Capítulo VI.
Escena dividida:
Por un lado vemos a Massimo, al maestro Scout y a Vittoria, por otro lado, vemos a una mujer de casi cuarenta años con traje pantalón azul y blanco, con un sombrero estilo oficial del ejército de Salvación y una cinta roja amarrada en un lazo alrededor de su cuello, ella es la signora Benedetti de servicios sociales, se encuentra sentada en un escritorio en una oficina de bloques de concreto, guardias y rectores caminan de un lado a otro detrás de ella, se entrecruzan por un pasillo largo y gris, a través de una ventana a prueba de balas.
Massimo: ¿Ciao? Habla Massimo Marcovaldo.
Servicios sociales abre una carpeta de archivos y toma un bolígrafo (nota: ella toma notas durante la conversación).
Servicios sociales (dice por teléfono): Buongiorno, signor Marcovaldo. Soy servicios sociales, lo llamo en referencia a Alberto Scorfano, tengo entendido que se encuentra bajo su custodia.
Massimo: Eso es cierto.
Servicios sociales: ¿Cuál es su condición? ¿ha sufrido alguna lesión o trauma de algún tipo?
Massimo: Él está bien.
Servicios sociales: Molto bene ¿cómo puedo llegar hasta usted?
Massimo: La forma más rápida es en tren, Tomasso puede ir a recogerla a la estación.
Servicios sociales: Iré mañana por la mañana, si le parece aceptable ¿alguien puede brindarle cuidados y alimentación adecuada al chico hasta entonces?
Massimo: Uh-huh.
Servicios sociales (dudosa): Scusa ¿eso fue un sí?
Massimo: Uh-huh.
Servicios sociales: Bien, me pondré en contacto con usted otra vez antes de que termine el día.
Servicios sociales estaba a punto de colgar el teléfono.
Massimo (interrumpe): Aguarde un momento, signorina.
Servicios sociales (confundida): ¿Sí?
Massimo: ¿Servicios sociales?
Servicios sociales (responde uniformemente): Signor Marcovaldo.
Massimo (con ansiedad): ¿Qué va a pasar con él?
Pausa. Servicios sociales deja de lado su bolígrafo, junta sus manos frente a ella.
Servicios sociales (finalmente habla): Bueno, normalmente intentaríamos volver a incorporarlo en un hogar adoptivo, pero esa opción ya no está disponible para nosotros, en mi opinión, dado su caso y su historial… eso implica que él irá a un "juzgado de menores".
Massimo intercambia miradas con el maestro Scout.
Maestro scout (Interviene): Mi dispiace ¿qué vendría a ser eso? ¿un orfanato?
Servicios sociales frunce el ceño ante esta pregunta.
Servicios sociales (pregunta con calma): ¿Quién está hablando?
Maestro Scout: Soy el guardián maestro Scout, Niccolò Costa.
Servicios sociales revisa un documento en su gabinete de archivos, asiente con su cabeza ante la pregunta.
Servicios sociales: Exacto, es un orfanato… pero el primer paso sería que el panel de admisiones requiere de una evaluación psicológica para determinar si el ragazzo es apto para un tratamiento institucional o terapia de electroshock. A parte de eso…
Massimo (interrumpe): Scusa ¿terapia de electroshock? ¿por qué debería ser necesario? No es violento.
Servicios sociales revisa el documento.
Servicios sociales: El reporte de aquí describe un ataque con unas tijeras.
Massimo: ¡Era el otro niño! Luca fue quien lo hizo.
Servicios sociales: Bueno, quizás él también necesite ayuda, pero ese ya no es nuestro trabajo ¿entendido?
Massimo (pausa larga, vuelve a hablar): Entendido.
Servicios sociales cuelga el teléfono, Vittoria retira los cables de sus respectivos enchufes, el maestro Scout mira a Massimo, ambos permanecen en silencio. La joven mujer abre una caja de cannoli caseros y les ofrece uno, Massimo rechaza la oferta, el maestro Scout prueba uno, luce completamente encantado, al parecer Vittoria tenía un don natural para la cocina.
Interior. Casa Paguro. Noche.
Hay una mecedora de mimbre en la sala de estar, un jarrón lleno de flores silvestres casi marchitas (son las que Alberto le entregó a Luca cuando se vieron en la torre de Portorosso) y un retrato de unos peregrinos colgando sobre una chimenea de piedra. La abuela Paguro esta sentada frente a la chimenea de piedra, estaba leyendo un libro en sus manos, Lorenzo se tambalea hacia la entrada, sin camisa y descalzo, lleva una botella de vino con una copa en una mano y un hacha de leñador de mango largo en la otra.
Lorenzo: Iré al bosque (la abuela Paguro dejo de lado su libro y desvía la mirada hacia su yerno, Lorenzo vacila un poco, parece desorientado, probablemente por todo el vino que estaba bebiendo) buscaré un árbol para talar.
El monstruo marino verde oscuro en su forma humana sale de la casa. Pausa. La abuela Paguro reanuda su lectura.
Interior. Baño. Noche.
El baño de la casa consistía en un viejo piso de linóleo, una ventana oscura sin cortinas, una lámpara redonda cuelga de la pared iluminando tenuemente la habitación, Luca se encuentra sentado en una bañera en posición fetal, está en su forma marina, viendo fijamente a un punto inexistente en la habitación. Daniela entra al baño, se arrodilla junto a la bañera y comienza a lavarle la espalda a su hijo con una esponja, sus manos y muñecas se tornan azul verdoso al tocar el agua jabonosa, la ropa de Luca, su pequeña mochila y todas sus cosas están regadas en un rincón del baño, le quitaron las flores de su cabello humano y las desecharon en un bote de basura, su gatita está olfateando la ropa.
Daniela (habla razonablemente): Se por lo que estás pasando, mi pececito. Yo también he tenido momentos en los que me pregunto "¿Qué estoy haciendo aquí?" "¿Quién tomo esta decisión?" o "¿Cómo pude permitirme hacer algo tan arriesgado…?" (Pausa. Sigue hablando, esta vez con sentimentalismo) y lo más importante "¿por qué esto sigue sucediendo?" sé que eres tan emocional como yo, pero tienes que entender que estás confundido, realmente no amas a ese chico, tienes que recordar…
Luca (voltea la cabeza hacia su madre e interrumpe): Tú no tienes ni la menor idea de cómo me siento, además, no estoy confundido, lo que siento por Alberto es algo puro y real ¡él me entiende! Fue la primera persona que no me vio como un trozo de cristal que se puede romper al más ligero toque. Yo… te odio.
Daniela: No, tú no me odias (vacila) no digas eso, sabes que me quieres ¿no es así?
Luca (habla con frialdad): ¿Por qué no? lo digo en serio.
Daniela: Crees que lo dices en serio, en este momento, solo estás queriendo lastimarme.
Luca: Exacto (pausa) sé lo que haces con ese tonto, triste y solitario pescador, tu te acuestas con él.
Daniela (mira a su hijo atónita y dice en voz baja): No es tonto, pero supongo que si se siente un poco solo. Aún así, no deberíamos discutir eso, no es apropiado que yo admita lo que ya dije (ve que algo sobresale de la pequeña mochila, se acerca para sacarlo y lo ve, es el folleto de "Cómo enfrentar a un niño perturbado" desvió su mirada hacia Luca, el monstruo marino azul verdoso miró hacia otro lado, Daniela suspiró profundamente y dice al borde de las lágrimas) pobre pequeño y dulce Luca ¿por qué tu vida tiene que ser tan difícil?
Luca estalló en lágrimas al tiempo que cubría su rostro, su voz se quebró mientras hablaba con su madre.
Luca: Te lo repetiré otra vez, no estoy confundido, mamá. Realmente estamos enamorados, solo queríamos escapar y tener una vida juntos ¿qué hay de malo en ello?
Daniela se arrodilló junto a la bañera, se acercó a Luca con los brazos extendidos y lo abraza de manera reconfortante. Luca tiembla mientras llora en brazos de su madre, Daniela se separó después de unos minutos, llevó sus manos escamosas al rostro de su hijo y secó las lágrimas con sus pulgares, notó el anzuelo plateado brillante en la aleta derecha al costado de su cabeza.
Daniela: Madreperla ¿cómo voy a hacer para quitarte este anzuelo?
Interior. Casa Marcovaldo. Noche.
Massimo cocina un poco de pasta y pescado en la pequeña cocina de su casa mientras su hija, Giulia, esta ocupada haciendo sus tareas de verano asignadas en la escuela, tiene una copa de vino apoyada en la encimera. Alberto se sienta frente a la mesa, esperando con un vaso de agua frente a él.
Alberto (habla sin levantar la mirada): Admito que sabíamos que tarde o temprano nos meteríamos en problemas, esa parte es verdad, sabíamos que la gente estaría alarmada, y aún así, huimos de todos modos… pero sucede que no lo hice a propósito. Cuando nos conocimos, nos pasó algo extraño pero mágico al mismo tiempo.
Massimo revuelve el pescado en la sartén, asintió escuchando las palabras de Alberto.
Massimo (habla con seriedad): Estoy de acuerdo contigo, eso se oye elocuente. No puedo objetar nada de lo que estás diciendo… no tengo porqué hacerlo, solo tienes quince años.
Massimo llevó los platos uno a uno a la mesa y los coloca en ella, llama a Giulia para que baje a cenar con ellos, se sienta frente al chico de ojos verdes mientras esperaban a que Giulia bajara.
Massimo: Mira, seamos sinceros, probablemente eres mucho más inteligente que yo, de hecho, eso te lo garantizo… pero incluso los niños más inteligentes a veces meten los dedos en los tomacorrientes, si entiendes a lo que me refiero. Se necesita tiempo para resolver las cosas, lo ha demostrado la historia, la humanidad tiende a cometer errores, es nuestro trabajo intentar protegerte de los peligros ¿me explico?
Alberto asintió ante esas palabras, Giulia salió de su habitación y bajó las escaleras, se acerca a la mesa y se sienta en un extremo en medio de su padre y su invitado temporal. Massimo se sirve un poco de vino y un poco para Alberto en su vaso apenas termino el agua que había en él.
Massimo: ¿Quieres probarlo? (Alberto vuelve a asentir, él y Massimo beben unos sorbos de vino, luego pregunta con calma y sinceridad) ¿cuál es la prisa? tienes todo el tiempo del mundo y vida por delante, tu vida, quise decir.
Alberto (se encoge de hombros): Quizás sí, aún así, eres un padre divorciado.
Massimo (defensivo): ¿Qué tiene que ver? ¿y eso qué? tu aún eres joven y soltero.
Alberto (con tristeza): Es cierto… ¿alguna vez has llegado a amar alguien?
Massimo (hace una pausa): Sí, lo hice.
Giulia: Ella era mi madre.
Alberto: ¿Y qué pasó entonces?
Massimo: Ella no me amaba, al menos no tan intensamente como yo lo hacía con ella.
Alberto: Ah.
Alberto considera esto, Massimo se sintió un poco nostálgico por tener que revelar una parte de su pasado, los tres empezaron a comer la pasta con el pescado antes de que se enfriara.
Massimo (habla en voz baja): Lamento tu perdida. No soy bueno con las palabras de ánimo, eso es lo que la gente suele decir.
Alberto: Gracias.
Massimo: ¿Qué les pasó?
Alberto: No recuerdo mucho, mi mamá desapareció cuando era pequeño y mi papá me abandonó cuando casi tenía trece años, dijo que ya tenía edad suficiente para vivir solo.
Massimo (dolido): Debió haber sido algo muy difícil de sobrellevar (vuelve a llenar su copa de vino).
Interior. Tienda del maestro Scout. Noche.
Bitacora del maestro Scout. Cuatro de septiembre.
El maestro Scout reflexiona un poco, piensa por un minuto, respira hondo, cierra los ojos y los vuelve a abrir. Luce desesperado, mira hacia el techo de su tienda, niega con la cabeza, presiona un botón para detener la grabadora, se arrodilla en el suelo con las palmas juntas y fuma. Afuera hay una pequeña conmoción.
Maestro Scout (grita): ¡Guarden silencio! ¡quiero que todos vayan a dormir!
Interior. Casa del árbol. Noche.
La casa del árbol a sesenta metros de altura del campamento, aún se encuentra en construcción. Toda la tropa (con excepción de Ercole y Alberto) se ha reunido ahí para una junta secreta, todos están vistiendo su ropa de dormir, Matteo se pone de pie en un balcón de espaldas al resto del grupo y apoya sus manos en una barandilla de madera.
Guido: Oí que ira a un reformatorio.
Stefano: Oí que van a extraer un trozo de su cerebro y lo enviarán a un hospital psiquiátrico.
Gabriele: Me agrada ese chico que va con él, Luca.
Francesco: No es mi tipo, es demasiado extraño para mí y además apesta a pescado.
Ciccio: Supuestamente, ellos ya llegaron a la tercera base.
David: Eso no es verdad, simplemente se frotó contra él.
Francesco (profundamente intrigado): ¿Cómo lo hicieron? (pregunta con curiosidad) ¿en sus formas marinas o en sus formas humanas?
Matteo golpea la barandilla con sus puños, todos allí se sobresaltan ante su reacción.
Matteo (se voltea para ver al grupo, dice enfadado): ¡Maldición! (la barandilla colapsa detrás de Matteo, arrancando una parte de la pared de la casa del árbol y una hilera de tejas de la estructura caen junto a ésta. Hay un momento de silencio antes de que las piezas caigan de golpe al suelo, Matteo titubea, se mueve un paso y medio lejos del borde, continua) esta tropa le ha estado dando un muy mal ejemplo a nuestro Scout Aventurero, Alberto Scorfano, de hecho, hemos sido muy injustos con él ¿por qué es tan impopular? Lo admito, fue por nosotros, y supuestamente, está emocionalmente perturbado… pero también es un huérfano con muchas desventajas ¿cómo se sentirían ahora que ya lo saben? (se mueve entre el grupo mirándolos cara a cara) ¿Gabriele? ¿Stefano? ¿David? (de corazón) ¿Guido? (da círculos alrededor de la base de la casa del árbol. Habla con sentimiento) es un compañero Wodonga Scout y necesita de nuestra ayuda ¿somos lo suficientemente hombres para hacer eso? así que, no vamos a permitir que extraigan parte de su cerebro (se queda quieto y dice misteriosamente) fuimos entrenados para morir el uno por el otro ahí afuera.
Silencio. Los demás Scouts comienzan a murmurar entre sí, sacudiendo la cabeza, encogiéndose de hombros, susurrando y gesticulando, finalmente, Stefano observa a Matteo.
Stefano: ¿Qué es lo que necesitas?
Matteo: Primero que nada, tres metros de alambre de gallinero, algunos periódicos rotos y un bote de pegamento.
Exterior. Casa Paguro. Noche.
Un grueso árbol acaba de ser cortado por completo a través del tronco, por alguna razón, permanece en pie, Lorenzo Paguro se sienta en el césped con la espalda apoyado en él, respira con dificultad, se rompe una ramita, Lorenzo mira hacia arriba, escucha como cae, hace una pausa y bebe un sorbo de su vino.
Al fondo, al otro lado de la hierba del jardín y del bosque que rodea la casa, cinco pequeñas figuras corren silenciosamente en fila recta desde la casa hacia los árboles del lado izquierdo. Un momento después, una silueta más alta que el resto de las demás se aleja silenciosamente en una bicicleta desde la casa hacia el puente peatonal del lado derecho.
Exterior. Camino de tierra. Noche.
Massimo se sienta en el capo de su camioneta esperando a Daniela, llega y se apoya en el vehículo con su bicicleta frente a ella, ambos fuman cigarrillos.
Massimo (habla tristemente): En resumen, lo nuestro se acabó.
Daniela: Supongo que sí, por ahora.
Massimo: Hasta nuevo aviso.
Daniela: Tienes razón.
Massimo: Lo entiendo.
Daniela: Tengo que hacerlo, es por el bien de todos.
Massimo: Excepto por mí.
Daniela: Excepto por ti.
Massimo (sinceramente): Bueno, espero que puedas lograrlo. Creo que en verdad estás haciendo lo correcto (Pausa. Massimo de repente deslizó su mano dentro de la parte superior del vestido azul de Daniela, apoyándola sobre su pecho y simultáneamente intentó besarla, pero ella movió la cabeza a un lado y terminó besándola en la mejilla… de un momento a otro, se subió en su camioneta y encendió el motor. Daniela permaneció allí de pie, reflexionando, se acercó a la ventana y colocó su mano en la cabeza de Massimo)
Daniela (dice preocupada): ¿Quién sabe lo que vaya a pasar? probablemente te vea mañana.
Massimo (calmado): No, no lo harás (el motor se ralentiza, habla de manera distante) los admiro, a Luca y Alberto ¿sabes? tienen su pureza, solo me siento un poco mal porque ambos son almas tan infelices, solitarias y miserables… pero tal vez eso sea lo que lo vuelve romántico.
Daniela: Yo no lo veo de esa forma.
Massimo pone la camioneta en marcha y comienza a alejarse. Daniela termina su cigarrillo, sube en su bicicleta y regresa a casa.
Interior. Casa Marcovaldo. Noche.
Un fósforo encendido cae al piso cerca del colchón donde Alberto estaba sentado, mirando a un punto inexistente en aquella habitación, viste un pantalón gris deportivo, y una camiseta grande de color blanco que dice "Portorosso Cup. 1959." para ir dormir, mira por la ventana, hay algunas siluetas trepando por el árbol del jardín trasero donde está la base de la casa del árbol de Giulia, pudo escuchar la madera crujir, raspaduras y arañazos, la ventana de la habitación se abrió, y la pequeña flama en el suelo se apagó. El chico de ojos verdes se deslizó lentamente del colchón y se arrastró por el suelo procurando no despertar a Giulia quien dormía no muy lejos de él, se asomó al marco de la ventana, enciende su linterna Scout y ve una tabla colocada en la ventana como un puente para acercarse al otro lado.
Alberto se subió rápidamente al marco de la ventana y miro fijamente hacia arriba, parpadeando su propia linterna, Matteo lo observaba en la cima del árbol en el jardín trasero, colocó un dedo sobre sus labios en señal de que guardara silencio y bajara la voz.
Alberto (susurra bruscamente): bájate de ahí.
Matteo: Escúchame, estamos aquí como tregua de amistad, te vamos a ayudar a salir de este pueblo.
Alberto (pausa larga): No quiero, gracias.
Matteo: Sí quieres, gracias. Este es un rescate de emergencia.
Alberto (resignado): Aunque quisiera escapar, no tiene sentido para mí. No lo tiene (habla con voz suave pero triste) no quiero irme de aquí, no sin Luca.
Matteo: Bueno, eso va a ser un problema, porque tenemos una sorpresa para ti. Solo sal de tu habitación y ven aquí, hay un Qualcuno di speciale que quiere verte.
Alberto parecía confundido con esta frase, pero no iba a dudar de lo que decía su ex compañero Scout por lo que salió de la habitación cerrando la pueta tras él con cuidado para no despertar a Giulia, bajó las escaleras y salió de la casa, caminó descalzo hasta el jardín trasero encontrándose con el resto de los Wodonga Scouts, Matteo le hace un gesto a Alberto para que espere, desapareciendo de su vista.
Un momento después, Luca apareció de detrás del árbol junto a Matteo, llevaba su maleta y su pequeña mochila, le mostró una sonrisa llena de dientes semi puntiagudos a Alberto antes de que éste saliera de su asombro, corrió hacia Luca y lo abrazó fuertemente.
Alberto (se separa y mira a Luca extasiado): ¿Cómo llegaste hasta aquí?
Luca: Me arrastraron por el conducto de ropa sucia y dejaron un señuelo de papel maché en mi cama.
Alberto (impresionado): Tácticas de distracción, bien pensado.
Exterior. Costa de Portorosso. Noche.
Cinco pequeñas embarcaciones atraviesan un pasaje ancho y entrecortado que da acceso cerca del mar abierto, Matteo, Stefano, Ciccio, Guido, David, Francesco, Chef y Gabriele reman agresivamente contra la corriente.
Alberto (voz en off): ¿A dónde vamos?
Matteo (voz en off): Al campamento Crown Land, tengo un primo que dirige el puesto de suministros y recursos para los más jóvenes, es un Scout Legionario, sabrá que hacer.
Alberto (voz en off): ¿Podemos confiar en él?
Matteo (voz en off): Normalmente diría que no.
Alberto y Luca viajan en la parte trasera del bote en el que rema Matteo, Alberto tiene uno de sus brazos alrededor de los hombros de Luca atrayendo al pequeño más cerca de él, la gatita está sentada en su regazo, Alberto nota el tocadiscos portátil entre las cosas del menor.
Alberto: ¿Le dejaste otra nota a tu abuela?
Luca: No esta vez, no puede mantener la boca cerrada, Además, es probable que nunca más la vuelva a ver.
Alberto: Tienes razón.
