Veintidós: Las pruebas.

Michael Blake, el enorme capitán del equipo de quidditch de Slytherin, había llegado de improviso al mismo pasillo donde Frida Weasley y Patrick Malfoy estaban hablando. Tenía en el rostro una expresión francamente amenazadora que a Frida le dio bastante miedo, por lo que poco a poco, retrocedió hasta ponerse a un lado de Malfoy. El rubio, en cambio, pensaba únicamente en cómo sacar a Frida de allí.

—¿Decidiste hacerme caso después de todo? —Blake le lanzó una mirada de desdén a la pelirroja —Quiero que pague por lo que ella y sus primitos nos hicieron el primer día de clases, recuérdalo. ¿Porqué no le haces nada? La tienes junto a ti.

Patrick miró a Frida, que tenía cara de espanto, y luego miró a Blake.

—Eso nos lo merecíamos —afirmó, con voz temblorosa pero valiente —Quisieron hacernos pagar por lo que le hicimos a su primo, Longbottom, y agradece que no nos mandaron a la enfermería como nosotros a él.

—Pues si no haces nada tú, lo haré yo —Blake quitó a Malfoy a un lado de un empujón y tomó por un brazo a Frida —Dime, Malfoy¿qué sentiste al hacerle la broma de junio?

Patrick supo, al oír esa frase, lo que Blake pensaba hacer y no iba a permitirlo. Sacó su varita cuidadosamente, sin que el otro se diera cuenta.

—¿Y tú qué sentiste, Weasley? —le preguntó Blake a Frida, con voz mezquina —¿Quieres que te haga lo mismo para que aprendas que con nosotros no se juega?

Frida intentó zafarse, pero no podía. Y para colmo, aún no había nadie por el pasillo porque la cena apenas estaba en su apogeo. No podía pedir ayuda, pero entonces...

—¡Suéltala! —oyó que exclamaba una voz enfurecida —¡Ahora!

Patrick se había acercado y le apuntaba a Blake con su varita. Blake lo vio con desdén.

—¿Desde cuándo defiendes a Weasley, eh¿O no me digas que tu queridísima hermana te contagió de su estupidez?

Frida supo, por la cara de Patrick, que aquella frase de Blake fue un completo error suyo. Al segundo siguiente, un rayo de luz roja salió de la varita de Malfoy y le dio de lleno a Blake en la cara, quien cayó al suelo arrastrando a Frida con él. Al estar ambos en el piso, Patrick se guardó la varita apresuradamente y se arrodilló.

—¡Frida! —exclamó casi sin pensarlo y la encontró con Blake sobre ella —¿Estás bien?

Ella se quitó al enorme Slytherin de encima con ayuda de Patrick, se puso de pie y se frotó un brazo, el que le había sujetado Blake, con gesto de dolor. Miró al tipo en el suelo.

—¿Qué le hiciste? —preguntó con cierto asombro.

—Un hechizo aturdidor —explicó Patrick, encogiéndose de hombros —Es de lo poco bueno que me enseñó papá en casa. Aquí los vimos el curso pasado, pero nunca creí que lo usaría contra uno de mi casa. Si papá se entera...

—Ahora que recuerdo... —Frida lo miró con el entrecejo fruncido —Hace un momento¿me llamaste por mi nombre?

Por primera vez en su vida, Frida vio a Patrick Malfoy ruborizarse en serio.

—Sí, perdón. Se me escapó. Como tú aceptaste decirme Pat, como Danny... no sé...

Frida asintió repetitivamente.

—Sí, sí, ya entendí. Ahora, si no te importa, vámonos. Si nos encuentran aquí, nos echarán la culpa de todo. Aunque la verdad fuiste tú quien lo aturdió, pero...

—Nos echará la culpa de todos modos —Patrick señaló a Blake —Cuando despierte. A menos que... ¿Sabes hacer el hechizo desmemorizante?

—No¿y tú?

Patrick, en vez de contestar, sacó de nueva cuenta su varita.

—Es más difícil cuando están inconscientes, pero... —el chico apuntó con cuidado a la cabeza de Blake y murmuró —¡Obliviate!

Un delgado rayo salió de la varita directo hacia Blake y se impactó en su cabeza. Al cabo de unos segundos, Patrick dejó de apuntarle justo cuando el sonido de pasos indicaba que los primeros alumnos empezaban a subir a sus dormitorios. Patrick suspiró con cansancio.

—Espero haberlo hecho bien —comentó Malfoy —Sólo sabía la teoría y...

—Ven acá —Frida agarró al muchacho de la muñeca y lo jaló —Tengo que hablarte.

Lo llevó a la parte trasera de un tapiz, donde había una especie de túnel derrumbado y lo soltó al confirmar que nadie los había seguido. Respiró hondo, para recuperar el aliento.

—Quisiera saber —empezó —qué era lo que ibas a decirme cuando el idiota de Blake llegó y te interrumpió.

—¿De verdad quieres saber?

—Si te lo estoy preguntando, es más que obvio¿no?

Ahora sí que Patrick no sabía qué decir. ¿Se atrevería a confesárselo, después de todo? Alcanzó a escuchar un leve escándalo en el pasillo, al haber encontrado a Blake sin sentido, pero no le puso atención. Tenía que concentrarse en el momento si es que quería lograr algo bueno en él. Miró por un instante el rostro pecoso y moreno de Frida, enmarcado por un sin fin de trenzas rojas y delgadas. Sintió un impulso que apenas si logró controlar, pues de haberlo seguido, no se lo hubiera perdonado.

—Pues... —titubeó, sin poder verla a los ojos —Es que yo... tú me...

Frida le puso una mano en la mejilla que no tenía lastimada y lo hizo voltear hacia ella.

—Acá estoy —indicó —Mírame a la cara cuando me hables. Si no, no te voy a creer ni una sola palabra¿entendido?

Patrick no perdió la oportunidad y le tomó aquella mano. Era más suave y cálida de lo que había imaginado. Frida lo miró sin saber si retirar la mano o no, así que se quedó quieta, esperando las palabras de Malfoy. Pero por alguna razón, tenía el presentimiento de que serían buenas palabras.

—Eres una buena persona —empezó Patrick —Me recordaste muchas cosas, sobre todo que yo solía ser bueno con mi hermana. Que yo solía ser... alguien mejor que el imbécil que te lastimó tanto en junio. Weasley, tú me...

—Frida —dijo ella, casi sin pensar —Me llamo Frida.

Y sonrió. Patrick logró sonreír también.

—Está bien... Frida —consintió él —La verdad es que... —respiró profundamente —... Tú me gustas mucho¿sabes? Me encantaba hacerte enojar sólo para que voltearas a verme, pero cuando te hice esa canallada en junio, me di cuenta que no era la mejor forma de llamar tu atención. De verdad me gustas, te lo juro. Sólo por eso aguantaba el puñetazo de Blake todas las noches de esta semana, porque pensaba que tal vez así se olvidaría de vengarse de ti y... Bueno, sólo digo tonterías. Espero que no creas que es otra de mis bromas —sonrió nerviosamente —porque entonces sí que me sentiría mal.

Frida lo observó un minuto antes de taparse la boca con su mano libre, conteniendo la risa. Patrick creía que ella no le había creído ni media palabra y su rostro adoptó una expresión de tristeza, pero entonces la chica hizo algo que nunca se hubiera imaginado: se calmó y se le quedó viendo con mucha seriedad

—¡Sí que eres un tonto! —exclamó de repente —¿No sabes porqué me enojé tanto contigo por lo de junio, verdad? No te diré por ahora, pero tal vez un día lo haga. Todavía me acuerdo cuando entraste a primero, te veías tan asustado como tu hermana Danielle... Me hubiera gustado ser tu amiga entonces. Pero creo que no es muy tarde¿o sí?

—¿Sólo mi amiga? —quiso saber Patrick, sin soltarle la mano.

—Estará bien para empezar —Frida sonrió con aire divertido —No esperes milagros.

Patrick le apretó ligeramente la mano y sonrió con verdadera alegría. Tener por amiga a Frida Weasley, la chica que le gustaba, era un logro que superaba por mucho a cualquier otro que hubiera conseguido antes. Y si de conquistarla se trataba, ya había dado el primer paso: renunciar a ser el que había sido por siete años.


Las pruebas de quidditch para los miembros oficiales de los equipos fueron el viernes en la tarde, teniendo cada equipo un área específica de los amplios jardines para realizarla. Como necesitaban de los aros de gol del campo de quidditch para algunas de las pruebas, se hicieron horarios para que las cuatro casas pudieran usarlos sin que hubiera discusiones. Al equipo de Ravenclaw le tocó el primer turno, y lo aprovecharon bastante, ya que ellos necesitaban a dos cazadores y a un guardián. En cambio, fue un poco más difícil para el equipo de Hufflepuff, pues aparte de un cazador, buscaban a un nuevo buscador y a los golpeadores. Los que tuvieron menos tiempo asignado en el campo de quidditch fueron los de Slytherin, ya que ellos únicamente necesitaban hacer pruebas para guardián. Los de Gryffindor fueron los últimos, lo que los animó a hacer la prueba para guardián y buscador lo mejor posible. Al final, los cuatro equipos (quienes habían sido vigilados todo el tiempo por el profesor Krum y por su respectivo jefe de casa) anunciaron que los resultados los sabrían el domingo, junto con los de primer año, y los enviaron a todos de vuelta a sus dormitorios, ya que las pruebas acabaron entrada la noche, cosa que no fue problema gracias al encantamiento de incandescencia prolongada que la profesora Nicté le había aplicado a varias grandes antorchas, para que iluminaran el campo. El profesor Lupin le agradeció su ayuda al dejar el campo con los alumnos de Gryffindor y le avisó que la profesora McGonagall quería hablar con ella, así que la profesora se fue tras los Gryffindor's y el subdirector. Los alumnos de los equipos de las cuatro casas se quedaron en el campo, con las antorchas encantadas de la profesora Nicté brillando sobre sus cabezas y en diferentes rincones, pues tenían conferencia. El equipo de Ravenclaw, formado por el momento por dos chicas y dos chicos, discutía los posibles candidatos a los puestos que les faltaban.

—Sobre el puesto de guardián —decía entonces un joven alto, delgado y castaño —creo que Orville lo podría hacer bien. Es paciente y siempre que pudo defendió los tres aros. En cuanto a los de los cazadores —volteó a ver a una de las chicas, morena y de cabello negro —¿qué opinas, Mariah? Tú eres la cazadora aquí.

—Pues yo creo que las hermanas Young podrían hacerlo —Mariah frunció el entrecejo —Están algo torpes, pero se coordinan bien. Con un poco de práctica, podrían estar listas.

—Bien —dijo el castaño que había hablado sobre el puesto de guardián —Si están de acuerdo, ellos quedarán en primer lugar en la lista. Le diremos a Krum que nos dé su fallo.

Y es que, como una modificación imprevista y secreta en las pruebas, el profesor Krum sería quien tendría la opinión de mayor peso en la elección de miembros en los equipos. La directora lo había notificado así a los capitanes, quienes a su vez se lo informaron a sus compañeros, bajo advertencia de que no debían divulgarlo si no querían ser suspendidos por un año entero del quidditch. Aún así, no significaba que los equipos no tendrían voz ni voto, sino que ésa era una extraña medida de seguridad que McGonagall quiso tomar ese año, ante las pruebas que les harían a los de primer año. Aunque todavía no sabían el origen de dicha medida.

Los de Hufflepuff tardaron mucho en escoger a sus candidatos ideales para el equipo, lo mismo que los de Gryffindor, pero al menos ambos equipos lo hicieron pacíficamente. Los de Slytherin, en cambio, fueron los que más problemas tuvieron para decidirse, y eso que sólo debían escoger a una persona para ponerla a consideración del profesor de vuelo. Mientras Blake gruñía, Patrick no hacía mas que preguntarse una y otra vez la verdadera razón por la que Frida Weasley se habría enfadado con él y su bromita (si es que así le podía llamar a la ofensa que le hizo en junio). Y es que aunque ya hubieran hecho las paces (aunque fuera en parte), ese punto todavía no le quedaba claro. Un rugido de Blake lo sacó de sus pensamientos.

—¡Malfoy, pon atención! —pidió a gritos —Estamos en un dilema¿ponemos a Vincent o a Goldenfield al principio de la lista? A mí no me hacen gracia, porque son chicas, pero son las que mejor volaron y cumplieron con lo que les pedimos.

—¿Entonces cuál es el problema? —Patrick se encogió de hombros, aferrando su escoba, una Cometa 300 —Pon a la que se te dé la gana. De todas formas, Krum dará su fallo y te basarás en él porque fue un notable jugador de quidditch¿o me equivoco?

Blake iba a contestarle, pero un chico de cabello rubio cenizo y ojos azules, de aspecto un tanto inocente, intervino.

—En eso Malfoy tiene razón, Blake. Mejor primero veamos qué dice Krum de nuestra elección y luego podemos hacer que acepte a quien nosotros queramos.

Los demás estuvieron de acuerdo y empezaron a caminar de vuelta al castillo, dejando a Patrick y al chico de cabello rubio cenizo muy atrás, como si estuvieran muy molestos con ellos. Ambos se miraron, sin saber qué decir.

—Oye, no sabía que supieras tratar así a Blake, Bluepool —le dijo Patrick al chico, viéndolo directamente a sus ojos azules, de un tono tan oscuro que en ocasiones se veía negro —Espero que me enseñes a pensar así de rápido. Aunque no creo que se pueda¿o sí? Quizá tú puedas hacerlo porque eres el buscador, pero en fin, vamos a cenar.

—Patrick —dijo de pronto Bluepool, con voz seria, al empezar a andar —¿Puedo pedirte un favor? Llámame por mi nombre. Nunca me gustó que me llamaran por mi apellido y tampoco a mis padres. De hecho, les asombra lo que hago. No sé si sepas, pero son...

—Muggles —completó Malfoy —Sí, lo sé. Escuché a O'Neill burlarse de eso una vez, hace un par de años. No me extraña que nunca lo digas. Pero dime algo¿porqué me dices todo eso hasta ahora? Es decir, estamos a punto de acabar el colegio y...

—Bueno, porque quiero pedirte un favor. A ti nunca te gustó tener que hacerle esa broma a Weasley en junio¿verdad?

Patrick no tenía ni idea de cómo se había enterado, pero asintió, sólo para saber a dónde quería llegar su condiscípulo.

—Bueno, lo que pasa es que quisiera saber si le pediste disculpas.

—¿Y eso a ti qué te importa?

—En sí, no mucho, pero es que...

—¿Todavía por aquí?

Una voz los había espantado, por lo que dieron un pequeño salto y voltearon. Se encontraron con el rostro moreno de Frida Weasley adornado por una sonrisa jovial.

—¿No me digan que los asusté? —Frida se empezó a reír —¡Así tendrán la conciencia! Bueno, tú no tanto —miró a Patrick —Ya haces mucho por limpiarla. Pero Bluepool...

—William —aclaró Patrick —El buen Will quiere que lo llame por su nombre de ahora en adelante¿cómo ves? Hace rato le habló a Blake de una forma que te habría encantado.

Frida amplió aún más su sonrisa.

—Me hubiera gustado oírla —confesó —¿Y ese cambio, Blue... quiero decir, William?

William Bluepool miró de reojo a Frida, apreciándola bien a pesar de la carencia de luz. No era como su prima, Gina, pero también era...

—Me estabas preguntando algo, Will —le recordó Patrick —Me estoy impacientando —y soltó una breve carcajada, para indicar que estaba bromeando —Ya, en serio¿qué se te ofrece? Porque supongo que todo ese interrogatorio es por algo.

—De hecho, el asunto es contigo —señaló a Frida —Y espero que lo tomes en serio, porque no me gustaría que te burlaras de mí. Ya lo han hecho suficientes veces.

—Sí que lo tratan mal en tu casa —Frida vio a Patrick —¿Pues qué tanto le hacen, Pat?

Patrick le explicó que en su casa trataban mal a William porque era de familia muggle, cosa que a Frida no sorprendió en absoluto.

—Todos los que piensan así son idiotas —gruñó —Gina y yo no le damos la menor importancia, sobre todo porque tía Alicia, la madre de Gina, era de padre muggle. Y a papá siempre le han agradado los muggles. Será porque con ellos, él y tío George probaron sus primeros inventos —la chica se rió —Pero bueno¿qué se te ofrece, Will¿Puedo llamarte así?

William asintió y como se dio cuenta que iban llegando al castillo, habló deprisa.

—¿Podrías presentarme a tu prima, Weasley?

Frida no fue la única que lo vio con ojos desorbitados. Patrick también lo hizo.

—¿Y eso? —quiso saber Malfoy —¿No me digas que te gusta?

–Que a alguien de Slytherin le guste alguien de Gryffindor no es novedad para mí —comentó Frida de improviso, mirando significativamente a Patrick —Si ése es tu caso, Willy, creo que puedo hacer algo. Pero no prometo nada¿eh? En primera, porque nadie puede asegurar que la cosa puede pasar al contrario —sonrió nerviosamente —y en segunda, Gina podrá ser más tolerante que yo, pero es algo... distraída. ¿Y bien, Will¿Quieres que te presente a Gina?

William, aunque no había comprendido del todo a Frida, asintió con el rostro algo rojo y se apartó de ellos en cuanto llegaron a las escaleras de piedra en la entrada del castillo. Murmuró algo sobre ir a su dormitorio a escribir una carta y salió corriendo.

—¿Qué piensas hacer? —le preguntó Patrick a Frida, antes de entrar al Gran Comedor de forma separada, como habían acordado hasta que la pelirroja hubiera hablado con su hermano y sus primos —No le hagas algo a Will. Aunque no lo creas, no se la merece.

—¡Tranquilo! —Frida le sonrió —Sólo voy a hacer un favor.

Acto seguido, entró al Gran Comedor.


Las pruebas de quidditch para los de primer año empezaron puntualmente, a las once de la mañana del sábado. Los de primero de Gryffindor se formaron ordenadamente en el campo de quidditch, de acuerdo a la posición a la que aspiraban suplantar de ser necesario. Hally estaba en la fila para ser suplente de buscador, Rose en la de suplente de guardián y Henry, Procyon Blackson y Franco Visconti, era los únicos en la de golpeador. La mayoría de sus compañeros estaban en la de suplente de cazador.

—Muy bien, la prueba será así —empezó a explicar John Weasley, quien era el capitán del equipo desde que el anterior había terminado el colegio, hacía dos años —Crearemos equipos de quidditch al azar, con algunos de nosotros y parte de ustedes, haciendo una especie de mezcla. Esto es para ver qué tan bien saben acoplarse a las circunstancias. Empezaremos a jugar de acuerdo a mis instrucciones y a la vez que el juego transcurre, veremos sus aptitudes. Así que lamento decirlo, pero si no saben mucho de quidditch o al menos del puesto que quieren suplir en una emergencia, no tendrán posibilidades.

Los niños asintieron en señal de que habían entendido las indicaciones y la prueba comenzó. A Hally le tocó hacerla con Rose como guardiana y Martin Fullerton como uno de los cazadores; en cambio, Henry estuvo solamente acompañado por Giselle Olsen haciéndola de guardiana. Al final, los niños quedaron sumamente agotados, porque aparte de todo, los mayores les pidieron una segunda prueba, en la que jugaran por unos minutos en aquellas otras posiciones para las que no habían aspirado.

—Puede que tengan talento —les había explicado John —Pero no el que quisieran.

Así que entre una cosa y otra, apenas terminaron a tiempo para que los siguientes en hacer las pruebas, los de primero de Ravenclaw, los vieran partir lenta y pesadamente al castillo, para un merecido descanso. Ryo les preguntó a sus amigos cómo les había ido.

—¿Tú cómo crees? —repuso Rose —¡Míranos! Ojalá que ustedes no se cansen tanto.

Pero la esperanza de Rose no se cumplió, pues la prueba fue idéntica para todos los de primer año de las cuatro casas. Al ir saliendo de su turno luego de aspirar a ser un suplente de buscador, Ryo le advirtió a Amy, a quien se encontró esperando su turno con Simon Combs, Joan Finch-Fletchley y Vivian Malcolm, que mejor se prepararan para cansarse como nunca. Algo parecido les dijo Amy a Danielle y a Walter al salir de su propia prueba (la niña quería ser cazadora) y se puso algo triste cuando recordó que Sunny no estaría en las pruebas porque no tenía escoba propia.

—Quisiera que Sunny estuviera aquí —dijo Danielle, en cuanto Amy se alejó hacia el castillo con sus compañeros de casa, dispuesta a recuperarse —No vuela nada mal.

—Yo pienso lo mismo —aseguró Walter.

Pasaron a hacer su prueba. Danielle quería ser suplente de buscador y Walter, para su sorpresa, pretendía ser suplente de golpeador. Apenas estaban recibiendo las instrucciones de cómo serían las cosas cuando una figura con un largo y castaño cabello ondulado llegó corriendo, con una escoba en las manos.

—Lamento llegar tarde —se disculpó Sunny —¿No me perdí de nada?

Los grandulones del equipo, a excepción de Patrick Malfoy y William Bluepool, le hicieron gestos de indiferencia y no le respondieron, siguiendo Blake dando las instrucciones como si no lo hubieran interrumpido. Sunny, sin tomarse en serio la ofensa, se puso en la fila que estaba entre la de Danielle y Walter, la de los que aspiraban a ser suplentes de cazador, y les dijo a sus amigos con mucha emoción, mostrando su escoba.

—¿No es genial? Es una Tornado 14. Sé que es anticuada, lo leí en la revista sobre escobas que me prestó Amy el martes pasado, pero servirá para las pruebas¿no creen?

—¿De dónde la sacaste? —quiso saber Danielle, observando detalladamente la escoba. Era cierto que la serie Tornado no era muy buena para jugar quidditch, pero no dejaba de ser una escoba de buena calidad y la de Sunny estaba nueva.

—¡Eso quisiera saber yo! Cuando acabé de comer, luego que ustedes vinieron aquí, me fui a mi dormitorio y la encontré sobre mi cama¿pueden creerlo? Y estoy segura que era para mí, porque miren —les mostró el palo —Tiene mi nombre.

En efecto, en el palo había letras plateadas y torcidas que decían Sunny Wendy Wilson.

—Yo no sabía que tu segundo nombre fuera Wendy —comentó Danielle.

—No importa —aseguró Sunny, con una mueca de amargura —Era el nombre de mi abuela. La madre de mi madre.

—¿Y no tienes idea de quién pudo dártela? —inquirió Walter con curiosidad.

Sunny negó con la cabeza.

—¡Malfoy, Poe, Wilson! —llamó Blake entonces —Siguen ustedes.

Los niños respiraron hondo, caminaron al campo con decisión y empezaron a jugar a una orden de Blake. A lo lejos, desde una ventana del castillo ubicada en una de las torres, una figura observaba las pruebas de Slytherin con cierto interés. Estaba de pie en la ventana, medio oculta por una cortina, y fijó la vista en la melena castaña y ondulada de Sunny Wilson al volar en su nueva Tornado 14. Sentía extraño cada vez que la veía, pero admitía que era divertido verla esbozar esa sonrisa de genuina impresión cada vez que veía algo excepcional. Y el que hubiera recibido una escoba de regalo para poder hacer las pruebas sí que era algo excepcional. Una persona de túnica violácea con detalles en un color azul claro apareció de pronto en aquel pasillo, vio a la figura que miraba por la ventana y sonriendo levemente, preguntó.

—¿Mira a alguien en particular, profesor?

El hombre desvió la vista de la ventana, observó a quien le hablaba y miró con cierto gesto de seriedad el guante azul claro que aquella persona usaba en la mano derecha. Le recordaba un poco a sí mismo, pero la diferencia era que lo que esa persona escondía con el guante no era motivo de repulsión y vergüenza, sino únicamente un símbolo de su educación mágica. Frunció el entrecejo cuando vio a otra persona aparecer en el pasillo, un hombre de cabello gris y túnica desgastada. La persona que había estado viendo por la ventana se retiró, dejando que las otras dos se encontraran.

—¿Pasa algo, profesora Nicté? —preguntó el mago de cabello gris.

—Nada importante, profesor Lupin —la profesora Nicté miró por la ventana, hacia el campo de quidditch, donde en aquel momento terminaba la prueba de Danielle, Walter y Sunny —Sólo que tengo la impresión de que al profesor Snape le pasa algo. Es todo.

—Lo conozco y estoy de acuerdo con usted —el profesor Lupin también miró por la ventana —Al parecer, su papel de tutor le está afectando.

Fijó sus ojos en Sunny, quien charlaba en ese momento con Danielle y Walter y sonreía levemente, con ánimo. Luego desvió la vista hacia la profesora.

—Dígame, colega¿alguna novedad en el caso de Ron Weasley? Supongo que para eso la mandó llamar la profesora McGonagall.

La profesora Nicté suspiró, pues recordando el caso de Ronald Weasley, recordaba que su hermano gemelo estaba involucrado. El profesor Lupin lo recordó y se disculpó.

—Lamento mucho haberlo mencionado. Según me comentó Harry, su hermano está metido en esto. De verdad, lo siento.

—No hay problema —aseguró la profesora, con sus tristes ojos grises mirando a través de la ventana la inmensidad del lago —Anom dejó de ser mi hermano desde hace mucho tiempo. Con respecto a su pregunta, la directora nos citó a mí y a la señora Finch-Fletchley para decirnos que vieron de nuevo a Anom, en Blackpool. Pero a pesar de saber eso, no le tengo miedo.

—Quizá porque es su hermano —aventuró el profesor Lupin.

—Sí, quizá —la profesora Nicté sonrió débilmente —Con su permiso, profesor. Tengo muchas redacciones qué calificar y quiero el día libre mañana. Debo hablar con mi hijo.

Levantó un poco la mano en señal de despedida y se alejó, con cierto semblante triste. El profesor Lupin la vio irse, preguntándose cómo podía una persona soportar tanto dolor. Él tenía sus penas, pero quizá eran poca cosa comparadas con la de su colega. Y en cuanto al otro colega, Snape, esperaba tener los resultados de su investigación pronto. Había algo en Sunny Wilson que le llamaba la atención y no precisamente porque fuera la tutelada de su antiguo enemigo de colegio. Más bien, era cierto recuerdo que no lo dejaba en paz.