Crudo Invierno.

Capítulo 2:

Nuevas Esperanzas.

By: Joe, the time traveler.

"Hermano, te tengo una sorpresa" dijo Yuki.

Se escucharon unos pasos y una figura salió de las sombras.

Un hombre de cabello negro tan brillante y ojos tan azules como la noche sonreía.

A Ayame se le iluminaron los ojos y aventó hacia atrás el largo mechón de cabello que tenía entre las manos.

Dio grandes pasos y extendió los brazos para abrazar a Hatori.

Sin embargo, la figura de Hatori y Yuki que estaban delante de él se alejaban más y más con cada segundo que pasaba.

"¡Qué?" susurró el chico sorprendido.

Comenzó a correr más rápido tratando de alcanzarlos, pero, no funcionaba.

"¡Hatori-chan!" gritó.

La imagen se oscureció.

La radiante luz del sol hizo que Ayame abriera los ojos.

Movió su cuerpo que estaba cubierto por sábanas y no sintió sus extremidades.

El chico suspiró profundamente, sin esperanzas.

Aun seguía como serpiente. No sabía qué era lo que le estaba pasando. Pero se sentía realmente mal, tanto por la partida de Hatori, por el fuerte invierno y porque no podía volver a la forma de humano.

Sentía una gran impotencia.

Yuki ya se había despertado y se había parado de aquella cama tiempo atrás, tal vez estaba en la cocina.

Vio el reloj que estaba sobre el buró. Eran las 12:30 de la tarde.

En su cara no había ni rastro de una pequeña sonrisa, de ninguna expresión. Su mirada estaba perdida.

Pensaba en esa persona.

Pensaba en la manera de ya no sentirse triste.

Pensaba en alguna solución para volver a ver a Hatori.

–Tooru-chan –susurró.

Recordó que en la noche Tooru lo llevó muy amablemente desde el comedor hasta la cama y lo cubrió con las sábanas.

"Buenas noches Ayame-san" dijo sonriente "¡Y no se desanime! Mañana todo volverá a la normalidad.

Tooru se portaba muy bien con él. Ella y Hatori se parecían mucho en la forma de ser, siempre pensaban en los demás.

"Mañana todo volverá a la normalidad" recordó nuevamente sus palabras.

Pero no era así.

Él seguí convertido en serpiente.

Harto y cansado decidió volver a cerrar los ojos. Lentamente fue cayendo de nuevo en un sueño profundo.

Dormía allí, tan plácidamente.

Sólo una persona ocupaba sus sueños y sus pensamientos, solo esa persona.

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–¡Ayame-san! –se oyó una voz al otro lado de la puerta.

Ayame abrió los ojos, miró el reloj. Había dormido una hora más.

–Ayame-san ¿Puedo entrar? –volvió a decir Tooru.

–Pasa pequeña –dijo desanimadamente.

Tooru abrió la puerta lentamente y pasó. Enseguida le mostró una sonrisa a la serpiente.

Ayame trató de corresponderla, pero no pudo (¿Las serpientes sonríen?).

Se acercó a él con una charola.

–Le traje el desayuno y té.

Lo puso sobre la cama.

–Gracias –murmuró con la cabeza agachada.

–Siento mucho lo de anoche –Tooru cambió su expresión–. Todo esto es mi culpa.

–No –dijo con una voz que enseguida llamó la atención de la chica–. Esto no es tu culpa, en realidad nadie tiene la culpa, solo yo… por enamorarme.

–Pero eso no es cierto. Usted no decidió enamorarse de Hatori-san, por eso no tiene la culpa.

–Lo sé –agachó la cabeza–. Pero, aun así, no puedo evitar sentirme culpable… culpable y tonto.

–Ayame-san –sonrió la chica y luego le guiñó un ojo–. No se preocupe, todo va a salir bien.

–Gracias por preocuparte Tooru… el hablar contigo me ha hecho mucho bien.

La serpiente subió al cuerpo de la chica y esta lo abrazó.

–Sabes… Hatori y tú son muy parecidos.

Tooru le sonrió.

Ayame terminó su desayuno (¡Desayuno casi a las 2 de la tarde!).

Tooru después de un rato salió de la habitación. Ayame volvió a cerrar los ojos.

El chico se sentía mejor. Aun no recuperaba las esperanzas, pero la plática de Tooru lo había relajado.

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Junto al televisor estaban Tooru, Kyo, Yuki y Momiyi (el conejo estaba arriba de la espalda de Tooru).

–Quisiera ver a Aya-chan –dijo el conejo ruidosamente–. Pero ahora Shi-chan está con él.

–¿Shigure está con mi hermano? –preguntó Yuki.

–Sí, dijo que iba a cuidar de él mientras dormía –repuso Tooru.

Kyo bostezaba y al mismo tiempo cambiaba los canales del aparato.

–¡Ya déjanos ver un programa! –gritó Yuki.

–¡Cállate rata tonta!

Kyo se levantó y se puso frente a Yuki.

–¡Shhhh! Recuerden que no debemos gritar –agregó Momiyi en silencio.

–¡Y quién dijo eso? –volvió a gritar Kyo, mientras le daba un golpe al conejo en la cabeza.

–¡No le pegues a Momiyi¡Gato perdedor! –Yuki se posicionó delante de Momiyi.

–¡Y quién se supone que me lo va a impedir? –Kyo seguía gritando.

–¡Cálmense! Shigure nos dijo que no gritáramos para no despertar a Ayame-san –repuso Tooru silenciosamente.

Kyo sólo cerró los ojos, se cruzó de brazos y gimió molesto.

–Tooru, ellos solo te obedecen a ti –dijo Momiyi.

–¡Cállate! –dijo Kyo–. ¡Yo no obedezco a nadie!

Yuki que había estado muy pensativo dijo:

–Tengo qué hacer algo para que mi hermano no siga triste.

–Yo te quiero ayudar –saltó Momiyi tiernamente.

Los 3 (contando a Tooru) se pusieron a pensar en algo para animar a la serpiente.

"Yo también quiero hacer algo para que el tonto de Ayame ya no se sienta mal" pensó Kyo.

Un ambiente de tranquilidad volvió a reinar en la sala.

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Ayame abrió los ojos lentamente.

La primera imagen que apareció fue la de su amigo Shigure que permanecía junto a él.

–Shi-chan –dijo amodorrado–. ¿Qué hora es?

–Son las 4:30 –contestó el perro.

–Mira, Mine te trajo esto – subió a la cama una canasta enorme de dulces y una hoja de papel estaba encima de todos ellos–. Se veía muy preocupada por ti, pero como no te puede ver en ese estado le dijimos que estabas profundamente dormido (aunque en realidad eso era cierto).

–Mine –murmuró pensando en la chica.

–Dijo que ella misma los había preparado.

Enseguida Shigure cogió la hoja de papel y la desdobló lentamente, la puso enfrente de la serpiente.

Comenzó a leer.

"¡Hola Ayame-san!

Sólo quería saber cómo se encuentra ya que desde ese día que no lo veo. Pero bueno, ojalá se recupere pronto para que se dé una vuelta por aquí. He vendido varios vestidos góticos y terminé algunos diseños que dejó comenzados, ojalá le gusten cuando los vea.

Quiero decirle que no se desanime, todo va a salir bien y el señor Hatori pronto regresará y le sonreirá, pero para eso usted tiene que verse bien y estar muy alegre.

Espero que le gusten los dulces que preparé. No es por presumir, pero ¡saben deliciosos!

Hasta pronto…

Mine."

–Lo que te dijo Mine en la carta tiene mucho de razón –comentó Shigure–. Tienes qué volver a mostrar esa sonrisa tuya Aya-chan. Debes levantarte de esa cama y volver a ver la luz del exterior. También, alimentarte como debes.

–Eso quiere decir…

–Ajá –afirmó el perro anticipadamente.

–Eso quiere decir ¡Que leíste la carta!

–Pero solo un poquito --U

–¡Entrometido! Je je –gritó Ayame.

–Además te ves mejor mostrando esa sonrisa –dijo señalando la sonrisa del serpiente.

–Gracias.

–Ya hablando en serio –repuso Shigure–. Probablemente no puedes volver a la forma de humano por esa depresión y otra causa podría ser el fuerte invierno.

–Sí, yo también había pensado en eso.

Ayame se quedó pensando en las palabras del perro.

–Lo del frío se puede arreglar fácilmente –dijo Shigure–. Pero lo demás…

–Es que no sé qué hacer para ya no sentirme así.

–Tienes razón –agregó el perro–. Pero, por lo pronto, tienes qué salir de este cuarto y convivir con los demás, eso te ayudará a salir de tu depresión. Además Hatori volverá… tiene qué hacerlo. Él no te puede dejar así.

–¿Él está enterado de mi situación? –preguntó la serpiente.

–Claro –Shigure le guiñó un ojo.

–Tal vez tengas razón, tal vez deba salir de aquí. Pero, qué debo vestir para protegerme del frío, no creo que algo me quede.

–Tal vez esto…

Shigure sacó de sus ropas un calcetín grueso de franela.

–Creo que vestir un calcetín es una muy mala idea --U

–Ya lo averiguaremos luego, por lo pronto, usa el calor de mi cuerpo.

Shigure se descubrió el pecho y Ayame lentamente se enrolló en el tórax del perro.

–Gracias Shi-chan –dijo débilmente la serpiente.

–Afuera hay un mundo que te espera.

Shigure abrió la puerta y la luz del exterior iluminó la habitación. Al principio, los rayos lastimaron los ojos de Ayame, pero luego de unos segundos se acostumbró.

Una diminuta esperanza había llegado a su corazón.

¿Sería esa fuerza capaz de volverlo a la normalidad?

Tal vez sí, tal vez no, pero él disfrutaría de nuevo ese mundo.

Fin del capítulo 2.

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Hola a todos! Ojalá les haya gustado el capítulo. Háganme saber qué les pareció, qué fue lo qué les gustó y qué no.

Bueno, ahora Aya-chan está preparado para volver a empezar de nuevo.

Muchas gracias a todas las personas que me enviaron sus reviews y a los que no lo hicieron, pero han leído estos dos capítulos también. Ok, aquí van las contestaciones:

IAmAkitoAndIAmAGirl y lucikurosaki: Gracias! Muchas gracias! Ojalá les haya gustado este capítulo.

Virgo no Shaka: Ok, pues este fue el segundo capítulo. Espera el tercero!

AzkaAlexia-HiwatariKon: Sí "My Inmortal" está súper triste y bonita. Ojalá y t animes a hacer el fic Aya/Hatori yo lo leería con mucho gusto. Si lo escribes me avisas.

Naoko Nayamira: Tú también cuando publiques tu fic de fru ba me avisas y ya actualiza el de Inu! Este fic es para ti!

Esperen el próximo (y tal vez último) capítulo de Crudo Invierno. Hasta la vista!

Joe, the time traveler.