Crudo Invierno.

Capítulo 3:

Flor Naciente.

By: Joe, the time traveler.

Los personajes de Fruits Basket no me pertenecen, le pertenecen a Natsuki Takaya, yo solo inventé la trama de este fic por diversión y no por otra cosa.

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El invierno había menguado su furia. Ayame había aprovechado esos días para mirar el exterior y volver a ver la luz del sol. Tal vez eso lo haría salir poco a poco de su depresión. Los demás estaban muy contentos porque la serpiente estaba tratando de pasar de esos difíciles momentos, en especial Yuki y Shigure, quienes eran los que más se acercaban a él (Tooru también tenía muchas ganas de charlar con él pero la invadía la pena y ni qué decir de Kyo).

Él veía pensativo el jardín, tratando de no recordar nada de esa persona de cabello negro para no ponerse triste. Las hojas danzaban dejándose llevar por el frío viento invernal. Ayame se entretenía viendo aquel espectáculo, mientras sonreía. Decidió llenar sus pulmones de la brisa fresca dando un suspiro profundo.

Unos metros más allá, detrás de unos arbustos observaban la escena algunos espectadores: Tooru, Yuki y Shigure (Kyo estaba adentro de la casa soportando a Momiyi).

—Creo que le está yendo muy bien —le dijo el perro a los dos que estaban con él, los cuales afirmaron con una sonrisa.

De pronto vieron con cara de asombro al pequeño conejo que sin voltear a verlos atravesaba corriendo el jardín emocionado. Un sombrerito blanco con encajes le cubría la cabellera rubia y vestía un saco guindo con encajes también en las mangas.

—¡Aya-chan! —gritó algo agitado—. Tenía muchas ganas de verte…

El pequeño se acercó al animal deseando abrazarlo y que este lo abrazara también.

—¡Aya-chan! —dos lágrimas resbalaron por sus mejillas rosadas— Aya-chan…

La serpiente también comenzó a llorar entendiendo los sentimientos del pequeño. Él también tenía ganas de abrazarlo, de cubrirlo con sus brazos fuertemente para que toda aquella tristeza y melancolía se esfumaran. Los dos estaban allí, lavando su corazón con las gotas de lágrimas cálidas, lavándolo de esos sentimientos que ya habían ocupado demasiado su alma y era hora de darles la bienvenida a otros nuevos.

—Aya-chan… quisiera poder hacer algo para que vuelvas a sonreír.

El pequeño cubrió el alargado cuerpo de la serpiente con sus brazos. Ayame no podía decir una sola palabra, sentía un tremendo nudo en su corazón. Un nudo que tal vez podría ser desatado con el cariño de sus amigos y familiares. Pero por lo pronto él quería llorar. Él quería llorar para que su corazón abriera después como una flor acabada de nacer, una flor que reflejaba toda la belleza y la felicidad.

Enseguida los dos voltearon a un pequeño rincón del jardín, en donde se encontraba una pequeña flor de pétalos rosas. Tan bella.

—¡Qué flor tan hermosa! —exclamó Ayame una vez que ya se habían calmado.

El pequeño alemán se hincó admirando aquella planta con tanta curiosidad, como si fuera un niño pequeño que descubría el mundo observando las cosas.

Tooru, Yuki y Shigure observaban la escena completamente conmovidos. Tooru había derramado muchas lágrimas y llorado casi tanto como los dos que estaban allá, fue en ese momento cuando el perro le tocó la cabeza y le sonrió. Lo mismo hizo el chico de cabellos plateados y le tocó el hombro derecho para animarla. La chica rompió en llanto aun más, sintiendo a sus amigos muy cerca de ella.

—¡Tooru! —gritó sorpresivamente el conejo y se puso de pie, asustando a la onigiri (¡gracias por el nombre Naoko!).

—Ma… Mande —contestó aun sobreponiéndose del susto.

El pequeño se acercó lentamente con una mirada inocente al grupo de los tres mirones. Allí, se detuvo con sus enormes ojos castaños frente a la chica.

—¡Abrázame!

—¿Ehh? —Tooru no terminaba de entender.

—¡Quiero que me abraces!

—Ah… sí… 00

Lentamente la chica se acercó al conejo dudando, ya que aun no entendía las intenciones de Momiyi. Ella extendió sus brazos y cubrió completamente al rubio. Un pequeño "¡plaff!" se escuchó y un humo rosado salió de la nada. Un pequeño conejo blanco apareció debajo. Las ropas del pequeño aparecieron regadas en el suelo. El conejo levantó la cabeza y los miró a ellos.

El usagi fue dando pequeños saltos y se aproximó hacia la serpiente. Se metió entre la gruesa manta que cubría a Ayame del frío y allí los dos voltearon a verse.

—No te voy a dejar solo —dijo el niño.

—¡Gracias Momiyi!

Los dos se cubrieron con las ropas blancas. Y se quedaron admirando toda la tarde a aquella flor que acababa de abrir. A los pájaros que se posaban cerca para buscar alimento y al sol en su marcha por la bóveda celeste.

Shigure, Tooru y Yuki se acercaron después para pasar la tarde todos juntos (--U y el amargado neko dentro de la casa viendo la televisión). Organizaron un día de campo con algunos bocadillos preparados por la onigiri (Pues sí, solo ella ¿Quién más?).

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Cuando el sol se ocultó, todos decidieron entrar a la casa antes de que la temperatura bajara y fuera peligroso para Ayame. Yuki ayudaba a su hermano a quitarle el frío con un baño caliente. Un baño muy reconfortante para la serpiente.

—Espero que te esté agradando hermano —le dijo el nezumi, mientras tallaba la cabeza de Ayame.

—Sí, este baño es tan relajante —él cerró los ojos y su hermano continuó con el masaje—. Gracias por preocuparte. Gracias porque ahora entiendes lo que pienso y siento. Y has decidido tratarme. Gracias hermano.

Yuki le sonrió a él. Una atmósfera de tranquilidad y paz reinaba en aquel lugar.

—Le agradezco a todos por lo que están haciendo por mí, por preocuparse, jamás pensé tener amigos como ustedes.

—Siempre estaremos contigo —el ratón puso una mirada seria, pero llena de ternura.

El agua estaba cálida. Tan cálida como los sentimientos que unían a esos dos hermanos. Los sentimientos que los hacían estar juntos y sonreír. Los dos disfrutaban de aquellos instantes. Los dos querían recuperar el tiempo perdido, ese tiempo en que ellos habían estado distanciados, no solo en cuerpo, si no también en alma y mente.

Ahora lo único que importaba para ellos era el presente, no querían voltear a ver el pasado, no querían ni siquiera voltear a ver de reojo el doloroso pasado que existió entre ellos.

—Ja ja ja —reía Yuki.

Los dos jugueteaban en aquella agua, echándose salpicones del líquido.

—Vamos, sube a mi cuerpo, es hora de salir —dijo el hermano pequeño.

La serpiente se enrolló en el cuerpo de Yuki y este salió de la tina, se enredó la toalla en la cintura y se alejó de allí.

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—Esta noche quiero que duermas conmigo… Ayame —le dijo el inu levantándose de la mesa cuando había terminado su cena.

A la serpiente se le iluminaron los ojos, gracias al apoyo recibido. Unos metros más allá vio a Tooru que le sonreía muy contenta con sus dos trenzas a cada lado de la cabeza. Él correspondió a su sonrisa.

—Sí… gracias Shi-chan.

Entraron a la habitación de Shigure (la serpiente se enrolló en el brazo del escritor), la cual por primera vez no tenía esos montones de libros y hojas regados y aparte destilaba un aroma agradable.

El perro colocó a la serpiente en el futón y lo cubrió con gruesas mantas, enseguida él se quitó su hakama y entró también entre las cobijas.

—Te dije que utilizaras el calor de mi cuerpo, así que puedes hacerlo…

La serpiente obedeció, juntó su cuerpo con el de Shigure, mientras observaba los brillantes ojos de este.

La noche fue cayendo lentamente y la oscuridad lo cubría todo. Los dos cuerpos eran abrazados por el sueño rindiéndose completamente ante él y regalándose calor mutuamente.

"Hatori-chan" murmuró Ayame entre sueños.

Fin del capítulo 3.

Ok, pues esto fue el 3er capítulo. Ojalá y les haya gustado más que los anteriores. Siento haberme tardado tanto. Pero bueno. Dejen reviews por favor!

En este capítulo intenté hacer los párrafos más grandes (no sé si se dieron cuenta) para que fueran más palabras que espacios.

Quiero agradecerles a las personas que han mandado un review muchas, muchas gracias, en realidad lo agradezco, gracias a ustedes este fic no durará solo tres capítulos. Gracias a: IAmAkitoAndIAmAGirl, Naoko Nayamira, AzkaAlexia-HiwatariKon, Virgo no Shaka y lucikurosaki

He leído en varios fics que dicen que han sacado varias historias por contestar reviews (así que no los contestaré)¿Qué tan cierto es esto?

Siento que he cambiado mucho la personalidad de Ayame, pero es por el mismo problema de la depresión y a Momiyi lo describí como un niñito, espero no haber exagerado. La verdad yo ya me estoy cansando de que Ayame siga como serpiente.

Manden su opinión acerca de esto, en realidad quisiera saber qué piensan.

Yo me imagino el humo que sale cuando alguien se transforma en animal de un color rosado, no sé qué color sea este en el animé ya que yo leo el manga.

Bueno, pues nos vemos en el tercer capítulo. Hasta pronto! Bye!

Joe, the time traveler.