamente pasas mucho tiempo con él y con tus amigas, pero si estás sólo con él sabes que no hay problema.

- No… no estoy todo el tiempo con él –sonrió- sólo salimos como amigos y con otros amigos. Entre nosotros no hay nada que no exista desde niños.

- Hija, -la miró con seriedad- quiero que cuando haya un muchacho especial en tu vida me lo digas…

- Lo haré –sonrió de nuevo para después desviar la mirada e ir al refrigerador por algunos vegetales. Abrió la puerta del aparato y miró al interior mientras buscaba por lo que iba, aunque su pensamiento estaba clavado en la culpa "muchacho –pensaba- no es precisamente un muchacho... es un hombre… que quiero demasiado"

Al día siguiente la chica supo que deseaba hacer algo especial para él y sin tener que pensarlo demasiado encontró la respuesta. Por la tarde fue al departamento, para arreglarlo un poco y para tomar la dirección exacta. Al regresar a su casa hizo una llamada como detalle final para la sorpresa.

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Sesshoumaru entró en el departamento esperando encontrarlo como siempre, pero al abrir la puerta de inmediato la decoración fue notable. El lugar estaba lleno de globos y serpentinas, una ligera sonrisa se dibujó en su inexpresivo rostro al tiempo en que revisaba más a conciencia cada detalle que, a pesar de no ir de acuerdo a su edad, logró encantarlo por completo. Al entrar en su habitación notó un pedazo grande de tela en forma de manta sólo con una hora escrita "12:00", miró el reloj en la pared y se dio cuenta de que no faltaba más de una hora para el medio día, así que decidió desempacar y alistarse para lo que sea que viniera.

Faltando un par de minutos para las doce del día alguien llamó a la puerta y al abrirla se encontró con la chica, vestida tan dulce como siempre y con su perenne sonrisa en los labios, que no resistió más que un par de segundos antes de besarlos con una caricia apasionada.

- Te extrañé –murmuró Lin todavía entre besos.

- Gracias por la bienvenida.

- De nada –le dijo riendo al separarse – Pero aún no es todo, espero que tengas hambre –en ese momento alguien timbró desde la entrada del edificio, la chica se acercó al interfón y al confirmar la identidad de los visitantes les permitió la entrada y llevó a Sesshoumaru al estudio para que esperara. Una vez que todo estuvo listo fue por él para llevarlo hasta el comedor donde un almuerzo especial los esperaba.

- Lamento no haber cocinado, pero sabes que sólo puedo preparar desayunos sin arriesgarme a envenenarte… ¿Te gusta?

- Claro… pero no era necesario.

- Lo sé, sólo quise hacerlo.

- ¿Y la escuela? –la miró con más seriedad de la acostumbrada.

- No te preocupes tanto –lo besó son sutileza en los labios- me las arreglé –él la tomó por la barbilla y la hizo verlo a los ojos.

- Ya les mientes a tus padres por esto, no quiero que descuides la universidad también.

- No te preocupes, no lo haré… lo prometo. Hoy es un día especial y sólo… sólo quería verte y pasar el día contigo. –Sesshoumaru se quedó sin palabras esta vez ante la confesión de la mujer que tenía enfrente y que muchas veces aún se comportaba como una niña. Lo único que atinó a hacer fue plantar en su frente un beso en forma tan tierna como sólo ella podía merecerlo.

El resto del día lo pasaron en el departamento conversando sobre cualquier cosa y leyendo algún libro. Acostumbraban hacer eso, ambos algo recostados en un sillón y abrazados, él sostenía el libro y ella cambiaba la página, pues a pesar de que iban en el mismo punto Sesshoumaru siempre terminaba antes. En un momento Lin posó sus dedos sobre el papel y su mirada sobre el hombre junto a ella, su rostro sereno y su piel blanca y tersa la atrajeron sin siquiera permitirle meditarlo. Sus manos cerraron el libro y lo dejaron en un costado decididas para posarse en los hombros de él mientras sus labios empezaron a pasearse por su cuello, Sesshoumaru sólo sintió cómo se le erizaba la piel con el suave tacto.

Lin se acomodó más encima de él mientras recorría su piel tranquila y sin prisas disfrutando de lo sensible que era y de cómo reaccionaba ente ella. Pronto pasó a sus oídos y los besó con la misma ternura dejando su suave y cálido aliento sobre ellos. Se movió un poco para sólo rozar sus labios casi sin sentirlo, un gesto de dulce tortura para ambos que necesitaban un beso más profundo.

Así siguió provocándolo mientras él posó sus manos en la cintura de la chica y ahí las dejó todo el tiempo evitando de forma casi sobrehumana hacer algo para lo que era demasiado pronto. Cuando no pudo resistirlo más la chica se acercó de nuevo a sus labios para besarlos pro completo esta vez, inmiscuyéndose en él y dejando que hiciera lo mismo. Reconocieron la forma de besar del otro, fascinante y embriagante que los hizo llegar al límite de la cordura. Las fuertes manos que descansaban sobre la cintura de ella se asieron más a la tela de su blusa y un poco a su piel, la atrajo más hacia sí hasta casi no permitirle respirar. Ambos sintieron sus corazones acelerados latir al mismo ritmo sin control. Lin pasó sus manos por todo el pecho se Sesshoumaru ya sin conciencia de lo que hacía, sus dedos se toparon con el filo de la tela y empezaron a inmiscuirse yendo un paso más adelante buscando la piel que deseaba sentir más cerca cuando el timbre de un teléfono celular los interrumpió y aunque ella no se preocupó demasiado por contestar, él tomó conciencia de lo que estaba pasando y de que si Lin no atendía podría tener problemas. Con esa idea en mente la separó de sí.

- Debes contestar. –todavía recuperando el aliento nunca dejó de mirarlo a los ojos y sólo asintió para ponerse de pie e ir por el celular.

- Mamá… sí… en una práctica… ¿hacer la cena?... Sí... está bien, voy para allá. –terminó la llamada y regresó con Sesshoumaru que la esperaba ya de pie y preparando algo de té.- Debo irme, mi mamá quiere que la ayude a hacer a cena.

- Te llevo.

Así partieron en silencio hacia el hogar de la chica, el camino no era muy largo, además de que debía dejarla por lo menos a una cuadra de distancia para evitar problemas. Todo el camino fue callado luego de aquellos momentos que al parecer ninguno de los dos previó. Él pensó en que tal vez Lin se sentía incómoda, en si la había dañado y ella creyó haberse portado mal, ahora estaba asustada de sí misma, se dio cuenta de que en algunos aspectos aún le faltaba crecer. Cuando Sesshoumaru detuvo el auto ella se giró y le preguntó si se verían al día siguiente, él asintió y se despidieron con un beso demasiado fugaz en los labios.

Entró en su casa alegre como siempre tratando de olvidar todo lo que se suponía no era. Hizo la cena y la pasó en familia conversando de la escuela y todas las famosas prácticas que no hacía. Luego de tomar un baño entró en la cama sin mucho sueño pero a sabiendas de que dormir era lo mejor para evitar pesar en lo mismo, sin embargo antes de que lograra conciliar el sueño, su hermana entró sólo para cometer una pequeña imprudencia que llenaría más de inseguridad a Lin.

Las dos mujeres estuvieron conversando un rato sobre lo usual, la escuela de una, el trabajo de la otra y también el hombre con el que la mayor estaba comprometida.

- Cada vez falta menos para la boda –le dijo Lin sonriente a su hermana.

- Sí… estoy muy emocionada… por cierto… dije que le llamaría y no lo he hecho, mejor me voy y después seguimos platicando.

- De acuerdo –sonrió alegre.

- Nos vemos en el desayuno y pasa buenas noches. Por cierto… mañana te haré toda la burla necesaria –empezó a reír casi en forma estrepitosa- escuché que mis padres hablaban sobre ti, dijeron que eres como un pequeño ángel… jaja… adiós "angelito" –se burló un poco y se marchó mientras la otra se quedaba serena en apariencia pero en realidad muy intranquila y sobre todo culpable por engañar a su familia, que confiaba en ella. Tal vez el verlo no era lo más correcto, tal vez estaba cometiendo un error al estar con él.

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Estaba de pie afuera de la universidad, sólo detenida ahí por la fuerza invisible pero poderosa de la duda cuando de un momento a otro pareció tener la respuesta a lo que tanto se preguntaba. Ahora sabía cuál era su única opción, aunque no la más correcta, pero no había nada qué pensar, se había enamorado de él y eso era todo lo que necesitaba saber para hacer todo lo que fuera necesario para estar a su lado. Con esa idea en mente las siguientes semanas pronto se hicieron meses de pasar todas las tardes juntos casi siempre en el departamento de él haciendo la tarea o sólo usando el tiempo a solas con cuidado de que las cosas no se salieran de control.

Sesshoumaru la esperaba como siempre en el parque, era día de clase de tenis y su retraso no lo extrañó en lo más mínimo. Cuando por fin la vio entre la delgada niebla que cubría el parque la encontró con su mochila el hombro, al igual que la raqueta, y su uniforme blanco, todo normal hasta que notó una herida roja y los pasos cansados que daba con dificultad. De inmediato se acercó hasta ella sosteniéndola un poco por los hombros.

- ¿Te encuentras bien?

- Sí, sólo fue un pequeño accidente… -entonces la cargó tomándola por sorpresa.

- Gracias… -murmuró muy cerca de su oído. Así la llevó todo el trayecto hasta el edificio de departamentos y las escaleras hasta el suyo, al entrar la dejó con suma delicadeza en el sofá y colocó su tobillo sobre una mesita cercana para examinar un poco la lesión.

- Estás tensa, será mejor que tomes un baño para relajarte, luego veremos qué hacer. –se puso de pie y la llevó de nuevo en brazos por el departamento.

Ella estaba demasiado nerviosa ésta vez sin saber qué pasaría ahora, lo conocía y sabía que en sus palabras no habitaban malas intenciones, pero no estaba tan segura de lo que ella misma haría. Ya en su habitación la dejó sobre la mullida cama y fue a su clóset por algo de ropa, unos pants y una playera, para que usara luego del baño.

- Haré el almuerzo, tómate tu tiempo – dejó las prendas a su lado y se aproximó para besar su frente con ternura antes de abandonar la habitación.

Ya sola se quedó un par de segundos más mirando a su alrededor antes de tomar la ropa e ir al baño, en donde todavía estaba algo nerviosa y extrañada por lo que hacía, pero sabía que no había razón de ser. Al sentir el agua caliente sobre la herida una pequeña exclamación de dolor se escapó de sus labios "Qué tonta… la próxima tendré más cuidado de no tropezarme…", aunque ese mismo líquido tibio también ayudaba para el dolor en la articulación. Un rato después salió de la habitación vistiendo la ropa que e quedaba demasiado grande, pero servía por el momento, además, tenía el aroma a él que parecía hipnotizarla.

- Estoy lista –dijo riendo al llegar al comedor.

- ¿Te sientes mejor?

- Sí, sólo me duele un poco…

- Ven –la tomó de la mano y la llevó hasta el sillón donde colocó su tobillo sobre la mesa, subió el pantalón hasta arriba de su rodilla y empezó a curar la herida con un líquido transparente que ardía demasiado. – Lo siento, es necesario.

- Sí… en… entiendo… -luego de hablar con dificultad rió extrañando a Sesshoumaru- Ahora me siento como una niña pequeña – él dejó por un momento lo que estaba haciendo y se acercó a su oído para susurrar algo.

- Es sólo una de las cosas que me fascinan de ti -luego dejó sobre sus labios un beso y continuó con la curación para después atender la lesión en la articulación y vendar la rodilla. – Si te sigue doliendo iremos con un médico. Ahora vengo –se fue unos momentos para poner el uniforme de la chica en la lavadora y regreso poco tiempo después- Vamos a almorzar.

- De acuerdo… ¿Sabes? Amo los almuerzos de media tarde contigo.

Luego de tomar los alimentos regresaron a la sala para recostarse abrazados, ella recargada en el pecho de Sesshoumaru escuchando los suaves latidos de su corazón, poco a poco el sueño los fue envolviendo con un aroma dulce. Lin cerró los ojos y así se quedó varios minutos dando la impresión de estar dormida.

- Te amo –dijo él de repente con voz demasiado ronca y creyendo que ella no lo escuchaba, sin embargo para Lin fue perfectamente audible la secreta confesión. Una sonrisa se dibujó en sus labios y pensó en decirle en ese momento que ella también lo amaba pero una mejor idea le vino a la mente, así que sólo se abandonó al sueño tranquilo y feliz en los brazos del hombre dueño no sólo de su corazón, sino de todo su ser.

Despertaron cuando el sol estaba casi por completo oculto en el horizonte, hora de que ella regresara a casa, sin prisas se mudó de ropa y abordaron el automóvil convertible hasta una cuadra antes del hogar de la chica. Al despedirse Lin lo hizo con un beso al principio sutil pero que paulatinamente se fue profundizando, lo incitó a recorrer su interior con libertad y pasión casi desesperadas; que sólo terminaron cuando la chica sonrió divertida y contenta por la decisión que tomó esa tarde.

Llegó a su casa y como lo esperaba todos se preocuparon e hicieron algunas preguntas sobre la lesión obvia que tenía, entonces la chica además de excusar la curación también dijo querer ir al médico al día siguiente, sus padres pensaron que esas ansias no eran muy comunes pero no dijeron nada.

- Pero mañana tengo el evento en la escuela de tu hermano y no puedo faltar –le dijo preocupada su madre.

- No hay problema, puedo ir sola, después de la escuela.

- ¿Estás segura? –preguntó su hermana dándole a entender que tal vez podría acompañarla.

- Sí –se apresuró a contestar – le diré a Kohaku que me acompañe.

- Está bien… entonces suerte – habló su hermana antes de ir a servir la cena.

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Terminaron las clases y Lin hizo una llamada para avisarle a Sesshoumaru que ese día no podrían verse hasta más tarde, la excusa, la misma que puso a sus padres. Aunque no le gustaba mentir, en algunos casos era hasta divertido.

- ¡Kohaku! –lo llamó al verlo caminar a lo lejos.

- Hola… ¿Cómo estás?

- Bien… gracias, me lastimé un poco ayer en la clase de tenis… y dije que iría hoy al médico… pero…

- Irás con él –completó la frase con algo de dolor.

- No, bueno… es que estoy preparando algo y necesito el tiempo… lo siento… ayer dije que tú me acompañarías.

- No te preocupes, sabes que cuentas conmigo

- Gracias –sonrió y lo abrazó efusivamente- Te debo una más… deberías cobrarme de vez en cuando.

- Cuando necesite algo prometo decírtelo. Ahora date prisa y ve a preparar tu sorpresa y llámame cuando estés ya en tu casa.

- Claro… y gracias otra vez –se despidieron con un beso en la mejilla y la chica se fue a hacer su diligencia, a hacer lo que debía para estar en todas las formas posibles con el hombre que amaba.

CoNTiNuaRá...

Hello! cómo están? Jeje... ojalá que haya quedaod bien el cai y que no me haya demorado mucho...

Nos estamos viendo la próxima, se cuidan mucho y mil gracias por todo su apoyo, me guían y me hacen muy feliz!

si tienen un segundo les pido unreview jeje para saber cómo voy. Byes!