Guía Abrahagic AU (Nivel Básico)

En este apartado antes del prólogo escribiré las reglas más básicas y sencillas de este AU creado por mí, tal vez más adelante cree otras guías de niveles más avanzados, pero de momento, esto es lo más básico que se debe saber antes de leer la historia.

Nota: El AU está mezclado con un tipo de omegaverse muy presente en mangas, la principal característica de este omegaverse es que tanto alfas, betas y omegas pueden embarazarse o embarazar. Mi razón para esta mezcla es porque quiero que el uso de la magia varíe según el subgénero, porque la construcción de la sociedad los involucra y porque hay embarazos que serán importantes para la historia.

Ahora sí, continuando con lo más básico del AU…

Razas: Debido a que el AU tiene mucha inspiración bíblica, las razas tienen características de ese tipo, no hay elfos, no hay ogros, solo equivalentes y razas extraídas de algunas biblias.

Humanos: Habitan en el sur del mapa, no tienen ninguna característica adicional a diferencia de otras razas. Son gobernados por los Sawamura.

Demonios: Tienen alas de murciélago, colas puntiagudas y cuernos, viven al norte del mapa. Son gobernados por los Kyoutani.

Ángeles: Poseen grandes alas emplumadas, son una nación pacífica y con una menor población, habitan al extremo suroeste a un lado del reino humano. Son gobernados por los patriarcas Bokuto Kotaro y Akaashi Keiji.

Razas hibridas: La hibridación entre razas genera seres incapaces de utilizar la magia, pero que poseen una característica distintiva en pos de compensar la carencia de magia.

Nefilim: Híbridos de humanos y ángeles, en tiempos ancestrales se separaron de sus progenitores y huyeron al desierto, donde han mantenido su raza como una única al reproducirse entre ellos; la mayoría de los nefilim poseen cuerpos muy altos y atléticos, pero no es una norma, su sociedad es la más cerrada de mente por estar algo aislados gracias al desierto. Su capacidad especial es poder transformarse en gigantes. Actualmente son gobernados por el patriarca Yasushi Kamasaki.

Regeneradores: Híbridos de humanos y demonios, poseen los mismos cuernos, alas y colas de estos últimos, solo que de un tamaño considerablemente menor, lo cual las vuelve no funcionales, por lo que son incapaces de volar; los demonios los consideran inferiores por tener sangre humana en sus venas, por lo que los obligan a hacer trabajos forzados y ser los peones durante las batallas. Debido a la gran capacidad de regeneración de tejidos que poseen, los entrenan en combate desde que aprenden a andar, además de entrenarlos para soportar todas las escalas del umbral del dolor. No tienen gobernantes, pues son los esclavos de los demonios.

?: Se trata de una antigua leyenda que habla de híbridos entre ángeles y demonios, nunca nadie ha visto alguna persona de esta raza y se desconoce su apariencia y el tipo de habilidad poseen.

Contexto histórico: Antes de comenzar la historia, se desarrolló una guerra entre el reino humano y el reino demonio debido a conflictos territoriales; la rivalidad entre los reinos creció tanto que manipularon diferentes aspectos de la sociedad, como la religión, y las treguas no duraron demasiado, por lo que se le considera "la guerra de los 100 años", a pesar de haber durado unos 92 años aproximadamente. La reina Koto Kyoutani y el rey Daichi Sawamura, al asumir el poder de sus naciones, acordaron un tratado de paz que repartía equitativamente los territorios disputados; la medida no le pareció acertada a algunos miembros del reino demonio, puesto que la reina se ofreció como la encargada de construir un muro delimitante, lo que genera un descontento y sentimiento de "derrota" en algunas personas de su reino, por lo que la tensión de la post-guerra en el reino demonio crece día a día.

Magia: Hay diferentes tipos de magia en el universo de Hana no Unmei, pero su uso varía dependiendo del sub-genero. Los omegas son privilegiados en el uso de magia puesto que son capaces de aprender todos los tipos de magia sin necesidad de usar objetos catalizadores, en cambio los betas y alfas solo pueden aprender y especializarse en un tipo de magia, expulsándola a través de catalizadores como varitas o piezas de joyería. Los alfas en promedio aprenden magia de intensificación y emisión debido a sus cualidades agresivas, pero no es una norma, puesto que siempre dependerá de la persona; los betas normalmente aprenden magia de materialización y manipulación, pero de vez en cuando y en mayor cantidad que los alfas, pueden aprender algunos tipos de magia considerados más útiles.

Tipos:

Intensificación: Este tipo de magia potencia las habilidades cuerpo a cuerpo, como la fuerza de los golpes, la agilidad y rapidez. Puede sonar inútil para algunos, pero los intensificadores son un dolor de cabeza para muchos, ya que sus golpes normalmente rompen huesos al primer contacto y su rapidez es difícil de alcanzar para el promedio.

Emisión: Permite crear elementos orgánicos que el usuario puede usar a su antojo, por ejemplo, bolas de fuego, sacar agua de la nada o tirar rayos.

Emisión en objetos: Es idéntico al anterior, pero a diferencia de la emisión común, esta solo tiene efectos si se utiliza con armas. En palabras simples, un emisor en objetos no puede lanzar una bola de fuego, pero si puede hacer que el filo de su espada esté en llamas.

Manipulación: No debe confundirse con la emisión, puesto que la manipulación consiste en utilizar los elementos orgánicos que ya están presentes alrededor. Por ejemplo, el emisor podrá sacar fuego cuando quiera incluso en un lugar muy húmedo, mientras que un manipulador tendrá que utilizar el agua de su entorno para defenderse.

Materialización: Esta magia permite al usuario crear objetos inorgánicos y controlarlos a su antojo, por ejemplo, sacar muchas espadas y flechas del cielo, o hacer aparecer bloques de metal.

Invocación: Considerada una magia de aristócratas, le permite al usuario invocar a un espíritu protector que lo cuidará.

Curación: Se le suele etiquetar de inútiles a quienes solo pueden hacer magia de curación, sin embargo son capaces de salvarle el pellejo a muchas personas en batalla extrayendo venenos, curando heridas hasta cicatrizarlas etc.

Psíquica: Habilidades como manipular o leer mentes, ver el futuro o el pasado en diferentes magnitudes, telequinesis, transformación, intangibilidad, amnepatia, cronoquinesis, teletransportacion, telepatía, ecolocación, ilusiones, distorsión de la realidad, control del tiempo, son solo algunos ejemplos de lo que puede hacer la magia psíquica. No es nada común, y esto para algunos es una ventaja, porque a pesar de la espectacularidad de estos poderes, podrían ser muy peligrosos en manos equivocadas.

Otros poderes: Existen algunos poderes adheridos a la gente desde su nacimiento, o que pueden ser creados o conseguidos, y que no están englobados en las anteriores categorías.

Transformación: Es muy común en un enorme porcentaje de la población mundial, se trata de la capacidad de transformarse en un animal, es algo que puede ser muy útil en misiones de espionaje, pero se requiere un entrenamiento para aprender a imitar el comportamiento del animal en cuestión. Los demonios de raza pura suelen convertirse en reptiles o mamíferos alados, los ángeles se convierten exclusivamente en aves, y los humanos mayoritariamente se convierten en mamíferos, pero todo depende de la pureza de la sangre y de la ubicación geográfica. Una persona solo puede convertirse en una especie de animal, pudiendo alternar en 3 formas: la forma humana, la forma animal y la forma hibrida. Las sub-razas no poseen esta capacidad.

Regeneración: Exclusiva de la sub-raza de los regeneradores, les permite regenerar tejidos a una alta velocidad, solo se les puede matar si se daña permanentemente un órgano vital, por ejemplo, asfixiándolos o clavando estacas en sus corazones o cerebros.

Gigantismo: Exclusivo de la sub-raza de los nefilim, les permite transformarse en gigantes y controlar el tamaño de su cuerpo a voluntad.

Pócimas y calderos: Gracias a la alquimia y la experimentación con diversos materiales, la creación de pócimas y calderos puede imitar diferentes tipos de magia, pero con un resultado menor y casi mediocre.

Pactos con bestias o yinns: Existen criaturas capaces de conceder deseos, como los yinns (genios) que habitan en la tierra de los nefilim. Dependiendo del nivel de poder de la bestia, el deseo concedido será más increíble e irreal, permitiendo obtener habilidades imposibles para algunos, pero siempre y cuando se pague un precio muy alto y una consecuencia muy grave.

Prólogo: Azalea

El florido campo de dientes de león irradiaba una deslumbrante luz amarillenta y blanca en el verduzco pastizal danzante por el viento, ese claro que alguna vez albergó una batalla relucía en vivos colores, cubriendo a medias las sobresalientes piezas de armaduras enterradas en el suelo, cuyo abono fueron los cuerpos de humanos y demonios enfrentados. La paz del valle sólo era momentánea, porque si no se hacía algo pronto, la guerra se reanudaría, y los soldados de cuernos y alas de murciélago volverían a aplastar los dientes de león.

Un joven de cabello rubio cubierto por una capucha blanca reflexionaba sobre aquel peligro, el reino de su especie pendía de un delgado hilo, y si todo resultaba como lo que temía, todos los demás reinos peligrarían también. Había que actuar ya, él era un engranaje en ese complejo mecanismo que llamaba destino, los demás engranajes necesitaban de su empujón para poder funcionar y así cumplir sus funciones, pero nada resultaría si él no se ponía en movimiento, algo que le parecía tedioso.

Con ayuda de su gran bastón de madera pudo agachar su atrofiado cuerpo para tomar un diente de león ya maduro y blanco; miró al cielo, los rayos del sol cegaban su vista e iluminaban hasta el punto de la resplandecencia el campo. Y él cerró los ojos, orando para encontrarlos a todos, orando para reunirlos y unificarlos para cumplir la misión que el destino tenía preparado para todos ellos; cuando terminó de pronunciar sus palabras, sopló el diente de dragón, soltando las cipselas, dejándolas seguir su curso a través del viento.

La primera llegó a la persona más cercana a su ubicación, un omega de cabellos pálidos y expresión seria, que daba tijerazos a la cabeza de un niño pequeño, cuyo cabello negro estaba transformándose con un corte de tazón un poco disparejo; el niño se miró en un casco pulido, y luego volteó a ver a su progenitor, reclamándole con la mirada por ese corte. El omega se cruzó de brazos para dejarle claro a su hijo que debía conformarse con lo que podía hacer, estaban en medio de una ciudad en construcción, los soldados y civiles levantaban las maderas para formar cabañas, y ellos aún no tenían una vivienda propia; la "madre" notó la pequeña cipsela posada en las tijeras, y con un chasquido de dedos la retiró para seguir emparejando en cabello de su bebé.

La segunda recorrió los bosques del reino demonio, un lugar hermoso e inhóspito con pequeños surcos de agua brotando de las montañas rocosas y mohosas; se enredó en el perfecto peinado ondulado y corto de un demonio de porte distinguido, cuyas hebras eran de un tono castaño claro al igual que sus ojos. Montaba un unicornio negro, cabalgando cautelosamente en el sendero a la montaña, el arnés del unicornio era principesco al igual que la capa aguamarina que cubría a aquel guapo jovencito, que desfilaba con su dulce olor a omega hasta llegar a su destino.

La tercera y la cuarta viajaron unidas hasta dos demonios de cortos cuernos, uno calvo y otro bajo, que por caminar en tierras humanas con la boca abierta casi se atragantan con las cipselas. La quinta se posó en la armadura de un caballero que caminaba con una enorme espada en su espalda, en dirección al reino humano.

La sexta llegó a las prendas de un atractivo chico de cabellos plateados, sentado en un tejado junto al pequeño campanario, mientras veía el movimiento del pueblo con sus bellos ojos, adornados con un lunar al lado del párpado. La séptima voló al castillo humano, donde un omega de abundantes pecas regaba las flores del patio interno; el muchacho tomó una rosa blanca en la cual se había quedado la cipsela, aspiró su dulce aroma, haciendo que el minúsculo fragmento de diente de león le provocara un estornudo.

La octava entró por la ventana de una humilde casa en la capital humana, llegando al libro abierto de un omega bajito que repasaba concentrado su lectura; no tardó en remover la cipsela de la página para no tener ningún distractor. La novena llegó aún más lejos, al desierto de grandes cañones que encerraban a una tribu de guerreros nefilim; un alfa alto y sin cejas vio volar la cipsela frente a sus ojos, pareció darle más importancia de la que debía, porque sus compañeros lo llamaron para que se apresurara en llevar los dos baldes de agua extraídos de un pozo, que llevaba colgando en una vara posada atrás de sus hombros.

La décima se adentró en un bosque de árboles gigantes, en su centro se encontraban árboles viejos de madera blanca y sin hojas, cuya hueca estructura le había venido de perlas a la raza de los ángeles; su ciudad era fantástica, las enormes ramas eran sus carreteras, los troncos tenían adheridas estructuras como balcones y tejados de madera, ampliaciones para las casas construidas dentro de los árboles. En una de las casas, un joven de ojos azul grisáceos acariciaba la cabeza de su hombre, un alfa de cabellos plateados que reposaba su cabeza en el regazo del chico, sus hebras chocaban con el abultado abdomen que albergaba vida en él, pero aquello no le impidió seguir durmiendo plácidamente.

La desnudez de sus cuerpos apenas podía ser cubierta por las sábanas y sus grandes alas emplumadas, parecían seres celestiales. El chico de los inusuales ojos le sonreía a su pareja, con una mano lo acariciaba, mientras la otra se extendía, permitiéndole a la cipsela posarse en su dedo; y él la miró sonriente, sabiendo que había llegado el momento.

La décimo primera y la décimo segunda llegaron a un lugar cercano al reino demonio, específicamente la frontera, una se quedó adornando el arco de un joven de cabello oscuro, y la otra se estampó en la nariz de un omega de anaranjadas hebras. El joven miró bizco la cipsela en su nariz, y le mostró una sonrisa al mundo, radiante y deslumbrante como el mismo sol.