4 meses antes de que Kenma conociera al elegido del fervor...

Las noches en Akkad usualmente eran tranquilas, la ciudad nunca fue muy accesible para invasores por su ubicación geográfica, así que era difícil que algo perturbara esa paz en la hermosa ciudad; pero los habitantes no contaban con que aquella noche, una intrusa perseguiría a uno de sus grandes héroes de guerra por el bosque a los pies del enorme risco de la ciudad, y que por su persecución iniciaría un gran incendio. Sugawara Koushi escapó por una grieta dentro del risco que lo ayudó a llegar al interior de la ciudad, estaba tan alterado que no supo si debía volar hasta el regimiento militar de Akaad, o actuar con más cautela volando al palacio para alertar al rey y a su guardia personal; esa era la opción menos escandalosa para una situación así.

Dentro del castillo de cúpulas doradas y jardines en cada rincón, un omega se encontraba sentado en un barandal de mármol en un pasillo exterior del segundo piso, que le permitía mirar uno de los jardines; en dicho jardín había un joven alfa de cabello rubio que usaba anteojos, tenía una varita en la mano y estaba parado en medio de muchos rosales de diferentes colores. El omega miraba al chico, su hermosa piel llena de pecas era iluminada por la luz de la luna; no le quitaba los ojos de encima al alfa, quería verlo practicar magia de manipulación en el patio, a pesar de que el joven alfa no tenía la necesidad de practicar, pues sus conocimientos ya eran muy amplios; lo que en realidad quería era ver la expresión de admiración y los aplausos del omega.

Ambos se miraban, la seriedad de uno escondía una inseguridad y nervios latentes, en cambio, el otro sonreía, alababa y celebraba los logros de su amigo, su expresión de cariño y fascinación llamaba tanto la atención como el hombro caído de su ropa, que accidentalmente hacía más atractiva su imagen; el joven alfa hizo volar pétalos con el viento, los controlaba fácilmente todos al mismo tiempo, su nivel de concentración en el control de energía era muy profesional. Movió los pétalos cual si el viento hubiera sido un conjunto de hilos de marionetas, logrando dejarlos suspendidos a gran altura, justo frente a los ojos del omega; con mucho cuidado los agrupó y los movió lentamente hasta dejarlos caer sobre la cabeza del jovencito pecoso, que rió por esa pequeña broma que le había jugado.

A espaldas del omega asomado en el dintel de una puerta, estaba un hombre maduro, un beta de cabellos negros y lacios que llevaba anteojos, miraba con una mezcla de preocupación y celos al chico sentado en el barandal, sabía que estaba atento a su mejor amigo, y el hecho de que aquel jovencito admirara tanto al alfa rubio lo hacía alarmarse; se dirigió hacia él y colocó su gran túnica negra sobre los hombros del omega, diciéndole que no debía estar tan mal abrigado durante las noches. El hombre miró hacia el patio para cruzarse con el rostro molesto y celoso del más joven, ambos mantenían una expresión de rivalidad, causada por el chiquillo de pecas, que poco sabia de las constantes discusiones de sus dos amigos por pretenderlo.

El beta y el omega no pudieron hablar por mucho tiempo, pues en el horizonte distinguieron a un ave blanca volando a toda velocidad en dirección al castillo, no era nada común ver a un pájaro volando en solitario y a tal velocidad, asumieron que podía tratarse de un ave mensajera o de algún humano convertido en animal; el hombre mayor retiró un pequeño cetro y se dispuso a mirar detenidamente al pájaro, esperando que no se tratase de un enemigo. Al verlo más de cerca supieron que se trataba de Suga, así que se relajaron; hasta que Sugawara se transformó a su forma humana y salió corriendo descontroladamente al cuarto de los reyes humanos; tal era su apuro que no le importó cruzar desnudo entre el muchacho omega y el hombre de anteojos, ruborizando al jovencito que cubrió con rapidez sus ojos pardos.

El beta tomó los hombros del omega y le dijo que esperara ahí mientras él seguía a Suga, mas el chico no obedeció, corriendo tras él para curiosear y saber que tenía tan alterado a Sugawara Koushi. Los tres corrieron distanciados por dentro del palacio de tonos dorados, verdes, azules y blancos, Suga abrió bruscamente la puerta del cuarto real y avanzó entre las cortinas traslucidas hasta llegar a la gran cama donde los reyes dormían plácidamente.

-¡Daichi! - le llamó a gritos; el rey y su esposa Yui despertaron de un salto, y confundidos miraron al desnudo joven frente a la cama.

-¡¿Qué es esa manera de entrar Suga?! - lo regaño el rey con un gran grito, que más parecía un rugido; la reina enfocó su vista en Sugawara al despertar completamente, y cubrió su rostro con las dos manos.

-Suga estás... - murmuró Yui con todos sus dedos tapando sus ojos; el cuervo blanco se dio cuenta de su desnudez y empezó a buscar su anillo canalizador palpando su cuerpo, luego recordó que por las prisas lo dejó caer en el pasillo que daba hacia el jardín.

-¡Ya cúbrete! - exclamó Sawamura lanzándole un almohadón a la cara; Sugawara no perdió tiempo y cubrió sus genitales con la almohada para poder darle la noticia al rey.

-Daichi, vi a tres demonios a los pies de la ciudad - dijo de forma concisa, Daichi se levantó y tomó una bata azul con bordados de oro para cubrirse.

-¿Qué tipo de magia usan? ¿Pudiste ver eso? - preguntó para poder tomar una decisión.

-Son dos regeneradores y la duquesa Kiyoko Shimizu, ella me persiguió y quemó parte del bosque - en ese momento entraron a la habitación el beta maduro y el omega, escucharon esa parte de la conversación, el jovencito estaba confundido, el mayor en cambio, muy serio.

-No quiero que el pueblo entre en pánico, Shimada, llama a la guardia real y capturen a esos tres - le ordenó al hombre, que asintió firmemente - ¿Siguen fuera de la ciudad?

-No creo que les convenga entrar. Shimada, la duquesa Kiyoko usa emisión de fuego, incendió los árboles a los pies de la ciudad, deberías dividir a la guardia para que algunos controlen el fuego y otros busquen a la duquesa - sugirió Suga; Yui se levantó de la cama y se cubrió con una bata de seda celeste, caminando para quedarse al lado de su marido.

-Eso haré - pronunció Shimada y dio la vuelta para correr a alertar a la guardia real, el omega lo siguió después de divagar un poco sin saber qué hacer.

Corrieron juntos al patio principal, Shimada fue hacia el muro que rodeaba el palacio, su aspecto era muy vistoso por los mosaicos azulados y dorados, pero aquella muralla nunca cayó en los 100 años de guerra, su apariencia no era nada imponente comparada con el nivel de los guardias reales; les gritó a los hombres del muro y les ordenó reunirse en el patio para dar una encomienda inmediata, ellos no tardaron en correr la voz, no podían perder el tiempo. El Gran Maestre, Shimada Makoto, un hombre cordial y responsable que estaba encargado de la caballería real desde que el rey Daichi fue coronado, un beta que en esos momentos mantenía la calma entre sus guardias a pesar de que no estaban seguros de a que se enfrentaban, esa era una cualidad digna de admirar.

Volteó luego de juntar a todos los miembros, y miró a Tsukishima Kei, el joven alfa que practicaba magia en el patio; se veían reacios a trabajar juntos, pero la situación ameritaba que cooperaran; Kei era parte de la guardia, pero nunca antes había participado oficialmente en un combate de esta, no lucía nervioso de todos modos, confiaba mucho en sus habilidades. Makoto dividió a los guardias estratégicamente para que los que tuvieran un buen control de la emisión del agua controlaran el incendio, sin embargo no debía dividir sus fuerzas a la mitad, necesitaba a dos tercios de sus hombres ayudándole en la búsqueda de la duquesa, la prioridad era encontrarla para interrogarla, aunque eso no significaba que el bosque correría peligro, el alférez confiaba en la capacidad de sus hombres.

Después de ordenarlos y enviar al primer tercio de la guardia hacia el bosque, Shimada notó la presencia de Tadashi Yamaguchi, el omega de pecas que había estado siguiéndolo desde la aparición de Suga; el muchachito lucía preocupado, no tenía buenos recuerdos de la guerra, así que lo asustaba mucho la posibilidad de que volviera a haber conflictos con demonios. Makoto caminó hacia él y tomó sus hombros, asegurándole que volvería pronto y que todo estaría bien; el omega no se veía tranquilo a pesar de sus palabras, por lo que Shimada le besó la frente antes de despedirse.

Kei miraba todo a unos metros, en cuanto Makoto se fue, el joven alfa clavó la mirada en Yamaguchi sin ocultar su molestia; el omega agachó la cabeza, no entendía porque su amigo estaba enfadado, pero sentía que era su culpa. Luego de volver a levantar la mirada, se dio cuenta de que Tsukishima había avanzado hasta quedar tan sólo a unos centímetros de su cuerpo; el alfa colocó una mano bruscamente sobre el hombro de Tadashi, le dijo que volvería sin problemas, y luego le dio la espalda, pues para él resultaba vergonzoso despedirse con un beso.

En cuanto Kei y Shimada se fueron con el resto de la guardia, Yamaguchi corrió hacia los muros para verlos partir a prisa, admiraba a todos esos hombres por su valentía y el dominio que tenían de la magia y cada tipo de combates. Todo era inquietante para él, no podía quedarse parado ahí, tenía la necesidad de saber más de todo ese asunto, así que volvió a dar la vuelta y corrió a toda velocidad dentro del palacio hasta llegar nuevamente a los aposentos del rey; ahí estaban casi todos sus conocidos, el consejero Ennoshita Chikara, el curandero Hayato Ikejiri, el rey y la reina, y Sugawara, cuyas quemaduras estaban siendo curadas por Hayato.

-¿Se encuentra bien, Sugawara san? - preguntó Tadashi entrando tímidamente en el cuarto.

-Todo está bien Yamaguchi, no son quemaduras graves - dijo Suga mientras Ikejiri movía suavemente su varita a unos centímetros de sus heridas.

-Es un poco extraño que no hayas podido contra la duquesa Sugawara san, solías enfrentarte a cosas peores hace un par de años - comentó Hayato mientras curaba a Suga.

-Pues, tal vez sólo perdí la práctica.

-No es correcto "perder la práctica" tan fácilmente Suga - le reprocho Daichi, Ikejiri sonreía tranquilamente, curando hasta el tejido interno del cuervo albino.

-Daichi por favor, no sospeches de Sugawara san, somos familia - le dijo Hayato, lucía sereno ante la paranoia del rey.

-No recuerdo haber escuchado que nuestro rey mencionara algo de sospechas - pronunció Ennoshita parándose a espaldas de Ikejiri, la templanza de Chikara era, a diferencia de la de Hayato, algo inquietante.

-Lo siento Chikara, me expresé mal - se disculpó Ikejiri con una sonrisa en los labios.

-No se pongan a especular cosas o me van a conocer enojado - Suga habló al fin en su defensa - aunque si así lo quieren, les puedo contar todo.

-Te escuchamos Sugawara san ¿Puedes explicarnos porque tuviste que huir de esa mujer? - le preguntó Yui, entregándole una bata de su marido para que al fin pudiera cubrirse bien.

-Estaba volando y vi a dos regeneradores caminar hasta una de las cascadas, me acerqué a ver y los descubrí husmeando en los mecanismos de los pasadizos abandonados. Después de que los acorralara apareció la dichosa duquesa, le pregunté si estaba aquí en nombre de los Kyoutani o en nombre de su esposo, y ella no supo que responder, así que no estoy seguro de si la reina de los demonios tiene algo que ver, o hay algo más turbio detrás.

-Qué extraño, y molesto, no estoy seguro de si estamos lo suficientemente preparados para sustentar otra guerra - dijo el rey Sawamura, Yamaguchi los escuchaba a todos, no tenía idea de cómo contribuir en aquella conversación, él no era un noble, no era un soldado, ni siquiera sabía usar magia ni defenderse en combate, sólo era un simple empleado del palacio.

-Después de verse acorralada trató de matarme, me defendí, pero luego me di cuenta de que ella también estaba tratando de matar a sus propios sirvientes, los dos regeneradores. No les voy a mentir, me dio tanta lástima verlos quemarse vivos, que decidí defenderlos, y la única manera para que ella los dejara en paz era salir huyendo para que me siguiera, y venir hasta acá para alertar a la guardia.

-Qué piadoso eres Sugawara san, hasta con dos regeneradores enemigos, yo no sé si los habría defendido - admitió Hayato, que luego calló, recordando que era un beta con magia de curación, inútil en combate - aunque bueno, tal vez ni siquiera hubiera podido hacer algo.

-Eran dos regeneradores Suga, no tenías que salvarlos y huir sin atrapar a la duquesa- Daichi lo miró seriamente, Sugawara también lo estaba, no iba a disculparse por lo que hizo.

-Ya no estamos en guerra Daichi, no me pidas no hacer nada si veo a unas personas que no pueden defenderse en una situación tan horrible como esa.

-Con toda honestidad, yo habría hecho lo mismo que tú, Suga - dijo la reina Yui, entonces nadie dentro de la habitación pudo decir algo en contra.

-Bueno, entonces hay dos regeneradores y una demonio sueltos por las tierras del rey ¿La guardia está enterada? - preguntó Ennoshita.

-Sí, creo haberlo mencionado.

-Pues, si no conseguimos capturar a la duquesa, podríamos sacarle información a la fuerza a ese par de regeneradores - sugirió Ennoshita, Suga abrió los ojos con preocupación.

-Oye Chikara, los regeneradores aguantan todo tipo de dolor, no creo que torturarlos sea la opción más viable si queremos hacerlos hablar.

-Qué pacifista eres Sugawara san - mencionó Ikejiri.

-No se trata de ser pacifista, es cuestión de lógica - Suga habló con una mayor firmeza para luego seguir argumentando su punto - si se trata de unos guerreros entrenados durante toda la vida para aguantar el dolor de las batallas sin caer, entonces torturarlos con dolor no es ni de lejos la mejor manera de persuadirlos a hablar.

-¿Entonces que sugieres? En el pasado hemos intentado sobornar a regeneradores para hacerlos hablar, y se han rehusado a cooperar aún si la cifra era muy alta - cuestionó Ennoshita cruzado de brazos.

-Tiene razón, los regeneradores son absurdamente leales a los demonios, ni siquiera con todo el oro del mundo los traicionarían - agregó el rey Daichi.

-Lo cual es muy raro porque son esclavos... - Hayato murmuró aquella frase en tono de lamento por la esclavitud de esa raza.

-Esto... yo... - dijo Yamaguchi muy inseguro de meterse en la conversación; la sensación fue aún peor cuando todos callaron y voltearon a verlo, su corazón se aceleró por los nervios, no era su intención llamar la atención de todos esos nobles.

-¿Quieres decir algo Yamaguchi chan? - le preguntó la reina Yui, el omega se sonrojó por la vergüenza y trató de sacar voz para decir lo que quería decir.

-Bueno... si los regeneradores son esclavos... - titubeó Tadashi, los demás no dejaban de mirarlo atentos a cada una de sus palabras y expresiones de inseguridad - si son esclavos tal vez no quieran dinero...

-¿Sólo ibas a decir eso? - la voz de Daichi era muy firme, casi estruendosa para el pobre omega.

-No su majestad, lo que quiero decir es que... tal vez quieran lo que no les dan en el reino demonio, como... libertad, tierras propias, tranquilidad, seguridad, tal vez amor... - la voz de Yamaguchi se hacía cada vez más baja y vergonzosa, como si pensara que estaba diciendo algo estúpido.

-Pues... tiene sentido ¿De qué les sirve el dinero si no tienen la libertad de gastarlo en nuestras tierras o en las suyas? - dijo Ennoshita, cuyas palabras iluminaron el rostro de Tadashi, que ya no parecía abochornado por sus "tontas palabras" - pero, si no pueden gastar el dinero en sus tierras por ser esclavos, y no pueden hacerlo en nuestras tierras por todo el historial de enemistades ¿Dónde deberíamos darles tierras y libertad?

-Los ángeles tal vez no harían problemas - agregó Yui sonriendo.

-¿Por qué tendríamos que gastar tanto en regeneradores? - cuestionó Daichi, algo fastidiado por la idea - han sido el enemigo durante décadas, no concibo la idea de tener que pagarles tierras en algún lugar que ni siquiera es de nuestro territorio solo para que estén dispuestos a hablar.

-Su alteza, solo estamos suponiendo el peor de los casos, que nuestra guardia falle al capturar a Kiyoko Shimizu y deban enfocarse en ese par de esclavos - le aclaró Chikara, Sawamura no estaba convencido.

-No pienso darle nada a esos esclavos a menos que el método tradicional no funcione en ellos.

-"Método tradicional" ¿Te refieres a la tortura verdad? - Suga observó al rey, irritado por su mala disposición.

-Déjennos solos, necesito hablar con Suga en privado - ordenó Daichi a todos los presentes.

-De acuerdo, deben arreglarlo entre ustedes - dijo Yui indicándole a Yamaguchi, Hayato y Ennoshita que salieran - acompáñenme por favor - les pidió a los tres, juntos salieron de la habitación para dejar al rey y a Sugawara a solas.

-Escucha Daichi, las cosas no tienen que ser necesariamente violentas con ese par, los vi a punto de morir gracias a Kiyoko Shimizu, por sentido común deben sentir rencor por ella.

-Los regeneradores no saben de sentido común Suga, no traicionarían a los demonios ni aunque estos les hicieran el peor mal.

-Al menos hay que intentar una vía más diplomática, nadie quiere más guerra ahora.

-¿Nadie quiere más guerra? ¿Entonces por qué esa demonio y sus esclavos estaban aquí? Ten algo de raciocinio.

-No creo que estén al servicio de la reina Kyoutani, sería estúpido armar escándalo y ejercer la violencia contra los demonios ahora.

-No cambies el tema, estoy hablando de lo que haremos con esos regeneradores si los capturan, no de las razones para que esos demonios estuvieran aquí.

-Ya sabes que la violencia no funciona en ellos, sería inútil torturarlos, no sacaríamos nada.

-Entonces, habrá que matarlos - pronunció el rey Sawamura, Suga guardó silencio ante sus palabras, hasta que pensó en algo que decir.

-¿Por qué tendríamos que matarlos? Me parecería bien castigarlos si hubieran cometido algún crimen contra alguno de nuestros pueblos, pero no sabemos si lo han hecho, al menos no ha llegado algún reporte durante los últimos meses.

-¿Te parece poco que hayan estado espiándonos para atacarnos desde adentro? - replicó Daichi - Suga ¿Por qué te importa tanto lo que le pase a esos regeneradores?

-No es que me importen, solo, es empatía, es todo.

-¿Empatía? ¿Seguro que eres tú?

-Si estuviera en el lugar de esos regeneradores, no tendría más opción que seguir órdenes aunque me maltraten, si lo piensas de ese modo, es algo triste.

-Entiendo que los regeneradores no tengan ni una buena calidad de vida ni opciones, pero no podemos invertir en enemigos para ofrecerles algo a cambio de que confiesen por qué estaban aquí, sería sencillo darles un par de hectáreas en nuestro reino, pero ellos no aceptarían convivir con nuestra gente, así que tendríamos que gastar dinero en otros lugares.

-Maldición, tu mente no es capaz de entender que ya no estamos en guerra y que no necesariamente hay que darles tierra, solo hay que asegurarles que estarán bien.

-Quieres decir ¿Apelar a sus emociones? No soy partidario de esas cosas, es ridículo.

-No es tan ridículo como crees, las personas suelen ser irracionales, entenderán más a través de la emocionalidad que de la racionalidad, y sin duda la respuesta sería mejor que la que obtendríamos torturándolos, se morderían la lengua para morir antes de decir algo si usamos esos medios - argumentó Sugawara, el rey se quedó pensando un momento en lo que su amigo decía.

-Suga, en 4 meses deberás recoger los reportes de Satori en la frontera.

-Ahora eres tú el que cambia de tema.

-Te propongo algo, si la guardia no captura a los intrusos, actuaremos según tus métodos, solo si tú mismo vas en busca de esos regeneradores - sugirió Daichi, Suga se quedó sorprendido, luego rió.

-A veces eres algo bastardo ¿Me vas a mandar por la ruta larga como castigo por ser tan "piadoso"?

-Exactamente ¿Quieres hacer las cosas a tu modo? Ve en busca de esos dos mientras viajas a pie hasta la frontera.

-¿Cuánto crees que me tarde?

-Si te apresuras, llegarás a tiempo para recibir el informe de Satori.

-De acuerdo, seguiré sus órdenes su majestad - Sugawara sonrió y se dispuso a salir de la habitación, feliz de salirse con la suya.

-Suga.

-¿Diga?

-Si no funcionan tus métodos, tú mismo te encargarás de aplicar los míos.

Makoto y sus hombres corrían por el bosque de Akkad, seguían la luz anaranjada del incendio, quedándose detenidos un momento para poder determinar en que dirección pudo ir la duquesa; Shimada decidió enviar a un tercio de sus hombres hacia el norte en caso de que Kiyoko decidiera escapar a pie, otro tercio ya se encontraba tratando de controlar las llamas, mientras él, Tsukishima y otro grupo se dirigían al pueblo de Sippar, muy cercano a Akkad, ubicado en la ladera de un rio y apegado a un conjunto de montañas donde se rentaban dragones para viajar largas distancias, era la opción más obvia para escapar, pero seguía siendo la más efectiva. Rápidamente fueron hacia la posta a los pies de Akkad y se llevaron algunos caballos, solo tuvieron que enseñar sus insignias de la guardia real para poder tomar los caballos que quisieran; sin perder tiempo emprendieron hacia Sippar, azotando a los corceles para galopar a máxima velocidad por la delgada pradera que se formaba entre las montañas de la cordillera del suroeste.

Los galopes estruendosos despertaron a algunas personas que vivían en la periferia de Sippar, la guardia ya empezaba a ascender hacia la cima de las montañas, donde estaban las grandes grutas con pilares y tragaluces que cumplían la función de almacenes de dragones; Shimada, Kei y el resto de la guardia llegaron a la entrada del lugar, encontrándose a tres guardias tendidos en el suelo, respirando con dificultad y gimiendo de dolor, pues las quemaduras en sus cuerpos no les permitían siquiera levantarse, la ropa chamuscada se encontraba pegada a las heridas de los hombres, que de milagro no estaban muertos. Makoto le preguntó a uno de ellos si la demonio ya había escapado, y el pobre guardia respondió que no había visto a ningún dragón salir de ahí; con esa información, Shimada le ordenó a un par de miembros de la guardia que llevaran a los heridos a un hospital, mientras los demás soldados y él mismo se adentraban en silencio a las cavernas de dragones, sabiendo que Kiyoko Shimizu debía estar escondida en alguna parte.

Sigilosamente caminaron entre todas las bestias domadas, dóciles dragones de gran tamaño y variados aspectos por sus escamas coloridas, que los miraban erguidos y curiosos; los miembros de la guardia se repartieron en diferentes direcciones, avanzando cuidadosamente entre los dragones, quienes giraban la cabeza para verlos moverse, interesados como si fueran unos animalillos domésticos que pensaban que todo era un juego. Ellos daban pisadas apenas perceptibles para el oído de una persona, debían tener cuidado, la magia que involucraba fuego era una de las más temidas por las personas comunes gracias al daño directo e indirecto que podían causar los usuarios de dicha magia, el sólo calor indirecto podía causar quemaduras y ampollas en la piel.

Kei miraba a su alrededor mientras caminaba en el centro de la caverna, analizando detenidamente el comportamiento de las bestias, que giraban la cabeza cada vez que alguien pasaba por su lado; era fácil detectar cuando alguien estaba caminando agachado y en sigilo, los dragones los delataban. Tsukishima silenció a todos para que se detuvieran un momento, entonces observó a los dragones, quietos y callados al igual que los soldados, todos excepto uno de los animales, que movió la cabeza suavemente mirando a alguien que gateaba escondida detrás de él; Kei se movió hacia adelante en silencio, sin alertar a nadie, sin exaltarse, solo avanzando hacia donde se encontraba su objetivo mientras preparaba su varita para luchar.

Apenas se acercó lo suficiente al dragón, escuchó un rápido aleteo, era la duquesa, que se apresuró para tomar a un dragón muy joven, más pequeño y ligero que los demás dragones del lugar, su color era azul oscuro, perfecto para camuflarse en la noche; Tsukishima vio como el dragón y la duquesa pasaban rozando su cabeza, alejándose escurridizamente. Antes de que el pequeño dragón saliera por completo de la cueva, Kei dio un gran salto y se aferró a la cola del animal, elevándose en pleno vuelo junto a Kiyoko y el dragón; el viento y los rápidos aleteos le hacían pensar que no resistiría por mucho tiempo, sus manos no aguantarían el trayecto a esa peligrosa altura; sin embargo Tsukishima era capaz de estar en calma, quería actuar rápido, pero tenía la mala suerte de tener una varita como canalizador, más impráctica en una situación extrema como esa a diferencia de un anillo.

Se sujetó con todas sus fuerzas de la aleta de la cola con una sola mano, mientras movía el otro brazo para apuntar con su varita al viento; cuando intentó mantener quieto su canalizador para mover una ráfaga de aire, notó que Shimizu lo miraba de reojo, seria, pero con un evidente odio en sus oscuras pupilas. Kei se tragó el miedo y movió rápidamente la varita para impulsar el aire hacia el costado del dragón, al mismo tiempo que Kiyoko le apuntaba con sus anillos, lanzándole una llamarada de fuego que quemó su brazo y parte de su rostro; el dolor causó una reacción reflejo, que lo hizo soltar la cola del dragón, cayendo desde esa altitud hacia un abismo que probablemente significaría su muerte.

Tsukishima caía a toda velocidad, sus quemaduras le causaban mucho dolor, esa situación cercana a la muerte le impedía pensar en algún movimiento para salvarse; antes de perder la fe, cayó sobre el lomo de un dragón más grande, Shimada estaba sobre él, y logró atrapar a Kei sujetando su ropa antes de que cayera también de la espalda del animal; Makoto revisó con una rápida mirada las quemaduras de Tsukishima, tal vez podría seguir en combate con mucho esfuerzo, pero lo mejor en esos momentos era llamar a uno de los soldados que estuviera montado en algún dragón pequeño y rápido para que se llevara al chico alfa hacia el palacio, donde podría ser curado. En cuanto dejó a Kei en manos de uno de sus compañeros, Shimada continuó liderando la persecución por los aires, la duquesa les llevaba mucha ventaja, pero aun lograban distinguir a duras penas al pequeño dragón de camuflaje nocturno; se apresuró ordenándole a su bestia que volara más rápido, todos los soldados ya podían sentir el éxito de capturar con vida a Kiyoko.

Pero la duquesa era muy lista, calculadora y serena, sabía que desde la línea de visión de los soldados humanos solo lograrían ver al dragón que había robado, así que, cuando determinó que estaba a una distancia perfecta para pasar inadvertida, se dejó caer en picada, si iba en caída libre sujetando sus rodillas, lograría desaparecer de la vista de la guardia real; a tan solo unos escasos 4 metros del suelo, comenzó a mover sus alas, para volar bajo entre los árboles y montañas escarpadas de la cordillera de Akkad. Shimada y su equipo se dieron cuenta muy tarde de que el pequeño dragón continuaba volando sin pasajeros, mirando hacia todos lados con la esperanza de encontrar a alguien que lo guiara; se unió rápidamente a la bandada de dragones que estaban montando los miembros de la guardia, quienes recibieron la orden de no detenerse hasta encontrar alguna señal sobre el paradero de la duquesa.

El soldado de la guardia que traía a Tsukishima sobre el lomo de su dragón arribó en pocos minutos en el interior del palacio, el ruido causado por el animal despertó la curiosidad de todos los que se encontraban dentro; Yamaguchi corrió hacia el exterior para ver si se trataba de los miembros de la guardia, comprobó con temor que sólo se trataba de un soldado herido y su escolta. El susto fue peor cuando identificó a Kei como el soldado que necesitaba atención médica, luego de unos segundos de shock salió corriendo por la escalera llamando a Tsukishima, rogaba que contestara al escuchar su nombre; los guardias comenzaron a gritar hacia el interior del castillo, llamando a Ikejiri, el único que podía curar a Kei en esos momentos.

Tadashi se acercó corriendo hasta Tsukishima, que estaba siendo cargado por sus compañeros, lo llamaba con la voz temblorosa, Kei le respondió con pocas fuerzas que ya dejara de hablar, pues estaba consciente; pero el estar consciente no significaba que estuviera en buen estado, el costado derecho de su uniforme estaba derretido y pegado a sus quemaduras en el hombro y brazo, por el lado derecho de su cara también había una quemadura, que en su mayor parte afectaba al cuero cabelludo, la sien y la mejilla. Yamaguchi lo seguía mientras Hayato y otros hombres lo llevaban a una habitación para curarlo; el omega no podía evitar sollozar, el aspecto de su amigo no le daba la seguridad necesaria para no pensar negativamente.

Tsukishima se quejaba en voz baja por el dolor y el potente ardor de su piel, también maldecía cada vez que escuchaba los tristes gimoteos de Tadashi, lo enfurecía no ser lo suficientemente fuerte como para levantarse y decirle que ya no llorara por estupideces, que él estaba bien y fuera de peligro. Cuando Hayato y algunos soldados que le servían de enfermeros metieron a Kei a la habitación de primeros auxilios, los presentes le dijeron a Yamaguchi que no estorbara mientras procedían a curar las quemaduras de Tsukishima.

Aquello no le sentó bien al omega, tal vez no sabía usar magia, pero si era bueno con los primeros auxilios; de cualquier forma acató la orden y se quedó afuera del cuarto, su impotencia incrementaba con el paso de los minutos, era un sentimiento de inutilidad que lo hacía llorar mientras esperaba sentado noticias sobre Kei. La reina Yui apareció frente a él y tomó sus manos para ayudarlo a levantarse; se sentía como un gusano que no merecía tal gesto de simpatía de una monarca, así que respondió a su ayuda con un tímido "gracias" y guardó silencio; sin embargo ella no se mostraba como la reina que era, lo hacía mostrándose como un ser humano, preocupada por su sirviente y amigo.

Luego de abrazarlo con dulzura, tomó su mano y lo guió lejos de esa enfermería, donde podría calmarse y pensar con la cabeza fría; la razón por la que Tadashi era especial para ella, se debía a que el omega cuidaba del joven príncipe, Dai Sawamura, hijo de Yui y el rey Daichi. Las labores diplomáticas de las reinas y reyes consortes radicaban en viajar a diferentes poblados para organizar labores de reconstrucción y repartición, durante la guerra también era común que Yui viajase a los pueblos destruidos para dar discursos a los sobrevivientes, su presencia les devolvía la fe en la corona.

Por esa razón, la crianza del príncipe dependía tanto de sus padres como del joven omega que se encargaba de cuidarlo y consentirlo cuando estos no estaban; Dai estaba en el pasillo que daba al patio exterior, donde podía admirar al dragón que se acicalaba las alas en medio del patio, sin prisa por volver a su cueva con el resto de dragones de alquiler. La reina sermoneó a su hijo por estar a la intemperie en pijamas, y este se disculpó sin berrinches; a sus 10 años era bastante más maduro y obediente que sus pares, pero al ver a Yamaguchi, elevó sus brazos como una forma de pedirle que lo cargara.

El omega no podía resistirse al pequeño príncipe, así que lo tomó en sus brazos y recibió un dulce abrazo del niño; Yui se sentía enternecida, no obstante también tenía la pequeña sensación de inseguridad que le causaba el pensar que su hijo amaba más a su niñero que a ella; juntos llevaron a Dai a su cuarto para recostarlo en su cómoda cama. El príncipe se sentía muy hiperactivo y estimulado por esa extraña noche, no estaba seguro de que estaba ocurriendo, pero lo intrigaba y emocionaba ver tanto ajetreo, la guardia moviéndose, todos corriendo de allá para acá, un dragón en el patio; difícilmente podría dormir con eso.

Yui se sentó junto a su hijito y le acarició la cabeza, Dai aún era un simple niño, Yamaguchi quería preservar su inocencia inventando la historia de que el dragón vino a visitar al principito del reino, pero la reina no estaba de acuerdo con darle esa versión a su hijo. Ahora más que nunca debía darle una crianza sincera, así que, con tranquilidad le explicó la verdad a su hijo, de forma pausada para que pudiera entender la situación.

Tadashi enmudeció, no estaba seguro de si hablarle del posible peligro que corrían ayudaría a que el niño pudiera dormir tranquilo; sin embargo la reina Yui le explicó todo de forma serena, nada alarmista, y el niño, aunque se mostró sorprendido, guardó silencio y asintió cuando su madre preguntó si había comprendido todo. Parecía aceptarlo de forma natural, luego de finalizar esa pequeña charla, cambió el tema a algo más tranquilo y amigable, como si comprendiera aquellos conflictos entre naciones.

El omega tenía la preocupación de cómo se sentiría el niño, si tendría pesadillas o pasaría mala noche pensando en lo dicho por su madre; para su sorpresa, Dai terminó durmiéndose al poco rato, relajado y en paz luego de haber recibido un beso tanto de su madre como de su niñero. Yamaguchi aprovechó entonces para preguntarle a la reina de la forma más respetuosa posible por qué le había contado al niño sobre los espías demonios, lo consideraba muy pequeño para meterse en problemáticas así.

La reina contestó preguntándole al omega a que edad había experimentado por primera vez el miedo de la guerra, él se quedó callado al recordar que durante toda su infancia vivió con el miedo y la pérdida, hasta transformarse en uno de los millones huérfanos de guerra; pero era precisamente por esa razón que no quería exponer a Dai, el príncipe tenía la posibilidad de vivir una niñez plena, pues aunque vivió durante la guerra, en Akaad nunca llegaron a atacar el palacio, y su mundo nunca fue perturbado. Yui le contestó que Dai era un príncipe, y como tal, su única forma de entender los conflictos bélicos era educándolo sobre estos, ella tenía el deber como madre y reina de enseñarle a su hijo la labor de un monarca; la reina había previsto una situación que podría ponerlos en peligro una vez más, así que a su juicio, Dai estaba más que listo para aprender a gobernar.

Yamaguchi entendía el punto de la reina, pero eso de alguna forma despertó nuevamente su inseguridad, el príncipe estaba siendo educado para ser un gobernante, una persona útil para la sociedad; cada persona en el palacio cumplía una función, y él no se sentía conforme con la suya, algo en él aspiraba a ser más. Luego de un rato de charla, se despidió de la reina y volvió corriendo a la habitación donde estaban curando a Kei; Hayato salió abrió la puerta justo antes de que Tadashi pudiera tocarla, se veía algo apresurado, y antes de irse a rápidos pasos, le dijo al omega que Tsukishima estaba bien, pero que ahora dormía por los efectos sedantes.

El joven omega entró al cuarto para poder ver a su amigo, comprobando su estado; tenía vendas en sus heridas, estaban algo ensangrentadas y con humedad por las ampollas de su piel, Ikejiri aún debía seguir tratándolo, pero tenía algo que hacer. Yamaguchi acarició la parte sana del rostro del alfa, ya se sentía más tranquilo al verlo dormir, sabía que se pondría mejor en algunas semanas. Como Kei estaba dormido, Tadashi se retiró de la habitación y se fue, viendo a lo lejos por el pasillo a Hayato, que avanzaba rápidamente; después de quedarse dormido hasta las 6 de la mañana sentado en el piso, el omega despertó por unos murmullos a algunos metros de distancia.

Durante esas horas Ikejiri había salido a la ciudad de Akkad para reunir a los miembros de la corte real que no residían en el palacio, los que si convivían en ese lugar, como Hayato, Shimada y Yusuke Takinoue el Senescal de la corte, recibieron a los miembros que acababan de llegar, al sumo sacerdote Asahi Azumane, y a los dueños de la academia de magia, la familia Ukai conformada por el director Ikkei Ukai y su nieto Keishin Ukai. Entre los presentes también se encontraban dos figuras muy jóvenes e inseguras, los lugartenientes de 18 años, Kazuhito Narita y Hisashi Kinoshita, herederos de las casas nobles del norte y que se encontraban en Akkad para aprender un uso avanzado de magia; ellos mismos desconocían la verdadera razón del porque habían sido enviados a la capital, su inexperiencia les impedía ver que sus vidas corrían peligro en sus territorios, donde sus pueblos hambrientos y destruidos causaban discordia y revueltas, muy peligrosas para niños como ellos.

Yamaguchi siguió al gran grupo de nobles hasta un gran cuarto subterráneo, oscuro y considerablemente amplio, donde se realizaban importantes reuniones; tal vez era muy metiche, sin embargo la situación lo intrigaba tanto que se escabulló y logró ocultarse tras un pilar para curiosear en la junta. Sugawara caminó desde el extremo donde se encontraba el rey hasta la entrada, para saludar a su amigo Asahi y recordarle alegremente sobre el viaje que Azumane quería realizar para evangelizar las tierras del norte, proponiéndole acompañarlo en su peregrinación.

El secretario y consejero del rey, Ennoshita Chikara, pidió silencio en la habitación para poder introducir el tema que debían debatir; su rostro siempre sereno pronunció sin rodeos que Akkad acababa de ser visitada por tres demonios que habían estado espiando las viejas catacumbas de las cascadas a los pies de la ciudad. Los presentes comenzaron a hablar entre ellos, sorprendidos e inquietados por esa información, los jóvenes Narita y Kinoshita murmuraron entre ellos que eso explicaba la presencia de la guardia real horas atrás por las calles de Akkad.

-¿Lograron capturarlos? - preguntó Keishin Ukai, estaba serio, preparado para reflexionar y sacar conjeturas según lo que le contaran.

-No, pero logramos identificar a una de ellos: la duquesa Kiyoko Shimizu de Nerón - respondió Yusuke, la realidad es que él no había estado presente al momento de la persecución, pero había sido bien informado al respecto.

-¿Duquesa? Eso quiere decir que... - dijo Asahi atemorizado por la idea de que los nobles del reino demonio decidieran atacarlos otra vez.

-Aún no estamos seguros de la naturaleza de este espionaje ni de la participación de la reina Kyoutani, será mejor que escuchemos toda la historia. Por favor prosigue, Sugawara san - pronunció Ennoshita, Suga suspiró desganado por tener que contar la historia una vez más.

-Sobrevolaba las afueras de la ciudad cuando vi a dos regeneradores meterse detrás de una de las cascadas; estaban escudriñando los mecanismos para abrir los túneles, así que me enfrenté a ellos, sin querer me revelaron que trabajaban para la duquesa, y esta tuvo que salir de su escondite para luchar conmigo. En un momento empecé a verme en desventaja y tuve que huir de ella para llegar al castillo y darle aviso a la guardia.

-Organicé a los soldados del rey y emprendimos la búsqueda, tuve que dividir mis tropas para que algunos se encargaran de controlar un incendio provocado por la duquesa; luego llegamos a un alquiler de dragones y perseguimos a la duquesa volando, ella tenía la ventaja por tener un dragón más ligero y rápido, y un par de alas propias que le facilitaron distraernos para huir. Actualmente está prófuga y algunos de mis hombres continúan la búsqueda - agregó Makoto al relato de los acontecimientos.

-¿Qué hay de los regeneradores? - preguntó Keishin.

-También están prófugos - respondió Ikejiri -Sugawara los salvó de ser calcinados - continuó diciendo.

-¿Los salvó? - se cuestionó Keishin, Sugawara tragó saliva.

-Solo les eché una mano, estaban desprotegidos mientras se quemaban vivos. Cuando me di a la fuga no supe más de ellos - aclaró Suga.

-Sea como fuere, hay 3 espías demonios sueltos en el territorio, y no estamos seguros de si fueron enviados por la reina, o hay algo más complicado detrás - dijo Ennoshita mirando de reojo a Hayato, que sonreía nervioso.

-¿Podrías explicar tu punto Ennoshita? - le preguntó Ikkei, entonces el rey Daichi avanzó hacia el centro de la junta y tocó el hombro de su consejero para indicarle que se quedara a sus espaldas para dejarlo hablar.

-Durante las negociaciones por el acuerdo de paz, la reina Kyoutani y los lugartenientes del reino demonio estaban de acuerdo con firmar la paz, ceder parte de su territorio y construir un muro fronterizo. El único que se negó hasta el final fue el conde Oikawa Tooru, esposo de la duquesa Shimizu - relató Sawamura.

-¿Qué quiere decir...? Su majestad - preguntó Narita muy asustado e inseguro, se notaba cuanto lo abrumaba formar parte de esa reunión.

-Es sencillo, significa que podría estarse formando una facción contra la reina Kyoutani y el tratado por la paz. Lo cual libraría de responsabilidad a los Kyoutani de este incidente - respondió Yusuke Takinoue.

-¿Cómo podríamos comprobar si tuvieron participación o no? Enviarle una carta a la reina, en caso de que esté involucrada, sólo serviría para que nos mintiera o adelantara su ofensiva - comentó Ikkei Ukai, algunos nobles comenzaron a pensar detenidamente, mientras Yamaguchi y los jovencitos terratenientes observaban confundidos y preocupados.

-La única manera de saberlo es atrapar con vida a alguno de los involucrados - dijo Hayato con tranquilidad.

-La duquesa tiene recursos y una capacidad física que le hace más escurridiza, yo me enfocaría en enviar tropas a buscar a los dos regeneradores ¿Cómo eran sus apariencias, Suga? - preguntó Yusuke.

-Pálidos, cabello rojizo, el omega era bajo y con el cabello tieso, al centro sus mechones eran de color negro; el beta tenía rasgos afilados y la cabeza rapada - respondió Sugawara - sin embargo hace un rato tuve una conversación con los reyes, y no nos parece una buena idea interrogar a los regeneradores de la forma convencional, están entrenados para soportar toda clase de torturas.

-¿Entonces que sugieres? ¿Perseguir a la duquesa aunque a estas alturas nos lleve kilómetros de ventaja? Aún con todo el entrenamiento del mundo, todos los regeneradores tienen un límite - lo increpó Keishin Ukai.

-Además, hay otros tipos de tortura además de la física - agregó Ikejiri.

-Como la tortura psicológica o sexual - lo complemento Takinoue.

-¿Por qué recurrir a la hostilidad? También tuve esta conversación con los demás, a veces la persuasión da mejores frutos - respondió Sugawara.

-Si no vamos a ponernos de acuerdo, no quedará de otra más que tomar acción directa y enviar una advertencia al reino demonio - pronunció tajantemente Keishin, su abuelo volteó a verlo severo y estoico.

-No seas imprudente, hay que evitar a toda costa un enfrentamiento bélico, el norte es cada vez más hostil y empobrecido gracias a la guerra, lo que menos queremos es un conflicto civil en conjunto con agresiones extranjeras.

-Pero... corríjanme si me equivoco pero... estamos mucho mejor económicamente que los demonios y nuestras pérdidas no fueron tantas como las de ellos... ¿Entonces por qué sentir miedo de una guerra que podemos ganar...? - Kinoshita sacó la voz inseguramente, y todos, incluyendo a Yamaguchi, se le quedaron mirando, algunos como Ennoshita y Sugawara de forma severa, otros como Yusuke y Keishin con sorpresa.

-El muchacho tiene razón, aún con la situación delicada del norte, estamos mucho mejor parados que los demonios - dijo Shimada, pero se veía dubitativo - sin embargo yo preferiría seguir escuchando sugerencias.

-Precisamente hablé de ese tema con Sugawara hace unas horas, él propone una vía diplomática con los regeneradores y se ofreció a ir en su búsqueda para poner en práctica su propuesta de persuadirlos a hablar - habló el rey Sawamura - mi propuesta es mantener el perfil bajo y perseguir a los prófugos hasta que nuestro informante nos traiga noticias del reino demonio. Ya sea persuadiendo, torturando o recibiendo el informe en 4 meses, sabremos la verdad de este asunto.

-Muy bien, comencemos la votación. Levante la mano aquel que desee una acción directa y hostil contra los demonios - Ennoshita Chikara alzó la voz al centro del salón, y vio como las manos de Takinoue, Keishin y Kinoshita se alzaban, Yamaguchi suspiró con alivio al ver que sólo 3 de los presentes querían guerra - ahora levante la mano aquel que quiera una acción cautelosa - las manos de Ikkei, el rey, Sugawara, Hayato, Azumane, Makoto, Narita y Ennoshita se levantaron para así determinar que la acción a tomar sería la de cautela.

-Mi reina tenía algo importante que hacer, pero sé que si estuviera aquí también votaría por no tomar acciones que nos lleven a un enfrentamiento otra vez - comentó Daichi - Bien, ya está decidido, nos mantendremos callados hasta tener información concreta acerca de esta amenaza. Ennoshita.

-¿Si su majestad?

-Envía a hacer carteles de búsqueda con la apariencia de esos regeneradores y la duquesa, da la orden de que sólo circulen dentro de los establecimientos militares, no quiero cazarrecompensas ni ninguna persona común involucrada en esta búsqueda. Sugawara te ayudará.

-Está bien alteza.

-El tiempo que tomará el replicar el cartel para cada establecimiento me dará ventaja suficiente para encontrarlos primero - pensó Suga en voz alta.

-No cantes victoria tan pronto Suga, si mis hombres los atrapan primero, usaremos los métodos tradicionales para sacarles información, ya te lo había comentado.

-Cuando hablamos en privado creí que no enviarías a nadie más y que me dejarías todo el trabajo a mí.

-Siempre es bueno tener más de una salida.

-Mis métodos de cualquier forma son más efectivos.

-Eso es cierto, Sugawara es un experto en persuadir los corazones de la gente - Ikejiri sonrió, Chikara lo miró de reojo al escuchar la frase "persuadir los corazones".

-¿Podrías explicarme qué tipo de métodos usas, Sugawara san? - pregunto Ikkei, curioso y tenso por lo que entendía por "persuadir corazones".

-Apelar a las emociones, establecer vínculos afectivos, soltar la lengua con el consentimiento de la persona - relató Suga un poco incómodo.

-Básicamente, mentir - dijo Keishin, no tenía afanes de juzgar, mas creía que era la forma más sincera de nombrar al método de Sugawara.

-No lo sé, tal vez sea mentir, o conocer los corazones de la gente - se excusó Suga.

-Una romántica forma de describirlo - lo "elogió" Hayato, Ennoshita tosió y se acercó a Sugawara.

-¿Me acompañas Sugawara san? - preguntó estando muy cerca de él, a esa distancia no todos podían distinguir el cambio en la voz de Chikara, menos grave, más suave, algo atrayente.

-Con todo gusto.

-Oye Suga - le llamó el rey Sawamura.

-¿Qué pasa?

-No creo que los demás tengan potestad de juzgarte si enamoras a alguno de esos regeneradores, estarás haciendo algo importante por la corona - le aclaró el rey, algunos de los presentes agacharon la cabeza incómodos, Ikejiri en cambio irguió la mirada sonriéndole como un perro fiel.

-Con mi carisma y mi encanto tal vez enamore a los dos ¿No lo crees? - Suga rió, el rey lo hizo de forma discreta, todo mientras Yamaguchi se iba hacia la puerta caminando en cuclillas.

-Pues no.

Tadashi pudo dormir un poco más a las 8 de la mañana, los demás sirvientes le permitieron dormir a pesar de que su horario al igual que el de ellos comenzaba a las 6, dejarían que el príncipe lo despertara para jugar en unas cuantas horas, después de todo su deber radicaba en estar pendiente de él. Ikkei y Keishin se fueron del palacio discutiendo seriamente entre ellos, no era bueno tener ese tipo de discrepancias en temas tan delicados como determinar la paz y seguridad de todo un reino; además, dentro de 2 horas debían recibir a los nuevos alumnos de la Academia, ese año por decreto debían admitir el ingreso de omegas, y también debían darle una bienvenida cordial a los terratenientes del norte, que al llegar en su carruaje al centro de Akkad corrieron como nunca para preparar sus uniformes nuevos.

Sugawara y Ennoshita se dirigieron rápidamente hasta una imprenta para crear los carteles para los militares del país, la labor de Suga era describir detalle a detalle a los demonios que vio; él y Chikara parecían tener mucha prisa en esos momentos, así que al terminar el cartel y especificar por escrito la orden del rey, salieron a paso veloz hacia un hostal del centro de Akkad. Asahi también corrió todo el camino hacia su hogar en la catedral, para hacer sus maletas, tal y como había acordado con Sugawara, tal vez partirían esa misma mañana hacia el norte, era una oportunidad perfecta para cumplir su sueño de impartir la fe en tierras que la necesitaban; pero era también una ocurrencia muy fugaz, tuvo que coordinar inmediatamente con otros obispos para que cumplieran su labor en su ausencia; no estaban particularmente de acuerdo y se lo reprocharon, pero de todos modos compartían su visión de que el norte debía recuperar la fe en la Iglesia, y de paso en la monarquía.

A las 9 de la mañana Suga se sentó en la cama de un hostal, estaba desnudo y algo somnoliento y cansado, pero el cálculo mental de la hora no lo dejaba estar tranquilo, debía apresurarse y empacar sus cosas para iniciar su búsqueda. Ennoshita no se veía nada estresado en comparación, estaba de costado, con la delicada tela de las sábanas cubriendo estratégicamente su suave y curvilíneo cuerpo desnudo, las formas seductoras de su piel reposaban luego de una intensa media hora de pasión, bastante rápido para su gusto.

-¿De verdad vas a irte tan temprano? - preguntó decepcionado, Sugawara se levantó para vestirse rápidamente.

-Lo siento mucho, sé que es menos de lo que te tengo acostumbrado, pero cada segundo cuenta ahora.

-Qué lástima, para mí también cada segundo cuenta - susurró sensualmente, sentando sus enrojecidos y blandos glúteos sobre la cama, su parte delantera estaba totalmente cubierta por la sábana.

-Te prometo que la próxima vez durare dos horas, pero en estos momentos es importantísimo empezar a moverse.

-Me gusta cuando te mueves... - su tono insinuante acompañó el movimiento de la sábana cayendo por su hombro, Suga se quedó quieto observándolo.

-Tentador pero... es hora de partir - Ennoshita no se lo dejó tan fácil deslizando hacia abajo la sábana para enseñar un pezón, junto con su expresión intensa y sensual que casi hace que Sugawara pierda los estribos - muy tentador... pero ya basta, tengo que guardar mis cosas.

-Como quieras - respondió Chikara levantándose, dejó de lado la sábana y caminó hacia el rincón donde había tirado su ropa, Suga lo siguió con la mirada, todo su cuerpo era como un imán para sus ojos, el libido creció cuando le miró las nalgas al agacharse y vio que estaban rojas por la actividad física tan salvaje de esa mañana - iré a ver a los polluelos del norte, hoy tendrán su primer día en la academia, tal vez necesiten un guía.

-Si... tal vez necesiten... - balbuceó Sugawara distraído por el cuerpo de Ennoshita, que luego de tomar su ropa caminó lentamente hasta él y le besó de forma muy suave y dulce los labios.

-Que te vaya bien en tu viaje, cumple todos tus objetivos, Sugawara san - le susurró a centímetros de la boca, Suga hacía su mejor esfuerzo por mantener el control y no dejarse llevar por la seducción de Ennoshita. Trataba de pensar en cosas que lo hicieran alejarse de él, como el hecho de que eran primos en segundo grado, pero estaba tan excitado que apenas podía tener quietas sus traviesas manos, posadas sobre los glúteos del consejero - Nos vemos dentro de algunos meses, Sugawara san.

-Oh, tienes razón, nos vemos dentro de poco Chikara - pronunció nervioso, inmediatamente dejó de amasar las nalgas de su amante.

-Y Suga...

-¿Dime?

-Trata de no cometer el mismo error de hace años - dijo antes de alejarse, iba acomodando cada tela de su atuendo de la corte antes de cruzar la puerta para marcharse; Sugawara se quedó callado, en su rostro había un pequeño rastro de culpabilidad, e inquietud.

Los nuevos alumnos de la Academia de Magia estaban preparándose para su primer día, había personas de todas las edades, desde simples adolescentes hasta ancianos que tardíamente pudieron cumplir su sueño de ser magos; los reyes habían cambiado la norma que prohibía a los omegas aprender sobre magia, así que muchos de los alumnos eran omegas de diferentes rangos etarios, que a pesar de ya tener acceso al poder que les habían negado, seguían viéndose inseguros e indefensos ante la majestuosidad de la Academia de Magia. Los terratenientes del norte corrían con sus uniformes ya puestos, no habían dormido nada bien, no solo por la reunión con la corte real, sino por sus nervios que no los dejaron pegar pestaña; Ennoshita apareció tras Kinoshita y Narita, y ellos se sobresaltaron con su silenciosa presencia.

Chikara acomodó bien las telas del uniforme que llevaban los chicos, y comenzó a darles una charla sobre mantener un perfil bajo en la academia, no sería correcto que Kinoshita y Narita alardearan de tener sangre noble en las venas; les recomendó también consultar cualquier duda con los profesores o con él mismo, puesto que solía visitar mucho la Academia de Magia para ver a un amigo. Los muchachos asentían ante cada recomendación de Ennoshita, estaban muy nerviosos y tensos, caminaban rígidos como piedras; antes de cruzar el umbral de la entrada, Chikara rió al notar los evidentes nervios de los muchachos, y los abrazo de imprevisto para decirles que todo estaría bien; los jóvenes respiraron con alivio y cerraron los ojos, disfrutando el reconfortante abrazo del consejero.

En un pequeño y barato hostal de la ciudad, un joven omega de 15 años se preparaba para asistir por primera vez a la academia; antes de tomar sus libros sobre magia, limpió el pelo de gato que tenía sobre la ropa, ya que su mascota se había dormido sobre ella durante toda la noche. El chico era una persona completamente autovalente, un huérfano como casi todos en la ciudad, sin embargo él no era un huérfano de guerra, sino que lo era desde su nacimiento; se crió en un orfanato del monasterio principal hasta los 10 años, luego empezó a vivir solo empleando sus amplios conocimientos en mecánica para trabajar y ganar dinero propio.

Lo entusiasmaba entrar en la Academia de Magia, en ese lugar no sólo aprendería a ser un excelente mago, sino que también podría tener una vida asegurada quedándose a vivir en las instalaciones; antes de salir se despidió de su gato y cerró la puerta de su cuartito con llave. Luego de unos minutos llegó corriendo a su destino a todo lo que daban sus pequeñas piernas, la academia era increíblemente enorme y de una belleza arquitectónica fascinante, llena de grandes pilares, escaleras, cúpulas y murales de obras artísticas que escalaban hasta el techo.

En el centro del vestíbulo se encontraban los profesores de la academia y el director Ikkei Ukai, a su derecha estaba su nieto, Keishin Ukai, y a su izquierda el esposo de su nieto, el profesor Ittetsu Takeda. Los alumnos estaban reunidos cerca de las paredes, alejados del círculo de docentes, ya fuera por desinterés o por inseguridad; el director estaba hablando para darles la bienvenida, el joven omega se perdió la presentación de algunos profesores, pero al parecer había llegado a tiempo para lo realmente importante: la activación de la magia en sus cuerpos.

-Antes de activar sus flujos de energía, necesitamos hacerles una pequeña aclaración: utilizar magia conlleva a cargar un gran peso, deben ser responsables cuando la usen, pues hay muchas consecuencias, no pueden usar su magia para divertirse ni para cosas innecesarias - decía Keishin Ukai frente a todos los estudiantes, en un sector de la gran pared había un grupo de nuevos estudiantes revoltosos e inquietos, el tipo de personas que no serían demasiado responsables con su magia.

-Eso es cierto, no solo pueden herir a otros y causar destrozos, sino que también pueden dañarse ustedes mismos - aclaró el profesor Takeda, su holgada ropa escondía bien la pequeña y firme panza que tenía a causa de su primer embarazo, de apenas 2 meses - el flujo de sphaeram, la energía vital, no es ilimitado, antes de experimentar con su magia, deben aprender a graduar el flujo de sphaeram.

-¡Mucha charla! ¡Queremos empezar! - gritó un chico rubio que estaba entre el grupo de inquietos, el profesor Takeda suspiró.

-Si llegasen a utilizar mucha energía en su magia, perderían vitalidad, y correrían el riesgo de desmayarse en medio de un combate. Tal vez no estamos en guerra ahora, pero de todos modos, es crucial que sepan tener autocontrol antes de cometer una locura - continuó explicando Takeda.

-¿Quienes consideran que tienen un buen autocontrol y sentido de la responsabilidad? - preguntó Keishin, entonces una muchacha de cabello castaño con flequillo levantó la mano, muy segura de sí misma.

-Yo juro usar mi magia con responsabilidad y nunca abusar de ella, ni utilizarla cuando no sea necesario - la chica mantenía la mano levantada para jurar ante sus futuros profesores, Keishin Ukai sonrió al ver a una estudiante responsable.

-Acérquese al centro del salón, señorita - le pidió el profesor, ella caminó hacia él sin miedo - ¿Cuál es su nombre?

-Hana Misaki.

-Hay 4 modos de activación de la magia: ictu, share, motus y naturalis. Ictu consiste en recibir un golpe de energía que activaría la propia, es el método más peligroso y mortal para adquirirla. Share es el método que usamos en la academia, sólo los docentes y los grandes conocedores saben cómo transmitir energía pura a otros, sin dañarlos. Naturalis es un método muy lento, pero garantiza un control formidable de la magia, consiste en meditar en ayuno para encontrar el núcleo - explicaba Keinshin - usaré el método share contigo, pero debes tener claro que no garantizará que puedas controlarlo.

-¿Qué hay del método motus?

-Solo ocurre en casos extremadamente raros, cuando una persona experimenta un sentimiento muy fuerte que gatilla el flujo de energía. Es algo inusual porque se requiere una producción inhumanamente grande de sphaeram para que ocurra este fenómeno. Es el método más inseguro, porque, aunque el mago en cuestión tenga menos riesgo de perder vitalidad por su gran cantidad de energía, puede liberar magia de forma explosiva y descontrolada, como si perdiera la consciencia de lo que está haciendo.

-¿Hay personas actualmente con ese tipo de magia...? - a la chica le tembló un poco la voz, el método de esos magos le parecía bastante peligroso.

- El último falleció en batalla hace 15 años, un demonio.

-Oh... - el profesor posicionó sus manos frente a su propio pecho y cerró los ojos, después de unos segundos concentrado, pudo formar una pequeña esfera amarillenta de energía pura.

-¿Estás lista? - preguntó Keishin a la alumna, y esta asintió, tragándose los nervios con valentía; el profesor acercó la esfera al centro del pecho de la alumna, y esta respiró como si estuviera recibiendo una enorme bocanada de aire difícil de tomar, y un haz de luz dorada iluminó desde la zona de su pecho hasta esparcirse por todo el lugar - ¿Te sientes bien?

-Sí, estoy bien... - contestó, despues un profesor anciano y regordete se acercó a la alumna cargando un trozo de madera, una copa de agua y un anillo.

-Soy el profesor Yasufumi Nekomata, te presento tu primera prueba: por favor escoge una de estas tres opciones para comenzar tu evaluación - Hana no estaba muy segura sobre su elección, ninguna de esas cosas llamaba su atención.

-No estoy segura... ¿Qué debería escoger?

-Si no estás segura, prueba tomando todos los objetos uno por uno, y retira tu canalizador para comenzar - la chica tomó la copa de agua en una mano y sacó su varita con la otra - concéntrate, posiciona la varita sobre la copa, e imagina que tratas de mover el agua - Hana tomó aire y cerró los ojos para concentrarse, pero no logró mover el agua.

-No puedo hacerlo.

-No es manipulación - murmuró el profesor Nekomata, luego le entregó el trozo de madera a la chica junto a un anillo adicional que tenía en el bolsillo, ella se colocó el anillo y guardó su varita para usarla después - toma la madera y concéntrate mientras la aprietas con tu mano - le pidió el profesor, ella lo intentó, pero no hubo cambios.

-¿Qué se supone que debe pasar?

-Que la rompas sin esfuerzo, no eres intensificadora al parecer. Por favor, intenta ahora imaginar que le prendes fuego - le pidió el profesor, y ella falló nuevamente - no eres emisora, trata de hacerlo con tu varita - la chica lo intentó y otra vez volvió a fallar - la varita no se prendió fuego, no eres emisora en objetos.

-Oh... yo hubiera deseado tener ese tipo de magia... - Nekomata extendió su mano y mostró el anillo común que traía consigo.

-Imagina que pasas un hilo entre el anillo - la muchacha se concentró arrugando el entrecejo, pero no obtuvo nada - no es materialización. Trata de hacer que el anillo levite - ella continuó intentándolo, pero no obtuvo nada - tu poder no es psíquico.

-Entonces... ¿Cuál es mi tipo de magia?

-Solo queda una opción - dijo Nekomata sacando un pequeño corta plumas de su bolsillo, para luego cortar repentinamente su propia palma de la mano - cúrame.

-¡Profesor! - exclamó ella cuando lo vio cortarse de esa forma, con rapidez sacó su varita y concentró su energía en la herida, que poco a poco se cerró; no cicatrizó, pero si formó una gran costra roja, sin embargo Hana no estaba contenta con el resultado, así que siguió curando sin controlar su flujo de magia.

-¡Suficiente! - el director Ikkei interpuso su mano entre la herida y la varita, luego sujetó a la muchacha, que se volvió débil y casi pierde el equilibrio; Takeda tomó el brazo de Hana y se la llevó caminando a la enfermería.

-Lo hiciste muy bien, compartimos el mismo tipo de magia, será un gusto ser tu profesor.

-Muchas gracias por la ayuda...

-Como ven, las pruebas miden el tipo de magia que poseen, una vez descubran cuál es su tipo, deben detenerse en menos de 10 segundos, de lo contrario, consumirán su propia vitalidad sin una buena razón - aclaró el director, mientras el chico rubio del grupo de revoltosos sonreía.

-En síntesis, no ser como la belleza que terminó en la enfermería - comentó el chico rubio.

-¿Cuál es tu nombre? - preguntó Keishin.

-¡Yuji Terushima señor! - respondió muy enérgico.

-Muy bien, Terushima, tú y tu grupo recibirán su activación después de la tercera semana de clases.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

-Es por precaución, tu tipo de personalidad fiestera puede ser propensa a perder el control, necesitan aprender las bases antes de aventurarse con su magia.

-¡No es justo! ¡Juro que me portaré bien, no tienen que preocuparse!

-Lo lamento, pero es por precaución.

-Pero la chica médico terminó desmayada y se veía responsable, no depende de cómo sea la personalidad.

-El tipo de magia si depende de la personalidad, por eso es fácil guiarnos por estereotipos para determinar la magia de los alumnos, ella efectivamente lucía responsable, por lo que su tipo de magia podía ir entre la materialización, psíquica o curación, magias que difícilmente se descontrolan causando daño a terceros.

-¿Y qué tiene que ver la materialización con la responsabilidad? - preguntó Narita levantando la mano, entonces Ennoshita dio un paso en frente para responder la duda de su protegido, y de paso dar una charla informativa a los nuevos alumnos.

-Yo puedo responder eso - dijo Ennoshita avanzando al centro del vestíbulo - los emisores pueden proyectar elementos orgánicos con su magia, pero los materializadores deben proyectar esos elementos orgánicos transformados en objetos inorgánicos. ¿Qué implica esto? Implica que el materializador deba comprender las partes que conforman el objeto, y sus mecanismos.

-Suena aburridísimo - comentó Terushima sin medir el volumen de su voz.

-Tal vez lo sea, pero las magias materializadoras y psíquicas requieren de mucho estudio, hay que ser dedicados, metódicos. Aunque eso puede que suene muy pedante, pues no todo es color de rosa con los usuarios de materialización, pueden ser obsesivos, nerviosos, o estar llenos de ansiedad, características negativas que de cualquier forma califican en el tipo de personalidad metódica y perfeccionista. Tu personalidad, joven Terushima, es muy extrovertida y algo impulsiva, por lo que el tipo de magia que posees puede ser emisora o intensificadora, magias difíciles de controlar y muy destructivas con su entorno.

-¡Genial, justo lo que quiero, ser súper fuerte y quemar cosas!

-Lo podrás poner en práctica luego de las semanas de evaluación - le aclaró nuevamente Keishin.

-Como sea, parece que sólo a los cerebritos los dejan hacer magia desde el principio.

-No se trata de ser muy inteligentes, sino de la responsabilidad del usuario - agregó Ennoshita.

-¿Y de qué tan aburrido sea?

-¿Aburrido? - Ennoshita miró al nuevo estudiante, con una expresión entre el cinismo y lo severo, el tipo de expresión que a sus protegidos del norte les daba miedo - veamos, tú piensas que la magia más genial es la que te permita tener tanta fuerza como quieras o que te permita quemar cosas con sólo un movimiento, lo que no sabes es que incluso esas magias "divertidas" tienen contraindicaciones que las vuelven monótonas. Cuando ya has probado todo el fuego que puedes lanzar ¿No notarás un vacío de ideas?

-Hey, sólo bromeaba...

-Probablemente pienses que tu compañera que recibió su iniciación tiene un tipo de magia aburrida, pero en combate el desgaste es tan grande que agradecerías estar cerca de un mago de curación. Tal vez creas que los materializadores somos aburridos come libros - Ennoshita extendió su mano e hizo aparecer una silla de madera con su magia - si lo ves con ese foco, los materializadores sólo sacamos cosas insignificantes de nuestras mangas, pero si usas la imaginación como nosotros - Ennoshita apuntó al alumno con sus anillos, luego Terushima sintió un fuerte tirón en su brazo, luego en una pierna, hasta que se dio cuenta de unos hilos que movían su cuerpo en contra de su voluntad - podrás vernos como titiriteros.

-¡Espera por favor, ya entendí! - exclamó Terushima entrando en pánico, Ikkei caminó hacia Ennoshita y tocó sus hombros delicadamente; el consejero levantó la cabeza para verlo, los alumnos murmuraban cosas relacionadas a la expresión de paz y deseo en los ojos de Chikara.

-Contrólate Ennoshita, es sólo un niño - le pidió el director Ikkei, Ennoshita soltó inmediatamente a Terushima y continuó observando a Ikkei, los alumnos se ruborizaban vergonzosos a causa de Chikara, que devoraba con los ojos al director y disimuladamente trataba de pegar su espalda al cuerpo de Ikkei.

-¿Quieres que siga con mi discurso al menos? - le susurró Ennoshita al oído, Ikkei se apartó de él y volvió a su sitio, ignorando su tono insinuante - ¿Hay alguien aquí que comprenda el valor de la creatividad en la magia? - preguntó Chikara tratando de disimular el mal trago de ser rechazado por Ikkei; cuando hizo la pregunta, un extraño alumno de cabello y cejas cortas levantó la mano - ¿Cuál es tu nombre?

-Johei Fukunaga - respondió el joven, no dijo nada más.

-¿Estás preparado para tener poderes?

-Ya los tengo.

-Bien, eso ahorra tiempo ¿Cuál es tu tipo de magia?

-Manipulación.

-¿Podrías hacer una demostración? - preguntó Ennoshita esperando algo convencional como crear corrientes de aire; no se esperaba empezar a tener una sensación de sofocamiento, como si le apretaran la garganta; no podía tomar aire, trataba de respirar, pero era como si todo el aire que inhalaba fuera devuelto al exterior. Chikara cayó de rodillas y tocó su garganta, los sonidos de ahogamiento que emitía sobresaltaron a los alumnos; entonces Ikkei corrió a socorrerlo y miró furioso al alumno.

-¡Es suficiente! - le gritó el director, y Fukunaga dejó en paz a Ennoshita.

-Perdón, sólo era una demostración.

-No podemos tener alumnos que atenten contra la vida de personas inocentes de esa forma. Por favor retírate - le pidió Ikkei mientras levantaba a Ennoshita y este se pegaba a él, respirando con agitación, pero mirándolo libidinoso, sus ojos brillaban como si estuviera viendo a un ángel, pero también lo hacían como un amante lujurioso mirando a su objeto de deseo.

-No pienso lastimar a nadie, si quiere puedo hacer un juramento ¿Así funcionan las cosas aquí no?

-Lo lamentamos, pero en esta academia admitimos a alumnos con autocontrol, y probar una magia tan peligrosa poniendo en riesgo la vida del consejero del rey, no es precisamente tener autocontrol - le dijo Nekomata, pero el chico no parecía inmutarse, seguía mirándolos fijamente con sus ojos gatunos.

-Pero me detuve antes de que de verdad pasara algo ¿Realmente no demostré autocontrol y dominio? - se cuestionó Fukunaga, no lucía como alguien cínico y malvado, mas no parecía conocer algunas bases del sentido común.

-Muchacho, por favor no insistas - comentó Keishin, después miró con recelo a Ennoshita en brazos de su abuelo, actuando como si siguiera en mal estado; Chikara susurró algo en el oído de Ikkei, observando al joven Fukunaga mientras le pedía un favor al director cubriendo su oreja con una mano para que no se escapara el sonido de su voz.

-Te daré el beneficio de la duda, quiero que hagas un juramento ante los profesores, sólo con esto y con un periodo de evaluación se te permitirá la estadía permanente en nuestra academia - aclaró Ikkei, llevándose a Ennoshita a su oficina para que pudiera recuperarse. Keishin y el resto de profesores veían con desconfianza la decisión del director, pero no les quedo de otra más que aceptar.

-Como sea ¿Algún otro voluntario para la activación de magia? - preguntó Nekomata, entonces el omega huérfano levantó la mano sonriendo, estaba listo para tener la magia que tanto anhelaba, y ver esa demostración sólo lo hizo impacientarse más desde su posición - ¿Cuál es tu nombre jovencito?

-Morisuke Yaku - respondió firme y alegre, caminando hacia el profesor.

-¿Eres un omega?

-Sí señor.

-Tienes suerte, hace poco se descubrió que los omegas pueden dominar todos los tipos de magia conocidos, eso significa que tendrás muchísima responsabilidad, más de la que se le exigirá a tus compañeros. ¿Te sientes listo sabiendo eso?

-Estoy listo para cualquier consecuencia.

-Me alegro, prepárate, cuando tengas tu poder trata de no exaltarte, eso sólo te descontrolara.

Nekomata realizó el mismo procedimiento de Keishin, concentrándose para sacar energía del centro de su pecho; Yaku estaba muy emocionado, no obstante debía controlar sus sentimientos, por lo que respiró profundamente esperando el golpe de energía en su cuerpo. Le resultó extraño no sentir nada, ni un solo rastro de calor recorriendo su cuerpo; al principio creía que eso era normal, pero cuando abrió los ojos, vio al profesor Nekomata igual de confundido que él, pues no había visto ningún haz de luz saliendo del muchacho.

Ambos no le quisieron tomar importancia a ese detalle, tal vez era algo normal en algunas personas no ver nada de luminosidad en una iniciación, así que Nekomata continuó con la siguiente prueba, pidiéndole a Yaku que demostrara los diferentes tipos de magia en los objetos que el profesor cargaba. Fue un momento realmente incómodo para el omega ver que no pudo hacer nada cuando Nekomata le pidió que imaginara fuego alrededor del trozo de madera; probaron con imaginar hielo y otros elementos, pero no pasaba nada.

Morisuke sintió que entraba en pánico a medida que fallaba cada una de las pruebas, nada ocurría aunque el profesor le reiterara que debía concentrarse, cosa que estaba haciendo, se concentraba en su mente con todas sus fuerzas. Sin embargo de nada sirvió, era como si no estuviera hecho para ser un mago; el momento resultó aún más humillante cuando los alumnos y profesores murmuraban entre ellos por la carencia de magia en el omega, que, por lo que había dicho el profesor Nekomata, debía dominar todas las técnicas de magia o al menos su mayoría.

Ante el silencio y la presión avergonzante del entorno, Yaku salió corriendo afuera de la edificación, mientras evitaba ver las caras de los demás, que no se burlaban, pero si lo observaban sumamente extrañados por aquel extraño fenómeno. Keishin se separó en silencio de los profesores para seguir al pobre muchacho, al mismo tiempo que Nekomata calmaba los cuchicheos llamando a la siguiente voluntaria, una omega llamada Chitoka Yachi, que demostró la reputación de los omegas pasando todas las pruebas, pero perdiendo una gran cantidad de energía al tratar de hacer levitar el anillo.

Dentro de la oficina del director, los ánimos eran muy distintos que en el exterior, había un aire de profunda intimidad entre Ennoshita e Ikkei, no era la intimidad que Chikara deseaba, sin embargo no podía quejarse de tan cálido y reconfortante contacto entre ambos. Ikkei Ukai y Ennoshita permanecían juntos en un prolongado y apasionado abrazo, Chikara deseaba la desnudez del director, pero este no se la brindaba, pues la cercanía entre ambos siempre era pura y dulce, algo a lo cual el consejero no estaba acostumbrado.

Ennoshita mantenía sus ojos cerrados, respirando el olor de la ropa del director, su aroma a alfa y té negro, era tranquilizante para el joven beta, que subía delicadamente sus manos entre los omoplatos de Ikkei, tocando los músculos que conservaba a pesar de la edad. Ikkei también tenía los ojos cerrados, y también respiraba el olor de Chikara impregnado en sus suaves hebras de cabello; tan dulce olor a jazmines no podía mezclarse con el olor indecente del coito, pero Ennoshita rompía esa norma; al director no le agradaba eso, no obstante se lo perdonaba, porque no importaba cuanta impureza rodeara al leal consejero del rey, para él siempre sería una frágil y hermosa flor de jazmín.

-No debería estar haciendo esto... - susurró Ikkei, permaneciendo inmóvil, abrazando la cintura y espalda de Chikara.

-¿Por qué no? Esto no es nada, nada comparado con lo que quisiera hacer contigo, Ukai san... - respondió Ennoshita sin soltar al director.

-No es propio en un profesional de la salud psíquica tener tal cercanía con sus pacientes - se excusó Ikkei, entonces Chikara lo soltó.

-Está bien, si quieres mantener esta asimetría en nuestra relación, no me queda otra que acatar lo que pides - dijo el consejero, algo frívolo en comparación a su actitud durante el abrazo.

-Por favor toma asiento - Ikkei no hizo caso a la actitud de Ennoshita, que algo molesto obedeció, sentándose en un cómodo y amplio sillón que tenía el director en su oficina - ¿Has notado alguna recaída?

-No precisamente, todo sigue igual para mí, pero... hay algo que me preocupa, intento sacármelo de la cabeza, pero no me deja en paz.

-¿Tiene que ver con la reunión de la madrugada?

-No, es algo... es algo que lleva muchas semanas...

-Continúa.

-Hayato, he empezado a sentir algo de desconfianza por él, pero el problema es que no tengo forma de justificarlo, no tengo pruebas ni nada que fundamente esto.

-¿Y te gustaría encontrar algo que fundamente tus sospechas? - preguntó Ikkei, luego Chikara suspiró.

-No estoy adquiriendo ningún trastorno paranoide por si te lo preguntas, sinceramente, estoy en conflicto, no quisiera perder todo el amor que siento por Hayato, pero también quiero saber en qué se basa esta desconfianza.

-Continúa.

-Algo que me hace pensar que tal vez esté conspirando contra nosotros, es el hecho de que siempre esté en el lugar indicado cuando ocurre alguna revuelta en contra del rey, hace dos semanas estuvimos en el norte, específicamente en Hill Clamat. El rey ofreció una compensación y prometió reconstruir el pueblo lo antes posible. Todos parecían tranquilos, pero bastaron 7 minutos, tan solo 7 minutos para que Hayato desapareciera de mi vista y algunos campesinos decidieran lanzarnos piedras, no hubo motivo, ni una sola provocación de nuestra parte, pero aun así las masas se les unieron hasta que nos vimos en peligro por una miserable lluvia de piedras. Me hicieron falta cadenas para detenerlos, pero no me faltaron ganas de...

-Ennoshita.

-¿Qué?

-Cálmate un momento y piensa: ¿Es racional creer que Hayato fue el responsable de ese problema?

-Al parecer, no.

-Estás viendo la manifestación de Hill Clamat de forma muy superficial, atribuirle la culpa a Hayato solo por irse unos minutos es no mirar en profundidad el conflicto, hay múltiples factores que pudieron llevar a los del poblado a hacer eso.

-Lo sé... pero, siento que Hayato a veces insinúa cosas, cosas que me hacen pensar que en verdad no es muy leal...

-Hace un momento dijiste que no tenías pruebas de ello, lo que ocurre contigo es otra secuela que te lleva a desconfiar de otros; porque tú te mueves hacia los extremos, una persona puede parecerte sospechosa, pero otra te puede parecer digna de confianza, incluso al punto de entregarles tu cuerpo sin medir las consecuencias. Tan sólo hace un rato usaste tu poder sobre un alumno y me pediste que dejara entrar al que consideramos peligroso, tus decisiones suelen ser impulsivas.

-Lo del alumno peligroso no es una medida "impulsiva" a mi parecer.

-¿Por qué me pediste que lo admitiera?

-¿No viste su manejo de magia? Ha habido magos de manipulación que suelen manipular los elementos de su entorno, pero nunca vimos a uno que pudiera, o se atreviera, a manipular elementos propios de sus adversarios, como el aire que respiro. Este chico debió aprender ese tipo de magia en algún lado, y más nos vale tenerlo cerca y vigilarlo para saber en dónde aprendió eso, y porque decidió venir aquí.

-¿No crees que ese joven pondría en riesgo a sus compañeros y profesores?

-No si lo mantenemos bajo vigilancia, prefiero tener a ese chico entre las paredes de la Academia, a permitirle que vague libre por Akkad, no sabemos sus intenciones, ni de donde aprendió sobre ese uso tan perfeccionista de manipulación ¿Por qué querrá estar aquí si ya tiene un nivel avanzado de magia?

-Bien, comprendo tu punto ¿Pero cuál es tu hipótesis?

-Hemos tratado de investigar a los pueblos nómadas de las tierras humanas, pero sólo unos cuantos militares han sobrevivido a ese espionaje, nos han informado de magia nómada que deja ciegos a los hombres, sobre luces danzantes, magos de aspecto grotesco, soldados que tocan su pecho y escupen sangre por la boca antes de morir, guerreros enmascarados que no pierden vitalidad. Son amenazas desconocidas para nosotros, pero es evidente que se trata de un uso diferente de magia. Tal vez ese chico tiene algo que ver con ellos.

-Y teniéndolo cerca podríamos comprobar que es lo que quieren los pueblos nómadas, y podríamos estudiarlos - agregó Ikkei, se tocaba la barbilla mientras pensaba que quizás Ennoshita si tenía algo de razón.

-Tu siempre me entiendes - comentó Chikara sonriendo coqueto.

-Es mi trabajo, como también es mi trabajo ayudarte a superar tus propios comportamientos inadecuados - le respondió el director, luego Ennoshita se recostó en el sillón y lo observó, acomodando su cuerpo de forma seductora.

-¿Comportamientos inadecuados? - Chikara sonrió levantando la tela de su túnica para mostrar una pierna.

-Deberías tomar en serio lo que digo - Ikkei permanecía muy estoico, y Ennoshita seguía tocando las telas de su traje de la corte, para soltarlas y dejar ver parte de su desnudez.

-¿Soy inmoral para ti? - preguntó, mientras se acomodaba de costado y la tela de su ropa caía suavemente, dejando ver su cadera, cintura y pierna.

-Si sigues comportándote así, tendrás que buscar a alguien más para tus terapias.

-¿A alguien más? ¿No temes que ese alguien si caiga a mis pies? - Chikara miraba el rostro de Ikkei, que no mostraba ningún interés y preocupación por esa posibilidad - ¿Me crees capaz?

-No lo sé, francamente, no sé qué esperar - reconoció el director, entonces Ennoshita se sentó nuevamente y lo miró de frente, con la mitad del cuerpo desnudo.

-¿No lo sabes? Eso no es posible. Tú sabes muy bien que sólo me entrego a las personas que son especiales para mí, personas como tú. Sabes muy bien porque los considero especiales, y que nadie más además de ustedes conseguiría tocarme y ver mi cuerpo al descubierto. ¿Y aun así no estás seguro de que esperar de mí?

-Es antinatural, tus motivos no son saludables para ti mismo, no formaras relaciones más profundas con ellos con sólo entregar tu cuerpo. Lo único que conseguirás es que dejen de verte como un ser humano decente.

-¿Qué es peor, Ukai san? - Chikara se levantó y dejó caer toda su ropa a sus pies, exhibiéndose frente al director - ¿Hombres que solo quieran hacerme el amor? ¿O un hombre que no quiere hacerme el amor por considerarme sucio?

-No empieces Ennoshita. Tú estás consciente de que no pienso eso de ti - respondió Ikkei, no demostraba nerviosismo, a pesar de que si se sentía avergonzado y excitado viendo a Ennoshita caminar lentamente hacia él, con un pequeño contoneo de caderas y una actitud sensual que buscaba atraerlo.

-Entonces ¿Qué otra razón tendrías para rechazarme? - Chikara susurró cerca del oído del director, Ikkei lo apartó tomándolo de los hombros, pero lo soltó rápidamente para no lastimarlo con su agarre.

-Podrías ser mi nieto - le respondió, Ennoshita rió y colocó sus manos entre las telas de la ropa del director, jugueteando sutilmente para soltarlas un poco.

-Pero soy un adulto, puedo permitirme esta clase de "lujos" - el consejero abrió suavemente la ropa de Ikkei, y miró sus pectorales, el vello blanco y las manchas de la edad no le quitaban atractivo a su musculado y bien conservado pecho - quiero ser tuyo... - susurró Chikara, luego apoyó su oreja en el pecho del director y lo abrazó, muy dulce e íntimo.

-No importa que seas un adulto, hacer esto no es bueno para ti.

-¿Me ves como un niño?

-No, pero no puedo aceptar hacer estas cosas contigo - dijo Ikkei antes de apartar a Ennoshita de su pecho y quitarse la túnica para envolver la desnudez del consejero - respeta tu cuerpo.

-Ikkei... no tienes que cuidarme, se cómo los demás sin culpas, quiero que me... - pedía Chikara, Ikkei no le permitió seguir hablando, lo distrajo con sus manos acomodando la túnica para abrigarlo mejor. Ennoshita acarició el rostro del director y besó suavemente sus labios, si Ikkei hubiese correspondido, habría pasado de ser un simple contacto labial a un profundo y cálido beso.

-Es mejor terminar aquí, por hoy. Puedes volver cuando quieras - dijo el director; Ennoshita miró el piso con decepción y despecho, luego vio los ojos de Ikkei para despedirse.

-Nos vemos pronto... - susurró y se quitó la túnica, volviendo a recoger su ropa para vestirse; por su deprimida faceta, no actuaba provocativamente, pero el sólo hecho de observar su parte trasera hacía que Ikkei respirara profundamente intentando calmar sus instintos, lo hacía muy bien, pero temía a la posibilidad de perder el control algún día, no era sencillo tenerlo cuando Ennoshita estaba cerca.

Yaku caminaba lento, la mala noticia de no poseer magia no le permitía sentirse animado, tenía una suerte horrible, nada natural para un omega que se suponía que debía ser un privilegiado en el uso de magia; se preguntaba que andaba mal con él, teorizando sobre su origen, sobre maldiciones o averías genéticas en su cuerpo. Sus pequeños pasos lo retrasaron tanto que en algún punto del camino no avanzó más, y se quedó viendo el piso con los ojos llorosos; siempre pudo abrirse camino a pesar de no tener familia, sin embargo los trabajos que inventaba para sí mismo no le bastaban, no era su sueño, no se comparaba con las fantasías de ser un mago poderoso y explorar un mundo desconocido para él.

Se sentó en la ladera de la acera, con los pies colgando y mojándose en el agua del sistema de enormes canales que cruzaban la ciudad, adornados con macetas y árboles frutales que hacían sombra en el lento curso del agua; vivía en la ciudad más bella del reino, tal vez era demasiado para un omega huérfano como él, el lugar en el mundo que ocupaba podría haber sido usado por alguien más y nadie notaría la diferencia. No era el único desconcertado por su carencia de magia, un profesor de la academia estaba tras él, y tosió un poco para llamar su atención: era el mismísimo Keishin Ukai, heredero de la academia y prestigioso profesor de magia emisora.

-Hola - dijo el profesor, su escueto saludo demostraba su incapacidad para tranquilizar a los niños, pues al menos para él, Morisuke seguía siendo un niño.

-Hola - le respondió Yaku con desánimo, ver su cara volvía a remarcarle que jamás podría pertenecer a la Academia de Magia.

-Vi lo que pasó en tu prueba. Digo, es obvio que lo vi, yo también estaba evaluando.

-Gracias por recordármelo... - murmuró Morisuke mojando sus pies en el canal.

-Me gustaría decirte que tiene solución, pero esto es algo sin precedentes, nunca hemos visto a un humano incapaz de usar magia, si acaso hemos visto un flujo débil, pero nunca la carencia total de este - comentó Keishin, Yaku permanecía en silencio mirando las baldosas verdosas y celestes que se apreciaban bajo el agua - ¿Tal vez eres un nefilim?

-No lo creo, nunca he podido hacerme gigante, aunque tampoco es como si supiera hacerlo.

-¿De qué raza son tus padres?

-Nunca los conocí.

-Eso explica algunas cosas, tal vez eres un nefilim y no lo sabes - teorizó Keishin, Morisuke miró atrás un poco más curioso.

-No estaba en mis planes ser un gigante, pero suena más interesante que ser un inútil.

-Tendría que analizar tu sangre para saber tu origen, ya que no hay nadie que me lo pueda corroborar, no podemos afirmar que pertenezcas a la raza de los nefilim.

-Entonces, si no soy un nefilim ¿Qué soy?

-Tal vez seas un regenerador de tercer o cuarto grado, tu porcentaje de sangre humana debe ser muy alto como para no tener sus rasgos característicos.

-No puedo ser un regenerador, cuando me he lastimado, no he sanado más rápido que otros niños del orfanato.

-Es sólo una posibilidad, hay múltiples hipótesis sobre lo que pueda pasar contigo, puede haber una mutación en tus flujos mágicos, puedes tener una maldición sobre ti, o simplemente eres de magia curativa y psíquica, pero con un flujo tan mínimo que a simple vista no se aprecian los efectos - comentó Keishin Ukai, al notar la preocupación de Yaku quiso animarlo de algún modo - es algo que tenemos que averiguar.

-¿Cómo podría saberlo?

-Estudiándote, analizando tu genética y orígenes, será un poco difícil porque nunca antes nos hemos enfrentado a algo así, pero estoy dispuesto a averiguarlo - se ofreció Keishin, Yaku miraba sus pies sumergidos, los movía creando ondas en el agua mientras pensaba en lo que le estaba diciendo el profesor.

-Si descubriera el origen del problema ¿Podría estudiar magia con los demás?

-Eso dependerá del resultado, y de si descubrimos algún tipo de cura.

-Pero, es una posibilidad ¿No?

-Sí, es una posibilidad - respondió el profesor, Yaku lo miró de reojo, analizando la situación.

-Si llegase a tener una cura, estaría muy atrasado en comparación con las enseñanzas que recibirán los demás alumnos.

-En efecto, es inevitable.

-¿Está seguro de eso? - Morisuke miraba a Keishin, intentando insinuar algo.

-Definitivamente.

-¿Está decidido a estudiarme? Digo, soy un caso desconocido que ayudaría a comprender y solucionar los problemas de flujo de energía, supongo que debe ser importante para usted.

-No te equivocas, además de ser docentes, yo y mis colegas estamos comprometidos a investigar y realizar avances en los campos de la magia, tratar estos problemas es importantísimo para nosotros - Yaku sonrió al oírlo.

-Comprendo, pero, sólo aceptaré ser su sujeto de prueba con una condición.

-¿Qué condición? - preguntó el profesor, luego Morisuke se levantó con los pies mojados y lo miró de frente.

-Quiero entrar en la academia - le dijo seriamente, el profesor no pudo evitar reír.

-¿De qué te serviría entrar ahora? Aún no sabemos si podemos curarte o de si realmente podrás hacer magia.

-Aun así, quiero aprender, quiero ir a la par con los demás al menos en la parte teórica.

-No puedo dejarte entrar, sería absurdo, si en realidad eres un híbrido y no lo sabes, entonces de nada te serviría participar en las clases.

-Tal vez me serviría para ser un docente a futuro...

-No puedo permitir que estés dentro de la academia, nadie que no sea alumno, profesor o miembro de la corte real puede pisar las instalaciones, debemos cuidar la seguridad de la escuela y evitar el espionaje, ahora más que nunca.

-¿Ahora más que nunca?... - Keishin Ukai miró con enfado a Yaku, casi termina revelándole algo importante y confidencial.

-No te permitiré entrar en la academia, si aprendieras sobre nuestras clases ¿Cómo podríamos saber qué harás con lo que aprendes? Podrías dar clases ilegales en otras partes del reino, o vender la información a nuestros rivales - Yaku se levantó en la punta de sus pies y miró seriamente al profesor.

-Soy un huérfano, he trabajado desde niño para mantenerme a mí mismo y normalmente no tengo demasiado dinero como para alimentarme bien. Ser un profesor me ayudaría a alcanzar otro nivel de vida, averiguar mi origen y la razón por la que no puedo hacer magia siendo humano también es fundamental para mí, y lo único que pido a cambio es aprender, no tengo ninguna intención de traicionarlos ni de irme a ninguna parte, estaré aquí por siempre, incluso después de saber los resultados de su investigación.

-¿Terminaste? Porque mi respuesta es no, no pienso romper las reglas de la academia de mi familia.

-Entonces, yo tampoco pienso ser su conejillo de indias - respondió Morisuke dándole la espalda para marcharse a su hogar, Ukai lo siguió con la mirada, comprobó que el muchacho estaba determinado a irse si no conseguía lo que quería, así que tuvo que reconsiderar la petición del omega antes de perderlo de vista.

-¡Espera! - exclamó Keishin, corriendo hacia Yaku - ¿No quieres otra cosa a cambio de ser estudiado? Puedo pagarte la cantidad que gustes.

-No, lo que quiero es asistir a su academia, nada más.

-Que terco eres. Tengo muchísimo dinero, es más de lo que conseguirías como profesor de magia ¿Realmente no quieres eso?

-No lo quiero, yo solo quiero aprender y conseguir todo por mis méritos - dijo Morisuke y el profesor se rascó enérgicamente la cabeza, sin ocurrencias.

-Hay una manera de darte lo que pides, pero involucra un pacto que debes cumplir - propuso Keishin, Yaku volteó intrigado por su condición.

-¿Qué clase de pacto?

-Es algo que los de sangre noble usamos para firmar acuerdos y enlaces nupciales, las piedras de la palabra, consiste en un proceso de alquimia para establecer juramentos, se suelen sacar tres gemas del proceso, una para cada persona involucrada en el acuerdo, y una que se archiva en el centro de justicia de Akkad. Las piedras se desintegran si el acuerdo de rompe, por lo tanto, si tú traicionaras el acuerdo, lo sabríamos, y serías acusado de haber roto un juramento, lo que suele condenarse con la pena de destierro.

-Estoy más que dispuesto a realizar ese juramento con usted.

-De acuerdo, te veré mañana en el centro de justicia a la 6 de la madrugada.

-¿Qué condiciones pedirá para darme lo que pido?

-Tu total y absoluto secretismo sobre lo que aprendas en la academia, no deberás revelar nada de lo que veas y escuches dentro, refiriéndome a las enseñanzas o secretos de quienes trabajamos ahí.

-Espero que mañana memorice bien las condiciones, no sería bueno tener grietas en el juramento.

-Tienes razón, en este mundo, las grietas son aprovechadas por oportunistas con apellido.

Las semanas pasaron en el reino de Akkad, no había noticias de las caballerías, nada sobre Kiyoko Shimizu y sus sirvientes, por lo que la incertidumbre y el descontento entre los nobles se hacía cada vez más latente, generando disputas entre los que querían discreción y los que deseaban increpar a los demonios por esa violación al acuerdo de paz. Las novedades llegaron simultáneamente en forma de muchas cartas escritas por Sugawara, Ennoshita las confiscó, pues todas, o casi todas, iban dirigidas a él, y sería muy vergonzoso que otra persona decidiera abrir cartas tan intimas como las que compartía con Suga.

No se equivocaba, el contenido de las cartas expresaba los sentimientos más ocultos de Sugawara Koushi, en ellas confirmaba haber encontrado a los regeneradores, y haber enfocado sus intentos en uno de ellos, el que parecía más débil y susceptible; Suga siempre tuvo un problema con controlar sus emociones, lo cual no quería decir que fuese impulsivo, simplemente no podía evitar sentir. En sus cartas hablaba con lástima del regenerador que había estado vigilando, Ennoshita leía con suspiros de decepción cada una de sus blandas palabras.

En un momento llegó a la parte que le interesaba de esas cartas, los párrafos que Sugawara le escribía no como un amigo íntimo, no como un primo, sino como un amante; las sensuales palabras le recorrían el cuerpo como inquietas cosquillas, los recuerdos y fantasías de uno de sus hombres lo incitaban a tocar su cuerpo sobre la cama, Suga le pedía imaginar, le pedía recordar sus mejores momentos juntos, tal vez de esa forma no se sentirían solos en un mundo de falsos aprecios. Antes de sumergirse por completo en las fantasías, Chikara vio caer un sobre que estaba entre todas las cartas personales que Sugawara le envió, un sobre con un sello dorado y un destinatario general, la corte del rey Daichi.

Rápidamente se levantó y corrió a buscar al rey, si Suga le había mencionado en sus cartas personales que logró hallar a los regeneradores, de seguro esa carta era un reporte completo sobre algún resultado importante; al localizar al rey Sawamura, este le ordenó contactar inmediatamente a todos los miembros de la corte. Ennoshita no tardó mucho en hacer el llamado urgente a todos los nobles con noción política, así que tuvo que dejar de lado a los chicos terratenientes. Una vez que todos estuvieron reunidos en la sala subterránea, la reina Yui prosiguió a relatar los puntos importantes de la carta.

-"Uno de los regeneradores es altamente influenciable por la persuasión emocional, sin embargo tarda mucho en entregar detalles concretos" - leía la reina en voz alta, siendo observada por los demás con intriga - "el regenerador en cuestión presenta graves síntomas de trastorno de estrés postraumático, lo que le impide formular una confesión completa".

-¿Solo escribió para decirnos eso? Tenía planes esta noche - se quejó Yusuke.

-Déjala terminar - le respondió Keishin con firmeza, así que la reina prosiguió.

-"No obstante, en su confesión se distinguieron dos aspectos claves: el principal artífice, y uno de los métodos que está utilizando ahora mismo" - todos prestaron más atención al escuchar esa parte del comunicado, expectantes - "se exenta, momentáneamente, a la reina Koto Kyoutani de la responsabilidad de los espías en las tierras de Akkad, debido a que el regenerador señala directamente al conde Oikawa Tooru como el líder del complot, también dijo que la duquesa fue enviada a las tierras humanas a entregar "algo" a un espía que se encuentra dentro del palacio humano. Reitero: hay un espía dentro del palacio real que está al servicio del conde Oikawa Tooru; sobre lo que debía entregarle la duquesa al espía, el regenerador no fue capaz de continuar su relato, pero espero que en unos días pueda hablarme de ello. Sugawara Koushi".

-Un espía... - susurró Ikkei, los demás lucían muy preocupados.

-¿Hay demonios dentro del castillo? Imposible, salvo que les cortaran los cuernos y alas, no es posible que pasen desapercibidos - decía Yusuke con nerviosismo.

-Podría estar usando su forma de animal - comentó Shimada, lo que aumentó la paranoia de los demás.

-Pero le costaría mantenerla todo el tiempo, también implica un gran gasto de energía - mencionó Keishin.

-¿No han pensado en la posibilidad de que sea un humano?... - dijo Ikejiri con un aire temeroso, el resto se quedó en silencio.

-Esa es la peor posibilidad, y la menos probable - le respondió Ennoshita, podría haber hecho una acusación en contra de Hayato por la desconfianza que le tenía, pero no hubiese sido lo correcto si no tenía pruebas.

-Concuerdo, lo que menos deseamos es que uno de nosotros sea un traidor - agregó la reina Yui, entonces el rey Daichi rompió su silencio.

-No queremos que se propague la paranoia, pero debemos empezar a tomar precauciones: reduciremos la servidumbre, cuidaremos cada rincón del palacio, no quiero ningún animal cerca de nosotros, y debemos empezar a actuar con mayor secretismo.

-No es conveniente que haya guardias desconocidos que vigilen esta cámara, así que tendremos que recurrir a una barrera que aísle el sonido, creo poder hacer algo con mi magia, es la más útil en estos casos junto con barreras psíquicas, pero sé que eso implicaría demasiado desgaste, no me gustaría exponer al señor Ikkei de esa forma - Ennoshita dijo aquello mirando con una dulce sonrisa a Ikkei, que evitaba verle la cara para no demostrar algún sentimiento que entusiasmara a Chikara.

-Qué considerado de tu parte - murmuró Keishin sarcástico.

-De verdad que es considerado Ennoshita san, ahora podrá estar en todas las audiencias para proteger que nadie escuche fuera de las puertas - comentó Ikejiri, entonces Keishin miró con desconfianza a Chikara.

-Es un poco conveniente que sea el único "necesario" en todas las audiencias - dijo Keishin, Ennoshita se sorprendió de esa repentina acusación, luego rió un poco.

-Pero Keishin san, cuidar el hermetismo de la cámara no es una excusa para estar en cada audiencia, yo ya tengo el derecho de estar en ellas, soy el consejero del rey.

-Eso es cierto, es estúpido realizar acusaciones al aire sin verdaderas pruebas, lo que menos necesitamos es estar los unos contra los otros - le recalcó Shimada.

-Makoto tiene razón, no es bueno acusarnos los unos a los otros. Les recuerdo que se necesitan dos cosas para determinar a un culpable: pruebas contundentes, y las razones de la traición, sin ellas, no podemos señalar a Chikara como un traidor.

-No tenemos pruebas, pero... - susurró la reina Yui.

-¿Pero? - se cuestionó Yusuke, y la reina se sintió nerviosa.

-No no, no es nada.

-Por favor no se quede con las palabras en la boca, su majestad - le pidió Keishin.

-No es necesario, no haría más que sembrar dudas infundadas...

-Pero reina Yui... nos dejará a todos con la intriga - dijo Hayato decepcionado, la reina suspiró y trató de medir sus palabras para no crear gran revuelo.

-No hay pruebas, pero tal vez si haya personas que tengan razones para traicionarnos.

-¿Cómo quién? - preguntó Ikkei; el rey cerró los ojos reprimiendo sus emociones, en el fondo quería suspirar por un recuerdo que lo atormentaba, él sabía que había alguien que podía tenerle resentimiento, pero no le gustaba pensar mal de él.

-Solo tenemos que recordar su historia para saber que puede tener rencor contra la corona - dijo Keishin mirando directamente a Ennoshita, la reina también lo miraba disimuladamente, con culpa.

-¿De qué estás hablando? No tengo ninguna razón para sentir rencor contra el rey - le respondió Chikara muy serio y molesto.

-Pero de entre todos eres el que más razones tiene para odiar a los reyes... - murmuró Yusuke, Ennoshita se le quedó viendo, ofendido e irritado.

-Todos ustedes saben cuánto los estimo y respeto, estas acusaciones no tienen sentido.

-Pudiste aspirar a un puesto mil veces mejor que un consejero, pero perdiste ese derecho - comentó Keishin, entonces su abuelo le agarró un hombro.

-No creo que Ennoshita haya tenido interés en ser rey, no debes acusar a alguien sin entender su mentalidad.

-Pero incluso en el terreno de los sentimientos... - susurró Shimada, Ennoshita lo escuchó claramente y blanqueó los ojos por aquel momento incómodo.

-Eso es algo que quedó en el pasado, ahora mi lugar está en esta corte, como el consejero del rey Daichi, les aseguro que estoy feliz con este puesto y esta vida que debo llevar.

-¿Entonces porque sigues visitando a mi abuelo? Si estuvieras conforme con tu vida no necesitarías su ayuda - le espetó Keishin, luego Chikara volteó a verlo, a punto de perder los estribos.

-Como ya te lo dijeron, no hables sin entender las cosas.

-Ya basta - ordenó el rey Daichi, todos guardaron silencio para oírlo hablar - aún no sabemos nada sobre este espía, y ustedes ya se señalan entre todos buscando un culpable, cuanta ineficiencia - los miembros de la corte se sintieron avergonzados por su comportamiento, excepto Ennoshita, que pudo respirar más tranquilo luego de ese mal trago - lo primero que debemos hacer es intentar averiguar algo sobre este espía, y despedir a los empleados que hayan ingresado hace poco a trabajar dentro del palacio, así que comiencen a moverse, y a cuidar muy bien sus documentos, y sus charlas.

-Sí su majestad - respondieron todos al unísono, luego Chikara se acercó al rey, más contento por la intervención a su favor.

-Comenzaré hoy mismo con los despidos, deberíamos entregarles una suma de dinero para que puedan mantenerse hasta que encuentren otro empleo ¿Cuánto propone usted su majestad? - le preguntó Ennoshita con una sonrisa, mas el rey apartó la mirada y le dio la espalda.

-Yui se encargará de eso.

-Oh... a sus órdenes ¿Y qué es lo que haré yo? - se cuestionó Chikara, el rey comenzó a avanzar para salir del salón, ni siquiera lo miró.

-De momento, nada - respondió fríamente, Ennoshita se detuvo desconcertado, esa cortante respuesta lo llenaba de intranquilidad, nunca antes Daichi le había dicho que no debía hacer nada, siempre lo tenía ocupado con diversas tareas, no era propio de él decidir no confiarle algunas funciones. Así que mientras todos se alejaban de la cámara, él se quedó ahí, confundido y con una gran inquietud, la inquietud de ser foco de desconfianza y prejuicios.

Continuará...