Domingo, 06 de marzo de 2005
Capítulo 2.
"Cuentacuentos"
"Si te mueves más de lo necesario te mataré ¿entiendes?" –exclamó rápidamente, sin dejar de jalar de su mano, mientras caminaban por el mismo sendero por el que Edward había llegado al claro vacío.
"¿Dónde vamos?" –preguntó varias veces, sin obtener respuesta. La chica de ropa extraña continuaba caminando sin voltear y sin soltar el arma que tenía en la mano. Por un momento pensó en intentar soltarse y exigir explicaciones, pero luego pensó que era su última oportunidad. Si no lograba con ella que, comprobadamente, tenía los extraños objetos de los que la gente hablaba, lo más seguro fuera que no pudiera volver. Por primera vez decidió esperar en vez de actuar, y dejarse llevar por las situaciones.
Cuando llegaron al claro, ella se detuvo y la luz de la luna los iluminó. Edward pudo ver que la chica no parecía mucho mayor que él, que era pelirroja y que tenía unos profundos ojos color miel oscuros. Vestía una especie de overol, parecido al que Winry usaba cuando trabajaba en los automail y botas como las de Mustang. A cada momento le parecía que ella podía ayudarle a volver. Todo parecía una semejanza a su mundo y a su gente.
"Empecemos otra vez" –dijo ella –"Dijiste llamarte…."
"Edward Elric."
"Y me buscas para…"
"Volver a mi mundo." –la chica lo miró insistentemente antes de bajar los ojos.
"Volver a tu mundo…"
"Vengo del otro lado de La Puerta… del mundo que rige la Alquimia en vez de la Tecnología… ¿Qué sabes de La Puerta?"
"…Nada… "-Edward abrió los ojos sorprendido.
"¿Nada?"
"…Yo también vengo de otro mundo…" -le dijo antes de cualquier reacción –"Pero no llegué a través de algo similar a una Puerta… ¿el nombre es literal?" –ante el silencio, ella se rascó la cabeza con ambas manos en un gesto nervioso y pensó –"A ver… es… ¿es una puerta, ¿con bisagras y todo eso?"
"…Si…"
"Yo vine a través de un túnel. Cuéntame sobre la puerta esa…"
El rubio guardó silencio. Si ella no sabía nada sobre la puerta, él no sabía nada sobre algún túnel. Era posible que no fuera una alquimista.
"Si no me cuentas no podré ayudarte."
"¿Y si no me puedes ayudar de todas maneras?"
Entre ambos se tensó un denso silencio. Ed solo quería alguien que le dijera que podía hacerlo volver y ella parecía distraída en la figura del rubio.
"Intentaré ayudarte. Si llegué por un lado… tiene que haber otro para salir… Y si logro una cosa, pues es posible que pueda llevarte a ti también, ¿no lo crees?"
"¿De dónde vienes?"
"Eso te lo responderé después… Cuéntame tu primero y yo te contaré después." –ya menos desconfiada y sonriendo se levantó y extendió la mano izquierda –"Soy Angelina."
Hagane finalmente cedió a esa vocecita en su cabeza que decía que no había peligro en esa chica y le dio la mano.
"Edward."
"Bien Edward… creo que hablaremos por largo rato…"
El sonrió y se sentó a su lado. Durante algunos momentos pensó por donde empezar a contar, y finalmente decidió que el principio de todo era lo ideal: su nacimiento en Rizenbul, el abandono de su padre y la muerte de su madre. Sin querer se vio hablando de Pinako-baasan y Winry, de su hermano Alphonse, de lo culpable que se sentía por haberlo dejado en una armadura, le mostró su implante y le explicó su funcionamiento. Después habló de su sensei, de sus enseñanzas, del duro entrenamiento y del amor de madre que ella les prodigaba. Más tarde habló de su examen como Alquimista Nacional, de sus investigaciones, de Roy Mustang, de Armstrong y sus aventuras. Roze, Cornello, Nina y tantos otros personajes aparecieron en su relato, que se extendía mientras la luna viajaba por el cielo. Obedeciendo a su doloroso impulso de tener a alguien cercano o parecido a él, Ed contó hasta el más mínimo detalle de la creación de la piedra, de su padre, de Dante y los 7 Homúnculos: su nacimiento, desarrollo, habilidades y debilidades, la manera como destruirlos y su utilidad. Finalmente dio un suspiro y se dio cuenta que estaba llorando.
"Y llegué aquí…" -terminó con un susurro frustrado. Si hubiera levantado los ojos, hubiera visto que Angelina también dejaba caer algunas lágrimas, mientras le miraba con los ojos iluminados y una sonrisa en la cara. Rápidamente ambos se limpiaron las caras y entonces enfrentaron miradas nuevamente.
"Ciertamente una historia reveladora."
"¿Y tú?" –le dijo sin esperar a saber si ella creía o no en su relato.
"Yo…" -y se dio cuenta que estaba amaneciendo. –"Está haciendo frío… ¿te parece si entramos?"
"¿Entrar, ¿dónde?"
Angelina se puso de pie y sacó un pequeño aparato que tenía un botón y era tan pequeño que le cabía en la mano.
"Desactiva el camuflaje Athena por favor."
Con un ruido sordo que Edward no pudo identificar, una luz cegadora comenzó a aparecer. Antes de quedar ciego del todo, logró vislumbrar una enorme estructura que parecía reflejar la naciente luz del sol.
"Yo, Edward Elric… vengo del futuro…"
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"Por favor Al…"
"Tengo que intentarlo Winry. Si no lo hago quizás nunca vuelva a ver a mi hermano."
"¡Pero no sabemos que pasó con Ed!"
"Entonces encontraré a alguien que me lo diga"
La rubia miró con aprehensión al menor de los Elric. Los años habían pasado favorablemente en Alphonse, convirtiéndolo en un atractivo joven de dulce mirada opacada de tanto en tanto por el recuerdo latente y doloroso de un pasado que no recordaba del todo y de un hermano que guardaba en su corazón desde el día que desapareció.
"Ya perdí a Mamá y no pude hacer nada… pero Mamá murió y Ed no está muerto…"
"¡No lo sabemos!"
"¡Yo lo sé!"
Winry lo abrazó con tanta fuerza como fue capaz de ejercer. Apoyó su cabeza llorosa sobre el pecho firme de Al rogándole que dejara la idea del nuevo viaje que iba a emprender ahora que su entrenamiento estaba completo.
"Los Alquimistas Nacionales ya no existen… solo son soldados, un ejército a las órdenes del gobierno… La biblioteca ahora es secreto de estado… No puedo tener acceso a los libros que mi hermano consultaba… Se dice que muchos documentos fueron destruidos…"
"¿Entonces como piensas encontrar a Ed si no tienes por donde empezar?"
"Porque Izumi-sensei me dijo a quien buscar."
La rubia mecánica supo entonces que ya no había como detener al joven alquimista.
"Entonces…"
"No me quiso decir mucho… solo me dijo que sabía qué había pasado con mi hermano…"
"…Ira… Al…"
El muchacho bajó la mirada y apretó los puños. No quería abandonar a Winry, su nueva hermana, pero buscar a Edward era algo que iba más allá de todo razonamiento.
"Sé que cuando lo encuentre todas las preguntas estarán resueltas Winry. –pesadamente se dejó caer sobre el sillón que estaba junto a ellos –Todos los sueños, todas las dudas… Y estaremos juntos de nuevo…"
Rockbell guardó silencio mientras lo observaba. Los recuerdos de aquellos años y todo el trabajo duro eran el pago por aquél nuevo cuerpo… No se atrevía a devolver a Al esas memorias y dolores.
"¿Cuándo piensas partir?" –preguntó en un susurro.
"En un par de días. Prepararé lo necesario… no será mucho."
Ambos permanecieron en silencio durante largos instantes con las cabezas llenas de pensamientos.
Pinako entró en la sala en ese momento. Había oído claramente la conversación y sabía tan bien como si nieta que era inútil intentar disuadir a Alphonse de no llevar a cabo sus planes.
"La cena está lista –anunció, con su pipa en la mano y exhalando el humo del tabaco. Los muchachos asintieron y fueron hacia la mesa, en donde comieron en silencio." –Este viaje será distinto Alphonse –dijo la anciana de pronto, sorprendiéndolo –"Esta vez irás solo… y no será una jornada sin regreso. Esta vez no hay madera que quemar Al… no destruirás mi casa…"-el chico sonrió y asintió. –"Podrás volver junto a Ed cuando lo encuentres…"
"Gracias…"
La noche cayó sobre Rizenbul con su cielo estrellado y su viento apacible, más nadie dormía en el taller de automail. Pinako trabajaba mecánicamente en un implante pedido desde Central. Winry observaba sus herramientas, con las que tantas veces había ajustado los implantes de Hagane y Alphonse arreglaba su escaso equipaje. Lo mejor era partir lo antes posible y sin avisar a nadie. El amanecer sería el mejor momento. El movimiento a esa hora era común, por lo que a nadie le extrañaría un viajero a las primeras horas del día.
Solo unas pocas prendas y elementos que consideraba necesarios eran empacados, entre ellos, la valiosa libreta de su hermano, que Roze le había dado cuando lo encontraron. Recordó que en esos momentos ella lloraba y murmuraba que Ed era un mentiroso… le había prometido regresar con bien.
"Aún… esa promesa aún no se rompe Roze… ya lo verás."
Con desgano dejó el bolso junto a la puerta y se tendió sobre la cama a pensar. Ya habían pasado varios años, durante los cuales Izumi no le había permitido hacer nada que no fuera su entrenamiento. Recordó con melancolía todas las peleas, los intentos de escape, las incursiones por libros secretos, las preguntas a cuanta gente se le acercara.
¡No encontrarás a Ed si no logras vencer lo que lo venció a él!
Ahora, ya convertido en un verdadero alquimista, entendía esa dura frase. Su hermano era el mejor alquimista, y había sido vencido por algo que iba más allá de su conocimiento. Algo relacionado con la Piedra Filosofal, los Homúnculos y la tal Dante. Algo relacionado con él mismo. Si no lograba ser más fuerte que el famoso Alquimista de Acero, nunca lograría encontrar las pistas que estaban regadas por todo el mundo, a través de todos y cada uno de los caminos que recorrieron juntos.
"¿Dónde estás Hermano?"
Necesitaba saber que había pasado. Necesitaba que alguien le contara en detalle lo que él había olvidado. ¿Porqué su hermano había desaparecido, ¿qué transmutación había hecho, ¿porqué la había hecho?. Eran tantas las preguntas y tan pocas las respuestas que valían la pena o que otorgaban algo de información. Izumi evitaba con toda su alma el tema de Edward y de otro ser a quien llamaban Ira, quien al parecer estaba muy ligado con los sucesos que ocurrieron ese día que fue el último día.
Es lo único que puedo decirte Alphonse… Créeme que Ed no hubiera querido que te dijera nada… Solo Ira sabe que ocurrió ese día. Tiene el cabello largo y negro, ojos violetas y dos implantes hechos por Winry para tu hermano.
Otra pregunta más nacía de aquél recuerdo… ¿porqué Winry haría dos implantes para Ed y luego se los daría a ese tal Ira, ¿acaso Ed no los alcanzó a usar, ¿él mismo pidió que se los entregaran?... En su memoria había aparecido un recuerdo fugaz en donde su hermano aparecía con un brazo defectuoso. Luego de grandes esfuerzos y dolores de cabeza, había recordado que el automail había fallado en un combate, siendo reemplazado por transmutación por una mano que Hagane mismo se había hecho… ¿Entonces porqué rechazar los implantes de la rubia? O acaso… ¿después de la batalla no los necesitó mas?
Cuando nos separamos –le había dicho Roze –Le dije que debía volver con bien… que para eso ahora sí tenía dos piernas fuertes…
Nunca lo había pensado con calma… Quizás… al tiempo que recuperó su cuerpo… su hermano recuperaba su brazo y pierna…
Estoy segura que sea donde sea que esté Ed… está esforzándose por volver a ti…
Deseaba con el alma que aquellas palabras de Izumi fueran realmente ciertas. Deseaba con el alma tener algo que le pudiera dar, al menos, una pista de que su hermano realmente estaba vivo. Que no había dado su vida para salvarlo y recobrar su cuerpo.
Sin darse cuenta, estaba llorando de nuevo. Nunca había recordado llorar tanto. Era como si años de penas y desgracias salieran de su pecho, como lágrimas acumuladas que nunca había logrado sacar. Sin saberlo, lloró a Nina, a su padre, a Marco, a Marta, a Scar, a Greed, a Hughes y tantos otros.
"No lograrás nada con solo llorar Al… -sonó la voz de Winry en el umbral de la puerta –Pero es bueno que lo hagas… porque Ed nunca lo hizo…" -sus ojos azules chocaron con los miel, uniéndose en un vacío de recuerdos que uno quería recuperar, y que la otra no se atrevía a entregar –"Siempre lloré por él… siempre… Incluso Ira lloró lo que él debería haber llorado…"
"Winry… Deberías estar durmiendo" –le dijo, cambiando el tema, tallando sus ojos disimuladamente.
"Iré contigo Alphonse…"-el alquimista se volteó, sorprendido –"Iré para ayudarte a encontrar a Ed… porque ustedes son mis hermanos y no los puedo dejar solos… "-más y más lágrimas caían de las perlas azules, mientras su cuerpo comenzaba a temblar –"¡Él nunca había roto una promesa!... ¡me prometió volver bien!... ¡lo prometió!"
Alphonse se levantó y la abrazó suavemente. Winry rompió a llorar sonoramente, desahogando todo el dolor que su pecho guardaba. No sabía que decirle, que hacer o qué pensar…
"Vamos entonces Winry…"
Continuará…
Notas: bien, tercer capítulo. Espero que les guste. Gracias a Hikaru-sango, Lila Negra, Kiomi, Arcanis y Nicole por sus reviews
