Miércoles, 17 de agosto de 2005
Disclamer: Hiromu Arakawa. Gracias a Lila Negra por fin sé quien es la persona que frustra mis sueños de ser la ama y dueña de Hagane y todo su mundo, su historia, su sentir, su dolor, su cabello, sus habilidades, su hermano… Etc. ¿En palabras simples? Pues lo de siempre. Que HagaRen no me pertenece, que estoy loca, que soy una ociosa sin remedio, que Angelina me pertenece, al igual que Athena, Zeús y John (aunque esté muerto). Eso
Notas: Estoy releyendo el capítulo 3 "Espejos del Pasado, Reflejos del futuro" y me di cuenta de un gracioso detalle que no les diré porque cuando lo escribí lo hice con el propósito de dar pistas sobre quien es Angelina, pero como no lo exploté, pues no vale mucho la pena, aunque es un detallito muy interesante. Bueno, está bien, lo diré (después de todo, ya que Angelina le dijo a Ed Hagane no Renkinjitsushi no es mucho lo que puedo ocultar). ¿Se fijaron que cuando se conocieron y fueron a la cocina de Zeus por primera vez, Angelina se sirvió una taza de leche, pero sirvió una de café a Ed, sin preguntarle siquiera si quería compartir con ella la leche? Voy a aprovecharme de eso, y de la cuasiseguridad que tengo de que pocos leerán esta kilométrica nota.
Espacio Eterno
"Deja vu"
Sin que se dieran cuenta ya era de noche. Edward preguntaba, Angelina respondía. Él no entendía, Ella explicaba.
Durante la amena conversación surgieron un sinfín de nuevos términos que continuaron llenando la mente de Hagane rápidamente… Fútbol, basquetbol, astrofísico, bioquímico, ingeniero, música pop, lucha libre, fiestas electrónicas y gigantografías. La noche completa pasó mientras ella, con su cabello rojo fuego, le explicaba a él, dorado como el sol, como el mundo futuro avanzaba mientras se consumía lentamente.
Internet, telefonía celular, GPS, autos deportivos, snowboard, buceo, alpinismo. Todas cosas que Angelina amaba. Que su Abuelo amaba. Que le encantaría que Edward también amara.
Robos, fracturas, guerras, estafas, difamaciones, persecuciones. Cosas que Angelina odiaba. Que su Abuelo odiaba. Cosas que ella sabía –juraba que sabía –que Edward también odiaría.
Y así, lentamente, ayudado algunas veces por videos, fotos, esquemas holográficos en 3D o sonidos, el mundo del 2019 fue formándose frente a los ojos de Hagane como la pintura de un artista. Primero muchas cosas sueltas, sin conexión que luego formarían un todo espectacular.
Altos rascacielos –aún más altos que los ya existentes –aviones supersónicos, bombas nucleares, transplantes, campañas mundiales, desastres igualmente mundiales. Cuantas cosas increíbles que nunca ocurrirían en Rizenbul. El mundo del 2019 se le entregó a Edward Elric –un chico de otro mundo en el Lyon del siglo veinte –en bandeja de plata con todo el conocimiento que quisiera… O casi todo, ya que dos preguntas no fueron nunca contestadas.
La primera hacía directa alusión a la familia de Angelina. El nombre de su Abuelo, aquella persona que ella siempre nombraba con enorme amor y respeto. Su tutor de ciencias, su mentor –teórico- de artes de combate, su mayor apoyo.
La segunda ya entraba en terrenos más personales…
.-¿Y porqué decidiste ser astronauta?
.-…Porque se lo prometí a mi abuelo antes que muriera. Le dije que iría a las estrellas a cumplir su sueño, a buscar las respuestas que él no pudo encontrar… Le pedí que viviera para verme… pero no alcanzó… Pero aquí estoy… segura de que llegará el momento de decirle "Viejo necio¿lo ves? Era posible"
.-¿Y cual era el sueño de tu abuelo?
.- … Eso Edward… no te lo puedo decir…
Finalmente el amanecer los había sorprendido con truenos y relámpagos. Athena soltó un suave y monótono "Se los dije" mientras ambos pensaban, resignados, que ya no podrían salir a caminar ni mucho menos.
-¿Cómo estamos de comida Athena?
-"Habrá un almuerzo simple hoy, pero mañana tendrán que ir al pueblo si no quieren comer vitamina C y sopas instantáneas"
-Dijiste que teníamos comida para 13 meses con dos comidas diarias.
-"Claro. 13 meses de sopas instantáneas dos veces al día"
-¿Ibas a tenerme comiendo todo ese tiempo esa asquerosa comida! –chilló -¡Eres una máquina perversa!
-"Digamos que mi sistema comienza a comprender la estructura básica de una broma"
-Aún no entiendo como John logró que aceptaran que trajéramos sopas instantáneas, estas cosas son imposibles. –regañó Angelina agitando entre la punta de sus dedos, con el menor contacto posible, uno de los mentados sobrecitos de diversos colores, sacado de uno de los cajones del pequeño escritorio que había junto a la cama. –Son una burla a la comida.
-"A John le gustaban"
-¡A John le gustaban las hormigas de fuego de la Sabana! Si hubiera podido, hubiera comido rinoceronte aderezado con curare. Estaba loco.
El rubio tomó con curiosidad el sobre amarillento que ella lanzó con infinita soberbia y asco preguntándose como podía hablar con tanta ligereza de un muerto. ¿No se suponía que el respeto era algo que todos –incluso los malos muertos –obtenían en el mismo instante de expirar?
-Y ese tal John… -se atrevió a decir.
-¿Qué pasa con él?
-Bueno… me preguntaba quién era… Solo sé que era tu compañero… -dijo lentamente, con voz lenta y pausada, algo que podría ser identificado en él como timidez -… y que murió en el viaje temporal –agregó a última hora, como recordándole a la pelirroja que el tipo ese estaba muerto, aunque le gustaran las sopas instantáneas.
-John era un zoólogo. Un científico de la naturaleza. Amaba todas las cosas que tuvieran más de dos células, y si estaban llenas de pelo o plumas o escamas mejor aún. –respondió, divertida, mostrando que, a pesar de las sopas, era una persona que ocupaba un lugar agradable en su mente –Estaba aquí porque nos habían pedido que analizáramos las respuestas de algunos animales pequeños en el espacio durante el Salto. Todos los bichos murieron con él…
-¿No te gustan los animales?
-Me gustan, pero él iba más allá de los límites. Supongo que nunca le perdoné que los amara más que a mí… ni su insufrible gusto por la comida horrenda.
-¿Qué los amara… más que a ti?
Golpeada por sus propias palabras, Angelina se sonrojó, haciendo juego sus mejillas con su cabello.
-Em… bueno… Bocona… Si… Él y yo tuvimos una relación durante un tiempo… pero nos separamos después… Supongo que yo no soportaba que todo el día hablara de animales y él no soportaba que yo siempre estuviera en la luna… Literalmente.
-¿Y tenías novio cuando viniste?
-Jeje, "Hablaremos de eso cuando vuelva, es una prueba corta, solo dos semanas" Le dije la última vez que nos vimos, antes del despegue. Ya debe tener otra novia… después de todo si un transbordador espacial desaparece hasta su última molécula, por lo bajo piensas que sus tripulantes murieron.
-…Lo siento…
-No te preocupes. Las cosas no iban muy bien que digamos. Iba a terminar con él de todas maneras… Es difícil vivir la mitad del año en una ciudad y la otra mitad en una estación espacial… No todos lo aguantan. –dijo, con un dejo de cinismo que a Ed le sonó a cansancio y un poco de dolor. –Es difícil trabajar rodeada de hombres altos, estupendos, físicamente increíbles que trabajan en lo mismo que tú, pero que no te toman en cuenta porque a la hora de tener hijos no los criarían en el espacio…
Hagane quiso reír, pero algo le dijo que era mejor no hacerlo. Con paciencia de santo escuchó los comentarios de Angelina, y formuló algunas preguntas que alejaron el tema de lo sentimental. Mientras, se dedicó a observarla mientras daba interminables vueltas por el dormitorio. Delgada, de cuerpo pequeño y aparentemente frágil. A pesar de sus confesados 27, no lucía más de 23 o 24. Además de eso, sus ojos miel, luminosos y juguetones… como los de Alphonse. Muy, pero muy parecidos a los de Alphonse…
-¿Qué pasa Edward?
-¿Eh?... Nada… Jeje, solo estaba pensando en mi hermano…
-Háblame de él –le dijo, sentándose por fin –Ah, espérame un minuto –y salió rápidamente, para luego volver con algo de desayuno ligero, colocándose un vaso de leche y poniendo para él, un poco de jugo, además de galletas y algo de pan. –Quiero saber más de Alphonse Elric…
Luego de la primera impresión sobre la petición, Hagane comenzó a analizar toda la información que poseía sobre su amado hermano. Sin querer, sonrió, y sin querer también, sus ojos se llenaron de lágrimas. Angelina curvó las cejas en un gesto de preocupación y quiso pedirle que lo olvidara, pero él comenzó a hablar antes…
-Alphonse es todo lo que yo no soy… Es tierno, dulce, amable… siempre perdona a la gente y piensa que todos tienen algo bueno en su corazón. Cree que soy una buena persona… Pero no es así… Si tuviera mi libreta te mostraría la foto que teníamos de cuando éramos pequeños. De hecho… tienes los ojos de Al… son idénticos, profundos, tranquilos pero…
-Pero un poco más claros…
-…pero un poco más claros…
-¿Cómo los tuyos?
-…Como los míos… -ella sonrió y él le devolvió el gesto mientras se preguntaba como podía sonreír tanto en una situación como la que estaban. –Cuando te conocí… tenías los ojos miel oscuro… pero ahora veo que los tienes miel claro…
-Son los ojos de mi Abuelo, él decía que cambiaban de tonalidad según los sentimientos, claro que los míos se oscurecen cuando me siento triste y los de él relampagueaban como oro fundido... También quería su cabello, pero heredé el de mi madre, que es pelirroja.
-¿Y de qué color es el cabello de tu abuelo?
-… Rubio.
Mientras Alphonse jugaba con Black Hayate, Roy había pedido a Riza que buscara a Winry.
-No te preocupes –le dijo ella, con ese gesto tranquilizador oculto que guardaba en sus ojos solo para él –Todo estará bien. Ya le has contado mucho y le has hecho feliz…
-Si puedes… habla con ella… Que entienda lo que Alphonse siente… Hagane no hizo nada que tuviera que esconderse…
-Aún así tú tampoco se lo dijiste.
-…¿Cómo decirle que su hermano murió?... ¿Cómo decirle… que seguramente está muerto?
-Roy, piensa que lo más seguro es que Alphonse haya luchado contra la posibilidad de que Edward esté muerto durante todos estos años… -la mirada de su marido, entre sorprendida y dolida, la instó a seguir –Piensa que no recuerda nada… que nadie quiere decirle nada… Es una forma de mantener viva la ilusión ¿verdad? No pueden negar que existió, por tanto simplemente mantienen la posibilidad de que, en algún lugar del mundo… o de donde sea… Edward esté intentando volver…
-Mocoso impertinente… -gruñó mientras le temblaban las manos –Siempre causando problemas…
Riza lo abrazó mientras él lagrimeaba contra su voluntad.
-No sientas pena por Alphonse, Roy… Edward hizo el más grande de los sacrificios… Puede que sea posible reunirlos…
-¿Reunirlos¿Cómo Riza?... ¿Con la Piedra¿Otra vez la Piedra? Ellos nunca más se verán Riza… nunca más… No importa si Hagane está vivo o no… No importa si Alphonse logra averiguar toda la verdad… Es la Piedra la que está de por medio… Y eso evitará que vuelvan a verse…
A pesar del constante estruendo y la poderosa tormenta que se desarrollaba en el exterior, las cabinas y pasillos de Zeus se mantenían a temperatura agradable.
Angelina estaba preparando el almuerzo y él se había quedado solo en la habitación. La pelirroja le había acercado varios aparatos para que pudiera investigar su uso y entretenerse con ellos mientras tanto. Recordaba que uno se llama laptop, puntero láser y algunos otros nombres que ya se le habían escapado.
-A John le encantaban los manuales de uso, así que, aunque parezca absolutamente imposible y preparado, es coincidencia que estuvieran aquí para que tú los leyeras…
Curiosa persona ese tal John. Al menos tenía en qué matar el tiempo. Mientras viajaba de ciudad en ciudad buscando información o conocimiento sobre como ir hacia las estrellas, el tiempo muerto era realmente agobiante, lleno de recuerdos, de una inactividad que lo asfixiaba con Rizenbul, con Central, con sus amigos, su familia, todo lo que amó y odió.
-¿Cómo estará Papá…?
Hacía poco se había enterado que había obtenido un puesto en una prestigiosa universidad inglesa, por lo que había emigrado de Munich hacía pocas semanas. En su última carta a su progenitor, le había prometido que a partir de la fecha de cambio, pasarían dos meses y le escribiría de nuevo, asegurándose así de que la carta llegara a sus manos. Ya tenía la dirección de la universidad y calculaba que la misiva tardaría unas tres semanas en llegar, por lo que quizás no sería mala idea comenzar a pensar qué escribir…
-Tanto tiempo Papá –recitó en su mente –Espero que Inglaterra esté siendo benevolente con tus viejos huesos. He oído que el frío puede ser insoportable.
Te cuento que yo en este momento me encuentro en Lyon, Francia, debido a los rumores del famoso "ángel" que curaba y que llegó en medio de una bola de luz y truenos. No sé si los rumores se han extendido hacia Alemania o Inglaterra, pero al menos Francia parece llenarse de Españoles, Portugueses, Suizos e Italianos.
Por mi parte, encontré al Ángel y la posibilidad de volver a casa se renueva. No es un alquimista ni un científico… Es lo más extraño del mundo… es una persona del futuro… Sé que sonará rarísimo, yo tampoco podía creerlo, pero poco a poco he ido aceptándolo… Hay tantas cosas… tanto conocimiento en la tecnología Papá…
El sonido de la puerta lo sacó de sus cavilaciones, devolviéndolo a la cálida nave. Angelina entró tarareando otra canción mientras llevaba la bandeja en sus manos.
-Bien, al parecer Athena está entendiendo demasiado bien lo que es una broma. –refunfuñó, dejando la comida en las piernas de Hagane –Tenemos bastante más que sopas instantáneas, pero bastante menos como para dejar de depender de ellas. Así que cuento arreglemos tus implantes y la tormenta pase iremos a la ciudad a buscar algo más decente.
-¿La tormenta no afectará la nave?
-No. Es suficientemente pesada como para no moverse ni tambalearse. Además, mientras no se caiga ninguno, los árboles también nos protegen del viento.
-¿Mientras… no se caiga ninguno?
-Si. Creo que si uno se derrumbara, hay enormes posibilidades que cayera sobre una de las alas, ocasionando un desastre de proporciones como sería no poder elevar a Zeus. –al ver la cara de horror de Ed, ella sonríe y hace un gesto despreocupado –No te preocupes, estudié los árboles cercanos, son bastante viejos y pesados, y esta zona tiene una tierra de cultivo por lo que las raíces son profundas y están bien arraigadas… Creo.
-Oh…¿Y cómo vas con mis implantes?
-…Cierto… ¿Cómo vamos Athena? –preguntó al aire.
-"Los análisis están completos, podemos crear un nuevo implante o arreglar los ya existentes."
-¿Y de dónde podemos sacar acero de esa calidad?
-"Hasta ahora el mejor acero es el usado por Estados Unidos en sus transatlánticos…"
-No puedo ir a Estados Unidos a buscar acero de barcos Athena…
-"…Si me dejaras terminar quizás podría darte la solución."
-Habla entonces.
-"El único acero mejor que el que actualmente fabrica Estados Unidos es el que conforma todas las piezas de esta nave"
-¿Eh?
-"Creo que en las condiciones actuales hay piezas de las cuales podemos prescindir"
-¿Qué!
-"Zeus no solo iba a cumplir pruebas de teletransportación¿lo recuerdas?"
-No solo… -Angelina puso cara de pensar, primero mirando el techo con las manos en la cintura y luego cerrando sus perlas y cruzando los brazos en el pecho. –Teníamos que llevar una refacción a la Estación Espacial…
-"Y está hecha enteramente de titanio reforzado ultra liviano"
-…Es cierto… -una enorme sonrisa, como la de Alphonse pensó Ed, se formó en su cara mientras tomaba entre sus manos la cara del rubio -¿No te importaría tener un implante de titanio verdad?
-¿Q-qué es el titanio?
-Una aleación increíble, creada en 1791 por un británico. Dios salve a los genios ingleses… oh, y a la Reina también.
-"Según mi base de datos, aún se le conoce como Menaquita"
-¿La menaquita? –preguntó Edward –Si he oído de ella, es un metal industrial.
-Así es. Vamos a necesitar aluminio y vanadio para crear la cubierta externa Athena. La aleación no será óptima y no quiero la posibilidad de que pueda trizarse o algo similar.
-"Ya tengo los cálculos necesarios"
-Con esa aleación tendrás un implante increíble.
-¿Y tienen esos tres metales?
-Claro que si. El aluminio es el elemento metálico más abundante de la corteza terrestre, el titanio lo tenemos en el compartimiento de carga y el vanadio lo tenemos en las vainas de las tres sondas que transportamos a petición del gobierno estadounidense. Dame un día más Edward y tendré todo listo.
Nos subestimas. En tres días estarán listos.
-De acuerdo. Un día más no me matará.
-Duerme todo lo que quieras, porque después tendrás que acompañarme de compras.
-"Y para eso sí que necesitarás energía"
-La verdad me gustaría mirar el proceso… ¿es posible?
-…¡Claro que si! Déjame buscar una manera de moverte.
Improvisando una silla de ruedas, pronto Edward, Angelina y Athena se instalaron en las salas posteriores del enorme Zeus a recolectar sus ingredientes. Hablando y hablando lograron desmantelar la refacción y quitar las cubiertas de las tres sondas. El aluminio fue aún más fácil de conseguir, usando algunos elementos del pequeño laboratorio que tenían a bordo.
-¿Cómo puedes decir que no tienes lo necesario en la nave?
-Edward… si estuviéramos en Olimpo, la estación espacial internacional, ya estaríamos produciendo estas cosas en masa.
Casi era la hora de tomar el té cuando Riza volvió con Winry a la casa. Roy y Alphonse les esperaban con leche, pastelitos y un rosón en el cuello de Black Hayate, que movía su cola –como siempre –feliz.
La mecánica quiso encontrarse con los ojos pardos de su hermano, pero le faltó valor. El moreno se limitó a toser y Riza a reclamar por que su marido no se tomaba las pastillas para el resfrío. Así, en una buena y rápida improvisación, salieron de la escena, dejando atrás al adorable perro, que continuaba meneando la cola.
-Al…
-No te preocupes Winry… Yo… yo ahora realmente sabré lo que pasó… Y quiero que sepas que no te culpo no haberme contado nada, no te guardo ningún tipo de sentimiento adverso… Solo… solo que algún día tenía que enterarme ¿no?
-Perdóname… -gimió en un sollozo –Perdóname…
Igual que esa noche que decidieron comenzar a viajar juntos, ella lloraba y él la abrazaba con palabras de consuelo y fortaleza. Winry se refugió en el pecho de Alphonse, aprovechando su altura, pasando sus brazos por la firme espalda. Cuando era niña se abraza a Ed de esa forma, aunque él no había sido por mucho tiempo más alto que ella.
-Quiero verlo… ¡quiero que vuelva!
-Yo también Winry… Más que nadie en el mundo yo… quiero que vuelva conmigo…
Tercer día. O cuarto. No estaba seguro. Al parecer había visto tres amaneceres con Angelina. ¿O eran dos…? Bueno, mucho no importaba. Lo único importante en ese momento era que los implantes nuevos –luego de varios inconvenientes –estaban listos. De hecho, ya estaban instalados. Podía sentir como Angelina se alejaba por el pasillo, nerviosa, sin poder controlar sus pies. Él temblaba un poco mientras agradecía el paño frío sobre el hombro y la rodilla. Al menos el dolor que sentía era un buen indicador, ya que era similar al dolor que Pinako y Winry le provocaban al instalar los automail en Rizenbul. No había dejado que le inyectaran sedantes justamente por eso. Quería sentirlo. Si no había dolor, no había automail. Mientras la poderosa sensación de reimplante lo llenara y paralizara, cerraría los ojos e imaginaría que estaba en Rizenbul, tirado en el cómodo sillón del taller de los Rockbell, con Winry y Alphonse mirándolo desde la puerta o desde el otro lado del mueble. Solo estaba lloviendo afuera, como todos los inviernos, como esa noche que le pusieron el implante por primera vez. Estaba en su hogar, junto a su familia, con sus implantes, con su dolor, con su pecado… Si, eso era lo que deseaba… solo su vida…
Pero la realidad era otra. Lo cierto era que estaba en una nave enorme y metálica que no terminaba de comprender, con una chica extraña de revoltosa cabellera roja como el fuego, con los ojos de su hermano –o los suyos, no terminaba de decidirse –con la sonrisa de su madre, con la habilidad de Winry, con pulcritud de Hawkeye, con la soberbia de Mustang, con la preocupación de María Ross, con la inteligencia de Tucker…
Lentamente abrió los ojos, encontrándose con el iluminado techo. Las luces –fluorescentes les llamaban –daban a la pequeña habitación un irreal ambiente de blancura que le molestaba. Ni siquiera el hospital de Central era así de blanco. Lentamente, antes de levantarse, intentó moverse. Un dedo, el otro, y así, hasta comprobar que todo su brazo derecho se movía como correspondía. Con algo de esfuerzo se enderezó e hizo la misma prueba con su pierna, que respondió de idéntica manera.
-Increíble… logró hacerlo…
Sus nuevos miembros relucían. Eran muchísimo más livianos que los anteriores pero se acomodaban tan bien como los hechos por los Rockbell.
-"¿Qué tal?"
-Muy bien Athena –dijo, sorprendiéndose de responder al aire, casi, con la misma naturalidad que su compañera.
-"Avisaré a Angelina"
Lentamente se levantó y fue a la habitación a buscar su ropa. Lamentablemente la lluvia no paraba y no podría volver a ejercitarse hasta que esta pasara. Por fin podría volver a entrenar su cuerpo…
Nuestra sensei dice que para entrenar la mente hay que entrenar el cuerpo…
Si. Cuando la lluvia se detuviera, entrenaría correctamente por primera vez en tres años.
-¡Edward!
Él volteó con una sonrisa al oírla. Quería darle las gracias, pero se detuvo al verla. Estaba empapada de pies a cabeza. Su cabello se pegaba a su cara mientras goteaba incesantemente.
-Angelina… ¿dónde te metiste? -le reprochó
Pero ella solo le miraba mientras recuperaba el aliento. Entonces, sin aviso, se echó al cuello de Hagane, llorando.
-No puedo creerlo… -decía entre hipo y sollozos –No puedo creerlo…
-¿Qué pasa?
-"Al parecer está feliz de haber logrado instalar los implantes de la manera correcta"
-No es para tanto Angelina… -le consoló, tomándola por los hombros, para alejarla un poco –Para alguien tan inteligente como tú no debió ser complicado.
-¡Podría haberlo arruinado!
-Pero no lo arruinaste. –dijo, comenzando a darse cuenta que ya no sabía que más hacer. Las mujeres llorando eran algo que superaba su raciocinio. –Vamos, deja de llorar.
-Lo siento…
-Ahora podremos ir a la ciudad a comprar comida. –celebró él -¡Y me cocinarás un delicioso guiso!
-¡Si¡Un guiso con leche!
La pelirroja comenzó a secarse las lágrimas mientras Hagane se preguntaba qué tan universal podía ser la receta del guiso con leche… Pero no importaba. No de momento, al menos.
Y como si el cielo lo hubiera escuchado… La lluvia se detuvo.
-Paró de llover.
-"En cuatro horas la humedad del aire será la adecuada para que salgan sin enfermar"
-Bien, tenemos cuatro horas Edward¿qué propones?
-Pues… no lo sé…
-Ya sé, empezaremos por arreglar tu ropa. El estilo de esta época es horrible… Y créeme, no te favorece. Algo de John puede servirte. Si es que no te molesta vestir como yo.
-¿Cómo tu?
-Los uniformes son iguales para hombres y mujeres. Solo debemos ajustar un poco el de John para que te quede sin problemas. Además, arreglaremos tu cabello, y haremos algunas pruebas sobre los implantes.
Edward no pudo evitar sonreír al verse en el espejo. Tan esbelto como antes, más alto –aunque pareciera mentira –con el cabello rubio y delicado –aunque maltratado –hasta la cintura. Sus relucientes implantes color plata brillante lo llenaban de orgullo, aunque a la vez le causaban pena.
Cuando la primera hora pasó, vestía –al igual que su compañera –un overol azul oscuro, camiseta negra y botas. Su cabello trenzado caía por hasta media espalda, luego de un saludable repunte.
-Te ves muy bien.
-…Gracias…
Las pruebas a los implantes terminaron rápidamente mientras el sol eliminaba la humedad excedente del ambiente. Ya desocupados, ambos se cambiaron para mimetizarse con el ambiente reinante, y salieron caminando tranquilamente.
-Debes avisarme ante cualquier cosa extraña que sientas Edward –repetía Angelina hasta el cansancio –Recuérdalo.
-Claro, claro.
Una carreta que pasó por el camino los llevó hasta Lyon, que bullía en movimiento.
-Angelina¿cómo vamos a comprar?
-Tengo algo de dinero de esta época, no te preocupes.
Paseando por el mercado, Edward recordó el día que fueron a Rushvalley. Como Winry todo lo miraba embobada y como su hermano le acompañaba con su permanente silencio.
Entonces lo escuchó. Al otro lado del mar, en aquél país llamado Estados Unidos, la economía había sufrido un colapso. Todas las cosas comenzarían a bajar de precio, ya que Europa podría comprar más barato. La recesión por fin emprendería retirada.
-La gran caída –dijo Angelina –esto que ahora celebran los europeos pasará a la historia como uno de los grandes hitos del siglo XX.
Edward asintió tras las bolsas con verduras verdes y de diversos colores, mientras ella llevaba las de frutas y cereales.
-Creo que es suficiente¿nos vamos ya?
-Claro.
Tan tranquilos como llegaron, ambos comenzaron a caminar, alejándose del centro de la ciudad. Pausadamente siguieron la línea de las calles, hasta que, al doblar una esquina, un limón rodó desde una de las bolsas de Edward. Veloz, el muchacho volvió por ella, viendo como un hombre joven la recogía y se la devolvía, sonriéndole.
-Muchas gracias –le dijo, con una enorme sonrisa.
-No hay de qué. Siempre es bueno ayudar a caras conocidas en estos tiempos… -dijo el sujeto.
-¿Caras… conocidas?
-¿Qué? –preguntó con cara de sorpresa, para luego cambiar drásticamente el gesto -¿Ya no me recuerdas…Enano de Acero?
Continuará…
Notas¡Por fin! Me costó terminar este cap. No lograba llegar al punto que quería, pero ya está. Leyendo otros fics me había dado cuenta que había dejado varios detalles afuera, pero comenzaré a arreglar eso desde ahora. Ya no será solo cosa de sentarse a esperar a que alguien abra la Puerta.
Admito que siento que este capítulo es demasiada palabrería para lo que realmente dice. Pero lo que dice, lo dice. Mañana de todas maneras lo revisaré bien y lo publicaré (son las 2.36am de 28 de agosto). A pesar de todo me gustó como me quedó.
Nota2: Em... los datos sobre el titanio los saqué de intenet. También la mezcla con aluminio y vanadio. Para este capítulo me dio por documentarme bien. Me puse a buscar hechos históricos (el colapso de EEUU es real), mapas de la época y todo eso. Realmente me di el tiempo... Vaya ocio.
Bien, pasemos a lo que nos importa.
Kayter¿En serio crees que Ed está bien caracterizado¡No sabes lo feliz que me hace eso! El riesgo de hacer ooc es permanente y cuando ocurre, realmente es molesto. Me alegro que creas que aquí no ha pasado eso.
Kyubi's: Jeje¿cierto que sería duro llegar y decírselo a la primera? Ya habrá tiempo para tocar ese punto. Primero tiene que superarlo Roy para ser capaz de decírselo.
Lovelydeadgirl (o Aome?)¡Hola! Que bueno que te guste el fic. Y tu pregunta… entre Angelina y Ed… podría como no podría. Eso aún no lo he pensado bien, así que puede haber sorpresas.
Este capítulo va dedicado a Asumi-chan, escritora de Impacto, que apareció hace poquito en la sección. Gracias a ella me di cuenta de un increíble detallito que se me estaba quedando fuera. Quizás ni siquiera haya leído mi fic, pero para ella de todas maneras.
Besos a todos! Rio.
