Cuando Sugawara confesó su amor, tomó la cintura de Tanaka arrimándolo contra su cuerpo, para estrechar mucho las distancias entre ambos y hacerle casi imposible escapar de un beso suyo; Ryuunosuke miró por el rabillo del ojo a Asahi, quien había llegado corriendo a la frontera, observabandolos emocionado, y cubriéndose la boca con las dos manos. Tanaka se sentía inseguro, aún tenía dudas con respecto a Suga y sus verdaderas intenciones con él, por eso desvió la mirada fingiendo desprecio, evitando que el humano lo besara.

Koushi se detuvo y miró hacia el lado, pensando en otras formas de recuperar la confianza de su amado; de cualquier manera, si no lo lograba, buscaría una forma de protegerlo y darle una nueva vida lejos de sus amos. Entonces lo soltó y se apartó un poco de él, acariciando luego su mejilla dulcemente; Ryuu gruñó, haciéndole reír por sus reacciones nerviosas y poco intimidantes.

Asahi fue hacia Nishinoya, estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol, llorando de rabia por la situación en la que se encontraban él y Tanaka, no podían volver a su lugar en el mundo por culpa de Oikawa, y por eso no sabía qué hacer, aunque lo intentara no era capaz de imaginar una vida diferente a largo plazo. Azumane se arrodilló frente a él y le tomó las manos, Yuu lo miró a los ojos y se secó furiosamente las lágrimas, para no verse patético ni desvalido frente a él; sin embargo el sacerdote lo abrazó con cariño y le dijo que todo estaría bien, el regenerador lo oyó sollozar mientras lo abrazaba.

Parecía natural en Asahi llorar cuando otros lo hacían, como si no pudiese evitar sentir parte de lo que él estaba sintiendo, aunque para Noya era un hecho que a pesar de que él sentía una enorme ira en esos momentos, Azumane no podría manifestar ese tipo de emociones también, no era propio para alguien tan bueno. Yuu se levantó de golpe, el sacerdote quiso imitarlo, pero Nishinoya lo detuvo tomándole los hombros; tenerlo arrodillado de esa forma frente a él le empezaba a estimular la imaginación, no era tan común ver a machos alfas en una posición sumisa, no obstante Noya fantaseaba con dominarlo, con probar que él podía estar por encima.

El sacerdote se ruborizó, Yuu era muy obvio cuando un pensamiento le excitaba, sus feromonas empezaban a salir y ponían muy nervioso al alfa; Asahi lloró sin decir nada, culpabilizándose por tener esas sensaciones y deseos impuros en su cuerpo una vez más. El regenerador sintió compasión por él, no sabía su razón para llorar, seguía creyendo que era por simple empatía, así que agachándose un poco le abrazó la cabeza, acariciando sus largos cabellos castaños para consolarlo.

Ryuunosuke y Sugawara los veían desde su posición, Suga sonreía como si le agradase que su amigo también estuviera cayendo a los encantos de un regenerador, Tanaka en cambio estaba serio, porque el hecho de que su mejor amigo tuviera unas evidentes intenciones románticas con el sacerdote, significaba que de una u otra forma ambos seguirían amarrados a ese par de humanos. Koushi abrazó por la espalda a Ryuu y besó su cabeza con ternura, Tanaka cerró los ojos, inseguro, pero a la vez disfrutando en su corazón la calidez que aún no se acostumbraba a recibir.

Sugawara les pidió a todos que comenzaran a moverse, aunque estaban en la parte humana de la frontera, nada les aseguraba que sus persecutores se quedarían del otro lado, tenían que refugiarse en la posada donde Suga y Azumane pasaron la noche. Nishinoya y Ryuunosuke se miraron como pensando que el humano no era muy listo, y le recalcaron que ambos eran regeneradores y que por eso no podían acercarse a ningún poblado de los humanos sin levantar un millón de alertas.

Entonces Sugawara rió y chasqueó sus dedos, haciendo aparecer con su magia unas capas de colores oscuros sobre los regeneradores, y dos pares de guantes que escondieran la lechosa piel de ambos al momento de entrar al pueblo, como sus cuernos eran mucho más pequeños que los de los demonios de raza pura, era sencillo que pasaran inadvertidos usando capuchas o sombreros. De todos modos luego de unos segundos hizo desaparecer la ropa que había creado para ellos, pues no quería gastar sphaeram innecesariamente, eso también le hubiera implicado un gasto de vitalidad importante, por lo que se limitó a explicarles que una vez que estuvieran cerca del pueblo, usaría su magia para disfrazarlos.

De esa manera los regeneradores se sintieron más calmados, y caminaron junto a los humanos cruzando el bosque rumbo al pequeño pueblo fronterizo de Resurface; Koushi iba por detrás de Ryuu, dejando que Asahi los guiara mientras él vigilaba la espalda de Tanaka, quien le gruñía por considerar molesto e innecesario que lo estuviese cuidando a cada paso que daba. Suga le sonreía, pero sus ojos lucían tristes al notar los ropajes ya desgastados y rotos de su amado, tenía mucho trabajo que hacer con él, darle mejores ropas, un techo donde vivir, la seguridad y la comprensión que le hacían falta para superar aquellas heridas que lo atormentaban y ataban a su vida de esclavitud.

Al llegar al pueblo, Sugawara usó su magia para cubrir a Tanaka y a Yuu con sus respectivos disfraces, tocando la espalda de Ryuunosuke al momento de entrar en la posada; la dependienta preguntó quiénes eran sus acompañantes, a lo que Koushi respondió que eran dos amigos que se irían a la sierra de los susurros al otro día, y que dormirían con ellos. La mujer miraba con desconfianza a Suga, tenía fama de ser un vividor, y no le hacía gracia que quisiera meter a dos muchachos en su habitación para hacer quien sabe qué tipo de depravaciones; sin embargo por tratarse de un hombre con poder, no dijo nada, sencillamente lo juzgó con la mirada mientras seguía su camino con sus tres acompañantes.

Noya y Ryuu tomaron aire cuando se alejaron de esa persona, por un momento creyeron que la dependienta sospechaba de ellos, por lo que, en cuanto se metieron al cuarto de Azumane y Koushi, apoyaron sus espaldas en la puerta cerrada relajando sus tensos músculos. Sugawara tomó la mano de Tanaka, lo guió hacia su cama y se sentó, invitándolo a recostarse a su lado; Ryuunosuke dio un paso atrás, la ansiedad de compartir una cama con alguien más no lo dejaba moverse, y eso empezaba a notarse en su expresión temerosa.

Su frente sudaba frio y sus ojos reflejaban un profundo miedo, Suga agachó la mirada, y consideró necesario preguntarle si quería dormir junto a él; Ryuu se quedó callado un rato por lo incomodo que se estaba sintiendo, hasta que respondió que no deseaba dormir con el humano. Al oír su respuesta Koushi se levantó de la cama y le indicó a Nishinoya que se recostara junto a Tanaka, el omega refunfuñó haciéndole caso, en su mente ya se le había cruzado varias veces la idea de dormir con Asahi, aprovechando la instancia para tocarlo un poco.

Ryuunosuke suspiró con alivio cuando su casi hermano se recostó a su lado, Noya se acomodó, sonriendo con ilusión mientras analizaba como se sentía estar sobre una cama con un colchón blando, diferente a todo lo que había probado en su vida de esclavitud, donde el suelo fue la mayor parte del tiempo su lugar para dormir. Contrario a él, Tanaka si había probado una cama, pero no recordaba que se sintiera bien estar sobre ella, cualquier sensación relajante era opacada por sofocación, calor y un intenso dolor en el interior de su ser; incluso en esos instantes, sintiendo la blandura del colchón, respiraba agitado y sudando por la involuntaria evocación de ese momento de su vida.

Miró después de recuperar el control a su mejor amigo, Yuu sonreía con una expresión de paz, descansando sus músculos sobre la cama como si fuera un regalo celestial; Ryuu se concentró en su placido rostro para ignorar sus propios pensamientos, hasta que ambos comenzaron a dormirse. Sugawara se había recostado al lado de Azumane, a quien empujó con el pie para tener más espacio, el sacerdote no se quejó, pero si lo miró de reojo aguantando las ganas de hacer lo mismo, porque buscar conflicto no eran valores que él profesara.

Cuando los primeros rayos del alba entraron por la ventana, Koushi abrió los ojos, lo primero que hizo fue mirar hacia la otra cama para ver a su amado dormir con Nishinoya, ambos abrazándose mutuamente; Suga suspiró viendo la tierna manera de dormir de los regeneradores, no obstante notó que Tanaka tenía una lagrima sin caer en su párpado, eso le preocupó, mas no podía acercarse para consolarlo, ya que tenía algo muy importante que hacer. Se levantó entonces sin hacer ruido y salió de la posada, trotando en dirección a la posta más cercana para enviar la carta con la información que había obtenido de Tendou Satori.

Una vez allí comenzó a redactar en privado una carta personal dirigida al rey Daichi Sawamura, a pesar de que tenía órdenes de enviar una carta general a los miembros del consejo, decidió que lo más acertado sería comunicar lo que sabía de una manera mucho más familiar. Era contraintuitivo revelar algo tan importante en una carta donde también trataría sus propios temas más "banales", pero no había otra forma de expresarle a su mejor amigo, luego de escribirle sobre el cambiaformas infiltrado, sobre sus sentimientos hacia una persona a la cual ya no podía dejar de proteger.

Le sugirieron al momento de su partida que volviera a Akkad con la información, pero, incluso después de su reunión con Satori, su corazón le dictaba que su deber no estaba con el reino, sino con su amor, si hubiera decidido volver a Akkad para dar las noticias personalmente, tendría que haber renunciado a Ryuunosuke y dejarlo a su suerte, cosa que no se perdonaría nunca. Por esa razón, para no arriesgarse a que la información llegara a manos equivocadas, tomó a un búho entrenado para que llevase su carta directamente a las manos del rey, aquel animal sabia distinguir el olor del soberano del olor de las demás personas que habitaban el palacio, por lo cual no habría riesgo de que el cambiaformas la tomase antes.

Ya no le quedaba más que cruzar los dedos y esperar que la carta llegase a su destino, lo siguiente que debía hacer era salir de la posta y meterse otra vez en el pueblo, tenía planeado tocar la puerta del hombre encargado de las costuras en ese lugar, tal vez eso implicaría despertarlo para que le ofreciera un servicio antes de abrir su tienda de ropa, pero en algunas ocasiones se daba ese privilegio abusando de su posición. En ese caso tenía una buena justificación para su actuar, porque Tanaka y Nishinoya necesitaban ropa nueva y capuchas para esconder su identidad durante el viaje, y no iban a depender eternamente de su magia, era demasiado agotador mantener las vestimentas hechas con magia por mucho tiempo.

Tras un par de días en Tridenti disfrutando de largas visitas en las que Kuroo y el conde Oikawa Tooru se divirtieron con salvajes y violentos encuentros sexuales, Kai y Yamamoto presionaron a Tetsurou para que emprendieran la marcha de una vez por todas; con pesar el teniente tuvo que tomar la decisión de decirle a Oikawa que esa noche partiría hacia el territorio humano. Seguramente Tooru le respondería con su lengua sarcástica y venenosa que ya se estaba tardando mucho en hacer lo que tenía que hacer, de todos modos a Kuroo no le disgustaba ser tratado de forma despectiva por él, porque tendría una excusa para devolvérselo en la cama.

Cuando llegó al castillo de Hanamaki Takahiro encontró a Kindaichi vigilando todo el lugar en silencio, Tetsurou lo saludó, pero el joven no respondió, enfocado totalmente en su labor de vigilancia; tras perseguir a Eita hasta que cayó al mar, Yuutaro y Kuroo habían regresado con Tooru, su vasallo le contó entusiasmado que consiguió asesinar al par de intrusos. Sin embargo el conde lo observó poco convencido, y le preguntó si había confirmado que estuvieran completamente muertos, Kindaichi trató de excusarse diciendo que los cuerpos se hundieron en el mar, pero fue inútil, pues en los ojos de Oikawa solo veía desaprobación.

Por esa razón Yuutaro se limitó a guardar silencio e intensificar su guardia alrededor del conde, a Tetsurou le daba mucha lástima, pero también recelo, pues el muchacho se veía algo intenso, y había algo en él que le hacía mantener distancias, como si en cualquier momento sacara a relucir algo raro y desagradable en su forma de ser. Quizá tenía ese prejuicio por el hecho de que, aunque Oikawa y Hanamaki le apartaran un sitio junto a ellos, o lo invitasen a divertirse con ellos, Kindaichi se negaba educadamente a esos honores, como si nunca se sintiera digno de nada; eso para el teniente era insano y extraño.

Luego de pasar junto a Yuutaro, Kuroo se metió al cuarto de Oikawa, lo encontró ojeando un mapa con un compás, como ideando alguna expedición por los territorios conocidos; si algo había aprendido de Tooru, era que tenía cierta obsesión con crear estrategias de combate, debía ser por sus posibles traumas de la guerra, pero él no podía saberlo. Aunque sí esa era la razón de su interés en los planes de lucha, no podía culparlo, él también participó algunos años en la guerra, la vivió junto a sus dos compañeros y junto a Kenma, dentro o fuera del campo de batalla.

A pesar de ver muchas muertes chocantes en las campañas que realizó, para Kuroo no existía peor recuerdo que aquel donde era un niño, jugando con sus amigos en las afueras del pueblo siendo vigilado por su abuela, en una paz que duró hasta que un centinela de las montañas tocó el cuerno para alertar sobre una invasión humana. Él, su abuela y amigos estaban cerca del batallón demonio, se sentían seguros, pero de inmediato pensó en los que no estaban allí, en la gente de la ciudad que estaba cuesta abajo, recibiendo la invasión sin suficientes magos y soldados para defender sus hogares; pensó sobre todo en su padre, y en Kenma, que ese día había decidido no ir a jugar con ellos cuesta arriba en las colinas.

Su padre había sobrevivido, pero los de Kozume no, al finalizar la invasión los soldados guiaron a los supervivientes a un campamento médico, donde se apilaron los cadáveres de la mitad de los habitantes de la ciudad; él identificó un brazo en la pila, con un brazalete que pertenecía a la madre de Kenma, y muy cerca de ella vio claramente el rostro pálido y amoratado del padre de su amigo, al cual no le habían cerrado los ojos. Tuvo miedo al toparse con ese escenario, pensando que Kozume estaba en medio de ese montículo de cadáveres, que no lo encontraría dentro de las tiendas médicas, que no había forma de que hubiese sobrevivido; por ello su yo infantil corrió a la pila de cuerpos, hurgando desesperadamente para encontrarlo allí.

Todo en ese día le pareció la experiencia más traumática de su vida, lo estaba recordando como si se hubiera remontado a ese tiempo, sintiendo todo el estrés en su cuerpo, mas el conde lo llamó y lo hizo volver en sí; ahora estando tan cerca de su amante, su corazón trataba de decidir entre el ferviente deseo de pasar otra noche desenfrenada con él, y la necesidad igual de asfixiante de correr al reino humano y salvar a Kenma del peligro. Se quedó perdido en sus pensamientos sobre esas motivaciones tan diferentes, pero a la vez igual de intensas como todo lo que solía sentir por la gente que amaba, o en el caso de Oikawa, que deseaba como a nadie más.

Se culpaba a si mismo por su indecisión sobre emprender el viaje, pero también culpaba a Tooru y su magnético atractivo, como si lo hubiese hechizado hasta caer a sus pies como un esclavo que cumpliría todas sus fantasías sin que siquiera tuviera que pedírselo amablemente; por eso a veces, cuando estaban teniendo sexo, Tetsurou canalizaba la frustración de estar perdiendo el tiempo con sus impulsos, en una actitud más violenta y salvaje, que más que asustar al conde, lo excitaba el doble. Mientras pensaba afligido en todo el tiempo que estaba perdiendo para encontrar a su hermano, no le prestó demasiada atención a Oikawa, que ya se encontraba arrodillado delante de su entrepierna, felando tan enérgico que parecía querer llamar su atención.

Kuroo agachó la cabeza para darle una mirada de aparente desinterés, en el fondo sus instintos le decían una y otra vez que lo tomara de las axilas y que lo sometiera contra el piso de la habitación, pero su mente, aparte de estar furiosa con su poco autocontrol, le sugería mostrarse como un infeliz apático para hacerle enojar. El conde tenía unos ojos rojizos intensos que observaban al teniente con impaciencia, sumisión y desprecio, una exótica mezcla que hizo sonreír maliciosamente a Tetsurou.

-Me aburre su boca sucia, alteza - comentó el alfa, Tooru se quitó el pene de la cavidad bucal y lo miró enfurecido.

-Eres un insolente asqueroso - gruñó Oikawa apretando la mandíbula, Kuroo tiró de sus cabellos hacia atrás, hasta hacerle abrir la boca con un quejido de dolor.

-Quítate la ropa, así no calientas a nadie - le dijo el teniente soltándolo bruscamente, Tooru lo miró tenso y provocativo, abriendo su túnica negra y dejando caer su capa para mostrarle el torso; entonces Tetsurou volvió a jalar sus castañas hebras, estrellándole la mejilla contra su polla - te dije que te lo quitaras todo.

-No había terminado, imbécil - se quejó Oikawa con la verga del alfa estampada en su mejilla; sin poder moverse mucho ni ver nada, el conde se las ingenió para bajarse los pantalones hasta que casi todo su cuerpo estuvo desnudo.

-Buen chico - dijo Kuroo quitándose el uniforme a gran velocidad, exhibiendo sus músculos y su pene medio erecto al natural; luego de lanzar su pantalón junto al resto de la ropa, tomó con fuerza la garganta de Tooru, y le echó una mirada intimidante y demandante - entretenme.

-No eres nadie para darme ordenes - el conde tenía una expresión de odio, pero su cuerpo se encontraba en una postura obediente y sumisa, por eso Tetsurou se burló sin disimular, y le empujó la cabeza hacia adelante para aprisionarla contra sus genitales calientes y de gran tamaño; los testículos del alfa chocaban contra el mentón de Oikawa mientras el soldado movía su pene con una mano, azotándolo y restregándolo contra la cara de su amante.

-Hazme feliz - ordenó Kuroo golpeando el glande contra los parpados y los pómulos del conde, Tooru respiraba agitado, disfrutando ser maltratado por la polla de un alfa, al teniente no le gustó que solo se limitara a besar y lamer mientras resoplaba extasiado, así que lo tomó de la garganta una vez más - ¡Dije que me hagas feliz!

-Sigue así por favor… - susurró el conde con los ojos brillantes de lujuria, Tetsurou le sujetó la nuca y movió las caderas de adelante hacia atrás con velocidad, penetrando la garganta de Oikawa sin tomar en consideración que debía respirar. Siguió de esa forma haciendo rebotar su saco escrotal contra la quijada de su amante, hasta que este se tensionó como sintiéndose atragantado, entonces lo soltó para dejarlo apoyar las palmas en el suelo, tosiendo y escupiendo.

-¿Qué te pasa? ¿Te cansaste? - le preguntó Kuroo agarrándole la quijada con una mano, mientras la otra tomaba su pene para restregarlo sobre los labios de Tooru - ¿No aguantarás nada como un debilucho? Sabía que no eras digno para mi polla.

-Soy digno… - aseguró Oikawa, abriendo la boca y sacando la lengua, para moverla sin control por debajo del glande del soldado.

-¿De que eres digno? - cuestionó alejando su verga y metiendo sus dedos entre las muelas del conde para mantener su boca abierta - ¿Eres digno de ser mi puta?

-Si… soy tu puta… - pronunció Tooru tocando los muslos del teniente, mirando su pene como si fuese lo más delicioso del mundo.

-Entonces, trágatela toda - le respondió Tetsurou, escupiéndole en el paladar antes de volver a meterle la polla, rodeando su cuello con las manos al empujar tan profundo que casi podía ver como su pene abultaba la garganta de Oikawa. Después de un rato lo soltó para darle un respiro, el conde suspiraba, Kuroo se dio cuenta de que se estaba corriendo soltando chorros de forma intermitente; luego Tooru abrazó las piernas del soldado y apoyó la mejilla en su pene, respirando agitado.

-Por favor, destrúyeme…

Sus deseos eran órdenes para Tetsurou, cada vez que lo tenía en su posesión, algo perverso dentro de su ser comenzaba a aflorar, con el conde podía cumplir sus fantasías más retorcidas sin recibir represalia alguna; eso le daba chance de pegarle una fuerte bofetada a Oikawa, para luego tomar sus hombros y estrellar su espalda contra el piso a la par que él se arrodillaba entre sus piernas. Tooru sonrió dejándose guiar por el teniente, quien le tomó las pantorrillas y lo jaló hacia arriba dejándolo en una incómoda posición donde todo el peso de su cuerpo estaba depositado en sus omoplatos, hombros y cabeza, con las piernas levantadas y apoyadas en los hombros de Kuroo, y el culo expuesto para dejar que el alfa lo embistiera como un bruto.

El alfa apoyó sus fuertes manos cerca de los hombros del conde, y lo folló con un atlético ímpetu, como si estuviera haciendo flexiones de pecho, moviendo la polla salvajemente, empujando las nalgas de Oikawa de forma dolorosa. Pero ese dolor enloquecía a Tooru, desde esa posición, mirando un poco hacia arriba, podía ver como su sangrante ano se tragaba el pene de Tetsurou, succionándolo a pesar de que el soldado se esforzaba con la fuerza de un animal para meterla y sacarla.

Las risas y gritos de satisfacción no se hicieron esperar, Kuroo gruñó y estampó su mano violentamente contra la boca de Tooru, empujando con odio la cabeza del conde contra el suelo mientras ahogaba sus alaridos y risas maniacas; a Oikawa le encantaba la expresión de desprecio y perversión en su joven amante, que luego comenzó a reír en voz baja, disfrutando de follarlo y golpearlo sin restricciones. Mientras le partía el culo con su dura polla, Tetsurou escupió en la cara y los pechos del conde, y le preguntó que se sentía ser la puta de un soldado común y corriente.

Tooru no podía contestar teniendo una mano del teniente en su boca, no obstante pensaba decirle que él definitivamente no era alguien ordinario, que era una bestia hecha a su medida, perfecta para hacerlo chillar de un placer doloroso y adictivo. Kuroo soltó su boca, el conde estuvo a punto de darle su respuesta, pero en ese momento el soldado le agarró el cuello con las dos manos, estrangulándolo y dejando caer sus piernas mientras hacía cada vez más rápida la penetración.

La espalda del conde quedó mejor acomodada de esa forma, recibiendo con gusto el pene en sus adentros, y la falta de aire en sus pulmones; Tetsurou se detuvo al juzgar que su jugarreta se volvería letal si no recuperaba el autocontrol, Oikawa tocó su cuello y relajó su sensual cuerpo lleno de escupitajos y semen, mirando al teniente relajado y serio, a la espera de más dolor. Kuroo se quedó embelesado por su hermosura, después sonrió, y tomó nuevamente las piernas del conde, llevándolas hacia el torso y los brazos de Tooru, hasta que casi chocaron contra el suelo.

Era tan doloroso que Oikawa sonrió complacido, su culo abierto y amoratado estaba apuntando hacia el techo, listo para recibir todo el peso del alfa, quien se recostó sobre el conde sin preocuparse por ahogarlo con sus músculos, tenía permiso para ser un desgraciado y ocuparse únicamente de su propio placer. Con fuertes aplausos de sus muslos contra las nalgas del conde, Tetsurou coronó esa velada increíble, moviendo las caderas y castigando el recto de Tooru, como deseando reventarlo en el piso.

Tooru no podía moverse con todo el peso del teniente sobre su doblado cuerpo, sus propias piernas inmovilizaban sus brazos, y él solo podía gemir como un loco, pidiendo a gritos el semen de Kuroo adentro de su culo. El alfa resopló y avisó varias veces que se estaba viniendo, como si ya no aguantara más y tuviera que anunciar con persistencia que la tan preciada leche para el conde ya estaba en camino; como siempre anudó dolorosamente dentro de Oikawa, la inflamación era tan dura y grande que si se movía podría haberse dislocado la polla.

No dejó de aplastar a Tooru mientras esperaba que el nudo volviera a la normalidad, el conde cerró los ojos, satisfecho con el nivel de dolor y estimulación; en cuanto el nudo se deshinchó, Tetsurou sacó de un tirón su verga y mantuvo aplastadas las piernas de Oikawa con sus manos para contemplar mejor el pequeño desastre que dejó en su ano. Se veía mucho más abierto y grande que al principio, inflamado y rojo, con el semen brotando hacia arriba y mezclándose con la sangre; Kuroo se rió perverso, le parecía que solo faltaba una cosa para completar la mezcla de fluidos, por lo que dejó caer su saliva en el culo de Tooru, que lo miraba serio, pero sumiso.

Al separarse de él, Tooru se giró de costado y descansó unos segundos antes de reincorporarse con las piernas temblorosas, tenía moratones y zonas rojas en el cuerpo, además de las marcas de estrangulamiento en su cuello; el soldado se quedó parado desnudo mientras le veía ponerse de pie, su belleza lo volvía un idiota, cuando no estaban teniendo sexo, se volvía su fiel vasallo. Probablemente eso le aburría a Oikawa, pero para suerte de Tetsurou, su desempeño en la cama era tan bueno que no necesitaba comportarse como un bastardo todo el tiempo para caerle bien; el conde se paseó por la habitación modelando sus glúteos golpeados y empapados, hasta que llegó a su cama y tomó una túnica de seda borgoña para envolverse.

-Ojala lo que hay entre tus piernas pudiera quedarse conmigo cuando no estás aquí, es lo más útil que tienes - comentó Tooru sentándose en el colchón de plumas, Kuroo rió incrédulo.

-De nada te serviría si no tienes mis manos para que te golpeen - le respondió el soldado, Oikawa sonrió de lado, contento con esa respuesta.

-Tienes razón, no funcionaría si no tengo todo el conjunto, lástima que ya tengas que irte - pronunció el conde, Tetsurou se acercó a él sin ninguna intención de cubrir sus genitales.

-¿Cómo sabe que ya me iré?

-Porque ya te estás tardando demasiado. Te di un maldito indulto para que vayas a buscar a mis esclavos, y aun así sigues aquí sin mover un dedo.

-No he movido un dedo, pero sí que he movido otras cosas ¿O me va a negar que ha disfrutado como una puta cada vez que le hago una visita?

-Sí, es verdad. Podrías usar ese indulto para convertirte en mi sirviente personal, estarías siendo más útil que viajando con días de retraso para encontrar a Ryuu chan y a su hermano, seguro que otros ya deben haber encontrado sus huellas antes que tu - decía el conde, entonces Kuroo le agarró la quijada, riéndose en su cara.

-No gracias su majestad, yo partiré al reino humano hoy mismo, por la noche - le aclaró el teniente soltándolo con brusquedad, Oikawa lo miraba serio, como si ya no le gustaran sus juegos violentos.

-¿Esa recompensa te parece más provechosa que follarme? Si yo lo deseara, no recibirías ni una moneda de bronce.

-No me importa su puto dinero, tengo mis propias razones para iniciar una búsqueda en ese lugar.

-¿Ah sí?

-Mi hermano está en ese reino, tengo que encontrarlo - confesó el alfa, Tooru tocó su barbilla y se puso de pie, analizando al soldado.

-¿Por qué tu hermano está allá? ¿Acaso era parte de los cazarrecompensas? ¿O es un maldito traidor? - cuestionaba Oikawa con el rostro cada vez más cerca de Kuroo, observándolo acusativamente como un maniaco; el teniente tragó saliva, pensando una explicación que no comprometiera a Kenma como un "traidor".

-Mi hermano no es un traidor, la última vez que lo vi… un humano se lo estaba llevando - Tetsurou distorsionó un poco la verdad, después de todo, Kozume se había ido por voluntad propia con el humano pelirrojo; el conde se apartó de Kuroo, volviendo a su expresión fría, seria y prepotente.

-Ya está muerto - dijo sin sutilezas, el soldado se sobresaltó ante esa afirmación tan tajante.

-No, me rehuso a aceptar eso.

-Si no está muerto, lo están torturando y fornicando sin descanso, hasta que su cuerpo no resista más - decía Tooru sin brillo en la mirada, Tetsurou apretó la mandíbula, enfurecido y asustado por esa imagen mental.

-¡No lo permitiré!

-Ya lo permitiste.

-Estoy seguro de que mi hermano no correrá un destino como ese.

-Qué estúpido… Pero como quieras, si quieres buscar su cadáver, eres libre de hacerlo - espetó el conde - que esa búsqueda personal no sea un pretexto para no cumplir con mi petición, si descubro que solo te vas por tus propios objetivos, te quitaré ese indulto para que los de la milicia te encierren.

-No usaré su permiso para mis propios fines su alteza, cuando regrese del reino humano, traeré a sus dos regeneradores y a mi hermano intactos, para cobrar su recompensa claro está.

-¿Me traerás a mis dos esclavos intactos? Creí que solo había pedido que uno viviera.

-¿A cuál tengo que dejar vivir?

-A Ryuu chan, el que lleva la cabeza rapada en el cartel de búsqueda... aunque puede que se deje crecer el cabello para despistar, de todos modos lo reconocerás por ser más alto que Nishinoya - lo describió Oikawa, Kuroo se agachó para tomar su ropa y limpiarse los fluidos con la túnica del uniforme; Tooru hizo una expresión de asco.

-¿Puedo preguntar porque uno vive y otro no? - cuestionó el alfa poniéndose la ropa, Tooru volvió a sentarse en la cama y se cruzó de brazos.

-Ryuu chan era el esclavo más cercano a mí, Nishinoya en cambio solía revolotear cerca de mi esposa, la traición de ambos nos dolió, por eso planeo castigar a Ryuu chan con la muerte de su hermano.

-Eso no me explica mucho… Espere ¿Son hermanos?

-Algo parecido, se criaron juntos así que si se les podría considerar hermanos.

-Oh… entiendo eso - murmuró Tetsurou tocándose un hombro, Oikawa clavó sus rojizos ojos sobre el teniente.

-¿No estarás sintiendo lástima por esos dos?

-No, para nada. Cumpliré con mi cometido - aseguró el soldado, mas luego agachó la cabeza pensativo - aunque quisiera saber la razón de porqué ahora son dos criminales buscados.

-No deberías cuestionarme - susurró Tooru con una actitud intimidante - en primer lugar, esos dos tenían órdenes expresas de quedarse en mi residencia de Nerón, y aun así huyeron a tierras humanas. Ryuu chan, al pasar más tiempo conmigo, sabía muchos de mis secretos, una información que si llegase a oídos de los mandamases humanos, podría ser algo perjudicial para mí. Tampoco es que me asuste mucho, pero queremos evitar contratiempos de cualquier tipo.

-Entonces ¿No tendría más sentido matar al calvo en vez de al más bajito? - se preguntó Kuroo, y Oikawa se echó a reír como un loco, tocándose el estómago.

-No eres el primero que lo dice, y si, sé que es arriesgado, pero… por suerte no es tan fácil hacer hablar a Ryuu chan - comentó Tooru sonriendo perverso, Tetsurou no estaba entendiendo su lógica, pero había algo en sus palabras que le causaba repelús - además, muerto no tiene cierta… utilidad.

-No me interesa saber más - dijo Kuroo dándose la vuelta - rece para que ese chico no llegue a manos de la realeza humana antes de que alguno de nosotros lo atrape.

-No te preocupes, aun si pasa, no hay forma de que salga mal parado de esta - le afirmó el conde sonriendo.

-Ese exceso de confianza podría ser su ruina, su majestad - dijo el alfa caminando hacia la puerta.

-Seguro… saluda a tu hermano muerto por mí - se despidió Oikawa sonriendo con burla, el teniente se quedó quieto frente la puerta, aguantando sus deseos de volver para abofetearlo, luego giró el pomo y se fue sin ver atrás.

Los días pasaron mientras Sugawara y sus compañeros rodeaban la sierra de los susurros, Koushi los guiaba alejados del camino principal, Asahi no se lo cuestionaba, pues llevaban a unos regeneradores con ellos, pero si le hacía algo de ruido que Suga no quisiera acercarse a los pueblos ni siquiera por la noche. Podía teorizar que su amigo realmente estaba completamente enganchado a Tanaka y que por ello no lo dejaría solo ni siquiera al caer el atardecer, aunque ciertamente le parecía algo obsesivo por parte de Koushi estar vigilando casi todo el tiempo los pasos de su amado desde su espalda.

Ryuunosuke percibía los tristes ojos de Sugawara sobre él, estaba muy intranquilo porque era seguro que el humano se daba cuenta de su verdadero estado, de vez en cuando Tanaka se ponía a bromear con Nishinoya, actuando a la perfección para que nadie notara que a medida que recorrían los bosques, sus emociones comenzaban a torturarlo sin descanso con recuerdos, o con el simple hecho de que todo su cuerpo se sentía pesado. No quería sentirse mal, ni mucho menos causarle retrasos a los demás, pero era imposible controlar su cerebro, insistente con el hecho de enviarle señales de alerta y sensaciones de angustia.

Por su lado Azumane no podía darse cuenta de que Ryuu necesitaba ayuda, porque solía distraerse viendo caminar a Noya por delante de ellos, casi a la misma distancia de Suga a pesar de no saber a dónde se dirigían; Yuu tenía una espalda con músculos que se marcaban en la camiseta negra que Suga compró para él, para ser un omega era bastante más masculino que Asahi. A veces le daba la impresión de que Nishinoya quería a toda costa rechazar su subgenero, entrenaba muchísimo por las noches para fortalecer su musculatura, la cual había aumentado desde que Tanaka conoció a Koushi y este comenzó a proveerlos de alimentos.

El sacerdote ojeó su propio cuerpo, avergonzado de que su musculatura no se adecuaba tanto a la de un alfa común, seguía teniendo unos pectorales, brazos y piernas decentes, pero sus abdominales no se marcaban, aunque tampoco es que hiciera algo para mantenerse en forma, no era su estilo entrenar y luchar, de hecho su único ejercicio del día era caminar largas distancias junto a los demás. Por eso observaba tanto el cuerpo de Noya, engañándose a sí mismo al pensar que solo se trataba de admiración, y que lo apreciaba como apreciaba también a todas las demás formas de vida; no obstante mientras desviaba la mirada hacia los trapecios del omega, se dio cuenta de que este lo miraba de reojo, sonriendo con sus ojos rojos de forma provocativa; Azumane apartó la cara y se ruborizó, sobresaltado como si hubiese sido descubierto cometiendo un grave pecado.

En la hora de la merienda, Sugawara se sentó junto a Ryuunosuke, que jugaba con la comida de su plato, moviéndola sin llevarla a su boca por la inapetencia; el humano le instó a comer, aunque Tanaka seguía apático con él, logró convencerlo para que terminara al menos la mitad de su porción de alimento. Yuu por el contrario comía muchísimo, estaba tentado a pedir más de lo que podían ofrecerle, era necesario guardar provisiones, por esa razón Ryuu se levantó para darle el resto de su comida, alejándose un momento de Koushi para estar solo, aunque éste siguiera a su alrededor, vigilándolo a unos 5 metros de distancia.

Noya y Asahi se quedaron relativamente solos sentados junto a los árboles, separados pero observándose de forma mutua; el regenerador sonrió y dejó de lado su plato vacío, reclinando un brazo sobre su rodilla flexionada para mirar con mayor atención a Azumane. El sacerdote quiso ignorar sus ojos astutos y atrayentes para terminar su plato, era difícil concretar esa meta cuando Nishinoya le sonreía clavando sus ojos en la sotana; el humano apartó su plato y miró hacia el lado, enseñando su largo cuello adornado por las ondas sedosas de su cabello castaño.

Yuu se mordió el labio inferior, imaginando que se acercaba a ese cuello para darle una mordida, como un alfa marcando a su pareja destinada; Asahi respiró profundamente, casi podía sentir los dientes del omega clavándose en su garganta, luego en sus clavículas, hasta cerrarse en sus grandes pectorales, logrando que sus pezones se levantaran para también ser devorados por él. Su imaginación se estaba tornando más inmoral a medida que se perdía en la mirada de Noya, pronto se cubrió la cara, decepcionado de sí mismo por no aguantar esos impulsos pecaminosos.

Nishinoya bajó los ojos para contemplar el anillo de Azumane, que brillaba deslumbrante por los pensamientos impuros del alfa; se relamió los labios cuando el sacerdote cubrió su mano, ocultando con vergüenza aquel maldito artefacto que lo delataba, ni escondiendo la evidencia podría cambiar el hecho de que los sentimientos de ambos eran mutuos. El omega se volvió a preguntar a sí mismo que tan extraño sería dominar a un alfa, seguramente si ese alfa era Asahi, no sería una sorpresa que fuese sencillo de someter, su actitud era tan dulce que lo incitaba a observarlo de los pies a la cabeza con lascivia.

Azumane abrazó su cuerpo, encogiéndose y evitando su mirada con el rostro rojo y los ojos brillantes, se sentía desnudo y expuesto frente a él, como si aquel demonio no necesitase nada más que sus ojos rojos para hacerlo suyo. La sotana le estaba dando calor, con un dedo movió el cuello de su prenda para ventilar su torso, sus feromonas con olor a flor de azahar no podían ser captadas por Koushi y Ryuunosuke, pero si por Yuu, quien se puso de pie, caminando tranquilamente hacia el sacerdote hasta quedar a menos de un metro de él.

Asahi levantó la mirada, Nishinoya se veía más alto que él en esos momentos, ni siquiera pensando en Aeternum con toda su fé pudo resistirse a posar los ojos sobre la entrepierna del regenerador, había un bulto allí que lo llevó a colocar su pulgar sobre su labio, mordiéndolo ligeramente mientras sus instintos pedían más, aspirando sin reparos las feromonas del omega. Noya le sonreía como si hubiera ganado una competencia, luego le tocó la mejilla mirándolo a los ojos; el sacerdote seguía viéndolo rendido a sus encantos, con una expresión sumisa y embelesada que acompañaba a su boca medio abierta, la cual parecía decirle al regenerador: "eres bienvenido".

Cuando ambos escucharon las voces de Tanaka y Sugawara discutiendo por la poca distancia que el humano mantenía, se separaron rápidamente para que no les juzgaran, no estaban haciendo nada, pero ellos sentían que estaban compartiendo un momento más íntimo de lo que Azumane podía permitirse. Entonces el sacerdote se levantó rápidamente con vergüenza y les propuso continuar su camino, evitaría mirar a Yuu durante la marcha para no volver a tener esos pensamientos impropios de él.

Al esconderse el sol seguían algo lejos de los pueblos, acamparon en el bosque y cenaron algunos alimentos conservados que cargaban en frascos de vidrio; Ryuu como era costumbre no comió demasiado y se encerró en la tienda de campaña que compartía con Noya, Koushi lo siguió y cerró la entrada de su refugio, recostándose luego a espaldas de su amado. El regenerador no se molestó en decirle que se fuera, estaba de costado, encogido y en posición fetal, tocando la zona baja de su abdomen con los ojos apretados, como sintiendo un gran dolor allí adentro aunque no tuviese ninguna herida; Suga lo contempló angustiado, para luego recostarse a sus espaldas, abrazándolo desde atrás mientras le susurraba que estaba ahí para él.

Afuera Asahi y Nishinoya miraban en dirección a la tienda, como Sugawara se había metido allí, eso significaba que, si él no salía dentro de un par de horas, no tendrían más opción que compartir la otra tienda de campaña, una idea que entusiasmaba a Yuu, pero que ponía muy nervioso a Azumane. El sacerdote mantuvo la esperanza de que Koushi solo se quedase con Ryuunosuke por un rato hasta que este se durmiera, en los días anteriores ya habían establecido que los humanos dormirían en una tienda y los regeneradores en otra, por lo cual no debía entrar en pánico, a pesar de que si lo sentía.

Lo mejor era hacer tiempo durante unas horas antes de dormir, en cuanto Noya dejó de comer las sobras de Tanaka, Asahi le entregó las suyas para mantenerlo entretenido; no tomó en cuenta que el regenerador comía muy rápido, y pronto se desocupó para empezar a observarle otra vez con su expresión perversamente atractiva. Sin embargo fue algo divertido para Azumane ver como pasaba de ser como un niño hambriento, a un hombre seductor en un solo segundo, trató de aguantar la risa, pero sólo logró cubrirse la boca con el dorso de la mano mientras pequeñas carcajadas salían de él.

-Oye ¿Qué es tan gracioso? - cuestionó Yuu un poco molesto.

-Lo siento, es que te veías tan dulce y de repente cambiaste sin avisar - intentó explicarse Asahi avergonzado, pero riendo en voz baja; Nishinoya asimiló sus palabras y sonrió acercándose para sentarse más apegado al sacerdote.

-¿Te parezco adorable? - preguntó Noya estirándose para hablar cerca de su cuello, Azumane se estremeció y rascó con el dedo índice su roja mejilla.

-Bueno… Cuando comes, ríes o te pones algo hiperactivo, me causas mucha ternura… - le explicó abochornado, tenía los ojos brillantes y algo húmedos, el regenerador sonrió al verlo tan lindo y se acercó más para mirarlo a los ojos.

-No quiero darte esa impresión - dijo hablando tan cerca del rostro de Asahi que los labios de este volvieron abrirse por impulso.

-No es la única impresión que tengo de ti… - susurró el humano con los ojos entrecerrados, su boca semi abierta una vez más hablaba por sí sola, Yuu tomó su mejilla y metió el pulgar entre sus labios, ambos olían sus feromonas dejándose llevar, riesgosamente cerca de sus otros dos compañeros.

-¿Qué piensas de mí? - pronunció Noya hundiendo más su dedo en el interior de la boca del alfa, que deslizó suave y delicadamente su lengua alrededor del pulgar.

-Yo pienso… - murmuró Azumane con el dedo en sus labios, Nishinoya lo había retirado para dejarle hablar mientras recorría el contorno con su yema - pienso que eres algo impulsivo… - dijo Asahi apartándose repentinamente del omega, quien solo levantó una ceja con incredulidad.

-¿Acaso no es normal serlo cuando amas a alguien? - le preguntó volviendo a acercarse más a él, Azumane cerró los ojos resistiendo la tentación - ¿Tú estás enamorado?

-Yo… no lo sé… - contestó el humano, sus mejillas acaloradas recibieron un beso de Yuu, lo cual hizo suspirar a Asahi con dulzura.

-Ese sonido que hiciste me dice otra cosa.

-Se supone que no debo hacer ninguna de las cosas que he hecho contigo…

-Y aun así las hiciste ¿Por qué crees que lo hiciste? - cuestionaba Noya volviendo a poner sus labios muy cerca de los del sacerdote.

-Porque soy un alfa y mis instintos son difíciles de controlar, me avergüenzo de ello… - le dijo como queriendo convencerse de que había una razón biológica para caer en la lujuria; Nishinoya se rió burlón de esa respuesta.

-Un alfa no actúa como tú - Yuu deslizó su uña sobre la pierna del humano al hablarle sensualmente al oído - los alfas no son suaves, no son delicados - murmuró el regenerador acariciando la mejilla de Azumane, presionando un poco con el pulgar sobre sus labios, para que este volviera a abrir poco a poco la boca, recibiéndolo - no hacen esto cuando alguien los toca.

-No sé por qué me comporto así… - susurró afligido, estaba arrodillado en el suelo, tomando sus manos sobre sus muslos como si estuviese orando mientras Noya le tocaba los labios, la mejilla y la quijada.

-Si tus instintos no lo explican ¿Qué crees que lo haga? - preguntó Nishinoya, que se encontraba de pie justo frente al humano, a una distancia tan mínima que Asahi podía sentir como las ropas de color negro que Suga le regaló se rozaban contra su nariz.

-Tal vez… mis instintos reaccionan de diferente manera… - trató de explicar Asahi temblando ligeramente, las feromonas de Yuu tenían un olor amargo y dulce que adoraba y que lo hacía perder los estribos, tanto que echó la cabeza hacia adelante apoyando sus onduladas hebras de cabello en la parte baja del estómago del regenerador, su respiración agitada solo lograba embriagarlo más en su aroma.

-O solo quieres que yo te enseñe algunas cosas ¿No crees? - Noya parecía disfrutar verlo a su merced, dócil aun cuando se negaba a llegar más allá por su pacto - ¿Me amas más que a tu dios? - preguntó el regenerador sonriendo con perversión, Azumane abrió los ojos para mirarlo hacia arriba, su voz no salía, porque cualquier respuesta sería blasfema, una por amar más a alguien que a Aeternum, otra por ser una mentira.

-¿Por qué me haces esto?... - susurró Asahi con pequeñas lágrimas en los ojos, Nishinoya se puso serio y dio un paso atrás para darle un poco de espacio.

-Porque te amo, más que a cualquier dios de mierda que pueda existir - dijo dejando de soltar feromonas, y llevando sus pulgares hacia los parpados inferiores del humano para limpiarle las lágrimas.

-Por favor no digas esas cosas… es horrible… - pronunció Asahi llorando, Yuu se inclinó para mirarlo a la cara y secar sus lágrimas.

-Nunca amaré a un dios que no ha cuidado de los míos - murmuró Noya con resentimiento, Azumane hizo un puchero con los ojos cerrados y le tomó las manos.

-Sé que hablas desde el dolor, pero… También sé que estás equivocado, y que algún día tu gente será recompensada por todo, lo juro por Aeternum - le decía Asahi con fé en la mirada, Nishinoya lo vio de reojo y luego sonrió con melancolía.

-Tú eres mejor que cualquier dios.

-No lo soy… - susurró Azumane agachando la cabeza, entonces Yuu tocó su mejilla nuevamente.

-Eres todo lo bueno que he conocido - le dijo Noya, a pesar de que sonreía, en sus ojos se reflejaba una gran tristeza oculta en su fortaleza; Asahi rompió en llanto al entender los sentimientos del regenerador, Nishinoya flexionó sus rodillas para abrazarle la cabeza mientras lloraba - no llores…

-Nishinoya… - se lamentó el sacerdote, llorando mientras sujetaba las ropas de Yuu al abrazarlo; de pronto el omega posó sus labios en los del humano con un prolongado beso, que de a poco tranquilizó a Azumane hasta que relajó sus brazos dejándolos caer.

-Quiero estar contigo… - susurró Noya al culminar el beso, hablaba con tristeza, porque seguramente nunca podría estar para siempre con Asahi de la forma que quería - mi sueño es llevarte conmigo a mi tierra natal, tener un bebé y ser el mejor gladiador de las arenas de Domain…

-¿Por qué quieres volver allí? - preguntó Azumane, sorprendido más por el deseo de regresar a una vida de esclavitud, que el de formar una familia con él; Nishinoya se encogió de hombros.

-Siempre me ha parecido más divertida la idea de ser un gladiador que un sirviente domestico - se excusó Yuu, pero el humano seguía contemplándolo con preocupación.

-Pero no puedes volver allí, te atraparán, te encerrarán, o peor aún... - decía Asahi asustado, para posteriormente abrazar a Noya.

-Si hubiera una forma de que perdonaran mi vida, tomaría esa oportunidad para volver.

-Noya… - el sacerdote tomó sus manos una vez más, luego lo miró a los ojos con compasión - tu ahora eres libre, puedes ser más cosas de las que podrías haber imaginado estando en ese lugar…

-¿Cómo qué?

-Todo lo que tú quieras - le dijo sonriendo dulcemente, pero Yuu solo mostró una cara de confusión y extrañeza - podrías ser herrero, carpintero, cocinero, podrías aprender cualquier oficio y vivir de él, incluso podrías ser cazador, todo es posible si ahora eres libre.

-¿Y en donde podré hacer todo eso? - cuestionó Nishinoya, no le faltaba razón, estando en tierras humanas difícilmente aprendería un oficio para vivir de él, Azumane apartó la mirada pensativo.

-Bueno, Suga planea llevarlos hasta la tierra de los nefilim, una vez allí estarán en una nación neutral, también podríamos ir a la tierra de los ángeles, y allí tus posibilidades se triplicarían… Ahora que lo pienso, quizás esa sea la única opción para ti… - murmuró Asahi apenado.

-¿Por qué?

-Porque los nefilim son muy crueles con los omegas… no entiendo porque Suga quiere enviarlos allí, tiene más sentido cruzar la sierra hacia los bosques costeros del oeste, y tomar un barco directo a la tierra de los ángeles.

-Me lo suponía, ese hijo de puta quiere llevarnos con su rey en lugar de dejarnos en un lugar seguro.

-Eso no es cierto, Suga realmente ama a Tanaka, no le haría algo así…

-¿Seguro? El único en el que podemos confiar eres tú, seguramente inventará una excusa para desviarnos - decía Noya, sin embargo el alfa le echó una mirada de desaprobación.

-Suga no los lastimará, yo sé que tiene una razón para escoger el camino largo - dijo Asahi poniéndose de pie para caminar hacia la tienda donde Ryuunosuke y Koushi descansaban.

-¿A dónde vas?

-Despertaré a Suga si es que está dormido.

-Pero… - se quejó Yuu, pero el sacerdote estaba decidido a que no compartiría su tienda con él - como quieras.

Desde que salieron de Tridenti los ánimos estaban tensos entre Kuroo y sus compañeros, seguían teniendo la ventaja de que sabían que Sugawara Koushi acompañaba a los tipos que aparentemente habían traicionado a Oikawa, durante la reunión con los cazarrecompensas ellos informaron que un humano los había ayudado en su huida, pero omitieron que este humano era fácil de reconocer por su forma animal, "el cuervo albino". Pero a pesar de esto los tres tenían ideas muy distintas sobre cómo llegar a los regeneradores prófugos, Yamamoto proponía ideas como causar caos y quemar pueblos humanos, solo por el placer de verlos en pánico, a Kai le parecía una idea estúpida e injustificada, porque no estaban ahí para tirar al caño todo lo que la reina había conseguido luego de finalizada la guerra, y la idea de Taketora no tenía absolutamente nada que ver con encontrar a unos prófugos.

Sin embargo Nobuyuki propuso una idea que le pareció incluso más absurda a sus dos compañeros, pues él quería que Kuroo o Yamamoto se presentaran ante los mensajeros de las postas y los sobornaran con monedas de plata para que les dieran información de Suga; tanto Tetsurou como Taketora protestaron furiosos por su propuesta, no solo estarían tirando dinero, también Kai los estaba ofreciendo a ellos para hablar con humanos. Al cuestionarle porque él mismo no se ofrecía a entablar conversaciones con los pueblerinos, Nobuyuki cerró la boca y no propuso nada más, a partir de ese punto no se sentía capaz de decirle a sus amigos la enorme ansiedad que le causaba estar en esos terrenos, la sola idea de hablar con humanos lo hacía sudar y temblar.

A pesar de que las ocurrencias de Yamamoto le parecían tentadoras a Kuroo, no resultarían nada discretas, por esa razón su idea era ser lo más sigilosos posibles hasta encontrar desprevenido a un humano que trabajase con los mensajeros, ellos sabían muchas cosas sobre los peregrinos y sin duda tendrían información del paradero de Sugawara Koushi. Con lo que no contaba Kai era que esa misma noche Tetsurou pondría en práctica su propuesta, amenazando de muerte a un cartero que no era un usuario de magia, poniéndolo contra una pared de piedra y a su alrededor cientos de llamaradas que le imposibilitaban moverse.

Tora reía, y el teniente Kuroo no dejaba de repetirle que no se riera en voz alta porque llamaría la atención de otros humanos; el mensajero temblaba, pero no podía hacer casi ningún movimiento mientras las llamas escocían su piel. Nobuyuki estaba más atrás, nervioso y encorvado, se negaba a mirar de frente al humano porque su ansiedad solo aumentaría sus ganas de querer gritar y arrancarse los cortos cabellos de su cabeza; lo único que podía hacer en esa situación era recordarle con insistencia a Tetsurou que no podían matar a nadie.

Kuroo le preguntó al humano si había visto a Sugawara rondando por allí, el joven lloró y le dijo que si estuvo allí hacía una semana, y que seguramente tomaría el camino reglamentado hasta Akkad; el demonio detectó una mentira en sus palabras, porque el muchacho tartamudeó demasiado y apenas podía hablar claro por su llanterío. Tetsurou colocó el filo de su espada cerca de la garganta del cartero y redujo la cantidad de llamas a su alrededor, que seguramente le estaban causando esos gimoteos tan poco sutiles; en el fondo quería seguir quemando su piel con fuego indirecto hasta que hirviera, pero solo estaba consiguiendo que su llanto se hiciera más escandaloso.

Entonces volvió a preguntarle al chico a donde se había ido Koushi, la voz del mensajero se entrecortaba, lo suficientemente aterrorizado para que Yamamoto aplaudiera de satisfacción; Kuroo llevó una de las llamas tan pero tan cerca de su piel que el humano chilló de miedo. Kai se cubrió los oídos y apretó sus parpados mientras volvía a recordarle a su teniente que no asesinara a ese tipo, Taketora lo llamó aguafiestas, Tetsurou ni siquiera se molestó en mirar a su capitán para seguir amenazando al joven, que por la presión tuvo que confesar que debido a algunos problemas de descontento en algunos pueblos, lo más seguro era que Suga continuara su ruta hacia Akkad por caminos alternativos o cruzando el bosque.

Eso no le servía de mucho a Kuroo, había dos formas oficiales de llegar a Akkad según los mapas, una por el camino céntrico que se bifurcaba en un punto hacia el territorio nefilim, y una ruta más larga y con menos poblados yendo hacia el oeste por los bosques costeros; era una información tan inútil que el demonio pensó que lo único que podría cambiar su opinión de matarlo era que el mensajero supiese donde estaba Kenma. Preguntó entonces por un muchacho con una túnica blanca, cabello dorado y un bastón con orejas de gato talladas en la madera, era una descripción específica, y sin embargo el pobre tipo no tenía ni la más mínima idea de quien era la persona por la que le estaban preguntando.

Con decepción y frialdad el demonio creó una esfera de fuego grande, pretendiendo calcinar al cartero por no haber servido ni para su búsqueda personal. No obstante Kai entró en pánico y gritó a todo pulmón que no lo asesinara, que era una orden; Yamamoto y Tetsurou miraron en todas direcciones con nerviosismo, seguramente eso había alertado a varios humanos.

Kuroo tomó las ropas del mensajero y lo lanzó hacia un lado, luego agarró del brazo Nobuyuki para levantarlo y huir de ese pueblo antes de que empezaran a perseguirlos; ambos le ordenaron a Tora que los siguiera y este obedeció a regañadientes. Se metieron al bosque justo en el momento cuando los pobladores salieron de sus casas con antorchas para socorrer al cartero que gritaba por ayuda, los demonios se quitaron las túnicas rojas y batieron sus alas para volar debajo de la copa de los árboles.

Fue muy sencillo evitar una persecución con su capacidad de elevar vuelo, tan pronto perdieron de vista la luz de las antorchas, aterrizaron en la ladera de una montaña rocosa para descansar; Kai se irguió firme y con una mirada de absoluta desaprobación a sus tenientes, no tardó en regañarlos por su actitud bárbara e irresponsable. Yamamoto y Tetsurou detestaban cuando Nobuyuki dejaba de ser su sereno y apacible amigo para sacar a relucir su rango, lo preferían cuando estaban fuera de cualquier misión militar porque de esa forma podían ignorar sus consejos.

Kuroo discutió con él por ponerse tan moralista con el tema de no matar a humanos, recalcándole a su capitán que años antes no se hubiera echado para atrás cuando de masacrar huestes humanas se trataba, y que no podían entender donde había quedado ese Kai que nunca se habría disminuido como un bebé asustado frente a los humanos. Nobuyuki sintió un nudo en la garganta, apenas recordaba sus momentos durante la guerra, cuando veía humanos en el campo de batalla, a sabiendas que su deber era enfrentarse a ellos, transformaba su terror en un trance donde se convertía en una bestia sin raciocinio, para luego sentir un remordimiento que no podía confesarle a nadie sin que lo tratasen como a alguien débil.

Kai volvió a reafirmar que si no median las consecuencias de sus actos, terminarían siendo los causantes de un nuevo conflicto que por órdenes de la reina no debía ocurrir; a Tetsurou y a Taketora les molestaba mucho cuando la mencionaba como si fuera la dueña de la razón. Si bien agradecían tener tiempo para descansar y poder cuidar de Kenma sin el temor de que al dejarlo solo le pasara algo, a ninguno de ellos le agradaba el como había terminado el conflicto, les parecía injusto si consideraban que literalmente sus superiores pasaron toda una vida luchando para conseguir la victoria.

De todos modos Nobuyuki tenía razón en el sentido de que hacer cualquier cosa que contradijera una orden real los perjudicaría en el ejército, de nada servía un permiso especial para perseguir fugitivos, si iban a llamar la atención de mala manera, o peor aún, causar problemas irreparables que conducirían a un nuevo conflicto bélico, antes de dejarlos participar en otra guerra los despellejarían. Por esa razón ya no discutieron las ordenes de Kai y guardaron silencio para continuar su recorrido por el bosque, hasta Yamamoto iba resignado a mantenerse pacifico.

Por la madrugada caminaban en silencio hacia la sierra de los susurros, una vez allí tendrían que decidir entre cruzar hacia el oeste, o seguir por el centro hasta Akkad; Kuroo pensaba en las posibilidades que tenían de encontrarse a Sugawara y a sus presas, a medida que se formaba una idea, le explicaba a Kai para saber su opinión. Lo lógico era que tratándose de Koushi, su destino más seguro fuera la capital donde tenía a sus familiares y amigos de la realeza humana, cosa que significaba que sin importar el camino que tomaran, los encontrarían en Akkad.

Pero ni a Tetsurou ni a Nobuyuki les convencía esa idea, les parecía muy sencilla y predecible, había algo más que no estaban considerando, y que a Kuroo le llegó a la mente haciéndolo detenerse un momento para reflexionar. Si Sugawara defendió a unos regeneradores, había dos posibilidades: o realmente los convenció de cooperar con la corona humana para revelar secretos del conde, algo que se explicaría como una conspiración con poco sentido ya que los humanos tenían ganada la guerra, o los estaba conduciendo a tierras neutrales para protegerlos.

Eso le pareció más lógico al capitán, pero había un gran problema: el camino más rápido a la tierra de los ángeles era por el oeste, tomando un barco, y el camino hacia el territorio nefilim era en dirección contraria, así que tenían que tomar la decisión a ciegas. Tora propuso que se mantuvieran caminando por el centro hasta interrogar a otro humano, si había noticias de Suga, sabrían que ruta tomar.

Sus compañeros asintieron, sorprendidos de que se atreviera a dar ideas buenas; solo tenían que dejar pasar otro día para encontrar por la noche a otro empleado de las postas para sacarle información a la fuerza, por suerte a ninguno le disgustaba dormir a la luz del sol. Mas no estaban demasiado tranquilos al dormir la siesta, ya que, por momentos, se sentían vigilados por alguien, a veces incluso por más de una persona; era tan incómodo que disimuladamente se levantaron para cambiar de lugar de descanso, comunicándose en susurros para no ser escuchados por esos tipos.

Taketora le preguntó a Kai si era su imaginación o si en verdad los estaban vigilando, Nobuyuki le respondió nervioso que él también los escuchaba; fue Kuroo quien halló una explicación para ese problema. Según sus palabras, ellos, al ser presentados por Oikawa como los últimos que vieron a los fugitivos, eran el principal blanco de los cazarrecompensas, carroñeros que sabían que Tetsurou y su grupo tenían más información de la que habían dado; el objetivo era seguir los movimientos de los tres amigos para que el resto de grupos supieran a donde dirigirse; lo único que Kai, Yamamoto y Kuroo podían hacer era tratar de despistarlos, y ser más rápidos que ellos.

Tras otro día de viaje Sugawara y su grupo se detuvieron en una zona boscosa que los desorientaba un poco, Koushi se transformó en su forma hibrida para ver mejor donde se encontraban, le sorprendió estar tan cerca de un pueblo, no era parte de su plan ir tan cerca de lugares concurridos, pero de todos modos instaló el campamento en ese sitio. Tanaka y Noya ayudaron a levantar las tiendas mientras Asahi torpemente trataba de ocuparse de la fogata, Suga terminó por hacer aparecer dos cadenas de metal con su magia, para que al rasparlas unas contra otras crearan una chispa que encendió el fuego.

Disimuladamente Ryuunosuke tomó su frasco de fármacos y una cantimplora para medicarse, luego miró con preocupación que ya le quedaban pocas píldoras; Koushi lo vigilaba sin que se diera cuenta, comprendiendo para que servían aquellos medicamentos, sin embargo no dijo nada al respecto para no incomodar a su amado. Azumane asó algunas salchichas pinchadas en cuatro varas, Yuu frotaba sus manos ansioso mientras Sugawara se acercaba a Tanaka para tomar su mano y guiarlo cerca de la fogata, lo notaba algo más lento y débil a causa de los medicamentos, por lo que a diferencia de anteriores días, Ryuu no opuso resistencia cuando Koushi se sentó a su lado para darle de comer.

Cuando terminaron de cenar, Asahi le propuso a Suga ir al pueblo con él a ayudar a las personas más empobrecidas por la guerra, su amigo le dijo que prefería quedarse; el sacerdote solo buscaba confirmar algunas sospechas sobre el comportamiento de Sugawara, que seguía negándose a presentarse ante los poblados o los caminos oficiales. Se fue entonces por cuenta propia, pensando en los motivos que tendría Koushi para no tomar un barco desde el oeste para llegar a la tierra de los ángeles, Noya dejó de lado las sobras de Tanaka y fue rápidamente a la tienda de campaña para tomar su capa, escondiendo así sus pequeños cuernos para seguir a Azumane rumbo al pueblo.

El humano no se dio cuenta de su presencia, tanto Yuu como Ryuu sabían ser sigilosos para seguir a alguien, como lo hicieron con Kiyoko Shimizu por un par de semanas, hasta que ella se dio cuenta y tuvieron que decirle la mentira de que Oikawa les permitió ir a cuidarle la espalda. Al llegar al pueblo Asahi compró algunos insumos de carpintería y grandes cantidades de alimentos, Nishinoya notó que todo era muy pesado para él, por lo que se apareció a sus espaldas ofreciéndose a ayudarlo; el sacerdote se sobresaltó asustado, después respiró con alivio al ver que solo era Noya.

Le parecía peligroso que el regenerador estuviera en el pueblo, por ello le recomendó que no dejara que nadie tocara su capucha para no armar un gran alboroto, Yuu le aseguró que lo tenía todo bajo control. Ambos fueron con las cajas de verduras y embutidos al barrio más pobre de ese poblado, se trataba de damnificados y huérfanos de guerra que no habían sido capaces de resurgir económicamente; el alfa convocó a los ancianos encargados de cocinar para esa población, para que trajeran la gran olla en la que preparaban grandes cantidades de sopa de cebolla, la comida más barata que podían hacer con sus ingresos y los de los jovenzuelos, que a veces se dedicaban a robar.

No era la primera vez que Azumane se presentaba en ese lugar, lo visitó durante 5 noches seguidas cuando viajó junto a Suga desde Akkad, antes que profesar las enseñanzas de la iglesia de Aeternum tenía que asegurarse de cubrir las necesidades de todas esas personas, por eso organizaba esas cenas gastando todo el dinero que traía, e incluso le pedía prestado a Sugawara para costear alimentos e insumos. Nishinoya y él se acercaron a una vieja mesa de madera para limpiarla y picar las verduras y embutidos, junto a los ancianos le prepararían un guiso a toda la comunidad.

Algunos se fijaron en el tono de piel pálido y casi grisáceo del omega, por modestia no le preguntaron directamente al regenerador, en cambio se dirigieron a Asahi para que resolviera sus dudas sobre el color de piel de su acompañante, el sacerdote titubeó porque era un pecado mentir, así que el mismo Yuu, que escuchaba todo un par de metros lejos de ellos, alzó la voz para decirles que tenía albinismo. Eso pareció ser suficiente para despejar sus cuestionamientos sobre su inusual tono de piel, ya que no volvieron a mencionarlo en todo el rato que les tomó preparar un guisado de salchichas y verduras.

El olor atrajo a más personas alrededor de la olla, Noya babeaba deseando probar también esa comida, no obstante cuando vio que Azumane se esmeraba en racionarla en cuencos para todos y cada uno de los habitantes, le dio algo de remordimiento y contuvo sus ganas de comer, que no era precisamente el tipo de hambre que esos humanos tenían. Mientras los demás comían Asahi hablaba cariñosamente con las personas que conoció allí, algunos jóvenes miraban sus platos con inseguridad, pronto Yuu se dio cuenta de que esos muchachos se sentían desconfiados del sacerdote, pues en un momento ellos mismos alzaron la voz preguntándole si todo eso era una táctica para beneficiar al rey Sawamura.

Azumane negó hacer todo aquello por la corona, respondiendo con sinceridad que su misión era restaurar la fe en ese lugar, y que además estaba allí para ayudarlos a tener condiciones más dignas; entonces se levantó y tomó las herramientas de carpintería, presentándoselas a los jóvenes.

Cuando terminaron de cenar, gran parte de esos muchachos siguieron a Asahi, él les enseñaría a usar esas herramientas para reparar sus casas, limar la madera y crear ensamblajes, mientras tanto Nishinoya tomaba un hacha y un cuchillo, con el hacha les enseñó a los adolescentes a cortar madera de los árboles, con el cuchillo talló flechas y fabricó un rustico arco de madera, al cual ató una fibra de cuerda para enseñarles puntería. El alfa le sonrió a Yuu, sus conocimientos también eran muy útiles para que los jóvenes aprovecharan el bosque para cazar, el oficio de cazador era bien recibido, ya fuera para alimentar a los suyos o vender las pieles y la carne, si tenían tiempo durante el día siguiente también les enseñarían métodos de conservación.

La miseria en aquel lugar no solo se debía a que el rey tardaba mucho en enviar ayuda humanitaria, también se debía a que la población era o muy vieja, o demasiado pequeña como para haber aprendido métodos para sustentarse, vivían de mendigar, de robar o de practicar pequeños oficios como limpiar zapatos, algunos ancianos y ancianas también remendaban prendas, pero tardaban por sus viejas y temblorosas manos. Sin embargo Azumane no podía justificar el poco interés de Akkad en esas tierras, por eso en su discurso no era capaz de defender con ímpetu a su rey, lo único que reconocía y que usaba en su defensa era el hecho de que Daichi Sawamura era el rey que trajo la paz, y que a partir de ese punto, las preocupaciones de la gente del norte ya no tendrían que ver con ataques de demonios.

Al terminar su labor a las 4 de la mañana, Asahi y Noya se fueron rumbo al campamento, el humano le sonreía al omega por haber sido tan generoso esa noche, le impresionaba que un regenerador, enemigos de la raza humana hacía solo un año, fuera capaz de ayudar a esas personas sin rencores. A decir verdad Nishinoya no tenía razones reales para odiar a los humanos, en el fondo no consideraba que la guerra de estos con los demonios fuera su guerra, con resignación pensaba que aquellos amigos suyos que fallecieron en la primera línea de batalla no murieron únicamente por culpa de los humanos, más bien pensaba que era solo por un deber impuesto por sus amos, y que el destino era tan desgraciado e irónico con ellos que no había otro camino que acatar órdenes.

Cuando llegaron al campamento, descubrieron que Suga dormía de costado frente a Tanaka, manteniéndolo abrazado contra su pecho; aquello solo dejaba a Yuu y a Azumane la posibilidad de dormir en la otra tienda. El sacerdote frotó sus manos con nerviosismo, Noya miró la tienda de campaña que les correspondía y murmuró que aún no tenía sueño, a Asahi le pareció una buena excusa para hacer tiempo y esperar que Sugawara despertase y se cambiara de tienda, así que también dijo que no tenía demasiado sueño.

Yuu lo invitó a entrenar con él por al menos media hora, Azumane aceptó ir algunos metros más al este, donde había un riachuelo grande con espacio para que Nishinoya improvisara un circuito donde él y Asahi tendrían que correr, saltar y golpear algunos árboles. El regenerador lo hacía ver muy sencillo, era como un leopardo ágil y fuerte, lleno de energía para correr y enfrentarse a cualquier otro depredador; el humano en cambio ni siquiera podía ser comparado con un animal por su poca resistencia, corría más lento y aun así se sentía incluso más cansado que Noya.

El omega continuó con el circuito, calentando sus músculos marcados en la ropa; Azumane no conseguía igualar su ritmo, pero no se detenía salvo para contemplar como las prendas de Yuu se mojaban de sudor. Le hacía feliz verlo ejercitarse, porque sabía que esa actividad le encantaba al regenerador, y que al mejorar su alimentación lograba nutrir su atrayente musculatura.

Una vez más ambos soltaron sus feromonas, esta vez sin intencionalidad, pues el sudor de sus cuerpos contribuía a que pudieran olerse mutuamente; se detuvieron para mirarse, Nishinoya sonreía enfocando sus ojos rojos en la sotana mojada y pegada al cuerpo del sacerdote. Asahi desvió la vista, no podía negar lo que sentía en esos momentos, el sentimiento de no pertenecer ni su dios ni a el mismo, por eso por más que trató de no observar a Yuu, no pudo evitar volver a poner su mirada confundida y ansiosa sobre él mientras se quitaba toda la ropa frente a su persona.

El humano se cubrió los ojos con las manos, Noya le preguntó si lo acompañaría a tomar un baño en el riachuelo para quitarse el sudor, él pensaba negarse hasta que por un tonto impulso quitó sus manos, viendo todo el cuerpo de Nishinoya en una fracción de segundo. Volvió a voltear la cara mientras le regañaba con un tono inseguro por no tener pudor, pero la curiosidad le obligó a contradecir sus propias palabras, aceptando así bañarse en el riachuelo junto al regenerador; lo siguió sin mirar, su intención inicial era no quitarse la ropa al entrar al agua, mas Yuu le sugirió que se la quitara porque aún le podría servir para otro cambio de ropa, o al menos para secar su cuerpo o cubrirlo momentáneamente al salir del agua.

Como si no fuese dueño de sus decisiones, Azumane se quitó la sotana y la dejó delante de sus genitales, ocultándolos mientras cerraba los ojos y respiraba nervioso con rojez en sus mejillas y varias zonas del cuerpo; desde la orilla podía ver muchísimo más a detalle el cuerpo de Noya, sus músculos nutridos de sus exigentes ejercicios relucían bajo la luz de la luna, eran de una blancura que le recordaba al mármol, o a la piedra de su anillo que lo ataba al celibato, y que en esos momentos también resplandecía. Una vez en su adolescencia fue testigo de un escándalo de la iglesia donde una acolita rebelde talló un cuerpo humano desnudo en arcilla blanca, los sacerdotes pusieron el grito en el cielo, pero él no pudo reaccionar de mala manera, le parecía tan hermoso como lo que estaba viendo justo en esos instantes.

Nishinoya lo esperaba dándole una vista de su cuerpo de perfil, Asahi observó por primera vez un pene real que no fuera el suyo o el de aquella estatua, apenas dos centímetros más pequeño que el suyo, cosa bastante impresionante para tratarse de un omega, con un glande tan grueso como el resto del tronco, pero liso en contraposición a las venas que se marcaban en ese miembro viril. Tal vez él y Yuu habían nacido defectuosos, porque no se explicaba como podían igualarse tanto teniendo subgeneros tan opuestos, aunque ciertamente Noya era quien más se salía de la norma; el humano se cuestionó si estaba mal actuar como ellos actuaban, claramente él estaba mal por tener pensamientos lujuriosos sobre otro hombre, y quizá lo hacía incluso peor el hecho de que su mayor deseo no era someter al omega, sino ser sometido por él.

Azumane se arrodilló frente al riachuelo cubriendo su zona pélvica, Nishinoya no lo sabía, pero era un gran logro que un humano religioso tuviese la osadía de enseñar su pecho sin ropa. El regenerador sonrió con lascivia, Asahi desnudo era tal y como lo imaginaba en sus sueños húmedos, músculos naturales en su esbelto cuerpo, la genética de un alfa lo ayudaba a pesar de no ser la persona más atlética, pero no tenía unos abdominales marcados como los suyos, su cintura era más angosta, sus piernas largas y carnosas; y lo que más le gustaba, sus pectorales grandes y abultados, con largos mechones de cabello marrón decorándolos a los costados, como hechos para ser apretados y mordidos.

El sacerdote tenia ladeada la cabeza, pero seguía al pendiente de Yuu, atento a como saboreaba su cuerpo con la vista, se sentía tan pervertido por disfrutar con el solo hecho de que un hombre lo deseara, ni siquiera estaba haciendo el esfuerzo por negarse a él, ya no tenía sentido ocultar sus verdaderos sentimientos cuando aquel omega lo volvía un esclavo de su voluntad. Por esa razón se puso de pie y cerró los ojos inflando el pecho, y dejando caer su sotana sobre las piedras para caminar hacia él; Noya sonrió mordiéndose el labio, Asahi se acercaba como una espectacular alucinación, en sus sueños lo recostaba sobre el suelo y empujaba una de las piernas del alfa contra su pecho, para comenzar a moverse con flexiones que presionaban fuerte y lento el interior de su recto.

Cuando estuvieron frente a frente Azumane abrió los ojos, Nishinoya lo veía con orgullo, y sintiéndose un ganador por haberlo convencido sin esfuerzo; el humano respiró profundamente y tocó su propio esternón, Yuu le miraba los pechos relamiéndose los labios, su polla levantada y gruesa emanaba feromonas que apenas mantenían consciente a Asahi. Moría de ganas por escuchar de sus labios que deseaba que lo hiciera suyo y que no le importaba su pacto con la iglesia, sin embargo no era tan idiota, sabía perfectamente que Asahi querría mantener su palabra, por lo cual tendría que jugar otro tipo de cartas para hacer que ambos alcanzaran el placer.

-Siéntate - le ordenó Noya, Azumane se sentó sobre el agua cristalina del riachuelo, asustado y a la vez ansioso - abre las piernas.

-Nishinoya… - susurró Asahi afligido mientras abría las piernas, colocando la mano para esconder su pubis - tengo una misión que cumplir, por favor… no me hagas caer…

-No te estoy obligando a nada, todo lo has hecho por tu propia voluntad ¿Y sabes por qué? - decía Yuu disfrutando del rostro ruborizado y el hermoso cuerpo tembloroso del sacerdote.

-¿Por qué?... - preguntó el humano cubriendo su boca con una mano y sus genitales con la otra, Nishinoya se reclinó sobre una de sus rodillas y acercó su cara a la de Azumane, disfrutando al máximo las expresiones de ansias y lujuria en su rostro.

-Porque te da placer… - respondió hablando cerca de sus labios, Asahi los abrió y cerró los ojos - me miras como me miras porque te da placer, obedeces mis palabras porque te da placer, y te desnudas frente a mí porque te da placer… - pronunciaba el regenerador con una voz baja y profunda que hacía temblar a Azumane.

-Dios… - gimió el humano, su verga se movió un poco, Yuu gozaba la vista que le dio al momento de arquear la espalda, hundiendo su largo cabello en el agua cuando lo recorrió un espasmo - no puedo… no puedo hacer esto…

-¿Hacer qué? - cuestionó Nishinoya poniéndose en cuatro patas sobre él para mirarlo a los ojos, acorralándolo contra la corriente del riachuelo.

-No puedo darte mi virginidad… - dijo Asahi, haciendo reír al regenerador.

-¿Quién dice que quiero quitarte la virginidad? - preguntó Noya, dejando descolocado al sacerdote.

-¿No…?

-¿Qué es la virginidad, Asahi? - Nishinoya acercó más su cara a la de Azumane, rozando el pene sobre su vientre de difusos abdominales; entonces el omega tomó sus piernas y arrimó muy poco la pelvis - ¿Es que yo te la meta? - susurró antes de soltarlo - ¿O que tú me la metas a mí?

-Yo… no lo sé… - admitió Asahi pensativo, ni él mismo sabía que era perder la virginidad, por eso le aterraba tanto que el más mínimo contacto íntimo lo hiciera romper su juramento.

-Sea cual sea, si no hacemos ninguna de las dos ¿Cómo podrías entonces perderla? - lo hizo cuestionarse el omega, Azumane miró hacia el lado, reflexionando sobre lo que le trataba de insinuar.

-Entonces ¿Qué es lo que quieres de mí? - preguntó el sacerdote, Yuu le sonrió astuto y sereno, apartándose un poco para volver a apoyarse sobre su rodilla para contemplarle.

-No me preguntes eso, pregúntate: ¿Qué quieres que te haga? - propuso Noya, el alfa dudó mucho y no se atrevió a responder - mientras lo piensas… ¿Qué te parece si hacemos algo que te juro que no te afectará ni un poco?

-¿Qué cosa? - le preguntó Asahi curioso apoyándose en sus codos, el agua le recorría parte del cuerpo, dejando al descubierto las partes más importantes para Nishinoya.

-Pon un dedo allí - ordenó Yuu apuntando un pezón de Azumane, este se miró los pechos y colocó un dedo sobre su tetilla - pon otro dedo justo debajo, y haz lo mismo con el otro - lo dirigió el regenerador, Asahi veía curioso e inocente sus dos pectorales, encerrando sus propios pezones entre dos dedos - ahora, aprieta un poco.

-¿Así? - pronunció Azumane pellizcando ligeramente sus tetillas, Noya agarró su propio pene para empezar a mover la mano de arriba hacia abajo, concentrado en el alfa y su excitante inexperiencia.

-Ahora, gíralos en círculos - dijo el omega, Asahi le observó la entrepierna con la boca abierta de impresión, todo le resultaba tan pervertido que sudaba acalorado, no importaba si hacía algo de frio, él y Yuu no percibían la temperatura ambiental; el sacerdote giró sus pezones suavemente, para Nishinoya no era suficiente - no dejes de apretarlos.

-¿Así está bien? - preguntó Azumane, pellizcando sus tetillas y retorciéndolas, a ratos cerraba los ojos conteniendo gemidos y expresiones de excitación.

-Muy bien hecho… ¿Cómo se siente? ¿Qué sientes abajo cuando te tocas? - cuestionó el omega masturbándose salvajemente, con una sonrisa tan pervertida y entusiasta que Asahi tembló.

-Esto… ¿Cosquillas?... - intentó describir el humano, Noya rió por lo bajo y giró su palma sobre el glande para darse más placer.

-Desliza tus dedos por tu estomago - le dijo, el sacerdote asintió y bajo las manos por su abdomen en un suave roce - baja más… - pidió Yuu, Azumane deslizó sus manos de forma ondeante tan bajo como la mirada de Nishinoya se lo pedía, llegando a tocar el vello púbico - no pares, baja más.

-¿Quieres que toque mi…? - se preguntó el humano con el corazón acelerado, Noya asintió, su lujuriosa expresión incitó a Asahi a rozar la yema de sus dedos sobre su propio pene.

-Tómalo entre tus manos, y haz lo mismo que yo - insistió el regenerador, Azumane tomó aire, pensando en todas las veces en que sus maestros sacerdotes le decían que masturbarse era un pecado y que no podía hacerlo bajo ninguna excusa; la vez que Asahi vio aquella estatua desnuda se sintió tan sucio por imaginar cosas, y porque se masturbó pensando en aquellas fantasías donde un hombre fornido lo empotraba contra su colchón. Y sin embargo, obedeció a Yuu al comenzar a mover la piel de su polla impetuosamente con las dos manos.

-Oh por dios… - susurró Azumane dejando escapar sus deseos pervertidos, Nishinoya se relamió los labios y se irguió para mirar mejor ese cuerpo hirviente que hacía todo para satisfacerle los sentidos; Asahi se perdió en sus instintos, jalando su verga con una mano mientras usaba la otra para acariciar sus pechos, gimiendo y llorando con los ojos cerrados.

-Detente - le pidió Noya, él abrió los ojos respirando agitado, y viendo intensa y sumisamente al omega - ¿Ya pensaste en lo que quieres que te haga?

-Yo… - murmuró Asahi, Yuu una vez más se apoyó en sus manos y rodillas para acorralarlo y mirarlo a los ojos - yo no quiero que me quites la virginidad… pero…

-¿Pero…? - pronunció Nishinoya rozándole los labios, Azumane se recostó relajado sobre el riachuelo y abrió la boca, estirando ligeramente la lengua mientras veía hechizado los ojos rojos de Noya.

-Quiero que me beses… - susurró Asahi, el omega se apartó un poco, jugando con sus ansias y su paciencia.

-¿Y qué más? - Yuu enderezó la espalda, enseñando su polla erecta que parecía más grande desde la perspectiva del humano.

-Quiero que me toques… - suplicó, en ese momento Nishinoya se colocó a la altura de las costillas del sacerdote, dando golpes con su pene entre sus pectorales mientras reía en voz baja perversamente.

-Te dije que te tocaría cuando tú me lo pidieras, cumplí mi promesa.

Entonces el regenerador desató parte de lo que ansiaba hacerle a Azumane, agarrándole un pezón con sus garras, y todo el pecho izquierdo con la otra mano; su pecaminoso actuar hizo sonrojar a Asahi, Noya le pellizcaba una tetilla mucho más fuerte y desesperado, mientras apretaba y movía su otro pectoral frotando de adelante hacia atrás su gruesa verga, que tenía un punto blanquecino de pre semen que el humano veía asombrado y sexualmente atraído. Luego se movió un poco para frotar su pene sobre el abdomen bajo de Azumane, mientras chupaba sus pechos y los mordía como un loco descontrolado; el sacerdote levantó su mano para comprobar el estado de su anillo, la piedra seguía brillando, pero no había rastro de grietas en ella, eso le permitió relajar su cuerpo mientras se dejaba devorar por él.

El omega restregó la cara entre los pechos de Asahi riendo como un pervertido a la par que los agarraba con sus dos manos, moviéndolos en círculos cerca de su rostro extasiado; Azumane miró el cielo estrellado y dejó salir su voz, gimiendo y susurrando la palabra "dios" y el nombre de Nishinoya como el ser más blasfemo que pisaba esa tierra. Yuu le susurró que continuara tocándose mientras él se divertía con su pecho, Asahi obediente bajó sus manos a su pene, rendido a los bajos instintos del regenerador, quien después de un rato dejándole rojos y amoratados los pectorales, lo volteó de costado para colocarse a sus espaldas.

Con voz demandante le sugirió al alfa que siguiera masturbándose, entonces colocó su pene entre las nalgas de Azumane sin llegar a meterla, estrujándolas mientras movía la pelvis con la misma intensidad que usaba en sus ejercicios; una vez estuvo bien sujeto entre ellas, Noya llevó desde atrás sus manos para jalar los pezones del humano, retorciéndolos y moviéndolos mientras bufaba agitado, con humedad recorriéndole las piernas por no poder evitar algunas características que poseía por ser un omega. Asahi continuó mirando su anillo, extrañado por no verlo romperse aun cuando se sentía profano y lascivo, si bien parecía que su virginidad seguía "intacta", era consciente de lo impuro que se había vuelto en ese momento, gozando de como un demonio, un omega que iba contra la naturaleza, un sátiro con un sensual cuerpo y una buena polla, lo manchaba con sus conocimientos libidinosos.

Nishinoya movía las caderas babeando y bufando desorientado por sus inusuales instintos de apareamiento, sentía como si estuviese follando de verdad con Azumane a pesar de no estar practicando exactamente el coito anal con él; por otro lado el sacerdote miraba el anillo entre la decepción y la fascinación, pues no lo veía cambiar, lo que le hacía pensar por primera vez en su conveniencia. Entonces el humano se apartó sin avisar del lado de Yuu, dejándolo a medio camino de experimentar una corrida sin penetración, mientras él se arrodillaba dándole la espalda, estirando el brazo para ver el anillo con una sonrisa casi maliciosa.

-Nishinoya… - le llamó con una voz suave, dulce y algo provocativa, Noya caminó rápido para acercarse, deseando fervientemente volver a frotar su verga en ese cuerpo mejor que el de cualquier dios.

-Aquí me tienes - dijo el regenerador, respiraba algo agitado, y tenía las piernas abiertas para dejar respirar a su pene levantado y sobre estimulado; entonces Asahi se dio la vuelta, arrodillado, con los ojos brillantes y los hombros echados hacia atrás para enseñar su voluptuoso pecho.

-Noya… - susurró Azumane tan pero tan cerca de su pene que deslizó un dedo desde el glande hasta la intersección de sus dos bolas - tu polla está más grande… - pronunció con una voz adorable y sensual, Yuu agitó la cabeza descolocado, nunca se esperó que Asahi le hablara así.

-¿Qué?... – murmuró incrédulo, el sacerdote apoyó la sien en la cadera de Nishinoya, saboreando con los ojos su pene mientras lo recorría con sus dedos, aprovechando para comprobar que su anillo tampoco se agrietaba cuando acariciaba una verga que no era suya.

-Tu polla está más grande… y ardiente… - pronunció en voz baja, el aire de su boca chocó contra el pene de Noya y lo hizo estremecer.

-¿Y que harás al respecto? ¿Cómo harás que mi polla vuelva a la normalidad? - Yuu ya parecía disfrutar esa faceta del humano, que luego de mirar con más decepción la piedra de la verdad, usó sus dos manos para agarrar el grueso falo que estaba frente a su cara.

-Voy a sacar su semen… - respondió mirando hacia arriba al omega, que reía nerviosa e histéricamente con júbilo - masturbaré tu polla hasta que no quede ni una sola gota…

-¿Y que harás con mi corrida? - cuestionó el regenerador metiendo el pulgar por la comisura de los labios de Asahi, este sacó la lengua y entrecerró los ojos, Nishinoya comprendió que debía besarlo y lamer su lengua, usando esa oportunidad para manosearle un pectoral - ¿Dónde quieres recibir mi semen?

-Aquí… - dijo Azumane apuntando sus dos pezones, Noya se frotó las manos, y Asahi volvió a tomarle el pene para estimularlo, intercalando una mano con otra mientras lo veía a los ojos - quiero tu corrida en mis pechos…

-Bueno, si el sacerdote lo quiere así… me correré en sus tetas.

Dicho esto, Yuu le dio un último apretón a uno de los pectorales de Azumane y lo dejó continuar a su ritmo, el humano le tomó la polla y los testículos cada uno con una mano diferente, envolviendo la verga con su mano mientras movía en círculos el escroto; no pasó mucho rato para que dejara el pene entre sus pectorales, los cuales apretó dejando que Nishinoya empujara hacia adelante, yendo a su ritmo salvaje para llegar al orgasmo sobre el pecho de Asahi. En esos instantes era el sacerdote quien miraba provocativo y sensual al omega, había una mezcla de emociones en su interior que se peleaban las unas con las otras, sentía alegría, deseo, decepción, rabia, culpa, tristeza, opacados por más y más deseo en sus ojos cafés.

Pronto Noya apartó su polla y se masturbó sin medidas por algunos segundos, hasta que eyaculó sobre los pechos de Azumane soltando tres viscosos y densos chorros de semen, que tardaron en despegarse de la uretra para quedar estampados en los pezones y el cuello del humano, quien también se masturbó rápido para experimentar lo mismo que él. Yuu echó el cuerpo un poco para atrás, con los parpados apretados por esa sensación tan malditamente placentera de manchar con su corrida a la persona que amaba; no obstante Asahi se levantó en silencio y le dio la espalda, viendo otra vez el anillo con el brazo estirado, ya no brillaba, y seguía completamente intacto como al inicio, eso debería haberlo aliviado, pero en cambio, solo lo llenaba de angustia y dudas que no sería capaz de resolver por sí mismo.

Suga despertó por la madrugada, aquella noche Tanaka se había dormido en sus brazos, el humano ya no veía recelo en sus ojos, solo algo de temor y orgullo, lo cual no le parecía más alentador; hubiese comprendido más los sentimientos de su amado si estuviera desconfiando de su persona, porque al fin y al cabo tenía motivos de sobra para hacerlo, pero lo que acongojaba a Koushi era precisamente no saber a qué le tenía tanto miedo su pareja. Podía formular teorías en su mente, pero cuando pensaba en ello, solo conseguía sentir angustia y rogar para que esas suposiciones no fuesen ciertas, ya que no era capaz de concebir la idea de que Ryuunosuke sufriera por lo que imaginaba sin llorar de rabia e impotencia.

El regenerador se movió dormido, aquejado por una pesadilla que agitaba su respiración y lo hacía contraerse sollozando; Sugawara se acomodó mucho más cerca de su amado y lo abrazó al arrullarlo como a un bebé, consiguiendo calmar su sueño luego de un rato. Cuando Tanaka se relajó, el humano besó su frente y permaneció en silencio observando un punto fijo mientras pensaba; sin hacer ruido se levantó, no sin antes cubrir a Ryuu con unas frazadas; salió entonces de la tienda con los pies tan ligeros como una pluma, atento a los arbustos cercanos a su posición.

Si bien todo parecía tranquilo, Koushi seguía con la mirada fija en la vegetación que los rodeaba, el pequeño y casi inaudible sonido de una rama rompiéndose llamó su atención y por ello decidió vigilar el perímetro donde estaban acampando. Nishinoya roncaba abrazando por la espalda a Asahi, cuyo cabello se arremolinaba desordenado cubriéndole parte del rostro, dormía de costado con los brazos flexionados, como si se hubiese quedado dormido mirando su anillo; Sugawara miró de reojo la tienda de campaña de Azumane, "distrayéndose" a propósito comprobó que alguien los acechaba, pues apenas desvió la mirada escuchó el sonido de unas hojas agitándose.

Kai se cubrió la boca con las dos manos, controlando su respiración para no dejar que su ansiedad e histeria por estar a metros de un humano lo obligase a entrar en modo defensivo; Kuroo lo miraba molesto estando oculto detrás del tronco de un árbol, el poco control de Nobuyuki los estaba metiendo en problemas porque pisó una rama y seguramente eso había llamado la atención de Koushi, y por ello lo vieron fuera de la tienda. Yamamoto estaba arriba en una rama, escondiéndose entre las hojas sin mover un solo musculo; no era consciente de la soga que trepaba el árbol cual serpiente, arrastrándose sin ruido hasta su tobillo.

Kai y Tetsurou oyeron la exclamación de Tora al caer de la rama, siendo tirado por la cuerda hacia el claro donde Suga los esperaba de pie, sereno y frio; el grito despertó a Asahi y a Ryuunosuke, el sacerdote se giró y movió a Noya pidiéndole que se levantara porque oyó un ruido cerca; Tanaka se apoyó en su rodilla escuchando atentamente lo que pasaba, y tragando saliva por el nerviosismo de lo que podía significar. Salió veloz de la tienda empuñando su cuchillo y uniéndose a Koushi, que arrastraba a Taketora hacia ellos; el humano repasaba en voz baja la posible magia y la cantidad de personas que tenían a su alrededor, la de ese alfa sin duda era intensificación pues buscaba agarrar la cuerda de su tobillo con las manos.

De repente vio que una ráfaga de fuego se interponía entre la cuerda y Yamamoto, a la ecuación se sumaba un usuario de magia de emisión; Kuroo logró quemar la cuerda para liberar a su amigo, mas su ubicación quedó expuesta, teniendo que esquivar dando saltos hacia atrás las espadas que Sugawara hizo aparecer a su alrededor. Ryuu corrió hacia los arboles poniendo nervioso a Koushi por haberse alejado de su lado, el regenerador quería aprovechar la distracción de Tetsurou esquivando, para saltar impulsándose de árbol en árbol como un ágil gato, dispuesto a rebanarle la arteria carótida.

Sin embargo Nobuyuki reaccionó a tiempo sacando una columna hecha de tierra para detener la trayectoria de Tanaka, quien tuvo que echar el cuerpo hacia atrás e impulsarse con la propia columna para girar en el aire y volver a terreno seguro. Azumane y Yuu salieron de la tienda en el momento en que Suga usó una de sus cuerdas para atraer rápidamente a su propio novio junto a él; ya tenía identificados a los demonios que los estaban buscando, había un intensificador, un manipulador y un emisor, trabajando juntos se convertirían en un dolor de cabeza si no hacían algo.

Yamamoto frotó su tobillo con dolor y luego se reincorporó preparándose para contraatacar corriendo a una gran velocidad característica de los magos intensificadores, Asahi entró en estado de alerta y manejó el viento de forma ascendente para elevar un poco a Tora antes de que llegase hacia ellos y les diera un golpe que podría haberles quebrado los huesos. El demonio agitó las alas con fuerza para luchar contra la corriente de aire, mientras Kuroo atacaba con todo a Koushi creando una distracción para que Kai intentara acercarse a Ryuunosuke sin hacer ruido.

Mientras el sacerdote luchaba por mantener la corriente de aire para apartar a Taketora y sus mortales golpes, Nishinoya aprovechaba su distracción para rodear al demonio, dando un salto enorme hacia él para clavarle los dientes en el cuello; Yamamoto tuvo una rápida reacción, girándose bruscamente y pegando un manotazo que aventó a Noya contra el tronco de un árbol. Azumane gritó su nombre angustiado cuando lo vio azotarse la espalda en la madera, eso lo hizo perder un poco la concentración, por lo que veloz como un rayo Tora rodeó el área donde el humano concentraba su magia, listo para destrozarle la quijada a Asahi.

El sacerdote tuvo muy pocos segundos para defenderse, lo único que se le ocurrió fue levantar un montículo de tierra delante de su cuerpo; Noya se levantó regenerando sus huesos rotos, y miró como a unos metros de él, ese demonio daba un puñetazo a una barrera de tierra, destrozándola y creando un agujero en medio cuando planeaba herir a Azumane. Si bien logró dar un pequeño brinco hacia atrás, el sacerdote recibió la onda expansiva y la tierra desperdigada que se metió a sus ojos, cegándolo temporalmente.

Yuu corrió con toda su energía al verlo en peligro, mientras Tora atravesaba la barrera de tierra con su brutal fuerza y cogía la sotana de Asahi para levantarlo del piso; el demonio pensó por unos segundos en como planeaba matar a ese humano, podía reventar su cabeza contra el suelo, o podía tomarlo del cuello para estrangularlo hasta romperle los huesos. Se decantó por la segunda opción cuando tomó la garganta de Azumane, apretando por un segundo que disfrutó como nunca por su expresión de ahogamiento y el tono morado de su piel; un segundo más le hubiese bastado para romperle el cuello, mas tuvo de voltearse al percibir que alguien estaba a punto de abalanzarse sobre su espalda.

Yamamoto soltó al humano al darse la vuelta con el brazo extendido para volver a tirar a Nishinoya, sin embargo este al recibir el golpe de su codo en el estómago, se aferró con fuerzas clavando sus uñas, llevándose tiras de piel del brazo del demonio al dejarse caer saltando hacia atrás para pararse en sus manos. Taketora tocó su brazo encogiéndose con dolor por esa herida, parecía el rasguño de un tigre hambriento de los coliseos de regeneradores; para su mala suerte no debía darse el lujo de bajar la guardia, pues Yuu se movía casi tan rápido como él, saltando de un lado a otro tratando de morderlo y arañarlo mientras él le lanzaba manotazos descoordinados para quitárselo de encima; en el proceso adquirió más rasguños sangrantes y profundos.

Asahi estaba inconsciente en el suelo, más atrás se encontraba Sugawara interponiendo barreras de minerales para que el fuego insistente y frenético de Kuroo no le alcanzara, no era estúpido, porque sabía perfectamente que ese demonio quería mantenerlo ocupado mientras alguno de sus compañeros trataba de atrapar a su amado, cosa que él no permitiría. Koushi usó una técnica que le enseñó Ennoshita, si bien no tenía muy perfeccionado el uso de cadenas como él, si había aprendido a usar una muy delgada para alzarse velozmente hacia el cielo sin tener que usar su forma hibrida; con eso se elevó y dejó caer desde gran altura, calculando caer cerca de donde se encontraba Tanaka, que estaba defendiéndose del mago manipulador que falló al tratar de tomarlo por la espalda.

Ryuunosuke esquivaba los ataques de Nobuyuki saltando con agilidad cada vez que este buscaba hacer inestable la tierra donde ponía sus pies, y rodando cuando quería inmovilizarlo con el viento; por su culpa había poco espacio donde moverse, y poco tiempo para pensar en una manera de contraatacarlo. En los arboles tendría mayor ventaja, así que se movió hacia ellos para saltar de uno en uno impulsándose en los troncos, estando allí se dio la vuelta para mirar de frente a Kai, yendo hacia él colgándose de las ramas con el cuchillo entre los dientes.

El capitán lo esperó en una posición defensiva, creando columnas de tierra para detener a Ryuu, que al igual que todos los demás regeneradores, no se detenía cuando aparecían barreras, las usaba para impulsarse y las saltaba por encima de ser necesario, el entrenamiento que recibían los de su especie los hacia tener una resistencia y agilidad similar a la de los magos intensificadores, solo que a ellos si les costaba sangre sudor y lágrimas. Nobuyuki guardaba la calma a pesar de que un solo movimiento en falso le daría acceso a ese regenerador para clavarle la navaja en un punto vital.

No contaba con que Koushi caería del cielo como una flecha, usando una de sus cadenas para impulsarse jalando su propio cuerpo hacia arriba desde el estómago, para amortiguar la velocidad de su caída y posar los pies en la tierra; el demonio se paralizó con las pupilas contraídas y sudor frio en la sien, había un humano frente a él, a menos de dos metros. En ese momento no pensó en su misión, ni en sus códigos, porque cada vez que veía de cerca a un humano, su mente entraba en estado defensivo, como si pensara que si no atacaba sin medidas, ese humano le traería la muerte.

Kai destrozó la tierra a su alrededor tirando arboles cuyo ruido no solo podría atraer a otros humanos, sino que también llamaría la atención de otros grupos de cazarrecompensas que los siguieron de cerca cual buitres incluso cuando se metieron al último pueblo para interrogar a un mensajero, quien les dio el paradero más exacto de Sugawara; el capitán obligó a Suga a crear una plataforma de piedra que estaba suspendida en el aire, de otra forma él y Tanaka habrían caído al cráter formado por ese demonio. Rápidamente Suga se transformó en su forma hibrida y le pidió a su amado que subiera a sus espaldas, porque no podría mantener por mucho tiempo la plataforma por el gasto de energía que significaba; Ryuu asintió y se aferró a su cuello desde atrás, de esa forma pudieron salir volando en dirección al campamento, soportando a duras penas las ráfagas de viento que Nobuyuki, más calmado por la forma hibrida de Koushi, usaba para desestabilizarlos.

Kuroo se le unió, volando cerca de Sugawara y Ryuunosuke aprovechando que Kai ralentizaba su vuelo para atraparlos; por otro lado Yamamoto respiraba agitado y adolorido, con las manos apoyadas en las rodillas y sus ensangrentados brazos temblando, Nishinoya estaba de pie, tan cansado como él, pero provocándolo para que intentara volver a pelear. Asahi apretó los parpados y luego abrió lentamente sus ojos, su primera reacción fue sentarse y tocar su cuello marcado por las manos de otro alfa mucho más fuerte que él; vio entonces a Taketora y a Yuu a metros de su ubicación, se veían agotados, pero era el demonio quien tenía sangre en varias partes del cuerpo.

Decidió ponerse de pie para volver a defender a sus compañeros, aún le dolía mucho el cuello, pero estaba dispuesto a soportarlo para deshacerse de esa amenaza aunque fuese momentáneamente; miró al cielo y vio que Suga y Tanaka estaban en aprietos luchando contra el viento mientras Kuroo se les acercaba por detrás. Pensó rápidamente en una forma de ayudar, por lo que, sin que Yamamoto se diera cuenta, él abrió un agujero bajo sus pies, haciéndolo caer en un espacio pequeño donde no podía abrir las alas, pero si que podía apoyar sus brazos y piernas en las paredes del hoyo para sujetarse y no seguir cayendo.

Azumane le hizo una seña a Noya y ambos corrieron hacia los árboles, donde Kai desde el suelo controlaba el viento mientras Kuroo lanzaba bolas de fuego a Koushi y Ryuunosuke, para matar al humano y herir a Tanaka y así atraparlo en el aire; Sugawara usaba barreras de piedra, pero su energía iba decayendo y eso le empezaba a traer problemas con mantenerse en vuelo. El sacerdote desestabilizó a Tetsurou usando el viento, dejando así algo de espacio para que Suga y Ryuu continuaran su huida; Noya por su parte saltó por los arboles inclinados para impulsarse cuando Nobuyuki los vio y pretendió volar para no ser atacado.

El regenerador saltó hacia Kai y este usó su magia para crear una ráfaga que apartara a Nishinoya antes de que le diera un brutal mordisco, de esta forma perdió la concentración en el cielo y Koushi aceleró el vuelo para llevarse a su pareja a un lugar seguro; Noya se dejó caer al destrozado suelo de tierra y arboles caídos, y corrió detrás de Asahi, que retrocedía sin dejar de mantener a Kuroo a raya. Nobuyuki se elevó y recibió también las ráfagas del humano, las cuales se vio forzado a contrarrestar con su propio uso del viento para poder volar tras Suga; como Azumane se estaba ocupando de dos objetivos a la vez, sentía que su sphaeram disminuía, lo cual siempre significaba que tenía que cambiar de plan.

Sin embargo no se detuvo hasta que Sugawara le gritó a todo pulmón que lo siguiera; el sacerdote dio la vuelta y comenzó a correr maratónicamente en zig zag junto a Yuu, esquivando los trozos puntiagudos de hielo que Tetsurou les lanzaba desde arriba, mientras Kai ponía el viento a su favor para volar más rápido persiguiendo a Koushi y al regenerador que buscaba. Yamamoto seguía trepando en el estrecho agujero de tierra mientras Noya y Asahi corrían hacia su posición, y al verlo asomar la cabeza, el sacerdote tuvo que tomar una dura decisión para él y sus valores, moviendo una porción de tierra para arrastrar una roca que cubriera la salida de Taketora, justo en el momento en que Nishinoya le daba una patada en la mejilla para atontarlo y darle tiempo al humano para cubrir la entrada.

Por compasión Azumane no colocó una piedra demasiado grande, para que ese pobre demonio lograra apartarla con algo de esfuerzo, o eso quería creer, porque le dolía mucho la idea de ser el causante de la muerte de alguien; entonces siguieron corriendo con mayor velocidad esquivando el fuego y el hielo de Kuroo, a lo lejos Sugawara descendió delante de un risco, Nobuyuki también bajó y lo enfrentó diciéndole que ya no tenía a donde huir, y que sería mejor para él entregar al fugitivo. Sin embargo Koushi mantenía a Tanaka pegado a su cuerpo, rodeándole la cintura con un brazo mientras le sonreía seguro de sí mismo al capitán de los demonios, al estar en su forma hibrida Kai no sentía mucha ansiedad al mirarle, pero lo que si le estaba preocupando era que el humano se comportaba como si tuviera todo bajo control.

Entonces llegaron corriendo Asahi y Yuu, colocándose en posición de defensa junto a Suga y Ryuunosuke; Nobuyuki no se acobardó, en cambio evitó mirar a Azumane y esperó a que Tetsurou descendiese junto a él; Sugawara siguió sonriendo divertido por algo que solo él sabia, y era que por el norte se acercaba un grupo de demonios cazarrecompensas atraídos por el caos generado por el grupo "ventajoso", y por el sur se acercaban militares y magos humanos que venían a ver que había ocurrido en el bosque por la caída de árboles. Koushi les dijo algo por lo bajo a Asahi y los regeneradores, quienes asintieron nerviosos y se colocaron las capuchas de sus trajes al momento de que los grupos se encontraran; apenas aparecieron los humanos en la cima de esa montaña, Suga y sus compañeros comenzaron a correr hacia el este, algunos demonios solo pudieron ver de reojo como se alejaban sus presas, otros menos listos se preguntaron si ese era Sugawara Koushi, causando así que tanto ellos como el grupo de Kuroo perdieran la ventaja, quedando en igualdad de condiciones al saber por quien debían preguntar en los pueblos.

Yamamoto apareció detrás de todos esos grupos, agotado, ensangrentado y con las heridas cubiertas de tierra, viendo desde su posición el enfrentamiento entre todos los cazarrecompensas y los militares humanos, que tenían la ventaja por estar en terreno elevado. Tora estaba muy confundido, le sorprendió mucho ver aparecer a sus compañeros huyendo hacia el norte donde él estaba, y tomándolo del brazo para no ser partícipes de la posible masacre donde su competencia de cazarrecompensas podría menguar a la mitad.

Sugawara corría tomando el brazo de Tanaka para sacarlo de la zona de peligro, Noya hizo lo propio tomando la mano de Asahi, corriendo mucho más rápido que él, trayéndolo casi al arrastre y agachado; cuando se adentraron más en el bosque, Koushi los desvió en dirección al pueblito más cercano, disminuyendo la velocidad para no gastar las energías de todos sin razón. Al llegar allí vio a un hombre cargando con fardos de heno una carreta techada, se acercó a él sin la necesidad de presentarse, pues en todo sitio era reconocido; el tipo lo reverenció educadamente, y aceptó inseguro pero resignado la petición de Suga de llevarlos con su carga hasta otro pueblo.

De esa manera se instalaron entre los huecos de los cubos de heno, ocultos de sus persecutores; el sacerdote extendió su espalda de forma horizontal, exhausto por esa cantidad de movimiento a la cual no estaba acostumbrado, Nishinoya se acomodó de costado junto a él, mirándolo fijamente con sus sensuales y confidentes ojos rojos, que hicieron sonrojar a Azumane al recordar lo que habían hecho esa misma noche. Sugawara y Ryuunosuke estaban arrodillados frente a frente, tomando sus manos mientras se miraban resoplando por el cansancio, preocupados por haber visto demonios en territorio humano, pero a la vez aliviados por estar a salvo; no tenían que decirse nada, por primera vez luego de varios días volvían a mirarse tan cariñosos como antes, Tanaka tenía un potente tono rojizo en sus pálidas mejillas, eso volvía a reconfortar a Koushi, quien tomó confianza para acercar lentamente sus labios a los de su amado.

-¿Qué fue lo que pasó en el bosque? - los interrumpió el conductor sin mirar desde la parte delantera, ambos se soltaron avergonzados y se apartaron un poco.

-No lo sé, no estábamos ahí - mintió Suga, pero el hombre no se veía nada convencido.

-Creí que lo estaban, lo digo porque se veía como si estuviesen huyendo de algo - comentó el tipo, Asahi se sintió acongojado y quiso decirle la verdad, pero su amigo extendió una mano para indicarle que no abriera la boca - como sea, no es de mi incumbencia…

-Sugawara san me acompañó como guardaespaldas para ayudar a las comunidades vulnerables del norte - dijo Azumane para sacarlos de ese momento incomodo, después de todo, lo que decía no era una mentira, sin embargo Yuu sonrió ladino al verlo hacer algo que su iglesia podía considerar un pecado.

-¿En serio a eso vinieron?

-Sí, no creo que usted me conozca, pero soy Asahi Azumane, el sumo sacerdote de Akkad - se presentó, el señor miró hacia atrás e inclinó la cabeza en señal de respeto.

-¿Han ayudado a mucha gente?

-Hemos hecho lo posible, aunque me gustaría seguir apoyando a más familias - le respondió Asahi, el hombre echó un vistazo a los dos acompañantes de esas personas importantes.

-¿Quiénes son estos chicos? - preguntó el conductor, Azumane no podía mentir diciéndole que eran sus acólitos, así que Suga se le adelantó.

-Son otros guardaespaldas, los demás obispos de la ciudad insistieron en que Asahi fuese con la máxima protección posible - inventó Sugawara mientras el señor miraba detenidamente a los dos regeneradores encapuchados, enfocando la vista en la pálida y grisácea piel de ambos - tienen albinismo.

-Oh… lamento mucho eso - comentó el conductor, Noya y Tanaka respiraron con alivio.

-Está bien, con sus ropas no están tan expuestos al sol, además son muy eficientes - dijo Koushi tomando la mano de su pareja.

-Ya veo… creí que serían algunos de sus amantes - dijo el tipo con algo de prejuicio en su voz, Ryuu abrió los ojos escuchando atento al conductor, Suga en cambio reía nerviosamente.

-No diga cosas como esas, yo estoy completamente alejado de esa vida ahora - aclaró Sugawara, Ryuunosuke levantó una ceja algo desconfiado.

-Es bueno saber eso, he escuchado rumores sobre usted, supongo que solo fueron creados por gente chismosa.

-¿Qué rumores? - preguntó Tanaka mirando de reojo a su novio, Koushi tragó saliva nervioso y acorralado.

-Que es un rompecorazones, y otras cosas que sinceramente me parecen comentarios de muy mal gusto - explicó el hombre, Ryuu miró de reojo a Suga gruñendo bajo, su pareja solo rió nervioso rascándose la cabeza.

-Bueno, tal vez para los estándares de aquí no sea lo más apropiado, pero en otros sitios es normal que cuando alguien está libre pueda hacer una que otra cosa ¿Verdad? - se excusó Sugawara, Tanaka cambió su expresión dándole el beneficio de la duda.

-Supongo que tienes razón… - murmuró Ryuunosuke.

-Dios no juzgaría duramente a una persona como Suga, que por ley es y siempre será un espíritu libre, lo que realmente le importa a Aeternum son sus buenas acciones - le defendió Azumane ante el camuflado resentimiento del hombre que los llevaba en su carreta.

-¿Por ley? - cuestionó Ryuu, Koushi quiso pegarle con el codo a Asahi por meter la pata.

-No es nada… se refiere a que todos somos libres por ley, no te preocupes - le susurró Sugawara tomando su mano, luego miró al conductor para dirigirle la palabra - nos bajaremos en el próximo pueblo, muchas gracias por su hospitalidad.

Al atardecer Kuroo y Kai ayudaban a caminar a Yamamoto en dirección al sur, a partir de ese punto tendrían que estar mucho más cerca de los pueblos para no perder el rastro de Suga; Tora no se veía muy bien, luego de huir con sus amigos se lavó las heridas cubiertas de tierra en un arroyo, sin embargo eso no detuvo el sangrado hasta que se coaguló luego de varios minutos, y no lo protegió de la exposición a microorganismos que iban infectando los profundos arañazos. Nobuyuki lo recostó junto a un árbol y buscó algo en su equipaje, las vendas que llevaban no alcanzaron para cubrir todo su cuerpo, y no tenían muchas medicinas; la opción que tenían era ir al pueblo para robar píldoras y ungüentos antibacterianos.

-Kuroo, ve esta noche y consigue medicinas y alimentos, nos quedamos cortos con todas nuestras provisiones - le ordenó Kai, Tetsurou se cruzó de brazos irritado.

-¿No crees que eso del líder ya se te está subiendo? - espetó Kuroo, Nobuyuki se puso de pie con firmeza para afrontar sus palabras - ¿Quién respiraba como un loco y pisó una rama solo por estar cerca de Sugawara? Efectivamente, tú. ¿Quién destrozó los arboles del perímetro llamando la atención de todos a su alrededor? Tú. Si vas a ser el pacifista de este grupo, al menos aprende a controlar esa mierda en vez de hacer ojos ciegos de tus errores.

-¡No niego mis errores! - protestó Kai molesto y avergonzado - sé que me equivoqué, juro que no volverá a ocurrir… no sé qué me pasa… - decía todavía más nervioso y triste, tocándose un brazo.

-Que los humanos te tienen traumado, eso te pasa - dijo Kuroo sin consideración, el capitán apretó su brazo con impotencia.

-Aprenderé a controlarlo, lo juro - le respondió arrepentido, actuando como si fuera de un rango inferior al de Tetsurou, Yamamoto los miraba con fastidio.

-¿Para qué aceptaste venir en primer lugar?... Si sabes que no puedes tolerar la presencia de un humano, ir a sus tierras es algo muy estúpido viniendo de ti... - comentó Taketora quejándose de dolor, tenía los ojos cristalinos y rojez en el rostro, signos de que empezaba a tener fiebre.

-Entiendo que no lo puedas controlar, pero si no haces el intento, temo que puedas causarnos retrasos - agregó Kuroo, Nobuyuki retomó la firmeza cuando le escuchó.

-Si insinúas que quieres que me marche, no les daré ese gusto, sin mi quien sabe que estupideces le harían a civiles inocentes - pronunció Kai serio y orgulloso, Yamamoto y Tetsurou le miraron como si estuviera diciendo que era un traidor.

-¿"Civiles inocentes"? ¿Así describes a los que te dejaron como un puto traumado? - gruñó Tora, Kuroo caminaba hacia su capitán casi de forma amenazante.

-Decídete. ¿Eres un pacifista? ¿O en el fondo los odias tanto como nosotros? - Kuroo susurraba sus palabras acercándose tensamente a Nobuyuki, que retrocedía con cada paso que él daba, intentando verse superior en rango pero fallando al notarse nervioso.

-Por órdenes de la reina, y por sentido común, no volveré a atacar a un humano. Y ustedes deberían plantearse lo mismo - dijo Kai severamente, Tetsurou lo acorraló contra un árbol golpeando la corteza con su puño.

-Mataron a los tuyos, mataron a mi padre, y a los de Kenma… - susurraba Kuroo lleno de odio, Nobuyuki lo miraba a los ojos sin miedo, pero sus manos temblaban - lo mutilaron vivo solo por diversión… si fuera tú me lo pensaría mejor antes de llamar "sentido común" a ser un pacifista de mierda.

-Fueron los soldados quienes hicieron esas cosas, no puedes pretender que civiles comunes y corrientes sean de la misma calaña - replicó Kai, solo para que las pupilas de Tetsurou se hicieran más pequeñas por la ira - además, si no somos hostiles con los humanos, nuestra gente estará a salvo, podrán tener al fin una vida tranquila, porque no se trata de defender a los humanos, se trata de lo mejor para nuestro pueblo.

-Básicamente solo decidiste venir para jodernos a mí y a Yamamoto - insistía el teniente sin apaciguar su rabia, Taketora se recostó completamente con el brazo sobre su frente hirviendo.

-Kuroo… no todo en esta vida se divide en aliados o enemigos, no soy tu enemigo, no busco perjudicarte a ti ni a nadie, solo quiero evitar que hagas una locura - le explicó Nobuyuki antes de que Kuroo agarrase sus ropas levantándolo violentamente.

-No puedes ni controlarte a ti mismo, y piensas controlarnos a nosotros - Kai no podía reconocer a su amigo, actuaba como si fuese a matarlo si no coincidía con su visión de la guerra con los humanos, hasta el mismo Tora se sintió asustado de su actitud.

-Kuroo, suéltalo - le pidió Yamamoto, Tetsurou se giró a verlo y dejó de agarrar las ropas de su capitán, analizando seriamente el estado de Taketora.

-Tengo que ir por medicinas para Tora, pero no te prometo dejar vivos a los humanos con quienes me cruce - murmuró Kuroo sin brillo en los ojos, Nobuyuki pareció entrar en pánico, y tomó su brazo para no dejarlo ir.

-¡No te lo permitiré! - exclamó Kai, el teniente volvió a echarle una mirada iracunda, dispuesto a proseguir con la pelea.

-Ya basta por favor… - les suplicó Yamamoto abrazándose a sí mismo, sus heridas se sentían tan calientes como su frente; a unos metros escucharon las ramas de un arbusto agitándose, Tetsurou y Nobuyuki se giraron en seco y miraron una figura encapuchada, sus ropas eran completamente negras, con aplicaciones de cuero, entre ellas unos guantes, pudieron olerlo, era un alfa como ellos. La persona en cuestión se acercó lentamente mientras Kuroo hacía aparecer llamas de fuego formando un circulo a su alrededor.

-¡Quieto ahí! - le advirtió el teniente, Kai sudaba, había apartado los ojos para no ver a ese tipo, pues conocía a su mente y lo desequilibrada que se volvía en presencia de un humano; el hombre levantó las manos andando más lento, luego llevó una a su bolsillo, retirando una bolsa de tela.

-¿Qué es lo que deseas? - preguntó Nobuyuki evitando mirarlo, su cuerpo temblaba lleno de ansiedad.

-Tengo medicamentos contra las infecciones y la fiebre - aclaró la voz del desconocido, el capitán cerró los ojos y respiró profundamente para calmarse, casi con ganas de chillar.

-Te lo agradeceríamos mucho… - susurró Kai, Taketora y Tetsurou se miraron atónitos.

-Habla por ti mismo, nunca aceptaría medicina de un humano… - se quejó Yamamoto adolorido, Kuroo fijó sus ojos en el encapuchado de forma amenazante.

-Será mejor que te largues en tres segundos, humano - amenazó el teniente intensificando el fuego a su alrededor, de pronto escuchó una incrédula risa de parte de ese tipo.

-¿Humano? - cuestionó el desconocido, posteriormente llevó sus manos hacia la capucha de su capa, dejándola caer hacia atrás. Los soldados no daban crédito a lo que veían, se esperaban que se tratase de un humano intentando burlarse de ellos, o un demonio que al igual que Kenma tuviera los cuernos cercenados; mas lo que había frente a ellos era una criatura con cuernos muy pequeños, la nariz ancha, la barba perfectamente recortada y el cabello tan corto como el de Nobuyuki, rojizo, y con una piel grisácea, pero de tonos muchísimo más oscuros en comparación a otros regeneradores.

-¿Pero qué carajos…? - pronunció Tora desconcertado, el regenerador lanzó la bolsa hacia las manos de Kai y luego dio la vuelta.

-Ahí tienen, pero ni se les ocurra acercarse a los poblados, solo traerían más problemas innecesarios - les advirtió el hombre sin mirarlos mientras se alejaba.

-¡Alto ahí! - ordenó Kuroo, pero el regenerador no se detuvo ante sus palabras; nunca en sus vidas habían visto a alguien de su especie libre, caminando como si nada por tierras humanas, o tal vez estaban en un error y ese tipo solo se encontraba allí acompañando a su amo, sin embargo no detectaron a nadie más cerca del perímetro.

-¿Tu también estás buscando la recompensa? - le preguntó el capitán al darse cuenta de que el regenerador llevaba un cartel de búsqueda en su bolsillo.

-Exactamente - respondió el tipo sin agregar más detalles, Nobuyuki y Tetsurou se miraron preocupados, estaban ante el nuevo aventajado de la competencia, con sus diminutos cuernos esa persona podía camuflarse fácilmente en los pueblos, donde Sugawara y sus presas viajarían para evitar persecuciones.

-¿Cuál es tu nombre? - le preguntó Kuroo mientras el regenerador se iba, mas este se detuvo y giro la cabeza por solo un momento para contestar a su pregunta.

-Aran Ojiro - respondió el regenerador, Tetsurou se acercó a él con mayor humildad, algo que jamás hacía con los de su especie; Aran le observó venir hacia él, con recelo y una mano cerca de su puñal para defenderse.

-Disculpa, pero estoy buscando a mi hermano - le comentó el soldado, el regenerador dio un cuarto de vuelta, con desconfianza pero mayor interés, Kuroo notó su cambio de actitud y por eso prosiguió - tiene los cuernos cortados así que puede camuflarse como tú en los pueblos, camina con ayuda de un bastón de madera, le tallé unas orejas de gato; sus ojos son… - decía el teniente, usualmente confundía el color de ojos de nacimiento de su hermano, con su nueva apariencia - sus ojos son de color dorado, su cabello también, siempre viste túnicas con capucha para tapar sus cuernos.

-Ya veo… - murmuró Ojiro pensativo, teniendo que darle malas noticias a Tetsurou - no he visto a alguien con esa descripción, pero cuando pase por los pueblos, puedo preguntar si alguien lo ha visto.

-Te lo agradecería mucho… - Kuroo inclinó la cabeza en señal de gratitud, Aran lo miró seriamente y volvió a dar la vuelta para largarse sin decir más.

Por la noche Suga y su grupo acamparon a sólo metros de un puesto de vigilancia del pueblo, en caso de una emergencia no tendrían que preocuparse por la proximidad con los refuerzos. Koushi salió de la tienda de campaña luego de ordenar bien la "cama" de frazadas que compartía con su amado; no le pareció raro no ver a Nishinoya y a Asahi cerca, era evidente que algo se traían entre manos, pero no le parecía lo más inteligente alejarse de esa zona segura solo porque no resistían sus impulsos.

El lugar en el que se encontraban era un risco con algunos árboles hacia los lados, los bosques empezaban a ser menos frondosos al estar en la región de los valles, por lo que era más preocupante que Yuu y Azumane estuvieran divirtiéndose entre los árboles delgados donde los cazarrecompensas podían encontrarlos. No obstante Sugawara tenía una preocupación aún mayor, pues mientras arreglaba la tienda, Ryuunosuke se acercaba lentamente a la orilla de la ladera, mirando cuesta abajo pensativo y ansioso, como si algo en esa caída libre le atrajera.

Rápidamente Suga se levantó y fue corriendo hacia él sin que pudiese oírlo, su amado se veía perdido en sus pensamientos e ideas poco razonables, pero en vez de gritarle para que dejara de mirar al vacío, Koushi tomó con suavidad su mano. Ambos se miraron, Tanaka no dijo nada, solo se mostró completamente avergonzado y confundido mientras el humano lo guiaba con él sin dejar de mirarlo a la cara con comprensión, dulzura y melancolía, alejándolo del risco.

-Por favor, no te acerques tanto allí, no quiero que te pase nada malo… - le pidió Sugawara tomando sus manos y frotándolas para darles calor, Ryuu seguía perdido y confuso, mirando a su alrededor como si no entendiera porque seguía estando allí, vivo.

-Yo… - murmuró el regenerador, entonces miró sus manos, Koushi las sostenía con tanta ternura, pero por alguna razón, le costó demasiado sentir la calidez - a veces pienso… no, te vas a reír de mí, o pensarás que enloquecí.

-No pensaré eso, puedes decirme lo que piensas - el humano levantó un poco las manos de su amado para besar sus dedos pálidos de largas uñas, Tanaka lo sentía lejano aunque Suga pusiera todo su corazón en ese suave beso; lentamente el regenerador apartó sus manos, Sugawara las dejó ir para darle su merecido espacio.

-A veces pienso que no me dolería caer - le explicó mirando sus manos abiertas, él movía sus dedos, las empuñaba y volvía a abrirlas, pero seguía sintiéndolas ajenas - porque, a veces siento que este cuerpo no es mío, ni tampoco de alguien más… es estúpido.

-¿A qué te refieres? - preguntó Koushi acercando sus manos cautelosamente para colocarlas en su espalda.

-Si alguien me hace daño en este estado, mi cuerpo no dolerá porque… es como si mi mente se separara de él - trataba de explicarse, al humano le llamó la atención como pasaron de hablar de caer por un risco, a ser lastimados por otras personas.

-Entiendo… - susurró Suga, luego llevó una mano a su bolsillo y retiró el frasco que Tanaka a veces llevaba consigo - ¿Tiene que ver con esta medicina?

-¿De dónde la sacaste? ¡Devuélvemela! - Ryuunosuke se alteró, pero Sugawara mantuvo la calma y le entregó el frasco, cuyas píldoras habían sido repuestas por él mismo.

-¿Fuiste a un médico para que te las recetara? Porque esas necesitan prescripción médica - dijo Koushi, su pareja se tocó la cabeza y apretó sus ojos encogiéndose levemente, el humano estaba removiendo recuerdos que quería borrar de su mente.

-Si… fui a un médico hace años…

-¿Hay atención psicológica para los regeneradores?

-No… El que me llevó a verlo fue… - decía Tanaka encogiéndose como si cada palabra le diera un fuerte dolor en la base del abdomen, Suga tomó sus manos y las apretó para darle fuerzas - la misma persona que… me dañó.

-¿Por qué haría eso? - preguntó Sugawara con desconcierto, Ryuu apretó más los parpados, pero no pudo detener las lágrimas que salían por los costados de sus ojos.

-Porque empezaba a notarse mucho… - dijo con la voz rota, de pronto su cuerpo empezó a temblar y sus rodillas se flexionaron poco a poco hasta que se agachó, Koushi se arrodilló a su lado muy asustado - ni él… ni yo… no queríamos que nadie más lo notara…

-Tanaka… - susurró Suga a su lado, dándole espacio para calmar el inminente ataque de pánico - respira profundamente… todo estará bien… a partir de ahora todo estará bien… - pronunciaba mientras su amado chillaba y lloraba agarrándose la cabeza, temblando y sudando frío.

-No… no… - Ryuunosuke lloraba con desasosiego, negándose a algo que Sugawara no comprendía - no quiero…

-Estás a salvo ahora, yo estoy aquí, no te dejaré solo - repetía el humano, esperando con los ojos llorosos a que su amado se calmase; luego de un rato Ryuu se detuvo, y se dejó caer hacia atrás, recostado en el pasto con la mirada perdida - perdóname…

-Sugawara san… ¿Por qué te disculpas? - le preguntó el regenerador con un hilo de voz, Koushi le tomó la mano, respirando profundamente para contener su propio llanto.

-Yo provoque esto…

-Hubiera pasado con cualquier cosa… En cualquier momento… - trató de alentarlo su amado, mirando las primeras estrellas apareciendo en la gradiente anaranjada y azul del cielo - todos los días me duele - dijo apuntando su pecho y después la parte baja de su vientre - aquí, y aquí también…

-Eres tan fuerte…

-No lo soy, si fuera fuerte, no me dolería - dijo Ryuunosuke casi con rencor contra sí mismo - si fuera fuerte, no dolería, pero aunque trate, no puedo regenerarme aquí y aquí, y no sé por qué…

-Porque ese dolor no está en tu cuerpo - respondió Suga apuntando la frente de Tanaka, y luego la parte izquierda de su pecho - tu dolor está aquí… y aquí.

-¿Cómo puedo curarme? Quisiera que ese dolor fuera en mi cuerpo, porque así podría controlarlo…

-No puedes hacerlo tú solo… y mi amor tampoco puede - admitió el humano para desesperanza de Ryuu - cuando lleguemos a la tierra de los ángeles, te buscaré el mejor médico en Menvra que se encargue de estos casos, con eso podrás sanar.

-Creí que iríamos a la tierra de los nefilim…

-Lo haremos, y una vez allí, tomaremos un barco para llegar hasta ese lugar.

-¿No me llevarás con tu rey? - preguntó Tanaka ingenuamente, Koushi se sintió ofendido por la pregunta.

-No ¿Qué te hace pensar eso?

-No lo sé… lo siento… - se disculpó el regenerador, Sugawara llevó cuidadosamente sus manos detrás de la espalda y la cabeza de su pareja, para levantarlo y sentarlo en sus piernas, arrullándolo tiernamente.

-Todo está bien - pronunció abrazándolo con calidez, los ojos de Ryuu se llenaron de lágrimas, y sollozó tan afligido que el humano volvió a tomar aire para no llorar también - llora todo lo que quieras… yo te cuidaré…

-Cuando me abrazas… - murmuró el regenerador, Suga le prestó atención - cuando lo haces, vuelvo a sentir mi cuerpo, y… duele…

-Lo siento ¿Quieres que deje de hacerlo?

-No, quiero que sigas - respondió Tanaka frunciendo el ceño, Koushi rió de ternura y continuó abrazándolo con más afecto y dulzura.

-Estoy tan enamorado de ti… - pronunció Sugawara, su amado mantuvo su expresión seria.

-¿Por qué?

-Ya tuvimos esta conversación.

-Y sigo preguntándome lo mismo. No tengo nada bueno, ni atractivo, solo soy una carga para ti, y… no puedo hacer…

-No me importa si no quieres que tengamos sexo, eso me trae sin cuidado.

-Pero… las demás parejas lo hacen, como Noya y Asahi…

-Que otras personas lo hagan no significa que tú y yo tengamos que hacerlo, si no estás listo, si sientes miedo, no te obligaré nunca a hacer algo que te lastime - le aseguró Sugawara mirándolo seriamente a los ojos, Ryuunosuke agachó la mirada con inseguridad.

-Pero… - murmuró Ryuu antes de que Koushi chocase su frente contra la suya - ¡Oye!

-No pienses en eso, piensa en algo que te guste - le recomendó el humano, Tanaka movió los ojos, mirándolo y luego apartando la vista abochornado.

-Sugawara san…

-¿Si?

-Creo que… también te amo…

-Ya lo sabía… - susurró Suga, los ojos del regenerador volvieron a brillar con angustia.

-Quiero quedarme contigo, no quiero volver, en serio no quiero volver allá… - decía Tanaka como si estuviese suplicándole que no lo dejara ir.

-Ya estás conmigo, y no te dejaré volver a ese reino, te llevaré al lugar más seguro de este mundo… Lo prometo, mi amor - Koushi y Ryuu se miraron a los ojos, hacía mucho que no se besaban, era el momento perfecto para volver a sentir sus labios; para Ryuunosuke experimentar los besos de ese humano era lo más suave y placentero que había sentido en toda su vida, sin embargo cuando Sugawara bajó con lentitud sus labios hasta el cuello de su amado, este involuntariamente sintió miedo.

-No por favor… - le pidió el regenerador escondiendo su cuello, Suga lo abrazó con más intensidad, arrepentido.

-Lo siento mucho… los próximos solo serán en los labios ¿Está bien? - le preguntó tratándolo con delicadeza, Tanaka asintió y relajó su cuerpo a la par que Koushi lo sostenía amorosamente, echando su cuerpo hacia atrás para besarlo una vez más.

Los arboles menos frondosos y juntos que en los bosques del norte no eran suficiente para cubrir la escena que se estaba viviendo en medio de la noche, no obstante la pareja que resoplaba con pasión en un claro confiaba en que la oscuridad los escondería de cualquier persona, o que estas respetarían su momento y los dejarían seguir con sus cosas tranquilamente. Asahi estaba recostado sobre el verde pasto, respirando agitado y gimiendo mientras pronunciaba el nombre de su amante lujuriosamente; la tela de su sotana se arrugó, él mismo la había abierto para enseñar sin pudor su pecho carnoso, con los pezones levantados y la piel de gallina.

Sus piernas estaban abiertas y flexionadas, al iniciar la noche levantó la tela inferior para mostrar la desnudez de sus caderas, mientras observaba a Noya con la cabeza ladeada y los ojos brillantes, enseñándole sumisamente como agarraba su propia polla y giraba sus propias tetillas en esa posición. Yuu veía con atención ese espectáculo estando sentado en una roca como el verdadero soberano de Azumane, no era el rey, ni el mismo Aeternum el que tenía poder sobre su cuerpo, era él, por eso se masturbaba desde su "trono" sonriéndole satisfecho y sensual, diciéndole con la mirada que se sentía orgulloso de su desinhibición.

Entonces Nishinoya se inclinó hacia adelante para decirle que quería intentar algo distinto, y más divertido; el sacerdote se detuvo, percibiendo con una expresión de placer los espasmos en su pene. Noya se levantó y lo rodeó analizando su cuerpo, Oikawa y Kiyoko tenían algunas obras de arte en su castillo, pero ninguna como la que estaba viendo, porque si bien Asahi le gustaba de distintas maneras, por su forma de ser y su inocencia, no podía negar que lo que más lo volvía loco era su cuerpo alto y fibroso, sus pectorales y su culo de buen tamaño, su cabello largo y alborotado coronando su pecaminosa apariencia, con la sotana puesta pero enseñando hasta el rincón más intimo; eso lo volvía el protagonista de sus fantasías más lascivas.

Luego de un rato caminando a su alrededor mientras se masturbaba, Yuu se arrodilló entre las piernas del humano, mirando fijamente su zona genital, Azumane tembló avergonzado, pero abrió más los muslos para dejarle ver con más detalle; Nishinoya sonrió con perversión, y le sugirió que colocara un dedo allí adentro para ver que ocurría. El sacerdote reflexionó sobre esa posibilidad, si masturbarse no contaba cómo perder la virginidad, tal vez hacerlo analmente tampoco lo pondría en riesgo; así que se volteó para enseñar y abrir toda su retaguardia, y con mucho cuidado acercó una mano por debajo de su cuerpo, mirando el anillo de su otra mano, atento a él mientras metía suavemente un dedo en su recto.

Le sorprendió que no ocurriera nada distinto con su anillo al momento de poner sus dedos allí, pero eso una vez más no lo tranquilizaba; pausadamente empezó a meter más profundo sus dedos, Noya lo guiaba diciéndole que intentase tocar en dirección a su ombligo, en un principio la perspectiva confundió a Asahi, por lo que rozó con algo de dolor la pared interna que estaba hacia su espalda. Pero al mover los dedos hacia la parte delantera de su cuerpo, se estremeció al entender porque el regenerador le pidió que tocara allí, había un punto tan placentero que lo hizo gemir alto al primer contacto, Yuu rió en voz baja y continuó masturbándose como un salvaje mirando de cerca como Azumane se daba placer.

En un momento Nishinoya apartó la mano del sacerdote suavemente, y le sugirió dejarlo continuar a él, Azumane se asustó y le pidió que no lo hiciera, porque quizá si alguien más le metía los dedos, eso podría contar como perder la virginidad; Noya lo convenció de intentarlo cuando le aseguró que se detendría si la piedra de la verdad mostraba un comportamiento inusual. El humano vigilaba su anillo mientras Yuu giraba su dedo tocando la circunferencia de su ano, todo seguía igual, por lo que le permitió introducir un dedo de forma lenta, sin dejar de ver con decepción, confusión y alivio que nada cambiaba mientras el regenerador se metía en su interior.

Nishinoya le preguntó si podía seguir, él seguía mirando el anillo sin poder creer que ninguna de las cosas inmorales que estaba haciendo lograban romperlo; luego suspiró y asintió con su cabeza, dándole su permiso a Noya para meter más dedos. Su amante lo hizo de forma más enérgica que él mismo, usando tres de sus dedos para follarlo una y otra vez, mientras él se removía como nunca, susurrando el nombre de Yuu con su voz aguda y ardiente; todo era tan sensual y delicioso que repitió varias veces las palabras "te amo Noya".

El regenerador se detuvo sin previo aviso, y tomó las piernas del sacerdote para voltearlo, dejándolo una vez más con la espalda apoyada en el pastizal y las piernas abiertas; lo miraba a los ojos de forma intensa, sudando más feromonas que derretían a Asahi, entonces le pidió que repitiera lo que acababa de decir. Azumane estaba algo confuso, pero luego de unos segundos comprendió que tenía que decir otra vez que lo amaba; al hacerlo Nishinoya volvió a meterle los dedos, pidiéndole que siguiera diciéndolo, que lo gritara de ser necesario, él lo hizo, exclamando que lo amaba apasionadamente como a ningún otro hombre en su vida.

Yuu sonrió, era una sonrisa genuina sin perversión, escucharlo decirle algo así lo llenaba de esperanzas de que su relación llegaría al puerto al cual él quería llegar; luego de fantasear despierto por un rato, volvió a la acción, metiéndose de un bocado la verga de Asahi en la boca sin dejar de penetrarlo con los dedos. El sacerdote se arqueó gimiendo angustiado, rendido a los placeres de la lujuria, pidiendo más y más sin medir sus sucias palabras; Noya hacía contacto visual con sus intensos iris rojos observando desde su posición los pechos de su amante proyectándose al cielo nocturno, ya no había duda de que era todo suyo.

Siguió chupando con fuerza y tocándole la próstata desde adentro por largos minutos en los que Azumane agitaba la cabeza con un brazo tapándole la vista, todo mientras gemía desesperado diciéndole a Nishinoya que era su hombre, su único y amado hombre. El regenerador apartó la cabeza y gateó por sobre Asahi, para así poder besarlo desesperadamente mientras agarraba y movía en círculos sus pectorales, sonriendo durante el beso y pellizcándole los pezones en intervalos que solo aumentaban el calor y las cosquillas en los genitales del humano.

De pronto Yuu se levantó con las piernas algo abiertas y las caderas hacia adelante, enseñando su enorme erección, pronunciando con su voz demandante y pervertida que ese era el resultado de lo que Azumane provocaba en él; su amante se arrodilló, mirando con libido el grueso y venoso pene de Noya, que tenía el glande rojo, como si emanara calor. El humano se mordió el dedo índice, saboreando la imagen de esa polla tan apetitosa a la vista, después gateó para arrodillarse justo frente a la entrepierna de Nishinoya, tocó sus muslos con las dos manos, y abrió la boca para meter la verga de su amante hasta su paladar sin siquiera preocuparse por el anillo.

El regenerador se mordió el labio inferior y acarició la mejilla de Asahi mientras este hacía ruidos de placer chupando y moviendo la cabeza; las venas de Yuu se rozaban en su lengua inquieta y mojada, Noya estaba tan caliente que agarró los largos cabellos de su amante, llevando las caderas de adelante hacia atrás sin compasión, con tal rapidez que sus bolas chocaban contra la pequeña barba al centro del mentón de Azumane. El humano lejos de asustarse o ahogarse con el brusco movimiento, contuvo la respiración y siguió haciendo sus sonidos lascivos, disfrutando del pene que le estaba follando hasta la garganta.

Dios había creado el sexo para continuar con la vida en el mundo, lo normal habría sido recibir la semilla en su interior para engendrar a un hijo de Nishinoya en su vientre; pero él estaba haciendo algo antinatural, con una polla en su boca, casi lista para soltar el líquido de la vida en su lengua, solo para acabar siendo escupido, o tragado. Y aun sabiendo esto, Asahi disfrutaba el sabor y la textura del pene de Yuu como si fuese lo único que pudiese llenarlo, era la sensación más hereje, pero la adoraba tanto y le causaba tanto más morbo de solo pensarlo, que terminó gritando al llegar a un orgasmo sin estimulación.

La verga del sacerdote soltaba chorro tras otro, él abrazaba las piernas de Noya con la mejilla apoyada en su pene, bufando y gimiendo por seguir experimentando múltiples orgasmos. Nishinoya sonrió perverso y tocó su mejilla, incitándolo para que lo observara a los ojos, Azumane entreabrió la boca, con su mismo rostro excitado y dócil de siempre.

-Te estás corriendo solo, Asahi - comentó Yuu tomando el tronco de su polla para moverla recorriendo el contorno de los labios del sacerdote con su glande.

-Dios mío… - susurró el humano siendo blasfemo una vez más, derramando también un par de lágrimas al soltar las últimas gotas de semen.

-Aún no me vengo ¿Qué piensas hacer al respecto? - preguntó Noya golpeando suavemente los labios de Azumane con su pene, el sacerdote sacó la lengua y dio una gran lamida desde los testículos hasta la punta, rozando su uña sobre las venas de la polla.

-Nishinoya… tu polla es deliciosa… - pronunció Asahi saboreándola con su lengua sin meterla dentro de su boca, Yuu sonrió pervertido y sintiendo que pronto explotaría.

-¿Me quieres comer la polla? Quiero verte hacerlo - lo tentó el regenerador, Azumane cerró los ojos y abrió la boca esperando recibirlo, pero Nishinoya la colocó de manera horizontal entre los labios del humano, moviéndose para sentir la lengua de su amante por el costado de su pene.

-Noya… mi amor… me haces arder, siento que me quemo cuando me tocas, es como un sueño… - Asahi cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, la verga del regenerador estaba apoyada sobre sus labios y el costado de su nariz mientras él depositaba besos de pasión en la base y el escroto.

-Tu también, eres tan ardiente, quiero follarte la boca hasta morir - le dijo volviendo a agarrarle el cabello con una sola mano, Azumane tomó aire y abrió la boca, dejando que Yuu le metiera la polla, moviéndose otra vez de forma bestial hasta el fondo de la garganta - me voy a correr… me voy a correr… - repetía Nishinoya, el sacerdote permaneció tranquilo y sin respirar, volviendo su boca un recipiente para el semen de Noya - me corro... ¡Me corro! - gritó Yuu echando su cabeza hacia atrás y las caderas adelante, soltando una gran cantidad de semen espeso y grueso en la garganta del humano, sacando de a poco su pene hasta dejarle otro chorro de su corrida en la punta de la lengua.

-Noya… - susurró Asahi con la boca abierta, enseñando la eyaculación del regenerador en su lengua; Nishinoya se masturbo más y Azumane estiró los labios, recibiendo la última corrida en sus labios mientras Yuu reía de placer.

-Así que… Asahi ¿Qué te pareció? ¿Te gusta recibir mi lefa en tu boca? - le preguntó moviendo su verga para salpicarle la cara.

-Me encanta… - respondió el sacerdote apoyándose contra el pene de Yuu al contemplarlo - lo amo… aunque esté mal, lo amo tanto…

-No digas que está mal, si amas algo, dudo que esté mal - lo contradijo Noya acariciándole la mejilla - amas mi corrida ¿A que sabe, Asahi? ¿Podrías decírmelo?

-A pecado… - susurro el humano algo melancólico, pero Nishinoya no pudo evitar reír a carcajadas, tocando sus labios con el pulgar.

-Bueno, pues parece que te encanta el pecado ¿Verdad mi amor? - se burló el regenerador, Azumane tenía la mejilla apoyada contra el glande, mirando hacia arriba a Yuu con los ojos brillantes, pero angustiados; luego de un rato haciendo contacto visual, Asahi se apartó un poco, mirando su anillo con dolor y desconcierto.

-No puedo entenderlo… hemos hecho cosas tan… inmorales… ¿Por qué sigue intacto? - se preguntaba Azumane, Noya se enserió al notarlo tan afectado por su contrato.

-Yo que sé, lo importante es que no te está atando a vivir sin placer, lo cual se agradece.

-Pero… soy un pecador… no debería ser considerado "virgen", no entiendo porque no se ha roto…

-También lo he pensado ¿Por qué no se rompe después de haberte hecho mío? Al final llegue a la conclusión más lógica.

-¿Cuál es esa conclusión? - preguntó Asahi con curiosidad, seguía arrodillado frente a la entrepierna de su amante, pero el pene de Nishinoya ya estaba flácido.

-Que la virginidad no existe.

-¿No…?

-Si no la puedes ver, ni tocar, ni romper, entonces no existe, ya sabes, igual que los dioses - comentó Yuu blasfemando, cosa que hacía enojar a Azumane.

-Que tú no puedas sentir a Aeternum ni seas capaz de aceptarlo en tu vida, no significa que no exista.

-Seguro… ¿Y la virginidad? ¿Tú puedes sentirla? Porque te he visto hasta el alma.

-No… no puedo sentirla… por eso estoy preocupado, porque no he tenido control y no he sufrido las consecuencias de mis actos…

-Porque no hay consecuencias - insistía Nishinoya, Asahi se levantó serio y se arregló la ropa.

-Como sea, creo que ya es hora de volver al campamento - dijo el sacerdote acomodando su cabello, se le notaba algo molesto con su amante.

-Oye… - le llamó Yuu, pero Azumane se negó a mirarlo hasta que Noya le tomó un brazo para detenerlo - ¡Asahi!

-¿Qué quieres? - preguntó el humano con fastidio, el regenerador tiró de su brazo para lograr que se agachara un poco, y así poder darle un profundo beso antes de volver.

-Te amo, Asahi - le dijo con firmeza, Azumane agachó la mirada con las mejillas rojas, por su religión no era capaz de mentir, ni siquiera estando enojado.

-Y yo a ti…

Días y noches pasaron sin detenerse sobre caballos alquilados, Sugawara y sus amigos se instalaron en el último gran pueblo antes de llegar a la zona tropical del reino, a Asahi le resultaba muy sospechoso que Suga, al igual que los regeneradores, usara capuchas para ocultar su identidad, ya estaban en una zona poco hostil con los miembros de la realeza, lo normal en ese tipo de lugares era admirar al "cuervo albino" por sus novelescas historias de espionaje y batallas ganadas con ingenio, usualmente Koushi se dejaba halagar y consentir por la gente, cosa que solo hacía más extraña su decisión de no querer llamar la atención. Esa noche Sugawara les pidió a todos que se arreglasen para ir a la taberna de un viejo amigo suyo, Azumane consideraba que ya estaba bien vestido con su sotana, Noya y Tanaka en cambio parecían más ilusionados, pues Suga les había comprado una variedad de prendas que jamás hubiesen imaginado que tendrían.

Aprovechando esa adorable muestra de emoción por parte de los regeneradores, Asahi se juntó con Suga en el pasillo afuera de la habitación que alquilaron, ambos esperaban a sus parejas en un silencio que para el sacerdote era algo incómodo por los deseos que tenía de hablar de cierto tema con Koushi. No solo le preocupaba el secretismo de su amigo, también el tema de su contrato no dejaba de darle vueltas en la cabeza, Sugawara tenía un mejor entendimiento de esos temas legales, después de todo, una vez le confesó que decidió ser un "intocable" en la realeza por voluntad propia, no porque no fuera consciente de las limitaciones de su pacto de virginidad, como era su caso.

-Oye Suga…

-¿Dime?

-Esto… hay algo que quiero confesarte… - murmuraba Azumane completamente avergonzado de sí mismo, mas la culpa de mantener un secreto tan delicado como ese no dejaba de torturarlo.

-¿Que te acostaste con Noya? Ya lo sabía - dijo Koushi sin pelos en la lengua, Asahi se sobresaltó, ruborizado por aquel comentario tan poco sutil.

-¿Cómo es que…?

-Son demasiado obvios, llevas días mirando el cielo como si te sintieras diferente - comentó Sugawara, el sacerdote agachó la mirada abochornado - y no nos engañemos, los dos se miran como un par de gatos en celo todo el tiempo.

-Eso no es cierto - se quejó Azumane con vergüenza, Suga se rió sin tapujos.

-Cálmate, no tienes que sentirte mal por eso - dijo Koushi, su amigo apoyó la espalda en la pared y miró el techo pensativo.

-No entiendo porque mi piedra de la verdad no se ha roto aun… - pensó en voz alta, Sugawara dejó ir una risa melancólica.

-¿Te estás comiendo la cabeza por esa herramienta burocrática? - se burló Sugawara, Asahi lo miró de reojo por un momento y luego volvió a elevar la vista.

-¿Tu sabes la razón de porque no he roto mi pacto? Aun después de…

-Los contratos con la piedra de la verdad están sujetos a la verdad de la persona que dicta el contrato, no a la verdad de quien lo firma - le explicó Suga, Azumane lo miró un poco perdido.

-¿Y eso que quiere decir?

-Los contratos con la piedra, sobre todo si implican "virginidad", son muy variables, algunos los han usado para salirse con la suya, otros, para joderle la vida a los demás - prosiguió Koushi, Asahi escuchaba atentamente sus palabras - si tu contrato hubiese estado sujeto a tu visión de "virginidad y pureza", hasta el simple hecho de masturbarte habría acabado con ese juramento, hubiera sido insostenible.

-Entonces ¿Quién estableció lo que cuenta como "virginidad?

-El obispo Kuta, tu predecesor - le respondió Koushi mirando con desprecio hacia la nada - su visión de lo que era la virginidad se limitaba al coito anal, por eso no es de extrañar que si has ido "lento" con Nishinoya, no hayas roto tu juramento.

-¿Esa es la razón?...

-Sí, esa es la razón por la que puedes hacer lo que se te antoje sin un castigo divino.

-Pero… creí que otros sacerdotes tenían la misma visión sobre la virginidad… Toda mi vida me dijeron que no debía entregarme a nadie, que no debía tener ningún pensamiento lujurioso, creí que…

-Asahi, todos somos personas - pronunció Sugawara, Azumane lo miró aún más confundido - lo cual quiere decir que todos queremos lo mismo, queremos ser felices, queremos sentir placer y que las cosas se hagan a nuestro modo… Seguramente tus superiores también tenían vacíos en sus contratos para ir a cepillarse a algún acolito solitario - comentó Koushi con cinismo y repulsión, su amigo estaba pasmado, negando con la cabeza como si estuviese blasfemando, cuando lo que decía era una realidad.

-No digas eso ni en broma…

-Como sea, ahí tienes tu explicación, podrás seguir chupando pollas y tocándote con quien quieras, porque esa piedra seguirá estando igual siempre y cuando nadie te penetre por detrás - decía Suga, Asahi se tocó las mejillas y apartó la mirada por lo incómodo que le resultaba escuchar esas palabras salir de la boca de Koushi.

-Esto es inaudito… - murmuró para sí mismo, Sugawara se encogió de hombros.

-Es la realidad del mundo, todos son pecadores, yo sobre todo - comentó su amigo pretendiendo sonar desinteresado, pero Azumane sabía que detrás de esa actitud displicente había un arrepentimiento real por sus malas acciones.

-Suga… ¿Quieres hablar de ello?

-No - respondió secamente y dio la vuelta queriendo alejarse sin decir más.

-¡Suga espera! - le pidió Asahi tomándole la muñeca - hay otro tema del cual quiero hablarte, por favor no te vayas.

-Desembucha.

-Hace días me pregunté porque estás llevando a Noya y a Tanaka al territorio nefilim, no es seguro para Nishinoya, es un omega, en ese lugar los omegas no pueden tener una vida plena… Sé que suena prejuicioso, pero es la verdad.

-Solo estaremos temporalmente ahí, pienso llegar a Kucuk Liman y tomar un bote pequeño que bordee la costa del desierto hasta Syri Detar, una vez allí abordaríamos un barco más grande para marcharnos a la tierra de los ángeles - le explicó Koushi, Azumane abrió los ojos con sorpresa, pero seguía con dudas.

-¿No era más sencillo ir hacia el oeste y tomar un barco? Ir por el desierto es una ruta mucho más larga - cuestionó el sacerdote, Sugawara desvió la mirada - ¿Por qué no quieres ir hacia allá?

-Está cerca de Akkad, ese es el problema.

-¿Por qué? ¿Temes que el rey te obligue a que le entregues a Noya y a Tanaka? - le preguntó Asahi, Suga cerró los ojos y suspiró - no… hay otra razón.

-Le envié una carta al rey, confesándole mis sentimientos por Tanaka - reconoció Koushi, Azumane se le quedó mirando confundido.

-¿Y eso es malo…?

-Sí, lo es. Tenía la misión de sacar información de él, conseguí que dijera un par de cosas, pero no quise continuar, y para colmo… me enamoré - pronunció Sugawara agachando la cabeza, Asahi tocó su hombro para darle su apoyo.

-Pero, el rey no tomaría represalias contra ti, eres su mejor amigo, nunca te buscaría por haberte enamorado…

-Qué ingenuo eres Asahi… Se nota que no sabes cómo funcionan las cosas entre los nobles.

-¿Y cómo funcionan? - cuestionó el sacerdote, Suga tomó aire, tal vez estaba a punto de revelar demasiada información, pero ya no le interesaba proteger la reputación de la nobleza humana, después de todo, muy pronto dejaría de considerarse parte de ella.

-Cuando eres un intocable como yo, y no puedes casarte ni engendrar hijos, tu existencia se reduce a seguir órdenes sin fallar. Peor aún, si rompes las reglas básicas que aplican a los intocables, tu vida, y la de la persona que amas, correría peligro.

-¿Crees que el rey querrá matarte a ti y a Tanaka?

-Estoy seguro de que lo intentará si tiene la oportunidad.

-Suga, es tu amigo ¿Realmente crees que intentará lastimarte?

-Daichi ya ha hecho cosas cuestionables, yo le ayudé con eso una vez… por eso no dudo de que sería capaz de hacer algo así conmigo y mi amado - contestó Suga, Asahi quería decir algo más, pero él lo interrumpió - y no sería la primera vez que un Sawamura arremetería contra la vida de un intocable rebelde, contra alguien de su propia familia…

-¿No?

-Hubo un guerrero… una persona nacida en la realeza, que siempre fue en contra de las reglas que se le impusieron, todos lo amaban, y el padre de Daichi y todos los de la corte trataban de justificar sus actos. Pero este guerrero cruzó la línea con el pecado más básico e indispensable para vivir…

-Se enamoró…

-Se enamoró, y siendo un intocable se casó en secreto con su amada y tuvo dos hijos, a quienes ocultó lejos de Akkad para protegerlos. El rey de ese entonces exigió su muerte, Ennoshita y yo lo escuchamos, él quería detenerlo todo, quería rebelarse para protegerlo, pero yo lo detuve y lo abracé para proteger su vida…

-Y el rey… ¿Logró matar a esa persona? - preguntó Azumane, Koushi estaba serio mirando el piso.

-El rey Sawamura fingió recibirlo con los brazos abiertos, él le pidió refuerzos para ir a investigar algo en el desierto nefilim, entonces el rey envió a Yusuke Takinoue y a Keinshin Ukai para apoyarlo en esa misión… Ellos lo mataron por la espalda.

-Dios mío…

-Por esa razón, dudo que Daichi sea distinto a su padre, dudo de mis "amigos" de la nobleza, porque sé que algún día podrían matarme a traición. Quizás este día no esté tan lejano si sigo aquí…

-Por eso te has estado ocultando de la vista de la gente… no quieres atraer a las personas que podrían querer acabar con tu vida…

-No solo con mi vida… tiempo después de la muerte de ese guerrero, supe que el rey había terminado el trabajo matando también a su esposa…

-¿Y… los niños?

-Ocultos… no sé quien logró rescatarlos a tiempo, a veces pienso que Ennoshita tuvo algo que ver, estuvo en la ciudad donde encontraron a la mujer de esa persona, y era el único que no deseaba verlo muerto…

-Ennoshita san merece el cielo…

-Por él, también debo irme, no quiero causarle más sufrimiento, así que protegeré mi vida y la de Tanaka para poder darle paz.

-Suga, yo te protegeré, aun si tengo que renunciar a todo, no dejaré que te atrapen - prometió con firmeza el sacerdote, Koushi tocó su hombro agradecido.

-Esperemos que nunca tengas que recurrir a eso.

Aran caminaba por el pueblo de noche, vigilando a la distancia el hostal donde sus presas se habían instalado junto a Sugawara Koushi; el regenerador podía sentir los ojos vigilantes de los demonios que conformaban al cacería, los más intrépidos estaban escabullidos en las callejuelas más oscuras, acechándolo cual buitres porque sabían que él era quien llevaba la mayor ventaja al poder mezclarse entre los humanos. Ojiro miró como Kuroo se escondía detrás de una pared al verlo, se le quedó mirando un rato hasta que el soldado volvió a asomar su cabeza; ambos se miraron, el regenerador inclinó la cabeza con un saludo respetuoso, como diciéndole a Tetsurou que no había olvidado lo que le pidió acerca de su hermano pequeño.

Caminó entonces hacia el bar abajo de la hostelería, echando una rápida mirada hacia el puesto de vigilancia al final del pueblo, planeando su coartada para llevarse al premio mayor; ingresó entonces y descubrió que tal y como lo imaginaba, Suga estaba sentado en la barra del tabernero con otras personas tan encapuchadas como él, salvo por el sacerdote, que era el único que no escondía su rostro, algo que Aran le agradecía porque era debido a esa decisión que no perdía el rastro de ese grupo. Ojiro fue hacia una de las mesas alejadas y se sentó para vigilar a los cuatro individuos, sabía que Asahi y Suga al ser humanos eran usuarios de magia, tenía que despistar a tres de ellos porque su prioridad era solo uno de los regeneradores.

El más bajito no le interesaba, y además no era buena idea enfrentársele ya que lo había visto en acción al herir a Yamamoto; quien le interesaba era Tanaka, siempre le parecía el más distraído y frágil cuando sus compañeros no le veían; lo que tenía que hacer era alejar a los humanos y al regenerador más bajo, para poder usar una droga que untó en un pañuelo para adormecerlo. De todos modos aún quedaba tiempo para concretar su plan sin la molesta intervención de Koushi, así que llamó a un mesero y pidió una bebida alcohólica y patatas asadas con carne.

Sugawara ocultaba su rostro de las demás personas, excepto del cantinero, un anciano que le hablaba como si fuesen amigos desde hace mucho, pero que sellaba sus propios labios cada vez que quería decir el nombre de Koushi; el susodicho tomaba la mano pálida del regenerador, hasta el sacerdote se encontraba en segundo plano, cualquiera diría que solo Suga y Tanaka estaban en una cita. Ojiro reflexionó sobre una estrategia para sacar a Sugawara del juego momentáneamente, su plan era dejarlo emborracharse, pero considerando su actitud cariñosa y protectora, se mediría con la bebida; entonces se planteó recurrir al plan b, en el que tendría que crear una distracción para poder meter un somnífero en las bebidas de Koushi, Azumane y Yuu, eso podría serle útil, con esos tres incapacitados, sería sencillo llevarse a Ryuunosuke, y tenía drogas de sobra para noquearlos a todos.

Pero le llamó la atención que había alguien más en las mesas actuando exactamente igual que él, observando en dirección a Suga para analizar sus movimientos; eso era nuevo, Aran creía ser el mayor aventajado de los cazarrecompensas, pero al parecer había alguien más allí, que bebía con menor medida que él mismo. Koushi y el cantinero reían mientras hablaban de sus aventuras antes del acuerdo de paz, Sugawara omitía muchos detalles frente a su amado, quedándose solo con sus escapes más locos y divertidos; su viejo amigo le palpó la espalda con jovialidad y nostalgia.

-Increíble que salieras de esa con vida, debes tener un don para zafarte - comentó el cantinero, Suga acarició el dorso de la mano de Ryuu con su pulgar.

-Tengo un don para pasar inadvertido aunque mis plumas sean blancas - decía con aires presumidos, Tanaka solo respondía con sonidos de incredulidad.

-Eso es cierto, siempre me he preguntado cómo puedes camuflarte con tu forma animal tan llamativa - agregó el anciano, por su lado Noya y Asahi charlaban en voz baja entre ellos, Aran notó un leve olor a feromonas que provenían de esa dirección, el omega disimuladamente rozó una de las piernas del humano, este no lo apartó, en cambio solo miraba como Yuu deslizaba la mano hacia el interior de sus muslos, susurrándole palabras que lo tentaban.

-Porque el plumaje es para huidas, no para el camuflaje - dijo Koushi muy sonriente, todo mientras Azumane se sonrojaba hasta las orejas por la indiscreción de Noya y el excitante peligro de ser vistos por alguien, alguien como Ojiro, que podía oler las feromonas que despedían, mientras él sonreía astuto, esperando a que ellos mismos se encargaran de despejarle el camino - lo que usaba eran disfraces, influencias… bueno, ese tipo de cosas, también hacía espejos o paredes falsas para despistar, me volví un maestro para imitar construcciones, Ennoshita me enseñó.

-¿Quién es Ennoshita? - preguntó Ryuunosuke, no había desconfianza en su tono de voz, pero aun así Sugawara se atragantó con su bebida como sintiéndose acusado.

-Es un primo lejano, el consejero del rey - respondió Suga, el señor se sentó para poder hablar mejor con él.

-No sabía que Ennoshita san también hacía esas maniobras, aunque sí que he escuchado que es una bestia en combate - comentó el anciano, la parte estúpida de Koushi pensó que su primo no solo era una bestia en combate; sin embargo calló sus tontas ideas recordando que ahora era de uso exclusivo para Tanaka.

-Los dos sabemos cómo ser unos desgraciados más allá del combate directo.

-No digas eso, sin algunas de tus tácticas no habríamos ganado la guerra - lo alentó el cantinero, Sugawara rió en voz baja nostálgico, tomando nuevamente la mano de su amado para acariciarla.

-Bueno, sea cual sea mi reputación, voy a dejar esa vida de lado a partir de ahora, tengo un plan de vida mucho mejor… - dijo mirando a Ryuu con dulzura, las manos de este, que eran su unica parte visible, se tornaron rojas; en ese momento Nishinoya y Asahi se levantaron de su asiento y caminaron en dirección a la puerta del bar.

-Suga, iremos a dar un paseo... - le anunció el sacerdote, convenciéndose de que no contaba como una mentira si consideraba que la caminata hasta un espacio oculto del campo para tener sexo, contaba como "dar un paseo".

-A Asahi no le gusta el olor del alcohol y los fumadores - se excusó Yuu con una mentira más obvia, Koushi fingió creerles, asintiendo mientras Aran se levantaba de su asiento cautelosamente al mismo tiempo que el otro cazarrecompensas infiltrado, quien no controlaba su consumo de vino.

-Está bien, pero no bajen la guardia - les recomendó Suga, viéndolos irse por la puerta principal caminando rápido; Ojiro se acercó a la barra para sentarse en el espacio que había ocupado Asahi junto a Sugawara.

-Hola buenas noches señor - dijo Aran dirigiéndole la palabra al cantinero, ignorando aparentemente a Koushi y a su objetivo.

-Buenas noches ¿Qué puedo servirle?

-Una hidromiel de granada - respondió Ojiro - disculpe, pero busco a un amigo, tiene el cabello rubio, camina con ayuda de un bastón de madera con orejas de gato. Aunque, es joven, suele vestirse con una túnica con capucha blanca ¿Lo ha visto?

-No me suena nadie con esa descripción - le respondió el anciano sirviéndole una jarra de alcohol, Aran suspiró fingiendo que eso le afectaba personalmente.

-Entiendo… tendré que probar suerte en otros sitios, después de beber - comentó quedándose quieto y tranquilo para esperar el momento preciso en que Suga volteara y así ponerle un somnífero en su bebida.

-¿En qué estábamos? - preguntó el señor, le fallaba la memoria por lo que Koushi sonrió con paciencia, enseñándole como entrelazaba sus dedos con Ryuu.

-Que a partir de ahora sentaré la cabeza lejos de aquí - le aclaró Sugawara sonriendo, Tanaka agachó la mirada abochornado, pero sus mejillas pálidas estaban pintadas de rojo, y sus ojos brillaban con la extraña sensación de esperanza en un futuro feliz; mas de pronto alguien comenzó a aplaudir lentamente, sus palmadas sonaban con fuerza, todos en la cantina guardaron un incómodo silencio mientras el encapuchado le dedicaba unos aplausos a Suga.

-¡Bravo, la rata emplumada se nos casará! - exclamó esa persona con una voz algo embriagada, inmediatamente Aran aprovechó para diluir el somnífero en el vaso de Koushi.

-¿Te conocemos? - cuestionó Ryuunosuke de forma hostil, mirando de reojo al tipo que también traía capucha.

-Oh… tú eres el premio gordo. Oye rata con plumas ¿Te vas a casar con el premio gordo? - preguntó el tipo medio ebrio, Sugawara no quería voltear a verlo, no reconocía su voz, pero tenía el presentimiento de que no le traería nada bueno.

-¿De qué estás hablando? - preguntó Tanaka desconcertado, entonces ese encapuchado se levantó de su asiento, tambaleándose un poco para acercárseles.

-Oye… acércate, quiero decirte algo… - le dijo ese hombre, para luego rodear los hombros de Ryuunosuke con su brazo - todos te están siguiendo porque vales una fortuna… pero puedes estar tranquilo… tú me traes sin cuidado - balbuceaba el tipo, apestaba y Ryuu entrecerró los ojos levantando lentamente la mano, como calentando antes de darle un arañazo, pero entonces el borracho apuntó a Suga con su dedo - ¡Yo lo estoy buscando a él!

-Bueno, si me buscas a mi ¿Podrías quitar tus manos de mi prometido? - pidió Koushi cortésmente, el ebrio se apartó y abrió los brazos riendo sarcásticamente.

-¡Miren, el gran Sugawara Koushi se comprometió de verdad con alguien! - exclamó apuntando a Sugawara, la gente del bar comenzó a murmurar sorprendida - ¡Un aplauso, el desgraciado obtuvo un final feliz!

-¿Podrías largarte? - gruñó Tanaka conteniendo la rabia y el miedo de que la gente los descubriera.

-Hagamos una prueba… - murmuró el hombre desenfundando su sable y apuntando directamente al cuello de Ryuu - si realmente eres capaz de amar, te quitarás el canalizador y tendrás un duelo conmigo y mi espada - lo desafió, entonces Koushi se levantó tranquilamente y se quitó su anillo canalizador, dejándoselo al cantinero.

-Está bien, si eso es lo que quieres, pelearé bajo tus términos - dijo Suga quitándose la capucha y desenfundando calmadamente.

-¿Así de simple? ¿No vas a usar los trucos de mierda que usaste con mi hermano? - preguntó ese tipo, Ryuunosuke miró a su pareja confundido, viendo como el hombre acercaba su cara a la de Sugawara - ¿No me vas a seducir? ¿Ni un besito?

-No.

-Ya sé lo que pasa… quieres hacerte el digno con toda esta gente - murmuró el borracho dejando caer también su capucha, revelando que tenía unos cuernos que parecían recién cercenados por las vendas con algo de sangre que los envolvían; la gente se conmocionó, Koushi tenía la garganta apretada, lo acompañaba una sensación de culpabilidad mientras miraba a ese tipo - le pedí a un amigo que los cortara apenas supe que estabas metido con el premio gordo.

-Suga… ¿Quién es este tipo? - preguntó Tanaka, ese demonio se echó a reír, no era una risa agradable, sonaba dolorosa y casi desesperada, las lágrimas del borracho empezaron a caer, y Suga apretó los labios con vergüenza y culpa.

-Díselo, dile que no amas de verdad - pronunció el demonio, luego pateó la barra haciendo que el vaso de Sugawara cayera al piso, cosa que le crispó los nervios a Aran - ¡Dile como hacías tus grandes hazañas! ¡Como hiciste que mi hermano te amara y fuera ejecutado después!

-¿De qué está hablando…? - preguntó Ryuu asustado y confuso, su pareja no quiso mirarlo a la cara por la vergüenza.

-Si buscas una venganza justa, podríamos tener un duelo cuando estés sobrio - sugirió Suga, el hombre volvió a reír a todo pulmón.

-¡No seas cobarde, enfréntame ahora! - gritó el demonio, luego caminó hacia la puerta y volteó abriendo los brazos - ¡Vamos, aquí te espero basura!

Sugawara se quitó el abrigo y lo dejó sobre la barra, luego le susurró a Tanaka que se quedara adentro junto a su amigo hasta que volviera, su amado seguía mirándolo angustiado y lleno de dudas, observándole marchar afuera de la cantina con la espada en la mano; Ojiro vigilaba atentamente a ambos enamorados, al acecho del momento preciso para concretar su plan. Apenas Koushi salió del bar, todos se aglomeraron para ir afuera y ver en vivo esa pelea como un espectáculo sumamente interesante, Ryuunosuke veía como uno tras otro vaciaban el lugar, mientras él estaba quieto con las manos temblorosas pensando en todo lo que había dicho ese demonio, en lo determinado que debió estar para dejar que otro le cortara los cuernos; aun amando a Suga, no podía evitar percibir que en esa situación no había un bando correcto.

Afuera el humano resistía los ataques de ese demonio, era sorprendente que a pesar de estar alcoholizado, lograse mover la espada con firmeza y una fuerza brutal, quizás esa potencia se debía al intenso sentimiento de odio en esa persona. Ni siquiera sabía su nombre, ni quien era hermano, repasaba con culpa la cantidad de amantes que manipuló durante los años de guerra, tal vez uno, o más de uno, había terminado decapitado por caer en sus redes y traicionar a los demonios; él era consciente de ese pecado.

Siempre quiso pensar que lo hacía por un bien mayor, por complacer a la corte humana, por hacer que su vida valiera para algo, pero, cuando recordaba lo que sentía con sus amantes, llegaba a la conclusión de que le gustaba tener el control, le gustaba tener el poder de influirlos; eso le aterraba de sí mismo. Algo en su vida lo hizo cambiar, la poca moral que le quedaba lo hacía culparse una y otra vez por todo lo que hizo, y parecía pedirle que se dejara ganar en ese duelo, que dejase de cancelar los ataques de aquel sable y le permitiera a esa persona obtener su venganza.

No obstante, ya no era tan simple dejarse asesinar por alguien, no porque tuviese la intensión de obtener su inmerecido final feliz, sino porque de él dependía darle una vida plena a la persona que amaba, y no precisamente por quedarse en su vida, más bien, lo que haría que Tanaka fuese más feliz sería llevarlo a la ciudad más segura del planeta y dejarlo a cargo de un profesional que sanase realmente sus heridas. Por eso, mientras Ryuunosuke corría hacia la puerta por no resistir la impotencia de verlo en peligro, Sugawara esquivó el filo dando una certera estocada en el corazón de su oponente.

En cuanto Ryuu puso un pie fuera del local, Aran se levantó de su asiento y caminó tranquilamente; Koushi miraba el cadáver de ese demonio con la cabeza agachada, escuchando las ovaciones que recibía, el júbilo de la gente que lo admiraba y que hizo oídos sordos de todo lo que esa persona había dicho de él; sabía perfectamente que no merecía nada de eso. Tanaka se paraba en la punta de los pies tratando de ver a su pareja entre el tumulto de espectadores exaltados; poco a poco cerró los ojos, su consciencia se desvanecía mientras caía hacia atrás directamente a los brazos de Ojiro, quien le había colocado el pañuelo con la droga sobre la nariz y la boca.

Suga giró bruscamente la cabeza en dirección al bar, y empezó a caminar rápido tratando de llegar una vez más allí, con un mal presentimiento dándole vueltas en la cabeza; las personas a su alrededor entorpecían su paso, halagándolo y pidiéndole autógrafos, pero él rechazaba todo amablemente, tratando de ver hacia el interior de la cantina, y descubriendo atemorizado que Ryuunosuke no estaba ahí. Mientras él salía con su canalizador y su abrigo gritando el nombre de su amado, los demonios ocultos en las sombras se dispersaron por el pueblo, sabiendo que el premio mayor ya había caído en las manos de alguien; Aran llevaba a Tanaka sobre su hombro, corriendo a la torreta de vigilancia del poblado, y trepando con una sola mano para presentarse ante los soldados, entre los cuales seguramente había al menos dos magos.

Al subir allí les enseñó a Ryuu desmayado junto con el cartel de búsqueda, al cual le había arrancado el precio de la captura, le explicó a los presentes que había capturado a un delincuente prófugo del reino demonio, pero que otros demonios vinieron en su rescate, por lo que necesitaba refuerzos para llegar a Calidi y alquilar un bote para llevárselo a donde pertenecía. Los soldados se miraron con sorpresa, no era común que esa clase de cosas ocurrieran en una zona tranquila como los valles, así que el capitán a cargo le prestó 3 magos a Ojiro para que cumpliese su misión de llevarse al criminal, asegurándole que ellos se encargarían de exterminar al resto de demonios.

Tanaka ya no distinguía el paso de los días, estaba mareado todo el tiempo y el sol lo encandilaba y le daba muchísimo calor, no podía ni distinguir bien el rostro de su secuestrador, pues Aran, cuando veía una negativa de su parte al intentar darle de comer y beber, volvía a forzarlo a tragar alguna droga que lo debilitase, pues no le permitiría bajo ningún punto estar en todos sus sentidos, conocía a los de su especie y sabía que con solo dejarles los dientes libres serían capaces de soltar sus amarras. Por eso, mientras era escoltado por los soldados en el camino tropical montados sobre unos corceles moteados y marrones, sostenía la cabeza de Ryuunosuke y su flácido y delgado cuerpo para darle de beber de su cantimplora; no obstante el agua caía por la comisura de sus labios, pues ya no era capaz de tragar por su estado tan deteriorado.

Sugawara, Asahi y Noya cabalgaron a los pies de la enorme ladera rocosa que separaba los valles de los bosques tropicales, entendían porque la gente optaba por tomar la peligrosa ruta alrededor de la sierra, pues el terreno abajo era tan pantanoso que los caballos se hundían y él tenía que usar su magia para sacarlos del fango húmedo y caliente. Azumane y Yuu se miraban preocupados y con culpa por no haber estado presentes cuando Ryuu fue secuestrado, Nishinoya por sobre todo lucía extremadamente triste.

Suga iba al frente del grupo, forzando a su corcel a avanzar más rápido de lo que realmente podía; cuando el animal se negó a seguir avanzando y se levantó en sus dos patas traseras tirando a Koushi al fango, este se arrodilló y golpeó el suelo con los dos puños gritando de frustración. El sacerdote bajó del lomo de su caballo para acercarse a Sugawara, pero este levantó la cabeza hecho una furia, y se transformó en su forma animal para volar entre la jungla, buscando desesperadamente a su amado.

Los soldados le informaron a Ojiro que se sentían observados, él tragó saliva y arrimó el cuerpo de Tanaka contra en suyo, como protegiendo una presa de animales carroñeros; los demás demonios, entre ellos Kuroo y su grupo, batían sus alas entre las palmas y arboles con lianas, vigilando pacientemente al Aran y su compañía. Algunos de ellos no resistieron la espera, y atacaron con todo a los soldados, a quienes no les quedó otra más que defenderse mientras Ojiro aceleraba el trote del corcel para dejarlos atrás, llevándose lo que tanto deseaban.

Kuroo, Kai, Yamamoto y otros cazarrecompensas más listos dejaron a los idiotas enfrentándose a los magos humanos, ellos tenían que volar velozmente para alcanzar al par de regeneradores, que ya estaban muy cerca de Calidi. Asahi y Noya no dejaron de acelerar a sus caballos apenas tocaron el piso firme del camino principal, topándose más tarde con los soldados humanos mirando con tristeza a sus caballos muertos por la batalla, junto al resto de cadáveres de cazarrecompensas de grandes cuernos.

El sacerdote se ofreció a llevarlos, y estos en agradecimiento le informaron que podían pasar a una aldea pequeña del bosque tropical, para alquilar unas lagartijas gigantes, mucho más rápidas y agiles que unos caballos. A Nishinoya le subió el ánimo ir montado en un bicho como aquel, que se movía como un rayo a pesar de sus patas cortas, agitando la cola y parándose en dos patas para atravesar extensiones del camino cubiertas de agua.

Suga volaba transformado en cuervo blanco, siguiendo de cerca a Nobuyuki, que iba cuidándole la espalda a sus compañeros mientras se movían entre los árboles, persiguiendo a ese regenerador que los había ayudado con medicinas. Aran forzaba a su caballo a correr hacia Calidi, pero al verse rodeado, giró en seco para meterse entre los árboles, buscando un atajo que lo llevase al mar con su preciada carga.

Había varios grupos más rápidos que Kuroo y Sugawara rodeando a Ojiro, en un punto saltaron sobre él y lo tiraron del animal junto a Ryuunosuke; ya en el piso Aran se giraba completamente acorralado por todos ellos, eran magos, y eso lo dejaba en una evidente desventaja. Un demonio con magia de materialización quiso rasgar con una gran cantidad de cuchillos la cabeza de Ojiro, quién logró lanzarse hacia un lado, teniendo que dejar atrás a Tanaka, que recibió de lleno el filo de las navajas en su espalda y sus manos que estaban amordazadas atrás de su cuerpo, si bien aquello lo liberaba de las cuerdas, lo hizo despertar con un gran grito de dolor.

Resignado Aran tomó una bomba de humo de su bolsa y la explotó en el suelo para aprovechar la confusión y desaparecer, dejando a Ryuu en el piso tratando de reincorporarse, solo para ser sujetado por todos los miembros de los cazarrecompensas, quienes tiraban de sus extremidades peleándose para decidir quién se lo llevaría. Todo era un frenesí de emociones dolorosas y terroríficas para Tanaka, a nadie le importaba cuanto dolía que quisieran dividirlo en partes mientras jalaban sus brazos y piernas, la sensación era sofocante y desesperanzadora, lo hacían sentir más y más pánico.

Entonces se movió desesperado, retorciéndose hasta que cayó al piso, teniendo que escabullirse entre las piernas de los cazarrecompensas para salir corriendo desorientado por las drogas que Ojiro le forzó a tomar; a veces miraba atrás cuando huía, esos demonios lo perseguían corriendo y volando, con mucha más energía y lucidez que él mismo. Llegó luego de unos minutos a un acantilado junto al mar, muchas veces había deseado tener el coraje para lanzarse de uno y acabar con su vida, pero en esos momentos, viendo como se le acercaban para atraparlo y devolverlo vivo a su prisión de abusos y tortura, decidió lanzarse no para morir, sino para seguir viviendo con la libertad que alguien más le había enseñado.

No creyó que caer al mar se sentiría como un golpe en la piedra, sin embargo había sido tan doloroso que él se hundía sin poder mover las piernas, mirando desde el fondo del agua el reflejo deslumbrante del sol; cuando sus extremidades se regeneraron, él volteó la cabeza, creyó ver en la pared de roca una grieta. Quizás esa era su única salida, por eso nadó por debajo del agua, metiéndose en esa caverna marina, agitando los brazos angustiado por la falta de aire.

Vio luego algo de luz en la superficie, y salió a flote, encontrándose dentro de una cueva por la cual se metía el mar; gateó hasta un banco de arena, respirando agitado y mirando hacia el cielo, como imaginando que justo por encima de su cabeza estaban corriendo esos demonios, que lo buscarían hasta encontrarlo y devolverlo al infierno que era su vida al otro lado de la frontera. El miedo lo paralizó, si salía lo atraparían, lo que menos deseaba era volver con sus amos, ni siquiera le importaba si Suga quería utilizarlo, si era cierto que lo manipularía para sus propios fines, cualquier cosa era mejor que regresar a sentir el mismo dolor que se quedó grabado en su alma para torturarlo día a día.

Todo ese conjunto de emociones desesperanzadoras lo hicieron caer sobre el banco de arena, estaba solo, asustado y adolorido a causa de lo que Koushi describía como algo mental; sin quererlo explotó en llanto, gimoteando tan destrozado que por la caverna resonaban sus sollozos, que seguramente atraerían a alguien más. No se equivocó, antes de siquiera darse cuenta ya había un muchacho nadando cerca de él, se había metido por una de las entradas de la cueva marina, llevaba un bastón y un cabello rubio cubierto por una capucha blanca.

Tanaka se levantó de golpe apegándose a la pared de roca, no llevaba su capucha así que ese humano ya sabía que era un regenerador, y seguramente querría golpearlo; sin embargo el joven frente a él dijo unas palabras que no pudo procesar por su estado catatónico, y se quitó la capucha blanca para enseñarle su cabeza dorada con dos cuernos planos a los costados. A Ryuunosuke se le heló la sangre, no era un humano, era algo peor, otro demonio más que seguramente venia tras él; por esa razón dio la vuelta y salió corriendo hacia otra salida de la caverna, ni él mismo entendía su propio motivo para querer seguir vivo, lo único que sabía era que no quería más sufrimiento.