La
Era de la Luz:
El Alma del Fénix
XIV. Una Nueva Esperanza
Serena se quedó
atónita. No era posible que tal poder descansara dentro de
ella.
- ¿Yo? N-no puede ser.
- El que hayas
derrotado a tantos seres que querían destruir este planeta
no te convence- dijo Febiad sonriendo.
- P-pero yo... ¡pensé
que era por el poder del Cristal de Plata!
- Y tienes razón.
El Cristal de Plata es sumamente poderoso, pero combinándolo
con el Alma del Fénix, es invencible.
- Aún así,
ha habido ocasiones en que casi he muerto- dijo Serena sin salir
de su asombro.
- Porque el Alma del Fénix no había
despertado por completo. Hasta ahora solo has usado una pequeña
fracción de su fuerza.
- Eso quiere decir, que el
resplandor que me ayudó a derrotar a Stoff ¿fue el
Alma del Fénix?
- Sí, el intenso deseo de
proteger a tus queridas amigas ha hecho que el poder del Fénix
despierte y crezca, aunque poco a poco.
- Entonces, si logro
despertar al Alma del Fénix por completo¿podré
enfrentarme a Krieg?- preguntó Serena esperanzada.
- No
debes apresurarte. Mientras no la hayas despertado en su totalidad
deberás tener mucho cuidado. No dejes que el Cristal de
Plata caiga en manos de Krieg, ya que sin él no podrás
utilizar toda tu fuerza.
- Aún no comprendo del todo.
Todo lo que me has dicho parece tan increíble- dijo Serena
en voz baja. Febiad sonrió.
- Sin embargo, es cierto.
Escucha, el Alma del Fénix despertará por completo
cuando sea el momento oportuno. Mientras tanto, tan solo podrás
utilizar un poco de su poder.
- Si es así¿cómo
puedo destruir la Sombra del Cosmos sin sacrificar a mis amigas?-
preguntó Serena.
- Tendrás que confiar en tu
corazón, él te dará la respuesta.
-
¿Confiar en mi corazón?- preguntó Serena
intrigada. Febiad la miró a los ojos.
- Sí, y
recuerda que como Princesa de la Luna tienes una responsabilidad,
debes proteger a tus amigas como ellas te han protegido a tí.
Necesitas enfrentar tus temores para hacerlo.
- No lo
entiendo, no sé que debo hacer- dijo Serena cerrando los
ojos y apretando con fuerza los puños.
- ¿Qué
crees que debes hacer?- preguntó Febiad sonriendo.
-
Ellas han arriesgado sus vidas en tantas ocasiones. Ahora es mi
turno de protegerlas- dijo Serena con decisión.
- Lo
ves, esa es la fuerza de la que hablo. Sabes bien que nunca estás
sola Serena.
- La Reina Serenity me dijo lo mismo- contestó
Serena en voz baja. Febiad le sonrió con dulzura.
- Y
es verdad. Por ahora debo irme, pero no dudes en llamarme si me
necesitas.
- ¿Cómo?
- Yo siempre estoy a tu
lado, cuando me necesites ahí estaré- contestó
él guiñándole un ojo, después la
abrazó con ternura y depositó un cálido beso
en la frente de Serena. Al cabo de unos segundos desapareció.
Serena
despertó. Se sentía extraña. Por un lado
había conocido, de cierta forma, a su padre del Milenio de
Plata, pero por otro se había enterado de que ella era la
única esperanza para salvar a las Scouts, al resto del
mundo... y quizás a la galaxia entera. Si tomaba una
decisión incorrecta estaría arriesgando la vida de
muchas personas, sin mencionar que estaban en juego las de sus
valiosas amigas.
- Esto es demasiado- dijo en voz baja. Y ya
no pudo conciliar el sueño.
Era una
situación inesperada y muy delicada, Serena meditó
al respecto. No sabía si debía decirles a sus amigas
la verdad. Es decir¿qué sucedería si se
enteraran de que ella poseía tal poder que podía
significar la salvación del Sistema Solar y que para eso
tal vez ellas deberían sacrificarse?
- Creo que me
encerrarían bajo llave para protegerme- dijo Serena
sonriendo, pensando en que eso era precisamente lo que Rei haría-
Y no dudarían en entregar sus vidas para salvar este
mundo- pensó con tristeza.
Muy temprano por la mañana Dunkel fue por Serena.
- ¿Lista?- preguntó él cuando Serena salió.
- Sí- respondió bostezando. Para no llamar la atención decidieron caminar hasta un lugar apartado, para despúes 'irse' al hospital.
- Dijiste que viniera a primera hora. ¿Acaso fue demasiado temprano para tí?
- ¿Qué quiciste decir con eso¿qué no me puedo levantar temprano? Para tu información desperté hace un par de horas- le recriminó Serena.
- No, no. Lo siento es solo que te veo un poco cansada. Eso es todo- se disculpó Dunkel- O tal vez ¿volviste a tener sueños extraños?
- Bueno es que... ¿cómo sabes de mis sueños?- preguntó Serena intrigada.
- Y-yo... e-es que estuve... platicando con Hotaru, antes de que se fuera del hospital.
- Ahhh, con que tú y Hotaru platicando ¿eh¿y de qué más hablaron?
- ¿Cómo? Ehh... pues... de... nada...- titubeó Dunkel sonrojándose. Serena rió.
Ya habían
'llegado' al hospital. Serena y Dunkel se sentaron en la
sala de espera mientras comenzaba la hora de visitas.
- La
verdad, es que sí tuve otro sueño- dijo Serena
después de unos momentos- ¡Esto ya parece costumbre ¿no?
- Si no te molesta, puedo preguntar ¿qué
fue lo que soñaste?
- Con Febiad- respondió
Serena con seriedad.
-¿Con el Rey Febiad?
- Sí.
Fue muy raro ver a mi... padre, quiero decir en el Reino de la
Luna. Bueno sabía que tenía uno, pero nunca pensé
en él realmente.
- Entiendo, debe ser extraño.
¿Qué pasó?
- Me habló acerca del
Alma del Fénix¿qué sabes de ella?- Dunkel
la miró extrañado, al fin respondió.
- El
Rey nos contó de la Leyenda del Alma del Fénix
cuando éramos niños, nos dijo que era un poder
sorprendente. Pero nadie sabe cuando ni en donde aparecerá,
puede ser aquí o al otro lado de la Vía Láctea.
- ¿Si¿algo más?
- Creo que también
recuerdo que mencionó que solo podía ser usada para
el bien. ¿Pero qué fue lo que te dijo al respecto?
- Pues... que había aparecido... cerca de nosotros-
dijo Serena eligiendo con cuidado sus palabras.
- ¿En
verdad¡Estupendo! si la encontramos tal vez nos ayude a
enfrentarnos a Krieg.
Serena asintió. Decidió guardar el secreto y no revelar que ella sabía donde estaba el Alma del Fénix o más bien que ella la tenía, al menos no por el momento. Estaba decidida a proteger a sus amigas, aunque le pesara no poder contarles toda la verdad, no iba a permitir que les pasara algo malo.
- ¿Qué ha sucedido?- preguntó Krieg friamente.
- Seguimos vigilándola, pero Dunkel no se le despega. Y han escondido a las Sailor Scouts que poseen los Cristales restantes- respondió Lehrer.
- ¡Rayos! Mi paciencia está llegando a su límite Lehrer. ¡Quiero resultados!- gritó Krieg furioso.
- Los tendrá Amo. Se lo prometo.
- Cuento con ello. Sino lo que le sucedió a Stoff será un simple paseo a comparación de lo que yo les haré.
Lehrer hizo una
reverencia y se retiró. Al llegar a un cuarto parcialmente
iluminado se dejó caer en una silla.
- ¿Qué
paso?- preguntó Zauberer.
- Quiere a la Princesa y a
los Cristales faltantes. Debemos darnos prisa. ¿Qué
has averiguado?
- No mucho. Su mayor preocupación son
sus guerreras. Creo que daría todo porque no salieran
lastimadas.
- Bien, eso podría sernos útil. ¿Qué
más?
- Hay algo, pero no nos ayudará, al
contrario. Su aura está creciendo cada vez más.
Nunca antes había visto algo así.
- ¿Creciendo?
Eso es imposible, los humanos no pueden hacer que su aura crezca
en tan poco tiempo. El aura les es asignada cuando nacen y crece
relativamente poco, dependiendo de sus actos de bondad o maldad,
hasta el día de su muerte. No muchos son capaces de cambiar
la intensidad de su aura.
- ¿Y crees que no lo sé?.
Yo solo digo lo que vi.
- ¡Maldición! Eso
significa que su poder crece. Tenemos que atraparla antes que se
vuelva más fuerte, si nos tardamos más quizás
no pueda ser doblegada.
- Entonces, regresaré a
vigilarla, debe haber otro punto débil que podamos
aprovechar.
- Ve y encuentra a las demás guerreras si
es posible.
Zauberer
asintió y se marchó. Lehrer se quedó
meditando.
- Como puede ser que el aura de esa niña
crezca. Debe tener un extraordinario poder. Sí es así,
debo averiguar como arrebatárselo- pensó Lehrer.
Después de una hora, Serena y Dunkel pudieron entrar a ver a Haruka, quien se encontraba mucho mejor. Un par de almohadas le ayudaban a sentarse.
- ¡Hola¿cómo te sientes? - saludó Serena.
- Mejor, gracias Cabeza de Bombón.
- ¡Que bien! Espera a escuchar esto, el médico que te atiende dijo que pronto te daran de alta ¿qué te parece?- preguntó Serena sonriendo.
- Perfecto, ya no soporto estar aquí. Por cierto, hace mucho que Setsuna, Hotaru y las chicas no vienen a visitarme ¿acaso tienen otras cosas mejores que hacer?- preguntó Haruka fingiendo disgusto.
- ¿Qué¡No¡claro que no¡pero que cosas dices!- exclamó Serena sin saber que contestar.
- Serena, creo que ya es tiempo. Debes decirle- dijo Dunkel con seriedad desde el umbral de la puerta.
- ¿Decirme¿qué cosa?- preguntó Haruka con preocupación.
- Ahhh- suspiró Serena- es una larga historia.
Serena se sentó en una silla al lado de la cama y comenzó a contarle lo que había ocurrido en los últimos días. Sobre el robo de los Cristales, el resplandor y finalmente sobre la derrota de Stoff. Al principio Haruka no supo que decir, parecía una pesadilla.
- Pero están
bien ¿verdad?- preguntó con voz inexpresiva.
-
Sí, no te preocupes. En este momento están en casa
de Hotaru. Ella y Amy las protegerán si algo llega a pasar.
- Además, yo procuro ir a verlas regularmente- añadió
Dunkel.
- Haruka¿estás bien?- preguntó
Serena con timidez al observar su rostro.
- No, no lo estoy.
Me estás diciendo que te quedaste aquí a cuidar de
mi en vez de ir a un lugar seguro. ¿Sabes que pueden
atacarte en cualquier momento?- estalló Haruka.
- Lo
sé. No me importa lo que pueda pasarme, lo único que
quiero es que ustedes no salgan lastimadas- contestó Serena
con tranquilidad, bajando la mirada.
- No puedo creer que
digas eso. Nosotros no importamos, si algo te pasa... ¿Es
qué no te das cuenta!- exclamó Haruka intentando
levantarse tan bruscamente que se lastimó el hombro. Un
gesto de dolor invadió su rostro.
- ¡Haruka!-
gritó Serena y se levantó para ayudarle.
- ¡No!
No quiero que te acerques¡vete! Nunca me perdonaría
si por mi culpa te llegaran a hacer daño- dijo Haruka y
puso la mano izquierda en su hombro.
- ¡Deja de decir
tonterías!- exclamó Serena exasperada- No lo
entiendes, mi mayor preocupación siempre serán
ustedes. ¿Cómo puedo quedarme escondida,
supuestamente a salvo, si sé que las personas que quiero
corren un gran peligro por mi culpa¿Acaso tú
podrías?
Haruka no pudo
responder, miraba a Serena con asombro, nunca antes la había
oído hablar así.
- Lo siento no debí
gritarte- dijo Serena recuperando la calma y volviendo a sentarse-
Pero es que ya estoy cansada de que me traten como si no pudiera
defenderme. Puedo hacerlo y la prueba está en que me
enfrente a Stoff.
- En realidad, lo derrotaste- añadió
Dunkel. Serena lo miró.
- ¿Lo ves, tengo
pruebas- bromeó Serena sonriendo, Haruka se tranquilizó
- Es solo que... no me acostumbro al cambio de papeles Cabeza
de Bombón- dijo Haruka en voz baja- Debía ser yo
quien te protegiera.
- Bueno, ya era hora de que les pagara el
favor¿no crees?- dijo Serena, Haruka asintió y le
sonrió- Bien, ahora dejanos contarte sobre la última
noticia.
Serena le habló a Haruka sobre el sueño en que Febiad le reveló la existencia del Alma del Fénix. Según Dunkel, encontrarla significaría obtener un gran poder que les ayudaría a detener a Krieg definitivamente. Haruka estuvo de acuerdo. Serena se dió cuenta que sus amigos consideraban al Alma del Fénix una esperanza para terminar con todo esto y se preguntó si podría despertarla a tiempo para lograrlo.
HE AQUÍ UN CAPÍTULO MÁS, LAMENTO EL RETRASO PERO EL TRABAJO ESTA ABSORBIENDO GRAN PARTE DE MI TIEMPO (LO QUE HACE UNO POR EL COCHINO DINERO NO?). A PARTIR DE AQUÍ SE EMPIEZA A PERFILAR LO QUE SERÁ LA BATALLA, ESTÉN ATENTOS (BUENO LOS QUE LO LEAN JA JA). SALUDOS!
