Todos los derechos (y la money) van para Rowling. Yo sólo intento, humildemente, divertir un poco a la gente.

¡Este capítulo está dedicado a JkRan, quién el pasado 24 de mayo cumplió quince añitos! Ya lo ves, me has convencido para tirar adelante este fic… ¡Así que esto es "culpa" tuya! Jejeje.

"DESFILANDO EN HOGWARTS"

Capítulo Uno – ¿Todo sigue igual?

Por CiNtUrO-cHaN

Dejó caer su pluma y enrolló con satisfacción el pergamino, mientras se pasaba una mano por la frente limpiándose el sudor. Francamente… ¿Quién le mandaba lucir una cabellera tan larga en pleno verano? Pero por mucho que se quejaba y por mucho que sus amigas le contestaban que se lo cortaran, le parecía un pequeño atentado contra ella misma cortarse esa preciosa melena pelirroja…

La chica se levantó y se dirigió hacia el lado opuesto de la habitación. Al lado de la ventana, junto a la cama, había una lechuza de color azabache y ojos amarillos, con las plumas desordenadas.

-Toma. Esta ya es la última… -dijo al ver que su lechuza la fulminaba con la mirada - ¡Te lo prometo!

Wendelyn, que así la había llamado su dueña en honor a una famosa bruja que "murió" en la Edad Media por culpa de sus poderes mágicos (evidentemente no murió, simplemente lo fingía para divertirse un rato con los muggle), aceptó la carta a regañadientes y se largó. Justo en el instante en que salió de la casa, un grito de histeria se apoderó del vecindario. La joven suspiró. La única, la inigualable, la fenomenal pelirroja, Lily Evans, no pudo más que maldecir otra vez a los cielos y preguntarse dónde rayos estaba ella cuando hicieron el reparto de hermanas mayores.

-¡MAMÁ¡¡LO ESTÁ HACIENDO OTRA VEZ!

Lily suspiró con resignación y se colocó los cascos de música para ignorar los gritos de histeria de Petunia. Se desperezó; había escrito 16 o 17 cartas (ya había perdido la cuenta), cada una a sus distintas amigas de Hogwarts. Era ya tradición entre las chicas escribirse a menudo para quedar y contarse las últimas noticias. En esta ocasión, Lily (entre otras muchas cosas) les había dicho -aunque sólo a las amigas más próximas y de su misma casa -que qué tal les parecía quedar, como cada año, en el andén 9 y ¾ media hora antes de la salida del Hogwart's Express, lo cual sería al día siguiente.

"Mañana…"

Cierto. El verano terminaba. Treinta-y-uno de agosto… "Mundo cruel" pensó la pelirroja. Pero en el fondo se alegraba. Durante el verano había tenido que trabajar cada mañana en una heladería; vale, había aire acondicionado. Vale, por las horas que hacía le pagaban bien. Pero pasearse en patines de ralla con una minifalda con un escote digno de Marilyn Monroe no era su idea de "trabajo perfecto". Y si encima le añadía los constantes acosos por parte del género masculino…

En su mente rápidamente vino el recuerdo de esa nefasta tarde cuando Potter y sus inseparables amigos fueron a la heladería y la descubrieron. A partir de entonces habían ido cada tarde, simplemente para cabrearla (cosa que el chico de las gafas conseguía con mucha rapidez, todo fuese dicho). Y ni las amenazas de muerte ni los insultos ni nada en el mundo lograron que los Merodeadores la dejaran tranquila.

-Pero ahora ya está – se alentó Lily – No más patines, no más vestiditos de talla Barbie… No más P…

Estaba pensando en 'no más Potter', pero su mente se auto-corrigió. Sí iba a haber más Potter. Y con los desastrosos incidentes de los años previos, especialmente desde finales de quinto y todo sexto, no tenía esperanza de que cambiara. Inevitablemente, IBA a haber mucho, mucho Potter ese año… lo presentía de alguna forma.

"Bueno Lily…" pensó la pelirroja para sí misma, recordando los constantes consejos de sus amigas y de su madre, a quién mediante lechuzas le iba explicando sus 'desventuras' con Potter "Sé fuerte."


-¡SIRIUSÍN!

-¡JAMSIE!

Algunas cabezas curiosas se voltearon en el andén nueve y tres cuartos, observando el espectáculo que dos chicos vestidos de muggle (y muy atractivos, por cierto) estaban ofreciendo. James Potter y Sirius Black se abrazaban mientras soltaban fingidas lágrimas de emoción.

A su lado, Remus Lupin ponía los ojos en blanco, intentando seguir con la interesante lectura de "Cien consejos de autocontrol". Se lo había comprado expresamente para ese curso, y de alguna manera intuía que le vendría muy bien.

-¿Cómo te fue el verano desde la última vez que nos vimos, compadre!- exclamó Sirius, fingiendo un acento mejicano.

Tres bien, cherie! La comidá del guestaugante fgancés estuvo delicióse- le respondió James.

-Pst, pst, Remus- ése era Peter (la asquerosa rata) -¿No ha pasado Sirius todo el verano en casa de los Potter?

-Ajá- murmuró Remus.

-¿Entonces por qué se saludan como si hiciera milenios que no se veían?

Entonces Remus ilustró a Peter con su aplastante lógica –Porque son gilipollas.

Y Peter, para no ser menos, contestó con brillantez: "Ah."

-Bueno, cuando os canséis de hacer el imbécil me llamáis. Yo, al menos, no pienso perder este tren – murmuró Remus - ¿Vienes, Peter?

Peter asintió y, agarrando con fuerza el baúl, siguió a Remus al Hogwart's Express en busca de algún compartimiento libre. James y Sirius, viendo que se habían quedado sin su queridísimo público, refunfuñaron incoherencias y les siguieron… no sin antes pararse a hacer la visita de rigor.

-¿Qué tal, Evans¿Todo bien?

Lily Evans frunció el ceño y preparó su cara de mala leche antes siquiera de girarse para ver quién le había dirigido la palabra. Aunque ella misma se corrigió; ¿quién sino a parte del egocéntrico, infantil, insoportable, oh Gran James Potter le dirigiría la palabra con tanta arrogancia y orgullo?

Las amigas con quien estaba Lily se miraron unas a otras. Tres de ellas sonrieron con nostalgia, como si hubieran echado en falta algo durante todo el verano y ese encuentro se lo proporcionara de nuevo.

-Mira, Potter…

-No hago otra cosa que mirarte, mi fogosa pelirroja…

A Lily empezó a salirle una venita en la sien. "Autocontrol", pensó – Ja, ja, ja. Qué chistoso. Que no te engañe mi cara de cabreo, en mi interior me estoy muriendo de la risa – murmuró, con todo el sarcasmo del mundo.

James no se dejó intimidar – Me alegro, pues. ¿Te apetecería ir a tomar algo en la próxima excursión a Hogsmead?

-¡Mira, Potter…!

-Ya te he dicho que te estoy…

-¡QUE ME DEJES EN PAZ, PELMAZO¿LAS DECENAS DE VECES QUE TE HE DICHO QUE PREFERIRÍA IR A TOMAR EL TE CON EL CALAMAR GIGANTE NO TE DICEN NADA?

-Pues la verdad es que esperaba que hubieras recapacitado durante el verano, ya sabes, y quizás…

-Lee mis labios. NNNNNNN-OOOOOOO. ¿Capicci?

Y se dio teatralmente la vuelta, haciendo que su melena pareciera una cortina roja; cogió sus maletas e instó a sus amigas a que subieran al tren antes que éste se largara sin ellas. Las chicas se mostraron algo reticentes; el encontronazo había durado demasiado poco…

-Ay, Prongs, Prongs… - musitó Sirius, dándole palmaditas amistosas en el hombro – Pero tampoco hace falta que te desesperes, hombre – continuó animándolo, mientras los dos merodeadores subían al tren, el cual ya empezaba a ponerse en movimiento –…Juraría que esta vez te ha gritado con más desenfado. No sé. Como si…

-Déjalo, Padfoot… Ambos sabemos que sólo me lo dices porque quieres animarme.

-Eum…

Durante unos instantes reinó un incómodo silencio en el pasillo del tren.

Entonces James le fulminó con la mirada - Ahora se suponía que el mejor amigo decía '¡No, no, qué va¡Si te lo digo de corazón!' – dijo el chico de las gafas, mirando mosqueado a su amigo.

Sirius rió con nerviosismo – ¿Aún estoy a tiempo? 'N-No, no, qué va, si te lo digo de…'

-¡Vete un poquito a la mierda!

Y muy ajeno al ajetreo, el Hogwart's Express empezó a deslizarse, un año más, hacia los inquietantes y desconocidos terrenos de Hogwarts.


-Así que… Te has pasado medio verano trabajando en una heladería, el otro medio de canguro, y esta última semana soportando a la friki de tu hermana y su novio-morsa… No me extraña que Dumbledore te haya hecho prefecta y Premio Anual.

Lily asintió, ilusionada, mientras sus amigas contemplaban la radiante jovencita que estaba sentada delante de ellas en uno de los muchos vagones del Hogwarts Express. No hacía ni media hora que habían salido de la estación King's Cross y la chica de ojos verdes acababa de relatarles qué tal le había ido el verano, mencionando, evidentemente, el reciente honor adquirido.

-A mí tampoco- murmuró otra de las chicas -Con la perseverancia y esa paciencia de santo que debiste gastar para no ahogarles en el retrete…- Ambas chicas empezaron a reír.

-Ya os lo decía yo, que me lo merecía con creces- dijo Lily, apuntándose a las risas.

Las dos chicas que habían hablado eran Elisa Sullyvan y Rowenna McArthur. La primera era conocida como Sully, ya que detestaba enormemente el nombre 'Elisa' porque lo identificaba con las princesas Disney que su madre le obligaba a ver cuando era pequeña para ser más femenina. Como consiguiente, le salió tal trauma que sólo de oír la palabra 'rosa' echaba a correr. Sully era una chica morena, pelo oscuro hasta la altura de los hombros y cortado de forma desigual, con flequillo; era algo bajita en contraste con Rowenna. De constitución no muy corpulenta, era perfecta para su oficio de buscadora en el equipo de Gryffindor. Rápida y veloz, a James le caían lágrimas de emoción cuando la veía volar. "Ahí va mi niña" suspiraba, haciéndola enfadar, mientras que Sirius reía. La verdad es que James sólo lo hacía para ponerla en un aprieto delante de su amigo; las reacciones violentas de Sully contra Sirius eran casi tan famosas como las de la pelirroja contra su persona.

Rowenna, también de Gryffindor, que no sabía qué era Disney ni mucho menos una película, solía llamar a su amiga 'Elisa' sólo para hacerla enfurruñar. Entonces, Sully la llamaba Row-Rowwie, que así era como la llamaba su ex 'cariñosamente'.

Era castaña clara, aunque según sus cambios de humor se teñía mechas de colores chillones (una vez se tiñó un par de mechones rosa y Sully dejó de hablarla durante semanas). Era la más alta de las tres amigas, aunque no mucho más que Lily. Tenía unos ojos grisáceos soñadores que le daban el aspecto de estar gran parte del día en las nubes. Su mayor sueño era el de llegar a tener, algún día (algún día MUY lejano, recalcaban sus amigas), un dragón a su cuidado. Y es que mientras que a Sully le encantaba el quidditch y Lily se desvivía por sus estudios, a Rowenna le encantaban los animales peligrosos – cuantos más colmillos, mejor. Eso hacía que fuera gran simpatizante de Hagrid y una fanática del Cuidado de Criaturas Mágicas.

-Por cierto Lils¿sabes quién es el otro Premio Anual?- dijo Rowenna con un deje de temor en la voz.

Lily puso cara de entierro -Lo sé- murmuró. Rowenna y Sully se miraron -El sujeto en cuestión se encargó amablemente de transmitirme su recién nominación a Premio Anual el mismo día que le llegó la carta. Me lo comunicó en una de las 324809234 postales que me envió este verano, acompañadas por el clásico ramo de lirios blancos. Todo un galán- murmuró con escepticismo.

Sully se echó a reír, dejando a relucir unos labios carmesíes preciosos -Así que nuestro Potter ha mantenido contacto contigo¿verdad? Uyyy… pero qué romántico…

Lily arqueó una ceja -No sabes cuánto. Seguro que el reenvío del paquete con los petardos Filibuster escondidos que le mandé le llegaron en lo más hondo de su corazón…

-Pero qué encanto eres, Lils.

Las tres chicas se voltearon y sonrieron, reconociendo la dueña de la voz. Una chica acababa de entrar en el vagón, acompañada de un par de maletas y un baúl que la seguía mediante un hechizo.

-¡Alice!

Las tres chicas se fusionaron en un abrazo-oso hacia la recién venida. Alice era una chica muy delgada, aunque de buen tipo, que contrastaba con su regordeta carita alegre con unas mejillas siempre coloradas y unos ojitos alegres y saltones. Tenía el pelo aún más largo que Lily, casi siempre recogido en una cola de caballo. En un principio, Alice, Lily, Sully y Rowenna eran un cuarteto inseparable desde que el Sombrero Seleccionador las unió en la misma casa en primero. No obstante, Alice empezó a salir con un tal Frank Longbottom a mediados de quinto, e inevitablemente se separó un poco de sus amigas para disfrutar más tiempo con su novio. Las tres chicas lo comprendieron, aunque lamentaron la "pérdida". Aún así, aunque Alice ya no fuera tanto con ellas, no dejaba de ser un miembro más del grupo de las Gryffies.

-¿Qué tal las vacaciones con Frank en Rumania¿EH, EH¿Visteis dragones¿¿EH¡¡PÁSAME LAS FOTOS! – chilló Rowenna, sin darle tiempo a su amiga para contestar.

-Déjala hablar, mujer – respondió Lily, sentándose otra vez. Alice se sentó junto a ella y sonrió.

-Pues muy bien. Frank me presentó a su madre – las tres chicas hicieron un 'ohhh' de admiración. Ese paso era importante en una relación – Me daba un poco de miedo, la verdad. Con ese enorme sombrero tan… Pero en fin. Me acostumbraré. Y no – añadió, viendo que Rowenna se disponía a hablar – no vimos dragones, Ro.

-Qué envidia me das, Alice – murmuró Sully – Ojalá hubiera más Franks Longbottoms por el mundo y menos…

-¿Sirius? – dijo la pelirroja.

-¡NO ESTABA HABLANDO DE ESE IMBÉCIL CHULO PLAYA!

Se hizo un silencio. Fue entonces cuando Sully frunció el ceño y se percató que las demás chicas miraban a través de su hombro, hacia la puerta, con una sonrisa de complicidad.

-Oh, genial – murmuró Sully – Sirius está detrás de mí y lo ha oído todo¿verdad?

-Técnicamente… sí – murmuró Lily.

Sully se giró para encontrarse con un muy divertido Sirius, recostado a la pared – Evans – dijo, mirando a la pelirroja, quién lo observó con sorpresa – Tal vez te interesaría saber que James hace como diez minutos que se fue a una reunión de prefectos… Pasé por aquí y no pude evitar preguntarme por qué mi querida pelirroja no se encontraba en la susodicha reunión.

Se oyó un débil 'ups' y antes que nadie pudiera decir 'Pelirroja a la fuga', Lily ya había desaparecido del compartimiento. Sully estaba en un estado de parálisis mental. Necesitaba que Sirius le dijera algo para contraatacarle, o pegarle, o… ¡Cualquier cosa!

Sirius miró a Sully y sonrió con una de esas sonrisas que son capaces de derretir el Polo Norte – No te preocupes, Elisabeth… Si ya sé que tú me adoras, bajo esa fría fachada de mujer fatal…

Alice y Rowenna se miraron con preocupación. Nunca, jamás de los jamases, llames a Sully por su nombre de pila. Pero sobretodo, bajo NINGÚN concepto, la llames por su nombre completo.

-Sirius… - murmuró Sully, entre dolida, avergonzada, cabreada y humillada; subió lentamente la varita, apuntando al moreno -…corre.

Mientras Sirius y Sully protagonizaban una cruzada al más puro estilo americano alrededor del tren, hechizándose y embrujándose mutuamente, Alice sonrió hacia Rowenna (la cual estaba siguiendo atentamente con la lectura de un libro de criaturas diabólicas) y dijo:

-Veo que el Club Anti-Merodeadores sigue activo.

-Por supuesto. El CAM sigue con su empeño de recolectar miembros y fondos para enviar a esos desequilibrados lejos de aquí. Y lo seguirá haciendo hasta el final de los días, al menos mientras tengamos como presidenta a nuestra Lily.

-¿Sigue la ONG de "Matemos a Potter" en activo? – se interesó Alice.

Rowenna sonrió – ¿Tú qué crees?


Lily llegó unos minutos después al vagón de los prefectos, en el cual se encontraban un conjunto de chicos de quinto para arriba (Lily, a primera vista, reconoció a Remus, unas cuantas Gryffis admiradoras de los Merodeadores, y a un par de Slytherins que le sonaba haber visto jugar contra Gryffindor en algún partido), todos escuchando atentamente al otro Premio Anual, uno de los símbolos de la escuela: James Potter.

-Y ahora que nuestra queridísima Premio Anual decide hacer acto de presencia – sonríe James, mirando de reojo a la pelirroja, que se había puesto roja y le fulminaba con la mirada – creo que ya podríais ir levantándoos y patrullar los corredores por parejas. Si es que no tienes que hacer ningún comentario ni/u objeción – dijo el chico, mirando triunfalmente a Lily.

Si las miradas mataran, James estaría muerto y sepultado. "Qué lástima" pensó Lily, con la imagen del sufrimiento eterno de James – No, no. Por favor, adelante.

Los demás prefectos se alzaron y se dirigieron a recorrer los pasillos. Remus se quedó rezagado a posta, esperando a su amigo a la entrada; fue entonces cuando Lily se encaró hacia James echa una fiera.

-¡TÚ…!

-Llegar tarde no es correcto, Evans. Diez puntos menos para Gryffindor… a menos que accedas a salir conmigo en la próxim…

-Me tienes BIEN HARTA con tus tripijuegos, Potter. Escúchame bien, porque quiero que esto quede BIEN claro desde YA – dijo, chascando los dedos. James la miró entre divertido y temeroso – Para evitar que sucedan más incidentes como en los años anteriores, te lo advierto desde el mismísimo primer día de colegio: como intentes ridiculizarme, perseguirme, o hacerme cualquiera de tus estúpidas gilipolleces ni que sea una sola vez, a mí o a mis amigas (y en el trato entra también Black)…

Lily sabía cómo mantener el suspenso, James debía admitirlo.

-¿…Qué¿Me lanzarás un hechizo para que me porte bien? – murmuró James con su habitual sorna, aunque la amenaza seguía retumbando en sus oídos.

Entonces la pelirroja sonrió; una de esas falsas sonrisas que le hielan la sangre a uno. Le cogió por el cuello de la camisa y se lo acercó, quedándose ambos a unos centímetros de distancia, mirándose a los ojos.

-Lo mejor de todo es que ni te imaginas lo que voy a hacerte. Pero te recomiendo que no me des razones para que lo haga – dicho esto, le soltó sin ninguna contemplación y se giró con la cabeza bien alta – Y ahora espabila y ve a hacer algo por lo cual puedas sentirte útil. Porque supongo que patrullar el tren será demasiado para James Potter y su inseparable ego. Remus.

-Lily.

El joven licántropo correspondió al saludo de la chica antes que esta despareciera. Remus miró a su amigo, el cual estaba de brazos cruzados.

-No lo entiendo. ¿Por qué a ti te llama por el nombre y a mí por el apellido¿¿Por qué¡¡No lo entiendo! – dijo el chico, despeinándose.

Remus puso los ojos en blanco – Ay, James… Ése es un gran misterio de la naturaleza. Pero te daré un consejo – ante esto, James se giró rápidamente hacia su amigo – Para de despeinarte el pelo. Me pones nervioso a mí, a Lily y a la mayoría de mortales.

James resopló – Pero a las chicas les gusta…

El licántropo frunció el ceño -¿Pero a ti quién te importa más, Lily o las demás chicas? Espera, déjalo, no quiero saberlo – dijo el joven de pelo claro, empezando a patrullar junto a James.

-Hombre… Recuerda que tengo una posición social, un club de fans que satisfacer… y una pelirroja con instintos asesinos a quién conquistar. Tengo mi agenda llena como para preocuparme por nimiedades así – dijo el chico, revolviéndose otra vez el pelo y haciendo gruñir al otro merodeador.

-¡Moony, Prongs! – los dos aludidos se giraron al ver a Peter corriendo hacia ellos - ¡Rápido¡Padfoot se… estaba aburriendo y… ha decidido… gastarle… la primera broma del año… a Snape! – dijo el chico, intentando respirar del cansancio.

-¡QUÉ! – exclamaron los dos chicos, mirándose con preocupación y empezando a correr por donde Peter había venido - ¡Hay que pararle¡Como utilice el cargamento que compró en la tienda de ayer no va a quedar ni un hueso de…!

-¿Y A QUIÉN LE IMPORTA SNIVELLIUS? – exclamó furioso James, ante la mirada sorprendida de Remus – ¡Ése estúpido ni siquiera me ha esperado¡SIRIUUUUUS¡ESPÉRATE¡NO USES AÚN 'ESO'¡SIRIUUUUS, YO TAMBIÉN QUIERO VERLOOOOO!

Remus puso los ojos en blanco. Continuó corriendo tras de James, el cual no paraba de refunfuñar, cuando un gran 'BOOOOOOOM' hizo que los dos chicos cayeran al suelo por el impacto de la explosión, la cual había echo vibrar al tren entero en movimiento.


-La cara que ha puesto la McGonagall ha sido… sublime – murmuró Remus.

-Indescriptible – añadió Peter.

-Te digo… Hasta me hizo sentir culpable sin haber hecho nada – respondió James, el cual ya no estaba picado con Sirius por no haberle esperado a gastarle una broma a Snape, pues no le apetecía para nada acompañarlo a la sarta de castigos que la jefa de su casa le estaba imponiendo en aquel preciso instante.

-Bueno… La cara de Snape mereció la pena – razonó Peter.

-¿Ves? A veces hasta dices cosas sensatas, Wormtail – dijo James, sonriendo.

De hecho, los gritos de la Profesora McGonagall retumbaron por todo el castillo. Ni el imperturbable Sirius Black parecía tan radiante cuando se unió a sus compañeros para la cena en el Gran Comedor.

-Te has perdido la Selección, compañero – dijo James, dándole un golpecito en la espalda - ¿Qué tal con McGonagall?

-Bueno… digamos que me pasaré el resto de las noches de septiembre limpiando trofeos, pero al menos no me ha sancionado para ningún partido. ¡Se nota que lleva la sangre Gryffindor en las venas! – exclamó el joven de ojos azules, retomando el buen humor que se contagió a sus compañeros -¿Algún pariente o conocido entre los nuevos monstruitos?

-No, pero… ése de allí lleva un buen rato mirándome – murmuró James con un escalofrío – Y ese cacharro que lleva puesto… me da mala espina.

-¿Siete años de Estudios Muggle y llamas 'cacharro' a una cámara fotográfica?

Sirius empezó a reír - Lo que pasa que el chico te debe venerar y querrá sacarte alguna foto…

-Ah. Normal, normal – replicó James, ganando seguridad.

Y siguieron conversando todo lo tranquilamente que se puede esperar de un Merodeador, hasta que un agudo y sonoro '¿QUÉEEEE!' resonó por todo el Gran Comedor. Todas las cabezas se giraron en dirección a un grupito de chicas que acababan de llegar al Gran Comedor.

-¡SSSHHH¡Lily, por favor, no es para tan…! – murmuró una chica bastante atractiva de mirada algo soñadora. Iba maquillada y su melena, trenzada en dos trenzas, era oscura con destellos lila.

-¿Que no es para tanto¡¡QUE NO ES PARA TANTO¡Cat, dile que SÍ es para tanto!

-Lily… Sarah ya es mayorcita para saber quién le conviene y quién no… - respondió la susodicha Cat, una chica de origen francés, de pelo rubio y ondulado y ojos oscuros, en contraste con la piel blanca.

-¡Qué mayorcita ni qué tres cojo-…!

-¡LILY! – gritó Rowenna, haciendo que la atención de la pelirroja se depositara sobre ella, calmándola durante unos breves segundos – Cuando te des cuenta que esta conversación ya no es privada… ¿Pararás de gritar un poquitín?

Y en efecto, todo el Gran Comedor había enmudecido ante la verborrea de las chicas.

-¡Eh, Harrington! – exclamó Sirius desde su asiento, mirando a Rowenna - ¡Por nosotros no os cortéis! Lo vuestro es mucho más interesante que lo que estábamos discutiendo.

-En fin… Vamos a sentarnos – propuso Catrina De Boui-Bouqueite, alias Cat (o, como la llamaban sus amigas, 'gatita'), tomando por el brazo a Sarah Kimbley y dirigiéndose hacia la mesa de Ravenclaw.

Sully y Rowenna hicieron lo mismo con Lily, la cual seguía mirando con profundo despecho a su amiga Sarah. Cuando por fin consiguieron sentar a la pelirroja, esta empezó a hablar sobre adolescentes que se pierden, hombres aprovechados de la inocencia de las chicas, y otras tonterías que sus amigas no se preocuparon en escuchar, menos en entender.

-Lily – la cortó Sully. Lily llevaba diez minutos despotricando y, en vistas de que eso iba para largo, la morena decidió cortarla – A Sarah simplemente le gusta Diggory. A mi tampoco me cae estupendamente, que digamos, pero no hay que montar un drama…

-Aclaremos un punto; las dos estamos hablando de Amos Diggory, el creído, estúpido, mono-neuronal imbécil de Ravenclaw¿verdad?

Sully suspiró y la dejó por imposible.

-Lily… tienes que superar lo que sucedió en cuarto. Él lo ha superado – murmuró Rowenna.

-Sí, claro… Como si me fuera a olvidar de la noche a la mañana la humillación que me hizo pasar pidiéndome para salir desde lo alto de la Torre de Astronomía con un amplificador de voz, haciendo que llovieran pétalos de rosa…

-Bueno… han pasado tres años tal… - murmuró Sully con indiferencia – Y te aseguro que nunca más se le ocurrió repetir la experiencia… no después de tu combinación de embrujos crece-miembros y la soberana venganza de Potter…

-¡POR FAVOR! –exclamó Lily, no queriendo recordar más aquellos sucesos- No quiero que Sarah pase por lo mismo. Ese tipo no es de fiar, os lo digo yo. Me opongo a esta relación o futura relación. Me niego. No. Ni hablar. Nunca. Jamás de los jamases. Zettai.

-¿Zettai?

-Es japonés.

Sully y Rowenna miraron a la pelirroja como si le faltara una tuerca.

-Hoy no habrá quien la aguante por la noche…

Las dos Gryffis siguieron cenando tras haber escuchado el ya tradicional discurso de Dumbledore, mientras Lily seguía utilizando vocablos de negación en mil y uno idiomas pintorescos. Y así transcurrió el primer día en Hogwarts de séptimo curso, del año mil novecientos setenta y ocho.

FIN DEL CAP.1

Notas de Autora

Bien bien bien… ¿Qué os ha parecido? No seáis muy duros conmigo, es mi primer fic de HP… Pero me hacía una ilusión tremenda. Como ya he dicho más arriba, va dedicado a mi amiga JkRan D Espero que lo hayas disfrutado, y los demás igual!

Y ya sabéis… Dejar un review no cuesta nada de nada, y en cambio me dais una grata felicidad que me anima a seguir escribiendo… Todo es un círculo vicioso. Cuantos más reviews, más contenta, y más escribo (xD lo sé, esto es chantaje, y qué).

Sobre el capítulo, es meramente introductorio. Quería que fuese un prólogo, pero salió demasiado largo y se quedó así. En cuanto al título, "Desfilando en Hogwarts"… entiendo que no sepáis de qué va. En los próximos capítulos ya empezaré a introducir la trama principal del fic (risa malévola), la cual está inspirada en una historia verdadera… que vivió una servidora.

Ah, y por cierto. He comprobado los listados anuales de los que estuvieron en Hogwarts y he intentado respetarlo al máximo, excepto en el caso de Alice y Frank Longbottom, dos años mayores que James y CÍA, pero que los he puesto en su mismo curso. Un mero ajuste de cuentas para añadir más caras conocidas al fic, nada más D

Hasta el próximo capítulo!

CiNtUrO-cHaN

29 de mayo del 2006

(a una semana y media del fin de clases…por fin!)