Porque así lo quiero

Capítulo 1

Estaba rendido. Entrenó, cómo cada día, hasta quedar exhausto. Deseaba estar cansado al grado de caer rendido en la cama y dormir, no pensar en nada durante las horas de inconsciencia. La vida desde el intento fallido por traer a Sasuke de regreso a Konoha ya no era la misma. Él falló, a Sakura, a Shikamaru, a la villa, a si mismo. No había día en que olvidara esto, mañana en que no se reprochara lo débil que fue, tarde en que se recriminara con las posibilidades que no volverían, o noche en que a pesar de estar extenuado lograra sacar todo esto de su cabeza. La vida de Uzumaki Naruto estaba reducida a entrenar y vivir en la culpa de haber fallado de forma colosal en su camino del ninja. Debo cambiar eso, tengo que ser más fuerte y arreglarlo. El objetivo número uno del rubio dejó de ser convertirse en Hokage de la aldea, sino volverse más fuerte, otra de las razones por las que entrenaba hasta el punto de sentir dolor al sólo respirar. Con el paso de los días no mejoró la existencia del contenedor del zorro demonio, la gente de la aldea seguía siendo igual de fría. Más, diría yo. Algunos incluso le culpaban de arrollar al Uchiha al lado de Orochimaru. A la gente no le importaban los logros que tuviera, que ahora era un Chuunin con un buen repertorio de misiones rango A cumplidas en los mejores términos. Si él lograba un punto, siempre encontrarían un contrapunto para éste. Por eso dejó de preocuparme lo que piensen de mí hace mucho tiempo. Claro, aún dolía, pero los insultos eran menos mordaces al compararse a los reproches que él se hacía. Bueno, la vida es cómo es. Se desvistió, cada movimiento del muchacho iba acompañado por una respectiva mueca de dolor. Tardó pocos instantes en quedar dormido al recostarse en la cama, pero eran noches sin descanso, lapsos insignificantes que sólo le alejaban de forma efímera de la existencia que estaba obligado a vivir.

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Era una noche fresca y el cielo despejado mostraba la belleza de las estrellas, las cuales no se comparaban siquiera al plateado astro nocturno que velaba la seguridad de la villa dormida. Fue un día tranquilo para el Jounnin más perezoso de la Aldea Secreta de la Hoja. O mejor dicho, un día tranquilo, dentro de los estándares que hay cuando entrenas con Naruto. Hatake Kakashi había visto reducido su original equipo de tres estudiantes a sólo uno. El Uchiha entró a la lista de missing nins, y Sakura decidió dedicarse de lleno a convertirse en un medic nin. Pero él compensa bastante bien la falta de aquellos dos. Sonrió, recordando cómo esa mañana el joven de dieciséis años entrenaba fervoroso en el bosque prohibido. Desde que Sasuke abandonó la villa tres años atrás el entrenamiento y el deseo de ser más fuerte eran lo único en la mente del contenedor del zorro de nueve colas. Incluso en ocasiones me preocupa que sólo se interese en eso… No es saludable. Lo que en verdad le desagradaba de la dedicada actitud de su alumno era que parecía aislado de cualquier otra cosa o persona. Incluido yo. Suspiró, recargando la espalda en la cama, era ya más de tres horas sin lograr conciliar el sueño. Desde que el equipo siete eran sólo ellos dos Kakashi se percató de muchas cosas en Uzumaki que antes pasó por alto. Había estado demasiado ocupado entrenando al último de Uchiha de Konoha, al heredero del sharingan. Gran desperdicio que fue hacer eso… El principal descubrimiento respecto a su aprendiz fue que Naruto no era feliz. Me pregunto si alguna vez lo fue. La euforia que demostraba y la manera estridente de expresarse ocultaban una actitud cansada, en busca de una aceptación que no llegaba. Que ciego estuve cómo para no darme cuenta de hasta dónde llegaba la melancolía de Naruto. Las dudas que surgieron en base a esto se desarrollaron en el despertar de un inevitable interés por el rubio adolescente. En el pasado siempre evitó prestarle más atención de la necesaria, porque en el fondo sabía a dónde podría conducirle la contemplación de su alumno. Naruto se parece tanto… a él. Cuando Uzumaki era un niño tenía rasgos similares a los del Yondaime, pero el parentesco evolucionó con los años, creando una versión adolescente del difunto Hokage. Kakashi consideraba a su antiguo maestro un hombre apuesto, el cual llenaba las cualidades que él buscaría en una persona para estar a su lado. Por supuesto que siempre limitó su admiración al punto de vista que tiene un estudiante hacia su sensei. Además, él tenía menos de trece años en aquella época. Pero las cosas cambian mucho cuando encuentras a un muchacho con esas mismas características años después. Suspiró, sacudiendo la cabeza. Tengo que dejar de pensar tonterías. Ahora el problema era que tal muchacho era su estudiante, alguien con quién por ética no podía establecer una relación. Eso sin contar la diferencia de edades… No obstante, en el interior poco le importaba si les resultaba inmoral a los demás, eso no le impediría estar al lado de Naruto. Si él deseara estar a mi lado, por supuesto. Era mucho el tiempo que pasaba pensando al respecto, teniendo la idea de intentar una relación con el rubio rondándole la cabeza. Si no trato voy a perder la cordura. Además ¿qué puedo perder? Él sabía muy bien los riesgos, siendo el afecto de Uzumaki su principal preocupación. Existía la posibilidad de ser rechazado por el muchacho, que se distanciara de él al descubrir los sentimientos de Kakashi. Su compañía, eso es algo que no quiero perder. Este era el punto a dónde llegaban todas las veces sus reflexiones. Se levantó de la cama, sabiendo que sería otra más de las noches sin poder descansar. Y cómo ya era costumbre en sus noches de insomnio, abandonó el apartamento para ir en busca de la causa de su desvelo. Al pasar por los techos en silencio hacia una casa específica a mitad de la noche le dio el sentimiento de estar haciendo algo incorrecto, moviéndose cómo un criminal entre las sombras. Llegó a su destinación, al lugar que visitaba en tantas ocasiones, a la ventana que conocía mejor que las de su habitación. Estaba abierta. Cómo siempre. El rubio tenía la despreocupada costumbre de dejar abierta la ventana de su dormitorio por las noches. No voy a quejarme. Así resultaba más fácil la tarea de admirar la figura inconsciente de su joven estudiante, justo cómo lo hacía ahora. Kakashi solía decirse que observar a Uzumaki no tenía nada de malo. Sería malo si, no sé, entrara a hacerle cosas pervertidas cuando duerme. Sepultó la idea en su mente. Ya es suficiente tentación verlo así. Recorrió con la vista el pecho descubierto de su alumno, deseando poder delinear con sus manos cada una de esas curvas que sabía de memoria. El rubio dormía profundamente, el copy nin ni siquiera tenía la necesidad de ocultar su presencia en esas visitas. Entrena demasiado, y con demasiada intensidad… Era un alivio que el Kyuubi curase las heridas de Naruto con tanta eficiencia o ese cuerpo que Kakashi tanto anhelaba estaría lleno de cicatrices. Todo el esfuerzo, todo el empeño de Uzumaki, ese cambio radical, eran a causa de Sasuke. ¿Por qué te importa tanto? ¿Por qué después de tres años aún no puedes dejarlo ir? El Jounnin jamás se atrevió a preguntarle a su estudiante si tenía sentimientos más allá de la amistad hacia el Uchiha, en parte porque sabía que no obtendría respuesta. La mención de su antiguo rival mandaba a Naruto directo a un impenetrable silencio. Y así las dudas de Kakashi continuaban irresueltas. Decidió que lo mejor era volver a casa. Había prometido a Naruto que entrenaría con él el día siguiente. Además, mañana es su cumpleaños… El dieciseisavo aniversario de la muerte del Cuarto Hokage. Se obligó a no pensar en eso, sino en la oportunidad que tenía frente a él para acercarse a su alumno. Lo invitaré a comer ramen, todo el que quiera, no importa si gasto el salario de un mes entero. Él se encargaría de que Naruto volviese a ser el muchacho alegre de antes, hacerlo sonreír de nuevo, para él.

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Era la noche indicada. En cuestión de horas se cumplirían dieciséis años desde que el Kyuubi fue sellado en un bebé recién nacido. Naruto-kun… Vestido en la imponente capa de la organización ninja más poderosa, el Akatsuki, Uchiha Itachi recorría las calles de la que alguna vez fue su aldea. Tantas veces las atravesó cumpliendo misiones. Ahora estaba en camino a cumplir una más. En el silencio nocturno de la villa de la Hoja se escuchaba el leve sonido de cascabeles. Levantó sus ojos escarlata hacia el edificio que buscaba. Dentro, descansando sin preocupaciones, dormía el portador del demonio más poderoso. Ya desde años atrás el distinguido Uchiha había posado sus ojos en el rubio de ojos azules. El muchacho parecía tener una voluntad inquebrantable, un espíritu que podía contra todo y todos. Era justo lo que él pudo haber sido, si las cosas fueran distintas. Pero el destino nadie puede cambiarlo, y esta noche vas a descubrirlo, Uzumaki Naruto. Sin el menor ruido se adentró en el edificio, tardando poco en encontrar el apartamento al que se introduciría. Forzar la puerta no presentó un reto para el poderoso ninja, el cuál se abrió camino entre las sombras de la pequeña casa. Tres años había estado esperando para éste encuentro. Años en los que soñaba con poner sus manos en el rival de su tonto hermano menor. Al fin lo haría. La misión consistía en secuestrar al contenedor del demonio, pero él no se limitaría a eso. Llegó a la habitación donde el objeto de sus deseos yacía, recostado en la cama, iluminado por la pálida luz de la luna, cómo invitándole a acercarse. Uzumaki ignoraba lo pronto que se vería destrozada la tranquilidad de su humilde vida. Itachi se detuvo al borde de la cama, inclinándose a tocar la mejilla del rubio. Esta noche serás mío. El sombrero y la capa del Uchiha fueron removidos con la gracia característica de éste, para luego subir a la cama, colocándose arriba del portador del Kyuubi, quien esa noche tomó la mala decisión de irse a dormir sólo en bóxer. Las manos ásperas pero finas del poseedor del Sharingan se pasaron sobre el pecho desnudo de Naruto, recorriendo el bien formado cuerpo, prueba de años de arduo entrenamiento, aunque aún manteniendo ese delicado toque de feminidad que atraía a Itachi. La gentileza del ninja del cabello oscuro terminó ahí, presionando sus labios contra los del rubio en un beso posesivo. Él no estaba ahí para amar al adolescente bajo su cuerpo, sino para poseerlo, doblegar la voluntad de hierro que Uzumaki demostraba. Él sería quien controlara a aquel que tenía al demonio más poderoso en su interior. Los ojos azules de Naruto se abrieron en un impulso violento, pasando de la confusión al miedo al descubrir la postura en que estaba, con un completo extraño. Las manos del pequeño muchacho se esforzaban por alejar al hombre sobre su cuerpo, y esto sólo sirvió para divertir al poderoso Uchiha.

"¿Asustado, Naruto-kun?" preguntó Itachi, ocultando su rostro en el hombro de Uzumaki, deteniéndose a aspirar su esencia única. Sintió el cuerpo del adolescente paralizarse, respondiendo así a la pregunta. "Perfecto, así será más interesante."

Esa voz quedaría grabada en la mente del rubio por el resto de su vida. Se apartó, sabiendo que sólo lo logró porque su atacante lo permitía, porque quería que él supiera su identidad. Fue recibido por los ojos fríos que tres años atrás vio por primera vez en aquel viaje con Jiraiya. Ahora la frialdad estaba mezclándose con otra emoción que el rubio no sabía distinguir aún: lujuria.

"¡Itachi!" Naruto hizo un intento vano por liberarse, terminando con las manos atrapadas arriba de su cabeza. "¡Maldito, suéltame! ¿Qué demonios quieres?"

La mirada de furia provocó una risa de burla en el ninja del Akatsuki. Doblegar a Uzumaki sería más divertido de lo que pensaba. Volvió a acercar su rostro al del rubio, bajando hasta el cuello de éste.

"Pronto sabrás lo que deseo." Al decir esto, mordió con fuerza el cuello de Naruto, provocando un grito de sorpresa y dolor en el adolescente.

La lengua del mayor de los Uchiha bebió la sangre que brotaba del cuello del muchacho en pequeños sorbos, degustando detenidamente el sabor metálico que llenaba su boca. Llevaba tres años esperando por esta ocasión, y la paciencia de Itachi se había terminado mucho tiempo atrás. Haría rogar a Naruto, suplicarle que se detuviera. O quizás suplicar por más. Atrapó los brazos del rubio con la mano izquierda, mientras con la derecha bajaba a la única prenda que evitaba la desnudez de Uzumaki.

"¿Qué…? ¿Qué haces?" pánico en la voz del ninja de Konoha, al sentir cómo era removido de su cuerpo el bóxer. Fue entonces cuando descubrió de qué se trataba aquello. "¡Maldito pervertido! ¡Que me sueltes te digo!"

Los ojos carmesí del Uchiha recorrieron ambiciosos cada detalle, cada centímetro de la figura expuesta del rubio, de ese cuerpo que estaba a punto de pertenecerle. Una sonrisa maliciosa apareció en los delgados labios del poderoso criminal. Una idea formulándose en su mente.

"Pareces bastante molesto, Naruto-kun." Dijo el mayor de los dos, acariciando el abdomen plano del rubio, provocando en éste un escalofrío. "Veré si puedo hacerte cambiar de opinión."

Uzumaki vio bajar con ojos asustados la mano fría del Uchiha, en un toque delicado a su piel, casi sólo un roce. El rubio sintió un escalofrío cuando Itachi acarició la parte interna de su muslo, moviéndose despacio hacia su objetivo. El cuerpo de Naruto respondía a los expertos estímulos del criminal, ignorante al contexto real de la situación, lo mórbido que era ser obligado a disfrutar. Los ojos azules del ninja ruidoso se cerraron, negándose a ver lo que estaba por ocurrir, a aceptar que su cuerpo anhelaba aquel tipo de contacto.

"Que no me mires no significa que desapareceré, Naruto-kun." Dijo Itachi, alcanzando el involuntariamente excitado miembro de Uzumaki. "Así sólo incrementarás las sensaciones."

Las palabras del Uchiha eran ciertas, lo cual Naruto comprobó cuando la mano de Itachi comenzó a moverse en él, una caricia larga, lenta pero firme, despertando en el adolescente un instinto natural que deseaba más de esa desquiciante sensación. Su espalda se arqueó en un movimiento inconsciente, con el propósito de aumentar la fricción ofrecida por Itachi. Esto está mal… Esa frase continuaba repitiéndose en la mente del rubio, recordándole que se le estaba forzando a sentir, que sus manos estaban aprisionadas, que su agresor era un asesino sin piedad. Abrió los ojos, encontrando un par de pupilas color sangre devolviendo la mirada. Ahí no había afecto, carecían de simpatía alguna, sólo quedaba el deseo, la determinación de cumplir con su objetivo, y la seguridad de que lo lograría. Fue en ese instante cuando la mente de Uzumaki registró la magnitud de la situación. Estoy perdido. Su fuerza no se comparaba a la del enemigo, y las posibilidades de que un milagroso salvador llegase a detener a Itachi eran casi nulas. Una vez más le era probado lo débil que era, una nueva falla en su camino del ninja. No puedo escapar. En realidad estoy perdido.

"Itachi, tú quieres llevarme al Akatsuki ¿cierto? Por Kyuubi." dijo el ninja de Konoha, aferrándose a su último recurso. "Iré sin oponer resistencia, lo juro. No tienes que hacer esto."

"Pero voy a hacerlo, porque así lo quiero." respondió el hombre del cabello oscuro, sonriendo con burla a su victima. "Eres tan inocente. Y esa expresión de pánico en tu rostro te hace ver aún mejor."

A Uzumaki le fue imposible responder porque la boca del Uchiha se posesionó de la suya, intentando forzar los labios del adolescente a darle acceso a su interior. Al ver la resistencia de Naruto a permitir besarle el criminal optó por otro método para conseguir su objetivo. Reanudó el movimiento de su mano derecha aún aprisionando el miembro del rubio pero ahora con mayor insistencia. El cuerpo de Naruto reaccionó a las ásperas caricias del criminal, dejando escapar un grito ahogado de sorpresa, justo la acción que Itachi esperaba. Gracias a esto la boca de la victima bajó su guardia, cediendo una oportunidad al peligroso criminal de entrar. Era un beso posesivo, un gesto del depredador mostrando su lugar a la presa. Uzumaki era conciente de esto, y sin embargo no podía evitar disfrutar las sensaciones despertadas en él, el calor que circulaba por sus venas inundando cada rincón de su ser, y la lúgubre excitación causada por lo prohibido de la situación. La mente del contenedor del Kyuubi estaba hecha un lío de confusiones contradictorias, pero el velo de placer que se le obligaba a tomar amenazaba con tomar control total de la cabeza de Naruto.

"No hay escapatoria. ¿Para qué continuar luchando?" Itachi sonrió al ver las caderas del rubio levantarse para encontrar sus caricias. "¿Qué propósito tiene esta necedad a rendirte ante mí, a someterte a lo que en realidad deseas?" se detuvo y se alejó de la cama. La mirada del agitado adolescente se clavó en él con desconfianza. "¿Cuál es el punto de negarte disfrutar lo que no puedes detener, Naruto-kun?" las últimas prendas vestidas por el Uchiha cayeron al piso, revelando el bien formado cuerpo del hombre y la prueba de su excitación. Avanzó, haciendo a Naruto retroceder en la cama. "Si te resistes será peor para ti…" se soltó el cabello al mismo tiempo que volvía a subir al lado de Uzumaki. "Y mejor para mí…" acorraló al rubio al final de la cama. La imagen perfecta del perverso verdugo y la quebrantada víctima eligiendo su sentencia de muerte. "Es tu decisión."

"Yo…" la mente del muchacho trabajaba a la mayor velocidad que le permitía la situación. La opción que le ofrecía Itachi parecía razonable, dentro de lo retorcido de la situación. De cualquier manera terminaría perdiendo ante los deseos del missing nin, era preferible hacerlo de la forma menos dañina ¿cierto? "Yo…" sin embargo, había una voz que le gritaba declinar la propuesta, negarle el gusto al criminal de verle sometido a sus retorcidas intenciones. Eso era lo que siempre hacía en las batallas, pero no todas las veces esto le trajo la victoria, sino algún repentino elemento sorpresa. Quizás en esta ocasión podía hacer algo así, hacer creer a Itachi que le daría lo que quería, y en el momento menos esperado rebelarse. Era un riesgo muy grande, y el plan conllevaba a perder su inocencia ante el Uchiha. La vida de un shinobi está llena de sacrificios. "Está bien… me doblego ante ti."

Las defensas de Uzumaki cedieron, dejó los brazos de lado y se recostó en la cama en clara señal de sumisión. Itachi vio esto con complacencia. La voluntad del portador del más poderoso demonio estaba a su merced, rendido a lo que él quisiera. Ya sólo hacía falta consumar el acto, entonces su dominancia estaría completa. Ahora que tenía la victoria asegurada la usual tranquilidad de acción volvió al criminal, tomándose su tiempo para besar el cuello de Naruto, succionando lo suficiente para dejar una marca en cada punto que se detenía. Escuchó un gemido reprimido por el rubio y sonrió, ya llegaría el momento en que no podría contenerse. Separó con sutileza las piernas de Uzumaki, posicionándose ahí mientras mudaba sus atenciones al pecho de su victima, causando en éste un respingo que Itachi dejó pasar. La piel del adolescente era cálida, no muy suave pero agradable al tacto, inclusive podía escuchar el agitado corazón de Naruto latir con tremenda fuerza dentro de ese pecho. No tenía sentido retrazar las cosas, así que ofreció al rubio dos dedos de su mano derecha para humedecerlos y así poder ir al siguiente paso. El ninja de los ojos azules comprendió la silenciosa orden, tomando en su boca los dedos fríos del missing nin. El Uchiha miró complacido la excitante escena frente a él, disfrutando el sensual movimiento de la lengua de Uzumaki brindándole esa húmeda y a la vez cálida caricia. Sintió el miembro entre sus piernas ansiando encontrar liberación dentro de aquel inocente cuerpo virgen. Abandonó la boca de Naruto, deslizando luego su mano en busca de la entrada al objeto de sus deseos.

"Esto dolerá." Advirtió Itachi, aumentando la presión de sus dedos contra el estrecho pasaje.

La intromisión a su cuerpo le hizo tensarse al instante, era un dolor agudo, quizás no demasiado intenso, pero de todas maneras molesto. Está bien, está bien… tranquilo… pronto pasará… Una segunda intrusión se unió a la primera, obligando al rubio a apretar los dientes para no quejarse. Los dedos del Uchiha se movían en su interior, trabajando sin empatía alguna en la tarea de prepararle. Los ojos del ninja de Konoha se dispararon abiertos cuando Itachi presionó algo dentro de su cuerpo, enviando una ola de placer por su espalda, haciéndole arquearse buscando encontrarse de nuevo con la mano del criminal.

"Te agrada ¿verdad?" dijo el Uchiha, golpeando de nuevo ese punto en especifico.

La mente de Uzumaki se vio despojada de todo pensamiento coherente, ocupada sólo por la dulce sensación de abandonarse a las administraciones de su agresor. Empero, éstas pronto desaparecieron cuando Itachi dejó su cuerpo. No pudo evitar sentirse decepcionado. Maldita sea ¿qué estoy pensando? ¡Debería estar haciendo un plan para escapar de esto! ¿Acaso Itachi tenía razón? ¿En verdad él deseaba todo esto? No es verdad. Se lo dijo una y otra vez mientras la ira y vergüenza de estar rindiendose a la voluntad del missing nin se acumulaban en él. ¡No es verdad! En ese momento, al tener el cuerpo del Uchiha tan cerca de apoderarse del suyo, al sentir el miembro de su atacante listo para poseerle, la naturaleza explosiva de Uzumaki salió a flote.

"¡Taju Kage Bunshin no Jutsu!"

La habitación se llenó de réplicas del rubio, las cuales se lanzaron de inmediato a detener a Itachi. En la mente de Naruto no estaba la posibilidad de vencer al poderoso criminal, sino por lo menos frustrar sus planes. Tomó la primera prenda que encontró, la capa distintiva del Akatsuki, y saltó por la ventana. Se cubrió con ella mientras corría por las solitarias calles de Konoha. Dudaba que los clones pudieran retener por mucho a Itachi, quizás pronto le daría alcance y acabase con su vida en cuestión de segundos. Pero no logró que hiciera lo que él quería. Vestido sólo con la enorme capa siguió corriendo hacia el primer lugar que cruzó su mente: el apartamento de Hatake Kakashi.

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NOTAS:

Yay! Capítulo uno terminado! Esta es la mezcla de dos fics en los que estaba trabajando. Bueno, un one shot y un fic que tenía pensado hacer, y simplemente me pareció que sería buena idea unirlos. En fin, en fin, qué les pareció? Eh? Quiero saber! Necesito reviews para ponerme a trabajar! Por favor, por favor! dejen un review!