Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto.

Advertencias: Au, Situaciones relacionadas a violencia física, psicológica, depresión, abuso físico, temas de conflicto moral, entre otras cosas. Dark Fic.

Advertencias del capítulo: Dilemas de conflicto moral.


Capítulo 4.- Lazos de Sangre.

− ¿Crees en la vida después de la muerte?

Neji se quedó con su pan entre el plato y su boca y frunció un poco el ceño sin querer ante la pregunta imprevista de su prima, la que tenía la vista fija en su plato de cereal. El castaño emitió un imperceptible suspiro y dejó el pan sobre su plato.

− ¿Por qué lo pregunta Hanabi-Sama?

La castaña se encogió de hombros por unos momentos.

− Es solo una pregunta.

Neji no dijo nada.

A pesar de continuar con su orgullo y el porte Hyuga intactos, sabía que la chica estaba muy afectada por la muerte de su hermana. Hinata siempre había protegido a su hermana de las normas de su clan y de las reglas de su padre.

− Si soy sincero, nunca lo había pensado.

La castaña asintió sin mucho ánimo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Kabuto miró a Sasuke con expresión seria, algo poco usual en él. El moreno estaba consciente de que lo que le pedía no solo ponía en peligro ambas carreras, sus años de investigación, su trabajo, podría hacer que lo mandaran a prisión, a ambos. Pero también, conocía el carácter ambicioso de Kabuto, ese que hasta cierto punto, era su mayor debilidad.

− Senju es muy especial con sus muestras – Dijo el hombre con calma – No tengo forma…

− Sé que puedes encontrar una – Lo interrumpió el moreno.

Kabuto entrecerró los ojos, con una sonrisa casi imperceptible en el rostro. Si lo que pensaba era cierto…

− ¿Estás seguro de querer hacer esto?

Sasuke no dijo nada por unos segundos. Lo cierto era que no lo estaba, pero tampoco tenía ni tiempo ni opciones. No estaba dispuesto a vivir de nuevo esa sensación de pérdida.

− Si – Dijo con una seguridad que no sentía.

Kabuto asintió, sonriéndole con un poco de malicia.

− Te saldrá caro.

Sasuke casi rodo los ojos, suponía que le haría ese tipo de propuesta.

− ¿Qué quieres?

El hombre dio un sorbo a su taza de café.

− Que mi nombre aparezca en la investigación que haga Hime.

Sasuke no dijo nada por unos segundos. Kabuto era más inteligente de lo que recordaba.

− Aún no hablo con ella.

El hombre sonrió.

− Cuando lo hagas.

Sasuke asintió, viendo la mesa por unos segundos.

− Lo necesito lo antes posible.

Kabuto asintió.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

El eco de sus pasos por el mármol lo comenzaba a poner nervioso, así que se concentró en las flores que le picaban levemente en sus brazos. Habían pasado ya varios años desde la última vez que visito esa tumba. Siempre encontraba un pretexto, una reunión, trabajo urgente, algo.

Suspiró.

Llegando al final de sus días, se preguntaba cómo era que había retrasado tanto ese día.

Sus padres habían muerto en un accidente de coche cuando tenía 13 años, aún era prácticamente un niño, que tuvo que hacerse cargo de otro niño.

Llegó a su destino, sorprendiéndose levemente de las flores aun frescas que estaban a cado lado de la tumba. Seguramente Sasuke si encontraba tiempo entre su ocupada rutina, a diferencia de él, que simplemente dejaba pasar el tiempo.

− Lo siento – Susurró dividiendo el ramo y acomodando las flores – Mamá, papá.

Miró el mármol, el nombre de sus padres no lucía desgastado, y la tumba lucía bien cuidada. No recordaba la última vez que había ido ahí.

A pesar de tener ya 13 años cuando ellos murieron, sus recuerdos de ellos cada vez se hacía más borrosos, los concejos de su padre, la sonrisa cálida de su madre, todo era en sí un vago recuerdo. Los años que pasó al lado de Madara comenzaban a reemplazar los recuerdos de su familia, familia que había perdido aquel día.

Se preguntó internamente si Sasuke también le llevaría flores, y cuidaría de su tumba así como lo hacía con la de sus padres, o si el moreno estaría demasiado molesto con él como para hacerlo, y simplemente la dejaría olvidada.

Su celular comenzó a sonar, el eco que producía entre esas paredes lo ponía nervioso, así que desvió la llamada enseguida. Suspiro una vez más, al ver el remitente y se dio la vuelta, pensando que ir ahí había sido un error.

No pudo expresar una sola palabra de amor ante esas tumbas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Tsunade golpeteaba la pluma contra su escritorio repetidas veces, tratando de asimilar la información del ensayo médico que tantos dolores de cabeza ya le estaba causando.

− Hime Yosei – Susurró.

El prodigio de las empresas Sabaku, y la que junto a su equipo de investigación, había consolidado a las empresas como una de las farmacéuticas más reconocidas a nivel internacional, y aun cuando esa fuere solo una subdivisión de la empresa, sabía que solo era el comienzo. La misma chica, que había rechazado su caso sin estudiarlo siquiera, y la que se negaba a darle una cita o atender sus llamadas.

− Engreída – Susurró de nuevo.

Golpeteo con más fuerza su escritorio, sabía que llamarla engreída era un error, la chica no lo era en absoluto, pero se negaba a aceptar algo que pusiera en peligro su ensayo médico, que tanto le había costado que aprobaran. Pero ella también seguía siendo humana, sabía del esfuerzo que todo médico hacía para salvar a sus pacientes, buscando siempre una solución a sus enfermedades, aun cuando esto parecía casi imposible.

Miró el otro expediente sobre la mesa. Había quitado el nombre de Itachi y lo había denominado paciente X, dada la relación que tenía la chica con Sasuke, no quería que el moreno se enterara de esa forma de la enfermedad de su hermano mayor. La leucemia que padecía el moreno casi extinguía su vida, tenía pocos meses de vida, y si no lograba que la chica lo aceptara en su ensayo, no tendría una sola oportunidad de vivir.

− Una razón – Se dijo a sí misma.

Necesitaba solo una razón, una sola, que convenciera a la chica de aceptar su paciente, pero su cerebro estaba prácticamente seco, y no se le ocurría una sola razón válida para que la chica aceptara, al menos no medicamente.

Entonces podía apelar a su lado humano… Si es que la chica tenía alguno.

− Demonios – Dijo levantándose y tomando su bolsa – Shizune, cancela mis citas, reubícalas con Ino y Sakura.

La morena no tuvo ni tiempo de preguntar algo cuando la mujer ya había desaparecido por la puerta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

La pluma cayó del escritorio con un ruido sordo, y unos papeles que no tenían relevancia le siguieron segundos después, no le importaba, no en ese momento, que solo quería continuar con lo que estaba haciendo.

Escucho un leve gemido cerca de su oreja, y se aferró a la espalda femenina al tiempo que por fin se deshacía de la estorbosa camisa, que se quedó estancada entre los brazos. Estuvo tentado a romperla, pero sabía que ella se enojaría. Succiono su cuello, escuchando una queja, mientras alzaba su sostén y bajaba hasta morder sus pechos, sintiendo como le clavaba las uñas en la espalda.

En otros momentos disfrutaría de eso, de ese momento de placer que muchas veces tuvo que pagar para no desestabilizar el nombre de su empresa, aunque no pudo evitar preguntarse si lo que hacía no era similar.

La jalo hasta dejarla en la orilla de su escritorio y alzó su falda mientras el de desabrochaba su pantalón, solo lo suficiente para sacar su pene erecto, y colocar el condón con rapidez.

Le penetro de golpe, escuchando su nombre en un gemido, y sintiendo el tacón de sus zapatos clavarse en sus muslos al rodear sus piernas. Gruño, el dolor era también parte del placer.

La sujeto de la cintura, entrando y saliendo de ella con rapidez y más fuerza de la necesaria, mordiendo su hombro ligeramente, sonriendo para sus adentros, preguntándose internamente si al Uchiha no le molestarían esas marcas. Después de todo, solo era sexo.

− Gaara.

La voz rasposa de la chica lo trajo a la realidad, y se movió con más rapidez, haciéndola recargar su cabeza en su hombro, mordió su hombro y continuo moviéndose con fuerza, con movimientos cada vez más erráticos, mientras se consumía por el propio placer de la estrechez que esa chica le brindaba, de ese delicioso calor que envolvía su miembro y que poco a poco lo llevaba hacía la locura.

Escuchó su gritó, y como se relajaba un poco entre sus brazos, él no le dio descanso, moviéndose aun contra ella hasta que llegó a su propia liberación, recargándose parcialmente sobre el escritorio mientras recuperaba fuerzas.

− Pudiste esperar hasta la noche – Escuchó el reproche de la chica sobre su cuello.

El pelirrojo salió de ella escuchando su quejido, tomando el condón y tirándolo a la basura luego de cerrarlo.

− Tú fuiste la que vino a mi oficina – Le recordó acomodando su pantalón.

La castaña se bajó del escritorio, acomodando su propia ropa también.

− Necesitaba la autorización – Dijo levemente sonrojada – Y te eh dicho que no me muerdas.

El pelirrojo se encogió de hombros recogiendo las cosas del piso.

− Saratobi no te dirá nada – Dijo levantando los papeles.

La castaña lo miró frunciendo el ceño.

− Da igual – Dijo dando un suspiro, terminando de ponerse la camisa – Debo regresar al laboratorio.

Gaara caminó hasta ella con una carpeta en la mano.

− Solo por tres meses – Le aclaró – Sí en ese tiempo hay novedades se puede extender, si no, deberá regresar.

La chica asintió, tomando la carpeta, comenzando a hojearla un poco.

− Creo que será suficiente – Dijo caminando a la puerta.

Gaara la siguió con paso lento, deslizando la mano por la cadera cuando le abrió la puerta, provocando un leve sonrojo en la chica.

− Señor Sabaku – Escuchó la voz de Shijima apenas salir de la puerta – Su hermana me pidió que le informara que hay junta del concejo a las 4.

Gaara evitó gruñir mirando su reloj, y a la castaña que trataba de eludir a la chica de gafas.

− Te llevare al laboratorio – Dijo el pelirrojo tomando a la chica del brazo – ¿Tienes las bitácoras en orden?

La chica asintió.

Shijima se quedó con la mirada fija en el pelirrojo, apretando la carpeta sobre su pecho con más fuerza de la necesaria.

− No tiene caso – Susurró para sí misma – Huele a lavanda.

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Sasuke miró la puerta blanca, dudando en entrar o no. Sabía que tenía que hacerlo, todos los días lo hacía, pero siempre buscaba algo que pospusiera ese momento lo más posible, así fuera incluso, la taza de café que ahora estaba en su mano, y que estaba a punto de enfriarse por que no la bebía.

− Joder – Murmuró.

De todas las opciones que se planteó cuando inyecto esa solución en el cuerpo de la chica Hyuga, esa reacción fue sin duda la menos esperada, la menos planeada, y la que nunca había contemplado.

Y ahora debía adaptarse a lo que había provocado.

O controlarlo.

Dio otro sorbo a su café casi frio, mirando aun fijamente la puerta blanca, la que en unos minutos más, tendría que abrir, para enfrentar lo que él mismo había provocado.

Dejó la taza ya vacía sobre la mesa, y tomó su celular, viendo de reojo la puerta. Necesitaba ayuda para controlar esa situación, le gustara o no.

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Saratobi Mirai era una chica sencilla, alguien que quería ser investigadora en algún futuro cercano, y era debido a eso, que con el permiso de sus padres, a sus 16 años, había conseguido su puesto como asistente en los laboratorios de la empresa Sabaku.

Su jefa era una de las hematólogas más reconocidas a nivel nacional, y creía que muy pronto, tal vez también a nivel internacional. Una chica de cabello castaño un tanto ondulado, que la trataba con respeto y que le ayudaba a estudiar, que le enseñaba todo lo que ella pudiera necesitar para cuando presentara su examen de admisión a la universidad. Era su meta convertirse en alguien como ella, pero…

− ¡Pídemelo primero! – Gritó la castaña lanzando un libro.

El pelirrojo esquivó el libro, cubriéndose parcialmente con la puerta.

Mirai miró la situación algo extrañada, y preocupada. Sabaku no Gaara, era su jefe después de todo. Era el jefe de las dos…

− Cálmate – Dijo el pelirrojo con voz calmada – Será solo temporal.

Otro libro voló en dirección al pelirrojo, que apenas lo logró esquivar. Mirai suplicó internamente, que no fuera uno de los libros que tanto trabajó le había costado encontrar.

Vio al pelirrojo ingresar de nuevo a la oficina, y la calma reinó por unos segundos, la morena aun desconfiada, miraba hacía la puerta, esperando que el pelirrojo saliera volando, pero para su alivio, no fue así.

− ¿Esta Hime-San?

Mirai casi gritó al escuchar la voz frente a ella, y giró su mirada sorprendida, hacía la mujer rubia que estaba frente a ella. Estaba tan distraída viendo si su jefe seguía con vida, que se olvidó de todo su entorno.

− Eh… − Dijo dudosa, viendo la puerta de la oficina cerrada – Está en una reunión – Exclamó lo más profesional que pudo.

− La esperaré – Dijo la rubia, sentándose sin pedir permiso.

Mirai la miró sin saber qué hacer, y esperando (suplicando), que su jefa no volviera a lanzarle libros al dueño del laboratorio.

Al cabo de pocos minutos, la puerta se abrió, dejando ver al pelirrojo con unas carpetas bajó el brazo, acompañado de una castaña que se veía de mal humor.

− Como esto ponga en peligro el…

− No lo hará – La interrumpió el pelirrojo – Es solo para… ¿Tsunade-Sama?

La vista de los tres se quedó fija en la mujer rubia que se levantaba y caminaba hacia ellos con calma. Yosei miró de reojo a Mirai, que se veía bastante nerviosa, no pudo evitar suspirar, tocando con su mano la espalda de Gaara.

− Avísame como salió todo – Dijo dando una palmada en el hombro del pelirrojo.

Gaara interpretó eso como una forma discreta de decirle que se fuera, así que solo asintió, haciendo una reverencia hacía Tsunade antes de salir de la oficina, no sin antes pedirle una disculpa a Mirai por todo el alboroto causado.

− ¿Puedes traernos un café por favor? – Dijo la castaña haciendo un gesto con la mano a Tsunade para que entrara a la oficina.

− Negro sin azúcar – Dijo la rubia antes de entrar.

Mirai asintió con rapidez, mirando a su jefa entrar a la oficina con paso lento.

Tsunade se sentó, con su carpeta sobre la mesa, mirando a la chica con calma. Mirai ingresó a la oficina segundos después, dejando los dos cafés sobre el escritorio, ninguna de las dos mujeres dijo nada por unos segundos.

− Sabe por qué estoy aquí – Dijo Tsunade mirando a la chica a los ojos.

La castaña suspiró.

− Ya sabe mi respuesta – Dijo con calma.

Tsunade apretó su taza de café dando un sorbo bastante largo.

− ¿Tiene hermanos?

La preguntó tomó desprevenida a la castaña, que asintió levemente con la cabeza.

− Tengo dos – Dijo con voz calmada, omitiendo decir que tenían meses sin hablarse.

− Este paciente también – Dijo Tsunade – Tiene un hermano menor con el que no tiene una buena relación, y que…

Yosei hizo un gesto con la mano para que Tsunade dejará de hablar.

− Lo sé – Dijo mirando a la rubia, que se asustó al pensar que sabía quién era el paciente – Todos tenemos familia – Continuo, para alivio de la rubia – Y sé que esta persona debe ser especial si insiste tanto – Dijo mirando su café – Pero necesito que entienda también, si el muere durante el ensayo, todo él trabajo, toda esperanza para el grupo, o personas que aún tienen oportunidad de curarse, simplemente dejará de existir.

Tsunade miró su taza también.

− ¿No puede hacer una excepción? – Dijo casi como suplica.

La castaña tomó el expediente que había llevado la rubia, mirando atentamente página por página, frunciendo el ceño conforme avanzaba.

− El ensayo probablemente será aprobada hasta dentro de tres o cuatro meses – Dijo devolviendo el expediente – Tenemos varias subdivisiones, así que agregaremos una al caso específico de su paciente, no puedo adelantar el proceso – Explicó al ver a la rubia a punto de hablar – Sí su "paciente X", sobrevive hasta entonces, será aceptado en el ensayo clínico.

Tsunade asintió despacio. Era más de lo que había pensado lograr.

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Entró con paso lento a la sala de juntas, con todas las miradas fijas en él, aunque no le dio importancia. Él era el jefe después de todo.

− Llegas tarde – Le recriminó Temari cuando se sentó.

El pelirrojo solo asintió, dejando las carpetas que llevaba al lado de la mesa, mientras tomaba la que estaba frente a él.

− Tuve asuntos que atender.

Rasa miró al pelirrojo con molestia, así como al resto de la mesa directiva de la empresa. Había sido un duro golpe para su ego ver a su hijo menor ser convertido en el presidente de la empresa familiar.

− Comentábamos el extraño aumento del presupuesto a la farmacéutica – Dijo el hombre midiendo la reacción de su hijo.

− Lo supuse – Dijo el pelirrojo pasando las carpetas que traía a sus compañeros de mesa – Y lo que les entrego, son los balances de la farmacéutica, creo que será evidente la razón por la que el presupuesto se aumentó, ya que las ganancias lo hicieron también.

Kankuro vio el reporte fijamente.

− ¿No crees que es muy arriesgado? – Dijo viendo a su hermano menor – Ya sabes, las empresas Uchiha esperan una alianza.

Gaara miró a todos fijamente por unos segundos.

− Rechazaré la oferta de Madara – Dijo pasando otras carpetas – Si nos aliamos a esa empresa, nos hundiremos junto con ellos, no solo monetariamente, si no también públicamente.

Rasa no tomo la carpeta, mirando fijamente al pelirrojo.

− Uchiha Madara nos ha ayudado en incontables veces – Casi espetó con odio – No creo…

− Las empresas Uchiha pasan por un mal momento – Le interrumpió el pelirrojo – Si solo fuera económico, no tendríamos problema, hay subdivisiones que nos ayudarían a salir adelante – Explicó señalando la carpeta del laboratorio – Pero la imagen pública de Uchiha Madara, es algo que ni siquiera su sobrino puede contrarrestar, eso nos arrastraría al fango con ellos.

Los miembros de la directiva hojearon la carpeta.

− Concuerdo con el joven Gaara – Dijo la anciana Chiyo – Además, ya cuentan con el apoyo de la empresa Haruno.

Rasa apretó los dientes.

− No se trata solo de eso – Espetó – Es ayudar a los amigos, si nosotros estuviéramos en problemas…

− Madara nos hundiría para comprar la empresa a un precio menor – Dijo Gaara interrumpiéndolo de nuevo – Pero si tu insistencia es porque ya habías llegado a un acuerdo externo con él, te pido que nos lo informes de una vez, para evitar la situación de la manera más democráticamente posible.

El hombre apretó los puños sobre la mesa.

− Si tienes tanto interés en eso – Dijo con burla – ¿Por qué no le dices a toda la directiva cuál es tu relación con la química Hime?

Gaara frunció levemente el ceño, viendo como todas las miradas se lo miraban fijamente de nuevo.

− Es mi novia – Dijo con simpleza – Y es Hematóloga, no química.

Rasa torció una sonrisa.

− ¿No será esa la razón del apoyo a la farmacéutica? – Dijo con burla – Creo que no debes olvidar lo que pasó con Matsuri.

Gaara lo miró por unos segundos.

− A diferencia de ti, soy lo suficientemente profesional para manejar las cuestiones personales – Dijo señalando la carpeta que su padre no había abierto – El aumento del presupuesto, es solo proporcional al aumento de ganancias – Se escuchó el pasar de las hojas en la sala, pero ni él ni si padre habían apartado la vista uno del otro – Además – Dijo con calma – Te recuerdo que lo que paso con Matsuri y su familia, fue provocado por que tú les confirmaste un matrimonio sin consultarlo conmigo.

Rasa azotó su puño sobre la mesa.

− Si hubieras aceptado sin poner tantos pretextos…

− ¡Ya basta! – Se escuchó la voz firme de Reto calló a los presentes – Rasa, no necesito recordarte que tu presencia aquí se debe a la insistencia de tus hijos mayores – Dijo el anciano con molestia – Nosotros confiamos plenamente en el joven Gaara, y respaldamos su decisión.

Rasa apretó los dientes, haciendo a los demás escuchar el rechinido de estos.

− Además – Dijo Chiyo con una sonrisa – Esa chica es muy bella.

Temari vio fijamente a su hermano, sorprendida de que hubiese admitido una relación ante toda la directiva, y aun más que esa "novia", fuera la chica que siempre estaba al lado de Uchiha Sasuke. El menor de los Uchihas, de la empresa que su hermano se negó a salvar.

Algo no estaba bien, y se prometió a si misma averiguarlo.

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Itachi miró la carpeta una vez más, analizando la información.

− Sé que quiere ayudarme – Dijo viendo a Tsunade – Pero yo…

La rubia suspiró, mirando la fotografía tras el moreno. En ella todavía era un niño que abrazaba a su hermano menor, era una pena todo lo que había pasado entre ellos.

− Solo piénsalo – Dijo entregando la carpeta – Solo son tres o cuatro meses los que debes esforzarte, y no es por alabar a Hime, pero te aseguro, que es una de las mejores hematólogas, su ensayo va seguro a funcionar.

Itachi tomó la carpeta.

Tres o cuatro meses con el doble de quimioterapia al que había sido sometido. Sintió un escalofrió de solo pensarlo. Su cabello, que apenas había logrado sobrevivir, los mareos, las náuseas, el dolor…

− Lo pensaré – Dijo tomando la carpeta – Le diré mi decisión mañana.

Tsunade asintió, levantándose del escritorio con calma.

− Creo que te ayudaría a reencontrarte con tu hermano – Dijo la rubia caminando a la puerta – Él ya perdió tus padres, no creo que le siente bien perder a su hermano luego de años de no hablarse.

Itachi soltó un suspiro cuando la mujer salió, mirando de reojo la carpeta.

No sabía cómo enfrentar sus emociones, no podía solo hablar con su hermano y decirle que lo perdonara, sobre todo cuando sentía que era Sasuke el que debía disculparse, no él.

Hojeo la carpeta, pensando en su hermano, y en como retomar su relación con él. Si ese era el caso…

Tal vez, solo tal vez, aún tenía una posibilidad de vida.

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"− ¡Es tan triste!

Sasuke estuvo tentado a darle un golpe a la niña a su lado, de no ser por qué sabía que el padre de esta estaba cerca.

No es para tanto.

La niña lloró con más fuerza.

¡Ellos lo amaban! ¡Y él los destrozo!

Sasuke miró a la niña con duda.

¿Ellos?

La niña asintió con fuerza.

¡Lo escuchaste! – Dijo señalando la pantalla donde salían las letras de los créditos de la película – Él dijo que tenía tanto amor, como odio en su corazón – La niña abrazó su pecho – Pero su creador no pudo amarlo de igual manera – Sasuke iba a decir que estaba exagerando cuando la niña señalo la pantalla de nuevo – ¡Y ella! ¡Lo amó tanto y aun así…! ¡¿Por qué le hizo eso?!

La niña comenzó a llorar una vez más, dejando a Sasuke más confundido que antes.

¿Qué pasa? – Preguntó un hombre rubio entrando por la puerta.

¡Todos se murieron papá! – Gritó la niña llorando – ¡Hasta el perro!

Sasuke la miró irritado.

No había ningún perro – Señaló molesto – Además, si él dijo que lo odiaba por crearlo, ¿Porque lo amaba? No tiene lógica.

El hombre rio revolviéndole el cabello a Sasuke.

Él le dio la vida – Le explicó – En cierto modo, él lo amaba por eso, pero también lo odiaba, por no intentar comprenderlo. Las relaciones entre padres e hijos suelen ser complicadas.

La castaña asintió señalando a su papá.

El me hace cosquillas – Dijo acusatoriamente.

El hombre rio al ver la cara confundida de Sasuke.

¿Entonces también le hago a Sasuke-Chan?

El niño estaba preparado para escapar, cuando vio a la castaña saltar sobre su padre en un gesto de posesión.

¡No! ¡Eres mío!

El rubio rio, abrazando a su hija y haciéndole cosquillas. Sasuke solo desvió la mirada con un leve dolor en el pecho, extrañando más que nunca a su madre."

Despertó al escuchar el ruido en el cuarto de al lado. Suspiró, no podía llamarle cuarto de al lado cuando dormía sobre un sofá mullido de la sala improvisada del laboratorio. Después de unos segundos, miró la puerta blanca a la que tanto huía desde hacía casi una semana, en la que no había asimilado del todo lo que había hecho.

"− Él dijo que tenía tanto odio como amor en su corazón."

El moreno bufó al recordar su sueño, sabiendo que tendría que afrontar lo que había hecho, y esperar que la Hyuga, también tuviera amor en su corazón, lo suficiente, como para perdonarlo algún día.

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− ¡Hola cuñada!

La castaña casi escupe el café al escuchar a la rubia hablarle de esa forma, aún más, viendo que se había sentado con ellos en la mesa del comedor.

Abúrame Shino, e Inozuka Kiba, la vieron con extrañeza.

− Buenos días Sabaku-San – Dijeron los tres al mismo tiempo.

Temari hizo un movimiento con su mano.

− No sean tan formales conmigo – Dijo sonriendo – ¿Cómo va todo?

El silencio reino entre ellos por unos segundos, extrañados de tener ahí a la rubia, y a la vez sintiéndose incomodos, era como ser observado intensamente al realizar su trabajo, como si los estuvieran vigilando.

− Me disculpo – Dijo Shino levantándose – Debó alistar las cosas para el viaje.

− Te acompaño – Dijo Kiba con rapidez.

La castaña pensó en estrangularlos al ver que la habían dejado sola.

− Así que ¿Eres la novia de Gaara?

La castaña asintió, tomando un sorbo de café.

− Es reciente – Dijo comiendo una galleta.

Temari la miró fijamente.

− ¿En que trabajas ahora?

La castaña tomó un sorbo de café antes de comer otra galleta.

− En estudio clínico – Dijo con simpleza.

Temari asintió con calma.

− ¿Por qué no cenas con la familia esta noche? – Dijo con una sonrisa.

La castaña tomo otro sorbo de café, rogando por que no se acabara en lo que la rubia estaba en la mesa.

− No puedo, estaré ocupada.

Temari hizo un gesto con la mano.

− Gaara es el jefe, no creo que le importe si te escapas.

La chica comió otra galleta.

− El estudio es más complicado que probetas – Aclaró la chica – Trabajamos con personas y sobre tiempo, debó ir a recoger unas muestras para continuar con el trabajo.

La rubia frunció el ceño. No había entendido del todo.

− Eso es un no ¿Cierto?

La castaña asintió, tomando otro sorbo de café. Temari asintió, despidiéndose con la mano mientras salía del comedor. La chica casi dio un suspiro de alivio. Gaara y sus malditas ideas de que las cosas se pondrían más fáciles, con lo que había visto con su hermana, era obvio que eso no sería así.

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Miró el reloj una vez más.

Estuvo todo el día distraído, pensando, analizando, queriendo escapar también.

− Llegas tarde – Dijo apenas la vio entrar.

La chica frunció el ceño.

− Ya sabes la brillante idea de Gaara – Dijo con algo de molestia – No necesito a su hermana yendo a la mesa directiva para hacer que me despidan.

Sasuke rodó los ojos.

− No te despedirán – Dijo caminando, haciendo que la chica lo siguiera – ¿Recuerdas a Hyuga Hinata? – Le dijo cuando llegaron a la sala improvisada.

La chica frunció el ceño.

− Fue la que te salvó el día de los esclavos cuando estábamos en secundaria ¿No? – Sasuke asintió con calma – Si, leí hace unas semanas que se había suicidado.

El moreno asintió con calma.

− De hecho no se suicidó – Dijo con calma – Tsunade lo sospechó, pero antes de poder probarlo su padre pidió que la cremaran.

La chica hizo una exclamación ahogada.

− ¿Crees que su padre…?

El moreno se encogió de hombros.

− Realmente no lo sé – Dijo mirando la mesa – Cuando vi el cuerpo, noté golpes por su espalda y piernas, su quijada estaba rota y varios dientes astillados… No sé suicidó.

La castaña frunció el ceño.

− ¿Por qué me dices todo esto?

El moreno miró la puerta blanca.

− Para que tengas la mente abierta, y comprendas un poco de por qué la elegí a ella.

La duda se incrementó en la mirada de la chica, que siguió a Sasuke hasta la puerta blanca, donde la abrió con un ruido sordo.

La visión que tuvo casi la hizo dar un grito, tropezando hacía afuera de su habitación, viendo a Sasuke. Negó con la cabeza y comenzó a correr hacía la salida, siendo detenida por el empujón que le dio el moreno, haciendo que se golpeara en la pared, quedando inconsciente en el proceso.

− Demonios – Masculló el moreno revisando a la castaña.

Suspiro de alivio al ver que solo había quedado inconsciente por el golpe, y la cargo, recostándola en el sillón.

− ¿Qué paso?

Sasuke miró a Hinata en la puerta, apoyada en la pared, ya que sus piernas aun le fallaban.

Cuando inyectó su fórmula que creía imperfecta, esperaba que la chica solo volviera unas horas, y le dijera quien la había asesinado. Pero en cambio, tuvo una paciente que asimiló la formula a la perfección. Consciente en todo sentido, funcional, que solo tenía una perdida especifica de memoria.

Un ser vivo, un ser humano, vivo, consciente, y a pesar de la bata improvisada de hospital, muy bella. Lo único que había cambiado, eran sus ojos, de un tono lavanda claro.

− Es tu prima – Le mintió, dejando a la chica en el sillón – Creo que no le informaron de todo.

Hinata asintió, ya que la versión que había escuchado, era que estaba en protección a testigos.

− ¿Cómo se llama?

Sasuke caminó hacía Hinata, cargándola hasta la cama de la habitación, y dejándola sobre esta con suavidad.

− Yosei – Dijo con simpleza – Descansa otro poco, dejaré que se recupere del susto.

La chica asintió, dándole una sonrisa cálida que solo sirvió para hacerlo sentir peor. Porque a pesar de todo, esa chica transmitía un sentimiento de calidez, de paz. Ella sonreía cada que él le llevaba la comida, cuando la ayudaba a pasar al baño para bañarse, cuando pasaba a verla platicaba con él de cosas triviales mientras le daba una sonrisa.

¿Le seguiría sonriendo cuando supiera que ella solo fue un experimento?

Suspiró, y con ese pensamiento, cerró la puerta blanca de nuevo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

− Rechazó mi oferta de venir a cenar.

Gaara miró a su hermana frunciendo un poco el ceño. La rubia había decidido soltar esa frase a mitad de la cena familiar, pero con su mirada fija en él.

− ¿Quién? – Preguntó pensando en el heredero Nara.

− ¿Cómo que quien? – Dijo molesta – Tú novia.

El pelirrojo suspiró, mirando su plato casi lleno. Había perdido el apetito por completo al imaginarse a su hermana hostigando a la castaña, y las cosas que esta pudiera lanzarle cuando la fuera a visitar.

− No la estés molestando – Dijo levantándose de la mesa – Su trabajo es más complicado que el tuyo.

Temari bufó al verlo marchar.

El pelirrojo subió las escaleras con paso lento, deteniéndose en la habitación contigua a la suya, tocando levemente antes de entrar.

− ¡Que sorpresa!

El pelirrojo rodó los ojos con una ligera sonrisa.

− Vengo todos los días – Le recordó – Pero supongo que Temari ya hablo contigo.

El hombre le sonrió.

− De hecho fue tu padre – Dijo encogiéndose de hombros, omitiendo decirle el resto de la conversación mientras veía el suero al lado de su cama – Me dijo que tenías una novia.

El pelirrojo asintió con calma.

− Te la presentaré en estos días – Comentó con calma.

Hizo una nota mental de pedirle a Saratobi que alejara todas las cosas que fueran arrojables de la oficina de la castaña, que no había tomado tan bien la noticia de que debía presentarla como su novia al menos por un tiempo. Al final había puesto sus condiciones para aceptar, como buena negociadora.

"Saldrás con ella en cuanto él mejore".

Recordó las palabras de la chica, mirando al hombre frente a él una vez más.

− ¿Cómo te has sentido?

El hombre le dio una sonrisa cálida.

− Hay días malos, días buenos, y días muy malos – Dijo viendo los frascos de medicina al lado de su buró – Hoy sin embargo, fue un día bueno.

Gaara asintió, sentándose en la cama.

− Verás que pronto vas a mejorar.

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Sasuke le pasó una taza de té a la chica, sentándose en la silla frente a ella.

La chica veía la taza, aun con la bolsa de hielo sobre su cabeza.

− Ya te tranquilizaste.

La chica asintió con calma, con cuidado de no tirar la bolsa de hielo.

− ¿Usaste la fórmula que te di?

El moreno apretó su propia taza.

− Si.

El tensó silencio se hizo entre ellos una vez más en esa noche.

− ¿Qué pretendes con todo esto? – Dijo de pronto, quitando la bolsa de su cabeza – Sé que no lo hiciste como tu buena acción del año.

Sasuke suspiró mirando su taza.

− Itachi se muere – Habló con voz monótona – Simplemente… quiero salvarlo.

La vio suspirar, llevándose un hielo a la boca y masticarlo con fuerza, posiblemente en un intento de tranquilizarce.

− ¿Qué tan funcional es? – Preguntó con aparente calma.

Sasuke miró la puerta aun cerrada.

− Más de lo esperado – Admitió – Tiene recuerdos vagos de su vida pero no de su familia o nombre, su dicción es normal, su pensamiento coherente, sus extremidades no tienen problemas salvo que aún están un poco entumecidas y su corazón bombea sangre… Lo único que no he podido resolver, es que hacer con ella.

La castaña mastico otro hielo. Solo a él se le ocurría revivir a la heredera de la familia Hyuga sin tomar en cuenta las cosas a futuro.

− Sin mencionar como explicarle a la familia que a lo que le lloran… ¿A que le lloran por cierto? – La chica negó con la cabeza – No, prefiero no saber.

El moreno no dijo nada.

− Quiero salvar a Itachi – Dijo con calma, queriendo llevar un tema a la vez.

− Aunque repitas el procedimiento… − Comenzó la castaña

− Lo sé – La interrumpió – Lo que tengo, es una formula, que regenera las células del cuerpo…

La chica tardó unos segundos en asimilar la información, dejando caer la taza, sujetándose la cabeza con sus manos, entendiendo, lo que el moreno le pedía.

− Perdería mi trabajo, rompería mi código de ética – Dijo para sí misma – Gaara me vetaría, no, todos los hospitales me vetarían, iría a la cárcel… − Sasuke la sacó de su monologo tomando sus manos. No había notado en qué momento se acercó a ella – Yo no…

− Yo ya no tengo a nadie más – Le suplicó – Y sé que lo entiendes, sé que pasaste por algo peor cuando tu padre… − Suspiró mirando fijamente a la chica – Así que te lo suplico, te daré lo que quieras, pero por favor – Tomo las mejillas entre sus manos para verla a los ojos – Salva a mi hermano.

La chica solo se le quedó viendo fijamente, sin emitir sonido alguno.


Y fin, por ahora.

Perdón una vez más por la tardanza, eh estado vuelta loca con el trabajo y las clases, y debo dormir de ver en cuando jeje.

Aun así, gracias por leerme de nuevo.

Sobre la historia, en estos capítulos, pongo a Yosei como la protagonista femenina por ponerlo de una forma. Es en los que se van marcando todos los lazos y misterios en tono al fic. Por el momento, la participación de Hinata queda un poco secundaria, conforme avance el fic y se vaya desarrollando la trama, los papeles se van a invertir, tomando Hinata el protagonismo.

También, quería poner a la chica como un personaje fuerte, pero también frágil en cierta forma. Es un personaje con el que todos podemos identificar a una amiga, o a nosotros mismos. Alguien que va a salir lastimada, y por lo tanto, va a lastimar sin querer. Como todo ser humano.

También siento que el sexo, sobre todo si eres mujer, se toma como un tema Tabú, como si no pudieras sentir necesidades o ganas, igual que los hombres (he tenido grandes discusiones debido a eso), y quería mostrar un personaje, que si bien no sale con cualquiera, no tiene reparos en llevar una vida sexual activa. Como se da a entender en la parte de la oficina de Gaara, tanto él como Sasuke lo toman el sexo como es, solo sexo. Sin lazos ni emociones, cosa que la sociedad también tiende a marcar de forma negativa.

Aclaro, Gaara no está enamorado de ella, y si la convirtió en su novia es por imagen pública y para lidiar con su padre.

Sasuke tiene un conflicto interno, ya que Hinata es "demasiado buena", mientras él se ve a sí mismo como un científico loco que experimento con ella. De ahí que la participación de Hinata comience poco a poco a ser más fuerte en el fic, y los conflictos que él tiene se vuelvan cada vez más fuertes.

Si tienen alguna duda, no duden en preguntar, puede que tarde mucho, pero les aseguro que voy a contestar.

Sin más por el momento, un agradecimiento a todos los que dejaron su comentario. Gracias de verdad, eso me anima a seguir escribiendo en los pocos ratos que tengo.

Juds fuera.