Capítulo II.
[Hace un año atrás…]
Hay un tablero de anuncios en la plaza central de Portorosso, se puede ver un póster mimeografiado en tinta púrpura, está grapado al tablero en una de las paredes de uno de los edificios de la plaza central, justo debajo de un anuncio sobre un concurso de verano de 1959. En él está escrito lo siguiente:
Benjamin Britten
"Sueño de una noche de verano"
Interpretado por: los coristas de la iglesia de Portorosso y los estudiantes de la Academia de Génova
Interior. Auditorio de la academia de Génova. Noche.
Se está llevando a cabo una obra, la escenografía incluye un bosque oscuro con algunas luces plateadas, una noche estrellada de fondo, grandes árboles y arbustos de color verde oscuro, el resto de la sala se encuentra en penumbras con algunas luces parpadeando a lo largo, una gran multitud llena la mayoría de los asientos en el lugar y aquellos que se ubican contra las paredes, más personas se sientan y algunas se paran en los escalones de la plataforma donde iría el coro, en los rincones más remotos y las esquinas de la sala, algunos miembros del grupo de instrumentos de metal y percusión están sentados junto a la orquesta esperando su próxima señal, ejecutando algo de música con sus instrumentos previamente afinados.
Los Wodonga Scouts y sus maestros ocupan la segunda y tercera fila de asientos en el auditorio, una tropa conformada por niños de entre doce y catorce años se encuentra sentada en una línea junto a la salida, vistiendo uniformes ligeramente diferentes de su versión actual. Alberto está sentado en uno de los asientos junto a la salida, obviamente, se nota el aburrimiento dibujado en su rostro, tomando en cuenta que faltaban solo unos minutos para que la función comience, el chico de ojos verdes se puso de pie y discretamente avanzó hacia la salida con sus manos dentro de los bolsillos de su short, un hombre delgado vistiendo el mismo uniforme que los demás Scouts observa a Alberto del otro lado de la fila de asientos, claramente frunciendo el ceño.
Alberto se interna sigilosamente al pasillo de la escuela, el sonido de la música se atenúa mientras la puerta del auditorio se cierra tras él, da la vuelta y se pone una gorra verde claro, el pasillo estaba vacío y la mayoría de las aulas estaban repletas de niños vestidos como hadas o personajes humanos esperando ansiosos en grupos para entrar al auditorio, susurrando y murmurando. Un hombre alto observa a través de la puerta entreabierta de uno de los salones con una mano en el pomo, él es el signor Mancini, el profesor de teatro, hace una señal con su mano libre para indicarle a los niños que guarden silencio.
El signor Mancini abre una de las puertas del salón, la música llena el pasillo una vez más, los primeros veinte niños comienzan a cantar, salen del pasillo al auditorio de dos en dos, el hombre cierra la puerta detrás de ellos y espera al siguiente grupo para tomar su lugar durante la espera. Alberto camina despacio entre los niños examinando sus personajes y disfraces, algunos se tocan periódicamente las orejas puntiagudas colocadas sobre las verdaderas, la ropa o sus alas de hada, a ninguno pareció importarle la presencia del chico de ojos verdes ni le prestaron mucha atención, éste se detuvo frente a un bebedero para refrescar un poco su rostro y beber un par de sorbos, una vez que secó su rostro, tomó unas mentas de un bowl para caramelos, las llevó a su boca y siguió caminando por el pasillo, subió unas escaleras y desliza una puerta corrediza.
Interior. Sala de arte. Noche.
Alberto empuja la puerta corrediza de la sala, escucha unas voces murmurando y susurrando, asoma la cabeza por detrás de una mesa de trabajo, una pila de disfraces y accesorios de utilería bloquean su campo visual, aparta algunas cosas y mira a través de éstas. Seis niños de doce años con disfraces de hadas estaban agrupados frente a un espejo en la sala, algunos hablaban en voz baja, cuatro de ellos tenían alas en la espalda y orejas puntiagudas por encima de las verdaderas, un niño bajito de cabello castaño rizado estaba allí junto a ellos, no tenía alas, en su lugar vestía un traje negro y verde jade de estilo shakesperiano, Alberto lo observó un poco asombrado, no tenía dudas de que aquel niño era Luca, salió de la mesa hacia la tenue luz en silencio, Luca pudo ver a Alberto desde el cristal del espejo, los otros niños se voltearon rápidamente luciendo un poco avergonzados de ser observados con semejantes disfraces.
El chico de ojos verdes se quitó la gorra de su cabeza y avanzó un par de pasos, sus ojos se enfocaron brevemente entre los chicos ahí presentes, detuvo su mirada específicamente en Luca y habló.
Alberto: ¿Qué tipo de personaje eres?
Luca bajó la mirada un poco dudoso, desvío su vista hacia el chico que estaba a su lado.
Niño (responde con un tono mandón en su voz): Yo soy Peaseblossom, él es Moth y él es…
Alberto (no quita la mirada de encima de Luca mientras el otro chico le habla, lo interrumpe): No, yo me refería a… (señala a Luca) ¿qué tipo de personaje eres tú?
El resto de los chicos ahí presentes miraron fijamente a Luca, quien se veía más tímido y avergonzado de lo habitual, pero aún así logró responder a la pregunta de Alberto.
Luca: Soy Puck Goodfellow, un duende.
Luca tomó un vaso con agua y se mojó la cara exponiendo las escamas verdosas de su forma marina para darle a entender a Alberto que era igual a él, los otros niños lo miraron un poco asombrados, fruncieron un poco el ceño pero decidieron no darle importancia, el chico que estaba disfrazado de Peaseblossom miro fijamente a Alberto frunciendo el ceño.
Niño: No se permite la entrada a los espectadores.
Alberto: Descuida (no desvió su mirada de Luca quien rápidamente tomó una toalla y se secó el rostro) me iré rápido (notó la mano derecha y la muñeca del pequeño apoyada en su regazo, estaba envuelta en una venda blanca con algunas manchas de sangre) ¿qué le pasó a tu mano?
Luca: Me golpee contra un espejo.
Alberto: ¿En serio? ¿cómo pasó eso?
Luca (se encoje de hombros, luce un poco avergonzado): Me enojé conmigo mismo, perdí la cabeza.
El chico de ojos verdes se mostró profundamente intrigado ante eso, quería saber más sobre la herida del menor, los demás niños en la sala se veían perplejos, Luca llevó una mano hacia la parte posterior de su cabeza despeinando un poco sus suaves rizos castaños, elevó su mirada hacia Alberto levemente sonrojado, sintiéndose nervioso.
Luca: Por cierto ¿cómo te llamas?
Alberto: Soy Alberto Scorfano ¿y tú?
Luca: Yo soy Luca Paguro.
Alberto asiente con sus ojos aún puestos en Luca, el pequeño se muerde una de sus uñas, el chico a su lado rodó los ojos.
Niño: Oye, no es de buena educación mirar a las personas de esa forma.
El chico de ojos verdes levantó la mano para que se calle, en eso, el signor Mancini entra en la sala de arte.
Signor Mancini: ¡Hadas! ¡Puck! Es su turno de ir al escenario ¿ya están listos? (deja de hablar y le grita a Alberto quien aún seguía de pie allí) ¿quién rayos eres tú? ¿de dónde saliste? ¡regresa a tu lugar!
Alberto duda un poco, escupe la menta en un cesto de basura, se esconde por detrás de la mesa de trabajo y sale de la sala de arte, un chico disfrazado de paje indio desvía la mirada hacia Luca al tiempo que los otros cuatro niños se apresuran a ponerse de pie y abandonan la sala de arte.
Paje indio (en voz baja): Creo que se enamoró de ti.
Ext. Academia de Génova. Noche.
Tropas Scout salen de la escuela por un lado, niños disfrazados salen por el otro, mezclándose con las personas que circulaban por la calle, Alberto se detiene abruptamente cara a cara con el chico disfrazado de paje indio, le dice algo en voz baja, señala algo detrás de él y le coloca un pedazo de papel doblado en su mano.
Alberto observó aquel papel arqueando una ceja un poco confundido, elevó su mirada y abrió la boca para decirle algo al niño disfrazado pero apenas lo hizo, éste ya se había marchado.
Int. Tren a Portorosso. Noche.
Se puede ver un vagón repleto de Scouts, algunos están platicando, otros dan opiniones personales sobre la obra que fueron a ver esa noche, Alberto está sentado solo en el fondo del vagón mirando al vacío, su mente no deja de pensar en Luca allí en el escenario, en lo alto de una medialuna de cartón y papel mache con sus piernas cruzadas en la base y saludando a las hadas de forma muy exagerada, la música suena al tiempo que baja de un salto de la luna y comienza a acercarse a las hadas casi corriendo, quienes retroceden fingiendo temor.
Alberto sale de su ensoñación, desdobla el papel arrugado de color rosa que tenía en sus manos, pudo ver anotada una dirección escrita con letra cursiva hecha con un bolígrafo y arriba de ésta, leyó las siguientes palabras:
"Escríbeme cuando puedas. Luca."
[Presente].
Alberto y Luca estaban de pie frente al otro en la entrada de la torre de Portorosso.
Alberto (habla con cuidad): ¿Alguien te siguió hasta aquí?
Luca (mira hacia atrás disimuladamente): No, lo dudo.
Alberto: Bien (frunce el ceño y entrecierra los ojos) ¿traes un gato? (señala la pequeña jaula. Luca asiente, Alberto sonríe, el menor también sonrío, Alberto saca un mapa doblado ligeramente húmedo del bolsillo de sus shorts, le hace una seña a Luca para que se acerque) toma (le entrega al pequeño un ramo de flores silvestres, éste las acepta felizmente) son para ti.
Luca (se sonroja un poco): Grazie.
Alberto: ¿Puedes leer un mapa?
Luca: Uh-huh.
Alberto: Hago un poco de cartografía (señala uno de los parches en la faja de su uniforme, éste tiene un bordado de un transbordador hecho a mano, despliega el mapa en sus manos) creo que deberíamos recorrer la mitad del camino hoy y seguir con la otra mitad mañana, ya que eres un excursionista novato y estas usando zapatos para la escuela.
Luca: Está bien.
Alberto (señala el mapa): Aquí es donde estamos ahora, me gustaría pasar la noche aquí para las dieciséis mil, eso serían las cuatro de la tarde, escondí una balsa con el resto de los suministros en esa playa. ¿Suena bien para ti?
Luca: Va bene.
Alberto: ¿Quieres unos cereales? (Luca asiente, Alberto saca una pequeña caja de cereales de su mochila y se la da al menor, Luca toma la caja, la abre, vierte un poco de cereal en la palma de su mano y lo lleva a su boca, mastica sintiendo la crujiente y ligeramente dulce textura) andiamo.
Ambos monstruos marinos en su forma humana caminan juntos colina abajo, atravesando un bosque y un sendero lleno de vegetación comiendo cereales de la caja que Alberto sacó de su mochila previamente, ambos se miraron y sonrieron constantemente.
Alberto: ¿Tienes sed?
Luca: Ahora no.
Alberto: Bien, si tu garganta se reseca, mete una pequeña piedra en la boca y chúpala, puedes calmar tu sed con tu propia saliva, supuestamente (le muestra a Luca algunos trozos de hojas amarillas y verdes que sobresalen de su cabello) a veces meto hojas húmedas debajo de mi gorra, mantiene fría tu cabeza.
Luca: Es una buena idea, podría funcionar si usaras una gorra.
Alberto (dudoso): Cierto, pero esto agrega camuflaje (se detuvo en un claro y toma un puñado de agujas de pino secas, sosteniéndolas en su mano) aquí hay un truco, lanza agujas de pino al aire y podrás ver en que dirección sopla el viento (arroja las agujas de pino, se arremolinan y se alejan vagamente, Luca entrecierra los ojos)
Luca: ¿Por dónde?
Alberto (mira a su alrededor intentando encontrar una respuesta apropiada para el pequeño): No lo sé, supongo que no importa siempre y cuando cubra nuestras huellas.
Alberto y Luca se detienen un momento para investigar el entorno a su alrededor y debatir un poco, encuentran: una parcela de hongos, musgo en un tronco, hiedra venenosa y un arbusto de baja estatura con unos frutos de color morado.
Alberto: Creo que pueden ser venenosos.
Luca (analizando los frutos): No, se las conoce como moras, de hecho, come una (el menor recoge una mora, le quita un poco de la tierra que tiene encima y se la come, Alberto imita su acción, mete una mora en su boca y asiente).
Alberto: Nada mal, aún así, son buenas para sobrevivir.
Más tarde, ambos chicos se encuentran observando a un venado a través de una pradera con los binoculares junior de Luca.
Luca (susurra a Alberto): Sabe que alguien lo está observando.
Alberto: ¿Por qué dices eso?
Luca (entrecerrando los ojos): No lo sé, solo creo que puede sentirnos.
Alberto y Luca cruzan un árbol caído a modo de puente sobre un arroyo, el chico de ojos verdes se ocupa de llevar su mochila junto con las cosas del menor, una serpiente pasa nadando en la superficie del agua, justo debajo de ellos, afortunadamente, no llega a hacerles daño. Luego de eso, Alberto ayudó a su amigo a llegar al otro lado del arroyo.
Alberto: Hueles increíble.
Luca (nervioso y se sonroja ligeramente): Uh… gracias, supongo…
Tras terminar de cruzar el arroyo, Alberto recoge dos pequeñas piedras, sus dedos mostraron un poco sus escamas azul violáceas debido a la humedad, tanto él como Luca se llevan una piedra cada uno a la boca, chasqueando contra su lengua y dientes.
Alberto: También tengo agua, por si acaso (ambos observaron un pequeño gusano de seda verde retorcerse en el aire, balanceándose en uno de sus hilos, lo miran atentamente con sus ojos muy abiertos, Luca lo toma con su mano y lo acuna en la palma unos centímetros por debajo del hilo donde se balanceaba, el gusano comienza a moverse en círculos alrededor de la palma de su mano. Alberto se encoge de hombros ante esto) ¿deberíamos capturarlo?
Luca (dudoso): ¿Para qué?
Alberto: Carnada para peces, necesitamos gusanos.
Luca (con un tono brusco): ¡No! (el gusano se retuerce y desenrolla lentamente, Alberto suelta un suspiro)
Alberto: Tienes razón, lo dejaremos vivir. Tal vez pueda usar algunos dulces que tengo en mi mochila.
Exterior. Playa. Día.
Se encuentran en una deshabitada playa con la orilla repleta de pequeñas rocas, todas las cosas que Alberto y Luca habían cargado consigo estaban dispuestas alrededor de una pequeña tienda de campaña, el gatito dormitaba en su jaula, ambos chicos estaban de pie en la orilla del mar mientras el chico de ojos verdes se ocupaba de quitar todo el camuflaje de su mini balsa.
Alberto (habla con un tono de voz grave): Sé que ambos somos monstruos marinos, pero necesito saber… ¿Qué tan fuerte nadador eres?
Luca (orgulloso de sí mismo): Bastante bueno, rompí el record escolar nadando de espalda.
Alberto (algo asombrado): Genial. Bueno, no soy un nadador tan fuerte como tú y necesito mejorar mis habilidades (mintió) creo que sería una buena precaución usar un chaleco salvavidas, quiero decir, es una buena medida de seguridad y hay que tenerlo en cuenta de todos modos.
Ambos chicos se colocan chalecos salvavidas con bloques de corcho dentro, Alberto comienza a pescar con la caña que robo del campamento Scout, ata un gusanito de goma en el anzuelo y lo lanza al agua, Luca se sienta en un extremo de la balsa también pescando con una caña de bambú, Alberto baja su mano hacia el agua y mueve sus dedos en ella.
Alberto: Cuidado con las tortugas marinas, te morderán si metes tus dedos en su boca, déjame ver si puedo atrapar alguna (sumerge una red en el agua y saca a una pequeña tortuga marina dentro de ésta, la saca de la red, tiene algunas marcas negras y doradas en estilo griego y su caparazón ligeramente dañado, Alberto la voltea, la palabra 'Calígula' estaba escrita en la parte inferior del caparazón con un plumón mágico) alguien escribió sobre ella (la caña de pescar se sacude en las manos de Luca)
Luca (grita): ¡La caña se mueve!
Alberto (alerta): ¡Atrapaste uno! (se pone de pie de un salto, levanta la tortuga marina con ambas manos, navega por los aires a través del mar y cae al agua salpicando con un golpe) ¡hay un pez en el anzuelo! (a Luca) ¡enrosca la tanza! Despacio.
La balsa se mece con violencia a causa del viento y las fuertes olas y la corriente que se formaba en el mar.
Luca (chasquea): ¡Siéntate! (Alberto vuelve a sentarse, Luca enrolla el carretel de tanza de pescar con cuidado)
Alberto (alentándolo): Lo haces bien ¡sigue así! (señala uno de los parches en su banda, tiene una caña y un anzuelo bordados) éste es por aprender a pescar.
Exterior. Playa. Tarde.
Alberto tuerce una rama con una agujeta de zapato sobre una pequeña pila de leña y enciende una fogata en la arena de la playa dentro de un círculo de rocas, cocina el pescado que él y Luca capturaron previamente en una sartén, le echa una pizca de sal, muele un poco de pimienta y lanza el pescado al aire. Le tiende un trozo a Luca quien estaba sentado en un tronco húmedo junto a él, el pequeño tomó el pescado entre sus dedos y probó un poco, parece sorprendido, mira a Alberto y asiente en señal de aprobación.
Luca: Sabe bien, sabes mucho sobre estas cosas de acampar ¿no es así?
Alberto: Soy un scout aventurero… y básicamente se puede decir que soy un experto, para eso me entrenaron (señala otro de los parches en su banda, tiene un dibujo bordado de una sartén con bacon y huevos en ella) o al menos eso era lo que solía ser (sirve el pescado en dos platos de hojalata, le da uno a Luca y ambos empiezan a comer) podemos alimentar a tu gato con las vísceras y los ojos (señala un montón de sangre y órganos junto con huesos de pescado en un papel, Luca frunce el ceño claramente disgustado ante la idea)
Luca: Está bien, ella solo come alimento para gatos (el menor señala la pequeña mochila, Alberto fue a revisar su contenido, estaba repleta con diez latas de alimento para gato, arquea una ceja)
Alberto: ¿Qué más tienes? deberíamos hacer un inventario.
Luca: De acuerdo.
Después de almorzar, ambos chicos empezaron a trabajar en su inventario, Alberto trajo su libreta consigo para tomar nota de las cosas que su pequeño amigo trajo consigo, volteó una página de la libreta espiralada.
Alberto: Adelante.
Luca abre la tapa del tocadiscos portátil de su abuela, lo muestra como si fuera un vendedor.
Luca: Este es mi tocadiscos, funciona con baterías… en realidad es de mi abuela, le deje una nota ¿te gusta la música? (Alberto solo asiente mientras escribe, Luca vuelve a abrir su mochila, hay tres discos de vinilo en ella, saca uno de la cantante italiana Mina Mazzini) este es mi disco favorito, mi tío lo encontró perdido en el mar, me lo entregó de regalo por mi cumpleaños, vive en las profundidades (Alberto solo escuchó a su pequeño amigo y toma otra nota, Luca siguió hurgando y abrió su maleta, estaba llena hasta la mitad con copias de libros de fantasía y ciencia ficción en tapa dura, no contenía otros elementos en particular a excepción de algunos conjuntos de ropa) estos son mis libros, me gustan las historias de personajes con poderes mágicos, ya sea en reinos en la tierra o en planetas lejanos, también los de ciencia ficción, solo si son realistas, por lo general prefiero a una heroína, pero no la mayoría del tiempo, no pude traerlos todos porque si no la maleta sería muy pesada, puedes elegir uno y tomarlo prestado si quieres (el chico de ojos verdes asintió y tomó nota en su libreta, Luca sacó algunas cosas más) también traje mis tijeras, cepillo de dientes, bandas adhesivas, baterías de repuesto y mis binoculares como bien ya has sabido, pero olvide mi cepillo para cabello.
Alberto examina aquella colección de artículos, se rasca la nuca.
Alberto: ¿Eso es todo? ¿sin kit de primeros auxilios? ¿sin linterna? ¿ni cantimplora? ¿sin fósforos a prueba de agua? ¿no recibiste la lista de empaque que te envié en mi última carta?
Luca (frunce el ceño un poco molesto): Creí que eso se suponía lo que tú debías empacar, no tengo una cantimplora.
Alberto se encoge de hombros y le sonríe.
Alberto: Esta bien (despreocupadamente) podemos compartir nuestras cosas, para eso están los mejores amigos (toma uno de los libros en la maleta de Luca titulado "Luna Azul", hay una ilustración de una joven princesa semidiosa con cabello rubio tostado, brillantes ojos verdes y lágrimas resbalando por sus mejillas. El chico de ojos verdes examinó el resto de los libros dentro de la maleta, observándolos un poco perplejo) estos son libros de una biblioteca escolar, en la biblioteca de Portorosso te permiten retirar uno a la vez, algunos están retrasados en su fecha de entrega (duda un poco, en eso, se da cuenta de algo y pregunta sin dar muchas vueltas) ¿los robaste? (Luca no respondió a esa pregunta, solo se limitó a asentir de mala gana, Alberto se veía un poco confundido por su respuesta) ¿por qué? quiero decir, tienes dinero, puedes comprar estos libros tú mismo.
Luca observa aquellos libros, les quita el polvo en las portadas distraídamente, los vuelve a colocar en la maleta y vuelve a mirar a su amigo.
Luca (un poco avergonzado de sí mismo): Podría devolver algunos de ellos en un día, aún no lo he decidido, sé que está mal, creo que los tomé para tener un secreto que guardar. Aún así, por alguna razón, a veces me hace sentir de buen humor.
Alberto reflexiona sobre esto, apoya su barbilla contra su mano.
Alberto (habla con seriedad): ¿Estás deprimido? (Luca no respondió, se muerde las uñas y se encoge de hombros) ¿de qué?
Luca (habla razonable pero filosóficamente): Bueno, puedo enseñarte un ejemplo, si tu quieres… pero no me hace sentir cómodo, encontré esto encima de la nevera de nuestra casa.
El pequeño mira en su mochila, revuelve algunas cosas que hay dentro y saca un folleto, en la portada del folleto hay un dibujo de una taza de té rota por la cual drenan lágrimas, y el título dice "Cómo enfrentar a un niño perturbado" Alberto frunce el ceño ante esto, las pupilas en sus ojos verdes se agrandan.
Alberto: ¿Se supone que esto te representa?
Luca asintió, el chico de ojos verdes no pudo evitar estallar en carcajadas.
Luca: ¡Hey! eso no es gracioso ¡idiota!
Alberto: Para mí lo es (se da una palmada en la rodilla y niega con la cabeza tratando de contener la risa pero era muy difícil para él)
Luca arrojó sus restos de pescado al fuego y arroja su plato de hojalata como si fuera un frisbee contra una roca, rebota con un ligero "clank", se pone de pie y mira a Alberto con un semblante molesto.
Luca (comenta sarcásticamente): En serio sabes como hacer amigos (se aleja, va detrás del muelle abandonado y se sienta de espaldas contra la oscura y húmeda madera, comienza a llorar)
Alberto observa esta escena abatido y confundido, quizás sabía muchas cosas de su mejor amigo por correspondencia pero seguía siendo muy obstinado para leer los sentimientos y emociones de las personas, eso le resultaba tan complejo, diferente y a la vez nuevo, por esa razón le costaba tanto trabajo tener nuevos amigos tanto en el campamento Scout como en Portorosso o en Génova. Se puso de pie lentamente, se acercó tentativamente al muelle, miró por detrás de éste, dio un paso más cerca, se para delante de Luca, desata su pañuelo verde y amarillo que forma parte de su uniforme de Scout aventurero, se arrodilla y lo tiende ante el menor.
Alberto: Luca, mírame, de verdad lo siento.
Luca elevó su mirada para ver a su mejor amigo, dudó un poco pero aceptó aquel pañuelo como muestra de su arrepentimiento.
Luca: Está bien, te perdono.
Alberto: Solo quiero que sepas que estoy de tu lado.
Luca: Lo sé.
Alberto: Además yo… yo también me siento deprimido.
Luca (ligeramente sorprendido): ¿En serio?
Alberto: Sí, bueno… no la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuando lo siento (Luca se secó sus lágrimas, en sus mejillas se podían apreciar finos rastros de escamas verdosas, desdobla el pañuelo en sus manos para apreciar mejor su diseño, tiene estampada una flor de Liz verde oscura con cuatro estrellas doradas dentro, Alberto desvía la mirada hacia la maleta de Luca en donde estaban sus libros) ¿cuál de todos es el mejor?
Al atardecer, Alberto está acostado boca arriba en uno de los sacos de dormir mientras Luca se encuentra sentado en estilo indio a su lado, lee en voz alta un libro titulado "Las odiseas de Francine" hay una ilustración en la portada de una enorme pantera con una espada ensangrentada, caminando detrás de una niña pequeña en pijama.
Luca (lee un párrafo del libro): Su mirada estaba baja, su reino en ruinas, Mynar presionó su pesada pata a través de la ondulantes superficie de los fríos bajíos y debajo del frío suelo de piedra. "Mi gente una vez fue dirigida por una gran y noble bestia… y ya no veo su rostro en este reflejo" (desvió su mirada hacia Alberto, tenía los ojos cerrados y no faltaría mucho para que se quede dormido, Luca detuvo su lectura, se levanta de su lugar, va a la tienda a buscar una manta para cubrirse ambos con ella y así mantenerse calientes en la fría noche, continua) mientras tanto, en las llanuras de Tabitha, Francine descansaba, ya habría otro momento para la guerra…
Interior. Casa Paguro. Noche.
Es casi la hora de cenar, en el comedor hay una mesa larga y ancha con sillas vacías distribuidas equitativamente, bueno, no todas estaban vacías, en un rincón, la abuela Paguro estaba sentada en su silla, cuatro de ellas tienen platos ubicados en su sector correspondiente en la mesa, manteles, tenedores y cuchillos, copas, y un vaso para Luca, solo hay un asiento extra en ese espacio que está vacío y sin un comensal sentado. La voz de Daniela retumba, amplificada por un megáfono, desde la planta baja de la casa, hasta las escaleras del pasillo que dan al segundo piso.
Daniela (en el megáfono): ¡Luca, la cena está lista! no voy a volver a repetirlo (no hay respuesta alguna desde el segundo piso de la casa, así que entra nuevamente al comedor con una olla humeante, lleva un guante de cocina en una mano y un megáfono eléctrico en otra, coloca la olla con trenette al pesto sobre la mesa del comedor y mira por la ventana. A través de la densidad de los árboles detrás de la casa, un par de luces parpadean, Daniela chequea su reloj, desvía la mirada a su madre y habla con sarcasmo) mamá ¿dónde está Luca?
Abuela Paguro: No lo sé, cariño, pero me pidió prestado mi tocadiscos portátil por dos semanas sin dar explicación.
Daniela (confundida): ¿Qué significa eso? (la abuela Paguro sostiene un pequeño pedazo de papel doblado, Daniela se lo quita de la mano y lo abre)
"Abuela.
Necesito usar tu tocadiscos. Te lo devolveré en dos semanas o más.
Por favor, no le digas esto a mamá (o a papá).
Repondré las baterías cuando vuelva.
Con amor, Luca Paguro."
Daniela frunció el ceño ante esto, salió corriendo del comedor para ir a buscar a su esposo.
Daniela (grita desde el megáfono): ¡Lorenzo! ¿dónde rayos estás?
Se oye un fuerte golpe desde arriba.
Lorenzo: ¡Estoy aquí, Daniela! ¿por qué me gritas?
Exterior.
Lorenzo Paguro se asoma por la ventana de una de las habitaciones del segundo piso, Daniela se asoma por una en la planta baja.
Daniela (grita por el megáfono): ¿Acaso no te preocupa que nuestro hijo se haya escapado de casa?
Lorenzo: Esa es una pregunta cargada, y difícil de digerir.
La monstruo marino azul verdoso en su forma humana blande el papel con la nota escrita por Luca con su mano libre.
Daniela: Baja ahora mismo y ven a leer esto.
Una radio suena en el bosque detrás de la casa, Lorenzo y Daniela se voltean rápidamente hacia la dirección de donde proviene el sonido, Daniela está tensa, la voz entrecortada de Vittoria se puede oír a través de un altavoz.
Vittoria (voz en off): El maestro Scout ha confirmado que no han tenido suerte, volverán a casa por…
Hay un susurro y se oye una puerta de un vehículo abriéndose… luego de eso, la radio se apaga.
Lorenzo (frunce el ceño y grita): ¿Quién está ahí?
Massimo emerge de la oscuridad, su pierna se encuentra enredada en una zarza, salta lentamente sobre un pie mientras desenreda una raíz enroscada alrededor de su tobillo.
Massimo (sonríe incómodo): Buona sera, lamento asustarte, solo estaba…
Lorenzo (enojado): ¿Qué haces aquí? nadie en esta casa llamó a la policía y mucho menos encargamos algo de tu pescheria.
Massimo: Lo sé, eso es lo que vine a comentarte, la búsqueda aún no ha terminado, en otras palabras…
Daniela: ¡Luca también está perdido! Ve a buscarlo.
Massimo (duda un poco): De acuerdo ¿dónde estaba…?
Lorenzo: Espérenme (desaparece al interior de la casa).
Daniela y Massimo intercambiaron miradas de incertidumbre dibujadas en sus rostros.
Interior. Camioneta de Massimo. Noche.
Más tarde, Lorenzo y Massimo están dentro del vehículo conduciendo a través de las calles del pueblo con el propósito de encontrar a Luca y llevarlo de vuelta a casa. Lorenzo mueve un foco de luz en una linterna de adelante hacia atrás al tiempo que Massimo conducía la camioneta, la lampara tiene un cortocircuito y parpadea en cada golpe, Lorenzo viaja en el asiento del co-piloto con la vista fija en el camino.
Lorenzo (murmura para sí): ¿Cómo podemos ayudarlo? Tiene tantos problemas, está empeorando cada vez (Massimo lo mira un poco extrañado, pregunta) ¿de quién crees que es la culpa?
Massimo (vacila un poco en sus palabras): No lo sé, pero solo para que tengas una idea: el noventa y cinco porciento de las personas que escapan de sus hogares regresan al cabo de seis horas. Esto no garantiza esperanzas, es solo una estadística… pero con toda certeza, Luca probablemente esté escondido en el armario en la casa de uno de sus compañeros de clases jugando a las damas en este momento mientras conversamos.
Lorenzo: Él no tiene muchos amigos.
Massimo (hace una pausa y vuelve a hablar): ¿Cómo se encuentra Daniela?
Lorenzo (se irrita ante esa pregunta): ¡¿Cómo se encuentra Daniela?!
Massimo: Me refiero a tu esposa.
Lorenzo: No entiendo a que quieres llegar con eso.
Massimo: ¿Notas que ella se encuentre molesta? (el monstruo marino verde oscuro en su forma humana se ve desconcertado y disgustado, lanza sus manos al aire, mira hacia otro lado y niega con la cabeza. Massimo baja la velocidad un momento y mueve algunos cables de la lampara) tengo que reparar este foco…
Exterior. Casa Paguro. Noche.
Massimo y Lorenzo se detienen, salen de la camioneta, ambos lucen abatidos y decepcionados, la puerta trasera se abre de golpe, Daniela baja corriendo las escaleras de dos en dos con un cofre repleto de cartas en las manos.
Daniela (habla sin aliento y un poco agitada): ¡Tiene un amigo por correspondencia! ¡eran demasiado íntimos y cercanos! ¡habían estado planeando esto juntos durante todo un año!
Lorenzo toma un puñado de cartas y las hojea, de pronto se detiene, está horrorizado.
Lorenzo: Santos tiburones ¿qué estoy viendo?
Hay un inserto de una pequeña pintura en papel tapiz de un monstruo marino azul verdoso entrando a una bañera, solo una toalla cubre parte de su frágil y delgado cuerpo.
Daniela (continúa gritando histéricamente mientras explica): ¡Él hace acuarelas! La mayoría son de paisajes de aquí en Portorosso, pero también hace dibujos de Luca en su forma marina… ¡y desnudo!
La abuela Paguro observa todo desde una ventana en la planta baja, dando mordiscos a un bowl de helado derretido. Lorenzo observa las pinturas con detenimiento y de reojo.
Lorenzo (pregunta incrédulo): ¿Luca se ofreció para hacer esto?
Massimo y Daniela miraron al monstruo marino verde oscuro en su forma humana por encima del hombro, hay un ambiente tenso y silencioso alrededor de los tres adultos, hasta que Massimo decide hablar.
Massimo: ¿Qué dicen las cartas?
