Capítulo V.

Interior. Torre. Noche.

Una fogata estaba encendida dentro de la habitación calentando un poco el ambiente, Alberto y Luca descansaban pacíficamente en los sacos de dormir que Alberto había traído consigo, se acuesta de espaldas con la cabeza apoyada en el regazo de Luca mientras que el pequeño se sienta en estilo indio, sus piernas están cruzadas justo debajo de la cabeza de Alberto. Esa noche, ambos se encontraban leyendo una novela (por elección de Alberto) sobre una pareja que era muy apasionada en su amor, un libro que según su madre, no debería estar leyendo a esa edad, pero no podía culparlo, a fin de cuentas, fue Giulia la que lo introdujo a ese tipo de libros un día cuando estaba buscando material de estudio en la biblioteca de la escuela. Luego de terminar de leer un par de capítulos, hubo un punto en donde Luca noto que las cosas en la trama comenzaban a ponerse un poco… candentes, por así decirlo, tanto él como Alberto dejaron de leer en silencio las páginas del libro que estaban viendo juntos para verse el uno al otro con un fuerte sonrojo en sus rostros, una sensación muy extraña despertó dentro de ellos, una que nunca habían sentido en sus vidas, esa sensación era atracción y el deseo de querer acercarse más físicamente.

Los monstruos marinos en sus formas humanas continuaron mirándose fijamente y con solo verse a través de sus ojos, ambos sabían que querían lo mismo: un beso, cierran la corta distancia que los separa y unen sus labios en un tierno beso, una vez que se separaron de ese beso, se volvieron a besar pero esta vez con más ansiedad por un par de minutos, Alberto deslizó las yemas de sus dedos por los costados de Luca, colocando sus manos sobre sus pectorales, suavemente rueda uno de sus dedos sobre la endurecida punta del pezón derecho del pequeño, Luca emite pequeños pero suaves jadeos y gemidos ante las suaves caricias que Alberto le estaba dando a su cuerpo, pero algo le decía que lo que estaban haciendo no era apropiado para alguien de su edad y que estaba completamente mal.

Luca (se aparta bruscamente de Alberto): Detente. Tenemos que controlarnos, esto está muy mal, Alberto, no debimos hacer eso…

Alberto (mira a Luca confundido y arquea una ceja): ¿Por qué lo dices? Creí que realmente querías hacer esto conmigo.

Luca: ¡Claro que sí! pero, la cosa es… que aún somos demasiado jóvenes ¿no podemos esperar hasta que seamos un poco mayores?

Alberto gruño en voz baja, no podía creer lo que estaba a punto de decir e intentó con todas sus fuerzas de no entrar en una discusión con el menor sentado frente a él en el suelo de madera en la habitación de la torre, respiró profundo y exhaló, una vez que se calmó, sus ojos verdes se enfocaron otra vez en Luca.

Alberto: Mi dispiace, Luca. No sé que estaba pensando, simplemente me deje llevar por el calor del momento, tienes razón, quizás debamos esperar hasta que seamos un poco mayores para hacer estas cosas… olvidemos lo que acaba de pasar y preparémonos para dormir.

Luca: Alberto, espera, no me refería a eso…

Alberto: No, lo entiendo completamente, no quieres estar más cerca de mí de lo que ya estamos, por favor, perdóname por lo que hice hace unos segundos y vete a dormir, tenemos un largo día esperándonos mañana.

Luca quería decir algo, pero sus palabras fueron interrumpidas al escuchar cómo Alberto cerraba el libro que estaban leyendo, se levantó del saco de dormir y se dirigió a un rincón de la habitación para poder reavivar la fogata porque empezaba a hacer un poco de frío allí. El niño permaneció sentado en su lugar en el suelo viendo a Alberto colocar otra leña en la fogata, abrió la boca para llamarlo pero nada salió así que la volvió a cerrar, Luca sabía perfectamente que los dos estaban enloquecidos, por un lado, estaba más que seguro de que amaba a Alberto, no, más que eso, lo deseaba y en el fondo de su ser no podía negar la idea de querer estar más cerca de él, tanto en cuerpo como alma; no obstante, por otro lado, sentía miedo, tenía tantas preguntas que hacer y no estaba seguro de cuales podrían ser las consecuencias si continuaban con lo que estaban haciendo no hace mucho tiempo atrás. Pero también había algo de lo que Luca estaba completamente seguro, y era el hecho de que necesitaba hacer esto, necesitaba estar cerca de Alberto y entregarle su cuerpo y alma, además, estaba más que convencido de que no quería que nadie supiera lo que estaban por hacer a continuación, mucho menos sus padres o su abuela, por lo que el pequeño finalmente decidió levantarse del suelo de madera, acercarse a Alberto y dejar que lo que tuviera que pasar, pasara.

Luca (coloca una mano en el hombro de Alberto): Alberto, yo… cambie de opinión… (el chico de ojos verdes dejó de mover la leña recientemente colocada en la fogata y desvió su mirada hacia él) quiero hacerlo, quiero estar cerca de ti, quiero que seas el primero y único al que deba entregarme, quiero que seas el único que tenga tanto mi cuerpo como mi alma.

Alberto no respondió a estas palabras, se levantó abruptamente de su lugar frente a la fogata, se acercó a Luca y acunó su rostro entre sus manos tal como lo hizo en la playa hace unas horas atrás cuando confesaron finalmente sus sentimientos y que se amaban, sin pensarlo dos veces, acercó el rostro del menor al suyo y le dio un nuevo beso, un beso que Luca aceptó, colocó sus manos alrededor del cuello de Alberto mientras éste último dirigía sus manos a la cintura del pequeño en un intento por acercarlo más a él y profundizar aún más ese beso, luego de pasar unos minutos más besándose con intensidad, ambos chicos comenzaron a quitarse la ropa desesperadamente, esa maldita ropa que les impedía continuar con lo que tanto sus mentes como sus corazones anhelaban. Ahora estaban casi desnudos, su ropa interior era lo único que les impedía ir más lejos y tras quitársela, quedaron completamente desnudos, sin siquiera detenerse a pensar dos veces sobre lo que estaba a punto de hacer, el chico de ojos verdes tomó a Luca en sus brazos y lo recostó sobre los sacos de dormir colocados en el centro de la habitación, se posicionaron uno frente al otro, ambos respiraban pesadamente debido a la ansiedad y las ganas de querer estar más cerca e ir más lejos en este nuevo camino que estaban experimentando.

Alberto (acuna el rostro de Luca con ambas manos, mirándolo a los ojos): Luca, antes de continuar con esto, quiero saber algo… ¿lo quieres con cariño o con rudeza?

Luca: ¡¿Q-qué?! (se sonroja violentamente sintiendo que su corazón se aceleraba al escuchar esas palabras) n-no, Alberto, espera. Cuando dije que quería que fueras tú quien tuviera mi alma y mi cuerpo, no me refería a, ya sabes, ese tipo de cosas.

Alberto: Entonces ¿a qué te referías cuando dijiste eso?

Luca (vacilando un poco): Yo solo… quiero ser uno contigo, pero no ahora ¿podríamos… podríamos hacer lo que tengo entendido como "sexo intercrural"?

Alberto (mira al menor arqueando una ceja): ¿Y eso que quiere decir?

Luca: B-bueno, según los libros que mi compañera de clase, Giulia, me hizo ver en la biblioteca de la escuela, es un tipo de sexo sin penetración… quiero decir, sí, aún podemos besarnos, tocar nuestros cuerpos, tener algo de fricción pero… no vamos a ir más allá y hacer… ya sabes…

Alberto: Entiendo, no te preocupes, de hecho, estaba pensando lo mismo que tú, no tenía intenciones de follarte ahora mismo, solamente quiero tocarte, besarte, probar cada centímetro de tu cuerpo y ver hasta dónde podemos llegar ¿estás de acuerdo con eso? (Luca no respondió, únicamente asintió) bien.

Sin perder más tiempo, ambos monstruos marinos en sus formas humanas volvieron a besarse, mientras esto sucedía, Alberto deslizó sus manos por los costados de Luca al tiempo que bajaba su cabeza y presionaba sus labios en su cuello, breves jadeos salieron del menor ante esta rara pero a la vez placentera sensación, el chico de ojos verdes continuó dejando beso tras beso, ligero como el toque de una pluma, contra la ardiente piel de su cuello, no podía creer que Luca ya estuviera excitado por tan solo besar su cuello, así que decidió ir un poco más lejos, lamiendo y mordiendo un punto sensible escondido en su suave y rosada piel, Luca emitió un quejido al sentir los dientes de Alberto morder ese punto en su cuello y se aferró a sus hombros.

Luca (entre gemidos): A-Alberto… (Alberto se separó unos centímetros para dejar un beso en la clavícula de Luca a modo de disculpa)

Alberto (gruñe): Lo siento…

Luca: ¿Por qué te disculpas? No hiciste nada malo.

Alberto: Lo sé pero… ¿quizás esto sea demasiado para ti? ¿me estoy poniendo demasiado atrevido?

Luca: ¿Esto es ser atrevido para ti? (suelta una pequeña risa) ni siquiera tienes una idea de lo que es atrevido para ti.

Alberto: No me provoques.

Luca (habla en tono de broma): ¿O qué?

Alberto: Luca, hablo en serio, no me provoques. No tienes idea de lo que puedo hacerte si sigues comportándote de esa manera.

Luca: Oh ¿en serio? quiero ver que lo intentes…

Alberto: ¡Suficiente! tú lo quisiste, ahora tendrás que aprender a lidiar con las consecuencias.

De pronto, el chico de ojos verdes levantó a Luca tomándolo de la cintura haciéndolo incorporarse un poco de su anterior posición, sus manos se deslizan por su espalda y lo araña un poco, uñas afiladas trazaban surcos sobre sus omóplatos haciendo que una pequeña cantidad de sangre goteara de éstos, Luca no pudo evitar estremecerse y sentir un escalofrío recorrer su espina dorsal ante esta acción, entendiendo de lo que Alberto le estaba hablando, no pudo evitar pensar que se lo merecía, a fin de cuentas, fue él quien lo provocó en primer lugar. La forma en que las uñas de Alberto le arañaban la espalda se sentía tan… obscena por alguna razón, pero ese momento se cortó abruptamente apenas Luca sintió como era inmovilizado contra el suelo de madera siendo tomado por sus delgados hombros, también sintió como Alberto se acercó a su cuello, hundiendo sus dientes en su suave piel una vez más.

Luca (jadea): Alberto… ¡ah! A-Alberto~

Alberto (mordiendo la piel del cuello de Luca): Te necesito, Luca… (Luca dejó escapar un pequeño sonido apenas el chico de ojos verdes mordió suavemente su clavícula) muero por tocarte (cambió de táctica y comenzó a morder su clavícula con más fuerza, dejando una marca en la suave rosada piel del menor, lo que provocó que dejara escapar un gemido quebrado)

Alberto realmente quiso decir esa frase, no estaba muy seguro de donde habían salido esas palabras y porque sentía la repentina necesidad de decírselas a Luca, pero necesitaba que el menor lo supiera, no solo porque cada centímetro de su cuerpo le decía, no, le gritaba que tenía que romperlo, hacer que se corriera solo para él, que estuviera a su lado, pero lo más importante, necesitaba que Luca se quedara a su lado, quería seguir haciendo todos sus sueños realidad con él, observar los estanques de la isla, pescar, acampar, correr, saltar al mar desde altos acantilados, besarlo, quería dormir acurrucado junto a él durante la noche, jugar con él, de hecho, haría todo lo que estuviera a su alcance para que pudieran permanecer juntos.

Salió de sus pensamientos apenas escuchó que el gemido de Luca era ahogado por una exhalación profunda pero a su vez temblorosa, y Alberto tuvo que reprimir todos sus impulsos y su fuerza de voluntad para desconectarse de aquella parte de él que le decía que debía seguir mordiendo, acariciando y corrompiendo al pequeño que se hallaba debajo de él, necesitaba seguir explorando su cuerpo, más lento, más despacio y más abajo, ensuciarse las manos hasta encontrar la parte más vulnerable y sensible en el cuerpo de Luca. Se enderezó un poco para poder apreciar el rostro de Luca, lo vio apoyado sobre sus codos en el saco de dormir con los ojos entrecerrados, un suave sonrojo se extendió por su rostro y sus labios ligeramente hinchados estaban entreabiertos al tiempo que respiraba entrecortadamente.

Alberto (susurra un poco dudoso): ¿Esto te parece bien?

Luca (traga saliva): Yo… (vuelve a gemir, Alberto respiró profundo. Finalmente, Luca volvió a mirarlo y asintió, dándole a entender que lo que estaba haciendo estaba bien, y quería que continuara)

Alberto (habla más para sí mismo que para Luca): Tomaré eso como un sí.

Se inclinó, con más gentileza esta vez, sus manos temblaron al tiempo que se deslizaban por el pecho de Luca pero el chico de ojos verdes pensó que lo mejor era tomarse las cosas con calma y lentitud, además de que no quería asustar al pequeño debajo de él. Una cadena de gemidos salió de la boca de Luca cuando Alberto llevó una de sus manos a uno de sus pezones, pasó las yemas de sus dedos por la punta, apenas rozándola, dejando el cuerpo de Luca sufriendo y rogando por más contacto.

Luca (jadeando): Oh… (Alberto ejerce un poco más de fuerza en su toque en el pezón del menor antes de bajar su rostro al que se encontraba desatendido, sin detenerse a pensarlo, Alberto abrió la boca, sacó su lengua, se inclinó hacia adelante y lamió el pezón derecho de Luca) a-ahh… (su cuerpo comenzó a estremecerse debajo de la lengua de Alberto, aquel húmedo músculo se sentía tan caliente y tan bien contra su piel) ahh… (su cuerpo seguía temblando bajo el toque de la lengua de Alberto contra su pezón y su mano pellizcando el otro, Alberto dejó de jugar con sus pezones y deslizó su mano libre hacia su cintura para frotar relajantes círculos en ella, luego continuó trazando su camino lentamente desde la cintura de Luca para terminar presionando su mano contra el ligero bulto que estaba apareciendo en su ropa interior) a-ahhh…

Por un segundo, Alberto tuvo la idea de que quizás Luca estaba ardiendo por el placer y también porque sentía mucho calor debido al toque de sus manos y él, por otro lado, sentía su cuerpo frío en comparación al del pequeño que estaba debajo de él.

Alberto (habla con cuidado y algo de desesperación): Luca ¿puedo…? (se inclina y susurra en su oído) ¿puedo intentar algo? (trató de no sonar demasiado obvio, ni muy desesperado pero pronto olvido sus preocupaciones apenas Luca se acercó a él, colocó sus brazos alrededor de su cuello y lo atrajo hacia sí para darle un feroz beso)

Luca (se separa luego de unos segundos): Sí, sí, lo que sea, por favor hazlo (solloza)

El menor exhaló temblorosamente apenas Alberto lo guio para que se levantara un poco del saco de dormir hasta que su cuerpo se presionó contra el suyo una vez más, Alberto se apoyó pesadamente contra Luca hasta dejarlo nuevamente recostado boca arriba sobre el saco de dormir, colocándose en medio de sus piernas, sus caderas chocaron con las suyas. Alberto tuvo que morder su labio inferior para contener un gemido que amenazaba con escapar cuando sintió su cadera presionarse contra la de Luca, empujándolo aún más contra el saco de dormir, gruño al tiempo que su pene palpitaba dolorosamente, claramente estaba excitado y necesitaba descargarse antes de que le doliera aún más, tomando una rápida decisión, el chico de ojos verdes se enfocó en quitar la ropa interior de Luca y la suya propia, intentó hacerlo con una mano, pero fracasó miserablemente, lamentaba profundamente el tener que separarse un poco del menor para poder quitarse su ropa interior y la de Luca.

Luca (ve que Alberto batallaba por quitarse la ropa interior): Yo puedo hacerlo si quieres…

Alberto (interrumpe): No, ya lo tengo, creo que puedo hacerlo solo (le pareció que estaba tardando una eternidad y cada segundo se le hacía insoportable, sobre todo si tenía los ojos de Luca enfocados en él. Maldijo por lo bajo a sus estúpidas y temblorosas manos apenas logró quitarle la ropa interior al menor dejándolo completamente desnudo. Victoria.)

La ropa interior de Luca estaba ligeramente húmeda debido al sudor y al líquido preseminal causado por su semi-despierta erección, gracias a ello, la tela se le pegaba un poco en la piel mientras Alberto se los quitaba, estaba a punto de quitarse su ropa interior para poder quedar desnudo él también, cuando…

Luca (lo toma de la muñeca impidiéndolo): Déjame… déjame ayudarte… (Alberto estuvo a punto de decirle que podía hacerlo solo pero al ver la suplicante mirada del menor, no fue capaz de decirle que no, por lo que se recostó en el suelo de madera con los codos ligeramente presionados contra éste, permitiendo así que Luca pudiera quitarle su ropa interior, dejándolo ahora completamente expuesto y sin ninguna otra prenda que pueda cubrir su cuerpo. Luca se mordió el labio inferior ante semejante vista, sintió cómo su miembro se endurecía, rogando porque lo tocaran, pero en lugar de eso, se acercó a Alberto tomándolo de los hombros, Alberto, por otro lado, tuvo que reprimir el impulso de querer abalanzarse al menor y en su lugar se ocupó de levantarse y acomodarse en el regazo de Luca, tratando de fingir que su corazón no latía lo suficientemente fuerte como para llegar a romper su caja toráxica por la sugestiva manera en que Luca lo observaba. El menor acercó su mano para tocar la erección del Alberto ligeramente, rozando con las yemas de sus dedos su sensible piel, esto solo hizo que Alberto sintiera su miembro contraerse ante el toque de la mano de Luca sobre ésta) oh, whoa...

Alberto (traga saliva nerviosamente y habla): ¿Huh? ¿te gusta… te gusta lo que ves? (preguntó con voz ronca)

Luca: Mmmh (su mano se deslizo por el miembro de Alberto haciendo que el chico de ojos verdes jadeara y gimiera ante ese toque)

Alberto (se sonroja echando su cabeza hacia atrás ante el repentino placer): A-ah... L-Luca, yo… estaba… nngh… e-estaba pensando que… ngh… que quizás yo…

Luca (interrumpe): En realidad (mira a Alberto) tengo algo que quiero probar (tratando de no parecer emocionado, Alberto asintió con la cabeza para que continue, pero Luca tomó su mano y suavemente la movió para que sujetara su miembro, a la vez que envolvió su mano alrededor de su erección, Luca elevó su mirada haciendo que sus orbes marrones se toparan con unas de color verde) quizás podríamos… (pregunta en voz baja) ¿quizás podríamos intentarlo… aquí abajo?

Alberto (con voz temblorosa): Sí (aclara su garganta) sí… puedo, um… (dudó un poco en lo que iba a decir a continuación) yo también puedo hacerte eso, solo si tu quieres.

Luca (chilla emocionado): ¿En serio?

Alberto: Sí, pero solo si tu quieres y si crees que tú, ya sabes… te gusta.

Pausa larga.

Luca (habla casi sin aliento pero feliz): Está bien (el chico de ojos verdes sonrió acariciando el cabello de Luca con sus dedos por un segundo antes de comenzar a estimular su pene lentamente, al principio Luca gimió apenas sintió la mano de Alberto frotar su erección, pero no pensaba quedarse atrás y comenzó a frotar su pulgar sobre la punta de su palpitante erección. Alberto sintió su corazón golpear rítmicamente contra su pecho, a su vez sentía como su respiración comenzaba a fallar y se tornaba pesada mientras apoyaba su frente contra la curvatura del hombro de Luca, su muñeca se tornó pesada al tiempo que deslizaba su palma por la punta del miembro del menor encontrándola ligeramente húmeda antes de volver a envolver su mano una vez más alrededor de la longitud para darle unas pocas caricias experimentales. Luca suelta unos gemidos entrecortados junto con un fallido intento de querer pronunciar el nombre de su amado, la mayoría de esos gemidos se perdían contra el hueco de su hombro) yo… Alberto… esto es… (estaba tan cerca) oh… Alberto~ (se corrió, perdiéndose en su propia nube de placer mientras Alberto seguía tocándolo)

Alberto: ¿Te sientes bien? (Luca no respondió, en cambio, soltó un largo y fuerte gemido al tiempo que se corría, cubriendo la mano del chico de ojos verdes con su esencia. Alberto miró fijamente su mano manchada de semen por unos segundos antes de dirigir su mirada hacia Luca, quien respiraba entrecortadamente tras el orgasmo que acababa de tener) maldición, Luca, debiste avisarme primero.

Luca (habla sin aliento): Lo siento, pero no pude contenerme…

Alberto: Está bien, pero ten en mente que todavía no hemos terminado. Aún tienes que encargarte de esto (bajo la mirada hacia su erección, Luca traga saliva con nerviosismo, miro a Alberto pero éste solo le hizo un gesto con la cabeza indicándole que continuara con lo que estaban haciendo hace rato, el menor volvió a colocar su mano alrededor de su excitado miembro, masajeándolo, Alberto emitió un gruñido gutural que resonó en los oídos de Luca, aquella situación era demasiado… caliente y vertiginosa, y la mano de Luca frotando su miembro lo estaba haciendo mil veces peor) sí, sí… uh ¡uh~!

Luca (miró fijamente a Alberto mientras continuaba): Ah… ah… (no pudo evitar sentir que su pene comenzaba a excitarse una vez más ante semejante vista y, de pronto, sintió la fuerte necesidad de querer tocarse para poder estar al mismo nivel que el chico de ojos verdes) A-Alberto… nngh… ¡ah! (inconscientemente llevó su mano hacia su propio miembro y comenzó a frotarlo con rapidez mientras su otra mano seguía estimulando a Alberto, el chico de ojos verdes gimió al tiempo que se acercaba a Luca una vez más, sus labios se presionaron contra los del monstruo marino azul verdoso en su forma humana, mientras ambos se besaban, Alberto pudo sentir su erección contraerse y se corrió, cubriendo la mano de Luca con su esencia)

Hubo otra pausa después de eso, ambos chicos respiraban entrecortadamente intentando recuperarse de su reciente orgasmo, las uñas de Luca estaban clavadas con fuerza en los hombros de Alberto haciendo que un poco de sangre brotara de éstos, Alberto suspiró pero estaba tan agotado que no tenía fuerzas para apartar las manos de Luca sobre sus hombros que, sinceramente, no lo hizo. No le importaba si terminaba con marcas de uñas después de esto.

Alberto: Luca… (se detuvo un momento pensando en lo que iba a decir, finalmente habló) tú… ¿quieres más?

Corte.

Los pensamientos de Luca se perdieron entre una densa neblina cuando oyó a Alberto gimiendo encima de él, comenzando a frotar sus erecciones, simulando embestidas duras y superficiales, el menor sabía que estaba a punto de correrse y quería que Alberto se corriera contra su vientre con todas sus fuerzas, cada embestida hacía que Luca viera estrellas y su cuerpo aún estaba tembloroso e hipersensible luego de su orgasmo, sus piernas y sus caderas se movieron bruscamente por la sobreestimulación que estaba experimentando y no podía hacer nada más que ahogar gemidos de impotencia al tiempo que colocaba sus piernas alrededor de la cintura de Alberto.

Alberto (gime sin aliento): Luca… (llevó sus labios hacia un costado de su cuello, succionando en el espacio que había entre la curvatura de su cuello y su clavícula, justo donde había dejado una marca)

Luca (gime): ¡Ah! vamos, vamos, dámelo, dame todo lo que tengas… ¡ahhh! (con una última embestida, Alberto hizo que el cuerpo de Luca se estremeciera por el placer, pudo sentir el miembro de chico de ojos verdes palpitar y contraerse con un calor intenso, Alberto se inclinó dando un gruñido que retumbó en la mente del menor, sintiendo como su miembro se presionaba contra el suyo y luego…) oh… (Alberto ahogó un fuerte gemido mordiendo su labio inferior, su abdomen se contrajo, cerró los ojos al tiempo que se corría en el vientre de Luca, el pequeño cerró los ojos lentamente al sentir aquel blanco, espeso y cálido líquido esparcirse por su cuerpo)

El chico de ojos verdes se inclinó hacia adelante, apoyando su frente contra el pecho manchado de semen de Luca, dio algunas embestidas más certeras y superficiales, desvió su mirada ligeramente hacia uno de los pectorales del menor, se acercó a éste y dejó un beso en su cálida y suave piel.

Corte.

Luca (lloriqueando y jadeando): Alberto, m-más despacio, por favor…

Tenia las piernas abiertas con sus pies fuera de los sacos de dormir y sus muslos a cada lado de la cabeza de Alberto, su propia cabeza estaba inclinada a un costado. Alberto se aseguraba de que estuviera bien preparado, la loción contra quemaduras del sol estaba esparcida por todo su interior, y el chico de ojos verdes usaba sus dedos para masajear sus entrañas, de esa forma, Luca podría relajarse más. Luca frunció las cejas y comenzó a sisear, sintiendo como Alberto sacaba y metía abruptamente sus dedos en su interior, un dedo dentro de él no estaba tan mal, era un poco incómodo al principio pero no era nada que el menor no pudiera soportar, pero cuando introdujo el segundo dedo, eso provocó que sus ojos marrones ardieran por las lágrimas, no tenía por qué doler tanto pero había una parte de él que no le permitía relajarse por completo, esa parte quería que experimentara el dolor.

Respiró a pesar de sentir aquellos dedos quemándolo, penetrando con profundidad dentro de él y estirando aún más sus paredes internas, pero luego, olvidó esa dolorosa sensación al sentir como Alberto bajaba su cabeza hacia su miembro ahora completamente erecto, colocó sus labios alrededor de éste, envolviéndolo en un calor agradable que hizo a Luca querer derretirse hasta convertirse en un charco sobre el piso de madera. Cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás contra el saco de dormir con euforia al sentir como Alberto introducía todo su miembro dentro de su boca y metía sus dedos con más profundidad dentro de él, logrando tocar un punto sensible que hizo abrir sus ojos abruptamente, arquear su espalda y soltar un fuerte grito de placer.

Alberto (quita el pene de Luca de su boca y eleva su mirada): Parece que logré encontrar tu "punto especial" ¿no es así?

Luca no tenía fuerzas para responder a esa pregunta, había algo en esa situación que le parecía muy erótica, sus paredes internas apretaron fuertemente alrededor de los dedos de Alberto pensando que era su erección invadiendo su interior, no pudo evitar sonrojarse ante ese pensamiento. Un gemido escapó de sus labios cuando Alberto volvió a introducir su miembro una vez más dentro de su boca, moviendo su cabeza ociosamente al tiempo que continuaba torturando a Luca con sus dedos, su cuerpo comenzó a temblar ante los ruidos húmedos, casi como un "click" que recibía con dada embestida mientras se concentraba en lamer su erección, el chico de ojos verdes hundió sus dedos con mayor profundidad dentro de Luca, tocando una vez más su "punto especial", Luca emitió un quejido, no sabía cuánto tiempo más podría lidiar con todo ese placer que lo abrumaba, pero de algo estaba seguro, quería correrse y quería hacerlo dentro de la boca de Alberto, quería que el chico de ojos verdes bebiera y probara cada gota de su esencia. Alberto elevó la mirada para comprobar si Luca estaba bien, pudo ver su rostro enrojecido, sus ojos vidriosos por las lágrimas, algo que podría identificarse como agonía estática. El menor desvió la mirada emitiendo un gemido quebrado apenas Alberto volvió a penetrar su interior, gotas de líquido preseminal cayeron sobre su estómago dejando pequeños puntos de escamas verdosas, Alberto continuó deslizando sus dedos por aquel húmedo, cálido y estrecho pasaje, Luca comenzó a mover sus caderas en busca de más contacto, haciéndolo gritar de formas nuevas y diferentes.

Luca (con voz suplicante): Alberto... oh, oh... A-Alberto, nnngh! (su espalda se frotó contra la bolsa de dormir colocada en el suelo de madera de la habitación de la torre al tiempo que Alberto introducía sus dedos dentro de él cada vez con más fuerza, la velocidad e intensidad lo abrumaron mientras era consumido por todas estas sensaciones)

Hubo una deliciosa sensación de plenitud que hizo que de su miembro brotara más líquido preseminal, pero aquelles embestidas, cada vez más profundas, lo estaban volviendo loco. Sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo cuando, de pronto, Alberto tocó una vez más aquel punto especial dentro de él, esta vez con más firmeza y fuerza que antes, Luca no pudo soportarlo más y con un fuerte gemido se corrió en la boca de Alberto, chorros calientes de semen fueron cayendo y acumulándose en su garganta al tiempo que probaba todo lo que podía de su esencia, Alberto deslizó sus dedos hacía abajo y hacia adelante con cuidado, queriendo quitar todo resto del orgasmo reciente del menor, Luca sintió que iba a morir apenas vio como el ultimo chorro de semen cayó sobre su rostro apenas logró quitar su miembro de su boca. Con los últimos vestigios de energía que aún le quedaban en el cuerpo, Luca se incorporó, se acercó a Alberto para limpiarle el semen del rostro, rastros de escamas azul violáceas aparecieron en el rostro del chico de ojos verdes mientras Luca se encargaba de limpiar el semen que había allí, una vez logró retirarlo por completo, acercó su mano la cual estaba manchada con su propio semen, la llevó a su boca y la lamió, o al menos eso era lo que intentó hacer ya que Alberto se lo impidió.

Alberto (tomándolo de la muñeca): Luca, no. No lo hagas, por favor… (a pesar de sus suplicas, Luca hizo caso omiso al chico de ojos verdes, en su lugar, llevó su mano hacia su boca comenzando a lamerla y a limpiarla) ¡Luca!

Luca (se detiene apenas vio que su mano quedó completamente limpia): ¿Qué? (elevó su mirada hacia Alberto) ¡oh! mi dispiace, olvidé ofrecerte un poco ¿no es así?

Alberto no respondió, nunca fue fácil para él ponerse nervioso, pero esta vez, no pudo negar que lo que acababa de ver lo puso un poco nervioso, ver al pequeño limpiando su mano de cualquier rastro de semen fue tan… sucio, deseaba poder volver a ver ese lado de Luca algún día. Alberto se movió sin pensar, presionando las caderas de Luca hacia atrás, haciendo que se recostara nuevamente en los sacos de dormir, Luca arqueó un poco la espalda para poder ver mejor a Alberto, ambos rompieron el corto espacio que se había formado entre ellos y de un segundo a otro, volvieron a besarse con intensidad al tiempo que la fogata en la habitación comenzaba a consumirse lentamente.

Interior. Torre. Día.

Al día siguiente, Alberto y Luca estaban dormidos uno junto al otro en sus sacos de dormir con las manos entrelazadas fuera de una manta que los cubría dentro de la habitación de la torre (Nota: Que tiernos, algún día tengo que dibujar esto), ambos se hallaban completamente desnudos, el sonido de un bote se aproximaba, Alberto fue el primero en despertar, los zumbidos del motor comienzan a tornarse más fuertes, Luca aún dormía profundamente, Alberto se acercó a él y sacudió su hombro levemente para despertarlo.

Luca (se despierta): ¿Hmm? (bosteza suavemente topándose con el rostro de Alberto frente a él, lentamente se incorpora hasta quedar sentado) buenos días, Alberto (el chico de ojos verdes no respondió, se puso de pie y buscó su ropa interior, apenas la encontró, se la puso y se acercó a la ventana de la habitación) ¿Alberto? (Luca volteó la mitad de su cuerpo hacia el chico de ojos verdes, lentamente se arrastró hasta quedar a su lado observando por la ventana, claro que se le había olvidado vestirse así que seguía desnudo) ¿qué pasa? ¿qué está sucediendo?

Alberto (se arrodilla junto a Luca y le toma el hombro): Creo que alguien nos encontró… (desvía su mirada hacia la ventana, Luca hace lo mismo)

Ambos monstruos marinos en sus formas humanas pudieron ver a Massimo de pie en la playa a tan solo pocos metros de distancia, el maestro Scout esperaba detrás de él con Guido, Matteo y David, pero lo que más temía Luca era que sus padres también llegaron a la isla, Lorenzo y Daniela salieron del agua, ambos subieron por la colina en sus formas marinas, el rostro de Lorenzo mostraba indignación. También pudieron ver dos botes más grandes flotando a lo lejos con el escudo de la brigada de bomberos, Luca tomó de la muñeca a Alberto alejándolo de la ventana, tomó su rostro entre sus manos y lo besó al tiempo que Lorenzo se acercaba a la torre, justo del lado donde estaba la ventana.

Lorenzo (grita): ¡Luca, baja de ahí ahora mismo!

Caminó alrededor de la torre encontrando la escalera improvisada que conducía a la única habitación dentro de ella, tomó la escalera con fuerza y tanto él como Daniela comenzaron a subir, una vez que el monstruo marino verde oscuro llego a asomarse por el borde del piso de la torre, esto se reveló frente a sus ojos: Luca y Alberto estaban desnudos, ambos abrazados con fuerza y besándose. Tanto Daniela como Lorenzo se congelaron ante esta escena, los chicos se separan y desvían sus miradas, la monstruo marino azul verdoso les gruñe y ruge ferozmente, los rostros de Alberto y Luca cambiaron de asombrados a horrorizados, el rostro de Daniela rápidamente desvanece toda emoción.

Daniela (ordena a su hijo y Alberto): Pónganse su ropa ustedes dos.

Alberto y Luca permanecieron sentados y perfectamente quietos, Daniela tomó a Luca (su cuerpo desnudo ahora estaba cubierto por una manta) bruscamente por el brazo y lo levanta.

Luca (tratando de resistir): No, mamá, por favor… (suplicó y peleó intentando deshacerse del agarre que su madre ejercía en su brazo pero fue inútil) no hagas esto, no me dejes ir… ¡por favor! (desvió la mirada hacia Alberto rogando que lo ayudara o hiciera algo) ¡Alberto!

Alberto: ¡Luca! (rápidamente corrió hacia Daniela, tomo al menor por el codo apartándolo de la monstruo marino azul verdoso) ¡aléjate de él! (una vez que Luca se liberó del agarre de su madre, ambos se abrazaron con fuerza, dándole a entender a los monstruos marinos adultos que no se marcharían de ahí)

El rostro de Daniela cambio a uno de furia, se acercó a Luca y lo abofeteó, sin siquiera darle oportunidad de protegerse, la monstruo marino azul verdoso tomó nuevamente a su hijo del brazo, Alberto trató de evitarlo pero apenas notó el semblante serio en el rostro de Daniela, no tuvo más opción que dejar ir a Luca y se fue.

El maestro Scout se acercó a Alberto con una mirada de decepción en su rostro y le entrega una nueva camisa de Scout Aventurero, Alberto la toma de mala gana. El maestro Scout se acerca a los demás Scouts en la isla y aplaude dos veces.

Maestro Scout (dando una nueva instrucción): Muy bien, ragazzo, vámonos de este campamento.

Alberto ahora estaba bajando las escaleras de la torre, Massimo lo observó con un semblante preocupado.

Exterior. Bote de Massimo. Día/ Interior. Océano. Día

Massimo navegó su bote a lo largo del océano con una expresión sombría en el rostro, Luca estaba nadando metros atrás de sus padres quienes nadaban al frente, Alberto estaba sentado en el frente del bote con los demás Scouts, pues no se le permitió regresar al pueblo nadando con Luca por órdenes del maestro Scout. Comienza un interrogatorio.

Matteo: ¿Cuánto tiempo planeaban quedarse allí?

Alberto (se encoge de hombros): No lo sé.

Guido: ¿Nunca te detuviste a pensar en lo que pasaría después?

Alberto: No que yo lo recuerde.

Por otra parte, Luca continuaba nadando mientras sus padres conversaban entre ellos, más que una charla, pudo sentir que estaban gritando y discutiendo con el otro. Luego de unos minutos, ambos monstruos marinos adultos se calmaron y comenzaron a interrogar a su hijo.

Lorenzo: Le dijiste a tu abuela por una nota que te irías por dos semanas o más.

Luca (molesto): Bueno ¡mentí sobre eso! ¿ya estás feliz?

Daniela: Además ¿qué tiburones te pasaba por la cabeza para querer huir con él?

Luca: ¡Estamos enamorados, mamá! ¡Alberto y yo nos amamos y no podrás hacerme cambiar de opinión!

Daniela dejo de nadar apenas oyó esas palabras, se volteó hacia Luca, se acercó al pequeño monstruo marino azul verdoso y lo abofeteó en la cara una vez más, esta vez, Luca llevó su mano hacia su mejilla herida conteniendo las ganas de llorar ahí, después de todo, Alberto no se encontraba allí para protegerlo.

Daniela: Deberías sentirte avergonzado ¡eres una desgracia para nuestra familia! (Nota: Mira quien lo dice...)

Luca: Bien, ya quería serlo ¿sabes?

Mientras los Paguro estaban nadando de regreso a Portorosso, en la superficie, en el bote de Massimo, el maestro Scout tomó asiento junto a Massimo, éste le muestra el sobre con la carta de los Branzino que recibieron por correo aéreo.

Maestro Scout: ¿Qué puedo hacer al respecto?

Massimo (se encoge de hombros, dice resignado): Entrégale esa carta.

El maestro Scout desvió su mirada hacia Alberto, le tiende el sobre, el chico de ojos verdes lo toma, lo abre y lo lee. Luca lo observa desde el agua nadando con sus padres al lado del bote, y aprovechando que ambos estaban lo suficientemente distraídos prestando atención al camino de regreso, Luca se alejo nadando de sus padres y se dirige a la parte trasera del bote, sale del agua y se coloca al lado de Alberto.

Luca (ansiosamente): ¿Qué dice?

Alberto (desconcertado): No van a permitirme volver…

Luca (indignado): ¿Por qué no?

Alberto (molesto): Les di demasiados problemas…

Luca desvió su mirada hacia el agua para comprobar si sus padres se acercaban a él, pero al ver que eso no pasaba, terminó de salir del agua, se aferró a las barandillas del bote y apoyó la barbilla en sus brazos cruzados repletos de escamas verdosas.

Luca: Déjame leerla.

Alberto le tiende la carta, pero antes de que Luca tenga una oportunidad de mirarla, sintió que algo lo sujetaba de su cola, Lorenzo lo arrastró de vuelta al agua, se metió en el bote y se pone de pie frente a Alberto, lo toma con fuerza de la muñeca y lo lleva hacia un pequeño camarote. Abre la puerta y lo empuja hacia el interior, el chico de ojos verdes baja unas escaleras a tropezones y desvía la mirada hacia atrás, Lorenzo cierra la puerta tras ellos, Massimo los observa fijamente, Luca se da cuenta de esto, sin importarle siquiera lo que su madre estuviera a punto de decirle, saltó del agua entrando en el bote, se secó rápidamente volviendo a su forma humana y se acercó a Massimo.

Luca: Detenlo, por favor. Mi papá lo va a lastimar, esto es abuso infantil.

Lorenzo sale del camarote, camina hacia la parte trasera del bote y vuelve al agua, no sin antes darle una orden a su hijo.

Lorenzo: Quedan advertidos, ustedes no volverán a verse nunca más. Esas fueron nuestras últimas palabras ¿entendiste?

Luca (con un tono oscuro en la voz): Yo estaría cuidando mi espalda si fuera tú, un día de estos alguien va a ser arrastrado demasiado lejos y quien sabe de lo que soy capaz.

Lorenzo (confundido): ¿Es una amenaza?

Luca: Tómalo más bien como una advertencia (el menor miró a Massimo y a su madre, quien ahora nadaba cerca del bote y luego miro a su padre, Lorenzo permaneció en silencio) si tan solo supiera que es lo que más deseas.

Lorenzo (dudoso): ¿Te pido disculpas?

Daniela (subiendo al bote): Por favor, basta, termina ya mismo esta conversación.

Lorenzo (mira a Daniela): ¿Se estaba refiriendo a mí?

La monstruo marino azul verdoso negó con la cabeza amargamente, Luca miro a sus padres, luego desvió la mirada hacia el mar y entró de nueva cuenta al agua, Daniela y Lorenzo fueron tras él. El maestro Scout se acercó al camarote, abrió la puerta y entró, necesitaba tener una pequeña conversación privada con Alberto.

El bote solo cuenta con un pequeño camarote con dos literas, una ventana ojo de buey y un montón de cuerdas y herramientas de pesca. Alberto se sienta encorvado en una de las literas con las manos en su regazo, tiene un horrible moretón en una de sus mejillas, sus ojos estaban fijos en el sobre en sus manos, el maestro Scout se sienta frente a él.

Maestro Scout (hace un gesto hacia el sobre, habla en voz baja, marcando una pausa en cada oración): Lamento esto, no conocía tu situación, simplemente no estaba anotada en el registro ¿cómo fue que perdiste a tus padres? No debí preguntar eso, no importa. Desearía que hubiéramos tenido algo de tiempo para hacer una inspección allá en la isla, te hubiera dado un "encomiable", ese fue uno de los mejores campamentos que haya visto en mi vida, honestamente (Alberto no respondió, el maestro Scout pregunta con voz herida) ¿ya no quieres ser parte de los Wodonga Scouts?

Alberto simplemente negó con la cabeza.

Interior. Oficina de correos. Día.

Vittoria se sienta una vez más frente al tablero de control con sus audífonos encendidos, Massimo y el maestro Scout se sientan detrás de ella usando sus propios audífonos, hay un "click" en otro lado de la línea.

Operadora (voz en off): Ciao, Vittoria.

Vittoria: Camilla, tengo una llamada urgente de persona a persona desde Portorosso.

Operadora (voz en off): Muy bien, adelante, Portorosso.