Cuando la madrugada llegó al palacio de Akkad, el rey se metió a sus aposentos para tratar de dormir tranquilamente con su reina a pesar de la situación compleja que acababa de anunciarle a Ennoshita; el príncipe ya hacía algunas horas había cerrado sus ojos para quedarse dormido, cansado por sus entrenamientos del día, quedándose arropado como cada noche por Yamaguchi, que lo cuidaba con una ternura maternal. El omega había salido del cuarto de Dai yendo a su propia recámara en el primer piso, una mucho más pequeña y estrecha, pero que le permitía descansar después de un agotador día de cuidar al príncipe y entrenar con Shimada.

Todavía pensaba en ese beso, en sus palabras que lo alentaban a cometer un pecado y no ser fiel a sus sentimientos por Tsukishima, era consciente de que estaba muy mal hacer eso, pero no podía evitar recordar la sensación excitante y húmeda en su boca, con la añoranza de volver a vivir algo así todos los días. Su parte instintiva deseaba pertenecer a alguien, entregarse a esos impulsos que cosquilleaban en su parte baja y no pensar en lo que era correcto antes del matrimonio; pero no debía dejar que ese instinto ganase, sólo dejaría que Makoto lo hiciera suyo si se comprometia de la misma forma que Kei, que a pesar de no haberle dado su primer beso, se notaba mucho más serio con su relación.

En el fondo Tadashi se preguntaba si algún día Shimada expresaría la intención de sentar cabeza realmente con él, sin jugarretas ni trucos de por medio para no ser alcanzado por las leyes, como lo hacía con su esposo y Ennoshita. Con ese cuestionamiento cerró los ojos y comenzó a borrarlo de su mente, formándose a pensar en Tsuki, en cómo sería el contacto con su boca, en como lo tomaría algun dia y lo haría suyo, mordiendolo en el cuello para marcarlo como su único omega; cuando imaginaba esa situación, Yamaguchi acercaba tímidamente su mano hacia el interior de sus piernas, con culpa, pero decidido a saciar sus impulsos por cuenta propia.

Cuando casi todos dormían sin señales de querer despertar en sus correspondientes habitaciones, tres figuras se paseaban a sus anchas por el palacio, dos de ellas riendo en voz baja como si jugasen a las escondidas, haciendose callar los unos a los otros; Chikara en cambio se ocultó junto a una estantería, en silencio, dejando pasar a lo lejos a Hayato y a Yusuke, quienes competían para ver quien lo encontraba primero, y por ende, quien lo probaria primero esa noche. Ennoshita soltó el aire y salió de su escondite para seguir moviéndose de un lado a otro, haciendo el esfuerzo para alejarse de sus amantes antes de que alguno lo encontrara y lo llevase a la cama para reclamar la recompensa que tenía entre sus piernas.

Shimada los analizaba a lo lejos, a veces parecía que Chikara realmente quería huir, y eso lo preocupaba, hasta que lo veía reír y aceptar que fue descubierto, siguiendo dócilmente a alguno de sus amantes; quería pensar que no se estaba sintiendo amenazado durante ese "juego"; mas en esa ocasión, el estar fuera de su campo visual le facilitó a Makoto el acercarse por la espalda del consejero, tomando suavemente sus hombros. Ennoshita volteó a verlo y sonrió levemente, Shimada le preguntó si se encontraba bien, él asintió dudando, y se volteó para poder abrazarlo fragilmente; Makoto suspiró y correspondió al abrazo, invitándolo a que lo acompañase.

Chikara aceptó con un suspiro, y dejó que Shimada le tomara la mano mientras caminaban sin apegarse a las paredes, pues no había nada que esconderles a Takinoue y a Ikejiri; Makoto abrió la puerta de su cuarto y se metió con Ennoshita dentro, como en todas las habitaciones matrimoniales del palacio había muchas cortinas y un amplio espacio para la cama, llena de almohadas y mantas con brocados dorados y púrpura. El consejero se dejó caer de espaldas sobre el colchón de plumas y se removió para ponerse cómodo, respirando profundamente mientras Makoto se quitaba toda la ropa sin demora, tirándola al piso y quedandose desnudo frente a Chikara como si estuviesen completamente familiarizados con sus cuerpos.

Ennoshita se notaba somnoliento y agotado emocionalmente, sin embargo Shimada no lo dejó quedarse dormido al gatear sobre él, entonces abrió sus ojos y recibió un sorpresivo beso en los labios que lo devolvió a su estado sumiso y complaciente. Su cuerpo lánguido se dejó desnudar por Makoto, y abrió las piernas ayudándose con las manos para mantener sus genitales expuestos; ambos amantes volvieron a besarse, pensando en esa falta de mayor pasión, como si hubiera una gran diferencia entre esa y sus anteriores noches juntos.

Shimada detuvo el beso y se tocó el entrecejo, quejándose porque sus pensamientos no lo dejaban en paz; luego de mirarlo un momento, Chikara extendió una mano para tocarle la mejilla, y después le preguntó qué era lo que le preocupaba. Ambos tenían muchas razones para no sentirse al cien por ciento, ya fuera por un profundo dolor o el empezar a tener sentimientos por alguien más, o peor aún, por el hecho de pensar en traiciones y complots que tarde o temprano debían enfrentar.

Shimada confesó sentirse confundido por un sentimiento que no habia experimentado antes, pero que su consciencia le negaba sentir, porque era muy distinto mantener relaciones sexuales con él, a formar algo mucho más serio, y por ello más peligroso. Ennoshita cerró los ojos suspirando todavía angustiado por sus propios problemas, y le susurró a su amante que se sentía de la misma forma, que a veces fantaseaba con el amor de dos personas, cumpliendo el ciclo de la vida con alguna de ellas; entonces tocó su vientre y lo observó con melancolía, deseando la imposible concepción de una vida dentro de sí mismo.

Makoto también tocó el abdomen de Chikara, y después de observarlo comenzó a formar circunferencias con la punta de su dedo, preguntandole si no había pensado alguna vez en huir para poder concebir un hijo, Ennoshita negó con la cabeza, diciendo que por más que quisiera la maternidad, su deber era mucho más importante que sus deseos; omitió decirle sobre su temor de que el rey quisiera deshacerse de él por no cumplir las reglas, sabía que Daichi no era igual que su padre, quien hacía valer con mano dura las normas, pero él y Sugawara siempre tuvieron el miedo de que el nuevo rey se volviera tan terrorífico como el anterior. Shimada le besó los labios con cariño, y afirmó sentir lo mismo, que aunque su corazón quisiera algo, lo realmente importante era su deber, no un montón de fantasías imposibles de cumplir; por eso, al ver que se comprendían el uno al otro, se abrazaron con ternura, resignados a ser felices de la forma realista.

Las manos de Makoto envolvieron los omoplatos de Chikara lentamente mientras él enterraba su boca en el cuello del consejero, besando suave y con dulzura su piel; Ennoshita suspiró amoroso y abrió un poco más las piernas, dando caricias a sus muslos al esperar que Shimada metiera su pene en el interior de su cuerpo. Makoto le acarició el rostro con las dos manos, y le susurró la proposición de que imaginara que él era alguno de sus enamorados mientras le hacía el amor; Chikara tocó los labios de su amante con sus dedos, sugiriendole que él también pensara que lo estaba haciendo con ese amor imposible.

Entonces cerraron los ojos, sintiendo la piel desnuda de sus cuerpos al acariciarse mutuamente, por un momento Ennoshita pensó en el rostro de su rey, pero eso era inconcebible y doloroso hasta en sus fantasías, por lo que imaginó el tacto de una piel arrugada, pero más musculosa y fibrosa que la de Makoto. Cuando el consejero sintió los labios de su amante bajando con suavidad entre sus pechos, casi pudo sentir la barba grisácea del mentón picando la tersa piel entre sus pectorales y el abdomen, y por poco susurra el nombre de ese segundo amor que tanto anhelaba.

Shimada descendió más, desde la vejiga hasta los genitales de Chikara, besandolos con tanta pasión y amor que el consejero sufrió un espasmo al momento de soltar su primer gemido de la noche; Makoto no demoró en meter la verga de su amante dentro de su boca, tan profundo que no había ni un solo espacio entre su cabeza y la pelvis de Ennoshita. El consejero se apoyó en un codo y tocó suavemente las hebras de cabello de Shimada, era tan gentil y placentero que luego de un minuto Chikara solo se dejó caer hacia atrás, removiéndose cómodamente mientras disfrutaba la lengua de su amante y el suave tacto de sus manos abrazandole los muslos.

Makoto movía la cabeza sin separarla mucho de la entrepierna de Ennoshita, poco a poco incrementaba el ritmo a la par que chupaba y acariciaba la piel de esa polla con su lengua, imaginando pecas en las piernas que estaban a los costados de su cara; se detuvo un momento para morder uno de los muslos sin apretar demasiado, seguía pensando en las pecas de unas piernas más delgadas que las de Chikara. Pero la diferencia entre sus cuerpos no les impedía fantasear haciendo más excitante ese momento íntimo y fogoso; sin abrir los ojos Shimada le pidió a su amante que se acomodara de costado, Ennoshita siguió sus instrucciones con una pacífica sonrisa, Makoto se colocó a sus espaldas, abrazándolo desde atrás y agarrandole las tetillas mientras acercaba su pene a los carnosos glúteos del consejero.

Shimada besó el hombro de Chikara, suspirando y susurrandole un "te amo" que lo hizo temblar y sonreír complacido, luego Ennoshita giró un poco la cabeza, ninguno de los dos abría los ojos, pero sabían lo que tenían que hacer, por eso se besaron a la par que Makoto usaba una mano para acomodar mejor su polla en el interior de su amante, y otra para acariciar y apretar sus pechos. El consejero sonreía con placer, su fantasía se hacía más vivida al igual que la de Shimada, quien mientras lo embestía pensaba en los hermosos hombros pecosos de Yamaguchi, en su voz tan gentil alzándose por el libido, y susurrandole los "te amo" que Chikara pronunciaba envuelto en una ola de calor.

Aunque realmente amaban tener sexo siendo conscientes de sus verdaderas identidades, esa nueva experiencia se estaba volviendo adictiva y encantadora para ambos; mientras Makoto movia las caderas besando los hombros de su amante, Ennoshita gemia evitando decir el nombre de Ikkei, porque aquello podría romper la ilusión de Shimada, y ninguno de los dos deseaba abandonar esa inmersión tan placentera en la que yacían con sus amores imposibles. Tras recibir embestidas potentes pero a la vez cuidadosas, el consejero se estremeció muy cerca del orgasmo, susurrando una petición vergonzosa pero entendible viniendo de él: "por favor, dame un hijo".

Makoto se ruborizó, imaginando cómo sería una vida normativa pero feliz junto a ese omega, en una alianza matrimonial y un bebé propio; nunca fue su estilo imaginar algo tan monótono, pero esa petición, mezclada con el hecho de que su polla estaba sobre estimulada dentro de Chikara, lo hizo sentir extasiado. Suavemente tomó la verga de Ennoshita y la masajeó mientras chocaba su glande contra la próstata, cómo se sentían cansados antes de empezar a vivir la noche, se aseguraría de complacer a su amante sin la necesidad de alargar más su coito.

El consejero volvió a decir "te amo" al sentir como el orgasmo se manifestaba de a poco, gimiendo alto y dulce al momento de eyacular; como estaba acostumbrado de complacer a los demás, Chikara se acomodó un poco mejor para facilitarle a Shimada alcanzar también el clímax. Su amante se estremeció, pensó un momento en el deseo de Ennoshita de engendrar un bebé, pero eyacular dentro de él como hacía Yusuke le parecía muy irresponsable, así que cuando sintió que estaba cerca de correrse, retiró rápidamente su pene y se masturbó entre las nalgas temblorosas y blandas de Chikara.

Lo siguiente que sintió el consejero fue el semen espeso de Makoto manchando sus glúteos y espalda baja, juntos tomaron aire y se voltearon, abriendo los ojos para mirarse después de varios minutos sumergidos en fantasías; Ennoshita sonrió y tocó las mejillas de su amante, agradeciéndole esa encantadora noche mientras cerraba los ojos rendido por el cansancio. Shimada le besó la mejilla y lo cubrió a él y a sí mismo con las mantas para poder dormir al menos unas horas antes de que Chikara volviera a su propia habitación; Takinoue y Hayato abrieron suavemente la puerta y asomaron sus cabezas, Makoto frunció el entrecejo y les hizo unas señas para que se fueran, porque Ennoshita ya estaba dormido y no sería capaz de aguantar más rondas, al menos no esa noche.

Yaku se alejó lentamente por los túneles, cuidándose la espalda para no ser visto por esa persona sospechosa del dragón mensajero, no había leído en vano que esos pequeños dragones no eran nada comunes en el reino humano, y que incluso estaba prohibido comercializarlos y enviar mensajes con ellos, pues se asociaban directamente a la comunicación con los demonios. En definitiva debía avisarle al profesor Keishin de forma inmediata, aunque no sabía donde vivía, así que no le quedaba más que volver a su hogar y esperar a la mañana siguiente para decirle lo que vio.

Sigilosamente trepó por las rocas de los túneles subterráneos de Akkad para salir más rápido a alguna calle de la ciudad, estaba demasiado paranoico por lo que había visto y deseaba salir muy rápidamente de allí. Sin embargo cuando estaba por llegar a una salida que según recordaba se situaba delante de la compañía de correos, escuchó movimiento cerca de él, lo cual lo hizo esconderse detrás de una roca con el corazón acelerado.

Fue entonces cuando reconoció a una figura que caminaba en su dirección, era inconfundible, pero no se esperaba que Fukunaga también supiera de los pasadizos subterráneos. Morisuke se cubrió la boca para evitar hacer cualquier tipo de ruido, incluso respiraba más lento para no llamar su atención; le resultó inquietante que Shohei se quedara por dos minutos parado frente a la piedra donde estaba escondido, observando impasible como si lograra ver a través de ella.

No obstante no se quedó por más tiempo, dando un cuarto de vuelta para tomar una de las tantas salidas; Yaku se asomó un poco para verlo mejor, apenas caía en cuenta de que al menos 10 alimañas seguían a Fukunaga con total obediencia, entre ellas ratones, serpientes, arañas y lagartijas. El omega se estremeció con desagrado, y se apresuró a salir de allí, ya no podía con la consternación y el miedo que a veces le causaba su "compañero", de momento Shohei nunca había hecho algo en su contra, pero era tan extraño e indescifrable que Morisuke tenía la necesidad latente de alejarse lo más posible de él.

Al llegar a la superficie cerró rápidamente la entrada de ese pasadizo y se fue corriendo a su hogar, tenía al menos un par de horas para descansar con su gato antes de volver a ver al profesor Ukai. Lastimosamente para él la ansiedad fue tan grande que no pegó un ojo en todo lo que quedaba de noche, limitándose a acariciar el pelaje de su mascota que dormía enroscada sobre el regazo del omega.

Cuando amaneció se fue corriendo a la academia y usó un pasadizo para llegar a la sala de profesores, sin hacer ruido miró a Keishin, este de vez en cuando miraba las rendijas de aire para saber si su alumno no oficial llegaba a visitarlo, así que no demoró mucho en descubrir a Morisuke, quien le hizo una seña para indicar que quería charlar con él. Ukai se excusó ante su esposo y el resto de los profesores para salir del cuarto, Yaku se fue rápidamente hasta la oficina personal de Ukai, conocía como la palma de su mano cada entrada secreta, por lo que Keishin dio un paso atrás cuando el omega se le adelantó a abrir la puerta oculta.

-¡Profesor, vi algo en los pasadizos! - le anunció Morisuke para alertarlo, Ukai dio un respingo y lo hizo callar.

-No hables tan alto, te verán aquí - lo regañó, pero Yaku seguía muy inquieto.

-Ayer estuve por la noche en la biblioteca de la ciudad, exploré los túneles y descubrí a alguien que tenía un dragón mensajero - siguió contándole su alumno, Keishin abrió los ojos y tomó los hombros del omega con preocupación.

-¿Un dragón mensajero?

-Sí, lo juro, eso es muy sospechoso, no es normal que un humano tenga un dragón mensajero ¿Será un espía? - se preguntó Morisuke, el profesor tragó saliva nervioso.

-Claro que lo es, pero eso no te incumbe a ti, no vayas a decirle esto a alguno de tus amigos, solo sembrarías el pánico.

-Eso ya lo se, pero, tenía que contarle esto a usted, esto es muy grave - dijo Yaku levantándose en la punta de los pies para mirar de cerca a Ukai, que agarró otra vez los hombros del omega y los empujó hacia abajo para que pusiera la planta como correspondía, sin exaltarse.

-Por ahora, ignora lo que viste, eres muy joven para meterte en esta clase de conflictos, además, no te podrías defender.

-Gracias por recordarmelo...

-No refunfuñes, y escuchame muy bien, de ahora en adelante no uses los pasadizos a menos que estés en esta escuela, puede ser muy peligroso.

-Sí, señor - murmuró el alumno con fastidio - pero si usted obtiene noticias sobre este posible espía, dígamelo.

-No.

-¡¿Por qué no?!

-Este asunto solo nos concierne a los miembros de la corte.

-Qué egoísta…

-No me chantajees, y vuelve a tu sitio - replicó Keishin indicandole el pasadizo, Morisuke se giró para meterse otra vez en los túneles a regañadientes - y por favor, ve con mucho cuidado...

El omega volvió al pasadizo y caminó lento hacia la rendija de la clase de pócimas, cuando estuvo en la biblioteca la noche anterior no tuvo tiempo de investigar sobre la botánica en las pociones, pues estaba demasiado obsesionado con el collar de inscripciones desconocidas que le dio Fukunaga. Tenía muchas ideas con las que quería experimentar, si hallaba formas de potenciar las pócimas, tal vez le podría entregar un poco de magia a quienes no nacieron con la capacidad de generarla, era un sueño muy utópico, pero fascinante.

Sin embargo, mientras el profesor Takeda los invitaba a crear pócimas con pequeños efectos curativos, las teorías que Yaku formulaba sobre cómo potenciar los efectos, se vieron interrumpidas con la mirada fija e indescifrable de Shohei, que una vez más lo estaba observando como si supiese exactamente su posición. Morisuke frunció el ceño, tal vez no tenía motivos para molestarse con él, pero no podía evitar tener la suposición de que ese tipo solo quería incomodarlo; entonces, lo vio sonreír, no parecía malicioso, de hecho, lucía amigable, lo que solo lo hacía dudar todavía más de sus intenciones.

Cuando acabó la clase de pociones, el omega salió de su escondite, encontrándose solo en el salón; tenía una idea muy impulsiva, la de usar el laboratorio sin asistir a ver una clase de magia de intensificación, para experimentar con algunas ideas. Al caminar al interior de la sala, dio un gran respingo cuando alguien salió de golpe desde el escritorio de Takeda; era Lev, que de alguna forma logró esconder su alto cuerpo de alfa detrás del mueble; Yaku tuvo ganas de matarlo por ese gran susto.

Su amigo lo saludó enérgicamente y le preguntó porqué se había quedado, lo mismo le preguntó el omega, a lo que Haiba le respondió que lo estuvo viendo por la rendija y al darse cuenta de que seguía en su posición después de finalizadas las clases, supo que no pretendía irse por los pasadizos, por lo que se escondio rapidamente cuando todos salieron del salón para darle una sorpresa. Morisuke puso los puños en su cintura y miró de forma acusativa a Lev, como si estuviese insinuando que era un acosador, sin embargo el alfa tenía una actitud muy ingenua y bonachona como para reclamarle de forma brusca que le disgustaba ser vigilado por él.

Lo mejor era no prestarle tanta atención, y en cambio pedirle ayuda para abrir una estantería que no podía alcanzar, donde se guardaban algunas flores y hierbas para las pocimas; Haiba evitó por su propio bien hacer comentarios sobre la estatura de Yaku, y abrió un compartimiento para sacar algunas flores secas o en proceso de marchitación para dárselas al omega, que las tomó delicadamente y comenzó a analizarlas. Morisuke reflexionaba sobre los efectos que tendrían las pocimas si las flores estuvieran recién cortadas, pero para poner en práctica su hipótesis inicial, seleccionó una margarita que estaba marchitándose, y otra completamente seca.

Posteriormente fue hacia la mesa con los frascos y probetas para crear mezclas, y le pidió a Lev que le trajera algunos ingredientes para probar una poción de cura simple; su "asistente" trajo todo lo pedido, Yaku por su parte medía de forma sumamente exacta cada componente, para crear dos pócimas, una con la flor por marchitar y otra con la flor deshidratada; la poción solo podía curar heridas muy superficiales iniciando un proceso de coagulación, así que Morisuke, en pos de su experimento, tomó un bisturí que estaba entre los elementos del laboratorio, e hizo dos cortes en su mano.

Haiba se preocupó un poco al verlo sangrar, luego Yaku le entregó una de las probetas y le dijo que a la cuenta de tres, colocara una gota encima de la herida más cercana a su muñeca; Lev asintió y esperó la señal, con su mano sana el omega se había dispuesto a usar la otra versión de la posición. Entonces, cuando llegó al número tres, él y Haiba vertieron una gota de las pócimas en las heridas de Morisuke, quien, atento a los signos de coagulación, determinó el tiempo de espera entre cada poción, llegando a la conclusión de cuanto más seca estuviese una flor, más lentos serían los resultados.

Eso daba pie a otra experimentación, pero para eso seguiría necesitando un par de manos adicionales, por lo que le pidió a Lev que, durante las tardes cuando estuviesen desocupados, lo acompañase al laboratorio para hacer más pruebas con las pociones. Su amigo saltó de gusto, y aceptó sin dudar acompañarlo a donde fuese, solo porque tenía la curiosidad de que rayos pretendía haciendo experimentos así.

Yamaguchi estaba en la habitacion del príncipe, el joven Dai no se encontraba cerca, pues la reina le había pedido que la acompañase al patio para charlar sobre un asunto que ella consideraba que el príncipe debía conocer; por eso Tadashi continuó con los deberes de limpieza del cuarto de Dai un tanto melancólico y preocupado, todos actuaban más cautelosos últimamente, y el hecho de que su pequeño príncipe también fuese informado de algo que él desconocía, con mucho secretismo y tensión, solo lo hacía sentir más ansioso. Él no lo sabía, pero afuera en los jardines, la reina le estaba contando a su hijo sobre el supuesto cambiaformas que se encontraba cerca de ellos, diciendole que urgía que aprendiera a defender su vida y que nunca se quedase a solas con nadie, ni siquiera con Yamaguchi aunque confiara con su vida en él, de ahora en adelante el niño sería consciente de que debía cuidar su espalda para sobrevivir, pues para Yui el movimiento enemigo más lógico, y ruin, era acabar primero con la descendencia del rey.

El omega barría la habitación desganado y preocupado, no obstante, tuvo un repentino momento de ánimo cuando se regañó a sí mismo por su estado, y se forzó a pensar en lo que estaba aprendiendo para ser de mayor utilidad dentro de ese castillo, no le servía de nada lamentarse por algunas cosas, si estaba dispuesto a volverse más fuerte. Por eso abrió las manos separando las palmas a 30 centímetros, y se concentró en crear una pequeña esfera de aire que formaba un vórtice; era algo difícil de controlar, pero con determinación y fuerza de voluntad hizo más compacto el remolino de viento en vez de dejarlo descontrolarse y crecer.

Una vez tuvo el tamaño óptimo, usó el dedo índice para controlar la corriente de aire, apuntando hacia un mueble para quitarle el polvo de encima; Tsuki se habría sentido orgulloso de verlo, o también se hubiese burlado de que usara su control de la magia de manipulación para sacudir un cuarto. Fuera cual fuese su reacción, el omega estaba feliz de dominar esa magia casi tan bien como su querido Kei, mas no podía limitarse solo a eso, así que se detuvo para probar otro tipo de magia; entonces cerró los ojos y concentró su energía en sus manos y brazos, queriendo comprobar algo con lo que fantaseaba muchísimo.

Impulsivamente tomó el mueble y lo levantó con la facilidad con la que levantaba las sillas del comedor, los objetos que estaban encima se tambalearon, entonces él decidió bajarlo con cuidado; al soltarlo antes de tiempo, Tadashi sintió los músculos atrofiados y adoloridos, y terminó masajeando sus brazos quejumbrosamente, sin duda para ser un intensificador tendría que ponerse en mejor forma. Se dio cuenta muy tarde que uno de los jarrones siguió bailando sobre el mueble que dejó caer, y que aquel valioso objeto de cerámica dorada estaba cayendo directo hacia el piso; muchas cosas pasaron por su mente cuando miraba ese jarrón, lo costoso que era, lo valioso que podía ser sentimentalmente para su príncipe, el hecho de que tendría que pagarlo, o que el rey lo regañaría con su estruendosa voz; aquel escenario le daba muchísimo miedo.

Mientras pensaba en eso a una velocidad incomprensible, y la jarra se destrozaba sonoramente contra el suelo, Yamaguchi apretó los párpados atemorizado y extendió las manos hacia adelante como si pudiese detener lo que ya estaba hecho; al abrirlos, le sorprendió ver que el jarrón no estaba en el piso hecho pedazos, sino que seguía tambaleándose sobre el mueble. Reconocía esa escena que había ocurrido segundos antes de haber metido la pata, y antes de que la jarra cayera una segunda vez, se lanzó rápidamente para detener su caída en el aire, y la acomodó en su lugar.

Tadashi se quedó quieto y obnubilado, mirando las palmas de sus manos; no comprendía lo que había pasado, pues juraba que el jarrón ya estaba irremediablemente roto hacía unos minutos; pero seguía ahí, intacto como si nada junto al resto de la decoración. O había enloquecido, o se había quedado dormido de pie, o realmente había hecho algo para rescatar ese objeto antes de que se rompiera, pero ni siquiera se dio cuenta de que usó su magia, ni tampoco entendía qué tipo de magia había hecho, aunque eso no quitaba lo aliviado que se sentía de no haber roto algo que no era suyo.

Luego de terminar de asear, Yamaguchi salió corriendo al patio de entrenamientos para ver a Tsukishima y a sus compañeros de la guardia; Kei no hablaba demasiado con ellos, pero de todos modos los demás miembros de la guardia real se daban la atribución de molestarlo cuando Tadashi se aparecía para esperar sus ratos libres. El alfa recibió unas palmadas en la espalda mientras le decían que lo dejarían a solas con "su omega"; Tsuki acomodó sus lentes y se mantuvo muy serio para esconder el bochorno, esperando a que fuese el mismo Yamaguchi quien se acercara a él.

Tadashi corrió entusiasmado en su dirección, para contarle ilusionado que practicó su magia y que hizo algo demasiado extraño pero fascinante, Kei le prestó atención con algo de incredulidad, creyendo que como el omega era nuevo practicando magia, seguro se impresionaba con cualquier cosa. Entonces Yamaguchi le contó lo que había ocurrido con el jarrón, no supo darse a entender muy bien, así que Tsukishima se mostró más severo y le dijo que no estaba entendiendo nada; fue algo frustrante para Tadashi no ser capaz de comprender por sí mismo lo que había ocurrido, por lo que se quedó pensando un momento antes de volver a reformular su explicación.

Le explicó luego que tiró sin querer el jarrón de la habitacion de Dai, y que lo vio romperse, y que después algo ocurrió que hizo que la jarra volviera a su lugar; Kei tocó su mentón, extrañado, y llamó a su capitán, quien asomó la cara desde una pared junto al resto de sus compañeros, que lo estaban espiando y cuchicheando con picardía mientras lo veían charlar con Yamaguchi. Tsukishima le contó sobre la magia del omega, y preguntó si estaba de acuerdo en que era un tipo de magia psíquica; el capitán analizó a Tadashi, y murmuró que por tratarse de un omega, podía hacer magia inconscientemente, y que sí había una gran probabilidad de que manifestara poderes psíquicos.

Ennoshita pasaba por ahí debido a que Shimada lo convocó dentro del cuartel de la guardia, iba rumbo a esa reunión, pero no pudo evitar detenerse al escuchar las palabras del capitán, para corregirlo; el consejero se acercó para decir que a pesar de que los omegas eran capaces de dominar todo tipo de magia, la evidencia que tenían demostraba que, por tratarse de personas que debían gastar más sphaeram al combinar habilidades, no solía haber suficiente para desarrollar magias complejas como la magia psíquica o la magia de invocación. Kei cuestionó a Chikara diciéndole que cómo podía haber evidencia si solo hasta hace poco habían admitido omegas dentro de las academias de magia, a lo que el consejero tuvo que confesar que la experimentación con la magia de los omegas ya era estudiada antes de ser de conocimiento público, usando a los omegas de la nobleza como sujetos de prueba.

No parecía tan cómodo con el tema, pero Tsukishima siguió interrogandolo con una actitud seria que disimulaba su curiosidad y fascinación por el tema; Tadashi por su lado, aunque ya sabía que no debía ser un prejuicioso con Ennoshita, por mero instinto tomó el brazo de Kei y se apegó a él mirando fijamente al consejero. Chikara suspiró con nostalgia mientras contaba que un pariente suyo llamado Udai Tenma había sido un omega al cual le permitieron usar magia para estudiarlo, y que al igual que otros nobles del pasado, no demostraba un gran dominio de la magia psíquica por concentrar sus energías en combate sobre magias más ofensivas.

Yamaguchi preguntó qué fue lo que ocurrió con ese familiar de Ennoshita; por la mente del consejero pasaron recuerdos y rencores reprimidos que tenía contra la corona y sus reglas, había mucho para contar sobre Tenma, pero ninguna de las personas que tenía en frente podían saber las verdades que él manejaba; por eso se limitó a decir que falleció en una expedición. La mirada agachada del consejero demostraba una profunda tristeza por aquella pérdida, Tadashi se sintió mal por él, y aún sin soltar el brazo de un sonrojado Tsuki, le preguntó cómo se sentía; Chikara levantó la cabeza y tosió para recuperar la compostura, y reconoció que ya no tenerlo cerca le dolía más de lo que estaba dispuesto a demostrar en público.

Para cambiar el tema, el consejero preguntó cuál había sido el tema inicial para llegar al punto de la magia psíquica en omegas, por lo que Yamaguchi volvió a repetir su relato de cómo fue la secuencia de lo ocurrido; Ennoshita fijó su mirada con interés, y el capitán sugirió que el omega meditara durante horas, porque había escuchado que eso fortalecía las habilidades psíquicas. Chikara usó su voz de autoridad para ordenarle a Tadashi que no meditara por cuenta propia, pues aquellas habilidades solo debían ser manejadas bajo la supervisión de un profesional, y que ese profesional era Ikkei Ukai, director de la academia de magia y uno de los pocos alfas con dominio perfecto de la magia psíquica.

El omega asintió algo intimidado, Kei tocó su brazo para darle una sutil muestra de apoyo, lucía como si se estuviesen abrazando; luego Tsukishima le preguntó si debían ir con el director de la academia para buscar su ayuda, a lo que Ennoshita respondió que no, porque él mismo iría a verlo para contárselo. Entonces el consejero se retiró, y al notar que el omega abrazaba el brazo de Kei, y que este le tocaba un hombro a Yamaguchi, el capitán también decidió alejarse silenciosamente sin que lo notaran, para darles mayor privacidad.

Tsuki y Tadashi se miraron a los ojos, y tímidamente se soltaron de forma mutua, avergonzados de no haberse dado cuenta de que se estaban tocando; sin embargo, luego de unos segundos divagando torpemente, ambos volvieron a acercarse para estar unidos en un desesperado abrazo. Yamaguchi suspiraba ansioso sobre el pecho de Kei, a este le abochornaba saber que estaba siendo visto por sus compañeros, pero ya no había nada que ocultar, todo el mundo sabía de sus sentimientos por Tadashi aunque se hubiese esforzado por no ser obvio, por no llamar la atención; ya no tenía sentido tratar de negar lo que estaba sintiendo.

Por eso, mientras se repetía en su mente que debía dejarlo salir, Tsukishima abrazó de forma más apretada al omega, sosteniendo su cabeza con una mano; Yamaguchi susurró su nombre con anhelo, el alfa le pidió que por favor no dijera nada, usualmente no se lo pedía de aquella forma, ahora estaba siendo más gentil, dispuesto a dar los pasos restantes para oficializar su relación. Kei preguntó entonces si podían verse durante la tarde del dia siguiente en el jardín de la cascada trasera del palacio, Tadashi no tardó ni un segundo en decir que si, Tsuki suspiró con alivio, pero al mismo tiempo se empezó a sentir nervioso al pensar en lo que quería decirle en esa primera cita, no era sorpresa para nadie que iba a pedirle ser su pareja, pero él quería saber si tendría el valor de hablarle del futuro que planeaba para ambos.

Desde la oficina del senescal, Shimada observaba por la ventana como el omega y Kei se abrazaban de forma pura y cálida, como la pareja de enamorados más estereotipada de ese reino lleno de puritanismo; lo enfermaba ver a Yamaguchi siendo feliz con tan poco, Tsukishima era un soso, que no se atrevía a darle un simple beso, pues si él hubiera estado en su lugar, ya habría besado hasta los lugares más recónditos del cuerpo de Tadashi. Ennoshita lo hizo volver a centrarse en sus responsabilidades cuando entró por la puerta, saludandolo como si no hubiesen despertado juntos esa mañana, en su actitud fría y autoritaria.

Makoto fue hacia él con firmeza y lo miró a los ojos, discretamente pasó una mano detrás de Chikara para cerrar la puerta y ponerle cerrojo; el consejero siguió sus intensos ojos, y cuando escuchó el ruido de la llave cerrando la puerta, relajó su cuerpo para ser sostenido por él. La pasión de ese abrazo hacía palidecer la ternura del abrazo de Kei y Tadashi, ellos no se limitaban a eso, se acariciaban frenéticamente mientras Shimada besaba el cuello de Ennoshita sin dejar marcas.

Chikara gemía suavemente, Makoto le levantó una pierna haciendo que los costados abotonados de la túnica negra se abrieran para dejar ver la carne que sostenía y acariciaba con una mano; el consejero movió ansiosamente las suyas para encontrar la entrepierna del senescal, ninguno de los dos tenía planeado entregarse al placer, pero en cuanto se vieron, la necesidad se apoderó del raciocinio. Shimada lo detuvo de manera súbita y se apretó el entrecejo con dolor de cabeza, disculpándose por haber actuado tan desesperadamente en un momento como ese; Ennoshita suspiró decepcionado y se arregló las ropas, preguntando para que lo había convocado.

Makoto tomó aire para anunciarle una preocupante noticia que un escuadrón de la guardia le había enviado con su búho mensajero personal; las revueltas en el norte se estaban saliendo de control, afectando en demasía a la familia Kinoshita, cuyos miembros habían desaparecido en los bosques y se habían separado de sus custodios luego de una invasión al castillo. La guardia real los estaba buscando luego de que el pueblo se levantara en su contra, destrozando y quemando la acomodada vivienda, y ejecutando a todos y cada uno de los siervos de la familia; Ennoshita sudó frío, estaban a puertas de una guerra civil, pero lo que realmente le estaba preocupando sería la reacción del joven Hisashi Kinoshita, a quien había sacado de su hogar tiempo atrás junto a Kazuhito Narita, ambos herederos de casas nobles del norte.

Chikara mantuvo la calma y le dijo a Shimada que él se encargaría de aconsejar bien al rey ante ese escenario, y que sería quien le daría la noticia al joven Kinoshita personalmente; Makoto tocó su hombro y se lo agradeció, luego deslizó suavemente su mano por la clavícula de Ennoshita, luego por su cuello, hasta tomarle el mentón mientras lo miraba a los ojos. Dócilmente Ennoshita cerró los ojos y abrió un poco la boca para dejarle besar sus labios, Shimada introdujo la lengua con lentitud, soñando los labios de Yamaguchi y su hermoso rostro pecoso, relajado y dulce; por su lado Chikara pensaba muchísimo en la información que le habían dado, ya tenía dos motivos para visitar a Ikkei, excusas perfectas para poder ver su rostro y refugiarse en sus brazos.

Makoto abrazó fuertemente a Ennoshita, ambos sentían la necesidad de enredarse y seguir unidos para confortar sus corazones, pero en esos momentos el deber era más importante que cualquier cosa, y por ello el consejero se separó suavemente de su amante para poder marchar al centro de Akkad; Shimada tomó con delicadeza la palma de su mano para besarla, Chikara no pudo sonreirle como retribución, pero prometió que volveria a verlo por la noche. Entonces el consejero salió de la oficina de Makoto y caminó rápido y firme a la caballería, los miembros de la guardia le abrían paso retrocediendo algo intimidados, uno de ellos lo siguió para abrir la puerta del establo y así dejar que Ennoshita sacara a su corcel favorito para ir directamente a la academia de magia.

Chikara salió colina abajo, acelerando el trote de su caballo por los caminos adoquinados y con barandales de piedra que rodeaban las laderas que separaban la parte alta donde estaba el palacio, de la gran ciudad; toda Akkad estaba cruzada por decenas de canales de agua dulce que se transformaban en cascadas al encontrarse con el vacío que rodeaba el gran monte donde estaba ubicada. La vista era tan verde y magnífica, pero a Ennoshita le preocupaba que su idílico lugar en el mundo se transformara en un páramo de destrucción dentro de poco, y por alguna razón, creía que ese destino sólo podía ser cambiado si él no flaqueaba tomándose aunque fuese un solo descanso, era una presión que debía estar dispuesto a aceptar.

Lo primero que tendría que hacer sería charlar brevemente con Ikkei sobre el asunto del omega con poderes psíquicos y algunas recomendaciones para cuidar su vida, ese día no había tiempo para pasar un rato de calidad con él, porque su prioridad luego de informarlo, era ir con el joven Kinnoshita y explicarle lo ocurrido. Lo importante era ese niño, estar para él cuando le informase sobre lo ocurrido con sus conocidos y la desaparición de su familia, era algo difícil de decir, pero Chikara tenía el coraje de darle la noticia, y la empatía para darle consuelo, porque era seguro que lo necesitaría.

Al llegar a la academia ingresó sin dirigirle la palabra a nadie, caminando con firmeza y la mirada fija en el final del pasillo, los alumnos se apartaban dándole espacio para ir directo a su destino, les causaba algo de miedo a pesar de no mostrarles ninguna expresión intimidante, sin embargo tenían la sensación de que si se atravesaban en su recorrido recibirían un manotazo. Ennoshita subió las escaleras para llegar a la oficina del director Ukai, Fukunaga lo siguió con la mirada, de forma prolongada y poco disimulada, Chikara no quiso ni verlo a los ojos, porque sería sumamente incómodo dejar que esa mirada indescifrable y retorcida penetrara sus pupilas; ni siquiera había tiempo para detenerse a pensar en las intenciones de ese muchacho en ese lugar, al menos no por ahora.

-Ikkei - lo llamó Ennoshita entrando por la puerta de su oficina, el director se le quedó mirando descolocado, y luego reaccionó levantándose de su asiento.

-¿Qué ha ocurrido? - le preguntó al ponerse de pie, sabía diferenciar las visitas de Chikara, en esa ocasión no buscaba su ayuda y consuelo, venía por algo mucho más serio, era muy fácil reconocer cuando el consejero hacía honor a su título, su lenguaje corporal y expresiones eran muy honestas.

-Dame un momento - le pidió Ennoshita alzando sus manos para usar sus anillos canalizadores; Chikara cerró los ojos y visualizó en su mente las paredes de la oficina de Ukai, entonces, al tener claro la ubicación de cada posible grieta donde pudiese escapar el sonido de su conversación, usó su poder para rellenar esos huecos con cubos de piedra.

-¿Ya hermetizaste la habitación? - cuestionó Ikkei, Ennoshita bajó los brazos y abrió los ojos, entonces caminó hacia el escritorio de Ukai para hablarle de cerca.

-Ya está hecho, tenemos 15 minutos para hablar antes de que empiece a cansarme - aclaró el consejero poniendo sus manos sobre la mesa - el castillo de los Kinoshita fue invadido.

-Dios… ¿Hay heridos? ¿O…?

-Los Kinoshita desaparecieron mientras huían por el bosque, pero todos sus vasallos fueron ejecutados.

-Un problema tras otro… Temo que llegue hasta Akkad.

-Y yo me temo que es evidente que los problemas ya están entre nosotros - comentó Chikara suspirando, entonces miró a los ojos a Ukai, sin anhelo ni deseo, solo con seriedad y cautela - Ikkei, sé que esto será difícil, pero no confíes en nadie, ni siquiera en mi, ni siquiera en tu nieto. A partir de ahora todo lo que queramos decir acerca de nuestras teorías y planes, deberemos hablarlo frente al consejo.

-¿Por qué me dices eso? ¿Acaso desconfías de Keishin?

-No se trata de eso, se trata de que por precaución, no debemos fiarnos ni de nuestros seres queridos.

-Asumo que sabes algo que nosotros no.

-En efecto. Y no tengo permiso del rey para revelarlo.

-Entiendo… me dejas muy preocupado - comentó Ukai, Ennoshita suspiró y se tocó el entrecejo con cansancio mental, el director se compadeció de su pérdida de energía, y por ello usó sus manos para transferirle sphaeram en estado puro - si no puedes mantenerla más tiempo, no te fuerces a hacerlo.

-No es eso lo que me desgasta, es toda esta situación… - murmuró Chikara antes de erguirse con mayor firmeza - si te cuento esto es porque quiero que estés preparado, lo que menos me gustaría es que algo malo te pasara, por eso, debemos ser precavidos, y…

-Quieres cancelar cualquier tipo de terapia.

-Exacto, y, reducir los secretos que nos contamos mutuamente, al menos hasta que se aclare toda esta situación del espía y las revueltas en el norte.

-Comprendo ¿Podrás con eso?

-Tengo que.

-Lo único que te pido es que si sientes mucho desgaste, te detengas un momento por tu salud mental - le sugirió Ikkei tocando su hombro, Ennoshita cerró los ojos y se mantuvo seguro de su decisión, dejando atrás cualquier deseo de lanzarse a sus brazos.

-Hay algo más que debo decirte.

-¿Si?

-Hay un omega en el palacio, el cuidador personal del príncipe. Hace poco comenzó su entrenamiento mágico a cargo de Shimada, es bastante talentoso, pero, hoy me hablaron de algo bastante peculiar de él.

-Continúa por favor.

-Creo que manifestó un uso avanzado de magia psíquica - reveló el consejero, Ukai se tocó la barbilla con interés.

-¿Qué tipo de variante?

-Según lo que contó, estaba aseando la habitación de Dai cuando accidentalmente rompió un jarrón, entonces dijo que "de repente el jarrón estaba otra vez en su sitio, y que entonces sí pudo detener su caída a tiempo" - relató Ennoshita, Ikkei se rascó la barbilla sonriendo muy intrigado.

-Es control temporal, no puede ser otra cosa - pronunció el director sumamente motivado, Chikara sonrió al verlo feliz - y en un omega, eso es muy interesante, debemos potenciar esa habilidad para que no se vea opacada por otras.

-Shimada puede entrenarlo en lo básico, pero lastimosamente no creo que sea capaz de pulir sus habilidades psíquicas. Le pedí que no tratara de usarla otra vez hasta que tu no le hicieses una visita, si se pone a experimentar con el control temporal por sí mismo, podría acabar en coma, o peor, podría morir - dijo Ennoshita, Ukai asintió aprobando su sugerencia.

-Hiciste lo correcto, debemos probar sus límites, debe tenerlos claros si no quiere acabar gastando todas sus reservas de energía, es muy peligroso para sí mismo.

-¿Conoces algún otro caso actual sobre este tipo de variante? Tal vez si pudiésemos contactar a uno de ellos…

-No, no conozco nombres, solo se rumores de que hay uno en el reino demonio - respondió Ikkei, Chikara se tambaleó muy cansado, y él corrió para poder sujetarlo mientras las pequeñas barreras aislantes se desvanecían - ¡¿Estás bien?!

-Estoy bien… solo un poco mareado, pero podré caminar - susurró el consejero reincorporándose al poner una mano sobre el escritorio - tengo que ir a hablar con el joven Kinoshita.

-Espera un momento por favor - le pidió Ukai ayudándolo a caminar hasta el sofá, allí lo sentó apoyando su cabeza en el espaldar, posteriormente le transfirió más energía en estado puro, esperando ayudarlo un poco a recuperar vitalidad - necesitas fuerzas para comunicarle lo ocurrido.

-Muchas gracias - pronunció Ennoshita antes de ponerse de pie, Ikkei chupó sus labios con nerviosismo, aquel Chikara decidido y consciente de su posición le resultaba más interesante que su versión dependiente y desinhibida, pero también le preocupaba que actuara más frío con él.

-¿No quieres quedarte unos minutos más para descansar? - le propuso sosteniendole los hombros, Ennoshita suspiró y tomó con delicadeza las manos del director para apartarlas, solo para luego tomarlas entre las suyas por no resistir las ganas de tener contacto con él.

-Creo que ya no tengo tiempo - murmuró agachando la vista con pesar, y soltando muy suavemente las manos de Ukai, quien empezaba a sentir deseos de sujetarlo para que se quedara ahí, junto a él.

-Oye… - lo llamó Ikkei extendiendo su mano sin llegar a alcanzarlo; Chikara se detuvo y veloz volteó para tocarle las mejillas, depositando un pequeño beso en los labios del director, antes de irse rápidamente a cumplir sus deberes; fue algo tan fugaz que Ukai se quedó paralizado, entonces tocó sus labios con la yema de los dedos, sin poder ignorar como su pecho se quemaba al comprender, que algo como eso no le disgustaba aunque lo considerase completamente incorrecto.

Ennoshita caminó rápido y le preguntó al joven inspector si había visto a Kinoshita y a Narita, este le informó que ellos solían reunirse en el patio central, en la fuente de cerámicas azules; Chikara le agradeció la información y continuó su camino tan acelerado como hacía un momento. No demoró en llegar al patio central, que estaba lleno de enredaderas con flores que obstaculizaban su visión, por eso, se detuvo abruptamente cuando vio a tres miembros de la guardia delante de la fuente, imposibilitandole ver a Hisashi y a Kazuhito, que estaban sentados en el borde, recibiendo la noticia de parte de personas que no tendrían el mismo tacto que él; quiso apresurarse para llegar hasta esos niños, pero alguien le tomó la muñeca y lo acorraló contra la pared, sus protegidos no podian verlo gracias a la perspectiva y las enredaderas.

-Chikara ¿Te encuentras bien? - preguntó Ikejiri tocándole la mejilla, el consejero se sobresaltó y miró una vez más en dirección a los soldados y sus protegidos, nervioso y enfadado con la presencia de Hayato.

-Tengo que hablar de algo importante con el joven Kinoshita, así que si me disculpas - dijo Ennoshita, entonces Ikejiri le tomó los brazos, dando suaves caricias, pretendiendo tranquilizarlo.

-Si te refieres a lo ocurrido en sus tierras, el rey envió a esos guardias a darle la noticia, yo soy testigo de ello - comentó Hayato, Chikara trató de procesar aquello, porque no tenía ningún sentido.

-La noticia le llegó a Shimada, y él me envió a mi porque sabe que tengo una relación más estrecha con esos muchachos ¿En serio el rey les pidió esto? - cuestionó Ennoshita, Hayato levantó las manos.

-Lo hizo frente a nosotros cuatro, en persona - dijo Ikejiri abriendo las manos con sinceridad, el consejero no pudo evitar ponerse a pensar en el asunto del cambiaformas, había muchas posibilidades para comprender ese error de comunicación, tal vez ese espía se hizo pasar por el rey para que Hayato trajera una noticia tan delicada, o le estaba mintiendo, o el cambiaformas tomó el aspecto de Shimada para enviarlo a él; mas seguía sin comprender el porqué.

-Les preguntaré - murmuró Chikara, Ikejiri suspiró con desanimo.

-¿Por qué desconfias de mi palabra?

-No es nada personal, solo quiero asegurarme - mintió el consejero - es solo que no comprendo porque el rey te enviaría a ti, y no a mi.

-Aún estás bajo su sospecha, o eso parece - comentó Hayato, Ennoshita rió bajo sin tragarse sus palabras.

-En eso te equivocas.

-¿Por qué esa risa? ¿Acaso hicieron las paces? - le preguntó, Chikara apartó la mirada, controlandose para no revelar información de más.

-Sí, estamos en mejores términos - respondió vagamente, Ikejiri sonrió pacíficamente.

-Me alegro de que volvieran a ser así de cercanos - comentó, a Ennoshita le incomodó su "así", porque parecía insinuar algo indebido.

-Siempre hemos mantenido una distancia adecuada, pero desde tu acusación en mi contra esa distancia se hizo mayor, por suerte ayer lo arreglamos - dijo el consejero, Hayato sonrió irónico al oírlo decir que fue su culpa aquella acusación.

-¿Por la noche? - cuestionó alzando una ceja, Chikara lo miró de reojo.

-Hablamos por la noche, no tuvo nada de especial.

-Seguro… - murmuró Ikejiri, Ennoshita quiso darle la espalda para alcanzar al joven Kinoshita, que al ser dejado por los guardias, se levantó apresurado y se cubrió la cara para salir corriendo a llorar en soledad, Narita lo siguió, y el consejero del rey deseaba hacer lo mismo para proteger y consolar a ese niño; sin embargo Hayato volvió a tomarle el brazo.

-¡Suéltame! - le ordenó Chikara enfurecido, Ikejiri se mantuvo impasible.

-Ya fue informado, ahora puedes volver a tus deberes tranquilamente - le sugirió, pero Ennoshita se retorció muy enfadado.

-¡Deja de…! - exclamó el consejero antes de ser besado y acorralado contra la pared; los ojos de Chikara se abrieron, brillando con melancolía, impotencia y deseo, sus emociones estaban en desequilibrio.

-No te involucres en problemas ajenos, no te hará bien - sugirió Hayato antes de besarlo apasionadamente por segunda vez, Ennoshita apartó su boca, ruborizado y con ganas de llorar.

-Pueden vernos, por favor no sigas… - le pidió, pero Ikejiri tomó con mayor fuerza sus brazos y lo apegó contra el muro, besando y chupando su cuello.

-¿Qué pasaría si nos ven? ¿Alguna vez te has puesto en esa situación? - preguntó subiendo sus manos por los costados de las piernas de Chikara, este miró en todas direcciones para saber si había testigos a su alrededor, cuando vio pasar a un par de alumnos le dio un empujón a Hayato y actuó disimuladamente.

-Claro que me he imaginado lo que pasaría, y no te convendría ni a ti ni a mi.

-Sería incluso peor para ti - afirmó Ikejiri, ese comentario irritaba tanto a Ennoshita que lo impulsó a retirar el mango de su cuchillo personal que traía oculto bajo la tela de su túnica - actúas como si lo dijera en forma de amenaza, pero es una realidad.

-Entonces no me pongas en esa situación.

-Solo quiero que te des cuenta… - murmuró Hayato, deteniendo su frase para no caer en sentimentalismos que le soltaran la lengua, el consejero frunció el ceño y quiso irse de una buena vez - ¿Irás a consolar a ese niño?

-Sí, no tengo porque esconder eso.

-Actuas como su madre, de hecho, actuas como la madre de ambos jovenes, es injusto para ti - comentó Ikejiri, Chikara lo miró de reojo, sin ira, pero con dolor reprimido.

-Estoy bien con eso, cuidar de esos niños me hace feliz - le dijo, pero sus ojos reflejaban un anhelo imposible de cumplir.

-Cualquier muchacho en esta escuela miente mejor que tú - susurró Hayato tocando suavemente su mano, Ennoshita evitó mirarlo a los ojos para no mostrar debilidad - todos, incluso el rey, sabemos lo mucho que amarías tener un hijo, no uno ajeno, no el príncipe, no estos dos jóvenes, uno tuyo…

-Y todos tenemos claro que no se puede. No me hace bien desear algo que no puedo alcanzar, por eso, no me lo metas en la cabeza - le pidió el consejero con la mirada apartada, seria, pero con unos ojos húmedos y brillantes, tan sinceros como él mismo.

-Todos soñamos incluso sin quererlo - pronunció Ikejiri rodeando suavemente a Chikara entre sus brazos, cauteloso por la posibilidad de que este lo rechazara de forma amenazante - cuando te veo entrenando con Dai, veo a una madre dandole enseñanzas su pequeño, cuando te veo con los jóvenes Kinoshita y Narita, veo a una madre cuidando de sus crías. Creeme, que todos nos damos cuenta de eso.

-No hay otro camino - dijo Ennoshita seriamente, y sin embargo no se veía hostil ante ese abrazo, como si lo necesitase.

-Si tu piensas de esa manera, entonces si, no hay otro camino - le respondió Hayato abrazandolo con dulzura - si tu sigues ese destino sin cuestionartelo, entonces, proteger a los hijos de alguien más te ayudará a disminuir el dolor.

-Pero nunca acabará con él ¿No?

-Tu lo dijiste, no yo.

-Entonces lo soportaré, porque hay cosas más importantes que yo en este reino, sobre todo ahora - reafirmó el consejero con firmeza, Ikejiri lo miró a los ojos con decepción.

-¿Quién te enseñó que tus emociones no importan? No fue el rey, eso lo tengo claro - cuestionó, Ennoshita evadió su rostro una vez más, y cerró los ojos para mantenerse en control.

-Yo aprendí por mi mismo que hay asuntos de vital importancia que necesitan toda mi atención, no voy a ponerme a pensar en mi cuando estamos contra el reloj.

-¿Qué es eso tan grave que está ocurriendo y que evita que puedas estar en paz?

-¿Te parece poco lo que ha estado pasando? La desconfianza que todos tuvieron en mi contra, la paranoia, las conspiraciones del bando enemigo, todo está ocurriendo por un motivo, es mi deber hacer algo.

-Ese tiempo de soledad que pasaste cuando te señalaron con el dedo ¿No te hizo pensar en todo lo que está mal aquí? Todos han sido injustos contigo ¿En serio no sientes nada al respecto? - le preguntaba Ikejiri, Chikara apartó sus brazos sin agresividad, decidiendo no alterarse ni lanzar acusaciones contra él, para aparentar seguirle el juego.

-Lo que haya sentido, es irrelevante, ahora por favor, déjame ir a ver a ese niño, realmente quiero estar para él en este momento - dijo Ennoshita, Hayato tomó el rostro del consejero entre sus manos, y lo besó una última vez.

-Ve, pero, no vuelvas a calificar de "irrelevante" lo que sientes - pronunció Ikejiri, Chikara no podia tragarse nada de lo que le decía - vives para complacer los deseos de otros, vives para servir a otros, pero ¿Qué hay de ti?

-Ya llegará el momento - murmuró Chikara antes de darle la espalda para huir de esa conversación.

Si Hayato quería hacer dudar a Ennoshita de su rey y de las imposiciones para su condición de "intocable", tendría que esforzarse más, pues para el consejero, nada era más importante que proteger al reino, y quien quiera que fuese el cambiaformas, no estaba allí para ayudar a reparar las injusticias, sino para perjudicarlos a todos por igual. Las prioridades eran otras, pero gracias a esa charla, algunas emociones angustiosas y sofocantes brotaron en Chikara sin poder controlarlas bien, eso era un enorme contratiempo, porque no estaba en la mejor condición para apoyar emocionalmente a Kinoshita.

De todos modos, con esa sensación de ahogo buscó al joven, encontrandolo en los baños agachado con Narita arrodillado delante de él, siendo abrazado mientras lloraba desconsoladamente; Ennoshita entró al cuarto de baño en silencio, los dos chicos se dieron cuenta de su presencia segundos después, él los miró compasivo y triste, y se les acercó un poco más. Hisashi lo observó a la cara, la suya estaba empapada y roja, y sus labios hicieron un suave puchero que enterneció a Chikara, quien terminó de rodillas frente a él para darle un apretado y maternal abrazo.

Cuánto miedo podía sentir ese muchacho en esos momentos, pensar en su familia perdida y en peligro, en las personas que conoció siendo empaladas, quemadas o ejecutadas, tal vez era muy cercano a ellos tal y como Dai parecía amar mucho a su niñero, quizas el joven Kinoshita también era amigo de todos los que trabajaban para su familia, y por eso, Ennoshita no podía perdonarse no haber llegado a tiempo para ser quien le dijera esa noticia tan horrible. Hisashi se acurrucó en los brazos del consejero, llorando y sollozando, Kazuhito sostuvo su mano, y Chikara le acarició la cabeza; no dijo nada, solo lo acariciaba y besaba su frente, porque decir algo al respecto solo empeoraría su dolor.

Cuando el joven se quedó sin lágrimas, se apartó un momento de Ennoshita, mirando hacia abajo, el consejero pudo ver una expresión de rabia e impotencia muy preocupante en ese muchacho, sus fosas nasales se abrían mientras sollozaba, y parecía haber mucho odio en sus ojos. Chikara le limpió las lágrimas con un pañuelo y le habló bajo, en un tono suave para tranquilizarlo; Kinoshita susurró que su propio pueblo había hecho eso, que era algo injusto y horrible, y que nunca habría imaginado que los traicionarían de esa forma.

Ennoshita no debía decirle que la corona tenía algo de culpa por no haber ayudado al norte como deberían haber hecho, pues no podía desviar los rencores del joven en contra de su propia familia lejana, que lo estaban acogiendo en la capital; y sin embargo, tampoco le agradaba el hecho de que Hisashi estuviese sintiendo ese odio contra su pueblo, porque sabía que un terrateniente que despreciaba a los suyos nunca acababa bien. ¿Y si eso era parte de la estrategia del cambiaformas? ¿Si acaso potenciar el odio entre el pueblo y la monarquía era algo que buscaba traspasar a las nuevas generaciones? La paranoia de Chikara lo hizo pensar en la visita inesperada de Hayato, inmediatamente quiso borrar cualquier sospecha y acusación de su mente, porque debía ser cauteloso hasta con sus propias desconfianzas, soltar acusaciones apresuradas u obsesionarse con ellas solo sesgaría su visión, la cual necesitaba en su máximo funcionamiento.

Al otro dia, luego de haber estudiado a escondidas en la academia como de costumbre, Yaku se levantó por la mañana, quería aprovechar una clase de magia de manipulación que se realizaría al aire libre a los pies de Akkad; realizar entrenamientos prácticos en la cima podía causar accidentes, como desplazamientos de tierra y el desvío de los caudales de agua dulce que atravesaban la ciudad. Era necesario mantener a los usuarios de manipulación en un terreno abierto del cual podrían aprovechar sus recursos, sin dañar a las personas de la urbe; esa instancia le serviría a Morisuke para seguir analizando el aprendizaje de sus compañeros, y para recoger flores frescas con las cuales seguir haciendo experimentos con pócimas.

Keishin le había dicho que no usara los pasadizos subterráneos para movilizarse, pero el omega no tardó ni un dia en desobedecer, pues lo ponía nervioso la posibilidad de ser visto mientras seguía a los demás por los caminos reglamentados que rodeaban la montaña; por esa razón fue con cautela por los túneles, encontrando las salidas cubiertas de piedras, a excepción de un pequeño hueco donde podía pasar arrastrándose, por suerte su cuerpo no era muy grande y fue capaz de salir detrás de una cascada. Casi resbala por las piedras húmedas, pero por suerte su tiempo explorando le sirvió para aprender a estabilizarse y moverse en sitios complicados; después de un rato oculto tras un árbol, divisó al profesor Naoi guiando a los alumnos a los pies del camino, tardaron más que Yaku al bajar.

Él los siguió disimuladamente, ese día no llevaba el uniforme para camuflarse entre los demás de ser necesario, al estar al aire libre podía pasar como un simple viajero; sus compañeros se instalaron en un terreno abierto, sentados en el pasto formando un círculo alrededor del profesor, Morisuke se acercó lo más que pudo, no escuchaba muy bien, pero si llegó a escribir algunos consejos en su libreta. Lo siguiente era recoger flores desde la raíz y guardarlas en pequeñas macetas que llevaba en su bolsa, si las tenía en un estado fresco podría experimentar en casa o en la academia para saber si sus hipótesis eran correctas.

Al cumplir esa labor, corrió otra vez para observar cómo iba la clase, el profesor Naoi tenía los brazos atrás y miraba atento cada práctica de sus alumnos, algunos escogían mover corrientes de aire, otros cambiaban el terreno en un área muy limitada, por órdenes del maestro. Con eso Yaku y Naoi supieron identificar a los alumnos más responsables de los más impulsivos, pues los que tenían conciencia de su poder, elegían manipular el aire para reducir los daños, que no eran los mismos que romper la tierra y arruinar el terreno perfectamente liso y verde.

Fukunaga estaba en esa clase, el profesor y Morisuke pusieron sus ojos en él, al omega le parecía muy curioso que Shohei decidiera demostrar su poder de forma coordinada, pero a muy pequeña escala; lo que estaba haciendo era crear diminutas columnas con un perfecto corte hexagonal, una tras otra a su alrededor; sus compañeros lo juzgaron de presumido, pero Naoi y Yaku supieron que escogía ese ejercicio por miedo a no ser capaz de hacer algo de mayor tamaño. Entonces el maestro le propuso el desafío de tomar un gran bloque de tierra usando su varita, y mantenerlo elevado hasta que llegase a su límite. El joven obedeció y se concentró para tomar una gran masa de tierra y dejarla suspendida a 4 metros de altitud; no tardó ni dos minutos en dejar caer la tierra, creando una nube de polvo que hizo toser a los presentes; el profesor le dijo entonces que tenía que practicar ese ejercicio todos los días, que no importaba de momento la altura, pues lo que debía entrenar primero era su resistencia.

Era interesante para Yaku que Fukunaga lograse usar su magia de formas muy complejas pero sin llegar a mover grandes cantidades de cualquier elemento, como si hubiese aprendido todo al revés, de lo más detallado a lo más general. La clase continuó durante unas horas, quienes manipularon la tierra refunfuñaron cuando el profesor los obligó a restaurar el terreno, una tarea muy difícil que trataron de completar, solo cuando se resignaron a que ya no podian hacer mas Naoi se encargó de componer el resto antes de darles un pequeño descanso, gran parte de los alumnos se sentaron en los alrededores para comer una merienda, Shohei en cambio se alejó del perímetro.

El omega lo siguió cauteloso hasta un riachuelo donde Fukunaga se instaló para leer un libro, Morisuke no lo consideró extraño, hasta que vio que Shohei extendía su varita hacia un lado, aparentemente usando su poder para atraer a un ratón que estaba oculto en los matorrales. La rata caminó en dos patas, Yaku abrió los ojos con sorpresa, se suponía que solo los magos psíquicos podían controlar en menor medida la mente de los seres vivos, pero ese animal actuaba como si estuviese siendo movido por Fukunaga, que movía la varita mientras el roedor "bailaba" al son de su magia.

-Te escucho - dijo Shohei, Morisuke salió de su escondite sin sorprenderse de que su "amigo" supiera donde estaba.

-¿Cómo haces eso? - le preguntó con curiosidad, Fukunaga no dejó de mover suavemente la varita, pero sí le permitió al ratón "sentarse" un momento y descansar su debilitado cuerpo.

-Es un secreto de mi pueblo - le respondió, Yaku ya había empezado a crear una hipótesis para explicar lo que hacía.

-Puedes controlar todos los componentes orgánicos de un animal al mismo tiempo ¿No es así? - teorizó, Shohei no dijo nada, solo volvió a hacer que la rata se levantara, pues su tiempo de descanso había acabado.

-¿Y si en realidad soy psíquico? - pronunció Fukunaga, Morisuke se acercó un poco para mirarlo más de cerca.

-No lo eres, solo los omegas pueden usar más de un tipo de magia.

-Tu eres omega - dijo Shohei, Yaku se cruzó de brazos y resopló.

-Soy un caso raro - se excusó Morisuke, entonces Fukunaga rió bajo antes de soltar al animal y dejarlo huir despavorido.

-Pero tienes razón, no soy un psíquico, uso magia de manipulación.

-Lo sabía, no controlas la mente del ratón, solo controlas su cuerpo porque está hecho de materia orgánica - decía Yaku acercándose con entusiasmo al lado de Shohei, para sentarse junto a él frente al riachuelo - es increíble, es un uso tan creativo y avanzado ¿Puedes enseñarme más?

-Cualquiera podría hacerlo - dijo vagamente Fukunaga, el omega acercaba su cabeza hacia su amigo con mucho interés - pero lo consideran inmoral.

-¿Por qué sería inmoral?

-Matas algunas ratas cuando apenas estás empezando - le aclaró, Yaku cerró la boca con incomodidad.

-¿Accidentalmente verdad? - preguntó preocupado.

-Sí, sus vasos se rompen, sus órganos explotan, o sus huesos se trituran si no aprendes a controlarlo todo al mismo tiempo.

-Debe ser horrible…

-Es necesario.

-¿Por qué?

-No puedes usar humanos para iniciarte en esto. Tienen que ser animales.

-Ya veo…supongo que es más horrible usar humanos, pero aun así… no sería capaz…

-Mi gente es capaz.

-¿Han experimentado con algo más? - preguntó el omega consumido por su curiosidad, acercándose tanto a Shohei que este en un principio se sorprendió, mas luego sonrió sin mirar a Morisuke, sus sonrisas eran menos incómodas así.

-No puedo decirtelo, solo puedo mostrarte - le dijo Fukunaga, Yaku enderezó la espalda prestando atención, Fukunaga lo observó de arriba a abajo, le gustaba su postura, con la espalda derecha, formando la curvatura de su columna desde la vértebra más alta hasta el coxis; le agradaban también sus muslos cuando se sentaba sobre las rodillas y la tibia, resaltaban al igual que su incipiente pecho alzado y seguro de sí mismo.

-Por favor, muestrame todo lo que sabes hacer - le pidió el omega colocando sus manos sobre sus muslos para esperarlo, Fukunaga evitó el contacto visual mirándole las piernas, y sonrió alzando su varita para escoger a un animal del entorno, tenía que ser algo que un omega considerara lindo, los insectos, lagartos y ratas no le servirían.

-Levanta tu mano - dijo Shohei, Yaku siguió su instrucción y levantó una mano, recibiendo un minutos después las garras de una avecilla controlada por Fukunaga, Morisuke la acarició, seguro estaba asustada; entonces su amigo le arrancó una pluma y luego la dejo ir.

-Controlas la materia orgánica del ave para moverla, tomo nota - susurró el omega, Shohei sonrió más interesado en la expresión feliz de Yaku que en mostrarle su verdadero potencial destructivo, que era lo que a él particularmente lo estimulaba.

-Mira esa planta - le indicó Fukunaga, Morisuke vio en la dirección que apuntaba su amigo, y de pronto notó como las verdes hojas de la hierba se marchitaban a paso acelerado; el omega abrió la boca, pensando sin parar en una explicación para eso.

-¿Cómo…?

-No puedo decírtelo, solo puedo enseñártelo - pronunció Shohei mientras la planta moría por completo, entonces Yaku dio un respingo cuando su mente llegó a una teoría lógica.

-No es que puedas matar flores, solo estás extrayendo el oxígeno a su alrededor - dijo Morisuke con entusiasmo, a Fukunaga le gustaba su mente tan brillante.

-Con eso puedes dejar sin aire a alguien - afirmó el beta, Yaku estaba fascinado.

-Es impresionante… - murmuró antes de mirarlo con una expresión adorable de niño mimado - enséñame más por favor.

-Puedo dar placer y dolor a un ser humano sin tocarlo, tu eliges que quieres ver - comentó por lo bajo, Morisuke levantó las cejas sorprendido, sin querer soltó unas cuantas feromonas, y se tocó el brazo avergonzado.

-Empecemos con un poco de dolor… - le pidió sobándose el brazo, mirando hacia el lado con las mejillas rojas, Shohei acercó su varita al cuerpo de Yaku, de pronto el omega sintió un pequeño ardor en su cuerpo, no era muy potente, porque Fukunaga no deseaba romper el ambiente tan agradable que se formó entre él y el omega - quema un poco…

-Dime si ya no puedes soportarlo - sugirió su amigo, Morisuke cerró los ojos, aguantando el ardor entre sus pectorales.

-Ya puedes parar - le pidió Yaku, Shohei se detuvo y agachó la mirada para no incomodar al omega, siendo consciente de que sus ojos inquietaban a las personas.

-¿Quieres probar lo otro? - preguntó Fukunaga, Morisuke se tocó el brazo, dubitativo e inseguro, pero aún con una gran curiosidad, esta vez no sólo por la magia de su amigo.

-Está bien… Quiero intentarlo.

-Recuestate por favor - susurró Shohei, el omega se recostó suavemente en el pasto y cerró los ojos, entregándose por completo a esa experiencia nueva y excitante, como humano le dieron una educación ortodoxa y pudorosa, pero él siempre leyó muchos libros que le hablaban de cómo funcionaba la sexualidad en otros lugares, que sin lugar a dudas eran mucho más libres que su reino.

-Hazlo… - pidió Yaku con una voz suave, la varita de Fukunaga se movió con lentitud desde el pecho hasta la boca del estómago, Morisuke tembló al sentir un calor y un cosquilleo que crearon una reacción en cadena en su cuerpo, de pronto todo su ser expulsaba feromonas, y a él ya no parecía importarle la magia de su amigo, ya no pensaba en como lo hacía, solo se dejó llevar.

-No eres como los demás humanos… - murmuró Shohei para sí mismo, el omega no se cuestionó el porqué hablaba de los humanos como si fuera ajeno a ellos, pues estaba completamente inmerso en las sensaciones placenteras, en los espasmos que sufría y su voz saliendo como un angelical coro mientras el beta le daba estimulación con su magia y le recorría el cuello con la pluma que arrancó del pájaro; de repente Fukunaga se detuvo abruptamente y apoyó las palmas en el suelo, respirando con agitación.

-¿Te encuentras bien? - preguntó Yaku asustado, Shohei lucía muy débil, pero con sus pocas fuerzas logró tomar su bolsa para sacar un pequeño frasco con una dosis de "sphaeram líquido", que se bebió de un sorbo para recuperarse - ten cuidado con eso… puede causar adicción.

-Es solo para emergencias - le aclaró Fukunaga antes de reincorporarse y volver a tomar su varita, queriendo seguir con ese juego.

-No - ordenó Morisuke seriamente, el beta se quedó quieto obedeciendo - no sigas demostrandome tu magia, no quiero que te desmayes por falta de energía.

-Estoy acostumbrado a tomar hasta 4 dosis en batalla.

-¿Has participado en batallas?

-Algo por el estilo.

-Como sea, solo no sigas usándola, no es necesario - le recomendó el omega, Shohei miró hacia abajo, decidiendo entre hacerle caso o no.

-Hay algo más que puedo hacer, algo muy loco - dijo para picar la curiosidad de Yaku, quien se cruzó de brazos orgullosamente, tratando de reprimir el interés.

-Pero no lo hagas durante mucho tiempo ¿De acuerdo? - propuso por no aguantar el deseo de ver las maravillas que ocultaba su amigo; de pronto un exquisito aroma llenó las fosas nasales del omega, unas feromonas potentes con olor a cedro y lavanda que lo atrajeron hacia Fukunaga como un imán - ¿Qué…? ¿Eres… un alfa?

-No, no lo soy - pronunció Shohei, Yaku gateó encima de él, olfateando hipnotizado esas feromonas, sin poder controlar su postura sugerente mientras acercaba la nariz al cuello de su amigo, quien tuvo que recostarse boca arriba para dejarlo oler a sus anchas.

-Hueles tan bien… quiero oler más… - susurró Morisuke fuera de si, no le importaba en lo más mínimo donde tuviera puestas sus manos Shohei, solo se quedó sobre él, inmerso en sus instintos mientras le olía el cuello; Fukunaga rodeó su cintura con un brazo y usó su otra mano para acariciarle la espalda gentilmente, ya no parecía el mismo chico raro al cual todos le temían.

-Eres el unico que me gusta de aquí - murmuró el beta cerrando los ojos y ladeando la cabeza para besar los labios de Yaku, que se dejó llevar profundamente atraído por él, por su falso olor, por los misterios que lo rodeaban y su indescifrable propósito en ese lugar.

-Quiero… - susurró Morisuke al separar su boca de los labios de Shohei, ni siquiera notaba que estaba sentado sobre los muslos de su amigo - quiero que me marques…

-A tus órdenes - respondió él, dando una suave mordida en el cuello de Yaku, este suspiró y echó la cabeza hacia atrás, dejándole morder también su garganta y clavículas; claramente no era un alfa, su mordida no tendría el mismo efecto, pero con su olor bastaba para que su mente lo percibiera como uno real.

-Sigue… - le pidió el omega, el ambiente se estaba llenando de sus propias feromonas, las cuales Fukunaga no era capaz de oler; pero antes de que ambos pudieran continuar con sus fantasías, Shohei cayó hacia atrás, rendido por el gasto de energía vital - ¡¿Estas bien?!

-Sí, solo dame un momento… - pronunció estirando el brazo para tomar otra poción de su bolsa, la cual bebió con la mano temblorosa.

-Fukunaga, no vuelvas a exponerte así - dijo Morisuke en tono de orden, su amigo selló sus labios con nerviosismo - tienes que conocer tus límites, hiciste algo muy irresponsable.

-Tengo esas pócimas - dijo Fukunaga, Yaku colocó sus manos en la quijada de su amigo para luego mirarlo directo a los ojos.

-Ten mucho cuidado, es muy peligroso que te quedes sin energía - pronunció Morisuke serio y preocupado, Shohei se preguntó si ese omega se sentiría incómodo al ver sus ojos, sin embargo eso no pasó, cosa que lo hizo sentirse muy bien consigo mismo; entonces, luego de un minuto en silencio, ambos volvieron a besarse, Yaku abrazó el cuello de Fukunaga suavemente, y este lo dejó recostarse sobre su propio cuerpo.

-Eres el único interesante de este lugar - volvió a decir Shohei, el omega le dio un pequeño beso en los labios antes de contestar.

-Puedo decir lo mismo de ti - murmuró besando el cuello de Fukunaga, este acarició cada extensión de su cuerpo al alcance de sus manos.

-¿Te gustaría aparearte conmigo? - preguntó sin rodeos, el omega se ruborizó y apoyó su oreja en el pecho de su amigo.

-Necesito pensarlo bien…

-¿Tú piensas como el resto de los humanos?

-No, no creo que la virginidad sea tan importante… - respondió dudando, Shohei le tomó la barbilla para verlo de frente.

-Si no quieres, solo tienes que decirmelo.

-Dame tiempo para pensar… hoy me descontrolé facilmente, no quiero caer en eso, no puedo simplemente rendirme a mis instintos como un animal, mucho menos si… - decía inseguro de continuar con algo que posiblemente sonaría ofensivo para el beta - sobre todo si no te conozco ni un poco…

-Mi gente no necesita conocer profundamente a nadie para aparearse, no necesitan reprimir sus instintos animales, los abrazan como una parte importante de sí mismos - respondió Fukunaga, era la primera vez que Yaku lo escuchaba decir una frase larga.

-¿De dónde vienes? - le preguntó Morisuke, Shohei miró el cielo mientras lo acariciaba por completo, desde los muslos hasta los hombros.

-De un pueblo libre - respondió él, Yaku apoyó la barbilla en las clavículas de su amigo, y lo miró de frente fijamente.

-¿Por que decidiste venir a un pueblo reprimido como el mio? - cuestionó, Fukunaga siguió observando el cielo, quizás estaba abriéndose demasiado con ese omega.

-Quiero ser testigo…

-¿De que? - Morisuke hizo una expresión de incertidumbre, y Shohei no quiso verlo a la cara cuando le dio una respuesta.

-De su caída.

Cuando Fukunaga pronunció esas palabras, la tranquilidad de Yaku se desvaneció lentamente de su rostro, su "amigo" se quedó callado luego de decir aquello, y no posó sus ojos sobre los de Morisuke, quizá por vergüenza o porque no quería que el omega descifrara sus intenciones; de todos modos, Yaku murmuró que ya estaba por acabar el receso, así que se levantó dejando a Shohei en el suelo, saliendo de allí caminando rápido. A pesar del miedo, su corazón no dejaba de saltar excitado, y todo su cuerpo se sentía caliente, lo que habia pasado alli fue su primer acercamiento a la sexualidad, tal vez era su culpa por no saber controlarse, las hormonas a su edad eran muy difíciles de mantener bajo control y era muy peligroso para un omega como él caer tan fácilmente ante las feromonas de un alfa.

Aunque, Shohei no era un alfa, Morisuke acababa de caer en cuenta que otra demostración de su poder implicaba modificar su propia composición corporal para convertir sus insignificantes y casi inodoras feromonas de beta, en unas potentes feromonas de alfa; debía ser algo muy complicado de aprender, seguramente Fukunaga y su gente sabían muchísimo de química para entender y modificar la materia orgánica de un cuerpo, eso era fascinante. Él era tan interesante y atrayente a su manera, Yaku se ruborizaba pensando en sus misterios y sus caricias, en esa experiencia que seguramente poseía al haberse criado fuera de la sociedad puritana, en su brillantez, en sus peligros; lo asustaba, pero también lo hacía sentir mariposas en el estómago.

Mientras volvía a la cima de Akkad por el camino oficial, el omega reflexionaba sobre Shohei y su extraña frase donde parecía esperar con ansias que algo malo le ocurriera a la ciudad, no quería ser paranoico, pero, era difícil no pensar en ello, tan difícil como olvidar su olor y la forma en que lo tocó. Al llegar a Akkad, corrió a su casa para utilizar las flores que recolectó ese dia, y se encontró al profesor Keishin esperándolo, cuando el omega le preguntó qué hacía allí, el profesor le dijo que le había contado al consejo sobre lo que vio en los pasadizos al interior de la montaña, y que quería saber si Yaku había visto algo más además de eso, algo que le sirviera como una pista para atrapar al infiltrado.

Morisuke selló sus labios recordando que vio a Fukunaga esa noche en los pasadizos, no estaba seguro de si era una buena idea delatarlo, tal vez conocía esos túneles, pero eso no era un indicativo de que se trataba de la misma persona que envió un dragón mensajero a los pies de Akkad. No había pruebas para acusarlo de algo, pero a Yaku no se le quitaba de la cabeza que Shohei dijo algo muy inquietante mientras hablaban, eso ya daba bastantes luces rojas para señalarlo de querer algo malo para la ciudad; aunque, si rebuscaba en el asunto, ese "odio" a Akkad podía significar cualquier cosa, incluso él mismo a veces odiaba la sociedad en la que vivía por las ideas retrogradas contra la sexualidad, debido a que en ocasiones se sintió juzgado por quienes sabían que vivía solo a su edad siendo un omega.

Por miedo a equivocarse y darle problemas a Fukunaga, decidió no decir nada al respecto, mintiéndole al profesor Ukai al decirle que después de ver aquello solo se preocupó por salir lo más rápidamente posible de los pasadizos. Keishin creyó en sus palabras y le agradeció su cooperación, pretendía irse, no obstante se detuvo al notar algo en el cuello de Morisuke, las pequeñas marcas de mordidas que Shohei había dejado alrededor de su cuello.

De pronto el profesor tomó con fuerza los hombros de Yaku y le preguntó sin rodeos que eran esas marcas en su cuello; la cara del omega se tornó pálida, y balbuceó una respuesta incompleta por el nerviosismo y la vergüenza, cosa que provocó que Ukai se enfureciera al entender que era lo que él estaba pensando. Sin soltarlo, Keishin lo sermoneó a gritos diciendole que no debía hacer esa clase de cosas a su edad, y mucho menos con cualquier persona, Morisuke se defendió diciendo que no llegó a hacer nada realmente, que no pasaron a tener sexo de verdad, pero aun asi el profesor le agitó los hombros, sin parar de decirle que se respetara.

Ese momento fue muy incómodo y humillante para Yaku, sus vecinos salieron a mirar gracias a los gritos de Ukai, y eran testigos de todo el sermón sobre sexualidad responsable y castidad que él tanto odiaba, Keishin le decía que esas cosas debían hacerse luego de una relación consumada en matrimonio, y no a tan temprana edad. El omega le pedía que bajara la voz, pero el profesor le dijo que solo se callaría si le juraba que le haría caso y que no volvería a tener tocamientos con quien quiera que lo haya profanado.

Morisuke estaba rojo de la vergüenza, y con los ojos llorosos prometió en voz baja que no volvería a tener ese tipo de acercamientos con nadie; en realidad no lo juró de corazón, lo único que quería era zafarse de esa exasperante situación, y del firme agarre de Ukai. Luego de eso se metió corriendo a su casa y cerró la puerta con llave, su gato se acercó maullando para saludarlo, pero él no volteó, se quedó delante de la salida sollozando y secando sus lágrimas de rabia y aflicción, preocupándose por los rumores que viajarían de boca en boca por culpa del profesor y los vecinos.

Al atardecer, Yamaguchi terminó sus ensayos junto a Shimada, las cosas entre ellos seguian igual de frías, Makoto solo hablaba con él si era indispensable para el aprendizaje de su magia; Tadashi sentía ganas de llorar por ese distanciamiento, él no le hacía caso cuando intentaba tocar otros temas de conversación, y sentía que era su culpa que todo acabase de esa forma. Cuando finalizaron la clase, el omega se quedó viendo a su profesor mientras se alejaba una vez más sin decir nada, empezaba a ser muy angustiante recibir esa indiferencia sin entender el motivo ¿Acaso quería castigarlo por no desear ser su amante? Esa razón lo hacía sentir rabia, así que en un impulso de valentía, lo siguió caminando firme y con decisión.

-¡Shimada san! - exclamó Yamaguchi armado de coraje, Makoto se quedó quieto sin mirarlo, tan serio como de costumbre.

-¿Qué necesitas? - le preguntó, el omega no perdió la seguridad y se forzó a sacar todo lo que quería decirle.

-¡Ya basta de esta indiferencia, es demasiado injusto! - le dijo en voz alta, y Shimada suspiró agobiado.

-¿Y qué quieres que haga? Ya hice algo que no debía hacer, nuestra relación ya no puede ser la misma de antes - respondió Makoto, pero Yamaguchi apretó los puños temblando de enojo, con los ojos húmedos y una expresión de rabia.

-¿Me ignoras porque no quiero ser tu amante? - cuestionó sin pensar bien, pues estaba hablando desde el alma, y Shimada solo pudo agachar la cabeza avergonzado y frustrado.

-Te ignoro porque ya abrí mi corazón, y sé que ninguno de los dos podrá… - murmuró Makoto, Tadashi secó sus lágrimas antes de que cayeran por sus mejillas, porque seguía más enfadado que triste.

-Yo creí que eramos amigos, que eso no iba a cambiar, pero ahora… ahora usted actúa como si no le sirviera más - dijo Yamaguchi afligido, Shimada volteó a verlo con lástima.

-Ya descubriste lo que siento por ti, y sé que no vas a corresponder. Tener una relación meramente platónica de profesor y alumno es lo mejor que podemos hacer - pronunció él, pero Tadashi se acercó más con decisión.

-¿Qué es lo que siente por mi? No lo ha dicho, solo me besó - replicó el omega, Makoto se quedó callado con nerviosismo - si usted me ama, yo podría… yo… - murmuraba Tadashi avergonzado y contrariado - yo tendría que tomar una decisión…

-Te deseo - respondió Shimada, Yamaguchi abrio los ojos de par en par - todos los días, fantaseo con tenerte en mi lecho, con hacerte mío - continuó él mirándolo directo a la cara, el omega se sonrojó y apartó la vista nervioso y sobresaltado.

-No puedo hacer eso con usted… - le dijo tocándose un brazo, Makoto estrechó aún más la distancia entre ambos.

-No puedes, pero, parece que también lo deseas - le dijo acariciándole el rostro con su nudillo, Tadashi se ruborizó por completo - también fantaseas con pecar, con entregarte a tus instintos…

-Yo… no puedo hacer algo como eso… - pronunció casi hipnotizado por el rostro de Shimada y sus propias feromonas; Makoto colocó una mano en la espalda de Yamaguchi y junto más sus caras, ansioso por devorarle la boca y llevarlo a la cama.

-¿Qué es lo peor que podría pasar si te dejas llevar? - cuestionó acariciando la espalda del omega, estando a centímetros de sus labios.

-No puedo… hoy… hoy hablaré con Tsuki y… - susurró sin control de sus feromonas, Shimada se enserió al escuchar el nombre de Kei.

-¿Qué esperas que ocurra? ¿Que te tome la mano? ¿Que te invite a pasear? - decía mientras sus manos inquietas buscaban deslizarse bajo la ropa de Tadashi - yo te daría todo eso y más - pronunció en su oído, el omega se estremeció, inconscientemente estaba levantando las caderas y el pecho, el cual Makoto acarició debajo de las telas de su ropa dando suaves masajes sobre los pezones.

-Dios santo… - susurró Yamaguchi mordiéndose un dedo por el placer, su profesor le tomó las caderas y lo volteó delante de una pared, el omega se apoyó en ella con sus palmas mientras Shimada acomodaba sus caderas, manteniendolas muy elevadas al momento de acercar la pelvis sin haberse quitado ninguna prenda.

-Quiero que seas solo mío - le dijo con el rostro muy cerca del suyo, Tadashi no podía replicar nada, su instinto lo llamaba a aparearse allí y ahora, sin importar que pudiese aparecer alguien y los descubriera haciendo algo indecente; entonces Makoto comenzó a moverse de adelante hacia atrás, presionando una y otra vez como si le estuviese haciendo el amor.

-Más… quiero… quiero mucho más… - susurró controlado por su omega, Shimada se acercó para besarlo de forma sucia y lasciva, metiendo y sacando su lengua; de pronto se le ocurrió también tomar las tetillas de Yamaguchi y retorcerlas con suavidad, su pene estaba duro y casi podía sentir como se humedecía por los fluidos de Tadashi, para comprobarlo llevó una mano entre los muslos del omega, tocando el líquido que escurría por sus piernas.

-Estás mojado… - le dijo al oído, Yamaguchi gimió en voz baja y movió sus propias caderas, sin la capacidad de razonar; sin embargo Makoto escuchó la tos fingida de una persona a sus espaldas, y volteó en seco para saber quién los había descubierto, encontrándose con Ikkei Ukai y a Ennoshita detrás de él.

-Shimada, estás en público - murmuró Ikkei, el beta tragó saliva, Tadashi todavía no volvía en sí, por lo que Makoto le tomó el brazo y lo guió para que se volteara, atontado y mareado.

-Lo siento, fui muy irresponsable, no volverá a ocurrir - pronunció serio y agachando la cabeza con arrepentimiento, Chikara se acercó a Yamaguchi con una botella de perfume, y la colocó delante de su nariz para que el olor lo despertara de su trance.

-¿Qué…? - susurró Tadashi volviendo a ver la realidad, seguía mareado, pero en cuanto vio a Ukai y a Ennoshita, se abochornó cubriéndose el rostro por la infinita vergüenza que sentía - oh no… oh no… ¿Qué fue lo que hice?

-Es un omega - pronunció Ikkei, Shimada asintió ante la obviedad - no me mires como si fuera un tonto, si es un omega debiste pensar en las consecuencias. Olí sus feromonas a varios metros ¿Cuántos alfas hay en este palacio? ¿No pensaste que podrías atraer testigos?

-Lo lamento, no pensé en nada, solo me deje llevar - volvió a disculparse Makoto mientras Yamaguchi tocaba su lloroso rostro susurrando cosas para sí mismo.

-Soy de lo peor… soy un imbécil… ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo se lo voy a explicar? - se preguntaba el omega llorando, sus ropas estaban empapadas en sus propios fluidos, apestaba a feromonas y tenía impregnado el olor de Shimada, Tsukishima lo estaría esperando y él llegaría delatandose.

-Calmate Tadashi, nosotros no diremos nada - dijo Ennoshita para hacerlo sentir mejor, Yamaguchi los miró llorando como un niño pequeño - no llores, no vamos a juzgarte ¿Verdad Ikkei?

-Cierto, pero, pierdes el control con suma facilidad muchacho, puede ponerte en riesgo, intenta hacer este tipo de cosas en un lugar privado - le aconsejó Ukai tratando de ser lo menos prejuicioso posible, el omega se cubrió la cara con vergüenza.

-Yo no quería…

-¿No querías? - preguntó Ikkei para luego mirar con reproche a Makoto, que dio un paso atrás algo intimidado.

-Calma - pronunció Chikara tocando gentilmente el hombro de Tadashi - no pienses más en esto, necesitas estar enfocado en nuestra clase.

-¿Clase?... - se preguntó Yamaguchi confuso.

-Ikkei y yo te enseñaremos a dominar tu magia psíquica, empezamos hoy - le respondió Ennoshita, cosa que contrarió aun más al omega.

-Oh no… no puedo, hoy tengo que… - decía Tadashi retrocediendo, entonces sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas - hoy tengo que salir con alguien… - agregó llorando arrepentido y cubriéndose el rostro con las dos manos.

-¿Tenías un compromiso? En ese caso… tal vez podríamos dejarlo para mañana - sugirió Chikara tocando los brazos de Yamaguchi para darle confianza.

-Los hice venir por nada, lo siento tanto - se disculpó el omega.

-¿Qué tipo de compromiso tenías? - preguntó Ikkei, haciendo que Tadashi palideciera.

-Yo… - susurró angustiado, Ennoshita tocó el brazo de Ukai con el codo para indicarle que no lo incomodara más.

-Ikkei, Tadashi ya tiene que irse, siento mucho haberte traído sin haber preguntado a nuestro alumno si tenía tiempo, asumo la responsabilidad - pronunció Chikara recto y solemne, Yamaguchi agachó la mirada, llorando mientras pensaba en el olor sucio de su cuerpo y las manchas de humedad en la parte inferior de su ropa.

-Disculpenme… nos vemos mañana… en serio, perdón… - decía retrocediendo, hasta que se dio la vuelta para salir corriendo desconsolado.

Ukai se cruzó de brazos delante de Shimada, como si fuese a darle un enorme regaño, por su parte Ennoshita siguió a Tadashi y tomó su brazo para detenerlo, el omega seguía sintiéndose sucio y arrepentido, porque sabía que su descontrol se debía a que en el fondo si fantaseaba con hacer cosas lascivas, y que si sentía algo por Makoto, quizá distinto a lo que sentía por Kei, pero era algo innegable al fin y al cabo. Chikara le pidió que se calmase y le explicara todo, porque él no lo juzgaría por nada del mundo; el omega se sintió aun más detestable cuando recordó las veces que pensó mal de Ennoshita y su vida sexual, ahora él era quien se sentía una persona fácil y barata.

Ennoshita lo guió entonces a su cuarto, a Yamaguchi le extrañó que le sugiriera entrar con él allí, pero el consejero le explicó que si iba a salir con alguien, tenía que tomar un buen baño y perfumar su cuerpo antes de irse, eso también le ayudaría con sus nervios; el omega sonrió agradecido y lo siguió hasta su baño personal, un estanque cuadrado con baldosas de turquesa. Por pudor Tadashi le pidio a Chikara que lo dejase solo, este comprendio que Yamaguchi no estaba acostumbrado a ver los cuerpos desnudos de otras personas, y salió sin reclamos a su dormitorio, abriendo su armario para ojear sus vestimentas.

Tal y como le habían dicho, el agua calmaba la angustia del omega, Ennoshita tenía a su disposición lociones y perfumes para completar su limpieza y disimular cualquier rastro de olores poco ortodoxos que se impregnaban después del acto sexual, por experiencia Chikara sabía cómo ocultar ese tipo de cosas al resto de las personas. Al terminar de bañarse, Tadashi secó su cuerpo, recorriendolo suavemente mientras pensaba en los tocamientos de Shimada, molesto consigo mismo por no haberse negado, y al mismo tiempo excitado al recordar lo satisfactorio y emocionante que fue ese momento.

Cuando terminó de secar su cuerpo, destapó cada uno de los perfumes y los olfateó, le gusto muchisimo el que olía a fresas y rosas, así que lo aplicó en su cuello y otras partes de su cuerpo, con el temor de que siguiera oliendo a feromonas. Después se envolvió en una bata y salió hacia el cuarto de Ennoshita, lo encontró sentado a los pies de su cama, mirando con nostalgia un traje rosa tan pálido que se acercaba más al color blanco, tenía una expresión tanto de añoranza como de melancolía.

-Esa persona con la cual debes juntarte ¿Es Kei Tsukishima? - preguntó el consejero sin rodeos, Yamaguchi bajó la vista y asintió - era obvio, hoy pedirá tu mano en matrimonio.

-¿Lo hará? - se preguntó Tadashi, Chikara rió por la ingenuidad del omega.

-Por supuesto que lo hará, todos sabemos lo que ustedes sienten el uno por el otro, solo ustedes no se han dado cuenta - agregó Ennoshita, Yamaguchi tocó su brazo con ansiedad.

-Soy de lo peor… le fui infiel a Tsuki…

-No es infidelidad si aún no tienes una relación formal con él - lo consoló Chikara, pero Tadashi seguía dudando.

-Siento que si lo fue, no debí haberme dejado llevar…

-Todavia puedes continuar tu relación con él, si mis suposiciones no fallan, hoy te pedirá ser su esposo, lo que significa que a partir de hoy si tendras un compromiso con él, que tendras que respetar - dijo Ennoshita, luego palpó las sábanas para indicarle que se sentara a su lado, Yamaguchi siguió su indicación y se instaló junto a Chikara a los pies de la cama - en mi experiencia joven Tadashi, las relaciones prohibidas solo son el camino cuando es tu única opción, pero, si tu tienes a una persona que está dispuesta a formar una vida contigo, sin esconderse, no deberías desaprovechar esa oportunidad.

-Lo sé… pero…

-Pero Shimada te atrae - respondió el consejero por él, Yamaguchi asintió - entiendo eso, la atracción sexual es poderosa. Sin embargo no lo es todo; conozco a Shimada desde hace años, y aunque lo aprecio mucho, aunque quiero que sea feliz, me preocupa que por su causa tu seas blanco de muchos prejuicios y problemas con tu entorno.

-Yo también temo eso…

-Habría muchas consecuencias si escogieras vivir el resto de tus años como su amante, las personas te señalarían por tu soltería, sospecharian de que ya perdiste tu virginidad, constantemente te harían sentir juzgado. Creeme que no es la vida que te gustaría tener.

-Entonces… ¿Está bien que quiera escoger a Tsuki?

-Si esa decisión te hace feliz, entonces, sí.

-Me haría feliz… - susurró sonriendo tímidamente, Ennoshita también sonrió con ternura.

-Si decides aceptar su proposición, debes ir bien vestido - le dijo enseñando la parte frontal de su traje rosa pálido, era una túnica con mangas tan largas como su cola, dejaba ver los hombros pero tambien tenia tirantes, esos hombros caidos y los tirantes tienen pedrería de platino bordada en el contorno, la pedrería se hacía más sutil a medida que la tela caía.

-Esos hombros son algo reveladores… pero, es realmente hermoso - comentó Tadashi obnubilado por la calidad de esa prenda.

-Mi padre con su mala intención me dijo que tenía que usar este traje cuando… - dijo Chikara cerrando la boca por haber hablado de más - oh, olvidalo.

-¿Qué iba a decir? - preguntó Yamaguchi con curiosidad, Ennoshita no se pudo resistir a sus brillantes ojos de ilusión.

-Una vez estuve a punto de casarme, mi padre me dijo que durante la ceremonia en que esa persona pediría mi mano en matrimonio debía usar algo recatado, pero no lo suficiente, para atraerlo, para causarle ansias por desposarme - le explicó Chikara con un dejo de rencor en su voz, Tadashi estaba cabizbajo, porque ya sabía que ese prometido era nada más y nada menos que el rey - cuando me presenté ante esa persona, llevé encima de mis hombros esta prenda de tul, para ocultar en parte los hombros de mi traje - dijo enseñando otra pieza de ropa que complementaba el conjunto.

-Me sentiría más seguro llevando encima eso - comentó Yamaguchi, Ennoshita sonrió recordando el día de su adolescencia en el que Daichi le pidió matrimonio.

-Si bien no pudo concretarse, ese día fue uno de los más felices de mi vida - pronunció Chikara, entonces tomó la mano de Tadashi con afecto maternal - yo ya no puedo usar esto, pero, quiero que tu te lo pongas para este día tan especial.

-¿De verdad? Yo… no sé cómo agradecérselo… - dijo el omega con los ojos llorosos y rubor en las mejillas, Ennoshita apretó suavemente su mano, afectuoso.

-Puedes quedártelo, sé que a Kei le gustara - le dijo el consejero antes de levantarse para ir a hurgar rápidamente en su joyero - también quiero que te quedes con estas joyas, combinan muy bien con las cuencas bordadas del vestido.

-Por favor, no se moleste más, el traje ya es demasiado lindo, no creo que… - decía Yamaguchi nervioso, entonces Ennoshita volvió a su lado y le enseñó una diadema que le atravesaba la frente, una delgada gargantilla y brazaletes de platino grabado con símbolos de la realeza humana.

-También los usé ese día, ahora son tuyos - reafirmó entregandole las joyas en sus pecosas manos - Kei estará feliz de verte tan bien arreglado.

-No sé cómo pagarle que sea tan bueno conmigo…

-No tienes que hacerlo - dijo Ennoshita tomándole las manos - he visto como te mira ese muchacho, sé que a veces es un poco arisco con las personas, y burlón con sus compañeros, pero todos notamos el cambio que tiene cada vez que tú y él están juntos… se nota que quiere algo serio contigo.

-Tsuki es algo distante, pero, también he visto cómo se esfuerza en dejar de serlo, es una buena persona, y es inteligente, y dedicado, y responsable, y también… - recitaba el omega sonrojado, Chikara sonrió dulcemente.

-Toma esta oportunidad sin culpas, estoy seguro de que es el camino correcto - le dijo tomándole las dos manos, Yamaguchi asintió con mucha seguridad.

-Yo también creo que es el camino correcto, Shimada san me atrae… pero Tsuki también me atrae de la misma forma, y si Tsuki quiere ser mi esposo, entonces… lo tiene todo…

-Pienso lo mismo… Ahora vístete, seguro te está esperando.

-Eso haré… iré a vestirme al cuarto de baño - dijo Tadashi tomando la ropa y las joyas que Ennoshita le obsequió.

-Espera Tadashi, quiero hacerte una pregunta - lo detuvo Chikara cuando Yamaguchi se levantó - ¿Le dijiste a Shimada que podía tocarte como lo estaba haciendo?

-No lo recuerdo… mis instintos me estaban controlando cuando eso pasó… Quién sabe qué cosas le dije en ese estado…

-Tadashi, aunque tus instintos no estén del todo bajo control, tu y solo tu debes elegir con quien hacer el amor, no debes dejarte influenciar por los deseos de alguien más - le recomendó Ennoshita seriamente, Yamaguchi asintió, mas en el fondo seguía sintiéndose culpable de haber tenido esos tocamientos con Makoto.

Minutos más tarde Tadashi y Chikara salieron de la habitación, caminando juntos por los pasillos, el omega iba vistiendo el fino traje rosa pálido con adornos de platino, la diadema le adornaba la frente y él había colocado todos los mechones de su cabello por encima de esta, cubriendo los laterales. Yamaguchi caminaba con las manos adelante, la mirada gacha y las mejillas ruborizadas, nervioso y ansioso por reunirse con Tsukishima en la cascada trasera del palacio, los empleados lo miraban pasar con sorpresa y algo de envidia por lo radiante que lucía en ese conjunto, y Ennoshita lo acompañaba con una sonrisa de orgullo dibujada en el rostro.

Antes de bajar a la primera planta, Tadashi se encontró de frente con el rey y la reina, Yui se alegró de verlo tan lindo y arreglado, pero Daichi enmudeció con los ojos muy abiertos, recibiendo de lleno como un golpe un recuerdo lejano, de la vez que se reunió con Chikara en los jardines de rosas cuando eran adolescentes, y colocó suavemente un anillo en su dedo, prometiendo que lo protegería con todo su fervor por el resto de sus días. Ennoshita reverenció a sus reyes y les explicó que Yamaguchi se reuniría con una persona especial para él, y que le había regalado ropa para asistir a esa cita de la manera más presentable que pudiera; Sawamura no dijo nada, incluso parecía ligeramente ofendido por ese comentario, Yui en cambio felicitó a Tadashi por estar avanzando en su relación con la persona que amaba.

Daichi miró melancólico a Chikara, este no le estaba prestando atención, solo veía con cariño al omega que estaba por comprometerse con un buen partido, al igual que Yui halagaba a Yamaguchi y le daba ánimos para afrontar esa cita; Sawamura se preguntó si acaso le había resultado sencillo a Ennoshita desprenderse de esas ropas, si ya al fin después de años definitivamente enterraría sus recuerdos de lo que no pudo ser. Quizá debía alegrarse de que su consejero ya no conservara ningún sentimiento romántico por él y todo lo que pudiese hacerle desear volver atrás, pero no comprendía porque al pensar en eso se sentía mal; no era correcto bajo ningún pretexto querer mantener vivas las pequeñas chispas de su antiguo compromiso.

El rey les dio la espalda y se retiró sin hablar, a su esposa y a Tadashi les pareció un poco extraño, pero Chikara suspiró con tristeza y tomó la mano del omega para guiarlo a su destino; ambos se despidieron de la reina y bajaron las escaleras rumbo a la parte trasera del palacio, las estrellas y la gran luna iluminaban de una luz plateada cada mosaico, y se reflejaban temblorosamente en el agua que circulaba por los jardines, todo estaba listo para que Yamaguchi llegase triunfante con su amado. Al llegar al jardín de la cascada trasera, Ennoshita dejó solo a Tadashi, que caminó tratando de mantener torpemente el manto de tul en sus hombros mientras levantaba las telas del vestido, para poder caminar sin que el traje se enredara en los arbustos floridos y los rosales.

Tsukishima estaba sentado en el pasto, justo antes del risco de la cascada, los riachuelos de agua confluían como decenas de delgados brazos, hasta unirse al borde del precipicio para caer juntos; Kei se encontraba en una de las "islas" formadas entre los riachuelos, lanzando piedrecillas para que dieran botes en el agua. Parecía algo molesto, quizás Yamaguchi lo había hecho esperar demasiado por ese baño de emergencia y la charla con Ennoshita, pensando que tal vez lo había dejado plantado.

-Tsuki… - lo llamó el omega caminando lentamente hacia él, Tsukishima se levantó nervioso de un salto.

-Al fin ¿Dónde te habías metido? - cuestionó dándose la vuelta, y sellando sus labios en cuanto lo vio de pie vestido con un atrayente y fino ropaje; se quedó embobado al verle el cuello, adornado por una gargantilla de platino.

-Lamento tanto haberte hecho esperar… Ennoshita san me regaló todo esto, porque le conté que íbamos a vernos… - le explicó apartando la mirada con rubor en sus pecosas mejillas, Kei tosió para guardar la compostura y no sucumbir a la emoción del momento.

-Se te ve muy bien… - murmuró avergonzado, luego se acercó inseguro hacia Tadashi, extendiendo la mano para esperar a que la tomase; el omega la tomó suavemente y se dejó guiar por Tsuki hasta el sitio donde se había sentado - ¿Cómo te fue en tu entrenamiento?

-Muy bien, cada vez aprendo a dominar mejor la emisión y la manipulación, aunque el resto necesita pulirse. Shimada san sigue distante - agregó sin cuestionarse primero si era correcto hablarle de él a Tsukishima - pero creo que ya no me importa tanto… - dijo para arreglar cualquier tipo de celos del alfa.

-Ten cuidado con ese idiota, está casado pero aun así te mira como si quisiera algo contigo, no es un comportamiento fiable - comentó Kei, en parte tenía razon, pero Yamaguchi seguía con dudas.

-Bueno, es cierto, pero, su matrimonio fue arreglado y tanto él como su esposo parecen no tener problemas con la infidelidad - dijo el omega, Tsuki levantó una ceja cuestionando a Tadashi sin decir nada - no lo estoy justificando, solo pienso que, si ambos están de acuerdo…

-¿Qué tan difícil es comprometerse con una sola persona? Me cuesta entender a quienes no pueden estar un solo día sin una pareja diferente - murmuró Tsukishima, Yamaguchi tomó sus propias manos, pensando que él tampoco comprendía eso, pero que no estaba en posición para juzgar a nadie habiendo cometido el error que cometió - pero allá ellos.

-Es mejor no hablar de Shimada san… ¿Cómo estuvo tu día Tsuki? - preguntó para cambiar totalmente el tema y no sentirse más culpable por su error de la tarde.

-Diría que como todos los días, pero hoy pasó algo diferente. Si te lo cuento tienes que prometer que no lo difundirás para causar pánico.

-Sabes que no diría nada.

-Si, lo sé - murmuró Kei disimulando su sonrisa, a diferencia de Tadashi que si sonreía abiertamente - nos están preparando para una guerra civil.

-¿Cómo?

-Hoy nos enteramos que unos terratenientes del norte fueron perseguidos por su propio pueblo, si esto sigue así, no queda mucho tiempo para que se levanten en contra de Akkad. No me gusta la idea de tener que atacar al pueblo, pero…

-¿Pero? Pero nada. Si existe otra solución, tu y todos aquí deberían tomarla - increpó Yamaguchi, Tsukishima dio un respingo, no solía verlo así de seguro y certero - ni siquiera deberían estar metiéndoles en la cabeza la idea de una guerra civil, lo primero es intentar dialogar por todos los medios posibles - seguía diciendo hasta que cayó en cuenta del desconcierto de Tsuki por su repentina altanería, creyendo que le diría que él no sabía nada de asuntos políticos y que era un simple omega ignorante - yo…

-¿Cuando te volviste tan genial? - se preguntó Kei, Tadashi se sonrojó y tocó su brazo tímidamente.

-Siempre he pensado así. Es solo que no solíamos hablar mucho de este tema - se excusó el omega, Tsukishima lentamente le tocó la mano, hasta agarrarla con decisión.

-Podría ahorrar un poco para pagarte un tutor que te eduque en estos temas.

-No tienes que hacerlo, es tu dinero, no tienes que gastarlo en mí - comentó Yamaguchi, mas Kei parecía determinado.

-De todos modos terminaré haciéndolo sí… - murmuró Tsukishima, empezando a avergonzarse otra vez - lo que quiero decir es que…

-Tsuki… - susurró Tadashi tomando suavemente las manos del alfa - tu puedes decir todo lo que quieras decir, todo… - le dijo para darle mayor confianza, entonces Kei acercó su temblorosa mano a la mejilla del omega para dar una pequeña caricia.

-He hablado con mis compañeros, suelen decirme que estoy en el tiempo preciso para sentar cabeza y formar una familia. Los que no saben nada de mí me recomiendan cortejar a algún terrateniente o militar, sea alfa o beta - le contó, Yamaguchi agachó la mirada con tristeza, él no era nada de eso, no cumplía las expectativas que otros tenían en un buen soldado como Tsukishima - creo que es una recomendación demasiado hipócrita como para hacerles caso.

-¿Por qué? - preguntó Tadashi inseguro.

-Las escrituras dicen que debemos desposar a quienes amamos, por eso es hipócrita que me digan que busque algo por conveniencia - dijo el alfa, Yamaguchi volvió a pensar en Shimada, inclinándose hacia el pensamiento de Tsuki - yo sé muy bien lo que quiero.

-¿Qué es lo que quieres Tsuki? - pronunció el omega con una voz suave, como un amoroso suspiro que ponía nervioso a Kei; de pronto Tsukishima se inclinó sobre una de sus rodillas y retiró algo de su bolsillo que escondió en la palma de su mano.

-Todos los días me planteo esta idea, y todos los dias llego a la misma conclusión - decía el alfa respirando profundamente para controlarse, los ojos de Tadashi brillaban de la emoción - no hay nadie, ni siquiera la persona más rica, ni el mejor soldado, que considere más importante que… lo que quiero decir es que… solo tu… solo tu eres el indicado - finiquitó tomando la mano que docilmente le entregó Yamaguchi, para calzar un sobrio y delgado anillo de oro con una pequeña piedra rosa en el centro; de pronto Tadashi hiperventiló, y comenzó a llorar, preocupando a Kei - ¿Por qué lloras?

-Perdón Tsuki… - se disculpó mientras lloraba y sollozaba, restregándose los ojos con los nudillos.

-¿Por qué te disculpas? ¿Es que acaso… tu no quieres?

-No es eso… es que… me hace muy feliz - dijo Yamaguchi, el alfa suspiró aliviado - soy un omega… no tengo familia ni mucho dinero, tampoco soy un militar ni tengo nada más que un pequeño cuarto para mi solo… y aun así tu quieres casarte conmigo, siento que no soy digno.

-No digas eso ni en broma - replicó Tsukishima frunciendo el ceño.

-Perdón Tsuki…

-Que seas omega, que seas plebeyo o cualquier cosa, no significa nada. No dejes que nadie te diga cuanto vales basándose en cosas tan burdas como esas, ni siquiera a mí - siguió diciendo Kei con la cabeza levantada y en tono de regaño.

-Lo haré Tsuki, no dejaré que me pisoteen por ser lo que soy - pronunció Tadashi empuñando sus manos con decisión.

-Serás mi esposo, y eso tampoco te hará más o menos digno, ni que yo fuera un partidazo - se burló Tsukishima, entonces Yamaguchi le sujetó las mejillas para mirarlo a los ojos seriamente.

-Para mi lo eres - le dijo sin inseguridades, Kei en cambio se sorprendió de una respuesta como esa, tornándose rojo del cuello para arriba, Tadashi no pudo evitar soltar una carcajada.

-No te rías - se quejó el alfa, Yamaguchi le sonreía, fijando sus brillantes ojos de emoción y ternura en los de Kei.

-Perdón, querido.

Tsukishima arrugó el entrecejo y respiró profundo para calmar sus nervios, Tadashi se estaba volviendo más pícaro y seguro de sí mismo, eso lo volvía loco, pero debido a su pálida piel, no podía disimular nada bien cuanto lo abochornaba que el omega tuviera esas actitudes tan atractivas. Yamaguchi pensó que quizás era el momento perfecto para hacer aquello que le faltaba hacer con Kei, así que le tomó las manos y lo miró a los ojos en silencio; el alfa se paralizó observando el bello rostro de su prometido, quien cerró los ojos pacíficamente estirando un poco sus labios, mientras esperaba que él diera el siguiente paso.

Había llegado el momento, Tsukishima cerró los ojos para mentalizarse, si o si tendría que ser capaz de besarlo, aunque le resultara vergonzoso hacerlo por primera vez, tenía que hacerlo porque lo amaba, porque sería su esposo y porque debía empezar a expresarse más con él; por eso, sin abrir los ojos acercó lentamente sus labios a los del omega, algo torpe y a ciegas. Tadashi abrió los suyos y sonrió con gracia al verlo acercarse tan nerviosamente, y de pronto se le ocurrió que podía acelerar el proceso tomando las ropas del alfa y dándole un enérgico beso sorpresa que hizo sobresaltar a Kei.

El alfa abrió los ojos por completo, Yamaguchi lo besaba sonriente y enérgico, eso fue muy inesperado para él, pero al reaccionar por completo, le dio un apretado abrazo y volvió a juntar los párpados con fuerza al seguirle el ritmo a un beso tan torpe y al mismo tiempo mágico. Al culminar Tsukishima estaba rojo en todas las partes visibles de su cuerpo, Tadashi reía suavemente, le resultaba tan divertido ver a su Tsuki abochornado, sin dudas estaba haciendo un esfuerzo enorme por no tratar de aligerar la situación quitándole seriedad o haciendo un comentario ácido para no verse vulnerable; aunque no fuese el más experimentado o expresivo, para él era perfecto.

-Te ves tan lindo con la cara roja… - susurró el omega, las manos de Tsukishima temblaron, no podía abrir los ojos de la vergüenza.

-¿Te estás burlando?

-Si y no, de verdad creo que te ves lindo, de muchas formas…

-Vas a matarme - murmuró Kei antes de respirar profundamente para calmarse.

-Te amo - respondió Tadashi con algo de malicia, porque sabía que su alfa volvería a perder el control.

-Maldición…

-No tienes que repetirlo si no quieres, podrías demostrarmelo sin decir nada - dijo Yamaguchi tomándole las manos y juntandolas para llevarlas hacia sus labios, y así poder besarlas.

-¿Es un reto? Entonces te lo demostraré hasta hastiarte - pronunció Kei tomándolo de la cintura con una repentina energía, para darle otro torpe pero desenfrenado beso en la boca, el omega terminó echando la cabeza hacia atrás mientras reía de dicha - si te cansas de esto recuerda que tu me desafiante, atente a las consecuencias.

-Lo acepto, amor - contestó sonriendo seductor, Tsukishima también le sonrió, no como solía hacerlo todo el tiempo al ser sarcástico, en ese momento parecía genuinamente feliz.

-Eres tan cursi, no sé si quiero taparme los oídos o besarte más.

-Bésame más por favor - le suplicó Yamaguchi tomándole las mejillas, Kei se abalanzó nuevamente para besarlo, una y otra vez sin saber abrir la boca para unir sus lenguas, pero más efusivo y con mayor soltura.

-Mañana mismo iré ante el rey para pedirle su bendición para nuestro matrimonio - le aseguró Tsukishima obteniendo valor en esos besos.

-¿Estás seguro Tsuki? ¿Qué pasa si… no lo aprueba?

-Si no lo aprueba, que se joda el rey.

-¡Tsuki!

-De todos modos, no tiene razones para negarse, te conoce, sabe que eres bueno y que cuidas de su hijo, no creo que sea un idiota malagradecido y prejuicioso.

-Tienes razón… ¿Hablarás con él por la tarde amor?

-Tenía pensado hacerlo al atardecer cuando termine de entrenar, y, también quería llevarte a ti.

-Pero… Ahora tengo doble entrenamiento, no sé si podré ir, hoy pospuse una reunión con el señor Ikkei Ukai por nuestra cita…

-Vaya, entiendo. Entonces iré solo.

-¿No estás enojado?

-¿Por qué lo estaría? No digas sandeces, necesitas potenciar esa nueva habilidad tuya - le dijo seriamente, Tadashi no sabía si estaba enfadado o si en verdad quería verlo aprender a dominar la magia psíquica - tienes…

-¿Qué?

-Tienes talento natural, no lo desperdicies - comentó ruborizado y apartando la mirada, el omega sonrió, acomodándose posteriormente entre sus brazos.

-Te amo, Tsuki - susurró Yamaguchi con dulzura, Kei respiró profundamente antes de tomarle la barbilla para invitarlo a mirarle a los ojos, entonces volvió a besarlo con su inexperiencia característica, pero parecía más cómodo diciendole "te amo" de esa forma - Tsuki, quédate quieto un momento.

-¿Qué pasa? ¿Doy mucho asco?

-No, pero abre un poco la boca - le pidió, Tsukishima la abrió como si fuera a recibir comida de él - un poco menos.

-¿Así? - preguntó abriendo ligeramente sus labios.

-Perfecto… - susurró Tadashi, luego abrió la suya de la misma forma y ladeó la cabeza, encajando su boca y la de Tsuki mientras movía suavemente la lengua, Kei estaba quieto, asombrado de ese contacto tan íntimo - Tsuki, mueve tu lengua también.

-¿De qué forma?

-De cualquier forma está bien - le dijo antes de repetir el proceso, Tsukishima siguió sus vagas explicaciones, un poco tenso, hasta que después de unos segundos entró en confianza para mover su lengua "de cualquier manera"; después de un rato experimentando con esa sensación, ambos se separaron un momento para respirar.

-¿Cuando aprendiste a besar? - preguntó el alfa sin afán de acusarlo de nada, Tadashi se quedó callado por un instante, no podía decir "Shimada me enseñó" sin destruir lo que estaba construyendo con su prometido.

-He visto al rey y a la reina besándose, lo hacen abriendo un poco sus bocas - se excusó, Tsukishima no desconfío de sus palabras.

-Tu lo haces mejor que yo.

-Con el tiempo lo perfeccionarás, tenemos muchos días de práctica - le dijo al sonreír tierno y coqueto, el alfa le tocó suavemente la mejilla, bajando más confiado su mano hasta el cuello de su amado.

-Tenemos décadas de práctica - lo corrigió, por mera inercia le estaba acariciando el cuello, Tadashi soltó feromonas por los nervios, y Kei se cubrió la nariz con un nudillo - lo siento, fue mi culpa, no debí tocarte allí.

-Tu puedes tocar todo lo que quieras… - pronunció el omega fantaseando con llevar las caricias más allá, Tsuki notó que la tela que cubría los hombros de su pareja estaba algo desordenada, así que la acomodó educadamente.

-Tengo que controlarme, soy un alfa, puedo… podría hacerte daño si no tengo los límites claros.

-Puedes perder el control, puedes… - murmuró Yamaguchi sonrojándose - tú serás mi esposo, así que tienes todo el derecho de tocarme.

-Prefiero mantener el control, podría lastimarte.

-Pero… - susurró Tadashi algo decepcionado, Kei le tocó los brazos dando una suave caricia.

-Sé que no lo dimensionas, pero puede ser realmente peligroso para ti, y no pienso llegar a eso - le explicó Tsukishima, Yamaguchi suspiró y asintió, comprendiendolo a pesar de que sus fantasías eran incesantes.

Entonces ambos volvieron a besarse una vez más, los besos ya no se sentían tan extraños, aunque Tsuki seguía siendo algo torpe al darlos, y Tadashi se reía cuando su amado cometia algun error; Kei lo invitó a sentarse en el pasto y acercó su bolsa hacia ellos, para retirar de ella algo de comida para compartirla con el omega. Su cita continuó allí en ese verde jardín junto al risco de la cascada trasera, les gustaba mirar los pequeños riachuelos juntarse en una planicie rocosa junto a la ladera, para luego caer juntos por debajo del horizonte, la vista era placentera.

De pronto a Tsukishima se le ocurrió hacer algo que a Yamaguchi le encantaba ver, y con su varita comenzó a mover pequeñas corrientes de aire para retirar algunos pétalos de las flores y llevarlos con el viento formando figuras en el aire; Tadashi aplaudió maravillado, Tsuki dibujaba estrellas y lunas para él usando los pétalos en el aire, era un espectáculo muy divertido de ver. Luego de unos minutos Kei se detuvo para descansar, el omega sonrió y estiró sus manos hacia adelante, su alfa lo observó con atención, y supo que Yamaguchi también quería demostrarle lo que sabía hacer.

Con una mano, Tadashi tomó el agua de uno de los riachuelos elevandola por los aires, con la otra, proyectó una línea de fuego que subió de forma ondulante junto al agua; Tsukishima abrió la boca anonadado, era la primera vez que veía a alguien controlar dos tipos de magia de forma simultánea, con una total naturalidad y seguridad. La línea de agua ondeó hacia la derecha y la de fuego hacia la izquierda, Yamaguchi se concentró para hacerlas formar la figura de un enorme corazón en el aire, la mitad líquido, y la otra mitad hecha de flamas anaranjadas.

Al cansarse hizo desaparecer el fuego y dejó caer de golpe el agua, y parte de ella cayó sobre la cabeza de Tsuki; Tadashi rió a carcajadas y se disculpó por ello, su prometido sonrió y volvió a usar su varita, esta vez para empapar a Yamaguchi tirandole agua de los riachuelos. Ambos comenzaron una guerra de agua, no les importó que fuera de noche o que el fino ropaje del omega se ensuciara un poco, estaban riendo como dos niños pequeños, y eso era lo único que les importaba.

De pronto Kei se detuvo, y miró embelesado al omega, cuyas ropas se ciñeron y transparentaron en su hermoso y esbelto cuerpo pecoso, Tadashi también lo miró de la misma forma, pues la túnica de la guardia se había pegado a los músculos del alfa, haciendo volar su imaginación impura; los ojos de ambos brillaban mientras se chupaban el labio inferior, soñando despiertos y oliendo sus feromonas, el sentimiento de satisfacción era mútuo. Tsukishima se echó hacia adelante, y Yamaguchi movió su cuerpo en sincronía para recostarse boca arriba con los brazos relajados, tranquilo y sumiso; el alfa puso las palmas en el pasto, encerrando al omega al oler sus feromonas hipnóticas y suaves; Tadashi estaba listo para ser suyo.

Pero súbitamente Kei apretó sus fosas nasales con dos de sus dedos para dejar de olfatear ese atrayente aroma que lo descontrolaba, y se apartó un poco para disculparse por su comportamiento tan irracional; el omega le respondió que no tenía que disculparse por ello, mientras le tocaba el pecho sin pudores, pues el no evitaba las feromonas de Tsuki que lo mantenían en un estado semi consciente. Tsukishima cerró los ojos aguantando la excitación de ser tocado por la persona que amaba, repitiendo la palabra "controlate" algunas veces, justo antes de tomar con cuidado la muñeca de Tadashi para que dejara de estimularlo.

Yamaguchi susurraba el nombre de Tsuki con los ojos cerrados, viviendo la fantasía sin darse cuenta de que Kei estaba empeñado en no caer en sus instintos; los alfas y los omegas se dejaban llevar fácilmente por sus impulsos, y por eso Tsukishima lo comprendía sin reprenderlo por su comportamiento, Tadashi no tenía suficiente autocontrol, y varios alfas tampoco lo tenían. Él se esforzaba por no hacer algo indebido, tenía claras las consecuencias que podrían caer sobre un alfa que, gracias a esa pérdida de control, pudiera hacerle algo terrible a otra persona; Kei pensaba que los instintos no serían una excusa para enmendar el daño, y que si llegase a hacer lo más bajo, lo castrarían, y lo tendría merecido.

Entonces, sin dejar de cubrirse la nariz, hizo lo mismo con la de Yamaguchi soltandole la mano, el omega reaccionó luego de un rato y se irguió para quedar sentado, con mucho nerviosismo y arrepentimiento; Tsuki comentó que no se preocupara, pero que cuando sintiera las feromonas de él o alguien más, se cubriera la nariz con lo que tuviera a la mano para no hacer algo inapropiado. Tadashi asintió con tristeza, y se disculpó por no ser capaz de dominar a su omega, diciendo en voz alta que creía que sería su culpa si alguien le hiciera daño; Tsukishima le tomó los hombros con firmeza y lo miró a los ojos para regañarlo por haber dicho una barbaridad como esa, afirmandole que si alguien se aprovechaba de él, no sería su culpa.

Entonces ambos se miraron a los ojos, y poco a poco se acercaron para volver a besarse, esta vez de una forma más suave y lenta; quizá sería arriesgado, pero Kei acarició delicadamente la espalda, los hombros y los brazos de su amado durante el beso, porque le estaba resultando mucho más sencillo ser afectuoso de forma física que con sus palabras. Luego de un momento se dejaron caer de espaldas sobre el pasto, besándose sumidos en un profundo cariño y ternura, que al fin estaba aflorando en todo su esplendor; cuando terminaron de besarse, Yamaguchi recordó el consejo de su prometido y se cubrió la nariz con el manto para no oler sus feromonas, Tsuki sonrió orgulloso y le besó la frente, muchísimo más confiado que al inicio de la velada.

Por la tarde del día siguiente, Yaku se reunió con Lev en los laboratorios de la escuela, él trajo consigo a Inuoka, Shibayama y a Fukunaga, quienes veían fijamente lo que hacía Morisuke con mucha curiosidad; por lo bajo el omega le preguntó a Lev porque los trajo allí, y él le respondió que por precaución más valía tener un grupo grande de amigos para que se camuflara detrás de ellos en caso de que llegase un maestro o los alumnos inspectores, habría sido algo razonable para Yaku si Haiba no hubiera agregado que "para alguien como él sería sencillo camuflarse entre personas más altas". Morisuke quiso golpearlo, pero Yuuki le hizo una pregunta técnica sobre sus pócimas que lo distrajo para responderle; entonces Lev hizo una retrospectiva de su idea de traer a más amigos, y se dio una palmada en la frente al darse cuenta de que él mismo había arruinado su oportunidad para pasar tiempo a solas con Yaku.

Fukunaga no decía palabra alguna mientras el omega explicaba su teoría acerca de cómo potenciar los efectos de las pociones, Morisuke les enseñó luego de una introduccion el mismo tipo de flor empleada para una pócima de curación simple, con 4 variantes que tenía en frascos diferentes: una flor deshidratada como las que se usaban regularmente, una flor arrancada de raíz dentro de un frasco sin tapa, con tierra en la base, una flor sumergida en agua dulce, y otra escondida en un montón de sal gruesa. Prosiguió haciendo mezclas en las probetas, siendo asistido por Lev; Inuoka comentó nervioso que él le temía a la clase de pócimas por el riesgo de fallar y causar un accidente, Yuuki en cambio dijo que su problema era memorizar las fórmulas, a Yaku eso no le suponía un problema.

Con ayuda de Haiba, Morisuke formuló las 4 pociones con una rapidez y maestría que sorprendió a los presentes, pero más se anonadaron cuando Yaku tomó una pequeña navaja para hacer incisiones poco profundas en su mano; Inuoka y Shibayama se miraron preocupados, por las doctrinas de la iglesia no se debía lesionar voluntariamente el propio cuerpo, y sin embargo el omega no seguía esa regla en pos de hacer una demostración científica. La primera poción que utilizó Morisuke fue la de la flor deshidratada, la cicatrización fue lenta y parcial, pero al menos coagulaba, sin embargo Yaku explicó que una pócima de esas características no serviría para nada en heridas profundas.

Fukunaga rompió su silencio cuando comentó que la sangre de un solo regenerador, aplicada directamente sobre las heridas abiertas de un batallón completo, si servía para cicatrizarlas por completo; los demás se quedaron mudos, les perturbaba ese tipo de comentarios que hacía Shohei, todo era extraño en esa frase, desde la sola idea de ver de cerca a un regenerador, hasta usar su sangre para curar heridas de personas sin su capacidad regenerativa, la única forma posible de reunir sangre de regenerador para un gran grupo de gente, era secuestrar a uno para desangrarlo. Morisuke tragó saliva e ignoró ese aporte para proseguir utilizando la flor conservada en sal, en ella la curación fue incluso menor, lo cual asustó un poco a Yuuki cuando vio que Yaku seguía haciendo heridas para probar los efectos de las pociones.

Fue el turno de la flor arrancada de raíz, Lev hacía malabares para seguir el ritmo frenético del omega, que formulaba esa pócima en específico con una mayor velocidad para que no perdiera tantas propiedades; entonces usó la fórmula en su nueva incisión, y ésta cicatrizó dejando una costra un tanto blanda. Shou comentó que el profesor Takeda ya había explicado que las materias primas frescas daban mejor resultado, pero que hacerlo en la práctica no era tan viable, pues era más sencillo transportar flores ya cortadas a la batalla, que macetas completas.

Morisuke tenía más que claro eso, pero dejó lo mejor para el final, tomando la flor guardada en agua para hacer la última pócima; al aplicarla, su herida desarrolló una costra dura que sorprendió gratamente a sus amigos, no obstante, el mayor inconveniente fue que había una rojez y algo de presencia de pus en los costados. Yaku teorizó que los efectos curativos se potenciaban gracias a la presencia del agua que ayudaba a quitar los polifenoles negativos de las plantas, pero que las infecciones también afloraban gracias a que el agua incentivaba además el desarrollo de patógenos poco favorables para la salud.

Tras concluir eso, la mente de Yaku formuló una nueva hipótesis que posiblemente daría un resultado sin precedentes, sus compañeros estaban interesados en esa futura demostración, pero Morisuke la quiso mantener como un misterio, lo único que quiso adelantar fue que posteriormente buscaría potenciar otros materiales no orgánicos para seguir experimentando; Lev le preguntó por enésima vez para qué quería hacer tantos experimentos con las pócimas, al principio el omega le respondía que era por la ciencia, pero dada su insistencia, confesó que quería saber si podía compensar su ausencia de magia con creaciones in vitro de la misma. Fukunaga levantó las cejas, Yaku se había cortado, se exponía a fallar en las fórmulas, y probaba pociones experimentales sobre sí mismo, todo para conseguir su objetivo, dispuesto a hacer lo que fuera para obtener poderes; eso era interesante para él.

Haiba alegremente abrazó a Morisuke, diciendole que tenía un cerebro muy grande para su tamaño, Yaku se enfadó, pero a la vez se sintió extraño cuando el alfa le dio un abrazo apretado, sin querer una porción minúscula de sus feromonas salió, metiéndose en la nariz de Lev, que entusiasmado sonrió y dejó salir un poco sus propias feromonas; Shibayama alejó la mirada con vergüenza, pues él, a diferencia de Inuoka, también podía olerlos, y le parecía muy incómodo estar en medio de ese inexperto coqueteo. Shohei no podía olerlos, pero comprendió la situación mirando a los dos omegas y a Haiba; no era sencillo leer las expresiones de Fukunaga, pero Morisuke notó cómo sus pupilas se hacían más pequeñas y sus cejas y boca bajaban con una disimulada mueca de molestia.

Inuoka preguntó porque todos estaban tan callados mientras Shohei desaparecía por la puerta, Lev y Yaku se separaron instantáneamente y cambiaron el tema para olvidar que eso había pasado, solo eran dos adolescentes tontos que no sabían controlar sus cambios hormonales, cosa que molestaba mucho a Morisuke. De pronto, Haiba se cubrió la nariz apretandola fuertemente con los dedos, un potente olor a feromonas le hacía daño en las fosas nasales, y no sabía de dónde provenía; por otro lado, Yuuki y Yaku giraron la cabeza en dirección a ese olor, que venía desde el pasillo entrando por la puerta, Shibayama se sonrojó y se abrazó a sí mismo, sentía que se estaba humedeciendo gracias a ese aroma tan atrayente.

Lev salió corriendo para evitar olfatear a los dos omegas, sabiendo que todo podría acabar mal si seguía allí; Yuuki se lanzó a los brazos de Shou implorando su ayuda, tenía mucho miedo de atraer a los alfas de la escuela, y además estaba mojando su uniforme, si no lo sacaba de allí a salvo, hasta podía ser castigado por los profesores por estar incitando a los demás. En cambio, Morisuke no se escondía de ese olor artificial y familiar que ya lo había deleitado una vez, era consciente de que solo se trataba de un estímulo supernormal al cual sus instintos reaccionaban como un imán, que no era algo natural, pero aun asi, no podia evitarlo, tanto así que comenzó a seguirlo escurriendosele a Inuoka de los dedos cuando intentó tomarlo para llevárselo junto a Shibayama a un lugar seguro.

Yaku corrió por los pasillos sin preocuparse por ser visto por otras personas, para su suerte al llevar el uniforme que le dio Yuuki pasó inadvertido como un alumno más; en sus adentros la parte racional de su mente le reprochaba estar siendo un animal sin conciencia de sus actos, pero ya no podía controlarse, necesitaba encontrarlo, necesitaba mirar sus inquietantes ojos de cerca y ser uno con él. Entró sin pensar a la oficina del profesor Nekomata, y encontró el pasadizo de esa habitación a medio cerrar, como si alguien lo hubiese dejado así para él; al meterse dentro, algo de su cerebro reaccionó para cerrar la entrada antes de proseguir en su desesperada búsqueda de ese falso alfa.

Aceleró sin parar por los túneles de roca, saltando desde algunas alturas, Shohei se estaba alejando mucho de la academia, guiandolo con su olor sintético por pasadizos complejos; Morisuke respiraba agitado, deseaba llegar a él para estar entre sus brazos, enredar sus cuerpos y hacerle preguntas sobre su origen y todo lo que ocultaba, era tan fascinante. Entonces llegó a un túnel por el cual tuvo que ingresar agachado, allí encontró un espacio amplio y rocoso con pequeñas aberturas en la parte de arriba que dejaban entrar unos cuantos rayos del sol; Fukunaga estaba de pie delante de una pared, bebiéndose una pócima de sphaeram líquido para reponerse, incluso para él fue arriesgado hacer algo como eso, no obstante no se arrepentía de estar enseñándole su guarida, con parte de sus secretos decorando la cueva.

El omega observó a su alrededor las letras en un lenguaje desconocido pintadas en las rocas del suelo y las paredes, un caldero roñoso con olor a hierbas y azufre, lineas y circulos en el piso formando pentagramas y figuras extrañas, pieles de animales y huesos de criaturas antropomórficas, posiblemente hadas y silfos usados en la olla humeante; era aterrador, pero muy intrigante, y estimulante. Ese olor a feromonas seguía en su memoria a pesar de que ya no lo estaba emitiendo, no sabía quién era, qué quería, si buscaba causar daño o si solo era un desadaptado como él, estar con él era la peor idea que podía tener, mas no evitaba ese deseo, no ocultaba sus instintos, no demostraba miedo, ni siquiera sabiendo que no tenía poderes y que estaba delante de alguien que podía arrebatarle el oxígeno de su cuerpo con solo desearlo.

Shohei lo miró de reojo en silencio, Yaku no dio ni un paso atrás, eso hizo sonreír a Fukunaga, alguien común y corriente habría huido al momento de fijarse en su guarida, en las cosas inhumanas que él y su gente hacían; pero ese omega, tenía el potencial de ser por lejos la persona más interesante que había conocido; Morisuke empezó a acercarse lento pero con decisión, Shohei dio la vuelta y lo esperó quieto, mirándolo a los ojos sin su inicial preocupación de asustarlo. Estaban a un solo centímetro de distancia, observandose detenidamente, sus labios comenzaron a abrirse con suavidad, hasta que Fukunaga arrimó al omega contra él para besarlo como un loco desesperado, luego le acarició desde los omoplatos hasta la parte trasera de los muslos, sintiendo sus formas sinuosas mientras le chupaba el cuello casi a mordidas.

Yaku miraba los rayos del sol en éxtasis, con las manos sobre la espalda y la cabeza de Shohei, acariciandolo mientras este dejaba salir sus mayores deseos; se detuvieron de forma súbita cuando Fukunaga quiso volver a mirarlo a los ojos, Morisuke sonreía ardiente y calmado, por lo que con lentitud comenzó a abrirle las prendas del uniforme, atento a cualquier negativa del omega, quien no lo detuvo ni le pidió que parase. Entonces, Yaku tembló ansioso mostrándole su cuerpo a alguien por primera vez en su vida, sus hombros y brazos eran la única parte de su cuerpo que no estaba a la vista por la túnica abierta que no quiso dejar caer al piso lleno de pequeños esqueletos de aves y ratas.

Shohei le tomó la mano y lo guió a una pila de pieles curtidas que usaba para dormir, después lo recostó delicadamente, los hombros del uniforme cayeron hasta la mitad de los bíceps del omega, Fukunaga lo contempló, estaba a minutos de hacerlo suyo, y quería saborear la vista para disfrutar más el momento. Por la nublada mente de Morisuke pasaban las enseñanzas que le dieron en el orfanato: "no debes darle tu virginidad a nadie que no sea tu esposo", "no te entregues jamás a alguien que no conoces", "no te aparees por el mundano placer de aparearte", "no te toques ni tengas pensamientos impuros si eres menor de edad".

Eso último lo hizo recordar con una sonrisa cínica al sacerdote que en su niñez encontró tocando las piernas de una compañera, él mismo lo denunció a viva voz ante el clero y la guardia real, le daba gusto recordarlo siendo arrastrado llorando a una sala de torturas para ser castigado con una castración al rojo vivo. Le satisfacía imaginar la reacción de hipócritas como esos si pudieran verlo en esa cueva, con las piernas abiertas, a punto de ser devorado por un desconocido hereje, recostado con el uniforme abierto mientras jugaba con un pequeño hueso que giraba entre sus dedos; era todo un placer pecar.

Poco a poco Shohei bajó la cabeza, rozando con sus labios la suave piel de Yaku, deteniéndose un rato sobre la caja torácica; el omega le acariciaba la cabeza, dejando salir su voz sin pudores, no sabia en que parte de la ciudad estaba ubicada esa cueva subterránea, pero ya nada le importaba, estaba rebelándose contra la religión que tanto odiaba, estaba liberándose de esas cadenas que nunca quiso cargar; estaba por perder la virginidad. Fukunaga siguió bajando los labios por el abdomen de Morisuke, bufando impaciente por el calor que lo estaba haciendo sudar, tanto que también tuvo que abrir su uniforme de la academia y bajar sus pantalones; Yaku lo miró juguetón, mordiendo su dedo mientras doblaba una rodilla para tocarle el cuerpo con la planta del pie, Shohei sonrió gustoso y volvió a acercarse a su estómago, besándolo y recorriendolo hasta que Morisuke solo pudo ver su cabello entre sus piernas; él solo se dejó llevar, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y susurrando su nombre embelesado.

Tsukishima ordenó sus armas luego del dia de entrenamiento, con rapidez trató de dejar todo en su lugar para evitar a sus compañeros metiches que querían preguntarle como le había ido con Yamaguchi, no le costaba nada decir que le fue de maravilla, pero le irritaba muchísimo que lo molestaran con esa clase de preguntas personales. Esquivó seriamente a los demás soldados y caminó rápido para llegar a su audiencia con el rey Sawamura, preparando su discurso para conseguir su bendición; en realidad no era necesaria, pero Kei creía que su unión se fortalecería más cuando la persona más importante del reino aprobara su relación con un omega.

Ennoshita llegó junto a Daichi a la sala de conferencias, este lo miró hacia atrás y le hizo una pregunta clave para saber si era él o un impostor: "¿Quién fue el primero en ejecutar a tu progenitor?"; Chikara sonrió melancólico pero con una extraña paz, la respuesta incorrecta habría sido decir que el anterior rey Sawamura fue quien clavó la primera espada por tratarse de una tradición cuando se cometían crímenes contra un alto miembro de la corte. Pero Ennoshita recordaba muy bien ese juicio en el que se castigó al responsable de que perdiera su honra, y nunca se le salió de la mente que el primero fue Suga, quien dominado por el odio se le adelantó al padre de Daichi.

El rey asintió aprobando su respuesta, y con alivio suspiró al tocar la espalda de Chikara para invitarlo a acercarse a él, su consejero inclinó la cabeza con respeto y dio dos pasos adelante, el tacto de Daichi se sentía cálido y reconfortante, pero era su deber no decir nada al respecto, jamás querría incomodarlo a él y a su esposa. Sawamura le levantó la barbilla con sus dedos y lo miró con un pequeño dejo de reproche, Ennoshita le preguntó si ocurría algo, a lo que el rey trató de sacar el tema sin que sonara extraño, preguntándole qué tan importante era el compromiso de Tadashi como para que hubiese decidido darle un ropaje tan caro.

Chikara desvió la mirada y respondió que ese traje fue usado en su familia durante las ceremonias de compromisos matrimoniales, y que al no tener nadie a quien heredarselo, decidió regalarle esas prendas a Yamaguchi, para que celebrara un día tan especial como ese vestido como un aristócrata. Sawamura no quiso decir nada más, hubiese sido incorrecto cuestionar si ese traje ya no tenía ningún significado para él, no venía al caso porque Daichi tampoco quería darle falsas esperanzas, por lo que decidió cambiar drásticamente de tema, comentando que todo estaba demasiado tranquilo.

En efecto, todo en Akkad estaba funcionando con normalidad, lo último que supieron fue que Keishin había visto a alguien escabulléndose en los túneles a los pies de la montaña con un dragón mensajero, pero fuera de eso, no sabían de ningún problema, cosa que tampoco les daba mucha seguridad, de hecho, los tenía en ascuas. El rey teorizó en voz alta que si él fuera el cambiaformas, no haría algo tan predecible como tratar de asesinar en primera instancia a la familia real; si alguien quería desestabilizarlos, empezaria sembrando la semilla del caos entre el pueblo, para ponerlo en contra de la corte.

Ennoshita asintió y dijo que él pensaba lo mismo, pero que no podían pensar que las revueltas solo eran causadas por el enemigo, porque para que la leña sirviera para encender una fogata, debía estar seca en primer lugar; ellos habían dejado que el pueblo del norte "se secara", y tenían la responsabilidad de no haber actuado a tiempo. Daichi se cruzó de brazos contrariado, y se excuso diciendo que ambos estuvieron de acuerdo en que se potenciara la economía en los campos de la zona central para distribuir alimentos a las zonas afectadas por la guerra, Chikara seriamente le dijo que tuvieron problemas en la distribución cuando los miembros de otras casas nobles se reunieron en Akkad para votar para que se transportaran los alimentos a los centros de las ciudades principales, y que esos gobiernos regionales se encargasen de repartirlo a los conurbanos y provincias.

Sawamura rodó los ojos y guardó silencio, Ennoshita sugirió entonces que se abriera una mesa de diálogo con las personas del norte ofreciendo que Akkad donara un tercio de sus recursos a las zonas de devastación, Daichi se negó alegando que un tercio era mas de lo que podían permitirse dar, su consejero asertivamente propuso entonces que un tercio fuera un tope de su donación; cuando los lideres de la rebelión se negaran a aceptar un octavo de sus riquezas, el propondría subir poco a poco la oferta, de esa manera llegarían con suerte al acuerdo del tercio, o un poco menos. El rey un poco a regañadientes aceptó esa sugerencia, Chikara sonrió y agregó que empezaría sus preparativos para partir al norte y negociar personalmente con los pueblos.

Sawamura abrió los ojos con desconcierto y enérgicamente le negó emprender ese viaje, Ennoshita dio un paso atrás y preguntó porque no quería enviarlo a esa misión, Daichi respondió un corto pero firme: "te necesito aquí"; el consejero educadamente quiso debatir esa decisión de su rey, Akkad no lo necesitaba, tenían algo mucho más grande que controlar y no cualquiera podía tomar la responsabilidad, tenía que ser un estratega, un diplomático, y que al mismo tiempo fuera poderoso para salir vivo de cualquier hostilidad. Sawamura reconoció que Chikara reunía todos los requisitos, pero no podía enviarlo lejos sin sentirse perdido y ansioso, si algo ocurría dentro de Akkad, necesitaba tenerlo a su lado.

El consejero hizo una mueca cínica y propuso entonces que la reina Yui fuera en su lugar, pues también tenía todo lo que se necesitaba para negociar con los pueblos del norte; Daichi lo miró fastidiado, como diciéndole con los ojos "no puedes hacerme escoger". Luego se le ocurrió proponer a Shimada para ese puesto, Ennoshita dudó un momento, si que calificaba, pero no estaba seguro de si sería el indicado para una labor tan delicada, si quería que todo saliera bien tenía que hacerlo él mismo; por esa razón le dijo que tenían que pensarlo bien antes de tomar esa decisión.

Hubo un minuto de silencio entre ambos, hasta que Sawamura tocó el hombro de Chikara y le dijo que no tenía que cargar con tantas responsabilidades, que después de haber sido castigado injustamente, merecía un descanso de los problemas; Ennoshita inclinó su cabeza con las manos juntas delante de su abdomen, a Daichi le parecía adorable cuando se mostraba tan respetuoso. No era su intención contradecir al rey, pero tuvo que decirle que en momentos como ese, no podría descansar ni aunque quisiera hacerlo, porque tenía la permanente inquietud de no saber con quién estaba hablando, donde atacaría, ni cual sería su próximo movimiento.

Con lentitud y dulzura Sawamura rodeó a Chikara con sus brazos, besándole la cabeza mientras le daba delicadas caricias para confortarlo, el consejero cerró los ojos y suspiró, imaginando que otras personas lo estaban abrazando, Suga, Udai Tenma, Ikkei, personas que amó, cada uno de diferente forma, y con las que sí podía borrar fácilmente la presencia del rey en su mente. En ese momento Tsukishima entró al salón de audiencias, Daichi y Ennoshita se separaron rápidamente, pero de todos modos Kei logró ver que se estaban abrazando más pegados de lo que se consideraría correcto.

Tsuki tosió incómodo y decidió no mencionar lo que había visto, Sawamura y Chikara recuperaron la compostura y saludaron al joven miembro de la guardia, Kei los reverenció con respeto, y estos le preguntaron porque se encontraba allí; entonces, Tsukishima hiló sus palabras para explicarles todo. Inició diciendo que su padre había sido teniente del ejército fallecido en batalla, que su hermano Akiteru siguió sus pasos uniéndose a la milicia, pero que había deshonrado el nombre de su familia tras revelarse que era un traidor, siendo desterrado fuera del reino, y que el único miembro de su familia que estaba presente en su vida era su madre, ya entrada en años y cargando con un apellido manchado por el error de su hijo mayor.

Prosiguió diciendo que él hacía su mayor esfuerzo por recuperar el honor de su apellido, y que por eso se aseguró de cumplir con todos los requisitos para ser un miembro de la guardia real, y que gracias a Aeternum había conseguido calificar para servir a Akkad y a su rey. Y que sin embargo, contrario a las expectativas que se tenían de él, su corazón no le dictaba unirse en matrimonio con otro alfa de su mismo estatus militar, ni con un beta de alta alcurnia, pues se había enamorado de un omega de clase baja, huérfano y sin ningún familiar conocido ni un apellido de renombre.

Ennoshita sonrió suspirando dulcemente, sin duda debía tratarse de amor verdadero, por el contrario, Daichi permaneció serio, escuchando al soldado; Kei continuó diciendo que si bien su unión matrimonial no enaltecía más su apellido, creía con todas sus fuerzas que no existía nadie más que pudiera ser su esposo hasta el final de sus días, pero que Yamaguchi no tenía un padre al cual pedirle su bendición, por lo que, había decidido pedir la del rey en su lugar. Sawamura se cruzó de brazos analizando esa petición, no había ningún familiar al cual pedirle la bendicion, no había antecedentes del apellido de Tadashi, ni mucho menos dinero para una dote; cuestionó entonces si Tsukishima le estaba pidiendo una dote a él, a lo que Tsuki respondió que eso le era irrelevante e innecesario, pues todo lo que quería era completar la traducción para que su unión matrimonial estuviese bien cimentada.

Al oir aquello, el rey asintió con aprobación, seguía cuestionandose si realmente era conveniente para alguien unirse en matrimonio con un omega plebeyo como lo era Yamaguchi, los ciclos estrales de estos eran sumamente problemáticos al causar en ocasiones indecencia pública, por lo cual seguramente sería muy difícil para Kei mantener segura a su pareja. No obstante, si Tsukishima estaba dispuesto a cargar con ello por amor, no tenía más opción que enseñarle una sonrisa de orgullo y decirle que por supuesto le entregaba su total aprobación para casarse con Tadashi, con los mismos honores que cualquier otro miembro de la guardia, celebrando la boda en la catedral de Akkad con su presencia y la de su reina asegurada.

La mirada de Kei se llenó de vida, y lo reverenció una vez más con suma gratitud; Ennoshita se sintió feliz por verlo tan ilusionado, y sugirió que fueran los tres juntos a observar el entrenamiento de Tadashi que estaba llevando a cabo junto a Ikkei Ukai en el subterráneo. El rey se mostró poco convencido, si hubiese hecho valer su voluntad, habría enviado a Tsukishima solo a reencontrarse con su prometido para quedarse a solas con Chikara, sin embargo no le llevó la contraria a su consejero, y fue junto a él y Kei al subterráneo.

Allí se encontraba Yamaguchi meditando con los ojos cerrados, siguiendo al pie de la letra las indicaciones que Ikkei le dio para tener un momento de introspección y conexión con el centro de su alma, nada lo podía desconcentrar, ni la voz de Ukai aconsejandolo, ni el ruido de su amado entrando junto a Ennoshita y el rey Sawamura. Podía jurar que estaba visualizando el núcleo de sphaeram, que podía tocarlo, sentir su calor con una mano, con la otra, hasta que todo su cuerpo pudo percibir la misma energía.

Ikkei asintió orgulloso, viendo como poco a poco los pequeños objetos que había dejado alrededor de Tadashi rodeándolo en un círculo, se elevaban en conjunto y comenzaban a girar en el aire de forma lenta y ondulante; los ojos de Kei brillaron maravillados, esa era la persona con quien se iba a casar, un talentoso mago con unas características nunca antes vistas. Chikara sonreía mirando a la pareja, Tsuki tosió nervioso para disimular su mirada húmeda de emoción, todos los presentes se sentían admirados por la capacidad psíquica de Yamaguchi; Daichi sin embargo, además de admiración, mostró unos ligeros tintes de ambición e interés en el joven omega distintos a los que tenía su propio consejero.

En voz baja, Sawamura le preguntó a Ukai qué era capaz de hacer ese muchacho, el director entonces le contó aquel episodio en que Tadashi demostró poder dar pequeños saltos hacia atrás en el tiempo, y que hasta el momento, también era capaz de hacer lo que cualquier otro psíquico podía hacer, levantar objetos con su mente. Daichi no daba crédito a aquello, un omega, con la suficiente producción de energía como para dominar la magia psíquica, era algo muy poco común, ni Udai Tenma pudo desarrollar una capacidad así; eso era realmente útil.

Entonces el rey pidió que interrumpieran a Yamaguchi para poder hablar con él, por lo que Ikkei tuvo que llamarlo a gritos para que abandonase su trance; el omega reaccionó y se sobresaltó cuando casi deja caer de golpe los objetos al suelo, logró frenar la caída con su magia a tan solo milímetros de las baldosas de piedra y después las dejó suavemente en el piso. Tsukishima suspiró encantado, luego se dio cuenta de la sonrisa ladina de Chikara, y su rostro se volvió rojo, terminó apartándolo por no saber lidiar con el bochorno de ser visto embobado por otra persona.

El rey reconoció abiertamente el talento del niñero de su hijo, y sugirió que diera otro paso en su entrenamiento usando una combinación de magias para medir sus habilidades de combate; Ukai y Ennoshita se miraron recelosos, mas Ikkei dijo que no perdían nada probando cosas nuevas, no obstante le aconsejó a Tadashi que se detuviera en cuanto se cansara. El omega asintió y acomodó un muñeco de entrenamiento para atacarlo siguiendo las órdenes del rey; entonces se paró a unos metros del muñeco y se mentalizó para usar magia de emisión y magia psíquica al mismo tiempo; sin dificultad logró crear una llamarada de fuego con una mano, mientras con la otra levantaba y lanzaba una espada sin siquiera tocarla, que se clavó en la carcasa de madera y paja.

Sawamura se cruzó de brazos enseñándole una sonrisa que hizo muy feliz a Yamaguchi; sugirió entonces que combinara 3 tipos de magia en combate, sin embargo Chikara le dirigió la palabra recordandole que Tadashi apenas estaba comenzando a dominar sus habilidades y que lo mejor era dejarlo ir a su ritmo. Ikkei estaba indeciso entre seguir las palabras de su rey o las de Ennoshita, así que le preguntó a Yamaguchi que prefería hacer; este miró como Daichi esperaba su respuesta cruzado de brazos, parecía tener tantas expectativas en él, que no quiso decepcionarlo; por esa razón, optó por traer otro muñeco de combate, ya que el anterior ardió en llamas hasta quedar reducido a carbón.

Si bien Tsuki estaba feliz por ver sus inmensos avances, empezó a preocuparse cuando el rey siguió pidiendo más y más pruebas del poder de su prometido, Tadashi se forzó a cumplirlas todas usando los muñecos que él y Ikkei habian traido para su entrenamientos; el omega terminó bufando con las manos apoyadas en las rodillas, el gasto de energía era colosal, se sentía al borde del desmayo. Chikara se paró firmemente frente a su rey y una vez más le repitió que ya fueron suficientes pruebas de resistencia por un dia, Sawamura no quiso prestarle atención, pero tuvo que ceder cuando las piernas de Yamaguchi tambalearon hasta hacerlo caer de rodillas exhausto; Kei corrió a socorrerlo, y lo acomodó en su regazo mientras Ikkei le transfería energía pura para reponerlo; Ennoshita le dio una mirada de reproche a su rey, este agachó la cabeza, pero no se veía realmente arrepentido.

Por el contrario, Daichi pronunció que a partir de mañana tendrían que darle de beber algunas dosis de sphaeram líquido para que lograse soportar las pruebas que le impondría; Tsuki, Chikara y Ukai se miraron preocupados, y le dijeron al rey que eso arriesgaría a Tadashi a generar dependencia hacia esa pócima, sin embargo Sawamura argumentó que todos allí alguna vez recurrieron a ella para durar más en combate. Ennoshita dijo entonces que eso solo era en casos de emergencia, no para forzar a otros a seguir experimentando hasta arriesgar su salud, pero Sawamura comentó que ese omega era una excepción tan grande, que no podían desperdiciar su talento, mucho menos en la situación al límite en que se encontraban.

Kei dejó la cabeza de su amado suavemente en el piso, y se levantó para increpar al rey, porque él no podía permitir que su futuro esposo corriera peligro, y no aceptaría aquello ni siquiera viniendo de él; hasta el mismo Chikara se sorprendió de la voluntad de Tsukishima, el rey se enserió cuestionando si aún quería su bendición después de eso. Tsuki tragó saliva, pero no bajó la cabeza ante él, dispuesto a defender a su prometido aunque eso significara perder todos los honores que podría recibir en una boda de la guardia real; entonces Yamaguchi se levantó por cuenta propia y caminó débilmente hacia su rey, inclinándose en una rodilla para afirmarle que él, por voluntad propia, estaría dispuesto a todo para serle de utilidad a la corona, y preservar su estirpe a la cual apreciaba con todo su corazón.

Fukunaga y Yaku salieron de la cueva retozando y riendo, llegaron luego a una bifurcación en la que dividirían sus caminos, Morisuke iría rumbo a su casa, Shohei hacia el centro de la ciudad; antes de separarse se besaron usando la lengua de forma frenética y sucia, aún seguían fascinados después de la "magia" que habían hecho juntos. Al momento de marchar y luego de unos minutos, el omega se dio cuenta de que había dejado varias de sus cosas en el pasadizo cercano a la oficina de Keishin, así que tenía que desandar lo andado para ir otra vez a la academia y llevarse sus pertenencias.

Ya era de noche, estando bajo tierra no era consciente del paso del tiempo, se sorprendió cuando asomó los ojos por una rendija de la academia y vio la iluminación nocturna que cubría el pasillo; entonces prosiguió con su camino y llegó al túnel en el costado de la oficina de Keishin Ukai, allí encontró parte de sus cosas, sin embargo sus frascos se habían quedado en el laboratorio. Rogó que nadie notara algo extraño, o que Lev o alguno de sus amigos los tomase para guardarlos por él; de todos modos quería ir a revisar, sin embargo el profesor Keishin súbitamente abrió la puerta y lo encontró allí, con sus pertenencias y la ropa arrugada, completamente desaliñado y despeinado.

-¿Yaku? ¿Qué haces aquí? - cuestionó su profesor, Morisuke dio un paso atrás con nerviosismo.

-Salí apresurado hoy, y olvidé todas mis cosas - dijo enseñando su bolsa con cuadernos e instrumentos de laboratorio, Ukai lo analizó seriamente de los pies a la cabeza.

-¿Qué te pasó? - preguntó severo, Yaku titubeó.

-Tuve que salir corriendo, ya le dije - se excusó para seguir evadiendo el tema, no obstante tuvo que retroceder cuando el profesor se acercó a él para verlo más de cerca y tomar sus hombros para sujetarlo mientras lo analizaba.

-¿Qué fue lo que hiciste? - le preguntó con la expresión más atemorizante que Morisuke había visto; su silencio impacientó al profesor - ¿Vas a responder?

-Yo… Estuve con alguien… - reconoció el omega sin ahondar en detalles; Ukai presionó más sus hombros completamente enfurecido.

-¡¿Cómo es posible que hicieras eso?! ¡Y a tu edad! - exclamó Keishin, el omega se sintió muy intimidado, como si fuera a ser lapidado por él.

-Por favor suélteme… - le pidió reducido y atemorizado, el profesor no lo escuchó, solo siguió agitandolo mientras lo miraba con desprecio.

-¿Cómo piensas formar una familia ahora? ¿No te da vergüenza haber hecho estas cosas? Eres un niño, no deberías saber de esto a tu edad ¿Qué clase de crianza recibiste? - decía Ukai moviendo a Morisuke, cuya rabia comenzó a opacar su temor.

-Me crié en un orfanato - dijo Yaku de forma cortante, entonces Keishin se detuvo para reflexionar un poco.

-Ahora lo entiendo, no vives tu etapa porque no tuviste ninguna figura paterna para guiarte, era esperable que te dejaras seducir por cualquiera. Nadie nunca te ha puesto un límite... - pronunciaba Ukai con mayor compasión.

-Tiene razon, no tengo padres, no tengo familia, y siempre me he valido por mi mismo - replicó Morisuke apartando de un manotazo la mano de su profesor que quería darle una pequeña caricia protectora - no le debo explicaciones a nadie, ni a usted, ni a mis vecinos, ni a cualquier persona de esta puta nación.

-¿Cómo puedes hablar así de tu propio hogar? - cuestionó preocupado, ya no parecía molesto, sino más bien triste.

-¡Este no es mi hogar! - respondió el omega muy alterado - desde niño he estado solo y me he sentido diferente a todos los demás, crecí sabiendo que no encajaría nunca, y cuando intenté calificar para esta academia… eso solo se reafirmó. Yo no pertenezco aquí, pero tampoco sé a donde pertenezco en verdad, eso… es una mierda…

-Estás descarriado, pero, no es tu culpa… tu no elegiste vivir esta soledad, no elegiste tener que vivir solo y sobrevivir por ti mismo… no debiste haber sido desvirgado a esta edad, pero, cómo culparte, si te viste forzado a ser un adulto… - susurró Keishin volviendo a acercar su mano; Yaku estaba molesto, pero sus labios hacían un pequeño puchero por una profunda tristeza en la cual jamás quería enfocarse.

-Qué importa si tuve sexo con alguien, no tengo a nadie a quien decepcionar, puedo hacer lo que quiera cuando yo quiera - se dijo a si mismo, Ukai tomó suavemente su espalda y lo abrazó tocando su nuca con un tacto para nada agresivo, diferente a sus violentos agarres iniciales.

-Calma… - dijo el profesor, Morisuke estaba muy enojado, pero también tenía muchas ganas de llorar.

-No me joda… - replicó irritado, mas sus ojos reflejaban dolor y anhelo afectuoso, pues nunca en su vida tuvo a ninguna persona adulta que lo tratase con protección y cariño; él sobrevivió a su niñez por sí solo, sin caer como otros de sus compañeros cayeron.

-No seas grosero - le pidió Keishin abrazándolo con tanta calidez que Yaku comenzó a sollozar mientras trataba de apartarse.

-No me joda - repitió llorando y abrazando a Ukai por inercia.

-Lamento haberte juzgado, y lamento haberte hecho daño, a veces no sé cómo reaccionar a estas cosas… - le explicó el profesor sosteniendo su cabeza, Morisuke lloraba sin entender porque no era capaz de parar - no lo habría hecho con otro alumno, porque otros alumnos tienen padres a los cuales responder… de todas formas no justifica que te tratara así…

-Maldición… - se quejó Yaku por no poder dejar de llorar desconsolado, no sabía que ese tema le afectaba tanto hasta que Ukai se lo mencionó - ¿Por qué?...

-Perdóname, no volveré a tratarte así… no lo mereces - se disculpó nuevamente, temblando tan sensible como Morisuke - seré padre dentro de poco, no sé como serlo, pero tengo que hacer mi mejor esfuerzo…

-¿Tiene miedo profesor? - preguntó Yaku mirándolo hacia arriba con sus adorables ojos llorosos y brillantes.

-Sí, tengo miedo, pero también quiero hacerlo bien… quiero ser un buen padre - le dijo dándole suaves caricias en la cabeza.

-No sabría ser un padre, aunque tampoco es que quiera serlo - comentó el omega.

-No digas esas cosas, eres muy joven para saber si quieres hijos o no - le dijo el profesor, Morisuke ignoró sus palabras por parecerle una frase muy anticuada.

-Cuando nazca su hijo, yo creo que usted sabrá muy bien que hacer - dijo el omega abrazando suavemente a Keishin, quien sonrió acariciando más su despeinada cabeza.

-Eres un buen chico, tal vez un poco precoz, pero lo eres al fin y al cabo… - murmuró Ukai abrazando dulcemente a su alumno no oficial.

-Profesor… He estado investigando cosas ¿Le gustaría ver mis avances mañana en el laboratorio? - le propuso Yaku.

-Me haré un tiempo por la tarde, pero primero cerciorate de que no haya nadie cerca.

-No se preocupe, siempre pienso en eso…

-Una disculpa por no avanzar mucho en mi investigación sobre tu origen, he tenido muchas cosas que hacer en esta escuela, y además… Hay un asunto que nos está preocupando a todos.

-¿Lo de ese tipo que vi con un dragón mensajero?

-Sí, puede ser muy delicado ¿Solo has usado los túneles de la academia verdad? - cuestionó el profesor, Morisuke tragó saliva y guardó silencio - Yaku…

-Lo siento, es que moverse por los pasadizos es muy cómodo para mi.

-Te estás exponiendo demasiado, ya no solo la corte o tú mismo tienen conocimiento de estos túneles, podrías toparte con alguien peligroso…

-¿No han enviado gente de la guardia a los túneles?

-Más o menos, yo y otros miembros de la corte nos turnamos para recorrer los pasadizos y resguardar los sectores estratégicos por las noches. No he querido sugerir que envíen a la guardia porque al ser más personas recorriendo un lugar, podrían haberte encontrado.

-Es cierto… Me tomarían como sospechoso si me vieran allí - dijo para luego recordar que si toda la guardia deambulaba por los túneles, también encontrarían el escondite de Fukunaga.

-Si te vieran…te interrogarían y… - susurró Ukai preocupado, algo dentro de Yaku se sintió cálido y feliz al escucharlo, entonces volvió a acomodarse entre sus brazos, acurrucado como un niño pequeño.

-Preferiría evitar eso…

-Lo sé - respondió Keishin mientras poco a poco se separaban para mirarse de frente; con cuidado el profesor peinó el cabello del omega, lamentándose todavia de que ya no fuera virgen a su corta edad - ¿Puedo preguntar algo personal?

-Puede hacerlo.

-¿Con quien…? - preguntó algo abochornado, Yaku tocó su brazo pensando una respuesta, porque creía que Keinshin podría forzar a Shohei a pedirle matrimonio si se enteraba que él era el responsable de que "perdiera su inocencia".

-Con un amigo, nada serio.

-¿Nada serio? - comentó el profesor mordiéndose la lengua para no seguir juzgando internamente a su alumno.

-Sí, nos pusimos de acuerdo en ello…

-La primera vez es muy importante como para tomarsela a la ligera, pero como sé que no harás caso, lo único que te pido es que te cuides a partir de ahora.

-Lo sé profesor, no tiene que recordármelo - murmuró Morisuke un poco molesto, Ukai suspiró triste por ese muchacho.

De un momento a otro, su conversación fue interrumpida por un fuerte grito de horror, Yaku y Keishin se miraron sorprendidos, y casi al mismo tiempo corrieron hacia el interior de la oficina, siguiendo la fuente de ese grito por los pasillos de la academia. Morisuke reconocía esa voz como la de una chica no muy mayor que él, en ese momento no le importó ser visto, traía el uniforme puesto para disimular entre sus compañeros, pero mientras corría aprovechó para estirarlo y acomodarlo mejor, y de paso sacudir algo de polvo que traía.

Juntos llegaron al lugar de donde provino el grito, y se encontraron a Hana Misaki cubriendo su boca con las dos manos, temblando mientras lloraba en estado de shock mirando el cuerpo de una alumna con la que solía pasar el tiempo; desesperadamente la joven se arrodilló delante de su amiga y tomó su varita para usar su magia de curación en ella, repitiendo el nombre "Runa chan" mientras lloraba y gritaba por ayuda. Morisuke y Ukai miraban desde la distancia impactados por la escena, Yaku reconoció a la joven que estaba en el suelo, era una omega al igual que él, tenía un flequillo recto más arriba de las cejas y el cabello lacio y marrón dorado, a veces la veía en algunas clases desde la rendija, no solía toparse mucho con otros omegas porque sus horarios estaban distribuidos de diferente manera a diferencia de los alumnos que solo podían especializarse en un tipo de magia.

Hana usó todas sus fuerzas para curar las puñaladas que Runa tenía en todo el torso, la llamaba a gritos esperando que reaccionara, pero ya no pudo seguir cuando el profesor Takeda tocó su hombro y le pidió que se detuviera, pues ya no había nada más que pudiera hacer por ella. Paralizada por la angustia, Misaki observó como su profesor se arrodillaba frente al cadáver de su amiga para cerrarle los ojos; el profesor Naoi y Nekomata trataban de mantener apartados a los demás alumnos para que no quedasen igual de traumatizados que Hana, sin embargo era inutil, pues a varios metros se podía divisar un cuerpo no muy grande tendido sobre un charco de sangre.

Luego de unos minutos hubo un gran despliegue de docentes que le solicitaron a todos los alumnos que se fueran a sus cuartos, ninguno hacía caso, estaban asustados y querían saber qué era lo que había ocurrido; afuera de la academia, Ikkei y Ennoshita caminaban juntos, habiendo terminado el entrenamiento con Yamaguchi se tomaron la libertad de planear pasar un rato a solas dentro de la oficina del director, sin embargo no se esperaban que uno de los alumnos designados para ser el inspector nocturno estuviera corriendo de un lado a otro llamando a Ikkei. Chikara y el director corrieron hacia ese joven, y este con mucho nerviosismo les explicó a medias lo ocurrido; velozmente Ikkei y el consejero llegaron a la escena del crimen, dos auxiliares cubrían el cuerpo de Runa mientras Takeda tomaba los hombros de Misaki y la movía tratando de hacerla reaccionar.

Había tantos profesores en la escena, que aun estando anonadado y asustando, Keishin cubrió a Yaku de la vista de todos escondiéndolo a sus espaldas; Ikkei y Ennoshita se abrieron paso, el director ordenó a los estudiantes que se mantuvieran alejados y que guardaran la calma, mientras Chikara se arrodillaba para examinar el cuerpo de Runa. De repente se empezaron a escuchar especulaciones sobre quién pudo haberla asesinado, los estudiantes sacaban conjeturas que los hacían justificarse diciendo en qué sitio había estado al momento de lo ocurrido, todo era un gran caos, pero Morisuke oía atentamente lo que decían poniendo a trabajar su cerebro.

-¿Quién estaba cerca? - preguntó Katsumichi Higashiyama, del grupo de Yuuji Terushima.

-Yo estaba cenando, tengo testigos - respondió Hitoka Yachi con nerviosismo.

-¿Hay alguien además de la señorita curandera que haya estado cerca? - les preguntó Terushima a los presentes, que se miraron los unos a los otros confundidos.

-¿Alguien? - pronunció Kazuma Bobata, que estaba justo al lado de Yuuji; Yaku y Ukai se miraron con incertidumbre, llegando a la misma conclusión.

-No saquen conjeturas, todo depende de la data de muerte, pudo haber sido atacada hace más de 20 minutos y la señorita Misaki solo se encontró el cuerpo de casualidad - alzó la voz Keishin, Hana seguía en shock, pero de pronto comenzó a sobresaltarse.

-No puede… no… - murmuraba Misaki temblando y llorando.

-Tranquila - le pidió el profesor Takeda antes de abrazarla - respira profundamente y sígueme, necesitas espacio ahora.

-¿Por qué?... Runa chan…

-Sus heridas son cortopunzantes y por la parte delantera ¿No les parece extraño? - se atrevió a comentar Morisuke en voz alta, Ukai lo escondió todavía más con su cuerpo, maldiciendo internamente que su alumno no oficial no supiera estar callado.

-Es cierto, es algo muy raro ¿Por qué no se defendió? - se cuestionó Inuoka, Shibayama abrazaba su brazo ocultándose con temor y con la presión baja por estar cerca de un cadáver.

-Una omega podría haberse defendido de un ataque frontal, pero al parecer ni siquiera alcanzó a gritar - comentó Naoi, Nekomata se rascó la barbilla.

-Solo un intensificador puede ser lo suficientemente rápido como para no darle tiempo a pedir ayuda - dijo Nekomata, entonces Chikara levantó delicadamente la espalda del cuerpo y removió dos cosas que estaban incrustadas allí, enseñandolas levantando el brazo.

-Drenadores - pronunció en voz alta el consejero, todos los profesores enmudecieron con asombro.

-Quien haya hecho esto lo hizo con premeditación, los drenadores son caros - dijo Nekomata.

-Runa chan… me dijo que nos juntasemos aquí… ¿Por qué…? - se preguntaba Hana siendo levantada por el profesor Takeda.

-¿Dices que ella te llamó aquí? - le preguntó el profesor, entonces Ennoshita abrió los ojos, comenzando a atar cabos.

-El asesino debe ser alguien de su grupo, digo, solo alguien cercano debía saber que ambas se reunirían en este punto y pensaba aprovechar eso para inculpar a Hana - teorizó Rintarou Numajiri.

-¿Qué tan frescas son las heridas? - preguntó Keishin, entonces su abuelo se le quedó mirando un rato.

-¿Quién está detrás de ti? - le preguntó Ikkei acercándose, su nieto entró en pánico, no obstante cuando Ikkei se asomó, no encontró a nadie detrás de Keishin - debió ser mi imaginación.

-Sus heridas son recientes, no más de veinte minutos atrás - respondió Chikara mientras Keishin miraba de un lado a otro sumamente nervioso por haber perdido de vista a Yaku.

-Quiere decir que debió hacerlo alguien que estuviese cerca de la escena del crimen - murmuró Nekomata mirando a Misaki, que lloraba entre los brazos del profesor Takeda.

-Por favor profesor, no es momento de acusar a nadie, ella no está bien - lo increpó Takeda.

-Pero ella de momento es la única sospechosa por haber estado cerca de la escena del crimen.

-No hablemos de sospechosos por favor, puede que el culpable ni siquiera esté dentro de esta escuela, así que por favor, dejen a esa niña respirar y retírense - dijo Ennoshita en voz alta; Keishin mientras tanto deambulaba entre los tumultos de alumnos buscando a Morisuke, lo divisó en la distancia interrogando a los grupos de jóvenes, que no estaban seguros de haberlo visto antes, eso le estaba crispando los nervios a Ukai.

-¿Cómo estás tan seguro? - cuestionó Ikkei al consejero, Chikara agachó la cabeza, quizá ya había llegado el momento de revelar aquello que solo él y el rey sabían; entonces dio la vuelta para retirarse solemnemente mientras daba una orden.

-Convoque al consejo.