Kageyama guiaba el caballo a un paso demasiado lento para Hinata, no llegarían nunca al paso que separaba el camino hacia la capital del camino hacia el territorio nefilim, el volcán Turel aún se veía demasiado cerca, de hecho estaban todavía muy pegados a la sierra de los susurros, un conjunto de montañas que dividían los valles del reino humano de los bosques que crecían en la estrecha pero extensa costa oeste. Kenma miraba el paisaje curioso, había muchos árboles por la ruta que estaban tomando, pero eran diferentes a la fría vegetación de su tierra, el verde de las hojas tenía un color más cálido, con muchos arbustos y enredaderas que crecían tanto que a veces cubrían parte del sendero.

Le parecían unas tierras muy lindas, quizá por eso su gente estuvo interesada por mucho tiempo en ganar parte de ese territorio, aun así no podía entender porque extendieron una guerra por tantos años, varias veces reflexionó acerca de esa enemistad, y siempre llegaba a la conclusión de que el odio irracional era el principal combustible para imposibilitar la paz. Cuando su hermano hablaba de los humanos, siempre lo hacía con desprecio y un humor cruel que a veces lo asustaba, y a veces por la calle también oía conversaciones de la gente deseando capturar a un humano solo para torturarlo; se preguntaba si los humanos también fantaseaban con destruir a sus compatriotas con el mismo ímpetu, pero si le daba algunas vueltas, probablemente los suyos reconocían abiertamente esas fechorías porque en sus tierras siempre tuvieron costumbres algo bárbaras, como los coliseos de regeneradores.

En el atardecer se detuvieron para acampar en medio de los arboles un poco alejados del camino, Shouyou preparó todo con una rapidez increíble para Kenma, el grupo dormía en dos tiendas de campaña distintas, el primer día de viaje Tobio y Hinata discutieron sobre quien debería compartir una con Kenma, Kageyama alegaba que él era más cuidadoso y responsable y que por eso tenía que cuidar de Kozume, mientras que Shouyou decía que al ser un omega tal vez se sentiría más cómodo con él; Kenma fue quien tuvo la última palabra escogiendo a Hinata para dormir a su lado. Al estar todo preparado, Shouyou y Kageyama aprovecharon los últimos minutos de claridad para sentarse mientras se encendía la fogata que prepararon, para practicar como casi todas las tardes lecciones de magia, si se le podían llamar así a las clases teóricas y monótonas de Kageyama.

Kenma los observaba con atención, quería saber si había avances en las clases que dictaba Tobio, pero tal parecía que no lograba conectar con Hinata de ninguna forma, ya que el omega pelirrojo perdía fácilmente la concentración en todas las enseñanzas y conceptos que trataba de enseñarle Kageyama, buscando desviar el tema de conversación por su agobio. Tobio se enfurecía cuando se daba cuenta de que su alumno estaba tratando de distraerlo, así que lo amenazaba para forzarlo a estar atento; Kozume era testigo de esas incómodas escenas y cubría más su cabeza con la capucha blanca para no ver esas vergonzosas clases que no llegaban a ninguna parte.

-Empiezo a cuestionar tus métodos de enseñanza… - murmuró Kenma cuando Kageyama empezó a agitar a Hinata tomándolo de la camiseta.

-No es el método lo que falla, es su cabeza - replicó Tobio dejando quieto al mareado Shouyou.

-¿En las escuelas de magia enseñan primero la teoría, o la práctica? - preguntó Kozume mirando el cielo morado y anaranjado, Kageyama soltó a Hinata y volteó para mirar seriamente al omega.

-En todas las escuelas de magia se activa la magia antes de cualquier tipo de enseñanza, lo cual siempre causa problemas con alumnos indisciplinados que se rehúsan a seguir instrucciones, como él - argumentó Tobio, Shouyou se sentó en el suelo y agitó la cabeza para reponerse del mareo.

-¿Entonces si fuera a una escuela de magia ya tendría mis poderes? - le preguntó el pelirrojo, Kozume analizaba la discusión, sabía que en sus tierras las academias de magia utilizaban el mismo método de activación, solo que él no había asistido a una escuela nunca.

-Sí, te los habrían dado, pero serías de esos estudiantes que causan daños a la infraestructura, o peor, de los que causan accidentes con sus propios compañeros, he sabido de casos así, en Akkad hay muchos profesores que pueden controlar casos como esos, pero en academias más pequeñas de otros poblados se han visto accidentes fatales, imagínate lo que pasaría si un omega los causara - dijo Kageyama, Kenma lo miró fijamente.

-¿Qué con eso? - cuestionó Kozume.

-Me refiero a que un omega con problemas de control de magia es mucho más peligroso porque su propio cuerpo es el canalizador, con betas y alfas la solución es tan simple como quitarle los canalizadores y entregárselos cuando esté en estricta supervisión - pronunció Tobio, los omegas se mostraron cabizbajos por ese razonamiento.

-Supongo que tienes razón… - dijo Hinata resignado, pero Kenma no estaba del todo de acuerdo.

-Entonces, el método teórico es el que usan con los estudiantes problemáticos ¿Me equivoco? - preguntó Kozume, Kageyama asintió - ¿Pero cómo sabes que Shouyou es problemático si aún no activas sus poderes?

-Me basta con ver su actitud.

-Yo pienso que lo haría bien, hay muchos tipos de estudiantes, debe haber otra forma de enseñarle a humanos con poca capacidad de concentración - comentó Kenma, a Tobio le parecía raro que a veces utilizara la palabra "humanos" en algunas oraciones, como si se sintiese ajeno a ellos.

-Sí, existen métodos, pero pueden llevarse a cabo en academias grandes como la de Akkad, donde hay mayor vigilancia, ahora estoy solo yo, cuando obtuve el rango de maestro, me dijeron que si me encontraba enseñando solo en un grupo indisciplinado, recurriera a métodos duros para mantenerlos a raya - contó Kageyama.

-¿A qué edad obtuviste el rango de maestro? - le preguntó Hinata con curiosidad.

-A los 19 años, no han pasado tantos años desde que me condecoraron, en el ejército no he pasado del rango de teniente, pero estoy graduado de la academia de docentes.

-Increíble, con 19 años ya podías enseñar - comentó Shouyou asombrado.

-Pero ¿Qué edad tenías cuando empezaste tus estudios de maestro? - preguntó curioso Kenma, lo que sabía acerca de ese tema es que al menos en el reino demonio se necesitaba un dominio perfecto de sphaeram y al menos 5 años de especialización.

-A los 13 años - respondió Tobio como si no fuera la gran cosa.

-¡Increíble! - exclamó Hinata, Kozume de todas formas estaba algo dubitativo.

-¿Has tenido otros alumnos antes? - le preguntó el omega rubio, Kageyama negó con la cabeza.

-Después de graduarme como maestro, participé los dos últimos años de la guerra, no tuve la oportunidad de tener un alumno hasta ahora - reconoció Tobio, de todos modos Shouyou seguía asombrado.

-¿Pudiste participar en la guerra? Yo quería hacerlo, pero seguía en la infantería aprendiendo a pelear - les dijo Hinata, Kenma suspiró al oírlo decir que deseaba participar en esa guerra.

-Los sureños como tú no conocen las batallas, normal que te costara aprender a luchar - comentó Kageyama, Hinata dio un respingo de molestia y vergüenza.

-No es cierto, yo ya sabía pelear bien, mi papá me enseñó… - murmuró al final recordando a su padre adoptivo enseñándole a usar lanzas, espadas y tridentes - bueno, no mi "papá", pero si el hombre que me crió…

-Bueno, el caso es que tu primer alumno es Shouyou ¿Verdad? - Kozume recuperó el tema de conversación principal para llegar al punto que quería tocar.

-Sí, es mi primer alumno.

-Ahora entiendo porque no lo haces bien, siendo tu primer alumno te cuesta tener confianza en tus habilidades - juzgó Kenma, Tobio enmudeció con el orgullo lastimado.

-Confío en mis habilidades, pero no en las suyas - respondió Kageyama mientras Kozume se levantaba con ayuda de su bastón, avanzando torpe y lentamente hacia ellos - ¿Necesitas ayuda?

-Sabes, creo que… - decía Kenma mientras se sujetaba en su bastón temblorosamente para ayudarse a quedar de rodillas frente a Hinata - con el tiempo tendrás que aprender a confiar en él para que las cosas funcionen - decía Kozume de rodillas, Shouyou se sonrojó cuando vio que estaba frente a él a pocos centímetros de distancia - yo confió en Shouyou.

Mientras Kenma hablaba de rodillas, llevó las dos manos hacia su propio pecho con los ojos cerrados, concentrándose para crear una esfera de energía pura con sus manos, de un color muy claro y deslumbrante, distinto al de otros maestros que Tobio había visto antes. Kageyama se levantó de golpe y observó asombrado como Kozume creaba esa bola de sphaeram y la acercaba suavemente al pecho de Hinata, quien asombrado miraba la luz casi enceguecido por el brillo que estaba entrando en su pecho.

Tobio miraba con la boca abierta como Kenma activaba la magia de Shouyou sin ninguna complicación ni precauciones, mientras el omega pelirrojo sentía como toda la energía dormida de su cuerpo comenzaba a fluir por cada rincón. Cuando el proceso terminó, Hinata miró sus manos sin creer lo que había pasado, le costó unos minutos poder asimilar del todo que ya tenía poderes, pero cuando lo comprendió, su mente inquieta lo hizo imaginar cada elemento que recordara, transformando en cuestión de un segundo las pequeñas flamas de sus palmas en agua, luego en hielo, luego en viento y tierra.

-¡Espera idiota, no transformes tan rápido cada elemento! - le regañó Kageyama mientras Hinata se tambaleaba algo aturdido por el gasto de energía en tan pocos segundos.

-¡Pero es tan genial! - replicó Shouyou alternando nuevamente los elementos una y otra vez sin parar, hasta caer de espaldas atontado y con poca vitalidad.

-Maldición - se quejó Tobio corriendo hacia él y arrodillándose a su lado para transmitir su propia energía para socorrerlo - esto es lo que pasa cuando un tonto como tu obtiene poderes.

-¿Shouyou estás bien? - preguntó Kenma preocupado, Hinata no dijo nada, pero con sus pocas fuerzas levantó el pulgar en señal de afirmación.

-Más te vale mantener calmada tu imaginación, podrías quemar el bosque entero si te pones a jugar con tu magia sin medida - lo aconsejó Kageyama, Kozume empezó a levantarse con ayuda de su bastón, asustado al pensar que Tobio lo regañaría a él también.

-Yo… - susurró Kenma con algo de arrepentimiento, entonces Kageyama se levantó y volteó a verlo, no parecía enojado, solo sorprendido.

-No sabía que también eras un maestro - comentó Tobio, parecía hablar con respeto y admiración hacia el confundido omega.

-Bueno, yo no…

-Solo los maestros conocen esa técnica de activación, no creí que le enseñarían a un omega antes de que el rey declarara que los omegas pueden aprender a usar la magia, pero, parece que tu maestro se adelantó a esa ley ¿Quién te entrenó? - preguntó Kageyama, no tenía afán de interrogar a Kozume, solo estaba muy interesado en la historia que pudiera contarle, mas el omega demonio se sintió acorralado por esa pregunta.

-Mi hermano… - fue lo único que se le ocurrió responder, Tobio se mostró incluso más interesado.

-Con que eres hermano de un maestro ¿Cómo se llamaba? Tal vez lo conocí antes de que falleciera, después de todo estuve dos años en la guerra.

-Dudo que lo hayas conocido, él murió hace más de dos años - inventó Kenma mirando hacia la tienda de campaña que compartía con Hinata, deseando esconderse allí y olvidar el tema.

-¿Estás seguro? Si es un maestro tal vez alguna vez lo vi en la academia.

-Oye Kageyama, estoy muerto, y Kenma también parece muy cansado, deben dolerle los huesos así que creo que lo llevaré dentro de la tienda para que descanse - decía Hinata con nerviosismo, entonces Tobio asintió en señal de aprobación.

-Tienes razón, necesita descansar sus huesos, mañana tendremos que cruzar por encima de la sierra y debe tener energías para sujetarse bien al caballo.

Tras conseguir el permiso de Kageyama, Hinata se levantó tambaleante y luego corrió hacia Kozume para llevárselo a la tienda de campaña y sacarlo de esa incómoda conversación, Tobio le recordó mientras se iban que por la noche lo despertaría para que hiciera guardia, después de todo él vigilaría mientras ellos dormían. Ni Kenma ni Shouyou sabían por qué se ponía tan paranoico en esos caminos tan seguros, pero no lo cuestionaban, pues Kageyama conocía la ruta mejor que ellos dos.

Al meterse en la tienda de campaña, Hinata cerró la entrada para dejar que Kozume se quitara un momento su capucha aireando su cabello y sus cuernos planos y pequeños; Kenma se ayudó de su bastón para echarse en las frazadas colocadas en el suelo para que él y Hinata durmiesen. Shouyou se acomodó a su lado de costado para poder contemplarlo, aún tenía ganas de seguir usando su nueva magia, pero si creaba fuego o algún elemento peligroso, tal vez dañaría a Kozume.

Para no arriesgarse imaginó en su mano un poco de agua, Kenma le prestaba atención, era primerizo pero su energía abundaba, no le había costado ni un poco sacar magia variada de emisión con sus manos, así que seguramente sería un buen mago. Como estar de costado le causaba algo de dolor, Kozume se recostó boca arriba y solo giró la cabeza para mirar lo que estaba haciendo Hinata, que en ese momento trataba de hacer levitar el agua que había creado, consiguiendo únicamente dejarla caer en su cara, lo que hizo reír a Kenma.

-No te apresures a practicar ahora, tenemos que descansar - le dijo a Shouyou mientras este se estaba limpiando la cara - pero lo haces bien, yo también suelo hacer ese ejercicio para aprender autocontrol.

-Muchas gracias por activar mi magia - dijo Hinata poniéndose nuevamente de costado para ver mejor a Kozume - al fin podré practicar de verdad, si eres un maestro entonces podrás entrenarme mejor que Kageyama ¿Verdad Kenma?

-No soy un maestro - le aclaró Kozume.

-Kageyama dijo que sólo los maestros pueden activar la magia de otros, eso te convierte en un maestro - comentó Hinata pensando que era así de simple.

-Nadie me enseñó a activar la magia de otros, solo sabía que se podía lograr dándote algo de mi energía…

-¿Quieres decir que pudiste activarla sin haber aprendido a hacerlo antes? - preguntó Hinata, Kenma asintió, y Shouyou en vez de sorprenderse, sonrió alegremente - realmente eres de otro mundo…

-No creo que sea tan difícil, bueno, al menos yo se diferenciar la energía pura de la energía transformada.

-¿Pero cómo aprendiste a diferenciarlas? - le preguntó Hinata, y Kozume respondió con silencio - ahí está la prueba, si le hubieses dicho a Kageyama que eres un maestro sin haber estudiado, tal vez podrías haberle contado lo de los elegidos.

-Me bloqueé, pensé que empezaría a preguntarme más cosas y que descubriría así que no soy humano - se explicó Kenma, Hinata acercó su frente a la de Kozume y le acarició la mejilla con ternura.

-Si te descubrieran, te defendería a toda costa aunque me llamen traidor.

-No tienes que decírmelo, lo sé - susurró levantando un poco la nariz para rozarla con la de Shouyou - gracias por confiar en mi…

-Una vez la persona que me adoptó me dijo que conocería a alguien especial para mí y que debía protegerlo, y que no sería de mi especie, pensé que se refería a un ángel, pero creo que se refería a ti - relató Hinata, Kenma sonrió dulcemente.

-¿Cómo sabía lo que iba a pasar?

-Es un mago psíquico, su especialidad es ver el futuro - dijo Shouyou, Kozume lo miró a los ojos con interés.

-¿Por qué hizo énfasis en que no sería de tu raza? ¿Y en que sería una persona especial para ti? - preguntó Kenma con curiosidad, de repente Hinata comenzó a soltar feromonas involuntariamente, muy nervioso.

-Es que… - murmuró Shouyou tratando de pensar una excusa - él no suele ser muy claro con sus visiones para no matar la sorpresa - se le ocurrió decir, entonces Kenma se impulsó lentamente, girando su cuerpo de costado para luego poder recostarse suavemente en la mitad del pecho de Hinata.

-¿Dijo algo acerca de otras cosas? ¿Te habló de tu vida amorosa? - preguntó Kozume muy divertido con el evidente nerviosismo de Shouyou.

-Sí, algo así… - pronunció Hinata mientras Kenma olía su ropa respirando sobre su pecho.

-¿Qué dijo sobre eso? - preguntó Kozume, Shouyou contuvo la respiración un momento y se preparó para decir algo igual de ambiguo que lo que le había dicho su madre.

-Que sería el padre de un híbrido - dijo Hinata desembuchando; Kenma se quedó en silencio, también estaba soltando sus propias feromonas, pero en esos momentos se sentía confundido, pues él se había hecho la idea de que nunca podría engendrar hijos por su decadente salud.

-Entiendo… - susurró Kenma inseguro y triste, Shouyou percibió esa tristeza y decidió tomar su mano y besarle la cabeza para calmarlo.

-¿Te sientes bien?

-Shouyou, cuando estábamos charlando con Tobio dijiste algo que me preocupó un poco - dijo Kozume cambiando el tema.

-¿Qué cosa?

-Dijiste que te interesaba participar en la guerra - pronunció Kenma sin ánimos de reprocharle, Hinata hizo una mueca de incomodidad y arrepentimiento.

-Eso era antes, cuando me fui de casa para meterme a la infantería soñaba con ser un héroe del ejército en la guerra, pero ahora eso me parece un sueño que tendría un niño, no un adulto, no sé si me explico - se excusó Hinata, Kenma estaba pensativo.

-Si la guerra no hubiera terminado, y si no me hubieras conocido ¿Habrías luchado contra los demonios si se te diera la oportunidad? - preguntó Kozume, Shouyou se quedó mirando hacia el cielo pensando bien esa respuesta.

-Creo que sí, lo habría hecho - respondió con sinceridad, Kenma entrecerró los ojos con tristeza.

-¿Por qué?

-Es algo complicado de explicar, pero siento que es mi deber como humano. Mis padres, bueno… las personas que me adoptaron no querían que me metiera en el ejército humano, son gente pacífica que no se mete en conflictos ajenos a ellos, pero, yo quería…

-¿Ajenos a ellos? - cuestionó Kozume algo confundido.

-Las personas que me adoptaron son dos ángeles - le explicó Hinata, Kenma se quedó callado y con algo de dolor se giró con rapidez para volver a recostarse boca arriba en su sitio, pero mirando hacia el otro lado, evitando a Shouyou.

-Eso lo hace peor - juzgó Kozume sin mirarlo, Hinata se quedó en su lado mirando hacia arriba.

-Déjame explicarme mejor: mi hermana Natsu era muy pequeña cuando nos adoptaron, ella no logró conocer a mamá tan bien como yo, por eso piensa que ambos son sus verdaderos padres. Ella se siente como un ángel más, pero yo no, yo recuerdo perfectamente como era mamá, pelirroja, ojos cafés, bajita y tímida, siempre fue pacífica pero me contaba historias de los héroes de la guerra, sobre todo me decía que mi papá era uno de ellos - relató Hinata, entonces Kenma decidió volver a mirarlo, menos molesto.

-¿Qué edad tenías cuando fuiste adoptado?

-Casi 14 años - respondió él, Kozume entrecerró los ojos apenado.

-Entiendo que la recuerdes mejor y que no te hayas sentido del todo conectado con los ángeles, pero si hubiera estado en tu lugar, yo habría disfrutado la oportunidad de crecer en un lugar así - comentó Kenma, Hinata estaba extrañamente serio mirando hacia arriba.

-Quería saber si realmente seguía perteneciendo a los humanos, y descubrí que sí, aunque algunos me trataran mal en la infantería, jamás me hicieron sentir completamente diferente a ellos, no se detenían a mirarme extraño por no tener alas, ni hablarme con… ¿Condescendencia es la palabra? Por ser el hijo adoptivo de alguien importante.

-Entiendo, querías pertenecer a un sitio ¿Sientes que lo lograste?

-Sí, lo logré, y ahora lo lograré más, gracias a ti - respondió Hinata haciendo aparecer una pequeña esfera de agua en la palma de su mano, Kenma miraba su manejo de magia con sorpresa.

-En retrospectiva si fue bueno que Tobio te enseñara la teoría antes de la práctica, no creí que de verdad le prestaras atención cuando te explicó los principios de cada elemento.

-Se grabó en mi cabeza porque me estaba apuntando con una de sus flechas - dijo para luego reírse de ese recuerdo - ¿Lo crees capaz de dispararme por no aprender?

-Lo dudo, disfruta amenazarte, pero dudo que le agrade la idea de matarte - pronunció Kozume - aún con ese trato sigues sintiéndote parte de los humanos.

-Claro, nací humano, y seguiré siendo humano - le dijo Shouyou muy seguro, Kenma sonrió con algo de melancolía.

-Es bueno saber que te sientes parte de los tuyos…

-¿Tú te sientes un demonio?

-La verdad es que no. Cuando me mutilaron siento que dejé de ser considerado un demonio completo, incluso dejé de ser considerado una persona capaz de crecer y ser independiente - dijo Kozume con un dejo de rencor, Hinata giró la cabeza para verlo mejor - no tengo nada que me haga parecer un demonio, tampoco conecto con las costumbres de mi gente, una vez mi hermano me llevó a un coliseo, salí llorando de la rabia.

-¿Odias a tu hermano? - le preguntó Shouyou, Kenma se sintió confundido y le resultó difícil dar una respuesta.

-A veces, y a veces lo amo muchísimo - reconoció mientras miraba hacia abajo con tristeza - sé que todo lo que hace es porque me ama y quiere cuidar de mí, pero…

-No te deja hacer nada - completó Hinata.

-Para él sigo siendo un niño pequeño, incapaz de moverme, de trabajar, luchar o tener vida sexual - murmuró Kozume con molestia, la última frase abochornó a Shouyou.

-Esto… ¿Tampoco vida amorosa?

-Ni amorosa ni sexual, desde que me mutilaron, mi único contacto prolongado con otros ha sido con él y sus dos mejores amigos.

-Qué mal…

-Aunque… - susurró Kenma pasando de estar molesto a risueño por un recuerdo - ya perdí mi virginidad - confesó sorprendiendo mucho a Hinata.

-¿Con quién?

-Con uno de sus amigos, no podía ser con alguien más - dijo Kozume casi con orgullo, Shouyou no dejaba de estar sorprendido - si era algo peligroso, porque tanto mi hermano como sus amigos son alfas, lo bueno es que ese amigo tuvo suficiente autocontrol para no marcarme ni hacerlo conmigo en mis días de celo.

-¿Has pasado tus celos al cuidado de alfas? - preguntó Hinata aún más asombrado, Kenma asintió con naturalidad.

-Nunca me sentí inseguro con ellos.

-Vaya suerte, cuando estoy en celo es de las pocas veces que siento miedo - pronunció Shouyou desanimado - lo cierto es que nunca he estado con nadie, y mucho menos estando en celo. Pero cuando vivía con mis padres adoptivos solía escaparme demasiado de casa y de la escuela, en una de esas ocasiones me llegó el celo y…

-Oh… Lo siento…

-No pasó nada, solo fue el susto, un alfa quería alcanzarme pero mi madre… el que me adoptó, llegó a tiempo y, digamos que al alfa no le fue muy bien.

-Qué alivio… me alegro de que tus padres adoptivos te hayan cuidado bien.

-Sí, son buenos padres, pero… Decidí alejarme un tiempo para volver a mis raíces, y salió bien, así que… Aún no sé si llamarlos mis padres o no.

-Estoy seguro de que te aman muchísimo y que para ellos siempre serás su hijo… ¿Tú los amas? - preguntó Kenma, Hinata empezaba a sentirse muy cansado, pronto se quedaría dormido.

-Sí, los amo - respondió seguramente, para luego cerrar los ojos listo para dormir.

-Bien, eso es lo único que importa - susurró Kozume, bajando la voz para dejarlo dormir mientras él volvía a colocarse la capucha para dormir también sin la preocupación de ser descubierto.

Al amanecer, Kageyama y Hinata guardaron las tiendas de campaña y usaron un poco de agua para apagar las brasas, Kenma intentaba subirse al caballo hasta que Tobio como todas las mañanas lo tomó de la cintura para ayudarlo a subir sin perder tiempo. Kageyama guió el caballo rodeando un arroyo que los acercaba mucho más a las montañas que tenían que bordear por un camino que se elevaba alrededor de estas.

Shouyou caminaba junto al corcel, de vez en cuando miraba a Kozume, no tenía la necesidad de hacerlo, pero le gustaba verlo sonreír mientras acariciaba el cuello del caballo, no era común para Kenma ver a un equino sin un cuerno en el centro de la frente, en sus tierras casi no había caballos comunes, solo unicornios. A Hinata le parecía muy dulce que Kozume observara todo con impresión, no sabía que tan distintas eran las tierras humanas al hogar de su amigo, pero parecía que había notorias diferencias por la mirada brillante y curiosa de Kenma.

Por un momento Kozume se quedó inmóvil y observó el horizonte con atención, Shouyou no sabía por qué de repente se había congelado de esa forma, sin embargo algo le decía que no debía preocuparse por algo así, al fin y al cabo Kenma tenía un poder distinto al de todos los demás, tal vez en esos momentos lo estaba usando en algo. No estaba tan lejos de la verdad, Kozume manifestaba un poder en esos momentos, uno que solo aparecía esporádicamente para indicarle a donde ir; más que una exhibición sobrenatural, se trataba de un sentimiento, de una conexión emocional con sus compañeros.

Desde su posición podía sentirlo, no se trataba de Tobio, ni de Shouyou, era alguien más que no conocía todavía, pero que estaba muy cerca de ellos, en algún lugar de esas verdes y rocosas montañas. Si seguían el sendero tal vez lo perderían, así que tenía que hacer algo pronto, por más peligroso que eso fuera, y aunque terminase preocupando a sus dos compañeros por la drástica decisión que estaba por tomar.

Kenma dejó de estar sentado hacia un costado del caballo, pasando una de sus piernas al otro lado del animal, para así con disimulo darle dos golpes con los talones, logrando que el caballo agilizara el paso; un tercer golpe de talones lo hizo salir corriendo, tirando a Kageyama al piso por llevar la rienda del equino por delante. Rápidamente Tobio levantó la cabeza y vio cómo el desbocado animal se salía del camino cuesta abajo; desde su punto de vista el caballo había perdido el control conduciendo a Kozume a un riesgoso descenso, así que tanto él como Hinata comenzaron a perseguir al equino para detenerlo y salvar a Kenma.

Montar de esa forma era particularmente doloroso para Kozume, sentir como la montura chocaba entre sus piernas hacía que el golpe se sintiera en toda su columna; de todas formas no podía parar hasta llegar al lugar donde se encontraría con ese nuevo elegido. Cuesta abajo en la intersección entre tres colinas también había muchísimos árboles como en el bosque a los pies de la sierra, esa vegetación obstaculizaba la vista de Kenma, pero al ver una grieta rocosa justo detrás de un tronco, Kozume tiró las riendas del caballo para detenerlo en seco.

Aquello causó que el animal se levantara en sus dos patas traseras, Kenma no tuvo la fuerza suficiente para sujetarse, por lo que pudo haberse ido de espaldas contra el suelo rocoso; sin embargo una rápida reacción de Kozume lo salvó de una dolorosa caída, cuando se dio cuenta de que estaba ileso se descubrió a sí mismo sacando aire de las palmas de sus manos, dejándose suspendido a unos centímetros del piso gracias a su magia. Con alivio dejó de usar el viento para poder apoyar sus extremidades en la tierra, como pudo se levantó sin ayuda de su bastón y trató de caminar hacia la gruta, tambaleándose y moviendo descoordinadamente sus piernas por la falta de equilibrio.

La grieta se veía de una profundidad similar a una casa de dos pisos, adentro había varias rocas que Kenma podría usar para poder bajar, no obstante mientras observaba hacia abajo no dejaba de temblar asustado por su descenso, no tenía más opción, pero nunca había escalado ni bajado por una pendiente por sí mismo, así que dudó por algunos minutos si debía hacerlo. Armándose de valor dio una vuelta y bajó el pie derecho para apoyarlo en una roca, aferrando sus manos a la tierra para estar bien sujetado mientras bajaba el otro pie a una piedra diferente; temblorosamente bajó las manos para sujetarse a las paredes rocosas de la grieta, sintiendo con temor la humedad que las recubría.

Tomó aire para tragarse el miedo y comenzó a bajar cuidadosamente agarrando las rocas con sus delgadas manos, el corazón le palpitada con mucho miedo, pensaba en sí mismo como un inútil debilucho que no podía moverse bien y que mucho menos podría bajar por una gruta vertical, sin embargo no dejaba de repetirse que por más débil que fuese, tenía la obligación de encontrar a ese nuevo elegido costara lo que costara. De pronto uno de sus pies resbaló y el peso de su cuerpo se fue hacia atrás, chocándose contra la otra pared de la grieta, rodando por algunas rocas y cayendo hacia un hueco más ancho desde 3 metros de altitud; apenas podía pensar por el dolor, pero para salvarse del estruendo volvió a usar la técnica que había descubierto minutos atrás, quedando suspendido a 30 centímetros del suelo de la gruta gracias al viento que sacada de sus extremidades.

El dolor de su cuerpo lo hizo detenerse, dejándose caer los últimos centímetros, para luego encogerse en el piso sin poder mover su cuerpo por las heridas y moratones que no dejaban de sentirse hasta por su esqueleto. Estuvo unos minutos quejándose y sollozando en posición fetal, cuando de repente escuchó un llamado que venía desde el interior de la gruta; rápidamente llevó sus manos atrás de su cabeza para colocarse la capucha, logrando ocultar su identidad, mas no su dolor dado que aún no podía mover su cuerpo y reincorporarse.

-¿Quién anda ahí? - preguntó una voz masculina, parecía venir del oeste de la cueva, Kenma miró a su alrededor, la grieta por dentro era una rocosa cueva que se extendía en una línea recta, había un delgado arroyo que la atravesaba de este a oeste, y por una de sus esquinas caía algo de agua como una pequeña cascada, lo cual formaba por dentro algo de vegetación, como arbustos que crecían entre los huecos de cada piedra en las paredes.

-Por favor ayúdeme - le pidió Kozume, su afligida voz sonó en eco por toda la caverna, entonces escuchó unos pasos que se apresuraban a su posición, la persona no tardó mucho en llegar, era un beta maduro de piel bronceada y cabello castaño oscuro, llevaba una armadura plateada que a Kenma le pareció pesada con tan solo mirarla; el humano se acercó rápidamente a Kozume y se arrodilló a su lado.

-¿Estás bien chico? - preguntó el caballero.

-Caí de esa grieta, pude amortiguar la caída pero me golpeé contra las paredes - le explicó Kenma, aún se sentía adolorido, pero estaba feliz, porque por fin había dado con el nuevo elegido, lo tenía justo a su lado.

-Tienes sangre en la cara - señaló el humano, Kozume no se había dado cuenta de que en el lado izquierdo de su frente había una herida sangrante que pintaba una línea vertical en su rostro; el soldado lo tomó en sus brazos y lo sentó en su regazo para revisarlo, Kenma rápidamente usó sus dos manos para mantener la capucha en su lugar, las mangas de su ropa se arremangaron por el brusco movimiento, dejando ver que también tenía raspones y moratones en los brazos.

-Estoy bien, no fue grave - dijo Kozume tratando de resguardar su identidad, pero el caballero humano no se veía convencido, ya que tomó uno de sus brazos moviendo la manga hacia las axilas de Kenma para ver su estado.

-Estás muy golpeado, tengo que revisar que no tengas alguna herida más grave o un golpe en tu cabeza, eso es peligroso - pronunció el caballero, bajando sin avisar la capucha de Kozume, arrebatándosela de las manos. Ambos se quedaron en silencio, el humano miraba fijamente uno de los huesos redondos y planos al costado de la cabeza de Kenma.

-Yo… - susurró Kozume helado y pálido, el soldado no decía ninguna palabra mientras empezaba a notar el otro cuerno cercenado, Kenma temblaba mirando el enorme mandoble que el caballero cargaba a espaldas de su armadura; en silencio el humano tocó la espalda del demonio, topándose con dos pequeñas protuberancias huesudas donde deberían haber estado sus alas.

-¡¿Kenma san estás allí?! - exclamó Kageyama desde la cima de la grieta, Kozume miró hacia arriba atemorizado, sentía el ruido de Tobio bajando por la gruta subterránea con mucha más habilidad que él; en un esfuerzo inútil por ocultar su identidad, se colocó rápidamente la capucha mientras era observado atentamente por el caballero. Kageyama dio un salto cuando llegó a la parte más ancha de la grieta, cayendo perfectamente frente a él y el soldado de armadura, dándose cuenta de inmediato que estaba frente a Iwaizumi Hajime, un caballero de alto rango en la milicia humana, por lo que se inclinó sobre una de sus rodillas para saludarlo con respeto.

-¿Cuál es tu nombre soldado? - preguntó Iwaizumi sin molestarse en quitarle la capucha nuevamente a Kozume, Tobio miró sorprendido al caballero.

-Soy Kageyama Tobio, nos conocimos hace dos años en la batalla de Flamma - dijo Kageyama algo triste por el hecho de que Hajime no lo recordara; Iwaizumi miró nuevamente a Kenma muy serio.

-¿Conoces a este chico? - preguntó el caballero, Kageyama asintió para luego complementar su respuesta.

-Mi compañero lo encontró cerca de la frontera, lo estaban persiguiendo unos demonios; está discapacitado así que lo estamos ayudando a ir al territorio nefilim, dice que quiere asentarse allí - le explicó Tobio, Iwaizumi seguía muy serio mirando a Kozume, analizándolo mientras este temblaba a punto de entrar en pánico.

-Entiendo, yo también voy para allá, tal vez sea bueno que los acompañe en su viaje - dijo Hajime sin dejar de observar de cerca a Kenma.

-Sería un honor - pronunció Tobio con un tono menos enérgico del que se esperaría por sus ojos que brillaban de emoción.

-¿Hacia dónde está tu campamento soldado? - preguntó Iwaizumi mientras se levantaba con Kenma en sus brazos para salir de la cueva por su entrada oeste.

-Montamos las tiendas cerca del sendero por las noches, hacia allá - dijo Kageyama apuntando el este.

-Estás siendo muy descuidado, no es seguro quedarse cerca del sendero en una zona como esta, además, se te escapó un minusválido - lo regañó el caballero, haciendo que Tobio agachara la cabeza apenado.

-Lo lamento, no volverá a ocurrir - se disculpó Kageyama, Kozume se atrevió a hablar después de haber pasado un gran susto.

-¿Por qué esta zona no es segura? - preguntó Kenma con curiosidad, Hajime lo miró de reojo con recelo.

-Últimamente hay revueltas en contra del rey y la milicia por parte de pobladores rebeldes, no es seguro acercarse a ciertos pueblos, por si fuera poco han aumentado los saqueos y se han avistado demonios en las zonas boscosas - explicó Iwaizumi haciendo énfasis en la parte de los demonios.

-He escuchado lo de las revueltas, para comerciar en los pueblos he ido solo, sin mis emblemas y mi capa del ejército, pero no había escuchado acerca de invasiones de demonios - comentó Tobio, Kenma guardó silencio pensando en lo equivocados que estaban algunos de su raza - ¿Querrán empezar una nueva guerra?

-No estoy seguro, le he advertido al rey sobre estos avistamientos, pero parece que él y su consejo quieren tomarse esto con cautela - dijo Hajime mientras llegaban a una de las entradas de la caverna; Kageyama se apresuró en salir.

-¡Oye idiota, ya encontramos a Kenma san! - gritó Tobio al aire, su grito llegó a oídos de Hinata fácilmente por el eco.

-¡¿Dónde estás?! - gritó Shouyou por algún lado de las montañas.

-¡Vuelve al sendero, nos encontraremos allí!

Al atardecer, los cuatro viajeros se desviaron del camino principal siguiendo a Iwaizumi, Hinata revoloteaba a su alrededor muy contento por conocer a una de las leyendas de las que había escuchado por anécdotas dentro de la infantería, Kageyama lo veía fastidiado guiando al caballo a espaldas de él y de Hajime, mientras que Kozume montaba en silencio, preguntándose porque el caballero no lo había delatado frente a Tobio. Cuando la luz empezó a desaparecer en el horizonte, se detuvieron para formar el campamento, Iwaizumi aseguró que no le molestaba en lo absoluto dormir al intemperie esa noche, pero Kageyama insistió en compartir su tienda con él cuando ambos cumplieran con su turno de vigilancia; Hinata terminó de formar una fogata con algunos palos que encontró en los alrededores, y aprovechó para jugar con su magia sacando una bolita de fuego para encender la madera.

Para su mala suerte, además de encender la fogata, la bolita dio unos botes quemando el pasto y parte de un árbol; rápidamente Kenma usó magia de emisión sacando una buena cantidad de agua para apagar el incendio, mientras que Kageyama lanzaba una de sus flechas canalizadoras para apagar el fuego del árbol con una pequeña "explosión" de agua. Luego de regañar mucho a Hinata por su imprudencia, Tobio buscó comida en su bolsa para compartirla con sus acompañantes, traía unas setas comestibles y unos pimientos para asar, ese día no tenían carne ni mucho menos provisiones nuevas ya que no habían parado en un pueblo, así que debían que conformarse con lo poco que tenían. Luego de cenar, Tobio le pidió a Hinata que cerrara los ojos para practicar un nuevo entrenamiento con él, mas cuando Shouyou fue incapaz de mantenerse así por más de dos minutos, Kageyama usó una venda para taparle los ojos y así poder continuar con su clase.

Hinata estaba muy feliz e inquieto escuchando a Tobio, este se ponía nervioso por verlo moverse tanto en un solo lugar, pero trataba de explicarle que una manera de aprender a controlarse era teniendo la visión enfocada únicamente en lo que quería lograr, teniendo que imaginar que estaba formando una esfera de agua frente a él. Le explicó la obviedad de que no debía practicar con fuego o hielo en un bosque porque eso podría ser destructivo con el ecosistema, pero consideró necesario hacerlo por el accidente que Shouyou había causado con la fogata.

Iwa y Kenma miraban con atención la clase de Kageyama, lo segundo que le pidió a Hinata fue que extendiera parte del agua, como formando un pequeño brazo que salía de la esfera, Shouyou se entusiasmó tanto que sacó un brazo de agua tras otro, recibiendo un nuevo regaño de Tobio por estarse adelantando; luego de que el omega humano regresara la esfera de agua a la normalidad, Tobio le explicó que no tenía que apresurarse tanto, porque si se ponía a experimentar sin límites solo conseguiría gastar su energía como le había pasado el día anterior. Con esa explicación más calmada Hinata comprendió por qué no debía hacer tantas cosas a la vez, así que le prestó más atención a su profesor; la clase prosiguió con el ejercicio de la esfera, ahora era Kageyama quien le indicaba cuantos brazos de agua debía formar, de esta forma Shouyou conocería mejor sus límites, y aprendería cuando parar para descansar y recuperar energía.

La clase parecía ir mejor que en días anteriores, tal vez por la presencia de Hajime Tobio estaba controlando su carácter y teniéndole paciencia a Hinata, Iwaizumi miraba a Kageyama con aprobación, ahora comenzaba a recordarlo mejor, años atrás algunos soldados en Flamma le mencionaron con admiración que en el pelotón estaba un joven prodigio que adquirió el rango mágico de maestro a una temprana edad, otros hablaban desde la envidia y el resentimiento, diciéndole a Iwaizumi que solo era un crio privilegiado que obtuvo ese rango comprándolo, o acostándose con sus superiores. Hajime no creía en esas calumnias, le causaba repulsión escuchar ese tipo de cosas acerca de un nuevo talento militar; su memoria se refrescó aun más cuando volvió a verlo en acción en su mente, disparando con su arco en medio de una carga de caballería enemiga, sin una pizca de miedo a ser atravesado por los unicornios mientras derribaba a los jinetes uno por uno.

Sonrió al recordar que se dieron un fuerte apretón de manos al reencontrarse fuera de la batalla, solo 70 soldados humanos seguían en pie, pero debían estar orgullosos porque nadie del ejercito enemigo había tenido la misma suerte que ellos, y porque lograron sitiar Flamma con menos de la mitad de sus fuerzas. Kageyama miró hacia atrás, sus ojos brillaban con entusiasmo al darse cuenta que Iwaizumi Hajime le estaba sonriendo.

Iwa salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta de que el joven maestro lo estaba observando, si no se equivocaba, la diferencia de edad entre ambos era de unos 20 años, no solo eso lo ponía nervioso, sino el hecho de ver en él unas intenciones afectuosas que no podría retribuirle. Entonces se levantó y dijo que debía ir a la aldea más cercana y que los alcanzaría por la mañana, Tobio le preguntó preocupado si pensaba quitarse la armadura para aparecerse en la aldea, pero él le respondió que no podía ocultar quien era, y que si alguien se volvía hostil, tendría que vérselas con su mandoble; Kenma siguió con la mirada a Hajime y se levantó con ayuda de su bastón, avisándole a Kageyama que pensaba ir con Iwaizumi.

Tobio le dijo que no lo hiciera, porque podría retrasarlo si iba sin el caballo, por lo que Kozume usó el viento de su magia para elevarse y subir encima del equino, siguiendo con un suave trote a Hajime; ante ese atisbo de independencia, Kageyama suspiró con resignación y prosiguió con los ejercicios de autocontrol junto a Hinata. Kenma alcanzó fácilmente a Iwaizumi estando montado de costado sobre el corcel, mas el caballero se quedó quieto y llevó su mano atrás de su espalda, listo para blandir su mandoble mientras Kozume asustado detenía al caballo.

-No eres bueno en el sigilo - comentó Hajime mientras retiraba su enorme arma, Kenma bajó del corcel suavemente, sin hacer ningún movimiento brusco que alterara al soldado humano.

-No tenía intención de ser sigiloso - murmuró Kozume mientras Iwaizumi daba media vuelta mandoble en mano.

-No eres el primer demonio que veo por aquí, pero sí que te camuflas mejor, nadie sospecharía de ti, mucho menos por tu frágil apariencia - decía Hajime mientras comenzaba a rodear a Kenma, que se mantenía calmado y pacifico aunque por dentro estuviese aterrorizado.

-Sé que te costará creerlo, pero… no vengo a invadir, ni a hacerle daño a ningún humano, solo estoy de paso… - dijo Kozume mientras Iwa lo intimidaba rodeándolo, a la espera de una reacción violenta de su parte.

-Lo dudo, las revueltas son cada vez más comunes y coinciden con los avistamientos de demonios, no sería loco pensar que el ejército enemigo está mutilando a sus propios soldados para infiltrarlos en los pueblos humanos del norte y así sembrar la discordia entre nuestra propia gente - insinuó Hajime, Kenma suspiró con molestia y desgano.

-Puedo asegurarte que fueron unos humanos los que me hicieron esto - replicó Kozume para luego sentir el filo del mandoble muy cerca de su cuello - pero no busco perjudicar a los humanos, de hecho es todo lo contrario, he venido porque traigo un mensaje… - dijo Kenma diciendo una verdad a medias.

-¿Un mensaje para quién?

-Para varias personas, es más, también tengo un mensaje que podrías enviarle a tu rey - pronunció Kozume con nerviosismo, pero Iwaizumi no apartó el mandoble, debía tener mucha fuerza como para mantenerlo de esa forma sin cansarse.

-Te escucho.

-Meses atrás supe que un miembro de la realeza está armando un complot contra la reina para quitarle la corona y declararle la guerra a los humanos, su nombre es Oikawa Tooru - pronunció Kenma, Hajime abrió los ojos y bajó su arma con menos hostilidad, pero al mismo tiempo sin dejar de estar precavido.

-¿Oikawa Tooru?...

-Sí, es un conde, cuando supe esto le envié una carta a Yahaba Shigeru, la mano derecha de la reina, tal vez él se comunicó de alguna forma con el rey de los humanos y por eso no han declarado la guerra a pesar de saber que hay demonios por esta zona, porque ya deben saber que no se trata de algo orquestado por la reina, sino por un enemigo que tenemos en común - teorizó Kozume mientras Iwa miraba hacia abajo, serio y preocupado - pero si aún no lo saben, lo mejor es que envíes una carta advirtiéndole al rey sobre esto.

-No es descabellado viniendo de un tipo así… - murmuró Hajime, para luego mirar fijamente a Kenma - ¿Cómo te enteraste de que quiere hacer eso?

-Bueno… - titubeó Kozume buscando una excusa para no parecer un loco o un mentiroso - como soy un omega, tengo dominio sobre distintos tipos de magia, entre ellas la psíquica. En palabras simples me convertí en un profeta y pude ver lo que planeaba Oikawa Tooru - dijo Kenma tratando de sonar convincente, Iwa tenía sus dudas, pero él sabía que un plan como ese era algo que se imaginaria cualquiera que conociera a Oikawa.

-¿Cómo sé que no trabajas con Oikawa Tooru? - preguntó Iwaizumi, Kenma divagó pensando en una respuesta creíble.

-Bueno, yo fui quien advirtió al consejero de la reina sobre esto, en el hipotético caso de que él se haya comunicado con el rey, me habrá mencionado a mi como su informante, o eso espero…

-Entonces nada me asegura que seas de confianza, puedes ser alguien que viene de parte de la reina o de parte del conspirador - dijo el caballero, Kenma solo se encogió de hombros con resignación - ¿Por qué quieres ir a la tierra de los nefilim?

-Porque… en mis visiones supe que es lo que tenía que hacer para frenar el problema, debo encontrar a las personas indicadas, para que estén preparadas…

-¿Como los miembros del consejo de Uruk o el rey Sawamura?

-Sí, más o menos - respondió Kozume inseguro de sus palabras.

-O bien fuiste enviado por Oikawa como un infiltrado para firmar un pacto secreto con los nefilim y así tener aliados en la futura guerra - lo acusó Hajime, Kozume suspiró desanimado.

-Sé que es difícil creer en mi por ser un demonio, pero si me quedo cerca de ti para que me vigiles ¿Cambiarás de perspectiva? - cuestionó Kenma, Iwa sonrió como aceptando un desafío.

-Puede que estés diciendo la verdad, o que seas muy bueno engañando a otros, reconozco ese merito - pronunció el caballero, que usó su mandoble para apuntar el pecho de Kozume, quien no se mostró intimidado por ello - sube al caballo.

-Está bien - dijo Kenma impulsándose con viento para montar el corcel, posteriormente Hajime guardó el mandoble y subió a espaldas de Kozume.

-Desde esta posición puedo romperte el cuello si lo quisiera - amenazó Iwaizumi burlándose un poco, pero Kenma estaba tranquilo.

-Sé que no lo harás - dijo el joven demonio mientras Hajime le daba un golpe de talones al caballo para hacerlo avanzar.

-Te mantendré vigilado de todos modos.

Cuando llegaron al pueblo cercano, los habitantes que estaban fuera de sus casas haciendo vida nocturna se quedaron en silencio al ver a un alto mando del ejército llegando a esas horas a la posta de correos, Iwaizumi vestía con orgullo su brillante armadura mientras algunos lo miraban recelosos, los pueblos humanos del norte eran muy pobres y Kozume comprendía que para ellos, exhibir una vestimenta hecha de plata podría resultar una falta de respeto. Tal y como Kozume se lo esperaba, Hajime planeaba desde el principio ir a una posta para escribirle al rey Sawamura que nuevamente se había encontrado con un demonio y que planeaba desviarse de su destino para seguirlo, solo que esta vez tendría algo más interesante que contarle, y que volvería a confirmar los temores de una conspiración contra la reina Kyountani y una inminente invasión silenciosa en el norte para fomentar el ya tenso ambiente.

En la posta un hombre alfa se acercó demasiado a Kenma, él trataba de evitarlo cambiando de lugar con ayuda de su bastón, hasta que el alfa terminó acorralándolo con malas intenciones; Kozume estaba preparado para usar magia y así repeler a ese tipo, pero Iwaizume apareció detrás del acosador, tomándole un brazo para luego retorcérselo, reclamándole su falta de decencia que iba en contra de los valores del rey y la iglesia. El alfa se alejó maldiciendo a regañadientes, mientras que Hajime le sugirió a Kenma que se fueran a buscar al caballo, esperando con paciencia que el joven demonio avanzara a su propio ritmo.

Al llegar afuera descubrieron que el corcel ya no estaba atado junto a los demás, Iwaizumi se enfureció y supo inmediatamente que alguno de los pobladores se robó al caballo; le pidió a Kozume que esperara allí mientras él iba a recuperarlo, pero Kenma miró hacia atrás viendo a varios alfas reunidos que lo observaban a lo lejos como una presa fácil, por lo que se rehusó a quedarse solo aun si eso significaba que debía forzarse a caminar rápido detrás de Hajime. No fue difícil encontrar a los ladrones ya que el equino relinchaba y se resistía a ser llevado, dos mujeres y un hombre de ropas harapientas y en capas trataban de hacerlo avanzar, sin embargo no pudieron lograrlo cuando Iwa apareció, increpándolos con una voz estruendosa casi tan amenazante como la de un alfa enfadado; una de las mujeres levantó las manos en señal de rendición, pero su otra compañera y el joven que las acompañaba sacaron sus cuchillos amenazando al caballero con valentía.

Iwaizumi blandió su mandoble y los ladrones titubearon mientras se acercaba lentamente al caballo, temblaban de miedo, mas no bajaban sus armas; Hajime llegó junto al hombre del grupo y le apretó la mano con la que empuñaba la navaja, haciéndola caer sin esfuerzo alguno. El caballero tomó las riendas del caballo y lo hizo dar la vuelta sin preocuparse por los ladrones, que al momento de verlo girarse trataron de abalanzarse sobre él con sus cuchillos, solo para recibir un fuerte golpe del brazo de Iwa que los mandó a volar.

Los tres lloraban de impotencia en el suelo mientras el soldado guardaba su arma llevándose al corcel, Kenma los observaba con mucha lastima; en un arranque de ira los tres jóvenes tomaron unos tomates de un cajón de verduras que tenían a la derecha para lanzárselos a Hajime, pero este retiró su mandoble con una mano, cortando los tomates en el aire con la agilidad de alguien que blandía una espada de esgrima y no un arma tan pesada como la suya. Los ladrones comenzaron a gritarle que detestaban al rey y a todos sus soldados porque nunca se preocuparon por su gente, y que solo se aparecían ahí para ser recibidos con gloria cuando la mayor cualidad que tenían era el dinero.

Iwaizumi se detuvo enfurecido y les gritó de vuelta que ellos eran unos patéticos que no se ganaban la vida honradamente como él y sus compañeros, que robaban a otros compatriotas sin ningún honor y moral y que por eso no merecían nada del rey. Kozume se mostró muy preocupado por esas afirmaciones, no solo porque sentía empatía por esos tres ladrones, sino porque palabras como esas no ayudaban a calmar las tensiones internas entre los humanos, de hecho las fomentaban.

Disimuladamente Kenma le susurró a Hajime que no debía decir eso, que esas personas estaban famélicas y que si robaban era porque sabían que aunque le estuvieran quitando algo, fácilmente Iwaizumi podría reponer el caballo dada a su posición más privilegiada que la suya; Iwa regañó a Kozume por justificar a unos vulgares ladrones, pero Kenma replicó que lo que acababa de hacer solo empeoraba la situación que tanto le aquejaba a él y al resto del reino más al sur. Para solucionarlo, Kozume le pidió a Hajime que le diera algo de dinero, este se negó en un principio porque no pensaba ayudar a quienes caían tan bajo, pero el omega insistió en que le diera algunas monedas, por lo que él no tuvo más opción que entregarle una bolsa de monedas de bronce.

Entonces Kenma, ayudado por su bastón, caminó hacia los ladrones que lloraban en el suelo, limpiándose las lágrimas con el dorso de sus huesudas manos; al ver que se les estaba acercando el omega que acompañaba al caballero, se levantaron rápidamente empuñando sus navajas para amenazarlo, pero Kozume, sin miedo y con la misma compasión que al inicio, extendió sus manos mostrándoles la bolsa de monedas. Los jóvenes se miraron confusos y bajaron las armas, inseguramente el hombre del grupo extendió la mano para alcanzar las monedas, mirando la cara llena de piedad que tenía Kenma mientras les ofrecía dulcemente un poco de dinero; las dos mujeres observaban a Iwaizumi, que dándoles la espalda en una postura recta esperaba a Kozume para volver al campamento.

Apenas la mano del joven toco la bolsa de monedas, cerró firmemente el puño para salir corriendo despavorido junto a sus compañeras; Kenma respiró con alivio y dio la vuelta para volver con Hajime. El caballero estaba sin palabras, no dijo nada cuando levantó a Kozume para montarlo en el corcel, y mucho menos mencionó algo en el trayecto al campamento, quizá porque desaprobaba completamente la decisión de Kenma, quizá porque su orgullo estaba herido a causa de su propia indolencia.

Al día siguiente continuaron atravesando la sierra un tanto desviados del sendero principal, teniendo que subir las montañas en vez de bordearlas, era mucho más cansador, pero les servía para tener una mejor vista del paisaje cuando los árboles se los permitían. A la distancia, hacia el lado de los bosques de la costa, divisaron un radio de unos kilómetros de bosque completamente quemado, los troncos eran de carbón y aún humeaban por un aparente incendio ocurrido unos días atrás.

Kageyama, Kenma y Hinata parecían sorprendidos por la perfecta circunferencia de ese incendio extinto, pero Iwaizumi les explicó que los testigos del incidente decían que se trató de una explosión, no de un incendio forestal, lo cual era muy extraño en esa zona. Kozume se quedó mirando con ansiedad hacia esa dirección, preguntó en voz alta si podían ir a investigar, en realidad se lo estaba preguntando a Behemot para que este le indicara si debía desviarse para ir en busca del elegido que había causado esa destrucción, pero Hajime se dio por aludido respondiéndole que de nada serviría hacerlo porque los pobladores ya habían investigado hacía varios días, y que el culpable se había dado a la fuga desde hacía mucho.

Sabiendo esto, Kenma suspiró con resignación y continuó avanzando junto a los demás, ahora le habían confiado por completo las riendas del caballo, eso lo hacía feliz porque no volvería a molestar a Tobio para que guiase al animal. Aprovechando esa nueva libertad, Kageyama caminó durante todo el trayecto junto a Iwaizumi, los dos no eran de muchas palabras, pero de vez en cuando se hablaban comentando algo sobre esa ruta alternativa, sobre los puntos de referencia y sobre variados temas que surgían por el camino. Cuando por fin bajaron la última pendiente de la montaña, Hajime tomó las riendas del caballo para mantenerlo en una sola línea mientras bordeaba un roquedal, para bajar sin que el animal se pusiera nervioso o se desbarrancara.

Mientras bajaban, Tobio vio una cabra salvaje descansando en una roca, y sin pensarlo dos veces sacó una de sus flechas normales para atravesarle el cuello y así tener una cena buena y abundante para esa noche; Hinata abrió la boca de la impresión, pues desde donde estaban, ese animal se veía tan pequeño que no se explicaba como Kageyama atinó la flecha. Mientras el joven maestro bajaba por la ladera ágilmente para recoger a la cabra que acababa de cazar, Iwaizumi lo observaba desde arriba con una sonrisa de admiración y orgullo, la puntería de Tobio seguía siendo tan buena como en Flamma.

Sin demora Kageyama reclamó su presa y colgó el cuerpo sobre sus hombros por detrás de su espalda, bajando rápidamente saltando sobre algunas rocas, para luego quedarse a los pies de la montaña esperando a los demás. Cuando Shouyou llegó corriendo a su posición, comenzó a felicitarlo enérgicamente por su habilidad con el arco, Tobio con modestia le pedía que no dijera cosas así porque no era para tanto, aunque en el fondo si se sintiera muy halagado y feliz. En cuanto a Iwaizumi, al verlo solo se limitó a inclinar la cabeza con respeto, lo cual fue suficiente para que los azules ojos de Kageyama se encendieran de alegría.

El resto del camino era muchísimo más plano, estaban empezando a adentrarse en los cálidos valles centrales, debían seguir en diagonal hacia el sureste, donde el clima se volvería cada vez más cálido al acercarse al desierto de los Nefilim. Por ese sector había muchas flores silvestres, Hinata se distrajo tomando varias y tuvo que salir corriendo para alcanzar a sus compañeros, que no se molestaron en llamarlo para no dejarlo atrás.

Ese día decidieron acampar antes del atardecer para preparar la cena, Iwaizumi y Kageyama estaban entretenidos descuerando a la cabra y quitándole las vísceras, Tobio sacó el estómago del animal, lo limpió y luego lo rellenó con la casquería cortada en trozos, el resto del cuerpo sería asado en pedazos para agilizar la cocción. Mientras Hajime y Kageyama charlaban al cocinar, Shouyou aprovechó la distracción para entregarle las flores que había cortado a Kenma, este sonrió con dulzura y besó la mejilla de Hinata, cuyo nerviosismo lo hizo ponerse rojo y sudoroso.

Tobio tenía las ropas manchadas de sangre, la armadura de Iwa también tenía salpicaduras pero no parecía importarle, en cambio a Kageyama si le molestaba estar sucio, así que dijo que buscaría algún arroyo para lavar su ropa aprovechando que aún tenía unas horas de sol para que se secaran; Hajime le respondió advirtiéndole que todavía no salían del todo de los territorios más peligrosos, así que tendría que acompañarlo para vigilarle la espalda. Kageyama se quedó callado pensativamente, Iwaizumi se preguntaba que estaba pasando por su mente, hasta que de repente el joven maestro miró hacia abajo discretamente, el caballero se sintió algo confundido, no estaba seguro de si Tobio estaba dudando, o si le miró entre los muslos.

Kageyama le preguntó si sería seguro dejar a Hinata y Kenma solos, Iwa le dijo que no habría problema porque Kenma era un mago bastante diestro y que Hinata era muy ágil, juntos se complementarían si algo salía mal; Tobio dijo por lo bajo que él era ambas cosas, pero cuando Hajime le pidió que repitiera lo que dijo para poder escucharlo, él simplemente respondió que no había dicho nada en especial. Juntos se fueron a buscar un arroyo, dejando a solas a Kozume y a Shouyou, que se recostaron en el pasto para relajarse un rato, como perdieron de vista a sus otros dos acompañantes, Kenma aprovechó para quitarse la capucha un momento para ventilar su cabellera rubia.

Hinata lo observaba cariñosamente, tomando algunas flores pequeñas del ramillete para ponerlas en el cabello de Kozume, él tenía los ojos cerrados, porque sentía mucha paz estando ahí junto a Shouyou, quien estaba inusualmente callado mirando a su elegido detenidamente. Entonces Kenma rompió el silencio pidiendo algo que descolocó a Hinata; el omega demonio le estaba sugiriendo que lo besara en los labios, logrando que el humano se irguiera por la sorpresa de esa proposición, para luego aceptar titubeando nerviosamente.

Por increíble que pareciera, Shouyou nunca había besado en los labios a alguien más, sus padres adoptivos le aseguraban que era normal experimentar con el afecto y la sexualidad a su edad, pero su madre biológica le había dicho en más de una ocasión que ese tipo de acciones debían reservarse para alguien sumamente especial. Desde el momento en que vio a Kozume supo que había una conexión más importante que cualquier cosa en el mundo, algo dictado por el destino que él podía sentir en el fondo de su alma; por esa razón, no le importaba que Kenma fuera un demonio, ni se le cruzaba por la cabeza que pudiera estar jugando con él, su anhelo más grande en esos momentos era que fuera su destinado, a quien debía darle todo su amor y devoción.

Con el cuerpo tembloroso se colocó sobre Kozume y acercó sus labios a los suyos, juntándolos con suavidad y manteniendo un contacto prolongado sin moverse; el omega demonio abrió ligeramente la boca y le lamió los labios, y sonriéndole traviesamente le pidió que también usara su lengua. Hinata cerró los ojos abochornado y siguió las indicaciones de Kenma, abriendo la boca para poder unirla a la de Kozume, moviendo su torpe lengua mientras su amado lo hacía de forma suave y placentera, separándose momentáneamente para reír por la inexperiencia que demostraba Shouyou.

Hinata se avergonzó de sí mismo y se disculpó por hacerlo tan mal, Kenma le sugirió que lo dejara guiarlo, y él aceptó a pesar de que no sabía de qué forma quería guiarle; Kozume entonces le pidió otro beso, Shouyou se esperaba algún tipo de instrucción, de todos modos cumplió sus deseos besándolo una vez más, abriendo la boca para usar la lengua con algo más de cuidado. Al terminar Kenma le pidió otro beso más, y continuó pidiendo un beso tras otro; poco a poco Hinata comenzó a relajarse, dejando fluir esos besos de forma más natural, después de todo eso si que le había ayudado a entrenar sus labios.

Kageyama e Iwaizumi seguían caminando entre los árboles, en esos bosques cercanos a los valles, el espacio entre cada tronco era mucho más amplio que en los bosques del norte, por esa razón pudieron visualizar sin problema un arroyo ancho donde Tobio podría lavar su camisa. Al llegar hasta él Hajime echó un vistazo alrededor desde su posición, mientras Kageyama se quitaba la capa verde del ejército y se la dejaba encargada; el caballero no se esperó que Tobio se quitara la camisa frente a él sin esperar a que se diera la vuelta para darle privacidad.

-¿Qué estás haciendo? - preguntó Iwaizumi algo sobresaltado, Kageyama lo miró con extrañeza, tenía la mitad superior del cuerpo totalmente desnuda.

-Tengo que quitármela para lavarla - respondió sin darle mayor importancia al asunto.

-¿No tienes pudor?

-Es solo mi camisa, podría lavar también mis pantalones ya que estamos aquí, pero eso sí que lo enfadaría - comentó Tobio dándole la espalda para luego agacharse a orillas del arroyo.

-No deberías tener tan poco cuidado exponiendo tu cuerpo - lo regañó Hajime, pero Kageyama lo miró hacia atrás, no parecía enfadado, pero si aun más serio de lo que siempre era - solo digo que no todos estamos acostumbrados a ver a otros así.

-Cuando estuvimos en la guerra los soldados se negaban a bañarse porque no querían ser vistos por sus compañeros, es contraproducente descuidar la higiene por cosas como el pudor - argumentó Tobio inusualmente firme, Iwa se rascó la cabeza y pareció aceptar que tenía un buen punto; entonces se sentó con la espalda pegada a un árbol y continuó vigilando a Kageyama, su deber era cuidar todo el entorno, pero si al joven maestro no le importaba ser visto, no había delito en hacerlo.

-No te tardes mucho - sugirió Iwaizumi, desde su posición tenía una sugerente vista de la espalda de Tobio, sus músculos estaban marcados, tal vez no tanto como los del caballero, mas no por ello dejaban de demostrar lo mucho que entrenaba para mantener un buen estado físico - creo que no te has oxidado desde que terminó la guerra - comentó Hajime, Kageyama lo miró de reojo, era extraño verlo tan serio, Iwaizumi se preguntaba que pasaba por su cabeza cuando lo miraba así.

-Tal vez usted si se ha oxidado - murmuró Tobio, Iwa no sabía a qué se refería exactamente, pero se sintió algo ofendido.

-No estoy oxidado - gruñó Hajime, Kageyama lo ignoró para seguir restregando las difíciles manchas de sangre.

-Preocuparse por el pudor de alguien más es una señal de que ya está algo, oxidado - dijo Tobio mirando hacia la entrepierna de Iwaizumi, este se quedó mudo procesando lo que le estaba insinuando.

-¿Estamos hablando de entrenamientos verdad? - preguntó Hajime confundido, Tobio estaba extrañado por ese problema de comunicación, por lo que decidió ser más claro.

-¿Cuándo fue la última vez que usted tuvo sexo con alguien? - pronunció Kageyama con curiosidad, Iwa no podía creer que le estuviera preguntando algo así.

-¿Por qué te interesa eso?

-Porque habla como si no lo hubiera hecho nunca - contestó Tobio irritando a Iwaizumi.

-Te doblo en edad, así que creo que es obvio que ya he hecho eso - replicó con algo de vergüenza por hablar de sexualidad.

-Entonces ¿Cuándo fue la última vez? - volvió a preguntar Kageyama, Hajime estaba fastidiado.

-Hace unos 7 años - respondió, Tobio soltó una pequeña risa en voz baja, que aumentó el enfado acumulado de Iwaizumi.

-Yo hace unos meses antes de empezar el viaje hacia la frontera.

-¿Con quién? - cuestionó el caballero intrigado.

-Con un compañero del ejército.

-¿Tienes pareja? - preguntó Hajime con una preocupación que no comprendía, Kageyama negó con la cabeza sorprendiendo más a su superior.

-No es mi pareja, estoy soltero.

-¿Por qué te acuestas con alguien con quien no tienes una relación seria?

-¿Usted no lo ha hecho? Quiero decir, usted está en edad de estar casado, y sin embargo no lo está - comentó Tobio dejando acorralado a Iwa, podía ver en su expresión que Hajime no era precisamente alguien que haya tenido sexo solo por amor - ¿Con quién se acostó usted la última vez?

-Con una prostituta... no es algo de lo que me sienta orgulloso - respondió Iwaizumi avergonzado de sí mismo.

-¿Por qué no se sentiría orgulloso de eso? - cuestionó Kageyama sin entender porque algo así sería digno de deshonra, Hajime a veces se preguntaba si el joven maestro realmente se había criado bajo las leyes morales del resto de los humanos.

-No es correcto dejarse llevar por esos bajos instintos - respondió Iwaizumi con inseguridad, Tobio rodó los ojos y prefirió darle completamente la espalda para continuar con la limpieza de su camisa.

-¿Por qué no sería correcto? - preguntó Tobio, Hajime no podía pensar en una respuesta clara, no solo estaba molesto, también estaba distraído, culpaba a Kageyama por no cubrirse para limpiar su ropa y por inclinarse de espaldas justo frente a él, con los pantalones grisáceos resaltándole los glúteos, y la musculada espalda sudando bajo los rayos de sol que se colaban entre cada árbol.

-Lo mejor es hacer eso con alguien especial… - murmuró distraído mientras recorría al joven maestro con la mirada.

-¿Usted lo ha hecho con alguien especial? - dijo Tobio estrujando su camisa, solo para darse cuenta de que aún le quedaba una mancha más pequeña; Hajime apartó sus ojos de Kageyama para mirar hacia abajo melancólico.

-Sí, con mi primer amor…

-¿Y qué pasó con ese amor? - preguntó Kageyama con la vista fija en el arroyo, sin poder ver la expresión de nostalgia en Iwaizumi.

-No era lo más conveniente, en retrospectiva, hubiese sido un completo error quedarme con él - pronunció Hajime, Tobio se quedó quieto un momento analizando esas palabras.

-Si para usted es tan importante el amor hasta en el sexo ¿Por qué lo dejó? ¿Qué es más importante que el amor? - se cuestionó Kageyama, Iwa volvió a mirarlo, ese joven se parecía un poco en cuanto a su moral a la persona que alguna vez amó, en apariencia era completamente diferente, pero viendo su descaro y belleza no podía dejar de asociarlo a esa persona.

-Mi gente, mi reino, mis valores, eso es más importante - respondió firmemente, Tobio agachó la cabeza pensativo.

-Tiene razón, eso es más importante - pronunció en voz baja el joven maestro, estrujando posteriormente su camisa para quitarle todo el exceso de agua; Hajime seguía observándolo detenidamente, convencido de que no debía caer en la tentación, pero que no había delito en solo mirar su cuerpo.

-¿Tu alguna vez lo has hecho con alguien que amas? - le preguntó Iwaizumi, Kageyama negó con la cabeza y luego llevó sus manos al arroyo para tomar agua con la cual lavar su cara - ¿No? ¿Ni siquiera en tu primera vez?

-No, de hecho mi primera vez fue todo lo contrario a… cualquier sentimiento parecido al amor.

-¿A qué te refieres?

-Cuando tenía 12 tuve que huir de casa, mi padre perdió la cabeza de un día para el otro así que no pude quedarme con él. Para conseguir dinero y comida tuve que hacer eso con un clérigo - relató Tobio, Hajime se quedó atónito, todo en esa anécdota estaba mal para él, tener que huir de la familia, tener que vender su cuerpo por comida, y para colmo que un clérigo haya hecho algo así.

-No puedo creerlo…

-Aun así, si me pregunta si me arrepiento de eso, no podría responderle, no fue lindo, pero no me arrepiento de haber cenado esa noche - pronunció Kageyama con frialdad, había algo de aflicción en sus palabras, pero no iba a demostrárselo a su superior.

-Lamento que hayas tenido que pasar por algo así… - dijo Iwaizumi apenado, Tobio suspiró y se puso de pie, colocándose la camisa húmeda para volver al campamento.

-Es cosa del pasado - le dijo con su misma actitud seria de antes, caminando hacia él para que emprendieran la marcha; Iwa se levantó mirándolo de frente, le parecía increíble que haya contado una historia así sin llorar.

-¿Te encuentras bien? - preguntó Hajime tocándole un hombro, Kageyama miraba hacia abajo con resignación, como si estuviera completamente convencido de que no tenía otra opción.

-Estoy bien… - murmuró Tobio, pero Iwaizumi extendió sus brazos y lo estrechó contra su pecho para abrazarlo; Kageyama no iba a permitirse llorar, mucho menos contra una armadura tan fría y dura, si algún día pretendía mostrar sus sentimientos frente a una persona, preferiría sentir calor genuino contra el cuerpo de alguien más, así que rechazó aquel abrazo separándose gentilmente de él - ya debemos volver al campamento.

Durante los siguientes dias de viaje por el valle llegaron a unas aldeas menos hostiles, donde todo el grupo pudo dormir cómodamente en posadas y tomar baños tibios gracias a la hospitalidad de los pueblerinos, todo parecía marchar mejor en esa zona, pero de todos modos, Iwa notaba algo extraño en Tobio, estaba muy serio y callado, incluso lo veía más distraído durante sus clases con Shouyou, a quien ya no le alzaba la voz. Empezaba a preocuparle su estado de ánimo, no era el mismo desde su conversación en el arroyo, como si hubiera abierto una herida que estaba cerrada; tal vez había algo más en su historia que no quería contarle a nadie, guardaba muchos de sus pensamientos incluso a Hinata, que aparentemente era lo más cercano a un amigo para él.

Al llegar al siguiente pueblo y hospedarse en el segundo piso de una cantina, Hajime bajó para charlar con el cantinero a quien conocía desde hacía algún tiempo por sus constantes campañas hacia el norte, era ya un anciano, pero recordaba muy bien a Iwaizumi por lo cual le invitó una jarra de vino mientras charlaban; aquel conocido le mencionó que Sugawara Koushi estuvo en esa cantina acompañado de un joven muy pálido, y que después de salir del bar protagonizó según los vecinos, una agresiva pelea al parecer con unos demonios. Hajime tragó en seco su bebida, el problema con los demonios infiltrados estaba llegando más allá del norte de las tierras del rey, y le sorprendía que aún no se escucharan noticias sobre una declaración de guerra o una reunión para negociar con la reina Kyoutani; cada vez le convencía más la idea de que en verdad los demonios estuvieran divididos en dos facciones, y que fuese Oikawa el que incentivase esas invasiones.

No había otra explicación para que el rey no tomase acciones directas y agresivas ante ese panorama, tal vez esa era la razón por la que Sugawara fue avistado en ese lugar, el rey Sawamura estilaba enviar a Suga para encargarse de asuntos secretos, quizás estaba ahí para deshacerse personalmente de los demonios sin que esa noticia llegase a oídos de los tranquilos pueblos del sur y a la poblada capital de Akkad. Iwaizumi le preguntó al cantinero si sabía hacia a donde había ido Sugawara, y este le respondió que escuchó un rumor de que marchaba al sureste hacia la ciudad de Calidi a 40 kilometros de la frontera del desierto nefilim, en la calurosa y tropical región de Saltu, un destino completamente alejado de Akkad, algo que hacia teorizar mucho a los residentes del pueblo.

Sabiendo esto, el caballero se preguntó si el cuervo albino estaba en búsqueda de los demonios en esa región, especulaba que tal vez el enemigo había fijado Calidi como un punto de reunión, lo cual volvía a despertar sus sospechas contra Kenma por su insistencia en ir hacia el sureste; tenía que mantenerlo vigilado y estar listo para cualquier tipo de ataque a traición. Sin embargo había algo que llevaba días llenando su cabeza de intrigas, sus noches de acampar con ese grupo le hicieron darse cuenta de que Kenma dormía única y exclusivamente con Hinata dentro de una tienda de campaña, Tobio se mantenía al margen de ellos, pero era imposible que el joven Shouyou no lo hubiese visto sin la capucha al menos una vez; se preguntaba si eran cómplices de algo, si Hinata era un traidor y debía pedir su destitución, pero no podía hacer nada impulsivo si no sabía toda la verdad.

Lejos de haber una confabulación entre los dos omegas, sus conversaciones se limitaban a cariñosas expresiones de cariño, comentarios acaramelados y peticiones de besos, acompañados de caricias suaves sobre la cama que compartían en esa habitación del hostal. Kozume tenía la espalda recostada cómodamente en el colchón de plumas, Shouyou estaba sobre él, besándolo apasionadamente, ambos respiraban sus aromáticas feromonas, lo que solo provocaba que quisieran más y más besos y caricias.

Durante una pausa para respirar, Kenma le preguntó a Hinata si se atrevía a intentar algo nuevo, él no se imaginaba que otra cosa nueva podrían probar, hasta que Kozume se abrió la túnica dejando ver su delgado torso y sus hombros. Con delicadeza el omega demonio recorrió con los dedos su propio pecho desnudo, e invitó a Shouyou a besar las partes de su piel que estuviesen al descubierto; el humano abrió la boca y luego tragó saliva, no solo por los nervios de hacer algo tan avanzado con Kenma, sino por el hecho de que lo deseaba de la forma más impura posible.

Temblorosamente Hinata acercó su boca al cuello de Kozume, besando y lamiéndolo mientras Kenma usaba una mano para acariciarle la cabeza, al mismo tiempo que con la otra tomaba la muñeca del humano para depositarle la mano sobre su pecho; Shouyou cerró los ojos respirando con agitación, hasta que se calmó y apretó el pectoral de Kenma, era suave y tenía poco musculo, pero seguía volviéndolo loco. Entonces, dominado por sus lujuriosos deseos, Hinata bajó los labios por la clavícula de Kozume, llegando en pocos segundos hasta uno de sus pezones, para besarlo, lamerlo y darle un buen chupón mientras apretaba y giraba suavemente el otro, haciendo suspirar de satisfacción a Kenma.

Al otro lado de la puerta se paseaba una señora alfa que atendía el hostal, muy nerviosa y sobreexcitada por las feromonas que esos dos estaban esparciendo por su local, los alfas hospedados allí se quejaron del indecente olor que estaba llegando hasta sus habitaciones, así que ella se armó de valor para tocar la puerta de Kageyama, este abrió somnoliento y le preguntó que ocurría, la mujer le explicó la situación y le pidió que por favor le dijera a sus amigos que se controlaran porque ese lugar no era un burdel ni nada por el estilo como para que alteraran de esa forma a sus huéspedes. Tobio salió de su cuarto en compañía de la dependienta para acatar su petición; la mujer le preguntó si esos dos omegas estaban casados, Kageyama sabía que si le decía que no, el escandalo sería peor, por lo que tuvo que mentir diciéndole que eran una pareja de recién casados que viajaban con él por protección.

Dentro de la habitación el ambiente estaba volviéndose cada vez más ardiente, Hinata chupaba los pezones de Kenma y le besaba la zona baja del abdomen moviendo su cuerpo con evidentes deseos de aparearse con él; Kozume sonreía suspirando con placer, usando sus delgadas manos para bajar un poco su ropa inferior, Shouyou comprendió fácilmente que debía quitarle los pantalones de un solo tirón, pudiendo de esa forma mirar la parte más sensible y privada de su amado. Dentro de su corazón crecía la dicha de hacerle el amor por primera vez a quien creía que era su destinado, eclipsaba su pudor y el miedo que le tenía a esa experiencia; así que se bajó los pantalones y metió la mano bajo sus calzoncillos, sacando su pene para enseñárselo a Kenma antes de consumar.

El omega demonio mordió su dedo mirando detenidamente la polla del humano, tenía un tamaño estándar al igual que él, pero con eso le bastaba para sentir libido; después de saborearlo con los ojos Kozume levantó un pie para acariciarle el pene y aplastarlo un poco contra su vello púbico; Hinata ahogaba un jadeo de asombro por lo desinhibido y pervertido que era su amado, eran de culturas diferentes, aunque eso no era impedimento para amar esa desvergonzada actitud suya. El humano tomó las piernas de Kenma y las abrió cuidadosamente para descubrir sus húmedos glúteos, había llegado el momento de demostrarle que podía satisfacerlo, al fin y al cabo sus instintos ya le estaban pidiendo a gritos que se aparearan; sin más espera, Shouyou tomó su pene con una mano y se acercó dispuesto a introducirlo dentro de Kozume.

Por desgracia antes de concretar el acto, ambos escucharon unos golpes en la puerta de su cuarto, Kageyama también dijo sus nombres un par de veces para que fueran a abrirle; los dos omegas se separaron de un brinco, Kenma rápidamente se cubrió la cabeza con la capucha y Hinata tomó las sabanas para taparlo de la cintura para abajo, mientras él salía de la cama a gran velocidad para tomar un jarro de agua fría y verterlo sobre su entrepierna y así eliminar su erección. Tobio abrió ligeramente la puerta para echar un vistazo, encontrándose a Shouyou dándole la espalda a su posición vertiendo el agua en su pene, Kozume por otra parte estaba boca arriba en la cama, con un brazo reposando sobre su abdomen desnudo y otro flexionado hacia arriba, tenía una expresión de notoria irritabilidad.

"¿Qué carajos quieres?" preguntó Kenma a Tobio, este le cuestionó el hecho de que usara la capucha hasta para estar en la cama, a lo que Kozume le respondió que era más divertido hacerlo con la ropa puesta; Hinata estaba rojo de la vergüenza, se subió los pantalones para atender a Kageyama y este les aseguró a ambos que no le interesaba si estaban follando o no, pero que mejor lo hicieran cuando estuvieran acampando porque sus feromonas alteraban a los vecinos. Shouyou se cubrió la cara aún más abochornado, y Kenma se cruzó de brazos con mucha rabia por haber sido interrumpido en un momento tan increíble como ese.

Como parecía que Kozume en cualquier momento empezaría a tirarle cosas a la cabeza por entrometerse, Tobio se alejó cerrando la puerta tras de sí, dejando a la pareja a solas y rogando que no volvieran a intentarlo, al menos no en ese lugar; Iwaizumi en esos momentos regresaba de su estadía en la cantina, al verlo ahí le preguntó a Kageyama que hacia afuera de su cuarto, a lo que él le respondió con la verdad de que tenía que detener los toqueteos de Hinata y Kenma porque su olor estaba molestando a los alfas del lugar. Hajime se quedó callado mirando la puerta de la habitación de esos dos, acababa de confirmar por completo su sospecha de que Shouyou también sabía acerca de la verdadera naturaleza de Kozume, lo cual lo estaba poniendo cada vez más paranoico.

Al otro día continuaron su camino sin hablarse, Iwaizumi por el hecho de que tenía demasiadas sospechas contra Hinata y Kenma y planeaba vigilarlos a ambos, el resto en cambio no decía nada por lo incómodo que resultaba para todos hablar de lo ocurrido la noche anterior. Kozume estaba sobre el caballo reflejando el gran enfado que reprimía por orgullo, aunque por su propio semblante Kageyama se daba cuenta de que seguía muy molesto con él por arruinarle la noche; hasta Shouyou no podía abrir la boca por lo vergonzoso que había sido para él, iba caminando por detrás del grupo con la cabeza gacha, cuestionándose si debía oficializar todo con Kenma para así no sentirse señalado.

Iban en pleno valle cuando se detuvieron a almorzar algunos embutidos y pan que les habían regalado en la posaba, Kozume se alejó de ellos para comer a solas, así se sentiría menos incómodo; Tobio comió muy rápido y se levantó, quería disculparse con Kenma, él comprendía que podía sentirse juzgado solo por querer tener sexo con quien deseaba, después de todo a él le ocurría lo mismo en el ejército cuando se comentaban rumores de su vida sexual. Kenma seguía callado y fastidiado, al escuchar sus disculpas se relajó un poco, Kageyama le explicó que no lo condenaba por algo tan tonto como eso, pero que debía procurar estar algo alejado para hacer esas cosas sin que alguien estuviera molestando; sugirió también que esa noche se llevaría a Hajime a un lugar apartado para que él y Hinata tuvieran privacidad, lo cual alegró a Kozume por su comprensión.

Por su lado Iwaizumi y Shouyou merendaban en un incómodo silencio, el caballero veía fijamente a Hinata sin disimular sus sospechas, el omega sudaba sintiéndose muy juzgado, pero no se le pasaba por la cabeza el hecho de que Hajime supiese que Kenma era un demonio y que él por razones obvias lo sabía; por un momento Iwa quiso decirle que dejara de fingir, pero Tobio y Kozume ya estaban de vuelta cuando el trató de dirigirle la palabra. Luego del almuerzo se levantaron para seguir su camino, ya casi no había bosque, solo campos plantados de flores y vegetales, la zona estaba habitada por los propietarios y trabajadores de los cultivos, por lo que había una gran distancia entre cada casa, Iwaizumi planeaba pedir hospedaje en uno de esos campos, pero sus tres compañeros se negaron, preferían acampar tranquilamente bajo un sauce junto a un gran arroyo, para así no molestar a nadie.

No tardaron mucho en instalar el campamento, Shouyou recuperó su confianza y energía mirando los campos a su alrededor, tenía muchas verduras a su disposición para preparar una comida diferente, no odiaba la carne, pero le cansaba demasiado tener que cenar casi a diario carne seca o asada, así que corrió de un lado a otro recogiendo berenjenas, alcachofas, cebollas, zanahorias y judías verdes de cada cosecha, pensó que a su cena le vendrían bien unos huevos, por lo cual dejó todo en la entrada de su tienda y se transformó en su forma hibrida, saliendo volando tan hiperactivamente que los demás apenas vieron su sombra. Kenma sonrió viéndolo elevar el vuelo, Kageyama notaba todo el cariño que había en su expresión, por un momento sintió celos de Hinata por conseguir tan fácilmente a alguien como Kozume, aunque de todos modos planeaba distraer a Iwaizumi esa noche para que ambos pudiesen disfrutar a solas.

Shouyou regresó rápidamente sujetando con la boca su camiseta en la cual traía una docena de huevos de gallina que robó de un gallinero en una de las casas del valle, le pidió entre dientes a Tobio que tomara los huevos para que pudiera volver tranquilamente a su forma normal, en cuanto Kageyama sostuvo su botín, Hinata se transformó y salió corriendo para tomar una sartén y una olla que llevaban amarradas al caballo, listo para saciar su hambre luego de cocinar para él y sus compañeros. Iwaizumi estaba armando una fogata raspando dos pedernales que guardaba entre sus provisiones para encender un fuego que Shouyou pudo aprovechar para saltear las alcachofas, preparar huevos con un sofrito de cebollas, zanahoria y judias verdes, y colocar las berenjenas sobre las brasas para asarlas.

Para el caballero resultaba un poco confuso verlo tan alegre y amable, llevaba todo un día haciéndose la idea de que Hinata era un traidor que esperaba junto a Kenma el momento justo para hacer fechorías, pero por cosas como esas y la anécdota de Kozume sobre Oikawa, les daba el beneficio de la duda a ambos, después de todo aún no tenía una confirmación oficial del rey Sawamura sobre la supuesta comunicación que había tenido con el consejero de la reina Kyoutani. Lo único que podía hacer era mantener vigilados a esos dos, tratando de detectar alguna actividad sospechosa, pero de momento no tenía nada certero.

Kenma le prestaba atención a Hajime, podía deducir que no estaba del todo seguro sobre confiar en él, pero solo debía esperar, si llegaban a Calidi cabía la posibilidad de que la carta de Iwa hubiese sido respondida por el rey o alguien de su corte, de esa forma el caballero sabría que Kozume le decía la verdad acerca de la división ideológica de los demonios, y que él no era uno de los que buscaba invadir, que en cambio quería reunir aliados, cosa que no estaba tan alejada de la realidad. Con un incentivo como la confianza de Iwaizumi tal vez podría revelarle la misma versión a Kageyama y así se ganaría a otros dos elegidos sin tener que decir la auténtica verdad que lo haría ver como un lunático.

El cielo se oscureció por completo cuando ellos comenzaron a comer, ciertamente no venía nada mal algo de verduras después de sus días acampando y alimentándose a base de carne y embutidos; estaban muy cerca del camino oficial, después de cruzar el bosque del norte, Iwaizumi y Tobio llegaron al consenso de que en la zona de los valles no habría tanto peligro, así que cada vez se acercaban más a las aldeas, menos hurañas y empobrecidas que las norteñas. Al terminar, Hinata y Kenma se metieron a su tienda de campaña para charlar un poco, reposando antes de quedarse dormidos; a Hajime le pareció raro que el joven maestro no le recordara a Shouyou que debían tener una lección de magia, sin embargo Kozume y Kageyama se miraron con complicidad, ya que dejar que Hinata practicara para luego dormir inmediatamente no estaba entre los planes del omega demonio.

Cuando estuvieron a solas, Kenma se recostó boca arriba para descansar su espalda, tenía que esperar a que Tobio e Iwaizumi se alejaran para poder quitarse la capucha y toda la ropa, pero si aprovechó para desabotonar su túnica blanca y su camisa para tentar a Shouyou, que tragó saliva antes de recostarse de costado junto a él, le recordó en voz baja que no estaban solos, pero Kozume no estaba preocupado, en vez de cubrirse tomó la mano de Hinata y la guió hacia su torso expuesto. El humano cerró los ojos dejándose llevar, si solo eran toqueteos seguro no habría ninguna posibilidad de que los descubrieran; con caricias suaves deslizó sus manos por el pecho y el abdomen de Kenma, este suspiraba con un volumen bajo pero muy excitante para el otro omega.

Shouyou lo miró con los ojos brillantes, recordando los cuentos de amor que su madre biológica le contaba, sobre amores imposibles que triunfaban a pesar de todo, sobre personas destinadas a estar juntas para siempre y los finales más dulces que se podía imaginar; cuando lo veía a los ojos sentía un vínculo tan fuerte como el que imaginaba con esas historias, su propio romance, su propio amor. Kozume amaba sus ojos de ternura e ilusión, le parecían tan adorables como los de un cachorrito; mas no tenía la certeza de estar frente al amor de su vida, todavía recordaba lo que le dijo Hinata acerca de que su futura pareja le daría hijos, eso lo desesperanzaba de ser su destinado, pero mientras estuviesen juntos, disfrutaría de su agradable compañía, de sus besos torpes y de los sensuales momentos que podrían tener juntos si comenzaban a experimentar.

Shouyou acariciaba todo su pecho con suavidad, luego deslizó su mano hasta la quijada de su amado Kenma para tomarla y meterle el pulgar en la boca, de manera que el demonio lo mordiera y lamiera; ambos empezaron a soltar feromonas, una vez más estaban inmersos en el placer y unas ansias de apareamiento difíciles de controlar, aunque ninguno de los dos quisiera controlarse realmente. Kozume tomó la otra mano de Hinata y la guió hacia su pantalón, pidiéndole al humano que le quitara todo; Shouyou sabía que no tenía que hacer nada apresurado ni ruidoso con Kenma, pero sus instintos irracionales lo movieron a cumplir con los deseos de su adorado, quitándole los pantalones y la ropa interior sin demora.

Afuera de la tienda, Kageyama inventó la excusa de que había escuchado ruidos extraños en los terrenos, y le pidió a Iwaizumi que lo acompañase hacia los campos de vegetales para encontrar posiblemente a bandidos nómades o en el peor de los casos a más demonios; Hajime dudó de si realmente debía alejarse de las tiendas, tenía la idea de espiar las conversaciones de Hinata y Kenma para ver si los descubría confabulando. Pero Tobio insistía en que lo acompañara porque juntos lograrían contrarrestar cualquier amenaza, después de todo, Kageyama era bueno en los ataques a distancia mientras que Iwa por el contrario era mucho más efectivo en el combate cuerpo a cuerpo, para darle tranquilidad el caballero aceptó acompañarlo a investigar.

Dentro de la tienda de campaña Shouyou mantenía las piernas de Kozume abiertas mientras él acercaba su pelvis, se había quitado toda la ropa a diferencia de Kenma, el líquido lubricante natural de los omegas se apreciaba en ambos, pero solo cumpliría su función en el demonio, pues Hinata ya estaba comenzando la inserción de su pene mientras Kozume observaba atentamente como poco a poco era penetrado. Llevaba varios meses sin experimentar esa sensación tan placentera, no podía evitar comparar a Shouyou con su anterior amante, en cuanto tamaño y técnica seguían siendo muy diferentes, pero aun así, por alguna razón le resultaba mucho más placentero y deseable hacerlo con Hinata, tenía algo que le transmitía mucha paz.

Cuando Shouyou terminó de meter su polla, respiró profundamente y llevó su cuerpo hacia adelante para besar los labios de Kenma, este lo abrazó suspirando y besándole posteriormente la oreja, para luego bajar sus manos y clavarle sus uñas de demonio sin mucha presión en las nalgas, susurrándole que podía empezar a moverse. Hinata obedeció, moviéndose hacia adelante y hacia atrás muy rápido y descoordinado; Kozume rió con ternura y sin quitar sus manos del trasero de su amante le sugirió que lo hiciera lento y suave, para acostumbrarse al movimiento, y también para que sintiese muy bien el calor del interior de su cuerpo.

Shouyou se tranquilizó y movió de a poco sus caderas de forma ondeante y suave, de ese modo se concentró mejor en las sensaciones de ese momento, en lo húmedo y tibio que se sentía Kenma por dentro, en sus gemidos delicados y agradables que no se tomaba la molestia de disimular, en su hermoso rostro mirándolo amorosamente, en su atrapante olor. Sin dejar de penetrarlo deslizándose fácilmente entre sus húmedos glúteos, bajó su boca al cuello de su amado para besarlo y morderlo; Kozume gimió más alto cuando la pelvis del humano se estampó sonoramente contra su cuerpo, como resbalando una y otra vez estremeciéndolo desde adentro; así que para nivelar el nivel de placer, mientras Hinata fingía marcarlo en su cuello para hacerlo suyo, Kenma usaba sus delgadas manos para frotarle los pectorales, susurrando que se sentía como en el cielo.

En los campos de hortalizas Kageyama e Iwaizumi buscaban alguna señal de peligro, pero no parecía haber nada extraño, a Hajime le resultó muy inusual que los sentidos de Tobio fallaran en algo tan básico, además de que le molestaba estar perdiendo el tiempo para espiar las conversaciones de sus otros dos compañeros. De un momento a otro se dio la vuelta sin avisar para volver al campamento, pero Kageyama lo siguió y quiso tomar su brazo para detenerlo, cosa que le pareció aun más rara a Iwaizumi.

-No hay nadie, tenemos que volver al campamento para cuidar nuestras cosas - dijo Iwa, Tobio tomó el brazo de su armadura, pensando en alguna excusa para mantenerlo allí.

-Si no los escuchamos aquí es porque probablemente deben estar en las viviendas, eso es mucho más peligroso - mintió Kageyama, Hajime parecía convencido, aunque al mismo tiempo muy dividido.

-¿Crees poder encargarte solo? Tengo que volver al campamento.

-Esos dos saben cuidarse solos, no necesitan nuestra ayuda - cuestionó Tobio, Iwaizumi no pensó mucho en que respuesta le daría.

-Debo vigilarlos.

-¿Por qué? - preguntó Kageyama, Hajime se quedó callado, no se le ocurría nada más que la verdad para decírselo.

-Es confidencial - respondió vagamente, Tobio estaba muy serio y receloso.

-Ambos sabemos que se enrollaron ¿Por qué querría vigilarlos sabiendo que podrían estar en un momento privado? - le increpó, dándole una idea a Iwaizumi para no tener que decirle una verdad que ni él estaba seguro de si creer.

-No deberían hacer eso sin siquiera estar casados - contestó pensando que de esa forma Kageyama dejaría de cuestionarlo, no se esperó verlo molesto.

-Eso solo le incumbe a ellos - pronunció tajantemente, Hajime se sorprendió al ver esa faceta enfadada de él.

-No te enojes.

-Entonces hágame caso y mantengámonos al margen, podemos vigilar el campamento desde aquí sin molestarlos - sugirió el joven maestro, Iwaizumi se quedó sin ideas, rascándose la cabeza por lo nervioso que lo ponía.

-Hay algo que no te he dicho con respecto a ese par - confesó Iwa, Tobio dejó su actitud de irritabilidad para escucharlo con atención.

-¿Qué cosa? - preguntó curioso, Hajime hiló las ideas en su cabeza para no decirle todo de golpe.

-Verás… sobre las invasiones de demonios en el norte… hay un rumor que habla sobre un conflicto interno entre los demonios, en el bando de la reina Kyoutani están los pacifistas que quieren mantener el tratado de paz, pero, uno de los nobles de ese lugar está confabulando y quiere continuar las hostilidades contra los nuestros. Según este rumor, no se puede responsabilizar a la gestión de la reina, sino a una segunda facción que está incentivando estas micro invasiones para desestabilizarnos.

-Vaya… ¿Pero qué tiene que ver eso con Hinata y Kozume san?

-Según esta versión de los hechos, uno de los aliados de la reina fue enviado a nuestro territorio para cruzar hacia las tierras Nefilim y las nuestras con la misión de alertar acerca de este problema y conseguir gente que estratégicamente dificulte los planes de quien lo está orquestando todo en secreto - explicó Iwaizumi, Kageyama trató de conectar las ideas, pero se le estaba dificultando - este informante me pidió que le enviase un mensaje al rey para advertirle de todo esto, en mi carta le pedí una confirmación al rey para saber si tenía conocimiento de este problema en el territorio de los demonios, y del informante en cuestión, para así saber si debo creerle o no a este supuesto aliado.

-¿Quiere decir que…?

-Kenma es ese informante - le aclaró al fin el caballero, desconcertando a Tobio que al fin comprendió a que se refería.

-¿Kenma? Pero ¿Por qué Kenma tendría contacto con demonios?

-Porque él es uno de ellos - reveló Iwaizumi ante la confusión de Kageyama - no seas tonto, es por esa razón que nunca se quita la capucha, para que no veamos sus cuernos.

-¿Tiene cuernos pequeños?

-No, fueron cortados - le aclaró algo cansado de que no captase su mensaje; Tobio se tocó la cabeza intentando atar cabos que Hajime ya había hilado - y si Hinata y él ya han hecho el amor, quiere decir que Hinata ya sabe su secreto.

-¿Protegió al informante de Kyoutani?

-No puedo estar seguro de si Kenma es un informante de la reina, necesito la confirmación del rey Sawamura, le pedí que me enviara una respuesta a Calidi, dependiendo de lo que diga su carta sabremos si podemos confiar en él o no, y quizá ni siquiera con eso baste para creer en su palabra - dijo Iwaizumi causando mayor confusión en el joven maestro - lo que quiere decir que o bien Hinata está protegiendo a un miembro del bando pacifista, o es un traidor.

-Imposible, Hinata será un idiota, pero jamás conspiraría ni traicionaría a los suyos. Yo lo conozco y sé que no podría hacer algo así - decía Kageyama tratando de convencerlo, mas Hajime estaba lleno de desconfianza.

-No deja de ser todo muy extraño ¿Por qué Kenma no te revelaría desde el principio su verdadero propósito? Es muy sospechoso - comentó el caballero, Tobio miró sus pies dudando un poco asustado de que Shouyou realmente fuese un traidor; entonces, en esa ocasión fue el propio joven maestro quien empezó a caminar hacia el campamento.

-Está bien, los vigilaremos, pero debemos ser silenciosos, deberá quitarse la armadura.

Iwaizumi aceptó la sugerencia del joven maestro y se quitó ahí mismo su armadura, después de espiarlos volvería a recoger todas las piezas a ese terreno; Tobio se quedó mirando sus brazos muy musculados y fibrosos, debajo de la armadura solo llevaba una camiseta de color azul oscuro, ceñida al cuerpo. El pecho y los abdominales de Hajime también le llamaban mucho la atención, no solo porque estaba bueno, sino porque él aspiraba a tener esa cantidad de músculos algún día; no estaba disimulando mucho que lo recorría con los ojos brillando de asombro y deseo, Iwa tosió un poco avergonzado para llamar su atención y decirle que ya era hora de ir al campamento.

Dentro de la tienda Hinata y Kenma seguían gimiendo y resoplando mientras tenían sexo, Kozume se recostó boca abajo agarrando las frazadas mientras Shouyou lo penetraba casi recostado sobre su cuerpo, apenas sosteniéndose con las palmas a un centímetro de la frágil espalda de su amado. Su inexperiencia lo hacía moverse brusco, chocando contra las nalgas de Kenma de forma tan sonora que Iwaizumi y Kageyama se quedaron quietos a 4 metros de las tiendas, escuchando esos sonidos delatores.

Kozume gritaba de placer contra las arrugadas frazadas, mordiéndolas y moviendo la cabeza hacia los lados sin mucho control de sus movimientos y su voz, si su cuerpo hubiese estado completamente sano, no habría dudado en voltear a Hinata para montarlo salvajemente. El humano estaba húmedo hasta las rodillas perdiendo su liquido lubricante, por delante los propios fluidos de Kenma le empapaban los muslos y la pelvis, su adorado estaba tan mojado que era muy fácil llegar hasta lo más profundo de su ser; Shouyou conservó la pequeña distancia entre su cuerpo y la espalda de Kozume mientras acercaba su boca a la oreja del demonio para morderla, manteniéndolo aprisionado bajo él como si fuesen dos gatos en celo.

-Ellos dos… no están conspirando… - comentó Tobio en voz baja, Hajime estaba rojo escuchando los gemidos de sus dos compañeros y el sonido que hacían sus cuerpos al follar.

-No lo están… - confirmó Iwaizumi, para luego quitarse los zapatos acercándose más a la tienda de campaña - pero podrían empezar a hablar más seriamente después de terminar…

-No lo creo… - murmuró Kageyama imitándolo al quitarse el calzado - no deberíamos molestarlos.

-Shhh, no hagas ruido - dijo Hajime en voz baja, agachándose detrás de la tienda de campaña de Hinata y Kenma, Tobio se instaló a su lado con la boca cerrada, desde esa distancia tan corta podían escucharlos hablar mientras lo hacían; Kozume tenía el cuerpo tembloroso y algo adolorido, sin embargo no le interesaba el dolor, estaba amando sentirse deseado por alguien, le hacía feliz el solo hecho de ser capaz de tener sexo.

-¡Kenma, te amo tanto! - exclamó Shouyou sin parar de moverse casi desesperado, Kenma derramó una lagrima de dolor, pero seguía muy complacido; el demonio observó al humano girando un poco su cabeza, Hinata notó que tenía los ojos húmedos - Kenma…

-Shouyou... ¿Puedes ir más lento? - le pidió entre cada embestida fuerte contra sus nalgas, Hinata se detuvo arrepentido por no haber considerado posibles dolores en Kozume.

-Lo siento mucho - se disculpó el humano apartándose un momento, su pene estaba rojo y completamente empapado, Kenma lo miraba sonriendo lujuriosamente - ¿Quieres cambiar de posición?

-No podemos probar muchas cosas… - se lamentó Kozume respirando profundamente por el cansancio, entonces Shouyou se recostó boca arriba justo a su lado, cosa que el demonio aprovechó para acercar su mano a la verga de Hinata para agarrarla y moverla suavemente; el humano ya no se sorprendía con los toqueteos sexuales de su amado, de hecho los disfrutaba al máximo.

-Ven aquí, puedes recostarte sobre mí - sugirió Shouyou, ambos se miraban con confianza y cariño, sin dejar de sonreír dulces y amorosos el uno con el otro; mientras hacían contacto visual Kenma se impulsó lenta y dolorosamente para subirse encima de Hinata, por suerte una vez estuvo recostado sobre él dejó de sentirse tan incómodo por el movimiento.

-¿No te aplasto? - preguntó Kozume, Shouyou le besó la mejilla y abrazó su espalda baja con un brazo, mientras usaba la otra mano para acomodar su pene y así volver a penetrarlo.

-No, eres muy ligero… - respondió Hinata mientras comenzaba la inserción, Kenma cerró los ojos con expresión de placer, pero rió cuando a Shouyou se le dificultó un poco mantener la polla en su interior.

-Déjame ayudarte… - pronunció Kozume mientras llevaba una mano hacia su retaguardia, encajando mejor el pene de su amante, con el contra de que al hacer ese movimiento sintió un fuerte dolor en la espalda que lo hizo caer hacia adelante temblando - duele…

-No te esfuerces por favor, yo haré el resto - dijo Hinata sujetando el culo de Kenma mientras comenzaba a moverse lento para familiarizarse con esa nueva forma de hacer el amor.

-Me siento… tan bien… - susurró Kozume con la cabeza y las palmas sobre el pecho de Shouyou, estando recostado ahí podía sentir sus latidos acelerados - contigo siempre estoy bien…

-Lo mismo siento, contigo soy tan feliz, porque… te amo Kenma - pronunció Hinata penetrándolo con mayor firmeza, Kenma gimió en voz alta, distraído por la lascivia - te amo tanto…

-Shouyou… - susurró Kozume con los ojos cerrados, mordiéndose el dedo mientras se deleitaba con las sensaciones de calor, dolor y placer que le recorrían el cuerpo - hagamos el amor por siempre… - pidió en tono de súplica, Hinata le dio un abrazo apretado y le besó los labios frenéticamente, los dos estaban en la línea de la consciencia y el instinto puro. Entonces Iwaizumi se levantó y se alejó en silencio de la tienda, Kageyama lo siguió hasta el lugar donde dejaron sus zapatos, tenía las mejillas sonrojadas por haber sido testigo de esa escena.

-Es curioso, en ningún momento le dijo que lo amaba - murmuró Hajime, Tobio a sus espaldas se calzaba los zapatos.

-Yo creo que es obvio que es mutuo - comentó Kageyama, pero Iwa se encontraba muy serio y algo melancólico.

-No lo creo, el pobre tonto debe estar siendo manipulado por Kenma, lo compadezco - respondió mientras avanzaba para alejarse más, hasta que se dio cuenta de que Tobio permanecía en el mismo lugar.

-Creo que está buscando excusas para desconfiar de él, no todos los demonios quieren vernos muertos - lo increpó el joven maestro, Iwaizumi volteó a verlo serio y con desgano, como si estuviese cansado de ser contradicho.

-Sé cómo son los demonios al amar, y créeme, no son capaces de amar a alguien más que a sí mismos - pronunció Hajime irritado, Kageyama no se dejó intimidar, parecía molesto, y triste por alguna razón.

-Se equivoca - fue lo único que respondió, el caballero le echó una mirada de rabia, pero Tobio estaba igual de furioso que él - por conocer a uno no significa que los conoce a todos - dijo enérgico y firme, pero en sus brillantes ojos y su pecho palpitante se notaba un dejo de angustia que acompañaba todo el enfado.

-¿Y tú qué sabes mocoso? - replicó Iwaizumi ninguneándolo, Tobio siguió recto y firme, pero nunca fue capaz de esconder lo que sus ojos podían decir, los tenía húmedos y sus córneas estaban más coloradas - ¿Vas a llorar ahora?

-No, yo no lloraría frente a nadie - respondió, logrando de alguna forma no derramar ninguna lagrima, pero viéndose tan angustiado que Iwa se arrepintió un poco de haberle hablado de esa manera; le sorprendía su voluntad de no romperse frente a él - usted es quien no sabe nada acerca de otras personas, no porque hayamos sido enemigos de los demonios tiene que creer que son solo bestias. Si construyeron una sociedad, si formaron familias, si honran a sus caídos y son capaces de firmar un acuerdo de paz aún con sus tendencias bélicas ¿Por qué serían seres incapaces de sentir?

-¿Desde cuándo te volviste un defensor de los demonios? No seas hipócrita, estuviste en la campaña de Flamma, mataste a cientos de ellos sin detenerte a dar este discurso de mierda - gruñó Hajime yendo hacia él con agresividad, Kageyama no se intimidó.

-Jamás ataque a civiles inocentes, contrario a los demás que usted dejaba hacer lo que quisieran - le espetó, Iwaizumi lo tomó de la camisa iracundo, sin embargo el joven maestro nunca cerró los ojos - tantos discursos de moralidad y no fue capaz de detener a los demás, usted sabe lo que hicieron, sabe que se daban el lujo de no seguir las leyes con el enemigo, así que ¿Quién es el hipócrita?

-No juegues con fuego - murmuró Iwa hecho una furia.

-Apuesto a que usted hacía lo mismo - dijo Tobio con ira, Iwaizumi levantó una mano empuñada, manteniéndola temblorosamente en una amenazante posición - ¿De qué se arrepiente tanto como para llevar 7 años de abstinencia? ¿De las prostitutas? ¿De ser un mirón mientras dos jóvenes tienen sexo? ¿O de algo más grave?

-Yo nunca violé a nadie - respondió bajando la mano, mirando el suelo con nostalgia - mi mayor pecado fue amar a un demonio - confesó Hajime agachado la cabeza con vergüenza, Kageyama entrecerró los ojos igual de triste que el caballero.

-Ese también fue mi pecado - murmuró Tobio, Iwaizumi se le quedó viendo sorprendido y soltó su ropa para dejar de hacerlo sentir amenazado.

-¿Tú también? - preguntó Hajime, Kageyama apretó los ojos aguantando las ganas de llorar.

-De cierta forma usted tiene razón, no tengo pruebas de que los demonios amen igual que nosotros - pronunció reprimiendo hasta la última lagrima - pero, yo aún sigo teniendo fe.

-Kageyama… - susurró Iwaizumi tocándole el hombro, el joven maestro seguía rehusándose a mostrar su llanto frente a él, mas no lo culpaba por ello. Hajime creyó que tal vez necesitaba ser reconfortado, siempre lo veía soportando heridas del pasado, no sabía por cuantas cosas había pasado Tobio en su vida, ni si había conocido a ese amor en Flamma o antes, pero si estaba seguro de que no le vendría mal ser abrazado por él - lamento mucho haberme portado como un idiota contigo…

-No importa, aunque me hubiese golpeado yo habría respondido con la misma moneda - dijo fríamente Kageyama mientras era abrazado por Iwa, que lo estrechaba cálidamente contra sus carnosos y marcados pectorales; Tobio pensaba que si alguien algún día le daba calor, probablemente sentiría la confianza para llorar las penas que escondía, pero parecía que no era así.

-Se lo que se siente… - le susurró Iwaizumi tocando suavemente su espalda, Kageyama no podía desahogarse en sus brazos, pero si podía disfrutar de esos increíbles músculos, sintiendo su dureza a la par que fantaseaba con verlos sin ningún tipo de ropa encima; mientras Hajime le besaba la cabeza, Tobio daba una suave mordida en la parte de su pectoral más cercana al esternón, el caballero abrió los ojos de la impresión y se alejó un poco sin dejar de rodearlo con sus brazos -¿Qué haces?

-Dije que no iba a llorar frente a usted, prefiero hacer otras cosas - pronunció Tobio mirándolo a los ojos y acariciándole los músculos de los brazos; Iwaizumi los bajó, sin embargo el joven maestro no dejaba de tocarlos, mirando su torso con deseo.

-No hagas esto… - susurró Iwa antes de morder su labio inferior conteniendo el deseo de tirarlo al piso y romperle la ropa para desnudarlo. Kageyama seguía sobando todos sus músculos, incluso aquellos abdominales más cercanos al vello púbico abundante de Hajime, quien tragó saliva fantaseando con algo que no debía hacer.

-¿Por qué no? Debe estar ansioso por esto… - decía Tobio mientras desabotonaba su camisa para mostrarle su propio torso a Iwaizumi; el caballero tenía las manos temblorosas, la tentación se hacía cada vez más grande que su raciocinio, sobre todo porque Kageyama metió la mano bajo sus pantalones para tomarle el pene erecto que escondía sin éxito - es muy grande…

-No juegues con fuego… Porque podría hacerte arder… - susurró Hajime con un gruñido de lascivia, ocultando fallidamente lo mucho que lo excitaba que el joven maestro le masturbara la polla.

-La abstinencia no es buena para alguien de su edad, puede traerle problemas de salud - le dijo Tobio al oído mientras le acariciaba los testículos y su grueso pene; Iwa dejó de contenerse cuando agarró uno de sus pezones para retorcerlo, haciendo lo mismo con el otro - ¿Usted se masturba para liberar a su verga de toda la presión?

-No me masturbo hace años - reveló sin pudor, usando una mano para girar los pezones de Kageyama y golpearlos, y la otra mano para agarrarle el culo - no se la he metido a alguien como tu desde hace mucho.

-Debe haber acumulado mucho semen, eso no es nada sano - le susurró al oído aumentando la rapidez de su mano agarrándole la verga, Hajime clavó las uñas en la quijada del joven maestro mientras acercaba su boca, era ligeramente doloroso, pero sólo motivó a Tobio a masturbarlo con más fuerza.

-¿Quieres ser el primero en tragárselo? - le preguntó Iwaizumi antes de morderle el labio inferior, Kageyama usó un dedo para tocar la uretra, tenía una gota de líquido espeso, y el resto del venoso pene palpitaba muy ansioso.

-Sí, quiero su semen - respondió Tobio, ambos acercaban su boca con deseos de morderse y lamerse mutuamente, un solo beso bastaba para desatar toda una noche de pasión igual o incluso mejor que la que estaban teniendo Kenma y Hinata. Mas Iwa entró en razón y apartó a Kageyama tomándolo de los hombros.

-Maldición ¿Qué acabo de hacer? - se dijo a sí mismo Iwaizumi mirando hacia abajo, siendo testigo de cómo Tobio volvía a tomar su pene para acariciarlo; tuvo que apartarlo una vez más para no volver a caer en tentación - no hagas esto, no es correcto.

-¿Por qué no es correcto? - le preguntó acercando su boca a la oreja de Hajime, quien volvió a tomarlo de los hombros para mantenerlo quieto.

-Podría ser tu padre - replicó Iwaizumi seriamente, encontrando indiferencia y deseo en los ojos del joven maestro.

-Pero no es mi padre, ambos somos adultos y… - decía Kageyama volviendo a tomar suavemente el inflamado pene de Hajime - usted todavía no es senil.

-¡Suficiente! - exclamó Iwaizumi tomando firmemente las manos de Tobio y levantándolas - no caeré en tus redes, no importa cuán grande sea la tentación, ni cuan hermoso… y sensual seas… no haré algo que no es correcto.

-Algún día se dará cuenta de que no debe reprimirlo más… - susurró Kageyama provocándolo - no tendré que hacer mucho para que acepte que le fascinaría follarme - le desafío sin dejar de mirarlo con lujuria; Hajime era consciente de que si se quedaba ahí, perdería fácilmente contra ese hermoso joven, así que lo soltó y le dio la espalda para irse.

-Eres peor que un demonio… - murmuró mientras se alejaba con una gran erección, Tobio sólo lo miraba irse, convencido de que sería muy fácil lograr que dejara esa abstinencia.

En la tienda de campaña Hinata movía las caderas muy muy rápido, mientras Kenma lanzaba alaridos de lujuria sintiendo como sus nalgas temblaban con cada veloz embestida, ya se había corrido un poco sobre el abdomen de Shouyou, pero aún le faltaba a ambos tener un verdadero orgasmo. Hinata se sentía desesperado y sin control, como si todo su instinto se hubiese apoderado de él a pesar de ser el dominante en esos momentos.

Ya había perdido por completo el pudor, incluso le estaba agarrando y abriendo los glúteos a Kozume cuando lo penetraba sin preocuparse de nada más; a Kenma ya no le dolía la espalda, o al menos no se fijaba en el dolor, porque estaba tan pero tan caliente que solo le pedía más potencia a su amante. En un momento ambos sintieron cosquillas en su interior, el calor crecía tanto que ya no había forma de pararlo, lo único que les restaba era llegar al clímax explosivamente, de forma casi simultánea y con solo segundos de diferencia en donde ambos gimieron muy alto, con sus fluidos mezclándose y mojándolos de la cintura para abajo.

-Dios mío… - susurró Hinata agarrando las frazadas mientras se corría, Kenma aún no podía hablar, seguía gimiendo mientras tenía un orgasmo que lo hacía temblar sin parar sobre el cuerpo de Shouyou - ¿Estás bien Kenma?

-No… - respondió Kenma con aflicción, temblando y gimiendo mientras sus inquietas nalgas chapoteaban sobre Hinata - no puedo parar…

-Tranquilo, ya pasará - dijo para despues abrazarlo suavemente, esperando a que se calmara; luego de dos minutos Kozume dejó de temblar y cayó rendido en el pecho del humano.

-Eso fue… muy bueno… - pronunció el omega demonio con los ojos cerrados, Shouyou lo abrazó y besó su cabeza con dulzura, ambos estaban muy cansados, pero poco a poco Kenma empezó a sentirse más tranquilo; le preocupó un poco percibir que el cuerpo y la frente de Hinata seguían calientes, como si tuviera fiebre - ¿Te encuentras bien Shouyou?

-Estoy de maravilla, mi amado - respondió Hinata abrazándolo apretadamente, estaba demasiado feliz - te amo tanto Kenma - volvió a decir al igual que en varias ocasiones durante el sexo, Kozume se quedó callado, seguía pensando que era algo apresurado decir "te amo", además de que estaba convencido de que no podía ser su destinado.

-Tu también me gustas, Shouyou - contestó mientras descansaba sobre el torso de Hinata, este no dejaba de besarle la cabeza amorosamente y sin parar.

-Te amo, más que a mí mismo y que a cualquier otra persona - decía Shouyou muy alegre, causando preocupación en Kozume por lo intenso que estaba siendo su amante para describir lo que sentía.

-No digas eso Shouyou - respondió Kenma confundiendo un poco a Hinata.

-¿Por qué no? - le preguntó sin soltarlo de sus brazos.

-No deberías amarme más que a ti mismo…

-¿Por qué? Eres lo más importante para mí, lo eres todo - decía mientras lo miraba enamorado y feliz, sin embargo Kozume seguía preocupado.

-No debería serlo… Shouyou, sé que me amas, pero, no está bien decir cosas tan intensas a la ligera - le sugirió Kenma, Hinata solo lo miró extrañado, sin entenderlo del todo.

-No puedo evitarlo, lo que siento es así de grande - dijo abriendo los brazos para ejemplificar una extensión de su amor - no, es incluso más y más grande.

-Shouyou… nos conocemos solo desde hace algunas semanas…

-¿Qué tiene? ¿No crees en el amor a primera vista? - cuestionó Shouyou, y Kozume titubeó.

-Creo en el destino, pero no en el amor a primera vista.

-Bueno, entonces tú no eres mi amor a primera vista, eres mi destinado - le dijo sonriente, su rostro estaba rojo y sudoroso, así que Kenma le tocó la frente para volver a comprobar si tenía una temperatura elevada.

-Tienes fiebre… - murmuró Kozume antes de recibir un sorpresivo beso de Hinata.

-Sé que tú eres el chico que la persona que me adoptó mencionó, lo siento aquí - pronunció tomando la mano de Kenma para ponerla sobre su pectoral izquierdo; Kozume evitó mirarlo a los ojos.

-Shouyou… ¿Qué pasa si no soy yo? - se cuestionó Kenma inseguro, Hinata rió suavemente y volvió a besarlo con ternura.

-Eres tú, ya te dije que lo siento aquí, en mi corazón - le respondió volviendo a guiarle la mano hasta su pecho.

-Pero… ¿Qué harías si no fuera yo? - preguntó Kozume con tristeza, Shouyou lo abrazó al notarlo afligido.

-No me he preguntado eso, y ya sabes porqué…

-Shouyou yo… - susurró Kenma observando la ilusionada y encantadora mirada de su amante, le dolía tener que romper sus fantasías - no sé si podre tener hijos… - reveló haciendo que Hinata abriera los ojos sorprendido.

-¿No podrás tener hijos? ¿O es solo una suposición? - le preguntó Shouyou algo asustado, Kozume miró hacia abajo con tristeza.

-Hace años mi hermano me llevó a uno de mis chequeos médicos, estaba curioso por saber si mi celo me traería problemas de alguna forma, o si podría tener bebés. El medico nos dijo que por mi condición ósea difícilmente podría soportar llevar a otro ser vivo dentro de mí, que si no abortaba espontáneamente durante los primeros meses, el bebé podría morir de asfixia durante la labor de parto - le contó Kenma, Hinata lucía muy asustado.

-¿No hay otra manera?...

-Si… también me dijo que si milagrosamente tenía la fuerza necesaria para dar a luz… - relataba Kozume tan asustado como Hinata - yo acabaría muriendo…

-¡No! - exclamó Shouyou abrazando súbitamente a Kenma - todo menos eso…

-Es por eso que te pregunto… ¿Realmente crees que soy tu destinado? - susurró Kozume mirándolo a los ojos; Shouyou se veía temeroso y triste, pero a pesar de todo, no lograba ver dudas en él.

-Sí… eres tu… - le respondió dándole un suave abrazo - puede que no se refiriera a un hijo biológico, tal vez tu y yo adoptaremos un bebé ¿Es una opción?

-Pero…

-¿Por qué dudas tanto?... - cuestionó Hinata angustiado, su fiebre seguía igual que al principio, y podría empeorar si comenzaba a llorar.

-No quiero que te cierres a la idea de encontrar a alguien más… tal vez yo no pueda darte lo que puedan darte otros.

-No digas eso por favor, no creo poder encontrar a nadie como tú.

-No es cierto, podrás encontrar a alguien mucho mejor, estoy seguro - decía Kozume mientras se separaba temblorosamente para recostarse en su lugar de las frazadas; una vez estuvo instalado boca arriba, Hinata se colocó sobre él viéndolo fijamente.

-Kenma, yo te amo -le dijo inusualmente serio, mas Kenma seguía tratando de evitarlo.

-Shouyou, debemos tomarnos las cosas con calma, tal vez ahora podemos besarnos, hacer el amor y darnos afecto cuando queramos, pero… nada asegura que eso perdurará… - se excusaba con la cabeza girada para no verlo, Hinata colocó su mano bajo la mejilla de Kozume y le volteó delicadamente la cabeza para que lo mirara de frente.

-Te amo - volvió a repetir, Kenma agachó la vista, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

-Creo que vamos demasiado rápido, no es bueno decir "te amo" tan a la ligera… por eso debemos tomar algo de distancia…

-Kenma ¿Tú me amas? - le preguntó directamente, Kozume se cuestionaba la respuesta que quería dar, si le decía "no", estaría mintiendo, pero si le decía que si, tal vez se estaría equivocando; esa indecisión lo hizo llorar.

-Tú… tú me gustas demasiado… - le respondió llorando, Shouyou tomó su mano, le acarició la mejilla y besó su frente dulcemente, siempre le daba mucha paz.

-Eso es lo único que importa - susurró Hinata, Kenma apretó los párpados queriendo detener sus lágrimas, echando la cabeza hacia atrás y dejándole espacio al humano para que pudiera darle un beso.

Después de ese profundo beso Kozume relajó su cuerpo, se sentía adolorido y triste, así que quería dormirse; cuando Kenma se estaba acurrucando un poco mejor sobre las frazadas, Hinata se estiró para tomar una toalla limpia de sus pertenencias. Sin avisar tomó con delicadeza las piernas de su amado y las abrió, Kozume agitó la cabeza adormilado y observó cómo su amante deslizaba la toalla por sus piernas y su trasero, limpiándolo de todos los fluidos que lo habían manchado durante el sexo.

Kenma entrecerró los ojos, fijándolos en Shouyou, en todo el cuidado que tenía con su cuerpo, en cómo se esmeró en dejarlo limpio y seco, para luego tomar una frazada de repuesto y colocarla sobre las demás en la zona que se humedeció luego de que hicieran el amor. Posteriormente se limpió a si mismo del líquido entre sus piernas y en su delantera, y arropó a Kozume para que no sintiese frio; este lo miraba pestañeando lentamente, tenía mucho sueño, y esa imagen del humano siendo tan atento y dulce con él fue lo mejor que pudo pasarle antes de cerrar por completo los ojos; ser una fuente de calidez y dulzura era la naturaleza de su amante.

Por la madrugada al iniciar su viaje, Iwaizumi y Kageyama eran incapaces de mirarse mutuamente y al resto de sus compañeros, Kenma como siempre montaba el caballo, pero se le veía mas adolorido que de costumbre, y ellos sabían muy bien porqué; Hinata caminaba justo al lado del caballo, tenía mucha rojez en su rostro y los ojos cristalinos, además sudaba demasiado y parecía algo incómodo. Kozume le prestaba atención, estaba muy preocupado por esa fiebre de su amante, y empezaba a entender porque le ocurría eso; el humano tenía un fuerte olor a sus propias feromonas, no las estaba soltando voluntariamente, parecía como si ni siquiera se diera cuenta de que comenzaba a entrar en celo.

Kenma le preguntó a Hajime cuanto faltaba para llegar al próximo pueblo, este al fin rompió su silencio diciéndole que solo había una pequeña aldea antes de llegar a Calidi y que no planeaba detenerse en ella, no obstante Kozume le explicó la situación de Shouyou, y los dos betas comprendieron que conseguir supresores era algo urgente. Tobio regañó a Hinata por no ser más precavido con esa clase de contratiempos, y este nerviosamente se excusó diciendo que sabía muy bien cuando entraba en celo, pero que en esa ocasión su ciclo se adelantó por alguna razón.

El demonio agachó la cabeza apenado, porque posiblemente era su culpa que el celo de Shouyou se haya adelantado, ya que una experiencia como la que habían tenido la noche anterior de seguro causó un gran efecto en su amante al ser su primera vez. Kageyama propuso la solución de que, en vez de detenerse toda la noche en el pueblito, que ellos se detuvieran unos minutos en el camino mientras él corría a comprar los supresores para Hinata; esa les pareció una buena idea ya que así no tendrían que gastar más dinero en hospedaje.

La neblina del amanecer se volvió muchísimo más abundante que durante otros días, era algo normal dado a que estaban cercanos a la región más calurosa del reino humano, y el choque de temperaturas formaba esa cantidad de vapor que les nublaba la vista; no llegó en un buen momento ya que se adentraron en un conjunto de montañas rocosas que separaban los valles de la zona tropical. El camino se volvió muy escarpado, incluso más que en la sierra del norte, por lo que Kageyama tuvo que sujetar muy bien las riendas del caballo y tranquilizarlo en más de una oportunidad para que avanzase por las laderas rocosas.

Shouyou bufaba, sudando y sintiendo un intenso calor en todo el cuerpo, tenía un poco de humedad entre las piernas, cosa que detestaba cuando debía caminar sin detenerse; la niebla no los dejaba ver más allá de sus narices, por lo que no había más opción que avanzar muy lento, estaban confiados con la guía de Iwaizumi, que iba por delante de ellos siendo el primero en tantear el piso rocoso. Tobio estaba muy nervioso, su oído era algo más agudo que el de sus compañeros, y por eso podía escuchar unos pasos por encima de ellos, tal vez en las rocas más altas de esa montaña; no eran personas comunes, no si lograban movilizarse sobre rocas enormes pegadas a la ladera sin perder el equilibrio.

Con disimulo le hizo una seña a Hajime para que estuviera atento a cualquier amenaza, el caballero desenfundó su mandoble llevándolo por delante de sí mismo mientras seguía avanzando, Kageyama hizo lo propio con su arco, primero utilizaría flechas comunes, el terreno no ameritaba que creara flechas de fuego o explosivas, lo peor que podía hacer sería formar un incendio en un espacio tan reducido, o causar un derrumbe por una explosión. Aquellos que viajaban saltando de roca en roca se detuvieron al notar que dos de los soldados estaban armados y atentos a cualquier emboscada, Tobio escuchaba atentamente, si solo eran simples bandidos, darían la vuelta para alejarse, pero si eran peligrosos y lo suficientemente confiados para darles pelea, continuarían acechándolos.

Mientras avanzaban en un tenso silencio, Kageyama los escuchó continuar con su andar por sobre las rocas, siguiéndolos más de cerca, el joven maestro se mentalizó para luchar, en un terreno así resultaba muy complicado moverse y tenían poca visibilidad, por lo que debía jugar bien sus cartas, después de todo, creía entender la razón de porque querían emboscarlos. Su hipótesis se confirmó cuando los escuchó saltar desde una roca a la retaguardia de la fila, donde iba caminando Hinata; velozmente se giró y lanzó una flecha hacia arriba, para luego escuchar un grito de dolor.

Eran dos alfas, humanos, vestían ropas con capucha grisáceas y café con muchos ornamentos étnicos, los reconoció como parte de una de las tribus nómades; uno de ellos tenía la flecha incrustada debajo de la costilla derecha, se quejaba de dolor y se tocaba la zona herida, pretendía quitarse la flecha, pero su compañero lo detuvo diciéndole que se desangraría. Ambos se movieron rápidamente hacia Shouyou, este no supo cómo reaccionar ante el peligro y solo se le ocurrió encender sus manos en fuego, solo para conseguir que Kageyama le gritara que no intentara eso, mientras los dos alfas saltaban para abalanzarse encima de él vueltos locos por su olor, perdiendo la clásica discreción y sigilo de los nómades a causa de los instintos.

Sin embargo no lograron agarrar los brazos de Hinata para secuestrarlo, pues Tobio se había agarrado a una piedra de la ladera para impulsarse y saltar detrás del caballo, no podía cruzar junto a este sin asustarlo por el angosto camino, por lo que ágilmente usó la pared rocosa para llegar con increíble rapidez frente a Shouyou, apuntando con su flecha para hacer retroceder a los delincuentes. Estos caminaron hacia atrás levantando las manos, pero rieron luego de un minuto fingiendo ser intimidados; a Iwaizumi no le importó en lo más mínimo la reaccion del equino, lo apartó hacia la ladera para poder pasar y el animal relinchó muy asustado, avanzando hacia adelante algunos pasos muy temblorosos y posteriormente parándose en sus dos patas traseras, haciendo que Kenma perdiese el equilibrio, cayendo hacia atrás.

Para su suerte Hajime sin siquiera mirarlo estiró su mano a sus espaldas y lo sujetó en el aire, dejándolo caer a menor altura a un costado del camino, como si fuese un bulto que no quería que estorbara en su camino; los dos nómadas estaban a 6 metros de Kageyama, uno de ellos hizo algo que el joven maestro no pudo asimilar, de repente el tipo herido comenzó a flotar, elevándose hacia arriba para salir de su visión. Tobio no había visto una habilidad así nunca, pero no debía distraerse, ya que el alfa sano corría hacia él armado con una hoz; la distancia era demasiado corta como para usar una flecha de cualquier tipo, así que su opción más razonable fue desenfundar su sable, uno de tamaño manejable que casi siempre mantenía guardado y en desuso.

En cuanto el tipo vio el filo de su arma, sonrió maliciosamente y estiró su mano hacia adelante, como usando un canalizador que Kageyama no podía visualizar en sus dedos; el joven maestro sintió como su espada tiritaba, esa extraña fuerza se hizo cada vez más intensa, y él tuvo que sujetar con muchísima firmeza su propia arma para no dejar que esta se moviera peligrosamente hacia su cuerpo. Tuvo que decidir rápido, si esa habilidad era lo que pensaba, tirar su sable al piso sería algo estúpido que su enemigo aprovecharía, por lo cual decidió mover con todas sus fuerzas aquella espada que se resistía a su agarre para guardarla una vez más en la vaina.

Mientras él estaba guardando la espada, por detrás se dejó caer el que poseía una rara habilidad de levitación, agarrando a Hinata de sus ropas y elevándolo, el omega se resistió a ser secuestrado por ese individuo, así que pataleo y sacó fuego de sus manos agitándolas torpemente; como le estaba dando problemas, el alfa tiró a Shouyou contra la pared rocosa, causándole mucho daño y un estado de semi inconsciencia cuando cayó una vez más al camino. Pretendía bajar para cerciorarse de dejarlo completamente desmayado y así volver a tomarlo sin problemas, pero el bandido tuvo que dar un giro hacia atrás antes de que el mandoble de Iwa lo alcanzara; a Hajime le pareció rarísimo, él era un intensificador, por lo que el movimiento de su mandoble fue tan pero tan rápido que difícilmente podría haber sido esquivado, mas aun así ese tipo logró salir ileso; sin duda Iwa estaba frente a otro intensificador, pero seguía preguntándose como es que podía levitar sin ser un psíquico.

No se detuvo a preguntar, pues debía correr con su velocidad potenciada por su magia para rescatar a Kageyama del otro alfa, que estaba a punto de decapitarlo con su hoz; la adrenalina subió en el caballero como si estuviese desesperado por el posible resultado de ese ataque, así que no tardó ni 3 segundos en llegar justo detrás de Tobio, muy confiado porque le bastaba solo medio segundo para partir por la mitad a ese nómada. Sin embargo algo extraño ocurrió, Hajime no pudo seguir avanzando, sus piernas y todo su cuerpo estaban paralizados y su armadura temblaba como siendo detenida a distancia por el delincuente, que daba pasos hacia atrás con su mano estirada, alejándose del rango del mandoble mientras forzaba a la armadura a quedarse en su sitio.

Estando a una distancia segura el tipo sonrió y agregó más presión a su magia, Kageyama entró en pánico y tuvo la rápida reacción de interponer su espada entre la trayectoria de esa magia magnética y la armadura de Iwaizumi; desesperadamente mientras resistía le gritaba a Hajime que se quitara la armadura, este estaba confuso, pero después de que Tobio se lo ordenara por tercera vez comenzó a desatar los amarres para quitársela. Kageyama soportaba toda esa fuerza, su espada era empujada hacia atrás y había mucho riesgo de que fuera clavada en su cabeza, por lo que la movió ligeramente hacia su hombro mientras resistía los interminables segundos en que Iwaizumi se quitaba todo el metal del cuerpo, tirando su mandoble al piso.

La espada de Tobio estaba siendo doblada en zig zag, mas el no dejaba de soportar toda esa presion para no ser asesinado con su propio sable, y para salvar a su superior de ser aplastado por su propia armadura; no contó con que el bandido tenía un segundo canalizador en su otra mano, con el cual manejó el mandoble de Iwa a la distancia. Kageyama apenas pudo moverse hacia un lado para que el arma de Hajime no lo atravesara por el centro, sin embargo sí logró incrustarse en el costado de su cuerpo; Tobio abrió la boca y se quedó paralizado por el dolor, Iwaizumi se apresuró para socorrerlo, aterrado por el daño que podía causarle el mandoble, que casi siempre era letal si llegaba a perforar algunos órganos.

Hajime quiso quitarle el mandoble, pero se detuvo recordando que de esa forma solo lograría acelerar su muerte; pocas veces en su vida había tenido tanto miedo de perder a un compañero de guerra, en esos momentos no tenía control de sus emociones, por eso cayó de rodillas sosteniendo a un agonizante Kageyama, sin siquiera saber que hacer por ayudarlo. En ese instante los dos alfas volvieron a juntarse frente a ellos, el intensificador corrió velozmente y se colocó detrás de Tobio con un cuchillo para degollarlo, pero la mano de Iwaizumi era tan rápida como la suya, por lo que la sujetó a tiempo con un agarre tan fuerte por la intensificación que le rompió los huesos de la mano.

Mientras su compañero gritaba de dolor, el otro alfa tiró bruscamente el mandoble con su magia, removiéndolo del cuerpo de Kageyama, cuyas pupilas se contrajeron para luego proseguir a gritar, mientras su sangre salía a chorros ante la miraba horrorizada de Hajime. Iwa lloraba de rabia, quería matarlos a ambos, pero era él quien estaba a punto de morir dado a que su propia arma flotaba frente a él, tomando impulso para cortarle la cabeza.

De pronto, una luz pálida y dorada los encandiló, toda la niebla ya no era obstáculo para el brillo sobrenatural que se desplegaba de Kenma, que con ayuda de su magia de manipulación conseguía flotar con corrientes de aire, avanzando como una esbelta sombra que atravesaba la luminiscencia. En sus manos había fuego del mismo color que la luz, Hajime lo observaba atónito, pues nunca había visto un fuego de aquel color, ni siquiera recordaba si era posible llegar a eso con años de estudios y practica; mientras el alfa de poderes magnéticos e Iwa miraban absortos a Kozume, Tobio con su pocas fuerzas logró arrodillarse de golpe sujetar la cabeza del igual anonadado alfa intensificador, asesinándolo con tan solo girarle el cráneo para romperle el cuello.

El delincuente que seguía vivo desvió el mandoble de Hajime apuntando amenazante pero atemorizado a Kenma, que tenía una mirada de profundo desprecio dirigida a ese alfa; sin dificultad Kozume usó el viento para tirar el arma por el precipicio, a la par que se acercaba imponentemente al alfa de poderes magnéticos, que ahora intentaba usar cualquier metal del cuerpo del omega demonio para destruirlo. Kenma no le permitió seguir causando más daño, y sin misericordia extendió su delgada mano hacia él, lanzando su fuego dorado pálido hacia ese tipo, esta vez con la intención de que si infligiese daño letal.

El alfa dio varios alaridos del más intenso ardor, no por nada el fuego pálido era el más caliente del mundo, su piel se caía a pedazos, derretida y posteriormente carbonizada al igual que sus ojos que fueron los primeros en desprenderse; al final de aquella dolorosa muerte lo único que quedó en el camino fueron restos de carbón. Una vez cumplido su trabajo, rápidamente Kozume se propulsó con el viento para llegar hacia Kageyama, todavía tenía tiempo para usar magia de curación si su herida no tenía órganos comprometidos.

El joven maestro trataba de levantarse apretando su herida, siendo detenido por Iwaizumi que lo sostenía para que no se esforzara ni perdiera más sangre; Tobio le pedía al caballero que por favor lo vendara con algo, aún tenía la esperanza de salvarse a sí mismo llegando al próximo pueblo, pero tanto Kenma como Iwa sabían que había que hacer algo lo más pronto posible, de lo contrario moriría. Kozume se arrodilló frente a sus dos compañeros y le pidió a Hajime que descubriera la herida de Kageyama, que estaba sobre su regazo apretándola débilmente para tratar de frenar la hemorragia; el caballero quitó las manos del joven maestro y levantó sus ropas, el omega no perdió el tiempo y llevó sus brillantes manos hacia la herida, usando su magia de curación para visualizar todos los tejidos rotos de Tobio.

La buena noticia era que no había ningún órgano dañado, por lo que Kenma se dispuso a introducir sus manos dentro de Kageyama sin causarle ningún dolor, era como si estuvieran hechas de aire, pudiendo atravesarle la herida haciendo desaparecer hasta un cuarto de sus brazos dentro del cuerpo de Tobio mientras le coagulaba la sangre de las venas dañadas. Iwaizumi y Kageyama observaron aquello atónitos, algo estaba completamente fuera de lugar con ese omega, en lo que llevaban de día habían visto cosas que no se imaginaban, pero eso era un nivel distinto, ya que no existía variante mágica que pudiese explicar cómo es que Kozume podía atravesar la materia viva sin hacerle ni cosquillas.

Al terminar con la coagulación Kenma alejó sus manos de Tobio y se levantó con su viento, desplazándose hacia adelante por el camino para atender a un Hinata inconsciente; el omega demonio deslizó sus manos luminiscentes por todo el cuerpo de su amante para encontrar alguna lesión. Había una en la cabeza, pero era muy superficial, por lo que fue muy sencillo sanarla por completo, a diferencia de Kageyama que a pesar de ya no estar sangrando, seguía necesitando atención medica para tratar su pérdida de sangre y cauterizar su herida; luego de sanar a Shouyou y moverlo para que despertase, Kenma le pidió a Iwa que montase a caballo junto a Tobio para llevarlo a un hospital, el caballero seguía mirándolo con asombro y desconcierto por sus habilidades fuera de este mundo.

Hajime se negó a usar el corcel mientras siguieran en esa ladera tan riesgosa, por lo que prefirió cargar a Kageyama en sus brazos usando su propia magia para avanzar tan rápido como lo haría el caballo estando en terreno plano. Kozume le tendió la mano a Hinata sujetándose con su bastón para ayudarlo a levantarse, pero su amante a pesar de tomar su mano, se levantó por cuenta propia para no causarle incomodidad a Kenma; luego de abrazarse angustiados por el peligro que habían pasado, ambos subieron al caballo para irse, acariciándolo cada vez que el terreno lo asustaba.

Iwaizumi bajó a toda velocidad de esas montañas, llevando corriendo en sus brazos al joven maestro por entre esa jungla de árboles con lianas y helechos, no se preocupó de recuperar su armadura y mandoble, su prioridad era llegar veloz como un rayo al pueblo que antecedía a Calidi, para saber si había algún pequeño hospital donde pudieran curar a Tobio, que en esos momentos tenía los ojos cerrados, anémico por la pérdida de sangre. Por el sendero se cruzaron grandes aves bípedas de plumajes coloridos, Hajime cruzó entre ellas sin llegar a chocar, a la velocidad que iba fácilmente algún animal de esos podría haber quedado reducido a una masa de carne y plumas en el suelo.

Ver a Kageyama durmiendo lo hizo sentirse más desesperado por llegar al pueblito, creía que si no llegaba a tiempo su joven soldado perecería en sus brazos; al llegar al dichoso pueblo intermedio Iwa bufó agotado, no obstante siguió corriendo a menor velocidad para encontrar algún símbolo medico en alguna de las chozas; logró encontrar uno sobre el techo de una vivienda ubicada sobre pilotes, toda esa aldea estaba conformada por chozas de madera y paja, y torrecitas de madera construidas a orillas de uno de los brazos del rio Piscis. Trepó rápidamente hasta allí, siendo recibido por un doctor y dos enfermeros que al parecer eran los únicos que atendían a las personas del pueblo; el poco personal médico usó todo lo que tenía a su disposición para desinfectar, cauterizar y coser la gran herida de Tobio, de todas formas le recomendaron al caballero que lo llevase cuanto antes a Calidi, pues solo allí podrían hacer transfusiones de sangre.

Hajime les dio una gran suma de dinero para compensar el haberlos hecho perder insumos médicos, les compró unos supresores y les advirtió que debían estar atentos porque había bandidos con magia extraña que podían causarles problemas; amablemente el doctor y sus enfermeros le ofrecieron un animal de carga para que llegasen rápido a Calidi, Iwaizumi en un principio se negó, pero ellos insistieron, así que el caballero bajó de un salto con Kageyama en sus brazos, siguiendo al personal médico para saber de qué animal se trataba. Le sorprendió ver que no era un caballo o una mula, sino que una lagartija gigante domada como un caballo por los miembros de esa aldea, parecía que no les pesaba entregarla por la cantidad de bichos así que tenían en el sector.

Después de despedirse Iwa montó la lagartija y la hizo empezar a correr, el animal era bastante ligero e incluso más veloz que un caballo, movía sus cuatro patas con el estómago a ras del suelo, contoneando curiosamente su larga cola; luego de unos minutos escucharon un galope tras ellos, al girarse a ver supieron que se trataba de sus dos compañeros montados en el caballo, Hinata llevaba en sus piernas a Kenma para que no se golpeara contra la dura montura mientras el corcel corría. Hajime tomó el frasco con supresores y se los lanzó a Shouyou, este los tomó estirando un brazo y rápidamente se tragó uno para eliminar sus inconvenientes del celo; por su parte Iwaizumi y Kageyama continuaron avanzando velozmente sobre el reptil, Hajime no dejaba de preguntarle si se encontraba bien, al punto del fastidio.

-¿Cómo te sientes? – preguntó una vez más Iwaizumi, Tobio rodó los ojos, todavía seguía siendo cargado por él.

-Estoy mejor, solo necesito descansar - le respondió el joven maestro, aunque Iwa seguía preocupado.

-¿Estás seguro? ¿No quieres agua? - dijo Hajime, para encontrarse con la expresión molesta de Kageyama - no te enojes.

-No estoy enojado con usted, sino conmigo mismo - pronunció Tobio con rabia.

-No tienes que estarlo, cualquiera, hasta el más veterano habría corrido el mismo peligro que tú.

-De todas formas, fallé… Pude haber hecho algo mucho mejor, no sé qué pasó...

-No te mortifiques, no sabíamos a que nos enfrentábamos, hasta yo pude haber muerto de no ser por… - le dijo Iwaizumi guardando silencio mientras recordaba como Kenma acabó con el ultimo delincuente y curó posteriormente a Kageyama - nunca antes había visto una magia así.

-Yo tampoco, uno era un intensificador, pero podía flotar… ¿Habrá una forma de que un intensificador pueda volver más ligero su propio cuerpo? Del otro estoy seguro que era un psíquico, a menos que…

-No hablo de eso, hablo de Kenma - lo corrigió Hajime, Tobio cerró la boca y reflexionó un momento.

-Ciertamente, yo tampoco he visto nada igual. Puede que sea mejor maestro que yo para hacer fuego blanco, pero… su curación…

-¿Quién será realmente ese demonio? Cada día me intriga más - comentó Iwaizumi, a la distancia ya podía ver las construcciones más altas de Calidi, pronto llegarían.

Calidi era una ciudad con construcciones de barro y mármol terroso, algunos edificios tenían cúpulas doradas como Akkad, pero la forma de las entradas, los diseños de los vidríales y las ventanas tenían mucha influencia nefilim; mas sin embargo copiaban bastante bien el sistema de canales de la capital, con la diferencia de que en vez de jardines colgantes y hermosos parques con flores, en Calidi tenían muchas palmeras creciendo cerca del agua. A Kenma y a Hinata les llamó la atención que los canales eran alimentados por agua de mar, pues detrás de la ciudad divisaban muy bien una enorme playa y un puerto con barcos de madera y coloridas velas.

Iwa los dejó atrás apresurando a la lagartija gigante para llegar al gran hospital de Calidi, al caballo le costaba igualar la velocidad de ese reptil, pero a los dos omegas no les preocupaba perderse, después de todo, por el tipo de animal que montaban sus compañeros sería sencillo dar con ellos, a menos que hubieran más lagartijas en esa ciudad. De pronto Kozume sintió algo en su pecho, un llamado que había sentido en 5 oportunidades y que lo hacía ponerse muy ansioso e inusualmente hiperactivo, pensando que si no hacía caso a ese instinto en su interior, perdería una importante oportunidad de conocer a un nuevo elegido.

Sin avisar tomó las riendas del corcel y lo desvió en dirección a la playa, Shouyou se descolocó por ese brusco cambio de rumbo, y le preguntó qué es lo que ocurría; Kenma le respondió: "está cerca…", su amante no le entendió, pero en pocos minutos estaban en la arena, cabalgando hacia uno de los extremos rocosos que se unían a un golfo elevado. Hinata volvió a preguntarle a su amado que es lo que trataba de hacer, a lo que Kozume le respondió que podía sentir la presencia de uno de los suyos; Shouyou lo miró con curiosidad, el demonio detuvo al caballo y usó su viento para bajar de él, posándose sobre la playa y mirando hacia todas direcciones.

Su instinto lo guió hacia el agua, moviéndose lo más rapido que podía para meterse al mar, preocupando al humano cuando su cuerpo fue cubierto hasta las axilas; pero Kenma no dejaba de moverse en el agua, más ligero que cuando caminaba con su bastón, el cual también llevaba en sus manos dejándolo flotar por delante de él. Hinata observaba desde la orilla como su amado nadaba con la cabeza fuera del agua, yendo en dirección a los roquedales del golfo, cosa que lo puso muy nervioso.

Las rocas siendo golpeadas por las olas entorpecían su labor de búsqueda, pues se raspaba contra ellas y tenía miedo de estamparse dolorosamente, o que sus pies quedasen atrapados entre dos piedras; de todos modos siguió avanzando hacia la ladera del golfo, encontrando una pequeña caverna por la cual entraba el agua salada. Con cuidado empezó a flotar para evitar pisar las ásperas piedras, y se metió en esa rocosa y mojada cueva, posando sus pies cuando sintió algo de arena, pero avanzando hundido hasta el cuello.

Dentro de ese lugar lograba escuchar los sollozos de otro elegido, después de atravesar por el agua hasta que solo su cintura estaba sumergida, pudo verlo; estaba sentado en un banco de arena pegado a la pared de piedra, con la cara escondida sobre sus rodillas, las cuales abrazaba al llorar desconsoladamente en completa soledad. Kenma no se esperaba que fuese un joven regenerador con la cabeza rapada, escondido en tierras humanas y desahogando su dolor con tal angustia que Kozume también quiso llorar a su lado.

El regenerador levantó la cabeza cuando escuchó a Kenma moviéndose por el agua, y se levantó de golpe en estado de alerta al ver a un "humano" acercándose; Kozume levantó las manos y le pidió que no se asustara. Como el joven no parecía convencido y seguía mirándolo con temor, Kenma le repitió que no había nada que temer, para luego quitarse la capucha enseñando sus cuernos planos y cortados, pronunciando que no le haría nada porque ambos eran del mismo reino.

Sin embargo, el regenerador abrió los ojos de par en par, parecía incluso más atemorizado que en un principio, más alerta y acorralado; entonces, el joven decidió dar la vuelta y salir huyendo por otro túnel que daba a una salida al mar distinta. Kozume se sobresaltó por esa inesperada reacción, y lo llamó pidiéndole que esperara; pero no fue escuchado, y en menos de un minuto estaba solo en esa cueva, mirando decepcionado e impotente como aquel elegido se alejaba de él sin darle tiempo para hablar.