Una chica vestida con un suéter morado de manga larga debajo de una blusita de tirantes, con pantalones ¾ cafés; de cabello corto morado y ojos marrones… No es crítica al estilo de la chica Itsuwa, bastante habilidosa con su tridente segmentado, es solo que el suéter molesta a la vista; independientemente de su lindura, la chica repele a varias monjas en pocos segundos utilizando su tridente como lanza y pala.
Los Amakusa quedaron debilitados cuando Kaori Kanzaki pasó a la iglesia anglicana años atrás, pero no se dejaron amedrentar por eso, tomando su cambio de afiliación como una excusa de motivación; para cuando su ex-sacerdotisa se encuentre con ellos, puedan hacerla orgullosa de sus esfuerzos. Y en esta noche lo demuestran, luchando "a la par" de las fuerzas de Agnese a pesar de la desventaja numérica; muestra su férrea voluntad y determinación de seguir mejorando con sus medios.
A pesar de que las católicas tienen números mucho mayores, los Amakusa y su entrenamiento en sigilo y adaptación mantiene al grupo fuera del alcance de la mayoría de las armas de sus adversarios. Esa dedicación, y el que conserven sus valores, protegiendo a una monja marcada por la "inquisición", y no la mentira que escuchó, provocó una sonrisa pequeña en Kaori, una sonrisa de sentimientos encontrados.
Sí… Kanzaki está orgullosa de los Amakusa, su familia y compañeros antes de dedicarse en tiempo completo a Necessarius; está contenta con ellos al encontrar su propia fuerza en su ausencia… Pero melancolía por no verlos a la cara y estar con ellos… detenida, encadenada al otro lado de una pared invisible que le impide siquiera intentar ayudar a quienes fueron su familia.
Kaori sonríe, con los puños apretados.
— Salgamos pequeña Index. — Orsola ordenó en su voz melodiosa y suave a la niña con una sonrisa amable y casi maternal. — Una guerra entre iglesias en tierras extranjeras será un gran problema. —
'Un problema inútil para nuestros planes'
Index solo pudo asentir ante la mujer que parece estar al nivel de un santo porque incluso un grimorio falso es así de poderoso… aparentemente, y por algún motivo, Santa Juana apareció en su mente, como si el espíritu de aquella mujer se hubiese implantado dentro de Orsola como algún efecto secundario al "descifrar" el libro. En parte, la idea de Index es correcta, después de todo Juana de Arco y Orsola Aquinas son vasijas de la misma entidad, pero hay una diferencia importante que parece estar evadiendo la mente de Index.
En el exterior, la defensa de los Amakusa, combinado con Innocentius y Dragón Negro, finalmente logran abrumar al gran número de las católicas, Es verdad que ninguna de las monjas está muerta, o gravemente herida; todas agotadas con unas pocas inconscientes, y que no han tenido la oportunidad de ser levantadas; el truco de colocar un "despertador" que se acciona al perder repentinamente la conciencia es muy útil, especialmente para estos momentos de batalla campal… Pero solo funciona una vez.
Todas las monjas, inconscientemente, en mayor y menor medida culpan al pelinegro que lleva hostigando y debilitando a todas ellas. ¡Son mujeres! ¡¿Dónde está el trato preferencial?! Pero acallando cada pensamiento, la barrera de Egidio se desvaneció por sí sola, como aparentemente se levantó, y unos largos tensos segundos después, las puertas se abrieron de par en par.
Agnese, al frente de sus monjas como líder, con dos monjas detrás de ella; una de su edad y pecosa, cabello amarillo encendido largo arreglado en dos trenzas, ojos marrones y 4 bolsitas de tela que aprieta a su pecho con sus manos enguantadas de blanco; y su mejor amiga, una chica mayor de ojos azules claros y cabello amarillo pálido, utilizando una rueda doble de madera para apoyarse, tapando la vista a sus medias con ligeros.
Y detrás de ellas están reorganizadas las monjas para intentar un último golpe, estarán cansadas, pero aún tienen una ventaja… tenían. Una esencia pacífica se esparció por todo el santuario, fortaleciéndose cuando las puertas se abrieron. La primera en salir fue Index, asomando la cabeza mirando a todas partes con preocupación a ser atacada; saliendo después de empujar una puerta que se abre hacia adentro, detrás de ella después de empujar la otra puerta, camina Orsola con una presencia muy diferente que muchas recuerdan de ella.
Como si fuera mandato, todos, aliados y atacantes bajaron sus armas, inclusive Touma, quien no se podía quitar esa sensación ajena en su interior, y un hormigueo leve en su mano derecha; algo está reaccionando. ¿Pero qué es lo que reacciona?
— Ha sido suficiente de este conflicto sin motivo. — Orsola habló alto y claro, algo que ni siquiera Agnese había escuchado antes, tampoco es de sorprender, la mujer es una de las mejores evangelizadoras, al grado que crearon este santuario en la que se encuentran en nombre de ella.
— ¡Sin motivo! — Agnese vociferó con su voz aún chillante. — ¡Tú! ¡Cómo te atreves a hablar así, traidora! ¡Enemiga de la Iglesia Católica! —
— Silencio. — Orsola calló los murmullos de toda monja en las fuerzas de Agnese. — Nunca hubo un robo, solo una treta para poder hacer algo prohibido. — La mujer lanzó el libro falso de la Ley, ahora en blanco, hacia la pequeña monja en zancos. — Ese libro es falso y ustedes lo sabían… pero hay algo que nunca viste en tu arrogancia y obsesión. — Palabras fuertes de la mujer con tono amable, como un mandato de una madre a sus hijos, con una expresión "tranquila" y difícil de leer.
— ¿Q-Qué? — Agnese balbuceó con miedo, sintiendo que su pasado odioso vuelve para reclamar su futuro; una reacción de reprimir su pasado, incluso de ella misma, que se deja ver cuando las dudas entran en la mente.
— Es verdad que yo solicité apoyo de los Amakusa, pero ustedes han actuado en mi perjuicio por miedo y complejos de inferioridad… — Orsola sacó su toca y cofia para dejarlas caer a su lado, dejando su cabello corto rubio respirar, al hacerlo una cruz se movió en el cuello de la monja. — Sin percatarse de que estoy afiliada a la Iglesia Anglicana. Por lo que sus acciones están creando conflicto entre nuestras iglesias. —
Laura, la arzobispo de los Anglicanos, ciertamente le entregó a Stiyl una cruz de su iglesia para entregársela a Orsola como presente; pero él nunca tuvo oportunidad de entregársela, ni siquiera de hablar con ella. Rebuscando en su bolsillo oculto, el mago de Necessarius no encontró esa cruz que Orsola porta ahora, no su única adquisición, pero la única visible, al tener su herramienta escondida bajo su guante largo.
— No~ ¡NO! ¡No regresaré a eso! — Agnese gritó recordando su pesadilla, esa niña sin hogar solitaria, ese pasado que teme y odia. Pero si tu derrota te deja en la calle, abandonada por aquellos que te acogieron, y claman ser tu familia bondadosa… será bueno replantear esa imagen, y buscar nuevos aliados.
Una pequeña Agnese, sucia y cubierta con una manta raída a modo de camisón, se escabulle entre callejones húmedos buscando algo que pueda echarse a la boca, intentando robar pan en su desesperación de unas personas.
Agnese golpeó su bastón al suelo, generando un pequeño cráter en el lugar qué ocupaba Orsola, la mujer dió un paso atrás en el momento preciso evitando el ataque con sencillez; Agnese intentó protestar en rabia, pero su voz se atoró en su garganta. Una presencia opresora y oscura se dispersó por todo el terreno desde atrás de ella, los ojos tormentosos de Touma parecían destellar en morado, la única persona que no parecía nerviosa por la presencia es La anfitriona de algo superior.
— De antemano sabían todas ustedes que ese libro era falso, ¿No es así? — La voz del Dragón penetró en todos. — Todas ustedes vinieron aquí solo para asesinar a alguien que deberían ver siquiera como aliada… ¡Ustedes solo querían ver sangre! — La pequeña monja detrás de la pelirroja, retrocedió tirando uno de sus saquitos de monedas entre sus temblores. — Aquí se acaban tus ilusiones. —
Lo siguiente que vió Agnese fue el puño de un demonio con forma humana estrellarse en su rostro, lanzándola contra el suelo poco más de un metro atrás, haciéndola rebotar antes de llegar a perder completamente la conciencia, con una sensación mojada y tibia en las piernas. Tsuchimikado no podía creer lo que presenció, y muchos de los Amakusa también se mostraron sorprendidos.
Una pequeña Agnese cayó sobre sus nalgas desnutridas al ser bruscamente jalada por un hombre que no vió, soltando un quejido agudo y tembloroso. La pequeña pelirroja intentó levantar su delgado cuerpo y alejarse inmediatamente del lugar; pero la detuvieron, la aplastaron en ese lugar antes de levantarla y llevarla; alejándose de los pocos niños abandonados con los que llegó a formar amistad.
La pequeña Agnese intentó luchar, patear y morder a los sujetos que se la llevaban… Y lo intentó con fiereza… pero una niña de máximo 6 años, descalza y desnutrida, tiene poco que hacer contra 5 adultos fornidos… Agnese despertó en una habitación extraña, rodeada de niños y monjas extrañas… El orfanato de la Iglesia Católica Romana… Y esta noche en territorio extranjero, ella y sus hermanas perdieron la lucha.
El silencio se apropió del lugar, al menos las fuerzas restantes de la niña pelirroja se rindieron al ver a su líder caer de forma tan penosa. — Soy un defensor de la igualdad de género… no me miren así. — Pero en toda esa situación estresante recién concluida, la mente del pelinegro ahora liberada de mucha de su adrenalina, trabajó en algo diferente; algo mucho más importante y urgente.
'Mañana es jueves y no he hecho la tarea… ¡Y me perdí el descuento nocturno…!'
— Desgracia. — Touma murmuró alejándose de las monjas que no quieren mover un músculo para evitar llamar la atención, sintiendo que perdió una oportunidad muy valiosa.
Ignorando a todo a su alrededor, la diosa hizo su movimiento. — Gracias por el amuleto joven Touma. — Orsola se acercó tanto como pudo al pelinegro para devolverle las llaves, casi empujándolo con su amplio cofre. — Me ayudó mucho cuando el momento llegó. —
Los senos suaves y redondos de Orsola son los más grandes que el pelinegro ha visto, por lo menos que recuerda, pero en ese momento, aun con adrenalina en la sangre, Touma se preguntó ¿qué tan fuerte son los músculos de la espalda de la joven mujer? Ciertamente muy fuerte es la espalda de Orsola para levantar un busto de tal medida… Y también debe tener músculos compactos para mantener su figura delgada.
— ¡Touma! — Index no tardó en llegar con su guardián molesta. — ¡Deja de coquetear con otras mujeres! — Index saltó sobre Touma para intentar morderlo, impidiendo a su guardián que procese una respuesta.
— DESGRACIA. — Frente a todos los Amakusa, el celoso de Stiyl, y la sonriente Orsola; el pelinegro que parecía invencible segundos antes, cayó de espalda defendiéndose con su brazo izquierdo de la mordida de la Biblioteca Andante con un grito… Y dejando a todos, excepto a dos, con pena ajena.
