Ai perdonen la tardanza. Mucho que hacer y poco tiempo para escribir. Pero ya está el 3º. Espero os guste

/ MeMoRiAs dE uN jOvEn EnAmOrAdO /

Intro cap. 3

A diferencia de ELLOS, yo no disfruto igual mi vida. Yo nunca estuve involucrada en la suya, solamente esa noche, la cual marcaría el comienzo de algo hermoso y a la vez algo desastroso ¡Pobre Jonhy! Seguramente no podría estar tranquilo en un momento como éste. ¿Ves? Es lo malo de formar parte de esa vida: eres fastidiado y juzgado cruelmente por gente que en realidad no conoce tus verdaderas intenciones y mucho menos tu forma de ser hacia con los demás. Aún así, debo decir que eso también fue causa mía, por lo tanto lo más correcto sería formar parte de la presión que Jonhy tiene y ayudarlo a encontrar una forma de solucionar los problemas en los que nos hemos metido. Pero sólo hay un pequeño problema: no sé en donde empezar a buscarlo en esta ciudad tan grande. Quizá ya no lo encontraré en París sino en otra ciudad ¿pero en cuál?...Mejor no ser negativa. Sólo espero que él también piense en buscarme, facilitaría las cosas


Capítulo 3 - De nuevo la extraña

>"" Para algunos es bueno...

Para Oliver

>para otros es malo...

Para Enrique

>y para pocos es indiferente

Para tí

>Todo depende de como lo quieras ver""

Eso último me dejó pensativo un buen rato. Según Robert podría tomar el asunto de esas 3 maneras: como algo bueno, como algo malo o con indiferencia. Bien, pensémosle un poco; si lo tomo como algo bueno podría estar de acuerdo en la atención que los demás pondrán en mí cuando salga de esta mansión. Podría llegar a perder mi mala fama y sería un joven bien hablado. Las damas estarían encantadas conmigo al lograr descubrir mi gusto por el baile y ganaría más respeto por parte de mi hermano. Pero simplemente la fama se debería a la dama que bailó conmigo y no a mis meritos ni a mi forma de ser aunque me falta mucho por corregir. Si lo tomo como algo malo me dedicaría a huir de ELLOS y a ignorarlos de forma grosera y completa. No dejaría que nadie estuviera en contacto conmigo (con excepción de mis amigos) hasta que el asunto estuviera olvidado, y además dejaría pasar la gran oportunidad de encontrarme de nuevo con Tomoe. Y si lo tomo con indiferencia simplemente saldría a las calles sin importar lo que suceda sólo para volver a ver a la bella Tomoe; supongo que lo que hice es obvio ¿verdad? No llevo mucho rato rodando por las calles pero me es suficiente para darme cuenta que las noticias se alteran rápidamente y con mucha facilidad. Para mi buena suerte nadie me ha descubierto. La típica capa, anteojos oscuros y gorra maltrecha han servido bastante pero no sé si seguirá así un tiempo más. De todas formas no falta mucho para salir de estas distinguidas colonias y cuando esté fuera no habrá necesidad de usar este ridículo disfraz. Mi celular sonó. Entré al baño de un restaurante para hablar más en privado. Robert me contestó.

>¿Qué esperas para salir de ahí? Dudo mucho que encuentres a esa joven por estos barrios

>¿A sí? Por qué lo dices? Acaso dudas que Tomoe sea como nosotros?

>No, pero lo más seguro es que esté escondida en alguno de los barrios medios e incluso bajos. Ya sabes, por prevención

>Si, seguro. Tienes razón. No te preocupes, ya casi estoy por salir.

>Más vale que te apresures

>¿Por qué la prisa?

Hubo un silencio incómodo en la línea

>...No quería decirte, pero Enrique también salió poco después de ti

>¿Para qué? Seguro quiere encontrar a Tomoe antes que yo

>O quiere encontrarte a ti para seguir peleando. Está furioso, así que no dudes en huir si lo ves

>Pero no quiero huir. Prefiero enfrentarme a él

>Por ahora no, déjalo para después. Tienes algo más importante que hacer

Otro silencio incómodo

>…De acuerdo, será como tú digas. Además prometí no arruinarlo

>En ese caso te dejo. Llámame si necesitas algo

>Sí…

Colgué mientras daba un pequeño suspiro. Ahora ese fastidio andaba tras de mi o peor aún tras Tomoe. Salí del restaurante mirando para todos lados para estar seguro de que Enrique no estaba cerca. Seguí mi camino como si nada pasara. Créeme, el panorama no era tan hermoso como aparentaba. Obviamente las enormes casas y mansiones son algo digno de ver. Todas con clase, cada una con su estilo, unas con adornos y pilares hechos de mármol, de cristal e inclusive de oro (esto por cortesía de las familias más reconocidas de París), dentro algunas tenían colgadas en sus paredes bellos cuadros de pintores como Pablo Picazo, Diego Rivera, Frida Kalho (por no decir otros). Algunos cuartos con enormes alfombras que los cubren por completo, sillones 100 de piel, y unos pocos con algún fino instrumento bien cuidado como un piano, un arpa o inclusive todo un juego de violines, chelos y demás. Las mansiones más espaciosas (como la de Oliver) tienen un enorme jardín muy bien cuidado casi siempre de rosas rojas o blancas en el caso de Oliver. Si no es un jardín entonces es una piscina, enormes canchas según el gusto de la familia o están construidos especialmente para las fiestas que se organizan. Y por último, los salones. Todos ellos comienzan con largas escaleras con alfombras rojas en medio de ellas que bajan a un piso con azulejos de colores suaves como rosa palo, azul cielo, entre otros. El techo tapizado con hermosos dibujos de ángeles o simplemente con azulejos que forman figuras abstractas pero que aún así se ven bien. Por supuesto, también hay enormes lámparas colgantes hechas de oro y cristal que dan un toque esencial a cualquier fiesta; aunque uno lo crea mágico para mí ya es algo fastidioso y sin sentido. Difícilmente uno se puede impresionar después de ver tanta belleza y magnificencia en cualquier lado. Lo que podría considerarse sencillez para mí es algo diferente y que me llena de curiosidad. Esa dama, por ejemplo. He visto a muchas en mi vida pero ninguna me dejó tan impresionado como Tomoe. Todo ese panorama lo arruinaban ELLOS, quienes no tienen nada mejor que hacer que seguir con sus chismes y lo que ellos consideran "elocuencias". Por suerte, ya no faltaba mucho para llegar al puente que limita la parte alta. Iba a salir ileso de este lugar. Mientras me sonreía por eso, algo llamó mi atención. A lo lejos pude ver un pequeño niño que venía corriendo hacia mi dirección. Se veía muy asustado así que lo tomé del brazo para hablarle

>Oye niño ¿qué te sucede?

Tan sólo verme el niño se asustó más y forcejeo para escapar

>¡Suélteme! Déjeme en paz! No quise hacerlo, en serio!

>¿Hacer qué? Niño, yo no voy a…¡Oye espera!

No sé como, pero el niño logró soltarse y siguió corriendo. Seguro que está bastante fuerte. Aún así no puedo evitar preguntarme por qué estaba tan asustado. Ahora que lo recuerdo traigo puesta la capa. Seguro creyó que yo era una mala persona. Segundos después descubrí qué le pasaba. Un oficial también venía corriendo y gritaba desesperado

>¡Maldito chiquillo! Cuando te atrape te haré pagar muy caro!

Me pasó y siguió corriendo. Era un hombre corpulento, por lo visto fuerte y de mirada cruel. Por su corpulencia no creo que el niño pueda con él si llega a alcanzarlo. Pero es muy veloz, seguro puede perderlo. Mejor seguir mi camino, ya no falta mucho…Aún así ese niño me dio un poco de curiosidad. Si llegan a hacerle algo no tendré la conciencia tranquila al saber que podría haberlo ayudarlo. Di la media vuelta y comencé a correr en la dirección del oficial. Podía alcanzarlo, no era difícil de encontrar. Para mi buena suerte, logré ver al oficial entrando al jardín de una mansión. Al ver el cancel me fijé que el seguro estaba roto. Si el niño lo rompió aún no estaba muy seguro de cómo lo hizo. Para mi disgusto, el jardín era casi como un laberinto de tamaño real por lo que había perdido el rastro del oficial. Entonces oí el grito del niño. Quise llamarlo para encontrarlo con más facilidad pero no podía dejar que el oficial descubriera que lo había estado siguiendo, no todavía. De nuevo se escuchó el grito del niño, esta vez pidiendo auxilio. Lo oí más cerca. Corrí unos segundos hasta que lo volví a oír. Provenía de la salida del laberinto (tengamos en cuenta que el laberinto no era tan largo). Al salir di con el oficial quien traía en su mano una macana y frente a él se encontraba el pequeño niño contra una pared envuelto de miedo y observando con los ojos bien abiertos a ese oficial corpulento que estaba a punto de golpearlo.

>¡Ahora sí nnche mocoso! Te tengo donde quería y esta vez no te salvarás de los golpes que te mereces!

El niño se cubrió la cabeza como si pensara que eso disminuiría el dolor de los golpes. Al darme cuenta de que no me movía por fin reaccioné

>¡Oiga, deje en paz a ese niño! Qué demonios piensa hacerle?

El oficial se volteó para verme con cara de pocos amigos mientras el niño seguía cubriéndose la cabeza

>¡Joven, esto no le incumbe! Le pido que se vaya de aquí!

>No lo haré hasta que me diga qué piensa hacerle a ese niño

El oficial se enfureció

>¡No tengo por qué obedecerlo! Esto es asunto policiaco así que lárguese!

Se volteó de nuevo hacia el niño quién se había descubierto para verme con piedad. Pobre niño ¿y ahora qué hago?...El oficial alzó de nuevo la macana tomando impulso para por fin golpear al niño quien cerró con fuerza los ojos listo para recibir su castigo; todo pasó muy rápido. Al abrir los ojos, el niño se encontró con una inesperada escena: me observó arrodillado dándole la espalda mientras el oficial miraba entre asombrado y enojado lo que había hecho por el niño. No grité pero aún así coloque mi mano en el hombro derecho que el oficial había golpeado. El dolor era intenso pero así le hablé al oficial con tono sereno y a la vez de burla

>Sí que está muy enojado ¿verdad?

Volteé a ver de reojo al niño

>Por suerte llegué a tiempo para ayudarte, niño

Regresé la vista al oficial quien me miraba indignado

>¿Cómo te atreves a intervenir en mis asuntos? Debería castigarte igual que a este mocoso ladronzuelo!

>¿Ladronzuelo?

Para mi mala suerte (o tal ves todo lo contrario) en ese momento la gorra y la capucha que cubría mi rostro se fueron hacia atrás descubriéndolo. El oficial me miró burlón

>¡Vaya! Pero si es el muchacho Mcgregor! Debí suponer que sólo alguien como tú sería capaz de desafiar a la autoridad sin razón

Al oír eso reaccioné furioso

>¿Sin razón? Usted estaba a punto de golpear a este niño indefenso! Para mí esa es una buena razón para enfrentármele!

>Ya te había dicho que este chiquillo es un ladrón. Intentó llevarse los bolsos de varias mujeres, eso lo convierte en ladrón. Por suerte lo descubrí

>Está equivocado. El niño no puede ser un ladrón si no se llevó ninguna pertenencia ajena

>¡Tan terco como siempre! Cómo te encanta defender a estos pordioseros! No ganas nada con eso!

>Claro que sí. Logro evitar que abusadores como usted lastimen a gente indefensa y con necesidad. En vez de ayudarlos esperan cualquier oportunidad para herirlos. Usted no debería ser oficial, no sirve para eso

>¿Y crees que tú si?

>Haría mi trabajo mejor que usted, se lo aseguro

El oficial alzó la macana para propinarme otro golpe. Ahora me dolía el hombro izquierdo. Enseguida me golpeó en el mismo lugar. Alcé la mirada para verlo al rostro de sonrisa maldita

>¿Tiene idea de a quién está golpeando?

>Claro, pero no me interesa. Por lo que sé eres un muchacho odiado por muchos por tu facilidad de causar problemas. No creo que a ellos les importe que un oficial de alto rango te haya castigado por tu imprudencia y terquedad, y por intentar salvar a un ladronzuelo del cual me encargaré después de ti

Al oír eso, el niño se levantó rápidamente y salió corriendo de ahí. Mientras yo me mostraba confundido y a la vez aliviado, el oficial se reía estrepitosamente

>¡Vaya forma de agradecerte que lo hayas ayudado! Ya ves Mcgregor? Hasta los pordioseros te detestan! Ya es hora de que entiendas el hecho de que eres un muchacho inútil que nunca va a lograr nada bueno por culpa de su rebeldía

Sentí otro golpe cerca del cuello. Al parecer este tipo pensaba castigarme hasta dejarme inconsciente

>Tus amigos te detestan, tu hermano te detesta, tus padres te detestan. ¡TODOS TE DETESTAN! Admítelo muchacho, ya no tienes a nadie que te apoye y mucho menos que te soporte

Se puso a mis espaldas para golpearme de nuevo. Sus golpes eran cada vez más fuertes. Estaba furioso. Aún así le contesté

>Se equivoca. Aún hay gente que me apoya y cree en mí ¡Usted es un ignorante!

Otro golpe. Esta vez grité puesto que ya no aguantaba el dolor. Me di cuenta en ese momento que había perdido el respeto de mucha gente, no sólo el suyo. Y era seguro que muchos quisieran estar dándome una paliza como ese oficial lo hacía en este momento. El señor siguió hablando mientras me recuperaba de cada golpe

>No te creo, muchacho. Ni yo ni nadie. No seas orgulloso y admite que tengo la razón

>¡NO! NO LO HARÉ PORQUE NO LA TIENE!

Un golpe cerca de la nuca fue suficiente para tirarme al suelo. Observé de reojo al oficial quien pensaba darme un último golpe antes de dejarme totalmente inconsciente. Desde ese momento veía borroso aunque podía oír bien. Le oí decir lo siguiente

>¡Es mejor si acabo contigo aquí mismo! Seguro me lo agradecerá

¿Agradecerle? No creo que yo lo haga así que…en ese momento, una nube de humo negro nos rodeo al oficial y a mí. De hecho no estoy muy seguro de si era negro puesto que veía borroso. Al no poder verme bien, el oficial me golpeó en la espalda otra vez y ahora sí ya no podía oír bien por la falta de conciencia. Todo a mi alrededor se oscureció. Estaba a punto de caer inconsciente. Lo último que recuerdo ver fue una sombra clara que resaltaba entre el humo y que se acercaba a mí poco a poco. Después de eso ya no recuerdo más. Caí agotado…


>…Joven…Joven ¿está usted bien?

Podía oír claramente una voz muy dulce e inocente, tan dulce que no pude evitar abrir lentamente los ojos para ver con claridad a la persona que me llamaba. Logré ver cabellera oscura y lacia así como una piel clara y blanca sobre un rostro que mostraba ojos oscuros de mirada profunda. Mi corazón latió con fuerza en el tan sólo pensar de quién se trataba. Abrí bien los ojos mientras me levantaba con ansiedad para observar bien a la persona junto a mí. Volvió a hablarme

>¡Ha despertado! Me alegro que usted esté bien, ya me estaba preocupando que no despertara

Una linda sonrisa se colocó en su rostro. Lo observé bien. Se trataba del niño que había salvado hace poco. Le devolví otra sonrisa

>Gracias por preocuparte. Dime ¿podrías decirme dónde estoy?

>Claro. Estamos en el hogar de una amiga mía

Miré a mi alrededor. Me encontraba en un apartamento de paredes blancas, ni muy grande ni muy pequeño, decorado con un estilo claramente femenino. Igual me encontraba acostado en un sofá-cama muy cómodo. Era obvio que el niño no vivía aquí, supongo. Lo miré de nuevo y con una sonrisa le pregunté su nombre

>Mi nombre es Iván

Iván. Bonito nombre para un niño de mirada inocente. A pesar de estar un poco sucio era un niño muy lindo, tanto que casi podrías confundirlo con una niña (como yo lo hice hace unos momentos). Su cabello era negro al cuello, de piel blanca como había dicho y de ojos color café intenso. Sus mejillas estaban un poco chapeteadas de rosado. Definitivamente un niño curioso y de buena apariencia. Seguro su amiga lo había estado cuidando bien

>Dígame ¿quién es usted?

>Mi nombre es Jonhy Mcgregor ¡Gusto conocerte!

Le tendí la mano y el la tomó con alegría. Al parecer no tenía idea de quién era aunque se mostraba muy feliz

>Dime Iván ¿qué edad tienes?

>Tengo 10 años ¿y usted?

>Pues digamos que estoy un poco más grande que tú

>¿Qué tanto?

>…8 años

Me miró asombrado. A pesar de su condición, Iván mostraba ser un niño muy educado y no lo que ese oficial decía de él...¡Es cierto¿Qué había sucedido con el oficial? Iván notó el cambió en mi rostro

>¿Qué le sucede joven Mcgregor? Se siente mal?

>No, no te preocupes. Es sólo que me quedó una duda

>¿Cuál joven Mcgregor?

Muy cortés, no podía evitar sorprenderme

>No me digas así, llámame por mi nombre…Iván ¿me podrías explicar que hiciste cuando huiste?

>Fui a buscar a mi amiga para que te ayudara, Jonhy. Por suerte andaba cerca. Disculpa si te dejé en mal momento.

Guardó silencio unos segundos para contemplar los vendajes que traía en los hombros

>Por mi culpa lo dejaron así

>No te preocupes, no me pasó nada grave

A continuación inclinó su cabeza en señal de disculpa

>Perdone mi imprudencia. Le prometo que no volverá a suceder

Parecía nervioso al esperar mi perdón. Simplemente coloqué una mano sobre su cabeza para despeinarlo de forma juguetona.

>No hay problema, Iván. Estoy seguro que ésa no era tu intención. Además también es mi culpa por meterme sin pensar bien las cosas

>¡Pero así me salvó de ese señor y es algo que le agradezco mucho! No sé como compensarlo!

>No es necesario que lo hagas. Tú tranquilo ¿de acuerdo?

Volvió a sonreírme

>¡Está bien! Como tú digas!

Repentinamente se levantó y me miró asombrado

>¡Es cierto! Prometí avisar a Hotaru cuando despertaras para prepararte un poco de comida. Espera aquí, enseguida vuelvo con ella

>De acuerdo. Tómate tu tiempo

Iván salió corriendo de la habitación. Al quedarme solo en una sala espaciosa mejor me levanté con cuidado y me dirigí a una ventana cercana para ver el panorama. ¡Qué bien! Me encontraba en la parte media de París. Malamente no salí ileso. Pero eso ya no me importó. No tuve la necesidad de soportar a curiosos ni a señoras chismosas. Ahora podía encontrar a Tomoe con total libertad. Eso pensaba cuando en ese momento vi a alguien conocido rondar por estas calles. Se trataba de Enrique, a quien por primera vez en mi vida había visto sin intención de conquistar a las chicas. Parecía caminar sin rumbo, con las manos dentro de los bolsillos y con un rostro lleno de melancolía; llevábamos una semana sin hablarnos. Intentaba no encontrármelo por los pasillos de la mansión de Oliver ya que lo más seguro es que todo acabaría peor. Curiosamente no lo noté furioso como me había dicho Robert. Seguro ya se estaba calmando, igual yo. Y más porque ya estaba cerca de reencontrarme con Tomoe; lo vi alejarse poco a poco hasta desaparecer de mi vista. Bueno, por lo menos sólo debía preocuparme de que él me encontrara. No creo que me haya visto puesto que siguió de largo, pero es mejor ser discreto por su presencia por acá. En eso estaba cuando algo desvió mis pensamientos

>Disculpe ¿no cree que es mejor descansar que estar ahí levantado?

Era la amiga de Iván. Volteé lentamente y avergonzado para disculparme…no pude decir palabra alguna. En cambio tenía la boca abierta de la impresión. La joven sostenía una charola con una taza de té, un plato de sopa caliente y una pequeña hogaza de pan. Estaba vestida de negro: blusa, falda, mallas, zapatos, todo de negro. En sí sólo sus manos y su rostro resaltaban notablemente entre todo eso puesto que sus cabellos también eran oscuros de contorno morado. Su rostro me era familiar: piel blanca, bellos ojos de mirada profunda y labios dulces y besables. Sólo le faltaba una linda sonrisa mas sin embargo tenía una expresión de enojo en su rostro. Volvió a hablarme al ver que no reaccionaba

>Disculpe ¿ha escuchado lo que le dije?

Claro, pero aún así no podía salir de mi impresión. Me acerqué lentamente a ella mientras dejaba la charola en una mesita al lado del sofá-cama para cruzarse de brazos y mirarme con el entrecejo fruncido

>¿Se siente bien?

Me acerqué a ella hasta estar cara a cara. La joven seguía con una expresión firme y serena. Estaba a punto de llamarla cuando Iván entró a la sala muy alegre

>Srita. Hotaru ¿ya se conocieron?

Su rostro serio cambió a uno más dulce y cariñoso. Le sonrió a Iván

>No, creo que no. Debería presentarme

Se volvió hacia mí y me tendió la mano con una sonrisa

>¡Mucho gusto! Me llamo Tomoe, Tomoe Hotaru

¿T-t-tomoe? Estaba hablando en serio?


-Una pequeña pausa-

No se equivocan, me refiero a la misma Hotaru del anime de las Sailors, alguien fácil de identificar para que ya no duden en la apariencia que aquí describo. Bien, ya le sigo n.n


Apreté su mano con cierto nerviosismo

>Y-yo soy Mcgregor, Jonhy Mcgregor

Esperé unos segundos hasta que pudiera reconocerme. Pero no todo es como uno lo espera

>Jonhy Mcgregor…así que tú eres el joven valiente y terco que ayudó a Iván

>¿Terco?

Al mirarlo fruncí el entrecejo mientras el se avergonzaba por haberle dicho eso a Hotaru. No me molestó gran cosa, pues era verdad. Volví la mirada a Hotaru para sonreírle nervioso. Según yo todo iba bien hasta que soltó mi mano. Ante su reacción le hablé torpemente

>Así es, yo soy el muchacho terco. ¿De casualidad Iván no te dijo más de mí?

>No. Pero creo que con lo que vi hace poco fue suficiente

>¿Y qué fue lo que viste exactamente?

Antes de contestarme me hizo un gesto para que me sentara sobre el sofá-cama. Le hice caso sin decir nada. De nuevo su rostro se veía serio

>¿Qué fue lo que vi? …rebeldía, impulsividad, falta de sentido común ¿quiere que continúe?

Por alguna razón sentí como si me hubiera caído un balde agua fría. Eso me dejó más confundido que antes. ¿De verdad era ella la Bella Dama con la que baile hace varias noches?

>Iván, necesito un favor. Ve a mi habitación por los vendajes y la pomada

>Como diga Srita. Hotaru

Iván obedeció. Al parecer le tenía un gran respeto; Hotaru se sentó a un lado del sofá-cama delicadamente, como lo hacen allá en Oriente. Me miró unos segundos aún seria. Yo sólo me sonrojé al no saber que hacer. En ese momento su rostro fue cambiando. De nuevo podía ver claramente esa sonrisa cautivadora y esa mirada profunda y cariñosa…Poco a poco sentí la piel de sus manos tocando mi espalda medio cubierta por los vendajes. Sin yo saber por qué, me abrazó con delicadeza para no lastimarme mientras oía salir de sus labios aquella voz que escuché por primera vez en el baile diciéndome

>¡Lo siento, Jonhy! Perdóname por lo que acabo de hacer!

¿Perdón? Perdón por qué? Hace unos momentos actuabas diferente conmigo y ahora vuelvo a ver esa imagen inocente que he tenido guardada en mis pensamientos. Aún confundido le hablé

>¿Todavía me recuerdas?

>Por supuesto, Jonhy. Por lo que veo tú también me reconociste desde que me viste hace poco ahí parada, mientras esperaba a que voltearas

¡Qué alivio sentí! Creí que ella no se acordaría bien de mí

>Dime H-hotaru ¿por qué me pides perdón?

>Por cómo te traté hace unos momentos. No fue mi intención, te lo aseguro

Me dejó de abrazar, de nuevo con cuidado. Obviamente aún me dolían los golpes. Me miró divertidamente mientras me hablaba

>Creo que lo más correcto sería presentarnos bien ¿verdad? Nunca lo hicimos esa noche

>Cierto; soy el hijo menor de la familia Mcgregor: Jonhy Mcgregor, de 18 años, originario de Escocia

>Soy la hija única del famoso científico, el profesor Tomoe: Hotaru Tomoe, de 16 años, originaria de Tokio

Una japonesa. No está nada mal. Poseía esa apariencia fresca que la hacía verse como su edad decía o un poco más grande; me percaté que el silencio entre nosotros ya era mucho. Me sentí torpe al no tener idea de cómo comenzar a platicarle. Ahora que lo recuerdo, esa noche no tuve ningún problema para hablarle. Tal vez fue porque me sentí más seguro al saber que ella compartía mis ideas. Pero esto ya era distinto porque se trataba de un reencuentro, cara a cara, los dos solos en su apartamento, muy cerca uno del otro. Bajé la vista de sus ojos a sus labios. Sí, esos mismos que en ese momento sentía ganas de tocar

>Jonhy ¿te sientes bien?

>Sí

¡Bastante bien! Noté nerviosismo de su parte cuando levanté mi mano, esperando tocar sus labios con las yemas de mis dedos. Lo habría hecho pero…

>Srita. Hotaru, aquí tiene lo que me pidió

No me acordaba de que Iván seguía aquí. De nuevo mala suerte. Le entregó los vendajes limpios y una pomada en un frasco

>Muchas gracias Iván

De nuevo me miró divertida

>Necesito cambiarte las vendas y ponerte esta pomada para bajar el dolor

>¿Qué?

>Lo necesitas. No me gusta tratar con gente escandalosa, así que tendrás que intentar no gritar cuando te unte la pomada ¿de acuerdo?

Asentí. Hotaru desvió la mirada a Iván, quien parecía divertido al ver mi rostro de sorpresa

>No te preocupes Jonhy. La Srita. Hotaru no te va a lastimar

Un niño muy listo. Se dio cuenta de que tengo cierto temor a esto de los doctores y la medicina. Hotaru no era una doctora, pero estaba seguro que lo que iba a hacer me iba a doler

>Iván tiene razón. Todo depende de cómo lo quieras ver

De nuevo esa frase. Parecía que todos querían que me pusiera a reflexionar sobre lo que iba a hacer en cada ocasión, sobre lo bueno, lo malo y lo indiferente. Esta vez no. Dejaré que las cosas tomen su curso

>…Srita. Hotaru, ya debo irme. Se está haciendo de noche

>Puedes quedarte a dormir aquí. No te preocupes

>Quisiera, pero tengo un asunto pendiente por hacer

>…Entiendo. En ese caso ten cuidado con ellos, recuerda que ya casi te atrapaban

>Sí Srita. No se preocupe, estaré bien

Volteó hacia mí para despedirse

>De nuevo muchas gracias por ayudarme. Fue un placer conocerlo, espero nos veamos pronto

>Tenlo por seguro. Ten cuidado Iván, no querrás que Hotaru se preocupe

Hizo una reverencia típica de los japoneses para por fin salir del apartamento. Hotaru se quedó en silencio hasta que dejó de oír las pisadas de Iván por las escaleras. Dio un suspiro y me habló nuevamente

>Por favor, intenta aguantar un poco el dolor mientras te quito las vendas

Asentí de nuevo. Rápidamente comenzó a desatar las vendas mientras hacía lo que ella me pidió. Estuve así un rato pero después no pude evitar quejarme. Hotaru se veía muy concentrada en lo que estaba haciendo

>Hotaru ¿podemos hablar?

Detesto el silencio. No me contestó sino hasta que me quitó las vendas por completo

>Claro, esperaba que me preguntaras eso. Dime ¿qué tienes planeado?

>¿Planeado?

>Sí, para evitarlos a todos ELLOS

Aún con rostro serio abrió el frasco de pomada

>Aún no tengo un buen plan

Mentí. A eso me había dedicado toda esta semana

>¿Por qué no me dices el tuyo?

>Porque yo tampoco tengo uno. He estado ocupándome de Iván y me quita tiempo

Entonces sentí inquietud

>¿Pensabas decirme que vivías aquí si nos hubiéramos encontrado en las calles?

>Por supuesto. Tú no eres como ELLOS. Dijiste que pensabas lo mismo que yo y que querías ser libre

>Así es. Aunque por cómo te comportaste y te vestiste creí que eras como yo: un rico

Me miró con cierto enojo

>¡No te molestes! No me importa que no lo seas. La verdad yo preferiría vivir así, no soy tan exigente

La calme un poco. Se untó un poco de pomada en una mano

>Eso espero

¡Creí que estaba calmada! Al untarme grité: estaba muy fría y además Hotaru apretó con fuerza mi hombro lastimado

>¿Por qué hiciste eso sin avisar?

>¡Dijiste que no eras exigente!

¡Esta es una excepción! Los golpes de la macana me habían dejado marcas que se habían tornado moradas por la hinchazón. Tenía la piel sensible, en pocas palabras

>¡Exigente no, pero sí sensible!

>No te quejes. Además tengo que hacerlo así para masajear tus músculos

>Eso no es masaje, es tortura

>¿Prefieres hacerlo tú?

>¡No!

Me dolería más

>¡Entonces deja las quejas! Sé fuerte!

>¡No seas tan exigente! Por si no te diste cuenta detesto estas cosas

No hizo caso. Volvió a hacer lo mismo y volví a gritar. Ya me estaba enojando

>Hotaru, cálmate por favor

>Yo estoy calmada, tú eres el que está gritando

>¿Por qué estás molesta? Ya te dije que no me importa que no seas como yo

>¿Me estás llamando pobre?

>No pongas palabras en mi boca. Yo no dije eso

>No lo dijiste pero parece

>Pues te equivocas. Parece que tuvieras algo en mi contra

>No, no tengo nada en tu contra

>Pero sigues molesta. Hotaru, no soy buen conversador. Igual que muchos digo cosas que parecen y cosas que no debería decir. Si eso hice entonces te pido perdón y te pido que me tengas paciencia, Hotaru. Ya te dije que detesto esto pero si quieres que aguante el dolor pues lo haré

No dijo nada. Volvió a untarme pomada con la misma fuerza. Esta vez no grité para que se tranquilizara. Cuando me untó en la espalda no hubo necesidad de aguantarme. Volteé a verla. Se veía más tranquila pero cabizbaja

>Perdona por lastimarte, Jonhy. Debí suponer que te duele bastante

>Olvídalo. No tienes que pedir perdón. Sólo lo haces para ayudarme

Mientras terminaba hubo un largo y cálido silencio. A esto me refería cuando les decía que había tenido buena suerte al toparme con el oficial. Encontré a Hotaru (bueno, ella me encontró) y ahora estaba en su apartamento a su cuidado. No pude evitar sonrojarme al sentir sus dedos sobre mi piel. Cuando terminó tomó los vendajes limpios y comenzó a ponérmelos. La ví de reojo y noté que estaba sonriente. Ya era buen momento para decirle

>Hotaru ¿quieres venir conmigo un tiempo?

En realidad quise decir "vivir"; se detuvo y me miró asombrada

>¿A dónde?

>A Escocia. La verdad es que después de encontrarnos planeaba regresar allá, pero llevándote conmigo

>¿Crees que sea lo más adecuado? Apenas te conozco

>Pues así nos conoceríamos más

>No Jonhy, no lo creo. No puedo irme

>Dame una buena razón

>…Iván me necesita. Yo cuido mucho de él: le doy de comer, le dejo bañarse, le doy albergue cuando lo necesita. Soy como su hermana. Aunque trabaja, sabe cuidarse y tiene dónde pasar las noches, no me gustaría dejarlo solo. Podría atraparlo un oficial si le da la tentación de intentar robar otra vez. Por eso no puedo irme de aquí hasta encontrarle una buena familia

>Llévalo contigo. No me importaría

>Lo haría pero no puedo. El gobierno sabe que es un huérfano porque trabaja. Tendría que adoptarlo y no puedo hacerlo hasta tener mayoría de edad

Igual que en Estados Unidos, la mayoría de edad es 21. Imposible adoptarlo

>Tienes razón. En ese caso tengo una mejor idea. Ven conmigo a la mansión de mi amigo Oliver

>¡No hablas en serio!

>Claro que sí. Y podrías llevar a Iván contigo, no habría problema

>¿Y que va a pasar con los curiosos?

>Pues que sigan. Ya no me interesa. Ahora que te encontré ya no hay razón para esconderme de los curiosos ¿Acaso a ti aún te preocupan?

>Sí. Pero no por mí sino por Iván. Él no tiene idea de que yo fui a esa fiesta mientras dormía aquí. Él también estaría en problemas si lo ven conmigo. Desde hace poco ha sido perseguido por intentos de robo. Nadie tiene idea de que yo lo cuido. Y por el incidente que tuviste con el oficial igual estarías en problemas por ayudarlo a escapar

Viéndolo así pues sólo queda decir…

>No importa lo que digan si nos descubren. No es su problema. Además por eso decidí buscarte: para enfrentar juntos lo que venga. Sólo es un pequeño tiempo, en el que tal vez pueda convencerte para que vengas conmigo a Escocia

>Eso nunca. Te lo dejé claro

>Por lo que sé las mujeres cambian de opinión con rapidez. Y tú no eres la excepción

>¿Por qué lo dices?

>Esa noche no querías darme tu nombre, pero de un momento a otro me lo dijiste aunque sólo había podido oír el apellido. Hotaru es un lindo nombre, y tú también eres muy linda

¿Qué estaba diciendo? Ella es hermosa; se sonrojó un poco al oírme decir eso

>Más te vale que no estés mintiendo

>¿Por qué lo haría? Yo nunca digo mentiras

¡Ahí va una! Pero al menos no son muy grandes. Volviendo al tema…

>Por cierto, no me has dado tu respuesta ¿vendrás conmigo o no?

No contestó. Mejor siguió poniéndome los vendajes. Esa decisión también era parte del plan. Robert me había dicho que si lo de Escocia no funcionaba mejor intentara invitarla a pasar un tiempo en la mansión de Oliver (quien se molestaría por no decirle antes); en ambos lugares hay peligro. En Escocia está mi hermano Johan quien para este entonces ya se había enterado de lo sucedido y aquí en París están los curiosos y Enrique acechándome. No había diferencia. Igual seríamos molestados. No me había dado cuenta de que Hotaru había terminado sino hasta que oí salir de sus labios un sonido tímido

>¿Qué acabas de decir?

>Te dije que sí. Sí iré contigo

Una sonrisa tímida se dibujó en su rostro. No pude evitar abrazarla con fuerza a pesar del dolor físico que sentía

>Te prometo que no te arrepentirás. También prometo que haré todo lo posible para que me acompañes a Escocia

Me devolvió el abrazo sin decirme nada; al final no comí nada puesto que todo ya estaba frío y ya era de noche. Planeaba irme de ahí pero Hotaru insistió en que me quedara aunque sea sólo esa noche para descansar. Acepté sin reprochar. Además me sentía muy cansado a pesar de haber dormido toda la tarde y con dolor aunque cada vez más leve. Antes de echarme a dormir mandé un mensaje a Robert para avisarle que había encontrado a Hotaru y que no iba a llegar hasta mañana. Por el momento ya nada me preocupaba. Yo sabía que el primer encuentro no había sido por casualidad y mucho menos éste. Por suerte todo tiene su recompensa, y la mía ya estaba en camino. Aún así, Hotaru sigue siendo algo extraña para mí. Tengo en cuenta que apenas la acabo de conocer y lo más seguro es que pronto sabré más de ella que cualquiera. Ya estaba medio dormido cuando sonó mi celular. Lo tomé con torpeza. Era Robert quien me había contestado el mensaje:

>"En ese caso, mañana le espera una sorpresa ¡Sigue así Romeo!"

¡Un momento! De eso yo no sabía nada. Iba a preguntarle pero ya tenía bastante sueño; al poco rato de poner la cabeza sobre la almohada me quedé profundamente dormido. Definitivamente, los próximos días me esperaba mucho movimiento, sólo espero poder seguir con lo que Robert y yo habíamos planeado…

-Fin del episodio-


En el Cap. 4 – Cuando la aristocracia y la sencillez combinan I Parte –

Para hacer que una "plebeya" y un aristócrata hagan buena combinación es casi imposible, en muchos casos: verdaderamente imposible. Pero ésta podría ser la excepción para Jonhy y Hotaru. Es cuestión de tiempo para que ambos descubran las maravillas del otro y se den cuenta de todo ese amor que surgirá en su curiosa relación…

Uff! K pesado! Ai perdonen lo largo. La inspiración es musha n.n …

Aclaración para los otakus: decidí no poner esta historia en Crossovers porque no había necesidad. Además Hotaru es el único personaje de otro anime que agregaré en este fic