Acotaciones

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- Kagura... es médico... llegué a Londres porque parecía la mejor opción verla a ella... – Sesshoumaru detuvo sus palabras un momento para respirar profundo y así tratar de continuar con lo que quería seguir pero fue interrumpido por una precipitada pregunta.

- ¿Viniste a verla como médico?

- Sí trabaja en...

- El hospital a un lado de parque –lo interrumpió de nuevo una chica que descansaba entre sus brazos asiéndose a él con fuerza ante el preludio de algo que no sabría cómo manejar.

- Sí, el lugar en donde nos conocimos…

- No… ¿Por qué estabas ahí? Dime… dime por qué –empezó a susurrar casi callada en su oído mientras para ambos sus acelerados ritmos cardiacos eran evidentes.

- Estaba ahí porque fui a verla, al igual que todas esas ocasiones en que salía a museos, iba con ella...

- ¿Por qué? –habló de nuevo con algunas lágrimas esperando brotar.

- Lin yo… lo siento… debí decírtelo antes pero…

- Nada… debiste decírmelo –continuó sólo susurrando muy cerca de su oído y voz trémula- debiste hacerlo… debí estar contigo, ir con ella, estar a tu lado… un año, ha sido un año ¿Cómo pudiste ocultarlo tanto tiempo¿Por qué¿No confías en mi?

- No digas tonterías –la alejó un poco de sí para mirarla a los ojos- No podía decírtelo… sabía que no es fácil y no quiero que te quedes al lado de alguien que va a morir. – la última frase resonó en el alma de la chica con demasiada fuerza, ahora lo sabía a la perfección, lo que él ocultó era precisamente eso y aunque estuviese ansiosa por saberlo ahora prefería nunca haberlo hecho, nunca sentir el dolor tan inmenso que la inundaba ahora, que era mil veces peor que el de creer que no la amaba.

- No… -murmuró al fin- te amo –le dijo ya besando sus labios.

Poco a poco los acarició sintiendo la suave respuesta que éstos le daban, cálidos y dulces tocaban los suyos con igual ternura. Sin saber cómo reaccionar en un momento así en el que cualquier cosa era mejor que continuar hablando y terminar de entender que perdería al amor de su vida, siguió besándolo cada vez con más vehemencia y desesperación, sin distancia entre sus cuerpos y nada más que pasión a su alrededor, así comenzó a amarlo como nunca antes. Deslizó sus manos por todo el pecho desnudo de Sesshoumaru varias veces, incitándolo con cada roce mientras acercó más sus cuerpos hasta casi fundirlos en un solo ser. Él respondió con igual ímpetu, el tenerla así era demasiado para él y pronto todos sus sentidos despertaron con el dolor propio del momento pero con iguales sensaciones.

La chica dejó al fin sus labios para comenzar a recorrer toda su piel con un camino de ósculos húmedos desde el cuello de Sesshoumaru bajando poco a poco por la piel erizada hasta su pecho fornido y algo agitado.

- Lin… -murmuró con trabajos el hombre al notarla con esa actitud que hasta el momento desconocía.

- Te amo… -así casi sin hacerle caso continuó bajando por todo su cuerpo hasta detenerse ya cerca de su hombría, con un movimiento ágil se incorporó sobre él y de nuevo besó sus labios pero sólo rozándolos de forma casi desesperante.

Mientras, sus suaves manos incitaron a Sesshoumaru para terminar con la tortura de esa espera. Él sintió sus caricias conocidas en su cuerpo y no evito que un suspiro se escapara de su garganta mientras posaba ambas manos en las caderas de Lin y la incitaba a estar más encima de él.

Fue poco el tiempo que necesitaron para estar al borde de sus sensaciones, fue algo diferente, desesperado y en demasía intenso que luego de poco tiempo terminó con una explosión de éxtasis acompañada del más dulce réquiem de dolor.

El tiempo pasó sin sentirse mientras los amantes consumaron sus deseos, la noche ya algo visible cayó por completo sobre la ciudad y el frío aumentó en las calles ya llenas de vida, aunque en el interior de una recámara nada era notorio, porque el exterior no existía desde hacía horas, hasta que el sonido del teléfono interrumpió el silencio que reinaba desde el último "te amo" que Lin dijo.

- Sí, todo sigue igual, mañana por la mañana regresaré a Japón, tú ven al… - Sesshoumaru detuvo sus palabras al notar que la llamada estaba terminada gracias a Lin que desconectó el teléfono. -¿Por qué lo hiciste?

- Por que era la única forma de detenerte, no te irás –le dijo conteniendo el nudo en su voz- llámale a quien quiera que sea… y dile… que te quedarás aquí... conmigo… los dos…juntos…

- No me quedaré, si me voy ahora y te olvidas de que todo esto pasó será mejor para ti.

- ¡Claro que no! –alzó la voz por primera vez- No puedo olvidarme de ti… no sé cómo no lo entiendes… si quieres irte, entonces encontraré la forma de ir contigo, o detrás de ti porque… porque no puedo estar lejos de ti… cómo es que no lo quieres entender… si no puedo vivir sin ti… no puedo.. no... –terminó de hablar en un suspiro desesperado.

- No puedes dejar tu casa, no puedo continuar con ésta farsa…

- No es una farsa… -se puso de pie llevándose la sábana consigo para cubrirse la piel.- Ya… esta vez… no seré una niña… no puedes irte, no puedes alejarte sólo porque sí, no puedes… para empezar quiero… que me lo cuentes todo.. desde el principio…

- Es algo tarde, debes regresar a casa –respondió él evadiendo una vez más el tema, pero Lin tomo el teléfono y llamó a su hermana para avisarle en dónde estaba y que no regresaría, lo cual causó bastante desconcierto a las dos personas que la escucharon. Su hermana le preguntó si estaba segura y al recibir repuesta afirmativa terminó la llamada mientras que el hombre de los ojos dorados la observaba fijamente.

- Ii lo sabe… el día que… el día que me dijiste que no querías verme más… ella se dio cuenta y me ha apoyado desde entonces… además, mis padres están fuera de la ciudad con mi hermano y me estoy quedando en casa de ella, así que no hay problema, tenemos todo el tiempo que desees…

Lo siguiente fue un tiempo que luego Lin no recordaría bien, demasiadas palabras y lágrimas, cosas que nunca imaginó cómo se sentían porque lejos de sólo sentir dolor, tenía miedo; más que nunca en su vida, desesperación de saber que lo perdería; tarde o temprano lo perdería para siempre, pero lo que más le preocupaba era el que Sesshoumaru la quisiera lejos en su afán por evitarle los malos meses que pasaría antes del final.

Él vio a su madre morir de lo mismo que ahora acababa con su vida y vio a su padre pasar ese tiempo más infeliz que nunca, cambiado para siempre. Algo genético según dijeron los médicos era lo que tenía, algo que mataba las células en su sangre y que después de los procedimientos que ya le habían hecho, parecía no tener remedio, sólo quedaba esperar a que lo inevitable llegara, por desgracia, precedido de varios meses de dolor para él y para quienes lo rodearan.

Al final los dos estaban todavía en la misma habitación pero con mucha distancia de por medio, él cerca de la puerta, ya vestido, sólo mirándola llorar y Lin en un sillón de la esquina contraria, aún envuelta sólo en la sábana blanca ya con cierta parte mojada de gotas saladas.

- Pero… tiene… que haber algún remedio… algo que hacer.

- No lo hay, ya lo intentaron y continuar tratando sería sólo pérdida de tiempo.

- No te creo… así como me engañaste para alejarme puede que mientas…. dime… la verdad… por favor… -entonces él la miró con expresión de dolor, muy diferente de cómo solía hacerlo, ahora su interior era claro sólo por ella. Recopiló las fuerzas que le quedaban y con pasos lentos y seguros se acercó hasta tomarla de las manos, si ya la estaba haciendo sufrir, no la haría vivir con la duda de ser engañada.

- Escúchame –le dijo mirándola de frente- juro que nunca más mentiré, por ninguna razón.

Lin quiso decirle algo, pensar en una reacción apropiada pero de nuevo su mente estaba vacía, sólo tenía la imagen de aquel hombre frente a ella y los deseos inmensurables por abrazarlo. Así sin meditarlo demasiado lo hizo, prácticamente se arrojó a sus brazos casi cayendo los dos, besó sus labios y derramó nuevas lágrimas sobre su rostro. Y así el amanecer llegó a ellos, en silencio y lleno de colores marcados por la tristeza, ella aún llorando y sin poder hablar, su garganta estaba irritada y su corazón casi sin latir de tanto dolor, mientras Sesshoumaru intentaba ser fuerte pero el verla así, tan triste por su culpa, no ayudaba demasiado. Sin avisar, la cargó en brazos para llevarla a la sala, Lin no pensó ni protestó, casi ni se dio cuenta. Con mucha ternura la dejó en el sillón para arrodillarse a su lado y acariciar su cabello.

- No te vayas –murmuró casi inaudible al sentir que su cuerpo rebasaba el límite de la resistencia y era vencido por el cansancio.

- No me iré, lo prometo… -respondió Sesshoumaru muy cerca de su oído.

Así, Lin cerró los ojos entre suspiros que nunca pararon, el día parecía no empezar del todo por la bruma densa que se formaba con rapidez por toda la ciudad. El hombre la miró largo rato mientras se recriminaba por milésima vez el causarle eso, el ser la única razón de que ahora durmiera entre suspiros y con los ojos hinchados por tanto llorar. Un par de horas después el sonido del teléfono intentó perturbar el sueño profundo que la envolvía, pero él atendió antes de que eso pasara.

- Veo que te convenció después de todo.

- Cómo tienes el valor de llamar luego de lo que hiciste… violaste tu ética profesional.

-No me hagas reír, no le dije nada que violara tu privacidad… además, hablaba para que me dieras las gracias. Aunque jamás lo reconozcas esa niña te hace bien y me consta luego de la última vez que estuviste aquí…

- Eso no te importa, esta vez te pasaste de la raya, no esperes volver a saber de mi.

- Como quieras, pero ten en cuenta que luego de lo de ayer soy la mejor aliada de tu novia… y puedo ser tu mejor aliada… si es que me entiendes…

- ¿Ahora crees que puedes manipularme?

- Por supuesto que no, sólo creo que puedo ayudarte en algunas situaciones…

- ¿Cuándo tengo que verte de nuevo? –preguntó aceptando en silencio la propuesta de la mujer de los ojos rojos.

- La próxima semana, más vale esperarse a que te tranquilices de nuevo…. Porque aunque no lo creas, sé que estás intranquilo, aunque nadie lo note.

- Cállate… no digas estupideces. –la otra rió estrepitosamente.

- Como quieras… nos vemos…

Cuando la comunicación terminó, Sesshoumaru regresó su atención a la mujer dormida a su lado, sólo que estaba ya con los ojos abiertos y lo miraba medio entendiendo la conversación.

- Era ella…

- ¿Estás más tranquila?

- No… la próxima vez, quiero ir contigo, que vayamos los dos…

- No es buena idea –dijo poniéndose de pie.

- Es que no entiendes que ya no sólo se trata de ti –habló siguiéndolo y algo alterada- Ahora somos nosotros, desde que nos conocimos y por siempre seremos nosotros, te guste o no… ya no estás solo. –Sesshoumaru detuvo sus pasos pensando en las palabras recién escuchadas, se quedó en silencio unos segundos buscando la forma de rebatir eso, pero le fue imposible decir algo razonable, ella tenía razón porque eran uno.

- En una semana –respondió al fin- ¿Tienes hambre? –cambió el tema y ella asintió. – Prepararé el almuerzo.

- ¿Almuerzo?

- Va a ser medio día… –entonces el sonido del celular de la chica los interrumpió.

- Lin- dijo su hermana del otro lado- mis padres adelantaron su regreso, al parecer mamá está resfriada, vuelven hoy por la tarde.

- Y quieren que esté ahí.

- Sí… ¿Estás bien? Te oyes triste… como cuando…

- Sí, estoy bien, entonces después regreso a casa, gracias y… te llamo luego.

- Debes volver a casa –dijo él al verla dejar el teléfono.

- Después, primero quiero almorzar y tomar un baño…

Y así lo hicieron, primero comieron algo que Sesshoumaru preparó, algo muy sano lleno de vegetales como todo lo que él hacía, ahora Lin entendió la razón de ello. Después tomaron el baño, casi sin dejar de tocarse para no dejar de estar juntos. 24 horas hacían desde que la chica se encontró con Kagura en el parque, el día más difícil de su vida sin lugar a dudas, pero poco a poco lo iba entendiendo e iba dando gracias a la tercera por haberla acercado de nuevo al hombre que amaba.

- Nos vemos mañana, iré a tu casa por la mañana. –le dijo sonriendo melancólica.

- Te esperaré –respondió de nuevo indiferente, como siempre. Luego la besó con ternura y la vio partir luciendo diferente, siendo diferente y partió con el alma más pesada que nunca, más culpable de lo que jamás fue por al fin decirle la verdad.

Lin entró a su casa aún vacía y subió directamente a su habitación para cambiarse de ropa, ya que llevaba la del día anterior. Estaba por fin sola entre todo su silencio destructivo y creyó por un instante que las piernas no la sostendrían pero no fue así, de alguna forma continuó caminando de un lado para otro notando como cuando creyó no tener más fuerza, pudo hacerlo.

"Siempre podremos… te amo…" –pensó dándose cuenta de que sin importar que pasara siempre habría una salida y una forma de luchar contra lo que viniera.

CoNTiNuaRá...

Hello! Ah... pues sí, por extraño que parezca y sé que me quieren matar... pero es cierto... está enfermito... mi vida! Bueno... espero que luego de ésto no me insulten y dejen de leer jeje cualquier comentario es bueno pero... el final no está decidido... ni nada de aquí en adelante.

Sí, lo confieso éste punto era el origen de todo el fic... así que ya no sé nada, sólo que hasta yo me quiero golpear jeje.

Bueno ps ahora sí... mil gracias por todo su apoyo y espero que esté interesante y que sigan aquí jeje ahora si tienen tiepo les pido un review aunque creo q va a ser poco positivo... lo merezco... jeje bueno ps gracias! Byes, nos vemos en el próximo.