Epílogo.
[Cuatro años después…]
Verano de 1964.
Interior. Casa Marcovaldo. Día.
Alberto Scorfano, de diecinueve años, estaba dentro de su habitación preparándose para la hora en que él, Massimo y Giulia, tuvieran que ir a cenar a la casa de los Paguro. Vestía una camisa blanca, pantalón negro y sandalias de cuero marrón, se veía extremadamente nervioso frente al espejo, hoy iba a ser una noche especial para él porque tenía una propuesta importante que hacerle a Luca antes de que se vaya con Giulia a la universidad luego de que terminaran las vacaciones de verano, pero no había nada de qué preocuparse en ese momento ¿no es así? después de todo, aún les quedaban dos meses más para estar juntos antes de que eso sucediera.
Habían pasado cuatro años desde que ambos monstruos marinos planearon huir juntos para explorar el mundo y durante ese tiempo, su relación se fue haciendo cada vez más fuerte, claro que había momentos en los que tenían discusiones o sus diferencias pero no era nada que una relación sana no pudiera solucionar, después de un rato, Alberto y Luca se reconciliaban y volvían a estar juntos como si nada hubiera pasado entre ellos.
Alberto terminó de abrocharse el último botón de su camisa, volvió a mirarse en el espejo, tenía su ropa en orden, su cabello estaba un poco despeinado pero eso no le importó tanto y tenía el broche de su madre prendido en su camisa cerca de su corazón.
Massimo (llamando desde afuera): Alberto ¿estás listo para irnos?
Alberto (Sale de sus pensamientos): Sì, ya voy.
Massimo: Bien, Giulia y yo te estaremos esperando en la camioneta, asegúrate de no salir tarde.
El joven de ojos verdes miro alrededor de la habitación chequeando si le estaba olvidando algo ¿qué se estaba olvidando? Pensó por un breve segundo, estaba seguro de que había guardado los anillos en el bolsillo de su pantalón, pero en eso, algo vino a su mente ¡el regalo de Luca! El regalo estaba dentro de una pequeña caja azul claro con una cinta verdosa que le recordaba mucho al color de sus escamas de su forma marina, el regalo en sí era un collar con un pequeño colgante de un pez azul, el colgante era simple pero tenía mucho significado para Alberto, la única cosa que le salió muy cara de aquel regalo fue la cadena de plata, luego de trabajar con Massimo en la peschería y ayudarlo a llenar algunos casos policiales que se encontraban desatendidos durante semanas, finalmente logró conseguir suficiente dinero para comprar la cadena más un par de anillos de oro que usaría luego de hacerle a Luca su importante pregunta.
Aparentemente, nada había cambiado en cuatro años, Massimo aún seguía haciendo su trabajo como policía y pescador, con la excepción de que ahora contaba con ayuda extra de Alberto.
Salió de sus pensamientos una vez más luego de oír el motor de la camioneta encenderse, Alberto tomó la caja con el regalo de Luca, le dio un rápido vistazo a la fotografía en blanco y negro de sus padres, salió de su habitación y caminó hacia la puerta de la casa, saliendo en un abrir y cerrar de ojos.
Exterior. Casa Marcovaldo. Día.
Giulia se estaba riendo disimuladamente apenas Alberto se subió a la parte trasera de la camioneta y se sentó a su lado.
Alberto (miró a Giulia, arqueó una ceja y preguntó): ¿Qué?
Por un segundo, Alberto pensó que quizás estaba un poco confiado en su elección de ropa para la cena de esa noche en casa de Luca, estaba bastante seguro de que se veía bien pero ¿Luca pensaría lo mismo de él?
Giulia (responde sin dejar de reír en un vago intento por contener una carcajada): Oh, no es nada. Nada de lo que tengas que preocuparte, mio fratello (Nota: incluso si su padre accedió a convertirse en el tutor legal de Alberto, cuidarlo y dejarlo quedarse con él, Giulia lo veía como su hermano aún si oficialmente no era un miembro de la familia)
Alberto: Oh no, no vas a dejarme con todo el misterio. Vas a decirme de que te ríes así que… (dice con voz exigente) suéltalo ahora, hermana.
Giulia (sonríe ampliamente y dice): He notado que tienes un sonrojo en tu rostro y tus orejas están muy rojas ¿estás seguro de que puedes con esto?
Alberto (simplemente responde): Sí, tengo que hacerlo. Necesito… necesito hacer las cosas bien esta vez.
Giulia (un poco sorprendida): Vaya, se ve que amas a Luca ¿no es así?
Alberto: Sí, quizás tengas razón (baja la mirada hacia sus manos) amo tanto a Luca que no puedo imaginarme mi vida sin él.
Giulia se limitó a sonreír ante su respuesta, el camino a la casa de los Paguro consistió en Alberto ensayando la manera en que iba a hacerle su propuesta a Luca, luego de cinco largos meses preparándolo todo, pidiéndole consejos a Massimo sobre que decir y no decir y practicar las palabras que le iba a decir al monstruo marino azul verdoso, Alberto sentía que estaba más que listo para superar este importante reto en su vida. Sabía que Massimo había estado enamorado y casado anteriormente, por lo que el monstruo marino de ojos verdes pensó que el hombre era la persona indicada para pedirle consejos y también creyó que sabía lo que estaba a punto de hacer.
[Dos meses atrás…]
Antes de que Luca regresara de la escuela para las vacaciones de verano y antes de que el verano comenzara oficialmente, Alberto había ido a la casa de los Paguro para hablar con Daniela y Lorenzo y contarles lo que planeaba hacer. Massimo lo dejó con su camioneta en la puerta principal y se alejó de allí, no sin antes decirle que recordara llamarlo para que viniera a recogerlo después de que haya terminado su conversación. Tras ver al vehículo moviéndose por el sendero de tierra hasta que lo perdió de vista, Alberto suspiró, respiró hondo y exhaló para calmarse, una vez hecho esto, acercó su mano a la puerta, golpeó y esperó. Durante los cinco minutos que estuvo afuera, escuchó voces gritando desde adentro, algo chocar contra el suelo y después, escuchó unos pasos acercándose rápidamente a la puerta principal de la casa, ésta se abrió revelando a Daniela del otro lado con buena parte de su cabeza y hombros en su forma marina, Alberto pudo asumir que quizás se estaba lavando la cabeza en el fregadero de la cocina, pero también respiraba entrecortadamente, probablemente eso se debía al hecho de que fue casi corriendo de la cocina hacia el recibidor.
Daniela (asoma la cabeza detrás de la puerta, mira a Alberto un poco perpleja): ¿Alberto? ¿qué tiburones haces aquí? por si no lo sabías, Luca no está aquí ahora mismo, está en la escuela y probablemente regresará para las vacaciones de verano, así que, si viniste a visitarlo, solo estás perdiendo el tiempo…
Alberto (interrumpe): De hecho, no vine por eso, signora Paguro. Yo… vine aquí porque quisiera tener una pequeña charla contigo y Lorenzo, si no les molesta.
Daniela: ¿De qué quieres hablar con nosotros?
Alberto: Es algo que llevo pensando y planificando tanto seria como cuidadosamente desde hace un tiempo y debo pedirte que no le digas nada a Luca de lo que les voy a contar.
Lorenzo (grita desde lejos): ¿Daniela? Daniela ¿a dónde fuiste ahora? ¡aún no hemos terminado nuestra discusión! (caminó unos pasos desde el comedor hasta el recibidor, se detuvo apenas vio a Alberto de pie allí) y ¿qué se supone que haces tú aquí? (se acerca al joven de ojos verdes, lo mira con desconfianza)
Daniela (mira a Lorenzo): Vino hasta aquí porque quiere decirnos algo importante (desvía su mirada otra vez hacia Alberto) ¿no es así?
Alberto: Uh… s-sí, por supuesto, así que, si me dejaran pasar para poder hablar con ustedes…
Lorenzo (fingiendo amabilidad): Sí, claro, pasa para que te sientas cómodo y hables con nosotros (deja que Alberto entre a la casa no sin antes recibir una mirada de reproche por parte de Daniela quien estaba de pie a su lado)
Interior. Comedor. Día.
De un segundo a otro, Alberto se encontraba sentado en una de las sillas del comedor, Lorenzo estaba sentado frente a él con un semblante serio en el rostro, algo que intimidaba un poco al joven de ojos verdes pero trataba de permanecer tranquilo y no acobardarse antes de poder hablar con los padres de Luca sobre lo que estuvo planeando durante cinco largos meses. Ambos monstruos marinos en sus formas humanas se miraron fijamente en silencio y con sospecha durante un par de minutos, hasta que Alberto escuchó unos pasos acercándose al comedor.
Daniela (entra con una bandeja con tazas de café en las manos): Bien, Alberto. Me dijiste que hay algo de lo que querías hablar con nosotros (coloca la bandeja en la mesa, sirve una taza de café a su esposo y otra al joven de ojos verdes) ¿se puede saber de qué se trata?
Alberto (un poco nervioso): B-bueno, probablemente esto les vaya a resultar difícil de entender pero… s-saben que he estado saliendo con su hijo por un tiempo ¿no es así?
Lorenzo: Sí, eso lo sabemos y también he oído que te has "casado" con él ¿me equivoco?
Alberto: Eso es verdad, pero… técnicamente no podría decir que Luca y yo estamos casados porque, después de todo, no fue una ceremonia legal, tampoco creo que el primo de Matteo oficiando la boda se pueda considerar algo legal, pero ese no es el punto (pausa larga. Habla otra vez) a lo que me refiero es… que necesito pedirles su aprobación.
Lorenzo (arquea una ceja confundido): ¿Y por qué necesitarías algo así? ¿qué pretendes hacer, jovencito?
Alberto: Me gustaría que ustedes me den su bendición porque… porque… estoy planeando hacer las cosas bien y… (habla en voz baja) además estoy pensando en casarme con Luca.
Daniela: ¿Qué? ¿hablas en serio? pero creí que ustedes ya estaban casados.
Alberto: Eso es lo que creía yo también pero luego de cuatro años, consideré que mejor haría las cosas bien esta vez, así que… (respira hondo, exhaló y volvió a hablar) les pido su aprobación y su bendición para casarme con Luca de la forma correcta.
Lorenzo casi se atragantó con su café cuando escuchó esas palabras salir del joven de ojos verdes, afortunadamente logró tragarlo antes de que llegara a derramarlo sobre la mesa del comedor, pues Daniela no estaría feliz si veía que la mesa estaba sucia con manchas de café.
Lorenzo (se aclara la garganta, habla): Whoa, bueno… um, es decir… no sé como reaccionar ante esto, yo… (se levanta lentamente de su silla) creo que necesito un poco de tiempo para considerarlo.
Tras decir esas palabras, el monstruo marino verde oscuro en su forma humana salió del comedor bajo las confusas miradas de Alberto y Daniela, la monstruo marino azul verdoso lo miro y le dio una de sus sonrisas de aprobación, a pesar de que en cierto tiempo ella consideraba a Alberto como una mala influencia para su hijo, entendió que ambos se amaban profundamente y ¿Qué clase de madre sería si se opusiera a esa petición? Alberto miro a Daniela sonriéndole y correspondió su sonrisa, sonriendo nerviosamente, pero ese momento fue interrumpido apenas pudieron oír a Lorenzo gritar y golpear una almohada con furia y rabia haciéndole creer al joven de ojos verdes que el monstruo marino adulto no tomó muy bien su petición, desvió la mirada de nuevo hacia Daniela y pudo ver que ella estaba a punto de echarse a llorar, intentó contenerse y ser fuerte pero no pudo hacerlo y acabó llorando suavemente por la felicidad que estaba sintiendo, justo cuando la abuela Paguro acababa de llegar a la casa y entraba por la puerta trasera que daba al jardín.
Abuela Paguro (mira la escena frente a ella un poco confundida): ¿Qué está pasando aquí? ¿ahora de qué me perdí? (nota que Daniela está llorando bajito) Daniela, cariño ¿qué te pasó? ¿por qué lloras?
Daniela (secándose las lágrimas): No te preocupes, mamá. No lloro porque estoy triste, lloro porque me siento feliz (elevó la mirada hacia Alberto) no lo vas a creer pero Alberto vino aquí pidiendo nuestra aprobación y bendición para casarse con Luca de la forma correcta.
Abuela Paguro (abre muy grandes los ojos): ¿Eso es cierto? (mira a Alberto) ¡madreperla! Eso es tan dulce de tu parte, felicitaciones a los dos y quiero que sepas que cuentas con mi permiso para casarte con él.
Alberto: B-bueno, Luca aún no lo sabe y no tiene por qué saberlo ¿de acuerdo? además tengo que hacerle la propuesta primero…
Justo cuando el anciano monstruo marino magenta estaba a punto de abrazar a Alberto, Lorenzo entro de nuevo en el comedor respirando entrecortadamente, tomó su taza de café y bebió un sorbo.
Lorenzo (respira profundamente, suspira): Nunca creí que el día que iba a decir esto llegaría tan pronto pero… (alzó su vista hacia Alberto) ragazzo, tienes mi permiso para pedirle a Luca que se case contigo.
Alberto: ¡¿En serio?! espera un momento, no estás bromeando con esto ¿o sí?
Lorenzo: ¿Acaso me ves que este bromeando o mintiendo respecto a esto? te acabo de decir que tienes mi permiso, así que respóndeme ahora antes de que cambie de opinión.
Alberto no respondió, en cambio, se levantó de su silla, se acercó al monstruo marino verde oscuro en su forma humana y lo abrazó, mostrándole su gratitud por dejar que se casara con Luca de la forma apropiada esta vez.
Daniela: Aww ¡eso es tan adorable! ¡déjame abrazarte también! (se une al abrazo apretujando fuertemente a Alberto y Lorenzo) ¡benvenuto in famiglia, Alberto!
Alberto (apenas habla y ríe nerviosamente): G-gracias, Daniela…
Su oración fue cortada ya que sintió que alguien más se unía a ese abrazo grupal, y no fue nadie menos que la abuela Paguro quien luego de ver tal escena no pudo evitar querer estar en ese tierno pero cálido abrazo.
[Presente.]
Massimo: Muy bien, chicos. Ya estamos aquí.
Alberto sintió que su estómago caía como si de una piedra muy pesada se tratara y sus manos comenzaron a temblar y sudar otra vez por el nerviosismo, los anillos dentro del bolsillo de su pantalón se sentían como un ancla que quería arrastrarlo hasta lo más profundo del océano, pero a pesar de su nerviosismo, el joven de ojos verdes mantuvo la calma y se dijo a sí mismo que podía con esto, podía con esto, podía con esto y solo tenía que hacer su pregunta luego de la cena, el postre e intentar convencer a Luca de que necesitaban un poco de tiempo a solas, entregarle su regalo y después…
Giulia: ¡Alberto! Vuelve a tierra ¿no oíste lo que dijo papà? Ya estamos aquí.
Alberto (reacciona lentamente): U-uh… s-sí, m-mi dispiace, Giulia. Yo solo… estaba pensando en algo pero, vámonos.
Ambos "hermanos" saltaron de la camioneta, Massimo salió de la parte delantera cerrando la puerta tras él y los tres caminaron hacia la casa, Daniela pudo verlos asomada desde la cortina en la ventana de la cocina, rápidamente salió corriendo y se dirigió a la entrada principal, saliendo de la casa en un abrir y cerrar de ojos, Lorenzo y la abuela Paguro salieron después de ella.
Daniela: Alberto (se acerca y lo abraza con fuerza) ¡que gusto me da volver a verte!
Alberto: H-hola, a mí también me alegra volver a verte, Daniela.
Daniela (se separa y mira a Giulia): ¡Giulia! Lo siento, no te había visto, es solo que estaba tan emocionada de ver a Alberto que no sabía que tu también ibas a venir.
Giulia: No te preocupes, y antes de que me lo preguntes, estoy bien, te diré como voy con la escuela una vez que entremos. Ah, y quizás quieras ver a mi papá y hablar con él también (desvió la mirada hacia Massimo) ¿verdad? (Massimo no respondió) ¡¿verdad?!
Massimo: Oh, uh… sicuro (se aclara la garganta y se acerca a Daniela) así que… Daniela… es bueno verte de nuevo (no pudo evitar sentirse un poco incómodo de tener que hablar con su ex amante de esa manera)
Daniela: Me alegra volver a verte, Massimo (sonríe, sin importarle que su esposo anduviera por ahí cerca, se acercó a Massimo y lo abrazó) te he extrañado mucho, echo de menos el tiempo que pasamos juntos.
Massimo (corresponde el abrazo rodeando la cintura de la monstruo marino con su único brazo): Lo sé, yo también te extraño pero ¿sabes? no podemos volver a lo que teníamos antes (luego de un breve segundo, se apartó, acercó su mano hacia el rostro de Daniela y corrió un mechón de su cabello colocándolo detrás de su oído, haciendo que la monstruo marino azul verdoso en su forma humana se sonrojara levemente)
Lorenzo (interrumpe): ¡Oye, Massimo! ¿cómo estás, mio amico? ¿cómo vas con los casos policiales y atendiendo la peschería al mismo tiempo?
Massimo: Estoy bien, gracias por preguntar Lorenzo. La peschería marcha bien, atrapamos más peces que el año pasado y además (toma a Alberto por el brazo, atrayéndolo hacia él) si no fuera por la ayuda de Alberto, quizás nunca habría terminado mi trabajo en la policía tan rápido.
Alberto (ríe nerviosamente): Así es, eh… a todo esto ¿dónde está Luca? No lo vi venir aquí con ustedes.
Daniela: Oh, él aún está en su habitación probablemente vistiéndose, salió del baño no hace mucho…
Luca (dice avergonzado desde lejos): ¡Mamá! (todos desviaron la mirada hacia el adolescente quien estaba apoyado contra el barandal de la escalera con el ceño fruncido y un sonrojo esparciéndose en sus mejillas. Se dio cuenta de que Alberto se encontraba allí y su expresión cambió de repente) ¡Alberto!
Alberto (exclama con una voz alegre y emocionada): ¡Luca!
El adolescente bajó las escaleras que llevaban a la puerta principal de la casa casi corriendo, se acercó al joven de ojos verdes, se abalanzó sobre él y lo abrazó, Alberto lo abrazó tiernamente recordando aquellos días en que Luca era tan solo unos centímetros más bajo que él, ahora a sus diecisiete años, estaba casi llegando a su altura, sin pensarlo dos veces, el monstruo marino azul violáceo en su forma humana colocó sus brazos alrededor de su cintura atrayendo a Luca hacia él, luego deslizo sus manos a su cabeza, acariciando su suave cabello castaño rizado, presionó su rostro contra el hueco de su hombro para sentir su aroma, a pesar de que pasaron ya cuatro años, aún seguía oliendo tan bien, Alberto podía sentir el océano y algo de shampoo de menta invadiendo su nariz pero también había algo más, algo que era mucho más fuerte y atractivo que todos esos aromas juntos, algo feroz, algo que le mostraba un lado diferente de Luca.
Lorenzo (aclara su garganta llamando la atención de ambos chicos): Lamento interrumpir pero ¿les molestaría si entramos y vamos a cenar todos juntos? Les prometo que podrán continuar con sus muestras de afecto una vez que estén a solas, pero por ahora, entremos (Alberto y Luca se separaron de su abrazo y desviaron la mirada un poco avergonzados)
Daniela: Por cierto, Luca (mira a su hijo) ¿te molestaría ayudar a tu abuela a poner la mesa?
Luca (sostiene la mano de Alberto mientras mira a su madre): Sí, lo haré, mamá (aprieta la mano del joven de ojos verdes)
Daniela (lo mira seriamente): Luca ¿qué fue lo que estuvimos hablando?
Luca (se disculpa): Sí, mamá, lo haré. Lo siento, no volveré a hablarte de esa forma (suspiró, desvió la mirada hacia Alberto y le dio un rápido beso en la mejilla, apretó su mano por última vez antes de alejarse caminando de regreso al interior de la casa)
Lorenzo se mostró complacido por la respuesta de Luca hacia su madre, por lo que volvió a entrar en la casa junto a Daniela, Giulia y la abuela Paguro, Massimo se colocó detrás de Alberto, le dio una palmada en la espalda, y luego entró.
Interior. Comedor. Noche.
Luca estaba ayudando a su abuela a terminar de poner la mesa, Giulia se dirigió a la cocina para ver si Daniela necesitaba ayuda con la comida o para llevar las bandejas al comedor, Massimo y Lorenzo aprovecharon para pasar unos minutos en la habitación-biblioteca del segundo piso de la casa escuchando un poco de música por el tocadiscos portátil mientras bebían algo de vino y conversaban un poco, pero, en eso, Massimo se percató de que Alberto no estaba con ellos y comenzó a preocuparse un poco.
Massimo: ¿Giulia? (cruza el pasillo y se dirigió a la cocina encontrándose con su hija adentro, hablando con Daniela) ¡Giulia!
Giulia (se da la vuelta, nota que su padre está de pie en el umbral de la puerta): ¿Sí? ¿qué sucede papà?
Massimo: ¿Podrías salir a buscar a Alberto? No lo vi entrar con nosotros después de que me fui, y estoy un poco preocupado por él (se acerca a Giulia y habla en voz baja) sabes que esta noche es muy importante para él y temo que quizás se haya arrepentido de esto y decidió volver corriendo a casa.
Giulia (habla con el mismo tono de voz): ¿Por qué tengo que ir a buscarlo yo? ¡tú eres el que está a cargo de su seguridad después de todo!
Massimo: Técnicamente… (hace una pequeña pausa, vuelve a hablar) ahora que es mayor de edad no siento la obligación de estar vigilándolo constantemente, pero aún así, sigo preocupado y estaba a punto de ir arriba con Lorenzo, así que, por favor, haz esto por mí.
Giulia (suspira y eleva su mirada hacia su padre): Está bien, papà. Pero me debes una por hacer este favor.
Luego de que terminara de decir esas palabras, Giulia caminó hacia la puerta trasera de la casa que daba al jardín, estaba bastante segura de que Alberto aún seguía afuera por que no lo vio caminando junto a ellos o al menos querer dar indicios de entrar a la casa, así que fue a la puerta trasera, la abrió y se dirigió al jardín.
Exterior. Jardín. Noche.
Alberto caminaba ansioso de un lado a otro por el jardín trasero de la casa, aún ensayando las palabras que le iba a decir a Luca luego de la cena, estaba extremadamente nervioso y muy en el fondo de sí mismo, la idea de escapar y regresar a casa cruzó su mente pero trató de calmarse, pero no importaba cuantas veces lo intentara, no podía evitar sentir como su corazón latía rápidamente dentro de su pecho como si fuera a escapar de su cuerpo en cualquier momento, aún no podía creer que esa misma noche iba a proponerle matrimonio a Luca.
Alberto (habla más para sí mismo que para alguien en particular): Vamos, Alberto. Puedes hacer esto, puedes hacer esto, puedes... (se detiene y lleva sus manos a su cabeza aferrándolas a su cabello) agh ¡¿a quién estoy engañando?! ¡no puedo hacerlo, no puedo hacer esto!
Giulia (hablando desde la escalera de madera en la puerta trasera): ¿A qué te refieres con que no puedes hacerlo?
Alberto (desvía la mirada encontrándose con Giulia parada detrás de él): ¡Giulia! Nunca vuelvas a hacer eso otra vez, casi me asustas.
Giulia (bajando las escaleras): Voy a responder mi pregunta anterior ¿a qué te refieres con que no puedes hacerlo? ¿huh? (se acerca hasta quedar tan solo unos centímetros de distancia del joven de ojos verdes) has estado ensayando y preparándote para este momento por cinco malditos meses, y ahora que la oportunidad finalmente apareció ¿piensas acobardarte y renunciar? Odio tener que admitirlo, pero ese no es el Alberto que yo conozco.
Alberto: Es que, no sé que hacer… tengo miedo de que Luca no tome bien mi propuesta y quizás me rechace o quiera terminar conmigo.
Giulia: ¡Tonterías! Luca jamás haría algo así, puedo notar la sonrisa que pones cuando lees sus cartas o la mirada y la expresión que él pone cuando te habla por teléfono ¡él realmente te ama! y estoy segura de que va a aceptar tu propuesta… (pausa) ahora, entra y cena con nosotros, no me hagas volver hasta aquí otra vez para llevarte arrastrando al interior de la casa ¿me oíste?
Alberto: S-sí, lo entendí… estaré allí, Giulia. Solo dame unos minutos para que pueda estar listo.
La pelirroja asintió y se dirigió hacia las escaleras de madera que conducen a la puerta que daba al jardín, desapareciendo de la vista de Alberto. Luego de unos minutos ensayando las palabras apropiadas por enésima vez, el joven de ojos verdes respiró profundo, exhaló sintiéndose más calmado y entró.
Interior. Comedor. Noche.
Daniela (dice en voz alta a través de su megáfono): Muy bien, todos ¡la cena está lista!
Entró al comedor con Giulia, ambas con un gran plato de comida en las manos, se percató de que esa noche tendrían visitas por lo que la monstruo marino azul verdoso preparó algo de comida extra en caso de que aún se quedaran con hambre y quisieran comer más.
Alberto (mira a Luca discretamente): Psst… Luca (el monstruo marino adolescente no le prestó atención, estaba ocupado y entretenido hablando con Giulia) hey, Luca.
Luca (deja de hablar con Giulia y enfoca su atención en Alberto): ¿Sí? ¿qué sucede?
Alberto: ¿Es la cocina de tu mamá… cómo decirlo… buena?
Luca (ríe): Sí que eres un stupido, ¿por qué me preguntas algo así?
Alberto (exclama con un tono de voz ligeramente alto): ¡Hablo en serio, Luca! Nunca he estado aquí para cenar antes, siempre salgo de tu casa antes de que tu mamá te llame para cenar, así que no sé si lo que cocina es bueno o no.
Luca: Está bien, está bien, si quieres que nos pongamos serios entonces… jaja, quiero decir, sí, eso creo…
Alberto solo asintió con la cabeza en respuesta, no necesitaba hablar en ese momento y literalmente, tenía el hambre de una ballena, es como le decía Giulia cuando tenía quince años, podía llegar a comer diferentes platos de comida y aún así seguiría con hambre, probablemente eso se debía al hecho de que es un monstruo marino. Salió de sus pensamientos cuando vio a Daniela colocar un bowl en el centro de la mesa del comedor, revelando que era un bowl grande lleno de pasta servido con crostini cubiertos con un poco de aceite de oliva y tomates cortados en cubitos. Giulia coloca una bandeja con un poco de pan de ajo para acompañar la pasta que iban a comer.
Daniela (habla con entusiasmo): Sé que solemos comer esto aquí la mayor parte del tiempo pero… ¡necesito que vean si mis habilidades culinarias son buenas y si hice bien la receta!
Lorenzo (suspira): Daniela, por favor cariño… no todo tiene que tratarse de una competencia.
Massimo (se ríe): Nessun problema, Lorenzo. Además, siempre he admirado la actitud entusiasta que tiene Daniela.
Giulia (murmura en voz baja mientras rueda los ojos): Sí, siempre has admirado eso de ella y otras cosas más específicas de su cuerpo cuando están compartiendo la cama… (Luca casi se ahoga con el agua servida en su vaso al escuchar esas palabras salir de la pelirroja)
Massimo: Por cierto, me parece bien que hayas preparado suficiente comida para todos. Ahora, mangiamo.
Pronto, todos tomaron con entusiasmo sus propios platos y se sirvieron un poco de pasta junto con un pedazo de pan de ajo, sorprendentemente sabía tan bien como todos en aquella mesa lo habían imaginado, incluso Massimo no dejaba de elogiar a Daniela quien no pudo evitar sonreír y sonrojarse ligeramente ante las palabras del hombre, algo que molestó un poco a Luca e hizo que Lorenzo se sintiera un poco celoso y culpable por no haber elogiado antes las habilidades culinarias de su esposa. Luego de abandonar el océano para mudarse a la superficie, Daniela tuvo que empezar a adaptar su cocina con muchos ingredientes nuevos y diferentes lo cual era bastante obvio a juzgar por la cena que preparó esa noche.
Daniela: Bueno, me alegro de que todos disfrutaran lo que hice para la cena de esta noche.
Durante el rato que todos estuvieron reunidos en el comedor, se lo pasaron comiendo, hablando o riendo, Luca y Giulia conversaron con entusiasmo sobre su último año de preparatoria y a qué universidad irían una vez que se graduaran, Luca además se disculpó con la pelirroja por apuñalarla en el estómago en la pelea que tuvieron hace cuatro años atrás, a lo que Giulia le respondió que no era necesario disculparse, luego de ese incidente ambos se habían hecho buenos amigos, además, la puñalada no fue tan seria y también comentó que recibió una genial cicatriz en su abdomen, incluso se levantó su camiseta blanca de franjas anaranjadas para enseñar la cicatriz que las tijeras del monstruo marino adolescente habían hecho en su estómago, la mayoría de los adultos en la mesa la miraron un poco incómodos y asqueados.
Massimo: Giulietta, per favore. No hagas eso mientras todos estamos tratando de comer.
Giulia (se baja la camiseta y se disculpa): Lo siento, papà. Es solo que estaba tan emocionada de mostrarles a todos la cicatriz que tengo en mi abdomen luego de que Luca me apuñaló hace cuatro años.
Massimo: Entiendo que quieras mostrarnos tu cicatriz, pero por favor no lo hagas aquí, déjalo para otra ocasión.
Giulia: Sí (se sienta de nuevo en su silla) quizás tengas razón…
Una vez que todos terminaron lo que se sirvieron en sus platos, Daniela recogió los platos y el bowl para llevarlos a lavar a la cocina, mientras Giulia y la abuela Paguro se encargaban de sacar el postre y preparar el café. Aprovechando que tanto las mujeres como su hermana estaban fuera del comedor, y Massimo y Lorenzo estaban entretenidos hablando entre ellos, Alberto llevó una mano al bolsillo de su pantalón, tomó los anillos dentro de éste colocándolos en la palma de su mano, una vez que sacó su mano del bolsillo, la abrió y observó aquellos anillos dorados que descansaban en la palma de su mano, los miró fijamente por unos segundos hasta que pudo escuchar un ruido provenir del marco de la puerta del comedor.
El joven de ojos verdes desvió la mirada al ver a Giulia de pie al otro lado de la puerta del comedor, éste miro a la pelirroja quien no le hablaba y solo levantaba ambos pulgares.
Alberto (mira a Giulia confundido, arquea una ceja): ¿Qué quieres? ¿no estabas en la cocina hace rato?
Giulia (habla en voz baja): ¡Esta es tu oportunidad para hacer tu propuesta! No la desperdicies y pregúntale a Luca si pueden ir a algún lugar donde puedan estar a solas.
Alberto (responde con el mismo tono de voz): ¡Ahora no! tengo que esperar a que llegue el postre y el café para poder ir a su habitación y estar a solas.
Giulia: Santo pecorino… (murmura algunas maldiciones inaudibles un poco molesta, mira a Alberto otra vez) solo… solo hazlo antes de que sea demasiado tarde tú… tú ¡idioti!
Luca: ¿Alberto? (Giulia rápidamente regresó corriendo a la cocina antes de que Luca la notara, Alberto la miro con algo de enojo y luego desvió su mirada hacia el adolescente) ¿pasa algo?
Alberto: No, no es nada… (bajó la mirada hacia los anillos que tenía en la palma de su mano) no pasa nada (vuelve a colocar los anillos en el bolsillo de su pantalón) ¿a quién quiero engañar? Luca yo… (pausa, vuelve a hablar) necesito hablar contigo sobre algo que es muy importante para mí, pero no aquí (coloca una mano sobre la de Luca) ¿podríamos ir a tu habitación o a algún lugar en donde podamos estar solos?
Luca: Eh, e-está bien… si eso es lo que quieres, entonces vayamos a mi habitación para que podamos hablar en privado y sin nadie mirando alrededor.
Alberto: Bien (se levanta de su silla) vamos arriba entonces (se acercó a Luca, le ofreció su mano, Luca la toma y ambos monstruos marinos salieron del comedor y comenzaron a subir escaleras arriba hacia la habitación del menor, la abuela Paguro se dio cuenta de esto y no pudo evitar sonreírles)
Interior. Habitación de Luca. Noche.
Ambos monstruos marinos entran en la habitación de Luca.
Dentro podemos ver una habitación amplia y ordenada con una cama, una mesita de noche, una lámpara y un pequeño escritorio, una estantería se encuentra junto al escritorio repleta de libros de los géneros favoritos de Luca, algunos de ellos eran de la biblioteca de su escuela, al parecer Alberto intuyó que el monstruo marino adolescente aún tenía la manía de llevarse libros de su escuela y no devolverlos después de usarlos.
Además había un pequeño armario de madera pintado de blanco y el joven de ojos verdes alcanzó a distinguir que la pared detrás de la cama estaba tapizada con las acuarelas que le había enviado con sus cartas.
Alberto: ¿Esas son las acuarelas que te he estado enviando? (mira la de Luca en su forma marina sentado en la playa) ¡recuerdo esta! Te la envíe meses después de que nos conocimos.
Luca: Sí, he estado pegando las que más me gustaron y… (asoma su mirada debajo de la cama, saca una bonita caja de sombreros) guardo las más "atrevidas" dentro de esta caja, no podía deshacerme de ellas así que las escondí (se sienta en su cama, Alberto lo imita y toma asiento junto a él, Luca saca uno de sus dibujos de adentro de la caja) ¿reconoces este?
Alberto: ¡Por supuesto que sí! (sonrió, observó a su alrededor y notó que la cama de su abuela no se encontraba por ningún lugar de la habitación) veo que ya no compartes cuarto con tu abuela ¿no es así?
Luca: No del todo, para mi cumpleaños numero quince tuve que convencer a mi mamá de que me dejara tener mi propio espacio porque sentía que ya no era un niño y necesitaba un lugar para mí, así que mis padres accedieron a darme mi propia habitación, mi abuela ahora duerme en una cerca de la mía (pausa, vuelve a hablar) pero probablemente no era eso lo que querías escuchar ¿no? entonces… ¿por qué me trajiste a mi habitación? ¿qué es eso tan importante que querías hablar conmigo?
Alberto: ¡Oh, sí! Luca yo… (nervioso, lleva una mano a la parte posterior de su cuello) ¿podrías poner algo de música? Necesito algo para calmar la tensión aquí y así podré decirte todo.
Luca: Está bien (fue a la repisa donde estaban los libros y tomó su propio tocadiscos portátil) ¿te gusta? Lo recibí como regalo en la navidad del año pasado, así que ya no tengo que pedirle a mi abuela que me preste su tocadiscos portátil.
Alberto: Genial.
Luca sonrió, colocó el tocadiscos portátil en una silla, abre la tapa superior y busca un disco que poner para que puedan escuchar música mientras hablaban, sacó su disco favorito y puso la canción que más le gustaba, la misma que le enseñó a Alberto mientras vivían en Moonrise Kingdom "Città Vuota" de Mina Mazzini.
Luca: ¿Y bien? ¿qué es lo que quieres decirme? aún estoy esperando.
Alberto (un poco nervioso): Um, mira, Luca… yo, eh… he estado pensando en esto mucho tiempo y hace meses mientras tú estabas en la escuela me estuve preparando para este momento (pausa. Habla otra vez) tú bien sabes que te he amado desde la primera vez que nos conocimos ¿no es así? (el monstruo marino adolescente en su forma humana asintió) pero, sé también que hemos estado saliendo por mucho tiempo y…
Luca (impaciente): ¡Alberto, ve al grano! ¡solo me estás confundiendo con esas palabras!
Alberto (murmura): Silenzio Bruno (vuelve a ver a Luca) Luca yo… (lleva su mano al bolsillo de su pantalón, se arrodilla frente al adolescente y le muestra aquel anillo que guardaba para el momento en que iba a hacer su propuesta) Ti amo, ti amo tanto que no puedo imaginarme una vida sin ti así que… (sostiene el anillo en una de sus manos mientras que la otra estaba encima de las de Luca) ¿Quieres casarte conmigo?
Luca: ¿Q-qué? (lo mira un poco confundido e intenta no echarse a reír) ¿casarme contigo? P-pero… todos estos años creí que tú y yo estábamos casados ¿por qué me preguntas eso?
Alberto: Sé que se oye raro pero, he estado pensando en esto y en la promesa que te hice hace cuatro años… quiero hacer las cosas bien esta vez y tener una boda decente… algún día. Entonces ¿qué dices? (Luca estaba a punto de responder pero Alberto lo interrumpió) espera, antes de que puedas responderme, tengo algo más para ti (coloca los anillos en una esquina de la cama y saca la caja azul claro con el collar que tenía pensado regalarle a Luca) me costó mucho trabajo ayudar a Massimo con sus casos policiales y en la peschería, pero logré comprar este regalo y también los anillos.
El monstruo marino adolescente tomó la caja que Alberto tenía en sus manos, le quitó la cinta verdosa que la ataba y la abrió viendo que dentro de ésta había un collar con un colgante de pez azul balanceándose en ella.
Luca: Whoa, yo… Alberto, yo… esto es muy hermoso, pero me siento mal por que hayas gastado tu dinero en este regalo para mí.
Alberto: No digas tal cosa, sabes perfectamente bien que nadie que haría cualquier cosa por ti, incluso tratar de comprarte un lindo regalo (bajo la mirada hacia el collar que colgaba en la mano de Luca) ¿quieres que lo ponga en tu cuello?
Luca: Sicuro (le entrega el collar a Alberto, el joven de ojos verdes se colocó detrás de Luca y le puso la joya alrededor del cuello, al terminar se dirigió al baño a buscar un espejo para que Luca pudiera ver el collar colocado en su cuello. Tres minutos después regresó con un espejo en las manos y lo colocó frente al adolescente) se ve lindo, me gusta, y lo digo en serio.
Alberto: Me alegro de que te guste, porque aún no llegamos a la mejor parte (tomó los anillos dorados que estaban en una esquina de la cama, tomó la mano derecha de Luca con firmeza y sostuvo el anillo con la otra) quiero que sepas que este anillo no solo es uno de compromiso, sino que es también un anillo de promesa.
Luca: ¿U-un anillo de promesa?
Alberto: A lo que me refiero es que es como una especie de prueba para ver si nuestro amor resiste al paso del tiempo. Vamos a usar los anillos mientras estemos separados y si para cuando terminas la universidad y regresas a Portorosso sin el anillo, eso significaría…
Luca: Que encontré a alguien más o que vi a alguien más el tiempo que estuvimos separados… lo entiendo… no te preocupes, haré todo lo posible para no perder de vista este anillo, Alberto.
Alberto: Bien (coloca el anillo en el dedo de Luca, justo encima del plateado con una perla en el centro, el mismo anillo que Alberto le entregó cuando se "casaron" hace cuatro años y Luca imitó su acción) y te prometo que haré todo lo posible para nunca perder este anillo de vista (después de que Luca terminó de colocar el anillo en el dedo de Alberto, el joven de ojos verdes tomó el rostro de su prometido entre sus manos, se inclinó hacia adelante al tiempo que Luca cerraba los ojos y de un segundo a otro unieron sus labios en un dulce pero cariñoso beso)
Ambos monstruos marinos se separaron escasos centímetros uno del otro para verse a los ojos por unos breves segundos antes de unir sus labios otra vez en un beso lento, pero luego de unos minutos, Alberto comenzó a impacientarse y a cansarse de la ternura con la que su prometido lo besaba por lo que colocó ambas manos detrás de su cuello para acercarlo y profundizar más el beso, algo dentro de ellos comenzó a crecer, como una especie de calor que se extendía por todo su cuerpo con cada segundo que pasaban besándose. En eso, los ojos de Luca se abrieron de par en par al sentir algo cálido y a su vez húmedo rozar su labio inferior, se dio cuenta de que era Alberto quien con su lengua estaba pidiendo permiso para colarse dentro de su boca, al principio Luca se negó e intentó mantener su boca cerrada pero el joven de ojos verdes le mordió el labio inferior levemente haciéndolo estremecerse y abrir ligeramente la boca, de esa manera aprovechó la oportunidad e introdujo su lengua dentro de la boca del adolescente y explorara cada rincón de ella, por supuesto, Luca no pasó por alto esta oportunidad y dejó que su lengua tocara y se entrelazara con la de Alberto.
El joven de ojos verdes colocó sus manos sobre el pecho de Luca al tiempo que jugaba suave y tiernamente con su lengua, Luca podía oírlo gemir y jadear, lo que hizo que se aferrara a su cuello aún más, provocando que ambos se recostaran en la cama. Luego de separarse dejando unos centímetros de distancia entre ellos y un hilo de saliva conectando sus labios, Alberto llevó una mano a la cintura de Luca, colocándola justo sobre la pequeña línea de piel expuesta debido a que su camisa se había desacomodado un poco, el monstruo marino azul verdoso en su forma humana conectó su mirada con la de su prometido y antes de que pudiera pensar en lo que estaban a punto de hacer, de un momento a otro, ya se encontraba besando a Alberto y éste le correspondía el beso, ambos abrieron la boca para dejarle paso a sus lenguas, permitiendo que se tocaran y entrelazaran una vez más, apenas esto sucedió, Luca movió inconscientemente sus caderas rozándolas contra las de Alberto.
Alberto (gime y jadea suavemente): Gghh, L-Luca... ¡ah! Luca... (antes de que pudiera tener algo de tiempo para avergonzarse, Luca comenzó a mover sus manos deslizándolas en cada rincón de su espalda, luego se frotó contra su pecho, jugo con el borde de su camisa blanca por un momento antes de comenzar a desabotonarla) e-espera, Luca… (justo cuando el adolescente estaba a nada de desabrocharse su camisa, Alberto colocó ambas manos en sus hombros, deteniendo toda acción) antes de que podamos ir más lejos, yo solo… (duda un poco sobre lo que estaba a punto de decir y vuelve a hablar) solo quiero saber si te sientes preparado para hacer esto, no quiero terminar lastimándote o hacer que te arrepientas de esta decisión.
Luca: Alberto… (se levanta hasta quedar reclinado en la cama) puede que no esté del todo seguro de lo que estoy haciendo pero… lo único que sé es (se acerca al joven y coloca una mano en su mejilla derecha) que te necesito, no, más que eso, te deseo.
Alberto: ¿Me necesitas? (arquea una ceja) y ¿qué es lo que necesitas de mí? Tendrás que ser más específico con esa parte.
Luca: Te necesito… quiero que me folles, quiero sentirte dentro de mí, quiero que me impregnes con tu esencia, hazme tuyo, por favor.
Alberto: Pero no eres una chica, Luca. Además, ambos tenemos… ya sabes ¿penes? ¿cómo crees que podré impregnarte de esa manera?
Luca (ríe suavemente): No me estaba refiriendo a eso, tonto. Sabes perfectamente a qué me refiero.
Alberto no habló porque ahora sabía a lo que Luca se refería, así que se mordió su labio inferior y comenzó a mover ligeramente sus caderas, sus manos se movieron de los hombros de Luca desapareciendo lentamente por debajo de su camisa, deslizándolas por su vientre y serpenteando por cada rincón de su pecho, haciendo que Luca se estremeciera y gimiera suavemente por los toques que Alberto le estaba dando a su piel, luego se movió un poco para darle un poco más de espacio, permitiendo que le quitara su camisa. Una vez que el joven de ojos verdes logró quitarle la camisa, el adolescente decidió devolverle el favor por lo que se levantó y se colocó de forma que Alberto quedara sentado en la cama y Luca se sentó encima de su regazo.
Alberto (siente la piel de Luca contra la suya, piensa): Esto definitivamente no puede ponerse mejor (gimió y emitió un grito ahogado apenas sintió que las manos de Luca lo tocaban, algo que lo confundió ya que, usualmente, Luca era el más tímido de los dos) solo espero que sepa lo que está haciendo (fue sacado de sus propios pensamientos apenas sintió cómo Luca pasaba una mano por su cabello y lo atrajo hacia él inclinándolo)
Una vez más, Alberto se encontraba encima de Luca besándolo con fuerza, nunca antes se habían besado de esa manera, tan desesperada y salvaje, definitivamente algo estaba mal con el monstruo marino adolescente pero, lamentablemente, Alberto no era capaz de descifrar que era, aún así, el extraño aroma que había percibido antes afuera en el jardín de la casa comenzó a crecer con más intensidad y si continuaba así, eso probablemente acabaría sacándolo de sus casillas. Luca decidió llevar su mano libre a la cintura de Alberto apoyándola en ella, con su pulgar comenzó a trazar suaves círculos en la piel, la otra mano aún se encontraba aferrada a su cabello, inconscientemente, Alberto movió una de sus piernas presionando ligeramente contra la entrepierna de Luca y lo que pasó después, fue que Luca gimió y su lengua estaba dentro de boca al tiempo que sus caderas rozaban contra las del adolescente.
Luca (se separa del beso, se sonroja levemente): A-Alberto… ngh…
La sensación era… indescriptible y el ruido bajo pero necesitado hizo que Alberto quisiera presionar sus caderas contra las de Luca nuevamente, a la segunda vez, Luca respondió embistiendo sus caderas hacia arriba para poder seguir el ritmo que Alberto había iniciado, un grito ahogado salió de su garganta y el joven de ojos verdes dejó caer su cabeza en el hueco del cuello y hombro de Luca, la mano en su cabello se deslizó por su espalda enviando algunos escalofríos en su trayecto, cuando Luca logró sujetar con su mano el trasero de su prometido, éste instintivamente presionó sus caderas contra las del monstruo marino adolescente con mucha más rudeza de la que se había imaginado, luego, la mano de Luca que se encontraba en sus caderas se movió y se colocó también en su trasero, sujetándolo y lo apretó con firmeza siguiendo el ritmo de sus movimientos.
El nombre de Luca salió de la boca de Alberto y levantó la cabeza del hueco en el hombro del adolescente, quería escuchar sus gemidos y ver cómo se veía cuando era llevado al límite del placer, el joven de ojos verdes sonrió antes de acercar sus labios a la suave y sensible piel del cuello de Luca, comenzó a besarlo, succionar la piel tierna y lentamente, y darle pequeñas mordidas, Luca respiraba pesadamente con un sonrojo tiñendo sus mejillas y una mirada de éxtasis, se veía tan… ardiente.
Alberto supuso que no se veía muy diferente de las veces que habían tenido ese tipo de encuentros, o al menos lo intentaba, porque siempre era Luca quien lo detenía de ir más lejos, en eso, Luca lo miro, sus ojos verdes se conectaron con los marrones, estaban ligeramente húmedos por las lágrimas de placer, su mirada enviaba chispas de calor al abdomen de Alberto, quien sin pensarlo, presionó sus caderas contra las de Luca una vez más.
Luca (emite un gemido desesperado): ¡Ahh! Alberto, más… ngh… más, por favor ¡agh!
Alberto (murmura): Luca… (sus manos alcanzan el botón de los pantalones de Luca, jugueteando con él por un segundo, lo desabrochó y bajó el cierre) que linda vista (el adolescente se sonrojó fuertemente e intentó cubrirse el rostro con sus manos para que Alberto no pudiera verlo pero éste lo tomó de las muñecas firmemente para prevenirlo) no me malinterpretes, sin dudas esto es lo mejor que haya visto (sonríe)
Luca (avergonzado): C-cállate (Alberto se rió y se inclinó para darle otro beso)
Luca gimió un par de veces más y comenzó a mover sus caderas contra las de Alberto levemente, su mano se movió para desaparecer lentamente debajo de sus pantalones, curioso de saber que tan lejos podría llegar Luca, Alberto se bajó sus pantalones con cuidado y sintió como la mano del adolescente recorría sin pudor alguno todo su cuerpo y su espalda baja, también trató de colarse por debajo del borde de sus pantalones, pero lo evitó golpeando su mano, manteniéndola alejada de él.
Alberto: No, no voy a permitirte que lo hagas. Yo seré quien se encargue de ti.
Luca: Hey ¡eso no es justo! No es justo que solo yo sea el único que reciba placer (hace un tierno pero infantil puchero) también quiero hacerte sentir bien.
Alberto: Creéme, tú ya me estás dando suficiente placer con solo mirar tu cuerpo, eres tan lindo y sexy, Luca.
El adolescente no pudo evitar sonrojarse por enésima vez esa noche ante tal comentario salido de la boca de su prometido, soltó un gemido cuando Alberto comenzó a tocar su miembro oculto bajo la tela de su ropa interior y Alberto sintió que su miembro se endurecía debido a los ruidos que estaba emitiendo Luca. Después de unos toques rápidos, llevó sus manos al borde de su ropa interior deslizándola hacia abajo, se la quitó y la arrojó a una esquina de la habitación, luego volvió a dirigir su mano hacia la erección de Luca, la cual estaba reclamando por algo de atención desde el inicio y comenzó a masturbarlo haciendo que sus piernas temblaran y la sensación de puro placer comenzó a ahogar cualquier pensamiento que estuviera teniendo en ese momento, sus ojos se abrieron en estado de shock apenas sintió como la mano de Alberto sujetaba con fuerza su endurecida erección.
Luca (echa la cabeza hacia atrás, rueda los ojos y gimió suavemente): ¡aah!... ¡ah! ¡mmph!
Luego de unos minutos, Alberto se detuvo y Luca lo distrajo con sexo oral para quitar la atención que se centraba en su propio cuerpo, el joven de ojos verdes se sintió un poco raro y culpable de solamente ser el espectador de aquel momento privado, pero también pudo sentir que se excitó cada vez más apenas vio la cabeza de Luca comenzar a subir y bajar un poco más rápido, gimió en voz alta al tiempo que llevaba ambas manos a la cabeza de su prometido para marcar su propio ritmo, no sabía que pasaría si de repente se corriera dentro de su boca sin siquiera darle tiempo a avisarle.
Alberto (respirando entrecortadamente): L-Luca… (Luca miro hacia arriba y se encontró con sus ojos, sostuvo la mirada intensamente por un tiempo antes de que pudiera volver a succionar su miembro) ¡ahh! Luca, detente… ¡por favor, detente! ngh, s-sí continuas así, yo…
Luca (se quita el miembro de Alberto de su boca): Hazlo (lame con ternura la base haciendo que Alberto gimiera en voz baja) quiero que te corras en mi boca, quiero probar tu esencia (vuelve a succionar, Alberto estaba en su límite y a nada de correrse, quería decir algo pero su voz se ahogó apenas sintió las manos de Luca apoyarse en sus piernas, apretándolas ligeramente)
Alberto dejó escapar un fuerte gemido junto con un grito de sorpresa apenas llegó a su límite y se corrió dentro de la boca de Luca, el adolescente quitó su pene semi-flácido para poder beber todo lo que se le había ofrecido, después de eso, se limpió los restos de semen de la boca con el dorso de la mano, se incorporó y atrajo a Alberto hacia él en un demandante beso, gemidos salieron de sus bocas cuando la lengua de Luca salió una vez más para encontrarse con la suya y sus miembros se rozaron uno contra el otro. Luca movió sus caderas contra las de Alberto y el monstruo marino de ojos verdes en su forma humana se movió ligeramente acercándose aún más para que sus erecciones se frotaran entre sí. Luca cortó el beso y presionó su cabeza contra la almohada, un gruñido escapó de su boca entreabierta al tiempo que Alberto se movía con dureza encima de él, rápidamente se acercó y besó a Luca, luego presionó su frente contra sus labios ligeramente entreabiertos, apenas sintió las manos del monstruo marino adolescente colocarse en sus hombros, se movió de forma que pudiera colocar ambas rodillas a cada lado de la cintura de Luca, se incorporó para ayudarlo a quitarse sus pantalones junto con su ropa interior para luego dejarlos caer al suelo, Luca se acercó a Alberto besándolo una vez más, lo empujó con fuerza contra su pecho haciendo que el monstruo marino de ojos verdes cayera sobre él y esto hizo que Luca presionara su espalda contra el colchón.
Se acercó a su mesita de noche para sacar una botella con un líquido transparente y un pequeño paquete del cajón.
Alberto (arquea una ceja): Te has estado preparando para esto ¿no es así?
Luca (responde tímidamente): B-bueno, yo solo quería estar seguro de tener todo lo necesario (se sonroja) nunca se sabe cuándo podríamos llegar a tener sexo (desvía la mirada hacia otro lado)
Alberto: Hey (se incorpora, toma el rostro de Luca con una de sus manos) mírame (Luca volteó la cabeza lentamente, sus ojos se encontraron con los de Alberto) no te avergüences de lo que hiciste, después de todo, tenemos que ser cuidadosos y protegernos.
Luca no respondió su frase, en su lugar se sentó a horcajadas sobre su prometido y se inclinó para besarlo, separándose por unos breves segundos para dedicarle una sonrisa maliciosa al tiempo que el joven de ojos verdes intentaba besar a Luca y profundizar el beso queriendo introducir su lengua nuevamente dentro de su boca, pero al ver que el adolescente no hacía un mínimo esfuerzo por cooperar, tomó sus caderas firmemente mientras se acomodaba una vez más encima de Luca, rápidamente abrió el pequeño paquete para poder extraer un condón y colocarlo sobre su miembro, pero una mano le impidió hacerlo.
Luca: No lo hagas. No te lo pongas, al menos no esta vez.
Alberto (dudoso): ¿Estás seguro? quiero decir, sé que esta será la primera vez que haremos esto pero no quiero terminar lastimándote, o hacer que te arrepientas de esto o…
Luca: Alberto (colocó ambas manos a cada lado de su rostro) sé lo que quiero, te quiero a ti y solo a ti, y supongo que no va a pasar nada solo porque no hayamos usado protección en nuestra primera vez.
Alberto (sintiéndose más confiado): Está bien, si tú lo dices…
Dejó el condón a un lado, tomó la botella con aquel líquido transparente que reposaba al lado de Luca, la abrió y vertió una generosa cantidad del líquido en la palma de su mano antes de pasarla arriba y abajo por su erección, luego vertió un poco más en su mano al tiempo que el monstruo marino adolescente se inclinaba para besarlo dulcemente en un intento por calmar los nervios que sentía ante esa situación. Se separó cuando sintió como Alberto deslizaba uno de sus dedos dentro de él y un débil gemido salió de sus labios, moviéndolo lentamente de adentro hacia afuera por unos segundos, cuando pudo ver que Luca comenzaba a relajarse un poco más, introdujo un segundo dedo comenzando a simular embestidas, moviéndolos, estirando aquel estrecho pasaje, abriendo y cerrando ambos dedos como si fueran tijeras, Luca se inclinó hacia atrás balanceándose contra el pecho de Alberto mientras movía sus caderas, rozándolas contra su miembro.
Las manos de Alberto sujetaron sus caderas mientras deslizaba su miembro lentamente dentro de Luca, una mirada de incomodidad se presentó en el rostro del adolescente mientras hacia todo lo posible por acostumbrarse a la intromisión, luego de un par de minutos movió sus caderas dándole a Alberto una señal para continuar y se deslizó completamente hacia afuera antes de penetrar a Luca otra vez. Tomó las piernas de Luca ayudándolo a moverse, gimió cuando sintió que su miembro casi se salía de su interior antes de terminar de ayudar a Luca a posicionarse mejor, colocó sus piernas alrededor de su cintura para sujetarse sintiendo su erección invadir su interior con fuerza y profundidad, pero también mantuvo el ritmo, gimió cuando las caderas de Alberto comenzaron a igualar el movimiento de sus embestidas y su pene se deslizó dentro de él con más fuerza y velocidad, Alberto pudo sentir que su orgasmo se aproximaba y envolvió su mano alrededor del miembro de Luca, disfrutando de la sensación del líquido preseminal goteando sobre su vientre, pasó su pulgar alrededor de la punta y esparció aquel líquido perlado sobre el miembro del adolescente, provocando que Luca se estremeciera y apretara sus paredes internas alrededor de la erección de Alberto, comenzó a acariciarlo más rápido sabiendo que ambos estaban cerca pero a su vez quería que juntos alcanzaran el límite y se corrieran al mismo tiempo.
Luca (habla entrecortadamente): A-Alberto… ah… ¡ahh! ¡maldición, Alberto! Me voy a… nghh… me voy a correr pronto…
Alberto (habla entre jadeos): Yo también, Luca. H-hagámoslo juntos… p-por favor… ¡ah!
El monstruo marino de ojos verdes en su forma humana aceleró el ritmo chocando sus caderas contra las de Luca al tiempo que llegaba a su límite, y se corría dentro de él, un gemido entrecortado escapó de sus labios abiertos sintiendo el pene de Luca contraerse bajo su mano, el monstruo marino adolescente dejó escapar un gemido largo y bajo al tiempo que se corría en su abdomen y la mano de Alberto, murmurando suaves palabras, Alberto sonrió al ver un chorro de semen caliente deslizarse por su mano y el vientre de Luca. Luego de unos segundos, Luca tomó su propio miembro y comenzó a frotarlo unas cuantas veces más sacando los vestigios de su orgasmo mientras Alberto sujetaba sus caderas y lo sostenía contra él con firmeza, cuando finalmente se detuvo fue como si se estuviera derritiendo, su cabeza se desplomó y se inclinó hacia adelante, las manos de Alberto ahora estaban colocadas a cada lado de la cama a ambos lados del torso de Luca, lo mordió suavemente y el adolescente se estremeció, otra pequeña ola de placer recorrió su cuerpo, pudo sentir su miembro ponerse flácido dentro de Luca, finalmente lo removió apenas Luca se movió, se inclinó hacia adelante presionando un tembloroso beso en los labios antes de tomar una esquina de la sábana para limpiar su abdomen manchado y la mano de Alberto.
Alberto (se voltea para mirar a Luca, pregunta): ¿Se sintió bien? quise decir ¿esto fue bueno para ti?
Luca: Sí, se sintió mejor que cualquier otra cosa que haya sentido antes (sonrió ante la mirada de total satisfacción en el hermoso rostro de su prometido mientras permanecían allí acostados, quietos y en silencio)
Interior. Cocina. Noche.
Daniela estaba colocando los últimos platos que uso para servir el postre en el fregadero de la cocina y comenzó a lavarlos para cuando Luca y Alberto bajaron las escaleras que llevaban a la habitación del mencionado, una vez que llegaron al último escalón, Luca le hizo una seña a su prometido para que esperara cerca del pasillo que llevaba a la cocina, luego de eso, comenzó a caminar hacia la espaciosa habitación, alcanzó a ver a su madre lavando los platos en el fregadero, decidido, el monstruo marino adolescente caminó lentamente hacia ella sin que lo notara y para cuando estuvo a pocos centímetros de ella, inesperadamente sujetó a su madre y la abrazó por detrás, apoyando su cabeza contra su espalda.
Daniela (se sobresalta): ¡Luca! (se volteó ligeramente para ver a su hijo abrazándola por detrás) ¿qué tiburones estás haciendo? ya no eres un niño pequeño para que vengas a abrazarme de esa manera, además, tú y Alberto se perdieron el postre.
Luca (aun abrazando a su madre): No, es verdad (sonríe) ya lo sé, ya no soy un niño (se separa, su sonrisa no desaparecía de su rostro)
Daniela: ¿Qué? (arquea una ceja) espero que no estés bromeando con algo tan serio como eso, jovencito.
Luca: Mamá, te juro que no estoy bromeando, es más… (se sonroja levemente) ¿sabes por qué Alberto y yo no estuvimos con ustedes cuando sirvieron el postre? (Daniela negó con la cabeza) resulta que fuimos a mi habitación para hablar a solas sin que nadie nos molestara y… b-bueno… (muestra el anillo de oro que Alberto colocó en el dedo anular de su mano izquierda) él me lo propuso.
Daniela (grita emocionada): ¡Santas carpas! Nunca creí que algo así pasaría, pero mi pequeño bebé se va a casar (abraza a Luca fuertemente) ¡estoy tan feliz por ti!
Luca (intentando hablar): M-Mamá… (se mueve un poco) por favor, déjame ir… me estás asfixiando…
Daniela: Oh, lo siento (se da cuenta de lo que estaba haciendo y se separó del abrazo) lo siento mucho, Luca. Pero ¿qué estamos esperando? ¡vamos! tenemos que darle la noticia a tu padre y tu abuela.
Luego de eso, la monstruo marino azul verdoso en su forma humana salió de la cocina y cruzó el pasillo que llevaba al comedor para contarle a todos las buenas noticias, Luca salió después de ella y comenzó a caminar unos pasos detrás, pero cuando estaba a medio camino de cruzar el recibidor y la puerta principal de la casa, Alberto salió por la entrada del pasillo que llevaba a la cocina y caminó hacia Luca.
Alberto (se acerca a Luca): así que… ¿cómo te fue? (un poco nervioso) ¿tu mamá se lo tomó bien o no?
Luca: Sí, lo hizo y está más que emocionada por decirle a todos sobre nuestro compromiso.
Alberto (asombrado): ¿Qué? no, se suponía que debíamos ser nosotros los que le contáramos a todos sobre nuestro compromiso, para eso había planeado esta cena.
Luca (un poco confundido): ¿De qué estás hablando? ¿a qué te refieres con "había planeado"?
Alberto: No importa, te lo explicaré cuando llegue el momento, pero creo que debíamos ser nosotros quienes dijeran esta noticia tan importante.
Luca: Quizás aún podamos hacerlo ¿qué estamos esperando? vamos a darles a todos la noticia, además (toma la mano de Alberto entrelazando sus dedos) Massimo y Giulia necesitan saber de esto más que nadie, a fin de cuentas, ellos son como tu familia ¿no es así?
Exterior. Estación de tren de Portorosso. Día. [Dos meses después…].
Las vacaciones de verano habían terminado y hoy era el día en que Luca y Giulia debían tomar el tren para que ambos pudieran regresar a Génova y comenzar una nueva vida como estudiantes universitarios. Todos estaban reunidos en la plataforma de la estación de tren esa mañana listos para despedirse de los adolescentes, incluso Alberto estaba allí acompañado de Massimo, a pesar de que el hombre le había ofrecido ir a Génova con su prometido y hermana adoptiva, y tomar un pequeño curso mientras ambos estaban en la universidad, Alberto se negó, porque consideraba que había aprendido todo lo que necesitaba estando en Portorosso, y pensar que hace cuatro años atrás le había dicho a Luca que no tenía pensado estar estancado en un solo lugar el resto de su vida, pero con el pasar de los años, entendió que quizás Portorosso no era un lugar tan malo después de todo, además, durante el tiempo que Luca estaba en la escuela había conocido a diferentes personas y aprendía cosas nuevas e interesantes cada día, también consiguió un trabajo, un hogar y una nueva familia gracias a ello. Supuso que quizás esa había sido la mejor decisión que haya tomado.
Alberto: Ciao, Giulia. Nos veremos en las próximas vacaciones, supongo (abraza a la pelirroja)
Giulia: Adiós, Alberto. Cuídate y (habla con voz amenazante) si veo que llegaste a lastimar a Luca en más de una forma, te juro que volveré aquí lo más rápido que pueda para patearte el trasero ¿me oíste?
Alberto (habla con nerviosismo): S-sí, totalmente, Giulia.
Giulia: Bien, más te vale que no rompas esa promesa (se aleja, recoge sus maletas y se sube al tren)
Luca era el último que debía despedirse de Alberto y después de eso, probablemente no lo vería una vez que terminara de estudiar en la universidad o tal vez hasta las próximas vacaciones, el adolescente suspiró y caminó hacia su prometido quien aún estaba allí de pie. No podía creer que esto estuviera pasando, tanto él como Giulia se irían a la universidad y quien sabe por cuanto tiempo no podría volver a ver a aquel joven de ojos verdes, a veces, Luca deseaba poder retroceder el tiempo para que Alberto pudiera estar junto a él un poco más, pero luego de considerarlo por semanas, llegó a la conclusión de que debía hacer esto, después de todo, era algo que quería hacer luego de terminar la escuela si se presentaba la oportunidad y afortunadamente, ésta llegó.
Luca (deja caer su maleta y abraza a Alberto): te voy a extrañar muchísimo.
Alberto (corresponde el abrazo): Lo sé, no sé que voy a hacer sin ti todo el tiempo a mi lado.
Luca: Oye, no estés triste, no me voy a ir para siempre. Además, podemos seguir hablando por cartas o llamadas telefónicas cuando pueda ¿de acuerdo?
Alberto (asiente): De acuerdo (se percata de que su prometido no porta el anillo en el dedo) Luca ¿dónde está el anillo que te di hace dos meses?
Luca: Lo tengo aquí (mete una mano en el bolsillo de su pantalón y sacó el anillo) lo conservo dentro de mi bolsillo, no quiero perderlo durante el viaje, es… es muy importante para mí… porque tu me lo diste (se sonroja suavemente)
Alberto: Está bien, solo recuerda ponértelo en cuanto llegues.
Luca: Lo haré.
Alberto: Y no olvides nuestra promesa, porque si me entero de que estuviste viendo a alguien más mientras estuvimos separados, juro que voy a buscar a esa persona y la mataré, no tiene idea de lo importante y maravilloso que eres para mí, Luca.
Luca: No creo que pueda romper nuestra promesa, menos quitarme este anillo, pero quien me preocupa más eres tú. No lo sé, con tantas chicas en el pueblo mirándote, temo que termines saliendo con alguna de ellas y olvides nuestra promesa, y ¡no finjas que no sabes de lo que estoy hablando! más de una moriría por tener una cita contigo.
Alberto (toma las manos de Luca apretándolas fuertemente): Sabes muy bien que no soy tan popular, ni siquiera cuando estaba en los Wodonga Scouts, siempre fui el miembro más rechazado, y no te preocupes, no estoy interesado en ninguna de esas chicas y me asegurare de que… (el tren tocó su silbato indicando que estaba a punto de partir) ¡ya es hora! Será mejor que te vayas, no querrás perder el tren.
Luca: Oh, sì ¡el tren! casi lo olvido (ríe nerviosamente, tomó su maleta, su tocadiscos portátil y la jaula donde se encontraba su gata durmiendo) sé que es demasiado pero, no podía dejar a Lunetta sola en casa, me extrañaría mucho (mira a su gata) bueno, ya debo irme, a presto.
Alberto: A presto… (el adolescente sonrió por última vez, acomodó sus pertenencias y caminó hacia la puerta del vagón, una vez allí, entró y colocó su equipaje, la jaula donde dormía su gata y el tocadiscos portátil en el suelo, por alguna razón, al terminar de hacer eso, sintió su corazón encogerse dentro de su pecho como si estuviera olvidando algo, algo importante pero no podía recordar que era) espera un segundo… (miro a su alrededor y se percató de que los binoculares junior de Luca estaban en el suelo de piedra de la plataforma) ¡los binoculares! (los recogió y rápidamente se echó a correr hacia el vagón en donde estaba Luca) Luca… (eleva la voz) Luca… (habla un poco más fuerte) ¡Luca!... ¡LUCA, ESPERA!
Luca (eleva la cabeza): ¿Alberto? (desvió su mirada hacia afuera, se recargó contra el marco de la puerta del vagón y pudo ver al joven de ojos verdes corriendo hacia él) ¡Alberto! (miro a su alrededor pensando en cómo podía ayudarlo a subir y, de pronto, una idea surgió en su mente) ¡ten! (extendió su mano) vamos ¡acércate y toma mi mano! (Alberto se echó a correr lo más rápido que podía intentando tomar la mano de Luca sin éxito) vamos, Alberto, por favor, acércate un poco más.
Alberto (sigue corriendo): ¡No puedo! ¡estás demasiado lejos como para que yo te alcance!
Luca: ¡Eso no es cierto! ahora (extiende su mano una vez más) ¡vamos, corre tan rápido como puedas y toma mi mano! (Alberto miro al adolescente, asintió y comenzó a correr tan rápido como sus piernas le permitían hasta que logró tomar la mano de Luca) ¡te tengo! (rápidamente metió al joven dentro del vagón) ¿qué haces aquí?
Alberto: Perdóname por entrar aquí sin un boleto o habértelo avisado antes pero… (extiende su mano derecha la cual sujetaba sus binoculares junior) casi olvidas tu poder mágico, otra vez…
Luca: Santas carpas, por poco me había olvidado de que los tenía conmigo (tomó los binoculares y se los colocó alrededor del cuello) grazie, Alberto.
Alberto: Bien, creo que eso es todo. Si no necesitas pedirme nada más, entonces creo que debería irme (caminó hacia la puerta del vagón y estaba a punto de abrirla para saltar, pero en eso, pudo escuchar unos pasos acercarse a él algo apresurados) ¿Luca? ¿qué necesi…?
Luca: En realidad… (coloca sus brazos alrededor del cuello de Alberto mientras que el joven colocaba sus manos en la cintura de su prometido un poco dudoso) de hecho, hay algo que debo darte.
Sin pensarlo dos veces, Luca se inclinó hacia adelante y beso a Alberto quien se mostró un poco sorprendido ante el repentino movimiento pero se dejó llevar y correspondió su beso, lamentablemente no duró mucho porque Luca pudo escuchar la voz de Giulia pidiéndole que entrara y tomara asiento de una vez, ambos monstruos marinos se separaron mirándose fijamente con un ligero sonrojo en sus rostros.
Alberto (jadea): Whoa… (observo la forma en que sujetaba a Luca y reaccionó) m-muy bien (se separa nerviosamente) yo creo que ya debería irme… (comenzó a caminar hacia la puerta del vagón y la abrió, desvió su mirada hacia su prometido que aún seguía allí) c-ci vediamo e... buona fortuna.
Luca: Buona fortuna a te. Ciao mio amore (Alberto sonrió por última vez antes de salir del vagón, Luca rápidamente se recargó contra el marco de la puerta viendo como Alberto corría de regreso a la estación, sonrió ligeramente, dio la vuelta y camino de regreso al interior del vagón para poder tomar asiento)
Ahora sí, La fine [El fin].
