-¡Sora, venga vámonos!
Mi nombre es Sora Takenouchi y tengo dieciséis años. Hoy me voy de viaje con mis amigos, y estoy revisando mi maleta para que no se me olvide nada. Taichi ha tenido después de tanto tiempo una buena idea, con el ánimo de que estemos todos juntos para recordar viejos tiempos; espero pasármelo maravillosamente. ¡Perfecto! Esta todo en la maleta. Antes de nada cierro la ventana, pues el viento me despeina y revolotea mi cabello. Cojo mi maleta y bajo por las escaleras, mi madre espera impaciente.
-Señorita, se te va hacer tarde.-me dice enojada.
-Vamos con tiempo de sobra.-le respondo tranquilamente.
Acto seguido, vamos hacia el automóvil. Nos montamos, nos ponemos el aborrecido cinturón y, mi madre arranca el coche. De mientras antes de llegar al puerto; ya que vamos en un barco a Filipinas; escucho música. Una música que me hace recordar, a alguien, a él. Lo tengo en pensamientos día y noche.
Cada vez que veo sus labios, ¿por qué no lo puedo besar?; quiero ser más que un instante de su vida, mas que una amiga por la que vela por su seguridad día tras día. Una sonrisa suya es mi gloria, y por alcanzar su cariño le tributaría el homenaje de todo mi ser. Pobre de mí amar a alguien, que jamás me correspondería. Él un rebelde solitario, y yo sola persona más enamorada.
Mis pensamientos son apagados por la voz de mi madre.
-Sora cariño, ¡coge la maleta y vamos!
-Si, mamá-le respondo con cariño.
En el puerto están mis amigos pero él no. ¡Oh pobre tristeza de no admirar tus ojos! Camino hacia ellos con sonrisa algo forzada y triste, pero eso mis amigos no se dan cuenta, o creo yo.
-¡Bienvenida Sora!-me dicen todos muy alegres.
-¡Buenos días a todos!-respondo algo de feliz-¿falta alguien?
-Sí, mi hermano. Ya sabes, eso de madrugar no es lo suyo, pero eso lo sabes muy bien.-me dice Tk pícaramente, pero miro hacia otro lado para que mis amigos no vean mi cara roja.
-¡Mira por ahí se acerca!-dice Taichi.
En efecto, se acerca corriendo con su equipaje. Al llegar se disculpa de su retraso, y observa a todos. Él me mira profundamente con sus azules ojos como el cielo. Con mi cielo. Me sonrojo fácilmente pero él insiste en mirarme, al final no aguanto sus ojos azules sobre mí y le desafío con la mirada. Un segundo. Él sonríe complacido.
-¡Entremos antes de que me salgan arrugas!-empieza a hablar Yamato.
Reían ellos, yo solo le miro. Y entramos en el barco, si por fuera es espléndido por dentro es maravilloso. Una chica empezó a ligar y coquetear con Yamato. Por dentro me muero de los celos, estoy rabiosa. Pero parece que Yamato intenta librarse de ella, pasa un rato hasta que lo consigue gracias a la ayuda de Hikari, y respiro aliviada.
¿Qué es este sentimiento que corroe por mi sangre asfixiándola? ¡Celos! ¿Celos? Es una enfermedad, siento que la sangre corre más rápida y mi corazón va más rápido, en mis ojos se podría apreciar el fuego. ¿Celos de una persona que no conozco? Tengo miedo a perderlo.
Nos lo pasamos muy bien en el barco, yo soy feliz cuando tu estas feliz. Ahora mismo estas con tus inseparables amigos gastando bromas a la gente como en los viejos tiempo. Yo solo tengo ojos para ti, solo para ti Yamato.
Últimamente tu mirada solo se posa en mí, yo desde siempre. Pero tú intentas descifrarme, buscarme y encontrarme. Pero, ¿qué buscas? Si ya lo tienes todo. Salgo a tomar un poco el aire, necesito aclarar mis ideas. Pero a la vez necesito olvidarte.
Sufro por ti ¿sabes? Que lloro por las noches porque no puedo tenerte, no puedo sacarte de mi cabeza, no puedo olvidarte, y lo peor de todo, no puedo odiarte.
-¿En qué piensas amiga?-me dice Mimi con risa pícara.
-Nada.-le respondo con un pequeño suspiro.
-Crees con no contármelo ganarás mucho, solo es un consejo que te da una amiga.-da una larga pausa- pero el sufrimiento te lo dará la vida.
Me mira y sonríe. Ella sabe que se lo contaré.
-Es Yamato.-le digo rápidamente.
-¿Qué es exactamente que te pasa con él?-me dice pícaramente.
-Nada. Eso lo que me pasa.
-¿Te has enamorado?-yo le respondo afirmativamente-¿Y cuando se lo piensas decir?
-Nunca.
-Amiga ¿a qué temes a él o al rechazo?
-Yo...-no sabía que responder, Mimi tenía razón.
-Lo sabía; si nunca se lo dices-mira a Yamato que está en la otra sala-¿cómo te corresponderá?
-Yo no soy el tipo de chicas que él le gusta.-respondo tristemente.
-¿Estás segura? La verdad no sé los sentimientos de Yamato, ni siquiera tú lo sabes.
Enfréntate, lucha por tu amor. No te quedes con la duda, amiga. Díselo, yo te apoyo...Todos te apoyan.-me mira de reojo-¡Y tú lo sabes! Pero es tú vida, es tú sentimiento, y es tú futuro. Hoy te lo dice una amiga, pero mañana te lo dirá la vida.-y con esta última palabra se marchó. Dejándome sola con mis pensamientos.
Mimi tiene razón, ¿valdrá la pena intentarlo? Y si me corresponde, sería maravilloso, alucinante y...sino no me corresponde, y si luego cambia nuestra relación de amigos.¡No! No voy ha dejar que pensamientos negativos me invada, y me quite las esperanzas. Sigo luchando con mis pensamientos y mi corazón, sin percatarme de la presencia de alguien que me observa desde hace ya bastante tiempo, impaciente.
-¡Sora! ¿En qué piensas?-me comenta Yamato algo preocupado.
Al ver su presencia analizándome, pego un salto y mi corazón se acelera. ¿Cómo es que no he dado cuenta de su agradable y perturbadora presencia? Me recrimino.
-¿Estás bien?-se acerca a mí lentamente y me coge la mano. Creo que siento que todo mi cuerpo ha perdido el control, y siento millones de descargas eléctricas. Pero estamos tan cerca y a la vez tan lejos.
-Si, si estoy bien.-sacó mi mano de sus fuertes ataduras y me armo de valor, y doy un paso hacia delante, mirando hacia el suelo.-Yamato, yo...yo...te tengo que decir algo muy importante.
-¿De qué se trata?-dice levantando mi barbilla- Mírame a los ojos, que ellos disfrutan con tu mirada y sonrisa.
Siento felicidad y alegría. Siento mariposas revoloteando en mi estómago. Y sonrío inconscientemente.
-Yo solo quería comentarte, es que tú y yo...-digo incoherentemente.
-Sora relájate, y habla bien.-él me regaña.
-Tú y yo...-me siento estúpida, cuando se lo iba a contar todo aparece Taichi bromeando.
-Yamato, ¡vamos!-él me mira a mí, y sonríe nervioso-Sora, ¿he interrumpido algo importante?
-Sí, así que...-dice Yamato defendiéndome.
-No, tranquilo. Puedes marcharte, ya te lo diré luego.-digo tristemente.
-Pero...-intenta solucionar Yamato.
-Venga, ¿no ha dicho Sora que te puedes ir?-dice Taichi.
-Está bien-dice derrotado Yamato-pero cuando huya de él, hablamos tranquilamente. ¡Buenas noches!-y me da un sonoro beso en la mejilla.
Cuando se va, instantáneamente me toco la mejilla y pongo sonrisa de enamorada. Y llega con aire pícaro mi amiga Mimi.
-¿Se lo has podido decir?-dice rápidamente.
-No.
-Ya tendrás otra oportunidad.-dice misteriosamente.
-Espero; ¿pero a qué has venido?-pregunto.
-¡Ah! Es verdad se me olvidaba, que ya mismo llegamos, ¡alístate!-me agarra y me dirige hacia recepción para recoger el equipaje.
Atracaron el barco en la costa de Filipinas, donde hay que andar un ratillo para ir al hotel. Exhaustos y exhaustas llegamos al hotel, es ya entrada la noche. Nos reciben muy bien, y nos llevan a nuestras habitaciones que son individuales.
Por la noche, como tengo mucho sueño decido dormir. Nada más tocar la almohada sueño con él, con Yamato.
A la mañana siguiente me despierto con dolores en la espalda, pero con unos ejercicios me alivian. Decido ducharme y cuando salgo de tan relajante baño, me doy cuenta que la ropa me la he dejado en la cama.
Así que salgo con una toalla a mi cuerpo. Por fortuna o desgracia abren la puerta, y siento desfallecer.
-Sora, ¿estás lis...lista?-al ver mi cuerpo medio desnudo, Yamato esta colorado, y cubre sus ojos.-Lo siento...¡Lo siento!-dice atropelladamente y sale corriendo.
Yo sigo con la misma cara de asombro y de vergüenza. Pero, ¿qué pensará Yamato de mí? Se creerá que soy una "fulana" como sus ligues. Prefiero no saberlo.
Al desayunar, intento ser discreta ya tenía suficiente con lo de esta mañana. Pero con Taichi como amigo, creo que nunca pasaré desapercibida. Me grita desde el salón:
-Sora, ¡estamos aquí!-dice en señal de saludo.
Todas las miradas de los presente se posan en mí; yo tenía ganas de estrangularle e intenté llegar discretamente a la mesa, pero con la analizadora mirada de Yamato, ¿es que no tenía suficiente con lo de esta mañana?
Desayunamos lo mas tranquilamente pusimos, yo no estaba tranquila. Y mi genial amigo tuvo una maravillosa idea. Ir a la piscina, yo como persona normal me opuse, hasta no sé como me convencieron, o me convenció él.
Subo a mi cuarto a ponerme el bikini asegurándome que la puerta estuviera bien cerrada, vaya que haiga accidente no deseados y vergonzosos. La piscina está fría, pero alguien muy amigable me tira. Con mis actos reflejos tire a esa persona también dándole su merecido. Al salir a la superficie pude comprobar quien era.
-¡No sabía que tuvieras esos reflejos!-me dice tranquilo.
Yo solo le miro. Es mi impresión o estamos demasiado cerca. Me pongo muy nerviosa, pero él se acerca más, más, y Taichi viene y se lo lleva.
Siento una opresión en mi estómago y mi cabeza una palabra:¡Venganza!
Salgo a tomar el Sol, le cuento a Mimi lo de esta mañana, y se empieza a reír, yo solo le miro mal. Taichi se acerca:
-Sora necesito que me hagas un favor.
-Dime-digo todavía enfadada.
-Puedes ir a mi habitación a por el balón de fútbol.
-¿Por qué no vas tú?-digo encantadoramente.
-Por favor, la habitación está abierta.-me lo suplica.
-Esta bien.-una sonrisa misteriosa se asomó en el rostro de Taichi.
Me indica donde está su habitación y voy por el balón. Empiezo a buscar en la habitación, el balón de fútbol. Para mí que paso media hora.
-Sora,¿lo has encontrado?-me dice Yamato cerrando la puerta.
-No-digo nerviosa.
Pero escuchamos que alguien cierra la puerta, con nosotros adentro. Yamato empieza a pegar y pedir auxilio. Hasta que al final se da por vencido.
Yo solo pienso:¡Yo estoy encerrada sola con Yamato Ishida! ¡Sola!
Continuará...
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
¡Hola! Es un Yamato x Sora, en el próximo capítulo habrá lemmon. Ahí están mis escritos, ahora ustedes lectores dejen los reviews. Me encantaría saber vuestras opiniones. Un cordial saludo.
Es duro fracasar en algo, pero es mucho peor no haberlo intentado.
