Todos los derechos (y la money) van para Rowling. Yo sólo intento, humildemente, divertir un poco a la gente.

"DESFILANDO EN HOGWARTS"

Capítulo Dos – El acto

Por CiNtUrO-cHaN

El primer día de clases empezó como cualquier otro día. Parecía que la rutina empezaba a volver a cada una de las integrantes de esa pequeña habitación en el punto más alto de la torre de Gryffindor, justo debajo del tejado (lo cual implicaba que los días lluviosos no paraban de tener goteras, por mucho que se quejaran al director para que las arreglara).

-¿YA SON LAS OCHO Y MEDIA¿NO DIJISTE QUE PONDRÍAS EL DESPERTADOR, SULLY?

-¡Y A MÍ QUÉ ME CUENTAS¿ALGUIEN HA VISTO MIS CALCETINES?

-¡LOS LLEVAS PUESTOS, ATONTADA¡LILY¡DEJA DE MONOPOLIZAR EL BAÑO!

Con estas preciosas voces angelicales, Alice simplemente suspiró hondo y bajó las escaleras hacia la sala común, donde ya le esperaba Frank con una radiante sonrisa. "Algunas cosas no cambian nunca", pensó.

-Buenos días, Alice – dijo Frank, un chico alto y algo corpulento, de pelo negro y ojos claros, depositando un suave beso en los labios de la chica.

-Hombre, eso de buenos… - dijo, frunciendo el ceño. Desde la sala común se seguían oyendo los gritos de las tres alocadas adolescentes.

-¿Las esperamos o mejor…?

-Vamos bajando – dijo ella.

-¿Por qué no las has avisado cuando te has levantado tú? – preguntó el chico, mientras salían del retrato de la señora gorda.

Alice sonrió - ¿Y perderme el gran espectáculo? Naah. Además, he intentado levantarlas y Rowenna casi me tira su almohada.

Frank se imaginó la escena y sonrió, y la feliz parejita se dirigió hacia el primer desayuno del curso. Curiosamente, todas las mesas estaban semi-vacías. Parecía que Lily y las demás no eran las únicas que se habían dormido. Evidentemente, los Merodeadores no iban a ser una excepción. A diferencia de las chicas, que iban cada una haciendo su maratón particular para encontrar la ropa en ese vertedero llamado habitación, los chicos simplemente seguían durmiendo a pierna suelta en sus respectivas camas… Menos Remus, claro.

-Hmmm… ¿No tendríamos que ir levantándonos ya…? – ése era Remus, que miraba el reloj como si no le cuadraran las cosas.

-…zzz… Sólo son las siete y media… tenemos mucho rato aún… - murmuró una voz amortiguada desde debajo de un cojín. Remus la reconoció como la de James. Sirius simplemente roncaba, mientras que Peter se encontraba profundamente dormido, abrazando a su almohada (?).

-Pero… yo oigo mucho ruido… - Remus se incorporó y se fijó en la pantallita del reloj digital – Ey… Hoy no estamos a trece de marzo… ¡Y aquí pone 'año 1953'!

Remus se levantó, intuyendo lo que había pasado, y cuando miró su reloj de muñeca y vio que eran las nueve menos cuarto y que sólo faltaba un cuarto de hora para su primera clase del año (doble clase de Transfiguración con los Ravenclaw), se oyó un '¡ME CAGO EN LA…!' por toda la torre que terminó de despertar a los que aún seguían durmiendo.


La Profesora McGonagall miraba con una ceja levantada a su clase. Los de Ravenclaw ya se encontraban casi todos allí, muertos de sueño (al parecer, Gryffindor no había sido la única en hacer una fiesta de bienvenida). En cambio, al otro lado del corredor, la mitad de los asientos de Gryffindor se encontraban vacíos.

Sarah y Cat se miraban entre preocupadas y divertidas. Cada año pasaba igual.

-¡PERDÓN…! – las puertas de la clase se abrieron de un sonoro portazo, y un séquito de Gryffindors, con Lily en cabeza, entró en el aula de la profesora McGonagall - ¡…POR EL RETRASO!

Lily, Sully y Rowenna saludaron con la cabeza a Sarah y Cat. Las tres tenían las mejillas sonrosadas por la carrera que se acababan de pegar. Detrás suyo habían entrado algunos otros estudiantes despistados. Los Merodeadores, como no podía ser de otra forma, habían entrado los últimos y sin ninguna prisa.

-Señorita Evans, señor Potter, acérquense un momento, por favor – dijo la profesora McGonagall, con un deje de mal humor en su rostro. Lily miró con preocupación a sus amigas y se dirigió donde se encontraba la mujer, junto al chico de las gafas - ¿Ven esto que llevan aquí? – preguntó, señalándoles la cinta que llevaban atada en el brazo, con las siglas de 'P.A' en ella – Espero que los dos Premios Anuales, de ahora en adelante, no simplemente no llegarán nunca más tarde a mi clase o a la de mis colegas, sino que también instarán a los demás a que sigan su ejemplo – musitó la profesora, pasando una mirada fugaz hacia las chicas y los Merodeadores.

-C-Claro que sí, profesora, no volverá a ocurrir – dijo Lily deprisa, roja de vergüenza. James simplemente murmuró un 'Claro, profesora' con desgana y se volvió a sentar entre Sirius y Remus.

-Bien – dijo McGonagall, viendo que por fin todos sus alumnos se encontraban en sus sitios y callados – Cinco puntos menos para Gryffindor por llegar tarde. Y ahora, que empiece la clase. Abran el libro por la página 5, 'Los animagos, la transmutación humana y sus diversos componentes'…

-Ja… este año va a estar chupado – dijo James, sonriendo y mirando a sus compañeros, que le devolvieron la sonrisa con autosuficiencia.

-Lástima que la McGonagall no os haya castigado a ti y a Evans – dijo Sirius por lo bajo, mirando a su compañero – Castigados a solas en las mazmorras… Grrrr…

-Sí… En lugar de eso, va y nos quita ya cinco puntos. Creo que luego iré a verla para que lo cambie por el castigo en las mazmorras. Estoy dispuesto a sacrificarme por el bien de mis compatriotas…

-¡POTTER¡Silencio!

-Lo siento, profesora.

-Sí, seguro – respondió la mujer, con tono ofendido y siguiendo con su explicación – Como iba diciendo, este año vamos a empezar estudiando a los animagos, sus características para reconocerlos, así como también…

Como la profesora McGonagall no paraba de mirarlos de reojo, Sirius y James empezaron a pasarse notitas para poder hablarse con tranquilidad.

S: Creo que Evans se aburre. ¿Por qué no le tocamos las narices un rato?

J¡Buena idea, Pad!

James escribió un par de líneas en un papel de libreta, lo arrugó en una bolita y se lo tiró con gran puntería justo delante de la pelirroja, que dio un pequeño botito por el susto. Lily, que ya se imaginaba de quién podía ser, leyó la notita y empezó a temblar de la ira.

S¿Qué le has dicho a la fierecilla?

J: Nada. Sólo le he propuesto tu indecente idea sobre el cambio de castigos. ¿Qué crees que contestará?

S: Hombre… A mi me preocuparía más qué hará… No sé si me entiendes.

Dos filas más adelante, Sully miraba de reojo hacia atrás y luego hacia Lily, sin acabar de entender por qué su amiga había pasado tan rápidamente a adoptar el color rojo en toda su cara.

S: Eh, Rowenna. Tu que estás junto a Lily¿qué ponía en la nota?

R: Ay, Sully… No lo sé, pero no hace ser un genio para saberlo. Seguro que la idea ha sido de tu querido Black. Me juego tus lepículas Disney.

S¡NO ES MI QUERIDO BLACK! Y se llaman PE-LÍ-CU-LAS.

R: Pues eso. Mejor paramos con las notitas, que McGony nos mira un poco mal.

Sully miró de reojo a la profesora, y efectivamente, las miraba como quien dice 'otra notita más y tendréis castigo semanal durante todo el trimestre'. Por consiguiente, las dos chicas se tuvieron que conformar con escuchar el resto de hora que les quedaba. Cuando finalmente la clase hubo finalizado, todos los estudiantes se levantaron con pereza y se dirigieron hacia la segunda clase.

-Bueno, chicas, nos vamos a hacer Herbología con los Huffies – dijo Cat.

-Vale… -contestó Rowenna, que aún seguía entre cabreada y dormida – Saludad a Sam y a Irvine.

-Alto ahí, alto ahí – dijo Lily, cogiendo a Sarah por la muñeca. La miraba como si fuera un contador de hacienda – Señorita, he visto cómo le miraba.

-¿Y-Yo¿A… te refieres a…? –murmuró la chica de pelo oscuro, mirando de reojo hacia un joven bastante atractivo que iba rodeado por un conjunto de chicos y chicas.

Lily chasqueó la lengua – Mira. No puedo evitar que ese imbécil de Diggory…

-¡XST¡LILY!

-…Te guste. ¡PERO! – dijo la pelirroja, mirando a los ojos a su amiga – Que sepas que… No. Apruebo. Esta. Relación. Eso es todo. Nos vemos a la hora del almuerzo – y dando una vuelta de lo más teatral, al más puro estilo americano, se dirigió hacia la siguiente clase del día, seguida por Rowenna y Sully, que hacían señas a Sarah para que entendiera que a la pelirroja le faltaba una tuerca y que no le hiciera ningún caso.

Sarah miró a Cat y ésta puso los ojos en blanco – Déjala. Tú no te preocupes.

-¿Preocuparme¿Yo? – exclamó Sarah con falsa jovialidad – Quien que va a tener que preocuparse va a ser el futuro marido o la futura mujer de su descendencia. ¿Te has fijado¡Si parecía ya una suegra!

Las chicas de pelo rubio y azabache siguieron su camino hacia Herbología. Cat simplemente pensó que Sarah había estado de suerte en que Lily no la hubiera oído.


Rowenna y Sully se sentaron con paciencia en la mesa de Gryffindor, con cansancio.

Había sido un día duro. Acababan de tener doble clase de Pociones con los Slytherins, y para variar, Narcissa y Lily ya habían echo el primer 'face to face' del año. Narcissa Black era una chica de su mismo curso, pelo pálido y nariz respingona, pero atractiva… a su manera. Tenía el pelo sedoso y rubio, que le llegaba hasta la espalda, un poco más corto que Lily. De hecho, de espaldas, ambas chicas se parecían (quitando la diferencia de color de pelo), pero mientras que el encanto de Lily eran sus preciosos ojos, llenos de luz y alegría, y su radiante sonrisa, el encanto de Narcissa residía más bien en su mirada y su expresión; una mirada inquietante, una expresión de mofa, casi de asco. Una vez, un sabio dijo que los polos opuestos se atraen. Bien, Lily y Narcissa no podía ser más opuestas; quizás por eso siempre terminaban encarándose o lanzándose algún embrujo. Era algo parecido a lo que había pasado con Lucius Malfoy y James, los cuales sólo habían coincidido los dos primeros años del chico de las gafas. Pero habían sido más que suficientes para implantar un profundo odio mutuo. Un odio que ambos sabían que, tarde o temprano, llegaría a un final donde uno de los dos no saldría muy bien parado. Y eso mismo les pasaba a las dos chicas.

-Buen provecho, Lily – murmuró Sully, arqueando las cejas.

-PÁZAME LA ZAL POD FAVÓ – intentó murmurar la pelirroja, con la boca llena.

Rowenna, con los ojos en blanco, le pasó la sal a la pelirroja. De hecho, las tres habían entrado juntas en el Gran Comedor, pero había sido oler el aire, esa fragancia de comida, y Lily había desaparecido misteriosamente… Evidentemente, ya sabían siempre dónde encontrarla. En su sitio en la mesa, engullendo como una aspiradora.

-¿Qué, sangre sucia¿Planeas convertirte en una gran ballena azul?

Ante aquel comentario, cuya voz era gélida e impersonal pero cargada de ironía, un séquito de risitas sonaron a sus espaldas. Las tres gryffis se giraron aún sabiendo a qué se atendían; Narcissa Malfoy estaba detrás de ellas, sonriendo, siempre bien acompañada por un grupito de Slytherins, chicos y chicas.

Lily tragó todo lo que tenía en la boca, bebió un poco de agua con mucha calma, y sonrió hacia la chica - ¿Qué tal, Black¿Celosa porque, una vez más, te haya superado en Pociones y el profesor Slughorn haya subido diez puntos a Gyffindor, mientras que tú a penas has conseguido llegar a la mitad de los pasos para hacer Amortentia?

Sully y Rowenna se miraron, triunfantes, observando a la Slytherin, que se estaba poniendo de un feo color rojo.

-Black, querida, el rojo envidia no te sienta nada bien – observó Rowenna, haciendo cara de sorpresa.

-¿Y lo dice la novia del gigante?

Rowenna encaró a otra chica de Slytherin, la mejor 'amiga' de Narcissa (o eso debía pensar ella, al menos, porque Narcissa estaba acostumbrada a ser líder en solitario), una chica muy morena, de pelo negro-marrón oscuro en bucles, que le llegaba a los hombros. Tenía unos ojos muy, muy oscuros, y una mirada amenazadora.

-Shallow, siempre es mejor tener buenos amigos, como Hagrid, que creer tenerlos – respondió, lanzándole una significativa mirada a Narcissa, la cual la miraba intentando fingir que ese comentario la había herido tanto como a su 'amiga'.

Meredith Shallow, que así se llamaba la chica, apretó los puños y dio un paso enfrente hacia Rowenna.

-Asquerosa hija de…

-Eh, eh, esos modales, princesita – intervino Sully, interponiéndose entre las chicas. Rowenna no destacaba por su fuerza física ni su agilidad, y si había que pelearse, mejor que fuesen ella y Lily – Las verdades duelen, pero hay que saber aceptarlas.

-¿Te atreves a hablarnos, traidora a la sangre? – musitó un chico que había detrás de ellas, cuyo rostro le sonaba de vista y cuyo nombre desconocía por completo.

-Bueno, preferiría ignoraros por completo, dados a escoger. Os recuerdo que habéis sido vosotros los que os habéis comunicado con nosotras – dijo la morena, fingiendo una actitud prepotente que siempre adoptaba con los Slytherins.

De hecho, Sully se sentía 'orgullosa' cuando la llamaban traidora a la sangre. Es decir, ella sabía que para ellos era un insulto, pero para ella significaba que pese a ser prima segunda de James Potter y familiar lejano de los Black, sus ideales de justicia e igualdad prevalecían por encima de los retrógradas ideales de la ancestral casa de los Black, al igual que los de otras muchas familias, como los Avery, los Lestrange, los Shallow… y un largo etcétera.

-Os creéis muy graciosas – Narcissa, ofendida de que la atención se hubiera alejado de ella, reprendió el rumbo de la conversación, mirando fijamente a Lily y a sus amigas – Lástima que no tardaréis en iros al otro barrio. Qué pena; creo que Gryffindor se quedará sin la mitad de la plantilla. Sólo desearía poder estar allí para…

El por qué Narcissa desearía haber estado allí nadie llegó a saberlo, porque un sonoro 'plaf' hizo que se quedara muda, y los demás Slytherins aguantaran la respiración. La mejilla de la chica rubia estaba encendida, y la de la pelirroja en alto. Su mirada era tan o más fría que la de Narcissa; durante una fracción de segundo, ambas se miraron, sin pestañear, con un brillo de odio en los ojos. Entonces, todo sucedió muy rápido. Seis o siete varitas apuntaron hacia las tres gryffis, las cuales reaccionaron a tiempo, aún sabiendo que estaban en desventaja total.

Los inquilinos del Gran Comedor empezaban a mirar con interés la escena, pues eso prometía. Entonces, justo cuando todos empezaron a abrir los labios para embrujar a las tres chicas, se oyeron unos potentes '¡PETRIFICUS TOTALUS!' , y el grupo de Slytherins al completo quedaron paralizados.

Lily, que ya había reconocido las tres voces, se giró entre contrariada, avergonzada y agradecida, al igual que Sully y Rowenna.

-¿Todo bien, Evans? – dijo James, aunque Lily notó que sus ojos y su expresión estaban sombrías, aún mirando de reojo al grupo paralizado - ¿No os han hecho nada esas asquerosas serpientes?

Lily resopló. Su instinto le decía que le dijera algo como 'Cómprate un perro' o 'Yo no soy ninguna princesita en apuros, Potter', pero los hechos eran los hechos, y realmente Lily no las había tenido todas cuando las apuntaron con las varitas. Las tres chicas se miraron entre ellas durante unos instantes y acordaron que darían una mini-tregua a los Merodeadores.

-No, Potter. Estoy… Digo, estamos muy bien. Gracias.

Sirius abrió los ojos como dos naranjas, y Remus, que había llegado el último de los tres pero le había dado tiempo de gritar el hechizo, se paró en seco. Rowenna y Sully se la quedaron mirando, atónitas, pero nada en comparación con la expresión de James, que miraba fijamente a Lily como si le hubieran salido verrugas.

De alguna manera, Lily notó que era el centro de atención de más gente de la que desearía, y enrojeció - ¿Qué pasa? Sólo les estoy dando las gra…

-Precisamente – murmuró Sully – Precisamente por eso.

Sirius miró a la morena con cara de héroe-que-acaba-de-salvar-a-chica-en-apuros –Bueno, Elisabeth. ¿No me vas a dar un besito para agradecérmelo o qué?

A Sully le salió una venita en la sien, y alzó la varita amenazadoramente – Black¿es que la carrera de hoy en el tren no te ha enseñado ya que… NO QUIERO QUE ME LLAMES ASÍ?

-Ya, pero es que he creído que…

-Black, Black, para 'creer' uno tiene que 'pensar' – murmuró sonriente Rowenna, mientras veía que Sully empezaba a mandarles hechizos a Sirius, el cual se escondía detrás de Remus, que a su vez intentaba alejarse de la escena, infructuosamente.

Pero James estaba muy ajeno a todo esto. Miraba a la pelirroja sonriente – Bueno, Evans, un descuido lo tiene cualquiera. Pero ya sabes, no os metáis con los Slytherins sin avisarnos, no es justo que nos perdamos parte de la diversión…

Lily estaba frunciendo el ceño. No le gustaba estar en deuda con Potter; pero a medida que el chico iba hablando y hablando, y la atención de los demás se desviaba hacia Sirius y Sully, el efecto del petrificus totalus fue menguando, y uno de los chicos Slytherins, el que se había metido antes con ellas, fue volviendo en si. El problema es que James estaba de espaldas a él y no lo vio venir, por eso se sorprendió tanto cuando, en medio de su monólogo, Lily le apuntó con la varita.

-Eh, Evans, tranquila, ya me ca…

-¡LEVICORPUS!

James se preguntó dónde había metido la pata, pero para su sorpresa oyó un grito masculino a sus espaldas. Se giró, y vio a Hugo Avery flotando hacia arriba a una velocidad endiablada. "¿Qué dem…?"

-Estamos en paz – oyó que decía la pelirroja, justo antes de desaparecer e irse junto a sus amigas.

La diversión terminó allí. La hora de la cena se acercaba, y consecuentemente los profesores iban llegando. La primera en llegar fue McGonagall, que al ver a un Slytherin volando y a seis más petrificados, se puso roja de cólera. Miró alrededor como buscando explicaciones, pero no hacía falta ser muy inteligente como para adivinar que los Gyffindors tendrían algo que ver. Por eso, cuando vio a los Merodeadores tan inusualmente quietecitos, y a las chicas sentadas y comiendo tranquilamente, su instinto de profesora emergió. Por no decir que, antes de llevar a los petrificados ya medio curados a la enfermería, Narcissa susurró:

-Evans… Potter…

McGonagall no se sorprendió. Miró a los dos chicos, los cuales notaron sus ojos encima de ellos, y respiraron con dificultad. Les iba a caer una de buena, seguro. O eso creían. Por eso se sorprendieron tanto cuando McGonagall se dirigió hacia la mesa de profesores, ya llena, como si nada. Miraron los puntos de Gryffindor, que seguían intactos.

-Vaya. Parece que nos hemos librado – murmuró James a sus amigos.

Sirius frunció el ceño – No sé. Demasiado fácil… Yo no cantaría victoria, Prongs.

-¡Tonterías! Lo que pasa es que McGony se vuelve loca conmigo, como es natural – dijo el chico, convencido que ésa debía ser la respuesta correcta. Sin embargo, Remus y Sirius se miraron como quien dice 'ya, claro'.

Por su lado, Lily se veía haciendo ya las maletas y planificando el resto de su miserable vida fuera de Hogwarts.

-Y tendré que cuidar de la bola de sebo que va a ser mi nieto, y me harán niñera y no cobraré, tendré que vivir con ellos el resto de mi vida porque no tendré un sueldo digno, toda mi vida sufriendo con mi hermana como la Cenicienta, no podré tener ningún perro…

-Lily, tranquilízate – murmuró Rowenna, cortando el monólogo de la chica – No te van a expulsar.

-No. Claro que no – corroboró Sully – Simplemente… un pequeño castigo quizás…

-¡Fantástico¡Mi brillante expediente manchado por un desliz, provocado por culpa de una provocación, de una injusticia, de una…!

-¡Lily, xst!

La pelirroja guardó silencio, puesto que Dumbledore, en la cabeza de la mesa, se había levantado con una copa y hacía ruiditos con una cucharilla para que le prestaran atención.

-Buenas noches a todos – dijo jovialmente el director – Espero que hayáis tenido un buen primer día de clase. Creo que, unos más que otros, lo han tenido bastante… movidito – y pasó una significativa mirada hacia la mesa de Slytherin y la de Gryffindor – Antes de empezar a cenar, sin embargo, querría comentaros una serie de cosas. No creí oportuno decirlo ayer, en el banquete inaugural, porque aún no estaba confirmado. Pero me enorgullece decir de que una lechuza acaba de serme enviada del Ministerio con su conformidad.

Algunos alumnos se miraron entre sí, curiosos, y otros continuaban mirando expectantes al director, con cierto miedo. Las propuestas del Director no siempre eran muy… usuales. Dumbledore pareció entender el mensaje en los ojos de algunos estudiantes, y sonrió – No os preocupéis. Es una buena noticia, como tantas otras que os he dado – algunos se miraron con marcado temor – Veréis, como ya sabéis, en Hogwarts no se suelen hacer salidas y excursiones a parte de las de Hogsmead… - aquí algunos empezaron a mirarse con ilusión – Bien, como también deberéis saber, el próximo junio, en Londres, se inaugurará el primer parque temático de la ciudad enteramente mágico, lo cual ha supuesto años de entrega y esfuerzo para evitar que los muggle se enteraran de dichas obras. Pues bien, algunos colegios de magia y hechicería, como Hogwarts, han estimado que los alumnos de último año podrían pasar allí dos días y una noche, con motivo del viaje de fin de curso y etapa. Repito, los alumnos de último curso – repitió el director, haciendo que los alumnos de primero a sexto pusiesen cara de cabreados – La Junta ha decidido que, de ahora en adelante, cada año los alumnos de séptimo tendrán derecho a un viaje de dos días con motivo de final de etapa. Los que no hagáis aún séptimo, paciencia; los que sí, estáis de suerte, porque es el primer año que lo hemos estimado.

Empezó a haber un tumulto de habladurías, sobretodo en los séptimos de las cuatro casas, que se miraban entre ellos emocionados, pues nunca habían ido de viaje de fin de curso en Hogwarts, y la gran y aplastante mayoría nunca había estado en un parque temático cien por cien mágico. Así pues, la idea les gustaba.

-Sí, sí, todo esto está muy bien – prosiguió el director – Pero hay un pero – el Gran Comedor enmudeció, y Dumbledore sonrió – Nada serio, en realidad. Sucede que, aunque el Ministerio ha aprobado dichas salidas a los colegios, no les permite pagar más de un cinco por ciento del gasto total, para evitar que el dinero destinado al mantenimiento del colegio, del personal y de las instalaciones se vea perjudicado. Así pues, me temo que los gastos los tendréis que pagar… o recaptar vosotros. Y fijaros bien, he dicho 'recaptar'.

Hubo unas cuantas miradas de duda.

-La Junta se ha reunido y… ah… ha considerado oportuno que los alumnos de séptimo participen de forma activa en esta 'recaptación'. No me refiero a comprar boletos de Navidad ni nada por el estilo. Es más, no os lo recomiendo, porque el plazo para pagar el precio es limitado, y termina a finales de año.

-Pero, Profesor – un joven prefecto de Ravenclaw se había levantado - ¿De cuánta suma en total estamos hablando?

-Seis galeones y cuatro sickles, Jack.

Se oyeron gritos de '¿qué!', '¿tanto?', 'pues va a ser que no…' en referencia a la alta suma del precio. El prefecto de Ravenclaw, Jack Patil, se sentó con un 'gracias'.

-Bueno, como todos estamos de acuerdo en que es una suma bastante considerable, hemos pensado en que los alumnos de séptimo organicen un… - aquí hizo una pausa y sonrió maquiavélicamente - … acto.

Hubo miradas escépticas. Ninguna sonrisa de ese tipo del director podía ser buena.

-En dicho… acto – dijo, recalcando la palabra – sólo tendrán acceso los que hayan pagado una determinada suma de dinero. Así pues, creemos oportuno que este acto sea lo suficientemente interesante y atractivo como para que la gente se interese en asistir.

-¿Y qué va a ser¿Un partido de Quidditch¿Una exhibición? – dijo Sirius, alzando la voz, con la ilusión que fuera una de las dos opciones.

Dumbledore sonrió – No, me temo que no, señor Black. Estoy hablando de un desfile.

-¿UN QUÉ?

Las reacciones en los alumnos de séptimo fueron muy diversas. Un grupito de pijas de Hufflepuff se apiñaron y empezaron a hablar de qué modelitos y qué otros se pondrían en caso de que ellas desfilaran; otro grupo de Ravenclaw murmuró quejas tales como 'qué infantil'. Rowenna había fruncido el ceño y había preguntado qué era un 'desfile', como tantos otros que no sabían mucho acerca de la cultura muggle, mientras que Sully y Lily habían puesto cara de horror.

Por su parte, Sirius estaba rebosante de alegría - ¡Sí, sí, sí¡Un desfile, qué gran idea Dumbledore, sí señor! – exclamaba, una y otra vez, de pie y aplaudiendo al director. James y Remus simplemente fingían no conocerlo, mientras que Peter seguía comiendo su puré.

-Silencio, por favor – pidió el director. Poco a poco, todos fueron callando. Él sonrió complacido y prosiguió – Pues eso teníamos en mente. Creo que la idea será del agrado de to… la mayoría – rectificó, viendo algunos sectores del Gran Comedor – La profesora McGonagall, muy familiarizada con el tema, me ha propuesto ser la organizadora en jefe. Así pues, me ha pedido que, ante todo, hagamos dos listas de inscripción para los aspirantes a modelos; luego ya veremos si hacemos otras cosas: bailes, entretenimientos…

-¡STRIPTEASE!

-Eso habrá que discutirlo, señor Black – murmuró McGonagall desde su asiento, que se había puesto algo roja ante las caras de sorpresa del alumnado ante el comentario de estar familiarizada con el mundillo del espectáculo.

-Vieja amargada – murmuró el chico, pero lo suficientemente alto como para que sus compañeros se rieran.

-Bien, pues, aclarados estos puntos, ahora sólo me falta contar con un par de voluntarios para organizarlo todo.

Los saltones ojos del director se dirigieron rápidamente a la mesa de Gryffindor. Lily no supo por qué, pero tuvo un mal presentimiento. Entonces miró hacia McGonagall, que sonreía ampliamente. Y se dio cuenta de lo que iba a pasar.

-Quiero morir – susurró. Antes que Sully y Rowenna le preguntasen qué le pasaba, el director exclamó:

-¡Señorita Evans, señor Potter! Por favor, acérquense.

James, que no tenía ni idea de qué había echo esta vez, intuía que no iba a ser tan malo con su querida Evans a su lado. Por su lado, Lily pensaba todo lo contrario, mientras se acercaba hacia la mesa de los profesores junto a James; en su cabeza sonaba la marcha fúnebre.

-Lily, James – dijo Dumbledore, sonriendo pero hablando flojito, de manera que sólo ellos dos le oyeran – Me gustaría que fueseis mis dos organizadores.

-Con todos mis respetos, profesor – dijo rápidamente Lily – Pero preferiría NO hacerlo. Tengo mis… motivos – dijo, lanzándole una significativa mirada a su acompañante, que simplemente empezó a silbar, haciéndose el desentendido.

-Lo entiendo, señorita Evans – dijo el profesor, con un tono de voz algo más duro – Sin embargo, la profesora McGonagall considera oportuno que lo hagan ustedes.

Lily comprendió, y James también: al fin y al cabo, no se iban a librar de un castigo después de lo que había pasado con los Slytherins.

-Pero, profesor, esto es injusto – se defendió la pelirroja - ¡Ellos nos provocaron! Y sólo nos castiga a nosotros…

-Ahh, querida Lily – la chica notó el cambio de registro con su nombre – Quién sabe, quizás esto acabe siendo más una bendición que un castigo…

Lily le dedicó una de sus más escépticas miradas cargadas de sarcasmo, mientras que James, a su lado, sonreía.

-Tendremos que trabajar en equipo, Evans. Me muero de ganas – dijo, para picarla.

Ella le fulminó con la mirada – Oh, sí. Yo también.

-¡Bien, pues! – Dumbledore volvió a dirigirse a todo el alumnado – Ahora que mis queridos Premios Anuales están de acuerdo, les encomendaré su primera tarea; colgar las dos hojas de inscripción, una para chicos y otra para chicas, en el tablón de anuncios.

Lily tomó el papel con resignación, murmurando algo como 'oh, qué gran honor' y salió del Gran Comedor acompañada de Potter, que daba saltitos de alegría, mientras un grupo de Gryffindors (entre ellos Sirius) le vitoreaban. Por su parte, Sully y Rowenna se miraron con cara de circunstancias. Eso podía acabar de cualquier manera… pero de todos los finales posibles, optaban más bien por la opción más común: que la seguridad integral de Potter saliera muy dañada.


-Ese hombre me odia.

-Que no te odia, es sólo que…

-Quizás le hice algo en la otra vida… Sí, seguro que es eso.

-Que no, Lily, escúchame: lo que pasa…

-¿O tal vez… está intentando enviarme un mensaje subliminal? 'Mata a Potter por mi, que parezca un accidente'… Sí, eso debe ser…

-¡LILY!

-¡QUE ME DEJES!

-¡CALLAD DE UNA (piii) VEZ PARA QUE PUEDA DORMIRME!

Sully y Lily se giraron, atónitas, observado a Rowenna. La chica, que normalmente hacía gala de unos nervios de acero y solía ser la última en perder los estribos, acababa de pegar un bote de la cama y les había tirado a las dos chicas una almohada.

-Pe-perdón, Ro… - se disculpó Lily.

-Ya nos callamos, Row-Rowwie.

-¡NO ME LLAMES ROW-ROWWIE, ELISA!

-¡NO ME LLAMES ELISA, ROW-ROWWIE!

-¡NO TE LLAMARÉ ROW-ROWWIE CUANDO TÚ DEJES DE LLAMARME…!

-Oh, pero qué lindas vocecillas angelicales.

Lily se incorporó (tenía la almohada encima de su cabeza para no oír a las locas de sus amigas) y observó a Alice, sonriente, que acababa de entrar e la habitación de las chicas.

-Y yo pensando que os despertaría. Santa inocencia.

-Sí, habló el modelo a seguir. Y dime¿dónde os habéis escondido esta vez Frank y tú¿En la habitación de las escobas? – dijo Rowenna sonriendo con picardía, haciendo que Alice se pusiera roja.

-Eso es imposible – dijo Sully – No caben.

Rowenna, Lily y Alice la miraron con las cejas muy levantadas. Iban a preguntar '¿y tú cómo lo sabes?' cuando Alice, para desviar el tema, se sentó en su cama y encaró a Lily.

-Ya me han dado la gran noticia, señorita organizadora de desfiles Premio Anual prefecta.

-Ja, ja, ja – rió Lily mordazmente, volviendo a colocar su almohada encima – Cambia de tema o empezaré a preguntarme por qué has dicho 'me han dado la noticia' cuando se suponía que estabas a la hora de la cena en el Gran Comedor… ¿o quizás estabas haciendo cosas feas con Fr-?

-Vale, vale, ya me callo – dijo rápidamente Alice, lanzándose en la cama de la pelirroja para que cortara la frase. Por suerte, Sully y Rowenna estaban cada una a su bola – No te preocupes, Lils. Seguro que no es para tanto…

-¿Puedo tomarme eso como que me vais a ayudar? – murmuró la pelirroja, poniendo ojitos de corderito degollado.

-¡Lily¡No me pongas esa miradita¡Quedamos en que nada de chantajes emocionales!

-¡Joo!

Poco a poco, a las chicas les fue entrando sueño y fueron durmiéndose. Lily fue la última en dormirse; la idea de, ahora en adelante, pasar más tiempo de lo necesario junto a Potter le impedía concebir el sueño. Ella instantáneamente argumentó la falta de sueño con lo que siempre usaba para sí misma 'es normal que te haga poca gracia, al fin y al cabo es un egoísta, prepotente y chulo. Nadie en su sano juicio querría estar con él'.

Aún así, la manera como la había mirado en el Gran Comedor seguía turbándola.


Por su parte, en la habitación de los Merodeadores, las cosas iban de otra manera.

-Mmm…zzz… ¡Sí, sí… zzzz… con Evans, sí, sí…!

James, que estaba revolcándose de alegría en su cama, notó un fuerte impacto en su cara que le hizo callar.

-¿Se puede saber qué te pasa, Padfoot!

-¡A mí no me pasa nada, eres tú el que está agilipollado¡Cállate de una buena vez y déjame dormir!

-¡No hago ruido! Remus, dile que no hago ruido.

Se oyó una voz medio dormida y amortiguada – No haces ruido.

-¿Lo ves, lo ves¡Eres un psicópata, Sirius!

Sirius puso los ojos llenos de lágrimas fingidas – Remusín¡cómo me haces esto! Voy a dejar de hablarte por lo menos durante una noche.

-Mira cómo lloro – fue la mordaz respuesta del licántropo, que de nuevo dejó caer la cabeza en la almohada.

-Sí, sí… con Evans…

-¡CÁLLATE!

En esa entretenida dinámica siguieron el cazador y el golpeador de Gryffindor, hasta muy entrada la noche. Como consiguiente, casi volvieron a quedarse todos fritos en la cama (evidentemente, con la excepción de Remus, que tras haberles intentado despertar con tres bocinas y un cubo de agua fría y no haberlo logrado, los dio por imposibles y bajó al Gran Comedor para desayunar, juntándose con el resto de Gryffis, al lado de Frank).

Cuando Sirius, James y Peter bajaron, le dedicaron al licántropo una de esas miradas dolidas que no hacían ningún efecto en Remus. Así que se sentaron junto a él sin decirle nada más.

-Por cierto¿qué pensáis hacer si os escogen?

Los Merodeadores y otros chicos de Gryffindor miraron a Frank.

-¿Si nos escogen de qué? – preguntó James.

-Es evidente: para desfilar.

-Aceptar, naturalmente – respondió Sirius, con una sonrisa profident – Además, hablas en un modo 'hipotético'. Yo SÉ que saldré seleccionado. Diez chicos y diez chicas para desfilar¿y el Gran Sirius Black sin estar entre ellos? El desfile perdería toda su esencia, su encanto, su lado más atractivo…

-…Sin contar con que nos quedaríamos sin la neurona de Sirius¡qué desperdicio!

James, Remus y Frank empezaron a reír, mientras Sirius se giraba, molesto, hacia Sully.

-Claro, Sully – murmuró Sirius, y por algún extraño motivo a Sully le pareció rara la manera cómo su nombre –o su apellido – sonaba salido de los labios del chico moreno – Porque seguro que quedas seleccionada¿verdad?

-¡Es evidente que saldré seleccionada¡Con mi encanto, mi belleza y un cuerpo como el mío, sería un insulto que no saliera! – respondió la chica, inflando pecho.

Detrás suyo, Lily y Rowenna se miraban algo sorprendidas. Sólo cuando se encaraba a Black, su amiga parecía sufrir una especie de mutación y transformarse en la versión Black-chica. Aunque claro, el hecho de que su familia y los Black tuvieran lazos muy remotos también debía de influenciar…

-¡Evans, muy, muy buenos días! – exclamó James, haciendo hueco entre él y Peter para que la pelirroja se sentara. Lily simplemente puso los ojos en blanco, cogió a Sully de la oreja, y junto a Rowenna se alejaron de esa parte de la mesa para juntarse con las demás chicas, entre ellas Alice, que discutían acaloradamente acerca de qué o qué otro chico iban a votar para el desfile.

-Buenos días – dijeron las tres. Las demás sonrieron y respondieron de igual manera. Lily no sabía muy bien a qué se debía, pero en los últimos dos años, parecía que cada vez que una chica o un chico la miraban (a excepción de las serpientes, claro), sonreían mecánicamente. Ahora esa sensación la incomodaba un poco, porque siempre tenía que sonreír como forzada. Se preguntaba a qué venía tanta simpatía por parte de los demás, y no era la primera vez que lo hacía.

-¿Creéis que Pettigrew saldrá seleccionado? – murmuró una chica de pequitas y pelo rizado, peinado en dos colas.

-Uhg, qué asco – dijo Rowenna, instantáneamente - ¿Por qué lo preguntas?

-No sé… Como siempre va con los Merodeadores… Bueno, de hecho él es un merodeador, aunque cueste de asimilar¿no?

Lily se encogió de hombros – Por favor… ¿no hay más chicos de los que hablar que no sean esos engreídos de los que acabamos de huir?

La chica de pequitas y otras tantas les dedicaron una sonrisa pillina – Ya, claro… Como Potter te tiene en tanta estima… ¿Te imaginas desfilando con él?

-Eso yo quiero verlo – dijeron Rowenna y Sully al instante, haciendo que Lily las fulminara con la mirada.

-Vamos a ver. Punto uno – dijo la pelirroja, mirando peligrosamente al coro de chicas que la envolvía – Potter simplemente está falto de cariño o tiene un trauma infantil que le obliga a aferrarse desesperadamente a alguna pobre, inocente e indefensa víctima para amargarle la vida, usease yo. Una vez que se le pase el cuento, se olvidará de mi o de que existo así de rápido – dijo la pelirroja, chasqueando los dedos, mientras que Sully murmuraba algo como '¿desde cuándo eres una pobre, inocente e INDEFENSA víctima, Lils?' – Punto DOS¿OS HABÉIS VUELTO LOCAS?

Todas las chicas se miraron entre asustadas y divertidas, tapándose las manos con las orejas – Si por alguna fracción de segundo habéis considerado que vaya a salir seleccionada¿EN SERIO OS PENSÁIS QUE PIENSO ACEPTAR, CUANDO HAY UNA MÍNIMA PROBABILIDAD DE DESFILAR CON ESE ENERGÚMENO¡Ni loca rematada!

Antes de que ninguna de las chicas pudiera responder, alguien puso delante de Lily dos viejos pergaminos. En cada uno de ellos había una lista de diez nombres, los cuales iban variando en función del número que tenían a un lado.

-¿Qué se supone que estás haciendo, Potter?

El chico no la miró, pero señaló con una risa los primeros puestos de ambas listas. Lily depositó sus brillantes ojos verdes en la lista masculina. El primer lugar y el segundo lugar se lo alternaban incesantemente James Potter y Sirius Black, cuyos numeritos iban subiendo como la espuma. Entonces Lily miró al otro papelito. Y casi le dio un ataque al corazón al comprobar que iba primera en solitario, con casi tantos puntos como James o Sirius.

-La votación se cerrará mañana a las doce de la noche, Evans – prosiguió el chico, retirando ambos pergaminos de una muy pálida pelirroja – Buena suerte.

Lily y compañía observaron en silencio cómo los Merodeadores (con Sirius y Remus flipando porque Lily no hubiera embrujado a James) salían del Gran Comedor. Lily miró fijamente a James con una profunda mirada de odio y vergüenza; James, que de alguna manera notó esos ojos fijos en él, se giró y le mandó un beso con la mano. Hizo falta media mesa de chicas de Gryffindor para que Lily no se le tirara encima, mientras que el chico de gafas seguía su camino con parsimonia, silbando una canción.

Qué divertido era hacer enfadar a su Evans…

Fin del cap.2
CONTINUARÁ

Notas de la Autora:

Bien… por fin el cap.2! Estoy muy contenta, muchas gracias por to2 aquellos que me habéis dejado review, hace mucha ilusión ) Y todos aquellos que os leéis mi historia y no dejáis review, gracias también… pero si me queréis hacer contenta de verdad, pulsad el votoncito de 'GO' y dejadme un comentario. No cuesta nada y me hacéis contenta… jejeje.

No sé si os habrá quedado claro esto de las votaciones. Como va con magia, eso simplifica las cosas: hay dos listas, una para chicas y otra para chicos. Así, un chico deja un papelito en una caja blindada de estas especial para evitar el fraude, y la caja automáticamente sube el voto a la lista. Como va con magia, pues me quedo tan ancha XD En fin, he estado pensando acerca de si hacer durar el fanfic todo el curso o el primer trimestre, y finalmente he decidido que durará el primer trimestre, hasta la Navidad o por ahí. Pero eh, tranquilos, que un trimestre puede ser muuuuuuy largo… (risa diabólica)

Ah síp, también pondré algo de Quidditch¡cómo no! Y en este fanfic sigo el concepto de Rowling, y James es CAZADOR, no buscador (como se inventaron en la 1ª película). En mi fanfic, Sirius es bateador y Sully buscadora. Los demás miembros ya los iréis conociendo, jeje.

PD: No es que yo no sepa puntuar, porque creedme, sí sé. Lo que sucede es que el formato de esta página web está hecho sólo para los anglo-parlantes, que no utilizen el "¡" ni el "¿". Por eso, cuando se juntan dos de estos signos de interrogación o exclamación, se suprimen... Y queda fatal, lo sé. -- Gomen.

En fin¡MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS QUE ME HABÉIS DEJADO REVIEW! Como la 'página de fanfics' no deja contestar los reviews aquí, yo los contesto con el correo (siempre y cuando sean reviews firmados). Aún así, quiero dar las gracias a Widow-Pauline-Black, MoonyGem, JKRanIV, Marta Evans, laura-malfoy, Earwen Neruda, Ninnia-Weasley-007 y Haku-chyan! ;) jeje. ¡GRACIAS!

CiNtUrO-cHaN

12-6-06