4 meses antes de que Kenma encontrara al elegido del fervor…
Las noches en el reino humano no eran tan frías como en el reino demonio, incluso si los dos forasteros de cuernos llevaban sus ropas habituales sin más abrigo, no se preocupaban por la hipotermia; aquel lugar les parecía agradable y bastante bonito, el problema era que no les resultaba precisamente "acogedor", al menos no para ellos, que eran dos demonios, o más bien, "regeneradores". No podían considerarse demonios como tales, ellos eran inferiores, no podían usar magia y sus características físicas distintivas eran bastante mediocres, cuernos y alas muy pequeños, piel poco pigmentada y un cabello rojizo; lo único que los hacía útiles era su capacidad regenerativa y su inhumana resistencia al dolor.
Por ello, tal vez no les correspondía la encomienda de espiar los pasadizos antiguos de la ciudad de Akkad, pero ellos habían decidido seguir a la verdadera encargada de la tarea, la duquesa Kiyoko Shimizu; dicha duquesa era la ama de ambos, en aquella ocasión ella les había ordenado que no la siguieran, pero ellos no querían dejarla sola en esa peligrosa misión. Sus nombres eran Tanaka Ryuunosuke y Nishinoya Yuu, beta y omega respectivamente, en su niñez habían sido entrenados como peones de guerra, pero luego pasaron a ser propiedad de Kiyoko para servirle como sus sirvientes personales, aunque a ellos les gustaba autoproclamarse sus "guardaespaldas".
Se encontraban en un bosque cercano a la hermosa y deslumbrante ciudad de Akkad, ubicada sobre un risco del cual caían inmensas cascadas; la ciudad tenía tantos amplios canales que para algunos era más fácil desplazarse por botes, tomando la precaución de jamás dejarse llevar por la corriente, porque quien no fuera lo suficientemente fuerte para remar contra esa corriente terminaría cayendo por las cascadas. Cada edificación de Akkad era de adobe pálido o mármol, la gran mayoría de las casas tenían grabados de oro y lapislázuli, y terrazas y balcones con jardines colgantes en ellos; el palacio tenía cúpulas doradas y grandes jardines, estaba en la cima de un monte a un par de kilómetros de la misma ciudad, allí vivía el rey Daichi Sawamura y su esposa Yui, los primeros reyes beta de Akkad.
Pero los regeneradores no pudieron admirar la belleza de la ciudad, en primera porque debían subir el gran risco para ello, y en segunda porque era de noche y el oro no podía encandilarlos si no había una gran fuente de luz; de cualquier forma, Tanaka y Nishinoya no estaban ahí para admirar el paisaje, ellos estaban cuidando en la distancia a su ama, que no se había percatado durante todo el trayecto que ellos la seguían. Estaban cerca de uno de los ríos formados por las cascadas de Akkad, Kiyoko fue informada de que ahí había un pasadizo que se armaba paso en el risco, formando túneles para entrar en el centro de la ciudad desde abajo.
Kiyoko había estado registrando cascada por cascada para encontrar la entrada secreta a la ciudad humana, no tuvo demasiado éxito, así que decidió descansar por un momento y ocultarse de la posible presencia humana del lugar; Tanaka y Nishinoya se acercaron a la última cascada que su ama revisó, y comenzaron a inspeccionar también, no podía ser posible que enviarán a Kiyoko a encontrar esa ruta secreta para invadir Akkad y que tuvieran que regresar con las manos vacías. Así que registraron las piedras detrás de la cascada, Tanaka distinguió una mancha extraña en una roca, se veía borrosa, pero la mancha le pareció importante, como si se tratara de un símbolo o código del reino humano.
Por lo mismo, Nishinoya metió su cabeza en el agua detrás de la cascada, aguantando la respiración mientras escarbaba las piedras en busca de algo que les sirviera de pista; luego de retirar una gran cantidad de rocas encontró algo inusual, se veía como la cabeza de una palanca, pero el resto de esta estaba sepultada bajo más piedras. El omega regenerador sacó su cabeza del agua y metió un pie, empujando con todas sus fuerzas la sumergida palanca hasta que logró activarla y mover todas las rocas a su alrededor.
En ese momento, se escuchó un ruido en la pared del risco, unas piedras cayeron por un costado de la zona escondida tras la cascada, revelando una grieta vertical en el muro; no era precisamente la gran entrada que se imaginaban, pero esa grieta le permitía el acceso a personas con un buen estado físico. Celebraron en silencio su éxito para que Kiyoko no notara la presencia de ambos, y caminaron directamente hacia la grieta; sin embargo, cuando estuvieron lo suficientemente cerca de la entrada al pasadizo, un ave blanca pasó por delante de ellos, a centímetros de sus caras, y se posó en una roca al lado de la grieta, mirándolos con curiosidad.
Ambos miraron al pájaro, se trataba de un cuervo albino, les pareció interesante ver a un ave tan inusual, pero la ignoraron para proseguir con la exploración; en ese momento, el cuervo pasó volando otra vez, muy cerca de sus cabezas, Tanaka notó que llevaba un anillo catalizador entre sus patas, eso lo hizo detenerse con cautela, como si acabara de entender que aquello no era un cuervo real. Él y Nishinoya voltearon tensos, viendo a sus espaldas a un joven humano desnudo y sonriente, su cabello era muy claro y platinado, tenía unos interesantes ojos de color miel y un lunar en uno de sus párpados inferiores; era muy atractivo, pero eso no quitaba que fuera un humano, un enemigo que los encontró husmeando en su territorio; el joven beta se colocó su anillo catalizador e hizo aparecer ropa sobre su cuerpo, eso les hizo saber a los regeneradores que tenían en frente a un mago materializador.
-¿Qué tenemos aquí? - dijo el tipo mirándolos con una sonrisa que parecía amigable, pero dado el contexto lucia inquietante - que cuernos más pequeños ¿Son regeneradores? - les preguntó el humano, ellos sacaron sus cuchillos y tomaron una posición defensiva, atentos a cualquier movimiento del chico - parece que sí lo son.
-¡No te acerques! - exclamó Nishinoya, parecía muy aguerrido, su compañero hacía muecas intimidantes, pero su mano estaba temblorosa, en el fondo no era tan seguro como el omega.
-Calmense, nadie tiene que salir herido - les dijo el humano, seguía sonriendo como si estuviera siendo amistoso, pero eso solo era una fachada, pues por el agua de la cascada se asomaron múltiples armas que aparecieron del aire, invocadas por el joven de cabellos plateados; Nishinoya dio un salto hacia atrás dando una vuelta en el aire, luego se impulsó con el muro del risco, preparado para impulsarse cuchillo en mano para atacar al humano, que sin pestañear hizo aparecer una cuerda de la nada para amarrar al omega de la cintura y tirarlo hacia la parte delantera de la cascada; Nishinoya dio varias vueltas en el aire y cayó en medio del río.
-¡Yuu! - gritó Tanaka viendo desaparecer a su amigo al otro lado de la cascada, el tipo humano se veía orgulloso de sí mismo.
-¿Lo ves? No hay necesidad de derramar sangre - el chico sonrió con los ojos cerrados, fue un gran error, pues Tanaka había tomado impulso para lanzarse al ataque; el humano reaccionó rápidamente e hizo aparecer un escudo de hierro delante de su cuerpo; de cualquier forma, el regenerador había saltado hacia él con tanta fuerza que ambos cayeron hacia la parte delantera de la cascada, el humano usó su magia para poner un colchón de plumas sobre las rocas que pudieron lastimarlo fácilmente, Tanaka no tuvo la misma suerte, cayendo sobre las piedras y golpeándose las costillas, brazos y los dientes, de los cuales salió una gran cantidad de sangre.
-Bastardo… - dijo Tanaka incorporándose poco a poco, su cuerpo regeneró sus heridas rápidamente, pero su boca tenía la sangre que hacía un momento había soltado por su caída; miraba con el rostro deformado por la rabia al humano, quería intimidarlo, pero ese tipo no parecía impresionado.
-Pero que feo, deberías considerar sonreir mas, tal vez así te verías mejor - comentó el humano, Nishinoya corrió hacia su amigo totalmente empapado, su cabello estaba aplastado por el agua, lo hacía lucir más bajo de lo que era; ambos regeneradores volvieron a sacar sus navajas y tomaron una posición defensiva, el chico de cabello plateado hizo aparecer otra vez sus armas de forma horizontal en el aire, preparado para cualquier ofensiva - oigan, ya basta, no tienen porqué atacar, solamente quiero charlar.
-Date por muerto - pronunció el omega, el chico humano suspiró con decepción.
-Lo que tu digas, antes de morir quisiera que me respondan a una pregunta.
-Escúpelo - le ordenó Nishinoya.
-¿Qué hacían revisando la antigua entrada secreta a las catacumbas de Akkad? Es muy sospechoso que los demonios quieran saber de este tipo de pasadizos tomando en cuenta que se firmó la paz - preguntó el humano, Nishinoya miró a Tanaka haciéndose la misma pregunta, todo ese tiempo había seguido a su ama sin cuestionarse nada, Tanaka en cambio se veía más nervioso que él - además ¿Por qué enviarían a un par de regeneradores? Que yo sepa a ustedes no los entrenan para ser espías.
-Yo… - Tanaka titubeaba, él se sentía mucho más acorralado que su amigo, Nishinoya dejó de mostrarse confundido y volvió a ponerse a la defensiva.
-¡Eso no es de tu incumbencia humano! - exclamó el omega ferozmente.
-¿No es de mi incumbencia? Disculpa pero este es mi hogar, claro que me incumbe saber que quieren los demonios aqui ¿Los envio la reina? - preguntó el tipo humano.
-No nos envio nadie - respondió Tanaka secamente.
-Solo estamos cuidando a Kiyoko san - soltó Nishinoya sin pensar, su amigo abrió los ojos al máximo y le dio un repentino golpe en la nuca.
-¿Kiyoko Shimizu? - susurró el humano, y ambos regeneradores se quedaron callados, sudando frio - quien lo diria… ella estuvo en la reunión del acuerdo de paz, no recuerdo que ella objetara algo, fue su esposo el que no estaba a favor de firmar la paz… interesante.
-Sugawara Koushi - todos escucharon una voz femenina salir de entre los árboles, Tanaka y Nishinoya miraron temerosos a su ama, ella nunca demostraba alguna expresión de irritabilidad, pero estaban seguros de que en ese instante estaba furiosa con ambos.
-Hola Shimizu, justo estábamos hablando de ti - le contestó el humano, saludandola moviendo la mano, ella permanecía seria e inquebrantable, a pesar de que había sido descubierta - ¿Qué hacías? ¿Estabas espiandonos?
-Es confidencial - le respondió la demonio, Sugawara se veía aparentemente tranquilo, sin embargo estaba muy insatisfecho con esa excusa.
-¿Vienes de parte de la reina o de tu marido? - le preguntó el humano, ella no pestañeo ni contestó, entonces Sugawara se rió en voz baja - ¿No sabes cual de esas opciones es peor no? - ella ignoró una vez más al chico humano y fijó su mirada en sus sirvientes.
-Oh no… - susurró Tanaka, Nishinoya estaba entrando en pánico.
-¡Kiyoko san, no era mi intención! ¡Solo queriamos cuidarle la espalda, por favor perdónenos! - decía el omega con miedo de ese silencio amenazante de Kiyoko.
-Como sea - dijo Sugawara apuntando todas sus espadas hacia Shimizu, cambiandolas repentinamente por cadenas con péndulos puntiagudos - si no quieres hablar, habrá que sacarte información de otras formas.
Ella no se sorprendió con ese movimiento, estiró su mano enseñando sus guantes sin dedos y su anillo de matrimonio, el cual era uno de sus catalizadores de magia, esperando el momento adecuado para emitir fuego contra Sugawara; el humano beta guió sus cadenas directamente hasta Kiyoko, ella dio un salto hacia atrás y durante su voltereta lanzó una gran llamarada contra las cadenas, logrando derretir un poco el metal. El chico humano hizo aparecer una barrera de hormigón frente a él para cubrirse del fuego, luego dio un salto hacia arriba para ver donde estaba Shimizu; ella lo esperaba en el mismo lugar, lista para lanzarle bolas de fuego una y otra vez sin dejarlo descansar, él tuvo que invocar varias espadas para cancelar la trayectoria de ese fuego, pero no se rendiría fácilmente, seguiría luchando para atrapar con vida a la demonio y llevarsela a un interrogatorio.
Tanaka y Nishinoya estaban dispuestos a cooperar con su ama, se prepararon con sus cuchillos para ir al ataque, pero ella se elevó con sus grandes alas de murciélago y les lanzó fuego sin detenerse con una varita que le servía como catalizador secundario, esa llama era tan persistente, que los regeneradores comprendieron que ella los estaba castigando, y que probablemente buscaba asesinarlos por arruinarle los planes; ambos se abrazaron aguantando el dolor de las quemaduras y el fuego sobre sus cuerpos, soportaron varios minutos de sufrimiento sin gritar, pero su resistencia no era infinita. Sugawara seguía intentando atrapar a Kiyoko con sus cadenas, moviéndose para esquivar su fuego y tratando de hacer aparecer cuerdas y diferentes cosas para tratar de amordazarla por la espalda mientras ella estaba en el aire.
Mas el humano escuchó los gritos agónicos de los dos regeneradores, y los vio abrazarse mutuamente, el beta calvo, que era más alto que su compañero omega, usaba su cabeza para cubrir la de su amigo, su piel parecía derretirse por el intenso calor, pero no tenía la más mínima intención de soltarlo, como si quisiera sacrificarse por él; aquella imagen conmovió a Sugawara, quien terminó debatiéndose si debía ayudarlos, porque en esos momentos él solo llevaba un catalizador, o seguía tratando de atrapar a Kiyoko, o los salvaba quedando expuesto a morir en manos de esa duquesa demoníaca. No pudo evitar tomar la decisión de poner una gran cantidad de escudos en el aire para interrumpir el fuego de Kiyoko y darle tiempo a los desconcertados sirvientes para regenerar sus tejidos; la demonio aprovechó aquello para seguir atacando a Sugawara, que debió correr por el río para evitar las bolas de fuego mientras seguía protegiendo a los regeneradores.
Se arrepentía de no haber llevado más de un catalizador, su concentración no era la más increíble de todas, no lograba mantener la barrera de escudos y defenderse al mismo tiempo por más de unos minutos; ya comenzaba a sentirse en una clara desventaja, por un segundo miró al beta calvo, que lo observaba anonadado por lo que estaba haciendo, nunca nadie se había tomado la molestia de protegerlo a él y a su amigo, aquello era algo que le parecía imposible; el humano pudo ver un sinfín de emociones en el regenerador, miedo, desconfianza, incredulidad, y una gratitud melancólica que lo hizo sentir que valía la pena arriesgar su vida. Sin embargo una llamarada rozó su brazo, el calor era intenso y aunque no tenía un contacto directo con el fuego, le causaba dolor y quemaduras de primer grado; en un instante pudo comprender cómo salir de esa situación y salvar a los regeneradores al mismo tiempo, Kiyoko buscaba matarlo para que no le revelara a nadie que ella estaba asi, asi que a Sugawara le convenía alejarse para alertar al rey de los humanos, así Shimizu no tendría más opción que perseguirlo y dejar a sus sirvientes en paz; mataba dos pájaros de un tiro.
Corrió rápidamente lejos de Kiyoko manteniendo los escudos, esta lo persiguió y detuvo el fuego contra Tanaka y Nishinoya, entonces Sugawara aprovechó para transformarse en cuervo y agarrar en el aire su anillo catalizador, volando a toda velocidad por el bosque; Shimizu voló tras él lanzando fuego, él evadía cada flama planeando y agitando las alas a toda velocidad. Luego se dio cuenta de que estaba obrando muy mal al escapar entre la vegetación para intentar perderla, puesto que las llamas de Kiyoko incendiaron los árboles del bosque a los pies del risco, eso sin duda era un problema que sería difícil de controlar; la demonio atacaba sin piedad, él empezaba a sentirse asustado, debía llegar intacto hasta el palacio para avisarle al rey Daichi sobre la presencia de demonios en Akkad, y ella se lo estaba poniendo muy difícil.
Llegó hasta una grieta del risco que se encontraba a gran altura, se metió volando ahí, Shimizu hizo un último intento desesperado por asesinarlo, y metió su dedo donde llevaba el catalizador para lanzar todo el fuego posible por aquella grieta; entonces la luz anaranjada persiguió a Sugawara, que aleteaba sin descanso para no ser alcanzado por las flamas y lograr salir por el otro lado de ese interminable túnel. Cerró los ojos haciendo un gran esfuerzo con sus alas para salir de ahí, y sintió alivio cuando al fin sintió el aire libre del interior de la ciudad de Akkad, había escapado de la muerte y podía volar hasta el palacio para darle aviso al rey y a su guardia personal; Kiyoko se quedó expectante junto al risco, no podía adentrarse en la ciudad sin ser vista, así que no tendría oportunidad para comprobar si Sugawara estaba muerto.
A sus espaldas el bosque se prendía fuego, ella entonces decidió huir, porque aunque Sugawara estuviera muerto, de cualquier forma los soldados humanos saldrían a inspeccionar el extraño y repentino incendio a los pies de la montaña, no tenía más opción que salir huyendo de ahi, muy asustada y furiosa por haber sido descubierta. Sus sirvientes permanecían en medio del río, abrazándose mientras sus heridas sanaban por completo, no estaban seguros de lo que debían hacer en ese momento, porque si buscaban a su ama esta podría querer eliminarlos por el error que cometieron, y si permanecían ahí, en cualquier momento podrían aparecer más humanos.
El avance amenazante de las llamas en el bosque los forzó a decidir rápido, Tanaka tomó la mano de Nishinoya y salieron corriendo por el río, las flamas del incendio les pisaban los talones, no temían a la idea de salir quemados, más bien les preocupaba que el humo los asfixiara, por ello debían huir a toda velocidad sin importar la direccion, lo unico que importaba era evitar el incendio aunque eso significara perderse en tierras desconocidas. Llegaron corriendo hasta un acantilado con un lago a sus pies, ellos voltearon para ver el fuego, el calor era algo sofocante y avanzaba sin piedad hacia ellos, por lo que tenían hacer algo pronto para sobrevivir; ambos se miraron y asintieron, dispuestos a hacer cualquier cosa para salir de esa situacion, asi que contaron hasta 3 tomados de las manos, se impulsaron y dieron un gran salto por la ladera, cayendo en el centro del lago; una caida asi hubiera matado a un humano rompiéndole las piernas y caja torácica al caer al agua, pero ellos podían soportar eso, y sus cuerpos rápidamente actuaban para regenerar sus huesos rotos.
Luego de algunas horas, los regeneradores despertaron en la orilla del lago, notaron algo de movimiento en el bosque de la cima, casi convertido en cenizas; había algunos magos especializados en la magia de la emisión y manipulación, rociando agua para controlar los pocos focos de fuego que quedaban en el bosque; Tanaka se alertó y levantó a Nishinoya con suma agilidad, arrastrandolo hacia los árboles cercanos al lago para no ser vistos por los humanos que merodeaban la zona. No estaban seguros de que estaba ocurriendo entre los soldados y magos humanos, no sabían si ya tenían órdenes de volver a activar la guerra contra los demonios, si les habían encomendado atraparlos, o si ya tenían a Kiyoko; aquella posibilidad asustaba mucho a Nishinoya, por ello dio la idea de meterse a Akkad para comprobar si Shimizu fue arrestada; Tanaka se negó rotundamente a hacer eso, calmando a su amigo cuando le recordó que la duquesa Kiyoko podía usar magia y era muy poderosa como para dejarse atrapar.
Ambos emprendieron el viaje rumbo al norte, debían volver a casa y suplicar por el perdón de Shimizu, para que todo volviera a ser como antes; mientras caminaban por ese bosque mediterráneo reflexionaban sobre lo que ocurriría con ellos cuando volvieran a ver a su ama y el esposo de esta, Oikawa Tooru, probablemente ambos les propinarían una paliza de varias semanas, era lo que debían soportar por haber cometido un error de esa magnitud. El omega trataba de convencer a Tanaka de que, a pesar de que debían aguantar una pequeña tortura, todo valdría la pena después, volverían a sus labores de siempre y todo sería como antes; el beta no respondió, seguía serio y con una cara de pocos amigos, sin embargo en el fondo estaba muy intranquilo por la idea de regresar al reino demonio, no se esperaba nada bueno de esa decisión, pero era lo único que podía hacer, era su único lugar en el mundo.
El hambre los atrapó desprevenidos a mediodía, durante su viaje a escondidas de Kiyoko se habían acostumbrado a no comer durante varios días, por lo tanto llevaban 4 días de ayuno; cazar era un poco difícil si solamente tenían un par de cuchillos, las armas más útiles para atrapar animales eran la lanza y el arco, pero habían dejado aquel armamento en casa, pues llamaba mucho la atención llevar una lanza o un arco en la espalda, o al menos eso habían creído. Nishinoya fue quien salvó el día cuando detectó una liebre cerca de un arbusto; le pidió silencio a su compañero y fijó la mirada en el animalito, si no se movía seguro tendrían algo que comer para esa noche; tuvo suerte al lanzar el cuchillo contra la liebre, que no tuvo tiempo de reaccionar, al omega no le gustaba considerar sus talentos como simple "suerte", así que comenzó a presumir ante su amigo, que había apartado la vista del animal.
Nishinoya caminó hasta el cuerpo de la liebre y la despellejó y destripó sin sentir repulsión, ambos regeneradores estaban acostumbrados a la sangre y su peculiar olor, ellos no habían participado de la guerra porque en los tiempos de esta eran considerados infantes en entrenamiento, además de que Kiyoko los compró en la adolescencia, por lo que se salvaron de las labores de la guerra. Sin embargo, los regeneradores eran entrenados desde que aprendían a andar para soportar el dolor en todas sus escalas, de esa forma en combate serían muy útiles en la primera línea de batalla, aguantando todo tipo de ataques sin caer; por lo tanto, Nishinoya y Tanaka sabían perfectamente que se sentía sangrar y como lucían sus compañeros regeneradores mientras los entrenadores los lesionaban durante las prácticas, era pan de cada dia.
Ver a una simple liebre sin piel ni vísceras no era nada del otro mundo para ellos, pero a Tanaka le habría causado tristeza verla morir, pues las liebres le parecían muy lindas y adorables; después de verla reducida a un pedazo de carne no le importó demasiado, tenía hambre al fin y al cabo. Decidieron reservarla para comerla al caer la noche, avanzarían todo lo posible antes de probar algún bocado; se les hizo eterna la llegada del atardecer, Tanaka buscó madera para armar una fogata donde asarían su comida, tardaria un poco, aunque no les importaba esperar unos minutos más, demostraban su fuerza de voluntad de esa forma; luego de comer hasta la carne pegada al hueso de la liebre, ambos se acurrucaron juntos para dormir al lado de la fogata, incluso en sus tierras eso no cambiaba, siempre juntos desde que usaban pañales, solo se tenían el uno al otro.
Algunos días después del incendio, Sugawara Koushi llegó hasta una zona relativamente cercana a donde se encontraban los regeneradores, que debilitados por el hambre y el cansancio no lograban avanzar a la velocidad que querían; Sugawara no los tenía en la mira, le encomendaron una tarea mucho más importante, una orden del mismo rey Sawamura, que le indicaba que debía acercarse a la frontera para recibir información del reino demonio por parte de alguien que se encontraba en ese lugar. El servicio de cartas no funcionaba entre los reinos demonio y humano, gracias a la guerra, la mensajería entre reinos se clausuró para siempre, por lo que los mensajes debían ser enviados de forma clandestina y presencial; Koushi era un buen amigo y confidente del rey, por lo tanto, sirvió de espía y mensajero secreto durante algunos años en la guerra, entre los demonios lo llamaban "el cuervo albino" al igual que su forma animal, pues se sorprendían de que un animal tan fácil de detectar fuera el mejor espía de los Sawamura, se había ganado tanto el odio como el respeto de sus enemigos.
Pero ya no eran enemigos, o al menos eso quería creer Sugawara, porque le molestaba mucho el hecho de haber encontrado a la duquesa Kiyoko y a sus lacayos en Akkad, aquello podía significar que tendría que volver a participar en una sangrienta y eterna guerra; sin embargo ni él ni el rey querían sacar conclusiones apresuradas, primero recogería las noticias del reino demonio en la frontera antes de que Sawamura y su corte determinaran si tenían que romper el tratado de paz. Koushi iba acompañado de un amigo llamado Asahi Azumane, un alfa que cumplia el rol de sacerdote de la corte real, su labor aparentemente involucraba quedarse en Akkad, pero Asahi había escuchado que los pueblos humanos del norte estaban perdiendo la fe en Aeternum por la devastación que sufrieron durante la guerra de los 100 años, no se quedaría de brazos cruzados en un asiento de la catedral de Akkad, sentía la necesidad y el deber de impartir el evangelio en los pueblos fronterizos y renovar así su esperanza.
Ambos humanos recorrían los caminos durante el atardecer, Asahi sentía ansiedad por la llegada de la noche, le daba miedo la oscuridad incluso en su edad adulta; realmente el sacerdote Azumane no se comportaba como la sociedad se esperaba que se comportara un alfa, él era tranquilo, amable, miedoso y muy pacífico, esa actitud no le parecía extraña a sus amigos cercanos, pero la gente de los pueblos si se sorprendía por la pureza y dulzura que Asahi demostraba siendo un alfa. Mientras ellos caminaban, los regeneradores se dividían para cazar su comida del día, la debilidad y el hambre los impulsaba a arriesgarse a perderse en la noche; Asahi y Sugawara en cambio llevaban una gran cesta con comida, se reabastecían de alimento en cada pueblo, el nombre de Sugawara Koushi era conocido entre las personas, lo admiraban y era muy querido por los ciudadanos, así que le regalaban comida y presentes cuando visitaba las aldeas.
-Oye Suga… ¿Cuánto camino nos queda para llegar al siguiente pueblo? - preguntó Azumane con un tono temeroso, Sugawara avanzaba felizmente, entretenido por los comentarios miedosos de su amigo.
-No lo se, calculo un aproximado de 4 horas, 6 si no vamos con prisa.
-¿Tanto?... Se está anocheciendo demasiado rápido.
-¿Quieres dormir?
-Claro que no… solo quiero llegar pronto a un lugar con farolas - respondió el sacerdote muy nervioso.
-¿Seguro? Podría encender una fogata para ti, gallina.
-¿De verdad harías eso?
-Si, espérame aquí mientras voy por leña.
-Gracias Suga, eres un buen amigo - dijo Asahi muy agradecido y aliviado, Suga sonreía traviesamente.
-No es nada, te recomiendo que cuides tu espalda, por la noche los monstruos salen a cazar, si te cruzas con una cocatriz, no la mires y grita muy fuerte - pronunció Sugawara mientras se alejaba, dejando muy asustado y tenso a su pobre amigo.
El beta humano se transformó a su forma híbrida, adquiriendo alas para poder volar entre los árboles, planeaba demorar un poco para reirse de su compañero al volver, asustarlo lo hacía sentir cruel, pero no podía evitar divertirse con eso; los bosques de esa zona no tenían demasiadas bestias como para que Asahi corriera verdadero peligro, así que Suga estaba despreocupado. Aunque algo lo hizo activar su estado de alerta, una figura con pequeños cuernos a lo lejos, no había una silueta de cabello en su sombra, así que se hacía una idea de quién podía ser; con sigilo y sin cambiar de forma se posó en un árbol volando con sus grandes alas, justo encima de la cabeza de Tanaka.
El regenerador estaba agachado en silencio junto a un arbusto, mirando fijamente a un conejito blanco con manchas cafes, era muy tierno, y le causaba remordimiento tener que acecharlo para después matarlo y alimentarse de él; Sugawara observaba desde arriba, no hacía ni un solo ruido para no ser detectado, le parecía interesante ver al calvito en cuatro patas, debía admitir que a pesar de esa apariencia simple, tenía un buen trasero esculpido por la actividad física. Tanaka preparó su navaja, debía lanzarla, mas sentía pena por el conejito; para evitar fallar la puntería por sus dudas, dio un gran salto encima del animal, atrapandolo con sus propias manos; el conejo pataleaba y se movía, aprisionado entre una mano del regenerador, que lo sostenía de las orejas mientras su otra mano elevaba el cuchillo; el pobre animal y Ryuunosuke se miraban, uno lleno de miedo, otro viéndolo con impotencia.
-¡No me mires asi tonto conejo, necesito comer algo! - protestó Tanaka, el animal seguía observándolo con temor, pero ya resignado y quieto en manos de su depredador - esto sería más fácil si no fueras tan lindo ¿Por que no puedes ser un jabalí? - Sugawara aguantó una risita de ternura e incredulidad, no esperaba ver a un rudo regenerador admitir que le parecía lindo un conejo; Tanaka dudaba mucho y no podía clavar su cuchillo en el animal, que lo veía tembloroso, era una criaturita indefensa y sin escape, y era imposible evitar verse reflejado en él - ya para, si sigues mirándome así voy a llorar… - murmuró Ryuunosuke con los ojos brillantes y afligidos; después de varios segundos divagando, soltó el cuchillo y tomó al conejo suavemente entre sus dos manos para abrazarlo.
-Que lindo… - susurró Suga con un tono muy bajito; Tanaka no escuchó nada, estaba distraído soltando al conejito, que salió dando rápidos brincos para alejarse; el humano se puso de pie sobre la rama apoyando su mano en el tronco del árbol, no se preocupó de no hacer ruido, pues no podía sentir miedo de alguien tan dulce como ese regenerador; Tanaka se puso tenso por el ruido de la rama y volteó lentamente la cabeza para mirar arriba, descubriendo al humano ya en su forma normal, mirándolo desde el árbol; rápidamente se levantó y dio un salto hacia adelante para zafarse de una "emboscada", tomó su cuchillo y esperó a Sugawara listo para defenderme.
-¡¿Qué es lo que quieres?! - lo increpó en su posición defensiva, Suga se dejó caer de la rama muy tranquilo, Tanaka dio un respingo y un salto hacia atrás con los nervios crispados.
-Debo admitir que me conmueves - dijo Suga con las manos atrás de su espalda, caminando lentamente hacia Tanaka - no te asustes, no vine aquí a pelear.
-No te acerques más - le advirtió el regenerador, poniendo una cara forzosamente intimidante.
-Oye, no pongas esa cara, le quitas la belleza a tu lindo rostro - comentó el humano, Tanaka lo miró con un verdadero enfado.
-Hace días dijiste que mi cara era horrible.
-¿Yo dije eso? Para nada, eres muy lindo, sobre todo con los conejitos.
-¡No te burles! - exclamó Tanaka aún más agresivo, Sugawara levantó las manos para calmarlo.
-Wow, tranquilo pequeña fiera, no me estoy burlando - al ver que sus palabras no funcionaban, decidió cambiar de estrategia - está bien, si te hace sentir más tranquilo me quedaré quieto en este sitio ¿De acuerdo? - propuso el humano, Tanaka miró a su alrededor, quería comprobar si Suga estaba usando magia a sus espaldas, ante esa desconfianza, el humano se quitó sus anillos catalizadores y se los enseñó al regenerador - ¿Sabes qué es esto?
-Catalizadores.
-Bien, que bueno que lo sabes, sin ellos no puedo usar magia, y por ende, no me puedo defender - luego de decir eso, el humano guardó los anillos en su bolsillo, Tanaka abrió los ojos sin llegar a comprender porque lo hizo - ¿Te sientes más seguro ahora? - preguntó, Tanaka no bajó la guardia, pero su cuchillo temblaba, porque él no entendía aquellas acciones del humano, primero salvarlos de morir quemados, luego quitándose lo que le permitía defenderse.
-¿Qué es lo que quieres de mi? - le preguntó Tanaka desconfiado, Suga se acercaba disimuladamente para no ponerlo más nervioso.
-En realidad no quiero nada, no tengo la necesidad de hablarte ni mucho menos de atacarte - le respondió, atento a su mirada de confusión - pero aun asi, quiero hablarte.
-¿Por qué?
-No tiene que haber un porque, solo quiero charlar - dijo Suga, más cerca de Tanaka, buscando estar a una distancia muy corta, donde el regenerador facilmente podria atacarlo con una puñalada; Ryuunosuke temblaba con la navaja en la mano, Sugawara extendió la suya tratando de tener contacto con él, entonces Tanaka levantó el cuchillo y Suga tuvo que retirar inmediatamente la mano.
-¡Dijiste que no te acercarías! - le reclamó el regenerador, Suga levantó las manos.
-Está bien, tranquilo, fue mi culpa - dijo reconociendo su error e inclinándose solemnemente frente a Tanaka, para presentarse del mismo modo que cuando se presentaba ante la corte del rey - mi nombre es Sugawara Koushi, la mano derecha del rey Sawamura ¿Cuál es tu nombre?
-Me llamo Tanaka Ryuunosuke, soy el sirviente de Kiyoko Shimizu… - dijo inseguramente, tenía a un noble de los humanos, totalmente desarmado y agachado ante él, hubiera sido sencillo asesinarlo clavando la daga en su cabeza, mas esa opcion lo hacia dudar, no era algo que le pareciera justo.
-Esto… ¿Ella no está por aquí verdad? - preguntó Suga luego de levantarse.
-No. Nos separamos después del incendio.
-Qué alivio, ella quería matarme, estoy seguro de que si estuviera aquí lo intentaría otra vez.
-No sabemos donde está Kiyoko san, así que si solo quieres capturarla, pierdes tu tiempo hablando conmigo.
-No no, te equivocas, no estoy aquí para capturar a nadie.
-Ya veo… - susurró Tanaka sin saber que decir, esa charla no era precisamente cómoda para él.
-Por cierto… ¿Qué te trae por aquí? - preguntó jovial y siendo agradable, Tanaka bajó su cuchillo, pero siguió mirándolo con desconfianza.
-Queremos volver a casa - confesó el regenerador, Sugawara se quedó perplejo.
-¿En serio quieres volver? Pero, Shimizu intentó matarte - pronunció Suga con preocupación.
-Que importa, lo tenía merecido - dijo Tanaka, Sugawara seguia mirandolo como si le preocupara su vida.
-¿No te da miedo que al volver... decida matarlos sin pedir explicaciones? - preguntó el humano; Ryuunosuke permaneció callado con un nudo en la garganta, no podía responder a eso, y se notaba lo mucho que lo asustaba volver a casa - ¿Estás bien?
-Yo… - susurró con temor, Suga pensó que podría volver a intentar tocarlo con la palma de su mano; Tanaka no se dio cuenta de ello hasta que la mano de Sugawara se posó en su hombro - tengo que volver, es lo único que puedo hacer…
-Pero ¿Por que volverian a un lugar donde sabes que te castigarán? O peor aún… - cuestionó el humano, Ryuunosuke agachó la cabeza para ocultar sus sentimientos, pero era demasiado obvio que se preguntaba lo mismo que Suga.
-No tenemos alternativa…
-Bueno… Tal vez no me hagas caso, pero, deberían evitar volver al reino demonio, o al menos evitar a Shimizu - recomendó Sugawara, Tanaka lo miró, entre la desconfianza y el desconcierto - no es necesario que se queden en tierras humanas, pero tal vez vivirían mejor en la tierra de los Nefilim o los Ángeles, lo que te parezca más cercano.
-¿Por qué haces esto? - preguntó Ryuunosuke sin haber prestado atención a sus palabras.
-¿Hacer que?
-¿Por qué te comportas así conmigo? Somos enemigos…
-¿"Somos"? Pero la guerra ya terminó, ya no somos enemigos - le respondió el humano, Tanaka no lo entendía, por ende dio un paso atrás, alejándose de la cálida mano de Suga que había estado tocando su hombro.
-Aún podemos serlo, así que no te acerques más, humano - dijo Tanaka retrocediendo sin parar.
-No lo seremos, te lo juro - fue lo unico que respondio Sugawara mientras Tanaka caminaba dando pasos hacia atrás, ambos sostenían la mirada, uno determinado, el otro lleno de cuestionamientos e inseguridades; el regenerador dio la vuelta y salió corriendo para alejarse al fin de ese extraño humano, Suga no lo siguió, no era necesario, porque sabia que tarde o temprano volverían a verse.
A varios metros de ese lugar, Asahi esperaba a Sugawara, asustado por la oscuridad y mirando hacia todos lados para ver si algún monstruo estaba al acecho; pero ninguna bestia lo observaba, el único que no le quitaba los ojos de encima era Nishinoya, que estaba oculto detrás de un arbusto, con la mirada fija en la canasta de provisiones que llevaba Asahi. Tal vez no era un método limpio robarle la comida a los viajeros, pero el hambre impulsaba a Noya a moverse sigilosamente, dispuesto a atacar al pobre sacerdote que ya estaba lo suficientemente asustado; con cuidado se acercó al camino, Azumane no oía sus pisadas, pero volteaba a ver en su dirección cada cierto tiempo.
Cuando Asahi volteó hacia otro lado, Nishinoya corrió a toda velocidad y se impulsó para derribarlo, Azumane gritó de miedo y terminó de espaldas en el suelo, con una persona con cuernos sobre él, colocando un cuchillo en su cuello, preparado para clavarlo si se defendía; Noya analizó rápidamente la situación del sacerdote, estaba inmóvil, mirándolo enmudecido por el temor, temblaba y lloraba, eso le indicaba que el humano estaba desprotegido, de seguro se trataba de un humano especializado en magia de curación, aquellos que no podían defenderse. Sonrió sintiéndose victorioso, estiró la mano y tomó la canasta sin apartar la navaja del cuello de Asahi, luego se levantó y despidió ladinamente, alejándose con la comida de Azumane y Sugawara; no llegó demasiado lejos cuando una gran rafaga de viento lo levantó un metro en el aire y lo hizo caer de bruces al suelo; se trataba de Asahi, que en realidad era un mago de manipulación, para evitar que Nishinoya se llevara la canasta pensó en hacerlo tropezar con el viento, pero no midió bien la intensidad de su magia.
-¡Ay por Dios! ¿Te encuentras bien? - preguntó el sacerdote muy preocupado, Noya levantó la cabeza y lo miró furioso, se había golpeado la nariz y sangró bastante - ay no, pobrecito, estás sangrando por mi culpa…
-Tú… - susurró Nishinoya furico, luego se levantó y caminó amenazante, quería saltar hacia Azumane para atacarlo hasta con los dientes; pero antes de poder siquiera preparar su salto, otra ráfaga lo levantó y lo hizo caer de la misma forma al piso, después Asahi levantó la canasta con su viento y la llevó hasta sus manos.
-Dios santo, lo hice otra vez ¿Estás bien? - el sacerdote veía preocupado y arrepentido a Noya, que tenía más sangre fresca en su nariz - lo siento tanto… pero, es mi comida y la de mi compañero, no puedo dejar que te la lleves… - se excusó Azumane, Nishinoya se levantó y limpió la sangre de su rostro con la manga de su ropa, el humano lo observaba lleno de compasión - pero, tal vez la necesites más que yo…
-¿Qué tanto balbuceas, humano? - dijo Noya tomando su navaja, entonces vio a Asahi retirar una pieza de pan y dos tiras de carne seca, los guardó en su bolsillo y dejó el resto de alimentos en la canasta, tomándola entre sus manos y acercándose a inseguros pasos hasta Nishinoya - ¿Pero que…?
-El pueblo más cercano está a 4 horas, con mi compañero podemos conseguir más provisiones ahí, pero tu eres un demonio, no sería fácil para ti meterte a las aldeas… - pronunció el sacerdote depositando la canasta en manos del atónito regenerador, que miraba el contenido de la canasta; salivaba al observar un frasco de aceitunas, algunos tipos de queso, uvas, pan, carne seca y embutidos, era tanta comida en perfecto estado que no pudo resistirse y sacó una pieza de carne seca para devorarla ahí mismo.
-¡Delicioso! - exclamó lleno de gozo mientras comía para calmar su incómoda y persistente hambre, Azumane lo miró enternecido y sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar lo que quedaba de la sangre en su nariz; Noya se le quedó mirando desconcertado.
-Lo siento tanto… no quería hacerte daño… - susurró el humano afligido, limpiando la nariz del regenerador, que ya estaba completamente sana pero sucia con sangre seca - debí medirme más… a veces odio tener ese tipo de magia… odio lastimar a los demás... - dijo con lágrimas en los ojos, Nishinoya se sobresaltó cuando lo vio llorar, no se esperaba ver a un humano actuando de esa forma.
-Oye… ¿Por qué lloras? No lo entiendo - se preguntó mientras Asahi lloraba y secaba constantemente sus lágrimas con los nudillos - por favor ya no llores, soy un regenerador, ya estoy curado - dijo tratando de tranquilizarlo; Azumane secó sus lágrimas y miró al omega, que acercaba dudoso su mano al hombro del sacerdote.
-Lo siento, a veces soy un llorón - susurró Asahi llorando en voz baja, Noya no podía creer lo que veía, era un humano alfa bastante alto, pero se comportaba como alguien frágil, dulce y bondadoso, más bondadoso que cualquier persona que hubiera conocido en el reino demonio.
-No llores más… - le pidió tomando el pañuelo ensangrentado que el sacerdote tenía en sus manos, luego lo usó para limpiar las lágrimas de Azumane suavemente; Asahi lo miró a los ojos y le sonrió, posteriormente tomó las manos de Nishinoya y agachó la cabeza para tocarlas con su frente en un acto de aprecio que Noya nunca antes había recibido de alguien ajeno a quienes consideraba su familia.
-Puedes irte con la canasta… ve con Dios - dijo Azumane soltando poco a poco las manos del regenerador; Nishinoya dio la vuelta y se fue caminando, mirando atrás una y otra vez, como si no quisiera apartarse de ese cálido y agradable humano. Salió corriendo de vuelta al bosque en dirección a una fogata que había encendido junto a Tanaka, dejando a Asahi solo en el camino, esperando a Sugawara que de seguro lo regañaría mucho por haber regalado la comida a un necesitado que no era humano.
El viaje de ambos grupos continuó durante algunos días, avanzaban paralelamente, Ryuunosuke y Nishinoya estaban conscientes de que aquellos humanos viajaban muy cerca de ellos, pero no deseaban acercarse demasiado al camino principal y llamar la atención, para ellos era más conveniente atravesar los bosques aunque fuera una ruta más escarpada, si los humanos de las aldeas los veían, de seguro serían perseguidos sin descanso por ser intrusos en tierras enemigas. De vez en cuando trepaban los árboles para poder divisar los puntos de referencia que tenían para dirigirse a su hogar, el más fácil de ver era el gran volcán Turel, al norte del reino humano poco antes de llegar a la frontera, gracias a ese coloso nevado sabían a dónde dirigirse en medio de tantos árboles y vegetación.
Cuando Tanaka estaba en la copa de los árboles, a veces un cuervo albino revoloteaba jugueteando a su alrededor, era evidente que se trataba de Sugawara molestándolo, porque un cuervo normal no actuaba como un pajarillo amistoso de fábulas; Ryuunosuke miraba al cuervo albino seriamente, hasta que este se posaba en una rama y le mordía con suavidad la nariz con su pico, provocando que Tanaka lo espantara agitando las manos. Un dia llegaron a un paso entre dos montes, Suga y Asahi cruzaron por el camino, los regeneradores en cambio estaban en la cima, mirándolos hacia abajo; Nishinoya gateó hasta la orilla y se recostó boca abajo ahí, observando detenidamente a Azumane sin que este se diera cuenta.
-¿Qué estás haciendo Yuu? - le preguntó Tanaka cuando se detuvo a espiar; Noya no le prestó atención.
-Ese alfa de ahí… - susurró, al pendiente de los movimientos del sacerdote; Ryuunosuke caminó hasta la orilla, logrando ver a quienes se refería Nishinoya.
-¿El que acompaña al humano que se enfrentó a Kiyoko san?
-Si, el mismo - dijo sin más.
-¿Qué tiene de raro?
-Actúa como chica - le respondió el omega, Tanaka levantó una ceja.
-¿Como una chica?
-Ya sabes, actúa delicado, es amable, es dulce, limpio y huele bien. No parece un alfa.
-¿Cómo sabes que huele bien? - le preguntó Ryuunosuke confundido, Noya se quedó callado mirando a su amigo con los ojos muy abiertos.
-Esto, yo... ya sabes, a veces visito su campamento para ver si hay algo de provecho y…
-Jajajaja, no se que me da mas miedo, que seas un ladron o que lo huelas mientras duerme.
-¡Yo no hago eso maldición! Solo, paso por su lado y lo miro un momento, accidentalmente lo olí, pero yo no hago esas cosas.
-"Accidentalmente" dices, accidentalmente te arrodillaste y lo empezaste a olfatear como un perro salvaje.
-¡Que no hice eso! Ya te dije que solo estaba mirando si tenian sobras de comida, y a él, pero eran más importantes las sobras…
-¿Y a qué huele?
-A flor de naranja…
-Qué acosador, si no hubieras pegado tu nariz en su cuello no sabrías explicar a qué huele.
-¡Ya cállate Ryu!
-Das miedo.
-¡Cállate!
-¿Te gusta un humano? - le preguntó con más seriedad, para que Nishinoya dejara de hablar en voz alta, pues podrían haber llamado la atención de los humanos.
-Yo… no estoy seguro, es un humano, eso sería raro.
-Nosotros somos hijos bastardos de humanos con demonios, tan extraño no es.
-No es lo mismo Ryu, es casi imposible que un humano y un demonio se enamoren.
-Si tu lo dices.
-Pero… ¿Qué saldría si, hipoteticamente, un humano y un regenerador tuvieran un bebé? - preguntó Noya mirando a Asahi desde lo alto.
-No lo sé, depende de que tan impura sea tu sangre.
-¿O sea puede salir tanto un bebé con cuernitos como sin ellos?
-Creo que si.
-Y ¿Sabías eso de que a veces hay parejas donde el omega es "el macho" de la relación? Yo no sabía hasta hace poco y me pareció loco ¿Qué piensas de esas parejas? Yo no opino nada pero solo quiero saber, no pienses cosas raras.
-A mi me da igual.
-Lo digo porque, si alguien tuviera una relación con ese alfa… - Nishinoya no supo que agregar, divagaba tratando de excusar sus ideas poco comunes.
-Como sea, ya deja de perder el tiempo Yuu, tenemos que seguir - le dijo Tanaka, que luego miró en dirección a los humanos, Suga se había quedado unos metros atrás de Azumane, estaba quieto y veía hacia su ubicación, a pesar de que estaban lejos, Ryuunosuke pudo identificar una sonrisa en su rostro, aquello lo puso muy nervioso y se fue rapidamente para salir de su línea de visión junto a Nishinoya.
Esa noche no tenían nada que comer, se recostaron junto a la fogata e intentaron dormir con el estómago vacío, no era sencillo para ambos, si hubieran estado en el reino demonio y tenido el suficiente poder adquisitivo, habrían comprado mucha comida para ellos, porque el hecho de que pudieran soportar el hambre, no significaba que no les gustara atiborrarse la boca de deliciosos alimentos. Ambos se hicieron los dormidos por razones muy distintas, Noya se levantó en silencio y abandonó su improvisado campamento que no era más que una simple fogata, Tanaka lo miró de reojo y lo dejó ir, ya se había enterado ese dia del porque su compañero salía por las noches, y no lo interrumpiría sin razón.
De hecho, a Ryuunosuke le convenía que Nishinoya estuviera lejos de su vista, pues podía sacar de su bolsillo unos pequeños frascos de píldoras que escondía de su mejor amigo, las robaba de las farmacias por las noches, tomaba dos píldoras de diferentes envases; aquellos medicamentos eran el schizo y el incidamus, requerían de una dosis cada 4 horas para mantener a la persona en buen estado. Con ellos Tanaka podía seguir las conversaciones de Noya y actuar como si nada ocurriera, era un truco muy útil para alguien como él; sin embargo, esas píldoras no hacían milagros en sus recuerdos, y por las noches debía alejarse de la fogata para esconderse en solitario, muy lejos de su mejor amigo.
Luego de medicarse, se levantó y se fue por el bosque, avanzando entre la oscuridad que le producia una sensacion de dolorosa nostalgia y un frío que ni todo el fuego del mundo podía extinguir; odiaba las noches por muchos motivos, pero las odiaba sobre todo porque las píldoras eran menos efectivas que cuando había luz. Se detuvo cuando encontró una pequeña cascada y un río, el agua a veces tenía un efecto relajante, pero en otras ocasiones lo invitaba a reflexionar sobre cosas que quería olvidar y enterrar para siempre; se sentó en la orilla junto a una roca y abrazó una de sus rodillas, mirando el reflejo bailarín de la luna en el agua.
Aquel lugar era muy hermoso y solitario, cualquiera habría sonreído y paseado por ese río, pensando que seria un lindo lugar para vivir, o simplemente para visitar durante un largo recorrido sin rumbo fijo, en un viaje donde el único fin sería ser libre; pero Tanaka no era libre, imaginaba una cadena invisible que lo ataba a su prisión en el reino demonio, y lloraba siendo consciente de que aunque lo deseara, no podía ver aquel bello lugar con los mismos ojos que cualquier otro viajero. Nishinoya nunca sabría nada de esa faceta suya, no quería escucharlo hacer preguntas, Ryuunosuke no le hablaría jamás de lo que ocultaba dentro de su cabeza y su lastimada alma, seguiría fingiendo ser la persona normal y feliz, aunque significara mentirle a la única familia que le quedaba en el mundo.
Mas no podía ocultar para siempre que lloraba por las noches en completa soledad, porque el revoloteo de unas alas que él no percibió significaba que alguien lo observaba, un humano que a pesar de no conocerlo por completo, deseaba calmar esa aura de tristeza y nostalgia en su lenguaje corporal; Sugawara volvió a su forma humana, no dijo nada ni hizo ningún ruido, solo miraba preocupado a Tanaka, que sollozaba en voz baja junto al río. Ryuunosuke miró el brillo del cielo que se reflejaba en las ondas del agua, y por alguna razon que Suga no comprendia, el regenerador decidió desnudarse y meterse al río para tomar un baño, aunque era de noche y por ende la temperatura no fuera la ideal.
La simpleza del rostro de Tanaka, su corto cabello y las expresiones que forzaba para intimidar a la gente, no le hacían justicia a su perfecto cuerpo, esbelto, musculado, pálido como la misma luna, sin ningún rastro de imperfecciones y cicatrices; Sugawara no podía dejar de mirarlo como si se tratase de una hermosa escultura creada por Dios mismo. Tal vez no era el mejor momento para acercarse y perturbar su triste serenidad, pero el humano no resistió la tentación de meterse al agua junto a él, ya estaba desnudo al fin y al cabo; paso a paso se metió en el río, Ryuunosuke se dio la vuelta y cubrió sus pectorales y sus partes íntimas muy asustado, estaba en estado de alerta.
-Tranquilo… - susurró Suga extendiendo sus manos para calmarlo, no llevaba catalizadores ni armas, así que imaginaba que eso tranquilizaría a Tanaka.
-¿Qué quieres de mi? - preguntó lleno de desconfianza, cubriendo todo su cuerpo con sus brazos, su cola estaba enrollada en su pierna, por eso proyectaba una imagen tímida y temerosa, las pupilas de Sugawara se dilataron al verlo tan lindo y pudoroso.
-No quiero hacerte daño, solo quiero hacerte compañia, nada más - le aclaró acercándose con lentos pasos, Tanaka retrocedía las pisadas que Suga avanzaba.
-No trates de tocarme - le advirtió tratando de verse rudo, pero tenía tanto miedo que temblaba y miraba con los ojos empapados al humano.
-Tranquilo, no te asustes, no te tocaré - le dijo Sugawara, pero no causaba efecto en el regenerador - cálmate, si quieres podemos sentarnos, no me moveré ni intentaré nada ¿Está bien? - propuso mientras se sentaba en las piedras del río; Ryuunosuke se quedó parado, mirando con recelo al humano; luego de unos minutos, optó por sentarse también a una distancia prudente.
-¿Por qué estás aquí? - preguntó Tanaka, Suga ojeaba con disimulo el precioso cuerpo del regenerador, su colita puntiaguda enredada en su pierna era adorable.
-¿No puedo establecer una amistad con un regenerador? Nadie lo ha hecho, me gustaría ser el primero - dijo Sugawara, sin querer aumentó la desconfianza en Ryuunosuke.
-Te advierto que, si me tocas, voy a matarte con mis propias manos.
-¿Por qué siempre recurres a las amenazas? Yo no quiero hacerte daño, creí que había quedado claro - respondió Suga, Tanaka miró hacia el lado, un poco avergonzado.
-Solo… no me toques, y todo estará bien.
-De acuerdo… ¿Tu nombre era Tanaka Ryuunosuke verdad?
-Sí…
-¿Como quieres que te llame? ¿Tanaka? ¿Ryuunosuke? ¿Ryu? ¿Tanaka san? ¿Ryu chan? - Tanaka se sobresaltó en cuanto escuchó el último apodo, Sugawara giró la cabeza, dando a entender que esa acción del regenerador le pareció extraña.
-Cualquier cosa está bien menos eso último.
-¿Ryu chan? ¿Qué tiene de malo? Es un lindo apodo cariñoso.
-No me gusta.
-Esta bien ¿Prefieres que te llame Tanaka?
-Sí, es mejor…
-De acuerdo. ¿Cómo estuvo tu dia Tanaka? - le preguntó el humano, Ryuunosuke se veía inseguro por la desnudez de sus cuerpos, la contextura de Suga era una promedio, nada tan espectacular como el cuerpo del regenerador, tenía muchas cicatrices y un par de lunares, aunque su cara le daba un mayor encanto.
-Esto… caminé todo el dia y no pude cazar nada, así que intenté dormir sin cenar, luego Noya se fue por un momento y vine aquí… Es todo - dijo inseguro y algo cortante, Suga entonces puso una cara de sorpresa.
-¿No has comido nada durante el dia?
-Nada - respondió, posteriormente Sugawara se levantó sin cubrir su cuerpo, Tanaka dio un respingo y cubrió sus ojos.
-Espera aquí, por favor no te muevas de este lugar, volveré en un santiamén - dijo antes de convertirse en cuervo y salir volando a toda velocidad hacia su campamento; no tardó muchos minutos, regresó volando con un gran emparedado entre sus patas, lo dejó sobre una piedra y se transformó en humano, luego lo tomó con una mano y se lo llevó a Tanaka - tal vez debería regresar, vi a tu amigo escondido en mi campamento.
-No te preocupes, Noya no le hará nada a tu compañero - dijo Ryuunosuke tomando la pieza de pan.
-¿Cómo sabes que no?
-Creo que le gusta, no lastimaría a alguien que le gusta - comentó Tanaka mientras mordia el emparedado; como se distrajo, Suga aprovechó para sentarse justo a su lado, a una distancia mucho más estrecha.
-¿Te dijo que le gustaba? Estoy sorprendido - Ryuunosuke miró de reojo a Sugawara, moviéndose un poco hacia el lado para no estar tan pegado a él.
-No lo dijo directamente, pero sí habló de lo frágil y amable que es, y otras cosas raras.
-Oh, ya veo… No es coincidencia que ellos también tengan una pequeña chispa de romance.
-¿"También"?
-Bueno… Es normal, el amor puede surgir en cualquier persona, sobre todo ahora que no hay guerra - divagó el humano, Tanaka estaba serio, pero miró el pan en sus manos, le quedaba poco para terminarlo y nisiquiera había dado las gracias.
-Oye… Gracias por traerme comida, no se como pagartelo - dijo Ryuunosuke luego de acabar su cena, Suga sonrió enternecido.
-Bueno, tal vez con un abrazo - sugirió el humano, que luego se arrepintió de sus palabras al ver la expresión asustada y desconfiada de Tanaka - solo un abrazo, nada más que eso, te lo juro.
-¿Lo prometes?...
-Lo prometo, solo un abrazo - dijo abriendo sus brazos, invitando a Ryuunosuke a acercarse más; el regenerador poco a poco se colocó entre los brazos de Sugawara, este lo atrapó y lo abrazó suave y cariñosamente. El corazón de Tanaka se alborotó por el miedo y los nervios, no había nada que le causara más temor que el encuentro de sus cuerpos desnudos; Suga besó su frente y le susurró unas palabras - tranquilo… todo está bien…
-Odio que me toquen… - murmuró el regenerador, Sugawara le besó la sien y la acarició con su nariz.
-¿Ni siquiera una pequeña caricia? - le preguntó acariciando dulcemente su espalda, Ryuunosuke se sentía afligido, tenía ganas de llorar.
-No lo sé… pero, no me gusta en esta situación…
-¿A qué te refieres? - le preguntó Suga deteniendo el abrazo y tomando gentilmente los hombros del regenerador, quien de forma inmediata cubrió su cuerpo.
-Estoy desnudo…
-Entiendo, me gustaría cubrir tu cuerpo con el mío, pero parece que no va a funcionar - comentó Sugawara al separarse de Tanaka, que abrazó sus rodillas para esconder su linda figura - no te avergüences, no tienes nada que yo no tenga.
-Aun así, no quiero que me veas - dijo desanimado y triste, luego el humano acarició una de las manos de Ryuunosuke con cariño.
-Podría hacer aparecer ropa para cubrir tu precioso cuerpo, pero dejé mis catalizadores en el campamento, porque no quería hacerte sentir amedrentado con mi magia, quiero estar junto a ti como un igual - pronunció Suga, sus palabras sonrojaron a Tanaka.
-¿Por qué eres así conmigo?
-Estoy interesado en ti.
-¿Por qué?
-Porque me sorprendiste, me esperaba un despiadado y malvado demonio, pero me equivoqué, eres un dulce y adorable demonio que acaricia conejitos, cuida de sus amigos y desahoga sus penas en un romántico paraje nocturno ¿Hay algo más adorable que eso? - le respondió Sugawara sonriéndole, Tanaka escondió la cara entre sus rodillas.
-Ya basta.
-Lo siento, tal vez me estoy pasando de confianzudo, pero hablo con toda mi honestidad.
-Tu tampoco eres lo que esperaba de ti, o eso quiero creer.
-¿Qué esperabas de mi?
-Creí que me arrestarías, que me torturarías para sacarme información, y que luego me… - susurró Ryuunosuke, se imaginaba cosas atroces por las que ya había pasado, invadían su mente y lo hacían sentir escalofríos; Sugawara lo abrazó y besó su cabeza, eso lo liberó momentáneamente de sus recuerdos.
-No, yo jamás te haría eso - le aseguró, Tanaka no se sentía capaz de levantar la cabeza y dejar que alguien viera su rostro en un estado tan lamentable.
-¿Por qué no lo harías?
-¿Por qué alguien lastimaría por gusto?
-Porque… soy un regenerador, todos se divierten golpeandonos, creen que estamos hechos de piedra y que no sentimos dolor, ya sean humanos o demonios, todos creen que está bien hacernos eso.
-Te equivocas, no todos pensamos así, hay muchas personas que no se divertirían de una forma tan cruel - Sugawara acarició con una mano la tersa y hermosa espalda de Tanaka, lo notaba tenso y muy desdichado.
-No lo creo, si alguien más me hubiera encontrado así… - pronunció antes de quedarse sin habla, el humano se compadecía de su situación, en tan sólo unos días conoció más facetas de aquel regenerador que las que había visto Nishinoya en toda su vida.
-Tanaka… - susurró Suga, tomando delicadamente entre sus brazos a Ryuunosuke, sentandolo en sus piernas y abrazando su cuerpo desnudo; Tanaka tembló y levantó la cabeza para ver a Sugawara a los ojos.
-Hemos estado así por mucho tiempo, y no me has hecho nada, es de locos - comentó el regenerador, ya no se sentía desconfiado, pero las sensaciones en su cuerpo eran involuntarias, frío, dolor, miedo, angustia, el presentimiento de que si se dejaba llevar por completo la pasaría mal. Sugawara le sonrió y tomó agua con la palma de su mano, dejándola caer sobre el cuerpo de Ryuunosuke para limpiarlo.
-No te haré daño, lo prometo.
-Está bien, creeré en ti - respondió Tanaka, se estaba arriesgando, pero con resignación le entregó su confianza al humano; nunca antes alguien había tenido tanto respeto con su cuerpo, esa situación lo hacía sentir extraño, y aunque estaba asustado, también se sentía feliz, todo era tan extraño para el.
-¿Puedo besarte? - le preguntó Suga, entonces volvió a ver la expresión de desconfianza en Tanaka y volvió a verlo cubrir todo su cuerpo - lo siento, tal vez me estoy apresurando demasiado.
-¿Me prometes que solo será un beso?...
-Te lo prometo, un simple beso nada más - prometió el humano, Tanaka quería creer en él, ya le había demostrado un par de veces que era alguien confiable, sin embargo las dudas y el miedo que siempre inundaban su pecho no le permitieron cerrar sus ojos mientras el humano acercaba su boca a la suya.
Los anteriores besos que Ryuunosuke había recibido lo dejaron sin aire, le dolieron e invadieron con violencia, fueron sofocantes y nada agradables, sobre todo porque sus labios no eran tan grandes en ese entonces; pero el beso que Sugawara le dio era algo completamente diferente, porque no estaba clavando sus uñas en su quijada, no lo besaba desesperadamente y no lo apretaba contra él obligándole a aguantar hasta que todo acabara. El beso de Suga era mucho más dulce y gentil, un contacto plácido en sus delgados labios, los humedecía con su lengua lenta pero juguetona y los mojaba eliminando la resequedad de su boca.
El sabor también era muy distinto, no sabía a sangre fresca, con ese hedor a hierro tan desagradable, y no había una gran cantidad de saliva en él como si fuera un perro hambriento, por lo tanto no le provocaba náuseas; su sabor en cambio era casi imperceptible, Tanaka podía disfrutarlo, porque era suave y muy agradable para sus sentidos. El humano se detuvo para mirar a Ryuunosuke, el regenerador lo observaba hechizado por ese hermoso beso, el único buen beso que había recibido en toda su vida.
-¿Te gustó? - preguntó Sugawara, Tanaka se avergonzó, el rubor de su cara se notaba mucho gracias a la piel tan pálida típica de los regeneradores.
-Me gustó mucho… - el regenerador comenzó a hiperventilar, su corazón nunca antes había sentido el calor del romance.
-Entonces, te besaré todos los días de tu vida a partir de ahora ¿Estás de acuerdo con eso? - el humano le mostró una encantadora sonrisa, Tanaka veía ese hermoso rostro, parecía un sueño estar en brazos de alguien tan atractivo y recibir tanto amor, caricias y palabras bondadosas, era difícil de creer.
- De acuerdo… - respondió para luego cerrar los ojos y relajar su cuerpo, entregando toda su confianza; Suga lo tomó en sus brazos mientras se levantaba, y lo besó hasta llegar a la orilla del río; Ryuunosuke separó sus labios de repente y entró en pánico al percatarse de que estaba siendo cargado hasta la tierra - ¡¿Qué haces?!
-No grites mi pequeña fiera, sólo te estoy sacando del agua, te estás enfriando demasiado.
-Oh…
-Ahí está tu ropa - le indicó Sugawara al dejarlo de pie en el piso, luego se transformó a su forma híbrida, abrazando con sus alas a Tanaka - secaré tu cuerpo con mis plumas, espero que entres en calor de esta forma - el regenerador se acurrucó en las plumas del pecho de Suga, le entregaba calor a su frío cuerpo.
-Me siento bien… - dijo Ryuunosuke entre las alas de Sugawara, quien acarició su frente con la punta de su nariz.
-Mi dulce Ryuunosuke… eres tan lindo…
-No lo soy…
-Si lo eres, y serías todavía más lindo con el cabello un poco más largo ¿O lo prefieres así? Si lo prefieres así olvida lo que dije, eres lindo de cualquier forma.
-Noya me ayuda a rasurarlo todos los días, mi cabello crece más rápido, porque soy un regenerador.
-Oh, ya veo, entonces lo llevas así por decisión propia. En ese caso, creo que eres lindo con el estilo que tu elijas.
-Sugawara san…
-Si quieres puedes llamarme Suga.
-Sugawara san, ya ha pasado mucho tiempo, Noya volverá al campamento pronto.
-Tienes razón, deberíamos volver… - dijo Suga antes de robarle un beso a Ryuunosuke - mañana volveré por ti, si quieres puedo traerles ropa mejor que esa a ti y a tu amigo.
-No quiero molestar con eso…
-No es una molestia, no puedo permitir que mi media naranja pase frío por las noches - dijo volviendo a su forma humana, Tanaka permaneció en su pecho, escuchando el corazón de Sugawara.
-Sugawara san… me siento feliz… - susurró escondiendo su cara entre los pectorales de Suga, este levantó el mentón de Ryuunosuke y lo besó una vez más.
-Vístete, mi dulce fierecilla.
Las cosas para Nishinoya no habían sido tan productivas como para Sugawara, esa noche estuvo escondido por mucho tiempo detrás de un arbusto, mirando a Asahi leer frente a una fogata, se veía muy lindo con el brillo anaranjado formando un contraluz en su silueta, Noya no sabía cómo acercarse ni que cosas decirle. Tenía que reunir valor para hablarle, pero durante todo ese tiempo contemplando a Asahi, nunca se puso a pensar de forma racional porque le gustaba estar cerca de él, ni imaginó ninguna manera de empezar una conversación tranquila con Azumane.
De hecho, no le había preguntado su nombre en ningún momento, si no hubiera estado espiando a los humanos por las noches, no habría escuchado de la boca de Suga que el nombre de su compañero era "Asahi"; al menos con eso ya tenía una idea de que decir para comenzar a charlar con él. En un tonto impulso se levantó de golpe detrás del arbusto, Azumane se sobresaltó por el repentino ruido en la vegetación, aún lo asustaba la idea de que alguna criatura del bosque lo atacara; pero no tardó en ver que no era más que el regenerador que había conocido hace algunos días, mirándolo tan seriamente que parecía enfadado.
-Esto… - susurró Asahi viendo a Nishinoya inmóvil y serio detrás del arbusto, se asustó un poco cuando lo vio caminar rápidamente hasta su lado; luego de eso el regenerador se sentó junto a él sin decir ni una sola palabra - esto… ¿Vienes por algo de comida? Aun queda algo en la canasta.
-¡Sí! - respondió veloz y con una voz fuerte, Asahi sintió miedo por ese tono de voz, era como si el regenerador le estuviera ordenando darle alimento, cuando en realidad su voz salió con ese volumen por los nervios.
-Aquí tienes… - dijo dándole toda la canasta, Noya sacó un par de embutidos y los devoró vorazmente.
-Gracias - dijo con la boca llena, después lamió sus salados dedos; Azumane abrazaba su libro sentado a un lado de Nishinoya, no estaba seguro de sus intenciones - ¿Cómo te llamas? - le preguntó a pesar de saber al menos su primer nombre.
-Asahi Azumane, soy el sacerdote de la corte del rey Sawamura… - le respondió inseguro.
-¿Sacerdote? Suena aburrido - comentó Noya sacando un trozo de queso de la canasta - yo me llamo Yuu, Nishinoya Yuu, encantado de conocerte.
-El gusto es mío - le dijo Asahi mostrando una tímida sonrisa, al menos ese demonio se había presentado amablemente, era una buena señal.
-Y dime… ¿Qué hacen los sacerdotes humanos? - preguntó sin formular bien una pregunta mejor.
-Impartimos la fe en las iglesias de nuestras aldeas, recaudamos fondos para los pobres, evangelizamos a los pueblos lejanos… Al menos eso me gustaría hacer, es mi primera vez intentándolo…
-¿Qué es evangelizar?
-Bueno… viajamos a diferentes lugares para enseñarle los valores de Aeternum a los que desconocen la religión.
-¿Aeternum? ¿El Dios de los demonios?
-Em… si, es el Dios de todos…
-¿Todos? - se cuestionó Nishinoya, Asahi no entendía porque Noya tenía tantas dudas, pero vio en él una oportunidad para evangelizar.
-Si, es el Dios de todas las personas, el dios de la bondad, de los buenos valores y de la esperanza, no discrimina a ninguna raza ni a nadie en general - decía Asahi con tranquilidad en su voz, Noya se rió de sus palabras sin sutileza - ¿Qué es lo gracioso?
-¿Seguro que hablamos del mismo Dios?
-Pues… Sí, supongo que es el mismo Aeternum…
-A nosotros nos enseñaron otra cosa.
-¿Qué les enseñaron? Por favor cuentame, yo quisiera saber como ven a Aeternum en otros reinos.
-Bueno, nos enseñaron que es el Dios de la justicia, les da poder a los buenos demonios, y castiga a los malvados y a los impuros, como yo.
-Pero tu no eres malvado… ¿O si?
-No, pero si soy un impuro.
-¿Eso piensan los demonios de los regeneradores? Yo sabía algo de eso, pero, no sabia que tan cierto era.
-Es la verdad, los impuros como yo recibimos el castigo de ese Dios por ser una mezcla de demonios con humanos, así que, ese Aeternum no es mi Dios.
-¿Cómo puedes decir eso?... Aeternum también te quiere, como a todos los demás seres vivos de la tierra.
-Mira, no quisiera discutir contigo, pero creo que la versión de Dios que tienen en el reino demonio es la real.
-No es cierto, Aeternum nunca castigaría a alguien solo por nacer del mestizaje.
-¿No sales mucho de casa verdad Asahi san?
-¿Qué quieres decir con eso?
-Si vieras como son las cosas fuera de tu hogar, sabrías que eso que llamas Dios nunca ha demostrado su amor hacia mi raza - Noya hablaba con naturalidad, a pesar de que sus palabras deberían haber mostrado rencor; era como si estuviera de acuerdo con esa realidad.
-No digas eso… Dios mío ¿Qué le han hecho los demonios a sus pobres hermanos los regeneradores?
-¿Qué dices? No solo los demonios nos han tratado como lo que somos - Asahi se quedó mudo, así que Nishinoya continuó hablando para justificar su punto - los humanos también, desde pequeño me han dicho que los humanos son el enemigo y que serían aún más despiadados que un demonio si nos atraparan.
-Eso no es cierto…
-Nos han contado historias sobre cómo en la guerra algunos humanos secuestraron a personas de mi raza para divertirse con ellos. Es normal, si yo fuera un demonio también me gustaría tener un esclavo que no se muera por cualquier cosa - dijo Noya sin razonar, Azumane lo observaba en shock.
-¿De verdad te gustaría lastimar a alguien por gusto?... - Asahi preguntó eso con una expresión llena de preocupación y lástima; Noya no supo qué decir, era la primera vez que se cuestionaba si de verdad esa forma de pensar era suya.
-Yo que sé.
-¿De verdad golpearias a alguien para divertirte?...
-Yo… no lo sé, no estoy en la cabeza de los demonios o los humanos para saber que tan divertido es.
-No importa de qué raza sea la persona, lastimar a otros por diversión es horrible… - comentó Asahi lamentándose, Nishinoya no entendía su forma de pensar, pero algo dentro de sí le decía que quien estaba en un error era él mismo.
-Como sea, el caso es que tu Dios nunca ha protegido a mi raza, así que no puede ser como tu dices.
-A veces, Aeternum no puede interferir directamente en las acciones de las personas, por eso hay tantas injusticias en el mundo… Pero, yo se que con fe, con la verdadera fe, las cosas pueden cambiar.
-¿Cómo sabes que tu fe es la verdadera?
-Porque es la que de verdad es más justa, en la iglesia de Aeternum pueden entrar todos los que necesiten creer. Lo que tu me describes es a un Dios injusto que castiga a los más necesitados, a gente inocente, así que, si las cosas están mal para tu raza es porque todos allá tienen una creencia errónea - dijo mirando a Noya a los ojos, luego tomó sus manos con una gentileza angelical - te han hecho creer que vales menos que yo y que otros, cuando no es así, tu vida es igual de valiosa que la de todos los que habitan este mundo.
-¿Lo dices en serio…? - Nishinoya observaba el dulce rostro del sacerdote con los ojos brillantes, nunca nadie le había dicho unas palabras tan hermosas como esas, él y Tanaka pensaban que la vida de ambos no le importaba a nadie, pero Asahi era la primera persona que lo trataba como un igual.
-Así es, por favor no pienses que no mereces un buen trato, el hecho de que creas que esté bien que te traten como un esclavo… es tan triste… - pronunció Azumane mientras su voz se quebraba y comenzaba a llorar por Noya, este tocó las mejillas del sacerdote y se quedó inmóvil un momento, pensando sin parar en lo increíblemente dulce que era Asahi; el sacerdote secó sus lágrimas y miró nuevamente los ojos del regenerador, lucía como si estuviera hipnotizado.
-¿Eres un ángel? - le preguntó Nishinoya tocando las mojadas mejillas de Azumane, que estaba confundido.
-No… Soy un humano.
-Pero, dicen que los ángeles son las criaturas más bellas que pisan el mundo - comentó Noya, Asahi se ruborizó.
-Yo… no sé qué decir… - el sacerdote estaba abochornado, sonrió suavemente por aquel lindo halago, no se esperaba que Nishinoya tomara con firmeza sus hombros y le robara un repentino beso en los labios; el regenerador insistió en profundizar su beso y meter la lengua dentro de la boca de Azumane, pero este temblaba con los ojos muy abiertos y trataba de detenerlo moviéndose, hasta que al fin logró girar la cabeza.
-¿Por qué te apartas? - cuestionó Noya sujetando los hombros de Asahi.
-Por favor no confundas las cosas… - le pidió el sacerdote muy nervioso, Nishinoya mostró un gesto de confusión y trató de acercar nuevamente sus labios a los del sacerdote, que evitaba aquel beso - por favor no sigas.
-¿Por qué no? ¿No te gusta como beso? - Noya intentó besar una vez más a Azumane, sujetándolo para que no se moviera.
-Entiéndelo por favor, yo no puedo tener este tipo de relación con alguien.
-¿Por qué no? ¿Porque soy un regenerador?
-No es eso… como sacerdote de la corte, debo mantener el celibato y mi virginidad intactos…
-¿Qué es celibato?
-Significa que yo no… - Asahi se sonrojaba muy incómodo por tener que hablar de ese tema - yo no puedo tener relaciones carnales con alguien más…
-¿"Relaciones carnales"? ¿Te refieres a follar? - preguntó Nishinoya haciendo que Azumane agachara la cabeza muy avergonzado, tuvo que asentir para dar a entender que si se refería a tener sexo - ¿Por qué no puedes follar? ¿Te lo prohibe tu Dios?
-Es un requisito para ser sacerdote de la corte, debo ser virgen, estar exento de impurezas, para poder obtener ese puesto en la iglesia - le explicó, no se imaginaba que Noya empezaría a soltar feromonas por voluntad propia, sonriéndole con astucia; ante ese aroma inusualmente fuerte, Asahi se movió para soltarse del agarre del regenerador y así poder cubrir su nariz - ese olor… es tan extraño…
-¿No te gusta? ¿No provoca nada en ti? - Nishinoya se acercaba al cuello de Azumane, susurrando sus preguntas en esa sensitiva área; Asahi cubría su nariz, llorando por estar sintiendo deseos impuros e involuntarios gracias a sus instintos; ese olor era muy diferente al de otros omegas, no era dulce y suave, no le producía calma, era un aroma a chocolate amargo que hacía saltar su corazón y lo incitaba a pensar cosas que no debía pensar.
-Por favor detente… - le rogó llorando, retrocediendo hasta que su espalda cayó al suelo; Noya aprovechó para ponerse por encima del sacerdote y oler su cuello, el dulce alfa empezaba a soltar sus feromonas, un aroma a flor de azahar inundó las fosas nasales del regenerador, que se lamió los labios, sujetó los brazos del humano y acercó su lengua a la cara de Azumane, para lamer su mejilla y luego la comisura de sus labios - no por favor…
-No sigas tontas reglas, nadie sabrá si eres virgen, asi que relajate - las manos de Nishinoya soltaron los brazos de Asahi para recorrer su espalda y su cabeza, acariciandolo mientras ambos aspiraban el olor de sus feromonas - se mío… - susurró antes de meter su lengua en la boca del sacerdote, quien lo apartó con sus manos para tomar distancia y cubrió rápidamente su nariz para no perder el control.
-Te equivocas, todos sabrán cuando deje de ser casto - dijo levantando la mano para enseñar su anillo catalizador - quiero que me escuches antes de que sigas cometiendo imprudencias.
-¿Qué tiene ese anillo?
-Al ganarme el título de sacerdote de la corte, me hicieron hacer un juramento con las piedras de la palabra, son unas gemas usadas en ceremonias y compromisos de gran importancia, que se desintegran si dicho compromiso se rompe. En otras palabras, las piedras de mi anillo y las que se encuentran en el templo de la corte, desaparecerán cuando yo entregue mi cuerpo a alguien, y perderé mi puesto… - pronunció Azumane para explicarle todo a Nishinoya, que lo miraba preocupado y confuso.
-¿Juraste ser virgen por siempre?
-Si.
-¿Sin ninguna excepción?
-Sin ninguna excepción… por eso, no puedo dejar que toques mi cuerpo ni te sobrepases conmigo… - le aclaró, seguido de eso, Noya se levantó y le dio la espalda, se carcomía la cabeza tratando de asimilar esa información - ¿Nishinoya?
-Esto es tan estúpido ¿Cómo es eso de que nunca podré tocarte? Las reglas religiosas no tienen sentido.
-Nishinoya… - trató de llamarlo Asahi, pero Noya estaba demasiado alterado.
-¿En serio tiene que ser así? No lo entiendo, es la primera vez que siento algo así por alguien, y me salen con esto… - murmuraba Nishinoya muy molesto e impotente, Azumane podía oírlo, sintiendo lástima y compasión por el.
-Lo siento mucho… pero es el precio que debo pagar por el honor que me han dado… - Noya lo miró de reojo, serio, irritado y triste al mismo tiempo.
-Eres el primero que me ha dicho cosas tan buenas como las que me dijiste, quería llegar a algo contigo, pero no sabía cómo decírtelo - se lamentaba Nishinoya - ¿Por qué es tan importante para ti ese puesto?
-Es mi sueño, quiero ayudar a las personas y hacer un gran cambio en calidad de sacerdote, por eso, tener el puesto de sacerdote de la corte es como un sueño hecho realidad para mi, porque es el rol más importante dentro de la iglesia.
-Así que, si me das una oportunidad, no podrías cumplir tu sueño ¿Es lo que me quieres decir?... - le preguntó mirándolo seriamente, Asahi miró hacia abajo sintiendo culpa por lo que estaba pasando.
-Entiendo que creas que lo que sientes por mi es amor, pero, no lo es, sólo piensas que estás enamorado porque yo te traté como el ser valioso que eres… pero yo se que no seré el único, yo sé que habrá alguien más en este mundo que te amará mucho, ten fe en eso…
-Qué estupidez, nadie más que tú y mi familia han visto algo bueno en mi - dijo mientras le daba por completo la espalda y se marchaba hacia el bosque - tu eres mi persona especial, y nadie nunca podrá superarte.
-No digas eso… - susurró Azumane con las mejillas rojas y lágrimas en los ojos; Noya no lo miraba, sólo seguía hablándole mientras se largaba.
-¡Te amo! - fue lo último que exclamó con rabia antes de perderse entre los árboles.
