Hinata Shouyou era un omega hiperactivo y tenaz, su mayor sueño siempre fue unirse al ejército humano y ser un héroe en las batallas, tal y como su mayor ídolo, un legendario guerrero sin raza conocida, el pequeño gigante, que hacía una década había desaparecido sin dejar rastro después de la penúltima tregua. El muchacho quiso enlistarse en la infantería, pero había sido rechazado por ser un omega, alguien supuestamente más débil, inútil y corriente; mas no se rindió, y continuó enviando su solicitud hasta la edad de 16 años, cuando inexplicablemente fue admitido en la milicia. Estaba muy feliz por esa oportunidad, pero desgraciadamente durante los entrenamientos sus compañeros no lo trataron demasiado bien, era objeto de burlas por estar en un lugar "que no le correspondía", y tenía que defenderse constantemente para evitar abusos peores.
Sus tres años de acoso dieron frutos cuando obtuvo el título de cabo, aunque tuvo la agridulce suerte de terminar el servicio militar cuando se estaba acordando un tratado de paz. De cualquier forma, aceptó gustoso su primera encomienda: acompañaría a un grupo de soldados a una misión de paz, específicamente para traer de vuelta a prisioneros de guerra, por lo que tendrían que encontrarse con un grupo de soldados demonios en la frontera. Hinata entendía que no debía buscar pelea con ellos, aunque una parte de su alma pedía a gritos algo de acción.
Se alistó el día de su partida con su ropa de soldado, una capa blanca, un cinto de metal en su cabeza y su espada favorita, forjada con hierro y bronce, y con el diseño de una huella humana en su hoja; según su fallecida madre, ese fue el legado que le dejó su padre antes de perderse en una de las guerras. A Hinata únicamente le quedaba su hermana Natsu, una niña de 10 años, de quien tuvo que alejarse por enlistarse en la milicia humana, dejándola al cuidado de una pareja de ángeles que eran sus padres adoptivos desde que su madre murió, cuando Natsu tenía apenas 3 años.
Su viaje hasta el reino demonio hubiera sido más ameno de no ser porque se les unió un chico molesto que Hinata había conocido en el servicio militar, un tal Kageyama Tobio de raza beta que competía mucho con Hinata, y con quién incluso se había peleado a golpes en una ocasión, terminando en un empate sin ganadores. Seguía igual de desagradable, sólo que su carácter era más calmado, pero prácticamente forzaba a Shouyou a que tuvieran aburridas charlas sobre magia, le enseñaba la parte teórica de los diferentes usos de la magia y lo obligaba a practicar uno de ellos día tras día.
Cuando Hinata se escondía para evitar esas clases, de la nada una flecha rozaba su cabeza, Kageyama podía lanzar flechas con diferentes propiedades gracias a su magia de emisión en objetos, las flechas podían ser explosivas, de fuego, de hielo, y solía usar esas últimas para asustar al omega cuando se escondía, y si estaba de malas, usaba una eléctrica. Al llegar a la frontera después de varias semanas, los novatos tuvieron que quedarse a vigilar el campamento que habían instalado en un bosque lleno de ruinas mohosas, arboles oscuros y enredaderas, mientras los superiores hacían el intercambio de prisioneros. Kageyama como todos los días le enseñaba la teoría de la magia a Shouyou y le exigía concentrarse en sus palabras llenas de tecnicismos mientras Hinata bostezaba sentado en una piedra.
-¡Oye! ¡¿Estás prestando atención?! - le gritó y Hinata suspiró desganado.
-Que molesto, tus clases son muy aburridas - respondió desanimado.
-¡No tengo otra forma de enseñar! Ahora presta atención en vez de evitar educarte como un idiota.
-¡Cállate, de verdad intento prestar atención!
-No es cierto idiota, dime en qué consiste la activación de sphaeram por el método ictu y te creeré - dijo Kageyama mirando seriamente a Hinata, que estaba en blanco.
-¿Spha… Qué? - Hinata dio un salto hacia atrás por una flecha de hielo que Tobio había lanzado, y que pasó entre las piernas del omega incrustándose en la tierra, le había transmitido poca energía, por lo que sólo congeló el pasto en un área circular de medio metro - ¡Homicida!
-¡Sphaeram estúpido! ¡Es básico!
-¿Puedes explicármelo otra vez? - pidió Hinata, Kageyama apretó los puños para contener la rabia.
-¡Bien, pero presta atención Hinata idiota! - el beta aclaró su garganta mientras Shouyou miraba disimuladamente hacia el lado - El método ictu consiste en la aplicación de una fuerza violenta intencionada o no intencionada en el nodo principal ubicado entre los omóplatos con un sphaeram ajeno - Kageyama explicaba apasionado la teoría que Hinata no lograba entender, sus ojos estaban cerrados recitando lo que sabía, cosa que Hinata aprovechó para caminar en cuclillas hasta los árboles - de esta forma el sphaeram ajeno activa el propio haciéndolo repartirse por el resto de los nodos ¿Entendiste ahora? - Tobio abrió los ojos, buscó a Hinata volteando su cabeza varias veces, pero no encontró nada - ¿Hinata?
El omega se metió entre los árboles y huyó de su compañero hasta perderse; el verdor de los bosques de la frontera era distinto a los del reino humano, era un color más oscuro y frío, pero seguía teniendo su encanto, se imaginaba que las tierras de los demonios serían más tétricas y horribles, no todo ahí era como se lo habían contado. Empezaba a sentir ansiedad al darse cuenta de que no sabía dónde se encontraba, estaba perdido y probablemente se había metido en el territorio de los demonios; recordó que la reina demonio había ordenado construir una muralla para delimitar de una vez por todas los territorios del reino humano y el reino demonio, y por un momento maldijo el hecho de que aún no se estaba comenzando la construcción, de esa forma hubiera sabido si estaba en la parte humana de la frontera o no.
Usó el sentido común por un momento y se le ocurrió la idea de buscar un claro en medio del bosque, para quedarse esperando a que sus compañeros lo encontraran, era una idea básica y efectiva para personas con un sentido de la orientación deficiente, como él. Vio fácilmente uno iluminado y resplandeciente por el sol, se alegró mucho de verlo, pero retrocedió en cuanto identificó una silueta en medio de este.
Se sintió más tranquilo al no ver ninguna cola, alas y cuernos en el joven de la pradera, llevaba una túnica blanca con capucha y un gran bastón con orejas de gato talladas, seguro era un curandero humano que buscaba materiales del reino demonio en la frontera. El muchacho se veía muy pacífico sentado en el pasto, Hinata identificó algunos mechones rubios asomándose por la capucha; algo generaba mucho interés y expectativas por saber quién era ese chico, así que corrió en su dirección, apresurado por hablarle.
-¡Oye! ¡¿Qué haces aquí?! - exclamó mientras se le acercaba corriendo, el muchacho dio un respingo y giró su cabeza para verlo, era un omega como Shouyou, sus ojos y cabello eran igual de dorados, el interés de Hinata creció al mirarlo de cerca.
-Esto… Me perdí… - le respondió el chico tímidamente, el otro omega lo miraba curioso, algo en su interior le decía que siguiera la conversación con él, era un deseo hiperactivo de su corazón, así que dio un pequeño salto y terminó agachado en cuclillas junto al jovencito rubio.
-Oh, así que también estás perdido, es bueno saber que no estoy solo, me desoriento fácilmente en lugares así - dijo con un tono amistoso, el omega rubio se veía un poco nervioso, sus energías eran muy distintas.
-Sí, los bosques del reino demonio son muy espesos… - pronunció el rubio, Shouyou se sentó a su lado y continuó hablando.
-Me llamo Hinata Shouyou, soy un soldado de la caballería del sur de Akkad, ¿Cuál es tu nombre?
-Kozume… Kozume Kenma - respondió con inseguridad, Hinata le sonrió, le agradaba la gente tímida aunque no fueran de muchas palabras.
-Si quieres podemos esperar juntos aquí, mis compañeros no tardarán en venir a buscarme.
-¿No están ocupados con los prisioneros? - preguntó Kenma, a Hinata le pareció raro que su nuevo amigo supiera sobre el intercambio de prisioneros.
-No tardarán ¿Cómo sabes de esa misión?
-Los vi antes de perderme… - dijo Kozume con un tono muy inseguro.
-Ya veo, pues, si tardan, podríamos salir juntos de aquí ¿Tienes alguna idea de en qué dirección está tu casa? - preguntó Hinata sin pensar demasiado en que probablemente Kenma también podía tener problemas de orientación.
-Creo que esta hacia allá - Kozume apuntó en dirección contraria al reino humano, Hinata soltó una carcajada cuando hizo eso.
-¿Pero qué dices? Hacia allá viven los demonios. Bueno, será mejor que esperemos aquí, me da un poco de miedo el castigo que me tendrán preparado.
-¿Por qué te castigarían, Shouyou? - le preguntó el omega rubio, Hinata se sintió feliz al ver que su nuevo amigo le hablaba con más confianza.
-Hui de una aburrida clase de magia, todos quieren que aprenda a manejarla, pero es un tedio - respondió Hinata con desanimo.
-Entiendo, yo también hui, mi hermano es muy sobreprotector, no me deja acercarme al reino humano - dijo Kenma, Shouyou se quedó congelado mirándolo, ¿Acababa de escucharlo bien?, su mente trabajó para darle sentido a lo que dijo su nuevo amigo, ¿Acaso no vivía en el reino humano? Solo encontró una explicación para eso.
-¿Eres un…?
-¡Kenma! ¡¿Dónde estás?! - gritó una voz desconocida para Hinata, a lo lejos vio una alta silueta con cuernos, un demonio que venía en dirección al claro donde ellos se encontraban; Shouyou decidió transformarse en un pequeño cuervo, una característica con la que había nacido y que compartía con su hermana Natsu, dejando sus prendas y su arma tiradas junto a Kozume, que las ocultó rápidamente detrás de una piedra. Un demonio alfa, alto y de túnica roja llegó corriendo junto a Kenma, su túnica era una vestimenta característica del ejercito de los demonios, Hinata lo observaba fijamente desde una rama, atento a él y a Kozume.
-Kuroo…
-¡¿Qué diablos haces aquí?! - exclamó el demonio de túnica roja, arrodillándose frente a Kenma para agarrarle los hombros, el omega agachó la cabeza.
-Lo siento Kuroo, me perdí - se excusó Kozume ante ese tipo, Hinata en su forma de cuervo miraba todo con ansiedad, como si quisiera bajar para ponerse del lado de Kenma y darle su apoyo.
-¿Ahora entiendes porque no debes andar solo? Porque pasan cosas como estas, es demasiado fácil perderse en estos bosques - dijo el demonio alfa, luego se levantó y extendió sus dos manos hacia Kenma - ven, te ayudaré a levantarte.
-Está bien - Kenma tomó las manos de Kuroo, se puso de pie con algo de dificultad, su tambaleo hizo que la capucha de su túnica cayera, dejando al descubierto su cabeza; Shouyou se sorprendió al ver dos huesos redondos a los costados de la cabeza de Kozume, los que deberían ser cuernos eran dos simples vestigios de estos, con un corte limpio casi al ras del cráneo del chico, como si alguien se los hubiera cercenado.
-Aquí tienes tu bastón - le dijo Kuroo recogiendo rápidamente el gran bastón de madera y entregándoselo a Kenma, que lo tomó y comenzó a avanzar de forma lenta y extraña, como si le costara mucho dar algunos pasos, necesitando un bastón para avanzar - ¿Quieres que te cargue?
-Así estoy bien Kuroo, puedo hacerlo solo - Kenma avanzó a su ritmo para salir de la pradera, Kuroo volteó la cabeza y miró fijamente a Hinata, poniéndolo muy nervioso y tenso.
-Kenma, ese cuervo no es endémico de estos bosques - dijo Kuroo mirando de reojo a Shouyou.
-Pero si hay cuervos en este lugar - le respondió Kozume, Kuroo seguía mirando a Hinata con desconfianza.
-Las plumas de este no son las mismas que los cuervos de aquí.
-No seas paranoico Kuroo.
-Iré a verlo.
-Como quieras, yo seguiré solo hasta el campamento - le respondió Kenma, avanzando con su bastón, su espalda estaba encorvada y él se quejaba un poco en voz baja al caminar, como si sintiera dolor al hacerlo; Kuroo dio media vuelta y lo siguió corriendo.
-Ni pienses que irás solo, si tu espalda te duele demasiado ¿Quién te cargará hasta el campamento?
Cuando ambos demonios se fueron del claro, Hinata bajó del árbol y dejó su forma animal, quedando completamente desnudo; corrió hacia donde estuvo sentado junto a ese intrigante demonio de cuernos cortados, y encontró su ropa y su espada detrás de una piedra; se vistió rápidamente y comenzó a buscar el cinto metálico que usaba en su cabeza, palpaba el pasto y buscaba bajo las rocas, pero no logró encontrarlo. Una corazonada lo hizo mirar en la dirección que había tomado Kenma, Shouyou podía sentir que el había tomado su cinto y se lo había llevado consigo; no entendía porque un demonio haría eso, pero Kozume seguía llamando mucho su atención, algo en su alma le decía que debían volver a verse, el cinto era una mera excusa para lograr eso.
Los gritos de Kageyama lo sacaron de ese estado pensativo, los superiores habían enviado a Tobio a buscarlo; el recibimiento del beta fue darle un fuerte golpe en la cabeza como castigo por huir y perderse; Hinata siguió a su compañero luego de esa fuerte tunda, sobándose la cabeza y refunfuñando. Cuando llegaron al campamento, los demás soldados lo estaban desmantelando, el capitán había ordenado que viajaran de noche para evitar conflictos fronterizos, así que Kageyama y Shouyou los ayudaron a quitar las últimas estacas y cuerdas de las tiendas de campaña.
Al atardecer emprendieron el viaje de vuelta a la ciudad humana más cercana para sentirse resguardados, Hinata seguía pensando en Kenma, era algo que no podía controlar, apenas lo había conocido ese día, pero, percibía algo extraño en su pecho, como si estuviera conectado de alguna forma con él. Frente a los soldados iba el capitán, alumbrando el camino con una antorcha que levantaba por encima de su cabeza, los demás le seguían las pisadas, el omega miraba a sus pies, la ansiedad lo carcomía, porque su corazón le gritaba que no debía irse, que en cambio debía dar la vuelta y "buscar su cinto", aunque no le importara perderlo en realidad.
El sonido de la espada de Hinata cayendo y el revoloteo de sus pequeñas alas de cuervo hicieron suspirar con desgano al capitán del grupo, que sin siquiera voltear le ordenó a Tobio que fuera a buscar a Shouyou, que les daban 4 horas para aparecerse o los darían por muertos y regresarían solos a la civilización. Con toda esa presión, Kageyama tomó las ropas y la espada de Hinata, y se fue corriendo, alumbrando su camino con una flecha de fuego, seria difícil encontrar a Shouyou, pero no podía volver si no encontraba a ese odioso novato.
El omega transformado en cuervo sobrevoló el bosque de la frontera hasta encontrar una hoguera en medio de cinco tiendas de campaña, ahí pudo ver a Kuroo, el demonio que había encontrado a Kenma, hablando con dos demonios más alrededor del fuego, uno era un moreno de cabello muy corto, otro con el centro de su cabeza rubio y los costados negros. Todos eran alfas, se veían muy rudos, así que Hinata descendió sin hacer ruido ni dejar su forma animal, usando sus pequeñas patitas para acercarse a las tiendas sin ser visto por nadie.
En una de las carpas estaban los prisioneros que su grupo trajo consigo, ya liberados y durmiendo plácidamente uno al lado del otro; tres de ellas estaban vacías, así que Hinata asumió que Kenma estaría en la última, cosa que no le hacía demasiada ilusión por sus nervios al estar en territorio enemigo. Con mucho cuidado avanzó hasta la última tienda, rodeando a los demonios alrededor de la fogata, que bromeaban y comían sin preocuparse demasiado por la vigilancia; cuando al fin pudo entrar, se topó con una visión que lo tomó por sorpresa.
Kenma estaba de espaldas a la entrada de la tienda, semi desnudo, tratando de colocarse un camisón para dormir; Hinata se fijó en la espalda de Kozume, tenía dos grandes cicatrices donde debían estar sus alas, y su marcada columna se veía algo curvada, sin duda le causaba dolor. El demonio omega volteó hacia la entrada de la carpa tras fracasar en su intento de ponerse el camisón, topándose de frente con Hinata transformado en cuervo. Shouyou miró el cuerpo de Kenma, era menudo y delgado, sus costillas se notaban un poco, pero no dejaba de parecerle muy lindo; tan pálido y delicado, se veía como si fuera a quebrarse con el más mínimo golpe.
Esa frágil y bella criatura no podía ser un demonio, sus dorados ojos eran deslumbrantes, sus finos rasgos angelicales, sus pechos unos atrayentes y minúsculos bultos pálidos; Hinata se quedó tan embelesado que perdió totalmente su concentración, cambiando su forma de cuervo a su forma humana justo frente a Kenma. Cayó sobre él dejándolo recostado boca arriba sobre su saco de dormir, Shouyou usó sus brazos para poder levantar una parte de su cuerpo, quedando a gatas frente a Kenma mientras se disculpaba; el omega rubio clavó sus ojos en la desnuda entrepierna de Hinata, mirando con sorpresa aquella parte privada del omega humano. En vez de cubrir sus genitales, a Shouyou se le ocurrió cubrir la boca de Kozume con su mano, para evitar ser descubierto.
-Por favor, no grites - le rogó Hinata, Kenma miraba hacia abajo, su corazón se estaba acelerando, estaba a centímetros de una persona desnuda y eso lo ponía demasiado nervioso; el humano cubrió su entrepierna con parte del saco de dormir cuando se percató de que era lo que tenía tan agitado a Kenma - no vengo a hacerte daño, así que por favor, prométeme que no vas a gritar - Kozume asintió para indicarle que no lo delataría, entonces Hinata respiró profundamente y quitó su mano de los labios de Kenma.
-Sabía que vendrías, Shouyou. Aunque… creí que vendrías, con ropa - fue lo primero que dijo Kenma mientras apoyaba sus palmas para sentarse, luego hizo una mueca de dolor mientras levantaba su cuerpo.
-¿Te encuentras bien?
-Sí… estoy bien, yo puedo sólo - le respondió, una vez sentado y acomodado apuntó algunas prendas tiradas dentro de la tienda - ¿Podrías acercarme mi ropa?
-¿No querías ponerte un camisón? - preguntó Hinata mientras le entregaba la ropa.
-Cambié de opinión, prefiero ponerme mi ropa común ahora - Kozume tomó las prendas y se las colocó lentamente, enderezando a duras penas su atrofiada espalda y aguantando el dolor para no recibir ayuda - ¿Vienes por ese adorno que llevabas en la cabeza? Estaba junto a mi ropa.
-Sí, ya me di cuenta - Hinata agarró su cinto y lo colocó en su frente, era lo único que traía encima.
-¿Es lo único que vienes a buscar?
-No exactamente, pero no estoy seguro… ni siquiera sé porque estoy aquí - el omega humano respondió con sinceridad, Kenma sonrió y tocó el centro del pecho de Shouyou, ambos se miraron, en el fondo Hinata sabía que era lo que Kozume quería decirle.
-¿No sientes… una especie de conexión cuando estamos juntos? - si bien a cualquiera le hubiera parecido extraño, a Hinata le hacían sentido sus palabras.
-Sí, la siento, pero no sé si es el destino o algo más… - admitió Hinata, Kenma retiró su mano del pecho del humano y cerró los ojos, pensando en una manera para contarle la verdad.
-¿Quieres saber quién soy?
-Por supuesto.
-Me llamo Kozume Kenma, tengo 20 años, tenía una vida normal hasta hace un mes, bueno… "normal", si se puede considerar normal tener discapacidades motoras. El mes pasado tuve un sueño, en el que la deidad protectora del reino humano, el Behemot, me llamaba mientras lo esperaba en la cima de una montaña.
-¿La deidad de los humanos? ¿Por qué no la de los demonios?
-Déjame explicarte. Behemot me encomendó una tarea cuando al fin nos vimos de frente; me dijo que un demonio de mi reino asesinará a la reina y se tomará el poder para continuar con la guerra de los 100 años.
-¿Es en serio? - a Hinata le resultó difícil tragarse esas palabras, a pesar de sentir que eran la verdad.
- Sí, y si eso llegara a pasar, el mundo podría perecer; Behemot no hace distinción entre una raza u otra, por eso, me eligió a mí para detener este apocalipsis, pero me dijo que no puedo hacerlo solo…
-¿Quieres que yo te ayude? Pero ni siquiera entiendo que se supone que tienes que hacer para detener a ese demonio.
-Behemot me explicó que debía reunir a otros 12 elegidos para poder detener a ese tipo, pero para ello, debo salir del reino demonio - al oírlo, Hinata empezó a sentir que algo en su pecho afloraba en un pequeño cosquilleo.
-Quieres decir que…
-Si Shouyou, tu eres uno de los 12… - Hinata observó sus rodillas, la incredulidad no caía en su cabeza, no si estaba percibiendo algo dentro de sí mismo que le decía que todo aquello era verdad.
-Es un poco difícil de asimilar - susurró, luego vio como Kenma erguía la cabeza viendo la entrada de la tienda.
-Kuroo viene hacia acá - avisó el omega demonio, inmediatamente Hinata volvió a su forma de ave y se escondió a tiempo dentro del saco; Kuroo entró en la tienda, encontrándose a Kenma sentado, usando sus ropas habituales.
-¿Aún no logras cambiarte de ropa? Déjame ayudarte - Kuroo gateó hasta Kenma y comenzó a levantar su ropa sin esperar su respuesta.
-No Kuroo, déjame, yo puedo hacerlo sólo - Kenma se resistía, mas Kuroo era demasiado rápido, así que en unos segundos tuvo puesto el camisón para dormir.
-Listo, ya puedes ir a la camita, pequeño gatito - dijo Kuroo frotando los cabellos de Kenma, que se veía algo molesto.
-Te dije que podía hacerlo sólo…
-No, no puedes ¿Qué pasaría si al sobre esforzarte tu columna se lesiona?
-No va a romperse por cambiarme de ropa…
-Todo puede pasar, por eso necesitas ayuda, no tiene nada de malo - dicho esto, Kuroo tomó a Kenma en sus brazos y lo acomodó dentro del saco, casi aplasta a Hinata en el proceso; luego acomodó el saco de manera en que Kenma estuviera completamente envuelto con el - así, bien cobijado, es hora de dormir.
-Aun no tengo sueño…
-No seas testarudo, debes descansar, pequeño Kenma - le respondió el alfa arropándolo un poco más.
-Oye Kuroo…
-¿Qué pasa?
-¿Recuerdas ese sueño extraño que tuve?... - preguntó Kenma, inseguro y cabizbajo.
-Ah, si ¿Todavía te acompleja? Fue sólo un sueño, no le tomes importancia.
-Pero… a veces vuelvo a escuchar su voz estando despierto…
-Es tu imaginación, ese sueño te tiene tan paranoico que crees que escuchas algo. Por favor ya deja de pensar en eso, sólo te angustiaras más, eso no es bueno para tu salud.
-¿Y si te dijera… que ya encontré a algunos de los elegidos? - Kuroo no pudo controlar una pequeña risotada al escucharlo.
-Me gusta que aún tengas la imaginación de un niño, es muy lindo - Kenma arrugó los labios con una frustración tan grande que casi lo hace llorar.
-¿Por qué no me crees?
-Es que es imposible - pronunció Kuroo, pero luego se quedó pensativo - bueno, la parte de un dictador que mate a la reina no es tan descabellada, pero ¿Doce elegidos guiados por…? - Kuroo cerró la boca al darse cuenta que sus palabras podían herir a Kenma - no me refiero a que sea ridículo que tú seas el "mesías" de todos los reinos. No es que seas inútil ni nada, es sólo que…
-Solo dilo…
-Si yo fuera Behemot, escogería a un humano, al humano más poderoso y fuerte de todos… Además, si llegáramos a estar en una guerra civil por la reina y el supuesto dictador, lo primero que haría antes de escoger un bando, sería llevarte al lugar más seguro de la tierra, donde no estés expuesto nunca más al peligro.
-Tal vez... suena más lógico pero...
-Por esa razón, ya no te carcomas la cabeza por culpa de ese sueño - Kuroo besó la frente de Kenma antes de despedirse - duerme bien Kenma, dulces sueños - el alfa caminó hasta la entrada de la carpa, y antes de salir, volteó para mirar una vez más a Kozume - te quiero.
-Y yo a ti… - susurró Kenma antes de que Kuroo al fin lo dejara a solas con Hinata, que salió en su forma de cuervo del saco de dormir y se transformó en un nivel intermedio entre un cuervo y un humano, de la cintura hacia abajo tenia cuerpo de ave, sus brazos eran ahora unas grandes alas, y había plumaje en su pecho y pequeñas plumas en su cuello y detras de sus orejas. Shouyou lucía un poco desanimado, su estado de ánimo cambió después de escuchar la conversación de Kuroo y Kenma.
-¿Él es tu novio?... - preguntó Hinata seria y desganadamente.
-No, él es mi hermano, Kuroo - contestó Kozume, el omega humano se mostró sorprendido y aliviado por esa respuesta.
-Oh, ya veo, lo decía porque no se parecen tanto… - Hinata trató de excusar su cambio de ánimo de esa forma, luego se dio cuenta de que era Kenma quien no se estaba sintiendo feliz en esos momentos, por su expresión evidentemente molesta - ¿Pasa algo?
-Para Kuroo, yo no sirvo ni para vestirme por cuenta propia - dijo Kenma con rencor y tristeza, Shouyou lo observó apenado - pero tal vez tenga razón, un invalido como yo no puede ayudar a nadie…
-No digas eso, aun si tienes problemas, no creo que eso sea un impedimento para lograr lo que te propones - le animó Hinata, Kozume seguía cabizbajo - todo lo que necesitas es voluntad.
-A veces no sé qué creer Shouyou, la voz de Behemot siempre me dice que nadie más que yo puede cumplir con esta labor, pero… Kuroo, y los demás demonios, nunca me toman en serio, y, yo pienso que es lógico que no puedan hacerlo, porque no puedo caminar bien, no puedo moverme bien ¿Cómo voy a enfrentarme a alguien en estas condiciones?
-Pero no importa lo que otros digan, solo importa lo que tú quieras hacer, además, si dices que es el mismo Behemot el que te llama, entonces debe ser cierto, y si resulta que estás loco, bueno, al menos somos dos locos ¿No? - Hinata colocó su ala sobre el hombro de Kenma, este le sonrió, ambos se miraban de la misma manera, alargando un pequeño silencio entre ambos.
-Tienes razón Shouyou, yo de verdad pienso que lo que soñé fue real… de hecho, tengo una prueba para decir que fue real.
-¿Cuál es esa prueba?
-¿Ves mi cabello? - preguntó Kenma apuntando su cabeza, Hinata se movió para ver desde varios ángulos los rubios mechones de Kozume.
-Esto… ¿Qué tiene de raro?
-Antes de ese sueño, tenía el cabello negro - Hinata abrió los ojos por la sorpresa.
-Espera ¿Cómo que cambio de color? ¿Dices que lo hizo solo?
-Sí, cuando desperté a la mañana siguiente y me miré en un espejo, vi que mi cabello se había vuelto dorado.
-¡¿Qué?! ¡¿Y aun así tu hermano no te cree?!
-Kuroo me llevó a un doctor cuando le dije que cambió de color por sí solo, ese doctor no encontró explicación, dijo que tal vez comí algo que afecto la pigmentación de mi cuerpo. Kuroo se quedó con esa explicación… - dijo Kenma, y Hinata por un momento pensó que el verdadero loco era ese tal Kuroo por negarse a aceptar que si su hermano literalmente de la noche a la mañana cambió de moreno a rubio, era por una razón mística más allá de su comprensión.
-¿De verdad?
-Lo digo en serio, Behemot me explicó que mi cabello muestra la cantidad de poder que me otorgó, me dijo que no lo malgastara - repentinamente Shouyou tomó la cabeza de Kozume con sus alas y la agachó clavando sus ojos al cuero cabelludo del omega demonio.
-Tus raíces también son rubias - pronunció mirando la cabeza de Kenma.
-Shouyou, mis huesos duelen un poco cuando mantienes mi cabeza así…
-¡Lo siento! - el humano soltó la cabeza de Kenma y se apartó de él.
-Oye Shouyou…
-¿Si?
-Tengo que salir del reino demonio para encontrar a otros 9 elegidos…
-¿9, no eran 12?
-Ya contacté a 3, los que se encuentran actualmente en estas tierras, y a ti, todos los demás están repartidos al sur - le respondió Kenma sin asomo de dudas.
-Ahh, entiendo, en ese caso, puedo ayudarte en tu búsqueda, mira - dijo Hinata desplegando sus alas - soy capaz de cargar a dos personas a la vez con esta forma, uno en mi espalda y uno entre las garras de mis pies.
-Gracias Shouyou, no sabía cómo pedirte ese favor…
-Estoy a tus órdenes desde ahora Kenma, tenemos un deber en común ¿No? - Hinata sonreía amablemente, era muy tranquilizante para Kenma el hecho de que fuera tan fácil de convencer; luego de mirarse unos segundos a los ojos, Kozume comenzó a levantar su camisón para desnudarse, Shouyou dio un respingo - ¿Qué haces Kenma?
-Voy a cambiarme de ropa para que salgamos hoy mismo de aquí - le respondió Kenma con naturalidad, mostrando su desnudo torso sin pudor ante Hinata.
-Oh… ¿Ahora mismo?
-Ahora mismo.
-Está bien, si quieres que nos vayamos ahora, entonces nos iremos ahora… - Shouyou miraba a Kenma, más concentrado de lo que debía en el físico del omega demonio.
-Esto… Shouyou… - Hinata no prestó atención, siguió congelado mientras observaba a Kozume; sin quererlo liberó feromonas que llegaron hasta la nariz de Kenma, quien se cubrió los pechos abrazándose a sí mismo, estaba sonrojado y cohibido - por favor no sueltes feromonas, los demás podrían olerte…
-¡Lo siento! - dijo Hinata retomando el control sobre sí mismo - lo siento mucho Kenma...
-No pasa nada… tal vez deberías voltearte…
-Tienes razón - el omega humano se dio la vuelta y esperó a que Kenma se colocara nuevamente su ropa habitual, oía sus pequeños quejidos de dolor, eso lo preocupaba - ¿Necesitas ayuda?
-No, yo puedo solo - le respondió Kozume, Shouyou se quedó quieto, estaba algo avergonzado por haber liberado feromonas frente a Kenma, eso hacía muy evidente la atracción que sentía por él, y también lo hacía ver como un pervertido, le estaba dando una pésima impresión - ya terminé, Shouyou.
-Bien… ¿Cómo saldremos de aquí sin que nos vean?
-Ya pensé en eso ¿Podrías transformarte en pájaro y crear una distracción mientras yo salgo de la tienda?
-Oh, suena lógico.
-Pero por favor, trata de hacer algo de ruido, porque si simulas un ataque, solo lograrías que Kuroo corriera a buscarme para esconderme en alguna parte - aclaró Kenma, Shouyou tomó nota mentalmente de lo que debía hacer.
-¿Cuánto crees que tardarás en salir y meterte al bosque?
-Creo que 5 minutos, eso espero…
-Voy a hacer lo que pueda, cuando te vea en el bosque, te llevaré sobre mis alas ¿No tendrás problemas con sujetarte? - pregunto Hinata, Kozume lo miró seriamente, el omega humano no estaba seguro de porque se molestó - ¿Qué?
-Sí Shouyou, podré sujetarme, no soy tan insignificante como para no saber hacerlo - respondió secamente, Hinata tragó saliva.
-Claro, no sé porque te pregunté algo tan tonto - Shouyou rascó su cabeza y sonrió nerviosamente.
-Bien, ya es hora.
Apenas dieron por terminada su conversación, Hinata se transformó en cuervo y salió caminando de la tienda; se dirigió atrás del campamento para empezar a volar rodeándolo por alrededor de los árboles, llegó planeando hasta una rama y observó a todos los presentes, pensando en una forma de distraerlos. Lo único que se le ocurrió fue planear entre las ramas, golpeándolas para hacer que se movieran y crearan un pequeño ruido; el primero en percatarse fue el hombre moreno de los soldados alrededor de la fogata, que le pidió silencio a los demás.
Hinata se alegró cuando captó la atención de todos, así que planeó una vez más para mover otras ramas; todos se levantaron cuando vieron la rama moverse, primero alzaron la voz para preguntar quién andaba ahí, pero al no escuchar respuesta, el demonio moreno y el de cabello bicolor avanzaron lentamente hacia el bosque; Kuroo seguía de pie, atento, si se trataba de una gran amenaza, se daría la vuelta para proteger a Kenma. A Shouyou le frustró ver que el hermano de Kenma no se movía, lo que hacía más tensa la huida de este; el omega descendió y se metió entre un arbusto, mordiendo una ramita con su pico para agitarlo sin parar; Kuroo entonces soltó una risa y caminó hacia donde estaban sus compañeros, les dijo que probablemente solo era un animal jugueteando.
El demonio se acercó al arbusto, Hinata miró en dirección a Kenma, que con mucho esfuerzo y ayudado por su bastón salió de la tienda a la mayor velocidad posible; entonces Shouyou voló frente a los ojos de Kuroo, que dio un paso atrás por la sorpresa de ver a un cuervo saliendo de un arbusto. Cuando los soldados se voltearon, Kozume estaba detrás de la carpa, tenso y tratando de moverse sin hacer el menor ruido para meterse al bosque; luego de unos minutos logró llegar detrás de un árbol, las carpas tapaban la línea de visión de su hermano y sus amigos, así que no pudieron verlo.
El humano apareció frente a Kenma, transformándose en su forma hibrida, abriendo las alas y agachándose, listo para transportar a Kozume lejos del reino demonio; Kenma se aferró al cuello de Shouyou colocando su bastón entre ambos para que no cayera mientras emprendían el vuelo. Hinata aleteó y corrió con el omega demonio instalado en su espalda, le costaba un poco comenzar a volar cuando llevaba personas sobre su lomo, pero Kozume, al ser tan delgado, no fue demasiado problema para él.
Kuroo se veía pensativo mientras contemplaba la fogata, ese cuervo que vio durante una fracción de segundo le resultaba idéntico al que vio cuando Kenma se perdió, y sabía que no era una especie característica del lugar, eso lo hacía tener una corazonada. Decidió levantarse y caminar hasta la tienda de Kozume para comprobar algo, entonces, al meter la cabeza por la entrada, vio con horror que su hermano no estaba ahí; sacó su cabeza de la carpa y corrió hacia la fogata con una expresión que delataba su extrema preocupación.
-¡Secuestraron a Kenma! - les gritó a sus dos compañeros, que se levantaron inmediatamente, igual de alterados que Kuroo.
-¡Maldición, que jodida distracción más obvia, no puedo creer que cayéramos con eso! - exclamó el tipo rudo de cabello bicolor, mientras sus compañeros se quitaban las túnicas rojas para poder desplegar sus negras alas.
-¡Yamamoto, no te quedes ahí parado y síguenos, hay que encontrarlo! - le ordenó el chico moreno, Kuroo ya había empezado a volar dejándolos unos metros atrás, se veía desesperado.
-¿Teniente Nobuyuki? ¿Qué está pasando? - preguntó uno de los prisioneros liberados, asomándose al escuchar que alzaron las voces.
-Secuestraron al hermano menor de Kuroo, despierta a los demás y hagan una búsqueda por tierra, nosotros lo buscaremos en el aire - ordenó Nobuyuki mientras comenzaba a volar en compañía de Yamamoto.
-Maldición ¿Por qué se llevarían a Kenma? ¿Qué ganan con eso los estúpidos soldados humanos? - dijo Yamamoto mientras volaba a toda velocidad, tratando de seguir a Kuroo por los aires.
-Puede que no sean los soldados, siempre ha habido humanos que trafican demonios - le contestó Nobuyuki, avanzando con dificultad por estar contra el viento - bueno, también hay demonios que trafican humanos…
-¡¿Para qué?! ¡Malditos, en cuanto los atrape los hare trizas! - exclamó Yamamoto con rabia, a lo lejos ya podía ver a Kuroo, que volaba hecho un rayo mirando hacia todos lados, con los nervios de punta.
-Se llevan generalmente a los omegas y mujeres para venderlos a negocios de prostitución, y a los regeneradores los venden para que algún rico sádico tenga alguien a quien torturar de por vida - explicaba Nobuyuki, sacando de su pantalón una varita que usaba para catalizar su magia.
-Eso es horrible… ¡Hay que encontrar a Kenma! - dijo Yamamoto mientras preparaba sus catalizadores, una gran cantidad de piercings repartidos por su cuerpo, enviando energía hasta ellos para hacerlos brillar. Yamamoto se especializaba en la magia de intensificación, lo que le permitía volar a una rapidez hasta 5 veces mayor que la de sus compañeros, de esa forma voló más lejos que Kuroo, deteniéndose al divisar algo - ¡Los veo!
-¡Allá vamos! - gritó Nobuyuki, tanto el como Kuroo aceleraron el aleteo de sus alas para alcanzar a Yamamoto.
-Ahí están - Yamamoto apuntó a Hinata y a Kenma, que volaban tranquilamente a lo lejos; mas para Kuroo, Kenma no se veía tranquilo, le parecía que iba aferrado a la espalda del humano porque no le quedaba de otra, su hermanito no podía volar al fin y al cabo. Nobuyuki se detuvo y aleteó con su cuerpo en forma vertical para mantenerse quieto, así levantó su varita y la movió, guiando las ráfagas de viento hacia Hinata para inestabilizarlo durante el vuelo.
-¡No hagas eso Kai, Kenma podría caer! - le gritó Kuroo.
-¡Kuroo, lánzale algo de fuego! - propuso Yamamoto.
-¡No puedo hacer eso idiota, podría herir a Kenma!
-¡Maldición! - gritó Yamamoto con rabia, todo dependía de él mismo en esos momentos.
Con sus catalizadores reactivados, Yamamoto voló a toda velocidad hasta alcanzar a Hinata y ponerse frente a él, Hinata paró en seco, viendo como ese rudo demonio movía su brazo, preparando en cuestión de segundos un golpe recargado que fácilmente podría haberle zafado la quijada si lo recibía; pero antes de que el puño de Yamamoto se estrellara contra su rostro, Kenma puso una barrera luminosa de una transparencia ligeramente dorada sin siquiera moverse, deteniendo el golpe del demonio alfa. Yamamoto salió girando hacia atrás, casi perdiendo el control de su vuelo gracias al retroceso de su fuerte golpe; miró desconcertado a Kenma, no estaba seguro de si él había puesto ese escudo, pero le pareció muy extraño.
Continuaron persiguiéndolos, Kenma estaba atento a Yamamoto, era el más rápido y peligroso, por eso tenía que detener cada embestida y golpe que intentaba dar, lo que fomentaba las sospechas en Yamamoto, la barrera que siempre lo detenía era idéntica a las que podía formar Kenma; en un momento se detuvo, Kai lo reprochó mientras volaba, pues su ayuda era fundamental, pero él se mantenía serio y callado, viendo como cuando Nobuyuki controlaba el viento para desestabilizar, aparecía aquella barrera dorada; lo único que gritó Yamamoto luego de pensar en esa situación fue: "¡Eres un traidor! Sin embargo ninguno de sus compañeros le prestaron atención mientras les gritaba que ni siquiera se esforzaran por salvar a Kozume; continuaron organizándose durante el vuelo, Kai apresuró su vuelo para enviar una ráfaga de viento frente a Hinata, que le dio de lleno en el rostro, volteándolo hacia atrás; Kenma trató de aferrarse a Shouyou para no caer, pero Kuroo lo tomó de la cintura y lo jaló hacia él, separándolo de Hinata.
Después de recuperar a su hermano, Kuroo empezó a atacar al humano sin dar tregua, Kozume trataba de explicarle y decirle que se detuviera, pero Kuroo estaba demasiado furioso como para escucharlo; Shouyou llamaba a Kenma mientras trataba de esquivar las masas de viento que lanzaba Kai para hacerlo caer, y las bolas de fuego de Kuroo que intentaban aniquilarlo; a duras penas Kozume lograba detener el fuego dirigido a Hinata, que se estrellaba contra sus escudos de luz, explotando al contacto. Kageyama levantó la cabeza cuando desde el cielo empezaron a brillar luces anaranjadas, observó detenidamente, un nuevo impacto de fuego alumbró lo suficiente como para que identificara a Shouyou, que estaba metido en un gran apuro.
Se agachó junto a un árbol y preparó una flecha de su arco, dichas flechas eran especiales para alguien que usaba magia de emisión en objetos, cada una era un catalizador, por lo que debía saber muy bien cómo usarlas para no malgastarlas, y si era posible, recuperar cada una de ellas; apuntó desde su posición, pensando detenidamente en la cantidad de flechas que dispararía, dos para ser exactos. La primera sería para el demonio que manipulaba el viento, era necesario deshacerse de él para que Hinata tuviera más espacio para huir, la segunda debía ser para el demonio que emitía fuego, les tenia preparadas flechas de hielo, el objetivo principal era darle a sus alas para que cayeran en picada.
Lanzó la primera con éxito, su flecha de hielo voló hacia el cielo atravesando el ala de Nobuyuki, que gritó de dolor y comenzó a mover su única ala sana, tratando de evitar una inminente caída con desesperación; Yamamoto voló a toda velocidad para atrapar a su amigo antes de que tocara el suelo, y luego regresó hacia arriba, evitando a tiempo una flecha explosiva de Tobio, que se maldijo al no percatarse de la presencia de aquel demonio intensificador, aquel tipo era un problema para él. Yamamoto sujetaba a Kai, que muy adolorido temblaba de frio, sus labios se veían morados, si no removían la flecha a tiempo, su cuerpo seguiría congelándose hasta su muerte; al llegar arriba le advirtió a Kuroo que había un arquero ayudando al humano, por lo que Kuroo cambió de estrategia y eligió dar la vuelta para huir con Kenma a un lugar más seguro.
Kageyama seguía observando desde el suelo, se enrabió al ver que, cuando los demonios dieron la vuelta, Shouyou los siguió en vez de huir, era un fastidio tener que seguir cubriéndole la espalda; Hinata volaba tras ellos gritándoles que esperaran, Kuroo se enfureció al ver que no se rendía, y volteó para seguir lanzando fuego en su dirección, esta vez con tres líneas que trataban de alcanzarlo por todos los ángulos, Shouyou tuvo que planear con maniobras muy bruscas para evitar salir lastimado. Kenma le gritaba a su hermano que se detuviera, pero él hacía caso omiso, veía a aquel humano como una amenaza, cuando los que habían empezado el ataque eran ellos.
-¡¿Por qué nunca me escuchas?! - le gritó Kozume, llorando con frustración; Kuroo se detuvo al sentir un sollozo de Kenma.
-Descuida Kenma, no nos atrapará - le aseguró Kuroo, y Kenma movió sus brazos para golpearlo varias veces en la cabeza.
-¡Tienes que escucharme! ¡Él no es ningún enemigo! - trató de explicarle Kozume, su hermano lo miró con extrañeza.
-¿Qué estás diciendo?
-¡Lo sabía, eres un traidor! - gritó Yamamoto con Nobuyuki al borde de perder la consciencia entre sus brazos.
-¡¿Qué mierda estas diciendo Taketora Yamamoto?! ¡Si dependiera de mí ya habrías sido dado de baja por decir calumnias como esa! - le reprochó Kuroo, Kenma mordía su labio lleno de cólera.
-¡Ya déjenme hablar! - les gritó con rabia, ellos se quedaron callados, no era normal ver a Kozume tan enojado - Kuroo, no fui secuestrado por Shouyou, yo le pedí que me llevara con él.
-¿Shouyou…? Un momento ¿Por qué le pediste a un humano que te llevara con él? Eso es como un suicidio Kenma – preguntó Kuroo tomándolo de los hombros, Kenma pendía entre las manos de su hermano sin sentir vértigo, porque sabía que no lo dejaría caer.
-Ya sabes… es sobre mi sueño… - contestó perdiendo toda la altivez que había ganado por la rabia, Kuroo y Taketora lo miraron desconcertados.
-¡Imbécil, nos pusiste en peligro por ese ridículo sueño, ahora Kai está herido por tu culpa! - lo increpó Yamamoto, todos estaban estáticos en el aire, incluyendo a Hinata, que se encontraba a algunos metros de ellos escuchando todo, y a Kageyama, que miraba expectante desde el suelo, analizando porque todos habían cesado el ataque.
-Kenma… Ese humano se está aprovechando de ti, si le contaste tu sueño y mágicamente quiere ayudarte, no es porque sea una buena persona, no seas ingenuo… - le dijo su hermano lleno de preocupación.
-No lo entenderás nunca… - se lamentó Kozume en voz baja, luego Kuroo lo estrechó contra su cuerpo, abrazándolo y aprisionándolo entre sus brazos.
-No le creas a los humanos… solo mira lo que te hicieron - Kenma cerró los ojos mientras su hermano acariciaba su cabeza de cuernos cortados, no podía dejar de dudar con impotencia acerca de su destino; por su lado, Nobuyuki temblaba y se desvanecía en brazos de Taketora, luchando por mantenerse consciente.
-¡Kai! - le llamó Yamamoto asustado, Kozume los miró, no había dimensionado la gravedad del estado de Nobuyuki.
-Kuroo, acércame a él - pronunció Kenma, Kuroo obedeció, si eso calmaba las ideas peligrosas de su hermano, lo acercaría sin preguntar nada; Kozume y Kai se observaron, el demonio casi congelado vio asomos de compasión en el omega rubio, de cierta forma le daba paz. Kenma extendió su propia mano y dejó fluir fuego por esta para envolverla de flamas doradas y pálidas, con la intención de tocar el pecho de Nobuyuki.
-¡No puedes tocarlo en el pecho idiota! ¡Debes tocar el ala y retirar la flecha para que no siga congelando! - lo regaño Taketora antes de que tocara a Kai.
-Tora, cuando te avise, tú le quitas la flecha ¿Está bien? - propuso Kenma sereno, Yamamoto no dijo nada, sólo asintió con inquietud. Sus nervios crecieron cuando Kozume prosiguió con su ocurrencia de acercar el peculiar fuego al pecho de Nobuyuki, y aunque Taketora temblara, su instinto le decía que debía dejar que el omega siguiera con su loca idea.
La mano envuelta en esas bellas llamas se posó entre los pectorales de Kai, para luego adentrarse fácilmente en su pecho cual si estuviera hecho de agua; no producía ningún daño ni quemadura como el fuego común, era algo que nunca en sus vidas habían visto, una flama que no lastimaba, y que en vez de eso provocaba un agradable calor que recorría el cuerpo de Nobuyuki, calentando sus partes congeladas. Kai miraba asombrado a Kenma, no hallaba ninguna explicación para lo que estaba viendo, mas tembló al ver los dorados ojos de Kozume en absoluta concentración para descongelar todo su cuerpo hasta llegar a su ala herida.
El omega dio la señal, y Yamamoto retiró de un sólo tirón y bruscamente la flecha incrustada, provocando un gran dolor en Nobuyuki; luego de retorcerse, posó nuevamente sus ojos en la mano de Kenma, que se movía lentamente alejándose y arrastrando fuera de su cuerpo una esfera hecha de agua, el agua que era el hielo descongelado de su interior. Kai y Kozume cruzaron sus miradas, el desconcierto en la de Nobuyuki se mezclaba con un sentimiento de dicha, no sabía explicárselo, pero si estaba seguro de que tenía en frente a alguien mucho más grande que ellos, mucho más grande que todo lo que había conocido en la vida.
-Kuroo… debo irme - pronunció Kenma, no lo hizo pidiendo permiso, no lo hizo con inseguridad, simplemente dijo lo que tenía que hacer y lo que terminaría haciendo de cualquier forma si trataba de interponerse.
-Kenma… no puedes… ¿Quién te cuidará si…? - Kuroo calló antes de completar su frase, no tenía sentido que le preguntara quien lo defendería de cualquier peligro, si al fin y al cabo, su hermanito parecía tener más poder de lo que él podría haber aspirado en toda su vida, no podía creerlo.
-Sé que no quieres que nada malo me pase, pero ya no puedes seguir negándolo - Kozume tocó las mejillas de su hermano, Kuroo temblaba con miedo a lo que iba a pasar esa noche; algo que esperaba que nunca ocurriera estaba por ocurrir, y él no estaba listo para algo así - tienes que dejarme ir.
-No puedo… - le respondió, abrazándolo con una fuerza más débil, como si supiera que de nada serviría amarrarlo a él - si te vas, será demasiado peligroso… te prometí que no volverían a dañarte nunca más, por favor no me hagas esto… - le rogó Kuroo, llorando sobre su hombro y abrazándolo suavemente, parecía más indefenso que el mismo Kenma.
-Sí, será peligroso, pero es inevitable - dijo separando lentamente las manos de Kuroo en su espalda, soltándose sin dudar hacia una caída en vertical, no tenía miedo a caer al suelo, pues sabía que al dejarse caer, Hinata se apresuraría volando para detener su caída y llevárselo rápidamente hacia el reino humano. Kuroo miró hacia abajo inmóvil, sin comprender porque estaba pasando todo eso tan de repente, como si no pudiera cumplir uno de sus más grandes propósitos en esa vida.
-Kenma… - le llamó en voz baja, viendo como ese humano se alejaba con Kozume sobre su lomo; el miedo comenzó a inundar a Kuroo al ver a su hermano tan lejos de su alcance, no lo pudo soportar, por ello se lanzó a volar tras ellos, llorando envuelto en pánico - ¡Kenma! - gritó su nombre una vez más, Yamamoto lo miraba preocupado al verlo tan afligido, Kai en cambio voló tras él con mucho dolor a causa de su ala herida. En tierra firme Kageyama volvió a tomar una postura defensiva cuando vio que un demonio seguía a Hinata tan rápidamente después de esa pequeña tregua que tuvieron en el aire.
-¡Kuroo basta, debes dejarlo ir! - exclamó Nobuyuki tomando un hombro de su amigo; Kageyama preparó otra tanda de flechas de hielo, dispuesto a espantarlos o matarlos de ser necesario.
-¡Cuidado! - gritó Taketora volando a toda velocidad, empujando a sus amigos justo a tiempo antes de que una flecha de hielo les diera de lleno; la punta rozó el brazo de Yamamoto y creo una pequeña herida congelada, que a pesar del frío le ardía a Taketora al punto de que tuvo que apretar su brazo por el dolor - ¡Tenemos que irnos!
Kai empujó a Kuroo llevándolo volando al reino demonio, trataba de alejarlo para evitar muchas flechas de hielo lanzadas hacia el cielo, que cumplían la función de ser una advertencia para que no siguieran a Shouyou. Kuroo se dio cuenta de lo injusto que era que Nobuyuki lo llevara a un lugar seguro, cuando él era el herido, con un ala sangrante que agitaba con agotamiento para no caer en picada al suelo; entonces voló y tomó a Kai por debajo de las axilas, huyendo de la lluvia de flechas.
Las flechas cayeron al bosque al no clavarse en ningún cuerpo, estallando con destellos azul claro que llamaron la atención de los prisioneros demonio liberados, uno de ellos gritó: "¡Por allí!", así que Kageyama hizo un rápido conteo de las flechas que le quedaban. Inmediatamente se dio cuenta de que no eran suficientes, así que echó a correr para no ser encontrado por esos demonios, manteniendo la calma a pesar de ser superado en número con creces.
Hinata y Kenma volaban en silencio, la discusión de Kozume con su hermano había sido un momento incómodo para todos, así que Shouyou no daba opinión, se limitaba a mirar hacia abajo; su vista en su forma híbrida era mucho mejor que en su forma humana, así que se dio cuenta con facilidad que Kageyama estaba huyendo de algo en la pradera donde había estado con Kenma. Descendió rápidamente hasta el claro sin llegar a posarse en él, únicamente bajó para agarrar los brazos de Tobio, para luego levantarlo en el aire y huir mucho más rápido desde el cielo.
Kageyama pataleó y maldijo a Hinata por ponerlo en esa situación, lo insultaba llamándolo idiota una y otra vez; Kenma miraba detenidamente a Tobio, sintiendo una conexión similar a la que tenía con Shouyou; pero no podía arriesgarse, así que sujetó el gorro de su capucha para que el viento no lo echará hacia atrás, y de esa forma ocultar que era un demonio. Volaron hasta que vieron los primeros vestigios del amanecer, descendieron en un camino rodeado por pastizales y árboles cubiertos de rocío, la madrugada aún era oscura así que podrían dormir un par de horas antes de volver a partir; al soltar a Kageyama en el camino, este pudo notar al fin que había alguien más en el lomo de Hinata, un jovencito omega que usaba un bastón para desplazarse, se veía muy frágil.
-Oye idiota… ¿Quién es este chico? - preguntó en voz baja, entregándole su ropa y espada al omega.
-Oh, él es…
-Me llamo Kozume Kenma… estaba perdido en el reino demonio y Shouyou me rescató... - respondió Kenma inventando lo primero que vino a su mente, Hinata lo observó con extrañeza.
-Ya veo… - Kageyama tocó un hombro de Hinata, pero no quito su expresión molesta y sería - nunca creí que diría esto idiota, pero, hiciste lo correcto al separarte del grupo.
-¿Eh? ¿En serio?
-Sí, arriesgaste tu vida para ayudar a un joven perdido en territorio enemigo, eso es lo que haría un verdadero soldado - Hinata se emocionó y llenó de entusiasmo con esas palabras de Tobio, tal vez no había ocurrido exactamente lo que Kenma dijo, pero era la primera vez que recibía palabras de aprobación de parte de otro soldado - deja de poner esa cara de estúpido.
-¡Gracias teniente Kageyama, volveré a perderme si es necesario! - exclamó en una postura recta.
-No idiota, tú sólo sigue órdenes y ayuda a las personas en vez de irte sin rumbo - le reprochó Tobio, después volteó a ver a Kozume, curioso - ¿Por qué llevas ese bastón tan raro? - preguntó sin sutilezas.
-Yo… tengo problemas en mi columna, no puedo moverme y equilibrarme como otras personas, así que mi hermano talló este bastón para mí, fue su idea ponerle orejas de gato…
-¿Estas discapacitado? ¿Qué hacías en el reino demonio? Es muy peligroso andar por esos lugares para personas como tú.
-Oye, no le digas así - dijo Hinata un poco molesto por las palabras poco cuidadas de Kageyama.
-Quería ir a la tierra de los Nefilim, pero creo que me desoriente…
-Sí que lo hiciste, el reino de los Nefilim está hacia el sureste, no hacía el norte de aquí. ¿Ibas sólo? ¿Y dónde está tu hermano? - se cuestionaba Tobio poniendo muy nervioso a Kozume.
-Sí, viajo sólo, mi hermano no está conmigo… - respondió tímidamente, Kageyama agachó la vista, interpretando de otra forma las palabras del omega rubio.
-Lo lamento… - Tobio intentaba verse empático, pero parecía que hacía todo por simple cortesía - nosotros vamos en esa dirección, podríamos llevarte hasta la bifurcación que hay entre Akkad y esa región, no es bueno que alguien en tu estado viaje sólo, y menos si eres un omega.
-Te lo agradezco…
-Cerca de aquí hay una posta donde podremos descansar, comer, conseguir un caballo y enviarle un mensaje a nuestros compañeros de la misión ¿Crees poder caminar hasta allá?
-Sí, sé que podré hacerlo - respondió Kenma avanzando con su bastón, iba tenso y sus piernas no se movían de forma muy coordinada, pero se esforzaba mucho por llevar el ritmo de una caminata normal.
-¿Quieres que te cargue? - preguntó Tobio, Hinata dio un respingo al oírlo.
-Oh no, ni creas que harás eso, Kenma me conoció a mi primero, yo lo llevaré en mis brazos.
-En realidad, prefiero caminar por mi cuenta, los doctores me dijeron que eso me ayudaría - se excusó Kozume, que en realidad no quería hacer ningún movimiento brusco que le quitara la capucha de encima.
-Si así lo quieres… pero iríamos mucho más rápido si te cargáramos - le respondió Kageyama, avanzando atrás del pobre omega que se movía de forma muy rara, le causaba dolor a Tobio con tan sólo verlo.
Al llegar a la posta, Kageyama en vez de dormir se dedicó a escribir una carta a sus compañeros explicando todo lo ocurrido con Hinata, diciéndoles que tardarían mucho en alcanzarlos porque llevaban a una persona invalida hacia el sur; amarró firmemente el papel enrollado a la pata de una paloma mensajera, que volaría hasta la posta de la capital de provincia más cercana, de esa forma sus compañeros se enterarían de todo sin darlos por muertos. Su segunda preocupación era conseguir un caballo para poder llevar a Kenma a un ritmo más rápido, le causó mucha lástima verlo esforzarse para recorrer el camino hasta la posta, así que, como no tenía nada para hacer un trueque y conseguir un caballo, decidió sacrificar parte del dinero que tenía ahorrado para comprar un arco catalizador, que le permitiría gastar todas las flechas que quisiera porque sería el arco el transmisor de magia, no las flechas.
Hinata se había vestido y devoraba compulsivamente un guiso con semillas que era la especialidad de la posta, mientras pensaba en todo lo que había pasado esa noche, sobre todo con Kozume, que por alguna razón le mintió a Tobio. Después de comer, caminó hasta una de las camas de la posta, en ella estaba Kenma, descansando boca arriba con sudor en la frente y un rostro pálido; el omega humano se sentó a su lado, sabiendo que el demonio no estaba durmiendo.
-¿Te duele? - preguntó Shouyou, Kozume abrió los ojos para prestarle más atención.
-Solo un poco… - respondió el omega demonio, Hinata lo observaba compadeciéndose.
-Kageyama está negociando con los propietarios para comprar un caballo, ya no tendrás que esforzarte para caminar mucho.
-No es necesario que hagan eso… porque debo acostumbrarme a recorrer varias distancias a pie, aún me queda mucho que recorrer.
-Mencionaste que tenemos que ir a la tierra de los Nefilim ¿Cómo sabes a donde dirigirte? - preguntó Hinata muy curioso.
-La voz de mi cabeza me dice donde debo ir, me dice que cosas pasaran si no tomo medidas, es como si pudiera saber lo que va a ocurrir…
-¿Puedes ver el futuro?
-No sabría decirte… son más bien instintos, sabía que encontraría a un elegido en ese claro, pero no sabía cómo saldrían las cosas, y sé exactamente donde están los demás elegidos, puedo sentir si están en peligro, pero no puedo ver sus caras… - explicó Kenma, Hinata lo miraba fascinado por ese poder.
-Eso es tan genial ¿Sabes dónde está el próximo elegido?
-Está en esta misma posta… comprando un caballo… - contestó Kenma, Hinata apuntó con su pulgar a sus espaldas, indicando la dirección en donde estaba Tobio, poniendo una expresión incrédula.
-¿Kageyama? ¿Es en serio?
-Sí, Tobio es el elegido más próximo…
-¿Por qué no le contaste acerca de eso?
-Convencerlo será mucho más difícil de lo que fue contigo… Por eso no quiero revelarle que no soy un humano, al menos no de momento…
-Pero estoy seguro que lo entenderá rápido, seguro se sentirá importante si le dices que es un elegido.
-No es tan simple Shouyou, no todos los elegidos han reaccionado como tú lo hiciste… Si fueran como tú, ya estaría acompañado por otros dos.
-¿Cómo? ¿No creyeron en ti?
-Son dos demonios, contactó con uno luego de tener el sueño, y no pudo creerme, bueno… tal vez sí, pero parecía temer por la seguridad de su familia. Al segundo le envíe una carta, y no sé cómo habrá reaccionado, a ambos les dije que nos reunamos dentro de un año en la tierra de los ángeles, donde se encuentra el último elegido - Hinata escuchaba atentamente todo lo que le decía, era mucha información para procesar.
-Entonces… ¿No querrán ayudarnos?
-No lo sé, Behemot dijo que no me preocupe, porque si no logro encontrarlos a todos, ellos vendrán a mí.
-Ya veo, entonces no hay de qué preocuparse, es un alivio - dijo Shouyou alegremente, Kenma sonrió y se apoyó en sus manos, impulsándose lentamente para estar sentado.
-Es un alivio que hayas creído en mí, Shouyou, ya no me siento tan perdido.
-No me lo agradezcas, acabas de hacer mi vida mucho más interesante, yo debería agradecerte a ti - Hinata tocó la mano de Kozume suavemente, este le mostró su linda y tenue sonrisa.
-Es fácil hablar contigo Shouyou… - pronunció Kenma con la vista hacia abajo, ruborizado y apenado; el omega humano acarició la mano de Kozume gentilmente, luego la deslizó por el brazo del joven demonio, levantando un poco la manga de su túnica en un roce más íntimo, también tomó la mano contraria de Kenma, mantenimiento la mirada en su cohibido y sonrojado rostro.
-Me hace feliz estar a tu servicio - le dijo Hinata, arrodillándose frente a Kenma y tomando uno de sus pequeños y descalzos pies - seré tu fiel servidor, elegido de Behemot - agregó, muy divertido por su propia solemnidad, le encantaba la nueva tarea que le tenía el destino, así que besó la punta del pie de Kozume para jurarle lealtad mientras el demonio suspiraba nervioso, mas no por eso menos cómodo.
-Shouyou...
