Acotaciones

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&&&&& Cambio de escena

( ) Bueno, hay un par de frases en japonés e inmediatamente su traducción.

Estaba Lin dormida sobre la cama, con la respiración tranquila y sólo las sábanas cubriendo su cuerpo, hacía ya varios días de la decisión de ir a Japón y ese fue un buen momento para comenzar a planearlo.

Alguien llamó a la puerta con delicadeza y Sesshoumaru atendió sigiloso para no despertar a la joven mujer, por el umbral entró otro hombre, pero muy diferente. Era algo corto de estatura y mal visto con los ojos parecidos a los de un sapo.

- ¿En qué lo puedo ayudar señor Sesshoumaru? –preguntó el que desde hacía años fungía como ayudante del otro.

- Necesito que consigas dos boletos a Japón, con la fecha abierta,… nos mudaremos…. Consigue también un departamento allá, cono éste, con las mismas habitaciones y que esté amueblado, ve algunas casas grandes en suburbios… y elije las mejores para mostrárselas a Lin… este departamento no lo toques. Y… esto –le extendió una fotografía obtenida de Internet- se encuentra en el centro la ciudad, quiero que lo consigas y me lo traigas mañana, pero avísame antes… no quiero que ella lo vea. ¿Te quedó claro? –le habló indiferente al otro que tomó nota mental de las instrucciones.

- Claro señor, ya sabe que puede contar con Jaken para cualquier cosa ¿Alguna otra cosa?

- Sí… investiga a mi padre... quiero saber qué hace y si… tiene interés en conocer a mi hijo…

- Sí señor investigar a su padre y saber si quie… –el sirviente detuvo sus propias palabras al razonar las instrucciones que le eran dadas- ¿Perdón?

- ¿No me escuchaste? –preguntó mirándolo fijamente.

- No… digo, sí... claro señor… yo lo haré…

- Que sea pronto… puedes retirarte.

- Sí – con una inesperada noticia y una respetuosa reverencia se marchó para cumplir con lo que le fue asignado, aunque todavía le resultaba difícil de creer que su señor, que nunca antes tomó a una mujer en serio, ahora estuviera no sólo viviendo al lado de esa chica, sino que fuese a tener un hijo con ella. Jaken sabía de la razón por la cual Sesshoumaru nunca antes se involucró mucho con una mujer y por eso le sorprendía más que la joven de ojos castaños hubiese provocado ese giro tan drástico, pero favorable según su apreciación, en el hombre frío y solitario que siempre conoció.

Ya sin el tercero en el departamento, regresó Sesshoumaru al lado de Lin sólo para mirar como despertaba igual tranquila y con una sonrisa en rostro que sólo tenía para él al abrir los ojos.

- ¿Dormí mucho?

- Sí.

- Eso creí –rió alegre besando el dorso de la varonil mano.- ¿Es hora de almorzar?

- Sí.

- Quiero algo dulce… y debes dármelo… somos dos… -la chica hablaba sabiendo de antemano que lo que dijera no le valdría para engañar a Sesshoumaru, pero sí para obtener lo que deseaba.

- Siempre te ha gustado comer algo dulce al despertar… y eres tú alguien de un par de centímetros… -condenó como ignorando la petición de Lin.

- Por favor… vamos por algo dulce y luego con el doctor… -sonrió de nuevo y lo haló sutil para besar sus labios igual suave y despacio por algunos momentos, suficiente para convencerlo que un almuerzo dulce.

- Pero si quieres salir debes vestirte –respondió entre besos todavía mientras se recostaba a su lado, casi encima de ella para comenzar a quitarle la ropa con cierta lentitud.

&&&&&

Estaban los dos en el centro comercial haciendo algo de tiempo mientras era hora de ir al médico y después del almuerzo que fue seguido de un gran postre dulce hasta algo empalagoso. Sesshoumaru la llevaba de la mano cuando recibió una llamada de su sirviente de los ojos de rana, entonces la soltó un momento y se alejó varios pasos para que no pudiese escucharlo. Habló con él y acordaron el momento en el que le entregaría el encargo, al terminar la llamada alzó la vista para buscar a Lin y para su sorpresa no sólo la notó a ella, sino a un par de sujetos mirándola a sus espaldas, hablaban mientras no dejaban de casi devorarla con los ojos hasta que finalmente, uno de ellos comenzó a aproximarse. Enardecido por la furia de que alguien siquiera la mirara de esa forma caminó con rapidez hasta llegar a tomarle ambas manos y besar sus labios inmiscuyéndose casi de inmediato en un gesto que no pasó desapercibido para casi nadie ahí. Con su gesto dejó bastante claro a cualquiera que ella estaba con él y que debían tener cuidado de acercarse, tan fue así que los sujetos que antes la miraban se fueron sin atreverse a mirarlo a los ojos.

- ¿Pasa algo? –le dijo extrañada no sólo por el beso tan inesperado y sus ojos casi con furia, sino porque se alejó para responder el teléfono y no solía hacer eso.

- No, todo está bien…

- No… ¿Es por esos hombres que me miraban? –preguntó con tono de inocencia y él desvió la mirada y la tomó de la mano para empezar a caminar, de tal forma que le hizo pensar que acertó. – Arigatou…(Gracias…) por cuidarme… -lo besó en el oído sin interrumpir su camino.

Rato después, ya cerca del anochecer, fueron con el médico pero Sesshoumaru dijo que iría a conseguir la cena para llevarla a casa, Lin se sintió algo decepcionada pero aceptó sin problemas entrar sola a la revisión de rutina donde sólo le dijeron que todo marchaba a la perfección en las pocas semanas de embarazo que tenía y por ser una mujer joven los cuidados sólo eran los de rutina.

Regresaron juntos a casa y su cena fue algo informal, sobre la cama y entre risas y un par de ojos dorados que la miraban todo el tiempo ocultando algo y provocando más de una pasión en la joven mujer alegre y despreocupada.

- Recogeré esto ¿Me esperas? –preguntó rozando los labios femeninos y ella asintió con un beso.

Al regresar le encontró sentada sobre sus rodillas en la cama, sólo concentrada en él lo llamó con las manos para tenerlo cerca y poder susurrar algo en su oído.

- Te amo…- besó su lóbulo- te amo… -posó sus manos en el pecho de Sesshoumaru sintiendo los latidos todavía tranquilos de su corazón- nunca me dejes sola…

- Lin –habló con seriedad al separarla de sí- jamás… pase lo que pase.

Esa noche fue algo especial, se amaron como siempre y como nunca, con ternura y pasión, llenos de urgencia de estar juntos por siempre, cada día de su vida.

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Pasaron algunos días en los que Sesshoumaru se dedicó a planear con calma el momento de revelarle lo que ocultaba, de darle una sorpresa que nunca olvidaría y mientras tanto Lin le dijo a su hermana y a Kohaku que se marchaba a Japón y que estaba embarazada. Ii se lo contó a sus padres y poco a poco parecieron aceptarlo, a diferencia del amigo que decidió hacer algo indebido.

Fue una llamada rápida al celular de Lin donde le dijo de cierta urgencia de verla en ese momento, el lugar sería el parque donde ella solía ir, la joven algo alarmada decidió dejar lo que estaba haciendo, el almuerzo junto con Sesshoumaru, para asistir al encuentro.

Llegó caminando de prisa al lugar, extrañamente con clima despejado y algo de sol, con la mirada lo buscó y no le fue difícil dar con la figura de su amigo. Al estar cerca lo llamó por su nombre y él de inmediato volteó a verla con el seño fruncido por el nerviosismo que lo embargaba.

- Kohaku… ¿Estás bien?... Me preocupaste…

- Yo… estoy bien, es sólo que quería verte.

- ¿Qué pasa?... Hay algo que te pasa…

- Es… un día despejado... –le dijo comenzando una plática banal mientras recopilaba el valor suficiente para decir lo que ahora no tenía vuelta atrás.

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Sesshoumaru se quedó en el departamento tranquilo para terminar de preparar el almuerzo, un platillo italiano que hacía por primera vez a petición de Lin. Ya no faltaba demasiado para terminar cuando se dio cuenta de que faltaba una especia, era posible ignorarla pero ahora tenía tiempo y quería que todo estuviese perfecto para ella así que decidió ir al supermercado para conseguirla. Tomó sus llaves de la casa y las del auto para hacer la diligencia y notó un juego de llaves olvidadas cerca de la puerta de entrada. "Será mejor que se las lleve antes de irme, quizás no esté el portero" –pensó y las tomó. Subió al auto y lo estacionó un par de cuadras después en un lugar prohibido, ya que sólo era necesario bajarse y dejar las llaves con la chica que ahora miraba a lo lejos. Caminó casi de prisa con la vista en ella y en el muchacho que antes sólo vio una vez en persona, cuando no estaba al lado de Lin.

FLASHBACK

Una tarde Kohaku paseaba con su mejor amiga por una plaza para distraerla algo, iban sólo juntos uno al lado del otro mirando aparadores y pensando en quizás entrar al cine, cuando la tarde tranquila se volvió tortuosa. Con una mirada al frente sus ojos chocaron con dos barreras doradas y frías, fijas en ella y ausentes de emociones. Su corazón dio un vuelco y sus sentidos se detuvieron junto con sus pasos. Kohaku lo notó y volteó para ver lo mismo que ella, un hombre de ojos extraños, como antes se lo dijo Lin, su primera suposición fue que era él, quien tan mal la había tenido por casi un mes desde que descubrió su engaño. La tomó de la mano con fuerza y luego la abrazó obstruyendo su camino.

- Vámonos.

- Quiero hablar con él –le dijo con voz temblorosa pero sin moverse.

- No te hagas más daño, déjalo ir.

- Pero nos encontramos… quiero habar con él –repitió mientras se zafaba para darse cuenta de que el hombre que amaba no le prestó atención y ya caminaba hacia otro lado. Lin pensó en llamarlo y hasta en ir detrás de él pero el dolor de sentirse despreciada la detuvo en seco.

- Ven… -susurró su amigo mientras la abrazaba de nuevo y caminaba para alejarse.

Sesshoumaru miró hacia atrás en forma casi disimulada y lo que vio, a la mujer que amaba y que tanto extrañaba a cada segundo, con otro hombre que la abrazaba, lo llenó de rabia y celos casi incontenibles. Con un gran uso de razón se dio cuenta de que no tenía el más mínimo derecho de estar así, pero la mirada retadora y casi agresiva de Kohaku lo hizo peder algo el control, o lo hubiera hecho de no ser por las personas que se cruzaban en su camino separándolos cada vez más.

FIN DEL FLASHBACK

En esa ocasión de verdad odió al muchacho de ojos castaños pero con el tiempo se dio cuenta de que lo que hizo fue protegerla, de que por más que se sintiera celoso, a él le importaba Lin y no la dañaría.

Caminó un poco más pensando en sorprenderla si la mirada del otro no delataba antes su presencia, algunos metros faltaban para por fin tocarla cuando vio algo que no esperaba.

Kohaku la tomó de ambos antebrazos y la acercó a su cuerpo lo suficiente para plantar en los labios rosados un beso, Sesshoumaru lo notó de lejos y sus pasos se cortaron de tajo.

-"Lo rechazará"- pensó seguro de que era una imprudencia del joven, un segundo, dos, tres, más… y ella no se separaba, sólo estaba quieta mientras él la besaba hasta que al fin el mismo muchacho se separó.

-"Se va a alejar" –inquirió de nuevo erróneamente. Lin estática en su sitio mientras el otro se giraba para marcharse.

-"Cómo se atrevió"- la ira comenzaba a recorrer sus venas a gran velocidad mientras elucubraba sobre un atrevimiento del chico. La vista fija sobre ella entonces lo hizo cambiar algo su pensamiento por uno mucho más doloroso. Lin extendió una mano para tomar del hombro a su amigo y tener sus pasos, él le hizo caso y se volvió sólo para abrazarla de forma demasiado efusiva.

- "¿Qué hace?"- la chica respondió el abrazo rodeándolo por la espalda y parándose sobre las puntas de sus pies, así se quedaron momentos eternos para ellos pero más para el inesperado espectador que sentía deseos de terminar con todo eso, con el chico, con el pasado, con los recuerdos, con su propio corazón.

Al fin se separaron, teniendo sin darse cuenta muy cerca de Sesshoumaru, y Kohaku sólo dijo un –Te amo- antes de dar un par de pasos hacia atrás y toparse de pronto con dos ojos dorados llenos de fuego. Desafiante se detuvo casi a la altura de Lin y esperó a que el otro entendiera sus intenciones, no lo tomaría por sorpresa, no era necesario para darle una lección.

Un paso más, una primera agresión en contra del más joven, un tambaleo y el regreso del golpe fueron lo que Lin vio antes de entender lo que pasaba Sesshoumaru vio algo¿qué? No lo sabía pero nada bueno para estar así, emanando furia a simple vista.

- ¡Chotto mate! (¡Esperen!) ¡Deténganse por favor! Sesshoumaru –lo tomó de un brazo para halarlo lejos de su amigo que obviamente estaba perdiendo la pelea, ya con un hilillo de sangre brotando de su labio inferior – ¡Sesshoumaru espera onegai! (por favor) –gritó sin obtener muy buenos resultados, así continuaron llamando la atención de las personas que por ahí pasaban, hasta que el hombre de cabellos largos se dio cuenta de que era suficiente, por más heridas que le causara no repararía el daño.

Lin los miró a los dos, Kohaku tanteando la sangre en su mentón y Sesshoumaru dándole una mirada de desprecio antes de girarse y comenzar a alejarse, miró a los ojos a su amigo algo preocupada y éste le hizo una seña para que fuera con el hombre que amaba, ella entendió y lo hizo.

- Espera… ¿Estás bien? –pero no hubo respuesta- ¿Qué pasa? –comenzó a temer y continuó siguiéndolo hasta que se detuvo en la puerta del automóvil y por fin la miró, aunque no de la forma usual.

- Vine a traerte esto –le extendió sus llaves- pero… no esperaba verte así. –sin más se subió al auto y arrancó con demasiada rapidez dejando marcas negras y bastante humo a su paso, además de un joven mujer casi conmocionada y apenas entendiendo la situación.

- ¿Qué pasó? –preguntó una voz serena detrás de ella.

- Él… no lo sé… -habló comenzando a derramar sólo las primeras lágrimas de muchas- se fue… él creyó que yo te…. –pero le fue imposible continuar, un fuerte nudo oprimía su garganta y la incitó a cubrirse el rostro con ambas manos.

Kohaku solo la miró ya sin atreverse a tocarla, su única intención ese día fue hacerle saber todo lo que sentía por ella y ahora gracias a ello estaba sufriendo, por su maldita culpa lloraba sin consuelo y él era la persona que más deseaba consolarla en el mundo.

- Lin yo… fue mi culpa…

- No… fue mía… fue mía por… porque sí. Es mejor que me vaya a casa… -se mordió el labio inferior preguntándose si esa sería más su casa, y le dio un última sonrisa triste a su amigo antes de marcharse con lentitud.

Así mientras ella sufría su arrepentimiento y se recriminaba su error hasta el infinito, él manejaba por las autopistas de la ciudad muy por arriba del límite, esquivando los autos y autobuses que se cruzaban, por su mente no había nada más que la mujer de los ojos castaños besando al otro y un "te amo" no dicho por él que reverberaba en sus oídos con demasiada fuerza hasta casi hacerlo perder la razón.

Las horas pasaron crueles sobre la piel de los dos hasta llevarlo a él hasta un lugar que no frecuentaba más que con ella y que irónicamente sólo lo separaba cuatro cuadras del sitio en el que suponía esperaba su regreso ¿Por qué esperaba? Ni él mismo parecía entenderlo si habría alguien más con quien estar.

"The Orange Cat" –leyó en las afueras del lugar, luego ingresó topándose con el personal habitual y pidió una mesa sola, apartada de lo demás pero sobre todo para una persona, la mesera lo miró entendiendo la expresión diferente en su rostro, habitualmente era frío y no mostraba nada, pero ahora era visible el dolor en sus ojos dorados. En ese lugar se sentó y pidió una botella de güisqui, así comenzó con un vaso y después otro y muchos más, rápidos y rasposos en su garganta, pero no importaba, ahora nada era relevante más que olvidar el dolor que tenía clavado en el pecho.

- Señor… -lo interrumpió la voz temerosa de la misma chica que lo atendió todo el tiempo.- es… hora de cerrar… ¿Puedo pedirle un taxi?

- No –respondió cortante y sacando de su billetera más que suficiente para pagar la cuenta, acto seguido se puso de pie y se marchó en el auto, de nuevo demasiado rápido, y peor aún con su estado de conciencia vago luego de poco más de una botella vacía.

En un momento llegó a sentirse mal, su corazón estaba agitado y su cabeza punzaba demasiado, quizás por no haber comido nada en todo el día, quizás por el alcohol, quizás por la falta de sus usuales medicinas o por el dolor más profundo que jamás tuvo, no lo sabía y no le importaba.

Condujo por las calles ya sin mucha vida por la media noche, no tenía rumbo y no le interesaba ir a ningún lado, hasta que como obra del destino se topó con un restaurant-bar que continuaba abierto, uno que conoció bastante bien en tiempos pasados.

Dejó al auto en la acera de enfrente y entró preguntando por Sara, la manager del lugar, una mujer de cabello oscuro que conocía bastante bien.

- Vaya… ¿Y ese milagro que te apareces por aquí? –preguntó abriéndole la puerta de su oficina para que entrara. – No te ves bien –le dijo ya estando a solas- ¿Dónde está tu traje negro e impecable? Y la rosa roja que pones en agua antes de marcharte por la mañana…

- Si no te interesa que esté aquí… -amenazó intentando ponerse de pie.

- No, calma… siempre te irritas a la menor provocación, es sólo que me intriga verte aquí, luces diferente, además hace más de un año que no me buscas.

- Pero hoy es diferente. ¿Tienes planes? –preguntó sin él mismo querer hacerlo, algo en su interior lo detenía pero el dolor necio lleno de enojo lo impulsó de más.

- No… a decir verdad estoy bastante disponible…

CoNTiNuaRá...

Hello! Q onda... jeje aquí estoy nuevamente, ojalá que haya quedado bien el capi. Al final... lamento haber usado a Sara... pero desde el título de "La Mujer que amó a Sesshoumaru"... pues... me cae mal jeje inevitable...

Pero en fin... ya me voy, se cuidan mucho y nos estamos leyendo, mil gracias por todo su apoyo, me dan muchos ánimos siempre. se cuidan mucho y si tienen un segundo les pido un comentario jeje aunque sea un jitomatazo o algo.

Byes!