Capítulo IV.

Ext. Isola Del Mare. Día.

Los dedos de Luca colocan la aguja del tocadiscos portátil en un disco giratorio. Isola Del Mare es una isla que se encuentra a tan solo cinco kilómetros de Portorosso, consiste en una formación de círculo casi perfecta y su paisaje está conformado de enredaderas, flores, rocas, árboles y arbustos, un canal delgado brota desde una caverna hasta el océano, la arena en la costa es blanca con algunas piedritas alrededor y el agua es perfectamente clara y está llena de conchas al fondo, las aves emiten un eco y vuelan de un árbol a otro. Las cosas de Alberto y Luca están amontonadas en la habitación de una torre en la cima de una colina, la gatita de Luca deambula por la isla explorando el nuevo entorno, la tapa del tocadiscos portátil está abierta, la voz de Leonard Bernstein suena a través del altavoz.

Tocadiscos (voz en off): En la casa para aves, donde todo tipo de ave inimaginable da vueltas y vueltas, este es un talentoso acto acrobático para nuestra talentosa y joven flautista, Paula Robeson.

Mientras la música suena dentro de la torre, Alberto y Luca bajan corriendo la colina riendo de felicidad, sus manos estaban entrelazadas para cuando llegaron a un acantilado rocoso, el chico de ojos verdes soltó la mano de Luca mientras procedía a quitarse la ropa, se quitó la camiseta amarilla sin mangas que llevaba debajo de su camisa azul y marrón perteneciente a su uniforme de Scout Aventurero y la arrojó a un lado, Luca se quitó su sweater verde de mangas cortas, desabrocha los botones de su camisa blanca lentamente y la deja caer al suelo, Alberto se quita sus shorts marrones quedando en ropa interior, Luca se quitó el resto de su ropa a excepción de su ropa interior, una vez hecho esto, Alberto recogió todo y arrojo la ropa al mar, desvió su mirada hacia su amigo con la emoción dibujada en su rostro.

Alberto: ¿Vienes?

El pequeño se acercó un poco al borde del acantilado, podía ver rocas en el agua cerca de él, las olas golpeaban violentamente contra la tierra del acantilado, sintió como el miedo y el nerviosismo brotaban por su cuerpo y retrocedió.

Luca (arrepentido): ¡No, no puedo hacer esto! ¡ni en un millón de años!

Alberto (se acerca a Luca hablando con una voz suave): Hey, hey, hey, tranquilo (tomó el rostro de Luca entre sus manos haciendo que lo mirara todo el tiempo) está bien, no hay nada que temer.

Luca: Yo solo, pensé que tal vez moriría.

Alberto (medita un poco y tiene una idea fugaz): ¿Sabes? se cual es tu problema, ya sé lo que te pasa, tienes un Bruno en tu cabeza.

Luca (lo mira confundido): ¿Un Bruno?

Alberto: Sí, yo también tengo uno a veces (nota que su pequeño amigo lo seguía viendo con confusión, el chico de ojos verdes apartó sus manos de su rostro y se llevó una a la nuca pensando en cómo explicarle lo que acababa de decir) mira, Bruno a veces dice tonterías como "Alberto, no hagas eso", "Alberto, vas a morir" o "Alberto, no te metas eso en la boca" (se rió un poco antes de volver la mirada hacia Luca) Luca, es sencillo, no escuches al estúpido Bruno.

Luca: ¿Por qué se llama Bruno? (Alberto pareció hacer una pausa, su mente se puso en blanco al tiempo que bajaba la mirada al suelo, mordiendo levemente su labio inferior. El menor se quedó ahí de pie, sintiéndose incómodo, deseando haber preguntado algo diferente) ¿Debería… debería no haber preguntado eso? lo siento mucho, supongo que no debí…

Alberto (tranquilizándolo): Oye, está bien. Solo estaba pensando. Mira, cuando tu cabeza hace esto (le dio un golpe en la frente a Luca con una mano) tienes que hacer esto (aclara su garganta) solo di "¡Silenzio Bruno!" y diviértete, vamos, dilo aquí fuerte y claro.

Luca (levanta un poco la cabeza y repite): S-Silenzio Bruno…

Alberto (alentándolo): ¡Silenzio Bruno! ¡dilo, Luca! Bruno no está tratando de mantenerte con vida, está tratando de evitar que vivas, calla a ese mentiroso ¿vas a dejar que sea el dueño de tu vida?

Luca: ¡Silenzio Bruno!

Alberto: ¡Silenzio Bruno! vamos, Luca ¡muéstrale quien es el que manda, dile lo que piensas!

Luca respiró hondo, cerró los ojos, apretó los párpados con fuerza y gritó tan fuerte como pudo.

Luca (grita): ¡Silenzio Bruno! ¡yo estoy a cargo ahora!

Alberto (grita): ¡¿Aún puedes escucharlo?! ¿qué más quieres decirle? ¿eres un verdadero aventurero? ¿eres valiente?

Luca: ¡Sí, sí! soy valiente ¡y no le tengo miedo a nadie ni a nada!

Alberto: ¡Bien! (ambos caminaron de nuevo al borde del acantilado, el chico de ojos verdes tomó la mano de su amigo mientras miraban hacia abajo, grita) ¡a las tres!

Luca inmediatamente cuenta muy rápido, ambos saltaron por el acantilado gritando '¡Silenzio Bruno!' cayendo al agua, apenas cayeron al agua, Luca abrió los ojos, bajó su mirada hacia sus manos y brazos viento que estaban cubiertos por escamas verdosas de su forma marina, por alguna razón, el toque salado del agua contra sus escamas era agradable, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvo contacto directo con el océano y se sentía tan bien y aliviado… la piscina de natación de la escuela no era nada comparado con estar ahí, luego de un par de segundos mirando fijamente sus manos, observó a su alrededor y se encontró con Alberto a pocos centímetros de él, el monstruo marino azul violáceo nado hacia él y lo abrazó fuertemente.

Alberto (ve a Luca jadeando y sonriendo): Oye ¿te encuentras bien?

Luca (grita emocionado): ¡Nunca he estado mejor! (ambos, él y Alberto, comienzan a nadar juntos, riendo y gritando, el monstruo marino azul violáceo conocía el tipo de sentimiento que Luca estaba sintiendo en ese momento, él mismo lo había experimentado hace tiempo, se llamaba adrenalina) ¡estamos vivos! ¡no puedo creerlo!

Alberto (grita): Jaja ¡toma eso, Bruno! (abraza a Luca otra vez y comienza a dar un par de vueltas en el agua con él, ambos se rieron y se sonrojaron suavemente al tiempo que comenzaban a hacer saltos fuera del agua, volviendo a sus formas humanas por breves segundos antes de desaparecer nuevamente en el agua cambiando a sus formas marinas apenas entraban en contacto con ésta)

Tras un par de horas nadando y jugando en el mar, ambos monstruos marinos salieron del agua, se secaron volviendo a sus formas humanas, Alberto recogió su ropa y la de Luca, la cual había llegado a la orilla hacía rato, colgó un tendedero con su ropa mojada y la de Luca balanceándose con el viento. Su campamento había sido instalado dentro de la única habitación de la torre, dos hileras de caracoles marcaban un sendero hacia la escalera improvisada que llevaba a la entrada, un largo palo estaba atascado a un costado del muro de piedra con un farol de seguridad parpadeante, la gatita de Luca ya estaba durmiendo, agotada tras haber pasado mucho tiempo explorando lo que sería de ahora en adelante su nuevo hogar.

El chico de ojos verdes se sienta frente a una mesa plegable con una hoja en ella, moja su pincel en una lata y comienza a pintar, Luca posa echado en una manta, apoyado en un brazo.

Luca (se acomoda un poco): Me gusta estar aquí y me encanta esta isla, pero no me gusta el nombre.

Alberto: A mí tampoco.

Luca: Isola Del Mare, no suena bien.

Alberto: Cambiémoslo ¿cómo debería llamarse?

Luca: Deja que lo piense y te lo diré (Alberto siguió pintando mientras el pequeño pensaba)

Corte.

Unos binoculares captan la vista de un cielo azul profundo lleno de estrellas, Luca ahora estaba vestido recostado de espaldas sobre un piso plano de madera en el techo de la torre mirando al cielo nocturno, hay una pequeña fogata encendida en una esquina del techo, Alberto sube y se sienta a su lado.

Alberto: ¿Viendo los peces sin mí?

Luca (baja sus binoculares junior y desvía su mirada confundido): ¿Peces?

Alberto: Sí ¿no los ves? (señala el cielo oscuro, Luca vuelve a colocar sus binoculares junior encima de sus ojos) esas pequeñas manchas blancas son anchoas, se van allí a dormir.

Luca (baja sus binoculares junior, mira a Alberto con incredulidad y sarcasmo): ¿En serio? en primer lugar, por si no lo sabías, esas manchas blancas no son peces, se llaman estrellas.

Alberto: Ya sé que son estrellas, pero… no sé, solo me gusta creer que son peces que nadan en la oscuridad durante la noche y se preparan para ir a dormir.

Luca: Bien, entonces… ¿qué hay de ese círculo enorme de ahí? (señala la luna sin bajar sus binoculares) ¿cómo lo llamarías?

Alberto: Ese es el pez grande y las protege (Luca dirigió su mirada, aún con sus binoculares junior en sus ojos, hacia la luna, su luz era casi tan brillante como el sol, la única diferencia era que ésta no lastimaba sus ojos cuando miraba de cerca) encontré algo para ti mientras estábamos nadando (sostiene un anzuelo plateado brillante que termina en una flecha puntiaguda en el extremo)

Luca (lo toma y lo observa fascinado): Se ve lindo…

Alberto: ¿Tienes las orejas perforadas? (Luca dejó de mirar el anzuelo y desvió sus ojos marrones hacia su amigo sin entender muy bien a que se refería con eso)

Interior. Torre. Noche.

De regreso en la habitación de la torre, iluminada por una linterna, Alberto apretó los dientes mientras enganchaba el anzuelo plateado a través del lóbulo de la oreja de Luca con fuerza, el monstruo marino azul verdoso en su forma humana no pudo evitar soltar alaridos de dolor, aquel sonido no era del todo humano, así que Alberto lo soltó, el anzuelo colgó pulcramente en su oído derecho, una delgada línea de sangre corre por un costado del rosado cuello del menor, el chico de ojos verdes sostiene un pequeño espejo.

Luca (mira el trabajo de Alberto y asiente con aprobación): Es lindo, me gusta.

Alberto sonrió ante esa respuesta, pero al percatarse de cómo la oreja de su pequeño amigo sangraba, rápidamente buscó un pedazo de algodón y alcohol en el kit de primeros auxilios dentro de su mochila, mojó un poco el algodón y se acercó a Luca quien aún contemplaba la obra maestra de su amigo en el espejo.

Alberto: Esto va a arder un poco, pero trata de soportarlo, necesito limpiar tu oído para que no se infecte (se arrodillo detrás de Luca, acercó el algodón embebido en alcohol al lóbulo de su oreja y comenzó a limpiar la sangre, Luca volvió a gritar sintiendo el ardor del alcohol tocando su piel levemente herida)

Interior. Torre. Día.

A la mañana siguiente, el viento sopló con un poco más de fuerza que el día anterior y las ramas de los árboles se mecen violentamente, algunas hojas se desprenden de ellos y se alejan volando. Alberto y Luca pasaron la mayor parte de la mañana sentados uno frente al otro en una hamaca que colgaba en una de las paredes de la habitación de la torre, ambos con las piernas cerca de sus pechos, bueno, al menos Alberto estaba sentado así, Luca, en cambio, tenía una pierna colgando fuera de la hamaca mientras que en la otra descansaba un libro titulado "La luz de siete fósforos" hay una ilustración en la portada de un pequeño niño apagando una flama, un hilo de humo se enrosca entre sus dedos.

Luca (leyendo un párrafo): El haz de la linterna dibujó una luna a través de la oscuridad del ático y se posó en un hueco en el zócalo. Una ratonera, no más grande que un reloj de bolsillo… (Alberto, quien estaba ocupado haciendo un tallado de una motocicleta en un trozo de madera, detuvo su trabajo para ver al menor que le leía un párrafo de su libro, y no tuvo mejor idea que dejar de lado su tallado y comenzó a hacer algunas muecas graciosas y algo tontas para hacer reír a Luca y distraerlo de su lectura) Eric se agachó sobre sus pies y colocó su mano frente a la diminuta... (Luca apartó la mirada de su libro para ver si Alberto le estaba prestando atención, contuvo una risita al ver al chico de ojos verdes hacer una mueca extraña, se calmó y siguió leyendo) y colocó su mano frente a la diminuta abertura "Hay viento" dijo (volvió a elevar sus ojos marrones y Alberto estaba haciendo otra mueca rara que lo hizo reír suavemente) basta (retoma su lectura) "Es como si algo soplara por dentro de mis dedos" Christy puso sus ojos en blanco y suspiró un… (levantó la mirada por última vez y pudo ver a su amigo desorbitando los ojos y sacando la lengua afuera como un retrasado) Alberto, per favore, ¡deja de hacer eso, stupido!

Ambos monstruos marinos en sus formas humanas comenzaron a reír incontrolablemente, sobre todo Alberto, quien había sido el responsable de hacer esas caras graciosas en primer lugar.

Exterior. Orilla de la isla. Día.

Una hora después, el fuerte viento se calmó un poco por lo que Luca y Alberto salieron de la torre luego de desayunar rápido y deciden ir a explorar la orilla de la isla, ambos caminaron alrededor de quince minutos hasta llegar a una frontera rocosa en la que se encontraban pequeños estanques, Luca observó el agua del estanque con sus binoculares junior, pudo ver pequeños peces, plantas marinas y cangrejos de color granate claro como los que su papá solía criar cuando vivían en el océano moviéndose en los bordes rocosos del estanque.

Alberto (pregunta con curiosidad): ¿Por qué siempre usas binoculares?

Luca (piensa por un minuto, finalmente habla): Me ayuda a ver las cosas de cerca, aunque no estén muy lejos. Sé que soy un monstruo marino y que estoy orgulloso de serlo, pero quiero pretender que este es mi poder mágico.

Alberto (impresionado): Eso casi se oye a poesía, los poemas no siempre tienen que rimar ¿sabes? se supone que deben ser creativos (Luca le presta sus binoculares a su amigo, éste los toma apuntándolos hacia el menor y lo mira fijamente) ¿qué piensas hacer? cuando termines la escuela.

Luca: No lo sé, quisiera aprender más cosas sobre el espacio, pero si eso no funciona, quizás me vaya del pueblo y recorra Europa, tendré aventuras, creo. No quiero quedarme atado a un solo lugar por el resto de mi vida ¿y tú?

Alberto: Quiero conocer el mundo, no quiero quedarme estancado en Portorosso toda mi vida, creo que eso se oye casi igual a lo que tu dijiste, pero no se me ocurre nada mejor. Por otro lado, quizás el día de mañana nos explote una bomba atómica encima, no lo sé, no se puede predecir el futuro con exactitud.

Luca: Eso es cierto.

Corte.

Alberto y Luca se dirigieron a una gran caverna que se encontraba en uno de los costados de la isla, a mitad de camino se detuvieron para ver en la distancia a unos pescadores que trataban de capturar algunos peces, pero su trabajo se vio interrumpido por un joven que estaba esquiando en el agua a pesar de la tormenta que se avecinaba y pasó junto a ellos, como respuesta por haber asustado a los peces, uno de los hombres le gritó una frase desconocida al esquiador. Luca y Alberto se miraron entre ellos sin tener idea de que existía esa frase, aquello terminó llamando su atención e incluso les resultó interesante, tanto que retomaron su camino a la caverna.

Exterior. Caverna de la isla. Día.

Unos minutos más tarde, los monstruos marinos llegaron a la caverna.

Alberto (grita): ¿Qué estás haciendo, stupido? (la frase resonó contra las frías y rocosas paredes de la caverna)

Ambos se miraron con alegría de haber aprendido una nueva frase humana, así que intentaron repetirla otra vez, pero esta vez ambos hablaron al mismo tiempo.

Luca/Alberto (gritan con todas sus fuerzas): ¿Qué estás haciendo, stupido?

Una vez más, la frase resonó contra las rocosas paredes de la caverna, ambos monstruos marinos en su forma humana rieron ante esto, desconociendo aún el verdadero significado de aquella frase.

Exterior. Playa de la isla. Día.

Alberto y Luca ya estaban de regreso en la playa de la isla, ambos estaban en cuclillas en la arena con el tocadiscos portátil encima que tenía la tapa abierta, el chico de ojos verdes vio como su pequeño amigo sacaba otro disco de vinilo y lo colocaba en reemplazo del que puso anteriormente en el tocadiscos portátil, reconoció el nombre y la etiqueta anaranjada en el centro, era el disco favorito de Luca.

Luca: Te voy a mostrar la canción que más me gusta de mi disco favorito (sus dedos colocan la aguja en el disco giratorio, luego de hacer eso, una música suave pero lenta salió del altavoz)

Ambos permanecieron en cuclillas en la arena escuchando la música por unos segundos, hasta que por el altavoz salió una voz dulce, melódica pero a la vez cálida y conmovedora de una mujer, 'Città Vuota' de Mina Mazzini se podía escuchar a través del altavoz.

Tocadiscos (voz en off): Le strade piene, la folla intorno a me. Mi parla e ride, e nulla sa di te [traducción: Las calles llenas, la multitud a mi alrededor, me habla y ríe, y no sabe nada de ti]

Se miraron fijamente unos segundos, escuchando la canción y sintiendo como sus rostros se sonrojaban porque ahora podían comprender lo que decía la letra. Luca desvió su mirada tratando de ocultar su sonrojo del chico de ojos verdes, Alberto, por otro lado, se mordía el labio inferior sintiendo su corazón acelerarse dentro de su pecho, no sabía que hacer en ese momento, pero luego de pensarlo unos breves segundos, supo que hacer.

Alberto (se levanta, pasa caminando al lado del tocadiscos, se para frente a Luca y le extiende su mano sintiéndose un poco nervioso): Así que… Luca, uh… ¿Quieres… (duda un poco) quieres bailar?

Luca desvió su mirada hacia su amigo quien aún le ofrecía su mano, también dudó un poco pero aceptó y tomó su mano tímidamente. Alberto lo ayudó a ponerse de pie y ambos se alejaron del tocadiscos portátil, se miraron el uno al otro moviendo la cabeza y bailando torpemente al compás de la música.

Tocadiscos (voz en off): C'è chi ogni sera, mi vuole accanto a sé, ma non m'importa, se I suoi baci mi darà. Io penso semper a te, soltanto a te, e so che la città, vuota mi sembrerà, se non torni tu [traducción: Hay alguien que, me quiere a su lado todas las noches, pero no me importa, si me da sus besos. Siempre pienso en ti, solo en ti y sé que la ciudad, vacía me parecerá, si no estás tú.]

Eventualmente, Luca comienza a bailar un poco mejor, Alberto hace como una especie de giro pero vagamente, ambos presionan sus cuerpos uno contra el otro queriendo estar más cerca, luego, Alberto se inclinó lentamente hacia Luca, el pequeño se acercó a él cerrando la corta distancia entre ellos, compartiendo un suave y dulce beso, su primer beso.

Luca (se separa lentamente y habla en voz baja): Se sintió raro.

Alberto (avergonzado): ¿De verdad piensas eso?

Tocadiscos (voz en off): Le strade vuote, deserte sempre più, leggo il tuo nome, ovunque intorno a me. Torna da me, amore, e non sarà, più vuota la città [traducción: Las calles vacías, cada vez más desiertas, leo tu nombre, en todas partes a mi alrededor. Vuelve a mí, amor, y la ciudad vacía ya no estará.]

Luca: Un poco… pero al mismo tiempo, me gustó.

Alberto (hace una pausa y habla de nuevo): hagámoslo otra vez, pero primero, inclina tu cabeza hacia un costado.

Alberto y Luca se besan otra vez, el chico de ojos verdes colocó sus manos sobre el suave y rizado cabello castaño del menor y deslizó sus dedos a través de éste, Luca no pudo evitar ronronear suavemente ante el suave toque mientras continuaba besando a Alberto. Ambos se separaron luego de un par de minutos y se miraron a los ojos.

Luca (susurra): Puedes sujetarme de la cintura si quieres.

Alberto movió sus manos lentamente desde la cabeza del pequeño, deslizándolas por sus hombros, sus brazos, sus costados para finalmente apoyarlas en su cintura, atrayéndolo más a él de esa manera, no se dio cuenta de que por acercar al niño a su cuerpo, accidentalmente provocó que su pelvis presionara un bulto levemente notorio que se estaba formando en sus shorts. Luca pudo sentir esto y no pudo evitar sonrojarse ante tal pensamiento, el chico de ojos verdes lo miró y también se sonrojó, con la diferencia de que su sonrojo era más por vergüenza que por otra cosa.

Tocadiscos (voz en off): Ed io vivrò con te, tutti i miei giorni, tutti i miei giorni, tutti i miei giorni [traducción: Y viviré contigo, todos los días, todos los días, todos los días.]

Al mediodía, Alberto y Luca estaban sentados en una roca sobre el agua comiendo sándwiches y algunas frutas deshidratadas que sacaron de los suministros de campamento en la mochila de Alberto, Luca ahora tenía su cabello adornado con flores verdes y blancas.

Alberto (avergonzado): Lamento lo que pasó mientras bailábamos no hace rato.

Luca (mastica su sándwich): Está bien, Alberto (traga lo que estaba comiendo y habla) lo entiendo totalmente (mintió).

Alberto (de mala gana): Desearía no tener que decir esto, pero… es posible que tenga me excite un poco estoy cerca de ti o también cuando pienso en ti.

Luca (responde con naturalidad): Ok.

Alberto: Quiero que estés seguro de eso por si acaso, además, no quiero que te sientas ofendido ni nada.

Luca (habla suavemente acunando la mejilla derecha de Alberto en su mano, acariciándola con el pulgar): Por supuesto que no.

Alberto: Me alegra escuchar eso ¿sabes? algunas personas se sienten incómodas con este tipo de temas.

El pequeño asintió, movió su mano de la mejilla de Alberto a su mano libre y la sostuvo, sus ojos se dirigieron al broche de pez escorpión prendido en la camiseta sin mangas del chico de ojos verdes.

Luca (pregunta con curiosidad): ¿Y ese de qué es?

Alberto (mira su broche y niega con la cabeza): No es ninguna insignia conocida o merito, lo recibí como herencia de mi mamá. La verdad, no es apropiado que un chico use algo así… pero me da igual.

Luca (asiente reflexivamente): ¿Tus padres adoptivos aún están enojados contigo? Por meterte en problemas muy seguido.

Alberto: No lo creo, estábamos comenzando a entendernos mejor, ahora sentía que era parte de una familia. No como la tuya, pero sí similar a una.

Luca: Siempre quise ser huérfano, la mayoría de mis personajes favoritos lo son. Creo que sus vidas son más geniales que la mía, pueden hacer lo que quieran, ir a donde quieran, tener aventuras… nunca voy a ninguna parte además de a Génova para ir a la escuela (habla con una voz un poco triste) yo solo… solo sueño que lo hago.

Alberto: Pero viniste hasta aquí conmigo después de todo.

Luca (eleva su mirada): Gracias a ti, de lo contrario no hubiera visto nada de esto o encontrado esta isla contigo.

Alberto frunció el ceño, las lágrimas brotaron repentinamente de sus ojos y negó con la cabeza; de pronto, se acercó a Luca, acunó su rostro entre sus manos de forma tal que sus ojos marrones estuvieran en permanente contacto con los suyos verde esmeralda.

Alberto (habla con sinceridad pero desde lo más profundo de su corazón): Ti amo, Luca. No tienes idea de lo que estás diciendo, de la suerte que tienes de tener padres que te quieren y se preocupan por ti, incluso si no lo demuestran seguido, lo hacen.

Pausa larga. A pesar de haber conocido a Luca solo por medio de sus cartas enviadas el año pasado y de encontrarse con él una vez más en la torre de Portorosso, Alberto no podía negar que lo que sentía por el pequeño era algo puro y real, amaba a Luca, lo amaba porque sabía bien que ellos se complementaban, eran como dos almas perdidas en un mundo incomprendido y a veces, el chico de ojos verdes estaba más que feliz de haberlo encontrado y dejar que el pequeño fuera parte de su vida y se convirtiera en el dueño de su corazón.

Luca (habla con sinceridad): Ti amo, Alberto. Ti amo tanto.


Bueno ¡ya era hora! por fin esos dos confesaron lo que sienten.

No sé porque pero me alegra un poco ver que Luca y Alberto se dijeran que se aman, por cierto, el momento en el que ambos tienen su confesión está basado en una escena de la película "El Recuerdo de Marnie" o "When Marnie was Here" del studio Ghibli, ahí se ve a la protagonista, Anna, y una niña llamada Marnie quienes tienen un picnic al anochecer y ambas tienen una profunda conversación sobre sus vidas, allí se nos revela que Anna es huérfana desde bebé y que fue adoptada, mientras que Marine vive en una mansión con una familia que tenía mucho dinero e influencia en el pueblo donde Anna pasa sus vacaciones de verano, más, sin embargo, los padres de Marnie casi nunca estaban con ella o le daban la atención suficiente. Anna le comenta a Marnie su situación, y cómo le hubiera gustado tener una vida diferente, pero (al igual que Alberto le dijo a Luca) la niña le dice que debería de estar agradecida de haber sido adoptada porque por lo menos tiene una familia que la cuida y se preocupa por ella.

Y eso fue lo que me motivó a escribir las confesiones de estos personajes, ya que desde mi punto de vista encajaban con la trama de este capítulo. Me disculpo si no fue el capítulo hardcore esperado, pero no quería extenderlo demás, prometo que para el siguiente se viene lo bueno, ok, no será hardcore como tal, pero intentaré dejarlos satisfechos lo más que pueda, y tendré que controlar mis impulsos para no terminar escribiendo algo de lo que después me voy a arrepentir o lamentar.

En fin, espero que les haya gustado el capítulo, dejen reviews, nos veremos en el próximo capítulo.

N3k00-Ch4N.